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Procedimiento : 2007/2020(INI)
Ciclo de vida en sesión
Ciclos relativos a los documentos :

Textos presentados :

A6-0128/2007

Debates :

PV 25/04/2007 - 15
CRE 25/04/2007 - 15

Votaciones :

PV 26/04/2007 - 8.9
CRE 26/04/2007 - 8.9
Explicaciones de voto

Textos aprobados :

P6_TA(2007)0165

Acta literal de los debates
Miércoles 25 de abril de 2007 - Estrasburgo Edición DO

15. Derechos humanos en el mundo en 2006 y política de la UE - Moratoria sobre la pena de muerte (debate)
Acta
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  La Presidenta. – De conformidad con el orden del día, se procede al debate conjunto:

- sobre el informe (A6-0128/2007) del señor Coveney, en nombre de la Comisión de Asuntos Exteriores, sobre el Informe anual sobre los derechos humanos en el mundo (2006) y la política de la UE a este respecto [2007/2020(INI)]

- sobre las declaraciones del Consejo y la Comisión con respecto a la moratoria sobre la pena de muerte.

 
  
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  Simon Coveney (PPE-DE), ponente. – (EN) Gracias, señora Presidenta, señor Presidente en ejercicio del Consejo, señor Comisario. Es un honor para mí tener ocasión de presentar, como ponente, el Informe Anual del Parlamento Europeo sobre los Derechos Humanos correspondiente a 2006.

Este informe es la declaración política más amplia y significativa que hace el Parlamento Europeo cada año sobre el asunto de los derechos humanos y su promoción. Como ponente he mantenido el estilo de valoración directa adoptado el año pasado para el informe de 2005. En esencia, se trata de un análisis constructivo y crítico de la actuación del Consejo, la Comisión y el Parlamento en la promoción y defensa de los derechos humanos en todo el planeta. El informe es la culminación de cinco meses de trabajo en la Subcomisión parlamentaria de Derechos Humanos y en la Comisión de Asuntos Exteriores, en las cuales hay que reseñar el amplio consenso alcanzado mediante la discusión, el debate y las enmiendas de transacción.

Uno de los aspectos básicos del informe se refiere al papel de la UE en el nuevo Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Las constataciones del informe se basan en la asistencia del Parlamento a varias de las reuniones de ese Consejo en Ginebra. El reciente informe anual del Consejo y la Comisión no pudo remitirse al CDH de las Naciones Unidas, por lo que me pareció oportuno que, tanto en el informe como en el debate de hoy, nos centrásemos en él.

Nuestro informe reconoce que aunque puede llegar a convertirse en un valioso marco para la labor multilateral de la UE en materia de derechos humanos, en sus primeros doce meses el Consejo de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas no ha aportado nada nuevo. Este órgano ha fracasado en la búsqueda del consenso y de un grado aceptable de compromiso en aspectos básicos como Oriente Próximo, Darfur, Birmania y muchos otros. En cambio, a veces ha sido utilizado como caja de resonancia política, por lo que debemos buscar la forma de evitar que se use como foro político de enfrentamiento entre bloques geográficos o ideológicos de países.

Un buen ejemplo de esto es la debilidad de la resolución del Consejo sobre Darfur. Sin duda la única prioridad de una institución de las Naciones Unidas concebida para tratar de los derechos humanos debería haber sido el cese de la violencia y la protección de la población inocente, pero por desgracia no ha sido así. Los debates y los intentos de acuerdo sobre Darfur se han utilizado como moneda de cambio político o como instrumento para conseguir el acuerdo en otras resoluciones. Así las cosas, insto al Consejo Europeo a que estudie la adopción de medidas más drásticas ante la crisis que padece la población de Darfur. Ayer mismo hice referencia a este asunto en una reunión de la comisión a que asistió el representante del Consejo que está hoy aquí presente.

El núcleo del informe trata de cómo está actuando la UE en relación con las directrices de derechos humanos que se fija a sí misma. Hay cinco directrices políticas de la UE que Europa debe promover. Son directrices que tratan de la pena de muerte; la tortura; los niños y las mujeres en situaciones de conflicto armado; los defensores de los derechos humanos, y, por supuesto, el diálogo con terceros países. Me ha parecido importante analizar críticamente la actuación del Consejo, especialmente con respecto a la aplicación de esas directrices, pues se comprometió expresamente a utilizar esos instrumentos de defensa de los derechos humanos en terceros países. En especial, el Consejo y la Comisión deben promover las directrices en las embajadas y misiones de la UE en el exterior. Es preocupante que algunas delegaciones tengan poco o ningún conocimiento de las directrices mismas o de cómo promoverlas en la situación concreta del país.

El informe también reclama una mayor comunicación entre el Consejo y el Parlamento Europeo –en particular con la Subcomisión de Derechos Humanos– en relación con el informe sobre derechos humanos del Consejo y la Comisión, de manera que podamos avanzar realmente hacia un informe integrado que incluya los puntos de vista del Parlamento, el Consejo y la Comisión. Eso es lo que intentamos al modificar la estructura de nuestro informe.

El informe también subraya la necesidad de reforzar sustancialmente el diálogo entre la UE y China sobre derechos humanos. En él se aprecia que China ha decidido que su Tribunal Supremo revise todas las causas que impliquen la pena de muerte, lo que evidencia que hay pequeños avances en este aspecto, pero también reconoce que China es el país que ejecuta a más personas en el mundo.

El informe también acoge positivamente las resoluciones del Parlamento que abogan por el cierre del Centro de Detención de la bahía de Guantánamo, así como la contribución de esta Cámara por llamar la atención sobre los problemas de derechos humanos que plantea ese centro. La propia existencia de Guantánamo sigue reflejando una imagen negativa de la forma en que se lucha contra el terrorismo en un Occidente liderado por los Estados Unidos.

Me ha complacido mucho poder señalar en el informe a la necesidad de una política común clara y eficaz de control de la exportación de armamentos, inclusive en el seno de la Unión Europea, pues es evidente el efecto que tienen el tráfico de armas pequeñas, en particular, en los conflictos de derechos humanos en diversas partes del mundo. Debemos avanzar hacia un tratado internacional sobre el tráfico de armas, tal como ha reclamado repetidamente el Parlamento.

Acabaré dando las gracias a todos los demás Grupos por su colaboración. Esta no es una resolución del PPE-DE sobre derechos humanos: espero que refleje la posición del Parlamento en su conjunto y de todos los Grupos que lo conforman. También quiero dar las gracias a todos los que han colaborado conmigo en el informe.

 
  
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  Günter Gloser, Presidente en ejercicio del Consejo.(DE) Señora Presidenta, señor Comisario, Señorías, me complace poder participar, como representante de la Presidencia, en el debate de hoy en esta Cámara sobre el Informe anual sobre los derechos humanos y la situación de los mismos en el mundo.

Como sus antecesores en años anteriores, este informe se muestra crítico respecto de lo que la Unión Europea ha venido realizando en materia de derechos humanos, y su visión crítica merece nuestro aplauso, pues estamos convencidos de que contribuye a incrementar y mejorar nuestra acción común en favor de la protección de los derechos humanos, ya que todos somos perfectamente conscientes de los retos cotidianos que hemos de afrontar en este terreno. Cuanto mejor sea el funcionamiento del diálogo entre nuestras instituciones, mayor será la probabilidad de poder actuar juntos más eficazmente en el cumplimiento de nuestra política de derechos humanos.

Permítanme arrancar con una propuesta práctica; voy a solicitar que el grupo de trabajo del Consejo responsable de la política internacional sobre derechos humanos de la Unión Europea (COHOM) someta a debate el informe de esta Cámara y considere en mayor profundidad las peticiones y recomendaciones referentes a su labor. Entonces sería posible, en algún momento posterior, que la versión aprobada finalmente del informe y los comentarios del pertinente grupo de trabajo del Consejo sirvieran de base para una prolongación del debate, por lo que propongo abordar hoy solamente algunas de las recomendaciones.

El informe reconoce la mayor cooperación entre esta Cámara y las Presidencias de la UE en la elaboración y el debate del Informe anual de la Unión Europea sobre la situación de los derechos humanos. Como pruebas del progreso de nuestra cooperación se aporta, entre otras, la presentación por parte de esta Cámara de sus actividades en el tema de derechos humanos dentro de un capítulo del Informe anual de la UE dedicado al mismo, y tenemos gran interés en que continúe esta cooperación y el diálogo con el Parlamento Europeo, concretamente con su subcomisión sobre derechos humanos. Aunque somos conscientes de la importante contribución realizada por esta Cámara a la protección de los derechos humanos, que ha de ser debidamente reconocida en el Informe anual de la Unión Europea, también quiero subrayar que nuestra colaboración ha de producirse dentro del marco de la base legal aplicable a la Política Exterior y de Seguridad Común, y respetando esta, y que el papel de esta Cámara –como bien queda expuesto en la sección explicativa del informe del señor Coveney– consiste en la revisión crítica de las actividades de la Unión Europea en el ámbito de los derechos humanos.

