¡Bienvenido al Parlamento Europeo, señor Rodríguez Zapatero! Es un gran placer contar con su presencia.
Ich möchte Ihnen herzlich dafür danken, dass Sie die Einladung des Europäischen Parlaments angenommen haben, an der Debatte über die Zukunft Europas teilzunehmen, einer Debatte, die für das Europäische Parlament von großer Bedeutung ist. Mehrere Ministerpräsidenten der Europäischen Union haben bereits mit uns über die wichtigen Zukunftsfragen der Union debattiert, darunter Guy Verhofstadt, Romano Prodi und Jan Peter Balkenende. Wir hatten die Gelegenheit, ihre Meinung anzuhören und mit ihnen zu diskutieren, auch in Zeiten, in denen eine große Verunsicherung über den weiteren Weg der Europäischen Union bestand. Heute sind wir hier, um Ihnen zuzuhören. Und wir werden diese Form der Debatte aufgrund einer Entscheidung der Konferenz der Präsidenten – das sind die Fraktionsvorsitzenden – mit einer Rede des schwedischen Ministerpräsidenten Frederik Reinfelt abschließen.
Herr Ministerpräsident! Spanien hatte – ich darf dies besonders erwähnen – als erstes Land im Jahr 2005 ein Referendum über den damaligen Entwurf für einen Verfassungsvertrag abgehalten, bei dem 77 Prozent der Spanierinnen und Spanier für diesen Vertragsentwurf stimmten.
(Beifall)
Wir freuen uns umso mehr, Sie, Herr Ministerpräsident, heute zu einem Zeitpunkt hier begrüßen zu dürfen, da wir kurz vor der Unterzeichnung des Vertrags von Lissabon stehen, in den nach einer langen Periode des Nachdenkens und auch der Krise die Substanz des Verfassungsvertrags überführt werden konnte.
Spanien hat als bedeutendes Land der Europäischen Union seit jeher einen wichtigen Beitrag zur Europäischen Union geleistet, und dies nicht erst seit seinem Beitritt zur Europäischen Union 1986, sondern schon lange vorher. Spanien hat stets unter Beweis gestellt – und dies trifft für die großen Parteien gemeinsam zu –, dass es ein Land mit einer zutiefst europäischen Überzeugung ist, ein Land, das die Initiative ergreift und bereit ist, sich für die gemeinsame Zukunft unseres Kontinents zu engagieren.
Als nächster Punkt folgt die Aussprache über die Zukunft Europas unter Teilnahme des spanischen Ministerpräsidenten, Mitglied des Europäischen Rates.
José Luis Rodríguez Zapatero, Presidente del Gobierno de España. Señor Presidente, señoras y señores Diputados,
Para un europeísta convencido y militante, presidente del Gobierno de un país profundamente europeísta, constituye un gran orgullo comparecer hoy ante este Parlamento, la casa más común de Europa.
Aquí se integra la rica pluralidad de nuestros pueblos. Aquí se manifiestan nuestras identidades, partiendo de la diversidad para alcanzar lo que nos une. Si alguna institución encarna más vivamente el alma de nuestro proyecto, es ésta, pues aquí habitan las voluntades directas de los ciudadanos europeos.
Hemos ido levantando poco a poco una casa cada vez más sólida y mejor provista. Hoy cobija cómodamente a la gran familia europea. Pero también la hemos hecho más fuerte y exigente. Porque, a la vez que crece su representatividad, crece también su capacidad para orientar primero, y controlar después, el conjunto de nuestras políticas y acciones.
Estamos, pues, Señoras y Señores Diputados, en el ámbito apropiado para debatir sobre la Europa que deseamos. La Europa que necesitamos. Por ello, quiero agradecerles la ocasión que me ofrecen para exponer mis reflexiones y propuestas sobre el presente y el futuro de la Unión.
La idea de Europa se asocia por los españoles a nuestra ansia de paz, libertad, democracia y prosperidad.
Nuestra mejor tradición enlaza con los valores con los que identificamos el espacio cultural y político europeo.
Durante una larga etapa mantuvimos viva la aspiración de incorporarnos al proceso puesto en marcha hace ya más de 50 años.
El éxito que acompaña a España en las dos últimas décadas se nutre en buena medida del dinamismo social que generó nuestra pertenencia a la Unión y del eficaz aprovechamiento de los medios que puso a nuestro alcance la solidaridad de los miembros que nos precedieron en este proyecto.
Debemos mucho a Europa como españoles, y los españoles nos aproximamos a ese proyecto, en primer lugar, con una profunda gratitud de la que quiero dejar constancia hoy ante el Parlamento Europeo.
A nadie debe sorprender, pues, que aprobáramos en referéndum el Tratado Constitucional. Tampoco a nadie puede extrañar que aportáramos nuestra predisposición y flexibilidad para superar la crisis institucional, al tiempo que nos manteníamos firmes, coherentes y tenaces en preservar sus contenidos esenciales, sin los cuales el proyecto mismo hubiera quedado desvirtuado.
Hemos superado el riesgo. Pero tenemos por delante el reto. El reto de construir la Europa que precisamos y que precisa el mundo en el siglo XXI.
Queremos una Europa de valores. La identidad europea ha sido forjada a lo largo de una larga historia marcada por momentos trágicos, pero iluminada también con las creaciones más nobles de la Humanidad, con la luz del pensamiento, el calor y la plasticidad de nuestros artistas, las convicciones profundas de nuestros estadistas, el aliento de nuestros ciudadanos.
Libertad, Estado de Derecho, derechos humanos, tolerancia, igualdad entre mujeres y hombres, solidaridad: ése es el código moral de Europa; ahí, en la adhesión a estos valores, y no en el ámbito geográfico, es donde reside la genuina esencia de nuestra Unión.
(Aplausos)
Nuestra Europa tiene que ser y tener una verdadera sustancia política. Sólo así podremos construir una Unión a la altura de nuestras ambiciones.
Si queremos esa Europa, tenemos que hacerla, por fuerza, una Europa eficaz. Una Unión capaz de salir al encuentro de los desafíos de nuestro tiempo.
Europa tiene como fuente de legitimidad y como destino último a sus ciudadanos. Los europeos somos los ciudadanos del mundo con más derechos y mejor protegidos. Pero no somos una isla y no podemos convivir cómodamente con la carencia o inobservancia de esos derechos en otras partes. Hay un deber ético de trabajar por su extensión. Y ese deber ético confiere a Europa una misión en el mundo.
Esta Europa de valores con sustancia política eficaz y patrimonio de los ciudadanos es también la Europa que necesitamos. En un mundo cambiante y crecientemente complejo, hay que avanzar con la integración. Desde el aislamiento, desde la óptica estrecha de las fronteras, desde el particularismo de los intereses nacionales, caeríamos inevitablemente en la impotencia y en la irrelevancia.
Es, pues, hora de sumar esfuerzos. Hora de renovar nuestro entusiasmo. Hemos oído con demasiada frecuencia que Europa estaba en crisis, que dudaba de sí misma, que los ciudadanos se sentían poco identificados con su proyecto, o que la ampliación iba a diluir el empuje de la Unión política.
No compartía esa percepción pesimista. Hemos vivido antes estas situaciones, y nos hemos fortalecido siempre a su salida. Señalaba Jean Monnet que los cambios se aceptan en la necesidad, y que la necesidad se impone durante las crisis. Impelidos por la necesidad hemos introducido cambios que serán muy productivos.
Valoro positivamente el proceso que nos ha llevado a la aprobación del nuevo Tratado. No ha sido fácil. Estamos desarrollando un modelo nuevo en la historia de la civilización política, que avanza a pasos de las realidades concretas de las que hablaba Schuman. Es lógico que en ocasiones necesitemos más tiempo para tomar decisiones. Pero ya tenemos el fruto de nuestro esfuerzo.
Y es justo que reconozca la extraordinaria contribución de este Parlamento. Para España, que ha luchado por mantener el impulso europeísta y el equilibrio del Tratado, el apoyo de esta Cámara ha resultado estimulante y decisivo.
Durante las negociaciones, Europa ha seguido avanzando. Ahora contaremos con los nuevos instrumentos previstos en el Tratado y con la importante ampliación de materias sobre las que podremos decidir por mayoría cualificada para buscar soluciones a las preocupaciones de nuestros ciudadanos.
Europa debe ser, más que nunca, una referencia de progreso y bienestar. No podemos retardarnos en la apertura y en la modernización de nuestras economías. Tenemos que esforzarnos en el cumplimiento de los objetivos de la Estrategia de Lisboa. Ese es nuestro referente principal e inmediato para afrontar las exigencias de la globalización en su doble dimensión, externa e interna.
Seamos ambiciosos. La experiencia nos dice que cuando lo somos nos va bien. El extraordinario impacto de la adopción del euro, que se está extendiendo a nuevos Estados miembros, nos muestra las posibilidades de seguir profundizando en nuestra integración. Culminemos el desarrollo del mercado interior de bienes, servicios y redes y potenciemos las instituciones de vigilancia de la competencia para garantizar su buen funcionamiento.
En su dimensión exterior, Europa está llamada a jugar un papel de liderazgo en la configuración de reglas justas de la globalización. Incrementemos la transparencia y apertura de nuestros mercados, y apoyemos las de nuestros socios no comunitarios en un contexto de competencia justa y leal. Avancemos en el impulso de la Ronda de Doha. Demos ejemplo en la promoción del comercio internacional.
El escenario globalizado exige de nosotros un especial esfuerzo en la innovación tecnológica y en la investigación, aprovechar al máximo el extraordinario potencial de nuestros científicos y de nuestras universidades, combinar la excelencia con la cohesión territorial. Nuestro modelo de integración eficaz requiere de un acceso equilibrado a las nuevas tecnologías por parte de todos los Estados miembros.
Queremos progresar para proporcionar bienestar. La nuestra es una Europa social. Una Europa de derechos sociales.
(Aplausos)
Nuestro modelo económico no se concibe sin la equidad. Y la equidad no se consigue sin la protección. Nuestro éxito ha de medirse por nuestra capacidad para seguir creciendo con solidaridad y con cohesión.
Promovamos empleo estable y digno, aseguremos la adaptación de nuestros trabajadores a los cambios del sistema productivo, seamos adalides de las políticas de inclusión social, igualdad de oportunidades, seguridad laboral y garantías para la salud de nuestros ciudadanos.
Esta nueva Europa, cada vez más amplia, sólo tendrá éxito si refuerza su solidaridad entre todos los Estados miembros. La cohesión es un principio básico, especialmente por la significación del compromiso establecido entre nosotros, por la creación de vínculos decisivos para la integración política de la Unión.
España, que se ha beneficiado mucho de la solidaridad comunitaria, apoya que los nuevos Estados Miembros puedan igualmente hacerlo, y está en disposición de compartir su experiencia para el aprovechamiento eficaz de la misma.
Europa está hoy inmersa en un proceso de gran contenido estratégico: la creación de un Espacio Común de Libertad, Seguridad y Justicia, el desarrollo del ámbito Schengen y del sistema de fronteras exteriores. Nada evidencia mejor la mutua confianza que la puesta en común de la seguridad, para la cual los Estados miembros con frontera exterior asumimos una especial responsabilidad. España siempre ha estado en la vanguardia de esas iniciativas y seguirá apoyándolas con la máxima determinación.
Quiero subrayar la importancia de fortalecer la política europea sobre inmigración. La inmigración es una realidad que marca, y marcará aún más, la agenda europea, que afecta a aspectos muy sensibles de nuestro proyecto.
Partamos del inequívoco reconocimiento del potencial positivo de la inmigración, que va desde la aportación demográfica hasta el dinamismo de la diversidad cultural, pasando por el impulso al crecimiento potencial de nuestras economías, lo que ha sido muy evidente en el caso de España.
Favorezcamos políticas de integración que respeten derechos y exijan obligaciones. Una Europa que asegure esta integración será más digna, más libre y más segura.
Actuemos al tiempo sobre las causas que empujan a emigrar. Hagámoslo a través del diálogo y la cooperación eficaz con los países de origen y tránsito.
