El Presidente. De conformidad con el orden del día se procede al debate de la declaración del Consejo y la Comisión sobre la asistencia a la infancia.
Günter Gloser , Presidente en ejercicio del Consejo. (DE) Señor Presidente, señor Comisario, Señorías, el principio rector general del programa de nuestra Presidencia en materia de política social es «aprovechar el cambio demográfico como una oportunidad y promover la igualdad de oportunidades para todos en el trabajo y en la sociedad», ya que el cambio demográfico es un hecho y reviste una importancia fundamental para todos los Estados miembros de la UE.
Sin embargo, podemos invertir esta tendencia demográfica trabajando por establecer las condiciones adecuadas en las que se pueda tener realmente el número de hijos que se desee, pero una condición esencial para que la población pueda ganarse la vida es la compatibilidad de vida familiar y trabajo.
La vuelta al trabajo después de haber tomado una baja para fundar una familia debe facilitarse tanto como el trabajo paralelo y la educación de los hijos para ambos padres, ya que un estudio comparativo europeo ha demostrado que los países que cuentan con un abanico de opciones bien surtido en materia de atención a la infancia tienen globalmente un mayor porcentaje de mujeres que trabajan fuera de casa, particularmente cuando esas mujeres son madres de más de un hijo que necesita atención.
También hay una tasa de natalidad particularmente baja cuando relativamente pocas mujeres trabajan fuera de casa, mientras que las mujeres altamente cualificadas tardan mucho en formar una familia o dejan de tener hijos. Mientras que el promedio de horas trabajadas por los hombres aumenta en proporción al número de hijos que tienen, las mujeres que son también madres reducen el número de horas que trabajan, y por esto nosotros, en los Estados miembros, debemos comprometernos a arreglar las cosas de manera que pueda mejorar la igualdad entre mujeres y hombres en el trabajo y a asegurarles las condiciones idóneas.
Debido a la urgente necesidad que hay de actuar en este terreno, la Presidencia alemana es la primera desde 2002 en dar carácter prioritario a la asistencia a la infancia, y ya en 2002 se dio un paso importante de cara al aumento de la oferta de plazas de guardería; aquel año, los Jefes de Estado y de Gobierno, reunidos en el Consejo Europeo de Barcelona, decidieron que los Estados miembros tenían que alcanzar hasta 2010 un nivel mínimo de oferta de plazas, asegurando la asistencia al 90 % por lo menos de los niños comprendidos entre los tres años y la edad de escolarización obligatoria y para un tercio por lo menos de todos los niños menores de tres años. En 2003, este objetivo se incorporó a la Estrategia Europea de Empleo y se reiteró en las directrices integradas para el crecimiento y el empleo (2005-2008).
Hay países en los que estos porcentajes de cobertura ya se han superado, en algunos casos en un grado considerable; por ejemplo, unos siete Estados miembros han alcanzado o superado la cuota del 33 % establecida para los niños menores de tres años y ya salta a la vista no solo que los demás Estados se están quedando atrás, sino también que el nivel de cobertura en algunos de ellos es llamativamente bajo. Lo mismo cabe decir de la proporción de Estados miembros que superan o no cumplen el objetivo de Barcelona de abarcar el 90 % de niños entre tres años y la edad de escolarización.
Lo que esto significa es que muchos Estados miembros tienen que hacer un enorme esfuerzo por conseguir los objetivos fijados en Barcelona. El Informe conjunto sobre el empleo 2006/2007, que el Consejo adoptó el 22 de febrero –hace solo unas semanas– se extiende sobre este punto y es abiertamente crítico ante el lento progreso en materia de asistencia a la infancia. La falta de progreso obtenido en este terreno bien podría tener efectos negativos sobre los intentos de incrementar el porcentaje medio de mujeres ocupadas en la Unión Europea hasta por lo menos el 60 %, que es otro objetivo común de acuerdo con la Estrategia Europea de Empleo.
Esto significa que reviste la máxima importancia que el Consejo Europeo de los días 8 y 9 de marzo confirme la Alianza Europea para la Familia, que dará un nuevo impulso a la consecución de los objetivos pactados para la asistencia a la infancia y las mujeres en el lugar de trabajo, y será también objeto de debate en el Consejo de Empleo, Política Social, Sanidad y Protección de los Consumidores el 30 de mayo de este año.
La Alianza Europea para la Familia ayuda a mejorar las condiciones de vida favorables a la familia en la Unión Europea y creará una plataforma para el intercambio de opiniones e información entre los Estados miembros. Está estrechamente relacionada con la realidad efectiva de la igualdad, ya que la mejora del equilibrio entre trabajo y familia ayuda a mejorar la igualdad de oportunidades en el mundo laboral.
Se ha demostrado también que si nos esforzamos sistemáticamente por mejorar las condiciones de los progenitores jóvenes, impulsar la asistencia a la infancia y la educación preescolar, desarrollar –mano a mano con el sector empresarial– estructuras laborales favorables a la familia, entonces obtendremos un efecto positivo durante el periodo 2020-2030, precisamente el periodo que está llamado a ser particularmente problemático desde el punto de vista económico y demográfico.