Una faceta importante de la política de derechos humanos este año es la creación del nuevo Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, cuya importancia resalta el informe de esta Cámara, al tiempo que subraya acertadamente el futuro papel potencial de este órgano como un foro valioso en el que la Unión Europea pueda actuar multilateralmente en defensa de los derechos humanos. El informe juzga lamentable que el nuevo Consejo de Derechos Humanos haya demostrado una gran ineficacia para responder adecuadamente a las crisis de derechos humanos en todo el mundo y yo añadiría, en respuesta a lo anterior, que todavía es demasiado pronto para poder emitir un juicio y que debemos esperar el resultado del proceso institucional de toma de decisiones, que está previsto se produzca a finales de junio. La Unión Europea hará cuanto pueda para garantizar que el Consejo de Derechos Humanos continúe evolucionando como un elemento eficaz, pero también creíble, dentro del sistema de derechos humanos de las Naciones Unidas.

Con respecto a la situación en Darfur, que constituye uno de los asuntos más importantes analizados en la última reunión del Consejo de Derechos Humanos, se ha solicitado que la Unión Europea y los Estados miembros hagan más para que sean aceptadas sus opiniones, de manera que el Consejo, siguiendo el informe sobre su misión especial, pueda dar los pasos apropiados y suficientes para proporcionar una respuesta a esta catástrofe humanitaria. Mi comentario al respecto es que la aprobación unánime del documento sobre Darfur por la Cuarta Sesión del Consejo de Derechos Humanos debe contemplarse como un triunfo notable para la UE.

Quiero comentar brevemente los demás instrumentos importantes de nuestra política de derechos humanos de la UE, a saber, las directrices definidas por la UE para sus relaciones con terceros países con referencia expresa a la supresión de la pena capital, la campaña contra la tortura, la protección de los activistas de derechos humanos y la situación de los niños involucrados en los conflictos armados. El Informe anual de esta Cámara subraya la importancia de estas directrices y apunta la necesidad de que se cumplan con mayor eficacia. Compartimos este parecer y también aplaudimos el trabajo ya realizado por la subcomisión de esta Cámara sobre derechos humanos. A finales de este periodo, la Presidencia del Consejo alemana informará con detalle sobre las formas en que han sido aplicadas las distintas directrices.

Hoy me gustaría, sobre todo, subrayar los esfuerzos de la Presidencia hasta la fecha en relación con la supresión de la pena capital, que es una de las principales prioridades del Consejo entre las medidas de la Unión Europea en el ámbito de la política de los derechos humanos. Para conseguir un mayor progreso en este frente, la Presidencia ha trazado un plan de acción para 2007, que se está poniendo actualmente en práctica y que tiene como objetivo la presentación, a los niveles oportunos de las Naciones Unidas, de medidas destinadas a abolir la pena de muerte, sobre lo que hablaré más adelante.

Otros instrumentos notables de nuestra política de derechos humanos incluyen el diálogo y las consultas sobre el tema con terceros países, que serán objeto de un informe parlamentario; acogemos con agrado esta iniciativa y tomaremos oportuna nota de las recomendaciones de esta Cámara. A pesar de las dificultades inherentes a los diálogos sobre derechos humanos, creemos que no deben infravalorarse como cauce de expresión de nuestros recelos acerca del estado de los derechos humanos en un determinado tercer país y –aunque a veces solo a largo plazo– como medio para provocar un cambio en la situación allí.

Con esto en mente, puedo informarles de que la Presidencia aplaude la resolución del Consejo sobre el establecimiento de un diálogo sobre derechos humanos entre la Unión Europea y Uzbekistán, estando ya en marcha los preparativos para la primera ronda. Las siguientes rondas del diálogo sobre derechos humanos entre la UE y China y de las consultas sobre derechos humanos con Rusia también están previstas en breve, la primera de ellas a principios de mayo y la otra a mediados de dicho mes, y deseo informarles de que las consultas con Rusia van a involucrar –tal como solicitaba su informe– a ONG europeas y rusas.

Una de las demandas planteadas en el Informe anual era que se concediera a los diputados al Parlamento Europeo un papel mayor en cuanto a la dirección de diálogos y consultas y se instaba al Consejo a garantizar que estuvieran implicados en los mismos. Permítaseme decir, a título de respuesta a lo anterior, que la composición de las delegaciones de la UE que mantienen diálogos con terceros países refleja la demarcación de poderes dentro de la Política Exterior y de Seguridad Común, razón por la que no resulta posible que los diputados a este Parlamento participen en dichos diálogos. Pero eso no significa que no estén continuamente informados de las evoluciones o que no exista un intercambio continuado de opiniones sobre las mismas.

Con la venia de su Presidenta, me gustaría decir algo respecto de la declaración de la Presidencia acerca de la moratoria sobre el uso de la pena de muerte.

La campaña contra la pena capital ha sido desde hace mucho tiempo un elemento central en la política común de la UE sobre los derechos humanos; la campaña contra la pena de muerte fue, de hecho, el tema de las primeras directrices que se aprobaron sobre derechos humanos por el Consejo allá por 1998, y la continuación de las distintas medidas, en virtud de las cuales la Unión Europea ha venido abogando consecuentemente en favor de la abolición de la pena de muerte desde entonces, constituye una de las prioridades para la Presidencia alemana en cuanto a la política sobre derechos humanos.

Hemos debatido por última vez el asunto de la pena de muerte con motivo del periodo parcial de sesiones adicional de enero, cuando les anuncié que la Presidencia del Consejo alemana confeccionaría un plan de acción minucioso sobre lo que teníamos previsto hacer durante la primera mitad de 2007 con el fin de llevar ante las Naciones Unidas la campaña contra la pena de muerte, y hoy les puedo confirmar que hemos cumplido la planificación anunciada.

Sobre la base de un análisis efectuado por los jefes de las representaciones permanentes en Ginebra y Nueva York de todos los socios de la UE y de las numerosas conversaciones con representantes de las ONG, Alemania elaboró, a finales de febrero, un plan de acción para 2007, fijando medidas concretas para un planteamiento progresivo de presentación del tema de la pena de muerte ante las Naciones Unidas, que fue aceptado por todos sus socios, y que la Presidencia desde entonces ha venido poniendo en práctica de manera coherente.

El primer paso de este plan de acción se dio al incluir en un lugar preferente de la agenda el problema de la pena capital durante la apertura de la Cuarta Sesión del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra, y mi colega de gabinete ministerial, el señor Steinmeyer, en su condición de Presidente en ejercicio del Consejo de la UE, abordó el tema de manera intencionada durante su intervención. Varios de los ministros de los Estados miembros de la UE que participaron en la apertura de la Cuarta Sesión del Consejo de Derechos Humanos siguieron el ejemplo de la Presidencia, instando a la supresión de la pena capital, y la sesión del Consejo en marzo fue testigo de la segunda lectura, con la incorporación de nuevos partidarios de la declaración contra la pena de muerte que, por iniciativa de la Unión Europea, había sido presentada ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre de 2006 y ratificada por un total de 85 Estados de todos los rincones del mundo.

El segundo paso del plan de acción consistió en que la Presidencia iniciara en abril una campaña de presión a nivel mundial, cuya finalidad radica en recabar más votos a favor de la declaración de diciembre de 2006 contra la pena de muerte y en establecer una alianza multirregional dispuesta a respaldar la presentación de una resolución ante las Naciones Unidas.

Una vez se haya completado esta diligencia global –hacia finales de mayo– la Unión Europea emprenderá una evaluación exhaustiva de los resultados de la campaña de presión y, sobre esa base, decidirá si ha llegado el momento oportuno para una resolución de las Naciones Unidas, y en caso de que no fuera ahora, en qué momento se podría hacer.

Tal vez se me permita subrayar lo que dije allá en enero, a saber, que volver a plantear en estos momentos el debate en las Naciones Unidas, antes que se hubieran completado las gestiones, constituiría un error de planteamiento estratégico, ya que sería poco probable que una propuesta de ese tipo lograra el respaldo de dos tercios de los Estados miembros, que es lo que se precisa, y que ello podría sentar un precedente negativo, por cuanto otros Estados miembros podrían sentirse envalentonados para responder volviendo a introducir, fuera de las reuniones regulares de la Asamblea General, otros asuntos controvertidos en la agenda, y sobre todo, de momento no sabemos si vamos a ser capaces de obtener el respaldo mayoritario necesario de todas las regiones. La finalidad de nuestras gestiones globales actualmente en marcha consiste en averiguar este punto y deberíamos posponer cualquier decisión hasta el momento en que hayamos cosechado los resultados.

Permítanme, por tanto, subrayar una vez más que la campaña contra la pena de muerte entraña tanta importancia para el Consejo como para la Cámara de sus Señorías; deseamos, no menos que ustedes, la abolición de esta forma cruel, inhumana e ineficaz de castigo, pero la batalla no es fácil. No basta únicamente con buena voluntad; por el contrario, solo un planteamiento estratégico permitirá lograr nuestro objetivo y eso es lo que nosotros, en la Presidencia del Consejo alemana, junto con nuestros socios a nivel del Consejo, estamos dispuestos a hacer y esperamos sinceramente poder confiar en el pleno respaldo de la Cámara de sus Señorías para lograr dicho fin.

