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Procedimiento : 2006/2009(INI)
Ciclo de vida en sesión
Ciclo relativo al documento : A6-0254/2006

Textos presentados :

A6-0254/2006

Debates :

PV 27/09/2006 - 12
CRE 27/09/2006 - 12

Votaciones :

PV 28/09/2006 - 7.8
Explicaciones de voto

Textos aprobados :

P6_TA(2006)0389

Acta literal de los debates
Miércoles 27 de septiembre de 2006 - Estrasburgo Edición DO

12. Perspectivas de las mujeres en el comercio internacional (debate)
Acta
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  La Presidenta. El siguiente punto del orden del día es el informe (A6-0254/2006) de la señora Breyer, en nombre de la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género, sobre las perspectivas de las mujeres en el comercio internacional (2006/2009(INI)).

 
  
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  Anna Záborská (PPE-DE).(FR) Señora Presidenta, me permito plantear una cuestión de observancia del Reglamento al comienzo del debate sobre el informe de la señora Breyer. Mi observación se refiere a la traducción a las distintas lenguas oficiales de la Unión Europea de la propuesta de resolución sobre las mujeres en el comercio internacional. En efecto, he trabajado con las versiones eslovaca, inglesa, alemana y francesa y algunos apartados están traducidos de un modo totalmente diferente. Me gustaría que el servicio de sesión pudiese comprobar efectivamente la calidad de las traducciones.

 
  
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  La Presidenta. Muchas gracias, se trata de un comentario muy importante. Nuestros servicios comprobarán que todo esté en orden.

 
  
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  Hiltrud Breyer (Verts/ALE), ponente. – (DE) Señora Presidenta, no puedo sino apoyar este cuestión sobre la observancia del Reglamento, ya que existen diferencias considerables entre una versión y otra.

Señor Comisario, Señorías, aunque me habría gustado que el Comisario encargado de la política comercial estuviera presente en este debate, ya que el tema de este le compete en gran parte, espero que esta no sea la última vez que se debata esta cuestión en esta Cámara.

La globalización y la liberalización del comercio mundial no son neutrales en cuestión de género, y por ello me complace poder presentar este informe de propia iniciativa sobre «las perspectivas de las mujeres en el comercio internacional» en nombre de la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género.

La relación entre género y comercio es un tema nuevo, no solo para las mujeres, sino también para los Gobiernos y los responsables de la política comercial, y también para los miembros de esta Cámara, por lo que ha llegado el momento de abordarlo y de debatir la influencia que tiene el comercio mundial sobre la política de igualdad de oportunidades y viceversa. En el informe, sus Señorías encontrarán muchas propuestas de orden práctico para acabar con la ceguera del comercio internacional en materia de género, y me gustaría hacer hincapié en que la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género lo adoptó por unanimidad. En él se destaca que el objetivo de la política europea de igualdad y las metas del comercio, la política de desarrollo y los programas de ayuda deben ser coherentes si deseamos promover la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres.

Un 70 % de los pobres del mundo son mujeres; su sexo implica que no tienen las mismas oportunidades de adquirir bienes o tierras o recibir una educación y que sufren muy diversos tipos de discriminaciones en el mercado de trabajo, y la liberalización del mercado y la ampliación de las relaciones comerciales a escala internacional que no tienen en cuenta suficientemente la discriminación de las mujeres no pueden sino empeorar su situación. La globalización ha supuesto, para las mujeres con un buen nivel educativo, nuevas oportunidades profesionales, pero la liberalización del mercado ha empeorado aún más las condiciones de vida de las mujeres más pobres. Los microcréditos y la ayuda al desarrollo no serán más que una gota en el océano si no comenzamos a introducir cambios fundamentales en estas estructuras económicas mundiales. En el marco de la política comercial, la UE representa los intereses de los Estados miembros en muchos niveles y negocia acuerdos, por ejemplo, en el marco de las negociaciones dentro de la OMC. Aunque en el pasado ha jalonado el camino hacia la igualdad de oportunidades en Europa, existe un enorme abismo cuando se trata de aplicar este principio a la política comercial a escala mundial.

La Comisión de Derechos de la Mujer no está dispuesta a seguir tolerando este silencio. Como primer paso exigimos la integración de las cuestiones de género en la política comercial internacional mediante mecanismos explícitos de seguimiento y evaluación, pudiendo estos últimos llevar a cabo una clasificación de los Estados miembros en función de la promoción que llevan a cabo de la igualdad de género en el mercado laboral.

Para que el objetivo de la igualdad no quede despojado de sentido debería crearse un departamento de igualdad de género y comercio dentro de la Comisión, una de cuyas funciones sería la presentación de datos estadísticos desglosados por géneros. Pedimos a la Comisión que presente un informe anual sobre los avances logrados en materia de igualdad en el comercio internacional y que cree un fondo para ayudar a las mujeres a acceder a créditos y a la educación. Los políticos sin dinero no son más que poetas, y como una política comercial responsable solo puede llevarse a cabo mediante flujos transparentes de recursos, pedimos la introducción de un presupuesto para asuntos de género, es decir, una política presupuestaria que se tome en serio la justicia entre los géneros, cosa que consideramos indispensable en todos los niveles de la política comercial. La Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género tiene la intención de organizar una audiencia sobre este tema la semana que viene.

