El Presidente. De conformidad con el orden del día se procede al debate del informe (A6-0088/2007) de David Martin, en nombre de la Comisión de Comercio Internacional, sobre la propuesta de resolución del Parlamento Europeo sobre la ayuda de la UE al comercio (2006/2236(INI).
David Martin (PSE),ponente. – (EN) Señor Presidente, antes de hablar de la sustancia de este informe, quiero dar las gracias a mis ponentes alternativos por haber colaborado en la elaboración del informe y, en particular, a la DG Comercio y a la DG Desarrollo de la Comisión, respecto a las cuales me complace poder decir que han mostrado una muy buena disposición a colaborar con el Parlamento en esta cuestión. Por último, quiero dar las gracias a Pelayo Castro Zuzuarregui, el funcionario del Parlamento con el que he trabajado en la elaboración de este informe. Tengo entendido que nos va a dejar por un año –esperemos que solo sea por un año– a fin de trabajar para el Presidente del Gobierno español. He trabajado con él en la elaboración de este y de otros informes y en todos los casos, me ha parecido una experiencia intelectualmente estimulante y le deseo mucha suerte.
En cuanto al contenido del informe, la ayuda al comercio es una herramienta fundamental para conseguir la integración de los países en desarrollo en la economía mundial. Sin embargo, quiero insistir desde el principio en que no se trata de sustituir a la Ronda de Desarrollo de Doha, sino de complementarla. Está claro que la liberalización de los mercados no es suficiente por sí sola para conseguir la integración de los países en desarrollo en la economía mundial. Basta con ver la experiencia de los últimos 40 años: los países menos desarrollados han visto cómo su participación en el comercio mundial se reducía casi a la mitad, del 1,9 % al 1 %, y eso a pesar de la reducción de aranceles tras la Ronda de Uruguay y otras reducciones arancelarias e iniciativas recientes como el programa europeo «Todo menos armas», que garantiza el acceso al mercado libre de impuestos y de cuotas para los países en desarrollo. Por tanto, está claro que la liberalización, que a mí me parece importante, no ha sido suficiente por sí sola para garantizar la plena integración de los países en desarrollo en la economía mundial.
Tampoco afirmo –y quiero que esto quede claro– que la ayuda al comercio sea por sí sola la panacea. Sin embargo, está muy claro que ahora existe un consenso cada vez mayor sobre los beneficios que pueden derivarse de la ayuda al comercio. La reunión ministerial de la OMC celebrada en Hong Kong en diciembre de 2005 estableció un ambicioso programa de trabajo para la ayuda al comercio y solicitó más apoyo para ayudar a los países en desarrollo a integrarse en la economía mundial. Esa iniciativa tuvo lugar después del compromiso del señor Barroso en la Cumbre del G-8 celebrada en Gleneagles de destinar mil millones de libras esterlinas del dinero de la Unión Europea y mil millones de libras esterlinas del dinero de los Estados miembros como contribución a la línea presupuestaria de la ayuda al comercio.
Aunque esa medida debe acogerse con satisfacción y en el momento de su anuncio causó un gran revuelo, tenemos que ser conscientes de que en el fondo los incrementos son bastante modestos: la contribución de la Unión Europea aumentará de una base cercana a los 850 millones de euros en la actualidad a mil millones de euros, mientras que la contribución de los Estados miembros –si cumplen lo prometido– pasará de 300 millones de euros a mil millones de euros.
El pasado mes de octubre, el Consejo de Asuntos Generales propuso una estrategia comercial para proyectar la manera de cumplir esas promesas. Mi informe recoge algunos de los aspectos fundamentales que espero que veamos en esa estrategia. Primero, en relación con el alcance de la ayuda al comercio, quiero que los mil millones de Barroso se midan comparen con la base actual, que engloba dos categorías: una es la política comercial y la regulación del comercio, y la otra es el desarrollo del comercio. Sin embargo, celebro que el grupo de trabajo de la OMC haya añadido otras tres categorías: ajustes relacionados con el comercio, infraestructuras relacionadas con el comercio y capacidad productiva. Estos son aspectos fundamentales del programa de ayuda al comercio y espero que puedan encontrarse recursos adicionales para ayudar a los países en desarrollo a resolver cuestiones como la retirada gradual de preferencias, la pérdida de ingresos arancelarios o la ayuda para adaptarse a las nuevas presiones competitivas debido a la regionalización, como los AAE.
