Presidente. − Retomamos ahora las declaraciones sobre la situación en Irán realizadas por el Alto Representante de la Política Exterior y de Seguridad Común, así como por la Comisión.
Javier Solana, Alto Representante de la Política Exterior y de Seguridad Común. − Señor Presidente, he escuchado con gran atención a los representantes de los grupos políticos del Parlamento Europeo.
Estoy de acuerdo con la mayor parte de lo que se ha dicho aquí. Por consiguiente, no tengo mucho que añadir al respecto. No obstante, permítanme hacer algunos comentarios sobre las tres cuestiones principales que yo creo que tenemos que debatir hoy con relación a Irán.
Quiero insistir en que no es una contradicción decir que Irán es un país muy importante, con una sociedad vibrante —potencialmente—, y que debemos mantener las relaciones con aquél. La realidad es que resulta muy difícil mantenerlas en este momento. Tenemos que seguir tratando de mejorar las relaciones con un país tan importante como es Irán. Pero de nuevo, tenemos que insistir en que ellos no están haciendo lo suficiente para mejorar las relaciones con nosotros. En cuanto a las tres cuestiones principales a las que me he referido antes —derechos humanos, problemas regionales y el programa nuclear—, es muy difícil avanzar en las negociaciones. En el terreno de los derechos humanos es imposible avanzar, porque en 2006 Irán abandonó del todo las negociaciones. El diálogo sobre los derechos humanos quedó interrumpido; no lo interrumpimos nosotros, sino los iraníes.
Permítanme decir algo al respecto. Estoy de acuerdo, como dije antes, con la mayoría de los comentarios que se han hecho hoy aquí sobre la cuestión de los derechos humanos, cuestión que está vinculada, como han manifestado muchas de sus Señorías, a las elecciones que se celebrarán dentro de muy poco en marzo. Será muy importante ver cómo se comporta la población —los ciudadanos de Irán— en esas elecciones.
Pero es muy importante que los candidatos que se han presentado puedan ser votados. Como saben ustedes, más del 30 % de esos candidatos ha sido rechazado. Muchos de ellos son, por así decirlo, las «fuerzas modernas» en Irán.
La segunda gran cuestión es regional. No se ha hablado mucho de ella, pero es muy importante que Irán se convierta en un actor constructivo, y no «destructivo», en las vidas de los ciudadanos de Oriente Próximo y en el proceso de paz en la región, tal como nosotros entendemos ese proceso. Hay dos cuestiones importantes en la agenda. Primero, el proceso de paz en Oriente Próximo, respecto al cual diferimos en lo fundamental. Nosotros creemos en una solución de dos Estados, y ellos no. Tenemos que encontrar la manera de conseguir que Irán acepte este proceso, que ya han aceptado todos los países árabes de la región, menos Irán, como se ha demostrado no hace mucho tiempo.
En segundo lugar, está el Líbano: El Líbano no figura en el orden del día de hoy, pero siempre está en la agenda, aunque no sea formalmente. Los problemas del Líbano están en nuestras mentes y nuestros corazones. Sabemos que es un problema frente al cual Irán debería ser mucho más constructivo.
La tercera cuestión que quiero mencionar, y que hemos debatido en otras ocasiones, es la nuclear. Antes de nada, quiero dar las gracias a la señora Beer, porque hablé con ella antes de que la comisión viajara a Irán y tuvimos un intercambio de impresiones muy satisfactorio y muy bien coordinado. La cooperación con la Agencia es fundamental. Hemos insistido todo el tiempo en ello y nos complacería mucho ver que la cooperación da sus frutos. Pero eso no es suficiente. Debemos resolver las «cuestiones pendientes».
Esas cuestiones, como saben, pertenecen al pasado. ¿Por qué están pendientes? Porque nunca han sido explicadas, y esa es la diferencia con algunos de los otros países que se han mencionado. Irán ha ratificado el Tratado sobre la no proliferación de armas nucleares; tiene obligaciones y las ha incumplido. En la actualidad, se está dialogando con el doctor El Baradei y las personas responsables del expediente nuclear para tratar de resolver esas «cuestiones pendientes». Estamos ya en el año 2008, y algunas de ellas se remontan a 2003, 2004 y 2005.
Eso es lo primero que quería decir, y lo segundo, muy importante, es que seguimos respaldando el enfoque a dos bandas. Queremos negociaciones y queremos también recorrer el camino hasta Nueva York; juntos, en paralelo. Queremos ver cómo se puede lograr ese propósito. No queremos castigar a los iraníes. Queremos que vuelvan a la mesa de negociaciones con un objetivo moral.
Por ponerles un ejemplo: como saben ustedes, el pasado martes tuvimos una reunión en Berlín. El miércoles estuve aquí en Bruselas cenando con el doctor Jalili. El día anterior habíamos estado hablando sobre Nueva York y sobre cómo hacer avanzar más el proceso en esa ciudad. Yo no quise dar la impresión de que estábamos haciendo algo que no comunicaríamos directamente. Para demostrar que seguíamos dialogando, me reuní con él, cenamos juntos y se lo expliqué. Por lo tanto, en este sentido pueden tener la seguridad de que estamos realizando el máximo esfuerzo por mantener abierta una vía de diálogo y no simplemente abierta, sino productivamente abierta.
