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Procedimiento : 2007/2169(INL)
Ciclo de vida en sesión
Ciclo relativo al documento : A6-0351/2007

Textos presentados :

A6-0351/2007

Debates :

PV 10/10/2007 - 17
CRE 10/10/2007 - 17

Votaciones :

PV 11/10/2007 - 6.6
CRE 11/10/2007 - 6.6
Explicaciones de voto

Textos aprobados :

P6_TA(2007)0429

Acta literal de los debates
Miércoles 10 de octubre de 2007 - Bruselas Edición DO

17. Composición del Parlamento
Acta
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  El Presidente. − El siguiente punto es el informe de Alain Lamassoure y Adrian Severin, en nombre de la Comisión de Asuntos Constitucionales, sobre la composición del Parlamento Europeo ((2007/2169(INI))) (A6-0351/2007).

 
  
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  Alain Lamassoure (PPE-DE), ponente. – (FR) Señor Presidente, Señorías, la propuesta que hoy examinamos responde a una invitación del Consejo Europeo del pasado mes de junio. El artículo 9 A del proyecto de Tratado establece que, en el futuro, la composición del Parlamento se regirá por el Derecho derivado. Será una decisión del Consejo, adoptada por unanimidad, por iniciativa del Parlamento y previo dictamen conforme del mismo. El Consejo nos ha invitado a explicar cómo debe funcionar este procedimiento. Quiere ver cómo nos las arreglamos con esta patata caliente.

Para el Parlamento, representa un auténtico desafío político. ¿Seremos capaces de elaborar una reforma que se aplique a nosotros mismos? La última vez que se nos invitó a hacerlo fue en 2000 y el Parlamento no lo consiguió. Por ello, la votación obtenida en la Comisión de Asuntos Constitucionales constituye ya un resultado político notable. Hemos conseguido una amplia mayoría: de dos tercios en la votación final y de tres cuartos sobre el punto principal, la distribución de los escaños (número real de ellos) entre los Estados miembros.

¿A qué problema nos enfrentamos? Recordemos primero que el Parlamento actual de 785 miembros no se ajusta ya a la nueva situación jurídica resultante del Tratado de Niza modificado, que es el sistema que se aplicaría, sobre la base de 736 diputados, a falta de una nueva decisión. Hasta ahora, tanto en el Consejo como en el Parlamento, los Estados miembros se dividen en categorías de países: supergrandes, grandes, medianos, pequeños, etc. Cada categoría tiene el mismo derecho de voto en el Consejo y el mismo número de escaños en el Parlamento.

¡Pero esto se ha acabado! El futuro Tratado introduce dos tipos de innovaciones con respecto a este sistema. Por una parte, cifras reales: un límite de 750 diputados, con un máximo de 96 y un mínimo de 6 escaños por Estado miembro. Por otra, introduce un principio: entre el máximo y el mínimo, los Estados miembros deben estar representados con arreglo a una proporcionalidad decreciente, y a nosotros, el Parlamento, nos corresponde definir hoy este principio, es decir, elegir la dosis de proporcionalidad y la dosis de degresividad, o también el grado de sobrerrepresentación de los países menos poblados y el grado de subrepresentación de los países más poblados.

Su comisión les propone traducir este principio del siguiente modo: en primer lugar, aprovechar plenamente las cifras mínimas y máximas fijadas por el Tratado. En particular, el uso del límite máximo de 750 escaños nos permitirá disponer —de algún modo— de una pequeña reserva de escaños, de forma que se aplique la proporcionalidad decreciente sin reducir el número de escaños de ningún país. Es una decisión política fundamental, absolutamente necesaria para conseguir la unanimidad en el Consejo Europeo.

En segundo lugar, es evidente que, cuanto más poblado esté un país, más derecho tendrá a un número de escaños elevado. Tercero, cuanto más poblado esté un país, más alto será el número de personas a las que represente cada diputado europeo. Así, en la actualidad, un diputado español representa a más de 875 000 personas, señor Presidente, mientras que un diputado alemán tan sólo representa a 832 000. Ahora bien, de momento, Alemania está dos veces más poblada que España. Esta anomalía se corregirá con la asignación de cuatro escaños más a España. En total, se proponen aumentos para diez países.

Somos plenamente conscientes de que esta solución sólo es provisional. Sería deseable llegar a una fórmula casi matemática, de aplicación automática para las futuras ampliaciones. Pero se nos impusieron plazos demasiado cortos para poder hacerlo. No obstante, la resolución formula recomendaciones a este respecto. Del mismo modo, hemos tenido que recurrir a las únicas cifras de población disponibles: las de Eurostat, a falta de cifras de los ciudadanos europeos. Adrian Severin desarrollará este punto.

Por último, queremos advertir a nuestros colegas contra las enmiendas que contradicen los principios fundamentales del informe y que, en algunos casos, tienen por efecto conceder una ventaja anormal a los países grandes frente a los pequeños, o a los pequeños frente a los grandes, en cuyo caso nuestro trabajo no habría servido para nada, porque, a falta de unanimidad en el Consejo, nos quedaremos en los 736 escaños del Tratado de Niza.

Entonces, por favor, Señorías, renunciemos a las sobrepujas nacionales. Nos hemos pasado la tarde proclamándonos la única Institución democrática que defiende el interés europeo frente a las demás Instituciones, por encima de los egoísmos nacionales. Hoy, ahora, se nos brinda la ocasión ideal de demostrar que nuestros actos son fieles a nuestras palabras.

(Aplausos)

 
  
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  Adrian Severin (PSE), ponente. – Señor Presidente, nuestras propuestas ─la del señor Lamassoure y la mía─, que han sido confirmadas por la Comisión de Asuntos Constitucionales, ofrecen una serie de mejoras con respecto a las prácticas actuales en cuanto a la composición del Parlamento Europeo. Si dichas propuestas se aprueban y se refuerzan de manera adecuada, ya no habrá agrupaciones artificiales ni negociaciones arbitrarias o ampliaciones a expensas de la eficacia del Parlamento Europeo, cuyo número de miembros crece continuamente. Habrá una mayor representatividad basada en las realidades demográficas y no en las relaciones nominales o jurídicas simbólicas, una mayor solidaridad entre los Estados pequeños y grandes a raíz de la proporcionalidad regresiva de la representatividad, y una legitimidad plena basada en la representación cívica que se deriva del hecho de que son los ciudadanos europeos los que eligen a los diputados del Parlamento Europeo.

Debe tenerse en cuenta la diferencia entre la legitimidad democrática del Parlamento Europeo, que se basa en los votos de los ciudadanos y la representatividad nacional en el seno del Parlamento Europeo, que se basa en las realidades demográficas de los Estados miembros. Nosotros, el Parlamento Europeo, somos representantes de los ciudadanos y de los Estados al mismo tiempo.

(Murmullos de disconformidad)

Como verán, algunos dicen que sólo de los ciudadanos, otros dicen que de los Estados. Somos un Bundestag y un Bundesrat al mismo tiempo. Quizás deba considerarse una clara separación de esta dimensión en el futuro, pero de momento ─después de que hayamos aceptado que los ciudadanos están votando y que la proporcionalidad regresiva debe tener en cuenta el tamaño de las comunidades que viven en los territorios nacionales─ lo siento, pero somos las dos cosas.

Sin duda, en este marco, el concepto de ciudadanía europea todavía está por aclarar, y espero que se haga en breve. No obstante, nuestro informe no es provisional sino de transición. Es de transición porque creo que los principios que hemos definido son duraderos, pero es necesario progresar, y estoy seguro de que en el futuro podemos contribuir de manera adicional a lo que ya le hemos planteado. Por lo tanto, hemos incluido una serie de cláusulas de revisión que en nuestra opinión ─la del señor Lamassoure y la mía─ garantizará la flexibilidad, la adaptabilidad y el progreso futuro con respecto a la composición del Parlamento.

Este informe no sanciona a nadie. Puede que recompense a los que disfrutan de una política demográfica más satisfactoria, y sin duda es una invitación para alcanzar este fin, incluida la política de inmigración. No creo que nadie salga perdiendo ─quizás tampoco ganando─ en cuanto a un juego de suma nula. Mientras contemos con un Parlamento más legítimo en cuanto a democracia, todos salimos ganando.

Tenemos varias enmiendas. Algunas de sus Señorías quieren reducir la regresividad a favor de la proporcionalidad ─y una mayor proporcionalidad conlleva un número mayor de escaños para los países grandes. Otros quieren mayor regresividad pero no desean un nivel mayor de proporcionalidad. Una mayor regresividad significa un número mayor de escaños para los países pequeños. Por lo tanto, creo que debemos rechazar estas dos opciones extremistas con el fin de promover la opción actual, que es imperfecta, pero de momento es la mejor. Esta es la opción que planteamos el señor Lamassoure y yo mismo. Algunos se basarían en la referencia. Otros desearían que se tuviera en cuenta a todos sus ciudadanos nacionales, independientemente de su país de residencia. Otros desearían que se tuviera en cuenta a todos los habitantes de sus países. Otros intentan ver únicamente a los ciudadanos europeos que residen en países concretos. Así que hay división de opiniones con respecto a esta cuestión. La única solución es ceñirse a las prácticas y cifras reales de Eurostat.

Por último, hay quienes luchan por prestigio político y creen que si no estamos representados de manera equitativa en este Parlamento, nuestro peso político tampoco es equitativo. En mi opinión, una vez que hayamos aceptado la regresividad ─y la regresividad proporcional─ estas agrupaciones artificiales dejarán de existir. Si no aprobamos esta resolución, me temo que el Parlamento Europeo enviará el mensaje al efecto de que no puede aprobar una importante reforma y que siempre tiene que esperar a que la institución ejecutiva decida por él. Creo que la CIG experimentará su primer fracaso incluso antes de que pueda considerar las cuestiones que tiene en el orden del día, y puede que este fracaso sea la antesala de un fracaso total. Me temo que todos volverán a Niza y no a los sueños ilusorios. Me temo que entonces transmitiremos un mensaje de división entre los países grandes y los pequeños, y ello minará cualquier sueño de unidad, justicia e inclusión. Por ello finalizo con un llamamiento a todos mis compañeros. Apelo a nuestro sentido de la responsabilidad europea y la solidaridad europea. Hic Rhodus, hic salta! Aquí está Rodas, y demostremos aquí que somos verdaderos europeos, y no cuando demos lecciones a la Comisión y al Consejo.

