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Ciclo relativo al documento : O-0066/2007

Textos presentados :

O-0066/2007 (B6-0385/2007)

Debates :

PV 10/12/2007 - 20
CRE 10/12/2007 - 20

Votaciones :

Textos aprobados :


Acta literal de los debates
Lunes 10 de diciembre de 2007 - Estrasburgo Edición DO

20. Seguridad antiincendios en los hoteles (debate)
Acta
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  Presidente. − De conformidad con el orden del día, se procede al debate de la pregunta oral a la Comisión sobre la seguridad antiincendios en los hoteles formulada por Glyn Ford, Giles Chichester, Graham Watson, Arlene McCarthy, Peter Skinner, Baroness Nicholson of Winterbourne, Elizabeth Lynne, Sarah Ludford, Toine Manders, David Martin, Glenys Kinnock, Claude Moraes, Erika Mann, Alexandra Dobolyi, Ana Maria Gomes, Robert Evans, Christopher Heaton-Harris, Reino Paasilinna, Marianne Mikko, Stephen Hughes, Stavros Lambrinidis, Malcolm Harbour, Bill Newton Dunn, Catherine Stihler, Sérgio Sousa Pinto, Jan Andersson, Linda McAvan, Luisa Morgantini, Jan Marinus Wiersma, Harlem Désir, Jo Leinen, Zita Gurmai, Caroline Lucas, Brian Simpson, Barbara Weiler, Christel Schaldemose, Neena Gill, Benoît Hamon, Michael Cashman, Udo Bullmann y Corina Creţu (O-0066/2007 – B6-0385/2007).

 
  
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  Glyn Ford, autor. − Señor Presidente, la cuestión de la seguridad antiincendios es importante para la Unión Europea y para sus ciudadanos. En el Tratado de Roma se establece el principio colectivo de la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas. En cuanto a las personas, hemos hecho un gran hincapié en las cuestiones relacionadas con la salud y la seguridad en el lugar de trabajo y la protección de los consumidores.

Pero, aunque la movilidad de las empresas y los trabajadores, junto con el turismo, son fundamentales para nuestro bienestar económico y el cumplimiento de la agenda de Lisboa en materia de competencia, no podemos hacer algo tan sencillo como es garantizar la seguridad de los ciudadanos europeos, ya sean consumidores o trabajadores, frente al peligro de incendio cuando se alojan o trabajan en hoteles de los Estados miembros de la UE.

La Unión tiene competencias en materia de salud y seguridad. Imponemos límites al ruido que pueden hacer las segadoras, pero no a la perspectiva de morir quemados. La protección de los consumidores significa que nos preocupamos de la seguridad de los ascensores y montacargas, pero no de la seguridad en los hoteles. La Comisaria acaba de decir que todas nuestras acciones son proporcionadas. Me pregunto si considera que es proporcionado no adoptar medidas de seguridad en los hoteles.

Los dispositivos de rociado de agua son muy eficaces, y son capaces de extinguir o controlar el 99 % de los incendios cuando estos se declaran. No se conoce ninguna muerte en un hotel plenamente equipado con rociadores de agua en la UE. Pero sólo desde 2003, más de 60 personas han fallecido en la Unión Europea en incendios declarados en hoteles que carecían de estos dispositivos.

Lamentablemente, tres de esos incendios se produjeron en mi propia circunscripción, durante el verano en el Penhallow Hotel de Newquay, donde no pudo controlarse un incendio por no disponerse de rociadores de agua. Una de las personas fallecidas era una mujer discapacitada que no pudo salir del edificio por su propio pie sin ayuda. ¿Qué está haciendo la Comisión para proteger a personas como ella?

La Comisión alegará subsidiariedad. ¡Seamos realistas! ¿Cuántas personas han fallecido en la UE por el ruido de una segadora o por accidentes con ascensores o montacargas desde 2003? Pero la Comisión se ha visto con poderes para quitarle a los Estados miembros autonomía en esos ámbitos.

Las normas antiincendios en lo que se refiere a los rociadores de agua varían mucho dentro de la UE, siendo Hungría probablemente el país mejor protegido, en tanto que Francia, con la segunda tasa de mortalidad más alta, carece por completo de legislación en este ámbito.

Algunas cadenas hoteleras europeas más visionarias, como el Grupo Accor, están instalando ahora rociadores de agua en los hoteles de nueva construcción, siguiendo los pasos de cadenas estadounidenses como Hilton, Marriott y Sheraton.

