Índice 
 Anterior 
 Siguiente 
 Texto íntegro 
Acta literal de los debates
Miércoles 11 de julio de 2007 - Estrasburgo Edición DO

4. Presentación del programa de la Presidencia portuguesa (debate)
PV
MPphoto
 
 

  El Presidente. Es un placer dar la bienvenida al Presidente en ejercicio del Consejo, el Primer Ministro portugués, José Sócrates, al Parlamento Europeo.

(Aplausos)

Como siempre, también es un placer contar con la presencia del Presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso.

(Aplausos)

Como pueden observar por los nombres, tenemos una constelación muy especial. Portugal ocupa el centro de la Unión Europea. Es un gran placer invitar al Presidente en ejercicio del Consejo Europeo, el Primer Ministro José Sócrates, a que tome la palabra.

 
  
MPphoto
 
 

  José Sócrates, Presidente en ejercicio del Consejo. (PT) Señor Presidente, estimado señor Poettering, estimado señor Barroso, Señorías, al comienzo del semestre de la Presidencia portuguesa, en presencia de los representantes legítimos de los ciudadanos de Europa, quiero reafirmar el gran principio rector de esta Presidencia: construir una Europa más fuerte para un mundo mejor.

Para ello asumimos un compromiso claro: haremos todo lo posible por dejar atrás el periodo de dudas e incertidumbres sobre el rumbo que debe seguir el proyecto europeo. Nos gustaría pedir a todos los diputados, aquí en la sede de la democracia europea, que nos apoyen en este objetivo común.

Es bien sabido que Portugal no fue un país fundador de las Comunidades Europeas. Sin embargo, cuando restauramos la democracia en nuestro país en 1974, después de 48 años de régimen autoritario, nuestro principal objetivo fue unirnos a las Comunidades Europeas, como se llamaban en aquel entonces. Logramos ese objetivo en 1986. Al asumir la Presidencia del Consejo de Ministros de la Unión por tercera vez, me gustaría reafirmar la firme voluntad del Gobierno portugués y su compromiso de defender y reforzar la paz, la libertad, la solidaridad y la prosperidad, valores que inspiraron a los miembros fundadores en 1957; estos valores que nosotros, ahora 27 Estados miembros y casi 500 millones de ciudadanos, reafirmamos el pasado mes de marzo en Berlín.

Estoy convencido, Señorías, de que este semestre marcará la salida de la parálisis y del bloqueo que persisten desde hace demasiado tiempo en el proyecto europeo. El ejemplo del proyecto de integración europea está motivando a muchas personas y países en distintas partes del mundo, que son los primeros en pedir que la Unión Europea desempeñe un papel más activo en los asuntos mundiales y les resulta difícil entender nuestras vacialaciones.

Siempre he considerado, y lo sigo haciendo, que el proyecto europeo es uno de los más nobles y generosos proyectos políticos de nuestro tiempo. La construcción de Europa es importante para la economía europea, para la promoción de los valores europeos y para los ciudadanos europeos. Sin embargo, la construcción de Europa es igualmente importante para hacer frente a los desafíos globales, para aprovechar las oportunidades de estos tiempos de cambio y para construir un mundo más estable y más desarrollado. No son solo los pueblos de Europa los que necesitan una Europa fuerte. Es el mundo el que necesita una Europa que se muestre activa.

Señor Presidente, Señorías, creo que estarán de acuerdo conmigo cuando digo que el éxito de una Presidencia depende siempre de la claridad de su programa. Nuestras prioridades para los próximos seis meses están bien definidas: la reforma de los Tratados, una agenda de modernización de las economías de Europa y de las sociedades europeas y el refuerzo del papel de Europa en el mundo.

Nuestro reto principal consiste, claro está, en retomar el proceso de reforma de los Tratados sobre la base del mandado adoptado en el último Consejo Europeo. Tengo el gusto de alabar el mérito de la estrategia y la negociación llevada a cabo por la Canciller alemana Angela Merkel, a quien siempre hemos apoyado en los últimos seis meses. También me gustaría agradecer la claridad de las posiciones de este Parlamento, en la Resolución que aprobó sobre la base del informe Barón Crespo-Brok, que dio pie a un acuerdo entre los Estados miembros que preservó los objetivos esenciales del Tratado Constitucional y que fue capaz de incorporar las señales dadas por los referendos francés y neerlandés.

El avance registrado en el último Consejo Europeo solo fue posible gracias al impulso dado por el Parlamento Europeo, que siempre mantuvo, en esta materia, una posición fuerte, coherente y constructiva, sin resignarse nunca al punto muerto en el que nos encontrábamos.

El acuerdo alcanzado en el Consejo Europeo de los días 21 y 22 de junio se tradujo en un mandato claro y preciso, como Portugal siempre ha considerado necesario. Ahora estamos en condiciones de avanzar.

Quiero dejar claro al Parlamento que existe un punto en el que no tengo dudas. Un momento decisivo se produjo en octubre de 2006, cuando los Jefes de Estado o de Gobierno de los tres países que formaban el trío de Presidencias –Alemania, Portugal y Eslovenia– acordaron dar prioridad en su programa conjunto la resolución del bloqueo institucional. En aquel entonces, en octubre de 2006, pocos creían que este objetivo fuera posible. La verdad es que ese objetivo está ahora a nuestro alcance.

Partimos, por tanto, para esta tarea con confianza y tendríamos que acabarla transformando el mandado en nuevo Tratado. Sé que tenemos por delante un trabajo de negociación y de concertación difícil y exigente. Por supuesto, estoy preparado para afrontar los problemas que siempre surgen, en especial en la fase final de los procesos de negociación. Pero sé que podemos hacerlo. Una cosa para mí está clara: nuestro mandato es no cambiar el mandato, nuestro mandato es transformar este mandato en un Tratado.

El mandado, además, es claro. Está claro qué partes del Tratado Constitucional anterior debemos abandonar, qué hay que retener en el Tratado de reforma y qué nuevos aspectos innovadores debemos añadir al Tratado de Niza.

Señorías, lo mejor que podemos hacer es aprovechar la dinámica política. Tenemos que movernos deprisa. Por esta razón, decidió convocar la Conferencia Intergubernamental el próximo 23 de julio, al margen del Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores de la Unión Europea. Ese mismo día distribuiremos un proyecto de Tratado elaborado sobre la base de las instrucciones detalladas que constan en el mandato.

Durante la misma semana convocaremos reuniones de expertos jurídicos para analizar el texto e identificar eventuales dificultades. La reunión informal de los Ministros de Asuntos Exteriores de los días 7 y 8 de septiembre servirá para hacer recuento del progreso de los trabajos. Nuestra intención es trabajar activamente para que sea posible un acuerdo en torno al Tratado durante el Consejo Europeo informal de los días 18 y 19 de octubre, en Lisboa. Este es nuestro objetivo y creo que todos estarán de acuerdo cuando digo que este calendario es lo que mejor corresponde al espíritu y la voluntad de todas las instituciones europeas y también el que mejor sirve a los intereses de la Unión.

Para lograr este objetivo cuento con el Parlamento Europeo. Por este motivo, he defendido que el Parlamento Europeo esté representado en la Conferencia Intergubernamental por tres representantes, y no solo por dos, como en ocasiones anteriores, permitiendo de este modo una mayor representatividad de esta Cámara.

Por este mismo motivo también voy a proponer que cada vez que la Conferencia Intergubernamental se reúna en el nivel de Jefes de Estado o de Gobierno, el Parlamento Europeo esté representado por su Presidente.

Sé que puedo contar con la aportación de todas las instituciones. Agradezco a la Comisión Europea y al Banco Central Europeo la emisión rápida de sus dictámenes.

Agradezco al Parlamento Europeo el esfuerzo que ha hecho para que también su dictamen pueda ser aprobado hoy, completando así las condiciones necesarias para la apertura de la Conferencia Intergubernamental durante este mes.

Cuento también con la voluntad y el empeño de todos los Estados miembros. Este es un momento de convergencia en el que todas las instituciones se unen para que una decisión rápida sobre el Tratado pueda constituir una señal clara de confianza y de determinación de Europa por avanzar en su proyecto de Unión.

Señora Presidenta, Señorías, la reforma de los Tratados apenas constituye una parte de las tareas a las que se enfrenta la Unión en los próximos seis meses y quiero dedicar algunos minutos a hablar de otros asuntos internos en la Unión sumamente importantes. Aparte de las cuestiones institucionales, los ciudadanos europeos exigen respuestas a las cuestiones directamente relacionadas con su vida cotidiana, en las que reconocen que Europa tiene que producir resultados concretos que marquen la diferencia y contribuyan a mejorar sus condiciones de vida. Creo que nadie duda de que Europa tenga que invertir más que nunca en modernización.

Hace poco más de siete años, el entonces Primer Ministro de Portugal, António Guterres, vino a esta Cámara a presentar la Estrategia de Lisboa, que hasta hoy ha sido la guía para la modernización de la economía y la sociedad europeas.

Por tanto, me complace especialmente decir que la «Estrategia de Lisboa» volverá a ocupar de nuevo el centro de nuestras preocupaciones. La estrategia definida en 2000 de cara a reforzar la competitividad y la cohesión social mediante la apuesta por el conocimiento y la innovación, sigue siendo el camino correcto y sigue contando con el apoyo de las principales fuerzas políticas europeas.

Lo que vamos a hacer es contribuir activamente a un nuevo ciclo de la agenda de Lisboa que será aprobado en la primavera de 2008 durante la Presidencia eslovena. Prepararemos este nuevo ciclo manteniendo el equilibrio entre los tres componentes de esta agenda, a saber el económico, el social y el ambiental.

La revisión del mercado interior permitirá hacer hincapié en la competitividad de las empresas, en la apertura de los mercados y la eliminación de los costes contextuales, así como en el papel que los sectores culturales pueden desempeñar para la creación de empleo, el crecimiento económico y la innovación.

El próximo semestre será también particularmente relevante en lo que respecta a las opciones de política energética y ambiental, y, en esta materia, el objetivo de Europa solo puede ser uno: mantener el liderazgo en el terreno ambiental y, en particular, en la lucha contra el cambio climático.

Por tanto, cumpliremos los objetivos de promover el debate sobre un plan de acción tecnológico en materia energética y ambiental, y también subrayaremos el papel de los biocarburantes, en especial en el marco del informe de la primera cumbre entre la Unión Europea y Brasil.

Queremos dar a la dimensión social de la «Estrategia de Lisboa» la visibilidad y la relevancia que merece. Diez años después del lanzamiento de la «Estrategia de Empleo Europea», nos parece esencial alentar un debate sobre la mejor forma de coordinar las políticas de empleo, con vistas a fomentar la creación de empleos sostenibles en un contexto de competencia mundial. Esta línea de acción que sigue la Presidencia portuguesa está estrechamente vinculada a la formación de los recursos humanos, la conciliación de la vida laboral y familiar y la lucha contra la pobreza y la exclusión.

El modelo social europeo, con su bien conocida diversidad, nos obliga a reflexionar conjuntamente sobre la sostenibilidad del sistema de pensiones y de jubilación, y también a identificar las reformas que son necesarias en los mercados de trabajo y sistemas de protección contra los riesgos sociales. En este contexto, el objetivo de nuestro debate sobre la llamada «flexiguridad» debería ser encontrar soluciones integradas y equilibradas, que deberían traducirse en la práctica en principios generales y comunes a escala europea que tengan en cuenta la diversidad de las realidades sociales en los distintos Estados miembros de la Unión Europea.

Señorías, para la Presidencia portuguesa uno de los valores centrales básicos del proyecto europeo radica en el binomio libertad-seguridad. En este contexto, una de las prioridades de la Presidencia será fortalecer la cooperación en materia policial y judicial en la lucha contra el terrorismo y la delincuencia.

El terrorismo sigue siendo una de las amenazas más grandes para la paz y la seguridad internacionales. Las democracias no tienen miedo al terrorismo y saben cómo mostrarse firmes ante esta amenaza. Un buen ejemplo de esa firmeza lo proporcionó la semana pasada el Gobierno británico, al que quiero transmitir mi solidaridad y la de todos los países de la Unión.

Por tanto, la lucha contra el terrorismo debe seguir siendo un objetivo común para todos los Estados miembros, porque solo a través de la cooperación europea será posible evitar, protegernos y luchar contra el terrorismo.

La Presidencia portuguesa se esforzará por poner en práctica iniciativas en curso en el marco de la estrategia de la UE en la lucha contra el terrorismo, el plan de acción antiterrorista y la continuidad de la aplicación de la estrategia para evitar la radicalización y el reclutamiento de terroristas, que se revisará durante los próximos seis meses.

Por tanto, consideramos urgente encontrar un sustituto para el señor De Vries y definir los recursos y el mandado que permitan cumplir su mandato con eficacia.

Señorías, la historia nos ha enseñado que no hay libertad sin seguridad. Por este motivo, la política de seguridad de la Unión es también esencial para preservar el carácter abierto y tolerante de las sociedades europeas.

Por tanto, es motivo de orgullo para mí decir que fue Portugal quien propuso, y también fue una empresa portuguesa la que diseñó, el SIS-ONE4ALL, la solución tecnológica para que los nuevos Estados miembros pudieran adherirse plenamente al espacio Schengen y para que las fronteras con esos países puedan desaparecer al final de la Presidencia portuguesa.

De esta forma, daremos satisfacción a uno de los mayores deseos de estos ciudadanos: la libre circulación de personas en el territorio de la Unión.

Señorías, también me gustaría decir algunas palabras sobre la política de inmigración. Prestaremos especial atención a esta cuestión durante nuestra Presidencia. Europa es actualmente una zona que acoge a millones de inmigrantes que viven, trabajan y educan a sus hijos aquí, y cuya contribución es esencial para el crecimiento económico europeo.

Por tanto, debemos elaborar una política europea de inmigración basada en la prevención de la inmigración ilegal, pero que también incluya e integre a los inmigrantes legales y que establezca una cooperación eficaz con sus países de origen, una política que pueda regular los flujos migratorios en nuestro beneficio mutuo.

Solo una política eficaz en el país de origen y en el país de destino, una política que aborde tanto las causas como los efectos, será capaz de encarar este fenómeno de tal magnitud de una forma que sea compatible con nuestros valores y responsabilidades.

Señor Presidente, Señorías, la actual situación internacional está creando responsabilidades especiales para la Unión Europea y me gustaría hablarles de la agenda en materia de política exterior de la Unión Europea durante la Presidencia portuguesa. Los ciudadanos de Europa son inequívocos en su exigencia de que adoptemos un papel activo en la escena internacional, basado en los valores del Derecho internacional, el respeto mutuo, el diálogo y la cooperación. Del mismo modo, la comunidad internacional espera que la Unión desempeñe un papel comprometido y coherente en las principales cuestiones internacionales.

En el segundo semestre de 2007 hay decisiones sobre cuestiones mundiales delicadas que no pueden ser aplazadas: el futuro de Kosovo, el expediente nuclear sobre Irán, la crisis humanitaria en Darfur. Se van a celebrar varias cumbres bilaterales especialmente importantes con la India, China, Rusia y Ucrania. Las relaciones con los Estados Unidos, en el contexto definido por la Cumbre de Washington, que se celebró durante la Presidencia alemana, serán objeto de un control como el que cabe esperar de unas relaciones estratégicas tan importantes.

