Presidente. – El punto siguiente son las cuatro propuestas de resolución sobre Pakistán.(1)
David Martin (PSE), autor. – Señor Presidente, permítame empezar transmitiendo mis condolencias a las víctimas del horrible ataque terrorista perpetrado en Karachi. Nuestro sentimiento está con todos los afectados por este dramático atentado.
Pakistán es una nación de la que deberíamos ocuparnos en gran medida en Europa. Se trata de una gran nación comercial, un exportador de ciudadanos, sobre todo a este continente, y un aliado vital en la lucha contra el terrorismo. Por lo tanto, es muy triste que en sus 60 años de historia Pakistán no haya podido convertirse en una verdadera democracia; por otra parte, debería alentarnos el hecho de que no se haya convertido en una teocracia o incluso en una dictadura militar permanente. Una vez más, en Pakistán se abre una ventana a la democracia.
Nos encontramos a la espera de la sentencia judicial sobre la legalidad de la elección del Presidente. Le pedimos al Presidente Musharraf que acepte el resultado de dicha sentencia, incluso si se dicta en su contra, pero también invito a los ciudadanos de Pakistán y de todo el mundo a que acepten la sentencia del Tribunal si se dicta a favor del Presidente. Creo que es la única base sobre la que podemos avanzar en el país.
Con respecto a las elecciones de enero, espero que el Gobierno siga preparándose para dichas elecciones y que permita que la campaña de la señora Benazir Bhutto se desarrolle de manera segura. Sé que esta afirmación implica que pensamos que el Gobierno estaba detrás del atentado con bomba; yo no lo creo, pero debemos asegurarnos de que se garantiza la seguridad de todos los candidatos y de que el Gobierno hace todo lo que está en su mano para proteger a la señora Benazir Bhutto. También creo que debería permitirse que el señor Sharif volviera al país e hiciera campaña, si así lo desea, del mismo modo que debe garantizarse su seguridad.
Los militares deben quedarse al margen durante todo el período de campaña de las elecciones, y espero que antes del mes de enero ─y antes de que comience la campaña─ el Presidente cambie de actitud y convierta su país en un verdadero gobierno civil. Esa es la mejor esperanza que podemos albergar para el futuro de Pakistán, y es la mejor esperanza para las relaciones entre Europa y Pakistán: que consigamos un parlamento elegido democráticamente en enero, y que el Presidente se quite el uniforme y se vista de paisano. <BRK>
Eva-Britt Svensson (GUE/NGL), autora. – (SV) Gracias, señor Presidente. Ante todo, debo decir con gran pesar que mes tras mes, aquí en el Parlamento, tenemos que decidir sobre diferentes resoluciones debido a que grandes partes del mundo que nos rodea no respetan las libertades y derechos civiles y violan los derechos humanos fundamentales. Tengo que decirlo, porque pienso que es terrible que esto continúe. Hablamos de ello en el Parlamento, hablamos de ello en tantos contextos diferentes, y a pesar de todo continúa.
En lo que se refiere a Pakistán, que es el tema de la resolución que estamos debatiendo, quiero decir que el Grupo GUE/NGL apoya la resolución en su totalidad. La resolución plantea un gran número de exigencias muy justificadas al Gobierno de Pakistán. Quienes vivimos en el mundo que lo rodea no podemos callarnos respecto a la influencia y al poder decisor del régimen militar en todos los ámbitos de la sociedad. El poder se debe traspasar a un gobierno democrático civil. Debemos apoyar a todas las organizaciones de voluntariado, a todo aquél que luche por las libertades y derechos democráticos. Deseo subrayar especialmente la importancia del apartado 16 de la resolución. En este punto, el Parlamento expresa su gran inquietud ante el hecho de que una gran proporción de las mujeres pakistaníes no puedan participar en el proceso democrático. En Pakistán, la gente se ve oprimida por el régimen militar por razones de religión, pero no debemos olvidar la opresión a la que están sometidas una gran proporción de las mujeres pakistaníes. Nuestro Grupo desea encarecidamente apoyar la resolución en su totalidad. Gracias.