Pero no basta con la autorregulación. Un Estado federal no puede justificar la inacción excusándose en la subsidiariedad. En los Estados Unidos, todos los hoteles nuevos están protegidos con rociadores de agua por ley. De hecho, los trabajadores federales no pueden reclamar dietas si no se alojan en hoteles provistos de rociadores de agua cuando viajan por motivos de trabajo.

Por tanto, exigimos a la Comisión que considere la introducción de una directiva por la que se establezcan las normas mínimas en todos los Estados miembros, que los nuevos hoteles con más de 20 camas instalen rociadores de agua y que los hoteles ya existentes con más de 20 camas instalen, como mínimo, rociadores de agua en los pasillos y las salidas de emergencia. Eso no sería una carga económica excesiva: costaría menos de un 2 % adicional. Por supuesto, los hoteles ya existentes deben recibir tiempo suficiente para adaptarse a la nueva legislación, pero lo que queremos es actuar ya y no esperar hasta que no nos quede más remedio, presionados por la opinión pública tras producirse una grave tragedia con cientos de muertos.

 
  
  

PRESIDE: GÉRARD ONESTA
Vicepresidente

 
  
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  Meglena Kuneva, Miembro de la Comisión. − Señor Presidente, estoy de acuerdo en que los incendios suponen una amenaza permanente para las vidas de los consumidores. Los estudios han estimado que el número de muertos por millón de habitantes al año es de 10,8 en el Reino Unido, 6 en España, 11,8 en Francia, 15,7 en Suecia y 7,3 en Alemania. Por tanto, como Comisaria responsable de la protección de los consumidores, se trata de una cuestión que me preocupa mucho. Gracias por haberla recordado.

Permítanme que les recuerde un trágico caso que afectó a una familia británica cuyos hijos murieron por inhalación de monóxido de carbono en la habitación de un hotel en Corfú en octubre de 2006. He recibido varias cartas de ustedes refiriéndose a él. Cuando contactamos con las autoridades griegas, nos informaron que habían retirado inmediatamente la licencia al hotel donde sucedió el accidente y que estaba cerrado desde entonces. Tengo entendido que se ha iniciado un procedimiento judicial en Grecia y espero que se llegue a una conclusión clara dentro de muy poco. Este es un caso emblemático, pero lamentablemente no es el único.

La seguridad antiincendios en los hoteles ha ocupado el centro de los debates con los Estados miembros en los últimos 20 años.

Primero, los resultados que se han conseguido hasta la fecha. La Recomendación 86/666/CE del Consejo sobre la seguridad antiincendios en los hoteles ya existentes ha ayudado a mejorar los niveles de seguridad, especialmente en los países en donde existe poca o ninguna legislación al respecto.

Además, la Directiva sobre productos de construcción establece requisitos específicos en el caso de que se declare un incendio en cualquier obra de construcción, incluidos los hoteles. Se ha adoptado una serie de medidas para asegurar que esta Directiva se aplique por igual en todos los Estados miembros, con un sistema común para clasificar la resistencia a los incendios de los productos de construcción y una serie de normas europeas armonizadas en los ámbitos de la lucha antiincendios, las alarmas y los equipos de alerta.

Además, la Directiva «baja tensión» ha implantado los requisitos establecidos por la Recomendación del Consejo relativa a los riesgos vinculados a las instalaciones eléctricas para alumbrado.

No obstante, queda mucho por hacer para conseguir que todos los hoteles de Europa, tanto los ya existentes como los de nueva construcción, y con independencia de su tamaño y sus instalaciones, sean igual de seguros. Como sabemos, los requisitos se aplican a hoteles con al menos 20 habitaciones.

En sus reuniones con los Estados miembros, la Comisión ha señalado que todavía no se han establecido unas pautas de actuación comunes para toda la UE y que la correcta aplicación de la legislación nacional es, de momento, la principal prioridad. La cuestión del cumplimiento es, de hecho, un problema que no debe subestimarse, y lamento de verdad tener que decirlo.

Por eso he pedido a las grandes cadenas hoteleras presentes en Europa que acudan a Bruselas para celebrar una reunión conmigo el 8 de febrero de 2008. Evidentemente, hasta que no tengamos esa legislación, debemos adoptar medidas inmediatas. Examinaremos la cuestión de la seguridad de los hoteles y les informaré a ustedes de los resultados de esa consulta. Si podemos contar con el Parlamento Europeo —si el Parlamento Europeo quiere participar en esa reunión del 8 de febrero— estaré encantada de reunirme también con ustedes.