Sin embargo, la cuestión de la compatibilidad entre trabajo y familia supone un reto, no solo para el Estado, sino también para las empresas. Los niños son nuestro futuro; son los trabajadores, los consumidores y los padres de mañana. La atención a las preocupaciones de las familias debe formar parte de la estrategia empresarial y de la cultura empresarial; los horarios flexibles y los modelos de trabajo a jornada parcial –tanto para madres como para padres– deben convertirse en norma en todas partes, y a este respecto sería útil que las empresas pudieran considerar que el hecho de tener en cuenta las preocupaciones de la familia es rentable para la empresa, ya que ni madres ni padres pueden entregarse completamente a sus trabajos a menos que sepan que sus hijos están bien atendidos durante el día.
Las actitudes en el trabajo favorables a la familia también benefician al Estado y a las agencias de Seguridad Social, porque cuantos más progenitores puedan trabajar fuera de casa y ganar dinero, tantos más impuestos y cotizaciones sociales se recaudan.
A pesar de toda esa discusión sobre el Estado y la economía, tengo interés en que no se pierda de vista a los niños, en cuyo bienestar debería centrarse Europa. Los niños necesitan servicios de alta calidad para adquirir habilidades cognitivas y sociales. Un buen servicio de guardería para los niños que resulte estimulante es un complemento importante, necesario y valioso de su educación en el contexto familiar, y eso es lo que quieren los padres. No debemos contentarnos con una «asistencia descafeinada».
Otra razón por la que es tan importante radica en que en muchos Estados la realidad es que no todos los intereses de los niños se fomentan mejor en el seno de la familia, y que muchos niños crecen sin hermanos. Esos niños encuentran en la guardería un lugar seguro, relaciones estables y estímulos de diferentes procedencias para aprender la lengua y otras habilidades. Estudios de todo el mundo han demostrado que los niños se benefician del apoyo y la enseñanza que reciben en la guardería o el parvulario.
Estoy seguro de que con el apoyo de sus Señorías nos beneficiaremos del nuevo ímpetu en los ámbitos que he señalado y de que hemos iniciado un importante debate en la Unión Europea.
Vladimír Špidla, miembro de la Comisión. (CS) Señor Presidente, Señorías, han pasado cinco años desde que el Consejo Europeo marcó objetivos en materia de disponibilidad de plazas de asistencia infantil preescolar en el contexto de la Estrategia Europea de Empleo. En marzo de 2002, el Consejo Europeo de Barcelona acordó que los Estados miembros se esforzaran por prestar asistencia en 2010 al 90 % por lo menos de todos los niños de tres años hasta la edad de escolarización obligatoria y al 33 % por lo menos de todos los niños menores de tres años, en un intento de suprimir los factores que desincentivan la participación femenina en el mercado de trabajo.
El Consejo Europeo reiteró la necesidad de conseguir estos objetivos en el Pacto Europeo por la Igualdad de Género adoptado en marzo de 2006. Sin embargo, estos objetivos distan mucho de haberse cumplido. La oferta de una asistencia infantil asequible, accesible y de calidad es vital si Europa quiere cumplir sus planes de crecimiento, empleo e igualdad de género. La asistencia a la infancia es necesaria para aprovechar el potencial productivo de la fuerza de trabajo europea. Permite a los hombres y mujeres con niños pequeños acceder y permanecer en el empleo remunerado, mejorando al mismo tiempo su calidad de vida. Elimina un gran impedimento que limita la libre elección por los individuos a la hora de conciliar su vida profesional y privada. También ofrece a los niños un excelente comienzo en la vida.
La atención infantil accesible y de alta calidad es una condición fundamental para conseguir la auténtica igualdad de género. Las mujeres continúan soportando la mayor parte de la responsabilidad en el cuidado de los niños. Al mismo tiempo, las mujeres están afectadas por las diferencias de género que persisten en el empleo, el desempleo y el salario. La oferta de una asistencia infantil digna y accesible para muchas familias contribuye a la independencia económica de las mujeres. También da a los progenitores solteros, que en su mayoría son mujeres, la oportunidad de mejorar sus condiciones de vida. La asistencia a la infancia contribuye también a afrontar el reto demográfico de la caída de la tasa de natalidad, apoyando las elecciones individuales de hombres y mujeres, incluyendo las decisiones sobre el número de hijos que desean tener. Si se ofrece una asistencia infantil asequible, accesible y de calidad, el hecho de tener más hijos no dificultará la participación en el mercado de trabajo.
La Comisión está obligada a apoyar la consecución de los objetivos de Barcelona. En el plan de trabajo del año pasado para conseguir la igualdad entre hombres y mujeres en 2006-2010, la Comisión se comprometió a apoyar el cumplimiento de los objetivos de Barcelona en materia de asistencia a la infancia y el desarrollo de otros servicios de atención a través de los Fondos Estructurales y el intercambio de buenas prácticas. Las normas actuales de los Fondos Estructurales ya contemplaban este uso. En este contexto, la Comisión ha señalado que los servicios y las estructuras se adaptan demasiado lentamente a una situación en que hombres y mujeres trabajan y en que las mujeres siguen considerándose las principales cuidadoras de los niños y otras personas dependientes.
