La Presidenta. De conformidad con el orden del día, se procede a las declaraciones del Consejo y la Comisión relativas a Zimbabue.
Günter Nooke, Presidente en ejercicio del Consejo. (DE) Señora Presidenta, Señorías, los sucesos de marzo han servido para subrayar de forma drástica el hecho de que la crisis que durante tanto tiempo ha maltratado Zimbabue ha ido en aumento. El trato brutal recibido por los manifestantes pacíficos y políticos de la oposición, así como las amenazas expresadas contra embajadores occidentales, muestran a un régimen que finalmente ha desenmascarado su «simulación de Estado de Derecho».
El Presidente Mugabe lucha para mantenerse en el poder con todos los medios que tiene a su disposición. Dada la deplorable situación económica (no hay más que recordar un índice de desempleo del 80 % y una tasa de inflación de más del 1 700 %) y el aumento de la represión, la opinión pública del país se le está volviendo cada vez más en contra. Y este hecho ya no se limita a la población en general. Ni siquiera su propio partido, el Zanu-PF, le apoya en su totalidad. Su intento en el congreso del partido celebrado en diciembre de 2006 de posponer dos años las elecciones presidenciales para que coincidieran con la fecha de las elecciones parlamentarias de 2010 fue remitido de nuevo al comité, donde no prosperó.
En nuestra calidad de país que ostenta la Presidencia del Consejo de la UE, en las últimas semanas hemos dejado bastante claro cuál es nuestra postura en relación con los sucesos de Zimbabue. En dos declaraciones del 12 y el 14 de marzo, se condenaba la criminalización de la pacífica «Prayer's Meeting», que se celebró en Harare el 11 de marzo, y se exigía la liberación de las personas arrestadas, junto con una petición de ayuda jurídica y médica.
En su nota del 13 de marzo de 2007, la embajada alemana en Harare, en nombre de todos los socios de la UE, pedía enérgicamente al Gobierno de Zimbabue que observara los principios de la constitución. Con una buena coordinación entre ellos, los embajadores de la UE en el país expresaron al Gobierno de Zimbabue que en todo momento estaban dispuestos a ocuparse de las personas arrestadas y heridas por el Gobierno, y también estaban dispuestos a hacerlo personalmente.
En nuestra calidad de país que ostenta la Presidencia del Consejo de la UE, en nuestra declaración del 18 de marzo condenábamos en los términos más fuertes posible los nuevos arrestos y el maltrato de los miembros de la oposición el 17 y 18 de marzo, así como la prohibición de salir del país impuesta a dos mujeres de la oposición gravemente heridas en los ataques del 11 de marzo y que querían pasar una revisión médica en Sudáfrica. Después de esto, los miembros de la oposición que habían sido heridos pudieron volar hasta Sudáfrica. La mayoría de los miembros de la oposición que habían sido arrestados, fueron liberados.
A petición de la UE, en su debate del 29 de marzo el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas trató exclusivamente sobre Zimbabue. En una declaración apoyada por 50 países en total, la UE dejó perfectamente clara cuál era su postura en relación con la actual situación de Zimbabue y pidió al Gobierno de Mugabe que respetara la ley y el orden, defendiera los derechos humanos y cooperara con los mecanismos de defensa de los derechos humanos de las Naciones Unidas.
Todos estamos controlando muy de cerca las reacciones de los vecinos de Zimbabue. Nuestras embajadas en la zona participan en un intenso diálogo político con los Gobiernos de sus países anfitriones. Todos estamos de acuerdo en nuestro análisis de que cada vez son más los indicios de que la solidaridad con el régimen de Mugabe se desmorona en el conjunto de la región, sobre todo por la presión que ejerce la sociedad civil. En este sentido, esperamos con especial interés que nuestros socios africanos muestren ahora abiertamente por primera vez lo importante que es para ellos la solución de la crisis de Zimbabue.
