Índice 
Acta literal de los debates
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Miércoles 20 de febrero de 2008 - Estrasburgo Edición DO
1. Apertura de la sesión
 2. Composición de los grupos políticos: véase el Acta
 3. Tratado de Lisboa (debate)
 4. Turno de votaciones
  4.1. (A6-0013/2008, Richard Corbett) Tratado de Lisboa (votación)
  4.2. (A6-0471/2007, Ona Juknevičienė) Censos de población y vivienda (votación)
  4.3. Estrategia de Lisboa (votación)
  4.4. (A6-0029/2008, Margarita Starkevičiūtė) Grandes orientaciones de las políticas económicas para 2008 (votación)
  4.5. (A6-0503/2007, Cem Özdemir) Una estrategia de la UE para Asia Central (votación)
 5. Explicaciones de voto
 6. Correcciones e intenciones de voto: véase el Acta
 7. Aprobación del Acta de la sesión anterior: véase el Acta
 8. Control de la aplicación del Derecho comunitario (2005) (debate)
 9. Kosovo (debate)
 10. Séptimo Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (debate)
 11. Turno de preguntas (preguntas al Consejo)
 12. El futuro demográfico de Europa (debate)
 13. Composición de las comisiones y delegaciones: véase el Acta
 14. Cooperación científica con África (debate)
 15. Orden del día de la próxima sesión: véase el Acta
 16. Cierre de la sesión


  

PRESIDE: HANS-GERT PÖTTERING
Presidente

 
1. Apertura de la sesión
  

(La sesión comienza a las 9.05 horas)

 

2. Composición de los grupos políticos: véase el Acta

3. Tratado de Lisboa (debate)
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  Presidente. − El próximo punto es el informe (2007/2286(INI)) (A6-0013/2008) de los señores Corbett y Méndez de Vigo sobre el Tratado de Lisboa, en nombre de la Comisión de Asuntos Institucionales.

 
  
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  Richard Corbett, ponente. − Señor Presidente, el señor Méndez de Vigo y yo tenemos el honor de presentar este informe al Parlamento en nombre de la Comisión de Asuntos Constitucionales. Se trata de un informe en el que nuestra comisión no se detiene tanto en el camino recorrido hasta ahora como en una simple comparación: si este nuevo Tratado mejora la Unión Europea en relación con los Tratados actuales; sí, a raíz de las modificaciones introducidas por el Tratado de Lisboa en ellos, la UE resulta más eficaz, más democrática y mejor para sus ciudadanos. Eso es lo que hemos hecho y nuestra conclusión es clara.

En primer lugar, en lo que se refiere a la responsabilidad: esta Unión contará con un sistema en el que cualquier legislación estará sometida al examen previo de los Parlamentos nacionales y, luego, a la aprobación doble del Consejo de Ministros —compuesto por los ministros responsables ante los mismos Parlamentos nacionales— y el Parlamento Europeo —cuyos diputados serán elegidos directamente por los ciudadanos para que les representen a escala europea. Se trata de un grado de control que no existe en otra estructura internacional. Miren a la OMC, el Banco Mundial, el FMI o la OTAN: por encima del nivel del Estado-nación, nadie presenta ese grado de control parlamentario propio que tendremos con este nuevo Tratado.

El nuevo Tratado también mejora los poderes del Parlamento Europeo en otros aspectos. Elegiremos al Presidente de la Comisión y gozaremos de pleno poder sobre la totalidad del presupuesto comunitario, junto con el Consejo, por lo que el gasto en agricultura ya no estará restringido al control parlamentario. El Parlamento tendrá el derecho de bloquear las medidas de ejecución del Consejo cuando no esté de acuerdo con ellas. El Parlamento tendrá, asimismo, el derecho a derogar la delegación de poderes a la Comisión si lo considera necesario. El Comisario parece preocuparse; sin embargo, esto constituye una importante garantía democrática. El Parlamento también tendrá el derecho de formular propuestas para futuras revisiones del Tratado, y se ha ampliado su derecho a ratificar y aprobar acuerdos internacionales. Este Tratado representa, sólo por eso, un enorme aumento de la democracia de la Unión Europea.

En segundo lugar, este Tratado mejora la situación para los ciudadanos de la Unión. Por supuesto, tenemos la Carta de los Derechos Fundamentales, que en la Unión constituye una garantía de que las instituciones y la legislación comunitaria no violan las normas fundamentales de los derechos humanos (las instituciones europeas habrán de respetarlas). Además, aclara las competencias de la Unión Europea a los ojos de los ciudadanos. También proporciona las garantías adecuadas para despejar los miedos injustificados que tienen algunos de que en la UE estemos desarrollando un tipo de súper Estado centralizado.

Por ultimo, el Tratado hará que la UE aumente su eficacia, que esté mejor capacitada para ofrecer resultados en aquellos ámbitos políticos en los que queremos actuar juntos a nivel europeo. La ampliación de la aplicación del procedimiento de votación por mayoría cualificada, la racionalización del tamaño de la Comisión, la fusión de los puestos de representación externa en un único Alto Representante, la Presidencia del Consejo Europeo con un mandato más largo, además de otras medidas deberían hacer que nuestro sistema estuviera más capacitado para actuar de un modo eficaz y, por lo tanto, que nuestra Unión también lo estuviera para producir resultados en esos ámbitos políticos en los que deseamos que lo haga.

Todas ellas constituyen mejoras sustanciales. Evidentemente, habrá algunos que lamenten la pérdida de la Constitución —una constitución que, después de todo, ratificó una amplia mayoría de Estados miembros. Incluso en aquellos países en que se celebraron referéndums, un total de 26,6 millones de personas votaron a favor de ella y 23 millones en contra. E incluso en mi país, se aprobó en segunda lectura en la Cámara de los Comunes por la amplia mayoría de 215. Por lo que era una Constitución que recibió apoyo en casi todos los sentidos. Sin embargo, se trataba de superar la prueba del grand slam obteniendo 27 «síes» y ningún «no». Tal fue el umbral tan alto al que tuvo que hacer frente y que no consiguió superar. De ahí que los Estados miembros abandonaran el proyecto y, sin embargo, hemos vuelto a modificar los Tratados que ya teníamos antes. Sin embargo, el contenido de dichos cambios hace a nuestra Unión más democrática, eficaz y cercana a los ciudadanos. Felicito por ello a la Cámara.

(Aplausos)

 
  
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  Íñigo Méndez de Vigo, Ponente. − (ES) Señor Presidente, también me quiero sumar a las felicitaciones que usted ha formulado en favor de Richard Corbett. Creo que esta colaboración entre Richard Corbett y un miembro del Grupo Popular Europeo demuestra, al final, lo que es Europa: que, no teniendo las mismas concepciones y teniendo sensibilidades distintas, somos capaces de hacer cosas juntos; somos capaces de avanzar para mejorar la vida de los europeos. Por lo tanto, quiero agradecer a Richard Corbett su colaboración y su cooperación, siempre leal, y siempre, insisto, para hacer cosas juntos, para construir, no para ser negativos ni para destruir.

Señor Presidente, hace tres años Richard Corbett y quien les habla presentamos ante esta Cámara el Tratado Constitucional y hoy somos ponentes del Parlamento Europeo para hablar del Tratado de Lisboa. Es evidente, señor Presidente, que algunos de nosotros éramos más ambiciosos que este Tratado de Lisboa. Creo que esta Cámara era más ambiciosa. Es evidente, también, que nos encontramos ante una situación única. El proceso de ratificación no había salido adelante, había que encontrarle una solución política. Y el Tratado de Lisboa es una solución política. Y eso, nuevamente es Europa; es buscar acuerdos, es buscar compromisos para salir de las crisis, para salir de los atolladeros.

El señor Corbett ha explicado muy bien, y yo, por tanto, me uno a sus palabras, las ventajas que representa el Tratado de Lisboa con respecto a los Tratados actualmente en vigor. Quiero añadir una cosa que no ha dicho Richard Corbett: el Tratado de Lisboa no es el Tratado Constitucional. Hemos tenido que dejar en el camino muchas de nuestras ambiciones, y yo lo lamento, pero creo también que lo esencial del Tratado Constitucional está en el Tratado de Lisboa. No siendo lo mismo, hemos conseguido mantener lo esencial.

¿Y qué es lo esencial? ¿Qué es lo que calibramos como esencial? Pues lo esencial es aquello que permitirá a la Unión Europea ser más democrática, aquello que permitirá a la Unión Europea ser más eficaz, aquello, en suma, que permitirá a la Unión Europea constituir un valor añadido para los ciudadanos.

Señor Presidente, eso es lo único que debe mover a este Parlamento Europeo. Nosotros somos los representantes de los europeos y son ellos quienes tienen que ser el punto de referencia de nuestra acción. Vivimos en un momento muy importante para Europa. Lo hemos visto desde ayer, con la situación en Kosovo.

Europa tiene que dar salida a las expectativas que tienen puestas en nosotros los europeos. Europa no puede hacer la política del avestruz. Europa tiene que contar en el mundo con una voz, tiene que tener presencia y tiene que resolver los problemas que se plantean hoy en día, ya se llame cambio climático, ya se llame lucha contra la inmigración ilegal, ya se llame lucha contra la proliferación nuclear. Tenemos que hacer frente a esos problemas.

El Tratado de Lisboa, y ésa es la cuestión clave, señorías, nos da instrumentos y fuerza para hacerlo; es evidente que luego será necesaria la voluntad política para hacerlo, pero tenemos en este Tratado instrumentos para mejorar la situación actual.

Déjenme que diga una palabra sobre construir, sobre hacer cosas en común. Eso, he dicho antes, es Europa. Pues bien, apoyar el Tratado de Lisboa significa hacer cosas en común, seguir la senda común. Es verdad, como he dicho antes, que hemos abandonado algunas cosas. Paul Valéry —que era un gran poeta y, por eso, quizá era también un gran europeo— decía de todo poema que nunca se termina, sólo se abandona. Es verdad que hemos abandonado algunas cosas, pero es verdad que, en el futuro, si hay que recuperarlas, este Parlamento Europeo estará en la vanguardia.

(Aplausos)

 
  
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  Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. Señor presidente, Señorías, muchas gracias.

En nombre de la Presidencia, desearía aprovechar esta oportunidad para debatir el Tratado de Lisboa. En primer lugar, me gustaría dar las gracias al Parlamento Europeo por su trabajo y, sobre todo, por el informe elaborado por Richard Corbett e Iñigo Méndez de Vigo.

Desde el principio he de decir que estoy de acuerdo con la evaluación positiva de muchos elementos del nuevo Tratado. La realidad es que Europa se ha enfrentado durante algún tiempo a retos internos y externos en la comunidad internacional.

Por esa razón necesitamos, sin lugar a dudas, reformas. El deseo de proseguir el proceso para mejorar la eficacia de la UE y su legitimidad democrática llevó a los dirigentes de los Estados miembros a firmar el Tratado de Lisboa el pasado mes de diciembre.

Mucho se ha dicho sobre los numerosos beneficios que aportará este Tratado. Por consiguiente, mencionaré solamente los principales. En primer lugar, garantizará que todas las instituciones que sustentan o unen a los 27 Estados miembros funcionen mejor. Eso aumentará la eficacia y simplificará los procesos de toma de decisiones. Incrementará, asimismo, la democracia y la transparencia de las acciones de la UE y —esto es lo más importante— hará que sean más cercanas los ciudadanos.

Nuestra finalidad común consiste en que el Tratado de Lisboa entre en vigor el 1 de enero de 2009. Para ello, nuestra tarea prioritaria reside en lograr que todos los Estados miembros lo ratifiquen. Permítanme aprovechar esta oportunidad para felicitar a los cinco Estados miembros que ya lo han hecho.

La Presidencia es consciente de que los procedimientos de ratificación son competencia exclusiva y soberana de los Estados miembros. No obstante, considero que debemos permitirnos expresar el deseo de que los procedimientos sigan su curso sin obstáculos, problemas o complicaciones. Estamos convencidos de que el Tratado de Lisboa constituye un instrumento y un documento adecuados que facilitarán la tarea de hacer frente a los retos contemporáneos de la Unión Europea.

La plena aplicación del Tratado de Lisboa requiere ciertas acciones preparatorias. La Presidencia es consciente de todos estos problemas y de la necesidad relacionada de un marco unificado en el que puedan llevarse a cabo dichas acciones. Hemos establecido una cooperación más intensa con la próxima Presidencia (Francia) y otras instituciones. La Presidencia garantizará que esta labor preparatoria se realice bajo el control político más elevado, es decir, el Consejo Europeo, que seguirá atentamente su progreso.

Me gustaría destacar que muchos aspectos del nuevo Tratado sólo pueden llevarse a cabo si lo propone la Comisión Europea o en estrecha colaboración con el Parlamento Europeo. La Presidencia tiene consciencia de ellos y, en cada caso, dirigirá los preparativos de modo que incluyan a todas las partes interesadas.

Me gustaría concluir declarando que todos los que han participado en los trabajos preparatorios han actuado responsablemente. Espero que esa conducta continúe porque es la mejor manera de contribuir al éxito de los procedimientos de ratificación y de la aplicación del Tratado de Lisboa.

 
  
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  Margot Wallström, Vicepresidenta de la Comisión. − Señor Presidente, en primer lugar, me tomo la libertad de declarar que acojo con satisfacción este informe y felicito a ambos ponentes por su trabajo de presentarlo ante el Pleno. Por supuesto, la Comisión comparte plenamente la opinión de que el Tratado de Lisboa representa un paso positivo para el futuro de la Unión. Como ya hemos podido escuchar, nos hará avanzar en la vía hacia una Unión más eficaz, democrática y transparente.

En política es importante hacer lo correcto porque es lo que nos aporta la legitimidad democrática. Sin embargo, es igualmente importante hacerlo correctamente. Por eso lo que estamos haciendo al decidir la agenda política del cambio climático y la energía, los costes de itinerancia, la seguridad de los juguetes y los alimentos, la política agrícola o de transportes o el comercio o lo que sea es extremamente importante, y no vamos a descansar hasta que el nuevo Tratado entre en vigor. Al mismo tiempo, debemos, sin embargo, mirar la otra cara de la moneda: cómo hacemos las cosas y cómo el Tratado cambiará la forma en que las hacemos, cómo podemos ser más eficaces en la adopción de decisiones y en la promoción de la agenda política y las prioridades de esta Unión Europea.

Uno de los elementos centrales de este Tratado es el modo en que refuerza la legitimidad democrática de Europa cambiando el papel del Parlamento: más codecisión, más peso en las cuestiones presupuestarias y los acuerdos internacionales, así como un vínculo directo entre los resultados de las elecciones europeas y la designación del Presidente de la Comisión.

También proporcionará los medios para una mayor intervención en los Parlamentos nacionales. Aquí contamos ya con una experiencia muy positiva en cuanto a la interacción con los Parlamentos nacionales y la formulación de las políticas de la Unión Europea, al igual que algunos elementos de la democracia participativa en aras de la participación directa de los ciudadanos.