La aplicación de los objetivos de Barcelona se controla en el marco de la Agenda de Lisboa para el crecimiento y el empleo. El informe anual de progreso de diciembre señaló que, aunque ha habido algún avance en los Estados miembros con respecto al desarrollo de instalaciones de asistencia a la infancia, el logro de los objetivos de Barcelona sigue estando lejos. La Comisión ha invitado por ello a los Estados miembros a centrarse en 2007 en aumentar la disponibilidad y la asequibilidad de la asistencia a la infancia con arreglo a sus propios objetivos nacionales.
En el informe anual sobre la igualdad de género correspondiente a 2006, publicado el mes pasado, la Comisión ha señalado que los Estados miembros deberían intensificar sus esfuerzos por cumplir los objetivos de Barcelona y apoyar el desarrollo de la atención a los ancianos y personas discapacitadas. Ha subrayado también el aspecto cualitativo de la asistencia a la infancia y el hecho de que las familias y los padres que trabajan a jornada completa necesitan un horario de abertura adecuado y un acceso flexible.
La Comisión acoge con satisfacción el establecimiento de una Alianza para la Familia, anunciada en las conclusiones del Consejo Europeo. La Alianza para la Familias servirá de plataforma para el intercambio de puntos de vista y conocimientos sobre las políticas favorables a la familia y de mejores prácticas entre los Estados miembros. La Comisión también ha invitado a los Estados miembros a usar plenamente el potencial ofrecido por la Política de Cohesión para apoyar la promoción de la igualdad entre hombres y mujeres, incluida la mejora del acceso a una asistencia asequible, mediante programas cofinanciados con cargo a los Fondos Estructurales.
La Comisión cree que la asistencia a la infancia debería considerarse parte esencial de un enfoque global para reconciliar el trabajo y la vida privada. Habría que animar a los hombres a asumir una parte alícuota de las responsabilidades familiares, en particular mediante incentivos para tomar permisos y desarrollando pautas de trabajo innovadoras y adaptables. Hay que plantear también la necesidad de servicios para niños en edad escolar y otras personas dependientes. Me complace anunciar hoy que tengo la intención de presentar, en 2008, una Comunicación sobre la asistencia a la infancia en la que haré propuestas concretas para aumentar la disponibilidad, la calidad y la asequibilidad de la asistencia a la infancia. Creemos que esto será un estímulo importante para que los Estados miembros cumplan los objetivos de Barcelona.
Marie Panayotopoulos-Cassiotou, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (FR) Señor Presidente, acojo con agrado el compromiso contraído por la Comisión y el Consejo de hacer más por conciliar la vida familiar y profesional y aumentar la oferta de servicios de guardería infantil a precios asequibles.
No obstante, no puedo ocultar mi decepción por los tibios resultados obtenidos tras el Consejo de Barcelona de 2002. Como concluyó el estudio de la Dirección General de Empleo en septiembre de 2005, el número insuficiente de guarderías asequibles constituye no solo una barrera a la integración económica y social de las familias económicamente desfavorecidas, sino también y sobre todo un obstáculo importante a la participación de mujeres y hombres en pie de igualdad en el mercado de trabajo y a un reparto equilibrado de las tareas entre mujeres y hombres en la vida familiar.
Ahora bien, de un elevadísimo número de estudios se desprende que los europeos no pueden tener los hijos que quieren o tantos hijos como quisieran. Además, habida cuenta de cómo han evolucionado las necesidades y las exigencias del mercado de trabajo, los Estados miembros deberían esforzarse por crear servicios de guardería más flexibles y diversos para ampliar el abanico de opciones y responder a las preferencias, necesidades y circunstancias específicas de los padres y las familias. Hay personas que desean encargarse por sí mismas del cuidado de sus hijos; no se puede decepcionar a esas personas ni penalizarlas, en la medida en que contribuyen a mantener la cohesión social de la unidad familiar.
En cuanto a los hombres y las mujeres que se ocupan de forma permanente o provisional de personas dependientes, deberían beneficiarse de un estatuto reconocido que les confiriera, en particular, derechos en materia de seguridad social y pensión, y disfrutar, al igual que aquellos y aquellas que tienen un empleo remunerado, de la formación a lo largo de toda la vida para estar en condiciones de responder a las exigencias del mercado de trabajo.
