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Procedimiento : 2007/2001(INI)
Ciclo de vida en sesión
Ciclo relativo al documento : A6-0302/2007

Textos presentados :

A6-0302/2007

Debates :

PV 05/09/2007 - 14
CRE 05/09/2007 - 14

Votaciones :

PV 06/09/2007 - 5.4
Explicaciones de voto

Textos aprobados :

P6_TA(2007)0381

Acta literal de los debates
Miércoles 5 de septiembre de 2007 - Estrasburgo Edición DO

14. Funcionamiento de los diálogos y consultas sobre derechos humanos con terceros países (debate)
Acta
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  Presidenta . − El siguiente punto es el informe (A6-0302/2007) de la señora Valenciano Martínez-Orozco, en nombre de la Comisión de Asuntos Exteriores, sobre el funcionamiento de los diálogos en materia de derechos humanos y de las consultas sobre derechos humanos con terceros países (2007/2001(INI)).

 
  
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  Elena Valenciano Martínez-Orozco (PSE), Ponente. – (ES) Señora Presidenta, la Unión Europea nace inspirada por valores irrenunciables. Del mismo modo que vigilamos estrechamente que nuestros Estados miembros no vulneren el derecho a la libertad, o a la vida, o a la democracia, debemos influir decisivamente, a través del diálogo, para que aquellos países con los que mantenemos relaciones políticas, comerciales, económicas, de partenariado, etc., sean también respetuosos con los derechos humanos.

Dentro de la complejidad y la magnitud de las relaciones exteriores de la Unión, el espacio que ocupan el diálogo y las consultas de los derechos humanos con terceros países puede llegar a pasar inadvertido o quedar en un segundo plano. De ser así, y nosotros permitirlo, estaríamos cometiendo un gravísimo error.

Este informe aborda los aspectos necesarios para mejorar una tarea que es obligación de la Unión Europea, según su artículo 11, y que se inscribe además en el ámbito de la ética política. Los derechos humanos deben llegar a ser el estandarte de la política exterior europea y la Unión debe valerse de su capacidad de influencia para mejorar las condiciones de vida de las personas de aquellos países con los que mantenemos relaciones. Ésta es una de las claves políticas de este informe.

Cuando nos sentamos a negociar acuerdos económicos o comerciales con un país en el que se vulneran los derechos fundamentales, no podemos poner sobre la mesa cifras, acuerdos y contratos mientras vergonzantemente escondemos bajo la alfombra la situación por la que atraviesa su ciudadanía.

Si dejamos los derechos humanos fuera de la sala de negociaciones, estaremos cayendo en el cinismo más macabro. Además, debemos dedicar una mirada atenta al papel que desempeñan la sociedad civil y los defensores de los derechos humanos, voces sensibles e imprescindibles para el avance de todas las sociedades oprimidas.

El informe que hoy debatimos evalúa uno de los principales instrumentos de que dispone la Unión Europea para los objetivos que he mencionado y también para definir claramente el papel que queremos desempeñar en el orden mundial. Sólo a través del respeto y la reciprocidad podemos avanzar en la tarea de promover los derechos humanos.

No se trata, en absoluto, de actuar por medio de imposiciones o de paternalismos. No estamos en condiciones de dar demasiadas lecciones a nadie, pero sí estamos obligados a mantener la coherencia en nuestra acción exterior y a favorecer las relaciones con aquellos países que van avanzando, evitando desequilibrios y recetas a la carta que minan nuestra credibilidad.

El informe que hoy presento en esta Cámara reclama una actuación a tres niveles: más coherencia en el desarrollo de los diálogos y las consultas, para lo que será necesaria una mayor coordinación entre Consejo —al que echo de menos en este debate—, Comisión y Parlamento, utilizando algún mecanismo que facilite la comunicación fluida y que evite contradicciones entre las distintas Instituciones comunitarias. Se trata de que hablemos de verdad con una única y nítida voz.

También, la transparencia en la gestión de los diálogos y consultas que, en materia de derechos humanos, debería ser un principio y no una excepción. La flexibilidad y el pragmatismo necesarios para alcanzar resultados concretos no deben llevar aparejada una opacidad en cuanto a la agenda, los objetivos o el resultado del diálogo.

Reclamamos el refuerzo del papel del Parlamento Europeo, que es, Señorías, el gran ausente en la gestión de este instrumento, sin que exista, por cierto, ninguna justificación jurídica ni formal para ello.

El Parlamento Europeo está preparado para actuar responsablemente en el ámbito de sus competencias exteriores. Esta Cámara se ha consolidado como la institución europea de referencia en el ámbito de los derechos humanos, colocándolos en su centro de atención y está resuelta a emplear todos los métodos a su alcance para hacer valer su función de garante político de la acción exterior de la Unión.

Desde el Parlamento Europeo instamos a la Comisión y al Consejo a que escuchen y pongan en práctica las recomendaciones que se recogen en este informe, ampliamente consensuado por todos los Grupos políticos de esta Cámara.

La voz del Parlamento, Señorías, debe ser escuchada. Sabemos que lo que pedimos requerirá un gran esfuerzo y, por ello, contemplamos la necesidad de ampliar los recursos dedicados a las unidades de derechos humanos, tanto de la Comisión como del Consejo, ausente este último de este debate.

Sin embargo, éste es el mínimo exigible a una Unión Europea que pretende defender ante el mundo que los derechos humanos son un valor europeo irrenunciable. Si queremos ser creíbles, tenemos que trabajar juntos en esta dirección.

 
  
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  Joe Borg, miembro de la Comisión. − Señora Presidenta, el informe elaborado por la ponente, señora Valenciano Martínez-Orozco, y la resolución presentada al Parlamento tratan de un instrumento muy importante, pero también cada vez más complejo, de la política exterior de la Unión Europea sobre los derechos humanos.

La Comisaria Ferrero-Waldner (que lamenta no poder asistir a este debate hoy) dio a sus servicios las debidas instrucciones para que ofrecieran pleno apoyo a la ponente en su difícil tarea de controlar el funcionamiento de los diálogos y consultas sobre los derechos humanos con terceros países.

El informe es un elemento más del destacado trabajo realizado por el Parlamento Europeo para evaluar el conjunto de instrumentos de la Unión Europea en materia de derechos humanos a través de sus informes anuales periódicos, del informe Agnoletto sobre las cláusulas de derechos humanos, del estudio del Centro Interuniversitario Europeo sobre la repercusión de las actividades del Parlamento en el ámbito de los derechos humanos, así como del estudio sobre las directrices en materia de tortura. Es también un complemento útil de la revisión periódica de los diálogos y consultas sobre derechos humanos realizada por el Consejo y la Comisión.

La Comisión desea felicitar a la ponente y al Parlamento por su informe y por el detallado análisis y las recomendaciones formuladas con relación al diálogo y las consultas de la Unión Europea sobre derechos humanos.

La Comisión considera que, de todos los instrumentos que tenemos a nuestra disposición en materia de derechos humanos, el diálogo es el que probablemente ofrece la mejor posibilidad de conseguir unos resultados positivos a largo plazo para promover la defensa de los derechos humanos en todo el mundo, siempre que estemos dispuestos a invertir suficiente tiempo y esfuerzo en él.

Creemos firmemente que la Unión Europea puede tener éxito en la mejora de la situación de los derechos humanos en terceros países si desarrolla un trabajo paciente de establecimiento de relaciones y de persuasión, no sólo en sus relaciones bilaterales, sino también en el marco de los organismos multilaterales, como demuestra lo sucedido en el Consejo de Derechos Humanos.

La gran variedad y número de diálogos y consultas sobre derechos humanos con terceros países – que cada vez son más − hace muy difícil una evaluación global.

Diálogo estructurado, como el mantenido con China; diálogo basado en acuerdos, como el desarrollado con muchos países vecinos; consultas con socios afines, como los Estados Unidos y Canadá, o diálogo de la troika con países que presentan diferencias en cuanto a la periodicidad, al nivel político, al tipo de interlocutores, a la profundidad de los debates o al hecho de que unos se combinen con iniciativas de la sociedad civil y otros no.

Lejos de operar como una limitación del instrumento, la Comisión piensa que esa diversidad demuestra el dinamismo y el potencial del diálogo y un activo que debe protegerse. Las directrices europeas sobre el diálogo en materia de derechos humanos y el Acuerdo de Cotonou (ACP-UE) insisten ambos en la importancia de la flexibilidad para tener en cuenta las diferentes situaciones de cada país, su evolución en el tiempo y sus relaciones dinámicas con la Unión Europea.

Por consiguiente, aunque se establezcan unas líneas y unos objetivos básicos comunes para el diálogo, no sería recomendable alinear estrictamente todas sus modalidades. Para que este instrumento sea eficaz, tiene que ser flexible y adaptable a unas circunstancias cambiantes.

Hay que tener también en cuenta que el diálogo y las consultas se encuentran en diferentes etapas de maduración. El diálogo con China o las consultas con países afines han desarrollado modalidades más o menos consolidadas a lo largo de varios años y, por tanto, permiten un debate más intenso y profundo.

En otros casos, como el del diálogo con países vecinos, seguimos mejorando el instrumento y estamos en la etapa de inspirar la confianza necesaria para permitir intercambios realmente fructíferos.

Por tanto, estamos seguro de que, también en estos casos, aspectos como la participación deseable de representantes de los ministerios concernidos, la participación de la sociedad civil o la consideración de casos individuales terminarán siendo posibles una vez que el instrumento encuentre su propio terreno sólido.

Por último, pueden estar seguros de que las recomendaciones dirigidas a la Comisión serán examinadas con detenimiento, y pueden contar con nuestro compromiso de mejorar la información al Parlamento para permitir una mayor transparencia de los diálogos y consultas sobre derechos humanos.

 
  
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  Feleknas Uca (GUE/NGL), ponente de opinión de la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género. – (DE) Señora Presidenta, Señorías, quisiera comenzar expresando mi sincero agradecimiento a la ponente por su informe. Me complace que haya tenido debidamente en cuenta la recomendación que realicé en mi opinión en nombre de la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género. Debe prestarse particular atención al papel de la mujer en los diálogos sobre derechos humanos mantenidos con terceros países a los que incumbe su salud y seguridad. Los derechos humanos incluyen el derecho de la mujer a decidir sobre sus vidas y en materia de reproducción sin ser objeto de discriminación, coacción o violencia. Lamentablemente, los diálogos sobre derechos humanos no toman debida cuenta de ello.

 
  
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  Roberta Alma Anastase, en nombre del PPE-DE. – (RO) Señora Presidenta, en nombre del Partido Popular Europeo, recibo con satisfacción la confección de este informe, que es de importancia trascendental para el futuro del diálogo y las consultas de la UE con terceros países y para el cometido del Parlamento Europeo.

Ante todo, la Unión Europea es una unión de valores democráticos que promueve la paz, la tolerancia y el respeto por los derechos humanos. Por consiguiente, es crucial que cualquier diálogo que se emprenda y se lleve a cabo con terceros países se centre en la necesidad de garantizar y proteger libertades fundamentales y derechos humanos, no sólo en Europa, sino en el mundo entero.

Este informe pretende proponer una solución para mejorar el funcionamiento del diálogo y las consultas de la UE con terceros países en el ámbito de los derechos humanos. Así pues, el informe se centra en tres conceptos para mejorar la eficacia: coherencia de los diálogos y las consultas, transparencia, y visibilidad.