En mi informe defiendo que la ayuda al comercio debe guiarse por la demanda y situarse bajo la responsabilidad de cada país. En este contexto, el marco integral reforzado de la OMC debe convertirse en el instrumento de diagnóstico fundamental para los países en desarrollo, ayudándoles a saber dónde puede generar la ayuda al comercio los máximos beneficios. En los países en desarrollo, tenemos que asegurarnos también de que el sector privado y la sociedad civil participen en el proceso. Aunque la ayuda al comercio representa indudablemente una estrategia diferente de la ayuda general al desarrollo, creo que debe basarse en los mismos principios fundamentales de reducción de la pobreza y desarrollo sostenible, y nuestro principal punto de referencia deben seguir siendo los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Celebro que buena parte de lo que proponíamos en este informe haya quedado reflejado en la Comunicación de la Comisión publicada en abril, y aunque peque de inocente, quiero creer que eso se ha debido a la estrecha relación establecida entre las DG de la Comisión y el Parlamento Europeo. Espero que, cuando este verano se apruebe definitivamente la estrategia europea conjunta sobre comercio, quede también reflejada en ese documento de estrategia.
He pedido en mi informe de hoy que se presenten informes bianuales al Parlamento Europeo, para que podamos comprobar si los Estados miembros y la Comisión proporcionan la calidad y la cantidad de ayuda que han prometido. De momento, todas las instituciones han demostrado su voluntad de presentar colectivamente lo que a mí me parece que es una estrategia importante y que puede hacer una contribución importante, siendo modestos, para conseguir la integración de los países más pobres del mundo en el sistema de comercio mundial.
Peter Mandelson, miembro de la Comisión. (EN) Señor Presidente, quiero dar las gracias al ponente, el señor Martin, por lo que creo que es un excelente informe sobre la ayuda al comercio. Me complace mucho que se haya referido a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, puesto que representan la idea y los objetivos que nos guían. Coincido con él en que el comercio justo, aunque sea una condición necesaria para el desarrollo, no es una varita mágica, como también estoy de acuerdo con él en que la ayuda al comercio, aunque sea un componente necesario de cualquier estrategia de desarrollo, no es la panacea.
Creo que este informe refleja un compromiso muy serio con el programa de ayuda al comercio que yo comparto plenamente. He leído también las sugerencias y orientaciones muy útiles sobre el contenido de la estrategia europea conjunta sobre ayuda al comercio, que le agradezco mucho. Celebro también la participación del Parlamento Europeo en este proceso.
Desde 2005, el Parlamento Europeo, el Consejo y la Comisión han adoptado una clara visión común sobre los grandes principios de la ayuda al comercio. Todos estamos de acuerdo en que el comercio puede ser un catalizador importante del crecimiento y la reducción de la pobreza en los países en desarrollo, pero la integración con éxito de los países en desarrollo en el sistema de comercio mundial exige un acceso al mercado más que mejor y un refuerzo de las reglas internacionales. En este sentido, en las conclusiones del Consejo de Asuntos Generales de los días 14 y 15 de mayo de este año se recuerda el papel crucial de la ayuda al comercio.
El reto al que ahora nos enfrentamos es la aplicación de esos principios en el contexto de la estrategia europea sobre ayuda al comercio, en la que están trabajando conjuntamente la Comisión y los Estados miembros. Dicha estrategia debe establecer un plan de trabajo que nos permita cumplir nuestras promesas de financiación, sirva de orientación para mejorar la eficacia de nuestra ayuda, proporcione un marco para la supervisión y la presentación de informes sobre la ayuda al comercio, y considere la capacidad de la Comisión y los Estados miembros para proporcionar esa ayuda al comercio. La estrategia estará lista en octubre de este año y entonces se presentará a la revisión de la ayuda al comercio de la OMC, por lo que este informe del Parlamento Europeo llega en un momento muy oportuno.
Quiero referirme a algunos aspectos concretos que se plantean en el informe, el primero de los cuales es la cuestión de ampliar la esfera de la ayuda al comercio en relación con las promesas de financiación de la UE. Permítanme que haga hincapié en que la credibilidad de nuestras promesas tiene una gran importancia y deja muy claro que no habrá cambios en el alcance de nuestras promesas. El objetivo de 2 000 millones de euros sigue refiriéndose a las categorías de política comercial y desarrollo comercial.