 
  
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  Joe Borg, miembro de la Comisión. (EN) Señora Presidenta, acojo con satisfacción el informe del señor Coveney sobre los derechos humanos en el mundo en 2006 y la política de la UE en esta materia, así como la resolución que debate hoy el Parlamento. Me complace especialmente que se haya mantenido el enfoque innovador del informe y que se haya centrado en el análisis de la actuación de las instituciones comunitarias en el cumplimento de los mandatos en materia de derechos humanos. También acojo favorablemente la recomendación de avanzar hacia un informe verdaderamente interinstitucional de la UE, que refleje las actividades del Consejo, la Comisión y el Parlamento en el campo de los derechos humanos y en la promoción de la democracia en el mundo.

Esta propuesta, que yo respaldo plenamente, no implica de ningún modo que el Parlamento pierda su prerrogativa de emitir su propio informe al respecto, ni que estemos ante una infracción potencial de la división de poderes entre Consejo, Parlamento y Comisión. El objetivo de la propuesta es más bien –y espero que la próxima Presidencia portuguesa siga en esta línea– ofrecer a los ciudadanos de la UE y a nuestros socios del mundo un informe único y exhaustivo que haga justicia a todas las acciones emprendidas por las tres instituciones, y que represente asimismo los valores y objetivos compartidos en esta materia.

La Comisión acoge con satisfacción las propuestas del informe de reforzar las sinergias entre las tres instituciones y de aprovechar plenamente sus esfuerzos específicos en la promoción de los derechos humanos. En este sentido, quiero referirme especialmente al estudio del Centro Interuniversitario Europeo, que nosotros apoyamos. Este estudio formula una serie de sugerencias prácticas que merecen toda nuestra atención. En el mismo espíritu, la buena cooperación entre nuestras instituciones en materia de derechos humanos quedó realmente reflejada cuando se introdujo el nuevo control democrático en las estrategias de cooperación geográfica y temática.

El período parcial de sesiones de diciembre del Parlamento Europeo, cuando se presenta el informe anual de la UE, es una buena ocasión para seguir desarrollando nuestro compromiso conjunto con los derechos humanos y la democracia.

Quisiera mencionar dos ejemplos tomados del informe que nos han presentado hoy: el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y los diálogos sobre derechos humanos. El apartado 22 del informe reclama que la UE haga un uso más efectivo de su influencia para que se incluyan asuntos de relieve en el orden del día del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y que afine sus actividades de presión y asistencia. Como bien saben, la Comisión fue al principio un poco escéptica con respecto a este Consejo, pues estimaba que no era suficientemente ambicioso, ni siquiera cuando fue aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2005. En este sentido, sigue habiendo dudas por los siguientes motivos.

La composición apenas ha mejorado. A la hora de abordar la situación de los distintos países, se centra en un número menos de ellos, y la incógnita se cierne sobre el futuro de los mandatos de mecanismos especiales. Pero hay señales positivas, como la misión a Darfur y la posterior resolución unánime. Creo que no sería acertado abandonar el que sigue siendo el principal foro mundial de derechos humanos. Antes bien, tenemos que redoblar nuestros esfuerzos por hacer que funcione mejor, por el bien de todas las personas cuyos derechos son gravemente vulnerados cada día.

La UE y otros socios afines tienen que romper el ciclo de politización y acercarse con mayor decisión a los países socios del G-27.

El Parlamento ha seguido de cerca todo lo que sucedía en torno al nuevo organismo de la ONU desde su fundación, sobre todo programando misiones e invitando a su dirección a debatir asuntos de interés común. De cara a la misión prevista para junio, quisiera sugerir un encuentro informal entre las tres instituciones a fin de informarles de cómo se valora la situación y para ofrecerles todo nuestro apoyo en la preparación de la misión.

El apartado 78 del informe también apela a una mayor implicación del Parlamento Europeo en los diálogos sobre derechos humanos con terceros países. Tales diálogos se han convertido en un instrumento fundamental para fomentar el respeto de los derechos humanos, pese a que, desde luego, sus resultados varían en función del interlocutor. Sin duda aumentaría nuestro poder de influencia si pudiéramos ampliar nuestra comunicación con esos países más allá de quienes ostentan el poder ejecutivo. Aunque en la práctica puede haber obstáculos que impidan al Parlamento Europeo participar en el diálogo formal, los diálogos interparlamentarios podrían ser un buen complemento para los esfuerzos en curso. Espero con interés las propuestas constructivas que haga el informe de iniciativa propia del Parlamento sobre este asunto. En cualquier caso, creo que será positivo un mayor intercambio de información entre las instituciones de la UE, así como la preparación, la puesta en marcha y las consecuencias de los ejercicios de diálogo.

Volviendo al segundo asunto del orden del día, quisiera subrayar la importancia que tiene para la Unión Europea seguir luchando por la abolición universal de la pena de muerte. Representa un objetivo fundamental de nuestra política de derechos humanos, y yo me esfuerzo personalmente por que la Unión Europea haga de avanzadilla en este sentido, sobre todo en el seno de las Naciones Unidas. Por lo tanto, acogeré positivamente toda iniciativa de debatir cómo conseguir una moratoria universal de la pena de muerte. Una resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas sería, sin duda, un paso importante, pero tal como se ha dicho en la reunión del Consejo de esta semana, es fundamental planificar con mucho cuidado el calendario de esta iniciativa. Solo sería eficaz una resolución si fuera respaldada por una clara mayoría de los Estados miembros de la ONU, y debemos preparar bien el terreno antes de presentar un proyecto así.

Para este asunto y todos los demás que tenemos sobre la mesa, recordemos nuestro objetivo primordial de promover los derechos humanos y la democracia y de trabajar pragmáticamente y codo con codo para lograrlo.

 
  
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  Roberta Alma Anastase, în numele grupului PPE-DE. (RO) Doresc în primul rând sã mulþumesc colegului Simon Coveney pentru concluziile constructive din raportul sãu ºi, mai ales, pentru recomandãrile fãcute cu privire la dialogul ºi consultãrile Uniunii Europene în domeniul drepturilor omului cu þãrile terþe, subiect al unui viitor raport la care am onoare sã fiu shadow rapporteur. Respectarea drepturilor omului, a principiilor democratice şi a bunei guvernări reprezintă însăşi esenţa Uniunii Europene. Este obligaţia noastră morală de a promova aceste valori în numele păcii şi dezvoltării în întreaga lume. Intensificarea continuă a eforturilor noastre în promovarea democraţiei în vecinătatea Uniunii Europene trebuie să constituie, fără îndoială, o prioritate a politicii Uniunii Europene în domeniul drepturilor omului. Crearea unui spaţiu veritabil de democraţie la frontiera noastră externă şi asigurarea ireversibilităţii acestui proces este una dintre condiţiile necesare pentru a asigura stabilitatea şi dezvoltarea durabilă în ţările vecine. În sfârşit, promovarea drepturilor omului în vecinătatea Uniunii Europene trebuie să beneficieze de toate instrumentele Uniunii Europene care îi stau la dispoziţie.

Salut şi eforturile recente de a impulsiona aceste activităţi prin instrumente de cooperare regională, inclusiv prin cooperare cu şi în cadrul zonei Mării Negre. Îmi exprim în acest sens speranţa că acţiunile propuse în domeniul democraţiei şi drepturilor omului în cadrul noii comunicări a Comisiei Europene privind sinergia în Marea Neagră vor fi implementate cât mai rapid şi mai eficient.

 
  
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  Józef Pinior, en nombre del Grupo del PSE.(PL) Señora Presidenta, en primer lugar deseo felicitar a Simon Coveney por su contribución al presentar este informe ante la Cámara. Como coponente por el Grupo Socialista en el Parlamento Europeo, también quiero dar las gracias al señor Coveney por su colaboración. La cooperación del señor Coveney con otros Grupos políticos debería servir de modelo para la labor política en esta Cámara, que me gustaría señalar a todo el mundo aquí.

El informe que tenemos ante nosotros es uno de los documentos más importantes del Parlamento Europeo. El problema del informe sobre los derechos humanos en el mundo se refiere a la forma de organizar el material, ya que hemos de ocuparnos de multitud de informes sobre vulneraciones de los derechos humanos en todo el mundo. Nos los facilitan organizaciones internacionales como el Observatorio de Derechos Humanos o Amnistía Internacional. También son aportados por los Parlamentos de los Estados miembros, así como el Congreso de los Estados Unidos. Eso coloca a esta Cámara en la difícil situación de cotejar todos los temas más importantes de derechos humanos en un solo informe.

Hemos trabajado muy estrechamente con organizaciones internacionales –Observatorio de Derechos Humanos y Amnistía Internacional– y con los Parlamentos nacionales de los Estados miembros, mientras que en la delegación Unión Europea-Estados Unidos hemos mantenido conversaciones con congresistas y senadores estadounidenses sobre las vulneraciones de los derechos humanos descritas en este informe.

Uno de los principales aspectos en que tenemos que concentrarnos ahora es la cuestión del grado de eficacia del Parlamento Europeo en lo que respecta a los derechos humanos. Quiero señalar los que considero nuestros éxitos a lo largo del pasado año. Por ejemplo, la defensa de los derechos humanos en Belarús, o las actividades de la Comisión con respecto al uso por la CIA de los países europeos para trasladar y detener ilegalmente a los prisioneros, así como su informe al Parlamento sobre este tema. El Parlamento puede estar ciertamente orgulloso de estos logros. Los derechos humanos tienen que ser una plataforma política clave dentro de la política exterior de la Unión Europea.