No hace falta que les diga que, en ocasiones, no se obtienen respuestas a las preguntas. Ustedes celebran debates aquí y saben que, a veces, quizá por un problema de traducción, no se obtienen respuestas a las preguntas; se obtienen respuestas a otras cosas, pero no a las preguntas formuladas. Ustedes lo saben —por experiencia propia—, pero tenemos que seguir intentándolo una y otra vez. Y así lo haremos.
En cuanto al informe de los servicios de inteligencia que se ha citado, no es responsabilidad nuestra, sino de las Naciones Unidas. Pero, en cualquier caso, si lo leen cuando se haga público —las cosas más importantes se hacen públicas—, en el mismo se afirma muy claramente que en 2003 detuvieron una parte del plan de armas nucleares. Ahora ese plan consta de tres elementos. El primero y más importante es la necesidad de disponer de uranio enriquecido; sin uranio enriquecido, no existirá jamás la posibilidad de un programa nuclear militar. Segundo, se necesita lanzar un misil, y, tercero, se necesita un detonante real de la bomba. Los iraníes se han parado en la segunda fase y eso es lo que sucedió en 2003. Esta es la primera parte.
La segunda parte es el misil, y como saben, la tecnología relacionada con los misiles está avanzando rápidamente. Estamos preocupados. No es uno de los problemas más graves, pero es un problema. Ahora tenemos un alcance de 1 300 km, que no es poco. El tercer elemento es el material enriquecido, respecto al cual se está incumpliendo lo acordado y se sigue produciendo. Esa es la raíz del problema: tenemos que ver cómo podemos llegar a un acuerdo al respecto.
Permítanme repetirlo: en el caso de una central nuclear para producir energía —les puede gustar o no, pero esa no es la cuestión que estamos debatiendo hoy— transcurren, como saben, por lo menos siete u ocho años entre la firma el contrato y el momento en que puede empezar a funcionar. No existe ningún contrato entre Irán y alguien que pueda construir una central nuclear para producir energía —kilovatios—, salvo el de Rusia. Como saben, el contrato ruso tiene una cláusula que establece, primero, que el uranio enriquecido será suministrado por Rusia y, segundo, que el material calcinado —es decir, el plutonio enriquecido o lo que quede al final del proceso— será llevado a Rusia, de manera que los iraníes no tendrán necesidad de uranio enriquecido, porque se les suministrará.
En segundo lugar, si se sigue produciendo uranio enriquecido, la pregunta es ¿por qué?: porque no tienen dónde utilizarlo, no tienen ninguna otra central nuclear. Así que esa es una pregunta que hay que hacerse y que es difícil de responder. Es la única respuesta que puedo darles a esta pregunta, ya que es algo que está bajo su control y el de los dirigentes y ciudadanos de la Unión Europea.
He tratado de explicarles con franqueza cómo interpretamos nosotros la situación, los problemas y las tres cuestiones principales que nos tienen que preocupar a los europeos. Vuelvo a decir que sentimos un gran respeto por ese país —sentimos un profundo respeto por Irán— y nos gustaría mucho mantener relaciones con él y conseguir avanzar en esa dirección.
José Ignacio Salafranca Sánchez-Neyra (PPE-DE). – (ES) Señor Presidente, mañana el Parlamento Europeo va a aprobar una resolución sobre Irán que va a ser suscrita por nuestro Grupo político.
No es casualidad que la primera parte de esa resolución verse sobre la situación de los derechos humanos.
La semana pasada hubo en nuestra Comisión de Asuntos Exteriores una comparecencia absolutamente insatisfactoria del señor Jalili, que no respondió a ninguna de las preguntas que se le formularon sobre los derechos humanos, las torturas, las ejecuciones públicas, la compra de misiles norcoreanos y de torpedos soviéticos susceptibles de ser dotados con cabeza nuclear.
Señor Solana, hemos oído muy bien que está usted esperando la respuesta a las preguntas que formuló al señor Jalili; lo mismo nos ha dicho la señora Comisaria Ferrero, y nosotros también estamos esperando todavía las respuestas a las preguntas que le formulamos.
Por eso, no es suficiente que nos lamentemos de que no hayan suspendido su programa nuclear, desoyendo el llamamiento de la comunidad internacional y tres resoluciones de las Naciones Unidas. Como nos acaba de decir el señor Solana, la comunidad internacional tiene la convicción de que están enriqueciendo el uranio para un programa de fines que no son pacíficos.
Por eso, tampoco es suficiente, señor Presidente, que digamos en el proyecto de resolución que no vamos a proseguir en la vía de un acuerdo de cooperación o de asociación con Irán hasta tanto no haya progresos sustanciales en lo que se refiere a los derechos humanos y a las garantías objetivas que nos permitan tener garantías claras de que no estamos progresando en la vía de un enriquecimiento de uranio para usos pacíficos.
