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Textos presentados :

RC-B6-0486/2007

Debates :

PV 28/11/2007 - 17
CRE 28/11/2007 - 17
PV 11/12/2007 - 5

Votaciones :

Textos aprobados :


Acta literal de los debates
Miércoles 28 de noviembre de 2007 - Bruselas Edición DO

17. Acuerdos de partenariado económico (debate)
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  Presidente. – El siguiente punto se refiere a la Declaración de la Comisión sobre los acuerdos de asociación económica.

 
  
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  Ján Figel’, Miembro de la Comisión. − Señor Presidente, me complace disponer de esta oportunidad de explicar en qué situación nos hallamos en cuanto a las negociaciones de los acuerdos de asociación económica (AAE). Me alegra señalar que la estrategia propuesta por la Comisión en su Comunicación de 23 de octubre fue aprobada por el Consejo la semana pasada. Como ya indicó el Comisario Mandelson a la Comisión de Comercio Internacional la semana pasada, hemos doblado un recodo en estas negociaciones.

Éstas avanzan ahora muy rápidamente. Permítanme que les facilite una idea de dónde nos hallamos actualmente. En África oriental, se ha rubricado un acuerdo «trampolín» con la Comunidad del África Oriental: Kenia, Uganda, Ruanda, Burundi y Tanzania. Nos hallamos muy próximos a celebrar un acuerdo provisional con los países del Océano Índico, en el marco de las asociaciones de países del África oriental y austral.

En cuanto a la Comunidad para el Desarrollo del África Austral, hemos rubricado un acuerdo «trampolín» con Botsuana, Lesotho, Suazilandia y Mozambique. Angola se incorporará en cuanto pueda. Sudáfrica y Namibia adoptarán una decisión sobre su participación al día siguiente.

En cuanto a la región del Pacífico, estamos trabajando en paralelo para alcanzar un acuerdo general para toda la región y acuerdos específicos sobre acceso al mercado con objeto de salvaguardar los intereses inmediatos de los países que representan el comercio de la región con la Unión Europea. Espero que la consecución de tales acuerdos se anuncie en breve.

En el resto de regiones, la situación está menos clara. En cuanto al África occidental y central, se están celebrando reuniones con «subgrupos». Es posible que podamos celebrar acuerdos provisionales en materia de comercio de bienes con los países más afectados, los cuales podrían ampliarse hasta convertirse en AAE plenos con toda la región en 2008. Ello, por supuesto, dependerá de la voluntad de los afectados de emprender dicha ruta y de presentar acuerdos de acceso al mercado compatibles con las disposiciones de la OMC.

En la región del Caribe, contamos con un acuerdo sobre la práctica totalidad de los ámbitos pero no sobre el capítulo crucial del comercio de bienes, con respecto al que las propuestas de la región quedan muy por debajo de lo que cabe defender ante la OMC. Las negociaciones continúan pero, actualmente, precisamos de una decisión política clara de la región para desbloquearlas mediante la elaboración de un programa de acceso al mercado compatible con la OMC.

Estamos adoptando en todas las regiones un planteamiento pragmático y flexible para lograr lo que sigue siendo nuestro objetivo para estos acuerdos: AAE plenos con las cuatro regiones. Ello modernizaría nuestras relaciones comerciales y las pondría al servicio del desarrollo, por lo que lograr acuerdos con las cuatro regiones constituye nuestro objetivo.

Durante los últimos días hemos logrado importantes avances pero, a día de hoy, no podemos garantizar que se logrará un acuerdo que incluya convenios comerciales con todos los países ACP que sean compatibles con la OMC.

La compatibilidad con la OMC es el elemento fundamental de todos los acuerdos, sean éstos AAE plenos, acuerdos «trampolín» o acuerdos referidos únicamente al comercio de bienes. Sin el mismo, lo único que podemos ofrecer es el sistema de preferencias generalizadas.