Doy una gran importancia al programa ampliado de ayuda al comercio, que incluye la adquisición de capacidades productivas además de la ayuda al desarrollo, la infraestructura y el ajuste comerciales. En estos ámbitos, que son muy intensivos en capital, necesitamos un compromiso político claro de hacer más, pero permítanme que vuelva a insistir en que esos esfuerzos no se contabilizarán en relación con nuestras promesas de financiación.
En cuanto a la falta de recursos adicionales para financiación con cargo al FED para los países ACP, nos gustaría hacer más, pero la Comisión no decide el presupuesto para el FED. Eso corresponde a los Estados miembros de la UE. Existen solo algunas excepciones limitadas, que son también aprobadas por los Estados miembros y que se dedican a fines muy concretos, como el ajuste requerido por la reforma del sector azucarero.
En cuanto al marco integrado, me complace poder confirmar lo que ya anuncié en Hong Kong. La Comisión está dispuesta a comprometer 10 millones de euros en los primeros dos años para la parte multilateral del Marco Integrado reforzado. Además de eso, la Comisión complementará la parte multilateral con ayudas bilaterales y regionales considerables para llevar a cabo las actividades identificadas a través del Marco Integrado y priorizadas por los respectivos Gobiernos asociados. Proporcionaremos asimismo recursos humanos y capacidad sobre el terreno para contribuir a un mejor funcionamiento del Marco Integrado.
La cuestión de la ayuda para el ajuste se destaca con razón en el informe. Pero no estoy de acuerdo con que las negociaciones de los AAE merezcan una mención especial en este contexto. La ayuda para el ajuste es importante en cualquier crisis comercial externa. Esas crisis pueden ser el resultado de negociaciones comerciales, pero pueden ser también consecuencia de la reforma unilateral como en el caso del azúcar. Sea cual sea el resultado de las negociaciones de los AAE, el cumplimiento de las obligaciones de los países ACP se introducirá gradualmente durante un período muy largo y eso facilitará el ajuste y permitirá identificar los requisitos que tenemos que ayudarles a cumplir.
Por último, hemos tomado nota de su petición de examinar el mecanismo de integración comercial del FMI como parte de la estrategia europea sobre ayuda al comercio. Creemos que ese mecanismo se aplica mejor en cooperación con otros donantes internacionales, por ejemplo en el marco de la revisión mundial de la ayuda al comercio en el marco de la OMC.
Permítanme que exprese una vez más mi profundo agradecimiento por el respaldo político de este Parlamento a la ayuda al comercio, así como nuestra voluntad de cooperar con el Parlamento Europeo para seguir avanzando, como espero que ocurra en el futuro.
Margrietus van den Berg (PSE), – (NL) Señor Presidente, el Comisario tiene razón cuando señala que el comercio y la cooperación al desarrollo se encuentran estrechamente relacionados entre sí. Si queremos alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio en 2015, la ayuda y el comercio deben complementarse mutuamente, como de hecho pueden hacerlo.
Los países en vías de desarrollo necesitan nuestra ayuda para seguir desarrollando sus mercados regionales, y para ello es necesario mejorar con carácter prioritario las normas de origen. Europa y sus socios en vías de desarrollo deben unir fuerzas a fin de crear un grupo operativo para el desarrollo que sea capaz de dar cuerpo a esta construcción de mercados locales.
Este grupo operativo debería estar integrado por expertos en políticas de comercio y desarrollo, y podría contribuir a la elaboración y aplicación de medidas para impulsar el comercio. En este contexto deberíamos pensar en ingresos tributarios alternativos, en reforzar la capacidad de producción y en la normalización y creación de un control conjunto de las fronteras exteriores. En particular, es preciso continuar con el desarrollo de los recursos humanos. Las ayudas prácticas de este tipo contribuirían considerablemente a poner en marcha los mercados locales y el comercio mutuo. En cuanto a las grandes infraestructuras, consideramos que lo mejor es apostar por el BEI.
Sin embargo, estas ayudas específicas al comercio no deberían provenir de nuestros bolsillos, por lo que no deberían financiarse con cargo al actual presupuesto de desarrollo. El Grupo Socialista en el Parlamento Europeo desea que se asignen nuevos fondos a esta tarea, pues de lo contrario quedarían menos fondos para alcanzar los Objetivos del Milenio que son, después de todo, la meta principal a la que el Comisario ha prometido dar una prioridad absoluta, para lo cual le deseamos mucho éxito.