La participación más activa del Parlamento Europeo en este proceso resulta igualmente importante. Creo que el Parlamento Europeo tiene un derecho legítimo de tomar parte en este diálogo para llevar a cabo el escrutinio democrático que los ciudadanos europeos le han asignado.

Quisiera agradecer a la ponente la gentileza de analizar en el informe el diálogo con países vecinos orientales de la UE. Una de las mayores prioridades de la política exterior de la Unión Europea es la creación de un área realmente democrática en nuestra frontera oriental, y para tal fin, el diálogo sobre los derechos humanos debería considerarse un instrumento sumamente relevante. La formación de subcomisiones mixtas para los derechos humanos sería un paso importante, también para los países vecinos, donde tiene lugar un constante deterioro de los derechos humanos.

Quisiera centrarme en una cuestión, aun cuando no forme parte de la política de vecindad. Rusia es otro socio oriental que debería aceptar definitivamente que un diálogo directo en el ámbito de los derechos humanos no puede ocasionar sino una mejor calidad de vida para sus propios ciudadanos.

No quisiera concluir sin mencionar cuán satisfactoriamente se ha cubierto el tema de los derechos de la mujer en este informe.

 
  
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  Véronique De Keyser, en nombre del Grupo del PSE. (FR) Señora Presidenta, el informe de la señora Valenciano se ocupa de un aspecto fundamental de los valores europeos: el diálogo en materia de derechos humanos. Dicho diálogo, que se menciona en los varios acuerdos concluidos con muchos países y en instrumentos diversos, es, de alguna manera, la firma del poder blando de Europa.

El informe ha sido objeto de un amplio consenso. Hoy, las únicas enmiendas que quedan son las presentadas por el Grupo Identidad, Tradición, Soberanía de la extrema derecha. Es curioso constatar que todas las enmiendas están firmadas por mis compatriotas diputados del partido Vlaams Belang. ¿Qué es lo que quiere este Grupo, que recientemente se retrató muy bien apoyando una manifestación contra el Islam en Bruselas, que fue prohibida por las autoridades? Es muy interesante.

En primer lugar, quieren restringir los derechos humanos a los derechos civiles y políticos y desean eliminar del texto los derechos sociales, medioambientales, económicos y culturales. Cuando invocan el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, no dicen que, a la vez, la misma Asamblea General de las Naciones Unidas votó a favor del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que ellos olvidaron rápidamente.

En segundo lugar, proponen relacionar la mutilación genital, el matrimonio precoz, y el tráfico de seres humanos con las prácticas religiosas —sin lugar a dudas, con el Islam—, una relación insultante. ¡De ninguna manera! Dichas prácticas son condenables; tal vez sean culturales, quizás tribales, pero constituyen un delito y no son, de ninguna manera, religiosas.

En tercer lugar, por último, el Grupo ITS se deja llevar contra Turquía en un ataque al partido de los señores Erdogan y Gül que destaca por carecer de base alguna.

Para concluir, deseo manifestar que el informe de la señora Valenciano es muy destacable: es abierto a la vez que firme. Es todo menos angelical. Lean el párrafo 22, en el que se expone que el diálogo en materia de derechos humanos siempre debería recibir el respaldo de la presión diplomática en todas las esferas, y me estoy dirigiendo al Consejo. Es una lástima que ciertos grupos extremistas lo empleen como tribuna de su intolerancia y su odio.

 
  
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  Anders Samuelsen, en nombre del Grupo ALDE. – (DA) Señora Presidenta, Señorías, en primer lugar, quisiera elogiar el informe de la señora Valenciano, perfectamente equilibrado, y agradecerle la gentileza de haber incorporado muchas de las enmiendas presentadas por nuestra comisión. El resultado es un informe lúcido y concienzudo, que incluye numerosas recomendaciones acertadas para el fortalecimiento de los diálogos de la UE con terceros países sobre los derechos humanos y para la promoción de los derechos humanos y de la democracia.

La UE debe potenciar su papel de agente anticipatorio en la promoción de los derechos humanos, y por ello me complace que el Consejo haya tomado la iniciativa de incorporar los derechos humanos a la política de la UE. Es positivo que el Parlamento Europeo abogue por la inclusión sistemática de las cuestiones relativas a los derechos humanos en la agenda de los diálogos políticos de la UE y de la política exterior. Es tan sólo sistematizando los diálogos como podemos mejorar el uso de los valores de referencia y aportar coherencia a los esfuerzos encaminados a promover los derechos humanos. No obstante, la UE no debería establecer requisitos tan rigurosos que, por la necesidad de informar sobre la conformidad con los indicadores, alejaran el diálogo de sus objetivos originales; el diálogo debe emplearse para establecer un espacio político sugestivo que infunda confianza y que, antes de identificar únicamente las violaciones cometidas, identifique también los avances en el ámbito de los derechos humanos.

Debemos reconocer que los diálogos sobre derechos humanos se enfrentan a desafíos considerables, pues la situación en este ámbito es motivo de preocupación en numerosos países. Es decisivo para las relaciones de la UE con importantes socios comerciales que otorguemos una mayor importancia a la vinculación de las relaciones comerciales con las reformas en materia de derechos humanos. Los acuerdos de comercio con terceros países deberían considerarse como una herramienta cuyas consecuencias sobrepasan lo puramente económico. Las cuestiones medioambientales y de derechos humanos deben incorporarse desde el primer momento y colocarse en pie de igualdad con las cuestiones económicas. El diálogo con terceros países debe contribuir a reforzar los derechos democráticos, sociales, políticos y medioambientales y, por consiguiente, debería aclararse también que los acuerdos comerciales han de contener un mecanismo inequívoco sobre cómo y cuándo pueden suspenderse dichos acuerdos en caso de que un socio comercial incumpla las cláusulas relativas a la democracia o a los derechos humanos; sin embargo, no cabe duda de que los mayores avances se alcanzan proporcionando a los terceros países un incentivo para cumplir con los requisitos políticos y económicos que forman parte de los acuerdos. Debemos hallar un equilibrio en los diálogos bilaterales, por el cual podamos seguir ejerciendo presión pero sigamos manteniendo la reciprocidad y el diálogo genuino como piedra angular.

 
  
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  Hélène Flautre, en nombre del Grupo Verts/ALE. (FR) Señora Presidenta, creo que la señora Valenciano ha mostrado muy claramente en su excelente informe que tenemos muchas propuestas concretas que, sin lugar a dudas, serán muy útiles para la Presidencia portuguesa, que ha manifestado su objetivo de lograr resultados tangibles en materia de derechos humanos y democracia. Desde hace algún tiempo, venimos pidiendo más coherencia, transparencia y resultados en nuestros debates con países terceros, conjuntamente con la Comisión y el Consejo. Lo único que falta es pasar de las palabras a los hechos.

Estoy convencida de que saben ustedes tan bien como yo que basta sistematizar para hacer más eficaz el diálogo en materia de derechos humanos, más allá de su diversidad. En primer lugar, se deben establecer objetivos públicos claros y asignarlos a cada diálogo, a fin de propiciar una estrategia coherente y compartida y asumida desde las esferas más altas.

En segundo lugar, se deben elaborar indicadores para permitir la evaluación adecuada de los resultados logrados mediante un diálogo y comunicarlos a los diputados al Parlamento Europeo para que, por ejemplo, cuando una delegación visite el país, pueda comprobar los avances logrados y debatirlos con la sociedad civil y los activistas de los derechos humanos, con la finalidad de interpelar mejor a los socios acerca de los compromisos adquiridos en el marco del diálogo. A este respecto, seguimos esperando que se nos informe de los indicadores que se deberían emplear para evaluar el diálogo que se ha entablado recientemente con Uzbekistán.

En tercer lugar, se debe garantizar que los derechos humanos se toman en consideración en todas las políticas exteriores de la UE, incluidas la política comercial, migratoria y la lucha contra el terrorismo. Lo que está en juego es nuestra credibilidad en materia de diálogo sobre los derechos humanos. Por ejemplo, ¿alguien puede explicar cómo es posible que estemos discutiendo acerca de la aplicación de las directrices contra la tortura con Jordania en la Subcomisión de Derechos Humanos, la primera subcomisión creada en virtud de la política de vecindad, actualmente contemplada como modelo, cuando sabemos que los Estados miembros de la UE han encubierto la subcontratación de la tortura por parte de la CIA? ¿Cómo podemos discutir sobre la tortura y la lucha para erradicarla en dicha subcomisión?

Nuestra primera obligación, en calidad de diputados al Parlamento Europeo, es evaluar la pertinencia de la acción de la UE y, para hacerlo, se puede confiar en las delegaciones, las comisiones y la totalidad del Parlamento, que seguirá luchando por su aplicación en todas las etapas, aunque esto implique iniciar, reorientar o, de ser necesario, detener un diálogo.

 
  
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  Luisa Morgantini, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (IT) Señora Presidenta, Señorías, quisiera agradecer profundamente a la señora Valenciano el hecho de que una de las cuestiones que su valioso informe destaca sea la relativa a las acciones que la Unión Europea todavía debe emprender en las consultas sobre derechos humanos, de lo que se desprende que esta labor continúa abierta para todos nosotros.

Creo que su petición de una mayor coherencia y transparencia para todos es vital, así como la mayor participación de la sociedad civil en la política exterior. Especial importancia reviste la confirmación del final, y no el comienzo, de una política que, en muchos casos, se basa en la duplicidad de normas. La señora Flautre, por ejemplo, hizo referencia a la cuestión de la tortura.

Asimismo, me parece muy importante planificar una mayor coordinación entre los diversos organismos y crear subcomisiones y, sobre todo, incrementar la cooperación con los parlamentos nacionales y las delegaciones de la Comisión Europea en todo el mundo.

No obstante, considero que en la cuestión de duplicidad de normas, lo importante es el hecho de que incluso nosotros, actuando como Unión Europea, no pongamos en práctica los acuerdos que firmamos. Estoy pensando, por ejemplo, en el artículo 2 de los acuerdos de asociación. Sin embargo, sí admito un punto señalado por la señora De Keyser sobre las enmiendas presentadas. Agradecemos a la señora Valenciano que haya aceptado muchas de nuestras enmiendas. Las que se han presentado son negativas, con la excepción de una enmienda, que fue presentada no por un grupo sino por la señora Flautre, relativa al incremento del seguimiento y una mayor presencia y coherencia en las fases postelectorales.

Creo también, como dice la señora Valenciano, que la Comisión y el Consejo deberían incrementar la participación del Parlamento en el proceso del diálogo político, tener en cuenta nuestra opinión y proporcionarnos mayor información y de manera más coherente, tanto durante como tras las negociaciones con terceros países, como disponen, en cualquier caso, los artículos 21 y 24 del Tratado.

Creo también que, en general, la respuesta a esta cuestión debe incluir no únicamente el anuncio de acciones, sino también una inversión en personal, algo extremadamente importante. Por ejemplo, recuerdo con pesar una pregunta formulada no hace mucho por el Parlamento Europeo: la Conferencia de Presidentes rechazó la petición de contar con una comisión sobre derechos humanos con plenos poderes, lo que considero que fue un error, porque hubiera sido una oportunidad excelente para corroborar y poder formarse una idea de la fuerza y la capacidad de integración.

