El Presidente. De conformidad con el orden del día, se procede al debate de las declaraciones del Consejo y la Comisión: Hacia un tratado sobre el comercio de armas.
Günter Gloser, Presidente en ejercicio del Consejo. (DE) Señor Presidente, Comisaria Ferrero-Waldner, Señorías, el comercio ilegal de armas y la irresponsable política de control de las exportaciones de algunos países alimentan conflictos en todo el mundo, socavan el respeto de los derechos humanos y fomentan la delincuencia y el terrorismo. Además de ello, impiden que regiones enteras tengan un desarrollo económico sostenible.
En vista de ello, hace algunos años surgió la idea de consagrar en un acuerdo internacional unos principios vinculantes para el comercio de armas. De ese modo nació la idea del tratado sobre el comercio de armas. Los Estados miembros de la Unión Europea han apoyado desde un principio dicho tratado y la actual Presidencia del Consejo concede gran importancia a este proceso. En su reunión del 18 de junio, el Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores reiteró una vez más la importancia de un tratado sobre el comercio de armas.
Me ha alegrado mucho que el señor Romeva i Rueda, ponente del Parlamento Europeo para el Código de Conducta de la UE sobre la exportación de armas, haya aceptado la invitación de la Presidencia a participar en el seminario informal para los miembros del grupo de trabajo del Consejo COARM, que tuvo lugar a principios de enero en Berlín. En dicho seminario expuso ampliamente los puntos de vista del Parlamento Europeo sobre un tratado mundial sobre el comercio de armas. La Presidencia concuerda con el señor Romeva en que dicho tratado reviste una enorme importancia para someter el comercio mundial de armas a normas jurídicamente vinculantes y responsables.
Un paso importante para ello fue la adopción de la Resolución 61/89 por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 6 de diciembre de 2006. En esta resolución se pide al Secretario General que averigüe la posición de los países miembros de las Naciones Unidas y que cree un grupo de expertos a más tardar en 2008. Su tarea consistiría en explorar la viabilidad, el ámbito de aplicación y propuestas de parámetros de dicho tratado. Numerosos Estados miembros de la UE participaron antes de la Asamblea General en la elaboración de la resolución y solicitaron su aprobación a otros países.
Hasta ahora, unos 80 países han aceptado la invitación del Secretario General de las Naciones Unidas, entre ellos todos los Estados miembros de la UE. En una nota dirigida al Secretario General, la Presidencia del Consejo destacó que el Código de Conducta de la UE constituye un buen ejemplo de cooperación internacional en el ámbito del control de las exportaciones de armas y abogó por un tratado sobre el comercio de armas. Junto con otros Estados miembros de la UE, la Presidencia sigue solicitando que los Estados miembros presenten documentos nacionales. Un gran número de opiniones favorables tiene gran importancia para demostrar el amplio apoyo de que goza este proyecto en todo el mundo.
El éxito de este tratado dependerá no solo de la participación de todos los grandes exportadores de armamentos, sino también de los importadores. Por consiguiente, las Naciones Unidas son el foro adecuado para estas negociaciones.
Permítanme citar dos ejemplos de cuestiones a las que el grupo de expertos deberá prestar especial atención para que este tratado resulte eficaz: en primer lugar será necesario detallar su ámbito de aplicación, para lo cual hará falta una lista de comprobación separada. Esta lista no debe limitarse a las categorías del registro de armas de las Naciones Unidas, sino que deberá aplicarse igualmente, por ejemplo, a las armas cortas y ligeras, a las municiones y a los sistemas portátiles de defensa antiaérea (MANPADS). Asimismo deberán tenerse debidamente en cuenta los equipos de fabricación y la tecnología.
En segundo lugar, el tratado deberá fijar un catálogo completo de criterios que deberán aplicarse a la hora de tomar decisiones sobre la exportación de armas. Entre estos criterios figura el cumplimiento de los embargos de armas, el respeto de los derechos humanos en el país de destino, el mantenimiento de la estabilidad regional, la prevención de conflictos internos o regionales, el fomento del desarrollo sostenible y la prevención de la desviación de los materiales.
