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Acta literal de los debates
Martes 15 de enero de 2008 - Estrasburgo Edición DO

9. Sesión solemne - Gran Mufti de Siria
Acta
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  El Presidente. − Señorías, es para mí un honor y un placer especial dar hoy, en este Año Europeo del Diálogo Intercultural, una calurosa bienvenida al Parlamento Europeo a Su Eminencia Sheikh Ahmad Badr El Din El Hassoun, Gran Mufti de Siria.

(Aplausos)

Como reiteré la semana pasada en Liubliana, en la ceremonia inaugural del Año Europeo del Diálogo Intercultural, el Parlamento Europeo otorga gran importancia a este año de diálogo entre culturas.

Estoy firmemente convencido, como lo están muchos otros, de que es posible y esencial que pueblos con culturas y religiones diferentes convivan en paz, tanto en la Unión Europea como en el resto del mundo. En este contexto, damos especial importancia a nuestras relaciones con los pueblos que habitan en la orilla opuesta del Mediterráneo y en Oriente Próximo. Lo cierto es que los frutos de ese diálogo tendrán un efecto duradero en nuestro futuro común. Juntos tenemos que construir un puente intelectual y cultural que cruce el Mediterráneo, cimentado en el enriquecimiento mutuo y en unos valores compartidos.

Contribuimos a construir ese puente cuando mantenemos un diálogo continuo, sincero y abierto en el que nos escuchamos los unos a los otros, intercambiamos nuestras opiniones con franqueza y conseguimos un entendimiento mutuo.

La tolerancia está en el corazón del diálogo intercultural. Tolerancia no significa indiferencia. Tolerancia significa exponer nuestros puntos de vista y escuchar y respetar las convicciones de los demás.

Y aún en el caso de que nos resulte imposible aceptar el punto de vista de otra persona, tenemos que seguir respetándolo, intercambiar ideas y opiniones pacíficamente y, en la medida de lo posible, allanar el camino para una acción conjunta para, de esa forma, relajar las tensiones.

Tenemos que insistir en las cosas que tenemos en común, como la naturaleza de los valores democráticos universales, entre los que destacan la dignidad humana y la defensa de los derechos humanos inalienables.

Durante 2008 y en los próximos años, el Parlamento Europeo aprovechará todas las oportunidades que se le presenten para mantener ese diálogo. La visita hoy del Gran Mufti de Siria constituye la primera de ellas. Ahmad Badr El Din El Hassoun, antiguo Mufti de Aleppo, está considerado como un destacado defensor del diálogo interreligioso en un país donde las comunidades religiosas, en toda su diversidad, siguen conviviendo y trabajando en paz.

Esto se simboliza claramente en el hecho de que el Gran Mufti haya venido acompañado en la visita de hoy por destacados líderes religiosos. Ese fue su deseo expreso, y me van a permitir que haga especial mención al Obispo Antoine Audo, máximo representante de la Iglesia Católica Caldea en Siria, y que le dé una calurosa bienvenida.

Eminencia, es para mí un gran placer invitarle ahora a que se dirija al Parlamento Europeo.

(Aplausos)

 
  
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  Ahmad Badr El Din El Hassoun, Gran Muftí de Siria.

(El orador interviene en árabe. A continuación se ofrece la traducción al español de la transcripción de la interpretación inglesa).

Saludos a todos en el nombre de nuestro Creador, que ha creado al ser humano del mismo barro y a través de cuya alma nos ha dado la vida. La fuente de energía que desciende sobre nosotros procede del único Dios, el Creador; somos su creación y, por tanto, les saludo como hermanos en este planeta, mis hermanos en lo espiritual y en lo humano.