Raül Romeva i Rueda (Verts/ALE), Autor. – Señor Presidente, yo también quiero decir que a pesar de que lógicamente la principal responsabilidad para resolver la situación incumbe a las autoridades pakistaníes, no por ello tenemos que olvidar que la Unión Europea tiene y, sobre todo los países miembros, los Estados miembros, tenemos una enorme responsabilidad, al menos para no empeorar la situación.
Y ello tiene que ver con la también incomprensible práctica, por su incompatibilidad con esta voluntad de resolver la situación, de seguir exportando o queriendo exportar armas a ese país.
Sólo por mencionar tres casos: el Gobierno del Reino Unido autorizó en 2006 la exportación de 15 000 rifles a la región, incluido Pakistán; Francia sigue queriendo vender a Pakistán misiles y radares para construir un avión de combate que está supuestamente elaborando ese país con China; y Alemania también ha sido responsable de la exportación de importantes cantidades de munición, armas y otro tipo de equipos militares.
Yo creo que, en ese sentido, es incompatible el querer resolver la situación en Pakistán y al mismo tiempo alimentarla con esas políticas. Por eso sugiero y pido a mis colegas que apoyen la enmienda en la que pedimos que se suspenda todo tipo de exportación de armas y equipo militar hasta que se garantice que éstas no van a ser usadas para vulnerar los derechos humanos.
Charles Tannock (PPE-DE), autor. – Señor Presidente, el atentado suicida ocurrido la semana pasada en Karachi nos recordó lo peligrosamente cerca que está Pakistán de la anarquía. La perspectiva de que un Pakistán equipado con armas nucleares se convierta en un Estado rebelde controlado por fanáticos islamistas es, francamente, terrorífica.
No soy un entusiasta de Benazir Bhutto, cuyo mandato como Primera Ministra estuvo marcado por una corrupción generalizada, pero en última instancia, siempre es preferible un gobierno democrático y laico bajo el control civil a una dictadura militar, en este caso comprometida por sus vínculos con partidos islamistas y talibanes afganos. Se supone que el Presidente Musharraf es nuestro aliado en la guerra contra el terrorismo; a veces me pregunto el grado de compromiso que tiene con la erradicación del terrorismo en su propio país.
Esperemos que la vuelta de la señora Bhutto a Pakistán suponga un estímulo adicional para los derechos humanos. Una preocupación importante es la continua represión de las minorías religiosas, incluidos los cristianos, los hindúes y los musulmanes ahmadíes. Si la señora Bhutto quiere que se le tome en serio como líder progresista de un Pakistán más moderno, debe garantizar que Pakistán respetará sus obligaciones internacionales en virtud de las convenciones de derechos humanos.
Pero mientras Pakistán se enfrenta a numerosos retos, debemos reconocer que se están realizando avances en ciertos ámbitos. La economía sigue creciendo, y Pakistán también se ha comprometido a tomar medidas que refuercen la confianza con la India con respecto al conflicto sobre Jamu y Cachemira.
Cabe preguntarse cómo es possible en terminos legales que, a pesar de la sentencia del Tribunal Supremo, que permitía la vuelta del Primer Ministro Nawaz Sharif del exilio a Pakistán, el Gobierno pakistaní lo deportase inmediatamente a Arabia Saudí. ¿Cómo puede un gobierno deportar a uno de sus propios ciudadanos, de acuerdo con el Derecho internacional? Puede que Nawaz Sharif todavía tenga una importante función por desempeñar en el restablecimiento de la política civil democrática multipartidista en Pakistán. <BRK>
Bernd Posselt, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (DE) Señor Presidente, debemos analizar Pakistán con mucho discernimiento. Se trata de un país grande e importante con una historia turbulenta. El Estado de Pakistán fue creado artificialmente para acoger a los habitantes musulmanes de la India y tiene, por tanto, una identidad islámica, que es algo que ahora no podemos echarle en cara. Ésta es, más o menos, su razón de ser original.