La semana que viene, el Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores adoptará una decisión sobre el Reglamento comunitario por el que se regulará el acceso al mercado que se ha ofrecido a la ACP. Se trata de la mejor oferta jamás incluida en un acuerdo bilateral: pleno acceso, libre de derechos y cuotas, con periodos de transición para únicamente dos productos, el azúcar y el arroz.

Seguiremos haciendo lo posible para alcanzar acuerdos. Nuestra oferta está sobre la mesa y, en el momento en que cualquier país ACP presente una oferta compatible con la OMC con el fin de alcanzar un acuerdo, podremos actuar con celeridad y proponer al Consejo que dicho país se beneficie de la reglamentación de acceso al mercado con arreglo al AAE.

Hemos expresado nuestra voluntad de cooperar con las subregiones, si ello es lo que desean los países de la ACP. Hemos acordado seguir negociando, más allá del 1 de enero de 2008, acerca de otras cuestiones tales como servicios, inversión y otros ámbitos relacionados con el comercio, que constituyen una parte tan importante del elemento de desarrollo de tales acuerdos. Nos hemos comprometido a ofrecer unos arreglos comerciales equivalentes o mejores que el de Cotonú a cualquier país que alcance un acuerdo con nosotros. Hemos ofrecido abrir plenamente nuestros mercados y presentar generosas ofertas en materia de servicios que igualen las relativas al comercio de bienes.

Lo que no podemos hacer es ampliar el régimen comercial de Cotonú mientras seguimos negociando. A falta de un AAE, hemos dejado claro que no podemos proponer y no propondremos soluciones ilegales o inseguras.

Nuestros socios ACP precisarán de ayuda para aplicar los acuerdos y emprender los ajustes y las reformas necesarios. Por ello, la Comisión está tratando de garantizar que el Fondo Europeo de Desarrollo convierta en una prioridad la «ayuda al comercio» en el contexto de los AAE. Tal es la causa de que estemos cooperando estrechamente con los Estados miembros, de modo que éstos aporten fondos adicionales en el marco de la estrategia comunitaria de ayuda al comercio recién adoptada.

Sabemos que para concluir tales negociaciones habrá que adoptar decisiones políticas difíciles, aunque nos congratulamos del liderazgo que han asumido las regiones y los países ACP que han decidido unirse a nosotros y celebrar acuerdos de asociación económica. Seguiremos brindándoles apoyo en tanto aplican los compromisos contraídos y mientras seguimos trabajando para garantizar que la relación comercial entablada contribuya auténticamente a su desarrollo.

 
  
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  Robert Sturdy, en nombre del Grupo del PPE-DE. – Señor Presidente, después de siete años de negociaciones, afirmar que no estamos donde deberíamos es, acaso, quedarse corto. No estoy seguro de que sea correcto decir que hemos doblado recodo alguno.

A lo largo de las últimas semanas, la intranquilidad de algunos países ACP ha ido aumentando ante la perspectiva del régimen arancelario SPG limitado —tal como el Comisario lo ha calificado— que les espera a partir del 1 de enero en caso de no firmar un AAE. La Comisión Europea afirma que ha culminado con éxito su propósito de elaborar un acuerdo provisional tanto con los países a título individual como con los grupos subregionales. Como ha indicado el Comisario, ayer se produjo la firma con el grupo del África oriental, en tanto que la CDAA firmó la semana anterior, si bien sin contar con Sudáfrica y Namibia. ¿Qué especie de acuerdo económico es ese que deja fuera ciertos países? Se ha informado de que la Comisión está presionando a los países del África occidental para que firmen un acuerdo sin Nigeria, que es uno de los mayores países de África y que mantiene unas negociaciones comerciales de enorme magnitud con la Unión Europea. ¿Cuál será el efecto a largo plazo de la firma de los denominados acuerdos marco? ¿Qué sucederá con la integración regional? Hasta donde se me alcanza, aquéllos están fragmentando las propias regiones descritas en mi informe, que son el núcleo sobre el que versan los AAE.