Por eso, señor Alto Representante, yo le preguntaría: ¿piensa usted que la cuarta resolución que va a producir el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre la base de la reunión de Viena, donde se reunieron los miembros permanentes del Consejo de Seguridad más Alemania, va a ser suficiente para que Irán atienda al llamamiento de la comunidad internacional? ¿Cuál debería ser, señor Solana, el contenido de esa resolución de las Naciones Unidas para hacer frente a ese desafío y enervar la amenaza que supone para la paz y la seguridad internacional este programa de enriquecimiento de uranio de Irán?
Lilli Gruber (PSE). – (IT) Señor Presidente, señoras y señores, el Presidente Ahmadineyad dijo hoy en Busher, al sur del país, que Israel es una entidad radicalmente sionista destinada a caer, tarde o temprano. Ésta es una afirmación ciertamente inaceptable y es obvio que se utiliza con fines de propaganda.
El 14 de marzo tendrán lugar en Irán elecciones políticas, en las cuales las promesas que no ha conseguido mantener contarán más que las que ha cumplido. Además, la campaña electoral en los Estados Unidos prosigue a pleno rendimiento y, por ello, debemos considerar los hechos. En la actualidad, Irán está emergiendo como potencia líder en el Golfo, y Washington está tratando de negociar un acuerdo con el país. En diciembre, el servicio secreto estadounidense decidió que Irán no representa una amenaza inmediata. El 12 de enero, el director del OIEA, el señor El Baradei, obtuvo garantías de los iraquíes en todas las cuestiones pendientes.
La presión sobre Irán se mantendrá, pero sería útil alcanzar un acuerdo viable para todos y para la estabilidad regional, así como evitar cualquier medida radical y, a menudo, ineficaz. Deberíamos recordar Iraq y lo ineficaces que fueron las sanciones contra ese país. Debe reconocerse el papel que desempeña Irán en el nuevo equilibrio de fuerzas, y ofrecérsele garantías de seguridad en un contexto regional de gran turbulencia. La participación directa de los Estados Unidos es esencial para el éxito de las negociaciones que, en este punto, no deberían descartar nada y eso es, de hecho, lo que la Unión Europea está haciendo.
Por otra parte, es del todo punto obvio que Irán debería aceptar ciertas obligaciones: abandonar sus ambiciones nucleares y militares, con la aplicación de controles estrictos, adoptar un papel constructivo en la resolución de los conflictos existentes, mostrar respeto por los derechos humanos y por los derechos de las mujeres y, en lo concerniente a cuestiones más amplias, también por la democracia. No hace mucho Shirin Ebadi, ganadora del Premio Nobel de la Paz, me envió un correo electrónico en el que denunciaba las graves y cada vez más frecuentes violaciones de los derechos humanos. Escribió que en Irán, actualmente, esto es mucho más grave que la cuestión nuclear. Deberíamos escuchar sus palabras.
Baroness Nicholson of Winterbourne (ALDE). – Señor Presidente, agradezco al señor Solana y a la Comisaria Ferrero-Waldner lo mucho que han trabajado en esta cuestión de la República Islámica de Irán, que tantos dolores de cabeza y tantas preocupaciones está causando a tantas personas en todo el mundo y en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Fue para mí un gran placer representar a mi grupo en la delegación que viajó recientemente, justo antes de Navidades, a la República Islámica de Irán, donde celebramos una serie de reuniones excepcionalmente satisfactorias, a las que el señor Solana ya se ha referido, como también lo ha hecho la señora Ferrero-Waldner.
Por supuesto, nuestro llamamiento al diálogo en la República Islámica de Irán ha tenido una buena acogida porque, como saben, el anterior Presidente de Irán propuso a las Naciones Unidas en 2000 la idea del Año intercultural del diálogo, que ustedes mismos han propuesto ahora en la Unión Europea.
Creo que existen grandes posibilidades para el diálogo, pero no sólo en materia de derechos humanos y no sólo sobre la importantísima cuestión nuclear. Creo que debemos mantener un diálogo sobre cuestiones culturales —música, arte, arqueología, pintura, caligrafía— en las que tantas referencias históricas compartimos y tanto potencial ofrecen de beneficio futuro.
Considero, asimismo, que un aspecto crítico que debemos tener en cuenta es la llamada barrera entre el Islam y la democracia. Quizá se haya pasado por alto que la República Islámica de Irán cree haber superado esa dificultad, y que su modelo de democracia es totalmente compatible con la versión del Islam que existe en ese país, la importantísima ley de la Sharia y la tradición islámica chiíta. Creo que eso es también algo que debemos celebrar y discutir este mismo año, posiblemente con el anterior Presidente Jatamí o con otros miembros de la influencia y la tradición religiosa iraní.
Romano Maria La Russa (UEN). – (IT) Señor Presidente, señoras y señores, mi opinión, también a la luz de lo que he escuchado durante este debate, sigue siendo que el único camino que cabe seguir es, sin duda, el de la negociación y el diálogo, incluso si resulta difícil comprender sobre qué base puede desarrollarse dicho diálogo.