Jan Andersson, en nombre del Grupo del PSE. – (SV) Señor Presidente, señor Presidente en ejercicio del Consejo, señora Comisaria, como se acaba de decir, en la Cumbre de Barcelona se fijaron objetivos ambiciosos en lo tocante al desarrollo de la asistencia a la infancia. Varios países ya los han alcanzado. A otros países les queda todavía mucho camino por recorrer, un estado de cosas que es insatisfactorio. ¿Por qué, entonces, es importante la asistencia a la infancia? Es importante para las familias con vistas a que puedan combinar la vida familiar y la vida laboral. Es importante desde el punto de vista de la igualdad de género, porque han sido tradicionalmente las mujeres las que han tenido que asumir la responsabilidad del cuidado de los niños y por ello no han entrado en el mercado laboral. Es importante para que los niños tengan acceso a una asistencia de alta calidad en una fase importante de su progreso, por ejemplo, hacia la escuela y el mundo adulto.
Es también importante para el empleo y el crecimiento, ya que si miramos a los países que han avanzado mucho en el desarrollo de la asistencia a la infancia, veremos que tienen también un alto nivel de empleo, incluido el empleo femenino, y de esa manera también un mayor crecimiento. Si examinamos la evolución demográfica, vemos la necesidad de que haya mujeres –en realidad, a todas– en el mercado laboral.
El método que tenemos es el de la mejor práctica. Muchas de las decisiones se adoptan en los Estados miembros, en el plano local y regional. Debo decir, sin embargo, que es muy satisfactorio que el debate se haya extendido. Estoy siguiendo, por ejemplo, el debate en Alemania, donde está muy animado, más que nunca en el pasado. Es importante que mantengamos este debate en nuestros Estados miembros y que veamos la necesidad de la asistencia a la infancia, para que se ponga en marcha este proceso de desarrollo.
Quiero dar las gracias a la Presidencia alemana por haberme invitado, en mi calidad de ponente de opinión de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria, a la reunión informal que tendrá lugar en mayo, cuando se discutan estos asuntos. Me complace aceptar la invitación. Espero que podamos hacer algunos avances en materia de asistencia a la infancia, en beneficio no solo de los niños y las familias, sino también del empleo.
Hannu Takkula, en nombre del Grupo ALDE. – (FI) Señor Presidente, acojo con gran satisfacción esta iniciativa sobre las familias y la asistencia a la infancia. Los niños y los jóvenes son el activo más valioso que tenemos para nuestro futuro. Tenemos que adoptar decisiones que les permitan tener una vida plena y segura, y esas decisiones han de tomarse ahora.
Yo mismo he sido un privilegiado en el sentido de que cuando mis hijos eran pequeños fui amo de casa en Finlandia durante cinco años. En nuestra sociedad había la opción de ocuparse del hogar, y hoy sigue habiéndola. Por ello puedo decir, mirando hacia atrás, que los cinco años que pasé como amo de casa cuidando de dos chicos se cuentan, sin duda alguna, entre los mejores años de mi vida.
Me parece que cuando hablamos hoy de paternidad, todavía juzgamos convencionalmente y descargamos el peso de la responsabilidad exclusivamente sobre los hombros de las madres y las mujeres. La paternidad significa que también los padres tienen que asumir toda la responsabilidad sobre sus hijos. También tenemos que garantizar que se pueda conciliar el trabajo y la vida familiar, de manera que las familias puedan elegir cuál de los padres trabaja fuera si es imposible que lo hagan los dos. Por otro lado, tenemos que desarrollar servicios de guardería en que se facilite a los niños una buena asistencia de alta calidad para cuando ambos padres tengan trabajos remunerados.
La infancia es una época importante, como muestran los estudios. Los primeros cuatro o cinco años de la vida de un niño le marcan para toda la vida. Las decisiones adoptadas entonces, los ciudados y el amor recibidos y la seguridad que haya sentido un niño quedarán reflejados a lo largo de toda la vida de la persona.
Estoy por consiguiente a favor de estos objetivos de hacer un esfuerzo y promover la condición de las familias y de los niños. Espero que salga algo concreto de ello y que no se queden simplemente en objetivos.
Marcin Libicki, en nombre del Grupo UEN. – (PL) Señor Presidente, quisiera manifestar a la Comisión y a los representantes del Consejo, así como a todos los presentes en esta Cámara, que la situación demográfica de Europa no cambiará a menos que los políticos se tomen realmente a pecho los intereses de los niños.
Esto solo puede suceder realmente si se concede a los niños derechos políticos. Me refiero al derecho de voto de los niños, un derecho que debe concederse a los niños y confiarse a sus custodios legales, a saber, sus padres.
En el Parlamento alemán, el Bundestag, ya se ha dado un intento de hacer esto. El Bundestag ha debatido una ley para conceder derechos de voto a los niños desde su nacimiento. Estos derechos se confiarán a los padres y custodios legales de los niños. Por supuesto, haría falta introducir cambios legales significativos para poner esto en práctica, pero parece que contribuiría más a rectificar la situación demográfica de Europa que los actuales mecanismos legales.
Por desgracia, debido a los cambios la ley fue rechazada durante el debate en el Bundestag, aunque tenía el respaldo de muchos políticos destacados y el apoyo de la comisión en la que se había discutido. Simplemente quería señalar esto.