La intención es que la UE se convierta en un modelo de igualdad en la política comercial internacional, como ya lo ha hecho para la igualdad de oportunidades para las mujeres en Europa, y que la Comisión desempeñe un papel activo en la lucha contra la discriminación contra la mujer, lo que implicaría velar por que las empresas europeas que tienen centros de producción fuera de la Unión y las que se beneficien de los programas de acceso al mercado de la UE no intervengan en la inhumana explotación de las mujeres. Asimismo es de suma importancia que la UE realice un análisis de la posición de la mujer antes de celebrar acuerdos comerciales. La UE no debe promover a empresas que empleen mujeres y violen flagrantemente sus derechos.

Sabemos que las organizaciones, empresas y estructuras del comercio internacional están dominadas por hombres. Si queremos que las mujeres se sitúen en pie de igualdad con los hombres en lo referente al acceso al poder y a puestos de responsabilidad, sigue siendo indispensable introducir cuotas, cuotas eficaces que representen algo más que simples palabras y que sirvan para establecer la paridad entre los géneros en las relaciones comerciales internacionales, y por ello me satisface que la Comisión de los Derechos de la Mujer haya asumido una iniciativa puesta en marcha en Noruega, país en el que, a partir de 2006, el 40 % de los votos en los Consejos de Administración de las empresas cotizadas en bolsa deben corresponder a mujeres.

Si esta Cámara adopta la resolución sobre la mujer en el comercio internacional será un gran triunfo y un paso importante hacia la justicia de género. Tendremos que presionar a la Comisión para que haga lo que le pide el Parlamento. Quiero dar las gracias a todas sus Señorías por su positiva actitud con el informe, por su apoyo y sus sugerencias, y espero que podamos lograr un resultado satisfactorio en la votación de mañana.

 
  
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  Joe Borg, miembro de la Comisión. (EN) Señora Presidenta, el Comisario Mandelson lamenta no haber podido asistir a este debate tan importante, pues ha tenido que viajar a los Estados Unidos para asistir a un foro multilateral.

La Comisión Europea acoge favorablemente el informe de la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género. Para la Unión Europea, la finalidad de la gobernanza mundial es permitir un desarrollo que sea sostenible desde una perspectiva social, económica y ambiental. Por ello deseamos promover políticas que ofrezcan respuestas sostenibles a las cuestiones de género, ya sean políticas nacionales respaldadas en algunos casos por la ayuda internacional, políticas comunes como las que constituyen las bases de la Unión Europea o compromisos internacionales.

La liberalización del comercio ha brindado nuevas oportunidades a muchas mujeres en los países en desarrollo al ofrecerles nuevos empleos y, en muchos casos, al reducir las diferencias de género en materia de salarios, lo que ha dado una mayor fuerza y mejorado la posición de la mujer en la sociedad. Sin embargo, los rápidos cambios que experimentan las economías nacionales a raíz de la globalización plantean igualmente a los responsables políticos el reto de aumentar al máximo las ventajas y oportunidades de la globalización y de reducir al mínimo sus costes a corto plazo en determinados sectores.

La Comisión Europea considera que para un crecimiento sostenible de la productividad y para promover la producción eficiente de productos y servicios de alta calidad que generen valor añadido neto se requiere transparencia en las condiciones sociales. Las políticas que atenúan los efectos negativos de una economía en pleno cambio sobre determinados grupos de personas o regiones, buenos servicios sociales a los que todos puedan acceder, diálogo social, el respeto de los derechos sociales fundamentales, como las normas laborales básicas, normas mínimas en materia de condiciones de trabajo y para garantizar la participación de los trabajadores en la gestión de los cambios, todo ello desempeña un papel crucial en el desarrollo.

La Comisión Europea promueve los derechos laborales fundamentales en su política comercial. La OIT incluye entre las normas laborales fundamentales su Convenio nº 100, relativo a la igualdad de remuneración entre la mano de obra masculina y la mano de obra femenina por un trabajo equivalente y su Convenio Nº 111, relativo a la discriminación en materia de empleo y ocupación.

En el marco de la OMC se incluyó una referencia a las normas básicas del trabajo en la Declaración de la primera Conferencia Ministerial de esta organización (celebrada en Singapur en 1996). Desgraciadamente, los Miembros de la OMC no acordaron incluir esta cuestión en la Agenda de Desarrollo de Doha. Sin embargo, la Comisión ha asumido el compromiso de integrar el comercio y el desarrollo social, las normas laborales fundamentales y el compromiso de llevar a cabo un diálogo significativo entre la OMC y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), tanto en la Revisión de la Política Comercial de la UE, como en la revisión de la política comercial de otros países.

