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Acta literal de los debates
Miércoles 25 de abril de 2007 - Estrasburgo Edición DO

21. Reforzar la legislación europea en el campo de la información y de la consulta de los trabajadores (debate)
Acta
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  El Presidente. – De conformidad con el orden del día, se procede a la declaración de la Comisión: Reforzar la legislación europea en el campo de la información y de la consulta de los trabajadores.

 
  
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  Vladimír Špidla, miembro de la Comisión. (CS) Señor Presidente, Señorías, consultar a los trabajadores y mantenerlos informados es un elemento importante de la respuesta que el modelo social europeo tiene ante los desafíos que plantean la globalización, la competencia económica y el cambio tecnológico. En esa respuesta se incluyen la gestión del cambio, la anticipación del cambio y el diálogo social.

No tengo que recordarle a la Cámara la importancia que la Comisión otorga a los comités de empresa europeos. Nos permiten aliviar el desequilibrio producido por una representación inadecuada, es decir, debido al hecho de que cada vez se toman más decisiones a escala supranacional, mientras que las leyes de información a los trabajadores y resolución de problemas se aplican, fundamentalmente, a escala nacional.

Ofrecen ayuda a los interlocutores sociales de cada país y facilitan la comprensión general de los problemas estratégicos de las empresas, así como la búsqueda de soluciones. En particular, permiten la anticipación y gestión del cambio. En la era de la globalización, Europa debe encarar una serie de problemas económicos y sociales.

Somos plenamente conscientes de que también otros ciudadanos, no solo los trabajadores, temen la reestructuración empresarial. También sabemos que solo existe un planteamiento posible a la hora de afrontar este fenómeno, y es ser decisivos, proactivos y dinámicos. La Unión Europea debe participar en la preparación para los cambios provocados por la reestructuración, en la gestión responsable de esos cambios (por medio de fondos estructurales, en particular del Fondo Social Europeo, o a través del diálogo político en el contexto de los foros de reestructuración introducidos por la Comisión) y en la aplicación del marco regulador comunitario para la información y consulta a los trabajadores.

Concretamente, la reciente situación en la fábrica de Volkswagen demostró la necesidad de informar y consultar a los trabajadores en el proceso de toma de decisiones lo antes posible, para que estén preparados para la reestructuración y para que esta se lleve a cabo teniendo en cuenta los intereses de todos. Los comités de empresa europeos deben ser capaces de llevar a cabo esta función en el contexto de las operaciones supranacionales. ¿Cómo lograr este objetivo? En primer lugar, es esencial garantizar el cumplimiento de la legislación comunitaria al informar y consultar a los trabajadores. Sin embargo, me gustaría recalcar que la tarea de defender la legislación comunitaria le corresponde principalmente a los Estados miembros.

También debemos preguntarnos sobre la revisión de la Directiva relativa a los comités de empresa europeos. Soy consciente de lo delicada que es esta cuestión. Como ya saben, la Comisión inició el proceso de revisión de la Directiva relativa a los comités de empresa europeos en 2004. En el contexto de la comunicación de 2005 sobre reestructuración y empleo, la Comisión alentó a los interlocutores sociales europeos para que entrasen en negociaciones sobre este asunto. Los interlocutores sociales han incorporado el apoyo y la evaluación de los textos conjuntos relativos a los comités de empresa europeos y a la reestructuración a sus programas de trabajo para el periodo 2006-2008. Esperamos los resultados de este trabajo con gran interés.

Sé que los interlocutores sociales tienen diferentes maneras de enfocar el asunto de los comités de empresa europeos. Todo el mundo está de acuerdo en que existe una necesidad cada vez mayor de diálogo social a escala nacional y muchos son conscientes de que el trabajo de los comités de empresa europeos suele ser pasado por alto y subestimado. La cuestión es si una revisión del marco jurídico europeo mejorará su manera de funcionar o si bastaría con intensificar el intercambio de planteamientos de efectividad contrastada entre los interlocutores sociales. Agradecemos todas las propuestas que contribuyen al desarrollo del marco jurídico. Parece que este desarrollo será útil a la hora de garantizar una mayor cohesión y efectividad en lo que respecta a la información y consulta a los trabajadores, reduciendo la inseguridad jurídica en aquellos casos que comprenden un cambio importante en el tamaño de las empresas, y aclarando tanto el alcance del proceso de información y consulta a los trabajadores, a escala europea y nacional, como el papel que ha de jugar este proceso.