 
  
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  Bastiaan Belder, en nombre del Grupo IND/DEM. – (NL) Señora Presidenta, la ponente ha presentado un informe revelador. La promoción de los derechos humanos en países con los que la UE mantiene relación es una labor que debe llevarse a cabo con responsabilidad. Los diálogos estructurados sobre derechos humanos son, realmente, de gran importancia a este respecto; precisamente por ello, y en relación con este informe, es lamentable observar la suspensión de la sesión del seminario de expertos que debía celebrarse en mayo con China.

Sin embargo, el mantenimiento de las buenas relaciones sino-europeas requiere el compromiso por ambas partes. Los alarmantes informes emitidos recientemente por organizaciones como Amnistía Internacional, Psy, Human Rights en China y Compass Direct me dan motivos para cuestionar este compromiso. Se recluye a los «adversarios», entre los que se incluye a las minorías religiosas y a los periodistas, en instituciones psiquiátricas con fines políticos, y el tristemente famoso sistema Ankang es una realidad en China, particularmente durante el período previo a los Juegos Olímpicos. Verdaderamente lamentable.

Por lo tanto, pediría al Consejo y a la Comisión que se mantuvieran en todo momento al corriente de la situación relativa a los derechos humanos en China. El mantenimiento de relaciones armoniosas con el socio estratégico que constituye la República Popular de China es importante, pero no a toda costa, y así teoría y práctica irían de la mano respecto a las siguientes palabras del informe: «Considerando que los diálogos sobre derechos humanos […] constituyen una parte esencial de la estrategia global de la UE de fomento del desarrollo sostenible, la paz y la estabilidad».

 
  
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  Irena Belohorská (NI). – (SK) En primer lugar, también quisiera agradecer a mi colega, la señora Valenciano, su trabajo sobre una cuestión que representa la herramienta más importante de los derechos humanos y, como tal, es muy delicada; lamentablemente, a menudo no recibe la atención que merece. Por esa razón, coincido con el punto de vista expresado en este informe; esto es, que debería prestarse más atención a las reformas efectuadas por los Estados socios en materia de derechos humanos y democracia. Creo que la Unión Europea tendrá que hacer todo lo que esté en su mano para desarrollar una respuesta más eficaz y unánime en el ámbito de la cooperación internacional y del diálogo con terceros países.

Me complace que el informe defienda y apruebe la integración sistemática de la protección de los derechos de las mujeres y los niños en todos los diálogos y las consultas sobre derechos humanos entre la Unión Europea y terceros países. En calidad de ponente de la Subcomisión de Derechos Humanos, estoy trabajando en una estrategia relacionada con los derechos de los niños; en mi informe, hago hincapié en la necesidad de que las disposiciones individuales sobre los niños en los conflictos armados se complementen unas a otras, así como en la necesidad de tener en consideración los compromisos de París para proteger a los niños del reclutamiento ilegal o de ser utilizados por fuerzas o grupos armados.

Quisiera hacer hincapié en la necesidad de incrementar los controles sobre la asistencia proporcionada por la Unión Europea, por ejemplo, como parte de la ayuda humanitaria, con el fin de evitar la posibilidad de que los fondos proporcionados por la Unión Europea destinados a la educación o a la atención médica infantil se empleen en adquirir pequeñas armas ligeras que pueden utilizar los niños. El diálogo no debe limitarse únicamente a cuestiones de democracia o protección de los derechos cívicos y políticos; debe abarcar también aquellas cuestiones que afectan directamente a la Unión Europea, como el medio ambiente o la protección de la salud. Es importante establecer criterios definidos para la puesta en marcha, suspensión o conclusión de un diálogo político, así como para definir los objetivos que deseamos alcanzar.

Con el fin de alcanzar nuestros objetivos, debemos entablar el diálogo y no limitarnos a emitir dictados a terceros países de manera unilateral; debemos esforzarnos por establecer una cooperación constructiva y colaborar con las organizaciones locales de derechos humanos y con las organizaciones no gubernamentales que operan en los países en cuestión. La UE debe proporcionar apoyo financiero adicional, que deberá estar condicionado al respeto por los derechos humanos: debe cesarse o suspenderse el pago de fondos a los países donde no se respetan los derechos humanos.

 
  
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  Charles Tannock (PPE-DE). – Señora Presidenta, el informe Valenciano Martínez-Orozco sobre la promoción de los derechos humanos y la democracia sigue siendo un pilar fundamental de la UE y de los valores comunes que unen a los 27 Estados miembros. Es también un componente clave externo en nuestras alianzas estratégicas con terceros países, en el Consejo de Europa ampliado a 47 Estados miembros, en nuestra alianza transatlántica en la OTAN y con países afines en el marco de las Naciones Unidas.

Inevitablemente, a medida que la Unión ha ido celebrando acuerdos de cooperación comercial y política cada vez más formales, hemos tratado de imponer a nuestros socios globales una cierta condicionalidad en materia de derechos humanos fundamentales – aunque, en el mejor de los casos, haya sido con fines específicos e incoherente – con la ayuda de un instrumento concreto, el Instrumento Europeo para la Democracia y los Derechos Humanos, y el apoyo, en caso necesario, del diálogo y las consultas sobre derechos humanos.

La Política Europea de Vecindad (PEV), de la que soy coponente en el Parlamento, trata de establecer un círculo de amigos vecinos comprometidos con un espacio común de paz, estabilidad, seguridad, pleno respeto de los derechos humanos y de la democracia, libertad de expresión, independencia del poder judicial, Estado de Derecho y prosperidad. Los planes de acción de la PEV se basan en los marcos contractuales ya existentes y legalmente vinculantes de conformidad con el Tratado – acuerdos de asociación con los países del Mediterráneo o acuerdos de asociación y cooperación con los antiguos Estados soviéticos – que incluyen característicamente cláusulas de respeto de los derechos humanos y de la democracia cuyo cumplimiento se vigila para que, cuanto más afín sea el país socio en cuanto a los valores compartidos, mayor sea la ayuda y la cooperación comercial de la UE. Estos planes de acción son vigilados por subcomités como parte de un diálogo continuo.

En teoría, al menos, las consideraciones geopolíticas no deberían importar, pero lo cierto es que la realpolitik suele prevalecer en la práctica. ¿Quién, por ejemplo, se atrevería a amenazar a la República Popular de China, como ha mencionado mi colega, señor Belder, por el grave deterioro de la situación existente en materia de derechos humanos y democracia, con el mismo tipo de sanciones que a Uzbekistán? Ésta es mi opinión.

(Aplausos)

 
  
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  Józef Pinior (PSE).(PL) Señora Presidenta, permítame comenzar felicitando a mi colega, la señora Elena Valenciano Martínez-Orozco por la preparación del informe sobre el funcionamiento de los diálogos en materia de derechos humanos y de las consultas sobre derechos humanos con terceros países. El informe de hoy guarda relación con una de las políticas más importantes de la Unión Europea y, por lo que respecta al Parlamento Europeo, la política de derechos humanos es el sello característico de la política europea. El informe que hoy nos ocupa aborda este ámbito de un modo excepcionalmente profundo y concienzudo.

Deseo llamar la atención sobre las recomendaciones que realiza el informe al Consejo y a la Comisión. En primer lugar, estamos destacando la necesidad de una mayor coherencia interinstitucional para hallar maneras de mejorar la coordinación entre las diversas instituciones de la UE (Consejo, Comisión y Parlamento Europeo). La política de derechos humanos realmente debe coordinarse a escala general de la UE. Debemos poner fin a la práctica por la cual cada una de las instituciones más importantes de la UE actúa en este ámbito en cierto sentido, si se me permite utilizar la expresión, por su propia iniciativa.

El diálogo y los objetivos de las consultas deberían basarse en el principio de universalidad, indivisibilidad e interdependencia de los derechos humanos. Recomendamos que los criterios que se establezcan abarquen no únicamente derechos civiles y políticos, sino también económicos, sociales, medioambientales y culturales.

El informe hace hincapié en el refuerzo del papel del Parlamento Europeo en la política de derechos humanos de la UE, petición reiterada en cada informe aceptado por esta Cámara en el ámbito de los derechos humanos. La petición es clara —el Parlamento Europeo debe ocupar el lugar central en el sistema de instituciones europeas más importantes, donde se concentra la política de la UE sobre derechos humanos, pues es la institución resultante de elecciones democráticas y posee un derecho moral político para adquirir una participación fundamental en esta materia—.

Asimismo, consideramos esencial que se refuerce el papel de las Asambleas Interparlamentarias y de las Delegaciones Interparlamentarias en los diálogos y consultas sobre derechos humanos.

Finalmente, insistimos en que los derechos de la mujer forman parte intrínseca de los derechos humanos, e instamos a la Comisión a que, de forma sistemática y explícita, incluya el fomento y la protección de los derechos de la mujer en todos los ámbitos en relación con los derechos humanos que entran dentro de la esfera de competencia de la Unión Europea.

 
  
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  Lydie Polfer (ALDE). – (FR) Señora Presidenta, en primer lugar, me gustaría felicitar a la señora Valenciano por su informe, en el que se combinan valentía y ambición, y deseo señalar que apoyo todas sus propuestas. De hecho, en el informe se reafirma la universalidad de los derechos humanos, que se establecen como principios fundamentales de las relaciones de la Unión Europea con los países terceros.

Sin embargo, si bien es importante afirmar y reafirmar la universalidad de los derechos humanos hoy en día, es igualmente importante, y ya es hora, de librarse de otro dogma de la política internacional, una ilusión que empleamos muy a menudo para darnos confianza: la ilusión de que el desarrollo económico conducirá a la democratización y la protección de los derechos humanos. La imagen que arroja la evolución de las últimas décadas es muy diferente. De hecho, debemos constatar que está en marcha una evolución de dos velocidades: por un lado, constatamos la rápida mundialización en el plano económico y, por el otro lado, el impulso de la democratización, que ha propiciado la aparición de democracias en Europa, América Latina y Asia oriental al final de la Guerra Fría, parece ahogarse. En cambio, debemos observar que, en todo el mundo, el crecimiento económico y los regímenes autoritarios van a menudo cogidos de la mano. Por el contrario, el rápido crecimiento económico incluso parece legitimar dichos regímenes y contribuir a la estabilización de su poder.

Hoy, de manera acertada, centramos nuestro interés y nuestras preocupaciones en la situación de los derechos humanos en los grandes países emergentes, como China y Rusia. Pero no nos engañemos: en algunos de los países que se cuentan entre los más desarrollados del mundo —incluidos algunos que son nuestros aliados económicos— no se respetan los derechos fundamentales de los ciudadanos. Me refiero especialmente a Singapur, un país que cuenta con una economía moderna y próspera, cuya población se beneficia de todas las ventajas de un país desarrollado, excepto en lo que atañe a las libertades políticas y, más concretamente, a la libertad de expresión y reunión.

Señora Presidenta, en el caso de que faltara alguna prueba, la ha aportado clarísimamente el comportamiento de las autoridades de Singapur hacia una delegación de diputados de mi Grupo de la que yo formaba parte en abril de este año. Las autoridades locales non impidieron hablar en una reunión con miembros del partido liberal de Singapur bajo amenaza de detención.

Esta experiencia, aunque fue perturbadora, fue también muy reveladora y, una vez más, me sirvió de confirmación de que la protección de los derechos humanos no va necesariamente de la mano del desarrollo económico y que la Unión Europea, en estos casos, no puede contentarse con un enfoque puramente económico hacia estos países. Por el contrario, la Unión Europea debería seguir desempeñando su función de defensa de los derechos humanos y recordar constantemente a los líderes extranjeros que los derechos humanos son para todos los seres humanos de todo el mundo.