La Confederación Internacional de Sindicatos Libres (CISL) elabora informes sobre las normas fundamentales del trabajo antes de cada revisión de la política comercial en el marco de este proceso. Asimismo, la Comisión apoya firmemente la concesión a la OIT de la condición de observador en la OMC. La Comisión Europea persigue igualmente objetivos en materia de desarrollo social en los acuerdos regionales, interregionales y bilaterales. En todos los acuerdos que ha celebrado recientemente reconoce y promueve los derechos sociales como parte del objetivo universal de un trabajo digno para todos.

Por ejemplo, la Comisión dialoga y colabora con países como Chile y Sudáfrica, y en un plano birregional con los países ACP, el Consejo de Cooperación del Golfo, Mercosur y otras regiones. La Comisión Europea sigue considerando que las cuestiones sociales no deben utilizarse con fines proteccionistas, y rechaza cualquier planteamiento basado en sanciones unilaterales. El objetivo consiste en seguir avanzando en el ámbito social con el fin de obtener beneficios para todos.

La CE concede desde 1998, además de las preferencias comerciales contempladas en el Sistema de Preferencias Generalizadas, incentivos especiales a aquellos países en vías de desarrollo que respetan los derechos laborales fundamentales definidos por la OIT y cumplen las normas internacionales reconocidas en materia de gestión forestal. Actualmente, 180 países en vías de desarrollo y territorios dependientes se benefician del SPG. En el marco del nuevo SPG que el Consejo adoptó el 27 de junio, una nueva iniciativa para el desarrollo sostenible ofrece preferencias arancelarias adicionales a los países signatarios de las principales convenciones internacionales de Naciones Unidas y la OIT sobre derechos humanos y laborales, incluyendo los relativos a la igualdad de género, y las aplican correctamente. En total, 15 países han ratificado las convenciones fundamentales y se benefician del nuevo SPG.

En el marco de la Dirección General de Relaciones Exteriores funciona un centro de ayuda para cuestiones de género. Los servicios de este centro de ayuda forman parte de una labor más amplia de creación de capacidad y difusión de conocimientos para promover la igualdad de género y aplicar plenamente la estrategia de integración de estas cuestiones en las políticas generales. Asimismo se ha publicado un juego de instrumentos para prestar asistencia práctica al personal de la Comisión sobre el modo de integrar dichas cuestiones de género.

La CE desarrolla igualmente una estrecha relación con la Organización Internacional del Trabajo sobre cuestiones relacionadas con el comercio con el fin de promover las normas laborales fundamentales a través de la evaluación, la creación de capacidad y su aplicación en los países en vías de desarrollo. La Comisión ha financiado en el período 2005-2006 un proyecto piloto de la OIT destinado a desarrollar indicadores de trabajo digno en los países en vías de desarrollo para examinar la relación entre el trabajo digno y la liberalización del comercio. Se han emprendido estudios concretos en Filipinas y Uganda. Entre los datos recopilados se encuentran estadísticas desglosadas en materia de empleo, salarios y horario de trabajo correspondientes a mujeres y hombres. Estos datos ofrecen una panorámica más diferenciada del trabajo digno que los datos previamente disponibles. La Comisión estudiará la posibilidad de utilizar estos indicadores en sus futuros programas de ayuda a los países en desarrollo para ayudarles a gestionar la adaptación social a la globalización, y presentará un informe al respecto al Parlamento Europeo.

Asimismo, la Comisión Europea examinará la posibilidad de utilizar estos indicadores en el marco de las evaluaciones de impacto en la sostenibilidad del comercio.

 
  
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  Anna Záborská, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (FR) Señora Presidenta, señor Comisario, doy las gracias a nuestra colega, la señora Breyer, por su propuesta de resolución, que fue aprobada por unanimidad en nuestra comisión.

La globalización y la liberalización de la economía no solo hacen gente afortunada. Por eso pregunto por el lugar que ocupan de los más débiles en la sociedad y por los medios disponibles para promover una economía solidaria. Los responsables políticos y económicos deben ser creativos en sus esfuerzos por garantizar la plena realización de los hombres y las mujeres y promover el bien público común sin ingerencias gubernamentales excesivas, que perjudicarían a las economías nacionales.

En los apartados 15 y 26 se menciona la clasificación de los Estados miembros. Esto es provocador. Sin embargo, figura desde 1951 en los convenios de la Organización Internacional del Trabajo firmados por los Estados miembros de la Unión Europea. En los apartados relativos a las relaciones con terceros países se destaca que las mujeres, como agentes económicas, deben ser reconocidas en todas sus actividades de desarrollo personal, familiar y educativo y en todas sus funciones sociales. El reconocimiento del trabajo no remunerado e informal de las mujeres merece mayor atención en las políticas europeas.