Está claro que la iniciativa de la Comisión tiene en cuenta las acciones iniciadas por los interlocutores sociales con vistas a apoyar el uso de planteamientos probados. También tiene en cuenta los requisitos del Comité Económico y Social. La Comisión apoyará la búsqueda de aquellas soluciones que sean fruto de la cooperación y que relacionen los aspectos económicos, sociales y medioambientales. Este planteamiento también está respaldado por la comunicación de la Comisión de 2005 sobre reestructuración y empleo, y por la comunicación de 2006 sobre la responsabilidad de las empresas. La Comisión aguarda con interés la resolución del Parlamento sobre la cuestión, resolución que jugará un papel importante por lo que respecta a los próximos pasos a tomar por parte de la Comisión. La Comisión está dispuesta a debatir con el Parlamento la cuestión de la información y consulta a los trabajadores. Muchas gracias.

 
  
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  Gabriele Stauner, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (DE) Señor Presidente, señor Comisario, Señorías, permítanme comenzar agradeciéndole al Comisario Špidla sus observaciones sobre el tema de la información y consulta a los trabajadores. Todos sabemos de la importancia concedida a los derechos participativos de los trabajadores como fuente de unas buenas relaciones industriales y como base de una mano de obra satisfecha y motivada. Eso explica por qué estos derechos son también, incluso especialmente, del interés de empresas y empresarios.

En Europa podemos estar orgullosos de nuestra tradición de participación de los trabajadores. Estos derechos ocupan un lugar destacado entre los factores de nuestro éxito económico. Aunque los derechos de consulta varían entre los Estados miembros de la Unión Europea (en el país del que procedo, por ejemplo, la participación del trabajador llega hasta el derecho de codeterminación en el ámbito de la gestión empresarial), los derechos de información y consulta son indudablemente parte de lo que llamamos modelo social europeo.

La Directiva relativa a los comités de empresa europeos de 1994 está considerada como la cumbre de la legislación comunitaria en este campo.

De común acuerdo, ha demostrado también su valía. Como muestra de su necesidad basta recordar el hecho de que algunas empresas que operaban en varios países habían establecido de forma voluntaria comités de empresa antes incluso de que la directiva entrase en vigor.

También creo que ahora, en 2007, ha llegado la hora de revisar la directiva. En realidad, la directiva de 1994 había designado el año 1999 como fecha para su revisión. Ha habido muchos cambios desde que la directiva fuera aprobada. Las estructuras económicas empresariales han cambiado y la globalización ha avanzado, pero las expectativas de los trabajadores y de quienes representan sus intereses también han crecido.

Como representantes del pueblo de Europa, interpretaremos con mucho gusto nuestro papel de adaptar las normas a los cambios del mundo de la empresa y el empleo, ya que todos sabemos que en el futuro los únicos empresarios de éxito serán aquellos que actúen de forma responsable y tengan debidamente en cuenta los derechos y el bienestar de sus trabajadores, mientras que los trabajadores que estén bien informados y participen en los procesos de toma de decisiones empresariales darán lo mejor de sí mismos y estarán comprometidos con el éxito de su empresa.

 
  
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  Stephen Hughes, en nombre del Grupo del PSE. – (EN) Señor Presidente, Airbus, Alcatel, Lucent y Delphi Systems son apenas los últimos de un flujo interminable de ejemplos de importantes reestructuraciones que han hecho que vinieran a vernos delegaciones de trabajadores a quejarse del incumplimiento de las normas de la UE sobre información y consulta, no solo la Directiva del Comité de Empresa, sino también otras: las Directivas sobre despidos y traslados colectivos de la década de los setenta y la Directiva por la que se establece un marco general para la información y consulta de los trabajadores.

