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Acta literal de los debates
Miércoles 13 de diciembre de 2006 - Estrasburgo Edición DO

16. Preparación del Consejo Europeo (14 y 15 de diciembre de 2006) (continuación del debate)
Acta
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  José Manuel Barroso, Presidente de la Comisión. (FR) Señor Presidente, señor Frattini, Señorías, el Consejo Europeo de junio marcó un hito importante del proceso por varias razones. Quisiera mencionar una en particular. Creo que el Consejo de junio enterró definitivamente la idea de que exista una especie de arbitraje entre los progresos institucionales de la Unión y la aplicación de nuevas políticas. Con anterioridad se decía a menudo que si uno hablaba del plan de trabajo político, un plan centrado en los resultados, en proyectos prácticos, trataba de eludir el debate institucional. En cambio, si uno hablaba de la Constitución, era acusado de mirarse el ombligo, de estar obsesionado por los aspectos técnicos. Creo que esta idea está enterrada para siempre.

La estrategia de dos niveles adoptada el pasado mes de junio demuestra que los dos aspectos están ligados y pueden reforzarse mutuamente. En efecto, mientras tengamos que trabajar con una Unión menos eficaz y menos democrática de lo que sabemos que podría ser, nuestros esfuerzos por aplicar las políticas que esperan nuestros conciudadanos nunca serán del todo convincentes. Cada vez que hacemos avanzar las políticas que mejoran la vida de nuestros conciudadanos, no hacemos sino reforzar la confianza en un nuevo paso adelante en la vía de la integración europea.

La Presidencia finlandesa ha demostrado una perfecta comprensión de este estado de cosas, de ahí seis meses de avances pragmáticos y orientados al objetivo. Esos seis meses han demostrado que comprendemos realmente lo que el Parlamento, el Consejo y la Comisión son capaces de ofrecer a Europa cuando trabajan de forma concertada. Los resultados están ahí: un acuerdo sobre temas sensibles como REACH, la adopción del Fondo de Adaptación a la Globalización –estoy especialmente orgulloso de esto porque, como saben, era una iniciativa de la Comisión–, una respuesta rápida a la crisis libanesa, la preparación sin dificultades de la adhesión de Bulgaria y Rumanía –¡un tema delicado! – y los esfuerzos por hacer más coherente la política exterior de la Unión. La conclusión que hay que sacar de ello es que, en efecto, ha habido progreso.

Llegamos ahora al Consejo Europeo, el Consejo de esta semana, que centrará su reflexión en las cuestiones fundamentales sobre las que la Presidencia finlandesa ya ha dado muestras de que la Unión decidida y dispuesta a tomar iniciativas.

En primer lugar, citaré la innovación. El debate en Lahti sobre este tema fue de gran calidad y dejó la imagen de unos dirigentes europeos realmente decididos a actuar a favor de la innovación. Creo que ahora es justo decir que la innovación figura en primera línea de las prioridades políticas de la Unión Europea: me alegro de ello. Como podrán constatar leyendo el informe anual sobre la aplicación de la Estrategia de Lisboa para el crecimiento y el empleo, informe que publicamos ayer, esto es así no solo a escala comunitaria, sino también a escala de las distintas políticas nacionales. Creo, pues, que lo que dijeron los dirigentes europeos en Lahti no eran palabras vanas: observamos avances importantes en muchos Estados miembros. Pero si queremos impulsar un cambio real en la economía europea, no podemos prescindir de la dimensión europea. Es cierto que necesitamos más esfuerzos a escala nacional, pero necesitamos también aprovechar la oportunidad de sacar el máximo partido posible de la dimensión europea.

Esta institución, el Parlamento, ha llamado además la atención sobre los derechos de propiedad intelectual, sobre las iniciativas tecnológicas comunes y sobre la normalización como otros tantos ámbitos que requieren una acción a escala europea. Creo que el Consejo Europeo avanzará en estas tareas.

Por lo que respecta a la innovación, como por lo que se refiere a la energía y al cambio climático, el Consejo sin duda preparará el terreno para un Consejo Europeo de primavera de 2007 que será, creo, muy importante a este respecto. Celebro que la Comisión Europea haya podido participar, y de forma muy sustancial, en estos esfuerzos a través de la propuesta de un Instituto Europeo de Tecnología.