La recogida de datos y estadísticas a escala de la UE es un aspecto fundamental: la ausencia de definiciones estadísticas y de homogeneidad en la forma de registrar los accidentes producidos por incendios en los Estados miembros hacen que la comparabilidad sea muy difícil y un ejercicio de escasa precisión.

Quiero pasar ahora a la cuestión de la armonización. La armonización sin el apoyo de un marco jurídico, como una directiva europea o incluso una recomendación revisada, reduciría seriamente su repercusión y, como resultado, se frustraría el objetivo último de garantizar la seguridad antiincendios en los hoteles.

Volviendo a la cuestión de los rociadores de agua: su eficiencia para reducir el devastador efecto de los incendios ha quedado demostrada ya en gran medida, pero el coste de su instalación y mantenimiento no siempre es compatible con el tipo de hoteles que abundan en Europa, como los hoteles pequeños de tipo familiar.

Relacionado con lo anterior, la decisión de hacer o no obligatoria la instalación de rociadores de agua u otros dispositivos antiincendios en los hoteles es competencia exclusiva de los Estados miembros. Estaré encantada en debatir con los Estados miembros y apoyar ese tipo de medidas si ellos están dispuestos a dar esos pasos.

En paralelo a estas iniciativas reglamentarias, debe recordarse que los hoteles están adoptando códigos autorreguladores basados en el desempeño y métodos de diseño. Creo que cadenas hoteleras como Accor deberían recibir verdaderamente apoyo en sus esfuerzos.

La Comisión no sólo se está ocupando de la seguridad antiincendios en los hoteles como un servicio, sino que está considerando, mediante una estrategia integral contra el riesgo de incendios, todos los productos que están presentes en muchos hoteles y que suelen ser el origen de los incendios o sus aceleradores. Las iniciativas relativas a los cigarrillos autoextinguibles, sobre los que la presidenta de la Comisión de Mercado Interior y Protección de los Consumidores, señora McCarthy, nos hizo una contribución muy importante, la inflamabilidad del mobiliario tapizado, la ropa de cama y los mecheros a prueba de niños son los pilares de esa estrategia.

Estoy deseando que sigamos cooperando en esta importante cuestión que a todos nos preocupa.

Quiero dar las gracias una vez más al Parlamento Europeo y especialmente al Presidente, porque estamos adoptando medidas concretas con lo que está en nuestra mano de momento.

 
  
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  Malcolm Harbour, en nombre del Grupo del PPE-DE. – Señor Presidente, antes de nada quiero dar las gracias a mi colega, señor Ford, por haber tomado la iniciativa de formular esta pregunta, y esta noche intervengo en nombre de todos mis colegas Conservadores que han firmado conjuntamente esta pregunta, y en particular de Giles Chichester, el nuevo portavoz del Grupo Conservador, en cuya circunscripción se produjo el terrible incendio de agosto que ha mencionado el señor Ford. Es su deseo que lo vincule a la idea central de la pregunta formulada por el señor Ford.

A mí me también me parece una cuestión de gran interés, ya que los problemas con los incendios no se confinan, por supuesto, a los hoteles. Hace unas semanas, en el corazón de mi propia circunscripción en Warwickshire, se declaró un incendio realmente pavoroso en un edificio industrial, en el que cuatro bomberos voluntarios perdieron trágicamente la vida. Todavía no tenemos todos los resultados de la investigación sobre este terrible incidente, pero está claro que el edificio tenía supuestamente instalado un dispositivo de rociado de agua, que no funcionó bien. Por eso quiero llamar la atención de sus Señorías, esta noche, sobre algunas de las cuestiones más generales que ha planteado la Comisaria.

La Comisaria ha hecho bien en referirse al hecho de que la Directiva sobre productos de construcción, que se debatirá en nuestra comisión a principios del año que viene, se ocupa de cuestiones relacionadas con la inflamabilidad de los edificios y los materiales de construcción, cuestiones que yo creo que se volverán a examinar. Y, por supuesto, la pregunta del señor Ford se refiere también a las normas que tienen que cumplir los edificios y la posibilidad de instalar dispositivos para la prevención de incendios como los rociadores de agua.