Esto no quiere decir que no debamos luchar contra el extremismo islámico; de hecho, los propios pakistaníes dedican considerables esfuerzos precisamente a esta lucha. Pakistán ha sido un aliado importante ante la ocupación soviética de Afganistán, en las relaciones con la China comunista y en el contexto de los prolongados intentos soviéticos por obtener influencia en la India. Ha sido un factor estratégico importante para Occidente.
Por otra parte, huelga decir que Pakistán tiene dificultades internas, de las que debemos ser conscientes: una estructura poblacional compleja y heterogénea desde el punto de vista étnico y religioso, pobreza generalizada y, por supuesto, la necesidad de reforzar la democracia y el Estado de Derecho. Está claro que debemos prestar al país una gran cantidad de apoyo para el establecimiento de elecciones libres y un sistema judicial independiente más fuerte, y debemos animar al mando militar a traspasar gradualmente el poder a los políticos electos. Por encima de todo, como ha dicho Charles Tannock, debemos animar a Pakistán a seguir empeñado en el proceso de fortalecimiento de la confianza con su vecina la India.
En este aspecto ha habido indicios alentadores, y la finalidad de una política equilibrada sobre Pakistán es reforzar esos indicios al tiempo que expresamos las críticas necesarias.
Sarah Ludford, en nombre del Grupo ALDE. – Señor Presidente, los ciudadanos pakistaníes no se merecen una dictadura militar, la violencia y la anarquía. Por lo tanto, uno de los artículos clave de esta resolución es el que reafirma nuestra solidaridad con el pueblo de Pakistán, que comparte los objetivos de la gobernanza democrática y de un gobierno transparente y responsable, y que actúa con valentía y determinación frente a la violencia terrorista y criminal.
Sin duda, ése es el motivo por el que planteamos la necesidad de una vuelta a la democracia y a un gobierno civil con elecciones libres y justas en enero como el único modo de responder a los retos de la sociedad pakistaní.
Al mismo tiempo, también subrayamos la necesidad de retirar la militarización de la sociedad pakistaní y condenamos la incapacidad del Presidente Musharraf de abandonar el cargo de jefe del ejército, como prometió que haría. El Estado de derecho es extremadamente desigual en Pakistán. En ocasiones se han producido ciertos acontecimientos alentadores, pero también han estado acompañados de ciertas sentencias muy represivas. Esto ataca especialmente a las minorías, de índole religiosa y de otro tipo, y a las mujeres. Exigimos, con razón, una mejora en este ámbito.
Sin duda, también condenamos el atentado suicida y las 140 víctimas y 500 heridos de la semana pasada. Temo que ello se pueda convertir en un pretexto para restringir la actividad política, puesto que el Gobierno ya ha anunciado que los partidos políticos únicamente podrán celebrar reuniones en parques seguros y en emplazamientos públicos, en lugar de organizar marchas. Puede verse cómo ello se puede convertir en un pretexto.
Por último, uno de los motivos más cercanos por los que personalmente quiero que Pakistán luche contra el extremismo y la militarización, y que vuelva al Estado de derecho es la repercusión que tendrá sobre los ciudadanos británicos de origen pakistaní, con la petición de perfiles delictivos o de ciertos requisitos de visado para los Estados Unidos. Si Pakistán se convirtiera en una sociedad democrática, se eliminaría esa amenaza para personas como mis circunscriptores. <BRK>
Ryszard Czarnecki, en nombre del Grupo UEN. – (PL) Señor Presidente, hoy ha salido en televisión el enésimo informativo sobre el enésimo ataque en Pakistán, sobre víctimas mortales. También esto es una historia interminable. ¿Por qué gastamos el tiempo en esto, sobre todo teniendo en cuenta que actuamos en nombre de los contribuyentes europeos? Deberíamos recordar que la Unión Europea envía a Pakistán cantidades significativas de dinero destinadas a sanidad, a la erradicación de la pobreza y a la educación. Por esta razón tenemos derecho a estar interesados en lo que sucede en ese país que está apoyado, en parte, con el dinero de nuestros electores.