En todos los casos, asumiremos las responsabilidades inherentes a la Presidencia y colaboraremos estrechamente con Javier Solana, Alto Representante de Política Exterior, y la Comisión Europea.

Me gustaría llamar su atención sobre tres iniciativas con las que estamos estrechamente vinculados y que merecen ser especialmente destacadas: la cumbre UE-Brasil, que ya se ha celebrado, la Cumbre UE-África y la Cumbre Euromediterránea.

En esta primera semana de nuestra Presidencia ya hemos celebrado la cumbre con Brasil con el objetivo de avanzar en las relaciones hacia un mayor nivel de entendimiento mutuo y de colaboración estrecha en todos los niveles. Esta iniciativa tiene un valor especial para los portugueses, ya que compartimos nuestro idioma y gran parte de nuestra cultura e historia con Brasil. Queremos crear las condiciones políticas que permitan, como está ocurriendo con otras nuevas potencias económicas, establecer una relación formal de beneficio mutuo para Europa y Brasil, que, a su vez, nos ayude a lograr el tipo de relaciones que nos gustaría mantener con toda América Latina.

Unos vínculos más estrechos con Brasil también aportarán resultados prácticos desde el punto de vista de nuestra respuesta a los retos mundiales. La cumbre de la semana pasada con el Presidente Lula también ha hecho posible mantener abierta una ventana de oportunidad, que ahora debemos aprovechar al máximo en las negociaciones de la ronda de Doha y haremos todo lo posible por apoyar a la Comisión Europea en ese contexto. Me cuento entre los que consideran que las negociaciones de la Ronda de Doha representan un factor importante para regular la globalización y que su conclusión será muy positiva. Esto debe seguir siendo una prioridad para las instituciones europeas.

Las reuniones ministeriales Euromed forman parte de una serie de negociaciones, entre las que se incluyen el llamado Proceso de Barcelona y la Nueva Política de Vecindad. Estos encuentros sirven para destacar la importancia que conferimos al resurgir del debate político fundamental con nuestros socios al sur del Mediterráneo. Compartimos preocupaciones comunes y hacemos frente a retos relacionados con el desarrollo y la cohesión social que resaltan la creciente interdependencia de las dos orillas del Mediterráneo y estamos convencidos de que podemos ayudar a superar determinados obstáculos en ámbitos esenciales como la gestión de los flujos migratorios y la posible contribución de las diásporas a sus países de origen, con el apoyo y el compromiso de los países europeos y las instituciones internacionales pertinentes.

Por último, proponemos celebrar una segunda cumbre UE-África, tras la cumbre anterior de El Cairo en 2000, que, como todos recordarán, se celebró durante una Presidencia portuguesa. Sin obviar algunas dificultades que habrá que superar, estamos convencidos de que nada puede justificar que desde hace más de siete años no se haya celebrado una cumbre de este tipo al máximo nivel, cuando se trata de dos continentes que mantienen vínculos históricos tan estrechos y que son tan interdependientes en el mundo actual.

Portugal se encuentra en una buena posición para asumir esta responsabilidad y confía en buena medida en la Unión Africana y en todos los países europeos y africanos para garantizar que esta cumbre ofrezca una oportunidad para retomar el diálogo y la cooperación en cuestiones del máximo interés. Por tanto, asumiremos la tarea de definir una nueva asociación estratégica entre la Unión Europea y África, destinada al desarrollo sostenible, garantizar la paz, luchar contra las enfermedades endémicas y mantener una asociación equilibrada en la gestión de los flujos migratorios, para nuestro beneficio mutuo.

Señor Presidente, Señorías, este es nuestro programa, que les he descrito brevemente. Soy consciente de que asumimos la Presidencia en un momento en el que la situación internacional es extremadamente delicada y que hemos sido ambiciosos a la hora de definir nuestros objetivos. Sabemos que las Presidencias por sí solas no resuelven todos los problemas que surgen, pero también sabemos que podemos marcar la diferencia si adoptamos objetivos claros, si somos humildes a la hora de perseguirlos y si mostramos voluntad para alcanzar el consenso necesario.

Muchos filósofos europeos definen el mundo de hoy con el prefijo «pos» –posdemocrático, posmoderno o posindustrial–; para ellos es un «pos» mundo. Todo este concepto realmente significa que estamos viviendo en un mundo de cambio, de cambio acelerado, y todavía no entendemos plenamente lo que vemos que sucede.

Sin embargo, entre todas estas incertidumbres y factores desconocidos, algo es cierto: en un mundo que cambia el peor error es quedarse quietos. Se trata de un error que Europa no debe cometer. Señorías, nuestra firme propuesta es garantizar que Europa no se quede quieta y que avance en el proyecto europeo, en la causa de crear un mundo mejor.

(Aplausos)

 
  
MPphoto
 
 

  El Presidente. Señor Presidente en ejercicio del Consejo, gracias por la presentación de su programa. El aplauso demuestra la buena recepción que ha tenido en el Parlamento Europeo. Sobre todo, me gustaría darle las gracias por dejar claro que el Parlamento Europeo estará representado en todos los niveles en la Conferencia Intergubernamental. Usted personalmente siempre ha apoyado ese enfoque, que garantiza que el Parlamento Europeo pueda dar su consentimiento a la convocatoria de una Conferencia Intergubernamental. En el Parlamento Europeo también tenemos grandes expectativas con respecto a nuestro trabajo con la Secretaria General del Consejo.

Ahora quiero invitar al Presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, a que se dirija a la Cámara.

 
  
MPphoto
 
 

  José Manuel Barroso, Presidente de la Comisión. (PT) Señor Presidente, señor Primer Ministro, Señorías, en primer lugar quiero dar muy especialmente la bienvenida al Primer Ministro de Portugal al comienzo de la Presidencia portuguesa. El programa esbozado para la Presidencia portuguesa es ambicioso y exigente y, como es lógico, la Conferencia Intergubernamental ocupará un lugar prominente, en particular hasta la reunión del Consejo Europeo en octubre, pero la Presidencia portuguesa supone más que la importantísima cuestión del Tratado. Otras tareas complicadas son las relaciones exteriores, con la celebración de cumbres importantes con muchos de nuestros socios, el relanzamiento de la Agenda de Lisboa para el crecimiento y el empleo, y la innovación.

Ayer, la Comisión adoptó su opinión para la Conferencia Intergubernamental (CIG). Como ya he dicho en esta Cámara, la CIG que está a punto de empezar será distinta de las anteriores. Gracias al trabajo que ya se ha hecho, a los esfuerzos, en particular, de la Presidencia alemana, a la que me gustaría felicitar, y al hecho de que hayamos podido realizar un progreso tan evidente, podemos decir que el nivel de detalle de este mandato no tiene precedentes. Nunca antes una CIG ha comenzado con un mandato tan preciso. En algunos ámbitos, de hecho, el mandato adopta la formulación de la CIG de 2004, mientras que en otros utiliza un lenguaje jurídico y técnico muy avanzado. A resultas de este grado de precisión, ahora podemos decir que la cuestión central ya no es de fondo político, ya que esto se resolvió básicamente en la reunión del Consejo Europeo, sino que más bien se trata de mantenerse fieles al contenido del mandato.

Por tanto, tenemos que ser claros al respecto. Quiero dejar clara la posición de la Comisión: apoyamos plenamente el mandato y consideramos que no hay que volver a discutirlo. El quid de la cuestión, como nos ha dicho el señor Sócrates, es transformar el mandato en un Tratado. No es crear un nuevo mandato. Esto sería dar marcha atrás y, en mi opinión, sería inconcebible desandar lo que hemos acordado por unanimidad. Sería una señal de falta grave de confianza si ahora intentáramos renegociar un mandato con el que todo el mundo está de acuerdo. Resulta imposible crear una Europa fuerte sin confianza en el valor de los compromisos que hemos contraído.

También es cierto que, desde el punto de vista de la Comisión, el mandado no es ni ideal ni perfecto. En muchos puntos habríamos sido más ambiciosos. A nadie le parece que el mandato sea absolutamente ideal y así es cómo funciona el proyecto europeo y cómo siempre ha funcionado. Desde 1957, nuestro proyecto de integración siempre ha avanzado hacia delante mediante el compromiso político y no con soluciones ideales. Y así será una vez más. Tampoco deberíamos olvidar que el acuerdo que alcanzamos en el Consejo Europeo fue complicado, porque se basaba en un delicado compromiso político. Nuestra responsabilidad es mantener ese compromiso en la CIG, hasta la ratificación final.

La Comisión apoya plenamente la intención de la Presidencia portuguesa de celebrar una CIG breve y condensada. Comenzará el 23 de julio y, si todo va bien, haremos todo lo que esté en nuestra mano para garantizar que concluya en el Consejo Europeo informal de octubre. Sin embargo, la Comisión se reserva el derecho a expresar su opinión sobre las posiciones y propuestas de los Gobiernos de los Estados miembros durante la CIG y, en particular, nos mostraremos vigilantes para garantizar el debido cumplimiento del mandato. Creemos que esta también es nuestra obligación.

Señor Presidente, señor Primer Ministro, Señorías, como ya he mencionado, la Presidencia portuguesa va más allá de esta cuestión vital del Tratado y me complace señalar que el Primer Ministro y Presidente del Consejo tiene intención de prestar una atención especial a la Estrategia de Lisboa. La Estrategia de Lisboa para el crecimiento y el empleo, que conjuntamente relanzamos en 2005, ofrece ahora algunos resultados alentadores. El desempleo en la Unión Europea ha caído del 10 % a mediados de los noventa hasta el 7 % del pasado junio.

Nuestros análisis demuestran que el desempleo estructural también está cayendo, lo que es bastante alentador para Europa a medio y largo plazo. Nuestros datos también muestran que ha habido un aumento del 50 % en el empleo femenino. Estas cifras son bien acogidas en una Europa que queremos hacer más competitiva, más justa y más integradora.

El crecimiento económico también ha alcanzado sus niveles máximos desde 2000, en un contexto de gran potencial y crecimiento de la economía europea, que nos lleva a creer que el reciente crecimiento es estructural y no meramente cíclico. Es justo decir que este progreso se debe en buena medida a las reformas inspiradas por la Agenda de Lisboa para el crecimiento y el empleo que se relanzó en su día. El hecho es que, al otorgar a los distintos Gobiernos de los Estados miembros un marco de reformas común, Europa facilita, apoya y consolida precisamente ese movimiento de reforma que, aunque a distintas velocidades y con distinto alcance, todos los Gobiernos europeos están aplicando de un modo u otro.

Por tanto, conviene destacar aquí que la tan criticada Estrategia de Lisboa constituye un factor crucial en la modernización económica y social de Europa. Sin embargo, el hecho es que no hay lugar para la complacencia. Todavía hay mucho que hacer para que la economía europea sea más competitiva y la sociedad europea sea más justa. En particular, debemos aumentar la contribución de la innovación al crecimiento económico. Sé que esta es una de las prioridades de la Presidencia portuguesa y es algo que aplaudo. La innovación es la fuerza motriz que subyace al triunvirato del Plan de Tecnología Energética, el Instituto Europeo de Tecnología y la primera Comunidad de la Innovación y la Tecnología, que tenemos intención de dedicar específicamente a las cuestiones energéticas y a la lucha contra el cambio climático, y que esperamos que se lancen durante la Presidencia portuguesa. Este es el ejemplo más claro de que la Estrategia de Lisboa relanzada pretende conectar todos los diferentes aspectos, como este aspecto fundamental de la lucha contra el cambio climático y la seguridad energética. Para lograr buenos resultados en este terreno debemos hacer más en el campo de la innovación y, por ese motivo, me complace observar que la Presidencia portuguesa tiene intención de incluir la innovación como un tema esencial en el Consejo Europeo de diciembre. La educación, la investigación científica y la innovación son elementos esenciales de la sociedad europea que queremos construir en respuesta a las preocupaciones y los retos más acuciantes planteados por este nuevo siglo.

Para lograr los objetivos que hemos fijado en el contexto de la política europea en materia de energía y clima, hemos preparado una estrategia ambiciosa y coherente para garantizar la sostenibilidad, la seguridad del abastecimiento y la competitividad europea. Sin embargo, cabe subrayar que para que la estrategia tenga éxito, debemos acoger las conclusiones del Consejo Europeo de marzo, que marca un punto de inflexión en la historia de la energía y la lucha contra el cambio climático.

A fin de lograr resultados, debemos acelerar nuestros esfuerzos en investigación científica, desarrollo tecnológico e innovación. El plan tecnológico en el ámbito de las tecnologías energéticas limpias es una piedra angular de esta estrategia. La creación del Instituto Europeo de Tecnología, que tan buen recibimiento ha tenido en el Parlamento Europeo, también constituye un medio esencial de incrementar la competitividad europea movilizando esfuerzos a escala europea y una mejor conexión entre conocimiento e innovación.

Señor Presidente, señor Primer Ministro, Señorías, como manifiesta la Comisión en el dictamen adoptado ayer, el Tratado de reforma reforzará la capacidad de acción de la Unión en las relaciones exteriores, lo que es muy simbólico: dos de los pilares centrales de la Presidencia portuguesa son la reforma institucional y las relaciones exteriores de la Unión. La cooperación activa entre la Presidencia y la Comisión en este último campo es obvia. La semana pasada, el señor Sócrates y yo asistimos a la sesión final de la Cumbre de la Unión Africana en Accra y al día siguiente asistimos a la primera cumbre UE-Brasil.

Con Brasil, nuestro socio estratégico más reciente, compartimos una ambiciosa agenda que incluye la energía, en concreto los biocarburantes, que queremos que sean sostenibles, la lucha contra el cambio climático y las relaciones comerciales. En el caso del comercio internacional, hemos lanzado un llamamiento muy firme al Presidente Lula para llegar a un acuerdo en las negociaciones de Doha. La Comisión recalca la importancia comercial de Doha, porque el comercio mueve el crecimiento económico y el desarrollo. El comercio ha sacado a millones de personas de la pobreza en Asia y puede seguir haciéndolo, no solo en los países asiáticos, sino también en Sudamérica y África.

Sin embargo, el comercio internacional debe basarse en normas e instituciones multilaterales y la Unión Europea tiene un papel vital que desempeñar en la consolidación de las normas internacionales y la gobernanza. Por tanto, Doha es una cuestión esencial. No solo tiene que ver con el comercio, aunque este es importante en sí mismo; tiene que ver con nuestra visión multilateral. No podemos apoyar activamente el multilateralismo y luego defender el unilateralismo al habar de comercio. También tenemos que avanzar en esta cuestión, porque no solo se trata de un programa de trabajo para el comercio, sino de un programa de trabajo para el desarrollo social, un programa de trabajo que puede fortalecer nuestros vínculos con los países en desarrollo.