Numerosas organizaciones regionales de todo el mundo ya han estudiado estas cuestiones. El Código de Conducta de la Unión Europea para las exportaciones de armas es el instrumento internacional más desarrollado para el control de exportaciones de armamentos. Gracias a su experiencia con el Código de Conducta, la Unión Europea puede hacer una contribución especial al debate sobre estas cuestiones. Sin embargo, al mismo tiempo tendrá que evitar que se tenga la impresión de que lo que se desea es imponer el Código de Conducta de la UE a otros países miembros de Naciones Unidas. El caso es que actualmente existe un notable apoyo para este proyecto en todo el mundo. Sin embargo, la Unión Europea, a la que pertenecen varios importantes países exportadores, debe desempeñar un papel destacado en este proceso.
Permítanme reconocer en particular el papel que desempeña la sociedad civil, ya que organizaciones no gubernamentales, científicos y medios de comunicación han hecho una notable contribución para convencer a los Gobiernos que dudaban de la necesidad de un tratado sobre el comercio de armas. Desde un principio han dado impulsos muy valiosos y quiero animar a las organizaciones no gubernamentales a que sigan participando activamente en este proceso.
La Presidencia toma nota con satisfacción de que el Parlamento Europeo se ha pronunciado en varias ocasiones a favor de la celebración de un tratado mundial sobre el comercio de armas y que utiliza sus contactos interparlamentarios a este fin. He leído con gran interés el último proyecto de resolución y acojo con gran satisfacción las propuestas convincentes que contiene. Espero que podamos continuar y profundizar también nuestro vivo diálogo con el Parlamento Europeo sobre esta importante cuestión.
(Aplausos)
Benita Ferrero-Waldner, miembro de la Comisión. (EN) Señor Presidente, solo quiero añadir unas palabras a las del Presidente en ejercicio del Consejo.
En los últimos años, la lucha contra la proliferación ilícita de armas ha sido objeto de gran atención política y pública y la cuestión sigue siendo de gran importancia para todos nosotros. Permítanme elogiar a sus Señorías por el liderazgo que ejercen en relación con el tratado sobre el comercio de armas jurídicamente vinculante para regular el comercio internacional de armas convencionales. Es un planteamiento ambicioso que propone fijar normas internacionales comunes. Entiendo que su propuesta de resolución ya ha sido presentada. La Comisión también agradece las conclusiones del Consejo de hace dos días; no hace falta que entre en detalles al respecto, porque ya se ha hablado de ello.
Todos reconocemos el efecto negativo que ejercen las exportaciones irresponsables de equipos militares sobre la seguridad regional, el desarrollo económico y la seguridad humana en algunas de las partes más vulnerables del mundo. Un tratado sobre el comercio de armas sería de gran valor, por ejemplo, para reducir la proliferación ilícita de armas ligeras y de pequeño calibre. Esas armas provocan una miseria humana considerable y, al hacer que el mundo sea menos seguro, afectan a nuestra propia seguridad y prosperidad.
El comercio ilícito de armas convencionales también tiene consecuencias mundiales, lo que significa que debemos mejorar la coherencia entre la política de seguridad de la UE y la asistencia al desarrollo de la Comunidad. El desarrollo y la seguridad están relacionados más estrechamente que nunca, y la amenaza que esas armas ilícitas representan va más allá de la violencia inmediata que causan. En este nuestro mundo globalizado, la pérdida de PIB y la disminución de la inversión extranjera, por ejemplo, constituyen una pérdida de oportunidades que pocos países se pueden permitir.
Incluso con un tratado sobre el comercio de armas, seguirán circulando una infinidad de armas ilícitas en todo el mundo. Así pues, además del fuerte compromiso político de la Unión, estamos ofreciendo ayuda práctica para la creación de capacidad legislativa y administrativa, lo que otorga a la UE un papel importante en la lucha contra la expansión ilícita de armas ligeras y de pequeño calibre.