Esta resolución nos recuerda también que debemos evitar a toda costa cualquier forma de neocolonialismo occidental, y respetar las culturas de nuestros socios económicos, promoviendo al mismo tiempo la abolición de toda forma de discriminación entre hombres y mujeres. Por esta razón, aliento a mi Grupo a que apoye esta resolución, esperando que, pronto, las declaraciones políticas sobre la igualdad entre hombres y mujeres se reflejen al fin en la vida económica.

 
  
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  Lidia Joanna Geringer de Oedenberg, en nombre del Grupo del PSE. – (PL) Señora Presidenta, debido a los papeles y obligaciones que se asignan tradicionalmente a la mujer y al hombre en algunas sociedades, las mujeres siguen sin poder acceder a la educación y a una buena atención sanitaria. Asimismo se les niegan los medios para mejorar su situación financiera. Las estadísticas confirman estos hechos, pues un 70 % de los seres humanos que viven en la pobreza son mujeres, lo que es un porcentaje muy elevado. A pesar de estas cifras, muchas personas no se dan cuenta de que la desigualdad entre los sexos tiene repercusiones claramente negativas para el desarrollo a largo plazo. Esto se debe a que la desigualdad entre los sexos implica que las mujeres no tengan el mismo acceso a los medios de producción del mercado, y que no formen parte del proceso decisorio en materia social y política. Esta situación tiene consecuencias negativas para el desarrollo a largo plazo.

El comercio internacional puede contribuir a aprovechar el potencial económico de toda la sociedad mediante la participación de las mujeres en el ámbito económico, social y político. A este respecto, la cohesión entre los objetivos de la política europea de igualdad de género y las metas de las políticas de comercio y desarrollo reviste especial importancia. Es indispensable velar porque las mujeres desempeñen su legítimo papel en la economía si deseamos reforzar la posición de la mujer y dejar atrás la discriminación estructural. Para ello, la Comisión Europea no solo debería incluir la igualdad de género en las estrategias de comercio internacional, sino también introducir sistemas transparentes para su seguimiento y control. Mediante el buen ejemplo, que espero se convierta en la norma con el tiempo, la Unión Europea puede demostrar a los terceros países que las mujeres no deben ser tratadas como ciudadanos de segunda clase y deben tener la oportunidad de gozar de pleno acceso al mercado, al crédito y a los bienes de capital.

Además, es importante que las instituciones, tanto de la Unión Europea como de los Estados miembros, incluyan la igualdad de género y los aspectos de esta en los objetivos definidos en el marco de todos los programas comunitarios de financiación. Los Estados miembros deben hacer un esfuerzo para adoptar medidas políticas nacionales que fomenten la igualdad de género y aumenten el empleo entre las mujeres.

La decisión del Gobierno noruego de adoptar una ley que exige una representación femenina del 40 % en los consejos de administración de las sociedades cotizadas en bolsa constituye un ejemplo espléndido que deben emular los Estados miembros. Asimismo, esta cuestión debería regularse a nivel comunitario. Las mujeres deben tener el mismo derecho a participar en la vida económica, sobre todo en las economías más pobres. Entre las medidas que podrían contribuir a ello se encuentran el acceso universal a los denominados «microcréditos», que ayudaría a luchar contra la pobreza entre las mujeres, a promover la autosuficiencia y a elevar su condición social.

Como conclusión, me gustaría recalcar la importancia de que las mujeres cuenten con una representación apropiada en los Gobiernos de los Estados miembros de la Unión Europea y de las organizaciones internacionales. De este modo, las cuestiones y problemas de género que afectan primordialmente a las mujeres se tomarían en consideración en el marco de las negociaciones comerciales a nivel mundial.

Asimismo quiero felicitar sinceramente a la señora Breyer por este documento tan bien elaborado.

 
  
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  Maria Carlshamre, en nombre del Grupo ALDE.(EN) Señora Presidenta, una de las verdades fundamentales de nuestra sociedad es la desigualdad de género. Esta estructura de poder entre los géneros está presente en todos los aspectos de nuestra sociedad y obstaculiza el crecimiento y todo tipo de sostenibilidad.

Casi tres cuartas partes de las personas que viven en la pobreza en el mundo son mujeres, de modo que la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres no es tan solo una cuestión de derechos humanos o una especie de lujo. Cuando todos los demás problemas están resueltos, es crucial para nuestro futuro común.

Este informe de mi colega, la señora Breyer, en nombre de la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Oportunidades es un punto de partida muy positivo para la urgente labor que tenemos ante nosotros en el ámbito de las relaciones comerciales en el mundo. Como se señala en el informe, las mujeres suelen tener más problemas para acceder a la educación, la propiedad, el crédito, otros recursos y factores productivos, así como a los órganos de decisión política, y estas desigualdades limitan la capacidad de las mujeres para aprovechar las ventajas que brinda la liberalización del comercio. Por ejemplo, a un gran número de mujeres en todo el mundo se les niega la oportunidad de mejorar su situación económica y social y, al mismo tiempo, muchas de ellas tienen la responsabilidad adicional de cuidar a sus hijos y su hogar.