 
  
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  Anneli Jäätteenmäki, en nombre del Grupo ALDE. – (FI) Señora Presidenta, ante todo deseo dar las gracias también a Simon Coveney por su excelente nivel de colaboración. El debate ha transcurrido positivamente y deberíamos estar bastante satisfechos con el resultado. Estoy asimismo de acuerdo con el señor Pinior en que el documento que estamos debatiendo es muy importante. El problema radica en que solo nos percatamos de lo importantes que son los derechos humanos y los derechos fundamentales cuando realmente abordamos estos temas y surgen los problemas.

Un problema grave que tienen el Parlamento y la Unión Europea es que ésta parece remisa a verificar y analizar directamente cómo funcionan los derechos humanos en sus propios Estados miembros. ¿Se están poniendo en práctica los derechos humanos y los derechos fundamentales en la UE en la forma en que instruimos a los demás a hacerlo y que esperamos de terceros países?

Este informe es, por ello, excelente. Hace referencia a multitud de aspectos del estado de cosas insatisfactorio que existe a escala internacional que tenemos que examinar y en el que la UE ha realizado algunas acciones estimables. Pero nuestra labor en la lucha a favor de los derechos humanos se quedará en palabrería hipócrita si no tenemos el valor de mirarnos al espejo.

Uno de los problemas que afloró el año pasado fue la cooperación prestada por los países europeos a los servicios de inteligencia de los estados Unidos. En la lucha contra el terrorismo, los Estados Unidos de América han podido confiar en la UE y los distintos Estados miembros en un grado mayor del que tal vez nos gustaría admitir.

Un documento conjunto sobre derechos humanos, tal como ha sido propuesto por la Comisión, constituiría a mi juicio una idea excelente. Nos permitiría asimismo intervenir en el momento justo y en la condición de órgano formado por tres instituciones actuando conjuntamente. Creo que deberíamos estudiarlo en serio.

 
  
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  Inese Vaidere, en nombre del Grupo UEN. (LV) Señorías, en primer lugar quiero agradecer a Simon Coveney su labor realmente excelente en la elaboración de este informe. Resulta realista y, al mismo tiempo, saludablemente crítico. Tenemos que estar de acuerdo con su valoración de la labor del primer año del Consejo de los Derechos Humanos de las Naciones Humanas. No ha sido satisfactoria en conjunto y las resoluciones aprobadas han sido endebles. Otro aspecto positivo es que el informe es autocrítico a la hora de examinar la actividad del Parlamento en el ámbito de los derechos humanos. A la vista del deterioro de la democracia, de la libertad de expresión, de la libertad de prensa y del empeoramiento de la situación de los derechos humanos en Rusia, la Comisión y el Consejo tienen que imponer a Rusia, dentro del contexto del nuevo tratado de asociación y cooperación, además de la cláusula sobre derechos humanos, unas exigencias más estrictas, creando unos procedimientos de seguimiento más eficaces. El Consejo y la Comisión tienen que hacer cuanto esté en sus manos para minimizar las violaciones de los derechos humanos en Belarús. El comentario de esta semana del Presidente Lukashenko, hablando sobre la mejora de las relaciones entre Belarús y Rusia –«¡No necesitamos inspectores, supervisores o profesores!» – constituye un indicio de que la Unión Europea no solo debería supervisar de cerca la situación, sino incrementar a su vez el apoyo a las actividades por parte de la sociedad civil y la oposición en Belarús. Muchas gracias.

 
  
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  Hélène Flautre, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (FR) Señora Presidenta, me sumo sin reservas a quienes han felicitado al señor Coveney. Ha realizado un trabajo notable. Como han visto, su informe no hace un catálogo de las violaciones en el mundo, sino que emprende un trabajo de evaluación de la política en materia de derechos humanos y democracia aplicada por la Unión Europea, e insisto realmente en el valor añadido de este análisis para reforzar la coherencia y la repercusión de nuestras acciones. Celebro, por otra parte, el curso que la Presidencia del Consejo ha anunciado que daría a este informe.

Desde este punto de vista, el Parlamento considera que su participación, de una forma u otra, en el diálogo sobre derechos humanos y en la aplicación de las directrices es indispensable para hacer que dicho diálogo y dichas directrices sean más eficaces. Es más, observo que la efectividad de las directrices resulta mermada por el desconocimiento de las misiones de la Unión que aún subsiste a veces en algunos países. Por tanto, sigue siendo importante, incluso imperativo, informar a las misiones y obtener su apoyo, de modo que se haga un uso máximo de estas directrices.

Me gustaría insistir, como han hecho todos ustedes, en las preocupaciones con respecto al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, justo cuando debería materializarse una reforma llena de promesas, para que las Naciones Unidas dispongan de un órgano creíble y eficaz en materia de protección de los derechos humanos y la democracia. Demasiados Estados miembros del Consejo trabajan en sentido contrario, hacia un debilitamiento del alcance creativo y la independencia de los procedimientos especiales, y promueven una visión partidista. La Unión debe hacer todo lo posible, y cuenta usted con nuestro apoyo para consolidar el prestigio de este órgano internacional, el único que todavía puede oír las quejas de las víctimas de violaciones de los derechos humanos en el mundo.

Este informe me permite recalcar también nuestro compromiso con los defensores de los derechos humanos. Las nuevas medidas contenidas en el IEDDH (Iniciativa Europea por al Democracia y los Derechos Humanos) brindarán a la Unión la oportunidad de formalizar su acción, haciendo posible que los defensores de derechos humanos reciban apoyo y protección rápidamente en situaciones de emergencia.

 
  
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  Miguel Portas, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (PT) Señora Presidenta, en todo el mundo hay 5 186 delincuentes condenados que aguardan el día de traspasar el punto de no retorno en su andadura hacia la muerte. En fecha tan reciente como el 19 de abril, los familiares de cinco enfermeras búlgaras han estado en el Parlamento condenando el proceso sesgado por el cual las autoridades libias las habían condenado a muerte. Cuando esta mañana hemos debatido nuestras relaciones con los Estados Unidos, ha habido muchas más referencias a los valores compartidos que críticas al hecho de que la pena de muerte continúe en vigor en 38 de sus Estados.

La pena capital sigue vigente en más de 100 países y en muchos de los que la han abolido, hay gente haciendo campaña en favor de su reinstauración. El populismo, el autoritarismo y la ilegal guerra contra el terrorismo han sumido a nuestras sociedades en una locura obsesiva por la seguridad. La iniciativa europea de imponer una moratoria universal no solo constituye un paso hacia la abolición. En estos momentos, representa un signo de esperanza frente a esta agresión.

 
  
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  Gerard Batten, en nombre del Grupo IND/DEM. – (EN) Señora Presidenta, hablando de derechos humanos yo quisiera llamar la atención sobre la situación de un preso político en la Unión Europea. Desde hace cuatro meses está encarcelado en Roma, y su estado de salud física y mental es ahora deplorable. Lo mantienen recluido sin perspectivas de liberación ni de juicio a fin de quebrar su voluntad y tratar de forzarle a firmar falsas confesiones contra sí mismo y contra otros. Se llama Mario Scaramella y sus supuestos delitos son burdas acusaciones sin fundamento.

El señor Scaramella es, como saben, el hombre que viajó a Londres en noviembre de 2006 para advertir a Alexander Litvinenko de que iba a ser asesinado. Tanto el señor Scaramella como el señor Litvinenko han estado vinculados a la Comisión Mitrojin que investiga los vínculos entre políticos italianos y el KGB. El señor Scaramella debe ser liberado y devuelto inmediatamente a su familia, pendiente de cualquier juicio.

 
  
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  Jim Allister (NI).(EN) Señora Presidenta, esta es mi centésima intervención en esta Cámara y celebro que sea sobre derechos humanos, un elemento que todos damos por descontado pero que para millones de personas no es más que una aspiración. Como agente de primer orden, sobre todo en el comercio, la UE tiene un papel fundamental que desempeñar. Nos sabemos muy bien todos los tópicos sobre derechos humanos, pero ¿los apoyamos realmente? Tomemos el ejemplo de China, con la que favorecemos un vasto intercambio, pero, francamente, apenas le insistimos en que al mismo tiempo respete los derechos humanos. Podríamos hacer mucho más.

Los intereses no son una excusa, como tampoco lo son con respecto al Pakistán prooccidental. Allí, la persecución de los cristianos es cada vez más salvaje, azuzada por el extremismo islámico, con inicuas leyes sobre la blasfemia y conversiones forzosas. El papel de la UE en este caso no es ni siquiera complaciente o ambiguo: somos verdaderos cómplices, por culpa de los millones de euros que canalizamos hacia las madrasas. Muchas de esas escuelas, como Lalmasjid, son centros de entrenamiento del extremismo islámico. ¿Por qué seguimos financiándolas?

Tanto en nuestros acuerdos comerciales como en nuestra ayuda al desarrollo debemos someter más decididamente nuestras acciones a la prueba de los derechos humanos.