De hecho, ¿cómo es posible mantener un diálogo con un país que no respeta los derechos de la infancia y hace la pena de muerte extensiva a los menores? ¿Con un país, o más bien sería mejor y más correcto decir un régimen, que ejecuta ahorcamientos públicamente, que amenaza con sus deseos de borrar del mapa al Estado de Israel? Y, en la cuestión nuclear, ¿deberíamos desdeñarla y ni siquiera dudar de que la energía nuclear se destina a un uso pacífico? ¿Hasta qué punto deberíamos creer los planes militares para la defensa nacional? Además, ¿podemos considerar digno de confianza a un régimen que financia la guerra de guerrillas en países vecinos?
Respecto al informe de la CIA, sugeriría que no nos hiciésemos demasiadas ilusiones sobre su fiabilidad. No sería la primera vez que un informe así se negara públicamente con posterioridad. Lo cierto es que no podemos negar a nadie la posibilidad de experimentar con energía nuclear con fines civiles y no militares, pero el Presidente Ahmadineyad no sólo no proporciona garantía alguna sino que, de hecho, nos hace temer lo peor.
Al descartar la opción de la intervención militar —creo que éste es el parecer de todos lo representantes y diputados al Parlamento Europeo: evitar la intervención militar es absolutamente esencial— creo que la opción de las sanciones sería un desastre para todos, castigaría a la economía y a personas indefensas, desinformadas e inocentes. Sugeriría de nuevo que se utilizara la diplomacia porque, y repito, nunca se ha obtenido nada beneficioso de las sanciones, y sólo sirven para incrementar el odio a Occidente, y a los Estados Unidos en particular.
Gerard Batten (IND/DEM). – Señor Presidente, el engaño es un arma de guerra aprobada por el Corán conforme a la doctrina de la taqiyya. Irán afirma que no tiene planes para desarrollar armas nucleares. Las pruebas en sentido contrario son abrumadoras. Tienen ya 3 000 centrifugadoras de uranio. Ninguna de ellas puede utilizarse para la generación de energía nuclear con fines pacíficos. En total, producirán uranio enriquecido para fabricar una bomba al año.
Ahora Irán piensa construir 5 000 centrifugadoras más. Mientras tanto, llegan importaciones ilegales secretas de uranio en bruto desde el Congo, un país que recibe ayuda humanitaria de la UE. El Reino Unido sigue permitiendo a los estudiantes iraníes estudiar física nuclear en nuestras universidades. Además, Irán, Siria y Corea del Norte están trabajando conjuntamente en el montaje de misiles y cabezas químicas. El año pasado se produjo un accidente en Siria en el que murieron técnicos de esos tres países. Posteriormente se detectaron trazas de gas sarín en la atmósfera.
Consigan o no esos países desarrollar cabezas nucleares, lo que es seguro es que podrán desplegar cabezas químicas en un futuro próximo.
Luca Romagnoli (NI). – (IT) Señor Presidente, señoras y señores, reconozco los intentos de negociación de la UE en cuanto a la confirmación del derecho a la autodeterminación, y apoyo la sinergia del plan de acción del OIEA para Irán; es loable y contribuye a apaciguar nuestras preocupaciones, y también a distender la especulación política y estratégica fundamentada en una teórica amenaza a la paz.
Además, en el apartado 5 de la Resolución se reconoce que deberíamos abandonar la retórica política especulativa por lo que respecta a Irán. La totalidad de la primera parte de la resolución y la propuesta para crear un nuevo marco multilateral para el uso de la energía nuclear forman parte del mismo enfoque.
Sin embargo, la segunda parte parece caer en la demagogia. Las violaciones de los derechos humanos en muchas otras partes del mundo no han atraído este nivel de condena activa. Ejemplos de ello son las recientes resoluciones sobre Pakistán y China, que no llegaron a ser tan fuertes en el tono, ni tampoco se brindaba un apoyo tan evidente para la oposición interior. Ello me obliga a declarar mi oposición frente a la Resolución, porque los derechos humanos y las libertades son valores absolutos que no pueden aplicarse de manera diferente en situaciones diferentes, y no se prestan a la desigualdad entre solicitudes y condena.
Jacek Saryusz-Wolski (PPE-DE). – Señor Presidente, el programa nuclear iraní sigue siendo una de nuestras mayores preocupaciones. Esperemos que continúe el proceso de negociación de una solución.
La Unión Europea debe mantenerse unida en esta cuestión tan difícil y nosotros debemos respaldar los esfuerzos del Alto Representante y de la Comisión, los Estados miembros y la comunidad internacional, incluida la resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas propuesta recientemente.
Los esfuerzos deben dirigirse a instar a Irán a retomar las negociaciones sobre los acuerdos a largo plazo para resolver la cuestión nuclear.
Nosotros, en la Comisión de Asuntos Exteriores de esta Cámara, hemos decidido invitar al señor Jalili a hablar y a entablar un diálogo. Nuestra comisión no está satisfecha con las respuestas dadas y sabemos lo difícil que es el diálogo. Pero la reunión con la Comisión de Asuntos Exteriores ha demostrado que nuestra postura frente a la cuestión iraní es unánime y ha enviado además una señal política clara al Gobierno iraní.