Por supuesto, su informe también expresa algunas preocupaciones sobre el abandono del planteamiento constitucional y la ampliación de las normas relativas a la participación («opt-in») a Estados miembros específicos. Todos sabemos —y ya lo he dicho antes— que este era el precio que tuvimos que pagar por alcanzar un acuerdo de consenso, y presumo que todos sabemos que nada es perfecto —ni siquiera el nuevo Tratado de Reforma es perfecto. Es un compromiso, pero también algo sobre lo que nos hemos tenido que poner de acuerdo.

La ratificación está en curso; sin embargo, como sólo han aprobado el Tratado cinco Estados miembros y otros diez han emprendido sus procedimientos, aún queda un largo camino por delante no se trata de un proceso inevitable.

Mientras tanto, debemos prepararnos para la entrada en vigor del Tratado —que esperamos que sea a principios del próximo año— y la Presidencia eslovena ha presentado una lista de asuntos donde han de adoptarse medidas para su aplicación. Ya han tenido lugar debates preliminares sobre diversos asuntos, que seguirán a lo largo de los próximos meses. Algunos de dichos asuntos están sujetos a propuestas de la Comisión, por ejemplo, la iniciativa ciudadana, que es una disposición importante para ayudar a conectar la Unión con los ciudadanos.

Estoy deseando hacer todo lo que esté a mi alcance para garantizar que los europeos hagan uso de esta herramienta democrática lo antes posible una vez que el Tratado entre en vigor. Esto requiere que una propuesta de la Comisión esté lista en su momento y, al mismo tiempo, es importante que se consulte plenamente antes de adoptarla. Ciertamente, les mantendremos informados de los avances y deseamos poder colaborar en este asunto.

La comunicación con los ciudadanos durante el proceso de ratificación —sin perjuicio del método de ratificación elegido—, tal como lo esbozó en junio el Consejo Europeo, es también fundamental. Para este fin y como también se recomienda en su informe, estamos colaborando estrechamente con las autoridades nacionales y las oficinas del Parlamento Europeo.

Permítanme, por tanto, agradecerles que en su informe hagan un llamamiento a una cooperación verdadera entre las instituciones de la UE y las autoridades nacionales con vistas a informar a los ciudadanos europeos clara y objetivamente sobre el contenido del Tratado. Esto está completamente en línea con nuestro planteamiento y nos complace compartir con el Parlamento y sus oficinas en los Estados miembros nuestros productos de comunicación y el material informativo sobre el Tratado —y tenemos buenas cosas que comunicar: un Tratado que nos proporcione las herramientas para avanzar en la elaboración de políticas que en las encuestas de opinión se nos dicen continuamente que desean nuestros ciudadanos, es decir, el cambio climático y la energía, los asuntos de migración, el crecimiento y el empleo, el medio ambiente y, por supuesto, el papel de la UE en la esfera internacional. Estas son las cosas que nos ayudarán tanto a hacer lo correcto como a hacerlo correctamente.

 
  
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  Andrew Duff, ponente de opinión de la Comisión de Asuntos Exteriores. Señor Presidente, una de las características más destacadas del Tratado será que marca la llegada de una época de política de seguridad y de defensa común. Propone cambios radicales en la estructura de la UE, en particular al promover al Alto Representante al cargo de Vicepresidente de la Comisión y proponer el nombramiento de un Presidente del Consejo con un servicio tripartito de diplomáticos por debajo de él. Es necesario que estas adaptaciones estén firmemente establecidas tan pronto como el Tratado entre en vigor: el retraso y la disputa por el botín de la victoria confundirá a terceros países y provocará cinismo en la opinión pública europea.

Encomio encarecidamente la opinión de la Comisión de Asuntos Exteriores al Parlamento.

 
  
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  Thijs Berman , ponente de opinión de la Comisión de Desarrollo.(NL) Señor Presidente, el nuevo Tratado ofrece grandes oportunidades para la cooperación al desarrollo. Esto se debe principalmente a que requiere que la acción de la Comisión en el ámbito de la cooperación al desarrollo complemente las propias iniciativas de los Estados miembros. De este modo, se brinda la oportunidad de lograr, por fin, una mejor coordinación entre la Comisión y los Estados miembros —que es esencial y que fue solicitada también por la importante revisión crítica del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).

El centro de atención lo constituye la reducción de la pobreza, lo cual es positivo. Se ha abandonado una frase clave del Tratado de Niza: aquella que excluye explícitamente el Fondo Europeo de Desarrollo (FED) del alcance del Tratado, lo que significa que ahora se puede incluir al FED en el presupuesto comunitario. Esto es muy necesario ya que, al fin, proporciona al Parlamento Europeo el pleno control democrático sobre la otra mitad de las actividades de desarrollo de la UE, lo que es tan necesario como positivo. Sin embargo, sin un control constante por parte del Parlamento Europeo, la reducción de la pobreza no podrá constituir el tema central en la política exterior de la UE, aún menos si en el futuro no se nombra un Comisario Europeo individual responsable de Desarrollo.

 
  
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  Carlos Carnero González, Ponente de opinión de la Comisión de Comercio Internacional. − (ES) Señor Presidente, antes que nada me gustaría felicitar a los co-ponentes por el magnífico trabajo realizado y agradecerles que, quizá como excepción a lo que ocurre en esta Casa habitualmente, hayan tenido a bien recoger la principal de las sugerencias que hace la Comisión de Comercio Internacional respecto a la elaboración del Tratado de Lisboa.

Es que este Tratado mantiene lo esencial de la Constitución Europea en este ámbito, y eso es muy importante, porque, además de volver a subrayar que la política comercial común es una competencia exclusiva de la Unión y de ampliar su ámbito de aplicación, también introduce el método comunitario para la toma de decisiones en la misma, lo que significa más democracia y más eficacia, que, al fin y al cabo, es el gran mensaje que debemos transmitir a los ciudadanos a partir del Tratado de Lisboa.

Yo fui miembro de la Convención. Estoy orgulloso de que el Tratado de Lisboa recoja lo esencial de la Constitución que elaboramos entonces, que ha sido refrendada por la mayoría de países en su momento, pero también como el co-ponente Méndez de Vigo, digo que éste no es el fin del camino, no es el fin de la historia. Por eso, la Comisión de Comercio Internacional también recuerda algunos asuntos que se han quedado en el tintero.

Por lo tanto, tenemos la realidad, que es buena —este Tratado— y tenemos el horizonte, que será mejor en el futuro con lo que consigamos.

 
  
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  Costas Botopoulos , ponente de opinión de la Comisión de Presupuestos. – (EL) Señor Presidente, he tenido el honor de ejercer de ponente de la Comisión de Presupuestos sobre los cambios introducidos en lo que se refiere al presupuesto. Aunque se trata de uno de los temas menos conocidos, considero que es uno de los más interesantes y típicos en el contexto de lo que hoy debatimos, a saber, los cambios generales que el Tratado de Lisboa está efectuando en nuestras vidas.

En el presupuesto el Parlamento asume un papel igual al del Consejo. Ya no se hace una distinción entre gastos obligatorios y no obligatorios. De ahora en adelante decidimos todo como Parlamento, especialmente sobre la política agrícola, y esto es sumamente importante. Se ha puesto en marcha algo más: se está produciendo un cambio en la distribución de las funciones entre el Parlamento y el Consejo en el marco del procedimiento presupuestario. Los resultados se verán en el futuro; no podemos saberlo a ciencia cierta. En mi opinión, cabe aplicar lo dicho al Tratado de Lisboa en general.

Este Tratado introduce un paquete de cambios políticos de amplio alcance que servirán de base para nuestra agenda política. Estimo que esta nueva agenda política es lo que hoy necesita la UE.

Ahora sería incorrecto decir que el Tratado de Lisboa es la meta. Por el contrario, constituye un importante paso que nos permite operar en un marco mejor y más eficaz con mayores posibilidades para el Parlamento. Esto es especialmente importante si tenemos presente las lecciones aprendidas de la experiencia de la Constitución Europea. El resultado de fundamental trascendencia del tortuoso camino hacia Lisboa es que Europa no se cerró en sí misma ni adoptó un carácter más defensivo, sino que se hizo más social. En consecuencia, ahora existen más cláusulas sociales y más derechos. Se está haciendo un intento por abrir Europa al exterior a través de este procedimiento. Ésta es, a mi entender, la lección más significativa, la razón por la que debe ratificarse el Tratado de Lisboa.

 
  
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  Jan Hudacký , ponente de opinión de la Comisión de Industria, Investigación y Energía. (SK) El nuevo Tratado europeo, aunque es imperfecto en algunos aspectos, representa un importante instrumento con vistas a una integración mayor y más profunda de los Estados miembros, así como a un funcionamiento más eficaz y flexible de las estructuras e instituciones tanto entre cada uno de los Estados miembros de la UE como entre la UE y el resto del mundo.

Al mismo tiempo, el Tratado abre las puertas a otra ampliación de la Unión para incorporar nuevos Estados miembros, de modo que el sueño de muchas personas de un hogar común europeo pueda hacerse realidad. La Carta de los Derechos Fundamentales, que se ha convertido en un elemento jurídico del Tratado, tiene, por supuesto, gran importancia. No obstante, como no es muy explícito, puede plantear algunas dudas sobre los derechos humanos naturales. La Comisión de Industria, Investigación y Energía considera que el nuevo Tratado, por un lado, ofrece suficiente margen para la realización de las políticas comunes y, por otro, en el marco del principio de subsidiariedad, garantiza que los Estados miembros tengan la competencia suficiente para seguir adelante con sus propias estrategias y políticas sobre competencia, por ejemplo, en el ámbito industrial.

El Espacio Europeo de Investigación fortalecerá el programa científico y tecnológico. Esto conducirá a una transferencia más fácil de conocimientos científicos y tecnología y a una cooperación ilimitada entre científicos e investigadores, sin importar las fronteras. Con respecto a los programas del Espacio Europeo de Investigación, nos congratulamos de que el Tratado ofrezca una plataforma para un espacio político europeo y prevea explícitamente una cooperación adecuada con la Agencia Espacial Europea.

Un éxito importante del Tratado lo constituye el acuerdo sobre una política energética común, que hace hincapié en la mejora del mercado interior de la energía a través de la garantía de la seguridad de suministro, la eficiencia y el ahorro energéticos, el desarrollo de fuentes de energía renovable y la mejora de la interconexión de las redes. El hecho de que el Tratado permita individualmente a los Estados miembros seguir adoptando decisiones sobre su propia combinación energética es así mismo una ventaja. Además, me complace poder decir que el Tratado incluye el Protocolo por el que se modifica el Tratado CEEA, que mantendrá su efecto legislativo original: estoy convencido de que creará las condiciones necesarias para el desarrollo lógico y seguro de la energía nuclear.

 
  
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  Gérard Deprez , ponente de opinión de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior. (FR) Señor Presidente, Señorías, la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior expresa su apoyo al informe de nuestros colegas diputados, los señores Corbett y Méndez de Vigo. En particular, acogemos con satisfacción el hecho de que el informe subraye —esto es obvio, pero es bueno mencionarlo— que el Tratado de Lisboa introduce la mayoría de los cambios en los ámbitos de la libertad, la seguridad y la justicia, en particular, la supresión de los pilares y la inclusión en el método «comunitario» de la cooperación jurídica en asuntos penales y la cooperación policial.

Aunque constituye un importante paso adelante, en nuestro ámbito todavía se acompaña de una reserva que resulta difícil aceptar. Nuestros colegas diputados deberían saber que, en el marco del Tratado de Lisboa, todas las medidas que se hubieran adoptado en el tercer pilar antes de su entrada en vigor estarán fuera del control de la Comisión y, también, del Tribunal de Justicia Europeo durante un periodo de cinco años en ámbitos tan sensibles como el respeto de los derechos fundamentales y las libertades.

Para nosotros esta restrictiva disposición resulta difícil de aceptar, señor Presidente, y ahora confirmamos nuestra determinación de que no se aplique a toda la legislación adoptada antes del final de la actual legislatura. Esperamos que las negociaciones interinstitucionales entre el Parlamento Europeo, la Comisión y el Consejo empiecen lo antes posible para alcanzar un acuerdo sobre el modo de superar esta dificultad.

 
  
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  Joseph Daul , en nombre del Grupo PPE-DE. – (FR) Señor Presidente, Presidente en ejercicio del Consejo, Vicepresidenta de la Comisión, Señorías, como todos los demás, me gustaría, en primer lugar, dar las gracias y felicitar a nuestros colegas diputados, Íñigo Méndez de Vigo y Richard Corbett, por el informe sobre el Tratado de Lisboa y, en particular, por el excelente trabajo que han realizado. Sin embargo, como amigo, también puedo decirles que para eso se les paga.

Nuestro debate llega en un momento en que cinco Estados miembros ya han ratificado el Tratado y en que Polonia ha anunciado que está preparando el inicio del proceso de ratificación. En nombre de los miembros del Partido Popular Europeo (Demócrata-Cristianos) y los Demócratas Europeos, así como del Grupo PPE-DE, desearía reiterar lo importante que es este Tratado para la reactivación de la dinámica europea.

Después de dos años de punto muerto y recelos, la Unión Europea se ha provisto de las herramientas que necesita para funcionar eficazmente. Los miembros del PPE-DE consideran que este Tratado hace a la UE más democrática y visible y, por tanto, más influyente dentro de sus propias fronteras y en el resto del mundo.

El Tratado de Lisboa marca el regreso a la política en Europa. Nuestros ponentes han resaltado la mayor democracia, claridad y visibilidad, así como el refuerzo de la eficacia de la Unión Europea, reconociéndolos como los mayores avances del Tratado de Lisboa. La democracia se intensifica mediante la ampliación de los poderes del Parlamento Europeo, la única institución elegida por sufragio universal directo. La codecisión se convierte en la norma. El Presidente de la Comisión será elegido por el Parlamento Europeo. El papel de los Parlamentos nacionales se verá, del mismo modo, intensificado en asuntos de subsidiariedad. Esto es algo por lo que nuestro grupo está muy entusiasmado. Europa ya no estará ausente en los debates nacionales. Ya no tendrán una excusa para criticarnos. Ahora los ciudadanos tendrán el derecho de iniciativa. Con la recogida de un millón de firmas de ciudadanos de los 27 Estados miembros, podrán cursar una petición directa a la Comisión para que presente una nueva propuesta.

Además, los derechos de los ciudadanos estarán protegidos con la Carta de los Derechos Fundamentales, cuyo efecto jurídico vinculante se recoge en el Tratado. Estamos muy orgullosos de este avance. Con la apertura a los ciudadanos de los debates legislativos en el Consejo, Europa será más transparente, y, con la aclaración de las competencias de la Unión Europea, su funcionamiento se hará más comprensible.