Puede que yo esté más cerca de la posición de la Comisaria, porque creo que hay que tratar de evitar la imposición de una solución única y muy costosa, especialmente en el sector hotelero, donde existe una diversidad tan enorme de negocios en tamaño y escala.

Me parece que alguien tiene que dar un paso adelante en esto y celebro saber que la Comisaria, con su iniciativa característica que acabamos de ver en el anterior debate, está ya actuando en este terreno e invitando a algunas de las grandes cadenas hoteleras a reunirse con ella. Pero me parece también que una de las formas de avanzar muy deprisa en esta cuestión es dando a los consumidores más información y con una misma presentación, para que sepan más sobre el particular. De manera que, cuando hagan sus reservas en hoteles, puedan buscar en Internet. Los hoteles facilitan ahora cada vez más información sobre la protección antiincendios, aunque creo que varía mucho de un país a otro. Así pues, convendría considerar con los empresarios hoteleros la implantación de algún tipo de sistema de clasificación de hoteles, basado en inspecciones e instalaciones, un sistema de clasificación por estrellas, si así lo quieren, que se aplicase con coherencia.

Este sistema se aplica y en otros ámbitos: por ejemplo, en los vehículos de motor, donde la Comisión ha promovido con éxito una iniciativa para establecer una clasificación por estrellas de los coches. Quizá podríamos considerar algo que nos permitiera avanzar deprisa con esto, para afrontar el problema que el señor Ford ha formulado y que esta pregunta plantea a la Cámara.

 
  
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  Arlene McCarthy, en nombre del Grupo del PSE. – Señor Presidente, como bien sabe la señora Comisaria, son ya varios los debates que hemos celebrado sobre el problema general de la seguridad de los servicios. Celebro mucho que la señora Comisaria esté dispuesta a reflexionar en serio sobre la manera de mejorar la situación para los consumidores.

Creo que existe un vacío importante en la protección de los consumidores cuando se trata de la prestación de servicios. Si un consumidor que viaja por motivos de trabajo o de turismo reserva en un hotel de la UE, ¿puede tener la seguridad de que se han adoptado medidas de seguridad para prevenir incendios o el riesgo de intoxicación por monóxido de carbono, o que la piscina es segura para que naden en ella los niños?

Como hemos visto con los juguetes y los productos, estamos preparados para proteger a nuestros consumidores. Pero cuando se trata de acceder o comprar un servicio en el mercado interior, la protección de los consumidores no parece estar ahí del mismo modo.

Muchos consumidores suponen que, cuando se alojan en un hotel, éste ha adoptado medidas de seguridad adecuadas y muy básicas. Pero, como hemos visto, no son para nada adecuadas.

No creo que haya mucha ciencia en instalar rociadores de agua o detectores de monóxido de carbono. Creo que los incendios y las muertes pueden prevenirse si se establecen las normas y los sistemas adecuados.

Sinceramente, la retirada de una licencia cuando ya han muerto niños me parece una medida que llega tarde y que no es suficientemente buena, porque en realidad nunca tendría que haberse concedido esa licencia.

Queremos ayudar a la señora Comisaria en la adopción de medidas para imponer unas normas más estrictas, evitar riesgos y muertes por incendios y proteger a los consumidores, así que pensemos en la mejor forma de lograr todo eso. La propuesta del señor Harbour sobre un sistema de clasificación de la UE es, desde luego, una posibilidad que podemos considerar, pero creo que debe establecerse un sistema al que el consumidor tenga fácil acceso y pienso que las clasificaciones de hoteles de los operadores turísticos deben dar esa información a los consumidores, para que estos puedan decidir si quieren alojarse en un hotel o una villa que no tiene una piscina segura, rociadores de agua ni detectores de monóxido de carbono.

Creo que podemos hacer mejor las cosas para nuestros ciudadanos: podemos prevenir muertes. Pienso que esta noche hemos lanzado el debate, pero pienso también —y me parece que así lo demuestran las intervenciones— que éste es el principio de una campaña para garantizar unos servicios más seguros y para proteger unas normas mínimas muy básicas, y espero que podamos seguir progresando en este ámbito en un futuro no muy lejano.

 
  
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  Wolfgang Bulfon (PSE). - (DE) Señor Presidente, señorías, es lamentable que tenga que morir gente antes de que se aborde la cuestión de la seguridad antiincendios en los hoteles. Todos sabemos que no es posible aplicar fácilmente a escala europea medidas de seguridad antiincendios eficaces, porque las normas de construcción se administran de forma muy desigual en los distintos Estados miembros y regiones.