Disponemos de un notable cuerpo legal sobre información y consulta, pero las incoherencias y contradicciones entre ellas y sus lagunas suponen que a menudo se eluden completamente. A menudo no se hace ningún intento de informar o consultar a tiempo sobre cuestiones significativas para evitar o mitigar pérdidas de empleo.

Necesitamos urgentemente una definición clara de los conceptos de información y consulta en el Derecho de la Unión Europea. Tenemos definiciones diferentes en varias directivas distintas. La Directiva sobre el Comité de Empresa no define con claridad ninguna de las dos nociones, mientras que las últimas directivas sobre un estatuto de empresa y el marco general contienen distintas definiciones. Esto abre la puerta al abuso y los intentos de eludir la normativa. La necesidad de revisar la Directiva sobre el Comité de Empresa salta a la vista: debió haberse revisado hace ocho años.

Todos conocemos sus defectos y lagunas: no asegura que haya información ni consultas a tiempo, no reconoce plenamente el papel de los sindicatos, no presta apoyo de expertos, las sanciones son insuficientes, abusa de las normas de confidencialidad para ocultar información, etcétera. Ahora es preciso que abordemos estos defectos para dar a los trabajadores los instrumentos efectivos que necesitan.

Sé que hay quienes opinan que no deberíamos emprender una revisión porque podríamos terminar teniendo un instrumento más débil, en vez de más fuerte. Mi Grupo piensa que el desprecio y abuso de esta legislación ya han alcanzado tales cotas y tanta amplitud que no tenemos nada que perder insistiendo en una revisión. Insto al Comisario a dar curso a esa disposición con carácter urgente.

 
  
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  Ilda Figueiredo, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (PT) Ahora que en mi país, Portugal, se celebra el 33º aniversario de la Revolución de Abril, tengo el placer especial de estar en esta Cámara hablando sobre el fortalecimiento de la legislación sobre la información y consulta a los trabajadores.

Como todos sabemos, las directivas sobre información y consulta a los trabajadores y los comités de empresa europeos establecen que debe facilitarse información en lo que respecta al desarrollo de los aspectos sociales y económicos de la empresa y a las decisiones que causen un cambio sustancial en cuanto a la organización del trabajo y a los contratos de trabajo. La experiencia demuestra, sin embargo, que esto no es suficiente y no soluciona los problemas cada vez más graves provocados por la reestructuración y la deslocalización de empresas, hechos con graves repercusiones económicas y sociales.

Trabajadores de varias empresas siguen denunciando dichos problemas en la industria de alta tecnología, como en el caso de Alcatel-Lucent, Delphi y Yasak, en la del calzado, como por ejemplo Rodhe, en la del automóvil y en el sector textil. Por lo tanto, la legislación comunitaria necesita ir mucho más lejos.

Las organizaciones de trabajadores deben mantenerse completamente informadas y, en los comités de empresa europeos, deben jugar un papel clave a lo largo del proceso, incluyendo el derecho a veto.

No se debe permitir que prosperen la inseguridad flexible, la liberalización de despidos y el ataque inaceptable a los derechos logrados por los trabajadores a lo largo de los años.

Espero que pueda responder a las preguntas que se le plantean, señor Comisario.

 
  
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  El Presidente. – Si eso supone celebrar la Revolución de los claveles, estoy convencido, señora Figueiredo, de que le responderá.