Estamos plenamente comprometidos en la implementación de la estrategia europea de 2005 contra la proliferación ilícita de armas ligeras y de pequeño calibre. Como saben, este tema no es nuevo para nosotros. La Comisión ha trabajado activamente al respecto durante muchos años y también ha ganado experiencia colaborando con organizaciones internacionales, expertos, ONG y la sociedad civil en el tratamiento de las consecuencias de la venta de armas ilegal o indebida. Queda mucho por hacer, tanto a través del tratado como fuera de él.
(Aplausos)
Ana Maria Gomes, en nombre del Grupo del PSE. – (PT) En los últimos años, no ha habido muchos motivos de satisfacción para los defensores del control de armas y el desarme enraizados en instrumentos jurídicos multilaterales. La decisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas del pasado mes de diciembre de abrir oficialmente el proceso de elaboración de un tratado mundial sobre el comercio de armas (ATT) es una rara ocasión de celebración.
Aunque no fue una sorpresa, el voto solitario de los Estados Unidos en contra de la resolución que inauguró el proceso es lamentable. El Tratado tiene por objeto encontrar un denominador jurídico común para la importación, exportación y transferencia de armas, dar una respuesta global a un comercio completamente globalizado y establecer unos criterios uniformes que sometan el comercio de armas a los imperativos de los derechos humanos, la estabilidad y el desarrollo sostenible.
También se trata de movilizar a la opinión pública de los países desarrollados en contra de la opacidad que caracteriza a los contratos millonarios legales de venta de armas a países aliados. La escandalosa decisión del Reino Unido de bloquear la reciente investigación sobre la venta de armas a Arabia Saudí, y sobre la corrupción al más alto nivel que la ha acompañado, es un perfecto ejemplo de la verdadera naturaleza del comercio de armas.
Solo en este ámbito un gobierno europeo se atreve a bloquear una investigación seria en nombre del interés nacional. A causa del trato especial que recibe, Gobiernos de todo el mundo han adoptado medidas especiales para controlarlo. La UE puede y debe liderar los esfuerzos en este ámbito. Tiene que dar batalla para que las lecciones aprendidas de la interpretación y aplicación de su código de conducta, en particular respecto de los criterios de desarrollo sostenible y derechos humanos, se apliquen en el nuevo Tratado, porque estos dos aspectos son especialmente pertinentes, como ha señalado la señora Ferrero-Waldner.
En este sentido, acojo con satisfacción las conclusiones del último «Consejo de Asuntos Generales», que hizo hincapié en la importancia de unir fuerzas con otros países y organizaciones regionales para elaborar un nuevo Tratado. Ahora solo falta que la UE transforme esta buena voluntad en una estrategia diplomática en relación con el Tratado, debidamente fundamentada en una posición común del Consejo. Puesto que la Casa Blanca no ha hecho gala de razón ni de escrúpulos, es urgente que Europa demuestre su liderazgo en este ámbito.
Marios Matsakis, en nombre del Grupo ALDE. – (EN) Señor Presidente, es una verdadera vergüenza que, a pesar de los peligros que suponen para la humanidad las numerosas entregas irresponsables de armas llevadas a cabo durante tantos años, aún no exista un tratado de las Naciones Unidas sobre el comercio internacional de armas que sea jurídicamente vinculante. Sin embargo, aunque existiera, dudo de que hubiéramos contado con los medios necesarios –o que quienes realmente importan hubieran tenido la voluntad necesaria– para supervisarlo de cerca y aplicarlo debidamente, pero deberíamos ocuparnos de ello cuando exista un Tratado de las Naciones Unidas.