La ampliación de la votación por mayoría cualificada en el Consejo reducirá el riesgo de puntos muertos institucionales y posibilitará la aplicación de las políticas comunes necesarias. Por otro lado, Europa confirmará su papel de actor político en la esfera internacional. Cuando tenga competencia, la UE hará oír su voz y adoptará las decisiones requeridas para la política energética, la política exterior, la cooperación judicial y policial, y la política medioambiental.

En lo que a la energía se refiere, el Tratado introduce el fundamento jurídico para una política europea en materia de suministro energético y energías renovables. En cuanto a la política exterior, la UE estará finalmente representada por un Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. Frente a un mundo cambiante, plagado de multitud de retos de todo tipo, la Unión Europea ha de contar con los medios de afirmar su posición de actor clave ante sus socios internacionales.

Hace poco tiempo me percaté de que en Oriente Próximo se pedía más de Europa, no sólo que pagara, sino también que ejerciera su pleno peso político, y este también será el caso en Kosovo y los Balcanes. En el ámbito de la cooperación policial y judicial, es fundamental que la UE adopte medidas sólidas y coordinadas para luchar contra la globalización de la delincuencia y las amenazas terroristas.

El Tratado de Lisboa aporta a la UE los medios para llevar a cabo reformas de gran alcance con el fin de conseguir dicho fin. Al resultar más inteligible y estar más unida, la UE podrá imponerse como líder mundial en la lucha contra el cambio climático. También enviará claros mensajes a los países emergentes animándolos a adoptar una verdadera estrategia de desarrollo sostenible.

Los miembros del Grupo PPE-DE creen sinceramente que estos ámbitos deberían constituir el objeto de las políticas europeas. Por supuesto, muchos de nosotros —como señalaron los ponentes— lamentan el hecho de que el planteamiento constitucional haya tenido que abandonar cualquier mención a los símbolos de Europa.

El gran reto ahora es la ratificación del Tratado. En nombre de los miembros del Grupo PPE-DE, apelo a los Estados miembros a seguir los pasos de Hungría, Eslovenia, Rumanía, Malta y Francia y ratificar el Tratado de Lisboa sin demora, de modo que pueda entrar en vigor en 2009.

Gracias por su atención. Espero que hoy el Presidente del Grupo Socialista, Martin Schulz, siga mi ejemplo.

(Aplausos)

 
  
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  Martin Schulz , en nombre del Grupo del PSE. (DE) Señor Presidente, Señorías, al formular mis observaciones puedo ciertamente ahorrarme el esfuerzo de entrar de nuevo en los detalles del informe Corbett-Méndez de Vigo. Los ponentes y los coponentes de las comisiones competentes lo han hecho lo suficientemente bien. Por lo tanto, en medio de mis observaciones, me tomo la libertad de plantear una pregunta bastante básica asociada al hecho de que un día como hoy, en que el Parlamento Europeo está emitiendo su opinión sobre un logro fundamental en la historia de la unidad europea, podríamos parar por un momento y preguntarnos: ¿por qué estamos haciendo esto? ¿Cuál es el verdadero propósito de esta acción? ¿Por qué necesitamos este Tratado?

En la historia del pueblo de este continente, cien años es poco tiempo. No obstante, cuando miramos cien años atrás y nos situamos en 1908, constatamos que: un sultán gobernaba Turquía; Rusia estaba dirigida por los zares; esta ciudad era parte del Imperio alemán y se hallaba bajo el poder de Guillermo II; Francia poseía un vasto territorio colonial y el Reino Unido su propio Imperio. Hace 50 años la toma del poder por parte de Adolf Hitler se remontaba a 25 en el pasado (se produjo hace ahora 75 años). Mientras tanto, Joseph Stalin cometía sus atroces crímenes y ocurría la desgracia de Auschwitz. Hace 50 años la Unión Soviética, liderada por Nikita Jruschev, y los Estados Unidos, gobernados por Eisenhower, decidían en Yalta el orden mundial tras la guerra. Hace 25 años se extinguía el poder de la Unión Soviética y, sin embargo, el mundo tomaba la vía equivocada —por lo que se refiere a la economía— de la «reaganomics».

Hoy no podemos ni imaginar qué es lo que pasará en 25 años. Una cosa es cierta: la única oportunidad que tienen los Estados que dirigían la mitad del mundo hace cien años —Francia y el Reino Unido— de poder asegurar su influencia internacional en la actualidad y quizá de ser todavía influyentes dentro de 25, 50 y 100 años, no consiste en izar banderas atractivas, sino en plantearse la pregunta: ¿cómo puedo garantizar, en un mundo más pequeño con una influencia limitada —porque hay más actores, como China, la India y América Latina, por ejemplo—, como político responsable en esta aldea mundial, que mis ciudadanos, mi país, sean capaces de tener voz en una democracia, bienestar y estabilidad social internacional?

Ya no podemos hacerlo solos. Únicamente podemos lograrlo juntos, los europeos, por lo menos. Quizá los Estados Unidos pueden sobrevivir por sí solos en esta competencia de tipo internacional. Quizá China también —aunque ya está concluyendo acuerdos de cooperación de carácter tecnológico con la India. Al hablar sobre este Tratado, desearía en gran medida volver a tratar el tema de por qué nunca debatimos realmente el hecho de que los Ministerios de Industria y Desarrollo de China y la India se han estado reuniendo a lo largo del último año para celebrar un acuerdo de cooperación.

Aquí tenemos a dos países, que juntos representan un tercio de la población mundial, firmando un acuerdo de cooperación. Y nosotros, los europeos, ¿qué estamos haciendo? Vamos por buen camino, aunque no lo suficientemente coherente y no completamente, pero vamos por buen camino, el camino que se describe con la expresión: en la unidad está la fuerza. Cualquiera que lo haga solo, saldrá perdiendo a largo plazo. Cualquiera que navegue en un convoy escoltado, cualquiera que lleve a un buen puerto una nave, no detrás de un buque insignia, sino en una fila de barcos en pie de igualdad, ganará, ya sea un Estado grande o pequeño, todos estamos en pie de igualdad en esta Unión. No obstante, unimos nuestras fuerzas en un marco que nos permite cooperar económica, social y democráticamente como iguales con otras regiones del planeta, con el fin de salvaguardar los derechos humanos y la paz en el mundo. Ese es el propósito de este Tratado.

Por consiguiente, nosotros, los socialdemócratas, los socialistas, queremos respaldar este Tratado y la opinión de nuestros ponentes sobre el mismo con arreglo a una profunda convicción, ya que consideramos que este es el buen camino. A aquellos que predicaron hace cien años que el mundo debía recuperarse al modo alemán, que la Pax Britannica debía dominar el mundo, que en la Communauté Française la superioridad francesa debía reinar o que el «cesaropapismo» que prevalecía en Moscú en su tiempo significaba que debíamos venerar una persona como emperador o Dios; a aquellos que dijeron al mundo que la bandera bajo la cual tendríamos que reunirnos era la cosa más importante y no el espíritu de paz que consideramos lo primordial; a aquellos que mantenían que el nacionalismo y la primacía nacional conducirían al objetivo; a aquellos sólo podemos decirles que los cien años de historia transcurridos demuestran lo contrario.

François Mitterrand tenía razón cuando dijo en esta Cámara que, al final, el nacionalismo siempre significa una cosa: guerra. En la historia europea hay pruebas suficientes para pensar que el ultranacionalismo siempre significa guerra. Podríamos responder diciendo que el nacionalismo no es nunca la solución para el futuro. La solidaridad entre las naciones sí que lo es, y esa es la finalidad del Tratado.

(Aplausos)

 
  
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  Andrew Duff , en nombre del Grupo del ALDE. – Señor Presidente, el mundo espera una Unión Europea con una mayor capacidad de actuar a nivel internacional.

Dentro de la Unión hay montones de personas que desean que se ponga fin a las disputas aparentemente interminables sobre nuestro sistema de gobierno. Si bien he disfrutado en la CIG y previamente en la Convención, pienso que hablo por todos al decir que compartimos la opinión de que deberíamos zanjar algunas de estas disputas por un tiempo considerable. Sin duda alguna, deseo que llegue el momento en que podamos centrarnos en mejorar la calidad de la política que proviene de Bruselas y Estrasburgo. Ese momento llegará cuando entre en vigor el Tratado de Lisboa, porque conecta eficazmente el cambio político con reformas convenientes y necesarias en las competencias, los instrumentos y los procedimientos.

Hay algunos —ciertamente en esta Cámara— que preferirían rechazar el Tratado y retroceder en el tiempo hasta Niza y, quizás incluso antes, al pensamiento del siglo XIX. Entre esas ellos se halla desgraciadamente el Partido Conservador británico, que no consigue ofrecer una solución europea compartida a los problemas comunes que todos afrontamos como europeos.

Sé que el Reino Unido presenta una situación insular particular y que es cierto que incluso su Gobierno está demasiado asustando para hacer frente a los nacionalistas y xenófobos y que ha insistido en declarar sus contraproducentes decisiones de no incluirse en ámbitos clave de la unidad europea, en ocasiones dejando al Reino Unido al margen. Los Demócratas Liberales lo lamentan y desean que llegue el momento en que el Reino Unido encuentre un lugar más cómodo en la Unión más fuerte y unida, democrática y eficaz, que promete este gran Tratado.

(Aplausos)

 
  
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  Brian Crowley, en nombre del Grupo UEN. ― (GA) Señor Presidente, los líderes de la Unión Europea firmaron el Tratado de Reforma de la Unión Europea el pasado mes de diciembre. Este Tratado garantizará que la Unión Europea funcione de forma más efectiva en los años venideros.

Una Unión más efectiva significa una economía más fuerte para Europa e Irlanda. Cualquiera que haya estado funcionando durante cincuenta años hace los cambios necesarios para poder abordar los nuevos desafíos que se presentan. El pueblo irlandés tiene buenas razones para votar a favor de este Tratado.

Los beneficios económicos y financieros derivados de la participación en la Unión Europea son evidentes para cualquier persona de cualquier Estado miembro. De hecho, el Mercado único es uno de los avances más importantes que se han producido en los últimos treinta años de desarrollo en la UE. Y, obviamente, como cualquier organización que empieza con seis miembros, requiere cambios normativos a medida que progresa y crece.

Esta es la razón por la que considero que los irlandeses votarán a favor en el próximo referéndum sobre este Tratado. Votarán a favor porque han constatado una enorme inversión extranjera directa en su país. Han constatado un enorme desarrollo con respecto a la infraestructura y el desarrollo social en la isla. Han constatado que se ha realizado un trabajo increíble en lo que se refiere a la paz en Irlanda, reuniendo a comunidades anteriormente divididas. Y aquellos que señalen con el dedo para decir «Europa no es lo adecuado» o «Europa es mala» y «mira el tipo de cosas que va a hacer» desconocen completamente las pruebas sobre el terreno: el desarrollo social, económico y cultural. De hecho, mucha gente, cuando habla de que Europa actúa a escala internacional, olvida que sólo en 2006 la UE-27 contribuyó con 46 000 millones de euros al desarrollo mundial: eso le convierte en el mayor donante de ayuda al desarrollo de todo el mundo.

Por eso confío en que los irlandeses, cuando se les explique esto adecuadamente en los próximos meses, garanticen la ratificación de este Tratado.

 
  
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  Johannes Voggenhuber , en nombre del Grupo Verts/ALE. – (DE) Señor Presidente, Señorías, nos ha tomado ocho años, dos convenciones, tres conferencias intergubernamentales y dos proyectos de tratado para lograr el resultado que estamos evaluando hoy. Permítanme, llegados a este punto y después de este largo periodo, dar las gracias personalmente por haber gozado de la oportunidad de representar a esta Cámara en ambas convenciones y estar presente, junto con Andrew Duff, como ponente del PE, tanto en la Carta de los Derechos Fundamentales como en la Constitución. Fue para mí el mayor honor de mi vida política. Muchas gracias.

Los contenidos y logros de este Tratado pueden verse en detalle, y no son pocos. Se han puesto los cimientos para el primer tratado supranacional de la historia. El código más actual y global de derechos fundamentales se convierte en legislación comunitaria. La fijación de los objetivos y derechos sociales indica el camino a la siguiente tarea: la creación y construcción de una unión social europea. Con su propia personalidad jurídica, la Unión pasa de un foro de Estados que cooperan libremente a un actor histórico independiente. Si queremos lograr la reactivación de este Tratado, la unidad política tendrá que dejar de ser un proyecto de elites y legaciones de Estado para convertirse en una res publica.

Hoy, sin embargo, no estoy muy seguro de si somos conscientes de que estamos llevando a cabo esta evaluación en circunstancias muy difíciles y especiales de la historia europea. En la última edición de Der Spiegel, he leído las declaraciones de Henry Kissinger, Ex Secretario de Estado de los Estados Unidos, que concluían lo siguiente: «los europeos no quieren entender». Aunque comprendo bien la reacción inicial instintiva del señor Schulz negando con la cabeza, en este caso desearía citar un comentario externo al respecto. Henry Kissinger describe la desaparición del Estado-nación en Europa como el reto más destacado de nuestros tiempos. Declara que «la cuestión reside ahora en si los Estados-nación no solo han cedido parte de su soberanía a la Unión Europea, sino también parte de la visión de su propio futuro. Su futuro está ahora vinculado a la Unión Europea, y la UE todavía no ha conseguido una visión y lealtad comparable a la del Estado-nación. Por lo tanto, existe un vacío entre el pasado y el futuro de Europa».

Esta es la mejor descripción que tenemos hasta el momento de este Tratado. Esto ilustra muy bien lo que los gobiernos han estado haciendo con el proyecto de Constitución, porque esas notas al margen y los cambios que nosotros mismos hemos estado introduciendo al conjunto, con el fin de salvaguardar los logros y después tratar de aprobarlo al tiempo que nos tapamos la nariz, implican una pérdida del espíritu y poder europeos, que crean identidad, generan lealtad y convencen a los ciudadanos. El poder de establecer nuevos comienzos y nuevos órdenes, así como de ofrecer nuevas soluciones, una y otra vez, volviendo a empezar cada día: eso es Europa. Este poder se vio en gran medida debilitado por —aquí seré bastante franco— la actitud reaccionaria de los gobiernos nacionales y las legaciones de Estado, que adquirieron más poder gracias al lenguaje de la Constitución Europea y a las reformas relacionadas. Esta conciencia tampoco debería abandonarnos en vista de los verdaderos logros de este Tratado. Al no haber conseguido que los ciudadanos sean soberanos de la Unión Europea, la primera tarea de este Parlamento en el futuro será respetar el espíritu de esta Constitución, convertir a la Unión en una unión de ciudadanos, más que de Estados, y hallar la fuerza para crear una res publica de la integración europea y demostrar la fortaleza de Europa creando nuevas identidades junto con los ciudadanos.