 
  
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  Ingo Friedrich, en nombre del Grupo PPE-DE. – (DE) Señor Presidente, quisiera expresar mi sincero agradecimiento a ambos ponentes, los señores Lamassoure y Severin, por las aclaraciones que proporcionan en su informe, en el que se deja claro que estamos constantemente excediendo los límites superior e inferior estipulados. Les agradezco especialmente esta aclaración, que es importante para todos nosotros.

En segundo lugar, el informe tiene dos conclusiones. La primera es que, cuanto menos degresiva sea la escala que empleemos, es decir, cuanto más nos dirijamos hacia la proporcionalidad, más autoridad y legitimidad genuinas tendrá el Parlamento. Nos enfrentamos continuamente al dilema de cuánta degresividad necesitamos —cuánta más, cuánta menos— y, a mi entender, es lógico decir que cuanto menor sea la degresividad mayor será la legitimidad. Como alemán, también quisiera añadir que, por supuesto, resulta problemático que nosotros, los alemanes, seamos los únicos en recibir menos que con arreglo a Niza. Nos gustaría recibir algo más de apoyo en este sentido porque el debate que se mantiene en la prensa alemana a este respecto es muy explícito. Pero lo aceptaremos porque nosotros también creemos que el aspecto europeo es más importante que todos las demás.

Por último, dos conclusiones que deberíamos utilizar en el futuro. En primer lugar, deberíamos trabajar para lograr un sistema lógico a largo plazo que no tenga que ser renegociado constantemente. En segundo lugar, hay dos enmiendas controvertidas: la 2 y la 3. Nuestro Grupo ha decidido que, independientemente del sentido del voto sobre ambas enmiendas, el Grupo votará a favor del Informe Lamassoure/Severin. El Consejo no tiene excusa. En la enmienda 2, que difiere sólo mínimamente de los datos del Informe Lamassoure, el resultado sería que el Consejo recibiría un mensaje del Parlamento para el período 2009-2014. Por consiguiente, nuestro Parlamento y todos los grupos, a fin de cuentas, han cumplido sus obligaciones —al menos, así lo creo— y el Consejo puede decidir, si ésa es su voluntad.

¡Muchas gracias por un debate justo sobre un asunto tan complicado!

 
  
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  Richard Corbett, en nombre del Grupo del PSE. – Señor Presidente, en nombre del Grupo del PSE, quiero apoyar este informe. Mi Grupo va a votar a favor del mismo, y esperamos que el documento, que se aprobó por mayoría del 70 % en comisión, pueda recibir el apoyo de una mayoría igual de sustancial en el Parlamento en su conjunto.

Los ponentes se han centrado ─de manera sensata, vistos los obstáculos jurídicos establecidos por el nuevo Tratado y vistos los obstáculos temporales que han surgido antes de la conclusión de la CIG─ en corregir las principales anomalías de la distribución actual de escaños en lugar de embarcarse en la propuesta de una revisión radical del sistema, que habría culminado únicamente en un punto muerto en la CIG y habría puesto en peligro la aprobación y ratificación del nuevo Tratado.

En especial, ningún Estado miembro verá reducido el número de escaños al que tiene derecho en virtud de los tratados actuales, que establecen la distribución de escaños desde 2009 en adelante ─excepto en lo establecido por el propio Tratado con respecto a la República Federal de Alemania. Con esa única excepción, ningún país sufrirá reducciones, en comparación con lo que ya está programado en el Tratado para 2009.

Sin duda, ahora algunos de nuestros compañeros están intentando ganar más escaños para su propio Estado miembro, argumentando en ocasiones que la población de su país ha aumentado repentinamente más de lo que todos esperábamos de antemano, muy por encima de las cifras de Eurostat que utilizan todos, incluido el Consejo.

Otros dicen, por motivos de prestigio nacional, que deberían tener el mismo número de escaños que otro Estado miembro concreto. Debo confesar que estoy muy sorprendido por la actitud del Gobierno italiano. Entiendo que el señor Prodi, y algunos de los diputados italianos presentes, han estado argumentando que es esencial que Italia tenga el mismo número de escaños que Francia y Reino Unido. Aun así, han aceptado ─todos lo hemos aceptado─ el principio de regresión proporcional: en proporción a la población. Asumo que mi país tendrá un escaño menos que Francia, aunque siempre hemos tenido el mismo tamaño hasta ahora. No entiendo por qué Italia tiene tanta dificultad en aceptar que tiene menos escaños que Francia por el mismo motivo. Me sorprende que un gobierno de un país que con frecuencia ha presumido de ser el ejemplo para todos en cuanto a sentimiento comunitario, que posee un sólido compromiso europeo, que no es nacionalista, que siempre pone a Europa por delante de sus intereses nacionales, que ahora Italia y el señor Prodi afirmen, por motivos de prestigio nacional, que Italia debe tener el mismo número de escaños que Francia y el Reino Unido, aunque su población difiera en número.

Para finalizar, insto a esta Cámara a que apoye este informe, a que rechace las enmiendas y a que envíe un contundente mensaje al Consejo Europeo.

 
  
  

PRESIDE: SEÑORA ROTHE
Vicepresidenta

 
  
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  Andrew Duff, en nombre del Grupo ALDE. – Señora Presidenta, el Grupo ALDE también va a apoyar la propuesta Lamassoure-Severin. La CIG nos pide que modifiquemos nuestra composición para adecuarla a los términos del Tratado de Reforma, y se trata de una petición totalmente apropiada. Como Parlamento, tenemos que devolver un mensaje contundente e inequívoco que transmita que somos capaces de tomar una decisión tan sofisticada y valiente.

No existe ninguna fórmula pura y definitiva. El apartado 6 aplica una definición práctica y sensata de la proporcionalidad regresiva. Sin duda, yo también acepto que algunas delegaciones nacionales pretendan mejorar su posición en la tabla comparativa, pero se deduce que todas esas propuestas son mutuamente contradictorias. Todos aquellos que buscan alterar el sistema fracasan. La propuesta D’Hondt otorgaría demasiado peso a los Estados más grandes, y le diría al señor Friedrich que su propuesta viola el principio de proporcionalidad regresiva del Tratado. El sistema de la raíz cuadrada otorga demasiado peso a los Estados más pequeños.

Acepto totalmente que los italianos planteen una cuestión interesante acerca de la base estadística, y como Parlamento deberíamos analizar la distinción entre nacionales, ciudadanos, residentes y votantes. Pero el asunto es increíblemente complicado y pisa firmemente la soberanía nacional en el ámbito de la legislación electoral y la ciudadanía. Sin duda, no podemos resolver un problema así en el espacio de una semana antes del fin de la CIG.

Después de la CIG, se publicará un informe de la Comisión de Asuntos Constitucionales, para el que he tenido el privilegio de ser designado ponente, que podrá abordar todas estas cuestiones y proponer una reforma del derecho primario de 1976. Pero todo eso será para el próximo año y no incumbe al estado actual.

Mientras tanto, apoyemos firmemente la propuesta y enviemos una solución, y no un problema, a la CIG.

(Aplausos)

 
  
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  Brian Crowley, en nombre del Grupo UEN. – Señora Presidenta, quisiera unirme a mis compañeros y darle las gracias a los coponentes por sus esfuerzos en torno a lo que representa una cuestión muy compleja.

Al fin y al cabo, a pesar de lo que afirman algunos compañeros, los pavos no votan a favor de la Navidad, así que ¿por qué iba a pretender cualquier diputado presente del Parlamento Europeo que le quitaran su escaño? Hay un razonamiento legítimo tras el deseo de aquellos que pretenden tener el mayor número de escaños disponibles en cada una de las categorías nacionales. No me apresuraría a criticar esa actitud en cualquier persona. Porque, en cualquier caso, cuando consideramos los cambios que se han producido desde que las primeras elecciones directas al Parlamento Europeo se celebraron en 1979, ha habido ingentes cambios en las tendencias demográficas y en la población en la Unión Europea, sobre todo a raíz de la expansión de la Unión Europea hacia Europa Oriental en 2004, que permitió la libre circulación de un gran número de personas a otros países, lo cual ha alterado las poblaciones en gran medida.

Creo que uno de los temas delicados sobre los que tenemos que hablar (y podemos hablar de la proporcionalidad regresiva hasta la saciedad) es que siempre ha habido un equilibrio entre las distintas instituciones ─y también un equilibrio entre los Estados miembros más grandes y más pequeños─ para garantizar que ninguna institución tuviera un dominio total sobre otra o que los Estados miembros más grandes no pudieran dominar a los Estados miembros medianos o pequeños. Por ese motivo es importante mantener este equilibrio en la medida de lo posible.

Acojo con satisfacción la inclusión de los ponentes, en una enmienda de transacción, del mantenimiento del equilibrio institucional. Pero además de esto, cuando analizamos las cifras que se han utilizado ─y otros compañeros ya han hablado aquí de las cifras de Eurostat─ de los 27 países, las cifras de Eurostat de los 15 de estos países que ya lo están utilizando son sólo cifras provisionales que proceden de las oficinas estadísticas centrales de dichos países. Así que las decisiones se están tomando basándose en cifras provisionales cuando ello podría tener un efecto duradero con respecto a la futura asignación de escaños en el Parlamento.

Tampoco debemos perder de vista una ampliación adicional que incluya a Croacia, que también tendría un impacto negativo. Por lo tanto, pido precaución en la votación de esta cuestión.

 
  
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  Johannes Voggenhuber , en nombre del Grupo Verts/ALE. (DE) Señora Presidenta, mi Grupo no votará a favor de este informe porque el sistema de representación propuesto y el sistema de distribución de los escaños no respetan los principios democráticos básicos, sostienen desigualdades históricas y son contrarios a la naturaleza de esta Cámara como representante de los ciudadanos y de sus electores.