Si queremos mantener un diálogo fructífero, tenemos que restablecer la credibilidad en nuestras relaciones. Nuestros socios iraníes tienen que asegurar la total transparencia de su programa nuclear mediante la plena cooperación con el OIEA. Ellos tienen que aplicar todas las disposiciones del Acuerdo de salvaguardias y nosotros tenemos que seguir presionando al Gobierno iraní para que cumpla sus compromisos y para que entiendan que esa es la única manera de conseguir el reconocimiento internacional y de promover el desarrollo económico en beneficio de sus ciudadanos.
La situación de los derechos humanos en Irán se ha deteriorado mucho en los últimos tiempos, y nosotros debemos seguir condenando la violación sistemática de los derechos humanos y las libertades fundamentales, especialmente la cometida contra delincuentes juveniles y mujeres.
Siendo como somos una comunidad de valores, con los derechos humanos y la democracia como nuestros valores fundamentales, y preocupándonos al máximo por la estabilidad y la seguridad, no debemos ni podemos ignorar el deterioro de la situación de los derechos humanos, y tenemos que hacer todo lo posible para convencer a nuestros socios de que deben respetar el Estado de derecho, los derechos humanos y las libertades fundamentales.
Libor Rouček (PSE). – (CS) Señoras y señores, en mi contribución al debate de hoy permítanme concentrarme en dos aspectos de las relaciones con Irán.
La sociedad civil es el primer aspecto. Como yo mismo he podido comprobar durante mi reciente visita a Teherán, existe una sociedad civil muy enérgica y activa en Irán. Las mujeres, los periodistas, las minorías nacionales y religiosas, todos ellos luchan por sus derechos. El ámbito estudiantil es bastante activo. Los conductores de autobús, los panaderos y muchas otras profesiones organizan sus propios sindicatos independientes, y los economistas y empresarios están presionando para conseguir la privatización y liberalización de la economía iraní.
Todos estos grupos y elementos que componen la sociedad iraní están dirigiendo su atención hacia Europa, hacia la Unión Europea, en busca de diálogo y ayuda. Por esa razón quisiera hacer un llamamiento a la Comisión y el Alto Representante, Javier Solana, para hacer un uso eficaz del nuevo instrumento para la democracia y los derechos humanos que tenemos a nuestra disposición como parte de este diálogo.
Mi opinión también es que la Unión Europea debería tener una representación diplomática en Irán, pues ello no sólo estimularía el debate y el diálogo con la sociedad civil; estimularía también la cooperación con las instituciones y las autoridades locales en ámbitos de interés común. De hecho, compartimos numerosos intereses comunes con Irán, a pesar de nuestras diferencias de opinión sobre el programa nuclear o los derechos humanos.
Mencionaré únicamente un país vecino de Irán, Afganistán. Estoy convencido de que no nos beneficia ni a nosotros ni a Irán que, por ejemplo, toneladas de drogas ilegales afganas inunden Europa. Tenemos intereses comunes similares en cuanto a la cuestión de los refugiados afganos, y a la de una solución pacífica global para la situación de Afganistán.
Ésa es tan sólo una de las muchas razones por las que la Unión Europea necesita contar con su propia representación diplomática en Teherán.
Struan Stevenson (PPE-DE). – Señor Presidente, tanto el señor Solana como la señora Ferrero-Waldner han insistido repetidamente, en sus intervenciones de hoy, en la necesidad de diálogo, negociación y persuasión. La señora Ferrero-Waldner ha recalcado la necesidad de contacto entre los pueblos. Se ha referido al éxito de nuestro Erasmus Mundus y de los programas de lucha contra la pobreza.
Así pues, ¿estamos formando a sus físicos nucleares en nuestras universidades? ¿Estamos financiando, con el bolsillo de nuestros contribuyentes, la mitigación de la pobreza en uno de los países productores de petróleo más ricos del mundo porque ellos han decidido gastar miles de millones en un programa de armas nucleares? ¿Qué ha conseguido nuestra política de apaciguamiento?
Según el señor Solana, de momento nada. Él ha dicho que el régimen iraní nos sigue ignorando. La señora Ferrero-Waldner ha dicho que hay más ejecuciones que nunca. Bien, permítame que le diga, señor Presidente, que 23 personas han sido ejecutadas en las primeras dos semanas de este año, entre ellas varias mujeres. Cinco personas han sufrido amputación de pies o manos. Hombres y mujeres siguen siendo lapidados hasta la muerte por ese régimen yihadista, misógino, homófobo, genocida y brutal, que defiende el terror en todo el mundo.
Si queremos ayudar de verdad a los estudiantes iraníes, debemos apoyar a los valerosos estudiantes de la Universidad de Teherán que se han manifestado en los últimos cinco días exigiendo un cambio de régimen. En lugar de defender el apaciguamiento, debemos apoyar a la legítima oposición iraní. En lugar de mantener a la PMOI en nuestra lista de organizaciones terroristas, debemos incluir en ella a la guardia revolucionaria de Irán.