Terminaré felicitando al ponente por lo que vuelve a ser un informe muy completo.

 
  
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  Maria da Assunção Esteves (PPE-DE).(PT) Fue en el corazón de Europa, en la ciudad de Königsberg, como se llamaba entonces, donde el filósofo Immanuel Kant proclamó: «todo ser humano existe como fin en sí mismo», el más universal de los principios de justicia. La UE se construyó, y se ha desarrollado desde entonces, sobre los cimientos de una cultura de derechos y sobre el concepto de que cada individuo es un ser totalmente único. Esta doctrina, de naturaleza tanto política como moral, es lo que caracteriza al proyecto europeo.

El destino de Europa, hoy más que nunca, viene marcado por su capacidad para ocupar un lugar preferente en la lucha a favor de los derechos en todo el mundo. En este sentido, hay depositada gran cantidad de esperanzas en Europa. Las fronteras que nos quedan por conquistar son aquellas que separan la barbarie de la civilización. Leal a su visionario fundador, la UE no debe sucumbir a las tentaciones de intereses estratégicos y de la Realpolitik.

Hemos de admitir que Europa tiene que llenar el vacío dejado por otras potencias democráticas en la lucha por los derechos humanos. A tal fin, lo que hace falta es integración política, voluntad de tomar decisiones y derechos universales. Lo que se precisa es una Constitución y que los derechos humanos se conviertan en un asunto que impregne todas las medidas y sea defendido en todos los frentes. Conviene señalar que los derechos humanos no solo se violan en las oscuras profundidades del subdesarrollo y las dictaduras; hay democracias supuestamente avanzadas que practican la pena de muerte, mientras nosotros guardamos silencio. En este tema, la UE no debe aplicar dobles raseros.

Durante la cumbre entre la UE y los Estados Unidos, sería bueno que la pena de muerte figurara en el orden del día. Sería provechoso que la resolución del Parlamento sobre la pena de muerte fuera arraigando y se convirtiera en algo más que una simple quimera. Una cosa es segura: el diagnóstico de los graves problemas con que nos enfrentamos puede encontrarse en el tema de los derechos humanos. No puede existir diálogo entre los pueblos, ni fin a los conflictos, ni seguridad, ni libertad, a menos que el mundo se transforme en un lugar más justo.

 
  
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  Raimon Obiols i Germà (PSE). – (ES) La calidad del informe Coveney ha quedado refrendada claramente por el muy amplio respaldo que ha obtenido en la votación en el seno de la Comisión de Asuntos Exteriores.

El señor Coveney ha sabido conciliar los puntos de vista de los distintos Grupos y, a nuestro entender, ha tenido el buen acierto de dar continuidad a la nueva lógica de estos informes, iniciada por nuestro colega Richard Howitt en el informe correspondiente a 2005.

El resultado de la votación de las enmiendas refleja un consenso razonable entre la posición de los Grupos y una ausencia relativa de puntos conflictivos, lo cual contribuye a dar al mundo una imagen de unidad del Parlamento en materia de protección y promoción de los derechos humanos, algo que todos deseamos.

Para lograr una creciente autoridad, para que este texto sea un texto esperado, un texto de referencia, se necesita sobriedad, exactitud y el máximo consenso posible. Creo que este informe Coveney ha sido un paso adelante claro en esta dirección.

Debemos esforzarnos por lanzar un mensaje importante: Europa no puede permitirse medir los derechos humanos en el mundo según un rasero distinto para cada país: sean cuales sean los intereses en juego, la doctrina de la Unión en materia de derechos humanos debe ser inequívoca y sin titubeos.

Debo decir que, para nosotros, el texto no refleja suficientemente que en el mundo de hoy, en el combate contra el terrorismo, asistimos, por desgracia, a la proliferación de centros de detención no sometidos al imperio de la ley, cuyas prácticas no están sometidas a la legislación del propio Estado que las establece: hablo de Guantánamo y hablo de las cárceles secretas.

Para los socialistas constituye un objetivo irrenunciable poner fin a estas situaciones de ilegalidad en el mundo.

En la misma línea de nuestras prioridades, entendemos la propuesta de resolución sobre la moratoria universal de la pena de muerte. Es una buena noticia que, esta semana, el Consejo haya manifestado la intención de impulsar y sostener el esfuerzo que pedimos todos los Grupos de esta Cámara.

 
  
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  Marco Pannella (ALDE).(IT) Señora Presidenta, señor Borg, señor Gloser, Señorías, tengo sesenta segundos para abordar el importante tema de la moratoria sobre la pena de muerte.

Dado que no podré tratar este tema como debería, pienso documentar inmediatamente después, en otro lugar, la auténtica fechoría, la auténtica traición a las normas y juramentos por parte del Consejo en estos diez años. En las Naciones Unidas se ha hecho todo lo posible durante 14 años por impedir la proclamación de la moratoria sobre la pena de muerte.

En efecto, en 1994 perdimos por cuatro votos de diferencia la aprobación de una sobre la moratoria, cuatro votos emitidos por defensores fundamentalistas de la abolición en contra de la realidad de la moratoria que ya había sido conquistada. Señor Presidente en ejercicio del Consejo, hace 14 años había en las Naciones Unidas 97 Estados a favor de la pena de muerte. Hoy son 51.

Desde 1988 les hemos venido demostrando que hay una mayoría segura, y no me importa si fue debido a los intereses de China, de los Estados Unidos o de una Europa que de nuevo no se comporta como Europa, el caso es que han faltado ustedes a sus obligaciones para con el Parlamento.

Esta tarde a las 18.30 horas demostraré ante la prensa que en el Consejo de los días 16 y 17 de abril han cometido ustedes un gravísimo intento de desdecirse fraudulentamente de lo que habían declarado aceptar. No hay un término italiano para definir esto, se trata de una auténtica y verdadera forfaiture, una prevaricación, y les acuso de eso: «Ou pas ça, ou pas vous!», o se va eso, o se van ustedes.

 
  
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  Liam Aylward (UEN).(EN) Señora Presidenta, un campo en que la Unión Europea debería desempeñar un papel de liderazgo es la protección y promoción de los derechos humanos en Próximo Oriente. Una Comunidad de 27 Estados miembros, que abarca a 500 millones de personas, está en condiciones de servir de mediador de confianza en esa región.

Celebro la reciente formación del Gobierno de Unidad Palestina. Se trata de un hecho muy positivo que puede llevar a un consenso político en esa región y establecer relaciones pacíficas entre palestinos e israelíes.

Sin embargo, también han de respetarse los derechos humanos de los palestinos. Israel debe liberar inmediatamente a todos los parlamentarios palestinos detenidos, e, igualmente, ha de ser liberado el soldado israelí Guilad Shalit, preso en Palestina.

Nuestro reto inmediato ahora es retomar un proceso político creíble que lleve la paz y la seguridad a los pueblos israelí y palestino. La Unión Europea debe implicarse positivamente con el nuevo Gobierno de Unidad Palestina: no basta con nuestro apoyo político, sino que debemos estar en condiciones de prestar ayuda financiera para la regeneración económica de zonas palestinas.

Por último, quiero felicitar a mi colega irlandés, el señor Coveney, por su excelente informe.

 
  
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  Alessandro Battilocchio (NI).(IT) Señora Presidenta, Señorías, como ponente de la Comisión de Desarrollo sobre el instrumento de financiación para el fomento de los derechos humanos, he insistido en particular en el papel de la democracia y del respeto de los derechos humanos en el desarrollo económico, político y social de muchos terceros países.

Sin embargo, el informe que estamos debatiendo nos brinda también la oportunidad de observar la situación en nuestra propia casa, donde por desgracia todavía son moneda corriente episodios de intolerancia religiosa, racial y de género. Niños abandonados en las calles o en instituciones en franco deterioro, violencia doméstica y ataques homófobos, por citar tan solo algunos ejemplos, siguen siendo un problema y, por tanto, hay que impulsar medidas encaminadas a combatir esos fenómenos.

Por lo que respecta a la dimensión exterior, es evidente la falta de coherencia entre las intenciones y buenos propósitos, por una parte, y las políticas comerciales, las ayudas al desarrollo y la política exterior, por otra. En América Latina, las ayudas se destinan prioritariamente al comercio y a la enseñanza superior, mientras millones de niños no tienen acceso a la educación primaria o la abandonan. Recuerdo, a este respecto, que la alfabetización es un derecho, así como uno de los Objetivos del Milenio.

En nuestras relaciones con China, los Estados Unidos o Rusia, demasiado a menudo no se presta la debida atención al capítulo de los derechos humanos. Además, se infravalora la gravedad de la situación en algunos países, como Cuba o Belarús, así como las resoluciones del Parlamento y los debates sobre asuntos urgentes que tienen lugar aquí.

Por tanto, el Informe 2006 se parece más a una lista de lo que no se ha hecho que a una serie de éxitos. No obstante, hay que destacar que mientras la Unión no actúe con una sola voz potente en política exterior, muchísimos objetivos están condenados a seguir siendo eso, objetivos.