No se trata de sueños incumplidos. Sí, señor Severin, hay muchos que esperan mucho, pero lo que deberíamos querer todos es tener una idea de lo que es un Parlamento. Un Parlamento no es —como nos dijeron los ponentes en su carta ayer por la tarde— la representación de la capacidad socioeconómica de los Estados miembros. No, es la representación de los electores y nada más. ¡Si no es la representación de los ciudadanos, no es un Parlamento! No es un Parlamento si no hay un pueblo en el que basarnos, y no es cierto que el término ciudadanía en Europa no tenga nada que ver con dicho término en el Derecho internacional o con el término «ciudadanía» en los Estados Unidos. Es exactamente lo mismo, y le aconsejaría que echase un vistazo a los tratados existentes. Le aconsejaría leer la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE, en la que se establecen los derechos de los ciudadanos. Le aconsejaría leer las normas que regulan el acceso al Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas. Le aconsejo que eche un vistazo a las normas que regulan el derecho a voto. Entonces se dará cuenta de lo fácil que es determinar quién es ciudadano de la Unión y quién está autorizado a votar para este Parlamento. Esto se decide cada cinco años.

Los habitantes, la población, son una expresión simbólica de la capacidad socioeconómica. Ya fracasamos una vez en esto, cuando se nos dijo en Niza: «estimado Parlamento, díganos cuál quiere que sea su composición». Fracasamos en aquella ocasión. Desgraciadamente, no hemos utilizado estos siete años para aclarar lo que es este Parlamento. Por ello, estamos volviendo a considerar la estupidez histórica y las limitaciones prácticas que han aparecido hasta la fecha, que no tienen nada que ver con la democracia ni con el espíritu de la Constitución.

 
  
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  Sylvia-Yvonne Kaufmann, en nombre del Grupo GUE/NGL. (DE) Señora Presidenta, en mi Grupo hay puntos de vista diferentes. Yo, no obstante, apoyo el informe de los señores Lamassoure y Severin. Con este informe, el propio Parlamento conserva —de modo responsable— su derecho de iniciativa para presentar una propuesta sobre su futura composición. Y lo hace gracias al trabajo intenso llevado a cabo por ambos ponentes con un genuino espíritu europeo. La propuesta es equilibrada, se basa en un sistema claro, comprensible y transparente y se puede mantener en futuras ampliaciones.

La propuesta sigue el principio de diversidad. Al utilizar los 750 escaños disponibles, garantiza que el futuro Parlamento reflejará el rango completo de las principales orientaciones políticas de cada país. La propuesta también está basada en el principio de solidaridad; así, los Estados miembros con mayor población ceden parte de su influencia con el fin de permitir que los países más pequeños y con menor población estén mejor representados. Todo esto ayuda a fortalecer la cohesión de la Unión. Así pues, espero que el Consejo aplique rápidamente y sin reservas la propuesta del Parlamento antes de las elecciones de 2009.

Un último comentario para concluir. Todos los ciudadanos que residen en un Estado miembro cuentan para el cálculo de los escaños de dicho Estado —como ocurre con el Consejo—, con lo que se incluye a los ciudadanos de terceros países que residan en él, puesto que son parte de esa sociedad. Sin embargo, ésta es sólo una cara de la moneda. Los ciudadanos de terceros países que residen en nuestros Estados miembros deben tener también el derecho a votar para el Parlamento Europeo. ¡Siempre he luchado por ello y continuaré haciéndolo!

 
  
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  Bernard Wojciechowski, en nombre del Grupo IND/DEM. – Señora Presidenta, cuando tenemos un informe de estas características ante nosotros, lo normal es debatir lo que un país debería obtener y lo que otro debería perder, lo cual sólo viene a demostrar que la solidaridad europea es un mito y que el egoísmo nacional siempre triunfa.

A la luz de la reciente agresión alemana a manos del señor Schulz contra el Presidente de la Comisión Europea, vamos a considerar un método satisfactorio para ganar el juego de la suma nula.

En el apartado 8, hemos sido testigos de la lamentación de Alemania por la pérdida de escaños. Cada vez escuchamos más este lamento: que deberían traducirse más documentos al alemán, que Alemania es el máximo contribuyente neto al presupuesto de la Unión Europea, que debería tener su propio escaño en el Consejo de Seguridad de la ONU, etc. Podríamos hacer una lista completa de todas estas quejas.

Al mismo tiempo, el señor Severin está intentando convencerlos, mediante su indefinida proporcionalidad regresiva ─que curiosamente no afecta a su propio país, Rumanía─ de que cuando Polonia pierda tres escaños, en realidad gana uno. Ojalá su concepto funcionara así de bien en el casino.

Pero dejemos las cosas claras. Sólo un socialista de Yorkshire podría aceptar que dos y dos son cinco.

 
  
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  Luca Romagnoli, en nombre del Grupo ITS. (IT) Señora Presidenta, señoras y señores, el informe Lamassoure-Severin debería ser rechazado con desprecio por su subtexto ideológico contrario a los italianos y por la superficialidad de los argumentos técnicos frente a los argumentos políticos sobre los que se asienta. No entraré en el debate sobre las ventajas que tiene para mí tiene el ius sanguinis en comparación con el jacobinismo del ius loci, ya que esta cuestión está totalmente absente del pensamiento de los autores del informe y de quienes encargaron la iniciativa.

No soy un experto en cuestiones jurídicas, ni tengo una gran reputación, como el Profesor Manzella, Presidente del Comité de asuntos europeos del Senado italiano, u otros colegas diputados, que pueden cuestionar con igual precisión la incoherencia jurídica de las afirmaciones hechas en el informe. Creo, sin embargo, que vale la pena subrayar que, para los ponentes, no cuentan algunos hechos incontestables: en política lo son la cuota y el papel que ha desempeñado Italia en el pasado y que aún hoy desempeña en la institución de Europa.

El principio tan pobremente italianizado de la proporcionalidad degresiva, que redefine la repartición de los escaños establecida en el congelado Tratado Constitucional, ha sido aplicado de manera claramente discriminatoria hacia Italia. Para algunos países se ha mantenido el sistema de escalones, y existen algunos ejemplos flagrantes de distorsión de los hechos, como la concesión a Estonia del mismo número de escaños que a Malta, pese a tener el triple de población.

Podemos aceptar que, en el Reino Unido, el grupo de ciudadanos con derecho a voto incluya a residentes que no son ciudadanos europeos y que, con arreglo a esta hipótesis, los ponentes concedan al Reino Unido un escaño más que a Italia, pese a que en 2004 tan sólo votó poco más de un tercio de los ciudadanos con derecho a hacerlo. Podemos aceptar que a Francia, que compone su electorado y sustenta su perfil demográfico con la misma variedad de lugares de nacimiento que hay en su equipo nacional de fútbol, se le concedan dos escaños más que a Italia. Podemos aceptar la pereza del Gobierno italiano y, de hecho, presenciamos la huida en la fase previa al debate en el Consejo.

Sin embargo, hay algo que no podemos aceptar. Los ponentes se aferran a su cuestionable sentido de la ciudadanía. Proclaman que cualquiera que viva en Europa, aunque posea pasaporte y ciudadanía de un país tercero, tiene derecho a votar. Sin embargo, excluyen del cálculo a los ciudadanos que viven fuera de Europa. ¡Esto da una idea de la flagrante discriminación contra los italianos, manipuladora e inaceptable, que rechazamos firmemente!

 
  
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  Irena Belohorská (NI). – (SK) En primer lugar, quisiera expresar mi apoyo a los ponentes, el señor Lamassoure y el señor Severin, por su informe. Debemos resignarnos al hecho de que la República de Eslovaquia perderá un diputado como resultado del acuerdo sobre el principio de proporcionalidad degresiva. En relación a la asignación proporcional de escaños en el Parlamento, este principio debería ser extendido a todas las áreas de la política de empleo de la UE. Por lo tanto, pido un aumento del número de representantes y trabajadores de los 12 nuevos Estados miembros en todas las instituciones de la UE. Pienso que todos los Estados miembros tienen suficientes personas cualificadas capaces de hacer una contribución positiva a la UE.

La igualdad es uno de los principios que sustentan la UE. Incluso los primeros Estados miembros se comprometieron a respetar este principio al acoger entre ellos a los 12 nuevos Estados miembros. Debería ser aplicado en todas las áreas y no sólo a los puestos de diputados al Parlamento Europeo o Comisario. Pido que se cumpla y se respete el principio de igualdad. Cuando los nuevos Estados miembros se unieron a la UE tuvieron que cumplir muchos criterios. Ahora pido a la UE en su conjunto que cumpla sus compromisos con los nuevos Estados miembros.

 
  
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  Gunnar Hökmark (PPE-DE). – (SV) Señora Presidenta, la Unión Europea puede dar un paso histórico respaldando el informe del señor Lamassoure. Con este informe podemos dejar atrás la época en la que el número de escaños del Parlamento Europeo se distribuía con arreglo a un sistema que clasificaba diferentes países en varios grupos, en función de las habilidades negociadoras de los diferentes líderes de los gobiernos y asumiendo que los Estados miembros de la UE tienen intereses contrapuestos. Si el Parlamento elige apoyar el informe del señor Lamassoure, dejaremos atrás este sistema y pasaremos a otro, basado en el principio de proporcionalidad, en el que el tamaño del país tenga correlación con su representación en el Parlamento.

El sistema que hemos tenido hasta el día de hoy ha resultado muy difícil de explicar, pero el sistema que podemos obtener con el informe Lamassoure se puede explicar. Está basado en unos niveles máximo y mínimo y tiene en cuenta el número de ciudadanos de los diferentes países. Es un principio que también es defendible de cara al futuro. Supone que no se favorezcan los intereses de uno u otro país, sino que se tenga en cuenta el número de ciudadanos. Es un paso adelante en el proceso democrático de la Unión Europea.

Quiero dejar bien claro cuál es la alternativa. O bien apoyamos las propuestas presentadas en el informe Lamassoure, o bien volvemos al acuerdo de Niza con su arbitrariedad y sus negociaciones marcadas por intereses nacionales conflictivos. Cuando oigo la agitación de los últimos ponentes de los asientos superiores, también puedo oír los intereses nacionales relacionados con sus discrepancias.

El informe Lamassoure debe ser respaldado porque está basado en un principio.

 
  
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  Sérgio Sousa Pinto (PSE).(PT) Señora Presidenta, señoras y señores, el informe de la Comisión de Asuntos Constitucionales elaborado por Alain Lamassoure y Adrian Severin sobre la futura composición del Parlamento Europeo es una importante contribución que propone una solución equilibrada y objetiva a un asunto que es, en términos políticos, muy delicada. Quisiera por ello felicitar a los dos coponentes.