Eva-Britt Svensson, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (SV) Señor Presidente, la razón principal de la igualdad entre mujeres y hombres es conceder a las mujeres el derecho a valerse por sí mismas. Significa darles no solo el derecho, sino también la oportunidad de trabajar, poniendo a su disposición una buena asistencia infantil de alta calidad. A menos que la sociedad ayude a todos los niños a tener acceso a una buena asistencia a la infancia, a un coste económico justo para los padres, y acepte la responsabilidad de implantar esta situación, las mujeres se verán obligadas a confiar en otros para que se ocupen de ellas. Como ha hecho la Presidencia, sin embargo, quiero subrayar los derechos de los niños y la perspectiva del niño en este contexto.
Es extremadamente importante que los niños puedan relacionarse con otros niños, que se encuentren en otras circunstancias con otros adultos que no sean sus padres y que tengan acceso a las experiencias educativas necesarias para su desarrollo. Los niños que tienen la ventaja de una asistencia que implique tanto a otros niños como a adultos formados como educadores disfrutan de un mejor comienzo en la vida y potencian sus habilidades sociales. Una buena asistencia a la infancia es tan importante para los propios niños como para la igualdad de género y el crecimiento económico. Creo que ya es hora de que las instituciones de la Unión Europea y, sobre todo, los Estados miembros se comprometan finalmente tanto con los derechos de los niños como lo han hecho hasta ahora con el mercado interior de bienes y servicios. De lo contrario, ni siquiera alcanzaremos los objetivos de Barcelona.
Kathy Sinnott, en nombre del Grupo IND/DEM. – (EN) Señor Comisario, yo recurro a los servicios de atención a menores y adultos para poder estar aquí y participar en este debate.
Es muy importante que las mujeres tengan el derecho a hacer una carrera profesional, si así lo desean, y un buen servicio de guardería asequible es indispensable para ello. Pero como he trabajado en casa y he educado una gran familia, sé el importante papel que he desempeñado en el desarrollo de mis hijos. Me considero afortunada por haber podido quedarme en casa con mis hijos y que mis hijos tuvieron la suerte de tenerme a mí.
¿De qué se trata este debate? Es importante que seamos sinceros. ¿Se trata de un debate sobre los niños? Mi primer nieto ha nacido esta mañana. Si pudiera preguntárselo, me diría que preferiría que lo cuidara su madre. ¿Se trata de un debate sobre las opciones de las mujeres? Si así fuera, concederíamos ayudas financieras para el cuidado de los hijos y condiciones flexibles de trabajo a las mujeres que han optado por trabajar, por una parte, así como ayudas financieras a las madres que deciden trabajar en casa cuidando a sus hijos, por otra.
Si el debate trata de la economía de la UE, entonces tendría sentido, a corto plazo, crear un amplio sistema de guarderías y una red legislativa que integre realmente a las mujeres en el trabajo, quieran o no. Pero estoy convencida de que a largo plazo y en vista de la evolución demográfica de la UE y de las complejidades de la educación infantil, canalizar a la gran mayoría de las madres de familia al lugar de trabajo durante los primeros años de vida de sus hijos sería una política que algún día lamentaremos.
El Presidente. Estoy seguro de que el Parlamento Europeo quisiera secundarme y felicitarle también por el nacimiento de su nieto hoy.
Irena Belohorská (NI). – (SK) El problema de llevar a los niños a los servicios de asistencia preescolar está también estrechamente relacionado con el asunto que discutimos aquí en el Parlamento la noche pasada, esto es, la igualdad de género y la igualdad de oportunidades.
Además de su deseo de ser trabajadora en condiciones de igualdad, una mujer también anhela ser madre. La atención insuficiente que brinda el Estado a los niños en edad preescolar es una de las razones por las que es menos probable que las mujeres ocupen puestos en los niveles decisorios. Por esa razón, en la cumbre de la Unión Europea de 2002 en Barcelona se fijaron objetivos específicos. Se previó que en 2010 todos los Estados miembros de la Unión garantizarían la asistencia por lo menos al 90 % de los niños de entre 3 y 6 años de edad, así como al 33 % de los niños de menos de 3 años de edad. Es notorio que a esa edad los niños crecen y se desarrollan de una manera particularmente rápida, por lo que es esencial aprovechar al máximo esa época y prepararles no solo para la escuela, sino también para la vida.
La consecución de esos objetivos facilitará la integración social de niños de grupos de población problemáticos. El Estado debería procurar que los niños de todas las clases sociales tengan las mismas oportunidades de beneficiarse de la formación básica para la vida y asegurar que estas oportunidades no dependen de la riqueza de sus padres. Cuando nos enfrentamos a una tasa de natalidad decreciente en Europa y a unas estadísticas demográficas inquietantes, deberíamos dedicar un instante a reflexionar por qué las familias jóvenes no están motivadas para tener hijos. Estaremos todos de acuerdo en que una combinación de bajas por maternidad breves, tomadas inmediatamente después del nacimiento del niño, seguidas de un trabajo a tiempo parcial y de instalaciones de asistencia de alta calidad es la solución más eficaz posible. Esto sentará las bases para el crecimiento saludable de las nuevas generaciones y para el cumplimiento de las ambiciones de sus padres.