La Resolución del Parlamento, elaborada por un grupo político, establece claramente la necesidad de dirigir la mirada hacia delante, hacia estas negociaciones que ahora avanzan rápidamente. Acaso no nos agraden estos acuerdos, pero tenemos el plazo prácticamente encima y, por el momento, no existen alternativas. La Declaración de Kigali fue extremadamente dura y crítica. Nuestra Resolución de hoy en el Parlamento dirige la mirada hacia el futuro y espero que, en efecto, podamos mirar hacia el futuro.

Como su nombre sugiere, los AAE representan un trampolín hacia unas relaciones comerciales plenas y globales entre la UE y la ACP. Me decepciona que el Grupo del PSE haya decidido no votar a favor de ellos.

Transmito al Comisario un último pensamiento. En el Reino Unido se usa un dicho que afirma que en el mundo hay tres grandes mentiras: «el cheque está en el correo», «no ha sido culpa mía» y «soy de la Unión Europea y he venido para ayudar».

 
  
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  Harlem Désir, en nombre de Grupo del PSE. – (FR) Señor Presidente, Comisario, no podemos por menos de señalar que el modo en que la Comisión ha llevado las negociaciones no ha logrado garantizar la firma de unos verdaderos AAE antes del vencimiento del plazo programado. En este punto estoy de acuerdo con el señor Sturdy: los acuerdos provisionales ponen en tela de juicio los grupos regionales que se habían creado y que forman la base de los debates para firmar tales AAE.

Lejos de fortalecer los vínculos y la confianza entre Europa y los Estados ACP, las negociaciones han despertado gran preocupación. Existe preocupación en relación con las pérdidas de recursos públicos: el Presidente senegalés declaró recientemente a la prensa que entre el 35 y el 70 % de los presupuestos africanos se componían de derechos de aduanas: Nigeria, por ejemplo, perderá 800 millones de euros.

Existe preocupación en relación con las consecuencias de la liberación para los sectores frágiles de las economías ACP, los cuales tendrán que enfrentarse a la competencia de las empresas europeas. Existe preocupación en relación con las peticiones de incluir una serie de temas en la segunda fase que no corresponden a las obligaciones de la OMC. Estoy pensando en este caso en servicios, inversiones, mercados públicos y en las normas de la competencia. Existe preocupación en relación con la amenaza de introducir unos derechos de aduana de mayor cuantía para los Estados ACP que no pertenezcan al grupo de los países menos avanzados como una suerte de extorsión que les fuerce a aceptar cualquier acuerdo.

Creo que tenemos que revivir las relaciones ACP-UE y devolver las negociaciones a la senda de los principios fundamentales de Cotonú. Los AAE son instrumentos de desarrollo. La liberalización no es un fin en sí misma. El objetivo de los AAE consiste en fortalecer las economías ACP y ayudarles a integrarse en la economía mundial.

Ningún país ACP debería hallarse, tras la firma de un AAE, en una situación peor a la que tuviera antes de la firma. Los signatarios deben beneficiarse de un sistema de preferencias al menos tan favorable como el que se aplicara antes de la firma de cualquier acuerdo AAE. Los acuerdos deben basarse en los intereses de los países ACP y en su diversificación económica.

Las normas de origen deben aclararse con objeto de determinar hasta qué punto tales países se beneficiarán de la aplicación de cualesquiera nuevas medidas de acceso al mercado que introduzcamos y deben aplicarse verdaderos mecanismos de compensación económica. Debe comprenderse el mensaje de la Declaración de Kigali transmitido por los diputados al Parlamento de los países ACP y europeos. La fecha del 31 de diciembre no supondría un golpe tan funesto como el que han propinado ustedes.