(Aplausos)

 
  
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  Mary Lou McDonald , en nombre del Grupo GUE/NGL. – Señor Presidente, el Tratado de Lisboa se someterá al escrutinio democrático del pueblo solamente en Irlanda. En otros Estados existe claramente un miedo a los referéndums, y yo me pregunto por qué. ¿Por qué, cuando hablamos tanto sobre democracia? ¿Quién teme aquí a la voz del pueblo?

En esta Cámara hablamos la lengua de la paz, y, sin embargo, Lisboa nos obliga a aumentar el gasto militar europeo y a seguir apoyando a la industria armamentística en Europa. ¿Por qué insistimos en emular a los Estados Unidos? ¿Creemos realmente que mediante la creación de un equivalente europeo se contribuirá a un mundo en paz? Yo no.

Seguimos manteniendo el mito de que la UE valora los servicios públicos y los derechos de los trabajadores, cuando todo demuestra lo contrario. Pregúntenles a los ciudadanos de Vaxholm o a los trabajadores de Irish Ferries (compañía de transbordadores irlandesa) sobre el compromiso de la UE con respecto a la reivindicación de los derechos de los trabajadores.

¿Por qué razón nos congratulamos por ser donantes importantes de ayuda a países en desarrollo y, al mismo tiempo, concebimos acuerdos de asociación que fuerzan a los países pobres a dejar al descubierto sus mercados a la ambición económica europea?

¿Cómo puede alguno de los presentes hoy que crea en la democracia, la paz y los servicios públicos respaldar el Tratado de Lisboa? No se trata de una reforma o de eficacia; este Tratado es una carta blanca para mermar más la democracia, y sólo sus cláusulas de modificación automática son prueba de ello. Es una carta para más privatización. No presenta ningún avance en cuanto al medio ambiente, nada nuevo sobre la protección de los derechos de los trabajadores y da mano libre a las poderosas instituciones comunitarias para militarizar más nuestra Unión. ¿Apoyarían los ciudadanos de Europa tal Tratado? Yo creo que no y quizá por eso no se les pregunta.

Como irlandesa y orgullosa europea, deseo que mi país tenga la libertad de tomar decisiones por el interés de su pueblo. Deseo que todos los Estados miembros, grandes y pequeños, disfruten igualmente de dicho derecho. Colectiva y democráticamente, podemos introducir un cambio positivo, prestando servicio a nuestro pueblo y a la aldea global. Debemos reformar la Unión Europea para conseguir esas cosas, crear la Europa que nuestro pueblo quiere y merece. El Tratado de Lisboa no es bueno ni para Irlanda, Europa o el resto del mundo.

 
  
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  Nigel Farage , en nombre del Grupo IND/DEM. – Señor Presidente, lo que ocupa hoy aquí al Parlamento Europeo, con este debate y su posterior votación, es nada menos que un ejercicio masivo de engaño. Se está profiriendo un montón de mentiras porque no quieren que los ciudadanos de Europa tengan los referéndums que les prometieron. Esto representa una imposición de la voluntad de la clase política al pueblo.

Todos sabemos la verdad, que es que el Tratado de Lisboa es lo mismo que la Constitución de la UE, con exactamente las mismas concesiones en materia de veto. Es prácticamente idéntico en todos los aspectos y es un tratado constitucional, porque concede a la Unión plena personalidad jurídica y, lo que es aún peor, la capacidad de modificación en un futuro sin tener que consultar a más conferencias intergubernamentales. Da a la UE la capacidad de legislar sobre literalmente todos los aspectos de nuestras vidas.

Sin embargo, me dicen que no debería preocuparme porque la bandera y el himno se han abandonado. Entonces quiten la otra. Hay una gran bandera ahí enfrente. Es absurdo. Es todo parte de la mentira. La verdad es que son demasiado cobardes para celebrar un referéndum. No quieren escuchar la voz del pueblo, y ahora están recurriendo a medios totalitarios para hacer avanzar este Tratado.

Escuchamos al señor Cohn-Bendit decir que aquellos que se opongan al Tratado están mal de la cabeza. Escuchamos al señor Schulz decir que aquellos de nosotros que se opusieran a la pura deshonestidad de este proyecto se estaban comportando como los nazis de los años treinta. Bien, pienso que los decentes ciudadanos de a pie de Europa averiguarán por sí mismo quiénes son los extremistas.

He de decir que deseo a los irlandeses y a aquellas personas que creen en la democracia todo el éxito para dentro de dos meses. Espero que emitan un resonante «no» y que se escuche la voz de los pueblos de Europa, y no sólo la suya, la voz de la clase política. Puede que hoy se sientan satisfechos, pero cada vez resultan más desdeñables.

 
  
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  Jim Allister (NI). – Señor Presidente, rechazo este informe y el Tratado que éste respalda. Antes de los referéndums francés y neerlandés, en esta Cámara escuchábamos muchas conversaciones vacías sobre la voluntad del pueblo. ¿Por qué? Porque arrogantemente la elite política de la UE creía que el pueblo se vería engatusado por su propaganda de la Constitución. De repente, la gente abrió los ojos y se fueron corriendo con el rabo entre las piernas, y no han parado desde entonces, aterrorizados de que los votantes les rechacen de nuevo.

Por este motivo el centro de atención clave de los últimos tres años ha sido tramar una conspiración intergubernamental para endilgar esta Constitución a los ciudadanos de Europa sin atreverse a preguntarles su opinión. Tanta arrogancia, tanta tiranía: cuadran, por supuesto, porque esta Constitución versa enteramente sobre de transferir cada vez más competencias nacionales a los déspotas de Bruselas, aquellos que son efectivamente demasiado cobardes para organizar un referéndum.

 
  
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  József Szájer (PPE-DE).(HU) Señor Presidente, Señorías, antes de todo, me permito señalar que resulta inaceptable para cualquiera que en esta Cámara alguien se proclame la única voz del pueblo y hable del resto como representantes solamente de la opinión de la clase política. Es una actitud inaceptable.

Hay muchos diputados en esta Cámara y hay, asimismo, muchos ciudadanos en Europa que se encuentran aquí representados que piensan que se requiere una Europa más fuerte. Últimamente los nuevos Estados miembros también se han dado cuenta de que el problema de Europa no es que limita nuestra soberanía o nos despoja de nuestras oportunidades, sino que no está lo suficientemente capacitada para la acción conjunta. Este nuevo Tratado, el Tratado de Lisboa, proporcionará los medios para hacer justo eso.

Por supuesto, también hay muchos de nosotros que no están completamente satisfechos con lo que implica el Tratado de Lisboa. Al mismo tiempo, hemos de decir que ha llegado el momento —una vez ratificado el Tratado— de la puesta en marcha de la nueva Europa, esa nueva estructura que crea el Tratado de Lisboa. En otras palabras, en los próximos años necesitamos una Europa más fuerte y un periodo tranquilo de consolidación.

Estoy especialmente satisfecho de que el documento también prohíba expresamente la discriminación contra las personas que pertenecen a minorías. En la Unión Europea hablamos mucho sobre valores y diversidad, pero hasta ahora la protección europea de las minorías ha sido inestable. La oportunidad y el paso que esto supone abren nuevas vías a Europa de hacer realidad la retórica asociada normalmente a estos asuntos. Después de todo, no podemos hablar de valores y principios comunes si dejamos los cimientos de Europa —las minorías y las comunidades étnicas— fuera del proceso.

Acojo con satisfacción el tratado y felicito a los ponentes.

 
  
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  Hannes Swoboda (PSE).(DE) Señor presidente, Señorías, ya se ha dicho mucho sobre lo que quiere Europa. Coincido con el orador anterior al preguntar lo siguiente: quieren una Unión Europea más fuerte, pero ¿por qué? Algunos ven en la globalización una gran oportunidad y desean que Europa también la aproveche. Mucha —y probablemente más— gente ve en la globalización un peligro. Tienen miedo de ello y quieren que Europa les ayude a superar sus desventajas.

La pregunta aquí es, por supuesto: ¿qué da a cambio el Tratado de Reforma —ese Tratado sobre el que dos ponentes han realizado un buen informe? La respuesta es clara: el Tratado de Reforma refuerza la Unión Europea sin abolir la democracia. Por el contrario, este Tratado concede más democracia al Parlamento Europeo y a los Parlamentos nacionales y, sin embargo, capacidad de acción para la Unión Europea. Eso es lo fundamental. Por lo tanto, opino que gran parte de los intereses de los ciudadanos están bien representados.

¿Qué deberíamos hacer, por consiguiente, con esta capacidad común de acción, que también encuentra su expresión concretamente en el Alto Representante, que puede conseguir más como Vicepresidente de la Comisión para la Política Exterior y de Seguridad Común? Por ejemplo, junto con los asuntos de energía y la competencia energética adicional que el Tratado de Reforma concede a la Unión Europea, podríamos al final aplicar una política energética exterior jurídicamente competente que nos lleve a un mejor punto de partida con respecto a Rusia y a otras potencias energéticas importantes. Junto con la competencia del comercio exterior, también podremos representar mejor los intereses de nuestros trabajadores y nuestra economía en las relaciones comerciales internacionales. Junto con la competencia de medio ambiente, podremos, asimismo, garantizar que nuestro comercio de derechos de emisión y el resto de nuestros objetivos medioambientales no vayan en detrimento de nuestra economía y trabajadores y que el medio ambiente se comprenda mejor en el mundo.

El gran mérito del Tratado de Reforma —por lo tanto, yo también apoyo claramente el trabajo de los ponentes— es asegurar que la Unión Europea esté más capacitada para la acción y que, al mismo tiempo, sea más democrática.

 
  
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  Bronislaw Geremek (ALDE).(PL) Señor Presidente, la aprobación del Tratado de Lisboa por los países de la UE constituirá un hito importante en la historia de Europa y en la de la Unión. El informe que se nos ha presentado aquí hoy ha brindado al Parlamento la capacidad de declarar sin tapujos la importancia que reviste la aprobación de dicho Tratado.

Mi esperanza reside en que se ratifique tal como se firmó. Me siento satisfecho de que mi país, Polonia, esté anunciando una próxima ratificación del Tratado de Lisboa. También me gustaría pensar que existe una relación interna entre el Tratado que se ha ratificado y la Carta de los Derechos Fundamentales. Esta Carta define un universo de valores; constituye la piedra angular ideológica de la Unión Europea. Por consiguiente, dividir ambos actos sería un acto incomprensible, me atreveré incluso a decir que de esquizofrenia política. Los dos están estrecha y mutuamente vinculados.

Estoy convencido de que el Tratado de Lisboa capacitará a nuestra Unión para que esté más unida como equipo, ya que establece los mecanismos para ello. No es que el Tratado instaure un marco jurídico rígido y claramente definido; por el contrario, fija los mecanismos con los que la Unión Europea podrá, en adelante, afianzar su integración. Este Tratado depara un futuro en el que la UE posee una dimensión política, un futuro en el que la UE es capaz de forjar políticas de solidaridad. Crea una situación en la que gran parte de las instituciones comunitarias puedan trabajar juntas y, a lo mejor y lo que es más importante, un lugar para el ciudadano, con sus preocupaciones cotidianas y su deseo de participar en el proceso europeo.

A mi juicio, con este Tratado se está forjando el espíritu europeo, que, de hecho, también permitirá interpretar el propio Tratado. Sus ambigüedades generan un clima propicio para que en particular el Parlamento, pero también el resto de las instituciones puedan presentar los hechos de lo que queremos construir, porque el papel que desempeñarán el Presidente de la Unión Europea y del PE, el Ministro de Asuntos Exteriores o el Alto Representante, todos dependen del pueblo y de la cooperación. Me aventuraré a decir, señor Presidente, que espero que en el futuro estas cuatro responsabilidades importantes en la UE se deriven de una elección. Pienso incluso que ahora el Tratado de Lisboa permitirá combinar las funciones del Presidente de la Comisión y del de la Unión. Este paso fortalecerá a la Unión Europea.

 
  
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  Bogdan Pęk (UEN). – (PL) Señor Presidente, el proceso de la integración europea no es algo malo en sí; de hecho, es justamente lo contrario. Si se realizara honestamente, sobre la base de principios de solidaridad y una verdadera expansión de la democracia, podría aceptarse universalmente. Mientras tanto, el espíritu que emana en la actualidad de esta construcción y de la Unión Europea seguirá constituyendo una de las hipocresías modernas. No cabe duda alguna de que el establecimiento de ese cuasi-Estado europeo, sobre la base de los principios consagrados en el Tratado, restringirá la verdadera democracia, que se convertirá efectivamente en una democracia sólo en apariencia.

En este mismo Parlamento sus diputados imponen una restricción de la expresión democrática y de la manifestación de la voluntad política. Las instituciones y la burocracia europeas están avanzando en competencias clave, mientras que el mayor Estado de la Unión no está en situación de ilegalizar un partido claramente fascista que está pidiendo un cambio en las fronteras europeas.

Hoy están hablando de una política energética común. ¿Por qué el tema del gasoducto que Alemania y Rusia van a dirigir a través del Mar Báltico —ante las narices de Polonia, Lituania y Estonia, y con el fin de ofrecer a Rusia la oportunidad de cortar el abastecimiento energético a estos países— no suscita en esta Cámara una indignación generalizada? Por eso no confiamos en sus buenas intenciones. Esa confianza es la base del futuro, porque el hecho de construir sólo puede fundamentarse en la verdad.

 
  
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  Ian Hudghton (Verts/ALE). – Señor Presidente, estoy totalmente de acuerdo en que es necesario, en una Unión Europea de 27 Estados miembros, actualizar las normas de funcionamiento y los acuerdos activos en la UE-15 y anteriores. Acepto igualmente que una gran parte del contenido del Tratado de Lisboa, como el aumento de las competencias de este Parlamento y la apertura de la toma de decisiones del Consejo, es positiva y razonable. Sin embargo, mirándolo con detalle desde mi punto de vista de representante de Escocia, tengo serias preocupaciones sobre algunas de las imperfecciones, como reconoció la Comisaria Wallström.

En primer lugar, se ha hablado mucho del logro que supone el derecho de los Parlamentos nacionales a intervenir, pero, por supuesto, eso no se aplica al Parlamento autonómico nacional de Escocia u a otras naciones sin Estado.

En segundo lugar, el proceso del Tratado no consiguió que se abordara el asunto de una sede única para el Parlamento Europeo, lo que nos deja indefensos ante el traslado obligado entre Bruselas y Estrasburgo.

En tercer lugar, no puedo apoyar la inclusión de la política pesquera común (PPC) como una de las cuatro únicas competencias exclusivas de la Unión enumeradas en el Tratado. Me temo que eso podría impedir gravemente el progreso hacia la reforma radical y el cambio en la gestión de la pesca, que mantiene la equivocada y excesiva centralización de la PPC. Esto resulta especialmente incongruente después de que el pasado diciembre el Consejo adoptara una disposición provisional en la vía hacia la descentralización, al reconocer las medidas voluntarias que estaba tomando Escocia e introdujera un elemento de control local.