Reforcemos la solidaridad entre los Estados miembros y dotémonos de medios adecuados para el eficaz control de las fronteras exteriores. España ha promovido medidas que se están aplicando con éxito, pero queda mucho por hacer. Fortalezcamos la Agencia Europea de Fronteras, mejoremos nuestra cooperación sobre el terreno y desactivemos las mafias que se aprovechan de la urgencia vital de esos hombres y mujeres por salir de su entorno de miseria y frustración.
(Aplausos)
Tenemos el gran reto de prevenir y combatir el terrorismo y el crimen organizado. Seamos más ambiciosos en nuestra cooperación policial y judicial. España, por nuestra dolorosa experiencia, sabe de la necesidad vital de la acción solidaria y siempre estará en la vanguardia de esta política.
Con nuevas iniciativas y con el ejemplo, Europa debe aspirar a conformar respuestas multilaterales a los problemas globales. Lo hacemos ya en la lucha contra el cambio climático, con nuestro compromiso de reducción en un 20 % de las emisiones de gases para 2020. Podemos y debemos marcar una tendencia, podemos constituirnos en referente y facilitar un nuevo consenso en las negociaciones que se iniciarán en Bali en diciembre próximo.
Tenemos mucho por hacer en el ámbito de la energía. España aboga por una verdadera política energética, con un mercado único transparente, garantía de suministros y menor coste medioambiental. Para nosotros no existirá una política europea de la energía creíble si no se promueve un sistema de interconexiones bien articulado entre todos los Estados miembros.
Señorías, señor Presidente,
Somos un actor global porque no somos solamente un proyecto para los europeos. No alcanzaremos nuestra plena realización si solo defendemos nuestros intereses. La conquistaremos si proyectamos nuestros valores en la escena internacional, si nos consolidamos como factor de paz, estabilidad y solidaridad.
El éxito de nuestra integración se mide en buena parte por lo que consigamos significar para los demás, por el sentido que tenga nuestra voz para el mundo entero. El futuro necesita de Europa más que nunca. No debemos aspirar a que el mundo actual se mire en nuestra gran historia, sino en nuestro abierto horizonte.
Con el nuevo Tratado, dispondremos de instrumentos eficaces para nuestra política exterior común. Las figuras del Presidente del Consejo y del Alto Representante para Asuntos Exteriores, y la reordenación de competencias y recursos, le darán mayor relieve y continuidad.
Contamos asimismo con la experiencia de estos últimos años, en los que nos hemos dotado de capacidades de gestión de crisis civiles y militares, y nos hemos desplegado con éxito en los enclaves más comprometidos, como el Congo o Bosnia.
Somos el primer donante de ayuda al desarrollo y de ayuda humanitaria. Nos obliga a ello nuestra concepción de la dignidad, nuestras raíces humanistas, nuestro sentido de la justicia. Pero también nuestro interés. Solo el desarrollo compartido y la equidad en el mundo garantizan la seguridad en un mundo tendencialmente convulsivo.
En estos momentos de profundos cambios en la realidad internacional, Europa debe acrecentar su legitimidad como espacio de integración y democracia, y desarrollar su capacidad para formar consensos a escala mundial.
La nueva Europa no puede entenderse aislada de sus vecinos del Este y del Sur. Nuestra prosperidad tiene que ser parte de la suya. Tenemos que hacerles llegar nuestra voz y escuchar la suya, para entablar juntos un diálogo fructífero.
Nos jugamos mucho en nuestras relaciones con los países de la orilla sur del Mediterráneo. En ellas debemos confirmar la auténtica dimensión de Europa, la Europa interesada por todo lo que aportan los demás, la que respeta la diferencia, la que ofrece sus valores sin imponerlos, la que desarrolla la asociación en el marco de la nueva política de vecindad.
Entre las riberas norte y sur del Mediterráneo se dan las mayores brechas de renta del planeta, y persisten en la región conflictos largamente enquistados. Pero también es cierto que las sociedades del norte de África son jóvenes y dinámicas, y que en sus sistemas políticos van abriéndose paso cuotas significativas de libertad. Las relaciones con el mundo islámico, en las que Europa debe trazar una vía de diálogo y de alianza, vendrán marcadas por la imagen que proyectemos en esta región.
Aprovechemos la próxima reunión Unión Europea-África para atender demandas justas e inaplazables de este continente dolorido, vecino y a la vez lejano, que llama angustiosamente a nuestras puertas. Actuemos para asentar a sus gentes en su propia tierra, para apoyarles en su aspiración de aprovechar allí su propia oportunidad vital.
Podemos ofrecer asimismo una aproximación europea a los principales desafíos de la escena internacional. Por ejemplo, en el proceso de paz en Oriente Medio y las relaciones con el mundo islámico, en la lucha contra el terrorismo internacional, en la no proliferación nuclear, en la relación estratégica con Rusia y los grandes países asiáticos, en el respeto de los derechos humanos y la extensión de la democracia, en la lucha contra el hambre y la pobreza, en la generalización de la educación y la salud, en la cohesión social.
Incrementemos nuestra presencia activa en todas las áreas geográficas del planeta favoreciendo otros procesos de integración. Permítanme que en este punto destaque como ejemplo la importancia de multiplicar nuestras relaciones con América Latina y de impulsar las negociaciones de acuerdos de asociación entre la Unión y los distintos grupos regionales latinoamericanos.
Debemos apostar decididamente por el multilateralismo y reforzar el papel central de Naciones Unidas en los esfuerzos de mediación e intervención en la solución de conflictos. Resulta asimismo fundamental que la Unión progrese en el diseño de una política de defensa común que le permita intervenir activa y autónomamente en la preservación de la paz y la seguridad internacionales bajo el mandato de Naciones Unidas.
El desarrollo de las capacidades civiles y militares necesarias, los Grupos de Combate Europeos, las iniciativas de fuerzas de respuesta rápida, y los programas de la Agencia Europea de Defensa constituyen avances importantes, pero todavía insuficientes.
Señor Presidente, Señorías,
He querido compartir con ustedes algunos rasgos fundamentales de mi visión de Europa y de los objetivos que, a mi juicio, tenemos que proponernos ahora y de cara al futuro. Les he tratado de hablar de Europa desde España. Permítanme que ahora, brevemente, les hable de España desde Europa.
La política que mi Gobierno ha llevado a cabo en estos años está marcada con el mismo sello que las prioridades europeas.
Estamos atravesando un periodo de crecimiento económico, abriéndonos cada día más, introduciendo reformas en la senda de Lisboa. Hemos alcanzado ya en 2007 uno de los dos objetivos principales de nuestro Programa Nacional de Reformas, conseguir una tasa de empleo del 66 %, y alcanzaremos el segundo, converger plenamente con la renta per cápita europea, antes de 2010, fecha inicialmente prevista.
Hemos apostado decididamente por la formación de recursos humanos, la dotación de infraestructuras y la expansión de las tecnologías de la comunicación. Con ello contribuimos a esa Europa basada en una economía del conocimiento, competitiva en la sociedad de la información.
Nuestro modelo social se ha enriquecido y fortalecido. Disponemos de cuentas públicas saneadas, con un superávit en torno al 2 % del producto interior bruto, deuda pública decreciente y seguridad social consolidada.
Nuestro empleo ha crecido espectacularmente -tres millones de nuevos empleos en los últimos cuatro años- y los puestos de trabajo han adquirido mayor estabilidad. Avanzamos por medio del acuerdo social y disfrutamos del periodo de mayor paz social desde el arranque de la democracia.
Hemos abierto una puerta a la política social instaurando el derecho a la atención para las personas en situación de dependencia y discapacidad, que, desde luego, conforma un nuevo pilar del Estado del bienestar.
La sostenibilidad se ha convertido en pieza sobre la que girará nuestro modelo de crecimiento. Logramos reducir en 2006, por primera vez, la emisión de gases aun con un crecimiento económico tan intenso. Y estamos comprometidos con Bali como lo estamos con Kyoto.
Los españoles disponen hoy de más derechos: el de mayor impacto social, el de la igualdad entre hombres y mujeres, desarrollado ampliamente y garantizado por Ley; el de gran significación, el matrimonio entre personas del mismo sexo, que les reconoce a ellos y a ellas la igualdad con los demás y que nos dignifica a todos como sociedad.
España ha apoyado el multilateralismo y lo seguirá apoyando. España ha apoyado a la Unión Europea y a las instituciones europeas y las seguirá apoyando.
Multiplicaremos, como hemos hecho en estos años, nuestra cooperación al desarrollo, para situarnos entre los diez primeros países del mundo por el porcentaje que dedicamos de nuestro producto interior bruto a la ayuda al desarrollo. Seguiremos creciendo al destinar en los próximos cuatro años el 0,7 % del producto interior bruto a la ayuda al desarrollo, a llevar solidaridad y dignidad a millones de personas en el mundo.
Señor Presidente,
Durante largo tiempo solo podíamos afirmar que, si avanzaba Europa, lo haría España. Creo poder decir hoy, con orgullo pero con humildad, que si avanza España, como lo ha hecho, ha avanzado también Europa.
Estoy plenamente convencido de que Europa superará nuestras expectativas. Contamos con la extraordinaria capacidad de todas sus instituciones. Y confiamos muy particularmente en este Parlamento. En los momentos más difíciles, Señorías, el Parlamento Europeo ha sido siempre un valladar para el pesimismo y un defensor correoso e incansable de la integración europea; hoy se lo quiero agradecer de forma muy especial. Sus propuestas y debates han marcado las grandes reformas de la Unión en todos estos años.
En esta sala, entre todos ustedes, se siente Europa con más fuerza que en ningún otro lugar, se vive Europa con más esperanza y con más confianza.
Quiero, por ello, que mis últimas palabras expresen el reconocimiento de España y el mío personal al prestigio y al trabajo de esta Cámara, y a la labor de los hombres y mujeres de todas las ideologías y de todos los países que en las diversas legislaturas han hecho posible, desde estos escaños, llegar a la Europa de hoy y preparar la Europa del mañana.
Hemos superado con éxito el riesgo del periodo más reciente. Ahora tenemos por delante muchos retos que nos esperan. Miremos muy alto en el horizonte y trabajemos juntos para acercarnos pronto a la Europa que necesitamos y, sobre todo, a la Europa que el mundo necesita.
Muchas gracias.
(La Asamblea, puesta en pie, aplaude al orador)
Jaime Mayor Oreja, en nombre del Grupo del PPE-DE. – Señor Presidente, excelentísimo señor Presidente del Gobierno español, Señorías, en representación del Grupo del Partido Popular Europeo-Demócratas Europeos, quiero agradecer al Presidente del Gobierno de España sus reflexiones sobre el rumbo de la Unión Europea.
Es verdad que habríamos preferido que su intervención, sus aportaciones europeas, se hubiesen producido en otro momento, antes, y no después, de la Cumbre de Lisboa, y no precisamente setenta y dos horas después de su nominación como Presidente del Gobierno, porque estas circunstancias, Señorías, no favorecen nunca el auténtico objetivo de un encuentro de estas características. Pero, Señorías, al mismo tiempo, yo sería injusto -y nuestro Grupo no quiere serlo- si no le agradeciese ni le valorase en su justa medida, y en su nombre, las reflexiones que ha introducido el señor Rodríguez Zapatero que, sin duda, son útiles en la futura orientación europea.
No es fácil para mí intervenir en nombre del Grupo del Partido Popular Europeo sobre la libertad y sobre la Unión Europea, fundamentalmente porque hay trayectorias personales en mi Grupo que son tan ejemplares en la defensa de la libertad y tan recientes en su sufrimiento, que no pueden salir de mi boca palabras ni adecuadas ni suficientes para explicar el profundo y auténtico sentido que tiene para nuestro Grupo la Unión Europea.
Nuestro Grupo se felicita del avance indudable en la Cumbre de Lisboa, pero, al mismo tiempo, no diríamos la verdad si no afirmáramos que nuestro Grupo político considera que todavía echamos en falta el impulso político y la ambición política adecuada para que la Unión Europea de hoy se transforme en la Unión Europea necesaria para el futuro de los europeos. Por eso, no alcanzaremos la Europa que necesitamos si no creemos en nosotros mismos; no culminaremos la Unión Europea con la inercia ni con las bellas palabras de unos o de otros, ni con lugares comunes. No son tanto las palabras como la coherencia y la autenticidad, por ejemplo a la hora de abordar las transposiciones de las directivas europeas o de cumplir el Protocolo de Kyoto.