 
  
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  Gianluca Susta, en nombre del Grupo ALDE.(IT) Señor Presidente, Señorías, en el Grupo ALDE respaldamos la petición del Presidente del Grupo Socialista de aplazar la votación, en un intento por lograr un acuerdo más amplio sobre el texto de la resolución.

Compartimos asimismo las preocupaciones y esperanzas resumidas en el documento de conclusiones de la reunión de Kigali. Los AAE son una importante herramienta de desarrollo, integración regional y reducción de la pobreza. La acción de la UE en este nuestro mundo globalizado debe perseguir tales objetivos. El libre comercio, las normas de la OMC e, incluso, los AAE no son fines en sí mismos sino herramientas al servicio del comercio mundial.

Sin embargo, también debemos reconocer que el vacío jurídico que se deriva de la expiración del Acuerdo de Cotonú sitúa a los propios países ACP en una situación de grave riesgo; hay mucho más en juego que el que tales acuerdos sean legítimos o no a la luz de las normas y decisiones de la OMC.

Esperamos asimismo que las negociaciones en curso en las seis regiones puedan concluir rápidamente y que la reanudación y conclusión satisfactoria de las negociaciones de Doha, más complicadas, sobre la reforma del comercio mundial puedan facilitar un marco claro en el que puedan satisfacerse mejor las necesidades en materia de desarrollo de los países más pobres, incluido lo que se refiere a las relaciones UE-ACP.

Somos conscientes, no obstante, de que las negociaciones ACP están avanzando lentamente y de que la reforma del comercio mundial, que tendría el mérito de revitalizar el multilateralismo de dicho comercio, está perdiendo vigor.

Deberían, pues, perseguirse soluciones viables de un modo pragmático. Con dicho fin, creemos que la estrategia elegida por la Comisión de aplicar un planteamiento de dos fases —a saber, en primer lugar acuerdos provisionales y, posteriormente, un acuerdo de índole más general— servirá para evitar una interrupción del flujo de bienes a unos tipos favorables, tal como se establece en Cotonú, la cual podría resultar muy perjudicial para los países ACP.

 
  
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  Frithjof Schmidt, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (DE) Señor Presidente, Comisario, me ha dejado estupefacto el oírles hablar de las negociaciones como si nada hubiera ido mal y todo hubiera salido a pedir de boca para la Comisión.

Durante los últimos meses —aquí en el Parlamento—, hemos señalado en diversas ocasiones que la Comisión ha sobrecargado las negociaciones con los países ACP. Hemos señalado asimismo que un acuerdo sobre comercio de bienes bastaría para cumplir las condiciones de la OMC y que no era fundamental alcanzar un acuerdo sobre las cuestiones de Singapur. Se ha criticado que la Comisión haya hecho oídos sordos; de hecho, la Comisión ha hecho caso omiso de nuestras críticas. Su brusco cambio de rumbo hacia los acuerdos provisionales «únicamente de bienes» llega demasiado tarde. El llegar a acuerdos únicamente de bienes a estas alturas constituye una confesión del fracaso ocasionado por su propia falta de introspección. Les habría traído más cuenta el haber admitido de manera crítica, por una vez, que su estrategia de negociación fue un error.

El segundo gran error fue el modo en que se llevaron a cabo las negociaciones. Obviamente, éstas se llevaron como si se tratara simplemente de un acuerdo de libre comercio corriente, no de un acuerdo marco de desarrollo. Los países ACP fueron unánimes en su denuncia de la presión que se estaba ejerciendo sobre ellos, lo que es testimonio del miserable ambiente reinante durante las negociaciones. Escuchamos este mensaje con gran claridad en Kigali y he de decir a la Comisión que el tono de las negociaciones, no sólo el fondo, también reviste gran importancia.

Es fundamental que evitemos cometer otro gran error. Necesitamos ahora una solución para los países no PMA que no se sienten dispuestos a firmar actualmente. Debemos evitar un fracaso de las relaciones comerciales, por lo que necesitamos una propuesta de acuerdo transitorio para 2008.