Mi partido se posicionará a favor de un referéndum sobre la Constitución. Este Tratado podría ser diferente en lo que su estatuto jurídico se refiere, pero en sustancia es lo mismo. Por lo tanto, el Partido Nacionalista Escocés (SNP) sólo está actuando coherentemente al respaldar un referéndum sobre este Tratado. No tenemos miedo a un debate público sobre Europa. Por el contrario, el hecho de que se forje una nueva relación entre Escocia y la UE resulta fundamental para nuestra concepción. Deseo ver a Escocia incorporándose a la familia de las naciones europeas y desempeñando un papel constructivo en la toma de decisiones como Estado miembro, no como observador al margen.

 
  
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  Sylvia-Yvonne Kaufmann (GUE/NGL).(DE) Señor Presidente, soy proeuropea y, por ende, como diputada de la izquierda, respaldo el Tratado de Lisboa. Sin embargo, no estoy de acuerdo con el mayor hincapié que se hace en los aspectos militares. Hoy me gustaría recordar al Parlamento que la intensificación de la integración europea lograda con el Tratado constituyó un tema candente de debate con los euroescépticos y especialmente con las posiciones nacionalistas. Debe defenderse lo que se ha conseguido y espero que la reforma global de la Unión Europea ya pueda entrar en vigor.

El Tratado de Lisboa mantiene muchas mejoras de la anterior Constitución. En particular, conduce Europa hacia una Unión esencialmente más democrática y cercana a los ciudadanos. La UE también puede orientarse más hacia lo social. A mi juicio, los cimientos neoliberales del Tratado de Maastricht se han quebrantado con el arraigamiento de las condiciones del Tratado, como el objetivo del pleno empleo, con el principio básico de una economía de mercado social sostenible, que presenta la cláusula social horizontal según la cual, en el futuro, todos los actos legislativos tendrán que evaluarse para garantizar que se tienen en cuenta los objetivos sociales y el nuevo Protocolo sobre los servicios de interés económico general.

El Tratado de Lisboa brinda la oportunidad de ampliar la Unión Económica y Monetaria añadiendo una unión social. Por esa razón, en Europa debe hacerse retroceder el Zeitgeist neoliberal.

Sus protagonistas no han de lograr que la UE se convierta en una zona de libre comercio sin responsabilidad social. La prisa por reducir los impuestos y el dumping salarial, con sus graves consecuencias, deben terminarse y ha de introducirse un salario mínimo en todos los Estados miembros.

 
  
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  Jens-Peter Bonde (IND/DEM). – Señor Presidente, todavía estoy ofreciendo una botella de buen vino a la persona que pueda darme un ejemplo de ley que pueda adoptarse con la Constitución y no con el Tratado de Lisboa. En mi opinión, las obligaciones jurídicas son idénticas. La diferencia está únicamente en la presentación. El «minitratado» del señor Sarkozy andará ahora en torno a las 3 000 páginas en vez de las 560 de la Constitución rechazada.

La mayoría tiene el derecho de apoyar el Tratado, pero no de rechazar un control parlamentario normal sobre este Tratado de Lisboa. He planteado más de 700 preguntas serias sobre la interpretación de los diferentes artículos y ustedes no saben las respuestas. No pueden explicar por qué la traducción danesa ha olvidado la nueva «ciudadanía adicional» o la abolición del derecho de los gobiernos nacionales a proponer sus propios Comisarios.

La mayoría de ustedes ni ha leído ni puede leer el Tratado porque aún no ha recibido el contenido completo de las deliberaciones de la Conferencia Intergubernamental en una versión consolidada. Ustedes aprueban el secretismo en vez de la transparencia. Ustedes aprueban una reducción de la democracia parlamentaria en vez de insistir en el derecho de este Parlamento a representar a sus electores, escudriñar en su nombre y cuestionar al ejecutivo en nombre del medio millón de ciudadanos a los que representamos.

 
  
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  Andreas Mölzer (NI).(DE) Señor Presidente, se nos dice una y otra vez que este Tratado de Lisboa hará que Europa sea funcional. Se nos dice que funcionará vigorosamente. Como alguien que es muy crítico con este Tratado, sólo puedo esperar, por el bien de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos, que sea cierto, ya que si no fuera el caso, si este Tratado nos llevara a un callejón sin salida, entonces que Dios nos guarde.

Una cosa es cierta y es que este Tratado, que el sistema comunitario está haciendo que se apruebe a toda costa, es funesto por la simple razón de que menosprecia todo lo menospreciable de la política democrática. Por supuesto, los Parlamentos nacionales estarán marginados. Por supuesto, los plebiscitos en Francia y los Países Bajos se vieron en cierta forma tergiversados. Lo más probable es que si Irlanda vota en contra de este Tratado, se halle también el modo de pasar por alto esa votación. Estoy en contra de este Tratado porque soy proeuropeo.

 
  
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  Timothy Kirkhope (PPE-DE). – Señor Presidente, al apoyar el Tratado de Lisboa, este informe afirma claramente que constituye una mejora sustancial de los Tratados actuales, sostiene que es conveniente que todos los Estados miembros lo ratifiquen a finales del año en curso y piden que se proporcione un marco estable, que permita a la Unión desarrollarse más en el futuro.

He de decir que, como conservador británico, desgraciadamente no puedo estar de acuerdo con todo eso, pero lo hago de un modo amistoso y no desde una posición extrema o nihilista, como parece que otros hacen. Desde el principio he dejado claro que este Tratado o Constitución no representa la mejor vía para Europa en este momento. Los conservadores respaldan una Europa de Estados independientes que colaboran estrechamente para lograr los retos de la globalización, la pobreza mundial y el calentamiento del planeta, como ya han declarado otros. Éstas son las prioridades y han de llevarse a cabo con un espíritu cooperativo. De hecho, mi colega William Hague, responsable de Asuntos Exteriores del partido de la oposición en el Reino Unido, declaró en un debate en Londres lo siguiente: «Los conservadores son los mayores defensores de una Unión Europea en la que las naciones trabajen juntas para reforzar nuestras economías, dar más poderes a los consumidores y convertir nuestros valores en una acción eficaz en relación a los grandes asuntos que afronta hoy día el mundo».

No considero que lo que tengamos ante nosotros nos vaya a ayudar especialmente en ese gran reto. Nuestros elocuentes ponentes que citan a Shakespeare en su defensa apresurada, deberían, pienso yo, tomar nota de «La vida y muerte del rey Juan», donde en la segunda escena del quinto acto una persona suplica «en observancia de las normas de juego limpio que en el mundo rigen, permítanme que me dirija al público». Pues quizá en el Reino Unido el Primer Ministro debería tomar nota de esto y permitir a sus ciudadanos tener voz en este asunto, que es indudablemente de vital importancia.

 
  
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  Magda Kósáné Kovács (PSE).(HU) Gracias, señor Presidente. El informe de Richard Corbett e Íñigo Méndez de Vigo constituye un análisis excelente y, a largo plazo, se convertirá en un documento de consulta. Merece reconocimiento y gratitud.

Hungría fue el primer país en ratificar el Tratado de Reforma. Resulta significativo que, en la excepcionalmente fragmentada y a menudo contradictoria arena política húngara, una mayoría generalizada votase a favor de la ratificación. Hubo unanimidad en cuanto a la necesidad del Tratado de Reforma para que se cerrara la brecha producida entre los antiguos y los nuevos Estados miembros tras la adhesión. También hubo unanimidad en lo que respecta la necesidad de reforzar la unidad en la UE y de intensificar la eficacia de sus instituciones y acciones.

Sin embargo, en nuestra opinión, el de Lisboa no es simplemente un tratado que aporta una respuesta a las preguntas planteadas por la ampliación. Consideramos que las disposiciones que refuerzan la democracia en esta complicada red de intereses son particularmente importantes, como aquellas que amplían las competencias legislativas y las funciones de control político del Parlamento o los cambios de los procedimientos de toma de decisiones del Consejo. Estamos convencidos de que los países más pequeños, menos experimentados, más pobres y desfavorecidos históricamente se beneficiarán de ello.

Con una estructura de toma de decisiones más simple podemos esperar una clara revelación de los intereses y una mayor transparencia en los procesos de negociación política. Nuestro futuro reside en la cooperación, y los ciudadanos de Europa deben percibir los resultados y beneficios que aporta. También deben percibirlos aquellos cuyo número se ha visto, por cualquier razón, reducido a una minoría, aquellos a los que la historia y las guerras han convertido en una minoría. Lisboa les proporciona una nueva oportunidad y un instrumento para combatir la amenaza del nacionalismo.

El Tratado de Lisboa forma un arco simbólico con la Estrategia de Lisboa, ya que la Carta de los Derechos Fundamentales incluye derechos sociales. Estamos seguros de que también acercará a los ciudadanos de la Unión. Gracias, señor Presidente.

 
  
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  Anneli Jäätteenmäki (ALDE).(FI) Señor Presidente, es importante que los niveles de cooperación a escala europea sean cada vez más altos. Con suerte, vendrán nuevos tratados para que el debate pueda avanzar en asuntos centrales.

Me gustaría mencionar tres cosas: En primer lugar, la competencia legislativa del Parlamento Europeo aumentará de forma decisiva si el nuevo Tratado entra en vigor. Habrá 40 ámbitos nuevos de actividad política. Esto significa que la carga de trabajo de los miembros de nuestro Parlamento incrementará de forma considerable. Esto implicará una reorganización del trabajo del Parlamento para que pueda funcionar eficaz, democrática y abiertamente. En el futuro el Parlamento ya no constituirá un círculo de debates, sino un órgano legislativo ampliamente importante, que influirá en las vidas de los europeos. Para ello se requerirá un Parlamento responsable, lo que significará, por ejemplo, que los diputados tendrán que estar preparados para familiarizarse con una gran variedad de asuntos y no sólo escuchar a uno o dos grupos de presión.

A continuación, quisiera hablar sobre la política exterior. Es hora de que pensemos sobre los poderes y la competencia del nuevo Presidente, el Alto Representante y el Presidente de la Comisión en asuntos de política exterior; si no, habrá problemas; si no, en el exterior no sabrán con quien ponerse en contacto. Todos sabemos que entre bastidores existe una disputa sobre estas relaciones de poder, pero eso podría llevarse a un debate abierto. Además, pienso que ese debate sobre las competencias de los diferentes actores es más importante que el del personal. Es realmente importante.

Por ultimo, me gustaría decir algo sobre la política exterior. Su naturaleza seguirá siendo intergubernamental, por supuesto, pero queremos que la UE pueda hablar con una sola voz; esto requerirá definitivamente un verdadero cambio de actitud por parte de los Estados miembros. La Comisión Temporal sobre el Cambio Climático de la UE acaba de visitar la India y nos hemos enterado de que ahí la gente apenas conoce nada sobre la UE, por lo que la Unión no tiene prácticamente ninguna importancia para los indios. Lo que sí tiene importancia para ellos es que el Presidente Sarkozy o el Primer Ministro Brown les hagan una visita. Asimismo, cuando los Ministros de Asuntos Exteriores de la UE visitan países extracomunitarios, su agenda es completamente nacional. Si se menciona la UE podría tratarse de una breve nota al margen, pero nada más que eso. Si esto continúa, decididamente tendremos que esperar mucho tiempo hasta que la UE se convierta en un fuerte actor de la política exterior.

 
  
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  Roberts Zîle (UEN).(LV) Gracias, señor Presidente. Para aquellos que deseaban que el Tratado Constitucional se ratificara, quizá el Tratado de Lisboa no represente un gran logro. Sin embargo, no hay duda de que ninguno constituye un logro para los «euroescépticos», que no son partidarios de ningún nuevo tratado de la UE. Esto significa que Lisboa constituye un clásico compromiso político y que, como tal, también debe ratificarse en todos los Estados miembros. Está claro que con este Tratado se han aumentado los ámbitos de responsabilidad del Parlamento Europeo, y eso implicará la realización de nuevas tareas por nuestra parte. Además, las instituciones europeas en su conjunto han de demostrar a los ciudadanos europeos que, en ámbitos que afectan a la economía, pueden demostrar una verdadera solidaridad europea, de modo que no acabemos con una nueva estipulación de la solidaridad energética, justo como con la introducción del principio del libre mercado en el territorio europeo con la Directiva sobre servicios. Dado que gran parte depende de nosotros, espero encarecidamente que los representantes de todos los Estados miembros, tanto en el Parlamento como en otras instituciones europeas, comprendan lo fundamental que es esta demostración para los ciudadanos europeos. Gracias.

 
  
  

PRESIDE: GÉRARD ONESTA
Vicepresidente

 
  
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  Esko Seppänen (GUE/NGL).(FI) Señor Presidente, señor Comisario, el Parlamento húngaro ratificó el Tratado de Lisboa antes de que se enviara oficialmente. Por tanto, no sabía lo que estaba aprobando. En este asunto, en el que el Parlamento Europeo no tiene competencia jurídica, se nos ha convertido en el hazmerreír porque no contamos con ninguna versión consolidada del Tratado como base para el debate. Sin ella, el Tratado resulta simplemente ilegible tanto para nosotros como para los ciudadanos de la UE.

Nuestro Grupo no acepta el Tratado. La UE se militarizará y avanzará en la vía de la alianza militar. No favorecerá los intereses de una Europa socialista ni fomentará ninguna forma ideal de democracia. Con él los Estados miembros se comprometerán a aumentar los recursos militares para operaciones fuera de nuestro territorio y en sus anteriores colonias.

Las operaciones militares de la UE podrán ejecutarse sin un mandato de las Naciones Unidas, a saber, ilegalmente desde el punto de vista del Derecho internacional. Cuando se reunió la Convención Europea, no había ningún artículo sobre un mandato obligatorio de la ONU. Lo bloquearon los países de la UE en la OTAN, para los que entablar guerras ilegales, como la de Iraq, no es nada extraño. La UE también emplea tropas de combate que acatan los criterios de la OTAN para imponer la paz, es decir, entablando guerras en otros países. Y la Fuerza de Respuesta de la OTAN utiliza los mismos medios. El Tratado de Lisboa acata completamente los criterios de la OTAN y ayudará a la UE a llevar su estandarte.

Lo que se quiere decir con la propia salvaguardia colectiva y militar de la UE nos resulta vago. Cuando los Estados miembros emplean todos los recursos de los que disponen para ayudar a otros, éstos también podrían ser militares. Si eso ocurre y se despliegan, entonces la UE también se convierte en una alianza militar.

 
  
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  Kathy Sinnott (IND/DEM). – Señor Presidente, me opongo a que un informe sobre el Tratado de Lisboa se pase a todo correr por esta Cámara antes de que a los diputados se les haya entregado el Tratado en una forma legible y contextual.