Además de comentarios individuales como el realizado por el Presidente Mwanawasa de Zambia, que comparó Zimbabue con el hundimiento del Titánic, nos ha llamado la atención en concreto el cambio político experimentado por la Comunidad para el Desarrollo del África Meridional (SADC). En una cumbre especial celebrada el 28 y 29 de marzo de 2007, sus Jefes de Gobierno reconocieron por primera vez su responsabilidad regional en el conflicto de Zimbabue. El Presidente Mbeki ha recibido el claro mandato de iniciar un diálogo entre el Gobierno y la oposición. En sus actividades tendrá el apoyo de su colega de Tanzania, el señor Kikwete, en su calidad de actual presidente del órgano de la SADC responsable de política, defensa y seguridad. El Secretario General de la SADC presentará un informe sobre la situación económica de Zimbabue.
Las principales demandas que la SADC presenta a Mugabe son mantener la fecha de las elecciones presidenciales en 2008 y abandonar la represión de la oposición. El 30 de marzo, el comité central del partido Zanu-PF decidió mantener las elecciones presidenciales en marzo de 2008 y avanzar las elecciones parlamentarias, en principio previstas para 2010, también a 2008.
Mugabe ha sido elegido como candidato sin que hubiera ningún debate interno. A la vez, se anunciaron cambios que mejorarán por la fuerza la posición de salida de Mugabe y su partido en el período previo a las elecciones. Esos cambios son, entre otras cosas, un aumento de los distritos electorales y, en consecuencia, de sus manipulaciones, el nombramiento, no mediante elecciones directas, de los miembros del senado de forma proporcional a la fuerza del partido en el Parlamento, y el hecho de que si el cargo de Presidente queda vacante, el nuevo Presidente será nombrado por el Parlamento y no mediante unas nuevas elecciones. Esas nuevas normas todavía tienen que convertirse en ley como resultado de los cambios en la constitución.
El Gobierno no ha dejado de usar la fuerza contra los miembros de la oposición. Ha llamado terroristas a los miembros del ala de Tsvangirai del partido de la oposición MDC y, con ello, intenta abrir una brecha entre la oposición que se unió por primera vez después de los disturbios de marzo. No obstante, el Estado se ha abstenido de prohibir o disolver acontecimientos a gran escala, como el «Prayers Meeting» antes mencionado, en las dos ciudades más grandes del país. También se ha levantado la prohibición de reunirse y manifestarse, excepto en algunas zonas de Harare.
Ya a finales de 2006, el congreso del partido Zanu-PF manifestó que el puesto de Mugabe ya no era incontestable. Mientras, Mugabe ha ido creando cada vez más una mentalidad de asedio, que se ha manifestado, sobre todo, en la formación de organizaciones paralelas como la milicia juvenil, que queda fuera de la jerarquía militar y policial. Seguro que su impresionante e incluso opresiva presencia frente al edificio de sesiones del comité central influyó en el proceso de toma de decisiones de los miembros del Politburó a favor del nombramiento de Mugabe como candidato presidencial.
A pesar de la victoria táctica de Mugabe en la reunión del comité central del 30 de marzo, que le valió el nombramiento como candidato presidencial en 2008, debilitando así la postura de sus críticos en el partido, en Zimbabue existe la sensación de que prevalece una especie de atmósfera apocalíptica. Por lo tanto, en el seno de la UE, además de discutir los actuales acontecimientos, el pensamiento vuela hacia la era posmugabe. En los últimos días, tanto el grupo de trabajo UE/África como los directores UE/África han observado a Zimbabue detenidamente. El Consejo de Ministros Exteriores del lunes discutió a fondo la crisis de Zimbabue.
En sus conclusiones el Consejo agradeció la iniciativa de la SADC y declaró su voluntad de apoyarla, si se le pide que lo haga. Ha subrayado su opinión de que solo un diálogo amplio y constructivo puede formar la base de una auténtica reforma y la reconciliación nacional en Zimbabue. Al mismo tiempo, ha resaltado que la UE también pondrá en práctica en el futuro medidas humanitarias que beneficien directamente a la población.