 
  
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  Helmuth Markov, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (DE) Señor Presidente, Comisario, la estrategia de negociación de la Comisión ha sido completamente errónea; de hecho, ha sido catastrófica. Se ha basado en la estrategia de una «Europa Global», que consiste en facilitar acceso al mercado a las principales multinacionales europeas.

Siempre me he preguntado qué tiene que ver este planteamiento con los acuerdos de asociación. La asociación es algo completamente distinto. La asociación significa respeto por el país que necesita lograr un desarrollo económico y social. Un acuerdo de asociación debe fomentar el respeto por que la facilitación de ayuda al desarrollo no se vincule a la celebración de un AAE. Los acuerdos de asociación económica deben tener en cuenta el desarrollo de los países débiles y de los más débiles. Ningún país, en caso de no firmar, debería hallarse en una situación peor que la actual. Ello es una asociación justa y tal es un planteamiento basado en la solidaridad, del que la Comisión está muy lejos. Creo que es positivo que, de resultas de la presión que muchos han empezado a ejercer, la Comisión haya empezado por fin a seguir otra estrategia, aunque la misma me causa gran escepticismo cuando contemplo cómo se está actuando con Mercosur, la ASEAN y los países andinos, donde se sigue aplicando la vieja mentalidad.

Parece que los europeos estuviéramos diciendo «esto es lo que va a suceder, así que, tomadlo o dejadlo». Repito, ello no tiene nada que ver con la asociación. Me ha irritado y me ha aterrado lo que ha sucedido hoy aquí: que no hayamos sido capaces de usar como base la decisión de Kigali, pese a que ésta la aprobaron todos los diputados que estuvieron presentes en dicha ciudad. El Parlamento debería haber apoyado a esta delegación aprobando dicha decisión.

(El Presidente interrumpe al orador.)

 
  
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  Maria Martens (PPE-DE).(NL) Señor Presidente, los AAE constituyen un tema polémico en África y cada vez lo son más en Europa. Se trata de un tema que suscita desavenencias fundamentales de puntos de vista en cuanto a la posibilidad de combatir la pobreza mediante un crecimiento económico sostenible en los países ACP. Está claro que la mera ayuda económica no ha contribuido realmente a reducir la pobreza. Creemos que estos acuerdos comerciales pueden ofrecer una ventana por la que escapar de un largo historial de ayuda escasamente eficaz. El comercio mundial con los países ACP se ha reducido. Representa en la actualidad menos de un 1 % y los Objetivos de Desarrollo del Milenio no se han logrado en África. La situación debe cambiar. Europa tiene la obligación moral de contribuir al crecimiento económico de los países ACP y de aumentar el comercio con éstos. Los AAE deben contribuir a ello.

Señor Presidente, las ventajas de la integración comercial y económica son obvias, máxime en un mundo cada vez más globalizado. La competencia, un buen ambiente para la inversión, el acceso al mercado y una industria que funcione son fundamentales para el crecimiento económico de los países ACP. Debemos ser flexibles y pragmáticos, si bien dentro del marco de la Organización Mundial del Comercio. La firma de unos acuerdos comerciales completos no se espera ya para el plazo previsto de 1 de enero de 2008. Ciertos países del África oriental y austral han celebrado, sin embargo, acuerdos provisionales. Se trata de acuerdos referidos exclusivamente al comercio de bienes, a los que no cabe considerar un avance en pos del desarrollo regional. Debemos empezar a facilitar ayuda técnica para que dichos países se consoliden, de modo que en último extremo sea posible celebrar un acuerdo completo que incluya, por ejemplo, los servicios.