Quisiera llamar su atención sobre algunas cuestiones que no se han debatido aquí. Lo primero es el hecho de que, en Pakistán, las minorías religiosas están perseguidas y discriminadas. Esto es aplicable a los cristianos, pero también a los hindúes, sijs y budistas. Creo que merece la pena dedicar nuestra atención a esta cuestión. Es algo que se pierde de vista a la luz de estos ataques y estas trágicas muertes, pero que es una constante.
También quisiera señalar algo que ya se ha planteado, que existe discriminación contra las mujeres. Para este fin existen decretos hudud especiales. Esto merece ser condenado y me complace que lo hagamos independientemente de nuestras divisiones políticas.
Koenraad Dillen, en nombre del Grupo ITS. – (NL) Señor Presidente, todos, como es natural, hemos expresado nuestro horror ante los terribles ataques de la semana pasada en Pakistán, que constituyen, como ha dicho el anterior ponente, una historia interminable.
Sin embargo, esto no debe impedirnos señalar el hecho esencial de que Pakistán es, desde luego, una dictadura militar, que en el Pakistán oficial se producen violaciones de los derechos humanos a gran escala y que el líder sigue estando por encima de la ley. Pero Pakistán también es un Estado islámico estricto que no da cabida a personas de otras creencias ni a las minorías religiosas y, como ya se ha dicho, el país dispone de armas nucleares.
Quizá —pero tal vez esto no se pueda decir— Islamabad sea, de hecho, una amenaza mayor que Teherán. No lo sé. También tengo con Pakistán una ligera sensación de déjà vu, porque —al igual que en otros países islámicos, como Argelia en su momento— las dictaduras militares o los regímenes en los que el ejército tiene un papel dominante impiden que los fundamentalistas islámicos tomen el poder. Por desgracia, más democracia significa a menudo más fundamentalismo islámico y, paradójicamente, menos democracia. Éste es un dilema que no podemos resolver así como así.
Marios Matsakis (ALDE). - Señor Presidente, el ataque homicida sobre los poco sospechosos seguidores que daban la bienvenida a Benazir Bhutto en Karachi el 18 de octubre ha supuesto otro atentado terrorista despiadado contra las perspectivas de lograr un cambio democrático en Pakistán.
La comunidad internacional vio con horror cómo se sacrificaban más civiles inocentes en una nación en la que el régimen dictatorial del General Musharraf está arrastrando al país hacia un estado de terror e incumplimiento de la ley y el orden. Este individuo bárbaro, con su corrupto grupo de gobernantes, es un grave castigo para el pueblo de Pakistán. Lamentablemente, este individuo sigue en el poder, en gran parte gracias al apoyo que le presta Occidente, especialmente los Estados Unidos, pero sin duda también uno o dos Estados miembros de la Unión Europea.
Ha llegado la hora de que Occidente le quite la alfombra a Musharraf y no le apoye a él, sino a las fuerzas de reforma democrática en Pakistán. <BRK>
Benita Ferrero-Waldner, Miembro de la Comisión. − Señor Presidente, mientras Pakistán se prepara para unas importantes elecciones parlamentarias, como todos sabemos, la situación es muy difícil y preocupante, y yo, como muchos de ustedes, tengo que afirmar que me conmocionó enormemente el odioso ataque terrorista e intento de asesinato en Karachi, cuando la señora Benazir Bhutto volvió al país la semana pasada, y también la terrible pérdida de vidas humanas, que ha afectado a muchos inocentes. Queremos hacer extensivas nuestras condolencias a las familias de las víctimas, y al mismo tiempo hacer un llamamiento a las autoridades pakistaníes para que lleven a los responsables ante la justicia.
Sin duda, este ataque sobre una reunión pacífica ha demostrado, una vez más, los peligros del terrorismo y el fundamentalismo a los ciudadanos de Pakistán. La señora Bhutto tenía razón al describir este horrible acontecimiento como un golpe contra la democracia, especialmente en el contexto actual de elecciones del país.
El deseo del Parlamento de expresar su solidaridad con el pueblo de Pakistán es muy oportuno. En Europa deberíamos fomentar una sociedad más abierta y democrática, y sin duda una sociedad civil sólida en Pakistán.