Señor Presidente, este trecho que nos falta está, sin duda, fundamentado en la determinación en la defensa de nuestros valores y en el esfuerzo, que es lo que nos permitirá consolidar la fortaleza moral de la Unión y, en definitiva, una cultura propia, que es lo que significa esencialmente nuestro proyecto. Pero acostumbremos a los europeos a la dificultad de este trecho que nos falta, digámoslo y expliquémoslo con claridad; compartamos con ellos esta actitud política del esfuerzo y atrevámonos a decir la verdad a los europeos respecto de la dificultad que todavía nos falta. No se van a desanimar por ello, sino que, por el contrario, va a ser el camino de la esperanza, la ilusión y la proximidad europea que tanto necesitamos. Digamos con más claridad cuáles son esos problemas que nos faltan, seamos capaces de priorizarlos, de trabajar en esos capítulos urgentes en la búsqueda de un reparto de competencias entre la Unión Europea y las naciones europeas, sin ánimo de generalización, priorizando y concretando los problemas más urgentes que nos restan.
Señor Presidente, el acuerdo, el consenso y el caminar paso a paso ha sido el método tradicional europeo y, más que un valor, el consenso es un método. Ello significa que tenemos que saber acotarlo y ordenarlo y, al mismo tiempo, tenemos que potenciar, para ello, la dimensión de los grupos políticos europeos, porque no habrá Unión Europea sin partidos políticos europeos. Y ello exige también que no traigamos a esta Cámara los desacuerdos y los disensos nacionales (que son reales y profundos) como hace meses, lamentablemente, los trajimos de España a esta Cámara, como usted bien sabe.
Señor Presidente, hay problemas que exigen una dimensión europea. Eso, sin duda, fortalece a la Unión, pero, en opinión de nuestro Grupo, también fortalece a las naciones europeas; la Unión no se fortalece desde el debilitamiento de las naciones europeas, sino todo lo contrario: la Unión Europea, su culminación, necesita la fortaleza de sus miembros y se hace imposible con naciones debilitadas en las que se ponga en entredicho su integridad territorial.
Nos une el valor de la libertad, que constituye el valor de los valores, y esos valores se recogen en la Carta de los Derechos Fundamentales que vamos a suscribir el próximo día 12 de diciembre en Estrasburgo, pero no es una apariencia: es un renovado compromiso por la libertad, y no sólo en el territorio de nuestra Unión, sino especialmente en el territorio de nuestros amigos, con los que tradicionalmente hemos compartido nuestra cultura, en América Latina y también en algunas repúblicas del Este europeo. También en esos países hemos de tratar de consolidar nuestro esquema de principios y de valores.
Una vez más: coherencia, más que palabras. La historia demuestra el efecto benéfico de nuestra cultura en el mundo. Divulguémosla y, al mismo tiempo, seamos conscientes de que no podemos encerrar este valor en el seno de nuestra Unión Europea.
Martin Schulz, im Namen der PSE-Fraktion. – Herr Präsident, meine sehr geehrten Damen und Herren! Wir freuen uns, Herr Ministerpräsident Zapatero, dass Sie zu uns gekommen sind. Wir freuen uns auch, dass Sie nach dem Gipfel von Lissabon gekommen sind. Wir freuen uns auch, dass Sie 72 Stunden nach Ihrer Ernennung zum Kandidaten gekommen sind. Wir hätten uns noch mehr gefreut, wenn die EVP-ED-Fraktion wenigstens durch ihren Fraktionsvorsitzenden anwesend gewesen wäre.
Denn eines kann ich Ihnen sagen: Herr Daul hat eine gute Rede des spanischen Ministerpräsidenten verpasst! Er hat eine weniger gute Rede von Herrn Mayor Oreja verpasst, deshalb war es für ihn vielleicht ganz gut, dass er nicht da war. Ich sage Ihnen das, weil die leeren Ränge auf der rechten Seite dieses Hauses ja auch etwas aussagen: Wenn Ministerpräsident Reinfeldt aus Schweden kommt, der ja ihrer Parteifamilie angehört, wird die sozialistische Fraktion so anwesend sein wie heute, denn Höflichkeit, die hat man oder man hat sie nicht! Sie haben sie nicht!
(Beifall)
Spanien und die Spanierinnen und Spanier, die durch den Ministerpräsidenten dieses Landes vertreten werden, haben Anspruch auf Respekt, auch von den politischen Familien dieses Hauses. Wir zollen diesem spanischen Volk Respekt. Sie, Herr Zapatero, haben sich beim Europäischen Parlament bedankt. Sie haben sich bei der Europäischen Union bedankt. Das war ein großartiger Satz, dass der Regierungschef Spaniens, eines Landes, das vierzig Jahre unter einer rücksichtslosen und brutalen Diktatur leiden musste, und das seine Freiheit und seine demokratische Vielfalt durch die Integration in Europa erworben hat, dass ein spanischer Ministerpräsident sich bei der Europäischen Union dafür bedankt. Das ehrt Sie. Aber dass Spanien das geschafft hat, dafür haben wir dem spanischen Volk und den spanischen Demokratinnen und Demokraten zu danken. Denn ihr Beitrag zu Europa ist ein Beitrag zu Demokratie, Vielfalt, zu kulturellem Fortschritt und zur sozialen Stabilität. Dank an die spanische Regierung!
(Beifall)
Spanien ist ein Modell, so wie der iberische Raum insgesamt. Das gilt übrigens auch für Griechenland und all jene Länder, die faschistische Diktaturen überwinden mussten und Mitte und zu Beginn der 80er Jahre den Weg in die Europäische Union fanden. Wir, die wir als Westeuropäerinnen und Westeuropäer die Freiheit hatten, in dieser Zeit in diese Staaten zu reisen, wir haben die Chance, sie zu vergleichen, wie sie zu Beginn und Mitte der 80er Jahre waren, und wie sie heute sind. Spanien ist ein Land, das ökonomisch blüht. Ein Land voller Zukunft, ein Land voller Hoffnung, ein Land mit Menschen, die einen enormen Beitrag für den Frieden in der Welt geleistet haben. Ein Land, das ökonomisch prosperiert, ein Land, das von seiner ökonomischen Kapazität her zu Recht an die Tür der G8-Staaten klopft. Wer hätte das vor 20 Jahren für möglich gehalten? Und warum sage ich, Spanien ist ein Modell? Sie haben es auch gesagt, Herr Ministerpräsident: Wenn die Strukturpolitik, wenn die Regionalpolitik der Europäischen Union in den Ländern, die am 1. Mai 2004 dieser Union beigetreten sind, die gleichen ökonomischen Effekte auslöst, wie das in Spanien der Fall war, dann geht ganz Europa einer sehr guten Zukunft entgegen. Deshalb ist Spanien ein Modell für Europa.
(Beifall)
Herr Ministerpräsident Zapatero, Spanien – das haben Sie sehr gut ausgedrückt – hat durch die Integration in Europa gewonnen. Spanien hat wie viele andere Länder der Europäischen Union ein Stück Souveränität aufgegeben, als es den Euro eingeführt hat. Die Aufgabe von Währungssouveränität ist die Aufgabe eines Stücks nationaler Souveränität. Aber stellen wir uns doch einmal vor, Spanien hätte noch die Peseta als Währung. Und stellen wir uns einmal vor, die Regierung Zapatero hätte als erste Amtshandlung gesagt, wir ziehen unsere Soldaten aus dem Irak ab, und der amerikanische Dollar hätte mit der Peseta spielen können. Welche ökonomischen Auswirkungen hätte das haben können? Die Aufgabe dieses Stücks Souveränität bei der Währung hat ein Stück Unabhängigkeit und Souveränität für Spanien hinzugebracht. Deshalb ist Spanien auch ein gutes Modell. Europäische Integration bringt ein Stück mehr an Stärke, und nicht ein Stück weniger an Stärke!
(Beifall)
Wir haben von Herrn Zapatero vieles gehört. Ich will im Namen meiner Fraktion und vor allen Dingen im Namen der Männer, aber insbesondere der Frauen in meiner Fraktion auch ein Wort zur Politik der Gleichstellung der Geschlechter sagen. Kaum ein Regierungschef in Europa hat sich mehr für die Rechte von Frauen eingesetzt als Sie, Herr Zapatero. Auch dafür gebührt Ihnen der Dank des Europäischen Parlaments.
(Beifall)
– Señor Rodríguez Zapatero, siga con su excelente política, moderna y progresista. Es buena para España y lo que es bueno para España es bueno para Europa. Adelante, Presidente.
(Los miembros de su Grupo, puestos en pie, aplauden al orador)
Graham Watson (ALDE). – Mr President, when Member States ratify the Reform Treaty, as we hope and believe they will, we can look forward, at long last, to a revitalised European Union – a Union with the capacity to confront new challenges, with the humility to listen to its citizens and with the political will to act. Ratification of the Treaty cannot come a moment too soon, and my Group thanks you, Mr Zapatero, for your efforts to speed up the process.
My Group sees no need for a group of wise people to ponder Europe’s future. We have been there, done that, and even have the T-shirts to prove it. It was called ‘the period of reflection’ and it has come to an end. We are midway through the Lisbon Strategy and are only now making progress in growth and jobs. We are completing the single market, freeing up the potential of Europe’s entrepreneurs. We are opening legal migration pathways to help both developing and developed economies.
Now is not the time to go back to a French drawing board, nor to follow a new British plan for a glorified free trade zone. Those visions are just views from the margins, packaged as majority opinion. They are not where consensus lies. The majority of our citizens want the Union to deliver a strong and growing economy. They want more EU involvement across the board, more involvement in combating terrorism, more cooperation in security and defence, and more action on the environment. Then, and only then, can Europe become a global player with the capacity to bring about lasting change.
For how can we assure growth and jobs if Europe retreats into protectionism? How can we combat climate change if we fail to act in concert? How can we spread peace, prosperity and justice in the world if Europe bickers at the sidelines? That is why Europe needs more politicians who are prepared to lead and to take a pan-European approach.
Mr Zapatero, by uniting the 18 friends of the Constitution in Madrid, you proved that your vision of an open, integrated and competitive Europe is one shared by many. It is that vision of Europe that progressives from all parties in this House want to see thrive and expand. The ALDE Group will work together with all those who share that vision and live up to it, whether on the right, on the left or in the centre, to ensure Europe moves forward. What we will not tolerate are those who profess such a vision but fail to live up to it.
Prime Minister, Spain is often quite rightly praised for its social and economic transformation since joining the Union. We need others to follow your example and pursue your ambition for a prosperous and open Europe.
(Applause from the centre and left)
Brian Crowley, on behalf of the UEN Group. – Mr President, I would like to join my colleagues in welcoming the Prime Minister, but in a different way. The Prime Minister came prepared for a debate on the future of Europe but, unfortunately, heard some arguments about Europe’s past rather than on where we should all be moving forward.
I think that, when we look at the needs of Europe for the 21st century, each of us knows what those needs are. Likewise, each of us knows that the ideologies of the past have failed to deliver in solving those needs on their own. Only by a combination and a coordination of those different methods and those ideals have we seen progress. Whether it is in the area of equality, whether it is in the area of justice, whether it is in the area of economic development or whether it is in the area of health and safety, it has always required individual opportunities to pick and choose out of the successful methods of the past.
On behalf of my Group, I should like to thank the Prime Minister for the respect he has shown to this House by thanking the Union and, in particular, Parliament, as the representative voice of the people of the European Union. We see ourselves – some of the time – as being the true representative voice. On occasions we may get it wrong, but nobody can argue with our democratic accountability and with our democratic mandate to speak on behalf of the people.
Too often, the views and opinions of the European Parliament are kept to the sidelines as regards what kind of discussion takes place at intergovernmental level. I was delighted, some time ago, that, during the period of reflection on the Treaty that has now gone and will not be around again, the Prime Minister decided to regroup the ‘friends of the Community method’, calling it the ‘friends of the Constitution method’, to try and form a vanguard as regards how things can move forward. He saw that the success of that move opened up other doors and opportunities for him in government when he needed support with regard to immigration and other developments.