Deberíamos recordar que el último Consejo Europeo de junio prometió al Parlamento Europeo que, para octubre de 2007, dispondría de una solución al problema de su futura composición a fin de que pudiera ser aplicada a tiempo para las elecciones europeas de 2009. Para los que temían que el Parlamento fuera incapaz de resolver esta cuestión debido a la preponderancia de ideologías nacionalistas, este informe es una respuesta idónea en la que se demuestra que esta institución sabe señalar y expresar el interés común de Europa dentro de las dinámicas nacionales que tienden a complicar los asuntos intergubernamentales.

Es importante determinar la posición del Parlamento Europeo para la buena marcha del trabajo de la CIG, que se debería completar en Lisboa el 18 y 19 de octubre. Por ello, es esencial reconocer la relación política de esta nueva propuesta sobre la distribución de los escaños según el principio de proporcionalidad degresiva y el paquete de reforma de las instituciones de la Unión, especialmente el principio de mayoría doble para la definición de una mayoría en el Consejo.

Quisiera aprovechar esta oportunidad para destacar que la vertiente institucional del Tratado de Reforma debe ser coherente y que, en lo que respecta a la cuestión de la mayoría doble, que aparentemente sólo entrará en vigor en 2014-2017, los tratados no deberían contener acuerdos entre caballeros como el compromiso de Ioannina, que siguen vigentes pero que, pese a estar legalmente reconocidos en el contexto actual, servirían únicamente para bloquear el proceso de toma de decisiones en el Consejo.

Sabíamos desde el principio que la composición del Parlamento Europeo no sería simplemente una cuestión matemática. Dentro de los límites de los factores presentes, la solución que se conciba debería cumplir tres principios: el principio de solidaridad, según el cual los Estados miembros con mayor población aceptan quedar infrarrepresentados; el principio de pluralidad, para poder contar con la representación de todas las principales orientaciones políticas de cada país; el principio de eficiencia, que debe permitir que el número de representantes sea compatible con la función de una asamblea legislativa. Con la aplicación del principio de proporcionalidad degresiva, los informes permitirán una propuesta razonable de consenso.

En conclusión, señora Presidenta, quisiera decir que el Parlamento Europeo no necesita considerar perfecto el acuerdo alcanzado para darle su consentimiento político. A pesar de sus puntos débiles, el texto actual mejora la credibilidad del Parlamento Europeo y es infinitamente mejor que la prolongación irresponsable de un pulso entre egoísmos nacionales, que costaría cara a la Unión y sus ciudadanos.

En la víspera de un importante Consejo Europeo, esta Cámara, representante de nuestros ciudadanos (encuentro difícil aceptar la idea de que también representa a los Estados miembros), está poniendo por delante los intereses europeos y confía en que los jefes de Estado harán lo propio.

 
  
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  Henrik Lax (ALDE). – (SV) Existe un amplio grupo de ciudadanos que han sido ignorados en el debate sobre la composición del Parlamento Europeo. Estoy pensando en los casi 50 millones de europeos que pertenecen a una minoría lingüística regional o nacional. Quienes hoy representamos a esos grupos somos sólo una minoría de diputados al Parlamento Europeo. Esto es inaceptable y, desgraciadamente, da una imagen falsa del Parlamento Europeo. Es como si no comprendiéramos la situación de vulnerabilidad en la que aún viven ciertas minorías lingüísticas. El informe del señor Lamassoure y el señor Severin, que está basado en el principio de «proporcionalidad degresiva», es un brillante despliegue de trabajo estadístico, y yo también votaré a su favor, pero también debemos atrevernos a debatir otros asuntos importantes. ¿Cómo aumentaremos la confianza de los ciudadanos en la Unión Europea? ¿Cómo garantizaremos que la UE y el Parlamento Europeo están a la altura de los objetivos que queremos que otros persigan, es decir, cómo nos aseguraremos de que también sea escuchada la voz de las minorías?

Señoras y señores, ¿toleraremos los diputados al Parlamento Europeo que las minorías lingüísticas regionales y nacionales queden a merced de la voluntad de los gobiernos nacionales que podrían o no concederles un escaño, o es que queremos que dichas minorías no estén representadas en el Parlamento Europeo? ¡La respuesta debería ser un rotundo no! Así pues, para asegurar la diversidad, ya es hora de que reservemos un número de escaños en el Parlamento Europeo para las minorías lingüísticas. Yo mismo hablo en nombre de la población de habla sueca de Finlandia y en nombre de la provincia de Åland.

 
  
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  Cristiana Muscardini (UEN). – (IT) Señor Presidente, señoras y señores, el informe sobre la composición de los escaños del Parlamento contiene algunas contradicciones obvias, reforzadas por la carta enviada ayer por los ponentes como queriendo justificar su posición respecto a este asunto políticamente delicado, lo que distorsiona el concepto jurídico de ciudadanía como siempre ha sido codificado.

El principio propuesto en el informe va más allá de los Estados nacionales y de los tratados. Desde un punto de vista jurídico, la ciudadanía europea es la situación legal de la que gozan aquéllos, y sólo aquéllos, que ostentan la ciudadanía de un Estado miembro y que están, por consiguiente, en posesión de todos los derechos y obligaciones asociados a dicha situación. La ciudadanía, y no la residencia, debería ser el criterio. Esta propuesta también distorsiona el enfoque adoptado en el proyecto del próximo tratado, en el que claramente se especifica que el concepto de ciudadanía no tiene nada que ver con el de residencia.

El Parlamento Europeo ha desperdiciado una gran oportunidad de demostrar a las demás instituciones su capacidad de encontrar en su seno soluciones basadas en principios jurídicos que son comúnmente reconocidos y compartidos. Yo quisiera preguntar a los ponentes por qué ni siquiera han considerado la posibilidad de utilizar, a la hora de repartir los escaños, el número de ciudadanos de los Estados miembros en lugar de la población residente.

¿Quizá para beneficiar a algunos Estados más que a otros? Observen el caso del Reino Unido, que otorga el derecho a votar en las próximas elecciones a personas que ni siquiera son ciudadanos de la UE. Señor Lamassoure y señor Severin: afirmar, como han hecho ustedes, que nadie ha sido penalizado en comparación con los acuerdos de Niza, me parece una obvia distorsión de la verdad que otros serán llamados a remediar.

Por esta razón, no podemos respaldar este informe. No sólo esto; el informe perjudica no sólo a nuestro país —mi país—, sino también a los demás países de la Unión. Además, perjudica a la democracia representativa y al futuro tratado, que, como ustedes mismos reconocen, contiene pautas y principios sobre los que se debería basar la distribución de los escaños en el Parlamento. No se puede hacer caso omiso del concepto de ciudadanía europea como base de la legitimidad democrática de nuestro Parlamento.

 
  
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  Roberto Musacchio (GUE/NGL). – (IT) Señora Presidenta, señoras y señores, estoy a favor de que el Parlamento Europeo desempeñe un papel decisivo, contra el que se argumenta a menudo. No obstante, parece que los gobiernos quisieran manipular a nuestra Cámara con esta propuesta.

Esta propuesta para la composición de los escaños es, en nuestra opinión, desacertada. Se está penalizando a Italia, lo cual es motivo de preocupación, pero lo más preocupante de todo es que las razones de esta penalización son infundadas.

Se está destruyendo una paridad histórica, y lo peor de todo, la repartición de los escaños está siendo alterada en el nombre de una población residente que no tiene concedido el derecho de ciudadanía. Están siendo penalizados los países que, como Italia, han concedido el derecho al voto a ciudadanos no residentes en el país. Hace falta algo totalmente diferente: creo, por ejemplo, que realmente es necesaria una ciudadanía de residencia, pero que cuente no sólo para número de diputados al Parlamento por elegir, sino también para el derecho a votar y a ser elegido.

Debemos garantizar la representación de las minorías políticas y de los Estados pequeños, indicándolo expresamente en los criterios que se deben adoptar en las leyes electorales nacionales, y debemos pensar en nuevas soluciones que aporten el máximo valor a los partidos europeos y a su capacidad de presentarse como tales en las elecciones. Nada de esto aparece en el informe, y por ello votaré en su contra.

 
  
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  Jens-Peter Bonde (IND/DEM).(DA) Señora Presidenta, el informe que adoptará mañana el Parlamento detiene efectivamente el acceso a la UE de Turquía y otros países europeos muy poblados. Alemania tendría el doble de voces en el Consejo, mientras que países más pequeños perderían la mitad. Al mismo tiempo, algunos de los países más grandes obtendrían más escaños en el Parlamento. En conjunto, Alemania seguirá siendo compensada por haber tenido el mismo número de votos en el Consejo que Italia, el Reino Unido y Francia, pese a que actualmente obtiene el máximo rendimiento de cada alemán en el Consejo. No pienso que los países más grandes vuelvan a alcanzar logros semejantes, y los países pequeños no podrán producir más si quieren que el electorado perciba las decisiones como legítimas: escuchen al señor Lax.

Pido a los países más grandes que se paren a pensar. No puede existir el voto según factores de población en el Consejo y una aproximación al mismo principio de voto también en el Parlamento. En los Estados Unidos, existe igualdad entre los Estados en el Senado. En Alemania, Sarre, con un millón de habitantes, tiene tres votos en la cámara alta del Parlamento alemán, mientras que Renania-Palatinado, con una población de 18 millones, tiene seis votos; por ello, el sistema alemán difícilmente puede ser justo. Cuando mi país se unió a la CE, Alemania tenía tres veces más votos en el Consejo que Dinamarca; ahora tendrá 15 veces más. Antes, Alemania tenía tres veces y media más escaños en el Parlamento que Dinamarca; ahora serán ocho veces más. Es demasiado desigual y nunca contará con la comprensión del electorado. Destruirá la UE; ése es el problema.

 
  
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  Philip Claeys (ITS).(NL) Señora Presidenta, permítame comenzar expresando mis dudas acerca de la oportunidad de la resolución que estamos debatiendo. Es cierto que el Consejo Europeo de junio pidió al Parlamento que presentara un proyecto sobre su futura composición, pero ahora descubrimos que la propuesta entera está basada en el Tratado de Reforma, un texto que aún está por ratificar, por no hablar ya de su entrada en vigor. En otras palabras, estamos poniendo el carro delante del buey. Por cierto, no es la primera vez que esto sucede, y realmente empieza a sacar de quicio.