En su comunicado, después de la cumbre especial de marzo, la SADC pidió a la UE que pusiera fin a las sanciones. En vistas de la actual situación del país, no accederemos. Nuestra política debe seguir siendo creíble. Como reacción ante los disturbios que tuvieron lugar en marzo, y es algo que el Consejo también decidió el lunes, ampliaremos la lista consolidada de personas sometidas a sanciones para incluir a los jefes de policía que fueron principalmente responsables de la actual crisis y de las violaciones de los derechos humanos.
Existe un acuerdo entre los socios de la UE de que solo con ayuda africana se conseguirá resolver la crisis de Zimbabue. Después de la media vuelta política que dieron en marzo, nuestros socios africanos pidieron expresamente a la UE que fuéramos pacientes. Pero seguiremos vigilando de cerca si la política que sigue la SADC adquiere algún tipo de forma, y hasta qué punto.
Somos conscientes de que no podemos sentarnos a esperar indefinidamente. En un futuro inmediato, la UE tendrá que adoptar una postura en relación con la iniciativa de la SADC en términos de su contenido. También reaccionaremos con el vigor necesario ante los acontecimientos del país. La UE no puede permanecer callada ante las violaciones de los derechos humanos, y no lo hará.
Joaquín Almunia, miembro de la Comisión. (EN) Señora Presidenta, la Comisión está muy preocupada por el actual deterioro de la situación política y socioeconómica en Zimbabue. En particular, condenamos los recientes actos de represión violenta contra la oposición.
La Comisión también ha apoyado plenamente las declaraciones emitidas por la Presidencia alemana, condenando los recientes actos de violencia, las detenciones y el maltrato de los detenidos. Asimismo, se ha pedido al Gobierno de Zimbabue que libere a esos detenidos y que respete los derechos fundamentales. La crisis debería resolverse a través del diálogo con todas las fuerzas políticas.
El pasado lunes, el Consejo de Asuntos Generales también emitió sus conclusiones a este efecto. En este contexto, la Comisión sigue dando gran importancia a la intensificación del diálogo con los homólogos regionales de Zimbabue. Reconocemos plenamente el papel fundamental que pueden desempeñar para promover la reconciliación nacional en este país.
Por lo tanto, la Comisión acogió con satisfacción la cumbre extraordinaria de Jefes de Estado de la Comunidad para el Desarrollo de África Austral (SADC), que tuvo lugar los días 28 y 29 de marzo de 2007 en Dar es Salaam. Los líderes regionales decidieron participar en la resolución de la crisis de Zimbabue, designando mediador al Presidente sudafricano, Thabo Mbeki. Se acordó con todos los Estados miembros europeos que se enviaría un mensaje de alto nivel a la SADC sobre el tema. En primer lugar, para reconocer el importante papel que la organización puede desempeñar en la resolución de la crisis y, en segundo lugar, para dar a la SADC un verdadero balón de oxígeno en sus esfuerzos de mediación.
Por lo tanto, en nuestra opinión no deberíamos hacer nada que pusiera en peligro la iniciativa de la SADC y la UE debería estar dispuesta a apoyar los esfuerzos de la SADC para resolver la crisis de Zimbabue.
Asimismo, se acordó hacer un esfuerzo por informar debidamente a la región y a África en general del contenido de las medidas de la UE, o de las sanciones, con respecto a Zimbabue. Consisten en una prohibición de la concesión de visados a los dirigentes de Zimbabue y la congelación de sus activos, además de un embargo de armas. La cooperación económica, comercial y en materia de ayuda básica no se ha visto afectada por las medidas de la Unión Europea. En este sentido, el nivel de ayuda asignado a Zimbabue en 2006 fue de unos 193 millones de euros: 86 millones de la Comisión y 107 de los Estados miembros. Este tipo de ayuda, en beneficio directo de la población de Zimbabue, debe continuar.
Geoffrey van Orden, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (EN) Señora Presidenta, quiero dar las gracias a la Comisión y al Consejo por sus declaraciones. Todos los diputados a esta Cámara conocerán la terrible situación de Zimbabue. Hemos expresado nuestras opiniones en unas 16 resoluciones en los últimos años, pero el régimen de Mugabe nos recuerda constantemente que, por muy mal que esté la situación, siempre puede empeorar trágicamente.