El Instituto Europeo de Tecnología no solo va a contribuir directamente a la innovación en Europa, sino que también simbolizará –es cierto que a veces los símbolos son muy importantes– el modo en que la Unión Europea puede demostrar ambición y mostrarse ella misma innovadora. El apoyo de sus Señorías al Instituto Europeo de Tecnología es tan bienvenido como esencial. Expreso la esperanza de que el Parlamento y el Consejo inscriban el Instituto Europeo de Tecnología entre sus prioridades, para que pueda ser operativo lo antes posible. Quiero dar las gracias a la Presidencia finlandesa por el apoyo sin fisuras que ha prestado a este gran proyecto para Europa.

La siguiente cuestión es la inmigración: ninguna imagen turbó más a las personas este otoño que la de esos hombres y esas mujeres dispuestos a arriesgar su vida por alcanzar las costas europeas. Era realmente urgente actuar y celebro que Europa haya mostrado estar a la altura de las circunstancias. Nuestro enfoque global en materia de inmigración, junto con una cooperación más estrecha en las fronteras marítimas y el refuerzo de instrumentos como Frontex, reforzará aún más nuestra seria respuesta con un alcance muy amplio y una aplicación concreta. La adopción de este enfoque por el Consejo Europeo mostraría sin ambigüedades que se trata de un problema común al que la Unión dará una solución común.

Es cierto que todavía tenemos dificultades en esta materia, pero creo que el enfoque adoptado, el enfoque global que la Comisión ha formulado, puede ser la solución para Europa. Debemos ponernos a trabajar enseguida, considerar que se trata de un reto a largo plazo. Por tanto, hay que coordinar la utilización de los instrumentos internos y externos reforzando el diálogo con los países de origen, los países de tránsito y los países de destino, lo que significa prestr más atención a la integración y, también, al diálogo intercultural.

Debemos mirar la realidad de cara: para actuar eficazmente debemos disponer de las herramientas adecuadas. Es importante, pues, mejorar nuestra toma de decisiones para pasar más directamente a la acción, y esto en el ámbito de la inmigración y, en general, en el ámbito de la justicia y los asuntos de interior. Abundaré enérgicamente en el sentido de lo que acaba de decir la representante de la Presidencia finlandesa. Si los Estados miembros quieren demostrar realmente que están decididos a trabajar juntos en materia de lucha contra la inmigración ilegal, en materia de política de inmigración, en materia de justicia y seguridad, tienen ahora una buena ocasión de demostrar esa voluntad: ¡haciendo que el proceso de toma de decisiones a escala europea sea más eficaz, más simple, más práctico y más rápido! No tendría ningún sentido privarnos de las posibilidades institucionales que ya existen hoy.

(EN) Señor Presidente, el último que tema que deseo plantear es la ampliación; es el último en el orden de presentación, pero de ninguna manera en importancia. Algunos podrían pensar que los problemas a los que nos enfrentamos esta semana muestran que la política de ampliación no se ha llevado a cabo correctamente. Y quisiera explicar por qué esta idea no es correcta.

En primer lugar, me parece que las críticas están fuera de lugar en un momento en que solo faltan unas cuantas semanas para dar un paso más hacia la ampliación. La votación celebrada en esta Cámara el día de ayer no solo demostró su confianza en los dos nuevos Comisarios, sino que también simbolizó la importancia que concede este Parlamento a la adhesión de Bulgaria y Rumanía a la Unión Europea. Simbolizó igualmente el importante papel que ha desempeñado el Parlamento para que la ampliación fuese posible y funcionase. Los beneficios de la ampliación de 2004 son evidentes para la Europa de los 25. No me cabe la menor duda que, en retrospectiva, sentiremos la misma satisfacción con la Europa de los 27.

Sin embargo, el Consejo Europeo se centrará en dos temas: la capacidad de integración y las negociaciones de adhesión con Turquía.

El informe de la Comisión sobre la capacidad de integración reconoce que existen preguntas legítimas acerca de las consecuencias de la ampliación. Todos los presentes sabemos que la Unión no ha intentado ocultar dichas consecuencias. ¿Por qué lo haríamos, cuando las evidencias que observamos apuntan a grandes beneficios?