 
  
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  Ieke van den Burg (PSE). – (NL) Señor Presidente, intentaré hacer mi exposición en un minuto; tiene que ver principalmente con los mercados financieros y con lo que ahora está ocurriendo en ellos en el ámbito del capital privado y los fondos de protección, que gracias a los derechos de los accionistas, están ganando influencia sobre las empresas. Es muy decepcionante, en mi opinión, que la actual Comisión no haya presentado ninguna propuesta sobre los derechos de los trabajadores, en particular en las grandes empresas transnacionales, mientras que se hace todo lo posible para mejorar los derechos de los accionistas. La última vez que aprobamos un informe sobre este mismo tema fue en febrero. Es evidente que existe un desequilibrio enorme entre lo que se está haciendo por los accionistas para que adquieran más influencia en las empresas (cosa que ellos pueden hacer estrictamente desde su perspectiva financiera), mientras que no se han considerado las repercusiones que esto pueda tener sobre el empleo, sobre la calidad del trabajo o sobre los derechos de los trabajadores. Tal y como yo lo veo, el equilibrio en ese ámbito debería restaurarse lo antes posible y sería aconsejable volver sobre la quinta Directiva relativa al derecho de sociedades y garantizar que, a la hora de controlar a las empresas, se consiga un mayor equilibrio entre los intereses de los accionistas y los de los trabajadores.

 
  
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  Harald Ettl (PSE).(DE) Señor Presidente, Señor Comisario, los recientes acontecimientos sucedidos en la Unión Europea demuestran que la información y la consulta dentro del marco del comité de empresa europeo funcionan de manera sumamente inadecuada. Ahora nos encontramos en la fase en la que los organismos que representan a los trabajadores en los distintos países (Francia, Alemania y demás) se pelean entre ellos, aunque esto no sea una especie de competición deportiva internacional. Ya no existen, sencillamente, la consulta e información dentro del marco de la comisión del comité de empresa europeo. Por esa razón es necesario un cambio a este respecto. Quisiera señalar que la primera revisión debería haber tenido lugar ya en 1999. El tema volvió a salir en 2004 y ahora estamos en la fase en la que admitimos la necesidad de una revisión.

Me complace que haya sido la señora Stauner, del Grupo del Partido Popular Europeo (Demócrata-Cristianos) y de los Demócratas Europeos, la que nos ha preparado el tema, dado que fue el antiguo Canciller alemán Kohl el que, cuando la Directiva sobre los comités de empresa europeos vino al mundo, estaba en primera fila en la sala de partos. Sin embargo, por aquel entonces, nuestras industrias vivían una situación bien distinta a la que viven hoy; se han producido muchos cambios. Las organizaciones empresariales se han hecho más pequeñas y los métodos de comunicación han cambiado. Muchas cosas tienen que cambiar en este sector. Todo lo que puedo hacer es un llamamiento para que aprovechemos la oportunidad que tenemos ante nosotros para llevar a cabo esta revisión. ¡Pongamos el comité de empresa europeo al día! ¡Actualicemos la normativa y acomodémosla a la realidad! Es tremendamente importante, desde el punto de vista de la política democrática, que esto funcione dentro de las empresas, porque si no lo hace existe un enorme potencial de conflicto, que es lo que ha de evitarse.

Así que, señor Comisario, todo lo que puedo hacer es pedirle que proceda cuanto antes y que presione al Consejo todo lo que haga falta para que esto suceda.

 
  
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  Kader Arif (PSE).(FR) Señor Presidente, señor Comisario, Señorías, trece años después de la adopción de la Directiva sobre los comités de empresa europeos, queda mucho por hacer para que esta legislación alcance plenamente sus objetivos.

En los últimos meses, muchas empresas han llevado a cabo reestructuraciones importantes sin consultar e ignorando esta Directiva y otras leyes europeas, y sin que ninguna de esas empresas fuera nunca sancionada. La crisis que atraviesa hoy Airbus, que han conocido Alcatel y Volkswagen en el pasado y quizás sufra Peugeot en el futuro, son crudos ejemplos precisamente de lo que falta en el diálogo social europeo.