Millones de personas han huido del país; muchos de los que se han quedado dependen de la ayuda alimentaria; se prevé que la hiperinflación alcance el 5 000 % para finales de año; el desempleo se mantiene en el 80 %; 3 000 personas mueren de VIH/sida cada semana y Zimbabue tiene la mayor tasa de orfandad del mundo. Estas son las crudas estadísticas. Cuando las personas intentan reunirse o expresar cualquier tipo de protesta, como hemos visto, son brutalmente atacadas por la policía del régimen.
Estoy de acuerdo en que ha habido un cambio positivo: las últimas crueldades de Mugabe han provocado al menos una respuesta de los países africanos vecinos. Esto debemos alentarlo. La Comunidad para el Desarrollo de África Austral ha reconocido finalmente que hay crisis en Zimbabue. Se trata de un paso muy importante. Es una prueba más de que la opinión en toda África está cambiando. Los homólogos de Mugabe lo consideran ahora un dictador que ha abusado de forma egoísta de su propio pueblo y cuyas acciones suponen una amenaza para el desarrollo económico general de todo el continente. Ya no aceptan la vieja excusa de Mugabe de que los problemas de Zimbabue venían de fuera.
Todos ven claramente que es Mugabe el que ha puesto al país y a su pueblo al borde del desastre. Acudió a la cumbre de la SADC esperando la aprobación de sus políticas, pero en lugar de esto lo despacharon con cajas destempladas y con el nombramiento del Presidente sudafricano Mbeki como facilitador del diálogo entre el Zanu-PF y la oposición. La tarea de Mbeki consistirá en crear las condiciones necesarias para unas elecciones libres y justas.
No obstante, hasta que se recupere la libertad en Zimbabue no debe haber tregua en la presión sobre el régimen. Con demasiada frecuencia, los Gobiernos europeos han dejado de aplicar incluso, por motivos espurios, la prohibición de viajar y otras medidas restrictivas de la propia UE.
Cuando finalmente Mugabe pierda el poder, la comunidad internacional debe estar preparada para actuar sin demora. Pido a la Comisión y al Consejo que comiencen ya a planificar de forma seria un programa de ayuda masivo, completo y urgente para Zimbabue con vistas a la era de después de Mugabe.
Margrietus van den Berg, en nombre del Grupo del PSE. – (NL) Señora Presidenta, el Zimbabue que yo conocí era un país orgulloso, líder en la región, orgulloso de la libertad que tanto les había costado conseguir, un país hermoso, donde zimbabuenses negros y blancos creían en el futuro, donde negros y blancos juntos intentaban curar las dolorosas heridas del racismo de la era Rodesia, un país donde los ciudadanos trabajaban para construir una democracia.
Es un profundo contraste con el Zimbabue de hoy, con sus espantosas estadísticas. La expectativa de vida en Zimbabue es actualmente una de las más bajas: 37 años para los hombres y no más de 34 para las mujeres; un 80 % de los zimbabuenses viven por debajo de la línea de pobreza; una tercera parte de la población ha huido del país, y millones de personas han buscado refugio en los países vecinos. Cincuenta mil refugiados más se añaden cada mes a esa cifra.
La economía del país que antes se conocía como la despensa de cereales de África se ha hundido un 40 % en una década, y no se ven mejoras a la vista. La economía de Zimbabue sigue encogiendo un 5,7 %, lo que hace que Zimbabue sea el único país de África cuya economía no crece. La hiperinflación, a la que ya se ha hecho referencia, significa que es imposible para muchos zimbabuenses que se han quedado en el país, con su desempleo generalizado, satisfacer sus necesidades básicas diarias.