Se nos han enviado enmiendas que, en tal forma, no tienen sentido. ¿Someteríamos a votación en esta Cámara otros informes basándonos en enmiendas sin haber visto el documento? ¿Deberíamos aceptar este informe sobre la base de nuestra fe? Como legisladores, no es para esto para lo que nuestros electores nos han enviado a Estrasburgo.

Yo vengo de Irlanda, donde vamos a celebrar un referéndum. A medida que se difunde la noticia, recibo, a diario, peticiones relativas al Tratado. Cuando tengo que decir a la gente que no existe una versión legible, se muestran incrédulos. Pero cuando les digo que es así por decreto de la Conferencia Intergubernamental, se enfadan.

No me cabe duda de que este sentimiento es aún más intenso para otras personas frustradas de Europa a las que se les deniega un referéndum. Sólo puedo imaginar cómo reaccionará la gente cuando oiga que los diputados al Parlamento Europeo aprobaron este informe sobre un Tratado que no habían leído.

Les confiaré un secreto. Nuestros ciudadanos son inteligentes, reflexivos y capaces de desempeñar bien su papel democrático en su propia gobernanza. Lo que estamos haciendo aquí hoy y a través de este proceso de Lisboa es traicionar a nuestros ciudadanos, los mismos cuya cooperación y duro trabajo necesitaremos para fomentar el proyecto europeo.

Se lo advierto: no se sorprendan si un día estos sufridos ciudadanos rechazan dicha cooperación.

 
  
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  Ashley Mote (NI). – Señor Presidente, me gustaría preguntar por qué, si el Tratado de Lisboa es algo tan positivo, no está disponible. ¿Es porque los Estados miembros han pasado de ser los amos teóricos de la UE a ser sus siervos? ¿Es porque legisla en vez de establecer un marco para la elaboración de las leyes? ¿Es porque no ofrece ninguna comprobación o balance para controlar a los futuros legisladores? ¿Es porque consolida el poder en una burocracia que se autoperpetúa?

Como el anterior Tratado, éste concede a la UE un derecho permanente a adquirir más poderes sin ningún futuro acuerdo, una indignante asunción de poderes. Dichos poderes no democráticos son ilegales en el Reino Unido, porque ningún Parlamento británico puede obligar a sus sucesores. La señora Wallström declaró que la palabra «constitución» se estaba abandonando para evitar problemas con los británicos: ¡muy cierto! Deberíamos irnos, llevándonos nuestros dos millones de euros a la hora, y todos estaríamos más contentos.

 
  
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  Elmar Brok (PPE-DE).(DE) Señor Presidente, señora Vicepresidenta, Presidente en ejercicio del Consejo, son incapaz de comprender el discurso de los representantes del Partido Independentista y otros partidos del Reino Unido. Me dijeron que el sistema de Westminster de democracia parlamentaria daba plena legitimación democrática y eso es lo que ocurre aquí. Los electores nos han elegido, por lo tanto, adoptaremos una decisión, al igual que hacen nuestros homólogos en los Parlamentos nacionales, porque gozamos de plena autoridad democrática para ello. Lo que se está produciendo aquí es, por decirlo de un modo populista, la destrucción de la autoridad de la democracia parlamentaria, y tendrán que responsabilizarse de ello.

(Aplausos)

El segundo punto que me gustaría mencionar aquí —y por lo que les estoy agradecido a los señores Corbett y Méndez de Vigo— es que está claro que este Tratado solventará muchas lagunas democráticas de la Unión Europea gracias a unos plenos derechos de codecisión para el Parlamento Europeo, la elección del Presidente de la Comisión por el PE, la obligación de que el PE ratifique tratados internacionales y el fortalecimiento de los Parlamentos nacionales; no quiero entrar en detalles. Lo que estamos haciendo aquí, en la Unión Europea, es único, ya que no resolvemos la diferencia de intereses de nuestros pueblos y entre nuestros pueblos —la cual siempre estará presente— con tanques y pistolas, como solía pasar, sino con debates y votaciones democráticas.

Eso es real y representa una diferencia magnífica en comparación con lo que ha constituido la historia europea hasta ahora, y todo ello en pie de igualdad de Estados y de grupos de ciudadanos. Deberíamos orientarnos a partir de ello. Durante sesenta años la Europa Occidental ha tenido esa buena suerte y, desde la reunificación en 1990, amplias zonas del resto de Europa la han compartido. Ahora queremos reforzarlo, de modo que este proceso de paz interno nos proporcione una mejor capacidad de adoptar decisiones mediante el Tratado y que podamos lograr los retos del futuro en este mundo, así como superar los problemas de la seguridad energética, la política de seguridad exterior, el terrorismo y muchos más. Esa es la respuesta a dichos desafíos. El señor Méndez de Vigo citó a Paul Valéry y a mí me gustaría hacerlo de nuevo: «De un modo u otro, o Europa se une o acabará siendo, indudablemente, un apéndice del continente asiático».Esa es la cuestión. ¿Tiene Europa alguna posibilidad de sobrevivir trabajando en equipo, reuniendo sus fuerzas y proporcionando a sus ciudadanos orientación y autoridad democrática o, como europeos, desapareceremos en el orden mundial?

(Aplausos)

 
  
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  Enrique Barón Crespo (PSE).(ES) Señor Presidente, señora Vicepresidenta de la Comisión, señor representante del Consejo, señorías, quiero acoger con satisfacción el informe de mis estimados colegas Corbett y Méndez de Vigo, porque es un informe que se inscribe en lo que ha hecho el Parlamento Europeo desde sus inicios.

Estoy seguro de que Presidentes como Schuman, Spaak o Adenauer firmarían el Tratado de Lisboa, más que nada porque la línea que se definió a partir del Tratado Spinelli, que fue precisamente el que inspiró a mediados de los 80 la línea que se concretó en la Constitución, ha desembocado ahora en el Tratado de Lisboa en un proceso constituyente, abierto, que es el de la Unión Europea. En este sentido, creo que el informe defiende y asienta los avances que se han producido. Pero al mismo tiempo es un informe que se inscribe en esa voluntad de consolidar la Unión Europea como una unión política y democrática.

Quiero hacer una observación en relación con las lecciones que tenemos que aprender y, concretamente, sobre la ratificación del Tratado Constitucional. Oigo hablar mucho de referendos por parte de aquellos que están en contra de que avancemos. Yo participé, desde luego, en el referéndum que organizamos en mi país y que ganamos. Hay una lección que tenemos que aprender: lo que decidimos entre todos no puede quedar supeditado, no puede ser rehén, a lo que decida una pequeña minoría.

Tenemos que reflexionar como demócratas sobre cómo ratificamos nuestra voluntad todos juntos. No es aceptable que todos dependamos de lo que pueda hacer una pequeña minoría y creo que ésa es una lección importante de cara al futuro.

Señor Presidente, acabo con una observación: el Parlamento Europeo siempre ha estado en la vanguardia, en el avance de Europa. Esto supone que nos tenemos que poner ya a trabajar sobre una cantidad importante de decisiones políticas que hay que adoptar incluso antes de las próximas elecciones, porque hay una realidad y es que este Tratado debe entrar en vigor el 1 de enero de 2009. Desde el punto de vista de la democracia, de la codecisión, de los nombramientos y de la adaptación del Parlamento Europeo, queda mucho por hacer.

(Aplausos)

 
  
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  Marian Harkin (ALDE). – Señor Presidente, como parte de los trece diputados de esta Cámara que tendrán la oportunidad de votar en un referéndum sobre el Tratado de Lisboa, me siento satisfecha de prestarle mi apoyo. Al igual que cualquier otro documento, éste no es perfecto, como bien dijo la Comisaria Wallström. Este Tratado constituye un compromiso, pero va en la dirección adecuada.

Dada la limitación del tiempo, ceñiré mis comentarios a un solo tema. El Tratado mantiene el principio de subsidiariedad, según el cual debemos adoptar decisiones al nivel político más adecuado.

En Irlanda uno de los argumentos empleados por los partidarios del voto a favor es sugerir que Lisboa es una tratado de autorreforma. Sin embargo, el artículo 48, apartado 4, establece de una forma bastante clara que cualquier enmienda al Tratado sólo se aplicará después de haberse sometido a la ratificación de todos los Estados miembros, de conformidad con sus respectivas obligaciones constitucionales. Esa es la verdadera esencia de la subsidiariedad.

Lo que a veces me sorprende sobre el debate en esta Cámara es que en ocasiones —aunque supongo que no debería sorprenderme— aquellos que gritan más tiempo y más fuerte son justo los que tratan de socavar esa soberanía sermoneando e intimidando a los Estados miembros sobre la necesidad de celebrar un referéndum, cuando la legislación nacional y, por tanto, la soberanía y la subsidiariedad dictan lo contrario. Lisboa defiende el derecho de soberanía de los Estados miembros a adoptar tales decisiones, y esa es justo una de la numerosas razones por las que lo apoyo.

 
  
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  Konrad Szymański (UEN).(PL) Señor Presidente, el Tratado de Lisboa fue un compromiso muy difícil para todas las partes interesadas, por lo que me sorprende leer en este informe palabras que no son más que una preparación del terreno para campañas dirigidas a constitucionalizar la UE.

En vez de eso, propondría que nos conformáramos con una ausencia de atributos simbólicos, con compromisos sobre el sistema de votación del Consejo o con acuerdos de exclusión o participación. También propondría que nos conformáramos con el hecho de que el método de la convención ha traído problemas a la UE, problemas que tenemos que superar mediante negociaciones intergubernamentales.

La UE no necesita un debate permanente de las instituciones, sino voluntad política y la aplicación de objetivos comunes y útiles.

 
  
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  Irena Belohorská (NI).(SK) Señoras y señores, es bueno saber que el Parlamento Europeo está supervisando activamente y tomando la iniciativa en el proceso de ratificación del Tratado de Lisboa. Me complace haber tenido la oportunidad de participar en la Convención Europea y trabajado durante dieciocho meses en la elaboración del Tratado Constitucional, a pesar de que no tuvo éxito. El Tratado de Lisboa asociado representa un compromiso político y constituye un documento equilibrado de calidad.

Además de otras importantes reformas, este informe también amplía el ámbito de codecisión: para nosotros en el Parlamento Europeo, eso significa que esta Cámara tendrá más competencias que nunca. Acojo este hecho con satisfacción, ya que es prueba de la modernización y democratización de la política en la Europa del siglo XXI. Al mismo tiempo, el documento ofrece más flexibilidad para la Unión Europea, que actualmente se compone de 27 Estados miembros. Por consiguiente, observamos una mayor participación de los Parlamentos nacionales en la preparación de documentos en la UE. En este sentido, he de lamentar la situación en Eslovaquia: no hubo complicaciones con la ratificación del Tratado Constitucional, pero la actual ratificación se ha vuelto de algún modo problemática como resultado del juego político. Dicho esto, confío en que los políticos eslovacos también se den cuenta de lo necesario que es este documento y en que la ratificación tenga lugar sin dificultades.

Permítanme añadir algo más. Los debates en esta Cámara, señor Presidente, subrayan la diferencia con respecto al modo en que se perciben el Consejo y el Parlamento Europeo. Demuestran que la comunicación en este ámbito no es probablemente muy buena: de hecho, se están cuestionando las firmas de los Jefes de Estado y de Gobierno que suscribieron el Tratado de Lisboa. Este es un asunto bastante serio.

 
  
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  Alexander Stubb (PPE-DE). – Señor Presidente, antes de empezar con mis tres puntos habituales, me gustaría mostrar mi desacuerdo con lo declarado por Nigel Farage del UKIP. Mencionó la palabra «cobardes». Podríamos esperar, acaso, que algo ocurra a la hora de votar y desearía señalar que, durante la votación, el hábito sí que hace al monje. Ya veremos qué hábito lleva el UKIP.

Me gustaría tratar tres asuntos. El primero es que la Unión Europea está en un proceso de cambio constante. Hace dos años nos reunimos aquí para abordar un informe similar. Me gustaría felicitar a los ponentes, Richard Corbett e Iñigo Méndez de Vigo, por su buen trabajo. Lo que ocurrió en 2005 fue una lástima. Lo que hemos estado haciendo desde entonces es gestionar la crisis. Es de lo que en realidad trata la UE. Necesitamos solucionar problemas; resolvimos el problema del tratado y, con suerte, ahora podremos avanzar.

El segundo asunto que me gustaría tratar es que, en mi opinión, el Tratado que tenemos ante nosotros constituye una mejora sustancial con respecto al de Niza. Representa una mejora en términos de eficacia: obtenemos más votaciones por mayoría cualificada, personalidad jurídica y más competencias en relaciones exteriores, así como en justicia y asuntos de interior. También representa una mejora de la democracia. El Parlamento Europeo y los Parlamentos nacionales aumentan sus competencias y la Carta de los Derechos Fundamentales se incluye en el Tratado. Por consiguiente, constituye una gran mejora en muchos aspectos con respecto a Niza.

Mi último punto es, sin embargo, que ha llegado el momento de avanzar. Felicito a los cinco países que han ratificado el Tratado. Cuanto antes hagamos que se apruebe este Tratado, mejor será para todos nosotros, porque es hora de que avancemos, nos centremos en asuntos reales, en la legislación y en adoptar decisiones europeas inteligentes. Al hacerlo debemos, no obstante, tener presente que tenemos una visión de futuro, la visión de una Europa unificada, porque la UE es la única organización que nos ha aportado cuatro cosas. Esas cuatro cosas son paz, prosperidad, estabilidad y seguridad.

 
  
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  Bernard Poignant (PSE).(FR) Señor Presidente, los tratados son como los partos: algunos requieren una epidural, otros una cesárea. Éste entra en la segunda categoría pero crecerá hasta convertirse en un precioso niño, ya verán.

Tuvimos que intentarlo dos veces, pero eso ya es parte del pasado. No es perfecto y está incompleto, pero es mejor que nada. Sobre todo, conduce a una estrecha reunificación del continente, que empezó el 9 de noviembre de 1989. A su modo, también pone fin a las tensiones de la Segunda Guerra Mundial. Por supuesto, se le acusa de establecer firmemente una Europa liberal, pero podría haber sido nada menos que totalitaria. Espero que este Tratado no marque el final de un periodo, sino el principio de otro.

Ya estoy deseando saber quién será el Presidente de Europa, porque todo el mundo estará mirando quién será elegido, y la persona hará la institución. Me gustaría decirle ya a dicha persona: «no se quede en su despacho; vaya por todo el mundo: no sólo a las capitales, sino también a todas las regiones de Europa.» También me gustaría decirle: «recorra todo el mundo; vaya a lugares en los que no se respetan las libertades, se restringen los derechos humanos y en los que estén todavía en guerra y conflicto. Demuestre que Europa tiene un nombre, una cara, una dirección y un número de teléfono.» Creo que esa persona, ya sea un hombre o una mujer, tendrá un papel decisivo. Ya veremos lo que se hace con ese puesto.