La mayoría de los agricultores del mundo son mujeres. Un cambio estructural de la Política Agrícola Común de la UE sería un refuerzo importante para estas mujeres del tercer mundo. Sin embargo, la desigualdad de género no existe únicamente en los países pobres, pues la representación femenina en la política y las empresas también es muy baja en los Estados miembros de la Unión.

A fin de elevar el debate sobre las cuotas a un nuevo nivel tenemos que considerar la posibilidad de que este instrumento pueda emplearse de forma variada y eficaz. En mi opinión, las cuotas únicamente deberían utilizarse cuando se hayan probado todos los demás medios sin éxito.

Al igual que la ponente, acojo con agrado la decisión del Gobierno noruego de imponer por ley una cuota del 40 % para la representación femenina en los consejos de sociedades anónimas. Pero, sobre todo, este informe aborda una serie de cuestiones relacionadas con la desigualdad sistemática y totalmente injusta entre los géneros que afectan a las relaciones comerciales internacionales. Presenta una serie de propuestas muy precisas, que en mi opinión podrían marcar una diferencia en un mundo tan caracterizado por las palabras y las promesas incumplidas. Recomiendo su atenta lectura en la Comisión y el Consejo.

Por último, permítanme tan solo añadir: Praeterea censeo prostitutionem esse delendam.

 
  
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  Eva-Britt Svensson, en nombre del Grupo GUE/NGL. (SV) Quisiera dar sinceramente las gracias a la señora Breyer por su excelente informe y por haber planteado la gran importancia que reviste el comercio y la forma en que los acuerdos de la OMC y el AGCS, así como las decisiones del FMI, afectan la vida de las personas y su capacidad de sustento. De la misma manera que estos acuerdos resultan a menudo ventajosos para los países industrializados y perjudiciales para los países en vías de desarrollo, los acuerdos comerciales sitúan a las mujeres y a los hombres en desventaja y en ventaja, respectivamente, de distintos modos. Por tradición, el comercio mundial es un ámbito masculino. El Consejo del FMI está formado exclusivamente por hombres, y un 91,7 % del Consejo del Banco Mundial es masculino. El comercio y el género están relacionados de muchas maneras que debemos estudiar para comprender la forma en que las personas de distintos países, géneros y clases sociales se ven afectadas por los acuerdos comerciales. El género es importante porque las relaciones de género influyen sobre la distribución de los recursos, del trabajo, de la renta y del poder, y sobre el acceso a ellos. El género influye en nuestro comportamiento como agentes económicos. Los hombres y las mujeres reaccionan de forma diferente a los cambios económicos. Las entidades financieras no solo están dominadas por hombres, sino lo que es más importante, perpetúan y mantienen las estructuras de género en la economía. El trabajo de los hombres y el de las mujeres se valora de modo diferente. El trabajo de las mujeres en el ámbito reproductivo no se remunera y se ha hecho invisible. Estos factores implican que hombres y mujeres se ven afectados de manera distinta, y por ello es de suma importancia llevar a cabo un análisis de género para poder diseñar una política comercial que fomente la igualdad y rompa con las estructuras patriarcales. El papel de la mujer en la economía debe poderse ver. Las negociaciones sobre la política comercial deben tomar en cuenta en la práctica todos los convenios, como la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer.

 
  
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  Urszula Krupa, en nombre del Grupo IND/DEM. – (PL) Señora Presidenta, al igual que otros documentos de la Unión Europea, el informe sobre las perspectivas de la mujer en el comercio internacional confirma que la liberalización, la globalización y el libre mercado son un paraíso al que solo pueden entrar las personas muy ricas, bien educadas y poderosas totalmente despojadas de escrúpulos. Esto es lo que expone una de las conclusiones del informe, que señala que únicamente las mujeres con altas cualificaciones se benefician de la liberalización del comercio y que el resto de la población masculina y femenina, que generalmente no es acomodada, suele ser explotada y víctima de la propaganda. Este hecho resulta aún más alarmante porque tiene lugar tras la fachada de ideales elevados, como los derechos humanos, la igualdad de derechos, la igualdad de oportunidades para todos, la igualdad de trato en el trabajo y muchas otras consignas populares que, en su conjunto, se hallan a miles de años luz de la realidad.

 
  
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  Irena Belohorská (NI). – (SK) Actualmente, el comercio mundial influye en la condición social de la mujer de la misma manera que lo hace en todos los que participan en alguna forma de actividad económica. La liberalización del comercio ha tenido sus ventajas y sus inconvenientes. Entre las ventajas que la liberalización y la globalización han traído para las mujeres se encuentran, en particular, nuevos puestos de trabajo, a menudo bien remunerados.