If I could make an appeal to the Prime Minister today as regards the future of Europe, I would ask that he would continue to use his influence, not just in the European Union but particularly in Latin America, where issues with regard to freedom, democracy and respect for human rights are becoming ever more apparent under the guise of democratic movements.
Finally, some of us see a vision of Europe that brings bright stars, great opportunities and, most importantly, respect for the fundamental differences and dignities that exist within the European Union. We should reach a point where no longer do we try to homogenise everything into one single shape or size but understand that, by giving dignity to that difference, we can actually create a better, more colourful and, certainly, more vibrant European Union for the future.
(Applause)
Monica Frassoni, en nombre del Grupo Verts/ALE. – Señor Presidente, el Grupo Verts/ALE ha apreciado las posiciones decididamente europeístas, el coraje de organizar un referéndum sobre el Tratado constitucional y la capacidad que su Gobierno tuvo de impulsar, de manera tranquila y sin guerra de religión, una legislación y una práctica sobre igualdad, derechos individuales y libertades que son un ejemplo para muchos países en Europa, aunque hoy no veo muchas mujeres entre sus acompañantes.
También hemos apreciado sus palabras sobre inmigración, aunque no siempre sus actos, y hemos apreciado el hecho de que hicieran hincapié sobre sus aspectos positivos y no solamente sobre la ilegalidad, como quizás hubiera hecho su predecesor.
Por eso mismo le diré, Presidente, que nosotros le echamos de menos en los últimos dos años y en los últimos meses, en la crisis institucional que vivimos, y que se concluyó, sin mucha gloria y sin mucha pasión, con el tratadito de Lisboa. La agenda de esa Conferencia Intergubernamental fue dictada por los enemigos de la Constitución Europea, mientras que sus amigos, como usted, fueron demasiado discretos después de esa famosa reunión de los dieciocho.
Hoy, en Europa se enfrentan varios enfoques: el directorio entre grandes o semigrandes de Sarkozy, el nacionalismo atlantista de Gordon Brown y el europeísmo un poco formal, pero muy sincero, de Romano Prodi. Y ¿cuál es su visión? ¿quiénes son sus aliados?
Presidente, usted habló poco de la cuestión del cambio climático, aunque es de ayer la noticia de la idea de su nuevo contrato del hombre -y de la mujer, imagino, también- con el planeta, y habló también mucho de gratitud por la ayuda europea. Tengo que decirle que hoy constatamos, y hace tiempo venimos constatando, que esos fondos europeos son aprovechados también para hacer de España el país con más kilómetros de autovía por habitante y donde el hormigón, también con dinero europeo, ha facilitado episodios graves de especulación y corrupción y ha contribuido a hacer que España, junto con mi país, Italia, y Dinamarca -aunque ustedes están un poquito peor- se encuentre muy lejos de cumplir los objetivos de Kyoto.
Entiendo que España no transpone la Directiva sobre la euroviñeta y apuesta todavía por una política de infraestructuras muy pesadas. Esperemos que con los compromisos electorales -no hay nada de malo en hacer un poco de campaña electoral aquí también- que usted ha hecho en materia de cambio climático España cambie decididamente el rumbo, y esperemos también que su fantástica Ministra de Medio Ambiente tenga muchísimo más espacio de maniobra en su Gobierno del que tiene hoy.
(Aplausos)
Presidente, para concluir, quiero decirle que nosotros aquí, en el Parlamento Europeo, apreciamos mucho y agradecemos sus palabras, pero necesitamos aliados en los Gobiernos de los Estados miembros. No podemos dormirnos, porque aquí necesitamos gente que quiera a Europa y tenga visión.
(Aplausos)
Francis Wurtz, au nom du groupe GUE/NGL. – Monsieur le Président, Monsieur le Premier ministre, vous venez de tenir un beau discours. À bien des égards, c'était un discours humaniste, auquel j'adhère volontiers comme idéal pour l'Europe du futur. Mais, avouons-le, pour que les réalités vécues par les Européens se rapprochent d'une vision comme celle que vous venez de décrire, beaucoup de changements sont nécessaires dans les orientations et les structures de l'Union européenne.
Notre Europe est une Europe sociale, dites-vous. Bravo! Mais ce n'est pas faire preuve de pessimisme que de dire que l'Europe sociale reste, pour l'essentiel, à construire. Le cadre actuel de la politique sociale européenne, c'est, d'après les traités, l'économie de marché ouverte, où la concurrence est libre, c'est-à-dire un cadre qui pousse naturellement à la mise en concurrence des modèles sociaux et qui tend naturellement à tirer vers le bas les acquis au nom de la compétitivité. C'est un cadre qui pousse naturellement à la baisse du coût du travail, à la précarité de l'emploi, à l'affaiblissement des droits sociaux.
La question sociale est sans doute la première cause des problèmes de confiance entre les citoyens et les institutions européennes. Le président de la Banque centrale européenne a pu, par exemple, vérifier ce fait lui-même lorsqu'il a pris la parole devant le récent congrès de la Confédération européenne des syndicats, où il a développé sa théorie, la théorie officielle de l'Union européenne sur la modération salariale au nom de la compétitivité des prix. Il a fait l'unanimité contre lui. Le ministre allemand de l'économie lui-même, j'ai déjà eu l'occasion de le dire, a parlé du risque d'une crise de légitimité du modèle économique et social européen. Voyons donc ces choses en face, justement pour rendre crédible la vision que vous avez développée pour le futur.
Vous avez également parlé des rapports avec l'Afrique et de la nécessité de répondre, avez-vous dit, à leur demande de justice. Vous avez raison! Mais alors, il faut revenir, par exemple, sur le projet d'accord de partenariat économique, qui est rejeté par tous nos partenaires africains parce qu'ils ont la conviction - et je crois qu'ils ont raison - que le développement des capacités humaines ne fait pas bon ménage avec le libre-échange.
En conclusion, Monsieur le Premier ministre, je voudrais vous remercier d'avoir rappelé ce qui, à mes yeux, devrait être les finalités de l'Europe et si nous ne nous rencontrons pas toujours sur l'appréciation du présent, au moins entendons-nous ainsi sur les perspectives.
Graham Booth, on behalf of the IND/DEM Group. – Mr President, it is a pleasure to see the Prime Minister here in Brussels. He is an exemplar to other European heads of government, as a man who allowed his own people to decide whether they wished to have the Constitution. For that he must be applauded. In the event, the people of Spain voted overwhelmingly to support the plans.
What I would like to know is why he has no intention of repeating the exercise. After all, he should be confident that he will get a similar result. Is it because, as the Prime Minister has said, the Reform Treaty has not let a single substantial point of the Constitutional Treaty go? If so, it would stand to reason that he feels there is no need to ask his people the same question twice. Or, is it the case, as presented to the British people, that the Reform Treaty is so different as to be an entirely separate thing altogether and too complicated for the people to understand?
This, of course, is key to all our futures. Either the political elite do not care what people want, as in the case of Mr Sarkozy and Mr Brown, or they feel that the people are too stupid to make any decision more important than what burger to buy at McDonalds. It seems to me that the European Union is rapidly becoming the world’s first post-democratic state. I can tell the Prime Minister this: if the European elite do not allow the people to speak, then, in the end, they will find other ways to make their voices heard.
Frank Vanhecke (NI). – geachte Voorzitter, beste collega's, de grootste uitdagingen in mijn ogen waar de Europese Unie op dit ogenblik voor staat, is het totale gebrek aan democratische inspraak bij de besluitvorming. De Europese instellingen worden hoe langer hoe meer - in mijn ogen terecht trouwens - gewantrouwd door onze burgers die eigenlijk niet aanvaarden dat heel veel belangrijke beslissingen die hun leven direct beïnvloeden worden genomen in cenakels die eigenlijk door niets of niemand meer worden gecontroleerd. Beslissingen bovendien, waarvoor geen democratisch draagvlak bestaat. Ik geef twee voorbeelden.
Eerste voorbeeld: de tekst voor de nieuwe Europese verdragen die binnenkort in Lissabon worden ondertekend. Iedereen weet dat het gaat over een nauwelijks aangepaste versie van de Europese grondwet. Mijnheer Zapatero zelf heeft daarover gezegd: er is niet één wezenlijk onderdeel veranderd. Welnu, die tekst werkt in democratische volksraadplegingen, in Frankrijk én in Nederland, weggestemd en dat wordt nu allemaal maar weggelachen. In het beste geval, trouwens, mogen we misschien hier en daar nog eens opnieuw gaan stemmen tot de eurocraten tevreden zijn, maar eigenlijk worden democratische uitspraken via referenda gewoon bij het huisvuil gezet. Op die wijze vrees ik dat Europa hoe langer hoe meer evolueert in de richting van een zeer klein clubje dat als een soort superstaat regeert die geen inspraak duldt en bijgevolg eigenlijk geen democratie meer kan worden genoemd. Hetzelfde geldt trouwens voor de manier waarop wordt omgesprongen met de potentiële toetreding van Turkije tot de Europese Unie. Die wordt niet door onze burgers gewenst, integendeel, want Turkije is geen Europees land - niet cultureel, niet geografisch, niet godsdienstig, op geen enkele wijze - en nochtans trekken Commissie en Raad zich geen moer aan van de mening daarover van de meerderheid van onze burgers. In plaats van een debat over de toekomst van de Unie, zouden we eigenlijk een debat moeten houden over het herstel van de democratie in de instellingen van deze Europese Unie.
José Luis Rodríguez Zapatero, Presidente del Gobierno de España. Señor Presidente, quiero en primer lugar agradecer a todos los portavoces las intervenciones que han tenido en este acto y el tono de las mismas; además puedo decirles también que para mí ha sido una satisfacción ver el grado de animación que se produce en los debates en esta Cámara, lo cual esperaba, pero me alegro de haber podido contribuir a un momento de intensidad y de animación, sobre todo por algunas intervenciones, algunas de las cuales agradezco de corazón, muy especialmente.
Sí, España es un país agradecido, y agradecido a la Unión Europea, a los padres fundadores, a los grandes países como Francia, Alemania, Italia, que nos ayudaron a traer la democracia a nuestro país, que nos admitieron en Europa y que, luego, con sus recursos, contribuyeron a nuestro desarrollo. Agradecido a figuras públicas, a estadistas que no he citado aquí, como Helmut Kohl, como Mitterrand, como Palme, que contribuyeron tanto a la democracia de España y al futuro, y nos sentimos muy orgullosos de poder contribuir a esta causa común.
Ese agradecimiento tiene también una reflexión que acompaña lo que España ha sido capaz de hacer en estos 25 años; quizá no haya otra sociedad en el mundo que en 25 años haya visto tanta transformación política, económica, de avance en sus derechos, en las libertades y en la situación social de sus ciudadanos como España.
España ha estado siempre muy comprometida con Europa, ha sido siempre muy europeísta. Aquí han venido representantes de todos los partidos, y representantes de gran calidad política, a servir a las instituciones europeas, en la Comisión, en este Parlamento, donde hemos tenido tres Presidentes del Parlamento, y, además, de distintas culturas y distintas ideologías políticas. Todos ellos han servido muy bien; quiero, desde aquí, rendir homenaje a quienes han representado a España en las instituciones europeas. Han sido capaces de forjar una cultura común europeísta en una forma de organización política que, por hacer alguna consideración sobre las últimas intervenciones de los portavoces, no tiene precedentes en la historia.
La unión política, lo que llamamos Unión Europea, no tiene ni precedentes ni modelos en los que mirarse, porque no responde a ninguna de las categorías políticas conocidas. Ésa es la grandeza de la Unión Europea y también el carácter imprevisible de lo que es el proceso de formación de una voluntad política donde concurren 27 países, 27 banderas, 27 Estados, 27 naciones, 20 lenguas y una pluralidad ideológica que se ha visto y está aquí reflejada, en el Parlamento Europeo.