Sin embargo, tenemos que respetar estas inquietudes y redoblar nuestros esfuerzos para demostrar la seriedad con la que la Unión asume su responsabilidad de que la ampliación funcione. Sí, que la ampliación funcione para los nuevos Estados miembros y para la Unión Europea a la que se incorporan. Todos deberíamos aceptar la responsabilidad de participar más activamente en este debate. Muy a menudo he dicho que la ampliación no puede transcurrir de forma burocrática o incluso diplomática, sino de manera democrática. Tenemos que ganarnos la confianza de la opinión pública europea.

Hace dos semanas, la Comisión presentó su recomendación respecto a Turquía. A raíz de ello, el Consejo acordó esta semana suspender las negociaciones sobre una serie de capítulos clave. Esta es una clara señal de que el incumplimiento de obligaciones es inaceptable. Al mismo tiempo, nuestro propio interés estratégico reside en proseguir con el proceso de negociación. Ambas partes deben atenerse a las normas. Y esperamos que la parte turca manifestará su voluntad de cumplir sus obligaciones.

Comprendemos lo importante que es mostrar nuestra credibilidad cuando hablamos de las condiciones para la ampliación. Tenemos que contar con el respaldo de la opinión pública para la ampliación a fin de demostrar no solo que somos creíbles y que respetaremos nuestros compromisos, sino también que somos justos y firmes en nuestro análisis de los avances realizados por los países candidatos en su proceso de adhesión.

Sabemos que debemos mantener la motivación de los países candidatos. La ampliación es una fuerza de progreso tal que es en interés de todos nosotros que los candidatos prosigan con las difíciles reformas en un camino que será largo por necesidad. Croacia ha comenzado bien y si continúa con las reformas, probablemente será el próximo país en adherirse a la Unión. Los países de los Balcanes Occidentales también han hecho avances, y les hemos ofrecido una perspectiva europea clara y deberíamos mostrarles que la perspectiva europea para los Balcanes va en serio.

Necesitamos un nuevo consenso en materia de ampliación que reconozca el valor estratégico de la ampliación y garantice nuestra capacidad de funcionamiento a medida que incorporemos progresivamente nuevos Estados miembros. La Comisión seguirá ajustándose a sus principios básicos: respeto de los compromisos asumidos, evaluación firme y justa, y buscar maneras para mejorar la calidad del proceso. El proceso de ampliación ha demostrado ser tan flexible como siempre.

A modo de conclusión quisiera decir a sus Señorías que espero sinceramente que el Consejo Europeo confirme esta semana que la Unión Europea ampliada estará lista para hacer frente a los retos actuales y del futuro. Muchas gracias por su atención.

(Aplausos)

 
  
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  Hans-Gert Poettering, en nombre del Grupo del PPE-DE. (DE) Señor Presidente, señora Presidenta en ejercicio del Consejo, señor Presidente de la Comisión, Señorías, como ha dicho la Presidenta en ejercicio del Consejo, tenemos que mirar al futuro, y creo que es precisamente eso lo que tenemos que hacer hoy: mirar al futuro, no solo de la Unión Europea, sino también de Europa y de todo el mundo. Por norma, las mejores Presidencias son aquellas que no hacen nada espectacular, pero trabajan con buena voluntad y determinación, y sabemos que la Presidencia finlandesa ha sido especialmente buena en ese aspecto.

Espero que mañana y el día después en la Cumbre de Bruselas –para la que el Grupo del Partido Popular Europeo (Demócrata-Cristianos) y de los Demócratas Europeos se preparará mañana por la tarde– sea posible establecer ciertas directrices para la ampliación. Lo último que el Presidente de la Comisión hizo fue un llamamiento para que enviáramos el mensaje de que cumplimos nuestros compromisos. También estamos abiertos a aquellos países que, de la manera más normal, reivindican una pertenencia futura a la Unión Europea, y eso incluye no solo a Croacia, sino a toda la región de los Balcanes, aunque sin duda hay condiciones aplicables a dichos países. Tenemos que aceptar nuestras obligaciones; pacta sunt servanda, y eso va para ambas partes.