Hay ya una cita para junio de 2014, transcurridos cinco años. Cabrán dos posibilidades: que el Tratado haya sido una buena experiencia —que haya resultado ser eficaz— o que Europa haya perdido el gusto por sí misma. Esa es la razón por la cual la próxima legislatura será probablemente decisiva en lo que se refiere al compromiso de los ciudadanos con Europa.

 
  
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  Cristian Silviu Buşoi (ALDE). – (RO) Señorías, antes de nada, me gustaría felicitar a los ponentes. De hecho, opino que es un muy buen informe.

A pesar de abandonar los símbolos de la Unión y de todos los compromisos realizados en el Consejo Europeo de junio y en la Conferencia Intergubernamental, el Tratado de Reforma preserva las innovaciones más importantes del anterior Tratado Constitucional y representa verdaderamente un gran paso adelante en la reforma de la Unión Europea. Estoy en gran parte satisfecho con las mayores funciones del PE y los Parlamentos nacionales en la toma de decisiones de la UE.

Mi país, Rumanía, fue uno de los primeros en ratificar el Tratado por amplia mayoría de los votos en el Parlamento. A mi juicio, la conclusión número diez es quizá la más importante del informe. Aunque la ratificación del Tratado se realice en los Parlamentos nacionales en casi todos los Estados miembros —con una excepción—, considero que es fundamental que se informe a los ciudadanos de la Unión con el fin de proceder a unas reformas institucionales adecuadas,

Es el deber de las instituciones europeas informar a los ciudadanos sobre este Tratado. Es nuestro deber, de cada uno de los diputados del Parlamento Europeo, ir a los respectivos países y explicar a los ciudadanos que representamos aquí las ventajas del Tratado de Lisboa para el futuro de la construcción europea.

 
  
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  Miroslaw Mariusz Piotrowski (UEN).(PL) Señor Presidente, tras dos años de debate sobre el controvertido tratado que rechazaron Francia y los Países Bajos, hemos logrado obtener un compromiso y aceptar un texto que, se supone, salvará a los pueblos de Europa. Sólo hay un problema: todos han dado su visto bueno y algunos incluso ya han aceptado un texto que no existe en su versión consolidada. En realidad, los ponentes lo reconocen en el apartado nueve del documento presentado ante el Parlamento.

El Tratado de Lisboa solo se ha provisto en forma de lista de enmiendas a los tratados. Ni siquiera los diputados de este Parlamento han visto un texto consolidado, mucho menos los ciudadanos de los Estados miembros. ¿Así es cómo se supone que tiene que ser el proclamado acercamiento entre la UE y sus ciudadanos, esos ciudadanos a los que se les niega no sólo el derecho a un referéndum, sino también la posibilidad de familiarizarse con el texto, por no decir cualquier debate al respecto? ¿Se produjo esto sólo por consideraciones técnicas o es que los autores de esta obra de arte están, una vez más, tratando de esconder algo?

La historia de la ratificación de los Tratados Constitucional y de Lisboa demuestra que los dirigentes de la UE están despreciando a los pueblos de Europa y los procedimientos democráticos. Esta es la razón por la que el informe debe rechazarse.

 
  
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  Reinhard Rack (PPE-DE).(DE) Señor Presidente, el eurobarómetro siempre muestra que un 30 % de los ciudadanos europeos son eurosescépticos y están insatisfechos. Ese 30 % resulta muy interesante. Apela particularmente a los grupos de protesta y a otros que no tienen políticas propias, pero quieren una parte de ese 30 %. Apela a aquellos que no tienen políticas con las que identificarse; el euroescepticismo es una tapadera detrás de la que esconderse. Ese 30 % también apela a aquellos cuyas políticas nunca serán aceptadas por otros.

El euroescepticismo es un disfraz muy útil para los xenófobos. Se considera aceptable ser percibido como escéptico, al menos a los ojos de ese 30 %. En este contexto es en el que deberíamos considerar el llamamiento a celebrar referéndums. Aquellos que han intervenido, en realidad, no se preocupan por los referéndums; no tratan de lograr más democracia, más bien, lo único que pretenden es aprovechar ese 30 % de potencial de protesta para impulsar sus propios objetivos.

Sin embargo, ese mismo 30 % de euroescépticos atrae el interés de otro cuarto, porque representa potencial de mercado para ciertos medios de comunicación. Protestar sobre la UE vende bien, lo vemos todos los días en los periódicos. En mi país, Austria, sólo necesitas echar una ojeada a los titulares para saber de qué va todo. No se trata de supuesta alta traición, ni del «teatro» de la UE. Se trata de asegurarse de que ese 30 % seguirá haciendo vender periódicos diariamente.

¿Quién podría estar en contra de un referéndum nacional? Nadie, pero entonces habrían de convocarse con mucha más frecuencia y sobre una mayor variedad de temas, sin embargo, eso no pasa. En conclusión, las protestas sólo contribuyen a la posible cuota de mercado de los periódicos, su potencial de dominio, pero no a la democracia. De hecho es algo que debería declararse un día como hoy.

(Aplausos)

 
  
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  Genowefa Grabowska (PSE).(PL) Señor Presidente, me gustaría felicitar a mis colegas por el excelente informe y transmitirles hoy tres noticias: dos son excelentes y la otra es mala. La primera noticia es la siguiente: Polonia está ratificando el Tratado de Lisboa. Ayer el Gobierno polaco aprobó un proyecto de ley sobre su ratificación y el 27 de febrero el Sejm nacional y el Senado lo considerarán. Desearía destacar que el Tratado cuenta con el apoyo de la amplia mayoría del Parlamento.

La segunda buena noticia es que los polacos respaldan de un modo excepcionalmente firme el proyecto europeo. Según estudios recientes, nada menos que un 83 % de la población polaca está satisfecho con la pertenencia a la UE. Dado este apoyo generalizado, un referéndum en mi país sería irrelevante. Les ruego recuerden que mis colegas diputados que están en esta Cámara pidiendo un referéndum no hablan por los demás.

La tercera noticia, que es negativa, es que desgraciadamente Polonia todavía alberga reservas en cuanto a la Carta de los Derechos Fundamentales. De ahí que, aparte de los británicos, los polacos serán los únicos europeos en no disfrutar de sus beneficios. Por lo tanto, hago un llamamiento al Consejo y a la Presidencia eslovena para que creen un mecanismo de participación simplificado que permita a Polonia, y en el futuro quizá también al Reino Unido, firmar la Carta de los Derechos Fundamentales.

 
  
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  Roger Helmer (NI). – Señor Presidente, antes de nada me permito responder a nuestro buen colega, el señor Barón Crespo, que declaró que no podíamos permitir que la voluntad de una pequeña minoría se interponga en la vía del proyecto europeo.

En mi país, las encuestas de opinión demuestran que un 75 % de los británicos desea un referéndum y que dos tercios del electorado votarían en contra. Si es eso lo que el señor Barón Crespo considera una pequeña minoría, todo lo que puedo decir es que no coincide con mi visión.

Como han señalado diversos colegas, en realidad estamos votando sobre algo que no podemos leer. No disponemos de un texto consolidado. ¡Es un escándalo absoluto!

Mucha gente, del otro extremo de la Cámara, está diciéndonos que se trata de algo positivo. He escuchado una y otra vez lo bueno que es. Si es tan bueno, entonces ¿por qué no salir a las calles y defenderlo ante los ciudadanos en un referéndum? ¿Por qué corren despavoridos?

Hoy el proyecto europeo está abandonando cualquier reivindicación de legitimidad democrática. Hoy aprobaremos la renombrada Constitución en un acto que muestra un desprecio monstruoso por los ciudadanos y los valores democráticos. En 2005 los electores de Francia y los Países Bajos rechazaron decididamente la Constitución.

Me sorprende la insolencia descarada de los dirigentes europeos, que han cambiado el continente, pero ahora nos presentan el contenido a despecho de la opinión pública. La mayoría de los franceses y neerlandeses respaldarán este informe. No sé cómo encararán a sus votantes. No sé cómo podrán dormir por la noche.

En el Reino Unido el Gobierno laborista ha roto su solemne promesa de un referéndum, aunque en encuestas por correo realizadas por grupos de presión, más del 80 % de los electores se manifestó a favor del mismo.

Forzando esta medida, a pesar de oposición de la opinión pública, hacen trizas los propios cimientos de la Europa que están tratando de construir. Debemos escuchar al pueblo y el pueblo pide un referéndum.

 
  
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  Jens-Peter Bonde (IND/DEM). – Señor Presidente, el señor Corbett nos ha presentado ahora una supuesta versión «consolidada» del Tratado en diez minutos. Esa versión no se ha consolidado como para permitir una decisión, porque muestra el texto en la forma en que aparecería si ya hubiéramos aprobado el Tratado de Lisboa. Una versión consolidada es una edición en la que el texto que se incluirá se muestra en negrita y el que desaparecerá, en cursiva, lo que permite considerarlo de un modo adecuado.

La Comisaria Wallström nos prometió dicha versión…

(El Presidente interrumpe al orador.)

 
  
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  Rihards Pîks (PPE-DE).(LV) Señor Presidente, Vicepresidenta de la Comisión, Presidente en ejercicio del Consejo, al escuchar a varios de mis colegas diputados hoy, me he dado cuenta de la vieja verdad plasmada en las Sagradas Escrituras: criticar e infravalorar es fácil, pero construir una casa, crear un templo, constituye una larga y difícil tarea. He de recordar a los críticos de este Tratado que su base —el Tratado de Lisboa, el Tratado Constitucional— se creó en el foro democrático con la representación más extensa de la historia europea, con la participación de ONG y en presencia de los medios de comunicación. Por lo tanto, hoy me gustaría dar la enhorabuena a mis colegas, los señores Méndez de Vigo y Corbett, por redactar el informe sobre el que vamos a votar ahora. Este documento es, de hecho, un muy buen resumen, sí; el señor Bonde tiene razón al decir que la versión consolidada sólo se dispone por el momento en inglés. Por lo tanto, sugeriría que se publicara a modo de folleto, como buen resumen, ya que no todo el mundo se leerá la totalidad del Tratado. En cuanto a las posiciones reales adoptadas por el Tratado, se habló sobre muchas cosas positivas y también se criticaron otras. Me parece muy bien que se haya formulado una política exterior y de seguridad común, al igual que la necesidad de una política energética común. Al mismo tiempo, es una lástima que no haya nuevos instrumentos para llevar a cabo estas políticas, no se han proporcionado ni a la Comisión ni al Parlamento. ¿Qué significa eso? Significa que todavía nos queda trabajo por delante: introducir estas políticas y aplicarlas. Por consiguiente, ya se ha hecho, efectivamente, la mitad del trabajo: se ha desarrollado el fundamento, pero el resto del trabajo, la segunda mitad, a saber, su puesta en práctica, todavía está pendiente. Nos deseo suerte. Gracias.

 
  
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  Adrian Severin (PSE). – Señor Presidente, se han mencionado los méritos del Tratado de Lisboa y se ha descrito el avance que representa en la vía hacia una verdadera Unión de ciudadanos. También se ha insistido en la necesidad de su urgente ratificación. Permítanme añadir dos notas de preocupación.

La primera: el Mercado está globalizado, la delincuencia organizada está globalizada, la pobreza está globalizada, y las olas de inmigración nos recuerdan esta realidad todos los días. Mientras que las compañías de automóviles, ordenadores, aviones y acero se fusionan, emergen nuevas o renovadas potencias internacionales. A pesar de eso, Europa sigue dividida. La actual división sobre Kosovo —que algunos describen como batalla entre los legalistas y los realistas— es el ejemplo más reciente y terrorífico, que demuestra que la paz y la ley en Europa aún no están asentadas.

En este contexto, la obsesión por normas relativas a la participación o la exclusión («opt-in/opt-out») no es forma de proteger la soberanía nacional ante el denominado imperialismo europeo, sino un modo de condenar a cada uno de nuestros Estados miembros a la irrelevancia provincial y, por último, a la inseguridad.

Mi segunda preocupación es: alguien ha suprimido del Tratado las referencias a los símbolos europeos por miedo a que puedan eclipsar a los nacionales. Por otro lado, la ausencia de participación democrática de los ciudadanos en la vida nacional demuestra día a día que nuestros mitos nacionales están obsoletos. La Comunidad Europea del Carbón y del Acero era capaz de movilizar a los ciudadanos no sólo inspirando su mente, sino también sus corazones. Se trataba de un plan asociado a un mito.

El Tratado de Lisboa es otro plan excelente, pero carece de alma. Eso no sólo debilitará la capacidad de la Unión Europea de inspirar a los ciudadanos, sino también la capacidad de cada Estado miembro de rehabilitar sus mitos nacionales.

Por lo demás, comparto plenamente las ideas del informe y elogio a los ponentes por su excelente trabajo. Coincido en todas sus opiniones y estimo que realizaron una gran labor. No obstante, espero que un día todos podamos gritar «Habemus tractatum rei publicae Europae».

 
  
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  Jean-Luc Dehaene (PPE-DE). – (NL) Señor Presidente, como los padres de la integración Europea siempre señalan, esta integración se realiza paso a paso. A veces se trata de pequeños pasos y otras de grandes avances. Los ponentes han destacado con total claridad que el Tratado de Lisboa es un importante paso cualitativo hacia delante —podría decirse que incluso un salto enorme— para Europa. Es comparable al Tratado de Roma, mediante el que creamos el mercado común, al Acta Única Europea referente a la formación de un mercado único y al Tratado de la Unión Europea (TUE) que dio paso a la unión monetaria. El TUE también supuso un pequeño paso preliminar hacia la unión política.

Gracias a que dota a la Unión de personalidad jurídica y a que suprime los pilares, el Tratado de Lisboa le confiere a Europa una dimensión política definitiva. Europa necesita el Tratado para convertirse en un actor global en el mundo globalizado de hoy en día y de se modo poder fijar las normas que este mundo globalizado requiere. Además, la aplicación generalizada del proceso de codecisión hace que la toma de decisiones en esta unión política sea más democrática. Ahora, este Tratado debe ratificarse y sin duda un texto coordinado ayudaría a conseguir un mejor entendimiento de los progresos realizados.

Sin embargo, tener un texto es una cosa, ratificarlo, otra muy distinta, y ponerlo en práctica, otro nivel más: puede que ésta sea la más importante de las tareas a las que nos enfrentamos. Me ha gustado oír que la Presidencia y también la Comisión están empezando a reflexionar y trabajar en esta puesta en práctica, ya que se pueden tomar varias direcciones y podríamos equivocarnos si no actuamos con prudencia. Ésa es la razón por la que también para el Parlamento resulta de extrema importancia implicarse en su puesta en práctica, para establecer un rumbo claro para la trayectoria en la que el Tratado represente un progreso real. Es posible que la puesta en práctica empuje el Tratado hacia una dirección distinta y evidentemente eso no es lo que deseamos. Deseamos el progreso que está incluido en el Tratado.