Las mujeres que trabajan generalmente se hacen más independientes y tienen más confianza en sí mismas, su condición social mejora y conocen mejor sus derechos. Sin embargo, su remuneración es en la mayoría de los casos entre un 20 % y un 50 % más baja que la de los hombres por el mismo trabajo.

En la mayoría de los casos, la liberalización del comercio solo beneficia a las grandes empresas. Debido a que las empresarias generalmente gestionan pequeñas y medianas empresas, solo se benefician de la apertura de mercados hasta cierto punto.

¿Qué ha hecho la Organización Mundial del Comercio para hacer avanzar la política de igualdad entre los géneros e integrarla en el programa de la OMC? La respuesta es: muy poco. Según la OMC, el comercio es un ámbito neutral, pues supone que la liberalización del comercio y del mercado es neutral en materia de género, lo que significa que la política de igualdad entre los géneros no se aplica directamente en dicho ámbito. En este contexto creo que la OMC debería prestar más atención a la igualdad de género en el futuro.

Resulta interesante observar que casi todos los Estados miembros de la OMC han firmado la Plataforma de acción de Pekín. Sin embargo, su aplicación es algo más que una formalidad. Es necesario tener en cuenta la contribución que hacen las mujeres al comercio internacional. Las mujeres en general y las mujeres bien educadas y multilingües, en particular, cuentan con excelentes capacidades de comunicación y negociación, y cuando ocupan puestos de dirección emplean métodos distintos a los de sus homólogos masculinos.

A pesar de que la participación de las mujeres en el comercio privado es destacada, es necesario aumentar el número de mujeres que trabajan en las organizaciones internacionales, como la OMC, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y otras instituciones que se ocupan del comercio y la actividad económica. De este modo, las mujeres no solo formarán parte del proceso de producción, sino también del proceso decisorio, y no tan solo a niveles inferiores, sino también en puestos ejecutivos y de dirección.

 
  
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  Edite Estrela (PSE) .(PT) Señora Presidenta, señor Comisario, cada día miles de personas, sobre todo mujeres y niños, mueren por culpa de la pobreza. Las cifras son alarmantes: 2 500 millones de personas viven con menos de dos dólares al día y, como he dicho, la mayoría son mujeres.

La pobreza está en la raíz del tráfico de mujeres y niños, de la esclavitud sexual y de la violencia de género. Provoca el abandono escolar, el trabajo infantil, el aumento del número de niños que corren peligro, la inmigración ilegal, el fundamentalismo y el terrorismo.

Sin independencia económica no existe libertad ni igualdad. Las mujeres y, en particular, las jóvenes son reclutadas fácilmente por las bandas criminales internacionales que les prometen trabajos bien pagados en países prósperos, tan solo para sumirlas en la prostitución forzosa. Por lo general, las mujeres no se benefician con la globalización, que suele favorecer a los trabajadores bien cualificados. Más bien suelen sufrir las consecuencias negativas de la liberalización del comercio.

Este es un informe sumamente oportuno, por el cual felicito a la señora Breyer. Recoge propuestas importantes, entre las cuales deseo destacar el uso de los microcréditos para reducir la pobreza. Los instrumentos de microfinanciación han demostrado su eficacia en la lucha contra la pobreza, y son las mujeres las que más y mejor se han beneficiado de ellos, logrando mejorar la situación económica de sus familias. Las mujeres desempleadas y las de renta baja –es decir, las mujeres sin acceso a las entidades financieras habituales, como es el caso de la mayoría de las mujeres en los países en vías de desarrollo– han sido las más beneficiadas.

Algunos estudios han puesto de manifiesto que las mujeres pueden participar en las decisiones económicas. Otros estudios muestran que las empresas que cuentan con mujeres en sus órganos de administración han obtenido mejores resultados. Sigamos, así pues, el ejemplo de Noruega que algunos han mencionado.

 
  
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  Helmuth Markov (GUE/NGL).(DE) Señora Presidenta, hace no mucho tiempo, la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género presentó una serie de muy buenas enmiendas a un informe sobre el comercio y la pobreza presentado en una comparecencia en esta Cámara, todas las cuales se adoptaron. Es teniendo esto en mente como deseo dar las gracias a la señora Breyer por este informe de iniciativa propia, que constituye la respuesta lógica a la imperativa necesidad de abordar una vez más el papel que desempeñan las mujeres en el comercio.

Nada se hará para resolver el problema de la desigualdad de trato de las mujeres mientras no se proceda a redefinir radicalmente las políticas económicas y comerciales. ¿Nos acordamos de los acuerdos comerciales? Tuvimos el informe Agnoletto, que señalaba que en todos los tratados internacionales deberían incluirse cláusulas sobre derechos humanos. Puesto que existen derechos humanos individuales y sociales, está justificado –por lo menos– que todos los acuerdos comerciales incluyan cláusulas sobre los derechos sociales de los seres humanos, a saber, el derecho a la educación, el derecho a la formación profesional y el derecho a la atención sanitaria gratuita.