Hoy, las personas con menos escrúpulos y más peligrosas del mundo pueden adquirir armas fácilmente. Con dinero suficiente y las relaciones adecuadas se puede comprar de todo, desde una pistola hasta un caza a reacción. Seguramente es solo una cuestión de tiempo para que puedan comprarse libremente en el mercado incluso armas nucleares.
¿Y por qué, quizás se pregunten ustedes, hay una situación vergonzosa en nuestra sociedad del siglo XXI? La respuesta es muy sencilla: siempre habrá perturbados mentales en este mundo que quieran llevar a cabo sus planes patológicamente criminales contra otros y, de la misma forma, siempre habrá comerciantes malvados que suministren a cualquiera los medios para crear muerte y destrucción, siempre que puedan sacar de ello un buen beneficio. Ni que decir tiene que las muy lucrativas empresas del sector armamentístico producen continuamente máquinas de matar más avanzadas en mayores cantidades y a un ritmo cada vez rápido.
Sé que no puedo cambiar el mundo de la noche a la mañana y que las fuerzas del mal siempre tendrán su participación en el destino de la humanidad. Sin embargo, debemos al menos intentar empezar a cambiar las cosas hasta cierto punto. Por lo tanto, apoyo esta propuesta de resolución que pide el establecimiento de normas internacionales comunes para la importación, la exportación y la transferencia de armas convencionales. Al fin y al cabo, algo es mejor que nada, y esperemos que algún día los seres humanos tengan suficiente sentido común como para que no exista la necesidad de producir ningún tipo de armas.
En resumen, considero que vale la pena mencionar que, de los 17 principales países exportadores de armas, más de la mitad son Estados miembros de la UE. Esta estadística debería hacernos reflexionar.
Raül Romeva i Rueda, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (ES) Señor Presidente, son ya numerosas las veces en las que esta Cámara se ha pronunciado en favor de un tratado internacional sobre transferencia de armas.
Pero lo que hace especiales este debate y la resolución que hemos presentado es que las Naciones Unidas ya están manos a la obra. Una resolución que se aprobó en diciembre de 2006 con el apoyo de 153 países ha sido el punto de partida del debate que hoy nos ocupa. Y es bueno recordar que son 153 los países que la firmaron, porque esto le da una legitimidad realmente importante al proceso.
En este contexto, hay que destacar algunos puntos de la resolución que hoy presentamos:
En primer lugar, se pide que los 153 países envíen cuanto antes a la Secretaría General de las Naciones Unidas sus informes con el contenido que creen que tiene que tener el tratado, con el ámbito de aplicación y, sobre todo, con su opinión sobre la viabilidad del mismo.
En segundo lugar, que en dichos informes se parta de la actual legislación internacional, especialmente con relación al Derecho internacional humanitario y a los derechos humanos en general. Existen tratados ya importantes que hay que tener en cuenta.
En tercer lugar, que los Gobiernos de los Estados se comprometan a llevar a cabo una rigurosa investigación sobre el grado de cumplimiento y, sobre todo, de incumplimiento de las actuales normas reguladoras, embargos internacionales y, en el caso europeo, de la estricta aplicación del Código de Conducta en materia de exportación de armas. Mención especial merece, entre otros, el caso de las exportaciones de armas a Sudán, tema del cual hablaremos especialmente en el periodo parcial de sesiones de julio próximo.
Y, en cuarto lugar, que los Gobiernos presten también atención y den todo su apoyo a la creación de un grupo de expertos que deberá crearse en 2008 con objeto de definir el contenido del tratado.
Finalmente, debemos ser conscientes de que el proceso hacia un tratado internacional sobre transferencia de armas, aunque esté ya en marcha, será lento, y que mientras tanto las ventas de armas en el mundo siguen creciendo. Según el SIP, en 2005 las ventas, de las que en torno a un tercio procede de la Unión Europea, ascendieron a 290 000 millones de dólares. Así pues, entretanto, es preciso ser especialmente rigurosos y exigentes con los mecanismos de control existentes y prestar especial atención al control de los intermediarios, al cumplimiento de los embargos y al incremento de la transparencia y del control parlamentario de dichas exportaciones.