Me gustaría agradecerle a usted, señor Presidente de la Comisión, y a la propia Comisión, su visión de futuro, su rapidez y también la justicia que ha aportado a la cuestión de Turquía, porque ahí tenemos un camino estrecho a seguir, sin riesgo de confrontaciones, de disputas graves, entre Turquía y la Unión Europea, aunque por otra parte, si Turquía no cumple sus obligaciones –como en el caso de Chipre, en el que ha prometido resolver el problema y reconocer la unión aduanera, pero no lo ha hecho– puede que no podamos aceptarlo con un espíritu de resignación, sino que debemos, por nuestra propia credibilidad, enviar un mensaje que deje clara nuestra posición.

Si no hubiéramos enviado ninguna señal a Turquía, habríamos perdido la fe en nosotros mismos, y entonces ¿quién confiaría en la Unión Europea? Por este motivo, lo que ha propuesto la Comisión hacer al respecto, que han aceptado los Ministros de Asuntos Exteriores, muestra un alto grado de responsabilidad y ha dado pie a un compromiso sólido.

Ahora le toca a la Unión Europea adquirir capacidad de integración. Estoy agradecido a la Presidencia finlandesa del Consejo por haber planteado en numerosas conversaciones bilaterales la cuestión de cómo resolver el tema de la Constitución. Me ha alegrado escuchar a la señora Lehtomäki decir que era obvio que todos los Gobiernos estaban de acuerdo en la necesidad de reforma. Eso constituye una aprobación fundamental del contenido del Tratado Constitucional. Quisiera decir, de manera calmada y en nombre del componente del Partido Popular Europeo de nuestro Grupo, que necesitamos que las reformas descritas en la Parte 1 se hagan realidad, y también necesitamos que se establezca lo que es, por decirlo así, el cimiento jurídico de nuestros valores, especialmente lo que se establece en la Parte 2. Al margen de todo lo demás, todo esto ya se adoptó en Niza en forma de una Carta, y convertirlo en legislación vinculante no debería presentar ningún problema. Para nosotros en el Partido Popular Europeo, lo que queremos lograr depende de eso.

Puede que se diga que dar las gracias a la Comisión ahora es un poco demasiado benevolente, pero cuando estas cosas están justificadas, hay que decirlas. Fue el Presidente de la Comisión quien propuso adoptar el 25 de marzo una declaración conjunta por parte del Consejo Europeo, el Parlamento Europeo y la Comisión; creemos que es muy positivo y todos estamos a favor de ello, y lo que tenemos que decir a los Gobiernos es que si alguien se opone a la participación de esta Cámara, tendrán un problema, al menos por lo que respecta a nuestro Grupo, porque queremos una declaración conjunta que nos comprometa a realizar reformas y exprese nuestros valores.

Quisiera añadir un pensamiento final sobre un tema del que tendremos que concienciarnos más, y es el cambio climático. Puede que seamos libres para hacer lo que queramos en esta Tierra, pero si nuestro clima cambia de modo que nos ponga en peligro y empobrezca amplias regiones, nuestros esfuerzos políticos no servirán de nada; por ese motivo, esta Cámara y las demás instituciones deben hacer del cambio climático una cuestión prioritaria. Deseo a la Presidenta del Consejo, al Presidente de la Comisión y por supuesto a nuestro propio Presidente que, como siempre, tendrán que desempeñar un papel activo, mucho éxito en el Consejo desde el punto de vista de nuestros esfuerzos conjuntos y los de Europa, que todos compartimos.

 
  
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  Martin Schulz, en nombre del Grupo del PSE. (DE) Señor Presidente, Señorías, las políticas europeas están llegando a una fase decisiva en la segunda mitad de la vida de este Parlamento, que estará dominada por el logro de soluciones a una serie de preguntas y problemas fundamentales para el futuro de Europa, por lo que quiero comenzar diciendo, en nombre de mi Grupo, que estamos dispuestos, durante este período, a unirnos a las demás instituciones –el Consejo, y especialmente, la Comisión– en un diálogo constructivo encaminado a lograr una salida del callejón sin salida en el que se encuentra la Unión Europea.