Si deseamos –como afirmamos– estos derechos, no podemos aplicar una Directiva europea sobre servicios que los convierte en mercancías de mercado que, por ende, dependen de la capacidad de pago de cada persona. Es obvio que este será el planteamiento que se adoptará en el AGCS, de forma que se negará a las mujeres de determinados países las oportunidades que actualmente tienen, ya que esos países no tendrán los recursos financieros.

En cuanto al tema de las cuotas, estas siempre han servido de apoyo, pero también podemos tender puentes. Lo digo por experiencia propia como miembro del partido de izquierdas PDS de la República Federal de Alemania, que aplica una cuota del 50 % a todos sus parlamentarios, y esta medida debería introducirse en todos los ámbitos, ya que de ser así nosotros y nuestra sociedad habríamos logrado un importante avance.

 
  
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  Teresa Riera Madurell (PSE). – (ES) Señora Presidenta, el papel y las perspectivas de las mujeres en el ámbito del comercio internacional es algo que no ha sido todavía suficientemente analizado ni impulsado por los Gobiernos ni por los responsables de la política comercial.

Poco se sabe del impacto del comercio sobre las mujeres y se desconoce también el efecto sobre el comercio de las desigualdades de género. Son pocos los ejemplos que se conocen de políticas concretas en el sector para impulsar la igualdad entre hombres y mujeres. Este desconocimiento se debe a la falta de suficientes datos diferenciados por género en las estadísticas sobre el comercio y también a la falta de una perspectiva de género en los análisis y en los modelos económicos.

Desde el ámbito del comercio se debe y se puede contribuir a la igualdad entre hombres y mujeres. En este sentido, aplaudimos, por ejemplo, la decisión del Gobierno noruego de imponer por ley una cuota de participación femenina de un 40 % en las juntas directivas de las sociedades anónimas. También en mi país, España, se está tramitando una ley, llamada ley de igualdad, que incluye la obligatoriedad de una presencia equilibrada de hombres y mujeres en los consejos de administración de las sociedades mercantiles, entendiendo por presencia equilibrada el que las personas de cada sexo no superen el 60 % ni sean menos del 40 %.

Por ello, aplaudimos la enmienda de la señora Breyer que insta a la Comisión a que elabore también una propuesta legislativa en este sentido. Aprovecho, señora Breyer, para darle mi más sincera enhorabuena por su trabajo.

 
  
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  Katalin Lévai (PSE).(EN) Señora Presidenta, a pesar de que a menudo hablamos de la igualdad de género, apenas se presta atención al papel de la mujer en el comercio internacional y por ello deseo felicitar a la ponente por plantear este tema tan importante y tan poco debatido.

A menudo, el proceso de la globalización tiene un efecto negativo sobre las mujeres, como ya se ha dicho, y estoy totalmente de acuerdo con ello. Las mujeres no tienen el mismo acceso a la educación y al empleo, ni participan como es debido en el comercio. Se les excluye a menudo de los procesos decisorios y de los servicios. Como bien sabemos, únicamente las mujeres con una elevada educación se benefician de la liberalización del comercio, y es frecuente que las mujeres sufran en todo el mundo los efectos secundarios de la globalización y la liberalización. Por es motivo estamos de acuerdo en que la igualdad de trato debe hacerse realidad y que para alcanzarla es necesario un seguimiento transparente de las políticas de empleo, así como la recopilación de datos desglosados por género.

El comercio es uno de los seis ámbitos prioritarios de la política de desarrollo. La igualdad de género es clave para el desarrollo en general. La estrategia de integración de las cuestiones de género es un proceso progresivo a largo plazo basado en la integración de las cuestiones de género en ámbitos tanto políticos como prácticos. Para que el desarrollo sea eficaz, es necesario integrar de forma sistemática el análisis de género en el diseño, aplicación y evaluación de todas las estrategias de desarrollo. Para que el desarrollo sea eficaz es necesario plantear actividades concretas que presten la debida atención a las cuestiones de género en todos los instrumentos financieros comunitarios, que deberían asumir una responsabilidad cada vez mayor respecto de estas importantes cuestiones.

Una mayor representación femenina y una mayor participación en la vida económica y política hacen una importante contribución a la reducción de la pobreza y al desarrollo, y brinda más esperanzas en un futuro mejor a la próxima generación.

 
  
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  Marianne Mikko (PSE). – (ET) Señorías, la liberalización económica ha facilitado el rápido crecimiento de Estonia. La liberalización es actualmente el motor de las economías de Europa y del mundo, pero este éxito tiene su precio, a saber, una mayor presión emocional y económica sobre las familias, la inseguridad en las relaciones laborales y la estratificación social. La globalización afecta más a las mujeres que a los hombres, como ya se ha dicho aquí.