Edit Bauer (PPE-DE). – (SK) Acojo con gran satisfacción la declaración de la Comisión Europea y del Consejo que llama la atención de los Estados miembros sobre las obligaciones que contrajeron en 2002 en Barcelona, porque ya no nos queda mucho tiempo para cumplirlas.
Tal como hemos oído, ni siquiera una cuarta parte de los Estados miembros han alcanzado los objetivos. Aunque en diferentes Estados miembros la situación varía aparentemente, en muchos de los nuevos Estados miembros se deteriora en lugar de mejorar. Sería una auténtica vergüenza que continuáramos desperdiciando el tiempo y declaráramos en 2010 que los objetivos eran ilusorios e inalcanzables, ya que no hay excusa para la falta de preparación y en este caso particular el tiempo es implacable.
No hay duda de que una oferta de asistencia adecuada es una de las condiciones básicas para mejorar el equilibrio entre trabajo y vida. Estoy convencida de que no podemos aumentar el empleo femenino y reducir el desempleo entre los jóvenes, que es realmente muy alto, sin crear las condiciones para la debida asistencia a la infancia y la atención a los miembros dependientes de la familia.
Es también sensato pedir que estos servicios se adapten a pautas de trabajo más flexibles y se ajusten mejor a las nuevas exigencias y condiciones variables. Puede que merezca la pena considerar si no habría que incluir esta cuestión en el concepto de «flexiguridad», porque sin flexibilidad y sin la adecuada seguridad social y la seguridad legal asociadas a estos servicios, la «flexiguridad» no es factible.
Al extender la red de estos servicios, surge la cuestión de quién debería asumir no solo los costes de lanzamiento, sino también los de funcionamiento. No debería caber duda de que la responsabilidad corresponde a los Estados miembros a este respecto.
Zita Gurmai (PSE). – (EN) Señor Presidente, hace cinco años la UE estableció una serie de objetivos en materia de guarderías. Los Estados miembros debían intentar prestar este servicio al menos al 90 % de los niños en edades comprendidas entre los tres años y la edad escolar obligatoria, y para un 33 % de los niños de menos de tres años, para 2010.
En el quinto aniversario de la adopción de los objetivos de Barcelona, nos encontramos aquí para evaluar los avances logrados en este terreno. Desgraciadamente, todavía no hemos alcanzado estos objetivos. Únicamente cinco países han cumplido el objetivo del 33 %: Bélgica, Dinamarca, Francia, los Países Bajos y Suecia. Y debemos examinar los resultados obtenidos por los demás Estados miembros. Me pregunto si la Comisión realiza un seguimiento del progreso hacia estos objetivos. ¿Está elaborando la Comisión un análisis? ¿Cuenta con normas comunes para el seguimiento de los servicios de guardería? ¿Qué consecuencias sufrirán los Estados miembros que no logren estos objetivos?
¿Por qué debe invertir Europa en guarderías? No es por casualidad que el Partido de los Socialistas Europeos haya puesto en marcha una campaña a favor de las guarderías, en la que se pide que estas sean accesibles, asequibles y de buena calidad. Y lo hicimos porque estamos firmemente convencidos de que invertir en guarderías equivale a invertir en nuestro futuro, pues al dar prioridad a nuestros hijos les permitimos que comiencen con buen pie en la vida y les ofrece igualdad de oportunidades más tarde cuando entren en el mercado de trabajo. Permite a la UE hacer frente al problema demográfico a fin de que el mercado comunitario sea más competitivo y que Europa sea más social. Permite una mayor participación de las mujeres en el mercado de trabajo y que los hombres y las mujeres concilien su vida familiar con su vida laboral, como ha señalado el Comisario en su intervención. Es evidente que si invertimos en guarderías podemos hacer que la igualdad de oportunidades sea una realidad y podremos maximizar las oportunidades de la vida para todos los niños. De este modo podemos contribuir a la erradicación de la pobreza, independientemente de los antecedentes económicos.
Por ello pido a los Estados miembros y a la Comisión que colaboren entre sí y que se comprometan a alcanzar estos objetivos. Hungría es un buen ejemplo a seguir, ya que el Ministro de Asuntos Sociales y Jurídicos ha reconocido la importancia de las guarderías y se ha comprometido a aumentar su número, en particular para los niños de hasta tres años, del 8 % al 33 % en cinco años.
Marios Matsakis (ALDE). – (EN) Señor Presidente, nuestros hijos son con diferencia el más valioso de nuestros activos. Sin embargo, también son los más vulnerables, no solo debido a sus sensibles necesidades somáticas y psicológicas durante su crecimiento, sino también a los numerosos peligros que encuentran en la vida moderna. Por estas razones, entre muchas otras, nuestros hijos necesitan y merecen sin duda nuestro máximo cuidado y atención. Sin embargo, en un mundo en el que ambos padres pueden estar luchando frenéticamente por abrirse camino en medio de una feroz competencia, un mundo en el que ambos padres pueden consumirse en la lucha diaria por ganar más, un mundo en el que las fuerzas de la tensión social pueden haber destruido la cohesión familiar, un mundo en el que la separación geográfica puede haber mermado la valiosa ayuda de los abuelos y otros familiares próximos, en ese mundo el cuidado de los niños por los padres a puede sufrir un serio menoscabo.