Señor Presidente, señoras y señores, Señorías, vengo de un país en el que no he elegido vivir, pero el cielo eligió que fuera uno de sus ciudadanos. Esta tierra, que llamamos «tierra santa», la tierra de Al-Sham, que incluye al Líbano, Palestina, Siria, Jordania e Israel, esta tierra que abraza todas las culturas celestiales: en nuestra tierra caminó el Profeta Abraham y el Profeta Moisés vivió en armonía, y en nuestra tierra nació Jesús (que Dios lo bendiga) y desde nuestra tierra subió al cielo. Mahoma, el Profeta, también vino de La Meca a nuestra tierra para ser llevado a los cielos. Por tanto, me gustaría que entendieran el significado de esa tierra, que fue una fuente de luz e iluminación sin la cual no habría habido cristianos ni seguidores de Abraham y Moisés, y no habríamos sido musulmanes y no habríamos asumido la responsabilidad de transmitir el mensaje divino al mundo.

Por tanto, les doy las gracias de todo corazón y agradezco al Presidente del Parlamento, que me ha permitido inaugurar este debate cultural en un año que es el año del diálogo entre culturas.

Digo culturas, pero realmente no existen culturas independientes, sino que solo existe una cultura única.

Las culturas han influido en la cultura de la humanidad y la han enriquecido, y la cultura es nuestra propia creación: nosotros creamos la cultura. Este Parlamento no fue construido por un cristiano o por un judío o por un musulmán, sino que fue creado por el hombre. Éste es un símbolo de la cultura, de su construcción.

Todos formamos una única cultura, que se llama la cultura de la humanidad. Por tanto, nosotros, en nuestra región, no creemos en un conflicto entre culturas. Solo hay una cultura en el universo y no es múltiple. Sin embargo, pueden existir o coexistir diferentes culturas.

(Aplausos)

Así pues, examinemos dónde existe un conflicto entre culturas. Se produce un conflicto cuando hay ignorancia, terrorismo y atraso, pero una persona con cultura, independientemente de cual sea su religión, me tomará de la mano para construir juntos la cultura de la humanidad. Cuando el hombre llegó a la luna, la Agencia soviética de aquella época y la NASA no eran americanas o rusas en su totalidad, sino que también había europeos, italianos, alemanes, franceses, belgas y árabes. Juntos construyeron la civilización que permitió a la humanidad llegar al espacio.

Volvamos a examinar la terminología o el término «conflicto» entre culturas o civilizaciones. Esto es peligroso, porque la civilización no se puede construir por separado. Los que construyeron las pirámides son nuestros antecesores y los que construyeron las pirámides de Chile también son nuestros antecesores y, por tanto, como he dicho, la civilización es única.

Un segundo punto. ¿Tiene la civilización una religión? ¿O se trata de una cultura humana en la que la religión aporta sus valores morales? No existe una civilización islámica o una civilización cristiana o una civilización judía. La religión aporta sus valores morales a la civilización, pero la cultura es algo que construimos. Dios creó la religión, pero nosotros creamos culturas. Esto es lo que hemos construido, pero la religión es obra de Dios. Por tanto, no limitemos la civilización, porque es el resultado de nuestro trabajo, mientras que la religión, como he dicho, es la obra de Dios.

¿Quién crea la civilización? El ser humano: ustedes y yo. ¿Quiénes somos, ustedes y yo? ¿Son ustedes diferentes de mí? No. Ustedes no son la otra parte. El animal podría ser la otra parte, pero ustedes son mis hermanos o hermanas, independientemente de su religión o idioma, porque mi madre es su madre, mi padre es su padre y la tierra es nuestra madre y Abraham es nuestro padre. Por tanto, creemos una nueva generación que crea que «el otro» es el animal. Pero el hombre, independientemente de su religión o de su procedencia, es mi hermano o hermana y su sangre es mi sangre. Su espíritu es el mío y sus ideas son las mías y su libertad es mi libertad y su cultura es diferente de mi cultura. Así pues, vamos a construir juntos la civilización. No creemos, en nuestra región, en la multiplicidad de las religiones: no existen múltiples religiones.