En el caso de Airbus, los sindicalistas y trabajadores con los que nos entrevistamos en el Parlamento o en nuestros respectivos territorios deploraban con razón la ausencia de consulta previa y de una verdadera concertación para el plan de reestructuración Power 8. A pesar de que los errores de gestión han provocado las dificultades que vive hoy Airbus y, al mismo tiempo, que su éxito se ha debido a la competencia de sus trabajadores, estos son los últimos en ser informados pero los primeros afectados –y en su mayoría trágicamente afectados– por dicho plan. En cuanto a los gerentes, están a cubierto, amparados por los millones de euros de su paracaídas dorado. No podemos tolerar más situaciones en las que los trabajadores se enteren por la prensa de su despido. Debemos actuar con urgencia si queremos asegurar una mayor transparencia.

Los socialistas reclamamos desde hace varios años una revisión de los textos, para garantizar en fases tempranas, en intervalos regulares y en todos los niveles de decisión, que la información y la consulta de los trabajadores les permitan influir realmente en el proceso de toma de decisiones. Así, los representantes del personal deberían poder participar en el consejo de administración de las empresas. Es un elemento crucial de información y control de los trabajadores sobre las decisiones estratégicas. También permitiría asegurar que esas reestructuraciones fueran realmente indispensables para la empresa y no solo debidas a errores de gestión o a la búsqueda del beneficio inmediato.

Nos parece indispensable asimismo garantizar que las empresas de la Unión asuman sus responsabilidades sociales y financieras y actúen conforme a un modo de gobernanza responsable y leal para con todas las partes, trabajadores, sindicatos, autoridades locales y regionales y las comunidades de los lugares en que están afincadas. La Comisión debe comprometerse a inducir a las empresas a actuar de forma responsable, también previendo una legislación sobre su responsabilidad social.

Me parece que en un contexto globalizado y en una situación económica en permanente evolución, es nuestro deber, hoy como hace trece años, garantizar una aplicación plena e íntegra de las directivas existentes, incluso imponiendo sanciones a las empresas irresponsables, pero más aún proceder a una revisión de las directivas vigentes para avanzar más en la información y la consulta de los trabajadores, así como en los comités de empresa. De este modo, dejaremos claro que defendemos firmemente una Europa socialmente responsable.

 
  
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  Inés Ayala Sender (PSE). – (ES) Quiero agradecer al señor Comisario sus buenas palabras, aunque desearíamos más concreción en el calendario y medidas para incrementar la transparencia y la buena gobernanza de las empresas.

La participación de los trabajadores es una condición para mantener esa competitividad y calidad de la industria europea en proyectos emblemáticos como Airbus y en otros menos emblemáticos, pero esenciales, para hacer de Europa esa economía competitiva que deseamos. Delphi es una herida lacerante en mi país, en este caso.

Pero no es bueno achacar exclusivamente los problemas a los que nos enfrentamos a la globalización sin más, pues si atendemos a ella, vemos que tanto la cartera de Airbus como la de Boeing están repletas de pedidos, de modo que se necesitan más trabajadores y no menos, tanto aquí, en Europa, como en otros lugares.

Desearía solicitar a la Comisión que, como complemento a la participación de los trabajadores que estamos exigiendo, ahora se planteen nuevas medidas que hagan transparente la actividad y las decisiones de los ejecutivos que, con contratos blindados e indemnizaciones desorbitantes, consienten en opacidades, negligencias y errores criminales para los que la Comunidad Europea no tiene, de momento, un instrumento suficiente.

Señor Comisario, ¿tiene la Comisión previsto desarrollar instrumentos condicionantes para limitar este poder irresponsable dentro de la llamada responsabilidad social de las empresas y sus códigos de conducta, que hasta ahora no son obligatorios? ¿Podrían establecerse medidas que obligasen a los ejecutivos a gestionar de manera más transparente, primero ante los trabajadores y después ante la sociedad? Si hablamos de buena gobernanza europea en las empresas, no podemos seguir estando ante el arbitrio de estas circunstancias.

 
  
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  Mathias Groote (PSE).(DE) Señor Presidente, señor Comisario, Señorías, parece que siempre tiene que ocurrir algo malo para que la Comisión avance su opinión sobre un tema tan importante como es afianzar los derechos de los trabajadores en el campo de la información y consulta.