La Unión Europea hizo bien al decidir penalizar con sanciones personales cada vez más amplias a los dirigentes zimbabuenses que, con su terror de Estado, han traído consigo este nivel de devastación. Como todos sabemos, se necesita mucho más para encontrar el camino de salida. Este camino de salida se describe en nuestra resolución conjunta. En ella se perfila cómo el país podría avanzar hacia una era posmugabe, describe unos pasos y unas medidas concretas, y, con razón, hace un llamamiento drástico a Mbeki y a los miembros del SADC para que bloqueen la puerta del terror de Estado, con toda la mano dura que haga falta, y allanen el camino del diálogo en la era posmugabe.
Respaldamos la oposición más amplia posible en contra de Mugabe y a favor de Zimbabue. Queremos pedir al Consejo que amplíe el alcance de las sanciones. Cualquiera que sea responsable de esta caída en espiral cada vez más profunda en este país que antes se sentía tan orgulloso debe dar cuenta de ello, incluyendo a ministros, representantes, líderes del ejército, la policía y el servicio secreto, así como al gobernador del banco central. Queremos pedir al Reino Unido que utilice su presidencia en el Consejo de Seguridad para que añada el tema de Zimbabue en su agenda. Finalmente, esperamos que Mbeki, desempeñando un papel cada vez más importante, ponga fin al régimen de Mugabe, porque, después de casi tres décadas, ya es hora de que se vaya para siempre.
Ryszard Czarnecki, en nombre del Grupo UEN. – (PL) Señora Presidenta, cuando un país se menciona a menudo en el Parlamento es mala señal, porque significa que la situación de los derechos humanos en dicho país debe de ser grave. Y me temo que Zimbabue ha sido, es y seguirá siendo en un futuro inmediato un país de este tipo.
La paradoja reside en el hecho de que estamos celebrando el 27º aniversario de la independencia del país. Por desgracia, esta independencia no implica libertad. Por ejemplo, hace un mes y medio, la oposición fue abatida brutalmente. Dos personas resultaron muertas y hubo 300 detenidos.
Este es el lado político de la situación, que es el que con frecuencia más nos gusta discutir en el Parlamento. Pero existe también un lado económico del problema que es quizás aún más grave. En Zimbabue, sufren desnutrición casi 4,5 millones de personas, una tercera parte de las cuales han recibido ayuda del Programa Mundial de Alimentos, y han recibido comida como parte de este programa. Se trata de un país donde la media de vida es de 35,5 años. Y como ha dicho el anterior orador, Zimbabue ostenta uno de los récords mundiales (en términos negativos) en este sentido. Una quinta parte de la población está infectada por el VIH, y cada semana aparecen 3 200 casos nuevos. Zimbabue tiene el índice más elevado de huérfanos del mundo. ¡El índice de desempleo en este país es del 80 %! ¡También un ochenta por ciento de la población vive por debajo de la línea de pobreza! Cada mes, miles de personas huyen del país. Más del 30 % de sus ciudadanos ya han emigrado a los países vecinos.
Zimbabue es el único país africano en el que la economía va a la baja. Durante la última década, el volumen económico de este país descendió un 40 %, y este año ha bajado casi otro 6 %. El año pasado, la tasa de inflación media se elevó al 2 200%. ¡Este año, sobrepasará sin duda el 5 000 %! Desde 1998, la producción agrícola ha bajado cuatro quintas partes. Las dos principales industrias del país, es decir el tabaco y la extracción de oro, están al borde del colapso.
No son más que estadísticas y, por trágicas e indicativas que sean, me temo que las cifras, los porcentajes y los números a secas pueden impedir ver con claridad las tragedias individuales con que se enfrentan millones de personas. Zimbabue puede estar muy lejos; pero recordemos las palabras de Ernest Hemingway: «No preguntes por quien doblan las campanas, doblan por ti.» Zimbabue es un país que ha caído en un «agujero negro». Está desapareciendo ante nuestros ojos, está dejando de existir económica y socialmente, y el único signo de un Gobierno activo es la represión política. No podemos permanecer callados. No podemos pretender que basta con la simpatía, sin decisiones políticas.
Por eso necesitamos este debate; por eso necesitamos esta resolución. Necesitamos una resolución conjunta, una resolución que esté por encima de las divisiones políticas.