Estoy hablando no sólo en nombre del Grupo Identidad, Tradición, Soberanía, sino también como representante de un pequeño Estado miembro o, mejor dicho, de un futuro Estado miembro, puesto que la pregunta ya no es si sino cuándo se escindirá Bélgica y Flandes será un Estado independiente. Pero estoy divagando.

Creo que el principio de proporcionalidad degresiva defendido en este informe es el que tiene más posibilidades de funcionar, y también el punto de partida más serio, si se acepta al menos que los Estados miembros más pequeños y sus representantes en este Parlamento deben seguir desempeñando un papel significativo.

En cualquier caso, estoy a favor de una amplia interpretación de este principio de proporcionalidad degresiva y, por ello, es mi intención respaldar la pertinente enmienda presentada por el señor Bonde. Desde mi punto de vista, es de interés para la Unión Europea que los Estados miembros más pequeños tengan la mayor representación posible en el Parlamento Europeo; en caso contrario, disminuirá el apoyo popular a las instituciones europeas.

 
  
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  Sylwester Chruszcz (NI). – (PL) Señora Presidenta, hoy asistimos a dos debates sucesivos aquí en el Parlamento Europeo que nos dirán cuál será el orden en la Unión Europea y cómo serán compartidos los poderes. Para mí, como representante de Polonia y de la Liga de las Familias Polacas, éste es un debate muy triste.

Mi punto de vista es muy crítico en lo referente a este nuevo intento de presentar el Tratado Constitucional bajo el nuevo nombre de Tratado de Reforma, y a la nueva distribución de los votos en el Parlamento Europeo, que supone una discriminación contra mi país. El informe, basado en argumentos muy dudosos y exagerados, que fue adoptado por la Comisión de Asuntos Constitucionales del Parlamento Europeo, perjudica claramente a algunos países y favorece a otros; y tampoco es la primera vez. No puedo dar mi consentimiento a algo así.

Por ello, pido también al Presidente de Polonia que rechace este Tratado dentro de una semana en Lisboa.

 
  
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  Alexander Stubb (PPE-DE). – Señora Presidenta, creo que éste es uno de los días más tristes de nuestras sesiones plenarias en los últimos cinco años, porque ésta es la primera vez que, al menos personalmente, siento que el Parlamento se ha convertido en un organismo intergubernamental. Me recuerda a las noches de 1997 en Amsterdam; me recuerda a las noches de 2000 en Niza. Y hoy en el grupo, y creo que aquí, en la sesión plenaria, podemos ver de qué va todo esto.

De verdad pensé que el Parlamento Europeo estaba aquí para representar los intereses de todos los pueblos europeos, no los estrechos intereses nacionales.

Tenemos tres opciones sobre la mesa: una es la propuesta Severin-Lamassoure, que a mi parecer es una propuesta europea. Se trata de una propuesta excelente, han hecho un trabajo fantástico y deberían recibir la enhorabuena por ello.

(Aplausos)

La segunda opción que tenemos es volver a Niza. Quizás algunos queramos hacerlo, no sé. ¿Pero realmente es eso lo que queremos? ¿Es ése el motivo por el que estamos celebrando todo este debate? ¿Queremos volver a Niza? ¿España quiere perder escaños? ¿Polonia quiere perder escaños? No lo sé.

La tercera opción es lo que yo llamo una opción provocadora, y consta de dos provocaciones: una es conceder a los Estados grandes mucho más y a los Estados pequeños mucho menos. La otra provocación vino del otro flanco, y consiste en dar a los pequeños mucho y nada a los grandes. ¿Es eso lo que queremos? ¿Para eso estamos aquí? No lo creo. Al menos espero que no sea así.

El debate de mañana trata de la credibilidad del Parlamento Europeo y de si podemos tomar una decisión racional y lógica. ¿Somos capaces de plantear una propuesta o somos como los Estados miembros?

(Aplausos)

 
  
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  Jo Leinen (PSE). – (DE) Señora presidenta, estimados diputados, el Parlamento está realizando una importante aportación con el informe Lamassoure/Severin. Los escaños se distribuirán en 2009, mientras que la nueva fórmula para la distribución de votos en el Consejo de Ministros no se aplicará hasta 2014. Ahora estamos preparados para lanzar este proceso en el próximo período. Sin embargo, la propuesta completa sólo será de aplicación si existe un nuevo tratado. Si no se pone en práctica el nuevo tratado, seguirán en vigor el Tratado de Niza y los tratados de acceso, lo que significa que todos los países tendrán menos escaños. Es por ello que va en nuestro propio interés respaldar esta propuesta mañana en la sesión plenaria.

Doy las gracias a ambos ponentes, los señores Lamassoure y Severin, por el trabajo realizado. No es posible satisfacer a todo el mundo; eso sería un milagro. Sin embargo, yo quisiera protestar contra lo dicho aquí por los colegas polacos: que alguien está sufriendo una discriminación. No hay discriminación contra nadie. Por el contrario, se ha presentado una propuesta que es plausible y se adhiere a los criterios objetivos, y sobre cuyos principios podemos distribuir los escaños de que disponemos.

Debemos, sin embargo, continuar un debate que han comenzado nuestros colegas italianos: el debate sobre si el concepto de ciudadanía de la Unión Europea es el mismo que el concepto de ciudadanía nacional. El Estado nación ha cerrado sus fronteras y ha excluido a todos los demás. La UE se basa en un concepto diferente y, de hecho, estamos ampliando este debate de modo que sean representados por nosotros todos los residentes en la UE y no sólo aquéllos que estén en posesión de un pasaporte de un Estado miembro. Hay 30 millones de personas en la UE que no poseen el pasaporte de un Estado miembro pero que acatan nuestras leyes.

Volveremos de nuevo sobre este tema la próxima vez. Gracias por esta propuesta, que ahora nos pone sobre la pista de una conclusión exitosa de la Conferencia Intergubernamental y de un nuevo tratado europeo.

 
  
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  Margarita Starkevičiūtė (ALDE). – Señora Presidenta, simplemente quiero decirle al señor Stubb que Lituania no sale ganando en ninguno de los casos que ha planteado.

(LT) Quisiera decir al señor Alexander que Lituania tendrá el mismo número de escaños en cualquiera de los tres casos, porque en el primer caso está determinado, en el segundo caso está determinado, y en el tercer caso... Cuando debatimos aquí como Parlamento (ya que el Presidente del Parlamento no está presidiendo esta importante sesión), cuando debatimos sobre el Parlamento… no veo al señor Lamassoure. ¿Está aquí en la Cámara? ¿Por qué tenemos que hablar? Los individuos clave se han marchado. Todo resulta obvio. Digo esto porque realmente necesitamos dialogar sobre la casa común, una Europa común, y escuchar todas las voces de cada país.

El problema de mi país es que hemos luchado por nuestra supervivencia durante muchos siglos. Somos una nación pequeña. Ahora muchos de nosotros viven en otros países, trabajan en sus empresas y, en términos prácticos, no podrán resolver los problemas de Europa. Intentamos mantener una relación, estar juntos, ser una nación y no desaparecer del mapa, pero estas personas no podrán votar porque el número de diputados al Parlamento Europeo será establecido respecto al número de ciudadanos, aunque vivan en su país, Alexander, o en el Reino Unido o en Irlanda y trabajen honestamente. Por supuesto, estos ciudadanos pueden elegir a los representantes de Suecia, Finlandia, Gran Bretaña o Italia pero, de este modo, nosotros nos convertimos en una nación en declive. Éste es el asunto que más me preocupa y lamento mucho que, como dice el señor Lamassoure, en esta Cámara realmente se hable tan poco sobre valores. El debate de hoy es un claro ejemplo. Mirando los apellidos, sé quién ha obtenido cuántos escaños y puedo decir de antemano qué opiniones expresará.

 
  
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  Bogdan Pęk (UEN). – (PL) Señora Presidenta, hace tiempo que estoy acostumbrado a la flagrante hipocresía que reina en esta Cámara. Pero hoy quisiera hacerles una pregunta. Muy bien, como quieran, según lo que estoy oyendo en todas las intervenciones, es necesario cambiar los principios de voto y la distribución de los escaños en el Parlamento Europeo para que la ciudadanía de un país determinado no sea decisiva; en otras palabras, se está diciendo que ya estamos observando un pueblo europeo integrado con normas e intereses unificados. Por lo tanto, somos un pueblo europeo.

Quisiera preguntarles a todos ustedes, hipócritas, cómo es posible que la pobre y vieja Polonia reciba sólo un tercio de los subsidios agrícolas; que los alemanes, los más ricos de todos, a pesar de la política energética común, quieran negociar con Rusia pasando por encima de otros Estados para construir un gasoducto bajo el mar, con la consecuente amenaza para el medio ambiente. ¿Cómo se concilian estas dos situaciones? Y, si lo que digo es cierto, ¿no es demasiado pronto para crear el mito de un Estado europeo? Debemos trabajar en esa dirección, pero lenta y sistemáticamente, ya que acciones aceleradas de este tipo sólo pueden conducir a resultados que vayan en el sentido contrario de lo que se pretende.

 
  
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  Gerardo Galeote (PPE-DE). – (ES) Señora Presidenta, yo comprendo la dificultad del empeño y reconozco y alabo la labor de los ponentes.

Sin embargo, en algún punto la propuesta de reparto de escaños que hacen peca, a mi juicio, de cierta discrecionalidad y, además, no tiene suficientemente en cuenta el necesario equilibrio institucional heredado del vigente Tratado de Niza.

Por eso, algunos eurodiputados hemos firmado enmiendas que serán sometidas al Pleno mañana y que son -quiero subrayarlo- plenamente respetuosas con el principio de proporcionalidad degresiva; y además, a nuestro entender, objetivizan la atribución de escaños para el futuro, vinculándolo a criterios claros y transparentes.

Una de ellas -en la que quería centrarme-, que entraría en vigor en las próximas elecciones de 2009, coincide con uno de los estudios -el más prudente- elaborados por el Gobierno de España y trasladados al Parlamento y al Consejo.

Como comprenderán sus Señorías, no soy sospechoso de defender las propuestas del actual gobierno de España por motivos partidistas, pero lo cierto es que, en este caso, se tiene más en cuenta el factor demográfico, que debiera considerarse esencial para configurar la institución que representa precisamente los intereses de los ciudadanos.