Tobias Pflüger, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (DE) Señor Presidente, acojo con sumo agrado el hecho de que tengamos este propuesta de resolución común sobre un tratado internacional sobre el comercio de armas, pues el tiempo apremia, ya que en todo el mundo crecen vertiginosamente los gastos y exportaciones de armamentos. Según un estudio del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), el año pasado se destinaron unos 900 000 millones de euros a gastos militares, lo que equivale a 137 euros por cada hombre, mujer y niño que vive en este planeta.
Esto supone un 3,5 % más que en 2005. En los últimos diez años, los gastos en armamento han aumentado un 37 % en todo el mundo. En su último anuario sobre armamento y desarme, el SIPRI observa un aumento del comercio internacional de armas del 50 % desde 2002. Una vez más, los dos principales exportadores han sido de lejos los Estados Unidos y Rusia. Entre 2002 y 2006, Alemania, con unos ingresos de 9 200 millones de dólares estadounidenses –6 900 millones de euros– se ha en el tercer lugar por delante de Francia.
Los Estados miembros de la UE ocupan los primeros lugares mundiales entre los exportadores de armas. Tan solo durante el año pasado, Alemania exportó armamentos por importe de 3 900 millones de dólares, es decir, más del doble que en 2005, año en que alcanzó los 1 500 millones de dólares. Francia armó a Sudán, Bélgica entrega armas al autócrata Kabila en el Congo, con las cuales se masacra a la oposición en ese país. Una vez que se han calentado los conflictos, la UE realiza igualmente intervenciones militares en África, el Congo, Sudán, etc. De este modo, los incendiarios apagan el fuego con gasolina. La UE y los Estados miembros deben poner fin de una vez por todas a estos negocios. Las exportaciones de armas violan los derechos humanos en todo el mundo. Las exportaciones de armas matan en todo el mundo. Pongamos fin de una vez por todas a este comercio de muerte.
Justas Vincas Paleckis (PSE). – (LT) Señor Presidente, la Unión Europea, que siempre habla a favor de la resolución de los conflictos por medio de la negociación en lugar de la fuerza, está interesada en frenar el crecimiento descontrolado de las empresas que comercian con instrumentos de muerte. Como se ha señalado, el año pasado se gastaron 900 000 millones de euros para fines militares. Esto representa 137 euros per cápita para la población mundial total. A juzgar por el gasto militar, hemos vuelto a los tiempos de la guerra fría. Casi la mitad de esta enorme suma corresponde al gasto de los Estados Unidos en armamento militar.
El alcance del gasto en armamento está aumentando peligrosamente y el año pasado casi alcanzó los 40 000 millones de euros. En los últimos años, los grandes exportadores han sido los Estados Unidos y Rusia, con un 30 % del comercio total de armas cada uno, seguidos de cerca por la UE, con el 20 %. La mayor preocupación es el flujo de armamento ultramoderno a regiones desgarradas por conflictos en países impredecibles.
El año pasado 153 países apoyaron la resolución de las Naciones Unidas sobre un proceso para establecer un Tratado sobre el Comercio de Armas. Aunque por el momento es difícil que todos los países se pongan de acuerdo sobre un documento jurídicamente vinculante que regule las importaciones y exportaciones de armas, sin embargo es esencial que las Naciones Unidas den pasos en esa dirección. Al mismo tiempo, hay que subrayar que algunos países concretos están en la primera línea de la lucha contra el comercio de armas irresponsable y el daño que causa a la paz, la seguridad, el desarrollo y los derechos humanos. La comunidad internacional, al igual que la opinión pública de cualquier país que use el comercio de armas para realizar negocios peligrosos y corruptos, tiene la obligación de presionar a esos Gobiernos y Parlamentos.