Athanasios Pafilis, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (EL) Señora Presidenta, parece bastante irónico y trágico que quienes hicieron de Zimbabue una colonia, quienes saquearon sus recursos naturales durante todos esos años, luchen ahora por su independencia y su libertad. ¿Por qué sigue abordando el Parlamento Europeo el tema de Zimbabue? ¿Es porque se infringen los derechos humanos? No, Señorías. Llamemos a las cosas por su nombre. Es porque Gran Bretaña sueña con convertirlo de nuevo en una colonia y porque los demás grandes países de la Unión Europea sueñan de nuevo con nuevas colonias en el continente africano. Esta es la realidad. Zimbabue consiguió la independencia con una guerra dura y sangrienta con los colonizadores británicos.
¿Hay problemas? Por supuesto que sí. ¿La situación es como se ha descrito? Por supuesto que sí, pero es el resultado de años de colonización, es el resultado de las medidas impuestas durante todos esos años por la Unión Europea y otros países imperialistas, medidas pensadas para conseguir un poder económico y el aislamiento político del régimen de Zimbabue. En el análisis final, el hecho de si la situación cambia en Zimbabue, y cómo, depende de su pueblo, y no de la Unión Europea, y nadie más tiene derecho a interferir en sus asuntos internos.
Hoy existe un plan que se ha desarrollado durante muchos años. ¿Cuál es ese plan? Financiar y comprar a la oposición. Se han dado millones a varias personas que se erigen como oponentes políticos al régimen. Se financian organizaciones no gubernamentales que consisten en empleados pagados que se quedan para nada en la comunidad de Zimbabue. Hay sanciones y, a la vez, Gran Bretaña no cumple los acuerdos que ha firmado con Zimbabue. Incluso sigue el comercio ilegal de armas y el hijo de Margaret Thatcher fue arrestado, y es un hecho conocido que se publicó en todos los periódicos.
Por lo tanto, consideramos que la Unión Europea no tiene derecho a interferir en los asuntos internos de Zimbabue ni de ningún otro país. Los problemas que allí surjan deben resolverlos los mismos ciudadanos como ellos elijan. Por eso hemos votado en contra de la propuesta de resolución conjunta y nos entristece el hecho de que, aunque Sus Señorías saben que todas las medidas que tomen y el embargo que imponen a Zimbabue no hace más que empeorar las cosas y hace que miles de personas mueran, sigan con la misma política brutal.
Bastiaan Belder, en nombre del Grupo IND/DEM. – (NL) Señora Presidenta, señor Mugabe y cazadores de ratones. ¿Existe alguna relación entre el Presidente de Zimbabue y esas personas que consienten esa más bien curiosa persecución? Sí, mucha, porque en la vecindad inmediata de la propiedad de Mugabe –la residencia privada más grande de África– unos ciudadanos respetables se mantienen a flote cazando ratones cada día. De hecho, según ellos, esos animales son como la ternera para nosotros. Así es como el Zimbabue profundo, hasta hace poco la despensa de cereales de África, se ha hundido bajo el régimen tiránico de Robert Mugabe.
Este régimen se basa en una campaña que es absurda y criminal en igual medida, y como resultado de la misma desde el año 2000 miles de granjas productivas han sido confiscadas a sus propietarios blancos y entregadas a cabecillas incompetentes e indiferentes de Mugabe, lo que ha comportado el hambre a gran escala. Por cierto, el partido Zanu-PF de Mugabe utiliza la escasez de alimentos como arma contra la oposición. El corresponsal R.W. Johnson hizo hace poco una verdadera crítica contra la tiranía de Mugabe. Dijo que, en Zimbabue, la gente era eliminada a gran escala como animales y que la mayor parte de las muertes son el resultado directo de la política intencionada del Gobierno. Este genocidio es probablemente diez veces mayor que el de Darfur pero es ignorado por las Naciones Unidas.