 
  
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  Marek Aleksander Czarnecki (UEN).(PL) Señora Presidenta, el fomento de los derechos humanos es el pilar esencial de la política exterior de la Unión Europea. Estoy de acuerdo con la ponente en que el Consejo y la Comisión deberían incorporar sistemáticamente aspectos sobre los derechos humanos en el programa de la Unión Europea para el diálogo político con terceros países.

También sería una buena idea que los derechos humanos se incluyeran más a menudo en todos los ámbitos de la política exterior de la Unión, incluidos los aspectos externos de su política interna. Deberían utilizarse todos los instrumentos disponibles para conseguir tal objetivo. A este respecto, creo que sería positivo hacer un mayor uso del Parlamento Europeo. Por ejemplo, el Consejo podría enviar al Parlamento y a la comisión pertinente evaluaciones semestrales sobre cada diálogo y consulta mantenidos, junto con una explicación que destacara las tendencias en la evolución del trabajo y no únicamente los resultados concretos.

También podría resultar apropiado que se creara una sesión de consultas rutinaria en la que participaran los diputados del Parlamento Europeo después de cada ronda de diálogo y de consultas. De este modo los diputados tendrían la oportunidad de implicarse en las decisiones clave relacionadas con el mantenimiento o la suspensión de un diálogo concreto. También creo que sería una buena idea incluir a los diputados en el proceso de toma de decisiones cuando se inicien nuevos diálogos e informarles sobre el objetivo y las formas o procedimientos para su institución.

También opino que, para que sus actuaciones sean más eficaces, el Consejo y la Comisión deberían incorporar las recomendaciones y conclusiones de las resoluciones del Parlamento, especialmente de resoluciones sobre derechos humanos, en sus agendas de diálogo.

 
  
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  Raül Romeva i Rueda (Verts/ALE). – (ES) Señora Presidenta, quisiera, en un minuto y medio, resumir algunas de las ideas fundamentales que nos han llevado no solamente a apoyar, sino a defender claramente esta iniciativa y felicitar, lógicamente también, a Elena Valenciano por el trabajo y por la capacidad de consenso que ha demostrado.

Quiero saludar también la presencia y el interés del Sr. Borg, así como la presencia del Sr. Mattisen, pero lamentar, al mismo tiempo, que los dos primeros escaños, los dos primeros sillones del Consejo, estén vacíos. Creo que este tema no se merecía esta ausencia y hay que decirlo y, como ya se ha dicho, hay que reiterarlo.

Los tres temas que creo es importante, en todo caso, destacar y que a mí me gustaría señalar son, en primer lugar, la necesidad, no lo diremos nunca suficiente, de reforzar la coherencia de estos instrumentos, de reforzar el hecho de que no podemos, por un lado, lamentar ciertos hechos y, al mismo tiempo, callarlos cuando ello nos conviene a partir de nuestros intereses.

El segundo elemento que me parece importante, y también se ha dicho, pero lo reitero, la necesidad de que haya una mejora, transparencia, en relación a ese tipo de mecanismos y ello implica necesariamente una mayor participación de parte de este Parlamento. Se ha dicho muchas veces que estamos completamente, digamos sorprendidos, por decirlo de forma suave, ante la ausencia que tienen muchos de esos debates, no solamente en la simple participación, sino en la información que muchas veces requerimos.

Y la última, pero no por ello menor, el importante papel que tienen en este informe los catorce párrafos dedicados al papel de la mujer en el tema de los derechos humanos, y aquí, como Vicepresidente de la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género, celebro que se hayan incorporado muchas de las enmiendas que, en su momento, aprobamos y discutimos en nuestra comisión.

(Aplausos)

 
  
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  Erik Meijer (GUE/NGL). – (NL) Señora Presidenta, el énfasis en los derechos humanos, que recibe un apoyo tan mayoritario, es relativamente nuevo. Antes, este énfasis procedía principalmente de ideologías socialistas o liberales. La izquierda se preocupaba esencialmente del derecho a la vivienda, a unos ingresos, a los servicios, a la codecisión, a un entorno saludable, a la paz y a la liberación de la ocupación colonial; y no sólo para aquéllos que ya disfrutaban de esos derechos, sino en especial para los que aún no tenían la posibilidad, o una posibilidad insuficiente, de ejercerlos. Los liberales se centraban esencialmente en las libertades individuales y en el derecho a las iniciativas empresariales. Para algunas otras fuerzas políticas, los derechos humanos eran menos importantes.

Incluso ahora que hay un mayor consenso que antes sobre la importancia de los derechos humanos, aún existe una brecha entre los ideales y la realidad. Los países más ricos y más democráticos actúan basándose en sus propios intereses y tienden a dar prioridad al apoyo a los regímenes que garantizan los suministros de gas y petróleo y a nivel interno intentan destruir los movimientos que más entran en conflicto con los intereses occidentales. Aplicar un doble rasero es una invitación a desacreditar críticas justificadas a otros países y conseguir que éstas se consideren interferencias inútiles y arrogantes.

El Informe Valenciano Martínez-Orozco señala acertadamente que mantener diálogos interminables sobre derechos humanos con gobiernos reticentes no es un objetivo válido y que no debe permitirse que dichos diálogos caigan en la falta de transparencia y control democrático. Este informe goza de un amplio consenso: las enmiendas que se ha propuesto proceden principalmente de los tres diputados flamencos al Parlamento Europeo del Grupo Identidad, Tradición y Soberanía. Las deficiencias que han identificado son en su mayor parte correctas, pero las formulaciones y supresiones que proponen dan la impresión de que no se trata de buscar soluciones sino de resignarse a la falta de resultados. Creer que para Europa sería mejor aislarse del resto del mundo para de ese modo conseguir paz, tranquilidad, prosperidad y seguridad en su propio territorio no es más que una ilusión. Las enmiendas que no contribuyan a la igualdad y la democracia para todos y a la solidaridad con los pobres y hambrientos del mundo no tendrán nuestro apoyo.

 
  
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  Kathy Sinnott (IND/DEM). – Señora Presidenta, en la UE damos gran importancia a los derechos humanos. Tratamos de alentar a las naciones con las que mantenemos alguna relación para que consigan también un buen nivel de derechos humanos. El diálogo es un punto de partida importante, pero en ese diálogo tenemos que estar dispuestos a arriesgar incluso la ventaja económica para poder hablar con valor y sinceridad.

China aparece en este informe; conocemos casos graves de persecución política y religiosa en ese país. Hace dos años, conocí en China a un psiquiatra que era presidente de una organización de discapacitados. Orgulloso, me contó que en su ciudad, de más de 10 millones de habitantes, no había nadie con síndrome de Down, porque no se les dejaba vivir.

Esta discriminación contra las personas discapacitadas exige un diálogo inmediato, al margen de las relaciones económicas entre la UE y China.

En cuanto a las relaciones comerciales, cuando presionamos a un país para que mejore la situación de los derechos humanos, tenemos que estar dispuestos a emprender acciones decisivas, pero con cuidado de que estas acciones no empeoren aún más la situación de los más pobres en el país.

 
  
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  Laima Liucija Andrikienė (PPE-DE). – Señora Presidenta, considero que el informe Valenciano Martínez-Orozco es muy completo y trata claramente de reforzar y mejorar la extensa acción de la Unión Europea en materia de diálogo y consultas sobre derechos humanos con terceros países.

Esta noche estamos hablando de uno de los instrumentos más importantes que la Unión Europea tiene para promover los derechos humanos en nuestras relaciones con terceros países. Agradezco la forma crítica, pero también constructiva, con que la ponente aborda los desafíos que plantea el funcionamiento del diálogo sobre derechos humanos con respecto a la perspectiva general y la cooperación interinstitucional.

Apoyo plenamente la mayoría de las recomendaciones contenidas en el informe y la resolución. Quiero llamar especialmente su atención sobre la necesidad de aumentar la transparencia y adoptar indicadores para algunos parámetros de referencia con el fin de conseguir resultados prácticos que puedan ser apoyados por otras herramientas de política exterior de la UE.

Apoyo plenamente la recomendación de controlar los objetivos específicos del diálogo UE-China sobre derechos humanos, así como las consultas UE-Rusia, esperando que den paso lo antes posible a un diálogo estructurado para evaluar la utilidad de los diálogos sobre derechos humanos.

Es también importante aplicar y usar los resultados del diálogo sobre derechos humanos en proyectos que se encuadren en la Iniciativa Europea para la Democracia y los Derechos Humanos y vincular sistemáticamente esas dos herramientas.

Apoyo plenamente la recomendación de que, en el futuro, se refuerce en esos países el papel y la participación del Parlamento Europeo en las asambleas interparlamentarias en el diálogo sobre derechos humanos.

Por último, pero no menos importante, los derechos humanos tienen que ser el pilar de nuestro mensaje político, y es de crucial importancia que nuestro mensaje refleje la coherencia, la transparencia y el firme compromiso político de todas las instituciones europeas y los Estados miembros.

 
  
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  Evgeni Kirilov (PSE). – Señora Presidenta, ahora que ha finalizado el largo duelo de ocho años por las enfermeras búlgaras y el médico palestino en Libia, creo que necesitamos urgentemente una evaluación seria de la situación de los derechos humanos en ese país.

En el informe Valenciano Martínez-Orozco se menciona la necesidad de iniciar un diálogo sobre derechos humanos con Libia. Apoyo la necesidad de tal diálogo en el marco del proceso de Barcelona. Sin embargo, digamos claramente que no podemos olvidar ni tolerar que ciudadanos europeos hayan sido secuestrados, torturados (como reconoció incluso el hijo del Coronel Gaddafi), encarcelados durante ocho años y sometidos a un proceso judicial que fue una farsa, para luego portarse como si les tuviéramos que estar agradecidos, o como si tuviéramos que recompensar a la parte libia por haberles liberado al final.

Ya se ha reflejado vivamente en los medios de comunicación europeos que esto podría convertirse en un estudio de caso para cualquier dictadura que quiera llamar la atención y establecer relaciones con la Unión Europea. Es más, Libia inició una campaña contra el Presidente de Bulgaria por haber perdonado a las enfermeras después de su regreso a su país, como si esperara que las fuéramos a mandar directamente del aeropuerto a la cárcel.

En virtud del acuerdo de la Comisión Europea con Libia, Bulgaria tuvo que suscribir 56 000 millones de dólares de deuda libia para el fondo de Benghazi. Otros países de la UE gastarán aún más. Pero una vez más, digamos claramente que esta ayuda humanitaria está siendo utilizada políticamente por el régimen libio para ocultar la verdad y culpar a Occidente de un complot para infectar deliberadamente a niños árabes. Esa absurda acusación está aún viva.

Libia no ha mostrado todavía ninguna intención de reforma y nosotros no debemos crear la impresión de aplicar un doble rasero sólo porque haya tanto petróleo y gas en ese país.

Se trata de una situación que pone a prueba la credibilidad de la legislación de la Unión Europea en materia de derechos humanos.

 
  
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  Sarah Ludford (ALDE). – Señora Presidenta, el excelente informe Valenciano Martínez-Orozco hace un análisis exhaustivo del potencial, utilizado y no utilizado, del diálogo de la UE en materia de derechos humanos. Exigimos una acción del Consejo, lamentablemente ausente esta noche. La estrategia de la UE en materia de derechos humanos no conseguirá nunca resultados óptimos si no se organiza de una forma sistemática y coherente, con transparencia y revisiones periódicas.