Por ello, cada avance que hemos tenido en el proceso europeo no tiene un color ni de un país ni de una ideología, no tiene un color único, ni tiene un color ideológico, ni tiene una bandera. Es la suma, que tiene una bandera propia y un color que es el de la convivencia y la unidad. Si algo representa el alma europea es una unión de demócratas. Eso es Europa: una unión de demócratas. Y una unión de demócratas es saber avanzar con una posición que pueda ser lo más consensuada posible y que respete e integre y dé las mismas oportunidades incluso a aquellos que están en profundo desacuerdo con lo que representa la Unión Europea. La grandeza de la Unión Europea es que es un club que da las mismas oportunidades a aquellos que están en favor de Europa que a aquellos que no quieren que Europa avance. Ésa es la grandeza del club europeo; es la grandeza, en definitiva, de una unión de demócratas.
«Tratadito», se ha dicho aquí. La perspectiva que podemos adoptar siempre nos puede dejar insatisfechos en cuanto a alcanzar los objetivos que todos tenemos, pero si este nuevo Tratado es un Tratado ratificado por todos y que funciona, será un gran Tratado, no será un tratadito. Ésa es al menos la posición que, en mi opinión, deberíamos adoptar hoy: darle tiempo al tiempo y ver la potencia, la fuerza que tiene a la hora de ponerse en marcha y si sirve para afrontar los retos que tenemos por delante.
Ha habido alguna alusión a la ratificación del Tratado. Tenía que ser así, porque España fue un país que hizo un referéndum consultivo para el Tratado constitucional que luego ha tenido un proceso de renegociación con una naturaleza de tratado, en sentido más clásico de lo que representa el concepto europeo.
Y se me ha preguntado -no quiero eludir ninguna pregunta- por qué no lo sometemos a referéndum. Por dos razones muy evidentes: la primera de ellas es porque el pueblo español se pronunció a favor de un Tratado constitucional; el Tratado que hemos aprobado ahora, pendiente de ratificación, el conocido ya como Tratado de Lisboa, contiene muchos de los aspectos que el Tratado Constitucional contenía anteriormente. Y, además, otro factor que es muy importante: hay un amplio consenso en nuestro país, a la hora de que el Tratado tenga una ratificación parlamentaria, entre los que estamos de acuerdo con ese Tratado e incluso entre las minorías que no están de acuerdo.
Pero hago una reflexión, porque me parece importante para el futuro. No sé si alguna vez lo podremos conseguir, pero es una evidente laguna que tiene la Unión Europea: tenemos un sistema de ratificación imperfecto sobre el que seguramente nunca se ha hecho un debate en profundidad. Desde mi punto de vista, la ratificación tendría que ser común, por todos los países, y, si pudiera ser, en un mismo acto y con un mismo instrumento. Seguramente esto es hoy difícil, pero muy deseable, y espero que, con el tiempo, podamos tener ese modelo de ratificación.
Algunos, en sus intervenciones, han puesto encima de la mesa ese debate -que está desde el origen, desde la fundación de la Unión en su primer modelo de la Comunidad del Carbón y del Acero, luego la Comunidad Económica Europea- entre Unión Europea y Estado nacional, que en muchas ocasiones es la vía para poner en cuestión toda la salud democrática de la Unión Europea, en tanto en cuanto muchas decisiones se toman lógicamente a través de un procedimiento intergubernamental.
Voy a exponer muy brevemente mis opiniones al respecto.
Primero, el Estado nacional es una forma de organización política que, en términos históricos, consigue unificar territorios y racionalizar la acción pública y, posteriormente, abre pasos a los sistemas democráticos. Y ha cumplido una gran tarea histórica.
La Unión Europea es una forma de organización política que se entiende sobre la experiencia del Estado nacional. Es una fase superior del Estado nacional. No resta al Estado nacional, sino que suma al Estado nacional, a su configuración clásica. Porque, como demuestra la historia de la convivencia política, de la civilización política, de la comunidad política, unir suele sumar. Unir y compartir, que es la Unión Europea, no resta, ni se debilita lo que representa el concepto tradicional del Estado-nación. Es más: cuanto más fuerte sea la Unión Europea, más fuertes son nuestros Estados. Ésa es mi opinión.
Y cuanta más capacidad tenga la Unión Europea, desde sus instituciones, que necesitan una legitimidad y una legitimación permanente por los actores políticos y por los Gobiernos de los países... Soy contrario a una cierta dialéctica que se da en el ámbito de la Unión Europea, a que en muchos problemas de los que existen en nuestros ámbitos económicos, particulares o sociales, la responsabilidad sea de Bruselas. Eso no es positivo para la integración en la Unión Europea, de cara a nuestros ciudadanos y, además, en la mayoría de las ocasiones no suele ser cierto.
Creo que la historia nos demuestra y el presente nos enseña que la tendencia a responsabilizar a otros de lo que nosotros no somos capaces de llevar adelante normalmente conduce a la melancolía y no genera ningún estímulo positivo en los ciudadanos, ninguno.
Objetivos concretos, se decía, y buenas palabras. Yo comparto esta reflexión: no hay hechos sin palabras, ni palabras sin hechos en la acción política. Y, desde luego, creo que todo lo que represente una opción de futuro tiene que tener prioridades, prioridades políticas que sean creíbles y que sean constatables en la acción y en las decisiones. Están en el discurso. Resumiré las tres que me parecen más importantes para el futuro de la Unión Europea.
Permítanme que les diga que no tienen que ver ni con Tratados, ni con reglas de funcionamiento, ni con estructuras, ni revisión de normativas, ni reducción de normativas de la Comisión, que, por otro lado, sería muy conveniente. Tienen que ver con objetivos políticos del tiempo en el que vivimos. Comparto la reflexión de quien aludía a que la Unión Europea es fruto de la interacción de muchas ideologías, de muchos valores, pero la Unión Europea será esa fuerza regional que lidere en el mundo valores y acciones si acierta en las prioridades del tiempo histórico que nos ha tocado vivir, que es el principio del siglo XXI.
La primera prioridad es afrontar lo que Europa sabe -porque la experiencia mejor de este continente es una lección impagable-: que la ciencia, la creatividad, la innovación es lo que ha hecho a las economías fuertes y a los países socialmente integrados. Hoy el reto que la ciencia nos pone encima de la mesa, como desafío y como oportunidad, es el cambio climático y las fuentes de energía. Quiero, por cierto, subrayar algunas de las intervenciones, porque seguramente no se conoce o no lo he expresado bien en mi discurso, que es verdad que España está alejada de las exigencias del Protocolo de Kyoto. Es verdad, pero no es menos cierto que es en 2006, es decir, un año después de la entrada del Gobierno que presido, cuando se han reducido -con un crecimiento del 4 % de la economía- en un 4 % las emisiones de gases con efecto invernadero. Por tanto, estamos en una acción intensa y que, desde luego, se va a prolongar en todo lo que tiene que ver, primero, con energías alternativas y renovables, y, segundo, con lo que representa ahorro y eficiencia energética.
Hace 20 años, el gran debate de cómo ganar el liderazgo de la innovación en Europa -seguro que en este Parlamento se tuvo en innumerables ocasiones- era afrontar la nueva economía, era la economía de las tecnologías de la información. Ahora, la nueva economía que lidere el futuro de la capacidad productiva y, por tanto, de su bienestar será la economía que sea capaz de llegar cuanto antes a una menor dependencia del carbón y a tener una fuerza energética alternativa cada vez más poderosa. Ése es, desde mi punto de vista, el primer desafío. Y, quiero insistir, no es sólo un reto, sino una gran oportunidad, porque ahí está buena parte del conocimiento que nos va a garantizar muchas cosas y ahí está buena parte de la potencialidad de yacimientos de empleo, de actividad con más valor añadido y, por tanto, con una buena capacidad social.
En segundo lugar, Europa debe avanzar socialmente. Es verdad que decir que Europa debe avanzar socialmente, cuando uno mira al continente africano, cuando uno vive y siente el continente latinoamericano o una parte del continente asiático, solamente se puede decir si a la vez avanzamos en la ayuda a la cooperación y al desarrollo de manera determinante y decisiva.
Porque -permítanme que lo exprese públicamente- no sé que pensarían los ciudadanos y los gobiernos de muchos países de África, cuando a veces ven que la Unión Europea está en un debate en el que se siente en una crisis profunda. No sé qué podrían pensar. Lo digo como lo siento; creo que, afortunadamente, gracias sobre todo al trabajo desde la democracia, a nuestra capacidad de innovación y al Estado de bienestar que nació en este continente, gracias a esos tres valores (el trabajo, la democracia y el Estado del bienestar) somos capaces de ser el continente y la Unión que tienen una mayor protección social y un mayor nivel de renta y de bienestar.
Y, para mí, incrementar el bienestar social sigue siendo un objetivo fundamental. No hay incompatibilidad entre una economía abierta y un Estado social con derechos sociales para los ciudadanos; es más, hay una complementariedad. Las políticas sociales no consumen riqueza. Las políticas sociales ayudan a crear riqueza, ayudan a crear condiciones para que todos los ciudadanos puedan participar, desde la educación con igualdad de oportunidades, hasta la conciliación de la vida familiar y laboral, que exige política social, y hasta la estabilidad en el empleo, que es el mejor incentivo para la productividad, en la tarea de ayudar a crear riqueza. Políticas sociales con objetivos de productividad y de ciudadanía: ése es un modelo posible y que funciona. Y, por supuesto, el más transformador es el de la plena incorporación y la plena igualdad de las mujeres en todos los ámbitos laborales y sociales.
España ha cambiado mucho por la democracia, en primer lugar, en estos 30 años, pero, en segundo lugar, lo que más ha hecho cambiar a España ha sido la incorporación de las mujeres a la vida laboral, a la vida social, a la vida cívica de un país. Eso es lo que más nos ha hecho cambiar y lo que mejor nos ha cambiado, por cierto, porque ha incorporado valores de solidaridad y de progreso. Y quiero recordar que tengo un gobierno de composición paritaria entre hombres y mujeres; ninguna de las personas que están aquí es del gobierno.
En definitiva, quiero señalar como el tercer objetivo que tenemos, junto al desafío por el cambio climático, la extensión del bienestar social y la afirmación de los derechos sociales, que deben crecer como una seña de identidad europea que nos ha permitido llegar hasta donde hemos llegado y ser referentes en otros países. El tercer gran objetivo es asegurar, reforzar la convivencia, de manera muy singular, teniendo en cuenta que estamos en un continente que desde hace 20 o 30 años registra un cambio demográfico acelerado en muchos países.
Esa convivencia significa integración, significa beligerancia absoluta y total contra cualquier síntoma racismo y de xenofobia. Eso significa convivencia. Europa no puede traicionar ni uno solo de sus valores y, si hay algún valor esencial en la Europa democrática, es el respeto a la diversidad cultural, religiosa y, desde luego, el rechazo radical a cualquier síntoma de xenofobia o de racismo. Eso nos deja en la cuneta como europeos, si alguna vez hubiera esas tentaciones.
Una convivencia que tiene que ir acompañada de una gran tolerancia. Extender derechos individuales y ciudadanos no sólo es la mejor expresión de libertad -qué más libertad que respetar las orientaciones religiosas, culturales y políticas de todos, o las orientaciones a la hora de formar una pareja o de contraer un matrimonio, qué más expresión de libertad que eso-, sino también de otro valor con el que, desde luego, desde mi concepción, Europa se tiene que identificar.
Si Europa es la unión de los demócratas, como antes afirmé, Europa no puede ser sólo libertad, Europa tiene que ser libertad e igualdad.
(Aplausos)
Der Präsident. Vielen Dank, Herr Ministerpräsident. Sie werden nicht noch einmal das Wort ergreifen, aber Sie werden trotzdem hier bleiben, um den weiteren Rednern zuzuhören.
Es tagt jetzt gleich das Präsidium des Europäischen Parlaments, sodass ich Ihnen jetzt für Ihren Besuch und Ihre Rede danken darf. Ich möchte Ihnen und Spanien – allen Regierungen, die im freien Spanien an Europa mitgewirkt haben – für diesen europäischen Beitrag ausdrücklich danken. Und wer immer in Spanien in der Zukunft regieren wird, wir vertrauen aufgrund der Erfahrungen in den letzten beiden Jahrzehnten darauf, dass Spanien immer seiner europäischen Berufung treu bleiben wird.