Arnold Tsunga, presidente de la organización para los derechos humanos Coalición Crisis en Zimbabue, utilizó las mismas palabras para describir la situación. Tsunga denominó a la política de Mugabe «genocidio ingenioso» porque los Gobiernos, las organizaciones de ayuda y la prensa no lo notan. Mi mensaje al Consejo, a la Comisión y a esta Cámara es que esta acusación de genocidio ingenioso, implícito, no debería permitirnos ni un solo momento de paz hasta que pueda retirarse.
Michael Gahler (PPE-DE). – (DE) Señora Presidenta, señor Pafilis, hace cuatro minutos, usted ha hecho la intervención más cínica sobre Zimbabue que se ha oído en esta Cámara desde 1999. Realmente no se detendrá ante nada y está legitimando una dictadura. Le recomiendo que oiga de nuevo y se tome en serio la conmovedora llamada del Obispo Tutu, porque le considero por encima de toda sospecha.
A veces se cree que es imposible que un país caiga más bajo si tiene la menor expectativa de vida del mundo, el índice de inflación más elevado del planeta, si el desempleo es del 80 %, si la misma cantidad de gente vive por debajo de la línea de pobreza y si la economía ha bajado un 40 % en la última década. Por desgracia, el poder de los regímenes en estos mismos países sigue siendo suficiente para pegar a la población, como ocurrió hace poco, el 11 de marzo. Muchos fueron arrestados y torturados. Como miembros del Parlamento, nos sentimos especialmente horrorizados por el maltrato brutal que recibió nuestro colega, Nelson Chamisa, que, de camino hacia Bruselas para asistir a una reunión de la comisión de nuestra Asamblea Parlamentaria Mixta, fue brutalmente apaleado en el aeropuerto de Harare por matones del régimen, y perdió un ojo en el proceso.
Quiero agradecer al Consejo que haya expresado claramente su opinión sobre la situación del Consejo el 13 y el 18 de marzo, así como en el Consejo General el 23 de abril, y también que haya ampliado la lista de prohibiciones de viaje impuestas a los defensores del régimen. Por fin la SADC ha reconocido que existe una crisis en Zimbabue y ha nombrado al Presidente Mbeki como mediador. Somos conscientes de que, por desgracia, Mugabe se siente alentado después de la reunión de la SADC, y la represión también continúa en todo el país sin que la comunidad internacional le preste ninguna atención.
Sudáfrica siempre desempeña un papel fundamental. El Presidente Mbeki debe ejercer su papel como mediador de forma creíble. Sabemos que es difícil aceptar que un liberador pueda evolucionar hasta convertirse en tirano, pero está en manos de Mbeki pasar a los anales de la historia como alguien que, al final, también ha ayudado a los derechos humanos y a la democracia en África a avanzar hacia el éxito tomando partido por las personas que hace tiempo que sufren.
Ana Maria Gomes (PSE). – (PT) El Arzobispo católico de Bulawayo, Pius Ncube, condenó hace poco la pobreza y la opresión que Mugabe ha llevado a Zimbabue en los últimos años y pidió a las personas que tomaran las calles y se enfrentaran a las fuerzas armadas del régimen. Dijo lo siguiente:
(EN) «Mugabe está loco por el poder y se aferrará a él aunque esto signifique la destrucción de la economía y la destrucción de Zimbabue. Mugabe es un hombre malo, un matón y un asesino. No conseguirá intimidarme ni comprarme. Acepto que esto puede suponer mi muerte.»
(PT) ¿Los líderes de la oposición, quienes defienden los derechos humanos, los que hacen campaña para el desarrollo de Zimbabue y este valiente arzobispo, reciben el apoyo adecuado de la Comisión y el Consejo? Este apoyo implica movilizar la solidaridad necesaria de los demás africanos de la Unión Africana y de la Comunidad para el Desarrollo de África Meridional. En nombre de un serio debate sobre los problemas de África y la interacción positiva entre Europa y África ¿serán invitados también y bienvenidos a Lisboa en ocasión de la cumbre UE-África durante la Presidencia portuguesa?