En el caso de África, la asociación estratégica entre Europa y África también es esencial para la estabilidad internacional. La UE es la principal fuente de ayuda financiera, económica y técnica para África. Europa es el principal socio comercial del continente africano, importando más que los demás países del G-8 juntos. Desde el principio de su mandato, la Comisión que tengo el honor de presidir ha hecho de las relaciones con África una de sus prioridades más urgentes. Por ejemplo, la Comisión ha abierto el primer colegio de la historia de la UE fuera de Europa en Addis Abeba, donde celebramos una reunión de trabajo con la Comisión de la Unión Africana. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer en las relaciones entre europeos y africanos. La inminente cumbre UE-África, que se celebrará durante la Presidencia portuguesa, es una oportunidad única para fijar un programa de trabajo ambicioso, con inclusión de cuestiones prácticas como la energía, la inmigración, la lucha contra el cambio climático y, desde luego, la democracia y los derechos humanos. Tenemos la obligación de hablar con nuestros socios africanos sobre cuestiones de democracia, derechos humanos y gobernanza. Hemos hablado con el resto del mundo, sería incomprensible que no habláramos con África. Hay que admitir que existen algunos problemas políticos y diplomáticos que hay que resolver, pero estos problemas, cuya importancia tenemos que reconocer, no pueden y no deben devenir obstáculos para una asociación estratégica esencial para el futuro de la globalización. África y Europa tienen que trabajar juntas.

He dicho más de una vez que la UE tiene una misión para el siglo XXI, a saber, la promoción de la justicia, la libertad y la solidaridad en todo el mundo. La UE no puede y no debe ser un grupo de países dedicados a mirar para sí mismos. Puede y debe ser una fuerza para la reforma y la estabilidad en el mundo y para la defensa de los intereses europeos y la promoción de los valores europeos. Somos una comunidad de valores, particularmente los valores de la libertad y la solidaridad. El continente africano es, sin duda, una región que necesita nuestro apoyo y compromiso. La Unión Europea no puede cerrar los ojos al drama que se está desarrollando tan cerca.

Antes de terminar, me gustaría desear al Gobierno portugués todo lo mejor y reafirmar la completa disposición de la Comisión para trabajar con la Presidencia. Quiero decir que tengo plena confianza en la capacidad de Portugal –un país que ha demostrado su compromiso con Europa–, del Gobierno y de las autoridades portuguesas y de todas las fuerzas políticas nacionales para trabajar por Europa. Compartimos con la Presidencia portuguesa el excelente lema que ha elegido para este periodo: una Europa más fuerte para un mundo mejor. Juntos conseguiremos trabajar en ese sentido.

(Aplausos)

 
  
MPphoto
 
 

  Joseph Daul, en nombre del Grupo del PPE-DE.(FR) Señor Presidente, señor Sócrates, señor Barroso, Señorías, mi Grupo acoge con satisfacción el ambicioso lema de la Presidencia portuguesa: «Una Unión más fuerte para un mundo mejor». Al poner en el centro de su mandato una voluntad constructiva, la Presidencia portuguesa sigue la senda de la Presidencia alemana. Y al capitalizar el dinamismo de los logros de la señora Merkel, usted, señor Sócrates, mostrará que el éxito de su Presidencia depende de su firme voluntad política y de una estrategia de convergencia en materia de prioridades ambiciosas, pero realistas.

Su éxito también dependerá de su cooperación con este Parlamento. Asócienos estrechamente a su trabajo y a su toma de decisiones.

Para el Grupo del Partido Popular Europeo (Demócrata-Cristianos) y de los Demócratas Europeos, la reforma institucional, la seguridad de nuestros conciudadanos, la realización del mercado interior y la consolidación del crecimiento son los aspectos cruciales de su Presidencia. El acuerdo alcanzado los días 21 y 22 de junio recoge gran parte de los logros contenidos en el texto anterior. Si los Estados miembros lo ratifican antes de la primavera de 2009, Europa podrá finalmente tomar decisiones eficaces, transparentes y democráticas en ámbitos como la seguridad, el crecimiento, la energía, el cambio climático y la demografía.

Dar marcha atrás en los compromisos supondría considerar la Unión Europea como un castillo de naipes: una carta menos y toda la casa se viene abajo. Para mi Grupo –y en particular para el señor Brok, que lo representará–, la Conferencia Intergubernamental debe dedicarse a la ultimación jurídica de los tratados revisados y debería concluir, como es su deseo, señor Sócrates, a tiempo para el Consejo Europeo de otoño.

Señor Sócrates, aunque una Unión más fuerte para un mundo mejor es el lema de su trabajo, no puede pasar por alto la seguridad de nuestros conciudadanos; antes ha hablado usted largo y tendido de esta cuestión. Los atentados terroristas en el Reino Unido y en otros lugares de Europa y la ruptura del alto el fuego por parte de ETA nos preocupan y apelan a una coordinación paneuropea de la lucha contra el terrorismo. Señor Sócrates, soy consciente de la reticencia de los Estados miembros a cooperar en esta materia. Hay que erradicar el principio de «cada uno por su cuenta»; debe prevalecer la seguridad de los ciudadanos de Europa. Enfrentados a la delincuencia internacional, a células terroristas, a la complejidad de las redes y a la sofisticación de los métodos empleados, por no hablar de la inmigración, corremos el peligro de vernos atrapados y tenemos la obligación de actuar de inmediato. Qul puesto del coordinador de la lucha antiterrorista de la UE siga vacante es inaceptable. Gracias por su compromise.

Señor Sócrates, mostremos la misma firmeza en la cuestión de nuestra seguridad que en el terreno del cambio climático y la energía. Las víctimas de los atentados terroristas nos piden unidad. Bajo su liderazgo, esperamos más cohesión y más implicación de los Estados miembros en un modelo eficaz de coordinación de la lucha antiterrorista.

Con respecto a las demás prioridades, como la realización del mercado interior y la consolidación del crecimiento, nuestros ciudadanos solo se adherirán al ideal europeo si pueden ver que nuestro modelo social, la libre circulación no solo de las personas, las mercancías y el capital, sino también de los servicios, y el fomento de la educación, la formación y la innovación se ven reflejados en numerosas mejoras tangibles en su vida diaria.

Para convertirnos en la región económica más avanzada del mundo necesitamos voluntad política y coraje. Portugal tuvo la audacia de dotarse de la Estrategia de Lisboa. Tiene la oportunidad de prestar el mejor servicio «posventa». Apreciamos la dimensión social y económica de la integración europea.

Señor Sócrates, esperamos, como usted, que se avance con África en las cuestiones de inmigración y que se consoliden nuestros vínculos con Brasil y los países emergentes. Como usted, también consideramos las relaciones transatlánticas una de nuestras prioridades. En los últimos meses, nuestra asociación ha dado un gran paso adelante en términos cualitativos; ahora debe avanzar. Nuestras relaciones de vecindad con los Balcanes, Ucrania, Belarús y, por supuesto, Rusia deben guiarse por la firmeza en relación con el respeto de nuestros valores y el diálogo constante.

Señor Sócrates, el Grupo del PPE-DE le desea lo mejor con esta Unión más fuerte para un mundo mejor que tan honestamente desea. Contará con nuestro apoyo cuando se trate de defender los valores de paz y solidaridad, coraje y responsabilidad.

(Aplausos)

 
  
MPphoto
 
 

  Martin Schulz, en nombre del Grupo del PSE. – (DE) Señor Presidente, señor Presidente en ejercicio del Consejo, hace casi exactamente un año, el 1 de julio del año pasado, se celebró un excelente partido de fútbol que Portugal ganó en la tanda de penaltis. Fue un partido memorable. Los portugueses mantuvieron la calma y marcaron cada penalti. Ahora el balón esta colocado para que lancemos el penalti. Usted ha dicho todo lo que hay que decir sobre la Conferencia Intergubernamental. Ahora tiene que meter el balón en la portería. De su intervención de esta mañana sospecho que usted comparte los nervios de acero de su selección nacional. Si consigue marcar esta vez, en octubre ganará la copa.

(Aplausos)

Somos realistas, Primer Ministro Sócrates: el mandato no contiene todo lo que nos habría gustado, pero reconocemos que en las negociaciones no se pudo conseguir más. Sin embargo, hay mucha enjundia en el mandato. Tiene usted que dejar claro a todos los participantes en la Conferencia Intergubernamental que no puede haber marcha atrás sobre lo acordado.

Quiero hacer un comentario a mi colega Joseph Daul a este respecto. He observado que esta es la posición del Grupo del Partido Popular Europeo (Demócrata-Cristianos) y de los Demócratas Europeos, y espero que todas las secciones del Grupo del PPE-DE, hasta los presidentes de comisión de su Grupo, adopten esta posición.

(Aplausos)

Porque cuanto más alta la comisión, más dudas tengo.

Señor Presidente, Señorías, ¿qué ocurriría si damos marcha atrás? Volveríamos a encontrarnos en otra situación de crisis como la que acabamos de superar. Y si nos encontramos en una crisis, señor Presidente en ejercicio, entonces los nobles objetivos que acaba de describir volverían a escapársenos de las manos. ¿Cómo podemos realmente aplicar una Estrategia de Lisboa coherente con una Europa a dos velocidades? Ambas cosas se excluyen mutuamente.

Tiene usted razón: necesitamos insuflar aire nuevo a la Estrategia de Lisboa. Hace tres años se tomó la decisión de revitalizar la Estrategia de Lisboa. Tres años después, no hemos avanzado mucho. Es bueno que diga como Presidente en ejercicio del Consejo que vamos a ponernos manos a la obra y acelerar las cosas. Hay dos motivos para acelerar las cosas: tiene usted mucha razón cuando dice que queremos centrarnos en las cualificaciones. Si queremos convertirnos en el continente más competitivo basado en el conocimiento, tenemos que centrarnos en las cualificaciones. Lo que queremos de la Estrategia de Lisboa, por encima de todo, es estabilidad social.

Si tenemos un mayor crecimiento económico –como está ocurriendo, pues hay más puestos de trabajo y las reformas están siendo efectivas, de hecho gracias al Gobierno de Gerhard Schröder ya están dando frutos en mi país–, si tenemos más puestos de trabajo, entonces hay algo que necesitamos particularmente: que ese crecimiento sea sostenible y genere estabilidad social sostenible. De lo contrario, la Estrategia de Lisboa no vale nada.

Si buscamos, como ha dicho usted con acierto, señor Presidente en ejercicio, un tema que nos obligue a actuar como Comunidad, una Comunidad de 27, y que cuente con un apoyo popular masivo, la protección del clima es nuestro tema. El concierto Live Earth de la semana pasada nos mostró con claridad el entusiasmo con que los jóvenes defenderán una causa. Aprovechemos ese entusiasmo. Estos jóvenes van al concierto y cuando termina, preguntan: ¿y ahora qué?

Bono y Herbert Grönemeyer no tienen la solución. Pueden abanderar una solución, pero es tarea nuestra plantearla a base de medidas prácticas. Pero si ofrecemos esa solución, si aplicamos realmente los ambiciosos objetivos, entonces estoy seguro de que los ciudadanos de Europa nos apoyarán, y esto es exactamente lo que necesita el proyecto europeo.

Cuando hablo de protección del clima, señor Primer Ministro, le estoy muy agradecido por su estrategia sobre África y América Latina, porque la protección del clima solo será viable sin implicamos a África y América Latina. En el caso de África tenemos que reconocer la amarga verdad de que el continente es el más afectado por el calentamiento global, a pesar de que es el que menos contribuye al mismo. Este es un factor significativo de las dificultades de los africanos.

También le estoy muy agradecido por su posición sobre América Latina: las relaciones transatlánticas de la Unión Europea van más allá de nuestra relación con los Estados Unidos de América. En particular, nos compete apoyar a América Latina a encontrar soluciones multilaterales a los conflictos internacionales, en la reforma de las Naciones Unidas y en la lucha contra las crisis financieras desencadenadas por los mercados financieros. ¿Qué países fueron los más afectados? Argentina, y también Brasil. Es vital que en Europa trabajemos con los latinoamericanos. Mi Grupo apoyará esta iniciativa en otoño y le agradecemos mucho que organice usted esta cumbre.

En esta Cámara hay personas que enseguida se ponen un poco nerviosas si hay dos oradores consecutivos del mismo país. Señor Presidente, hoy hemos visto a un Presidente en ejercicio del Consejo portugués de izquierdas y a un ex Presidente en ejercicio de derechas trabajando juntos por Europa. Creo que merece la pena señalarlo. Superar las cuestiones que nos dividen en nuestros países de origen para trabajar juntos por una Europa para todos, este sentido de pertenencia común, de apartar nuestras diferencias, es lo que define la noción de Europa. Esto es exactamente lo que necesitamos para construir una Europa más fuerte, porque tiene mucha razón cuando dice que, no solo Europa, sino también el resto del mundo, necesitan una Europa fuerte y unida. Esto solo puede lograrse resolviendo nuestras diferencias y centrándonos en lo que nos une. Le deseo todo lo mejor para su Presidencia.

(Aplausos)

 
  
MPphoto
 
 

  Graham Watson, en nombre del Grupo ALDE.(EN) Señor Presidente, señor Presidente en ejercicio, el programa que ha presentado usted combina objetivos claros con una gran ambición. El éxito no es inmanente, pero los liberales y demócratas tienen grandes esperanzas de un doble acto de la Unión Europea con los dos Josés. En efecto, parecen ustedes competir por los laureles del liberalismo económico. Como diría el periódico británico Daily Mirror, «¡Es el único camino, José!»

¿Quién, si no ustedes dos, podría convencer a los Gobiernos de Europa de la belleza de Lisboa y de la importancia de su agenda? Vuelvan a situar a Lisboa en primera línea: la necesidad de consolidar las finanzas públicas, la defensa de la disciplina financiera y la gestión de la deuda, el deseo de completar y fortalecer el mercado único. Sí, incluso frente a la oposición populista de sus propios partidos. No solo en Asia ha sacado el mercado libre a millones de la pobreza, sino que ha hecho lo propio con 50 millones de personas en la UE tan solo en los últimos 10 años. Sobre todo, hace falta una recuperación económica sostenible en Europa, basada en la creación de empleo, y no amañar el tipo de cambio para potenciar el crecimiento impulsado por la exportación. Por tanto, mi Grupo celebra en particular su iniciativa de abrir el debate sobre la flexiguridad. Debemos modernizar la protección social y los sistemas de prestaciones a fin de afrontar los desafíos de un mercado mundial. Protejamos a los trabajadores, no los puestos de trabajo poco competitivos. Nuestra red de seguridad social no debería proteger a las empresas que fracasan, sino a quienes están dentro de ellas, ayudándoles a encontrar nuevas oportunidades de empleo. El único modelo social europeo que me importa es el que conserva nuestra prosperidad preparando a nuestros ciudadanos para el futuro.

Sí, si hablamos de futuro, no olvidemos la lucha contra el cambio climático. Miremos cómo podemos fusionar las agendas de Gotemburgo y Lisboa y utilizar la innovación en tecnologías verdes para ayudarnos a ser más innovadores, crear más puestos de trabajo y liderar el mundo en la definición del programa contra el cambio climático.

Señor Presidente en ejercicio, tiene usted razón al hacer hincapié en África, ese continente descubierto, explotado y después abandonado por los europeos. El hecho de que haya convocado usted la primera cumbre UE-África en siete años lo dice todo. Ha sido el continente olvidado durante demasiado tiempo. África necesita a Europa y Europa necesita a África si queremos abordar con éxito la migración, la enfermedad y el cambio climático.