 
  
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  Glenys Kinnock (PSE). – Señor Presidente, mi Grupo recomienda, como otros han indicado, que, en interés de la credibilidad y la autenticidad, el Parlamento adopte una postura que refleje lo que acordó de manera unánime nuestra Asamblea Parlamentaria Paritaria y se reflejó en la Declaración de Kigali. Creo que se trata de un documento moderado y equilibrado que representa unas prolijas y satisfactorias negociaciones entre todos nuestros grupos políticos —incluido, por supuesto, el del señor Sturdy, tal como éste ha señalado— y la ACP.

Jamás había experimentado el tipo de presión al que se han enfrentado los países ACP durante estas negociaciones, sobre todo en vista de que se les ha amenazado con padecer graves desventajas resultantes de la aplicación del régimen arancelario, SPG, europeo. Dicha amenaza ha ocasionado el surgimiento de nuevos grupos regionales y, posiblemente, asistamos a la celebración de acuerdos bilaterales, por ejemplo con Costa de Marfil. Tales subgrupos, a los que se ha referido la Comisión, no pueden considerarse un gran logro sino, más bien, algo que supone una amenaza para la integración regional y que está ocasionando enormes tensiones regionales entre los países de la ACP.

Mauricio, Seychelles, Madagascar y las Comoras han acordado firmar un AAE subregional. África occidental y central no han presentado ofertas de acceso al mercado, por lo que habrán de someterse al SPG. Sudáfrica y Namibia, en la CDAA, parecen haber alcanzado una línea roja que no pueden trasponer y se les está pidiendo que incluyan cláusulas relativas al trato de la nación más favorecida que les obligarían a brindar a la UE el acceso al mercado que ofrezcan en el futuro a otros países. El Pacífico, por supuesto, tampoco está experimentando unas negociaciones óptimas y es improbable que algún país, aparte de Fiyi y Papúa Nueva Guinea, firme o rubrique acuerdo alguno.

A todas luces, la intransigencia y la falta de flexibilidad han ofendido a los países de la ACP, sobre todo al darse cuenta éstos de que la Comisión está presionando para que la ACP celebre acuerdos que no se han exigido a otras partes. Los colegas de la Comisión de Comercio Internacional confirmarán tal extremo. Técnica y políticamente, se ha demostrado imposible alcanzar un acuerdo relativo exclusivamente al comercio de bienes, ni siquiera para el Caribe. La capacidad del Caribe es mayor que la de ninguna otra región. La semana pasada, los países de dicha región afirmaron que lo que constaba en la oferta era, simple y llanamente, inaceptable para ellos.

A buen seguro, la Comisión tendrá ahora que retroceder, aliviar la presión y reevaluar el modo de garantizar que no hagamos lo impensable y arrojemos a los leones a los países que no forman parte del grupo de PMA. La voluntad de ambas partes de proseguir las negociaciones de buena fe debería comunicarse a la OMC con objeto de evitar el perjuicio que ocasionaría al comercio el que no llegue a firmarse un AAE dentro de plazo.

La UE debe introducir las modificaciones legislativas internas necesarias que permitan la continuación de los acuerdos comerciales en vigor. Posteriormente, la UE y la ACP podrían cooperar con el fin de garantizar que no se produzca oposición o impugnación de los acuerdos en la OMC.

Como diputados al Parlamento Europeo no podemos limitarnos a regresar a nuestras respectivas circunscripciones electorales, donde quiera que se hallen en Europa, y contar que los países ACP vulnerables van a recibir este trato, toda vez que aquéllos coinciden en que se les está pidiendo alcanzar acuerdos de asociación económica que consideran perjudiciales para sus intereses económicos.

 
  
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  Margie Sudre (PPE-DE).(FR) Señor Presidente, Comisario, deseo transmitirles las graves preocupaciones expresadas durante los últimos meses por las regiones ultraperiféricas en relación con los AAE.

Los AAE no pueden ser meros acuerdos de libre comercio auspiciados por la OMC ni tampoco pueden poner en peligro las de por sí frágiles economías de nuestras comunidades ultramarinas. Deben representar una auténtica asociación que cree un nuevo marco económico y comercial favorable al desarrollo en todos estos territorios. La ubicación geográfica de las comunidades ultramarinas, próximas a numerosos países ACP, les sitúa en el núcleo de los acuerdos preferenciales y recíprocos con tales países.