El programa de reestructuración Power8 de Airbus y la consiguiente amenaza de pérdida de puestos de trabajo y venta de fábricas han afectado muchísimo a los trabajadores de Airbus en Europa. En el debate con los comités de empresa de las zonas afectadas, Varel y Nordenham, y en una reunión celebrada recientemente en Bruselas entre representantes sindicales de toda Europa, los trabajadores señalaron una y otra vez el inadecuado suministro de información y la falta de consulta a los trabajadores de Airbus. Por este motivo, los derechos de los comités de empresa europeos deben, en primer lugar, aplicarse plenamente por fin, para, a continuación, poder ampliarlos y dotarlos de una mayor profundidad.

Es inexcusable que, si una empresa va a ser reestructurada o si existe la posibilidad de que se pierdan puestos de trabajo, no se les facilite información completa ni se consulte a los trabajadores. Esta situación inexcusable solo puede ser remediada si finalmente se realiza la revisión, que debería haberse producido hace tiempo, de la Directiva vigente sobre comités de empresa europeos. Hasta ahora no he tenido noticias de que ninguna empresa europea haya tenido problemas por causa de su comité de empresa. Por el contrario, la consulta y la facilitación temprana de información a los trabajadores podrían haber salvado un gran número de empresas y puestos de trabajo en Europa y haber resuelto errores de gestión.

Después de 13 años, es hora de que esta legislación se aplique totalmente para garantizar la paz social en Europa.

 
  
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  Alejandro Cercas (PSE). – (ES) Señor Presidente, señor Comisario, es verdad, hace ya trece años, leyendo los textos, ya se recordaba que en nuestro Derecho primario teníamos que recoger, como una seña de identidad del modelo social europeo, el diálogo social. Para eso se hizo la Directiva.

Ya se recordaba hace trece años que el mercado interior tenía una dimensión transnacional y que ello podría acarrear problemas entre los propios trabajadores en las empresas con un ámbito transnacional, puesto que deberían tomar las decisiones consultando a todos sin perjudicar a unos o perjudicando a todos. En definitiva, hoy lo sabemos con mucha mayor acuidad, visto lo visto en Delphi, en Renault, en Airbus, tenemos necesidad de mejorar estos mecanismos que tenemos.

Europa, precisamente, está enfrentándose a una falta de legitimidad ante los trabajadores, porque ven, señor Comisario, dos cosas simultáneas muy peligrosas. En primer lugar, ven que no tenemos instrumentos y, simultáneamente, que sí tenemos un discurso desde Europa en el que recordamos que estamos con ellos, que no les vamos a dejar solos ante la globalización y ante la reestructuración.

Por eso, la revisión de la Directiva, aunque no sea condición suficiente, es una condición necesaria, porque es un instrumento que está demostrando que no está siendo utilizado ni útil para abordar los gravísimos problemas que se están viendo sobre el terreno y que están llevando a una parte muy importante de la población europea a estar unos contra otros y todos contra Bruselas.

Señor Comisario, es urgente, hay que seguir adelante, tendrá todo nuestro apoyo si hace frente a una situación tan difícil y con tanto riesgo.

 
  
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  Karin Jöns (PSE).(DE) Señor Presidente, señor Comisario, Señorías, la incertidumbre siempre es mala, en especial cuando tiene que ver con el futuro de los puestos de trabajo. La espada de Damocles que representa el despido lleva sobre las cabezas de miles de empleados de Airbus desde el mes de enero. Es una situación intolerable. No es forma de tratar a seres humanos. En mi circunscripción se ha hablado, con motivo del Power8, primero de la pérdida de 1 200 puestos de trabajo, luego de 700, luego de pérdida de puestos de trabajo solo entre los trabajadores temporales ¡y ahora oímos que en realidad Airbus quiere volver a contratar! Con todo esto uno no puede evitar sentirse mareado.