Maria Martens, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (NL) Señor Presidente, señor Comisario, durante mucho tiempo hemos ayudado a los países en desarrollo en todo tipo de ámbitos, excepto en el del comercio. En parte debido a ello, muchos de estos países y sus economías siguen dependiendo de los subsidios.
El crecimiento económico resulta indispensable para luchar con eficacia contra la pobreza. Los enormes avances que han hecho algunos países asiáticos lo demuestran y Corea es un claro ejemplo de ello. Poco a poco estamos descubriendo que el comercio brinda inmensas oportunidades de crecimiento económico a los países pobres.
Los países en vías de desarrollo siguen careciendo de la infraestructura necesaria para operar dentro del mercado mundial. Por eso estos países necesitan nuestra ayuda y es en este aspecto donde interviene la ayuda para el comercio, cuya finalidad es permitir que los países en desarrollo funcionen en el mercado internacional. Gracias a esta ayuda, estos países pueden, por ejemplo, mejorar sus normativas en ámbitos relacionados con el comercio, como los impuestos y derechos de aduana, e intentar mejorar la red de carreteras y vías de navegación interior, para luchar contra el fraude y la corrupción, e incrementar la capacidad de producción y diversificarla. Después de todo, muchos países dependen exclusivamente de su producción agrícola. La diversificación de la producción favorece una economía más estable.
Asimismo es necesario aumentar las capacidades para formar buenos negociadores. Acojo con agrado esta iniciativa de ayuda al comercio, porque ofrece a los países pobres ayudas para reforzar sus economías y consolidar su independencia.
Como ya se ha dicho, la ayuda al comercio no es una panacea para el desarrollo, sino un instrumento necesario para que los países en vías de desarrollo puedan aprovechar el mercado internacional. Felicito al ponente, el señor Martin, por su informe y su colaboración, cuyo resultado ha sido no solo que el contenido del informe sea excelente, sino que también recibirá un amplio apoyo.
Señor Presidente, señor Comisario, para que este instrumento resulte eficaz, quisiera pedir a la Comisión que elabore un buen programa de trabajo –tan viable como realista– y que colabore con los Estados miembros.
Sajjad Karim , en nombre del Grupo ALDE. – (EN) Señor Presidente, quiero empezar dando las gracias al ponente por la forma en que se ha ocupado de este informe. Como siempre, el señor Martin se ha mostrado abierto y dispuesto a llegar a compromisos con sus colegas, y ha elaborado un informe que refleja un verdadero consenso en la Comisión de Comercio Internacional. Dicho eso, habiendo pedido a los ponentes alternativos que no presentaran más enmiendas para el Pleno a fin de preservar el espíritu de ese consenso, el Grupo del PSE tendría que haber respetado ese acuerdo. No obstante, creo que hemos hecho lo suficiente para asegurar que el consenso se mantenga en el Pleno.
No me ha sorprendido la profundidad del terreno común que existe entre nosotros respecto a una cuestión tan importante como es la ayuda europea al comercio. La Cumbre del G-8 celebrada en Gleneagles, donde la Comisión y los Gobiernos de la UE prometieron sendos 1 000 millones de euros en ayuda a los pueblos más pobres del mundo, vino precedida de una vasta campaña popular. Con las manifestaciones convocadas contra la pobreza, los conciertos benéficos en directo y otras iniciativas, millones de personas hicieron oír sus voces. Están descontentas, y con razón, por las injustas reglas comerciales y los mercados altamente protegidos que perjudican a los que viven en la pobreza y tienen muy clara la necesidad de un cambio. Si queremos sacar provecho de esta gran movilización de la opinión pública, la presión tiene que mantenerse en todos los niveles, tanto nacional como internacional.
La cuestión clave es si existe voluntad política para impulsar ese cambio. La ayuda al comercio tiene que garantizar que los países más pobres puedan beneficiarse de la creciente liberalización del comercio, agencias de aduanas más eficientes, mejores infraestructuras, regímenes fiscales que no dependan de derechos de importación y exportación y medidas contra la corrupción para asegurar que el dinero vaya a parar a la gente que lo ha ganado.