Soy consciente de que la cuestión de las regiones ultraperiféricas y los países y territorios de ultramar (PTU) que forman parte del territorio ultramarino de Europa sólo concierne a seis Estados miembros de la UE y que, obviamente, los problemas que afectan a estos territorios resultan desconocidos. Sin embargo, la situación particular de las regiones ultraperiféricas, que se reconoce, debe tenerse en cuenta de manera mucho más concreta en el marco de las negociaciones, sobre la base del artículo 299, apartado 2, del Tratado CE. Además, los PTU próximos a países ACP deben ser objeto de una atención especial en lo que atañe al respeto de los acuerdos de asociación que ya los vinculan a la UE en virtud del artículo citado.

Les agradezco que hayan apoyado la enmienda que voy a presentar, la cuál tendrá como objetivo hallar un equilibrio inteligente entre la integración regional de estos territorios de ultramar y sus vínculos con Europa. Aunque las negociaciones podrían ser difíciles, sobre todo en lo que respecta a la protección de los mercados locales y la lista de los productos sensibles, confío en que la Comisión hallará un compromiso respetuoso a un tiempo de los intereses específicos de las regiones ultraperiféricas y de los países ACP.

 
  
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  Erika Mann (PSE).(DE) Señor Presidente, Comisario, Señorías, creo que será importante aprovechar las próximas semanas para conformar el acuerdo de manera que todos estén satisfechos con el mismo. Es un acuerdo de gran importancia que tiene una inmensa resonancia simbólica. No se trata únicamente de negociar un acuerdo de libre comercio para las regiones y países de África y de acercar a éstos más a Europa, sino, asimismo, de que dicho acuerdo se constituya en una verdadera ronda de desarrollo a través de la que se luche contra la pobreza y que muestre, de hecho, que la Unión Europea se halla en situación de negociar un acuerdo de un modo que permita que los países africanos se sientan cómodos y que contribuya a que se sientan asimismo vinculados a la Unión Europea.

Existen varios puntos importantes, tal como ustedes han indicado. Se han referido incluso a algunos de ellos. Debemos cerciorarnos de que los acuerdos regionales beneficien a los países afectados. Debemos garantizar que los países no PMA también consigan un acuerdo y que no queden excluidos y que todos los países puedan desarrollarse en la misma dirección. El acuerdo que han propuesto, en forma de estrategia de dos fases, debe asegurar asimismo que nadie quede excluido, de manera que, en último extremo, estemos avanzando en la dirección correcta, lo que a día de hoy no está aún garantizado.

Señor Markov, deberíamos aprovechar la oportunidad de que disponemos de no aprobar la resolución de mañana para lograr un consenso en el Parlamento. Creo que compartimos suficientes planteamientos como para que ello suceda.

 
  
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  Ján Figel’, Miembro de la Comisión. − Señor Presidente, querría dar las gracias a todos los que han participado en este interesante debate. Estoy seguro de que lo consideramos un proceso en curso. No formo parte del mismo directa o personalmente pero, para llegar a un acuerdo, es precisa la buena voluntad de ambas partes, así como el concierto de los diversos socios.

Como dije en mi declaración introductoria, estamos trabajando de un modo pragmático y flexible. Quienes estén dispuestos a seguir el mismo planteamiento y desean hacerlo no persiguen el perjuicio de los otros sino la consecución gradual de objetivos, que es importante para todas las regiones y para el comercio internacional en su conjunto.

Se han planteado diversas preguntas o críticas sobre el tono de las negociaciones. Deseo garantizarles que el espíritu que las inspira es el de la asociación. Tenemos en cuenta, con arreglo a dicho espíritu de asociación, los objetivos de desarrollo y las limitaciones de nuestros socios.