Por supuesto, nuestra credibilidad en materia de derechos humanos depende de que hagamos lo que predicamos. ¿Cómo podemos pedir a países como Jordania, Egipto, Libia, Marruecos o Argelia que pongan fin a las torturas, cuando sabemos que los Estados Unidos subcontratan la tortura con esos países y los Estados europeos lo consentimos? En lugar de ser creíbles, nos hacemos hipócritas. Nuestra propia Cámara tiene que limpiarse. El silencio del Consejo, desde nuestro informe en febrero sobre el transporte y la detención ilegal de presos, no ha pasado por alto.

Uno de los diálogos más estrechos que deberíamos estar manteniendo es el relativo a los países afines, y por eso acojo con satisfacción los apartados 115 y 116, que instan a la UE a buscar sinergias y experiencias compartidas, al tiempo que se abordan problemas de derechos humanos con Estados Unidos, Canadá, Japón y Nueva Zelanda.

Ahora bien, en los últimos seis años, aunque la mayoría de los ciudadanos europeos han compartido su preocupación por la guerra contra el terror, no hemos visto ninguna acción decisiva de la UE para garantizar el respeto transatlántico de los derechos fundamentales y del Estado de Derecho.

Por supuesto, no digo que los Estados Unidos sea el peor defensor de los derechos humanos en el mundo. Pero podría ser el modelo de excelencia en este ámbito y lo malo es que la UE no le está presionando en esa dirección. Las directrices sobre tortura del Consejo dicen que la UE hará gestiones y declaraciones públicas pidiendo a terceros países que adopten medidas eficaces contra la tortura y los malos tratos. ¿Qué gestiones ha habido? ¿Qué declaraciones públicas ha habido sobre secuestros, sobre torturas, sobre la bahía de Guantánamo? Sólo hay un silencio vergonzante.

Quizás la clave esté en un artículo publicado esta semana por la revista Economist. Bajo el titular «Los mejores, los checos», explica cómo la República Checa, en sus tres años de adhesión a la UE, ha conseguido prestigio por promover siempre que ha podido los derechos humanos. ¡Estupendo! ¡Genial! ¡Brindemos por ello! Pero, al seguir leyendo, me enteré de que, en la maquinaria de la política exterior de Bruselas, tal interés irrita. Los diplomáticos de la UE dicen de la República Checa que «está en el limbo», o incluso que « es poco profesional», sin duda, el insulto más desdeñoso en el arsenal de un diplomático. ¡Estos tontos y jóvenes checos! Creen en la retórica de que la UE es una comunidad de derechos humanos. Se han creído que los artículos 6 y 7 del Tratado de la UE, en los que se establecen nuestros valores de democracia, derechos fundamentales y Estado de derecho, ¡están ahí realmente para aplicarlos! Pero los viejos cínicos de la Oficina de Asuntos Exteriores y la Commonwealth o el Quai d´Orsay les explicarán la verdad.

Yo estoy de acuerdo con el Ministro checo de Asuntos Exteriores, Karel Schwarzenberg, quien no ve contradicción alguna entre ser amigo de Estados Unidos y criticar sus violaciones de los derechos humanos. Se opone tanto al embargo de los Estados Unidos sobre Cuba, como a la bahía de Guantánamo. «Estoy en contra de Guantánamo porque creo que es una violación de los derechos humanos», ha dicho tajantemente.

 
  
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  Mikel Irujo Amezaga (Verts/ALE). – (ES) Señora Presidenta, quisiera hacer referencia a tres aspectos de este magnífico informe. En primer lugar, al papel de este Parlamento en el control democrático de los documentos estratégicos relativos a los instrumentos financieros para ayuda exterior.

En el pasado Pleno debatimos y criticamos una vez más el incumplimiento por parte de la Comisión del compromiso de transparencia y control parlamentario, en el marco del instrumento de financiación de la cooperación al desarrollo. Espero que sea algo que no se repita en esta materia.

En segundo lugar, desearía que se solicitase a la Comisión que, lo antes posible, comunicara a este Parlamento cuándo y cómo propone la realización del mecanismo de protocolo postelectoral, en el marco de las misiones de observación electoral, que propone este informe.

Y, en tercer y último lugar, el informe pide al Consejo y a la Comisión que analicen, apoyen y coordinen el establecimiento de valores de referencia para el diálogo de la Unión Europea con acciones de otros donantes y otras organizaciones internacionales, especialmente en los mecanismos existentes en las Naciones Unidas.

Mañana se debate en esta Cámara una Resolución de urgencia sobre la financiación del Tribunal especial que juzga crímenes de guerra en Sierra Leona, creado por las Naciones Unidas. Considero que es un ejemplo de la falta de coordinación que existe hoy en día entre la Unión y los organismos internacionales y un buen ejemplo del trabajo que queda por hacer.

Espero, pues, que este informe sea un paso adelante para lograr esta coordinación.

 
  
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  Bernd Posselt (PPE-DE).(DE) Señora Presidenta, hoy un grupo de kurdos yazidíes se manifiestan fuera de esta Cámara y yo quiero unirme a ellos, junto con la señora Uca y otros diputados. Esta manifestación de los representantes de un grupo perseguido por el terrorismo y amenazado por el genocidio es otra muestra más de la inmensa esperanza depositada en esta Cámara con respecto a asuntos relacionados con los derechos humanos. Ésa es la razón por la que resulta tan importante que nuestro trabajo en el ámbito de los derechos humanos se lleve a cabo de un modo sistemático y sostenible y evitando cometer determinados errores.

El primer error grave es hacer una distinción entre países grandes y pequeños cuando se trata de derechos humanos, juzgando con severidad en el caso de los países pequeños y cediendo ante los países grandes con los que compartimos importantes intereses económicos y estratégicos. Eso es algo que hacen muchos de nuestros gobiernos de todas las tendencias políticas, pero que este informe evita. En concreto, el informe apunta con valentía a los temas de China y Rusia, y estoy obligado a dirigirme a la señora Merkel y decirle claramente sobre su reciente visita a China y sobre la visita que hizo hace algún tiempo a Rusia que en ambos casos es posible perseguir intereses y a pesar de ello, o precisamente por esa razón, plantear el tema de los derechos humanos en términos claros.

El segundo error que no debemos cometer es el siguiente. Un escritor austriaco, Gerd-Klaus Kaltenbrunner, dijo una vez que hay dos tipos de comunidades oprimidas y víctimas individuales: unas con atractivo y otras sin él. Las primeras acaparan atención durante un tiempo, mientras que a las segundas se les ignora. Los derechos humanos deben aplicarse a todo el mundo, independientemente de si en ese momento son o no objeto de un interés especial por parte de la comunidad internacional.

El tercer error que debemos evitar —y este aspecto también resulta esencial— es introducir la política partidista en este asunto. Ése es el motivo por el que lamento el discurso del señor Meijier, a quien, por lo demás, tengo en gran estima. Pregunten al señor Kelam o al señor Landsbergis, que sufrieron la amenaza de la persecución soviética, quién denunció su caso entonces, en la década de los ochenta: si fue nuestro grupo o el del señor Meijer. En todos sitios encontramos desequilibrios y la tendencia a abusar de los derechos humanos con fines políticos. Debemos evitar esta orientación en favor de aquélla que se recoge en el excelente informe de la señora Valenciano y crear una política de derechos humanos que aplique normas objetivas y supere las divisiones políticas y que merezca la gran tradición de derechos humanos de esta Cámara.

 
  
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  Katrin Saks (PSE). – (ET) Me gustaría dar las gracias a la ponente por su buen informe y por el alto nivel de trabajo en equipo. Deseo destacar dos puntos relativos a nuestro diálogo sobre los derechos humanos con terceros países. De hecho, voy a reiterar lo que ha comentando el anterior ponente, porque lo considero tan importante que merece la pena repetirlo.

En primer lugar, el punto relativo a los conflictos de intereses y valores, que para mí también es esencial. No es un secreto que en la carrera hacia el mundo globalizado hemos tratado de dar preferencia a nuestros propios intereses y valores. Si no hacemos referencia a nuestros valores ni los proclamamos allí donde nuestros intereses ejercen una presión, los olvidaremos paulatinamente. Agradezco la flexibilidad del ponente: hemos presentado propuestas conjuntas de enmiendas relativas a Rusia y Asia Central. En estas regiones, a menudo priman los intereses y se dejan a un lado nuestros valores.

La Unión Europea debe recordar a sus socios los acuerdos y compromisos internacionales que éstos han adoptado. Como ponente del Consejo Europeo, tengo la certeza de que los intereses son lo primero en el caso de los países grandes y al mismo tiempo estamos siempre dispuestos a señalar a las naciones pequeñas. Sin embargo, los criterios deberían ser los mismos para todos.

En segundo lugar me gustaría referirme a un aspecto menos importante: nuestro comportamiento en las relaciones con terceros países y cómo repercute este aspecto en los derechos humanos y los objetivos asociados en los países de acogida. Siempre debemos dar esperanzas y no hacer justo lo contrario, es decir, quitárselas. Cada uno de los pasos que damos para tratar de solucionar el origen de los problemas se vigila con atención. Por ejemplo, creo que el apoyo occidental fue importante y necesario para los países bálticos, para sus ambiciones, y considero que la ausencia real de ese apoyo resulta deprimente. También en relación a este tema, debemos reiterar a nuestros socios que han de cumplir sus obligaciones.

Finalmente, desearía volver a repetir que el informe aborda estos puntos y darle de nuevo las gracias a la ponente por su alto nivel de trabajo en equipo.

 
  
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  Hannu Takkula (ALDE). – (FI) Señora Presidenta, en primer lugar deseo dar las gracias a la ponente, Elena Valenciano Martínez-Orozco, por su excelente informe, que además está perfectamente enfocado. Es muy importante que este foro europeo, el Parlamento Europeo, se ocupe de los derechos humanos. Concuerdo plenamente con la ponente cuando afirma que los derechos humanos deberían ser la esencia de la política externa de la UE.

Cuando hablamos de derechos humanos, tenemos que recordar que no deben convertirse en mera retórica o en simples palabras usadas en discursos políticos y en ocasiones especiales. Deben ser una realidad habitual tanto en el seno de la Unión Europea como en nuestras relaciones con otros países.

¿Qué representan exactamente los derechos humanos en todos sus aspectos? En mi opinión, los derechos humanos son derechos inalienables que un ser humano posee desde su nacimiento hasta su muerte y éstos incluyen los derechos de los niños no nacidos y los ancianos. Asimismo incluyen los derechos de las mujeres, como ya se ha dicho aquí, y los derechos de los niños, pero también los derechos de los discapacitados, los enfermos, los ancianos, los de todas las personas. Tenemos que recordar que todas las vidas son valiosas y únicas. Incluso diría que todas las vidas son sagradas y que nadie puede quitarle su vida a otra persona: despojarle de sus derechos humanos.

Si en la Unión Europea pudiéramos compartir con los demás la idea de que el valor humano y los derechos humanos siempre prevalecen por encima del valor mercantil, estaríamos en el buen camino, en la dirección correcta. Sin embargo, desafortunadamente, parece que demasiado a menudo permitimos que el valor mercantil sustituya a los derechos humanos. China proporciona muchos ejemplos a este respecto y todos ellos nos resultan evidentes en la actualidad. Además, ahora tenemos que tener en cuenta la situación de Rusia, por ejemplo. ¿Qué son los derechos humanos en Rusia? Los vemos, conocemos los casos por su nombre, como el caso Hodorovski, entre otros. ¿Qué hemos conseguido como comunidad europea de valores? Obviamente, estamos en una comunidad europea de valores y la Unión Europea tiene que poner en práctica aquello que proclama y defender los derechos y valores humanos en todas partes, dentro de la Unión pero también en sus relaciones con terceros países y con países en desarrollo.