En definitiva, se nos juzgará no por lo que prometamos, sino por lo que cumplamos. Las promesas de ayuda son siempre más fáciles de hacer que de cumplir. Conocemos demasiado bien la doble contabilidad y los trucos de reetiquetado que reciclan todas las promesas como dinero nuevo.
El paquete de ayuda al comercio de la UE tiene por única finalidad garantizar el desarrollo sostenible, el crecimiento y la prosperidad en el mundo en desarrollo. Así pues, tiene que dotarse de dinero nuevo, al margen de los compromisos y tendencias ya existentes, y no a costa de fondos ya destinados a otros proyectos de desarrollo cruciales, como salud y educación.
Aunque la ayuda al desarrollo sea un motor a largo plazo del desarrollo, el cumplimiento de objetivos a corto plazo, como los Objetivos de Desarrollo del Milenio, tiene que seguir siendo un elemento fundamental de la política de la UE en materia de desarrollo internacional. También en este terreno tenemos que mejorar: necesitamos cerca de 50 000 millones de dólares más cada año, en lugar del compromiso actual para un período de cinco años. Si hace falta voluntad política sostenida para destinar ayuda al comercio, se precisa coraje político para garantizar el cumplimiento de los ODM en el África subsahariana.
La ayuda funciona mejor cuando se orienta al cumplimiento de un conjunto común de objetivos acordados entre donante y beneficiario. Tenemos que centrarnos en la búsqueda de soluciones que encajen mejor con las necesidades de cada país. Eso significa responder a las demandas de la sociedad civil y del sector privado. El Parlamento Europeo ya ha dado su apoyo al movimiento a favor del comercio justo.
Si queremos ayudar a reducir la pobreza en la que viven, necesitamos mecanismos para asegurar que la ayuda llegue a quienes más la necesitan. El presente informe proporciona a la Comisión algunas orientaciones claras y razonables en ese sentido. De usted depende, señor Comisario, que se apliquen.
Frithjof Schmidt, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (DE) Señor Presidente, también nosotros queremos dar las gracias al señor Martin por la gran labor que ha realizado y me gustaría comenzar hablando de un acontecimiento político positivo. Es bueno que el Consejo competente, a saber, el «Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores», reconociera el 15 de mayo que la reducción de aranceles representa una sangría enorme para los ingresos públicos de muchos países en desarrollo y que haya subrayado la necesidad de pagar compensaciones para remediar esta situación. Si no lo hubiese hecho, habríamos corrido el riesgo de que nuestra política comercial produjese un rápido colapso de cualquier política de desarrollo en todos los países afectados.
Es indispensable que hagamos algo al respecto, pero para ello necesitamos recursos adicionales que no pueden provenir de los fondos destinados a la ayuda al desarrollo, si deseamos alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Lo que debemos evitar es una especie de «efecto de desplazamiento», que conllevaría dejar atrás la lucha contra la pobreza y la campaña por los objetivos del milenio para adoptar un planteamiento basado en la promoción de las exportaciones.
Esa sería una tendencia equivocada, que podría desencadenarse de la inyección de estos dos mil millones de euros sin una acción política deliberada por nuestra parte para contrarrestarla. Por lo que se refiere a la estrategia de desarrollo, la estabilización de los mercados locales tiene prioridad, por regla general, sobre la preparación de los países más vulnerables y pobres para convertirse en exportadores; lo que importa es que nuestra política sea coherente. No debemos permitir que la «ayuda al comercio» relativice la lucha contra la pobreza, de lo que se desprende que necesitamos más recursos para financiar esta ayuda. Es en este aspecto donde me interesaría mucho saber de qué líneas presupuestarias proceden estos fondos. Además, no se debe permitir que la «ayuda al comercio» desestabilice los mercados locales, cuya estabilidad debe ser el centro de cualquier estrategia de desarrollo.
La tarea de la Comisión consiste en poner en práctica el amplio concepto de la «ayuda al comercio» y le pido, señor Comisario, que preste especial atención a estos aspectos.
Zbigniew Zaleski (PPE-DE). – (PL) Señor Presidente, señor Comisario, señor Martin, permítanme formular la siguiente pregunta. ¿Por qué es necesaria la ayuda al comercio? La respuesta es que el comercio desempeña un importante papel. Ahora me gustaría hacer algunas observaciones.