In diesem Sinne darf ich Ihnen noch einmal sehr herzlich für Ihren Besuch danken.
Jacques Toubon (PPE-DE). – Monsieur le Président du gouvernement, je limiterai mon propos à la question de l'immigration, majeure pour l'avenir de l'Europe, et sur laquelle vous avez fait tout à l'heure des propositions consensuelles.
Certes, personne ne peut donner de leçon dans ce domaine si difficile, mais personne ne doit non plus s'exonérer de la solidarité nécessaire dans un espace unifié. Les sondages d'opinion montrent que certains pays ont une approche plus économique et d'autres une approche plus culturelle.
Pour les États qui voient d'abord l'intérêt de l'économie, il est bien sûr commode d'essayer de se procurer les travailleurs indispensables en adaptant le droit, d'où des mesures de régularisations massives prises de temps en temps par tel ou tel gouvernement national, sans se préoccuper de l'appel d'air que cela provoque, alors que les autres États membres essaient de maîtriser les flux migratoires.
Citons l'exemple de l'opération de régularisation de plusieurs centaines de milliers de clandestins à laquelle votre gouvernement a procédé. La France l'a regrettée et désapprouvée à l'époque. Notre président de la République l'a exprimé avec franchise. Il ne faut plus recommencer ce genre d'opération dans l'avenir. D'autant plus que l'Espagne reçoit légitimement l'aide de l'Union européenne pour faire face aux situations dramatiques qui marquent ses frontières africaines.
Le PPE préconise l'incitation à des politiques basées sur le traitement individuel des demandes de régularisation et donc le refus des régularisations massives qui ne font qu'accroître l'effet d'appel. C'est dans le même sens que la Présidence française de l'Union européenne proposera un pacte européen de l'immigration. Et à l'avenir, le traité de Lisbonne donnera, Monsieur le Président, enfin, le moyen d'agir ensemble et de renoncer aux politiques de cavalier seul. C'est l'intérêt à long terme de l'Union européenne, de l'Espagne et de tous les États membres.
PRESIDENZA DELL'ON. LUIGI COCILOVO Vicepresidente
Enrique Barón Crespo (PSE). – Señor Presidente, señor Presidente del Gobierno, señora Vicepresidenta de la Comisión, Señorías, tomo la palabra en nombre de los socialistas españoles para agradecerle al Presidente del Gobierno su comparecencia de hoy.
Se ha dicho de su discurso que es un discurso ideal y se ha dicho también que es una agenda muy ambiciosa. Lo que quiero decirle al Presidente del Gobierno, en primer lugar, es que viene con un aprobado por curso, es decir, ha dado una serie de datos económicos, políticos y sociales que justifican no sólo el europeísmo genérico sino los hechos. Y permítanme hacer una breve referencia a algo que se ha dicho aquí. Se ha hablado de regularizaciones masivas; en este momento, Francia y Alemania están copiando el sistema de regularización
(Aplausos)
que ha seguido España a partir de la regularización individual y con participación de empresarios y sindicatos. Infórmese, señor Toubon, de lo que se está haciendo en su país.
En segundo lugar, señor Presidente, quiero expresar mi agradecimiento personal al Presidente del Gobierno por la referencia que ha hecho a algunos veteranos y a nuestro trabajo, que llevamos aquí muchos años. Quiero decir una cosa en este sentido: además de lo que hemos recibido -y es de bien nacidos ser agradecidos-, hemos aportado cosas. La Europa ciudadana y social, la cohesión y la Carta de los Derechos Fundamentales no tienen copyright español, pero tienen una gran influencia española, de la que nos podemos sentir legítimamente orgullosos.
En cuanto a la ratificación, estoy de acuerdo con lo que ha dicho el Presidente del Gobierno. Lo que llama la atención es que gente que no ha hecho nada en su país y que no ha dado un paso por ratificar la Constitución ni por aprobar el Tratado venga dando lecciones a los que han hecho su trabajo.
(Aplausos)
Y aquí quiero decir algo muy preciso. En ese proceso de ratificación hay que hacer una apelación a la solidaridad y a la lealtad recíproca; no vale que unos hagan su trabajo y que otros vengan a renegociar. Eso debe acabar en Europa de una vez para siempre.
Por último, señor Presidente, el señor Mayor Oreja ha tenido un lapsus expresivo porque ha reelegido como Presidente del Gobierno, unos meses antes de las próximas elecciones, al Presidente Zapatero, que es, en este momento, candidato al Gobierno de España. Lo que sí tendría interés es que, de cara a la elección del próximo presidente de la Comisión, los grupos políticos, empezando por el Grupo del PPE-DE, le pasaran una copia del discurso del Presidente Zapatero al que sea candidato.
(Aplausos)
Ignasi Guardans Cambó (ALDE). – Señor Presidente del Gobierno, bienvenido a esta casa.
En España, por fortuna, el compromiso con la construcción europea ha unido a la gran mayoría de las fuerzas políticas, también desde Cataluña. Esa unidad de fuerzas, que arrancó en 1986, siguió con el euro y se repitió en el debate de la Constitución europea ha dado fuerza a los Gobiernos que le han precedido, y también al suyo, para estar en la primera división de la Europa política y ambiciosa. Su discurso de hoy confirma ese mismo empeño, y le felicito por ello.
Sin embargo, señor Presidente, su responsabilidad no termina con los discursos entusiastas cargados de fe europeísta. Europa necesita líderes comprometidos con su proyecto en su acción política diaria y cotidiana y no sólo en las ocasiones solemnes e institucionales, como tampoco percibimos siempre ese compromiso día a día en algunas actuaciones de su Gobierno, con las que no evitan enfrentamientos estériles con la Comisión Europea, ni en quienes parecen esperar a que sean otros quienes tomen iniciativas antes de fijar su propia posición.
En todo caso, es tiempo de liderazgos políticos para construir una Europa que devuelva a los ciudadanos la ilusión por este proyecto colectivo. Porque Europa, señor Rodríguez Zapatero, es más que la simple suma del éxito interno de sus Gobiernos, incluidos aquellos que usted pueda haber tenido.
Tras la aprobación del Tratado de Lisboa se cerrará una etapa y el trabajo no habrá hecho más que comenzar. Será tiempo de seguir construyendo un espacio de libertad, seguridad y justicia; tiempo de construir una verdadera política europea de inmigración; tiempo de mejorar la competitividad de nuestras empresas y las oportunidades de bienestar de nuestros ciudadanos y tiempo, también, para alzar la voz de Europa en el mundo e incrementar las relaciones con nuestros vecinos, entre los que destaca el Mediterráneo, donde tanto se puede aportar desde España.
España, sin renegar ni dejar de reflejar su intensa diversidad nacional y lingüística, tiene, pues, mucho que ofrecer para hacer realidad este gran ideal común y usted, si las urnas le devuelven la confianza para gobernar, solo o en compañía de otros, tendrá que poner todo su empeño personal para lograr esos objetivos.
Guntars Krasts (UEN). – Paldies priekšsēdētājam! Premjerministra kungs, decembrī tiks apstiprināts Lisabonas līgums, kas veidos ne tikai institucionālos priekšnoteikumus Eiropas nākotnei. Es redzu trīs vērtējumus Lisabonas rezultātiem, par kuriem varētu būt vienoti visi, kam svarīga Eiropas nākotne — gan tie, kas apsveic Lisabonā sasniegto, gan tie, kas to noraida. Pēc vienošanās Lisabonā ir pamats zināmam optimismam par Eiropas Savienības nākotni, vispirms jau par dalībvalsts spējām vienoties; otrais ir piesardzība, vērtējot panākto vienošanos, jo šāda mēroga līguma patiesais efekts būs novērtējams tikai pēc tā pielietošanas uzsākšanas vairākiem gadiem; un trešais ir negatīvs vērtējums tam, ka pēc Nīderlandes un Francijas referendumu iznākuma Konstitucionālais līgums pārtapis par līgumu arī tāpēc, lai izvairītos no sabiedrības viedokļa uzklausīšanas. Paradoksāli, bet viens no Konstitucionālā līguma pamatuzdevumiem taču bija to padarīt saprotamāku un pieņemamāku Eiropas sabiedrībai. Kā Eiropas konventa dalībnieks es iebildu pret konstitūcijas "vārda un gara" pielietošanu jaunajam līgumam. Lisabonas rezultāts ir manis atbalstītajā virzienā, bet es nedomāju, ka notikušo izmaiņu iemesli kalpos Eiropas nākotnei. Paldies!
David Hammerstein (Verts/ALE). – Señor Rodríguez Zapatero, me alegro muchísimo de su presencia y de la importancia que usted da al reto del cambio climático. Y a la necesidad de actuar ya. Bienvenido al club.
Al mismo tiempo, las palabras tienen que estar acompañadas por decisiones políticas consecuentes y la verdad palpable es que España sigue siendo la oveja negra climática con las cifras sobre Kyoto en la mano. Eso exige una respuesta importante en cuanto a energías renovables; hace falta una política con fiscalidad. Me alegro mucho de la propuesta que se hizo, pero en falso, sobre el céntimo adicional sobre la gasolina y, al mismo tiempo, me gustaría que España liderara una propuesta de fiscalidad ecológica a escala europea frente a la avalancha de productos exteriores y de importaciones de productos contaminantes.
Nos encantaría que se eliminaran las subvenciones cuantiosas al carbón, tanto a nivel europeo como español, que se tomaran en serio medidas fiscales para reducir el disparado consumo energético español y que se orientaran las inversiones en infraestructuras hacia el tren, hacia otros medios de transporte público y no hacia las autovías.
En tono más positivo, me gustaría darle mi enhorabuena más sincera por el abandono por parte de España de la energía nuclear. Este abandono paulatino es muy importante y pido que otros líderes europeos tomen nota de este hecho, porque la energía nuclear es muy cara, muy peligrosa y muy lenta de construir, y no es una respuesta para el cambio climático.
Willy Meyer Pleite (GUE/NGL). – Señor Presidente del Gobierno, bienvenido. Usted sabe que formo parte de esas minorías a las que les hubiese gustado que el Tratado de Lisboa también se sometiera a referéndum en España y en el conjunto de los países miembros.
Le he escuchado atentamente, y estamos a tiempo de que usted lidere esa posibilidad; todavía estamos a tiempo de que en Europa se produzca un referéndum, en el conjunto de los países miembros, en un mismo día, para contar con una cosa fundamental de la historia, que son los ciudadanos y las ciudadanas; porque nuestra posición no es estética, es una posición profundamente democrática, en el sentido de que no podremos construir un proyecto europeo, o terminar de construirlo, sin la participación directa de los ciudadanos y las ciudadanas.
Creo que usted es en exceso optimista al decir que tenemos la Europa social definitivamente construida. En esta Cámara tenemos que colegislar muchas veces con ataques directos al Estado social europeo, en materia de trabajo y de seguridad del empleo; ahora tenemos un debate abierto sobre la flexiseguridad. Por lo tanto, creo que tenemos un debate pendiente sobre la consolidación de ese Estado social.
Termino con una petición, señor Presidente. Tenemos, efectivamente, la Cumbre Unión Europea/África. No se olvide de los territorios ocupados del Sáhara Occidental. España y la Unión Europea tienen una responsabilidad fundamental. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha demandado un derecho de autodeterminación y nos corresponde a la Unión Europea que esa demanda se sustancie y, por tanto, se concrete y, si es posible, en la Cumbre Unión Europea/África.
Irena Belohorská (NI). – Vážený pán premiér, Vy ste dali úctu tomu parlamentu, ja dávam úctu Vám a cez Vás Španielsku. Budúcnosť Európy je silná úloha Európskeho parlamentu. V rámci prijímania legislatívy je spolurozhodovací systém rozšírený na 68 oblastí. Je to energetika, klimatické zmeny, štrukturálne fondy, spolupráca v trestnom práve, duševné vlastníctvo atď. Európsky parlament sa stáva kolegislátorom v 95 % európskej legislatívy. Teda Parlament bude rozhodovať o dvojnásobnom množstve legislatívy, ako je tomu dnes. Navyše, Európsky parlament bude voliť prezidenta Európskej Komisie, ktorý bude musieť Európskemu parlamentu poskytovať správy po každom svojom rokovaní v Európskej rade.