 
  
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  Francisco José Millán Mon (PPE-DE). – (ES) Señora Presidenta, en la segunda mitad del siglo XX, y en especial, en las últimas tres décadas, la democracia y el respeto de los derechos humanos han progresado enormemente, pero todavía queda mucho por hacer.

Hace unos meses en Berlín, en la Declaración adoptada con ocasión de los 50 años de la firma del Tratado de Roma, las Instituciones de la Unión manifestaron solemnemente el deseo de promover la libertad y la democracia en el mundo.

En esta política debemos partir abiertamente de los principios de que el respeto de los derechos humanos afecta a toda la comunidad internacional y de que éstos son universales. Estas dos ideas están expresamente recogidas en el documento final adoptado en la Cumbre de Nueva York de 2005.

En efecto, no es aceptable la tesis de que hay partes del mundo que, por una u otra razón, están exentas de la observancia de los derechos humanos. Esto es, que hay regímenes a los que no se les puede reclamar el respeto de las libertades.

Quiero recordar aquí los brillantes ensayos del Premio Nobel Amartya Sen sobre las raíces globales de la democracia y la democracia como valor universal. En suma, la promoción de los derechos humanos debe ocupar un papel muy relevante en las relaciones de la Unión con todos los países terceros.

Uno de los instrumentos es la vía de los diálogos, por eso me parece bien la elaboración de un informe que contribuye a ordenar y sistematizar los diálogos sobre derechos humanos que la Unión Europea efectúa con otros países.

Celebro que el apartado 31 del informe pida al Consejo que la iniciación de un diálogo o su suspensión obedezca a criterios claros y que se exija además una evaluación previa de impacto. Comparto igualmente que el diálogo no debe constituir un fin en sí mismo.

Y quiero terminar esta intervención haciendo una breve referencia a Cuba, que no es citada en el informe y donde, desgraciadamente, derechos humanos y libertades básicas siguen sin respetarse. Sin embargo, el Consejo ha decidido recientemente proponer el inicio de un diálogo global con Cuba que incluye estos derechos.

Es bien conocida la postura de la mayoría de este Parlamento, que no comparte la política, un tanto errática, que el Consejo está siguiendo en los últimos tres años con el régimen castrista. En efecto, para nosotros, la cuestión prioritaria debiera ser, antes de cualquier otra iniciativa, insistir firmemente en la liberación de los presos políticos.

 
  
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  Ana Maria Gomes (PSE).(PT) Deseo felicitar a mi colega, la señora Valenciano, por su importante informe, que presenta propuestas concretas para implicar al Parlamento en los diálogos políticos sobre derechos humanos que tienen lugar en el Consejo y en la Comisión.

No se trata simplemente de reforzar a la UE como actor global a escala interinstitucional. Se trata de intentar aprovechar los beneficios del valor añadido que podría suponer la participación del Parlamento Europeo para la esencia de esos diálogos y para los resultados prácticos en un ámbito en el que la insensibilidad y el retraimiento de varios gobiernos europeos y otras instituciones provoca un desafortunado contraste con el compromiso y liderazgo histórico del Parlamento Europeo, el órgano que es la voz de los ciudadanos de Europa.

Ha de admitirse que existen muchos casos de incoherencia que restan credibilidad a Europa. Sin ir más lejos, esta mañana durante el debate sobre el terrorismo he criticado la colaboración de los gobiernos europeos con el programa de comercio asociado a la tortura del Gobierno de Bush.

Pero veamos la política de desarrollo europea, que se supone promueve las buenas formas de gobierno y, por tanto, los derechos humanos. La actual Presidencia portuguesa está incluso intentando reforzar las relaciones europeas con África en este contexto. ¿Por qué la Comisión y el Consejo no son capaces de utilizar ni de la forma más básica los instrumentos de los que ya dispone, como el Acuerdo de Cotonú, que incluye cláusulas específicas sobre el tema de los derechos humanos?

Hoy está claro para setenta y siete millones de etíopes y otros muchos millones de africanos que la UE no se toma el Acuerdo de Cotonú en serio. Treinta y ocho diputados electos al parlamento, periodistas y activistas encarcelados en Etiopía tras las elecciones de 2005, controladas por una misión de la Unión Europea, han sido liberados recientemente gracias a la reiterada presión de este Parlamento y ante un incomprensible silencio por parte del Consejo.

Sin embargo, otros, como Netsanet Demissie y Daniel Bekele, siguen encarcelados. ¿Podrán alguna vez creer en el Acuerdo de Cotonú y en la UE? Son muchos los ejemplos de inmovilismo o incluso de repugnante postración por parte de representantes de la UE en todo el mundo, desde Addis Abeba a Pekín, de Moscú a Riad y de Teherán a La Habana.

Esperemos que los informes de que un Comisario europeo se ha disculpado recientemente ante el Gobierno de Sudán para evitar la expulsión de los delegados locales de la Comisión no sean ciertos.

 
  
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  Anna Ibrisagic (PPE-DE). – (SV) Señora Presidenta, en un mundo en el que los derechos humanos y la democracia no siempre resultan evidentes —entre nuestros vecinos y en ocasiones en ciertos países que, aunque no sean miembros de la UE, son parte de nuestra Europa—, las relaciones de la UE con el mundo que le rodea cobran una importancia aún mayor. Cada una de esas relaciones, ya sea en forma de reunión, diálogo o acuerdo, es una oportunidad para reivindicar nuestros valores e imponer exigencias a aquellos países que aún no viven de acuerdo al significado de las palabras humanidad, derechos humanos y democracia.

El informe que hoy estamos estudiando es esencialmente positivo. Pone de manifiesto algunas de las dificultades que surgen cuando se trata con distintas formulaciones y enfoques de los derechos humanos, pero aún así creo que debería haber sido más crítico con respecto a nuestra actitud hacia China o Rusia, por ejemplo. Nuestro deber es ser críticos con los países que no respetan los derechos humanos y que no son democráticos, pero es absolutamente esencial criticar a los países que se consideran democracias; no sólo por el bien de nuestra propia credibilidad sino también por las personas que viven en esos países y que no tienen ni siquiera la oportunidad de expresar sus críticas.

La democracia y los derechos humanos son un hecho en la UE, por eso a veces pensamos que siempre han existido, que existen y existirán. Pero aquéllos que nacimos en regímenes dictatoriales sabemos que debemos luchar día a día por la democracia y los derechos humanos. Decir que se está trabajando en los derechos humanos y que las cosas están mejorando no es suficiente. Aún queda mucho por hacer, como se suele decir. Cuando entablemos diálogos debemos ser mucho más claros y específicos, tanto en nuestras críticas como en nuestras exigencias, y debemos empezar a hablar de las cosas tal como son si queremos dejar un mundo mejor a nuestros hijos.

 
  
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  Pierre Schapira (PSE). – (FR) Señora Presidenta, siendo ya tarde, se han dicho ya muchas cosas; aún así me gustaría dar las gracias a la señora Valenciano por su informe, que representa un importante paso adelante en el proceso de hacer que la política europea de desarrollo sea más transparente y eficaz en lo que respecta a los derechos humanos.

También aprovecho la ocasión que me brinda este debate para solicitar a los representantes del Consejo y la Comisión que mejoren la cooperación interinstitucional. De hecho, es esencial que se instaure un diálogo entre el Consejo, la Comisión y el Parlamento para que las medidas que se adopten en el área de los derechos humanos se puedan coordinar mejor y para evitar que las contradicciones y la duplicación interfieran con el mensaje que se transmite al resto del mundo.

Desgraciadamente, es una cuestión permanentemente de actualidad. A modo de ejemplo concreto, nuestra política respecto de Birmania es indescifrable desde el exterior. Los miembros de la UE se han comprometido a mantener una posición común a favor de la reconciliación nacional, la democracia y los derechos humanos, si bien, en la práctica, los Estados miembros de la UE están divididos, lo que resulta en una posición débil e ineficaz que no tiene ningún efecto sobre el régimen de Birmania.

La Unión Europea no tiene una estrategia política clara. Nos concentramos únicamente en la ayuda humanitaria, lo que, claramente, es esencial, aunque no basta. No hemos adoptado una posición acerca de cómo el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas debería abordar la situación en Birmania, lo que no ofrece apoyo alguno a una resolución. Además, la Comisión ha reducido la cuantía de los subsidios asignados a los proyectos dirigidos a promover los derechos humanos y la democracia en Birmania. La Unión Europea no ha utilizado su influencia de manera positiva y eficiente para promover y respaldar la democracia y los derechos humanos en dicho país.

Una prueba de ello es el fracaso de nuestra reciente petición de que se liberara a la Premio Nobel de la Paz birmana, la señora Aung San Suu Kyi, a la que, sin embargo, el Parlamento había otorgado el Premio Sájarov en 1990. Este ejemplo ilustra a la perfección el hecho de que nuestras tres instituciones deben actuar juntas para presentar una política coherente e inteligible que defienda los derechos humanos.

 
  
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  Luís Queiró (PPE-DE).(PT) Señora Presidenta, Señorías, el informe que estamos debatiendo merece nuestro apoyo en primer lugar porque analiza ampliamente y con detalle un tema que es de gran importancia para la dimensión exterior de la Unión Europea y por lo tanto, me gustaría felicitar a la ponente.

Lo peor que le podría pasar al compromiso de la Unión Europea con la promoción internacional de los derechos humanos fundamentales sería convertirse en un tema asilado que se abordara individualmente. La alternativa, en mi opinión la mejor opción, es considerar que la promoción de los derechos humanos es tanto una obligación ética, por motivos evidentes, como un interés de la UE, dado que la inestabilidad, los flujos migratorios y las tensiones políticas y militares vinculadas a las violaciones de los derechos humanos generan crisis que convierten el mundo en un lugar más peligroso.

Por todo ello estoy de acuerdo con la cuestión esencial, aunque creo que es necesario analizar el aspecto del método. Si la UE sólo mantuviera relaciones con los países que respetan los derechos humanos tal como nosotros los defendemos, entonces nuestras relaciones sólidas se extenderían tan sólo a unos poco países. Y a la inversa, si la Unión Europea optara siempre por la realidad de los intereses económicos, energéticos, geoestratégicos y de otra naturaleza, pronto descubriría que en lugar de defender ventajas inmediatas en realidad está creando peligros aún mayores para el futuro.

Lo que debemos esperar es una estrategia coherente de la UE que incluya la promoción tangible y cuantificable de los derechos humanos en su agenda política exterior. Asignar fondos presupuestarios sin evaluar los resultados de su aplicación o financiar propuestas cargadas de buenos propósitos que nunca se materializan no es la solución.

A este respecto, la próxima Cumbre UE-África es una oportunidad que no debemos desaprovechar. Si deseamos ayudar a África y a los africanos —y lo deseamos— debemos ser generosos y exigentes en la misma medida. Como ya he dicho, no podemos engañarnos a nosotros mismos y pensar que podemos entablar relaciones sólo con países que respeten los valores fundamentales, pero tenemos que mantener la convicción de que la agenda de derechos humanos es parte de nuestra política con esos países. De lo contrario estaríamos cediendo ante la fuerza de algún dictador y ofreciendo una señal, no de nuestra buena voluntad sino de nuestra falta de capacidad política y de fortaleza en las negociaciones.