 
  
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  Kinga Gál (PPE-DE). – (HU) Ante todo deseo felicitar a mi colega diputado, señor Coveney, por este informe perfectamente elaborado que analiza un tema muy importante. El ponente ha conseguido en el Informe anual de 2006 atraer nuestra atención sobre las formas específicas en las que un mayor compromiso por parte de las instituciones de la UE o los Estados miembros podría contribuir realmente a resolver situaciones problemáticas en el ámbito de la defensa de los derechos humanos en todo el planeta. Además, las formas en que eso se puede hacer están todas recogidas en el informe. Las formas prácticas en que pueden contribuir a esto son bien conocidas: los acuerdos comerciales regionales, el sistema de acuerdos bilaterales entre Estados miembros y las cinco directrices políticas de la UE en el ámbito de los derechos humanos, que las embajadas de los Estados miembros y las misiones de la UE deberían aplicar con carácter sistemático en todo el mundo.

Considero importante que el texto declare: «la actuación en materia de derechos humanos en el interior de la UE repercute directamente en su credibilidad y en su capacidad de llevar a cabo una política exterior eficaz». Por consiguiente, quiero llamar la atención sobre aquellas regiones donde los problemas de derechos humanos fuera de la UE se han convertido desde hace entonces también en nuestros propios problemas internos. Estos incluyen la promoción de los derechos de los niños y la lucha contra el tráfico de mujeres y niños, que se cobra entre 100 000 y 120 000 víctimas al año aquí en la Unión Europea, de las cuales el 40 % son niños. Igual de importancia entraña una mayor sensibilidad y atención a la situación de las minorías nacionales étnicas o indígenas, que sigue asimismo pendiente de solución dentro de la UE o en regiones limítrofes con ella, como Voivodina o los Bajos Cárpatos. En el caso de las minorías nacionales y étnicas, prohibir la discriminación constituye la condición mínima necesaria, pero no suficiente, para la defensa de estas comunidades.

Por último, permítanme, estimados colegas, como delegado del Partido Popular en la Agencia de Derechos Fundamentales, expresar mi esperanza en que la nueva agencia de la UE puesta en marcha el 1 de marzo pueda, tanto a través de su propia labor como de las colaboraciones, dotar de credibilidad a las medidas de la UE destinadas a mejorar la situación de los derechos humanos en todo el mundo.

 
  
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  Csaba Sándor Tabajdi (PSE).(FR) Señora Presidenta, quisiera felicitar al señor Coveney. El mayor problema de la Unión Europea, que este informe refleja muy bien, es que no dispone de normas ni de un mecanismo de protección de las minorías nacionales. No lejos de aquí, a 500 metros, el Consejo de Europa, por su parte, ha comprendido bien, cuando aquí todavía no lo hemos comprendido, que los derechos humanos y los derechos de las minorías nacionales están estrechamente ligados, aunque son dos asuntos muy diferentes.

Estoy totalmente de acuerdo con la señora Gál y con la señora Jäätteenmäki: la credibilidad de la Unión Europea depende de su situación interna. ¿Cuál es la situación de los eslovenos en Austria o Italia? Son una minoría nacional tradicional autóctona. En Letonia hay 450 000 personas de origen ruso que no son ciudadanos de ese país, un país miembro de la Unión Europea. Francia no ha ratificado los dos documentos del Consejo de Europa que son indispensables para los nuevos países miembros.

Por tanto, hay dos varas de medir y no tenemos una credibilidad real cuando hacemos críticas a terceros países. Hay que implicar a la Agencia de Derechos Fundamentales de Viena y corregir esta laguna en el próximo informe.

Y no he hablado aún de la crisis total de integración de las nuevas minorías inmigrantes en Francia, los Países Bajos o Inglaterra. Es el principal desafío para Europa: que las minorías inmigrantes puedan ser integradas en los países de Europa occidental. Pienso que en el futuro no se podrán eludir estos problemas, que son problemas vitales de toda Europa, de toda la Unión Europea.

 
  
  

PRESIDENCIA DEL SR. MARTÍNEZ MARTÍNEZ
Vicepresidente

 
  
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  Hubert Pirker (PPE-DE).(DE) Señor Presidente, señor Comisario, el ponente nos brinda en su informe no solo un análisis excelente y crítico, sino que también propone conclusiones y exige actuaciones como contrapartida, lo cual me parece una cosa positiva, así que permítanme llamar su atención sobre el capítulo dedicado a los conflictos armados y la Política Europea de Seguridad y Defensa.

¿Por qué lo hago? Está muy claro que los derechos humanos son pisoteados allá donde la gente empuña las armas contra sus semejantes y eso es algo que está ocurriendo actualmente en muchos Estados africanos, dejándose sentir las consecuencias en Europa. Muchas personas, en busca de una vida mejor, quedan atrapadas en las garras de los traficantes de seres humanos y son desembarcados como inmigrantes ilegales en las costas españolas; es algo que les ha ocurrido a 31 000 personas solo el año pasado y ya estamos presenciando cómo se está produciendo una situación igualmente trágica durante los primeros meses de este año.

En su informe, el señor Coveney habla elogiosamente de la Presidencia austriaca y la razón para hacerlo radica en que fue durante esta Presidencia cuando se acordaron las estrategias para la implantación, según las cuales han de tenerse presentes los aspectos de los derechos humanos a la hora de planificar las operaciones dentro de la Política Europea de Seguridad y Defensa. Lo que tenemos que hacer ahora es exigir que estas cosas se lleven verdaderamente a la práctica y solicito al Consejo, como asunto de extrema urgencia, que disponga en el futuro unos despliegues más eficaces de las estructuras militares y policiales –como el que hemos presenciado en Kinshasa– en otros Estados también, porque nos ayudan a construir estructuras básicas en esos estados y garantizar su estabilidad y seguridad.

Primero, se crean las estructuras democráticas; segundo, se aprecian realmente los derechos humanos resultantes y, en tercer lugar, creamos las condiciones en las que se pueden establecer las estructuras económicas fundamentales, y todas estas cosas tienen efectos positivos para los Estados en cuestión, para la gente que vive en ellos y para nosotros, por cuanto se reduce la inmigración ilegal en Europa.

Si, además de todo eso, también conseguimos incluir los programas de ayuda exterior de la Comisión, es de esperar que exista bastante más respeto por los derechos humanos en estos Estados del que ha existido hasta la fecha.

 
  
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  Richard Howitt (PSE).(EN) Señor Presidente, en primer lugar, permítame felicitar al señor Coveney. En su informe ha adoptado el nuevo enfoque que acordamos el año pasado, según el cual el Parlamento debe fiscalizar, mediante un informe anual sobre derechos humanos, la labor del Consejo y la Comisión y adelantar lo que podemos hacer en la Unión Europea por promover los derechos humanos y no limitarnos a un simple comentario.

Le doy las gracias y le felicito por ello. Me ha entristecido mucho oír que tiene intención de seguir su carrera en el Parlamento nacional y de que no se presentará a la reelección a este Parlamento. Simplemente quiero hacer constar que ha sido un gran defensor de los derechos humanos y un buen colega nuestro.

Considero que en este debate podemos hace hincapié en que la Unión Europea puede hacer más cosas en defensa de los derechos humanos. Muchos de nosotros estamos preocupados. El Parlamento continuará empeñado en asegurar una mayor eficacia de las acciones de Europa y una mayor participación en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Este no ha emprendido el vuelo que todos esperábamos. En la resolución llamamos la atención sobre el hecho de que la Comisión preside el Proceso de Kimberley. Aprovechemos esta circunstancia para conseguir el sistema de verificación independiente que las ONG solicitaron el día de San Valentín de 2007, que era un buen objetivo.

Saludamos el hecho de que tras nuestras críticas de la posición de Europa con respecto a Belarús y la OIT el año pasado, y dados los ataques y el acoso que sufren los sindicalistas, la Comisión haya recomendado ahora abandonar las preferencias comerciales para Belarús. Nos han escuchado y yo se lo agradezco. Podemos hacer más.

Respecto a los tratados sobre derechos humanos, nos preocupan las bombas de racimo. Muchos países europeos, liderados por Bélgica y entre los cuales figura, me es grato decirlo, mi país, el Reino Unido, apoyan ahora un tratado vinculante para prohibir las bombas de racimo.

Estoy muy satisfecho de que Europa haya liderado la campaña a favor de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Se trata de la convención de derechos humanos acordada con mayor rapidez de la historia de las Naciones Unidas. Las Comunidades Europeas la han suscrito por vez primera. Hagamos que el año que viene las Comunidades y los Estados miembros suscriban el protocolo opcional, de forma que exista un procedimiento de reclamación. Demuestren que todavía escuchan.

 
  
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  Patrick Gaubert (PPE-DE).(FR) Señor Presidente, Señorías, como vicepresidente de la Subcomisión de Derechos Humanos, permítanme, antes de nada, felicitar al señor Coveney por la calidad y la magnitud de su trabajo, que ha hecho posible este texto completo y exhaustivo, pero también por la apertura de espíritu que ha demostrado para alcanzar en esta Cámara el consenso más amplio posible en torno a este texto de primer orden. Ha aceptado así tomar en consideración y cofirmar la práctica totalidad de las enmiendas que presenté en comisión, y le doy las gracias por ello.