Margrietus van den Berg (PSE). – (NL) Señor Presidente, cerca de un millón de personas resultan heridas por pistolas, metralletas o lanzagranadas cada año. El alcance de la violencia perpetrada con armas de fuego es enorme, igual que el sufrimiento humano. En algunos conflictos armados recientes a menudo solo se usan armas de fuego ligeras. Solo en el África meridional circulan 30 millones de armas de fuego ligeras; en Oriente Próximo, entre 60 y 110 millones. La mayoría de ellas se fabrican y se venden legalmente. Durante docenas de años, los Tratados internacionales han controlado la expansión de las armas biológicas, químicas y nucleares, pero a pesar del elevado número de víctimas mortales, eso aún no ocurre con la venta y el comercio de armas convencionales. Esto se traduce en violaciones de los derechos humanos, guerras de larga duración y un empobrecimiento progresivo de algunos países. Cinco países ricos fabrican la gran mayoría de esas armas. En 2005, Rusia, los Estados Unidos, Francia, Alemania y Gran Bretaña representaban conjuntamente el 81 % del comercio mundial de armas.
Más de dos tercios de esas armas se destinan a África, Asia, Oriente Próximo y América Latina. No solo se destruyen vidas humanas, sino también economías, infraestructuras, atención sanitaria y educación. Solo en el norte de Uganda, 2 500 niños no han asistido a la escuela durante los últimos 20 años de violencia armada.
La resolución de la ONU del 6 de diciembre de 2006 sienta las bases para un tratado en contra de la libre circulación y a favor del control del comercio en su conjunto. Evidentemente, esto reviste una importancia fundamental si queremos poner freno a las armas convencionales. Por tanto, insto al Consejo –y entiendo a partir de las palabras del Presidente en ejercicio, señor Gloser, que algo se está haciendo algo al respecto– a que consiga una respuesta masiva, rápida y positiva de Europa y, por nuestra parte, debemos abordar las graves deficiencias en la aplicación del código europeo de conducta de 1998. Las armas de la UE siguen llegando a países como Sudán, China y Sierra Leona. Es hora de que hagamos jurídicamente vinculante ese código, lo cual daría un enorme impulso al proceso de la ONU.
Richard Howitt (PSE). – (EN) Señor Presidente, el año pasado estuve dos semanas en la República Democrática del Congo, enviado por este Parlamento. Cuatro millones de personas murieron en la guerra civil de este país y, por supuesto, el embargo internacional de armas no consiguió impedir que llegaran armas de todo el mundo –incluso de Alemania y Francia, como está demostrado– y facilitaran la matanza que tuvo lugar. No puede haber un ejemplo más gráfico de por qué la comunidad internacional debe hacer algo más por poner en práctica su voluntad y sus valores en este terreno.
Como decimos en nuestra resolución, queremos ver un tratado sobre comercio de armas completo, riguroso y plenamente aplicado. La Unión Europea puede desempeñar un papel fundamental en la comunidad internacional para asegurar que el texto consiga precisamente esto. Me siento muy orgulloso de que el texto del Parlamento Europeo que tenemos hoy ante nosotros se refiera al comercio de armas que causa «sufrimientos humanos inaceptables y exacerba los conflictos armados, la inestabilidad y los ataques terroristas». Doy las gracias al señor Gloser, a la Presidencia alemana y al Consejo por seguir una línea igualmente dura en su resolución y hablar de una «proliferación indeseable e irresponsable de armas convencionales». Cambiemos esas palabras por hechos para que realmente podamos influir en lo que ocurre en las Naciones Unidas.
La siguiente fase debe ser comprometer a la sociedad civil. Creo que nos encontramos en la situación actual a raíz de esas campañas de las ONG de mediados de los años noventa, que finalmente consiguieron colaborar con nosotros para establecer el Código de Conducta de la UE. Me siento muy orgulloso de que los expertos del Lauterpacht Centre de la Universidad de Cambridge, en mi circunscripción, elaboraran el primer proyecto de este tratado que se presenta a la comunidad internacional. Pido a los parlamentarios que firmen la declaración a favor del Tratado en el sitio web controlarms.org. Nuestra labor con la sociedad civil para conseguir el apoyo de los habitantes de este mundo a un tratado más contundente es esencial.