El planteamiento adoptado por la dirección de EADS ya no es, como todos sabemos, un incidente aislado. Hoy hemos oído lo mismo varias veces. El hecho de que ocurra algo así a pesar de la Directiva sobre comités de empresa europeos es sencillamente escandaloso y hace que la necesidad de actuar salte a la vista. Por ello, existe una necesidad urgente de introducir medidas específicas que sirvan como recordatorio a los empresarios de sus obligaciones en materia de información y consulta a sus empleados. Debemos asegurarnos, sobre todo, de que la imposición de sanciones contra el incumplimiento de la directiva sea rigurosa en toda la Unión Europea, y también de que los trabajadores y sus representantes estén representados en los consejos de supervisión.

Comisario Špidla, espero sinceramente que la Comisión finalmente lleve a cabo la tarea durante tanto tiempo aplazada de actualizar esta directiva, ya que, como es bien sabido, la competitividad y productividad de la Unión Europea depende de unos puestos de trabajo buenos y seguros.

 
  
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  Vladimír Špidla, miembro de la Comisión. (CS) Señor Presidente, Señorías, en primer lugar, se han mencionado varios casos en los que la directiva sobre información y consulta a los trabajadores no ha sido adecuadamente aplicada. En efecto ha sido así. La Comisión actuó en cada caso y en alguno de ellos la situación mejoró de forma evidente.

Sin embargo, me gustaría recalcar que la directiva no es tan débil como se desprende de algunas de las opiniones expresadas. La manera de aplicarla es, en última instancia, competencia de cada Estado. Me gustaría destacar que, recientemente, varias empresas han sido llevadas ante los tribunales francés y belga por no cumplir la directiva y en algunos casos, como por ejemplo en el de British Airways, se ha suspendido el proceso de reestructuración hasta que se aplique plenamente la ley de consulta e información. Por lo tanto, es posible aplicar un planteamiento relativamente efectivo, lo cual es algo que, en mi opinión, deberíamos tener en cuenta.

El segundo asunto mencionado ha sido el de la futura revisión de la directiva. Me gustaría señalar que la Comisión ha emprendido una revisión de esta directiva y que nuestro objetivo es, en cualquier caso, contribuir a una solución que lleve a una consulta y a un diálogo social, efectivo y estable, y al derecho a que los trabajadores sean consultados e informados. Este es el objetivo de la Comisión y estoy seguro de que lo conseguiremos durante este periodo legislativo.

 
  
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  El Presidente. – Muchas gracias, señor Comisario.

El debate queda cerrado.

La votación sobre las propuestas de resolución presentadas al término del debate(1) tendrá lugar durante el próximo período parcial de sesiones, en Bruselas, el jueves 10 de mayo.

Declaraciones por escrito (artículo 142 del Reglamento)

 
  
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  Glyn Ford (PSE), por escrito. – (EN) El motivo de esta declaración y la resolución del mes que viene es la terrible situación con respecto a Airbus en Europa. Una combinación de mala gestión, competencia desleal y falta de juicio ha amenazado el éxito de la más vital de las industrias europeas. Me parece inconcebible que los Estados Unidos deban dominar totalmente, con Boeing, el mercado mundial de los aviones de tamaño grande y mediano. Las ventas y la labor de I+D de Boeing se apoyan en contratos militares y en la I+D militar: una triste denuncia de la falta de una política común de seguridad y defensa en Europa.

No obstante, el problema principal es que, a pesar de los cuantiosos préstamos de la UE y de los Gobiernos nacionales a Airbus, esta se ha gestionado como una especie de tienda de barrio decimonónica con consultas mínimas a los trabajadores. Los trabajadores poseen uno de los recursos más importantes para una empresa industrial: conocimientos y experiencia profesional. Es muy posible que si se hubiera concentrado en esto, la gerencia podría haber evitado algunos de sus peores errores. Ahora, por lo menos 10 000 familias afrontan la perspectiva de perder el empleo.

Si esta empresa, situada a la vanguardia de la industria europea, presta tan poca atención a su activo más importante, sus trabajadores, es hora de que la Comisión refuerce una legislación que, a todas luces, no es lo bastante enérgica.

 
  

(1) Cf. Acta.

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