Este texto tiene el mérito de abordar conjuntamente varias problemáticas y abarcar distintas zonas geográficas. Apoyo en particular que haga hincapié en la actividad del nuevo Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en la dramática situación de Darfur o también en las reiteradas violaciones de los derechos humanos en Rusia.

Por lo que respecta a la actividad del Parlamento Europeo y en particular de la Subcomisión de Derechos Humanos, creo que todos podemos estar satisfechos con la labor constructiva del informe, que ha hecho posible, por ejemplo, una rápida adopción del nuevo instrumento financiero para la promoción de la democracia y los derechos humanos.

Por otra parte, creo que este informe recuerda, con acierto, la interacción primordial que existe entre la dimensión interna y externa de la política europea en materia de derechos humanos. Más que nunca, cada uno de los Estados miembros debe servir de ejemplo. Nuestra responsabilidad y nuestra credibilidad fuera de Europa dependen de ello. Celebro a este respecto la adopción, la semana pasada, por los Ministros de Justicia, de la decisión relativa a las sanciones penales comunes contra el racismo y el revisionismo. Una vez más, felicito al ponente por este texto y le ofrezco todo mi apoyo.

 
  
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  Bogusław Sonik (PPE-DE). – (PL) Señor Presidente, una UE fundamentada en valores como la defensa de la dignidad humana, los principios de la democracia y la libertad individual, tiene que enviar constantemente mensajes claros en el sentido de que está dispuesta no solo a garantizar la defensa de estos valores, sino a luchar activamente en favor de los mismos y de todas las personas que son perseguidas por sus creencias, su religión o son torturadas o encarceladas por sus opiniones.

El informe llama la oportuna atención sobre la necesidad de una estrategia de paz internacional para la región de Darfur, en la que la UE debe coordinarse con el Consejo sobre Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Únicamente una implicación eficaz de la UE a nivel de las Naciones Unidas permitirá adoptar medidas rápidas y efectivas para proporcionar una respuesta puntual a esta tragedia humanitaria en África.

Existen, no obstante, muchos asuntos pendientes de resolver en los que no se ha hecho ningún progreso durante el último año. Uno de ellos es la suerte de las cinco enfermeras búlgaras y el médico palestino que han sido encarcelados y condenados a muerte en Libia bajo la ridícula acusación de haber infectado intencionadamente a niños con VIH; las violaciones de los derechos de las minorías religiosas en China; las restricciones de la libertad de expresión y las represiones contra activistas en favor de la democracia en Rusia; el terror en la Cuba comunista y, por último, Turquía. La situación en este último país es altamente preocupante.

Turquía, con sus aspiraciones a convertirse en miembro de la UE, no ha realizado ningún progreso notable en cuanto a la defensa de los derechos humanos. De hecho, la libertad de culto ha quedado notablemente socavada, tal como demuestran los trágicos sucesos de los últimos días, en los que han sido asesinados tres cristianos que trabajaban en una editorial en que se imprime la Biblia. Los medios de comunicación turcos parecen sumidos en una caza de brujas en la que las víctimas son los cristianos.

A mi juicio, el 50º aniversario de las Comunidades Europeas y el debate sobre el futuro Tratado constituyen una buena oportunidad para crear una política nueva y eficaz en defensa de los derechos humanos más allá de nuestras fronteras. Hay que reforzar el papel internacional de la Unión Europea a este respecto, hay que integrar la legislación pertinente en el nuevo Tratado y, en concreto, tenemos que reconsiderar el papel de la Agencia de Derechos Fundamentales en este asunto.

 
  
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  David Casa (PPE-DE). – (MT) Gracias, señor Presidente. Con harta frecuencia, al hablar de derechos humanos, nos vienen de inmediato a la mente los países del mundo en desarrollo y sería bueno que diéramos los pasos necesarios para ver lo que se puede hacer para garantizar que los ciudadanos de estos países estén protegidos y reciban la dignidad que merecen.

No obstante, también tengo que expresar mi preocupación por el hecho de que estos derechos se vean pisoteados en los países de la Unión Europea o en los que desean convertirse en Estados miembros de ella.

Por ejemplo, hace pocos días, en un país que aspira a acceder a la Unión Europea, cuatro personas han sido brutalmente asesinadas por sus creencias religiosas. Esto es algo inaceptable y debe ser condenado. La Unión Europea ha de mostrarse firme y dejar de proporcionar ayuda a cualquier país que no respete los derechos de las minorías o que no reconozca y respete a las minorías en su seno, así como a cualquier otro que no respete la Carta de los Derechos Fundamentales.

Hemos de emprender acciones inmediatas y sencillamente no podemos aceptar que, en el año 2007, existan países gobernados por dictadores que nieguen el derecho a la libertad de expresión, como desgraciadamente está ocurriendo en Venezuela. Resulta deplorable que, a estas alturas, se ignoren las minorías étnicas. En todo momento deben respetarse la raza, el color de la piel y las creencias de cualquier persona. Hemos de trabajar para garantizar que nadie quede excluido y que nadie deje de respetar estos sacrosantos derechos. Sin embargo, no resulta aceptable que las resoluciones aprobadas por el Parlamento sean ignoradas por la Comisión. Este Parlamento es la única institución cuyos representantes son elegidos de forma democrática. Estas resoluciones aprobadas por el Parlamento tienen como finalidad transmitir un mensaje y el Consejo y la Comisión deberían percatarse del mismo y no ignorar las resoluciones que han sido aprobadas por esta institución, como desgraciadamente ha ocurrido en el pasado.

Por último, señor Presidente, yo también deseo felicitar a mi colega Simon Coveney por su maravilloso informe sobre el tema que estamos debatiendo en estos momentos.

 
  
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  Günter Gloser, Presidente en ejercicio del Consejo. (DE) Señor Presidente, señor Comisario, Señorías, quiero expresarles mi agradecimiento por este animado debate sobre el informe del señor Coveney, un debate en el que nadie –ni siquiera la Presidencia– ha sostenido que podamos darnos por satisfechos con la situación de los derechos humanos en el mundo; más bien todo lo contrario, ya que todos los días somos testigos de cómo son pisoteados.

No puedo dejar sin refutar el argumento –que creo se debe al señor Allister– de que la Unión Europea esté haciendo la vista gorda. Aun cuando no podamos darnos por satisfechos con el estado de cosas actual, y aunque suframos retrocesos, la Unión ha hecho en el pasado muchas cosas para cambiarlo y mejorar las condiciones de vida de la gente. Puedo remitir a la Cámara, por ejemplo, a algo que ha sido mencionado en diversas comisiones a lo largo de los últimos días y también en el debate del Pleno esta mañana, a saber, el hecho de que, en las conversaciones celebradas sobre la estrategia para Asia Central dentro del Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores del pasado lunes, no solo se han estudiado nuestros intereses en cuanto a la energía y los recursos –algo que en ocasiones suscita críticas–, sino que también hemos expresado el deseo de entablar un diálogo en profundidad sobre los derechos humanos con los países de Asia Central. Vamos a adoptar exactamente la misma actitud con China, aun cuando no siempre podamos constatar de manera inmediata los avances necesarios.

El pasado martes se celebró en Luxemburgo una reunión entre la UE y ECOWAS, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental, y volvió a quedar muy clara la importancia que entraña el proceso de los derechos humanos en esos países. Quizá pudiera remitirles también a la cumbre del año pasado de la Unión Africana y la Unión Europea sobre el tema de la migración, que sometió a debate cómo abordar los factores que impulsan a la gente a convertirse en refugiados.

El hecho es que no podemos ocuparnos de todos ellos; es importante que contemos con medidas de protección, pero una buena gobernanza, que ofrezca a la gente perspectivas y garantice su libertad y sus derechos fundamentales, resulta esencial para asegurar que la población permanezca en sus países de origen, y considero que la Unión Europea, cuando menos a través de múltiples acciones amparadas en la Política Europea de Seguridad y Defensa, ha contribuido a garantizar el respeto por los derechos humanos.

Hay otro punto que quiero abordar específicamente por el bien del señor Panella, y es que no ha existido ningún complot por parte de la Presidencia, y el Consejo, que una vez más estudió el tema de la moratoria sobre la pena de muerte el lunes, desea asimismo dejar perfectamente claro que eso es lo que estamos defendiendo. Tampoco existe ningún mecanismo de retraso, por lo que se puede proclamar alto y claro que la Presidencia alemana, apoyada por todos los Estados miembros, va a continuar sus gestiones y sus esfuerzos para alcanzar este objetivo común, con el fin de que en mayo podamos lograrlo mediante la presentación de un informe final.

De todas formas, sería una lástima que una actuación precipitada en las Naciones Unidas nos privara de la consecución de dicho objetivo por falta de las mayorías necesarias.

Quiero dar las gracias, una vez más, a esta Cámara por su animado debate. En muchas de las intervenciones, ustedes han dejado claro que no van a rebajar su presión y que desean asegurarse de que ni Presidencia, ni los Estados miembros, ni los Gobiernos ni tampoco los Parlamentos, van a permitir que este asunto quede relegado a un segundo plano, sino que quieren que permanezca en un lugar preferente de la agenda.