Por último, me siento muy orgulloso de que mi país, el Reino Unido, junto con Finlandia, propusiera esto en las Naciones Unidas y que cada uno de los Estados miembros de la UE haya ofrecido su apoyo decidido a las Naciones Unidas. También debemos sentirnos orgullosos de Europa.
Günter Gloser, Presidente en ejercicio del Consejo. (DE) Señor Presidente, señora Comisaria, Señorías, quiero darles cordialmente las gracias en nombre de la Presidencia del Consejo por sus intervenciones, sus recomendaciones, pero también por las iniciativas que han tomado hasta ahora en este tema tan importante, así como por las advertencias que han formulado algunos de ustedes.
Permítanme responder a dos cuestiones. En primer lugar, si en el país de destino no se respetan los derechos humanos y el derecho humanitario internacional, nunca se podrá conceder un permiso para la exportación de armas. He dejado claro que intervenimos en todo el mundo en diversos niveles para que se respeten los derechos humanos. Este tema se ha abordado igualmente en varias ocasiones en este Parlamento. El derecho a la vida, la prohibición de la esclavitud, los derechos de participación política y social, la igualdad ante la ley, la libertad de expresión y reunión y la prohibición de la discriminación siguen sin respetarse en muchos países del planeta. Por ello, nuestra tarea consiste en velar porque estas violaciones de los valores fundamentales no se vean favorecidas con el suministro de armamentos.
En segundo lugar, los embargos. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la OCDE y la Unión Europea han impuesto embargos a una serie de países y en el proyecto de resolución del Parlamento Europeo se exige especialmente el cumplimiento del embargo impuesto a Sudán. Un tratado sobre el comercio de armas debe contemplar forzosamente el respeto de los embargos como uno de sus principales criterios. No es por casualidad que este criterio figura a la cabeza del catálogo de criterios del Código de Conducta de la UE.
Puedo asegurarles que la Presidencia seguirá empleándose a fondo para conseguir un tratado eficaz sobre el comercio de armas. El papel decisivo que desempeña el Parlamento Europeo en este debate constituye igualmente una gran ayuda y un gran apoyo. Espero que seamos capaces de mantener este enfoque cooperativo a lo largo de las próximas Presidencias.
Benita Ferrero-Waldner, miembro de la Comisión. (EN) Señor Presidente, doy las gracias al Parlamento por su apoyo, por su iniciativa y por su propuesta de resolución. Como he dicho antes, la Comisión, en el marco de los esfuerzos más amplios de la UE, apoya firmemente el inicio de negociaciones para un tratado sobre el comercio de armas jurídicamente vinculante en el marco de las Naciones Unidas; es importante resaltar esto último.
Sin duda es deseable un instrumento internacional que promueva un alto grado de responsabilidad y para que esta empresa dé resultado debemos crear el consenso más amplio posible y animar a todos los Estados a que apoyen esta iniciativa. Desearíamos que fuera una iniciativa jurídicamente vinculante, separada y autónoma que abarcara todas las transferencias de armas convencionales, estableciera unos principios que definieran las transferencias ilegales, incluyera un seguimiento y fuera de base muy amplia. Sabemos que no será fácil persuadir a todos los proveedores de todo el mundo y, por lo tanto, será muy importante que los principales fabricantes de armas eviten una situación como la que tuvimos con la CPI o con el tratado de prohibición de minas. Por lo tanto, buscaremos el consenso más amplio posible.
El Presidente. He recibido una propuesta de resolución de conformidad con el apartado 2 del artículo 103 del Reglamento.
El debate queda cerrado.
La votación tendrá lugar el jueves, 21 de junio de 2007.