China ofrece dinero a cambio de recursos naturales y armas a cambio de dinero. Ese es el camino del colonialismo económico del siglo XXI y es el camino equivocado para África. Pero Europa debe evitar hablar de dimensiones imperiales. Aprendamos del pasado y forjemos una asociación nueva y generosa.

En cuestiones de justicia y asuntos de interior, agradecemos que su Presidencia vaya a centrarse en una serie de medidas que fortalecen el espacio de justicia en la Unión Europea. Tras los comentarios reveladores del Ministro de Interior alemán, el señor Schäuble, mi Grupo estará en guardia frente a la erosión de las libertades civiles que sustentan nuestra sociedad.

(Aplausos)

Queremos que la decisión marco sobre salvaguardias de procedimiento adoptada en el Consejo sea una medida de acompañamiento necesaria para la orden de detención europea. Y nos oponemos a una respuesta al terrorismo que altere la naturaleza de nuestra sociedad encadenando las libertades por las cuales lucharon ustedes en la Revolución de los Claveles.

Hace dos semanas, esta Asamblea aplaudió al Consejo por acordar un mandato para la CIG, pero la semana pasada supimos por algunos de sus colegas del Consejo que eran palabras huecas. Así que fue una victoria bastante efímera. Cuando insisto en que no se deshaga el paquete acordado en la cumbre de junio, creo que hablo no solo en nombre de mi Grupo, sino también en el de numerosos colegas de esta Cámara.

Gracias a una escuela de la península de Sagres, su país ganó fama mundial como país de navegantes. Como Presidente en ejercicio precisará usted aquellas habilidades para navegar a través de las peligrosas aguas de las negociaciones del Consejo.

Le deseamos buena suerte y viento favorable. Boa sorte!

(Aplausos)

 
  
  

PRESIDENCIA DEL SR. DOS SANTOS
Vicepresidente

 
  
MPphoto
 
 

  Brian Crowley, thar ceann an Ghrúpa UEN. (GA) A Uachtaráin, is í an aidhm is mó a bheidh ag an Uachtaránacht seo a chinntiú go síneoidh ceannairí an Aontais Eorpaigh Conradh nua an Aontais Eorpaigh níos déanaí sa bhliain. Tháinig na ceannairí ar shocrú ginearálta polaitíochta ag an gcruinniú mullaigh deireanach ach tá obair mhór fós le déanamh sula mbeidh an conradh cinntithe go hiomlán. Beidh an Phortaingéil i mbun cruinnithe mullaigh go hidirnáisiúnta leis an mBrasaíl, le ceannairí na hAfraice agus le rialtais Mheiriceá, na Síne agus na hIndia.

(EN) Y en particular cuando hablamos de África, todos nosotros hemos visto las dificultades y preocupaciones que han sacado a colación numerosos colegas con respecto a la asistencia de ciertas personas a esa conferencia. Quizá pudiera ser esta una oportunidad para nosotros, en lugar de gritar «no» desde las líneas de banda, de animar a otros países africanos a cooperar entre sí, a utilizar el método abierto de coordinación de lo que deberían ser controles democráticos y procedimientos apropiados para los derechos y libertades de las personas cuando nos reunamos en esta cumbre africana.

A menudo se menciona Darfur, pero rara vez con verdadera sustancia, y la cumbre africana nos brinda otra oportunidad para reunir a las partes y elementos dispares en conflicto a fin de asegurar que podamos encontrar un buen método para avanzar.

En cuanto al Tratado de la reforma –como ha señalado usted correctamente, el mandato para la CIG está redactado en términos muy específicos–, en muchos aspectos, a pesar de lo que puedan pensar otras personas, deberíamos ampliar o cambiar esos términos. Lo mejor es que nos ocupemos de lo que tenemos ante nosotros y lo que han acordado los 27 Gobiernos.

Si pudiera resumir en una expresión el contenido del Tratado de la reforma, diría que se trata de darnos la libertad que buscamos, que no es la libertad de hacer lo que queramos, sino la libertad de conseguir lo que deseamos. Concretamente, cuando hablamos de esa libertad hemos de tener en cuenta nuestro clima y, en particular, nuestro cambio climático. Tal y como dije en Lisboa, aplaudo que la Cumbre de Brasil nos brinde la oportunidad de llevar adelante toda la idea de las energías renovables y de buscar la manera de crear una nueva organización mundial del comercio y una asociación con el mundo en desarrollo y, sobre todo, de garantizar que nuestros ciudadanos tengan el derecho y la libertad de prosperar en Europa.

 
  
MPphoto
 
 

  Monica Frassoni, en nombre del Grupo Verts/ALE. (PT) Señor Presidente, una Europa más fuerte para un mundo mejor.

en nombre del Grupo Verts/ALE. (IT) Señor Presidente, Señorías: «una Europa más fuerte para un mundo mejor». A mi Grupo y a mí nos gusta mucho este lema, y creo que la Presidencia debería hacer tres cosas para asegurarse de que en los próximos seis meses recordemos esta Europa más fuerte.

Respecto de la Conferencia Intergubernamental, no debe tolerar a los que quieren deshacer los acuerdos alcanzados, sino que debe encontrar espacios para posibles mejoras, por ejemplo en el ámbito del cambio climático, e intentar promover y permitir la apertura de la Conferencia Intergubernamental al Parlamento Europeo y al debate público. Para nosotros, estas son las condiciones para una reforma exitosa de los Tratados. Esta reforma no será la última, porque esta Cámara se ha comprometido a reiniciar la batalla a favor de la Constitución Europea.

Sobre la Estrategia de Lisboa, creemos que no se avanzará a menos que, durante los próximos seis meses, ustedes sean capaces, junto con la Comisión y el Parlamento, de reforzar la agenda del cambio climático, puesto que no puede separarse de la agenda de Lisboa. Tras las decisiones adoptadas durante la Presidencia alemana, ha llegado la hora de actuar, de rechazar los intentos de muchos Estados miembros de hacer tejemanejes, en los que cada una de las partes tiene como objetivo reducir al mínimo sus compromisos.

Por esa razón queremos relanzar –y les insto a que lo tengan en cuenta– la idea de un pacto sobre cambio climático y seguridad energética basado en el objetivo de limitar la subida de las temperaturas a 2 °C con respecto al nivel preindustrial y en instrumentos que incluyan mecanismos para imponer sanciones, igual que en el Pacto de Estabilidad. Tiene que haber tres líneas de acción, en relación con las cuales queremos ver resultados concretos dentro de seis meses y sobre las que les pido que respondan ahora mismo, en este debate: la cuestión del ahorro energético; el transporte, que sorprendentemente quedó fuera de los acuerdos alcanzados en primavera, pero que es responsable del 30 % de las emisiones; y las energías renovables, respecto de las cuales la Comisión Barroso, lamentablemente, todavía no ha hecho nada, en especial en lo que se refiere a la Directiva sobre los sistemas de climatización.

Señor Presidente, la cuestión de las energías renovables me permite llamar su atención sobre el tema de los biocarburantes y las relaciones con Brasil. Estamos preocupados: no nos gusta la visión mística y el significado milagroso del que el Presidente Lula reviste a los biocarburantes, a los que califica de nuevo «oro verde»; tampoco nos gusta nada que se hayan excluido de la agenda las cuestiones de la deforestación, la importación ilegal de madera, la seguridad alimentaria y la contribución europea al desarrollo de tecnologías innovadoras para las energías renovables.

Quiero hacer una observación análoga sobre el tema de África. Las bonitas palabras de los Presidentes Sócrates y Barroso tienen una implicación concreta que resulta preocupante, y le pido que la tenga en cuenta: la presión que la Unión Europea ejerce sobre varios países africanos para que firmen el acuerdo de asociación económica a finales de año. La Comisión está usando dinero del Fondo de Desarrollo para convencer a esos países, en muchos de los cuales la sociedad civil se opone al acuerdo, porque en última instancia lo único que conseguirá la apertura total de sus mercados es reducir y restringir su capacidad de integración en el mercado internacional.

Señor Presidente, me habría gustado decirle muchas otras cosas, pero no dispongo de tiempo. Espero tener otras oportunidades de hacerlo.

(Aplausos)

 
  
MPphoto
 
 

  Ilda Figueiredo, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (PT) Señor Presidente, lo que acabamos de oírle decir al actual Presidente del Consejo demuestra que esta va a ser otra oportunidad perdida para poner sobre la mesa algunos de los graves problemas socioeconómicos que exigen cambios políticos y respuestas de las instituciones comunitarias: por ejemplo, la distribución desigual de los ingresos, el aumento de la inseguridad laboral y la pobreza en la que viven cerca de 80 millones de personas, incluidos cada vez más trabajadores con salarios bajos y menos derechos, personas mayores con pensiones míseras y mujeres y niños a los que se les niegan los derechos humanos fundamentales.

En lugar de dar prioridad al cambio de los objetivos y los estatutos del Banco Central Europeo para exigir su control democrático, contener el aumento de los tipos de interés e impedir que se sigan agravando las injusticias sociales, insiste en su obsesión con las principales propuestas contenidas en el proyecto neoliberal y militarista del Tratado Constitucional y en una mayor concentración del poder en las grandes potencias de la Unión Europea. En lugar de luchar por la retirada, o al menos por una revisión radical del Pacto de Estabilidad y la Estrategia de Lisboa, para relanzar la inversión en el sector público y las PYME, detener la liberalización y la privatización de los sectores fundamentales y los servicios públicos, con el fin de crear más empleo con derechos y disminuir la pobreza y la exclusión social, hace hincapié en la sacrosanta competencia para aumentar el poder de los grupos económicos y financieros. En lugar de proponer medidas que respeten la dignidad de los trabajadores, que alivien la situación cada vez más precaria de millones de trabajadores, en particular mujeres y jóvenes, como exigieron varios miles de personas en la manifestación convocada por la CGTP el pasado 5 de julio en Guimarães, se pone el acento en la flexiguridad, que sobre todo significa flexiexplotación de los trabajadores.

Por eso insistimos en la necesidad de un cambio de rumbo por parte de la UE, y por eso decimos que es hora de escuchar las demandas de los ciudadanos, de ampliar la democracia, y de comprometernos con una Europa social más justa caracterizada por el progreso y por una distribución más equitativa de los ingresos; es hora de respetar el principio de unos Estados soberanos con los mismos derechos, de reforzar la cooperación y la solidaridad internacionales, de comprometernos firmemente con la paz, ya sea en Oriente Próximo, Palestina, Irak, Afganistán o África.

Reafirmamos nuestro desacuerdo con un proyecto de Tratado llamado reformador que, en la práctica, no es más que una reproducción del Tratado Constitucional mediante una gran cortina de humo diseñada para sortear los referendos y para reducir la democracia y la capacidad de intervención de los ciudadanos y las instituciones nacionales, por temor a un debate pluralista y a la opinión pública de nuestros países. Por eso queremos un referendo en cada Estado miembro, como exige la opinión pública de nuestros Estados.

 
  
MPphoto
 
 

  Patrick Louis, en nombre del Grupo IND/DEM. – (FR) Señor Presidente, Señorías, un periódico polaco publicó hace poco el siguiente chiste: ¿Cuándo se celebró el primer referendo europeo? Respuesta: cuando Dios, después de crear a Eva, dijo a Adán: «escoge a tu mujer».

La imagen es acertada. Hoy, lejos del Jardín del Edén, la Presidencia portuguesa ha tomado el relevo de la Presidencia alemana. Esta última ha estado caracterizada por sus artimañas, y ha intentado imponer a los franceses y neerlandeses un texto, apenas maquillado y reducido, que antes habían rechazado por referendo. Este mini-tratado no es más que la Constitución disfrazada. Hace algunos años, el señor Padoa-Schioppa, padre del euro, escribió un artículo en un periódico francés en el que decía que la integración europea desciende del despotismo ilustrado más que de la democracia. Hoy tenemos un vívido ejemplo con esta repugnante manipulación. ¿Cómo se puede afirmar que el nuevo texto corresponde al deseo expresado por los franceses y los neerlandeses en los referendos si este no se somete a un nuevo referendo?

Si me lo permite, señor Presidente, quisiera expresar un deseo en esta Cámara en los inicios de la Presidencia portuguesa: si no queremos que los pueblos de Europa den definitivamente la espalda a la clase política, la Presidencia portuguesa tiene que romper totalmente con los métodos obsoletos y llevar a cabo la única reforma europea que los ciudadanos esperan: menos tecnocracia, más democracia.

 
  
MPphoto
 
 

  Bruno Gollnisch, en nombre del Grupo ITS. – (FR) Señor Presidente, permítame que aproveche esta oportunidad para volver a expresar nuestra gratitud por la magnífica acogida que brindaron usted y su Gobierno a los presidentes de los Grupos parlamentarios recientemente en Lisboa, que da fe de su voluntad de trabajar en serio con esta Asamblea.

Solo podemos aprobar algunos de sus objetivos, cuya ambición no nos sorprende. Estos incluyen la ayuda para la resolución de los problemas en África, problemas que no han hecho más que agravarse desde la marcha de los países europeos, contrariamente a lo que algunos quieren hacernos creer. También un esfuerzo dirigido a Latinoamérica, y en particular a Brasil, país muy querido y cercano a ustedes; todo eso es comprensible. Como ya he tenido ocasión de decirle, creo que la única manera de que la política internacional europea que usted desea desarrollar sea legítima y transparente es que se distinga de la superpotencia hegemónica en que se han convertido los Estados Unidos.

Me temo, señor Presidente, que mi colega, señor Watson, y muchos otros como él confunden dos cosas: por una parte, la necesaria restauración de las libertades económicas dentro de una nación o de un ámbito donde los parámetros en materia de protección social sean prácticamente los mismos y, por otra parte, una forma de «libremercadismo» incontrolado que se refleja en una competencia francamente desleal basada en el dúmping social. Lo cierto es que, al principio, una economía solo se desarrolla dentro de un marco protector y así ha sucedido en el caso de los grandes participantes en el mercado mundial que actualmente son Japón y China.

Por último, en lo que respecta a la Conferencia Intergubernamental, tendrá que aplicar la hoja de ruta que le han propuesto y que es un verdadero manual para engañar al electorado. En efecto, mantenemos el contenido de fondo de una constitución que fue rechazada, como se acaba de recordar, y cambiamos el vocabulario. Es cierto que se han suprimido las palabras «constitución», «Ministro de asuntos exteriores» y «legislación marco», que en el texto no se menciona la Carta de los Derechos Fundamentales y que este solo se publicará en el Boletín Oficial. Pero se mantiene la ampliación de las competencias de la Unión, la votación por mayoría y una presidencia única, lo cual nos privaría hoy de su presencia si estuviera en vigor. Mantenemos todo lo que los ciudadanos no apoyaban y que seguramente rechazarían si estuviesen debidamente informados.

Señor Presidente, usted es el representante de una nación pequeña, pero gloriosa desde el punto de vista de su inmensa historia. Esa gloria solo fue posible gracias a la constante batalla que Portugal siempre ha librado, desde su nacimiento y a lo largo de toda su historia, para defender su independencia. Se lo ruego, no sea cómplice de la desaparición del bien más valioso de su nación y de todas las naciones: nuestra independencia nacional.