La resolución de este Parlamento es importante y oportuna para que podamos tener respuestas claras.
James Nicholson (PPE-DE). – (EN) Señora Presidenta, estoy totalmente de acuerdo con lo que ha dicho el señor Gahler con respecto al señor Pafilis. En toda mi vida no había escuchado tergiversar la verdad como lo ha hecho él con lo que acaba de decir en esta Cámara.
En primer lugar, acojo con satisfacción la propuesta conjunta que pretende mantener firmemente las sanciones contra la violencia implacable del régimen que está asolando Zimbabue de la peor forma posible. Quiero dar las gracias a todos los que han puesto todo su empeño en esta propuesta de resolución y estoy satisfecho con el resultado.
Aislar a Mugabe y a otros miembros de su régimen es sumamente importante para demostrar tanto a la comunidad internacional como a los demás países africanos que los Estados miembros de la Unión Europea no tolerarán estos abusos flagrantes de los derechos humanos y de la dignidad. Nos hemos opuesto sistemáticamente a esta amenaza brutal y continuaremos haciéndolo. Mugabe debería recordar su promesa de dimitir y hacerlo ahora. Esto es lo único que podría hacer por el bien de Zimbabue. El poder absoluto corrompe absolutamente.
Los miembros del Gobierno ilegítimo de Zimbabue no tienen permitida la entrada a ninguno de los Estados miembros de la Unión Europea y me refiero, en particular, a la cumbre entre la Unión Europea y África que esta previsto que se celebre en Lisboa en el mes de diciembre. La propuesta de resolución conjunta deja claro y reafirma que esta iniciativa socavaría gravemente la firme voluntad de la Unión Europea. Impediría el futuro uso del poder blando dondequiera que pudiéramos necesitarlo. Las actuales sanciones de la Unión Europea ejercen una presión real sobre el régimen brutal de Mugabe. Por lo tanto, es preciso reforzarlas, intensificarlas y ampliarlas.
Con respecto a su ampliación, es bien sabido que Mugabe busca el respaldo financiero y el apoyo de países como China, que no siempre son tan firmes por lo que respecta a la libertad y la democracia como a mí y a otros muchos nos gustaría. Esta propuesta conjunta demuestra la firme voluntad del Parlamento de llevar este asunto al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Finalmente, el dinero que damos a Zimbabue debe gastarse de forma apropiada y no acabar en las arcas del dictador.
Quiero terminar dejando claro que estamos a favor del pueblo de Zimbabue, pero en absoluto del señor Mugabe.
Józef Pinior (PSE). – (PL) Señora Presidenta, a todos nos impresionó en gran manera la lucha por la independencia que el pueblo de Zimbabue sostuvo hace veintisiete años. En ese momento, los demás países del mundo en desarrollo vieron a la sociedad zimbabuense como un ejemplo de lucha colonial. Este respeto por el pueblo de Zimbabue proporciona ahora el principal imperativo moral para ayudar a la lucha por la democracia y el Estado de Derecho en Zimbabue.
Hace exactamente un mes, durante la sesión plenaria del Parlamento Europeo, vimos la cara sangrienta del líder de la oposición democrática, Morgan Tsvangirai, en las pantallas de televisión de este edificio. Ahora es el verdadero líder de la sociedad zimbabuense.
Ahora, los líderes oprimidos del movimiento estudiantil, la sociedad civil, los sindicatos, la Unión Europea, las instituciones y el Parlamento Europeo, todos tenemos la obligación de hacer todo lo que podamos para ayudar al pueblo de Zimbabue, ayudar a la sociedad civil de dicho país y ayudar para que Zimbabue recupere la democracia, la libertad y el Estado de Derecho. La República de Sudáfrica y su presidente, el señor Mbeki, tienen un papel especialmente importante en este proceso. El Parlamento Europeo apoya todas las acciones que fomenten la democracia y el Estado de Derecho en Zimbabue.
La Presidenta. He recibido seis propuestas de resolución(1), presentadas de conformidad con el apartado 2 del artículo 103 del Reglamento.