Por lo tanto, señora Presidenta, ruego a los ponentes que las tengan en consideración; a los colegas, que las apoyen mañana con su voto; y, en todo caso, espero que sean presentadas, defendidas y tenidas en cuenta por el Consejo Europeo a la hora de tomar su decisión la semana que viene.

 
  
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  Carlos Carnero González (PSE). – (ES) Señora Presidenta. No era fácil el empeño y creo que los señores Lamassoure, popular, y Severin, socialista, nos presentan un magnífico informe que tiene un profundo sentido europeo y europeísta.

Lleva razón el señor Stubb: éste es uno de los debates más tristes a los que yo he asistido en esta Cámara, pero espero que mañana el resultado del voto sobre este informe sea uno de los mejores momentos que también nos toque vivir, porque este informe —que no es sólo de ellos, sino ya de la Comisión de Asuntos Constitucionales, con un 70 % de apoyo— garantiza, primero, responder a la demanda del Consejo a esta Cámara; segundo, aplicar el principio de proporcionalidad degresiva; y, tercero, tener un Parlamento representativo, cosa que hubiera sido imposible con el Tratado de Niza, entre otras cosas porque, de manera injustificable e injustificada, algunos países, como España, con ese Tratado quedaban fuera de cualquier lógica proporcional en su representación.

Afortunadamente, la propuesta de los señores Lamassoure y Severin, de la Comisión de Asuntos Constitucionales, soluciona adecuadamente el problema.

Y ésa es la cuestión: o este informe o Niza. O este informe, con un Parlamento representativo, o Niza, con un Parlamento no plenamente representativo. Y en esa dirección se puede prometer todo lo que se quiera, pero, desde luego, lo que necesitamos es un informe realista para que el Parlamento, en la Cumbre de Lisboa, vea reconocidos sus esfuerzos y, además, respaldados junto con la aprobación del nuevo Tratado de reforma. Muchas gracias.

 
  
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  Alexander Lambsdorff (ALDE). – (DE) Señora Presidenta, permítame comenzar diciendo que los diputados del Partido Democrático Libre (FDP) han permitido el voto libre para mañana. No habrá, pues, disciplina de voto. ¿Por qué? Hay un dilema. Por supuesto, la situación para Alemania se está deteriorando. En lugar de los 832 000 votantes actuales por diputado al Parlamento Europeo, ahora habrá 858 000. El Parlamento quiere que así sea de 2009 en adelante. Esto no ocurrirá en el Consejo hasta el año 2014. A esto me refiero, entre otras cosas.

Incluso reputados periódicos alemanes como el berlinés Tagesspiegel dicen que los escaños serán redistribuidos mañana. Hay diputados al Parlamento Europeo que afirman que Alemania perderá tres escaños mañana. El problema es —y paso a la parte que realmente me interesa— que esto no es correcto. El informe Lamassoure/Severin asegura el mayor número de escaños que Alemania puede tener en el marco del Tratado. En el Tratado de Niza ya se estipulaba un máximo de 96 escaños. El informe lo respalda claramente.

¿Por qué, entonces, este debate? ¿Por qué la provocación del método d’Hondt, según el cual sólo ganan los países grandes mientras que los pequeños pierden ampliamente? Es una propuesta respaldada, incluso iniciada, por colegas diputados de la Unión Cristianodemócrata (CDU), para mi gran sorpresa. ¿Qué significa realmente? Opino que esta es una propuesta antieuropea. El equilibrio, el justo y limpio equilibrio entre países grandes, medianos y pequeños se ha perdido. Es más, esta propuesta no tiene ninguna oportunidad en el Consejo. ¿Creemos realmente nosotros y nuestros colegas del CDU que Bélgica, Irlanda, Suecia o Estonia no poseen capacidad de análisis y que votarán a favor de esta propuesta en el Consejo? ¡No! Esta propuesta es una burbuja vacía, que está siendo reemplazada sin ninguna consecuencia; salvo por una excepción. Esta consecuencia es el deterioro adicional de la atmósfera que rodea a la política europea en Alemania.

Deberíamos apoyar el informe Lamassoure/Severin. Deberíamos asegurarnos de que el Parlamento enviara al Consejo una decidida señal política que mostrara que entre nosotros somos capaces de resolver los problemas. Si esta señal, una señal europea, es decidida, el resultado será positivo para todos nosotros, e incluyo expresamente a Alemania en esta afirmación.

 
  
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  Jean-Luc Dehaene (PPE-DE).(NL) Señora Presidenta, como ya se ha dicho repetidamente en esta Cámara, es finalmente la credibilidad de este Parlamento lo que está en juego en este debate. Está en juego su capacidad de desarrollar su labor presentando una propuesta con una amplia mayoría, haciendo difícil que sea ignorada por el Consejo.

La ventaja del informe Lamassoure/Severin es que, de un modo práctico, ofrece una propuesta que satisface todos los requisitos del Tratado. No hay cuatro alternativas, sino sólo dos: el informe Lamassoure/Severin o Niza. Después de todo, si no conseguimos el apoyo de una amplia mayoría para la propuesta, el Consejo hará lo mismo y volveremos a Niza.

Realmente no entiendo algunas de las enmiendas presentadas. Aunque está claro que la enmienda de la raíz cuadrada favorece mucho a los países pequeños, es una caricatura de la proporcionalidad. Tampoco entiendo, no obstante, la enmienda defendida principalmente por los diputados alemanes, que no tiene en cuenta la situación de los países más pequeños y pide que dé más representación en el Consejo a los Estados miembros más grandes.

¿Debo entender, quizá, que ésta es una forma malintencionada de volver a Niza y restablecer los 99 escaños de Alemania? Si ése es el caso, me parece una forma de debilitar este Parlamento. Espero que mañana el Parlamento entienda que su credibilidad está en juego, y que sólo la conservará apoyando el informe Lamassoure/Severin con una amplia mayoría, ya que es la única enmienda realista.

 
  
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  Genowefa Grabowska (PSE). – (PL) Señora Presidenta, me resulta difícil aceptar un informe según el cual mi país —debería decir y diré el pueblo polaco, puesto que son ellos quienes eligen a sus representantes— pierde la oportunidad de elegir tres diputados adicionales. Ésa es la cifra en que disminuirá la representación polaca en el Parlamento Europeo con la propuesta presentada hoy.

¿Por qué pienso que esto es injusto, y por qué creo que los criterios adoptados en este informe no han tenido en cuenta hechos tan obvios como los que ha mencionado hoy mi colega diputado de Lituania? Se trata de los trabajadores, de los empleados, de los polacos que están viviendo temporalmente en el extranjero: 3 millones. Supongamos que poseen derecho de voto en Gran Bretaña o en Irlanda, pero vuelven a casa. Mi pregunta es: ¿quién va a representarlos? Estarán privados del derecho de representación, pese a haber tenido derecho a voto.

Este informe, y este es el segundo punto que quería mencionar, acentúa el desequilibrio institucional que ha existido hasta la fecha, aunque haya sido frágil, entre la posición de los Estados en el Consejo y en el Parlamento. Polonia pierde sobre todo en el Consejo con la transición a la votación de doble mayoría, y también pierde en el Parlamento.

Mi última cuestión se refiere a un cierto desequilibrio, del que se ha hablado hoy aquí, en el empleo de funcionarios en las instituciones de la UE, y especialmente en el Parlamento. Este desequilibrio, que afecta a todos los nuevos Estados miembros, podría ser resuelto aquí en el Parlamento. Pido por ello que se enmiende este informe.

 
  
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  Alfonso Andria (ALDE). – (IT) Señora Presidenta, señoras y señores, me doy cuenta, por supuesto, de que la tarea encargada a mis colegas diputados el señor Lamassoure y el señor Severin no fue fácil, pero debo decir que el resultado, a pesar de los esfuerzos realizados, me deja bastante perplejo, tanto desde un punto de vista jurídico como en términos puramente políticos.

La propuesta se refiere por primera vez a un criterio de cálculo basado en la población residente en cada Estado miembro, que remplaza el criterio de ciudadanía. Aquí aparece un problema de coherencia legal y política en lo referente a las disposiciones del futuro Tratado de Reforma, y en particular su artículo 9A, en el que se establece expresamente el principio de representación de los ciudadanos europeos. Yo también lo veo como un asunto político, en parte porque el Parlamento está haciendo algo opaca la función de la voz y la expresión de los ciudadanos; y, lo que es más grave, en un momento en el que la Unión se propone extender la cultura de la ciudadanía europea, la identidad y los derechos de los ciudadanos europeos.

Y, por favor, no conduzcan de nuevo el asunto al ámbito de las disputas nacionales o, lo que sería peor aún, lo reduzcan a un mero asunto cuantitativo. Ese enfoque sería totalmente reduccionista y vulgar y no sería generoso con la reputación de Italia. También constato, sin embargo, una disparidad en el trato; hay una falta de homogeneidad entre un escalón y el otro; en muchos casos los parámetros de referencia no justifican la diferencia en el número de escaños entre un país y otro.

Quisiera terminar, señora Presidenta, invitando a mis colegas diputados a votar de modo coherente con lo expresado en los tratados y con la que ha sido hasta ahora y debe seguir siendo nuestra función como diputados al Parlamento: la expresión de la ciudadanía.

 
  
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  Riccardo Ventre (PPE-DE). – (IT) Señora Presidenta, señoras y señores, el señor Stubb, que desgraciadamente se ha marchado, ha hablado esta tarde de tristeza y otros diputados han expresado el mismo sentimiento. Yo creo, sin embargo, que es triste la discriminación entre países y diputados al Parlamento Europeo, en particular la de aquéllos que intentan asegurar que se respeten los principios fundamentales, como bien han dicho los señores Voggenhuber y Muscardini.

Lo importante no es poner en duda el informe Lamassoure-Severin; seguramente está bien construido, aunque sea sobre cimientos de arena. De hecho, hay un principio jurídico cuyo significado está siendo destruido completamente: el principio de ciudadanía. Este hecho también ha sido mencionado por quienes han apoyado el informe, así como en las propuestas de compromiso de los señores Lamassoure y Severin; el señor Leinen lo mencionó, y el señor Duff también lo expresó de modo excelente: ¡no estamos seguros de nuestros votantes a este respecto!