Algunas preguntas se referían a los acuerdos relativos exclusivamente al comercio de bienes. Los acuerdos «trampolín» llevan a AAE globales y éstos sustentan el desarrollo y la integración regional de la ACP. Así pues, no estamos perdiendo de vista la situación general y las necesidades globales de nuestros países y regiones asociados.

No deseo repetir buena parte de los puntos que expuse al principio, pues el proceso continúa. En ocasiones, un plazo ejerce presión para que se halle una solución durante los últimos días o semanas y estamos logrando verdaderos avances. He citado numerosos nombres y países donde hemos rubricado recientemente acuerdos «trampolín» —y seguiremos haciéndolo— pero nuestro interés consiste verdaderamente en hallar soluciones.

Los procesos continuarán, dado que hay más de una fase en esta situación. Como dije, a partir del 1 de enero seguiremos trabajando en temas tales como los servicios, la inversión y otros ámbitos relacionados con el comercio.

Creo que, la semana que viene, el Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores apoyará la propuesta de Reglamento comunitario por el que se regulará el acceso al mercado que se ha ofrecido a la ACP. Como también he dicho, se trata de la mejor oferta jamás incluida en un acuerdo bilateral. No sólo estamos siendo francos sino, asimismo, muy constructivos. La estrategia que ha propuesto la Comisión, y que he tratado de describir, y que he tratado de describir, ha sido plenamente confirmada por el Consejo —por los 27 Estados miembros— y seguiremos trabajando en dicho espíritu de asociación y de tal manera constructiva.

El objetivo consiste en alcanzar un acuerdo de asociación económica pleno que obre como catalizador de la integración regional. Una vez se hayan celebrado los acuerdos de la primera fase, seguiremos avanzando en pos de la consecución de este objetivo. No se ha dejado fuera ni se ha olvidado a nadie en este proceso. No sólo tenemos en mente a los países menos avanzados, sino que los apoyamos muy activamente.

Creo que es todo cuanto puedo decir por ahora, bien en respuesta a las preguntas, o bien a modo de confirmación, y estoy seguro de que esta Cámara retomará este punto durante las semanas y los meses venideros, ya que aquél versa asimismo sobre el calendario de nuestros acuerdos.

 
  
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  Presidente. – He recibido cuatro propuestas de resolución(1) con arreglo al artículo 103, apartado 2, del Reglamento. Se cierra el debate.

La votación se celebrará el 12 de diciembre de 2007.

Declaraciones por escrito (artículo 142)

 
  
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  Gay Mitchell (PPE-DE), por escrito. – Hemos alcanzado una fase crucial para los acuerdos de asociación económica (AAE). Un acuerdo compatible con las disposiciones de la OMC es fundamental para los países ACP que no forman parte del grupo de países menos avanzados.

Cabe lamentar que no siempre haya sido evidente la existencia de una relación de confianza entre ambas partes. Ningún país debería sentirse presionado a firmar un acuerdo. La Comisión debería haber hecho más para que las negociaciones fueran más incluyentes.

La UE es el socio comercial más importante de la mayoría de los países ACP.

La UE importó de la ACP bienes por valor de 28 000 millones de euros en 2004. Ello representa el doble del importe de la ayuda al desarrollo canalizada a través del 9º FED a la región ACP entre 2000 y 2007.

El comercio, y no la ayuda, es la clave del crecimiento económico y del desarrollo sostenible. Aunque nadie puede negar que varios países ACP se enfrentan a dificultades considerables, si los AAE se encuadran adecuadamente deberían considerarse una oportunidad para esta región.

La Unión Europea debería brindar apoyo pleno a la agenda de desarrollo que acompañará cualquier acuerdo AAE.

Deberían alcanzarse acuerdos provisionales para garantizar que no se perjudique el comercio y que no se ponga en peligro el sustento de millones de personas.

 
  

(1)Véase el acta.

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