Este es el mundo al que los Estados miembros deben ayudar de inmediato y de forma integral. Habría que fomentar iniciativas para crear más servicios de guardería más adecuados; establecer permisos flexibles para los padres y crear entornos laborales adaptados a las necesidades de estos. Estas son solo algunas de las principales necesidades. Además, también habría que fomentar y mejorar medidas innovadoras, como los servicios de asesoramiento a los padres o incluso de formación para los padres, de manera que estos adquirieran más conocimientos y recibieran ayuda sobre el modo de ser mejores padres y de afrontar mejor los problemas de la paternidad.
En conclusión, no debemos olvidar nunca que ningún servicio de guardería, por bueno que sea, puede sustituir al amor y al afecto de los padres. Junto con todas las demás medidas, quizás deberíamos favorecer que la gente reconsiderara sus prioridades en la vida. ¿Es mejor para la familia tener mayores ingresos pero menos contactos entre padres e hijos? ¿Interesa más a la familia tener dos padres dedicados plenamente a su profesión pero que raramente coinciden en la cena familiar? Quizás todos los padres deberían plantearse estas preguntas e intentar responder sinceramente por el bien de sus hijos.
Marek Aleksander Czarnecki (UEN). – (PL) Señor Presidente, nuestros ojos y oídos nos dicen que Europa envejece. Cada vez nacen menos niños en los Estados miembros de la Unión Europea.
¿Cuál es el motivo? ¿Ya no nos gustan los niños? Sin duda alguna no es este el caso. Lo que ha sucedido es que nos hemos vuelto más conscientes de la dificultad de educar a los hijos. Además, las mujeres en Europa postergan cada vez más la creación de una familia, si es que en general deciden tener hijos.
Una de las razones de esta situación reside en la oferta de asistencia a la infancia durante las horas de trabajo. Las mujeres solo pueden centrarse en sus obligaciones profesionales si se les presta una adecuada asistencia a la infancia. El desempleo femenino es menor en los Estados que prestan una adecuada asistencia a las mujeres durante el embarazo, el parto, la lactancia y más tarde cuando educan a sus hijos.
Proporcionar a los ciudadanos un tratamiento adecuado con independencia de su género u origen y garantizarles su desarrollo adecuado y la protección desde el momento del nacimiento hasta una edad avanzada, es un principio que simplemente debe respetarse en el mundo contemporáneo.
Pier Antonio Panzeri (PSE). – (IT) Señor Presidente, Señorías, la cuestión que estamos discutiendo es extremadamente importante y sitúa una vez más el centro de atención en la Europa social. Hemos presionado durante algún tiempo a favor de este objetivo y merece por ello la pena señalar que invertir en una asistencia a la infancia de alta calidad y expandirla, impartir una formación mejor, prestar buenos servicios de guardería y nuevas ventajas para los niños sería una señal inequívoca de la voluntad política de avanzar por el buen camino.
Está muy claro que apoyar a los hijos con políticas sociales y económicas adecuadas no solo significa pensar seriamente en su futuro, sino también ayudar a crear nuevas condiciones económicas y sociales para las familias; haría posible que muchos padres y, sobre todo, muchas mujeres entraran en el mercado de trabajo.
Después de todo, como ya se ha dicho, esta podría ser una respuesta a uno de los retos que Europa tiene que abordar –el del cambio demográfico– para estimular el mercado de trabajo de manera positiva, mejorar la competitividad europea y hacer más ricas a nuestras sociedades.
Señor Comisario, lo que hace falta es más valentía y amplitud de miras para reducir los plazos vigentes en los distintos Estados miembros, y por tanto el Parlamento y la Comisión deben mostrar su compromiso y desplegar vigor y firmeza para alcanzar los objetivos fijados.
Edite Estrela (PSE). – (PT) En primer lugar, acojo con satisfacción las comunicaciones del Consejo y la Comisión. Estamos de acuerdo en que nunca habrá verdadera igualdad de género hasta que no haya una manera de reconciliar el trabajo y la vida familiar, tanto para las mujeres como para los hombres.
Es esencial que los hombres puedan compartir las responsabilidades familiares y que las mujeres puedan hacer una carrera. Para ello, los Estados miembros deben establecer urgentemente redes de instalaciones de asistencia a la infancia de alta calidad, asequibles y disponibles en franjas horarias adecuadas.
Es lamentable que en 2007, el Año Europeo de la igualdad de oportunidades para todos, estemos todavía muy lejos de los objetivos de Barcelona, cuando debido al envejecimiento de la población y a la caída de las tasas de natalidad la Unión Europea necesite tantos adultos en el mercado de trabajo como sea posible, y eso significa más mujeres.