Las mujeres cargan con una parte desproporcionada del trabajo no remunerado. Sin embargo, su papel en la toma de decisiones políticas y económicas es muy reducido, lo cual no se justifica. Este debate, que hasta ahora ha tenido lugar sobre todo en el plano de las emociones y creencias, requiere más hechos reales. La recopilación de una clasificación científica de la igualdad de género en el mercado laboral sería una medida eficaz para reducir las desigualdades, pero tenemos que descubrir los hechos por nosotros mismos.

Desde hace algún tiempo he pedido a la sociedad estonia que se fije el objetivo de una participación femenina del 40 % en los consejos de las empresas. Lo que es posible en Noruega podría hacerse realidad en todo el mundo. El informe adopta la misma posición. El mensaje de Europa debe ser sencillo y unánime: la desigualdad entre los géneros pertenece al pasado. Ese es sin duda el mensaje del informe, que es un excelente documento de partida.

 
  
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  Joe Borg, miembro de la Comisión. (EN) Señora Presidenta, quiero dar las gracias a sus Señorías por sus comentarios sobre este ámbito tan importante que afecta a numerosas e importantes facetas del comercio y otras cuestiones.

Me gustaría referirme a algunos de los comentarios expresados durante el debate de esta noche. Por lo que se refiere a las empresas europeas que se benefician de los programas de acceso a los mercados de la UE, dentro del marco de la política de cooperación de la UE que no debería contribuir a la explotación de las trabajadoras, tengo que destacar que los acuerdos de cooperación celebrados recientemente contemplan la obligación de cumplir los principales convenios de la OIT sobre normas laborales fundamentales. La UE ha incluido las obligaciones derivadas de las normas laborales fundamentales de la OIT en todos los acuerdos comerciales bilaterales que ha suscrito recientemente, así como en el SPG y el SPG-plus, que conceden preferencias comerciales a los países en desarrollo que ratifiquen los convenios de la OIT.

En relación con las consecuencias de la liberalización del comercio, me gustaría subrayar que esta ha brindado nuevas oportunidades a muchas mujeres en los países en desarrollo al ofrecerles nuevos empleos y, en muchos casos, al reducir las diferencias de género en materia de salarios, lo que ha dado una mayor fuerza y mejorado la posición de la mujer en la sociedad. Los hechos muestran que más de un millón de mujeres de la India han mejorado su posición social gracias a la apertura comercial. La mayoría de ellas son de origen humilde.

Permítanme abordar ahora la inclusión de la igualdad de género en las políticas comerciales internacionales. La Unión Europea siempre ha apoyado firmemente las directrices de la OCDE para las empresas multinacionales y, de forma más general, la integración del trabajo digno y los asuntos sociales en las actividades de inversión de la OCDE. Seguimos siendo favorables a que se conceda a la OIT la condición de observadora en la OMC, si bien reconocemos que otros miembros de resisten a ello.

En cuanto a las evaluaciones de impacto, el aspecto del género se ha incluido en las evaluaciones de impacto de la sostenibilidad del comercio realizadas recientemente. A medida que mejore la calidad de la información en este terreno, se reforzarán las EIS comerciales en el futuro y sin duda se avanzará en este aspecto. Por ello la Comisión estudiará la posibilidad de establecer indicadores de trabajo digno que incluyan información sobre el trabajo de mujeres y hombres.

La Comisión responderá por escrito acerca de la posibilidad de incluir las cuestiones de género en el presupuesto como herramienta ordinaria de la política presupuestaria. Respecto a la cuestión general de la inclusión de las cuestiones de género en el presupuesto, se trata de un tema que abarca muchas áreas operativas distintas. Sin embargo, quedamos a la espera de que el Parlamento Europeo nos informe de los avances logrados en esta cuestión y seguiremos con gran interés los trabajos de la comisión parlamentaria.

Por lo que se refiere a la cuota del 40 % de mujeres en los consejos de administración de las sociedades anónimas, como la existente en Noruega, tengo que señalar que esta materia corresponde en primer lugar a cada uno de los Estados miembros.

Por último, en relación con la formación de una ventanilla formal de comercio y género dentro de la DG de Comercio, debo destacar una vez más que la DG de Relaciones Exteriores se ocupa, dentro de la Comisión, del seguimiento de los derechos humanos en terceros países. La DG de Comercio mantiene contactos regulares con Relaciones Exteriores en relación con los aspectos relacionados con los derechos humanos en los acuerdos comerciales, como el SPG, y mantiene contactos con la Organización Internacional del Trabajo y la DG de Empleo sobre los derechos laborales relacionados con los acuerdos comerciales. De hecho, la UE retiró a Myanmar de la lista de países beneficiarios del SPG por sus graves y sistemáticas violaciones de los derechos laborales fundamentales de la OIT, demostrando así el buen funcionamiento del sistema vigente.

 
  
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  La Presidenta. El debate queda cerrado.

La votación tendrá lugar mañana a las 12.00 horas.

 
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