Desde hace siglos, el comercio ha unido a los pueblos sin menoscabo de su identidad, sus valores o su vida social o política. Europa tiene que encontrar socios en igualdad de condiciones entre los principales agentes y sobre en todo entre los secundarios. El comercio debe regirse por normas claras que permitan que ambas partes se beneficien de él. La consigna que deberíamos adoptar reza «Comercio libre y leal».
No puede haber comercio leal sin la infraestructura correspondiente y sin acuerdos como los alcanzados en el marco de la OMC, por ejemplo. Deben elaborarse directrices que sean aplicables a toda la cadena de productores y consumidores.
Debemos tener en cuenta que la ayuda al comercio implica igualmente prestar asistencia a nuestros sectores amenazados, como los del azúcar y las frutas blandas.
Además debe prestarse ayuda a los intercambios transfronterizos entre la Unión y sus vecinos, por ejemplo, Ucrania.
A escala mundial, la situación de estos intercambios es tan diversa que se requiere una normalización. Asimismo hace falta informar a todos los ciudadanos sobre estas normas. Por lo tanto, es preciso desarrollar un programa de ayuda basado en la experiencia histórica europea y en la abundante oferta de productos, servicios y tecnología con que cuenta Europa. Asimismo es necesario financiar este programa, aunque no necesariamente a gran escala, pero tal financiación indispensable.
A modo de analogía, me gustaría señalar que el comercio puede hacer algo más que simplemente elevar el nivel de vida, sobre todo en los países pobres, que son el centro de atención de dicho comercio. El comercio puede permitir encontrar soluciones más pacíficas a los conflictos mundiales.
Y para terminar quiero mencionar un juicio anecdótico, a saber, que Ryanair contribuye más a una Europa común que algunas instituciones europeas, porque acerca a la gente entre sí. De forma similar, el «comercio libre y leal» contribuye más a la integración y al bienestar de los pueblos de esta Tierra que las dudosas decisiones políticas, en particular respecto a los países pobres.
El comercio es lo que hace girar el mundo. Europa debería promover este tipo de comercio y el deber del Comisario es velar por que lo haga.
Gianluca Susta (ALDE). – (IT) Señor Presidente, Señorías, a ninguno de los presentes en esta Cámara y del mundo económico y productivo de la Unión Europea se le habrá escapado que un incremento de la ayuda al comercio podría contribuir a que los mercados se desarrollaran con más libertad y, al mismo tiempo, de una manera más justa y controlada.
Si la UE desea seguir siendo la principal potencia económica del mundo y el espacio con mayor libertad y menores desigualdades sociales, al tiempo que se beneficia del impulso que siempre ha recibido y sigue recibiendo del Parlamento, no solo debe ayudar a los países en vías de desarrollo a promover su comercio exterior a pesar de su desgraciada y considerable pérdida de competitividad en los mercados mundiales, sino que también debe aumentar la ayuda al comercio a sabiendas de que la liberalización y la ayuda no son iniciativas que se excluyan mutuamente.
En este contexto, la nada insignificante cantidad de 2 000 millones de euros no es suficiente. Debemos clarificar el concepto mismo de la ayuda al comercio adoptando las conclusiones del Grupo Operativo sobre la Ayuda al Comercio de la OMC en proyectos financiables e integrando las políticas de desarrollo y las políticas comerciales en todo lo posible, como se prevé en el marco integrado, en particular para reducir la pobreza.
Zdzisław Zbigniew Podkański (UEN). – (PL) Señor Presidente, Señorías, mucho se ha hablado en la Unión Europea sobre un sistema multilateral equilibrado de comercio y sobre permitir que los países en vías de desarrollo participen en el comercio y sus beneficios.
Sin embargo, esta inquietud no ha ido acompañada de una mejora de la situación de los países menos desarrollados. Al contrario, en los últimos 40 años, la participación de estos países en el comercio mundial se ha reducido casi a la mitad, pasando del 1,9 % al 1 %. Asimismo las grandes cadenas comerciales han provocado la desaparición de los pequeños comerciantes y que los países menos desarrollados tengan menos ingresos. Todo ello resulta obvio. Estos hechos indican con toda claridad que la globalización y la liberalización del comercio sirven para concentrar el capital en los países más fuertes y para aumentar la pobreza en los menos desarrollados.