V roku 2009 bude teda Európsky parlament najsilnejším parlamentom od jeho prvého zasadania v roku 1968. Bude rovnocenným partnerom ostatných európskych inštitúcií. Preto bude našou povinnosťou zvýšiť účasť vo voľbách do tohto silného orgánu v roku 2009. V posledných voľbách do Európskeho parlamentu bola volebná účasť najnižšia zo všetkých vôbec. Zúčastnilo sa len 47 % voličov, pritom práve Slovensko, ktoré tu reprezentujem ja, malo len 11 %. Čaká nás veľa práce.
Manfred Weber (PPE-DE). – Herr Präsident, Herr Ministerpräsident, meine sehr verehrten Damen und Herren Kolleginnen und Kollegen! Eigentlich wollte ich jetzt dem Kollegen Schulz gratulieren. Er hat es geschafft, dass seine sozialistischen Freunde ihm fest auf die Schultern klopfen werden, nämlich, mit dumpfer – und ich würde sogar sagen: dummer – Polemik gegenüber der EVP-ED-Fraktion. Kurz nachdem er zu reden aufgehört hat, war es bei den Sozialisten genauso leer wie bei uns. Ich könnte jetzt unterstellen, dass die Sozialisten nur ihren großen Führern zuhören, aber an der Debatte nicht interessiert sind. Das mache ich nicht, weil wir in gegenseitigem Respekt miteinander umgehen sollten. Ich finde, der Herr Kollege Schulz sollte sich entschuldigen.
Ich frage mich – damit etwas mehr Schwung in die Debatte kommt –, was haben wir denn heute wirklich erfahren? Wir haben heute zum einen erfahren, dass die Spanier ein europäisches Volk sind. Ich glaube sagen zu können, dass dieses Volk das gleiche war, als Ministerpräsident Aznar gesprochen hat. Andererseits aber haben wir heute eine innenpolitische Rede gehört, als Vorbereitung auf die Wahlen.
Ich glaube nicht, dass es die Aufgabe des Europäischen Parlaments ist, so etwas zu machen. Auch Angela Merkel und Präsident Sarkozy, haben, als sie hier waren, keine Innenpolitik gemacht, sondern über Europa gesprochen. Wertvoll sind solche Debatten nur, wenn wir in die konkreten Details gehen. Und da hat mein Kollege Dupont natürlich Recht. Die Tatsache, dass Spanien 700 000 Einwanderer legalisiert hat, hat Präsident Sarkozy letzte Woche hier in diesem Europäischen Parlament deutlich verurteilt. Es wäre spannend gewesen, wenn wir heute erfahren hätten, warum hier im Europäischen Rat offensichtlich Disput herrscht. Es wäre spannend gewesen, zu hören, wie wir denn wirklich mit der Zuwanderung umgehen. Wir wissen, dass wir massive illegale Immigration haben und wir wissen, dass klare europäische Rückführungsrichtlinien auf dem Tisch liegen, die im Europäischen Rat blockiert werden, die dort nicht vorangehen.
Ich glaube, dass wir unseren Bürgern nicht erklären können, warum wir hier die großen, hehren Werte Europas beschreiben und im Alltag im Europäischen Rat – wo auch Sie sitzen, Herr Ministerpräsident – leider nicht vorankommen.
Deshalb sage ich: Europäische Reden sind wichtig, europäische Grundwerte zu beschreiben, ist wichtig, aber europäisches Handeln ist wichtiger.
Bernard Poignant (PSE). – Monsieur le Président, quand on parle de futur de l'Europe, l'histoire n'est jamais loin. Pour nos concitoyens, tant que le mur de Berlin était en place, c'était simple. On savait où était la menace, elle avait un lieu, un visage. Nous étions l'avant-garde de la liberté, y compris face à Franco, et puis, en même temps, nous n'avions pas à parler de frontières puisque c'est un rideau de fer qui la dessinait. Ça, c'est l'Europe dans les blocs et ça, c'est fini!
Et aujourd'hui, pour moi, le futur de l'Europe, il est dans sa géographie. Il suffit de regarder nos proximités. Nous sommes proches du champ de bataille du monde, de Gaza à Kaboul. L'esprit de réconciliation de l'Europe, il est à insuffler là. Nous sommes aussi proches de la zone de pauvreté, de pandémie du monde – vous en avez parlé, l'Afrique. Là, il faut partager, car c'est à partir de là aussi qu'on maîtrise les flux migratoires.
Puis nous sommes aussi près de la zone qui développe depuis un certain nombre d'années un fanatisme religieux, même si, bien sûr, je ne confonds pas tout le monde. Et là, en même temps, nous devons plaider le dialogue des cultures et pas le choc des civilisations. Et en même temps, et enfin, nous sommes proches de réserves pétrolières et gazières. On en a besoin. Cela suppose que dans nos horizons figurent sécurité des approvisionnements et l'indépendance énergétique.
Voilà quelques éléments d'explication à donner à nos concitoyens, car ils sont un peu perdus. L'Europe est aujourd'hui au centre de pays continents. Elle en a terminé avec ses empires. Vous en avez eu un, nous aussi. Il reste des petits bouts. Elle en a terminé avec les blocs. Il faut redonner du sens à l'Europe. Cela ne peut pas être une addition de directives. Il faut donner quelques grands horizons pour reprendre ou retenter une sorte de rêve européen. Voilà ma vision, partielle en tout cas, du futur de l'Europe.
Pour terminer, je voudrais solliciter, Monsieur le Président, votre indulgence, car l'année prochaine, c'est le deux centième anniversaire de la présence de Napoléon Ier en Espagne. Comme je vous connais, et comme c'est la Présidence française, je voudrais qu'à ce moment-là, vous soyez un peu indulgent avec nous.
Andrew Duff (ALDE). – Mr President, I should like to thank the Prime Minister for his refreshing speech about political union. I would be grateful if he could find the time to travel to London to repeat it to Gordon Brown, his fellow Social Democrat Prime Minister, including the passages on the importance of the social dimension of the single market, and the importance of solidarity and the cohesion of the Union faced with global challenges.
In a fortnight the Prime Minister will be at the December European Council meeting, discussing with President Sarkozy the proposal to create a comité des sages. I would be grateful if he could tell President Sarkozy that we ought not to upset the prospects for ratification of the Treaty by reopening quarrels about procedures and the balance of power. Please could he also tell him that it is not sensible to try to set the geographical frontiers of Europe. The enlargement process is firmly established. Europe will find its final shape when European countries as yet outside the Union stop wanting to join us.
PRZEWODNICZY: PAN MAREK SIWIEC Wiceprzewodniczący
Mirosław Mariusz Piotrowski (UEN). – Panie Przewodniczący! W sensie geograficznym Europa została precyzyjnie zdefiniowana, wiadomo gdzie są jej granice. W znaczeniu politycznym termin Europa stał się synonimem rozszerzającej się Unii Europejskiej. Z jednej strony nie wszystkie kraje europejskie do tej organizacji należą, a z drugiej większość posłów w Parlamencie Europejskim domaga się przyłączenia krajów pozaeuropejskich, jak Turcja.
Aby mówić o przyszłości Europy trzeba zwrócić uwagę na jej korzenie i podstawowe wartości. W tysiącach dokumentów powołujemy się na wartości europejskie. Nigdzie jednak, jak chociażby w omawianej dzisiaj Karcie Praw Podstawowych, precyzyjnie się ich nie definiuje. A przecież korzenie Europy są chrześcijańskie i te podstawowe wartości zostały dawno zdefiniowane. Permanentna próba redefiniowania tego, co oczywiste, prowadzi do zaburzenia proporcji oraz możliwości reagowania na autentyczne problemy starego kontynentu, jak niepokojący proces starzenia się narodów Europy, migracje, agresywna konkurencja krajów azjatyckich, terroryzm, epidemie i nowe choroby, a także bezpieczeństwo energetyczne.
Raül Romeva i Rueda (Verts/ALE). – Señor Presidente del Gobierno, cierto es, y justo el reconocerlo, que, tras un preocupante período de incertidumbre, usted ha sido uno de los líderes que ha puesto nuevamente en marcha el transatlántico europeo, y por ello hay que felicitarle.
Sin embargo, para quienes nos consideramos profundamente europeístas, es triste constatar que dicho transatlántico sigue funcionando con dos de los lastres que, en su momento, le hicieron zozobrar: un exceso de mercantilismo y un exceso de intergubernamentalismo. Además, constatamos también que, si bien la nave va, el rumbo que tiene fijado -la derrota, en términos marinos- es el que marca la brújula de Merkel y Sarkozy, lo que hace que el barco escore claramente hacia la derecha conservadora.
La pregunta es: ¿qué margen tiene usted, señor Presidente, para enderezar el barco y corregir el rumbo? ¿Cómo piensa convencer a quienes, siendo europeístas, temen subirse al barco europeo porque no lo ven seguro, o porque no saben dónde va, o porque no perciben ni la Europa social ni la Europa sostenible ambientalmente, ni la Europa responsable internacionalmente ni la Europa transparente, democrática y de los pueblos, de la que tantas veces les hablamos? ¿Piensa usted liderar el salto de la Europa de mercado a la Europa política? ¿Cómo?
Y, ya que ha felicitado tanto a esta Cámara, ¿no cree que ya es hora de que este Parlamento sea el principal legislador europeo?
Por cierto, ya que estamos en ello, y a tenor de las nuevas informaciones sobre el uso de bases españolas en el transporte de presos a Guantánamo, ¿piensa el Gobierno, a través del Consejo también, revisar las relaciones con los Estados Unidos?
Porque, señor Presidente, todo esto es también hablar de Europa; es, sobre todo, hablar de la credibilidad europea.
Sylvia-Yvonne Kaufmann (GUE/NGL). – Herr Präsident, Herr Ministerpräsident! Morgen wird das Parlament darüber entscheiden, ob die Grundrechtecharta künftig rechtsverbindlich sein wird. Für mich als ehemaliges Mitglied des Grundrechtekonvents wird dies eine ganz besondere Abstimmung, und zwar nicht nur, weil ich die Ehre hatte, das modernste europäische Grundrechtedokument mit zu erarbeiten, und auch nicht nur deshalb, weil ich – wie viele andere auch – sieben lange Jahre lang dafür gestritten habe, dass es Rechtsverbindlichkeit erlangt.
Die Charta der Grundrechte fußt auf der Unteilbarkeit der bürgerlichen, politischen und sozialen Menschenrechte. Gerade dies ist für mich als Abgeordnete der Linken, die aus Berlin kommt und bis zur Wende in der DDR gelebt hat, von fundamentaler Bedeutung. Für mich ist das klare Ja zur Charta die Konsequenz der unverzichtbaren kritischen Auseinandersetzung mit der eigenen Geschichte, mit der massiven Verletzung von Grund- und Menschenrechten im Realsozialismus.
Ihr Land, Herr Ministerpräsident, spielt in der EU eine wichtige Rolle. Die Bürgerinnen und Bürger Spaniens haben vor allem mit ihrem Ja im Referendum zum damaligen Verfassungsvertrag einen großen Beitrag dazu geleistet, dass die Grundrechtecharta nicht ad acta gelegt werden konnte. Daran können und sollten Sie anknüpfen. Alle Menschen verbinden große Erwartungen mit Europa. Sie erwarten, dass es sich ihrer tagtäglichen Sorgen und Nöte annimmt. Sie wollen, dass Europa inhaltlich und nicht von der Melodie her, wie Jean-Claude Juncker es nannte, daran arbeitet, ein Europa der Arbeitnehmerinnen und Arbeitnehmer zu werden, ein wahrhaftes Europa der Solidarität. Deshalb muss in der Europäischen Union Sozial- und Lohndumping entschieden der Kampf angesagt werden. Existenzsichernde Mindestlöhne für alle, das ist es, was wir brauchen. Und in der Tat, die soziale Frage ist entscheidend für die Zukunft Europas!