Esperamos con interés el documento sobre este asunto que el Comisario Špidla ha anunciado aquí para 2008.
Günter Gloser , Presidente en ejercicio del Consejo. (DE) Señor Presidente, Señorías, aprecio de todo corazón sus aportaciones. Si no lo he entendido mal, hay un alto grado de consenso en esta Cámara en torno al objetivo que nos hemos fijado, cosa que en realidad hicimos hace varios años, cuando también contrajimos determinadas obligaciones. Hemos visto también que no hemos tenido éxito en conseguir estos objetivos en todos los Estados miembros, y que nos queda relativamente poco tiempo para cumplir estas obligaciones antes de 2010.
Es también importante reavivar el debate sobre la Alianza para la Familia y diré con toda intención que esto no solo hace falta en Alemania, como ha dicho el señor Andersson al inicio de su discurso. Se han expresado diferentes puntos de vista sobre el asunto concreto de si se podría declarar obligatorio que se lleve a los niños a una instalación de asistencia a la infancia, así que de lo que hablamos es de libertad de elección.
La libertad de elección es un objetivo muy importante al que aspirar. Nadie estipula a quién debe confiarse el cuidado de los niños ni cuántos hijos hay que tener. No hemos venido aquí a debatir esto. Hay que decir, sin embargo, que hay casos especiales en los que no existe tal libertad de elección, porque los servicios de atención especializada no existen, y por eso es importante, como ha dicho la Comisión, los diputados y diputadas en sus discursos y también la Presidencia, que nos aferremos a este objetivo cuando hay tantos aspectos diferentes que deben tenerse en cuenta.
Algunos de ustedes han hablado de la igualdad de oportunidades, y otros sobre el equilibro entre trabajo y vida familiar, el cambio demográfico o la educación de los hijos. Otra cosa importante es que nos hemos comprometido a aumentar la proporción de mujeres en el trabajo, usando la «flexiguridad» como uno de los medios para ese fin. De ello se deduce que en este debate se han tenido en cuenta diversas cuestiones.
Quisiera reiterar lo feliz que me ha hecho oír al Comisario Špidla anunciar su intención de presentar un documento el año que viene para averiguar el resultado de los debates en el Consejo y en la Cámara y lo que se haya hecho para alcanzar estos objetivos.
Agradeciéndoles la franqueza de este debate, permítanme decir también que nos corresponde a cada uno de nosotros, en cualquier Estado miembro en el que los objetivos todavía no se hayan cumplido o en el que haya un riesgo de que no se cumplan en 2010, adoptar las medidas políticas adecuadas para que los objetivos que nos hemos fijado puedan alcanzarse –como de hecho esperamos– antes de esa fecha.
Vladimír Špidla, miembro de la Comisión. (CS) Señorías, me parece que está suficientemente claro que los objetivos de Barcelona son adecuados y que el debate ha confirmado que hay un amplio consenso en torno a este asunto. Tampoco hay duda de que una serie de países están muy lejos de cumplir los objetivos y de que debemos hacer todo lo que podamos por alentar a los Estados miembros a rectificar esto.
Las ventajas de la Estrategia de Barcelona están claras, pero quisiera, si me lo permiten, volver sobre ellas. En primer lugar, sin unas estructuras responsables de asistencia a la infancia, no es posible conseguir objetivos básicos de la igualdad de género. En segundo lugar, sin esos acuerdos la cuestión del envejecimiento demográfico no puede afrontarse de manera responsable.
De este debate se desprenden claramente dos cuestiones: la primera es si la Comisión ha desarrollado la Estrategia de Barcelona. Como señalé en mi informe en el marco de la Estrategia de Lisboa, la respuesta es afirmativa. La segunda cuestión se refiere a las medidas que permitan comparar los distintos países. Los distintos países se comparan en la actualidad sobre la base de los datos que facilitan uno a uno y, en cuanto a la metodología, es difícil comparar esos datos. Es fácil supervisar el desarrollo en el propio país, pero comparar un país con otro es extremadamente difícil. Esta situación es insatisfactoria y por eso buscamos la manera de conseguir que los distintos puntos de vista individuales puedan ser evaluados, cuestión que queremos dejar zanjada para finales de este año.
Se ha planteado también una tercera cuestión, a saber, si en el marco de la Estrategia de Barcelona aspiramos o no a que elijan de los padres. Sí, conforme a los objetivos, tal como están formulados, ese es sin duda el caso. Los Estados miembros deberían comprometerse a prestar asistencia en 2010 al 90 % por lo menos de los niños entre los tres años y la edad de escolarización; es decir, a prestar asistencia u ofrecer a los padres la posibilidad de elegir si quieren o no aprovechar esa oferta. A este respecto, la finalidad del objetivo está totalmente claro.
Señorías, gracias por este debate. Me parece que está claro que queda todavía mucho por hacer, pero que somos capaces de realizar muchas cosas.