 
  
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  Joe Borg, miembro de la Comisión. (EN) Señor Presidente, acojo con gran satisfacción la aprobación de este informe y transmitiré las útiles sugerencias que han hecho durante el debate y en el informe a la Comisaria Ferrero-Waldner.

Quisiera destacar que la Comisión comparte plenamente el apoyo del Parlamento Europeo a las Directrices de la UE en materia de derechos humanos, que potencialmente son uno de los instrumentos más eficaces con los que cuenta la UE en este terreno.

Dentro de este marco, me es grato anunciar que las Directrices de la Unión Europea en materia de derechos humanos serán el aspecto principal del programa de formación interna de este año sobre derechos humanos para el personal de la Comisión, e informaremos a nuestras delegaciones al respecto.

La Comisión tiene reservas respecto a la propuesta del informe de especificar, en el contexto del informe anual, una lista de países que preocupan especialmente en relación con violaciones de los derechos humanos. Deberíamos evitar las listas en este terreno, ya que sería difícil establecer los criterios sobre la base de motivos tan generales. Es muy distinto, por ejemplo, hacer una lista de los países que toleran el reclutamiento de niños soldado, donde existen indicadores muy claros. La Comisión preferiría apoyar la práctica de seleccionar caso por caso los países que conviene abordar mediante gestiones y acciones.

Permítanme que comente ahora brevemente algunas de las cuestiones que han surgido este debate.

Respecto a Guantánamo, la Unión Europea ha subrayado repetidamente que la lucha contra el terrorismo debe llevarse a cabo de acuerdo con el Derecho humanitario internacional y las convenciones internacionales sobre derechos humanos. La Comisión considera que las Convenciones de Ginebra son aplicables a todas las personas capturadas en el campo de batalla. También entiende que las disposiciones del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura son aplicables en la Bahía de Guantánamo. Toda persona encarcelada debe disfrutar de un estatuto reconocido en el Derecho internacional y tener derecho a no ser retenida arbitrariamente, así como a contar con las debidas garantías procesales y tener derecho a un juicio justo. Guantánamo es una anomalía y la Unión Europea sigue solicitando su cierre.

Respecto a Belarús, la Comisión seguirá esforzándose por combatir los abusos de los derechos humanos en este país. A pesar de que la naturaleza autoritaria del Gobierno actual impide que la Unión Europea ofrezca a Belarús una participación plena en la Política Europea de Vecindad, la Comisión considera que el lanzamiento del simulacro de plan de acción de la PEV para Belarús ha sido muy útil para concienciar a la ciudadanía belarusa de los beneficios que ofrecería la Política Europea de Vecindad si las autoridades respetaran los valores democráticos y los derechos humanos. La Comisión ya financia una amplia gama de proyectos de apoyo a la sociedad civil, como proyectos de fomento de la libertad de los medios de comunicación en Belarús y de apoyo a la Universidad Europea de Humanidades en el exilio. La Comisión intentará, por supuesto, apoyar iniciativas similares en el futuro.

La Unión Europea continúa manteniendo consultas sobre derechos humanos con Rusia con una periodicidad semestral. Estas consultas dan a la Unión Europea la oportunidad de plantear una gran variedad de preocupaciones, como la situación en Chechenia, el trato dado a los defensores de los derechos humanos y las repercusiones de las leyes revisadas en materia de ONG y lucha contra el extremismo. Además, la Unión Europea no solo plantea cuestiones de derechos humanos en las consultas, sino también en otras reuniones si resulta oportuno.

Respecto a China, la Comisión saluda los comentarios constructivos del Parlamento acerca del diálogo sobre derechos humanos entre la UE y China. La Comisión reconoce asimismo que existe una necesidad de reforzar y mejorar el diálogo sobre derechos humanos entre la UE y China, y así lo ha expresado en los términos más claros en su reciente Comunicación, «UE-China: Una asociación más estrecha y mayores responsabilidades».

Algunos de los logros que tanto han costado de conseguir durante los últimos diez años no deben pasar inadvertidos. La visita del ponente especial sobre la tortura en diciembre de 2005 había sido una petición regular de la UE durante más de cinco años. Por lo tanto, su llegada a Pekín fue un logro considerable. La revisión de los casos de pena de muerte por parte del Tribunal Supremo, como se menciona en el informe del Parlamento, ha sido un resultado clave del diálogo.

En relación con los trabajos forzados, la Comisión, al igual que el Parlamento, está preocupada por la elevada incidencia de campos laogai y la exportación de artículos producidos en los mismos.

En cuanto al Consejo de Derechos Humanos, como he tenido la oportunidad de manifestar anteriormente, y a pesar del escepticismo inicial, sigue siendo el foro más importante de derechos humanos y ha mostrado signos positivos, como por ejemplo en el caso de Darfur. La Comisión se compromete a colaborar con las demás instituciones de la UE y con socios de ideas afines para poner fin a la politización del CDH, y a cooperar con países asociados.

Respecto a la Agencia de Derechos Fundamentales, en el debate del Consejo que tuvo lugar con motivo de la adopción del Reglamento por el que se creó la Agencia, quedó claro que la opinión mayoritaria era contraria a extender el mandato de la Agencia para incluir a terceros países. De todas formas, el Reglamento estipula que, al cabo de tres años de funcionamiento de la Agencia se llevará a cabo una evaluación de su rendimiento. Dicha evaluación abarcaría la cuestión de la potencial extensión del alcance o las tareas de la Agencia.

 
  
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  El Presidente. Para cerrar el debate se ha presentado una propuesta de resolución(1) de conformidad con el apartado 2 del artículo 103 del Reglamento.

Se cierra el debate.

La votación tendrá lugar mañana a las 12.00 horas.

Por cierto, habiéndosenos comunicado que el señor Coveney va a dejar nuestra Asamblea, quiero aprovechar esta ocasión para felicitarle no solo por este magnífico informe que ha sido así reconocido por todos los oradores sino también por el trabajo que ha venido desarrollando y para desearle mucha felicidad y mucho éxito en sus nuevas responsabilidades y ocupaciones.

Declaraciones por escrito (artículo 142 del Reglamento)

 
  
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  Eija-Riitta Korhola (PPE-DE), por escrito. (FI) Señor Presidente, los comentarios en el informe sobre los derechos humanos acerca de la situación en Turquía deben ser actualizados con las noticias más recientes. Me refiero al brutal asesinato que se produjo la semana pasada en Malatya. Cinco jóvenes estudiantes musulmanes irrumpieron en las dependencias de una pequeña editorial cristiana, ataron de pies y manos a unas sillas a tres hombres y los torturaron y, finalmente, los degollaron a todos. Uno de los hombres asesinados era un alemán de 46 años con tres hijos en edad escolar; los otros dos eran turcos. El cuerpo del ciudadano alemán presentaba más de 160 puñaladas.

Lamentablemente, lo ocurrido no puede considerarse simplemente como un acto aislado de violencia, carente de dimensión política. Su conexión con la propaganda que se practica y se tolera en el país resulta muy evidente: antes de la matanza, se ha venido practicado durante años propaganda anticristiana, y en especial contraria a la labor misionera, en toda Turquía y, en concreto, en Malatya. Los medios de comunicación, en todas sus modalidades, así como las autoridades, la policía, el Gobernador, los imanes y los profesores han participado en ella. El mismo tipo de propaganda puede encontrarse en los medios de comunicación de todo el país y, en ocasiones, alcanzan proporciones absurdas, al afirmar, por ejemplo, que los misioneros están intentando dividir Turquía para hacerse con los inmensos recursos minerales del país.

Los sucesos son una consecuencia lógica del tipo de nacionalismo y xenofobia que practican los medios de comunicación. Su objetivo a veces son los kurdos y, en otras ocasiones, los judíos o los cristianos. Resulta extraño que, mientras que la libertad de expresión en virtud del artículo 301 del Código Penal turco se encuentra espectacularmente restringida, ese mismo artículo sobre la denigración de la idiosincrasia turca parezca impulsar a la gente a escribir cosas que carecen de toda justificación y que alimentan tales actos de violencia.

Quiero manifestar que no me opongo a la entrada de Turquía en la Unión Europea. Pero Turquía tiene que ser capaz de convencer a Europa de que desea poner fin a esta propaganda, que se ha convertido en parte de la vida cotidiana y que ahora está costando vidas humanas.

 
  
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  Jules Maaten (ALDE), por escrito. (NL) Quiero dar mi calurosa bienvenida a este informe sobre derechos humanos y, en concreto, la línea adoptada sobre la autoevaluación. Es importante para la eficacia de la política europea sobre derechos humanos que se halle expuesta a la luz pública y que se someta a una evaluación crítica.

Estoy igualmente convencido de que hay que conceder prioridad absoluta a la política exterior europea coherente a fin de promover la democracia, ya que solo una sociedad democrática puede constituir la base para el respeto a los derechos humanos.

Estoy asimismo a favor de un instrumento europeo independiente y operativo para promover la democracia, siguiendo a grandes rasgos el ejemplo de la Endowment for Democracy en los Estados Unidos, ya que necesitamos una política de derechos humanos que sea independiente de las relaciones diplomáticas o económicas.

 
  

(1) Véase el Acta.

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