En la primera mitad de nuestra legislatura, en esta Asamblea teníamos ciertas críticas justificadas, algunas de ellas dirigidas a la Comisión, pero queremos trabajar estrechamente con ella en dichas cuestiones, como la preparación, y sobre todo, la evaluación de la próxima cumbre, basándonos en que o bien el mercado interior europeo adquiere una dimensión social, o bien los ciudadanos le volverán la espalda. En el Congreso del Partido de los Socialistas Europeos establecimos una serie de directrices y dejamos constancia de ciertas demandas que vamos a plantear en esta cumbre, y mi colega se señor Rasmussen, que en esa ocasión fue reelegido presidente nuestro, intervendrá en breve en nombre de mi Grupo para hablar de la dimensión social de Europa. Así que nos enfrentamos a la elección entre la seguridad social o el rechazo popular, pero ¿qué ocurriría si esto último se hiciera realidad, y el punto muerto actual del proyecto de integración Europea amenazara ruina? En ese caso, señor Barroso, las tareas que ha descrito no podrían realizarse. Las cartas están sobre la mesa. Lo que tenemos que hacer se describe fácilmente. El cambio climático no es tema de charlas de café; si los chinos y los indios –que suman entre ellos 2 300 millones de habitantes– reclaman el derecho a utilizar tanta energía como los europeos y los estadounidenses, el ritmo al que se están expandiendo sus economías significará la muerte de este planeta. Aquí en Europa podemos reducir nuestras emisiones de CO2 todo lo que queramos, pero la cantidad que emitan ellos será muy superior. Tenemos que actuar, y Europa tiene que tomar la iniciativa en esta cuestión.

Las cartas están sobre la mesa. Rusia no es una democracia perfecta y sus políticas internas son discutibles, pero es un Estado que necesitamos para todos los conflictos internacionales que están en nuestras mentes; ningún conflicto con Irán o en Oriente Próximo puede resolverse sin Rusia, que en sí misma –digámoslo de paso– se ve amenazada por las armas nucleares de Corea del Norte, así que permítanme decir que estoy agradecido a la Presidencia finlandesa del Consejo por haber realizado un esfuerzo tan grande por preparar el acuerdo de asociación y cooperación y por haber comenzado las negociaciones. Espero que el Gobierno polaco también acierte a ver que necesitamos este acuerdo de cooperación y asociación.

Los conflictos internacionales que he descrito –especialmente el conflicto de Oriente Próximo– representan un peligro real y agudo, y lograr la paz requerirá mucha maniobra ingeniosa. Una de las medidas que tenemos que tomar si queremos construir un puente para las regiones desestabilizadas que rodean Europa es conceder a Turquía perspectivas de adhesión. Lo que acaba de adoptarse es una resolución en el verdadero sentido de la palabra. Por encima de todo lo demás, es un mensaje al Gobierno turco al efecto de que queremos negociar con él, y hago un llamamiento para que no se detenga en sus esfuerzos de reforma, para que no se rinda a la tentación de jugar una carta política nacional en forma de un breve giro antieuropeo con la esperanza de lograr algunos votos más, para entonces decir que no querían decir eso. Eso no es así, no lo es más de lo que es aceptable que nosotros, por nuestra parte, enviemos una señal distinta de un día para otro. Por eso el señor Poettering y la Canciller Merkel, cuando retome la Presidencia del Consejo, tendrán que decidir lo que quieren, si quieren o no que Turquía posea perspectivas de adhesión; en otras palabras, buscar desesperadamente este o el otro argumento con el que poder decir que no ocurrirá –lo que podríamos llamar la excusa de Chipre– y no funcionará, y por ello tenemos una decisión satisfactoria de la Comisión y una respuesta inadecuada de Ankara. Espero que el señor Erdogan piense de nuevo, pero en general, esta perspectiva de adhesión es indispensable en términos de seguridad europea.

Permítanme añadir que lo digo aunque soy muy consciente de que la mayoría de las personas tienen una opinión escéptica al respecto, pero hay momentos en los que los políticos deben reunir el coraje para decirlo, aunque conocen el escepticismo público y son conscientes de que sus votantes tienen una opinión distinta, el trabajo de convencerlos debe hacerse, deben plantear argumentos sin rendirse al oportunismo de la política rutinaria que simplemente podría ganarles las próximas elecciones. No obstante, hay que decir que demoler el puente con el mundo islámico que la adhesión de los turcos a Europa nos permitirá construir será más peligroso que perder unas elecciones. Las cartas de esta cumbre están sobre la mesa. Los problemas pueden abordarse, y he intentado describir el modo en el que en el Grupo Socialista en el Parlamento Europeo podemos ayudar a lograrlo.