Sin embargo, en esta incertidumbre total sobre el electorado, deseamos construir un criterio, un castillo que tenga su propia coherencia interna —además de las bases o los cimientos—, lo que nos dotará de una composición que de ningún modo respetará las realidades preexistentes de los ciudadanos. También nos llevará, como consecuencia —y atención a lo que digo, pues no quiero ser profeta de la fatalidad— ante el Tribunal de Justicia. Es natural, y probablemente una obligación, que aquéllos que han sido agraviados acudan a los tribunales como extrema ratio, como órgano supremo de toma de decisiones en un momento tan importante.

Pido a mi Gobierno, al Gobierno de mi país, que hasta el momento ha mostrado una extrema debilidad en este proceso, desde su inicio en Berlín, que redescubra finalmente su orgullo y ejerza el derecho de veto sobre esta propuesta.

 
  
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  Libor Rouček (PSE). – (CS) Señoras y señores, entre hoy y mañana tendremos una oportunidad histórica de influir en la decisión sobre la futura composición del Parlamento Europeo. El informe preparado a este fin por los ponentes, los señores Lamassoure y Severin, es de gran calidad y es equilibrado y responsable. Ofrece una solución pragmática, que debería ser adoptada incuestionablemente por la Conferencia Intergubernamental, puesto que no supone un obstáculo para la adopción del Tratado de Reforma.

La distribución propuesta de los escaños en el Parlamento Europeo está basada en el principio de proporcionalidad degresiva. Es un principio justo que expresa la solidaridad entre países grandes, medianos y pequeños. La solución propuesta también está basada en el principio de las realidades demográficas de los Estados miembros individuales. Y, una vez más, el principio es correcto y justo. Pese a ello, algunos diputados han expresado su desacuerdo con esta solución. Piensan que existe discriminación contra sus países. Yo, sin embargo, no veo ninguna señal de discriminación. La discriminación y la desigualdad otorgarían el mismo número de escaños a dos países con una diferencia de población de cinco millones. Confío en que el Parlamento aproveche mañana esta oportunidad histórica y adopte el informe de Lamassoure y Severin por gran mayoría.

No apoyarlo marcaría el regreso a Niza. Sería un regreso a una alternativa que supondría una pérdida también para los diputados que recientemente han tratado de vender el eslogan «Niza o la muerte».

 
  
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  Jacek Protasiewicz (PPE-DE). – (PL) Señora Presidenta, hoy estamos debatiendo un informe muy importante, con arreglo al cual se distribuirán los escaños en la próxima legislatura del Parlamento.

Los ponentes han presentado una propuesta muy interesante que, ciertamente, ha debido requerir mucho trabajo, tanto analítico como conceptual. Quisiera expresarles mi sincero agradecimiento por ello. Pero, a mi entender, el informe tiene dos puntos débiles graves. En primer lugar, nuestros colegas diputados proponen una solución que es de naturaleza puntual, temporal, y únicamente aplicable a la próxima legislatura. Sin embargo, recuerdo que, cuando empezamos a trabajar en este informe en la Comisión de Asuntos Constitucionales, acordamos que buscaríamos soluciones sistémicas que permitieran que se produjera un cambio automático de la composición del Parlamento en el momento de la adhesión de nuevos Estados a la UE.

La propuesta alternativa anunciada por unos 80 diputados, incluido yo, cumple esta condición. El uso del método d’Hondt para calcular el número de votos de los Estados individuales es un instrumento objetivo que elimina el toma y daca político. Aceptando esta enmienda, el Parlamento Europeo podría convertirse en la primera institución que deje atrás las disputas políticas y nacionales. Acepto un método neutral y matemático de medir la fuerza de los países individuales. Ése sería un paso en la dirección correcta y un modelo a seguir por otras instituciones comunitarias.

Otro punto débil del informe es la falta de coherencia en el enfoque de los derechos de los ciudadanos europeos, entre los que se incluye el derecho a ser representado en este foro. Desde mi punto de vista, el criterio de cálculo del tamaño de la representación parlamentaria según las cifras de población debilita dicho derecho. Por ejemplo, ¿cómo van a sentirse los ciudadanos de Polonia que viven y trabajan en Irlanda o Gran Bretaña? Diversas estimaciones sugieren que hay entre 2 y 3 millones de personas en esta situación.

En virtud de los reglamentos electorales vigentes en Polonia, se pueden emitir votos para candidatos residentes en Polonia. Pero si tomamos el criterio de la población, como se sugiere en el informe, debido al número de emigrantes polacos, el número de diputados elegidos en mi país disminuye, mientras que aumenta en las islas. Por lo tanto, ¿quién va a representarlos en este foro? ¿Los diputados irlandeses, los británicos o los polacos, que serán cada vez menos? El informe no responde a estas preguntas. En este contexto, considero esencial que se modifique el texto del informe y, junto a muchos colegas diputados, votaremos a favor de algunas enmiendas.

 
  
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  Stavros Lambrinidis (PSE). – (EL) Señora Presidenta, se acepta ampliamente que la actual distribución de los escaños del Parlamento Europeo no representa adecuadamente las realidades demográficas de los Estados miembros y que las correlaciones son desfavorables para ciertos países pequeños y de tamaño medio.

El hecho de que el informe no reduzca el número de escaños establecidos en el Tratado de Niza es ciertamente positivo. También debo destacar, sin embargo, que, en el caso de Grecia, un aumento del número de escaños establecidos, de 22 a 23, sería completamente justo, ya que la población del país excede en un 10 % la de otros países que tienen el mismo número de escaños en el Parlamento.

No obstante, hoy querría centrarme principalmente en las diversas enmiendas presentadas en relación con el método de cálculo del número de diputados. Una cosa es no poder valorar la población total de un país, pero sólo a sus ciudadanos. Estoy a favor del concepto de ciudadanía europea, pero no estoy en absoluto de acuerdo con su aplicación en este caso. Como diputado, siento que represento a la población de mi país: sin ser necesariamente ciudadanos de Grecia o de Europa, están criando a nuestros hijos, cuidando de nuestros mayores, construyendo nuestras casas, trabajando en nuestras universidades, contribuyendo al sistema de seguros y enviando a sus hijos a nuestras escuelas. Nuestras decisiones sobre el medio ambiente, los servicios, los asuntos de inmigración y de seguridad social y otros muchos también afectan las vidas de esos ciudadanos nuestros, que son a menudo los más desfavorecidos. Por ello, considero un imperativo democrático que el número de diputados al Parlamento Europeo esté basado en el número total de residentes de un país.

 
  
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  Reinhard Rack (PPE-DE). – (DE) Señora Presidenta, desgraciadamente, el debate de hoy sobre la futura composición del Parlamento Europeo no ha sido un punto destacado en la historia de la democracia europea. Quizá sea bueno que ni la Comisión ni el Consejo hayan tenido tiempo de escucharlo.

Hemos tenido que escuchar a ponentes que han expuesto principios de manera patética, principios que aún no nos han aportado nada en términos prácticos y que, por ello, no tienen nada que ofrecer, aparte de patetismo. Muchos ponentes se han centrado en los intereses de sus propios países. Ciertamente, el debate no ha perseguido el éxito en la búsqueda de una solución europea y, por lo tanto, probablemente no nos acercará a una solución.

Afortunadamente, también hemos escuchado a algunos ponentes que han sido pragmáticos y han buscado soluciones comprensibles, y que, por ello, han juzgado que la propuesta de nuestros ponentes —Alain Lamassoure y Adrian Severin— constituye una base conveniente. Creo que deberíamos expresar nuestro sincero agradecimiento a ambos ponentes por el trabajo que han realizado en la comisión, así como en las etapas posteriores. Normalmente, la cortesía mediterránea lo exigiría siempre, pero, en este caso específico, ambos ponentes se han ganado el agradecimiento. Por lo tanto, de alguien que no viene del Mediterráneo, mi más sincero agradecimiento.

Espero y deseo fervientemente que este Parlamento viva un momento histórico en las votaciones de mañana. Es decir, que logremos mayorías claras y definidas para la propuesta de los señores Lamassoure y Severin y seamos así capaces de ofrecer otra señal clara al Consejo. El Parlamento Europeo ha establecido en cualquier caso una base prudente para las elecciones de 2009.

 
  
  

PRESIDE: SEÑOR SIWIEC
Vicepresidente

 
  
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  Panayiotis Demetriou (PPE-DE). – (EL) Señor Presidente, con el fin de evaluar correctamente el informe de los dos ponentes, los señores Severin y Lamassoure, necesitamos tener en cuenta ciertos hechos y aplicar ciertas normas.

En primer lugar, debemos abordar el informe con una perspectiva europea, no nacionalista. Si no lo hacemos, nos enfrentaremos a una competición sobre qué país obtiene más escaños y cuál menos. En segundo lugar, debemos tener en cuenta ciertos hechos, por ejemplo, que el Parlamento Europeo no está decidiendo hoy la composición del Parlamento, sino haciendo una propuesta al Consejo. El Consejo tiene cierto margen y una base sobre la que debe construir, aunque esté basada en el pasado, por lo que podríamos pensar que no es especialmente equilibrada.

Además de esto, debemos aplicar los datos aritméticos que se nos han proporcionado. Hay 750 diputados al Parlamento Europeo, 96 por país como máximo y 6 por país como mínimo. No podemos empezar a regatear sobre las partes de la población que están dentro y fuera. Deberíamos alcanzar un compromiso basado en la situación existente, según la población y lo que se aplica en otros sectores. No estamos aquí para volver a fundar la UE. Cuando lo hagamos, podremos usar cálculos diferentes. Lo que importa hoy, pues, es alcanzar un resultado que tenga el apoyo más amplio posible del Parlamento Europeo, para conservar nuestra credibilidad y al mismo tiempo abrir el camino a movimientos europeos y no nacionalistas. Permítanme dirigirme a los estimados colegas alemanes, que siempre han sido generosos; además, si en el pasado hubieran hecho gala de la propensión que tenemos hoy, no habría Unión Europea. También me dirijo a los colegas diputados de los demás Estados, para que mañana podamos adoptar el informe Lamassoure/Severin con la mayoría más amplia posible.

 
  
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  Proinsias De Rossa (PSE). – Señor Presidente, cuando nos alejamos de la proporcionalidad estricta en las elecciones, inevitablemente terminamos aplicando un compromiso político en lugar de la matemática pura. El principio democrático que dice que todos los votos deberían tener el mismo peso no podrá aplicarse hasta que la Unión Europea se convierta en un sistema totalmente federal.