Señora Presidenta, un mundo mejor es un mundo más seguro y Europa no puede confundir el poder simbólico de su diplomacia con un poder imaginario o, lo que es peor, con la ausencia total de poder.

 
  
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  Csaba Sándor Tabajdi (PSE). – (HU) Felicito afectuosamente a la señora Valenciano por su excelente informe; ha presentado algunas propuestas muy importantes. Al mismo tiempo, me gustaría señalar varias lagunas, de las que no se puede culpar a la ponente, pero que representan las deficiencias conceptuales del Parlamento Europeo y de la Unión Europea.

Tomemos como ejemplo el caso de China. Acertadamente protestamos contra la violación de los derechos humanos o la restricción de la libertad religiosa pero nunca mencionamos a los setecientos millones de personas que viven en pueblos y no tienen derecho a la seguridad social ni a las pensiones. Me gustaría preguntar si éste no es un derecho humano importante. Podría continuar. En todo el informe no hay ni una sola mención al tema de las minorías nacionales en China.

La Unión Europea se ha dado cuenta finalmente del hecho de que, ya sea en los Balcanes Occidentales o en cualquier otra parte del mundo, si desea mantener la estabilidad, tendrá que ser honesta en sus negociaciones con respecto al tema de las minorías y las minorías nacionales. ¡El Parlamento Europeo ha tenido que asistir a varios seminarios sobre la construcción del Consejo de Europa para darse cuenta por fin de que los derechos humanos y los derechos de las minorías son dos cosas completamente distintas!

Resulta inaceptable que en todo el informe no haya ni una sola mención al tema de las minorías, ni al asunto de las minorías inmigrantes o al de las minorías inmigrantes de Europa Occidental cuando hoy mismo, en esta Cámara, he afirmado que en Francia, el Reino Unido y los Países Bajos la integración de las nuevas minorías está en crisis. Por tanto, si el Parlamento Europeo y la Unión Europea no cambian sus enfoques, serán incapaces de gestionar los problemas y conflictos internacionales y no tendrán la suficiente capacidad moral para juzgar a China con legitimidad. Debemos poner orden en nuestra propia casa, con nuestros propios problemas insolubles de minorías, aquí en Europa.

 
  
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  Tunne Kelam (PPE-DE). – Señora Presidenta, no ha habido coherencia suficiente en el diálogo sobre derechos humanos con terceros países y esa situación puede debilitar la propia credibilidad de la política de la UE en esta materia. Esas son dos de las conclusiones del informe.

Por tanto, nuestro mensaje a la Comisión y al Consejo es muy claro: las cuestiones de derechos humanos tienen que integrarse en la elaboración de políticas prácticas. En otras palabras, no deben supeditarse a intereses estratégicos o geopolíticos.

El gran reto sigue siendo el establecimiento de esos nobles objetivos en nuestras relaciones actuales. Existe claramente un conflicto de intereses y opiniones en las relaciones de la UE con la dictadura kazaka. En el caso de China y Rusia, al tiempo que expresamos la preocupación que lógicamente nos produce la situación allí, debemos preguntar también si el diálogo, tal como se ha mantenido hasta la fecha, ha conseguido una mejora real de la situación.

Asimismo, hablando de Rusia, este país debe dejar de decir que la asociación UE-Rusia se fundamenta en unos valores comunes. En la situación actual, suena bastante irónico. Tenemos que llamar a las cosas por su nombre, porque la Rusia de Putin está probablemente donde la Alemania de Hitler estaba a mediados del decenio de 1930.

Si no hacemos frente a estas realidades con todo el poder y la autoridad que la UE nos confiere, compartiremos la responsabilidad de la brutal violación de los derechos humanos en Rusia.

Al mismo tiempo, el señor Schröder ha pedido a la UE que no imponga a Rusia demandas exageradas sobre los derechos humanos y la democracia allí. Lamentablemente, lo cierto es que la UE sigue sin tener un verdadero control mientras trata, con la mejor de las intenciones, de lograr un equilibrio entre los derechos humanos y sus intereses económicos y estratégicos.

 
  
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  Justas Vincas Paleckis (PSE).(LT) Nunca se le presta demasiada atención al diálogo sobre los derechos humanos, por lo que deseo dar las gracias a la ponente que ha presentado múltiples sugerencias y valoraciones. El Parlamento Europeo desea, y puede, participar más activamente en el diálogo del Consejo y de la Comisión con terceros países sobre el tema de los derechos humanos porque posee el potencial y la experiencia necesarios. La creatividad y la independencia de los diputados al Parlamento pueden complementar el realismo de la Comisión y el Consejo. Tenemos que levantar aún más la voz para hablar de la situación de los defensores de los derechos humanos y el entorno en el que trabajan y también de los derechos humanos ecológicos, sociales y económicos. Aunque las relaciones entre la UE y los Estados Unidos se hayan vistos ensombrecidas por la Guerra de Iraq y por Guantánamo, son sólidas debido a que tenemos valores comunes. La UE y Rusia están unidas mediante oleoductos y gaseoductos, pero los intereses mercantiles y energéticos no pueden debilitar el diálogo de los derechos humanos en Rusia. Este país grande e importante está buscando una idea nacional y un camino especial. Puedo mencionar aquí un comentario que se escucha en Moscú: antes, en Rusia pensábamos erróneamente que seguíamos el camino adecuado, ahora nos equivocamos al pensar que seguimos un camino especial. Nadie está en contra del derecho de Rusia de seguir una ruta específica si es lo que desea la mayoría de sus ciudadanos. Sin embargo, se trata de algo completamente distinto si este proceso va acompañado de restricciones de la libertad de expresión, de la actividad de la prensa y las ONG o de excepciones para determinados partidos. No se está buscando un diálogo sobre los derechos humanos con Belarús, aunque creo que no sólo los defensores de los derechos humanos de este país están interesados en ello, sino también los de la UE. La razón por la que criticamos enérgicamente a Belarús también se aplica a determinados países de Asia Central y del sur del Cáucaso que ni siquiera participan en la Política Europea de Vecindad. Sin embargo, un mayor índice de pérdidas y el olor del gas y el petróleo no deberían ablandar las actitudes ante la violación de los derechos humanos.

 
  
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  Geoffrey Van Orden (PPE-DE). – Señora Presidenta, tengo que decir que éste no ha sido un informe fácil de vadear. Era excesivamente largo y repetitivo, pero trata de un tema importante.

Yo soy un firme defensor de los derechos humanos genuinos. Pero confieso que tengo dificultad con la ampliación del concepto para abarcar casi cualquier aspecto concebible de la actividad humana: derechos sociales, medioambientales, económicos y culturales, por nombre sólo algunos a los que se hace referencia con frecuencia.

El abuso de los derechos humanos en todo el mundo no ha recibido nunca tanta atención como hoy, pero paradójicamente eso no ha mejorado la situación en muchos países donde se cometen los peores abusos. La UE tiene el importante papel de promover el Estado de derecho y el respeto de los derechos humanos, pero su tendencia a saltarse sus propias reglas no ayuda nada a favorecer una reforma en los peores regímenes. Aquí pienso sobre todo en Zimbabue y en Myanmar, en relación con los cuales se ha ignorado en varias ocasiones y por motivos injustificados la prohibición misma de viajar o las sanciones especiales de la UE. ¡Y nos preguntamos por qué nuestras medidas son ineficaces y los tiranos se ríen de nosotros!

Muchos países africanos no han respondido a sus obligaciones de garantizar una buena gobernanza. No es sorprendente, si los interlocutores de la UE no envían un mensaje claro en ese sentido.

Llevamos años tratando de conseguir que otros países africanos nos ayuden a mejorar la situación en Zimbabue, pero sin éxito alguno. Mientras tanto, ese país se hunde en un caos económico y millones de personas se mueren de hambre y viven en la más absoluta indigencia con la arrogante dictadura de Mugabe.

Ahora parece que existe la posibilidad de que la UE vuelva a incumplir sus propias reglas e invite a Mugabe o a otros ministros de Zimbabue que tienen prohibida su entrada a la cumbre UE-África que se celebrará en Lisboa en diciembre.

El 3 de junio escribí una carta al Primer Ministro de Portugal sobre esto. Aún no he recibido respuesta alguna. Puesto que el Consejo no está presente aquí ahora, ¿quizás la Presidencia pueda averiguar qué pretende hacer al respecto? Ayer me enteré de que la señora Ferrero-Waldner, Comisaria de Relaciones Exteriores, ha dicho que ¡posiblemente inviten al Ministro de Exteriores en el lugar de Mugabe! Pues bien, su asistencia también está prohibida; su nombre aparece en el número 83 de la lista. ¿Nos pueden decir, pues, qué se va a hacer a este respecto?

 
  
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  Gabriela Creţu (PSE). – (RO) Señora Presidenta, estimados colegas, afirmar que los derechos de la mujer forman parte de los derechos humanos podría considerarse una tautología porque éstos son inherentes. La realidad nos demuestra que simplemente se ignoran. Recientemente hemos inventariado los retrasos en la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, en los que las mujeres son un grupo destinatario pero también un factor esencial para el proceso de aceleración.

En el excelente informe de Elena Valenciano, se solicita a la Comisión y al Consejo que tengan en cuenta la dimensión de género en el diálogo con los países socios. Sin embargo, en un diálogo hay al menos dos partes involucradas y nosotros representamos a una de ellas. Creemos que la efectividad de las medidas para promover y defender los derechos de la mujer así como el control de su aplicación también depende de los partidos europeos, de las instituciones y de la sensibilidad de nuestros gobiernos con respecto a los aspectos de género. Está supeditado al logro de sus propios objetivos establecidos en la hoja de ruta para la igualdad de género.

No tenemos que inventar sofisticados indicadores para darnos cuenta de que en la Unión Europea hay gobiernos en los que no hay ninguna mujer y otros que defienden sin ningún sentido crítico tradiciones y prácticas que violan los derechos de la mujer. Todos sabemos que la decisión de iniciar un diálogo sobre los derechos humanos se ha adoptado sobre la base de varios criterios establecidos por el Consejo cuando determinadas situaciones en un país socio se consideran preocupantes.

Incluso en el caso más optimista de que todos los miembros del Consejo defendieran los derechos de la mujer, me pregunto qué clase de ejemplo estamos dando a un país al que se le piden medidas de representación en las estructuras políticas. Desafortunadamente, este comentario también puede aplicarse al Parlamento Europeo, en el que existe una gran reticencia a que la reforma de nuestras propias estructuras incluya un enfoque de género equilibrado.

Pedimos que haya coherencia entre las afirmaciones y las actuaciones de las instituciones europeas y de los Estados miembros. Es necesario mantener la coherencia entre las políticas de la Comunidad y los instrumentos de modo que no repercutan negativamente en las medidas de capacidad de las mujeres en los países socios. Hablar sobre las mujeres es importante pero es aún más importante permitirles hablar para mejorar el clima político y los procesos de paz y para reducir la corrupción en todo el mundo.