 
  
MPphoto
 
 

  Gianni de Michelis (NI). – (IT) Señor Presidente, Señorías, señor Sócrates, acogemos con satisfacción la presentación de las directrices que Portugal va a seguir durante los próximos meses: por supuesto, estamos de acuerdo en la prioridad de la Conferencia Intergubernamental y le deseamos que logre el objetivo de transformar integral y fielmente el mandato en un nuevo Tratado.

Como usted ha dicho, la Presidencia tendrá más compromisos durante los próximos meses. Acogemos con satisfacción la lista de prioridades que han elaborado y entendemos las razones por las que Portugal se mostrará especialmente comprometido con algunas de ellas: Lisboa, África, Brasil. Al mismo tiempo, queremos subrayar que, para hacer realidad su lema y demostrar que una Europa más fuerte puede conducir a un mundo mejor, no solo necesitamos buenas intenciones sino hechos, que no elegimos nosotros, sino que se derivan de las circunstancias en que nos encontramos.

En este contexto, quiero llamar su atención y la de su Presidencia sobre la prioridad más urgente: una región cercana, junto al Mediterráneo, Oriente Próximo, respecto de la cual Europa puede y debe hacer más. Dicha región no ha tenido mucha presencia en el pasado reciente, pero ahora que los peligros se han acentuado y en consecuencia las oportunidades son mayores, Europa tiene que demostrar que sabe ser más fuerte para contribuir a un mundo mejor.

 
  
MPphoto
 
 

  João de Deus Pinheiro (PPE-DE).(PT) Señor Presidente, Primer Ministro, seguramente habrá notado, igual que yo, la gran expectativa y simpatía que ha despertado su presencia en toda la Cámara, y tiene que haber alguna razón para ello. Esta es, por supuesto, la decisión y firmeza con que ha rechazado cualquier interferencia con las decisiones adoptadas en la reunión del Consejo Europeo de junio. Siga manteniendo esa línea y seguramente tendrá un apoyo más fuerte tras la reunión informal del Consejo Europeo de septiembre.

También ha mencionado la Estrategia de Lisboa y la necesidad de un nuevo ciclo. Todos estamos de acuerdo con ello. No obstante, debemos tener en cuenta que una de las razones del fracaso de la primera Estrategia de Lisboa fue el pecado de no haber otorgado a la Comisión la responsabilidad de liderar esa estrategia, una tarea para la que el modelo intergubernamental ha demostrado ser inadecuado.

En los últimos años, el Presidente de la Comisión –y merece nuestro reconocimiento por ello– ha intentado aprovechar los intersticios para hacer avanzar esa estrategia. No obstante, el Consejo debe aceptar que la Comisión tiene que emplearse todavía más a fondo para lograr los ambiciosos objetivos a los que usted, Primer Ministro, ha hecho referencia en su intervención.

En cuanto a las relaciones exteriores, hay que decir que han comenzado con buen pie. La Cumbre con Brasil fue un éxito inequívoco, como puedo confirmar por los comentarios del Presidente Lula en la Conferencia de Presidentes en Bruselas.

También quiero decirle que Robert Mugabe no puede chantajear a nadie, ni en África ni en Europa. Digámoslo claro. La cumbre tiene que centrarse en el debate y no en ese tema único o principal. Hay muchas otras cuestiones a las que ha hecho referencia, que tienen que ser objeto de nuestro debate y nuestro diálogo y asociación con África.

Solo una última consideración, señor Presidente. En el caso de las relaciones con Rusia, usted ha tenido el valor de visitar al Presidente Putin en un ambiente que sabía que le sería adverso. Ahora debe intentar convencer a sus colegas de que es preciso implicar a Rusia en los problemas internacionales, porque Rusia tiene que ser parte de la solución y no del problema.

Primer Ministro, tiene el apoyo de esta Cámara, tiene sin duda el apoyo del Grupo del Partido Popular Europeo y de los Demócratas Europeos para el ambicioso programa que ha presentado. Estoy de su lado y le deseo lo mejor.

 
  
MPphoto
 
 

  Edite Estrela (PSE).(PT) Señor Presidente, al escuchar al Presidente del Consejo y al Presidente de la Comisión me he sentido inmensamente orgullosa de ser portuguesa. Este es un momento que pasará a la historia de las instituciones europeas.

Es la primera vez que el diálogo europeo al más alto nivel se desarrolla en portugués en este Parlamento. En el pasado, el idioma portugués dio la vuelta al mundo. Además, fue la primera lengua europea que estableció un diálogo entre Este y Oeste. Actualmente más de 220 millones de personas hablan portugués en los cinco continentes. Como dijo el poeta portugués Antonio Ferreira: «Dejad que el portugués florezca: hable, se cante y se oiga, y viva la lengua portuguesa».

La Presidencia portuguesa acaba de tomar el relevo y ya ha dejado una marca indeleble. La primera cumbre EU-Brasil ha sido un éxito. Era urgente incluir la B de Brasil en las asociaciones estratégicas de la UE con los países BRIC (Brasil, Rusia, India y China). Ahora se ha hecho. Se han mejorado las condiciones para que Europa dé un nuevo impulso a las relaciones con Mercosur y las negociaciones de Doha. Por tanto, la Presidencia portuguesa ha comenzado de la mejor manera posible. Deseo que tenga un éxito similar con sus otras prioridades, incluida la aprobación del nuevo Tratado y de la segunda Cumbre UE-África. El diálogo con África es esencial en la lucha contra la inmigración ilegal y el cambio climático.

En cuanto al Tratado, el mandato del Consejo era, como nos ha dicho el Primer Ministro, preciso y claro: nada está abierto a debate. La esencia está acordada, solo falta la formulación concreta. Mi deseo es que no haya obstáculos en el camino. No queremos una Europa paralizada por tropezar con una coma o con una palabra. Sería una pésima señal para los ciudadanos de Europa y del mundo en general.

Los europeos necesitamos una Europa fuerte y unida, capaz de responder a los retos de la globalización. Una Europa más fuerte y un mundo mejor y, como diría Cardoso Pires: E agora, José? (¿Y ahora, José?). Es hora de ponerse a trabajar. Le deseo mucha suerte, porque una Presidencia portuguesa será el éxito de Europa.

 
  
MPphoto
 
 

  Annemie Neyts-Uyttebroeck (ALDE). – (NL) Señor Presidente, señor Presidente en ejercicio del Consejo, señor Presidente de la Comisión, quiero felicitar a Portugal por su Presidencia y darle las gracias por su compromiso de trabajar en estrecha colaboración con esta Cámara. Puede estar seguro, señor Presidente, de que le tomamos la palabra.

Acogemos con satisfacción su intención de organizar una Cumbre UE-África y una Cumbre UE-Brasil. Pero en relación con la Cumbre UE-África, tenemos que dejar claro que las sanciones de la UE durante su Presidencia no pueden ser simplemente académicas. Hablando sin rodeos: en una cumbre de ese tipo no tienen cabida dirigentes que han reducido a su propio pueblo a la miseria y el hambre y que siguen haciéndolo. Aunque una posición tan clara no se lo pone fácil, señor Presidente, esta es el producto de un sistema que introdujimos en su momento. Le deseo suerte en la Cumbre con Brasil. Brasil es un país importante y debemos acoger con satisfacción la consolidación de los vínculos entre la UE y América Latina y Centroamérica.

También quisiera hacerle una pregunta. Según un folleto que he leído sobre su Presidencia, tienen la intención de contribuir al desarme y la no proliferación de armamento. Me gustaría que ampliara un poco esta cuestión.

Por último, quiero mencionar un asunto que no se ha planteado antes. Está claro, señor Presidente, que en los próximos seis meses usted también tendrá que enfrentarse a todas las crisis que puedan ocurrir en cualquier parte del mundo. Hay una que sin duda será de máxima prioridad y sobre la que, de hecho, vamos a debatir esta tarde: la crisis en Oriente Próximo y Palestina. Espero que también pueda hacer una contribución positiva con respecto a esta cuestión.

 
  
MPphoto
 
 

  Mirosław Mariusz Piotrowski (UEN). (PL) Señor Presidente, las prioridades presentadas por el Presidente del Consejo que han comenzado con la Presidencia portuguesa nos dan esperanzas. Es particularmente importante reforzar las relaciones transatlánticas, no solo en lo que respecta a la guerra contra el terrorismo internacional, sino también en el ámbito de las relaciones económicas y la investigación.

La Presidencia ha hecho asimismo unas declaraciones igualmente valiosas sobre la estabilización de los Balcanes Occidentales y sobre la elaboración, junto con los socios africanos, de una estrategia para el desarrollo de dicho continente. También nos alegraría que en la cumbre Unión Europea-Ucrania se aprobara un esbozo de las perspectivas de adhesión de Ucrania a la UE.

Lamentablemente, la Presidencia portuguesa también ha heredado el llamado «nuevo Tratado constitucional». Esperemos que este molesto legado no haga sombra a los ambiciosos objetivos que la Presidencia se ha fijado, que son muy importantes para el futuro de Europa y del mundo.

 
  
  

PRESIDENCIA DEL SR. POETTERING
Presidente

 
  
MPphoto
 
 

  Alyn Smith (Verts/ALE).(EN) Señor Presidente, vengo de Escocia, un pequeño país marítimo del Atlántico, y quiero felicitar a nuestros colegas portugueses y agradecer al señor Sócrates el entusiasmo, el realismo y la ambición de que ha hecho gala hoy. Solo deseo que mi país, Escocia, pueda ocupar su lugar natural como Estado miembro constructivo y entusiasta, pero estamos avanzando, ya que tenemos mucho en común. Queremos realismo; queremos dinamismo; queremos reformas; queremos progreso; y en el Tratado de la reforma tienen ustedes la oportunidad de darnos todo esto.

A fin de cuentas, mi partido decidió que no podríamos recomendar el anterior proyecto de Constitución a nuestros electores, pero eso es pasado, y ahora observamos sus esfuerzos con el corazón abierto y actitud constructiva. Les deseamos lo mejor. La Unión Europea está lejos de ser perfecta, pero hay que conservar y promover lo que tenga de bueno. Si es posible, aprovechen los logros y eliminen lo que no funciona, como este edificio, quizá. Espero poder felicitarles también en diciembre.

 
  
MPphoto
 
 

  Miguel Portas (GUE/NGL).(PT) El Primer Ministro Sócrates dice que ha recibido un mandato claro y preciso. Estoy de acuerdo. Sabe que los Gobiernos de España y Luxemburgo defenderán que el nuevo Tratado es igual al anterior y exigirán su ratificación parlamentaria. También sabe que los Gobiernos de Francia y los Países Bajos dirán exactamente lo contrario para defender lo mismo: que no haya referendo para nadie. Me pregunto por qué no ha dicho nada al respecto. ¿Tendremos seis meses de doble moral o tendremos la visión política de incluir a los ciudadanos en la decisión?

También me extraña que no haya dicho nada sobre otras cuestiones. Europa no tiene una política con respecto a Iraq; ¿es preciso que Washington decida llamar a sus chicos de vuelta a casa para que la tengamos? Europa tiene dos políticas en relación con el programa nuclear iraní; ¿tendrán que caer bombas en Irán para que nos demos cuenta de que tendríamos que haber impedido la escalada? Europa tiene una política irresponsable en Palestina y el Líbano; en un caso, siempre ha apoyado a su Presidente sin reconocer a los Gobiernos, y en el otro, apoya al Gobierno y se opone al Presidente. ¿Es preciso que todo vaya mal para que comprendamos que nuestro papel ha de ser el de favorecer los acuerdos internos? El verano pasado hubo una guerra imprevista. Un año después, la amenaza se repite. Señor Sócrates, solo la evitaremos si tenemos la voluntad de hacerlo.

 
  
MPphoto
 
 

  Nigel Farage (IND/DEM).(EN) Señor Sócrates, usted forma parte de este gran engaño: intentar engañar a británicos, franceses y neerlandeses para que acepten un tratado sin que haya un referendo. El otro día dijo usted que este tratado era menos federalista. Mi pregunta es: ¿menos federalista que qué? Realmente no sabría usted qué hacer con todo esto.

Por suerte, algunas voces de la UE son sinceras y nos dicen que se mantiene el fondo de la Constitución y que todo lo que se ha hecho ha sido cambiar la terminología. Otros dicen que se mantiene el 90 % o el 99 % de lo que había al principio.

Tanto si jugamos al mismo juego que ustedes como si somos sinceros, todos conocemos la verdad, y no es otra que si los británicos hubiéramos celebrado un referendo a este respecto, el 70 % o quizá más habríamos dicho «no». Me pregunto si no sería mejor para todos que los británicos no formáramos parte de esta Unión Europea. ¿Por qué no arreglamos un divorcio rápido? Lo podemos hacer muy rápidamente; dejemos a los abogados fuera; establezcamos un acuerdo de libre comercio; mantengamos una relación como con Suiza. Creo que todos seríamos mucho más felices, por lo menos la mayoría.

Mientras tanto, no puedo limitarme a escucharle a usted y al señor Barroso parlotear sobre África y sobre lo que tenemos que hacer para ayudar a sus ciudadanos. Un buen comienzo sería que impidiera usted al señor Mugabe asistir a la cumbre de diciembre: sería un buen mensaje.

No obstante, le plantearé un desafío de verdad, algo positivo que podría hacer usted. Ayer, el señor Barroso habló de que la Unión Europea es un imperio y, cuando se trata de África, le aseguro que lo es. Le insto a que detenga los tratos de pesca con África Occidental. Detenga su propia flota. Impida que la flota española saquee los recursos africanos, que mate a los pescadores africanos. Sí hace eso durante su Presidencia de seis meses, entonces habrá hecho algo positivo por África. ¡Haga algo!

 
  
MPphoto
 
 

  Irena Belohorská (NI). – (SK) A pesar de que la Presidencia portuguesa se está enfrentando a muchos retos, uno de los cuales es la organización de una conferencia intergubernamental para negociar el proyecto de Tratado constitucional, me complace que también aborde otras cuestiones.

La cuestión principal se refiere a las estrategias en sectores que corresponden al ámbito de los Estados nacionales, por ejemplo el sector sanitario. Esta semana, los días 12 y 13 de julio, el Ministro de Sanidad celebrará una Mesa Redonda dedicada a las estrategias sanitarias en Europa y tendré el honor de participar en los debates. La reunión abordará cuestiones como las discrepancias entre los sistemas sanitarios de los Estados miembros, la legislación en el ámbito de los servicios sanitarios, el problema de la creciente incidencia del cáncer en la Unión Europea y la movilidad de los pacientes y de los profesionales de la salud. Agradezco que las conversaciones también incluyan la participación de representantes de Eslovenia, que hace algún tiempo anunciaron que la lucha contra el cáncer sería una de las máximas prioridades de su Presidencia.

Primer Ministro, le deseo lo mejor.

 
  
MPphoto
 
 

  Timothy Kirkhope (PPE-DE).(EN) Señor Presidente, señor Sócrates, señor Barroso, esta Presidencia entra en funciones en un momento importante para la Unión Europea. Me complace que mi país y el suyo compartan el mismo santo patrón, San Jorge, conocido por luchar contra de dragones y por enfrentarse a problemas difíciles. Espero que eso es lo que haga también esta Presidencia. Me complace que haga usted hincapié en los asuntos de África. La difícil situación del continente y la lucha contra la pobreza mundial son asuntos que preocupan mucho al Partido Conservador británico.