En los últimos años hemos observado que la Unión Europea ha adoptado un nuevo planteamiento comercial. Este planteamiento se caracteriza por el deseo de exportar productos industriales en detrimento de los agrícolas. Esta evolución conduce gradualmente a la pérdida de la seguridad alimentaria en la Unión en general y en los nuevos Estados miembros en particular. Por ello es indispensable que la Unión Europea adopte un nuevo planteamiento para el comercio internacional y que lleve a cabo trabajos sobre la aplicación de las estrategias nacionales para el desarrollo del comercio.
Georgios Papastamkos (PPE-DE). – (EL) Señor Presidente, nadie pone en duda que la ayuda al comercio es una iniciativa de gran importancia, pues contribuye a una integración más completa y eficaz de los países en vías de desarrollo, en particular los menos desarrollados, en el sistema multilateral de comercio.
Como ya se ha dicho, el comercio no es una panacea para el desarrollo. Sin embargo, puede reforzar el desarrollo económico y general de los Estados beneficiarios.
Se requiere hasta cierto punto un trato especial y diferenciado para los países en vías de desarrollo en el marco de la OMC, en particular para los países menos desarrollados. Sin embargo, habría que señalar que la asunción por parte de estos países de obligaciones multilaterales y su cumplimiento de las normas de la OMC constituyen un incentivo para la reforma que a su vez beneficiará a los propios países en desarrollo.
La apertura gradual de sus mercados y una política económica y comercial orientada al exterior ayudará a reforzar su competitividad y permitirá la transferencia de tecnologías y conocimiento.
No obstante, los países en vías e desarrollo se muestran al parecer sumamente renuentes a aceptar los llamamientos que se hacen en las negociaciones multilaterales para que abran sus mercados. Por esta razón, la ayuda al comercio reviste una importancia decisiva para que estos países respondan a sus nuevas obligaciones y apliquen las normas comerciales multilaterales, para atenuar el coste de su adaptación a las reformas y para integrar con más eficacia el comercio a sus políticas de desarrollo.
Huelga decir que la ayuda al comercio debe ir acompañada de políticas internas adecuadas en los países en desarrollo, a fin de maximizar su resultado. La Unión Europea está llamada a desempeñar un papel destacado en esta tarea con el fin de formular un programa eficaz, compacto y selectivo en materia de ayuda al comercio.
Para concluir, me gustaría felicitar al Comisario Mandelson por apoyar esta iniciativa y por vincular los aspectos externos de la competitividad con las iniciativas internas en beneficio de la competitividad económica, que fue el tema de nuestro debate anterior.
Arūnas Degutis (ALDE). – (LT) En primer lugar quisiera felicitar a los Estados miembros y a la Comisión por comprometerse a aumentar a 2 000 millones de euros los fondos destinados a ayudar a las empresas para 2010. Se trata de un compromiso serio y para su realización se necesitará un alto nivel de coordinación.
Para alcanzar esta meta es esencial una estrategia común de la Unión Europea, en la que deberán establecerse las formas en que se pretende alcanzar el objetivo establecido. Quiero felicitar igualmente a la Comisión de Comercio Internacional por su oportuno informe en el que presenta los puntos de vista del Parlamento sobre el complejo tema de la ayuda al comercio. Apoyo la propuesta de que la Comisión presente informes semestrales al Parlamento. En estos informes deberán evaluarse los avances realizados en el ámbito de las ayudas comunitarias a las empresas.
Aunque los compromisos que he mencionado fueron realizados por diversos países con arreglo a la definición tradicional de ayuda al comercio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, en el futuro será necesario examinar con más atención las conclusiones de la OMC y la propuesta de ampliar esta definición para incluir la «infraestructura empresarial» y la «posibilidades de productividad creativa», es decir, hacer todo lo posible por que la ayuda al comercio lo abarque todo y sea más flexible y más eficaz.
Tokia Saïfi (PPE-DE). – (FR) Señor Presidente, señor Comisario, la Unión Europea anuncia hoy ambiciosos compromisos en materia de desarrollo.
Lo celebro, porque hay una necesidad urgente de ayudar a los países en desarrollo a reducir la pobreza, a alcanzar los Objetivos del Milenio y a gozar de un crecimiento económico sostenible. Por tanto, deseamos y esperamos que esos objetivos se traduzcan en actos concretos y efectivos.