Abraham, Moisés, Jesús y Mahoma proceden de una única religión: el culto a Dios y la dignidad del ser humano. En cuanto a la legislación y las leyes, éstas cambian dependiendo de la época y del tiempo. Puede haber muchas leyes, pero no puede haber muchas religiones. Por tanto, su Dios y nuestro Dios son el mismo y el único y todos adoramos al mismo Creador. Por tanto, no puede haber un conflicto religioso. Esto me lleva a decir que no existe la guerra santa. No creo en las guerras santas, porque la guerra nunca puede ser santa: solo la paz es santa.

(Aplausos)

Enseñemos a nuestros hijos en las escuelas, iglesias y en lugares de culto y en las mezquitas que lo realmente sagrado en el universo es el ser humano y no la Kaaba o la mezquita Al-Aqsa o la Iglesia de la Trinidad, sino el ser humano; el ser humano es lo más santo y sagrado del universo, y esto es más importante que cualquier otra cosa sagrada.

(Aplausos)

¿Por qué les digo esto, señoras y señores? Porque la Kaaba fue creada por Abraham, un hombre, y el Muro de La Meca fue creado por un judío y la Iglesia de la Trinidad fue construida por un cristiano. Pero el ser humano, ¿quién creó al ser humano? El ser humano es la creación del Creador y cualquiera que destruya la creación del Creador no debería merecer ningún respeto.

Cualquier persona que mate a un niño israelí o iraquí será llamado para responder de sus acciones ante Dios, porque esos niños son la creación de Dios en este planeta y habría destruido esa creación. ¿Podemos devolver la vida a esas personas? Si la Kaaba fuera destruida, nuestros hijos podrían volver a construirla y si la mezquita Al-Aqsa fuera destruida, podríamos construirla de nuevo. Si la Iglesia de la Trinidad fuera destruida, la próxima generación la construiría, pero créanme, si se mata a un hombre, ¿quién puede devolverle la vida?

Por tanto, saludo y doy las gracias a Europa que me ha invitado a este lugar. Quiero pedirles que garanticen que el diálogo entre civilizaciones tiene que ser infinito y abierto para que podamos crear Estados sobre una base civil —no una base religiosa o étnica, porque la religión es una relación entre ustedes y Dios—, sino que debemos vivir juntos en este mundo en paz. Yo no les impongo mi religión y ustedes no me imponen su religión. Esto es algo entre nosotros y el Creador.

Así pues, construyamos una nueva generación que crea que la civilización del ser humano es una obra común y que lo más noble de todo es la humanidad y la libertad; después de Dios, por supuesto. Si queremos que haya paz en el mundo, debemos empezar desde la tierra de la paz: Palestina e Israel. Podemos decir a la gente, como dijo el Papa hace años, que más que construir un muro, tenemos que construir los puentes de la paz, porque Palestina es la tierra de la paz. Considerando cuánto cuesta construir ese muro, podríamos permitir a los niños cristianos, judíos y musulmanes que vayan a la misma escuela y vivan como hermanos y hermanas en una escuela de paz.

(Aplausos)

Sí, el año pasado les tendimos la mano en Siria. El Presidente Bachar el Asad tendió la mano al mundo y dijo «Quiero una paz verdadera». Hoy no llevaré un arma, sino que siempre llevaré las palabras de la paz para decir delante de todo el mundo que hoy no queremos más guerras. El ganador de la guerra será un perdedor, su victoria será temporal porque ha matado a seres humanos, porque los verdaderos ganadores se hermanan con los demás. No es la tierra lo que es santo, sino el ser humano. Hagamos un mundo santo donde el hombre se convierte en la persona santa.