Roger Helmer (NI). – Mr President, Prime Minister, the Lisbon Treaty, or rather the renamed Constitution, is your view of Europe’s future. This is the Constitution that was decisively rejected by French and Dutch voters in 2005, and which we are now seeking to force through without the consent of the people.
Across the 27 Member States, opinion polls show that a majority of citizens want a referendum on the Treaty. In the UK, 80% want a referendum, and two thirds would vote ‘no’, yet our government denies us the vote it solemnly pledged in its election manifesto.
Prime Minister, you speak of a Europe of democracy, but Europe tramples on public opinion. The contempt we show for public opinion makes a mockery of our claim to be a ‘Union of Values’. Over and over again my constituents tell me that they voted in 1975 for a free trade area, not a political union. It is time to dismantle the supranational political structures of the EU and return to the simple trading group which the British were promised in 1972.
Marianne Thyssen (PPE-DE). – Voorzitter, dat we vandaag de Spaanse premier in onze vergadering verwelkomen, kan verkeerdelijk de indruk wekken dat we ons nog steeds in de reflectieperiode over de grondwet bevinden, want daarvoor was eigenlijk deze reeks met eerste ministers opgezet. Maar gelukkig is die periode achter de rug en is er inmiddels een akkoord over een goed hervormingsverdrag. Natuurlijk bent u hier welkom, mijnheer de eerste minister, want ook nu is het nog de moeite waard om over de toekomst van Europa te praten. Meer dan ooit zelf, want het Verdrag is geen eindpunt, maar het is een nieuw begin.
Het is evenmin een doel op zich; het is een instrument dat we effectief moeten benutten en dat ons perspectief biedt op een beter bestuur, op meer democratie, op de realisatie van waarden als vrijheid, veiligheid, welvaart en een verdere uitbouw van onze sociale-markteconomie in een open geglobaliseerde wereld. En neemt u het van mij aan, Voorzitter en collega's, het zijn dezelfde doelstellingen die door vele mensen in België nagestreefd worden in het verlangen naar een staatshervorming. Ook die is louter instrumenteel, ook die is gericht op de realisatie van de doelstellingen die we hier met heel velen delen.
Adrian Severin (PSE). – Mr President, I should like to salute the Prime Minister for being one of the not so many prime ministers who speaks the same language here in Brussels as in their respective capitals. I should also like to salute him for being one of the very few prime ministers who does not hide what Europe is and should be to their own people. Therefore, his people support him, so there was that great ‘yes’ to the European Constitution.
I would also like to take this opportunity to congratulate the Prime Minister on regaining for Spain the right level of representation in this House, in this Parliament, with effect from 2009.
I think that the message of Spain is clear to us, and we share this message: Europe will be either social or not at all; Europe will be either a global player or not at all; Europe will either be able to combine solidarity with subsidiarity or it will fail; Europe will either be able to offer a model of sustainable growth or it will vanish; Europe will either able to offer a solution in favour of social inclusiveness, gender equality and popular empowerment or it will fall apart; Europe will be able to associate multiculturalism with civic cohesion, free competition with generosity, efficiency with justice and flexibility with security, or it will become meaningless.
I also share the Prime Minister’s point of view that security is indivisible and it should be individual, social, national and international for all. I also share his point of view on immigration. Yes, the right answer to immigration challenges is integration and not expulsion; integration and not marginalisation. The right answer should be directed towards treatment of the causes and not of the symptoms.
I understand very well why the Prime Minister does not need a new referendum for the new Treaty. He already has a ‘maxi-mandate’ and, therefore, he may accept a mini-Treaty. We have to ratify this Treaty quickly and then restart on our way towards a more integrated Europe.
(Applause)
Bogdan Pęk (UEN). – Panie Przewodniczący! Słuchając tej dyskusji, odnoszę wrażenie, że jest pięknie, będzie jeszcze lepiej i w ogóle jest tak pięknie, że lepiej już być nie może. A tymczasem jest kilka problemów, o których wielcy przywódcy Unii Europejskiej mówią jednym głosem i wydaje się, że jest to głos fałszywy.
Mamy do czynienia z nową religią – ta religia to tzw. efekt cieplarniany. Oczywiście efekt cieplarniany rozumiany w ten sposób, żeby maksymalnie ograniczyć emisje i kazać narodom Europy konkurować z tymi, którzy ograniczenie emisji mają gdzieś. Tymczasem wszyscy poważni naukowcy twierdzą dzisiaj, że efekt cieplarniany jest naturalnym zjawiskiem, które cyklicznie występuje w przyrodzie i cała działalność człowieka może mieć wpływ rzędu kilku, co najwyżej, procent.
Zamiast zajmować się utopią, weźcie się panowie za poważną politykę energetyczną, bo ropa kosztuje dzisiaj prawie 100 dolarów, a niektórzy mówią, że będzie kosztować więcej. I pytanie: dlaczego tak jest i kto na tym zarabia?
Gerardo Galeote (PPE-DE). – Señor Presidente del Gobierno, me uno a las palabras de bienvenida que le han dedicado todos los compañeros de mi Grupo, en un acto de respeto y cortesía parlamentaria que siento mucho que desde el Grupo socialista no se haya sabido entender.
Además, señor Presidente, los eurodiputados españoles debemos estar halagados por que haya usted comparecido ante este Parlamento antes de dar cuenta en el Congreso de los Diputados de España del resultado del Consejo de Lisboa, cosa que, sin duda, piensa usted hacer antes de que se disuelvan las Cortes, porque estará de acuerdo en que los españoles se merecen una explicación por haber sido, como usted ha mencionado, los primeros en refrendar una Constitución que ya no existe.
Señor Presidente, la devoción europeísta de su discurso es plenamente compartida por la inmensa mayoría de esta Cámara; por eso imagino que ahora, desde Europa y hacia España, como usted ha dicho, compartirá nuestra preocupación por el hecho de que España se haya situado a la cola de Europa en la transposición al Derecho nacional de las Directivas comunitarias y hayamos pasado a la cabeza en procedimientos de infracción de las normas europeas. De igual manera tengo que decirle que contrastan sus compromisos de hoy y aquí con el medio ambiente -que no pueden merecer más que elogios- con la cruda realidad de los hechos, porque hoy mismo nos hemos desayunado con un informe de la Comisión Europea que señala a nuestro país como el que más se aleja de los objetivos fijados en el Protocolo de Kyoto.
Señor Presidente, yo no le puedo desear suerte en las próximas elecciones de marzo, y es verdad que este acto ha parecido más un acto electoral que otra cosa, pero sí le deseo, esté donde esté, que preste su valiosa contribución para restablecer el consenso entre las fuerzas políticas españolas en las instituciones europeas, que se ha roto, señor Presidente, no por iniciativas que hayan salido de este lado de la...
(El Presidente interrumpe al orador)
José Luis Rodríguez Zapatero, Presidente del Gobierno de España. Señor Presidente, con toda brevedad haré solamente dos consideraciones sobre los temas que se han planteado con más insistencia: política de inmigración y regularización de inmigrantes en España.
Soy partidario de una política de inmigración común de la Unión Europea en lo que afecta al control de fronteras, a la integración y a un estatuto para su regulación común; estamos lejos de ese camino, pero puedo asegurarles una cosa a los dos diputados que han planteado el tema; cuando llegué a presidente de Gobierno me encontré que en mi país había 700 000 trabajadores inmigrantes ilegales, explotados y sin contribuir ni cotizar, trabajando en la economía informal, en la economía ilegal.
Los valores europeos son derechos, legalidad, transparencia y Estado de Derecho; desde luego, siempre apostaré por que, en mi país, no haya nadie trabajando ilegalmente, explotado y sin derechos, y sin contribuir a las cargas de lo que representa un país democrático. Nunca.
(Aplausos)
No sé cuántos de esos 700 000 entraron por Francia. No lo sé; lo que sí sé es que ahora Francia y España, después de mucho diálogo, porque ha habido diferencias, ya compartimos una filosofía común y un planteamiento político común, y también con el Gobierno de Alemania. Porque las experiencias y las circunstancias que cada país ha tenido son muy diferentes, por falta de una política común en materia de inmigración. Y cuando hay una ausencia de política común en materia de inmigración, tendemos la tendencia a hacer que nuestros problemas sean los de Francia, o los de Francia sean los de España; o los de Alemania, los de Italia; o los de Italia, los de Alemania. Y eso no sirve para nada, además de que es contrario a la construcción europea.
Cuando tengamos una política con las fronteras exteriores compartidas, controlándolas todos a la vez, con una política de integración y una política de status común, no tendremos estas tentaciones de criticar a un país que afronta 700 000 personas trabajando en la ilegalidad para que estén en la legalidad.
Cambio climático. No insistiré más, pero ni quiero mirar hacia atrás a ningún Gobierno, porque ha habido Gobiernos en mi país de todos los colores... Sin duda alguna, en España ha habido un gran crecimiento económico; lo único que sé es que el gobierno que presido es el único que ha parado el crecimiento de la emisión de gases con efecto invernadero: lo ha hecho desde el año 2006; y el que ha empezado la reducción, con un crecimiento económico del 4 %; y que 2006 ha sido el primer año en que se ha reducido el consumo primario de energía eléctrica en España; y que tenemos una voluntad tan decidida como hemos tenido en otros campos de la acción política, donde no nos ha temblado la mano para hacer leyes avanzadas en derechos ni para tomar decisiones contundentes en materia de política exterior cuando hemos estado en contra de determinadas acciones, y que en el campo del orden internacional no nos va a faltar firmeza ni determinación para afrontar lo que he calificado como un gran desafío y como una gran oportunidad: que España no esté en los lugares de cola, y no lo va a estar de aquí a los próximos años, se lo puedo asegurar, porque vamos a hacer un gran esfuerzo nacional por reducir contundentemente las emisiones de gases de efecto invernadero, por apostar por las energías alternativas renovables y por hacer una política de ahorro y eficiencia energética.
Termino, por último, reiterando mi máximo agradecimiento al Parlamento Europeo. Me he sentido feliz, europeo, profundamente europeo y, cuando salga de esta casa común de los europeos, me sentiré aún más europeo. A mí también me hubiera gustado venir antes.
(Aplausos)
Przewodniczący. Zamykam debatę.
Oświadczenia pisemne (art. 142)
Katalin Lévai (PSE), írásban. – Tisztelt Elnök Úr!Elsődleges követelmény ma Európában a gazdasági fejlődés és a munkahelyteremtés.A gazdaság fejlesztésével előre kell lépni a munkahelyteremtés terén s ehhez 1-2 évesnél hosszabb távú tervezésre van szükség,a szolidaritási alapok rugalmasabb felhasználására.
Szembe kell nézni a fenyegető klimatikus változásokkal,meg kell szervezni a biztonságos és fenntartható energiaellátást.A környezetvédelem,a környezetbarát technológiák bevezetése ma globális,a társadalom egészét érintő kérdés.
A Lisszaboni stratégiát követve és ahol kell módosítva az uniót a prosperitás,szolidaritás,biztonság és szabadság régiójává kell változtatni,mely új partneri kapcsolatokra törekszik az egész világgal,de különösen közvetlen szomszédaival, Ázsiával és Afrikával.
Európának vezető szerepet kell játszania a globalizációban! Ehhez fontos a tudásközpontú társadalom kialakítása, melynek polgárai az oktatás, képzés révén mindennapi életben hasznosítható és rugalmas, bővíthető ismeretekre tesznek szert. Az élethosszig tartó tanulás a munkaerő mobilitásának az alapja. A foglalkoztatásban el kell érni a teljes esélyegyenlőséget, küzdeni kell a szociális kirekesztés ellen, támogatni kell a lemaradókat, a hátrányos helyzetűeket, a társadalom peremére szorultakat. Különösen nagy figyelmet kell szentelni a kis és közepes vállalkozásoknak, amelyek a jóléti társadalom, a megfelelő szintű foglalkoztatottság zálogai lehetnek.
Biztos alapokra kell helyezni az energiatermelést, alacsonyabb szintre szorítani a felhasználást, energiatakarékos technológiák bevezetésével megállítani a pazarlást. A fosszilis energiahordozók felhasználásának csökkentésével párhuzamosan növelni kell az alternatív energiaforrások arányát.