También es fundamental que las elecciones ofrezcan la mayor legitimidad democrática posible para las asambleas entrantes, de manera que el voto debe ser democrático y transparente, y debe ofrecer igualdad de oportunidades a todos los contendientes políticos.
Como muy bien saben, se trata de uno de estos países en los que podríamos considerar una posible misión de observación de elecciones. En este contexto, mis servicios realizaron una misión de exploración en el mes de junio, y debo decir que identificaron importantes deficiencias en el marco y las condiciones de las elecciones, incluidas las preocupaciones por la independencia de la Comisión electoral, la integridad y precisión del censo electoral, las disposiciones restrictivas a las candidaturas y la falta de transparencia en el proceso de resultados.
No obstante, con una voluntad política urgente, todavía hay tiempo para mejorar varios de estos ámbitos problemáticos, y por lo tanto no he tomado una decisión completa acerca del despliegue de una misión de observación electoral en toda regla. Tengo que considerar los elementos mencionados anteriormente.
Creo que la mayoría de ciudadanos de Pakistán quieren un país moderado, estable y democrático, y debemos apoyarlos en el logro de este objetivo. Estamos tomando muchas medidas, por ejemplo, en el ámbito comercial, a fin de ayudar a la gente a salir de la pobreza, y también estamos progresando en materia de educación, con el fin de que los niños no se eduquen en las madrazas, hacia el extremismo y el fundamentalismo. Pero también debemos apoyar este hecho por su importancia crucial, como se ha dicho, para la totalidad de la región, incluidos los países vecinos como Afganistán.
Por lo tanto, tenemos todos los motivos para comprometernos. Eso es lo que estamos intentando, y por ello este debate es tan oportuno.
Presidente. – Se cierra el debate.
Votaremos este tema en breve, a continuación de los debates.
Declaraciones por escrito (artículo 142)
Eija-Riitta Korhola (PPE-DE) , por escrito. – (FI) Señor Presidente, quisiera empezar por agradecer el apoyo de todos para hacer de Pakistán el tema de una resolución por escrito. Una muestra de popularidad para las fuerzas democráticas y un énfasis claro en los derechos humanos, y no un ejército, son las mayores barreras que se puedan oponer a la subida al poder de grupos radicales. Por eso estas cosas requieren ahora nuestro apoyo, al igual que las minorías religiosas.
La experiencia en labores de derechos humanos muestra que la libertad de religión es un indicador importante de la situación con respecto a los derechos humanos; es una especie de prueba de fuego. Los problemas empiezan por hacerse visibles en la situación de los grupos religiosos y en las carencias del sistema de libertad de expresión y de derecho de reunión. Existe una correlación entre la situación de la democracia y la de las minorías: dondequiera que las oportunidades de participación de la gente escasean, las minorías también sufren.
Se podría decir que el problema concreto de Pakistán es la aplicación indebida de la ley contra la blasfemia a las minorías religiosas. Debería haber un sistema de protección de los valores religiosos, no una persecución activa de la gente de otras creencias. Aunque el contenido de la ley no va dirigido a ningún grupo religioso específico, la realidad cotidiana es diferente. Las sentencias de muerte se imponen principalmente a las minorías. Una reforma jurídica es crucial.
Sólo la democracia la hará posible. La desafortunada decisión de Musharraf de conservar su puesto como jefe del ejército ha tenido consecuencias en el desarrollo social de Pakistán en estos últimos años, y lo ha debilitado. La militarización progresiva de la sociedad ha sido lamentable.
Por otra parte, expresamos nuestro apoyo a Pakistán en su lucha contra la «talibanización». Nos sentimos solidarios con los pakistaníes afectados por el devastador atentado con bomba de la semana pasada.
El mes pasado tuve la ocasión de familiarizarme personalmente con la situación política en Pakistán. Tuve el honor de reunirme con representantes de diferentes partidos políticos, senadores y diputados. Pero quiero hacer especial mención de la Alianza de Minorías de Todo Pakistán, cuya importante labor como representante de muchos grupos minoritarios merece la atención y el apoyo del mundo exterior.