Sin embargo, también debo presionarles, creo, para garantizar que la cumbre UE-África se celebre sin la presencia de Robert Mugabe. Mis colegas y yo, incluido Geoffrey van Orden, llevamos un tiempo haciendo hincapié en este asunto porque me parece intolerable que nuestra Unión dé la bienvenida a un tirano así en Europa en un momento en que es evidente el sufrimiento de su pueblo, lo que tendríamos que tener muy presente.

En cuanto al proyecto de mandato para la CIG, puede ser muy preciso, pero no necesariamente correcto. Creemos firmemente que cualquiera que sea la forma de esta constitución, debería celebrarse un referendo, al menos en el Reino Unido. En efecto, creemos que la promesa expresada por nuestro Primer Ministro saliente, ahora ex Primer Ministro, el señor Blair, de convocar a los ciudadanos británicos a un referendo sobre esta cuestión, debería mantenerla y llevarla a cabo su sucesor, Gordon Brown.

Hay otras cuestiones que nos preocupan: el mantenimiento del compromiso a favor de la libre competencia, la legalidad de la llamada exclusión voluntaria británica de la Carta de los Derechos Fundamentales y la caída del tercer pilar, pero espero que se celebre un debate positivo durante la CIG con respecto a estos asuntos.

Por último, quiero mencionar la resolución de hoy sobre la CIG, que planteará la cuestión de incluir en el mandato las dos plazas del Parlamento. Me parece una oportunidad perfecta para demostrar que Europa escucha a los ciudadanos. El enorme gasto continuo de los desplazamientos entre Bruselas y Estrasburgo socava el prestigio de nuestro Parlamento y es preciso resolver pronto esta cuestión.

 
  
MPphoto
 
 

  Enrique Barón Crespo (PSE). – (PT) Señor Presidente, señor Barroso, señor Presidente en ejercicio del Consejo, apoyo el programa de la Presidencia portuguesa porque, señor Presidente, peor que quedarse parado es ir hacia atrás.

(ES) En este momento estamos haciendo un ejercicio de realismo político. No estamos encantados con el mandato, pero nos parece que es una muestra de realismo político.

Nosotros, el Parlamento Europeo, y muchos ciudadanos –la mayoría– queríamos el Tratado Constitucional, pero aceptamos encontrar esa salida en un mandato que es muy claro pero que creo que es el mandato en la historia que tiene la mayor cantidad de notas a pie de página. No hay que olvidar eso.

Y todos sabemos la habilidad que pueden tener los expertos legales para resolver problemas. Por ejemplo –hay algunos temas que llaman la atención–, estamos reunidos aquí con la bandera europea. ¿Qué vamos a hacer, señor Presidente? ¿Vamos a retirar la bandera o va a ser considerada esta reunión como una reunión ilegal? Este es un punto importante, que tiene un aspecto en cierto modo humillante.

También hay otro problema importante y es cómo vamos a explicar esto a los ciudadanos. Vamos a tener unos Tratados de 1 500 páginas, como la guía de teléfonos. Es decir, tenemos que encontrar la manera de explicar las cosas que estamos haciendo y tenemos que hacerlo defendiendo los avances, la personalidad jurídica, la extensión de la mayoría cualificada y de la codecisión, los avances en política exterior...

Todo eso tenemos que explicarlo, pero no va a ser nada fácil y, desde luego –como el diablo está a los detalles–, hay que mirar muy cuidadosamente cómo se concreta el mandato. Creo que el Parlamento Europeo y también los Parlamentos nacionales y la sociedad civil van a vigilar estrechamente.

Señor Presidente, dicho esto, yo deseo que haya un Tratado de Lisboa como conclusión de la Presidencia portuguesa. Ahora bien, deseo que sea un Tratado de reforma y no de contrarreforma.

 
  
MPphoto
 
 

  Bronisław Geremek (ALDE). (PL) Señor Presidente, señor Presidente en ejercicio del Consejo, he escuchado atentamente su discurso de hoy y he leído el discurso que pronunció en la Asamblea de la República en Lisboa. Veo que ha preparado un amplio programa para la Presidencia portuguesa y le deseo lo mejor. No obstante, quisiera exponer mi interpretación personal de su programa y hacerle tres preguntas fundamentales.

La primera y más obvia se refiere al nuevo Tratado constitucional. La Presidencia alemana hizo algunos progresos y logró un compromiso difícil. Es posible que ahora los Estados miembros sientan que han perdido algo en el proceso de negociación; en eso consiste el compromiso. Pero Europa ha ganado la oportunidad de reforzar su unidad. El mandato, que se aprobó por unanimidad, tiene que aplicarse y no se debe permitir que ningún país, incluido el mío, se retracte de sus compromisos. La Presidencia portuguesa tiene la difícil tarea de crear el consenso necesario para que se apruebe el Tratado. También hago un llamamiento, como ha hecho Barón Crespo, para que se intente redactarlo de forma que resulte lo más claro posible para el ciudadano europeo.

El segundo punto es crear una política de solidaridad europea, como puede ser el caso de la política energética común, que demuestre que Europa se ha unido de forma profunda e irreversible desde el histórico año 1989. Otro ejemplo de política de solidaridad es la idea histórica de la libre circulación de personas dentro de la Unión Europea, lo que significa la plena apertura del espacio de Schengen a los nuevos Estados miembros. Solo una Europa sin fronteras interiores puede ser una comunidad verdaderamente unida.

Y la tercera tarea es cumplir los compromisos de Europa con el resto del mundo. Portugal ha señalado la importancia de Brasil, que tiene vínculos tradicionales con Europa y también un vasto potencial de desarrollo. No obstante, el programa de la Presidencia también incluye un diálogo renovado con África. Se trata de una tarea muy importante, pues se deriva de la responsabilidad histórica de Europa hacia ese continente con recursos naturales no explotados, pero que actualmente está carcomido por la pobreza, las enfermedades y la violencia étnica.

Estos son los retos de nuestra época, que pueden y deben impulsar el proceso de integración europea.

 
  
MPphoto
 
 

  Mario Borghezio (UEN). – (IT) Señor Presidente, Señorías, la Presidencia portuguesa hace bien en dedicarse al diálogo con África, donde lo más necesario es tal vez, por ejemplo, la presencia de un ejército de pequeñas y medianas empresas europeas que creen y den forma a una economía sana en esas regiones, en lugar de una invasión de chinos o de multinacionales que no siempre actúan inspirados por criterios humanitarios. Pero es igualmente importante excluir de esa Cumbre a un dirigente como el señor Mugabe, a quien Europa debe condenar no solo por sus iniciativas y actos antihumanitarios, sino también por su racismo antiblanco y antieuropeo, pues el racismo debe condenarse en todas partes.

Nos preocupa, en cambio, la actitud del señor Manuel Lobo Antunes a favor de una apertura extremadamente rápida de la cuestión turca: no es necesario ir tan rápido, por muchas razones. La principal es que aún existe el riesgo de admitir en Europa a un país en el que sigue en vigor la sharía. Son cuestiones muy preocupantes de naturaleza geopolítica; por ejemplo, señor Presidente, no queremos que Europa acabe lindando con Iraq, Irán y otros países por el estilo.

 
  
MPphoto
 
 

  Jana Bobošíková (NI). – (CS) Señor Presidente, la Presidencia portuguesa desea concluir el Tratado Europeo y, al mismo tiempo, abordar los retos de la competencia a escala mundial. Debo señalar que son procesos totalmente incompatibles y contradictorios. El nuevo texto deja claro que el Tratado intenta preservar sistemas sociales excesivamente costosos e ineficaces. También deja claro que los dirigentes de los Estados miembros de la UE creen en una fantasía bolchequive de precios estables y pleno empleo. La Unión ha vuelto a distanciarse de su principio fundador de libre competencia económica sin barreras, que sencillamente se ha eliminado del nuevo Tratado.

Señor Presidente, tengo que volver a señalar que negar que la libre competencia económica sea la fuerza motriz de la economía europea constituye un serio aviso para todos los ciudadanos con conciencia democrática. Del pisoteo de las libertades en el ámbito de los negocios al pisoteo de los derechos humanos y las libertades fundamentales solo hay un pequeño paso. El objetivo principal de los políticos democráticos debe ser volver a incorporar de inmediato la libre competencia económica al Tratado.

 
  
MPphoto
 
 

  Elmar Brok (PPE-DE).(DE) Señor Presidente, señor Presidente en ejercicio del Consejo, señor Presidente de la Comisión, Señorías, permítanme que haga algunos comentarios. Solo algunos, porque estoy de acuerdo con lo que han manifestado tanto el Presidente de la Comisión como el Presidente en ejercicio del Consejo sobre la Conferencia Intergubernamental. La tarea de la misma consiste en hacer lo menos posible. Su papel es cumplir el mandato recibido, no desarrollar nuevas ideas. Se me ocurren muchas cosas que también deberían incluirse en un Tratado como este. Sé que se han suprimido algunos elementos que figuraban en la Constitución, pero se trata de un momento histórico en el que lo que se ha acordado tiene que transformarse en un documento jurídicamente vinculante. Por eso, creemos que debemos apoyar a la Presidencia en su claro compromiso con el mandato para que la tarea se complete lo más pronto posible.

Aunque creo que se han perdido símbolos y muchos otros elementos –especialmente la transparencia– desde la Convención, que también recibió aportaciones de los representantes de los Parlamentos nacionales, en cambio ha mejorado la democracia y la eficacia. La eficacia ha mejorado a través de la votación por mayoría, de las normas sobre política exterior y de seguridad y en algunos otros ámbitos. Aún hay posibilidades de mejorar, pero esto es mejor que la situación actual.

Cuando se aplica la votación por mayoría, el Parlamento Europeo tiene el poder de codecisión. Si este Tratado se hace realidad, el Parlamento Europeo tendrá poderes de codecisión en el 90-95 % de los casos.

Se han olvidado algunas cosas: en el futuro, el Consejo Europeo, sobre la base de una mayoría cualificada, propondrá a un candidato como Presidente de la Comisión a la luz de los resultados de las elecciones europeas y después de consultar con el Parlamento Europeo. Esto aumentará los derechos de los ciudadanos que, a través del Parlamento, tendrán línea directa con la Comisión, lo que generará una legitimidad considerable. Esto supone un importante paso adelante y coincide con la Carta de los Derechos Fundamentales. Si defendemos ciertos valores en todo el mundo, también tenemos que aplicárnoslos y hacerlos jurídicamente vinculantes. Por eso una Carta de los Derechos Fundamentales es tan importante para los derechos de los ciudadanos. Los únicos que han salido perdiendo son los ciudadanos británicos.

 
  
MPphoto
 
 

  Klaus Hänsch (PSE).(DE) Señor Presidente, en alguna ocasión he oído decir que esta Conferencia Intergubernamental solo tratará de los aspectos técnicos del Tratado. ¡No es cierto! Usted, señor Presidente en ejercicio, ha demostrado que la importancia política de la Conferencia Intergubernamental radica en que mantendrá todo el mandato y nada más que el mandato. La importancia política radica en la clara determinación de concluir las negociaciones en octubre y en el intento de convencer a los 27 Estados miembros de que ese es el camino adecuado para Europa en este momento histórico. No me cabe duda de que lo conseguirá, dada la claridad de su programa y su firme voluntad política.

El presidente de mi Grupo ha dicho que solo tiene que marcar el penalti. ¡Martin, no olvidemos que esto no es una tanda de penaltis, sino un penalti a medio partido! El partido continuará. Aún nos queda toda la segunda parte, o sea, el proceso de ratificación. La experiencia pasada ha demostrado que pueden surgir algunos problemas. Así que creo que sería positivo, señor Presidente en ejercicio, que intentara convencer informalmente a sus colegas del Consejo sobre la necesidad de una rápida ratificación en los próximos doce meses. Sería positivo que los Países Bajos y Francia, que votaron «no», fueran los primeros en ratificar. También sería positivo, señor Presidente en ejercicio, que intentara convencer al nuevo Primer Ministro británico, Gordon Brown, de que no cierre el paso al proceso de ratificación, sino que lo encabece. Eso transmitiría un mensaje claro a toda Europa.

 
  
MPphoto
 
 

  Simon Busuttil (PPE-DE). – (MT) Gracias, señor Presidente. La semana pasada tuve la oportunidad de visitar uno de los cuatro centros de detención en Malta en compañía del presidente de nuestro Grupo, señor Daul. En la actualidad, esos centros de detención acogen a más de 1 400 personas. Todos son inmigrantes que corrieron graves peligros para cruzar el Mediterráneo. De hecho, nuestro equipo maltés de rescate marítimo les salvó de morir ahogados. Hablé con uno de los inmigrantes de Nigeria, un país que presuntamente posee abundantes recursos naturales. Con lágrimas en los ojos, ese joven de 17 años insistía en que quería ir a Europa. No obstante, afirmaba que estar detenido era mejor que verse obligado a volver a Nigeria. Esto demuestra que nuestra política de desarrollo del continente africano ha fracasado hasta la fecha. Es esa política la que puede reducir, a largo plazo, el flujo de inmigrantes a Europa. No obstante, dicha política también tiene que ir de la mano de otras, que exigen una atención inmediata y urgente si queremos agilizar la lucha contra la inmigración ilegal y, en particular, contra las redes de delincuencia organizada que hay detrás y que están explotando la desgracia de esas personas. Vimos algunos de los barcos utilizados por los inmigrantes para cruzar el Mediterráneo. Todos son del mismo tamaño, tienen el mismo motor y se encuentran en un estado lamentable. Normalmente acomodan a unas 30 personas, lo que basta para que comiencen a llenarse de agua y a hundirse en cuanto hay viento o marejada. No es de extrañar que, antes de salir de Libia, se les informe de que su viaje les llevará a Italia o a Malta o bien morirán ahogados. Cada persona paga 1 000 dólares por el trayecto; un total de 30 000 dólares, que se traduce casi todo en beneficios. Quién sabe, quizás ese dinero esté financiando el terrorismo. Gracias.

 
  
MPphoto
 
 

  Martine Roure (PSE).(FR) Señor Presidente, señor Sócrates, me alegro de que la justicia y los asuntos de interior constituyan una de las prioridades de su Presidencia. Compartimos una visión global y común de la inmigración. Es cierto que tenemos que aplicar una verdadera política de cooperación con los países de origen, que debe estar basada en el respeto de los derechos fundamentales, pero también es esencial abrir vías legales de inmigración a escala europea y esperamos un debate constructivo con la Presidencia sobre la definición de los derechos comunes de los nacionales no europeos que trabajan legalmente en Europa.

Huelga decir que las declaraciones de buenas intenciones de los Consejos europeos sobre el tema de la solidaridad europea en relación con la gestión de las fronteras y los flujos migratorios tienen que ir acompañadas de medidas concretas. Por eso es urgente –y subrayo este punto– que el Consejo revise el Reglamento Dublín II. Además, confiamos en que la Presidencia portuguesa inste al Consejo a que alcance un acuerdo sobre la Directiva sobre el «retorno» que respete el derecho de asilo y el principio de no expulsión.