Con los límites que ha impuesto el Consejo, el compromiso político planteado por el señor Severin y el señor Lamassoure es un esfuerzo razonable y equilibrado para lograr un juego limpio y alcanzar la solidaridad para todos los ciudadanos de la Unión Europea. Yo lo apoyo, y me opongo a los sistemas alternativos que se están presentando, por considerarlos menos justos y menos equilibrados.

Sin embargo, puesto que hemos enfocado este ejercicio como un viaje del ego nacional, hay que subrayar que aquí estamos tratando el modo en el que los ciudadanos eligen sus representantes al Parlamento según sus preferencias políticas para actuar de colegislador junto con el Consejo; es el Consejo el que representa al Estado, y no esta Cámara.

 
  
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  Simon Busuttil (PPE-DE). – (MT) Al igual que la Constitución Europea, el Tratado de Reforma introducirá el principio de que un Estado miembro, independientemente de su tamaño, debe tener la representación adecuada y no puede tener menos de seis escaños en el Parlamento Europeo. Malta, mi país, que por el momento tiene cinco escaños, pasaría a tener seis escaños. Este aumento curará una herida, por así decirlo, que se produjo hace no menos de siete años cuando, en el Tratado de Niza, a Malta se le concedieron cinco escaños en lugar de seis, como Luxemburgo, que tiene la misma población.

El aumento a seis escaños supone un aumento de un 20 % en la representación y también significa que los diputados malteses de esta Cámara estarán en una posición mejor para cumplir con sus tareas parlamentarias, siempre en aumento. Baste decir que en esta Cámara tenemos más de 20 comisiones parlamentarias que, con seis diputados, son muy difíciles de seguir. Con cinco es imposible. Dichas comisiones están ahora preparando leyes que vinculan a todos los ciudadanos, incluyendo a los ciudadanos malteses, y es correcto que los ciudadanos de todos los países, incluso los de los más pequeños, estén en una situación adecuada, en una situación correcta y razonable para ser representados y escuchados en cada una de dichas comisiones. Más aún si tenemos en cuenta que, en virtud del nuevo Tratado, el Parlamento Europeo aumentará sus poderes y será colegislador junto con la Comisión en todos los sectores.

El umbral mínimo de seis escaños es, pues, un paso positivo que aumentará la fe de los países pequeños en la Unión Europea, motivo por el cual creo que deberíamos apoyar el informe Lamassoure-Severin.

 
  
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  Adrian Severin (PSE), ponente. – Señor Presidente, siempre resulta más difícil entender una explicación cuando el fomento de los propios intereses depende de no comprender dicha explicación. Me temo que muchos de nuestros colegas han desaparecido porque no desean una explicación: simplemente querían exponer su argumentación, eso es todo.

No obstante, quisiera aclarar ciertas cuestiones muy brevemente. En primer lugar, si este informe fracasa no sólo volveremos a Niza, sino a algo peor que Niza, porque según el mandato de la CIG, el Tratado mencionará los 96 escaños como nivel máximo para un país ─así que será Niza, y Alemania contará con 96 escaños. Si se actúa contra este informe, Alemania no mantendrá los 99 escaños con lo que cuenta actualmente; deben ser conscientes de ese punto.

La señora Grabowska ha preguntado qué ocurre con los ciudadanos polacos que viven parcialmente en Polonia y parcialmente en el extranjero. Depende de su residencia: si son turistas en el extranjero o se encuentran en el extranjero durante un corto período de tiempo no importa, pero si tienen estatuto de residentes en el extranjero y simplemente visitan a sus familias en Polonia, se les considerará en el lugar donde vivan, pero obviamente podrán votar del mismo modo en que lo hace cualquier ciudadano europeo. La señora Grabowska también ha preguntado quién va a representarlos. Este aspecto está muy claro: el diputado del Parlamento Europeo al que voten. Todo ciudadano europeo tendrá derecho a votar, y todos los ciudadanos europeos estarán representados por los diputados al Parlamento Europeo a los que voten.

Varias de sus Señorías han dicho lo siguiente, y me voy a limitar a citar a un colega italiano: por primera vez en la historia de la Unión vamos a tomar en consideración a los residentes, y no a los ciudadanos. Falso. Desde el Tratado de Roma, siempre hemos considerado a los habitantes, a la población. Si quieren cambiar este hábito, claro que pueden hacerlo, pero no realicen afirmaciones que son totalmente falsas.

Voy a finalizar afirmando lo siguiente: si hay algún problema, es la falta de armonización de la legislación nacional relativa a las elecciones. Sin duda yo estaría a favor de la aproximación de dicha legislación, pero eso es una cuestión distinta. Esa cuestión lleva su tiempo y tenemos que abordarla de manera independiente. Les deseo suerte a los ponentes que van a abordar la aproximación de la legislación electoral; espero que tengan éxito. De momento, sólo espero que, después de una noche de reflexión, mañana votemos de manera que se refuerce la credibilidad de esta institución.

 
  
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  Presidente. − A mi colega diputado le ha sido concedido tiempo adicional como ponente. Quiero asegurar al señor Severin que este hecho no está relacionado ni con el informe ni con su persona. Mi experiencia me dice que los diputados son personas que hablan mejor de lo que escuchan. Y esto es lo que ha ocurrido durante este debate.

Se cierra el debate.

La votación tendrá lugar mañana, 11 de octubre de 2007.

Declaraciones por escrito (Artículo 142)

 
  
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  Ilda Figueiredo (GUE/NGL), por escrito. – (PT) Esta propuesta entra en el ámbito de la «Constitución Europea», que se retomará de nuevo en la Cumbre de Lisboa en relación con un nuevo tratado, lo que volverá a despertar las presiones y amenazas que hubo que soportar antes de que fuera rechazada en los referendos populares de Francia y los Países Bajos en 2005.

En lugar de mantener el principio de Estados soberanos con los mismos derechos, que requeriría como mínimo la tan aclamada solidaridad de los países más poblados y el respeto por el equilibrio dentro de los diversos órganos institucionales (Consejo, Comisión y Parlamento Europeo), la intención es establecer números máximos y mínimos y aplicar la proporcionalidad degresiva basada en la población, es decir, subordinar a los países en función de su población y atacar constantemente la naturaleza representativa de la democracia. El desequilibrio que existía antes del Tratado de Niza ni siquiera se ha tenido en cuenta.

Así, por ejemplo, Portugal pierde dos diputados y se queda con sólo 22, mientras que España gana cuatro; es cierto que Alemania perderá tres, quedando con 96; además, Francia tendrá 74; el Reino Unido, 73; Italia, 72; España, 55 y Polonia, 51. Sólo las seis grandes potencias europeas contarán con 420 diputados, muchos más que la mayoría de un Parlamento europeo de 750 diputados que representan a 27 Estados miembros.

Por este motivo, votaremos contra el informe.

 
  
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  Eija-Riitta Korhola (PPE-DE) , por escrito. (FI) Señor Presidente,

Represento a un pequeño Estado miembro de la periferia de la Unión. Esto, para mí, significa entender lo importante que es a veces defender vehementemente los intereses nacionales y subrayar nuestras circunstancias diferentes. En general, los diputados de los Estados grandes lo han entendido, al menos los de mi Grupo. Tienen cuidado de no rechazar simplemente nuestras opiniones, evitando que los países grandes aplasten a los países pequeños de la Unión.

Cuando el informe del señor Lamassoure estaba siendo redactado, la voz de un país pequeño fue escuchada, de tal modo que yo y los demás diputados finlandeses mantuvimos los 14 escaños de Finlandia en el Parlamento.

Está completamente justificado hablar en favor del beneficio obtenido. Ahora, sin embargo, las enmiendas al informe propuestas por los diputados finlandeses de mantener un escaño no han seguido adelante en la fase de la comisión, y no habrían tenido ninguna oportunidad de superar la sesión plenaria. La principal razón es que, probablemente, ya se ha renunciado de algún modo al beneficio obtenido: en las negociaciones de Niza, Finlandia aceptó tener 13 diputados.

Con el informe del señor Lamassoure, hay muchas más cuestiones amenazadas. Las enmiendas propuestas por los delegados alemanes, españoles y polacos de mi Grupo ponen en serio peligro las posibilidades de que los Estados miembros pequeños tengan influencia en el Parlamento europeo. La enmienda, según la cual cada Estado miembro tendría seis escaños en 2014 y el resto de los escaños del Parlamento serían establecidos con arreglo al sistema d'Hondt, destruiría completamente el sistema actual de proporcionalidad degresiva, que es el mejor modo de garantizar un proceso de toma de decisiones objetivo en la Unión. La enmienda significaría en la práctica que el número de escaños de Finlandia, por ejemplo, caería a 10, en el caso de que la ampliación continuara. No podemos aceptarlo.

Por lo tanto, les ruego a todos ustedes que recuerden la importancia de que los países pequeños puedan tener influencia en nuestra Unión.

 
  
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  Nils Lundgren (IND/DEM), por escrito. (SV) La distribución de los escaños entre los Estados miembros en el Parlamento Europeo no debe de ningún modo ser arbitraria. En las negociaciones de madrugada de la cumbre de Niza, los Estados miembros dependían, por lo general, de lo despierto que estuviera un solo hombre, un Jefe de Estado o de Gobierno, durante la noche.

El resultado para Suecia fue extremadamente malo. Pese a que nuestra población es aproximadamente un millón menos que la de Hungría y la República Checa, nos fueron asignados menos escaños en el Parlamento Europeo: 19 en lugar de 24.

Es importante que el principio que empleemos para la distribución de los escaños permanezca fijo a lo largo del tiempo, con la vista puesta en la ampliación continua de la membresía de la Unión. También es importante establecer el principio de sobrerrepresentación de los Estados pequeños de acuerdo con una distribución degresiva.

En este informe se proponen mejoras de la distribución actual de los escaños en el Parlamento Europeo. Por este motivo, lo apoyamos. Sin embargo, nos oponemos firmemente a la idea de crear una circunscripción electoral en toda la UE, ya que implicaría que se debería reducir aún más el tamaño de las delegaciones nacionales. Crear una circunscripción separada de la Unión es una manera artificial de crear un pueblo europeo. No hay un ruedo político común en Europa. El intento de romper las barreras del lenguaje y de la tradición creando una circunscripción electoral de toda la UE está condenado al fracaso.

 
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