 
  
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  Bogusław Sonik (PPE-DE).(PL) Señora Presidenta, el informe que se ha presentado tiene todo mi apoyo, especialmente porque está vinculado a uno de los problemas más acuciantes a los que se enfrenta no sólo la Unión sino el mundo entero. La calidad del diálogo y de las consultas a terceros países en el ámbito de los derechos humanos depende básicamente de la coherencia y la transparencia de las actuaciones. Me gustaría subrayar que el camino para conseguir los máximos beneficios del diálogo es el refuerzo de la cooperación, especialmente cuando entra en juego el triángulo de la toma de decisiones de la Unión. Debemos determinar con precisión cuáles son los objetivos que esperamos conseguir.

El sugerido incremento de la coherencia debe aplicarse también a la práctica común de separar el diálogo sobre derechos humanos de otras relaciones bilaterales. Hay que reconocer que el informe reitera la necesidad de eliminar este tipo de hipocresía en el caso de China. Sin embargo, su redacción no es suficientemente enérgica cuando se refiere a las relaciones con Rusia. Los criterios que aplicamos en el tema de los derechos humanos deben estar claramente definidos para todos los países y, lo que es más importante, deben ser los mismos.

Siento tener que decir que esta regla se rompe a menudo. Los criterios aceptados universalmente se aplican de forman selectiva, en función de la recompensa que puede obtenerse de cada tipo de actuación. Ésa es la situación en el caso de Rusia dado que, como ya he mencionado, la Unión Europea es el principal socio comercial de Rusia. Sin ninguna duda, de este hecho se derivan beneficios para ambas partes. Sin embargo, no podemos permitir que se relativicen los derechos humanos debido a unas buenas relaciones comerciales. Espero que no sea necesario recordar que en la Federación de Rusia es habitual el uso de la tortura y la persecución por origen racial, como en el caso de Chechenia, y que la organización Reporteros sin Fronteras sitúa a este país en el puesto 147 de la clasificación mundial de libertad de prensa, una posición que se acerca peligrosamente a la de países como China o Corea del Norte.

El resultado de lo que estoy comentando también puede aplicarse a Cuba, sobre la que, por cierto, no aparece ninguna mención en este informe. Como en el caso de Rusia, la Unión Europea, en calidad de principal socio comercial, parece hacer oídos sordos a lo que está pasando en este país. A pesar de la resolución de junio, no se ha adoptado ninguna actuación concreta. De cuando en cuando leemos que el Parlamento Europeo ha solicitado tal o cual cosa o que condena determinado aspecto pero, ¿reflexionamos sobre las consecuencias? Aún no se les ha concedido el Premio Sájarov a las Damas de Blanco de La Habana.

Otro aspecto muy importante en el ámbito de los derechos humanos es la necesidad de mejorar el instrumento que regula la búsqueda y distribución de ayuda financiera a la oposición en los países con un nivel insuficiente de democracia. Me gustaría destacar especialmente lo importante que resulta identificar correctamente las necesidades. Los grupos opositores se caracterizan a menudo por un escaso nivel de formalización. Debemos hacer todo lo que esté en nuestra mano para garantizar que el dinero llega a las personas correctas y no a aquéllos que forman parte de las autoridades. Tengan en cuenta mi opinión ya que conozco esta situación de primera mano, para estas personas las actuaciones concretas tienen mucho más valor que las resoluciones y las garantías.

Me gustaría aprovechar este debate sobre los derechos humanos para llamar la atención sobre la situación de los cristianos en los países del Medio Oriente. Estamos recibiendo información alarmante sobre este tema. En agosto, dos activistas cristianos de la Asociación Cristiana del Medio Oriente fueron arrestados y acusados de difundir agresivos mensajes en contra del Islam. En Argelia, el Gobierno ha restringido la libertad religiosa de los no musulmanes y este hecho ha tenido una repercusión directa en los cristianos que viven en el país. La represión de musulmanes cada vez más radicales también está afectando a los cristianos en países como Iraq, Egipto y el Líbano.

 
  
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  Joe Borg, miembro de la Comisión. − Señora Presidenta, agradezco los intercambios de opiniones sobre el informe, que demuestran el compromiso del Parlamento con la causa de los derechos humanos.

Inspirado por el debate, quiero transmitir los comentarios de la Comisión sobre las recomendaciones para aumentar la transparencia del diálogo y la participación del Parlamento Europeo y las organizaciones de la sociedad civil en todos los aspectos del diálogo y la consulta, cuestión mencionada en algunas de las intervenciones.

Aunque algunas de las recomendaciones del informe forman ya parte de la práctica normal, como las relativas a la organización de sesiones informativas iniciales y finales, las tres instituciones deben considerar atentamente las diferentes sugerencias y encontrar soluciones, teniendo en cuenta el marco jurídico de la UE y los acuerdos entre el Parlamento y la Comisión, previstos en el acuerdo marco de mayo de 2005.

En esto, debemos ser pragmáticos. Por una parte, esto significa no esconderse detrás de reglamentos ni de excusas de «hacer las cosas como siempre» y, por otro, hay que evaluar en profundidad la oportunidad política y las consecuencias de la creciente transparencia para la eficacia del diálogo y la disposición de terceros países a iniciar el diálogo desde un principio.

Las consecuencias del diálogo real y las relaciones con terceros países deben sopesarse con cuidado, para no privar a la Unión Europea de un instrumento eficaz.

En todos los casos, estoy seguro de que lograremos alcanzar los acuerdos necesarios para atender la necesidad de información y preservar y aumentar la eficacia del instrumento.

Respecto a la cuestión planteada sobre la inclusión de los derechos humanos en los acuerdos comerciales y sectoriales, la Comisión considera que no existe necesidad alguna de replicar la cláusula sobre derechos humanos contenida en los acuerdos de asociación, los acuerdos de asociación y cooperación o los acuerdos sectoriales.

La ausencia de una cláusula de este tipo en los acuerdos sectoriales no nos impide realizar consultas sobre derechos humanos con el país en cuestión, ni utilizar alguno de los instrumentos del arsenal de la Unión Europea en materia de derechos humanos.

En cuanto a los programas de cooperación a favor de la democracia y los derechos humanos, la Comisión quiere recordar al Parlamento que el nuevo instrumento, la Iniciativa Europea para la Democracia y los Derechos Humanos, destinará fondos específicos a proyectos desarrollados en países difíciles como Cuba y Birmania/Myanmar, mencionados en este debate.

En cuanto a la cuestión de la universalidad de los derechos humaos, permítanme que insista en que la Unión Europea suscribe el principio de la universalidad, indivisibilidad, interdependencia e interrelación de todos los derechos humanos.

Según este principio, proclamado por la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos celebrada en Viena, los derechos humanos se enfocan a escala mundial de una manera justa y equitativa, en igualdad de condiciones para todos y con el mismo hincapié. Por supuesto, esto no excluye que, en una sesión, algunos derechos reciban una especial atención por los acontecimientos sobre el terreno o por la mayor disposición de nuestros socios en el diálogo a abordar unas cuestiones en lugar de otras.

La Comisión celebra, en particular, que el informe dedique varias recomendaciones a los derechos de la mujer y a su inclusión en el diálogo. No debemos olvidar tampoco otros derechos y grupos que merecen atención.

En cuanto a la cuestión de las misiones de observadores electorales, la Comisión está de acuerdo en que el diálogo político, y sobre todo el diálogo sobre derechos humanos, ofrece la oportunidad de pedir a los países socios el seguimiento de las recomendaciones para las misiones de observadores electorales de la UE. En este contexto, la Comisión ha defendido también la implicación en todo momento del Responsable de Misiones de la Unión Europea.

Este seguimiento debe centrarse en acciones de las autoridades políticas y electorales concernidas y en un papel activo para la sociedad civil y la defensa de la democracia, incluida la reforma electoral.

La Comisión no está convencida de la necesidad de establecer para ese fin un mecanismo de protocolo postelectoral específico y distinto. La Comisión considera que existen mecanismos de asistencia, instrumentos de diálogo y vigilancia para asegurar estrategias postelectorales y apoyo a la democracia, y que esos mecanismos deben seguir utilizándose.

Con respecto a la pregunta específica del señor Van Orden, transmitiré su preocupación y pregunta a la Comisaria Ferrero-Waldner, quien sin duda alguna le proporcionará una respuesta.

Para terminar, permítanme decir que he tomado buena nota de muchos de los otros comentarios específicos que se han hecho sobre situaciones particulares. Les aseguro que transmitiré esos comentarios a la Comisaria Ferrero-Waldner, quien desde luego los considerará debidamente.

 
  
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  Presidente. − El debate queda cerrado.

La votación tendrá lugar el jueves 6 de septiembre de 2007.

Declaraciones por escrito (Artículo 142)

 
  
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  Alessandro Battilocchio (NI), por escrito. – (IT) Deseo expresarle mi más sincero agradecimiento a la ponente por su trabajo ya que creo que adoptar una política europea coherente sobre los derechos humanos y la democracia cuando se participa en diálogos internacionales es de vital importancia. De hecho, demasiado a menudo los argumentos basados en intereses económicos y estratégicos prevalecen sobre las buenas intenciones y los valores europeos proclamados en esta Cámara. Especialmente cuando se trata de acuerdos comerciales con terceros países o de negociaciones de la OMC, en ocasiones la UE no le presta la suficiente atención a los derechos de los trabajadores, de las minorías, de las mujeres y de los niños fuera de las fronteras de la UE, lo que le convierte en cómplice tácito de atrocidades criminales y prácticas intolerables. Una política energética, económica y social europea que consiga que la UE sea más independiente en términos de recursos humanos y energéticos también contribuiría a que Europa se liberara de las ataduras sociopolíticas que en algunos casos le obligan a mantenerse en silencio con respecto a los derechos humanos. Finalmente quería señalar que a menudo se hace caso omiso de muchas resoluciones y declaraciones del PE: es importante que tanto el Consejo como la Comisión presenten más atención a las solicitudes de los diputados al PE, que dan voz a las peticiones de personas o grupos étnicos que de otro modo quedarían excluidos de cualquier forma de comunicación.

 
  
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  Hanna Foltyn-Kubicka (UEN), por escrito. – (PL) Entre las muchas cosas positivas que se incluyen en este informe, merece la pena destacar especialmente el hecho de que solicite al Consejo y a la Comisión una mayor implicación del Parlamento en la preparación y seguimiento de los diálogos con terceros países. Al fin y al cabo, la opinión del Parlamento Europeo sobre temas de derechos humanos goza de una gran consideración en todo el mundo.

Sin embargo, no debemos olvidar que el diálogo con países que no pertenecen a la Unión no debe convertirse en un fin en sí mismo. Debe afirmarse categóricamente que los derechos humanos no pueden desempeñar una función en ningún tipo de negociación con una base económica o diplomática. La violación de estos derechos no puede tolerarse y la Unión Europea, junto con sus agencias, debe defender este principio sin reservas teniendo en cuenta los valores morales, culturales e históricos que le sirven de guía.

Lo que debemos hacer fundamentalmente es ejercer una influencia constante y coherente sobre países como Rusia o China, con los que ya hace tiempo que se mantiene un diálogo institucionalizado. Es esencial hacer un seguimiento de los resultados de los acuerdos y obligaciones que éstos hayan contraído en las sucesivas rondas de consultas ya que es el único modo de conseguir un progreso real. En este contexto, resulta muy grato que el informe mencione los ámbitos en los que a estos países aún les queda mucho por hacer. Aunque, desgraciadamente, todavía existe una gran cantidad de problemas como éstos.

 
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