Helmut Kuhne (PSE). – (DE) Señor Presidente, como acabamos de escuchar, incluso en nuestro Parlamento Europeo hay representantes cuya prioridad no es la de modificar el modo de proceder del régimen iraní, sino de destruir dicho régimen. Creo que es algo que tiene que ser explicado muy claramente; esto es, el imperativo lógico de aquéllos que pretenden conseguir la destrucción de un régimen y centran sus políticas en dicho objetivo no hará nada para modificar el comportamiento del régimen. Sin embargo, tal modificación debe ser nuestro objetivo cuando debatimos la cuestión nuclear.
La ofensiva diplomática se vería en gran modo reforzada si los Estados Unidos participaran directamente en las negociaciones, porque pueden ofrecer algo que la Unión Europea no puede proporcionar en igual medida; esto es, garantías de seguridad. Como señaló el señor Solana, las conclusiones de los servicios de inteligencia estadounidenses no garantizan que el programa iraní no suponga una amenaza potencial. Ello constituye realmente un problema, y no puede solucionarse retirando la presión. La cuestión no puede retirarse del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, porque podría resultar en que el régimen iraní dijera, finalmente: «gracias, ya está, contamos con suficiente uranio altamente enriquecido; ha llegado el momento de que renunciemos al Tratado de no proliferación y comencemos a producir nuestras armas nucleares». Si se materializara dicho escenario, no nos quedaría otra alternativa que retomar la estrategia de la disuasión nuclear que ya conocemos de los años sesenta y setenta.
Deberíamos excluir de este debate una cuestión a toda costa —y que no quepa duda de ello— es la también llamada opción militar. Como quiera que se entienda el término «Occidente», ya se trate únicamente de Norteamérica o si incluye a Europa, ejercitar la también llamada opción militar sería un desastre político que repercutiría en Occidente durante decenios en sus relaciones, no con el mundo musulmán únicamente, sino también con países como la India, que han contribuido a incluir esta cuestión en la agenda del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Miroslav Mikolášik (PPE-DE). – (SK) Permítanme expresar mi profunda preocupación por el deterioro de la situación de los derechos humanos en Irán: el recurso a la pena de muerte, la tortura, el trato inhumano que reciben los prisioneros y la represión de los opositores políticos. Deberíamos condenar categóricamente violaciones tan obvias de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, que son el fundamento de nuestras sociedades democráticas.
Personalmente, en calidad de integrante de la Asamblea Parlamentaria Euromediterránea, me preocupa el problema de la seguridad y el hecho de que Irán, a pesar de las protestas de la Unión Europea y de la comunidad internacional, continúe desarrollando su programa nuclear. A pesar de las garantías de que lo está haciendo así exclusivamente con fines pacíficos, es muy difícil no alarmarse ante la dirección que la situación está tomando.
Para concluir, quisiera referirme al hecho de que Rusia haya suministrado recientemente material nuclear a Irán. Existen indicios de que Irán es un socio digno de poca confianza y que deberíamos actuar en consecuencia.
Ana Maria Gomes (PSE). – Señor Presidente, ¿han sido coherentes todos los Estados miembros de la UE en el mensaje político lanzado a Irán para respaldar los esfuerzos de los Tres de la UE y del señor Solana en la cuestión nuclear accediendo a la imposición de sanciones económicas?
¿Y han presionado los Estados miembros de la UE y usted mismo, señor Solana, al Gobierno Bush para que participe directamente en el diálogo con Irán, no sólo sobre Iraq, sino en particular sobre el programa nuclear? ¿O consideran ustedes que ya no vale la pena, que es mejor esperar al próximo Gobierno de los Estados Unidos?
Janusz Onyszkiewicz (ALDE). – (PL) Señor Presidente, deseo retomar un punto al que se refirió el señor Solana; esto es, la correcta interpretación del informe de la CIA sobre el programa nuclear iraní.
Permítame repetir lo que dijo el señor Solana: únicamente se ha puesto fin a un elemento, y es extremadamente dudoso que se le haya puesto fin definitivamente. La oposición iraní alega que el programa, simplemente, se ha dispersado por otros emplazamientos, pero que continúa. Creo que deberíamos dar crédito a esta información, ya que fue la oposición iraní la que primero atrajo la atención sobre los aspectos militares del programa nuclear en Irán, y sus alegaciones demostraron ser absolutamente ciertas.
Lo que me lleva al siguiente punto; es decir, ha llegado hora de retirar a los Muyahidines del Pueblo de Irán de la lista de organizaciones terroristas. Los tribunales, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa y el Parlamento italiano ya se han pronunciado claramente sobre esta cuestión, y va siendo hora de que hagamos lo mismo.
Marie Anne Isler Béguin (Verts/ALE). – (FR) Señor Presidente, señor Solana, señora Ferrero-Waldner, para mí no hay diferencia entre la energía nuclear civil y la militar. Nos ha explicado, señor Solana, que, para construir una bomba, basta con tener uranio. Creo que hay que ser un tanto ingenuo para creer que un país con impresionantes riquezas naturales como es Irán necesita la energía nuclear para desarrollarse. En cambio, sabemos perfectamente que necesita energía nuclear para construir la bomba.