(Aplausos)

 
  
MPphoto
 
 

  Luís Queiró (PPE-DE).(PT) Señor Presidente, la Presidencia europea que comenzó hace algunos días se enfrenta a unos retos que exigen capacidad negociadora, voluntad política y visión estratégica.

En primer lugar, la cuestión institucional. Ahora que se ha aprobado el mandato de la Conferencia Intergubernamental –preciso, como se pedía–, esperamos que el Gobierno portugués pueda negociar una reforma de los Tratados con el alcance necesario para superar el bloqueo institucional. Entre otras enmiendas significativas, la Unión Europea dejará de tener presidencias rotativas, como la suya, y un Comisario por Estado miembro. En cuanto se hayan suprimido esos elementos nacionales, en nombre de la eficacia, la mayor responsabilidad será reducir la distancia entre los ciudadanos y la UE, y la mejor manera de hacerlo es construyendo una Europa que resuelva las preocupaciones de los ciudadanos, como son la economía y el empleo.

En ese sentido, recientemente hemos estado hablando de la «flexiguridad». Creemos que, sin empleo, no hay modelo social que defender y que el empleo se protege con empresas competitivas y ágiles que se adapten continuamente al mercado. La única respuesta no es flexibilizar el régimen laboral, que tampoco el único camino para lograr la sostenibilidad económica que defendemos.

Europa tendrá éxito si tenemos la voluntad política de invertir en sus potencialidades específicas y, al mismo tiempo, en investigación, innovación y visión a largo plazo. Un ejemplo es la nueva Estrategia Marítima Europea, a la que el Parlamento Europeo va a hacer una importante contribución en la votación de hoy. Necesitamos respuestas nuevas y globales con respecto a la explotación de recursos, el transporte, el comercio, el medio ambiente, la investigación científica, el apartado dedicado a la protección contra las catástrofes ambientales, y también contra las prácticas ilegales y la delincuencia,. Esperamos que la Presidencia portuguesa dé un impulso decisivo a esa estrategia en el momento adecuado.

A ese respecto, quisiera hacer una última observación. Preocupaciones como la paz, la seguridad, la lucha contra el terrorismo, el desarrollo económico en nuestros países vecinos, la prevención de la inmigración ilegal y el abastecimiento energético son cuestiones que se beneficiarán de un enfoque que consiga aliados e incluya a los socios del sur. Además, hay una creciente necesidad de una nueva asociación para el Mediterráneo y la Presidencia portuguesa está en posición de promover un relanzamiento del diálogo estratégico para la Unión Europea.

Señor Primer Ministro, le deseamos buena suerte y mucho éxito en los próximos seis meses. Sabemos que si a usted le va bien, a Europa también le irá bien.

 
  
MPphoto
 
 

  Jan Marinus Wiersma (PSE). – (EN) Señor Presidente, me gustaría comenzar por un asunto urgente. Acabo de recibir la noticia de que en Libia ha sido confirmada la sentencia de muerte que pesa sobre las enfermeras búlgaras. Me gustaría apelar directamente al señor Sócrates para que actúe en nombre de la Unión Europea a fin de garantizar que se aplique una medida gracia o que haya contacto directo con el señor Gadafi para que no se ejecute esta sentencia.

(Aplausos)

Nos ha sorprendido que los tribunales de Libia hayan confirmado las penas de muerte al personal europeo, que deberían quedar en libertad y poder volver a sus casas en Bulgaria. Señor Primer Ministro, le insto a que haga todo lo posible por aclarar a las autoridades libias la opinión del Parlamento Europeo y de la Unión Europea en general.

Me gustaría conocer sus opiniones sobre asuntos de política exterior: qué le parecen las últimas novedades con Rusia; la preparación de un acuerdo de asociación y cooperación; qué pasos podrá usted dar para garantizar que en esta segunda mitad de 2007 podamos desarrollar un mandato para reanudar y entablar negociaciones sobre el nuevo acuerdo de asociación y cooperación. Es muy importante celebrar estas conversaciones con los rusos sobre relaciones más transparentes en materia de energía, sobre los problemas en nuestro vecindario común, pero también poder reiniciar el diálogo sobre derechos humanos, el debate sobre democracia entre Rusia y la Unión Europea, y, asimismo, poder desarrollar nuestro programa de trabajo multilateral, ya se refiera a Irán, al futuro del sistema de las Naciones Unidas, a Kyoto, etcétera.

En segundo lugar, me gustaría conocer su opinión sobre el futuro del Kosovo, asunto que también está relacionado con nuestras relaciones con Rusia. Nos alegramos de que ahora haya un período de tres o cuatro meses que dé pie a más conversaciones, especialmente con el nuevo Gobierno, que apoyamos totalmente, dado el importante papel del partido democrático en dicho Gobierno. ¿Qué puede hacer usted para garantizar que, al final, haya un resultado aceptable, quizá no totalmente aceptable, pero sí más aceptable, para Serbia, y que cuente con el apoyo de Rusia en el Consejo de Seguridad y que también mantenga unida a la Unión Europea? Las propuestas del señor Ahtisaari deberían constituir una base, pero, además, deberíamos contar con una resolución de la ONU como base para el funcionamiento futuro de la Unión Europea. Esperamos que al final Kosovo defina su estatuto.

(Aplausos)

 
  
MPphoto
 
 

  El Presidente. Gracias, Jan Marinus Wiersma. Con su permiso, comentaré el asunto de las enfermeras más tarde, cuando se haya llenado el hemiciclo y antes de la votación.

 
  
MPphoto
 
 

  Othmar Karas (PPE-DE).(DE) Señor Presidente, señor Presidente en ejercicio del Consejo, Señorías, nos han dado deberes, y vamos a transmitir los mensajes adecuados a África y Latinoamérica. La Conferencia Intergubernamental tiene que debatir los detalles técnicos y aplicar la esencia del Tratado y las decisiones adoptadas en la Cumbre, no negociar un nuevo Tratado.

Hoy habrán podido comprobar que el problema no es el Parlamento Europeo, ni la Comisión, ni los ciudadanos europeos. El único problema es la vanidad de algunos jefes de Estado y de Gobierno y de los Estados miembros del Consejo. Por lo tanto, les digo: asegúrense de que durante su Presidencia todo el mundo cumpla lo que se ha acordado, mantenga sus promesas, sus compromisos financieros –me refiero a Frontex–, y asuma la responsabilidad de hacer en casa lo que prometieron a nivel europeo: que desarrollen proyectos reales y respeten las normas en lugar de presentar interpretaciones ingeniosas, en particular Francia. Si se aseguran de que lo que se acordó se haga realidad, generarán un nuevo impulso en la Unión Europea y tendrán menos problemas.

 
  
MPphoto
 
 

  Bogusław Sonik (PPE-DE). – (PL) Señor Presidente, cada presidencia de la UE supone nuevos retos, nuevos objetivos y nuevas oportunidades, pero también nuevos errores y reveses potenciales. He leído con atención las entrevistas que el Primer Ministro portugués concedió a la prensa sobre la política oriental de la Unión Europea, y lo que he leído me ha preocupado mucho.

Usted ha dicho, y cito: «… al negociar con Rusia no solo debemos resaltar nuestras diferencias, sino también nuestras similitudes...» Es una declaración sorprendente que puede interpretarse como un cambio de tono en la política oriental de la UE para adoptar un tono muy aquiescente y, me atrevo a decir, tranquilizador.

La Unión Europea debe seguir el rumbo de la Presidencia alemana, que es el de la solidaridad y la unidad. Solo la solidaridad nos permitirá actuar con eficacia en nuestras relaciones con Rusia. La falta de coherencia solo será interpretada como debilidad por nuestro socio oriental.

Hay que abordar muchas cuestiones: la disputa no resuelta sobre las exportaciones de alimentos polacos a Rusia, y la necesidad de aplicar una política de solidaridad energética para impedir que Moscú presione a Estados miembros concretos.

 
  
MPphoto
 
 

  José Sócrates, Presidente en ejercicio del Consejo. (PT) Señora Presidenta, Señorías, quiero comenzar dándoles las gracias por sus comentarios en este debate, y por sus críticas a mi intervención y a los planes de la Presidencia. Quiero que todos sepan que esos comentarios y críticas me resultan muy útiles en las tareas que tengo que desarrollar en mi calidad de Presidente del Consejo. Creo que también es justo decir que, por lo que he escuchado, los comentarios de sus Señorías sobre las tareas de la Unión para los próximos seis meses coinciden en gran medida con el programa que les he presentado aquí. Me complace ver que existe un amplio consenso en cuanto a lo que tenemos que hacer durante los próximos seis meses. Esto es muy importante para Europa.

Además, no ha sido difícil identificar esas prioridades, porque todos sabemos una cosa muy sencilla: lo que Europa espera –lo que la economía europea, la sociedad europea y el mundo esperan– es que esta vez Europa resuelva su crisis institucional de una vez por todas, porque durante los últimos dos años la idea de que estábamos reflexionando se ha interpretado como una situación de crisis institucional que Europa era incapaz de resolver. La señal clara que tenemos que transmitir al mundo y a los europeos es que vamos a superar esa crisis y a salir del punto muerto. Por eso me complace escuchar en todas las intervenciones de los diputados la idea de que nuestra prioridad debe ser concluir el Tratado lo antes posible.

No sé si será un penalti, pero el hecho es que necesitamos marcar ese gol lo más pronto posible. También me complace que los diputados apoyen la opinión de la Presidencia de que, para obtener un Tratado, también es necesario aprovechar la actual situación política, el actual clima político, la actual convergencia política, con el fin de transformar el mandato en un Tratado lo más rápidamente posible. Por tanto, me complace ver que el calendario que he presentado, la idea de que tenemos que actuar con rapidez, también se corresponde con un consenso político. Además, no hay razón para no hacerlo. Como digo, es lo que la economía europea espera, lo que otras instituciones europeas esperan y lo que el mundo espera: dicho de otro modo, se trata de que avancemos deprisa.

El consenso final, el acuerdo, el compromiso mutuo que estamos alcanzando es tan claro y preciso que nadie espera que nos perdamos en discusiones interminables, sobre todo porque esas discusiones se desarrollan a puerta cerrada. Así pues, me complace que todos estemos de acuerdo en la idea de dar prioridad a la traducción del mandato en un Tratado. Por supuesto, he abordado la cuestión del mandato y he dicho que lo que no ha recibido la Presidencia es un mandato para reabrir o alterar el mandato recibido. Esto reviste la máxima importancia y me parece que es la cuestión central. Nadie lo espera y estoy seguro de que todos los Estados miembros presentes aquella noche y que asumieron el compromiso de un acuerdo firme son plenamente conscientes de lo que significaría en términos de descrédito de las instituciones y de la propia Europa. Por eso tengo la certeza de que ningún Estado miembro y ningún dirigente político defienden esa posibilidad, y que me apoyarán cuando digo que nuestro deber es cumplir el mandato y traducirlo en un Tratado.

También quiero decir lo obvio: que esta Unión depende de todos, y que todos somos necesarios. Soy perfectamente consciente de la tarea a la que se enfrenta la Presidencia: que sea posible alcanzar un acuerdo entre los 27, no los 26, los 25 o los 24, sino los 27. Además, eso es lo que distingue una unión de una alianza. No somos una alianza, somos una Unión, y puesto que somos una unión todos somos imprescindibles y todos debemos estar «a bordo». Por eso digo que haremos cuanto podamos para avanzar lo más rápido posible con el fin de conseguir lo que todos deseamos, que es que en octubre, a la primera oportunidad, no a la última, sino a la primera, Europa sea capaz de ofrecer a los europeos y al mundo una señal clara de que ha superado su crisis institucional.

Quisiera decir algunas palabras sobre la ratificación del Tratado. La ratificación a escala nacional es un problema de los Estados miembros, no un problema europeo. En este momento, después de escuchar lo que he escuchado, quiero señalar que, en las democracias liberales, en ningún lugar del mundo se considera la ratificación parlamentaria como una ratificación ilegítima o incompatible con los mejores valores de las democracias modernas. Creo que el intento de desvalorizar la ratificación parlamentaria no honra a la democracia representativa. Entiendo plenamente que haya quien defienda los referendos y la democracia directa en determinados momentos. Creo que es muy positivo y que los referendos y la democracia más participativa enriquecen la democracia. Pero nunca, nunca, bajo ninguna circunstancia, he defendido que dicha democracia más directa y participativa pueda usarse en contra de la democracia representativa. Creo que es un argumento falaz y quiero dejarlo claro. Los Parlamentos tienen legitimidad para aprobar tratados y para hacerlo en nombre del pueblo. Eso es lo que nos enseña la teoría de la democracia, y he vivido con esos valores durante tanto tiempo que no estoy dispuesto a renunciar a ellos, sobre todo en este momento.

Un segundo punto sobre al que quisiera referirme, Señorías, es el de la política exterior, que será una de nuestras prioridades. Y lo será porque no puede ser de otro modo. Si analizamos la política exterior de la UE, es fácil ver que existen algunas lagunas. Por supuesto queremos colmar esas lagunas. Ya hemos llenado una, la de Brasil.

Lo cierto es que la UE había celebrado cumbres con China, India, Rusia pero no con Brasil, el otro país BRIC. Esto no se había hecho pero se tenía que hacer, porque dicha Cumbre da coherencia a nuestras políticas con respecto a las potencias económicas emergentes y otorga una mayor importancia a las relaciones entre Europa y América Latina. Esas relaciones estratégicas son muy importantes para abordar cuestiones de gobernanza mundial. Creo que Europa está es mejor posición de influir en los asuntos políticos mundiales después de haber iniciado una asociación estratégica con Brasil.

De una cosa no me cabe duda. La política exterior europea se ha enriquecido como resultado del acuerdo alcanzado en la Cumbre con Brasil. Queda por ver, pero tengo muchas esperanzas de que esa Cumbre haya ayudado a crear un mejor clima de diálogo entre Europa y Brasil, lo que a su vez ayudará a proseguir la Ronda de Doha y las negociaciones para un acuerdo sobre comercio mundial. Tengo muchas esperanzas y soy de los que creen en las ventajas del éxito de la Ronda de Doha y de un acuerdo en ese marco para todo el mundo, para la regulación de la globalización y también para la promoción de una mayor libertad de comercio y más desarrollo, en particular en los países menos desarrollados.

Una palabra también sobre África. Lo que quiero decir es que también necesitamos una política específica con respecto a África. Europa tiene que decidir si quiere avanzar o quedarse como está, y ya hemos estado así durante los últimos siete años. Hay que hacer algo y quiero recordarles que ya hicimos esa elección hace nueve meses por lo menos. El Consejo Europeo ya decidió celebrar una Cumbre y en las últimas tres reuniones se declaró que esta debía celebrarse este año, durante la Presidencia portuguesa. Por tanto, el momento de pensar en una Cumbre se acabó. Ahora toca celebrarla.