A este respecto, no podemos sino celebrar los compromisos contraídos para aumentar la ayuda al comercio. Desearía avanzar algunos puntos que justifican el carácter esencial de este instrumento. En primer lugar, responde a la exigencia de coherencia que debe guiar las acciones exteriores de la Unión Europea: articulando los distintos ámbitos de su acción exterior, la Unión Europea responde a dos principios, «legislar mejor» y reforzar la eficacia de su ayuda. Este instrumento responde también a la realidad del sistema comercial multilateral al ayudar a los países en desarrollo y los países menos avanzados a aprovechar las ventajas resultantes del acceso al mercado.
Por último, este instrumento contribuye a la aplicación de los acuerdos comerciales. Cabe citar aquí los acuerdos de la OMC o los acuerdos de asociación económica. La ayuda al comercio contribuye así a hacer del comercio internacional un instrumento al servicio de la reducción de la pobreza a través del desarrollo económico.
Por último, para ser efectiva, la ayuda al comercio debe responder a varios imperativos: venir acompañada de compromisos concretos, en particular en materia de asistencia técnica, ser objeto de un control y un seguimiento en su aplicación, reforzar la apropiación local y la gestión orientada a resultados. Esto es esencial para que la ayuda al comercio permita a los países en desarrollo beneficiarse de las ventajas resultantes del sistema comercial multilateral y dotarse de medios para incrementar de forma efectiva su capacidad en el ámbito del comercio. Por ello, pedimos a todas las partes que no cejen en sus esfuerzos, para que la ayuda al comercio pueda cumplir sus promesas.
Peter Mandelson , miembro de la Comisión. (EN) Señor Presidente, quiero dar la bienvenida y felicitar a todos los que han intervenido esta mañana para hablar de esta cuestión. No estoy en desacuerdo con ninguno de los que han intervenido. Estoy de acuerdo, por ejemplo, con el señor Papastamkos, quien ha dicho que es muy importante que, a la hora de aplicar políticas propias de comercio y reforma, podamos adoptar medidas de acompañamiento dotadas de financiación suficiente para que los países en desarrollo puedan ajustarse también a esas reformas. Estoy de acuerdo con la señora Saïfi en que esto tiene que ser un proceso orientado a los resultados, razón por la cual doy tanta importancia al pilar de supervisión y presentación de informes de la ayuda al comercio, tanto con respecto a lo que hacemos en la UE como en relación con la OMC.
Si me lo permiten, daré solo dos respuestas: en primer lugar, a quienes han preguntado si se trata de una cuestión de doble contabilidad, de reciclado de fondos, de robar a Pedro para pagar a Pablo o de robar a Pablo para pagar a Pedro (¡lo que prefieran!), puedo decirles que, en realidad, nada de eso está sucediendo. La ayuda al comercio, en nuestra opinión, nunca debe implicar menos ayuda para otros sectores. Los incrementos de la ayuda al comercio tanto de la Comisión como de los Estados miembros son menores que los incrementos del presupuesto total para la AOD. Por tanto, no existe necesidad alguna de reasignar recursos de otros sectores para cumplir las promesas de ayuda al comercio.
En segundo lugar, uno o dos diputados han planteado la cuestión del comercio justo. En mi opinión, nuestra estrategia debe confirmar el pleno apoyo a cualquier actividad que implique al sector privado –especialmente a las PYME– y a la sociedad civil, para garantizar que la ayuda al comercio favorezca la creación y el crecimiento de empresas que puedan competir en los mercados internacionales; por ejemplo, iniciativas voluntarias como el comercio justo, las etiquetas ecológicas y normas de regímenes corporativos comparables. La estrategia debe considerar también cuestiones relacionadas con el mercado de trabajo y el ajuste social, así como la legislación laboral básica de la OIT.
Por último, creo que el comentario de Max van den Berg sobre las normas de origen, su mejora y simplificación, es muy importante. A pesar de la atención que he dedicado a esta cuestión, hasta ahora no he progresado, con mis colegas en la Comisión, todo lo que me habría gustado y ahora tendremos que avanzar más deprisa.
Por último, creo que el señor Schmidt ha hecho algunos comentarios importantes sobre la ayuda al comercio y sus posibles efectos en los mercados locales, y desde luego que reflexionaré sobre ello. Pero quiero dar las gracias una vez más al señor Martin por lo que ha sido un informe excelente y digno de encomio.
PRESIDENCIA DEL SR. MARTÍNEZ MARTÍNEZ Vicepresidente
El Presidente. Con la intervención del Comisario Mandelson queda cerrado el debate.
La votación tendrá lugar mañana a las 12.00 horas.