Estoy convencido de que este problema sólo podrá resolverse si hay especificaciones vinculantes para el cumplimiento de las normas de seguridad antiincendios. Esto sólo será eficaz si se aplican controles obligatorios y regulares, que lógicamente, deben incluir el sistema uniforme de evaluación de las normas de calidad solicitado por el Parlamento.

No debemos olvidar, naturalmente, que las medidas técnicas siempre suponen un coste económico. Éste puede ser muy elevado, y constituir una carga financiera a menudo insuperable para los hoteles pequeños y medianos. En estas circunstancias, los Estados miembros deben apoyar las medidas de seguridad antiincendios con ayudas para que los ocupantes tengan la garantía de que se han utilizado las mejores medidas de seguridad posibles.

Permítanme hacer un último comentario. No creo que en la mayor parte de los hoteles de Europa, que son establecimientos de tamaño pequeño y mediano, la solución esté en negociar con los grandes conglomerados del sector.

 
  
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  Linda McAvan (PSE). - Señor Presidente, sé que la señora Comisaria se ha ocupado mucho de la cuestión de la seguridad del monóxido de carbono en los hoteles desde que debatimos la muerte de dos niños de Yorkshire en los últimos meses. Me complace que la Comisaria reconozca que la seguridad de los hoteles va más allá de la seguridad antiincendios. Creo que el tipo de solución a largo plazo que ha sugerido la señora McCarthy es el correcto.

Debemos tratar de mejorar la seguridad de los servicios, pero a corto plazo espero que en la reunión que se celebrará con los empresarios hoteleros en febrero, y cuyo anuncio me ha alegrado mucho, la Comisaria pueda plantearles la cuestión de la seguridad del monóxido de carbono. No se trata de que las cadenas hoteleras tengan que hacer un gran desembolso económico, porque en Internet puede verse que el detector más seguro de monóxido de carbono cuesta 36 libras en el Reino Unido, cantidad que no excesiva ni para el más pequeño de los hoteles o la más pequeñas de las empresas propietarias de caravanas. Así que creo que debemos pedir a las empresas que adopten ya mismo esas medidas de seguridad, sin esperar varios años hasta que se apruebe alguna legislación comunitaria.

Las familias no pueden irse de vacaciones pensando que a lo mejor no volverá alguno de sus hijos, como tampoco pueden comprar regalos de Navidad para sus hijos si piensan que van a hacerles daño. Por eso espero sinceramente que la señora Comisaria plantee esta cuestión a las cadenas hoteleras y vuelva a informar al Parlamento Europeo de esta importante cuestión.

 
  
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  Meglena Kuneva, Miembro de la Comisión. − Señor Presidente, me comprometo con ustedes a plantear esta cuestión en la reunión que celebraremos con el sector turístico. Esto no es ningún secreto; ya les hemos dicho que esa reunión ha estado provocada en gran parte por nuestra conversación y por el lamentable fallecimiento de dos niños.

Podemos dedicarnos a pensar en la manera de hacer obligatoria esta legislación, pero debemos escuchar realmente con mucha atención el debate celebrado en el Consejo, enterarnos de cuál es la opinión de los Estados miembros, y alcanzar un buen equilibrio entre lo que algunos Estados miembros están haciendo ya —van por delante de nosotros— y lo que están dispuestos en cuanto a las medidas obligatorias adoptadas por la Comunidad.

Estoy absolutamente convencida de que necesitamos mejorar la seguridad de los servicios y, más que convencida, he incluido esta cuestión en la estrategia para la protección de los consumidores 2007-2013. El siglo XXI no va a ser el siglo de la fabricación. Creo, más bien, que el siglo XXI va a ser el siglo de los servicios, razón por la que estoy convencida de que estas cuestiones deben plantearse desde el concepto de la seguridad de los servicios, centrándonos en los ámbitos en los que tenemos que legislar para conseguir esa seguridad y en los que tenemos que recurrir más a la autorregulación —que convendría mucho intensificar— para hacerlo lo mejor posible y cooperar muy estrechamente con los Estados miembros que, a la postre, son los que tendrán que prestar su apoyo si se aprueba esa legislación.

 
  
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  Presidente. - El debate queda cerrado.

 
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