Por tanto, no crean lo que dicen los medios de comunicación, porque los medios de comunicación en muchas ocasiones no dicen la verdad. Muchos de ustedes me han visitado en Siria y han venido a mi mezquita y yo fui con ustedes a las iglesias y vieron cómo vivimos como una sola familia y que no creemos en una simple convivencia, sino en vivir como una familia. Independientemente de que seamos musulmanes, judíos o cristianos, creemos en una única morada: la morada de la vida.

Fui, como ustedes, diputado al Parlamento sirio durante diez años y sentí, cuando entré en el Parlamento, que no representaba a mi partido político o a mi grupo o que era independiente; más bien, representaba a todas las personas que me habían pedido que las representara y también a las que no me habían pedido que lo hiciese, porque ellos eran mis hermanos y hermanas, y yo representaba a todo el país. Así pues, ¿ustedes representan a sus países o partidos políticos o representan al ser humano? Les pido que sean nuestros representantes y los de sus ciudadanos, porque el ser humano es único en el universo.

Sí, tienen que representarnos a nosotros en las cuestiones de la paz, la verdad y las creencias. Actualmente, el mundo islámico es testigo de guerras en sus países. Este mundo debe lograr la paz y siempre ha querido la paz y, si surgen determinadas crisis, es porque hay injusticia. La Cristiandad surgió para garantizar la paz, de otro modo no podríamos entender cuál era la misión de los profetas, como Moisés, que defendían el logro de la paz. Nadie quería matar a nadie y alguien que quiera matar a una persona estaría contradiciendo sus creencias y su religión. No usemos la religión para matar; la religión defiende la paz y la vida.

Sí, éste es el mensaje de mi país, de una tierra que fue bendecida por los cielos y que todos los profetas recorrieron y donde vivieron.

La mujer es un gran ser humano en nuestra tierra y la honramos, ya sea judía, cristiana o musulmana, aunque probablemente se enfrente a injusticias a consecuencia de las acciones de los hombres. Las mujeres participan a todos los niveles en nuestro país y los líderes de mi país, incluido el Presidente, defienden la participación de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad.

Esta ciudad es un título para la paz. Vi cómo fue construida y dije que el milagro del siglo XX es Europa. Este milagro que presenció la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial y consiguió derrumbar el Muro de Berlín sin derramar sangre, ni una sola gota de sangre. Toda Europa se unió y sus gentes se unieron en un Parlamento. Así pues, ¿podrían ayudarnos a lograr un parlamento así; un parlamento humano, espiritual, universal? Les pido que nos ayuden, porque Siria y todo el mundo islámico les están esperando, ya sean musulmanes o cristianos.

Por ultimo, dado que Damasco es la Capital de la Cultura árabe este año y ustedes han dado comienzo al Año del Diálogo Intercultural, les pediría que celebráramos un encuentro de culturas en la Capital de la Cultura árabe, Damasco, para decir que el mundo está unido y que tendemos nuestra mano al Líbano, porque el Líbano alberga a un pueblo y todos deberíamos contribuir a la creación de un Líbano y de una auténtica Palestina y de un auténtico Israel, un auténtico Iraq, una tierra de paz para todos.

(Aplausos prolongados)

 
  
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  El Presidente. − Señorías, sus aplausos demuestran que esta Cámara se une a mí para expresar nuestro sincero agradecimiento al Gran Mufti de Siria, Sheikh Ahmad Badr El Din El Hassoun, por su mensaje de oposición a la violencia, la guerra y el terrorismo. La dignidad humana es fundamental para él, y esa es la base de la cooperación entre culturas. Lo suyo es tolerancia cuando dice que nosotros tenemos nuestro propio punto de vista, que no estamos obligados a adoptar el punto de vista del otro, pero que lo respetamos y, por eso, convivimos pacíficamente en este mundo y reconocemos la dignidad humana. Gracias, Su Eminencia, por haberse dirigido a nosotros hoy aquí en el Parlamento Europeo.

(Aplausos)

 
  
  

PRESIDE: ALEJO VIDAL-QUADRAS
Vicepresidente

 
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