(Aplausos)

 
  
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  Graham Watson, en nombre del Grupo ALDE. – Señor Presidente, los observadores se alegrarán de oír que la Presidencia en ejercicio quiere que las conclusiones del Consejo sean menos largas. Tengo entendido que el proyecto actual tiene unas 20 páginas, al menos en francés, frente a las 60 que tiene normalmente. Pero quizá no se alegren tanto al oír decir al señor Poettering que el Partido Popular Europeo se reúne mañana para preparar el la cumbre. Están tan divididos sobre temas como el de Turquía que cuando preparen el Consejo Europeo, las cosas no podrán mejorar. De hecho, según tengo entendido, la Secretaría del Consejo está redactando una carta en la que dice: «Por favor, si las cosas no mejoran pronto, tendremos que pedirles que dejen de ayudarnos».

Me gustaría abordar tres temas que figuran en el orden del día de la reunión: la ampliación, la energía y la migración. El Consejo deliberará sobre la ampliación y, sin duda, sobre la capacidad de integración. Quizás lleguen a un acuerdo sobre dónde acaba Europa, pero me temo que Jean Monnet tenía razón cuando habló ante la Asamblea Común de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero en 1955 sobre «una Europa unida más vasta cuyos límites sean establecidos únicamente por los que aún no pertenecen a ella». Los chinos lo dirían de forma más prosaica con estas palabras: «los que deciden cuándo el autobús está lleno son los que están fuera».

Es importante hablar de Turquía y felicito a la Comisión y, en particular, los trabajos del Comisario Rehn, por tomar medidas y presentar una propuesta firme antes de que se produjeran reacciones anárquicas en las capitales nacionales; una propuesta firme que fue respaldada por los Ministros de Asuntos Exteriores y que espero el Consejo haga suya. Pero tenemos que reconocer que antes de hablar de ampliación, vamos a tener que resolver nuestros problemas constitucionales, porque los europeos no desean una nueva ampliación sin un fundamento claro para el desarrollo futuro de nuestra Unión. Pensar que podemos modificar el Tratado de Niza para Croacia no traerá nada bueno. Primero debemos resolver la cuestión de la Constitución.

En cuanto a la energía, lo que más preocupa a nuestro Grupo, señora Presidenta en ejercicio, es que la Unión Europea corre peligro de convertirse en rehén. Rehén de los productores, ya sean los de Rusia o África del Norte o Asia Central –quizás incluso de América Latina– en el caso de los biocarburantes. Lo que tenemos que hacer en Europa con toda urgencia es reducir el consumo de los vehículos de motor y de los equipos eléctricos; reducir el consumo de calefacción mediante un mejor diseño de los edificios; reducir el consumo de los equipos eléctricos y aumentar la producción de fuentes de energía seguras y sostenibles –biomasa, como propone la Comisión, y fuentes renovables, a través de la investigación que nos permita pasar a una economía del hidrógeno o estudiar la fusión nuclear.

Debemos liberalizar los mercados, porque una de las razones por las que carecemos de una política energética adecuada en Europa es que no hemos llevado a cabo una liberalización del mercado como es debido. Me alegro de que incluso los socialdemócratas hayan reconocido por fin, en su reunión de Oporto de la semana pasada, que la competencia es importante para el desarrollo futuro.

Por lo que respecta a la migración, la Comisión y el Consejo se concentran demasiado en los aspectos de seguridad y no lo suficiente en los aspectos económicos o humanitarios. No podemos hablar de «gestión eficaz» de la migración, de «reforzar» FRONTEX, etc., si no reconocemos la tragedia humana que se desarrolla en nuestras costas meridionales, porque la gente sabe que encontrarán empleo aquí en Europa. La Presidenta ha dicho que se trata de un problema a largo plazo; sí, pero el Consejo no ha hecho nada al respecto y tenemos que avanzar en esta cuestión.

Por último, si el Consejo llega a debatir la sede de Galileo –que, según entiendo, se disputan Praga, Valetta y Liubliana–, ¿por qué no seguimos el ejemplo de nuestra maravillosa institución y designamos tres sedes? Al menos, quienes buscan la sede para Galileo podrían decir eppur si muove!

 
  
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  El Presidente. ¿No lo dirá usted en serio, señor Watson?

 
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