Quisiera decir algo con respecto a la Cumbre UE-África. En primer lugar, creo que Europa no puede seguir pagando el precio de no tener un diálogo estructurado, institucional y estratégico con África. Es un error que ya estamos pagando muy caro. Pagamos un precio en Europa, pero los africanos también están pagando el precio, y hay personas cuya vida es peor porque no tenemos ese diálogo con África. Si pensamos en derechos humanos y hambre, también debemos pensar que celebrar una cumbre con África no solo ayudaría a resolver los problemas del hambre en África, sino también a responder mejor a los problemas de gobernanza y derechos humanos de los países africanos.

Así es como veo esta cuestión. La mejor manera de no contribuir en nada a la solución de los problemas es quedarnos como estamos: sin hacer nada. Creo que es la opción equivocada. A propósito de África también quiero decirles, Señorías, que he recibido con tristeza la noticia sobre las enfermeras búlgaras, como han mencionado otros oradores. También quiero que sepan que hemos estado supervisando ese caso durante mucho tiempo. Como saben, Portugal es uno de los países que tiene mejores relaciones con los países del Norte de África, incluida Libia, y hemos estado siguiendo la cuestión de cerca. Hace mucho tiempo que hablamos con las autoridades libias al respecto. Ahora tenemos más responsabilidad durante estos seis meses y somos concientes de la importancia del caso. Estamos trabajando en ello y así lo hice recientemente junto con el Presidente de la Comisión, cuando estuvimos en Accra. Haremos todo lo posible para que el caso tenga un final feliz. Aún se puede apelar la decisión. Como he dicho, estamos siguiendo el caso y espero que entiendan que se trata de un asunto delicado desde el punto de vista diplomático. Nuestro objetivo es que el caso tenga un final feliz. Como supondrán, la retórica política no siempre ayuda, pero todos saben que estamos comprometidos con la resolución del caso.

Dos comentarios más. Primero, respecto del cambio climático, solo quiero decir que he sido Ministro de Medio Ambiente, he pasado una legislatura como Ministro de Medio Ambiente, y recuerdo la dificultad que tuvimos en el año 2000 para hablar del cambio climático. Esa dificultad pertenece al pasado. La situación actual es totalmente diferente y creo que todos nos hemos dado cuenta de que la síntesis operativa entre la innovación y la energía es el cambio climático. En varios sectores existe un gran deseo de que se pase rápidamente a la acción, pero creo, y todos estarán de acuerdo, que las decisiones que adoptamos en el último Consejo Europeo de la primavera pasada fueron absolutamente esenciales para dar credibilidad a Europa en ese ámbito y para dotar a Europa de las condiciones políticas para poder liderar, para poder estar en la vanguardia y dar una respuesta política a este problema global.

Vamos a supervisar este tema muy de cerca. Voy a estar personalmente en Bali –si puedo incluirlo en mi agenda, aunque esa es mi intención–, en representación de la UE, para hacer un discurso que exprese la voluntad de la Unión de liderar el marco post-Kyoto y la respuesta del mundo al cambio climático. No obstante, quiero dejar claro que tenemos una agenda interna que debemos cumplir y que incluye el Plan Tecnológico para la Energía, que abordaremos junto con la Comisión, y la creación del Instituto Europeo de Tecnología, que apoyamos firmemente y que va a poner en marcha su primera KIC (Comunidad del Conocimiento y la Innovación), y esa primera iniciativa tiene justamente como tema –también simbólicamente– el cambio climático.

Por última, una palabra sobre los biocarburantes: no hay soluciones mágicas, pero los biocarburantes son actualmente la vía más eficaz para reducir el CO2 en el ámbito del transporte. No tengo la más mínima duda al respecto. Y si existe un camino para avanzar, una solución adecuada que contribuya a dicha reducción, creo que no tenemos derecho a ignorarla, aunque solo sea porque naturalmente tiene repercusiones poco favorables en otros ámbitos. Creo que el balance de los biocarburantes es muy positivo y debe animarnos a seguir.

Por último, la inmigración. Quiero dejar claro que el tema de la inmigración será uno de los más importantes durante nuestra Presidencia. Prestaremos mucha atención a esta cuestión. Europa necesita definir un pensamiento claro en materia de inmigración. Creo que la única manera de tener una política de inmigración que esté a la altura del problema y también de nuestros valores es definir una política basada en tres pilares. El primero es la prevención de la inmigración ilegal, el fortalecimiento de la seguridad fronteriza, y la lucha contra ese crimen que atenta contra la dignidad humana. El segundo es la lucha por una política inclusiva y humana. Europa es actualmente un continente que acoge a muchos millones de inmigrantes, que también quieren una definición de la inmigración. El tercer pilar es una política concertada con los países de origen, que permita regular los flujos migratorios en beneficio mutuo. Estos son los tres pilares que deben constituir la política europea, pero estos se deben formular en documentos y, por tanto, durante los próximos seis meses, organizaremos conferencias y seguiremos trabajando junto con la Comisión y el señor Frattini para que sea posible estructurar y publicitar una política de inmigración europea coherente y exhaustiva que esté a la altura de la respuesta que exige el problema.

Señora Presidenta, Señorías, quiero volver a darles las gracias por todos sus comentarios y deseo concluir como sigue: tenemos nuestro plan, nos hemos embarcado en estos seis meses con confianza, con la energía y la voluntad de los líderes políticos que, durante su vida política, siempre han creído en el proyecto europeo. Ya he dicho varias veces que nací en 1957, el Año de Europa, y fui elegido al Parlamento un año después de nuestra adhesión a Europa. Soy un político europeo y, por tanto, cuando vengo aquí, lo hago con el gran honor de quien tiene la oportunidad de servir a Europa en este lugar. Así pues, empezamos con confianza, la confianza de alguien que está muy familiarizado con el proyecto europeo. Tenemos un plan, pero un plan solo es un plan. Por supuesto que surgirán imprevistos, situaciones que no estaban en el plan, acontecimientos que nos cogerán por sorpresa, y está bien que la política sea así, porque si no lo fuera no sería una cuestión para los políticos, ya que los políticos se ocupan de los imprevistos. El plan nos guía en nuestras acciones y, si ocurren imprevistos y acontecimientos inesperados, allí estaremos, armados con lo que es importante para un político: el conjunto de valores, principios y directrices que siempre nos han guiado en la construcción de una Europa más fuerte al servicio de un mundo mejor.

 
  
MPphoto
 
 

  El Presidente . – Gracias, señor Presidente.

 
  
MPphoto
 
 

  El Presidente. Señor Presidente en ejercicio, confiamos en usted. El Parlamento Europeo estará a su lado para asegurarse de que tenga éxito. Si lo tiene, la Unión Europea también lo tendrá. Nuestros mejores deseos para la Presidencia.

 
  
MPphoto
 
 

  José Manuel Barroso, Presidente de la Comisión. (PT) Señor Presidente, señor Primer Ministro, Señorías, en primer lugar quiero aprovechar esta oportunidad para expresar nuestra solidaridad con las enfermeras búlgaras y sus familias y también con el médico palestino, tras la preocupante noticia que hemos recibido. Nos han disgustado enormemente esas decisiones, pero también quiero decir que confío en que se encuentre una solución. En particular, quiero asegurar a las enfermeras búlgaras y a sus familias que la Comisión Europea, junto con el Presidente del Consejo y los Estados miembros, hará todo lo posible por salvaguardar su derecho a la vida y la libertad.

Señor Primer Ministro, el debate ha demostrado claramente que el Parlamento apoya las prioridades de la Presidencia portuguesa del Consejo. Como ha dicho el señor Schulz, las diferentes áreas políticas y los diferentes sectores ideológicos han enviado un mensaje de apoyo al proyecto europeo. El proyecto europeo no puede considerarse propiedad de uno u otro sector político o ideológico. Debe unir fuerzas políticas que tienen el objetivo común de crear una Europa más fuerte, una Europa que responda a las aspiraciones de sus ciudadanos. Esto es lo que hoy hemos visto aquí. Estamos totalmente de acuerdo con el análisis sobre la necesidad de resolver la cuestión institucional. Lo cierto es que el hecho de que no estuviera resuelta ha proyectado una sombra de duda, de escepticismo, de negatividad y a veces incluso de cinismo sobre todo lo que ha hecho Europa.

Europa no ha estado en un punto muerto. En los últimos años –y la cooperación entre las diferentes instituciones ha sido importante en ese sentido– hemos conseguido abordar cuestiones difíciles, hemos aprobado un presupuesto para los próximos siete años, hemos conseguido un consenso sobre una cuestión que divide tanto como es la Directiva sobre los servicios, en el Consejo Europeo de marzo conseguimos aprobar el paquete de medidas más ambicioso hasta ahora presentado en materia de lucha contra el cambio climático, la Estrategia de Lisboa renovada ha dado su fruto gracias a un nuevo sistema de gobernanza. Lo cierto es que, en general, en este momento Europa está atravesando un buen momento; tenemos un crecimiento económico que nos da nuevos motivos de esperanza, estamos creando más empleo que nuestros socios estadounidenses y los resultados del Eurobarómetro confirman que tenemos el nivel más alto de confianza en Europa de los últimos ocho años. Por tanto, estamos en un buen momento.

No obstante, lo cierto es que hasta que la cuestión institucional se resuelva, la duda siempre está presente y, en particular cuando viajamos fuera de Europa, nos enfrentamos con preguntas a las que tenemos que dar la debida importancia. Nos preguntan cómo es que los europeos quieren liderar al mundo en la lucha contra el cambio climático, cómo pueden garantizar la seguridad energética, cómo es que quieren transformar su economía en una de las más justas, inclusivas y competitivas del mundo, cuando son incapaces de decidir el funcionamiento de sus instituciones y el modo de tomar decisiones.

Es, por tanto, una cuestión de credibilidad. Por eso es absolutamente necesario que resolvamos la cuestión institucional y el Primer Ministro, el Presidente en ejercicio del Consejo se irán hoy de aquí con el apoyo claro tanto del Parlamento como de la Comisión, para encontrar una solución que respete el mandato, en el Consejo Europeo de octubre si es posible. Ese debe ser nuestro objetivo y tiene todo nuestro apoyo, señor Primer Ministro.

Por último, quiero decir que hemos tomado buena nota de las prioridades establecidas en el Consejo Europeo de diciembre: la inmigración y las cuestiones relacionadas con la nueva Agenda para la Seguridad, la Justicia y la Libertad en Europa. Una de las mejoras introducidas en el Tratado es aumentar nuestra capacidad de adoptar medidas en materia de justicia, libertad y seguridad. Como han mencionado otros oradores antes que yo, las cuestiones de la inmigración son cruciales desde un punto de vista humano, son dramas humanos que tenemos que afreotar–. En lo que respecta a la Agenda de Innovación, el Primer Ministro acaba de aprovechar la oportunidad de apoyar de manera clara e inequívoca la creación de un Instituto Europeo de Tecnología, la puesta en marcha de la primera Comunidad de Conocimiento e Innovación –innovación centrada precisamente en el cambio climático– y todo aquello que podamos hacer para dar un nuevo impulso a la Agenda de Innovación. Esta es una de las cuestiones en que Europa no puede quedarse rezagada ni perder terreno, no solo en relación con sus socios estadounidenses sino también con respecto a otras potencias emergentes; Europa tiene que hacer un esfuerzo más decidido en ese ámbito. Creo que si logramos estos objetivos podremos sentirnos orgullosos.

Por último, respecto de África, un problema que se ha debatido aquí, Señorías, no podemos aceptar que nuestras relaciones con un continente como África dependan de uno u otro dictador, sea quien sea. Lo cierto es que Europa tiene relaciones de asociación al más alto nivel con Asia, donde hay dictadores, y con Latinoamérica, donde algunos países tampoco son democracias. Es más, algunas capitales europeas reciben a algunos de esos dictadores con alfombra roja. Por tanto, no comprendo por qué no tenemos una relación de alto nivel con África, mientras mantenemos la puerta abierta para quienes a veces dificultan el desarrollo democrático de África, porque de algún modo somos rehenes de uno u otro dictador.

Por eso apoyamos esta prioridad de la Presidencia portuguesa, y es cierto que los objetivos o uno de los objetivos de la cumbre es debatir sobre la democracia, la libertad, los derechos humanos y la necesidad de desarrollar nuestras relaciones a favor de una buena gobernanza en África, y en todos los ámbitos de las relaciones entre nuestros continentes respectivos. Si lo hacemos, creo que podremos estar satisfechos con esta Presidencia porque estamos seguros de que, durante estos seis meses, seguiremos avanzando hacia una Europa más fuerte para un mundo mejor; una Europa donde queda demostrado en la práctica que solo trabajando juntos podemos ofrecer resultados al servicio de los ciudadanos europeos.

(Aplausos)

 
  
MPphoto
 
 

  El Presidente. El debate sobre la Presidencia portuguesa queda cerrado.

Declaraciones por escrito (artículo 142 del Reglamento)

 
  
MPphoto
 
 

  Alessandro Battilocchio (NI), por escrito. (IT) La energía será al mismo tiempo el negocio y el problema del futuro, como permite apreciar también la alarma ante el inminente consumo total de las fuentes de energía no renovables y los compromisos del Protocolo de Kyoto. Solo con una independencia adecuada de los proveedores exteriores podremos asegurar que Europa tenga un papel de liderazgo en la economía mundial a largo plazo, así como una posición más fuerte en la escena geopolítica, y que no esté sujeta a amenazas externas. Es una condición esencial para promover la estabilidad, la democracia y el respeto de los derechos humanos en el mundo. Por tanto, centremos nuestra atención, energías y recursos en lo que ya tenemos, que es la energía nuclear, y en lo que podemos tener, que son las fuentes de energía renovables, promoviendo la investigación, la cofinanciación de los Estados miembros y del sector privado, la intervención en la fiscalidad, la reforma del sector del transporte, y un llamamiento a los expertos europeos que se han ido al extranjero por falta de oportunidades.

 
  
MPphoto
 
 

  Margie Sudre (PPE-DE), por escrito. – (FR) La Presidencia portuguesa tiene que centrarse en el objetivo prioritario de la firma por parte de los 27 de un nuevo Tratado institucional, el próximo octubre en Lisboa, sobre todo porque el mandato confiado a la Conferencia Intergubernamental por el último Consejo Europeo es claro y preciso.

La inauguración de una nueva ronda de la Estrategia de Lisboa para el crecimiento y el empleo es una oportunidad para conferir a la dimensión social la importancia y visibilidad que se merece, sobre todo a través de una mejor coordinación de las políticas de empleo y del desarrollo de la «flexiguridad», con el objetivo de reconciliar a nuestros conciudadanos con su modelo económico reformado.

Estoy segura de que la Presidencia portuguesa prestará especial atención a las regiones ultraperiféricas de la UE –cuyas circunstancias conoce muy bien– junto con Madeira y las Azores, a fin de dar un nuevo impulso a las medidas comunitarias que las benefician, sobre todo las relativas a la política de vecindad y los costes adicionales generados por las regiones ultraperiféricas.

Es imperativo que la última cumbre de Bruselas tenga consecuencias beneficiosas y sea testigo de que el renovado espíritu europeo es más fuerte que los intereses nacionales. Espero sinceramente que la Presidencia portuguesa consiga aprovechar al máximo el gran impulso político constatado al final de la Presidencia alemana.

 
Aviso jurídico - Política de privacidad