También ha dicho que la energía nuclear es un factor de inestabilidad, y que no tenemos muchos medios de influir sobre Irán. Tiene toda la razón. Cuando propone prohibir el enriquecimiento, estamos totalmente de acuerdo. Iría aún más allá: creo que hay que prohibir la energía nuclear lisa y llanamente. En la actualidad, sólo el 4 % de la energía a escala mundial es de origen nuclear.
La pregunta que les hago, señor Solana y señora Ferrero-Waldner, es ésta: ¿no les parece que Francia, con nuestro Presidente, el señor Sarkozy, está jugando con fuego y con la inestabilidad mundial al firmar acuerdos nucleares con países como Libia, China y Georgia? ¿No se podría aprovechar la desafortunada experiencia que hemos tenido con Irán para poner freno a la proliferación de energía nuclear a escala mundial?
Erik Meijer (GUE/NGL). – (NL) Señor Presidente, el debate sobre Irán abarca más aspectos que la energía nuclear, las amenazas de guerra y las violaciones de derechos humanos. En su introducción, el señor Solana ha descrito ya por qué Irán, a pesar de contar con ciertos elementos de democracia y de un nivel educativo elevado, no es un lugar donde llevar una vida agradable para tantas personas.
Muchos de los que están siendo perseguidos por el Gobierno iraní o que no pueden vivir libremente bajo el régimen actual han huido a Europa. La Unión Europea y sus Estados miembros no deben interponerse en el camino de estas personas y deben permitir a la pacífica oposición en el exilio la mayor libertad posible.
Ésa es la razón por la que es importante que el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas haya dictaminado que era erróneo incluir a esta organización en la lista de organizaciones terroristas. Sería importante que el Parlamento mostrara al Consejo que es injusto e inaceptable hacerlo así. Esta lista es uno de los ámbitos donde no puede existir transigencia con el régimen iraní.
Vytautas Landsbergis (PPE-DE). – Señor Presidente, quisiera saber si alguien puede darme una respuesta. Durante la visita de la delegación parlamentaria a Teherán, ¿asistieron a alguna ejecución pública? Especialmente a las que se realizan utilizando grúas de fabricación europea.
Miloslav Ransdorf (GUE/NGL). – (CS) Quisiera mencionar que el programa nuclear iraní comenzó, paradójicamente, en los tiempos en que Irán era aliado de los Estados Unidos. Los estadounidenses aconsejaron al Sha que construyera veinte centrales nucleares, pero parece que los tiempos han cambiado: el aliado se ha tornado en enemigo y la imagen de Irán está llena de contradicciones.
Aunque soy conocedor del sufrimiento de nuestros amigos del Partido Tudeh, debo también señalar que ningún otro país árabe disfruta de un nivel semejante de pluralidad ni ha desarrollado una sociedad civil como la de Irán.
El panorama sindical que ha mencionado el señor Rouček sin duda es digno de atención, así como el movimiento representado por las mujeres. En mi opinión, deberían examinarse y apoyarse las propuestas del señor Rouček de establecer una representación de la Unión Europea en Teherán.
Es esencial desarrollar estas relaciones. Irán es una gran nación y una gran cultura con la que guardamos más similitudes de las que podamos imaginar.
Charles Tannock (PPE-DE). – Señor Presidente, Irán sigue siendo una amenaza para la estabilidad del mundo y de Oriente Próximo. Los yihadistas iraníes están luchando al lado de los terroristas en Iraq y matando a soldados británicos. Los jueces iraníes imponen sistemáticamente penas de muerte a homosexuales y adolescentes.
¿Por qué insiste Irán en el enriquecimiento del uranio cuando no tiene centrales nucleares operativas, ni tiene pensado construirlas en un futuro? ¿Por qué está desarrollando Irán misiles Shahab III con capacidad para transportar cabezas nucleares y lanzarlas sobre ciudades europeas?
Nuestro mensaje tiene que ser claro y contundente. La comunidad internacional no permitirá la proliferación de armas nucleares en Irán.
Benita Ferrero-Waldner, Miembro de la Comisión. − Señor Presidente, éste ha sido, cómo no, un debate muy importante. ¿Por qué? Porque Irán tiene una sociedad civil de grandes proporciones que seguramente quiere vivir de forma diferente, pero en donde todavía persiste un régimen muy difícil.
Creo que todos sabemos que la cuestión nuclear es el principal escollo que se interpone actualmente en el camino. Interfiere con todas las posibilidades de desarrollo y también con una relación bilateral que tendría un enorme potencial. Ya le he dicho varias veces al señor Jalili: «¿Por qué no lo aceptan? ¿Por qué no hay ninguna posibilidad de establecer un diálogo con ustedes? ¿Por qué no muestran ustedes una cierta voluntad política en esto?» Creo que eso es lo que tenemos que hacer —tratar de hacer un llamamiento a la población también, para ver si existe alguna posibilidad de cambiar las cosas en las próximas elecciones—, aun sabiendo que será muy difícil.
Pero me parece interesante ver que, al menos, la oposición está volviendo a unirse. Se había dividido. Se había resignado. Ahora existe, por lo menos, una nueva voluntad de acudir a votar y posiblemente cambiar la situación, al menos del Gobierno. Pero por supuesto, como dije antes, el Consejo de Guardianes está realizando en la actualidad la selección de candidatos, un proceso que es crucial. Como ha dicho la señora Beer, si 7 000 candidatos pueden presentarse para 290 escaños, se ha rechazado ya a un número excesivo de ellos. Dos mil candidatos han sido rechazados. Por consiguiente, espero de verdad que un procedimiento de recurso repare esta situación. El electorado iraní se merece poder elegir a sus representantes de entre un amplio espectro de partidos y opiniones. Por supuesto, está claro que no estamos apoyando a un partido concreto, pero es importante que exista un verdadero pluralismo.
Dicho esto, estoy totalmente de acuerdo —y no voy a entrar en todos los detalles— con los que han dicho que todavía nos queda mucho por hacer en materia de derechos humanos, incluso aunque no podamos seguir adelante con la cuestión nuclear. Hemos apoyado, por supuesto, todas las resoluciones de las Naciones Unidas; Canadá ha presentado esta resolución, y ha sido aprobada, lo que demuestra claramente la lamentable situación actual de Irán. Quiero decir a los que han sugerido que debemos utilizar el instrumento IEDDH, que ya lo estamos utilizando mediante su aplicación a través de las Naciones Unidas, UNICEF y la ONUDD: por ejemplo, en el ámbito de la justicia en materia de menores y en el de los jóvenes drogadictos, y en la cuestión de la justicia. Pero cada vez se hace más complicado en esta atmósfera tan rígida. He tratado de contar con un diplomático en una Embajada en Teherán para conseguir una coordinación más fluida de los proyectos conjuntos. Esto es sólo, por supuesto, un pequeño avance, pero esperemos que útil, ya que puede favorecer, por lo menos algo, una cooperación más estrecha. Lamentablemente, Irán sigue mostrándose evasivo. La semana pasada, cuando yo misma lo mencioné, no recibí respuesta alguna.
Javier Solana, Alto Representante de la Política Exterior y de Seguridad Común. − Señor Presidente, muy brevemente, ya que he tenido la oportunidad de responder antes. No hay muchas preguntas nuevas y, como ya dije antes, compartimos en lo fundamental las opiniones expresadas.
Respecto a la pregunta formulada por el señor Salafranca Sánchez-Neyra, se está celebrando ahora un debate en el Consejo de Seguridad, por lo que no creo que debamos seguir discutiendo sobre el asunto. Me han preguntado qué me gustaría que pasara. Me gustaría que se aprobara una resolución que ya no fuera necesaria por haberse hecho realidad el diálogo que estamos pidiendo. Ustedes saben cuáles son los elementos necesarios para que pueda darse un diálogo fructífero.
En cuanto a otras reflexiones sobre una cooperación reforzada, hay muchos ámbitos en donde podemos y debemos cooperar. Se ha mencionado ya a Afganistán y las drogas. Esta es una cuestión importante en la que tenemos un gran interés en cooperar.
Se han formulado otras preguntas sobre el grupo de los Seis en las Naciones Unidas. No puedo hablar en nombre de los demás. Sólo puedo hablar en nombre de los seis con los que estoy negociando. He recibido apoyo de todos, de todos los miembros del grupo, de los de la Unión Europea —de eso no hay duda—, pero también de los otros miembros del Consejo de Seguridad que no pertenecen a la Unión Europea.
(FR) Paso a la pregunta de la señora Béguin sobre la energía nuclear. No quiero entrar hoy en el debate sobre la energía nuclear en general. Tendremos tiempo para ello cuando hablemos de la energía. Pero sí deseo indicarle la clara diferencia que existe entre la energía nuclear para la producción de electricidad y la energía nuclear para otros fines, que usted ha separado adecuadamente. La diferencia fundamental es que, para la producción de electricidad, la energía nuclear requiere un enriquecimiento X y, para la producción de armas de destrucción, se requiere un enriquecimiento mucho mayor.
La segunda cuestión son los residuos. Es muy importante saber qué se hace con ellos. Como sabe, en ellos hay plutonio y otros materiales que son utilizables. Las empresas que ofrecen la tecnología se encargan también de recoger todos los residuos. Por tanto, la situación es muy diferente de la que contemplamos cuando hablamos de Irán y del procedimiento de enriquecimiento autónomo.
En mi primera intervención hice una descripción del Irán que me gustaría ver: creo que ese Irán es posible, que ese Irán es deseable y que ese Irán es un país con el que debemos comprometernos. Es un país vivo, un país con una gran profundidad, intelectual, cultural, etc., al que nos gustaría ver comprometido con nosotros para trabajar juntos en varios asuntos, entre otros el tema de la energía, el tema de los derechos humanos, el tema de Oriente Próximo y el tema nuclear. Para ello, es necesario que de verdad empecemos a mantener un diálogo serio sobre todos los temas conjuntamente.
Quisiera darles las gracias por la atención que han prestado a este importante debate y quisiera decirle, señor Presidente, que estoy dispuesto a venir a hablar del tema iraní, o de otros temas, cuando me inviten.
Presidente. − Muchas gracias, señor Solana.
He recibido seis propuestas de resolución(1) elaboradas de conformidad con el artículo 103, apartado 2, del Reglamento.