 
  
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  Edite Estrela (PSE).(PT) Quiero felicitar a los ponentes, el señor Corbett y el señor Méndez de Vigo, por su excelente trabajo y por el buen ejemplo de cooperación. La Presidencia portuguesa tuvo la misión histórica de convertir un mandato en un Tratado, el Tratado de Lisboa, que el Parlamento portugués ratificará el próximo abril. El nuevo Tratado no es el remedio para todos los problemas de la Unión Europea, pero representa un valor añadido para la democracia. Han aumentado los poderes del Parlamento Europeo, al igual que los poderes de los Parlamentos nacionales, pero también ha mejorado la democracia participativa, en concreto por medio de la iniciativa ciudadana que permite que un millón de ciudadanos soliciten a la Comisión la adopción de una iniciativa legislativa en un campo concreto, además de que la Carta de los Derechos Fundamentales es ahora jurídicamente vinculante.

La Unión Europea no es perfecta, pero su función a escala mundial es irremplazable. Necesitamos una Europa más involucrada e influyente en la resolución de problemas internacionales, como el cambio climático, la seguridad alimentaria, la política energética, el terrorismo internacional, la delincuencia organizada, etc. Ahora se presenta la necesidad urgente de que los veintisiete Estados miembros que firmaron el Tratado de Lisboa el 13 de diciembre de 2007 lo ratifiquen. Es una fase decisiva para conseguir una Europa más eficiente en los procesos de toma de decisiones, más cercana a los ciudadanos, más capaz de responder a los retos de la globalización y más eficaz en las relaciones exteriores. Que cada uno de nosotros asuma sus responsabilidades porque el mundo no para.

Mientras Europa prolongaba su pausa de reflexión y gastaba energías buscando una salida a sus problemas institucionales, las economías emergentes seguían creciendo, los conflictos armados se extendían, el cambio climático se hacía patente, los problemas energéticos se agudizaban y mucha gente moría por falta de alimentos y asistencia médica. A pesar de las opiniones ultranacionalistas y euroescépticas, Europa no puede detenerse y no lo va a hacer.

 
  
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  Georgios Papastamkos (PPE-DE).(EL) En calidad de ponente de la Comisión de Comercio Internacional competente para emitir opinión y como miembro de la Comisión de Asuntos Constitucionales, me gustaría decir a modo de introducción que el Tratado de Lisboa supone la transición de un «elitismo» constitucional a la reforma del proyecto de unificación europeo. El progreso europeo conjunto se garantiza mediante la dualidad constitucional, concretamente a través de los dos Tratados revisados de igual valor jurídico.

Sin embargo, al mismo tiempo está surgiendo una Europa «de distintas velocidades». O lo que es lo mismo, la Unión está ganando flexibilidad pero está perdiendo el impulso común de unificación. El Estado miembro domina de nuevo la relación dialéctica entre los elementos nacionales y supranacionales. El sistema parlamentario también está surgiendo de la reciente consolidación del compromiso europeo, gracias a que se han reforzado las funciones del Parlamento europeo y de los Parlamentos nacionales.

Señorías, el proceso de unificación europeo sin duda necesita un impulso. Los ciudadanos buscan respuestas a retos cambiantes desde el punto de vista político. Les interesa la calidad y la productividad de los resultados políticos. Legitiman democráticamente, ya sea de modo directo o indirecto, los órganos rectores de la UE y esperan actuaciones exitosas. La conclusión positiva del intento de ratificación y, por encima de todo, la legitimación democrática duradera de los proyectos llevados a cabo a la vista de los ciudadanos dependen del inicio de un debate político pormenorizado en el seno de la UE sobre los enfoques políticos, económicos y sociales clave, sobre la relación de los ciudadanos europeos con la UE y sobre la posición que la UE ocupa en el mundo.

En este contexto, el hecho de entablar un diálogo duradero, transparente y democrático con la sociedad civil no es un mero pretexto. Debe reflejar una politización profunda de la iniciativa de unificación. El Parlamento Europeo está desempeñando una función clave en esa politización. Deseo felicitar a mis colegas diputados el señor Corbett y el señor Méndez de Vigo por su fructífera y creativa contribución.

 
  
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  Proinsias De Rossa (PSE). – Señor Presidente, este Tratado no es un documento elegante. Hay muchos «sis», «peros» y «quizás» porque no existe otro modo de que una familia de naciones llena de contrastes comparta el poder. Sin embargo, a pesar de lo que digan los detractores, responde a la petición de nuestros ciudadanos de conseguir más democracia y una mayor capacidad para hacer cosas que las naciones no pueden llevar a cabo de una forma efectiva por sí solas: mantenimiento de la paz, cambio climático, emigración, regulación financiera y del mercado e, incluso, regulación laboral.

En este momento de inestabilidad mundial, la Unión Europea es más importante que nunca para los Estados miembros pequeños como Irlanda. El voto de hoy pondrá de nuevo de manifiesto lo extraña que es la alianza de fundamentalistas de mercado, partidarios de extrema izquierda y extrema derecha, que se opone a este Tratado. Tienen una cosa en común: el deseo de confinar la acción democrática del pueblo dentro de las fronteras nacionales. Los multimillonarios —los Murdoch en el Reino Unido y los Ganley en Irlanda— manipulan con cinismo el chovinismo nacional en un intento por negar la capacidad de los europeos más allá de sus fronteras nacionales para regular cualquier asunto en favor de los intereses de la sociedad.

Los otros, el Sinn Féin y sus aliados, no confían en los ciudadanos y su habilidad para crear una democracia transnacional fiable. Su activo es el miedo, miedo a nuestros vecinos, miedo a los parlamentos democráticos, a los gobiernos y a la globalización. No son capaces de explicar cómo es posible que más poder para los parlamentos signifique menos democracia. Se disfrazan de internacionalistas pero ponen objeciones al hecho de que los vecinos se ayuden entre sí en tiempos de crisis o inestabilidad. Se niegan a aceptar la legislación vinculante europea que nos protege a nosotros y a nuestros vecinos del cambio climático, del abuso de los derechos de los trabajadores y del abuso del mercado.

El arma de aquéllos que avivan el miedo es la mentira, como han demostrado hoy aquí con elocuencia la señora McDonald y la señora Sinnott. Tergiversan continuamente la verdad y aseguran que los representantes electos de más del 80 % de los europeos están a punto de destrozar la democracia, de negar para siempre a los ciudadanos la posibilidad de dar su opinión sobre la construcción de Europa. Antes del día de las votaciones en Irlanda, todas estas grandes mentiras se habrán revelado como lo que son: las pesadillas de partidos que no han aprendido nada de su historia y están empeñados en condenar a los ciudadanos europeos a repetirla. Confío en que la decisión de Irlanda sea permanecer en el corazón de Europa.

 
  
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  Avril Doyle (PPE-DE). – Señor Presidente, Irlanda ha escogido ratificar el Tratado de Lisboa mediante referéndum porque, finalmente, se consideró necesario en virtud de lo dispuesto en nuestra Constitución escrita, pero respeto plenamente la decisión que los demás Estados miembros hayan tomado para su proceso de ratificación.

Algunos puntos se repiten constantemente. El Tratado de Lisboa difiere de su predecesor, el aciago Tratado Constitucional, en que ya no es tan solo un único texto consolidado. Simplemente modifica los Tratados existentes —sobre la Unión Europea y de creación de las Comunidades Europeas—, Tratados que, por derecho propio, ya han sido ratificados en su totalidad. Además, el título constitucional, el simbolismo y la referencia a la bandera y al himno de la UE se han eliminado.

Más Europa significa más de aquellos aspectos en los que Europa supone un valor añadido para nuestros ciudadanos porque, al definir claramente los límites de las competencias de la Unión, el Tratado de Reforma o Tratado de Lisboa aporta tanto a la Unión Europea como a los Parlamentos nacionales una definición clara de a dónde pertenecen sus competencias y confiere, por cierto, más subsidiariedad a los Estados miembros, un punto que a menudo se olvida.

El Tratado de Reforma permite una mayor continuidad en el proceso de toma de decisiones de la UE, especialmente en el ámbito de la política exterior, mediante la creación del nuevo cargo de Presidente del Consejo Europeo, que será nombrado por un periodo de dos años y medio con opción a una renovación. Se nombrará un Alto Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, que no sólo pertenecerá al Consejo sino que también será Vicepresidente de la Comisión. «Sin embargo, estas novedades no conducirán a una sustitución de las políticas exteriores nacionales. Es más, la Presidencia semestral rotatoria actual continuará como hasta ahora, un hecho que a menudo se pasa por alto o se malinterpreta.

A diferencia de algunos otros Tratados de la UE, el Tratado de Lisboa no crea nuevos capítulos importantes en cuanto a las competencias de la UE. Aunque habrá nuevos fundamentos jurídicos para las patentes, el turismo, los deportes y la cooperación espacial y administrativa, además de un fundamento jurídico reforzado sobre política energética y, lo que es más importante, una nueva referencia explícita a la lucha contra el cambio climático en los fundamentos jurídicos existentes sobre política medioambiental.

Por todo ello, mi colega del Fine Gael y yo apoyamos a nuestro Gobierno. Todos los partidos irlandeses, a excepción del Sinn Féin, respaldarán al Gobierno y trabajarán duro para ratificar este Tratado y conseguir que se comprenda el mensaje. El Sinn Féin no lo hará porque teme «una mayor militarización de Europa», ¡algo irónico dada la peculiar historia de este partido!

Colegas, aunque su buena voluntad y apoyo son bienvenidos, quería hacer una advertencia: a pesar de su deseo de que se produzca un resultado positivo en nuestro referéndum, no se sientan tentados a decirle al electorado irlandés qué votar. Y ruego a la Comisión que deje de entablar debates con Irlanda sobre aspectos administrativos o de otra índole, como el REPS (Plan de Protección del Entorno Rural), que pueden ser malinterpretados, deliberadamente o por cualquier otro motivo, por los detractores del Tratado.

 
  
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  Mauro Zani (PSE). – (IT) Señor Presidente, Señorías, el Tratado de Lisboa pone fin a un prolongado y peligroso punto muerto. Estamos saliendo de la crisis con una estructura institucional estable y más efectiva que ofrece la posibilidad de efectuar nuevos avances. Estamos entrando en una nueva fase en la que —espero— se puede volver a retomar el camino hacia una Constitución Europea.

Aunque para conseguirlo es necesario hacer un esfuerzo especial para fomentar la ciudadanía europea, sobre la base de la Carta de los Derechos Fundamentales. No se trata de un cálculo demográfico, que responde a una lógica nacional e intergubernamental, sino de la ciudadanía europea, que es el pilar sobre el que se construirá el futuro edificio político de Europa. También es el único modo de darle alma a este Tratado, el alma del que ya ha hablado el señor Severin.

Por lo tanto, el futuro se supedita, por encima de todo, a una gran alianza entre el Parlamento y los ciudadanos europeos sobre la totalidad de sus derechos y obligaciones. Quizás la primera prueba de esta alianza sea la elección para el nuevo cargo de Presidente de la UE.

 
  
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  Jacek Protasiewicz (PPE-DE).(PL) Señor Presidente, permítame comenzar felicitando a los autores de este informe, ya que gracias a su trabajo ha surgido un texto que no es sólo un documento político, sino también una inteligente guía sobre las nuevas realidades del Tratado. Casi podría decirse que es un instrumento didáctico para los estudiantes de toda la Unión Europea e incluso de fuera de sus fronteras.

Al elaborar su informe, el señor Méndez de Vigo y el señor Corbett han destacado los cambios positivos introducidos por el Tratado de Lisboa, pero también han reconocido los temores que surgen de las difíciles negociaciones intergubernamentales. En este momento, se considera que Polonia es una de las naciones que está frenando el progreso de la integración europea. Sin embargo, se han producido muchos cambios desde las últimas elecciones. El nuevo gobierno es más proclive a la cooperación europea y entiende que la existencia de una UE más fuerte favorece a nuestro país, Polonia.

Aunque no hay que olvidar que una parte de la población polaca comparte algunos de los temores derivados del hecho de que la legislación de la UE ocupe una posición superior en la jerarquía de los reglamentos del derecho civil, sobre todo en materia de derecho de familia y de la propiedad. Necesitamos tiempo y una mayor experiencia de colaboración con la Comunidad Europea para que esos temores disminuyan y puede que incluso lleguen a desaparecer. Por lo tanto, el Gobierno de mi país se ha abstenido de firmar la Carta de los Derechos Fundamentales, en concreto porque existía un importante riesgo de que se produjera un bloqueo del proceso de ratificación en Polonia si se hubiera adoptado una decisión diferente.

Estoy muy satisfecho de que los autores del informe hayan entendido estas circunstancias y hayan decidido eliminar del texto primario los nombres de los países cuya postura podría recibir las críticas del Parlamento Europeo. El Tratado de Lisboa es el resultado de un compromiso entre los sueños de formar una federación Europea y los miedos que en la actualidad prevalecen no sólo entre los ciudadanos de los nuevos Estados, sino también en los países fundadores de nuestra Comunidad. Dado que tengo presente la posibilidad de que el proceso de ratificación del Tratado Constitucional no tenga éxito, creo que es más positivo dar pequeños pero firmes pasos que intentar dar un salto, algo que siempre implica el riesgo de una caída.

Nuestro cambio se hará realidad muy pronto. Por lo tanto, estoy seguro de que dentro de pocos años estaremos debatiendo un nuevo texto, un nuevo tratado más adecuado para las realidades que están a punto de llegar. Es importante que seamos capaces de identificarlas en su momento y que la Unión Europea mantenga la capacidad de adaptarse a los nuevos retos.

 
  
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  Maria da Assunção Esteves (PPE-DE).(PT) Señor Presidente, Señorías, Lisboa y Roma son los puntos de partida para conseguir una humanidad sin fronteras. El sueño de una justicia global y una ley cosmopolita es el germen de la historia de la Unión Europea. Es la historia de cómo la voluntad moral arraigó en las instituciones y transformó los viejos paradigmas políticos. El método utilizado fue compartir; el criterio aplicado, la razón; el objetivo fijado, la dignidad humana y la prioridad de la soberanía de derechos sobre la soberanía de fronteras; todos estos factores consiguieron convertir Europa en el hogar de la Ilustración.

En este viaje hacia una democracia a gran escala, el Tratado de Lisboa ha restaurado el carácter parlamentario del Parlamento Europeo, ha eliminado la hegemonía legislativa de la Europa de los gobiernos y ha sacado a la palestra nuevas figuras de liderazgo para mejorar la competitividad y los componentes políticos y reducir la burocracia. Es cierto que la Constitución Europea, con su potencial de unidad y cohesión, se ha postergado, pero ya está naciendo una Europa posnacional. No cabe duda de que Babel construirá su torre.

 
  
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  Hartmut Nassauer (PPE-DE).(DE) Señor Presidente, Señorías, si han seguido el debate esta mañana, se habrán dado cuenta de que este Tratado genera grandes esperanzas. En primer lugar, la esperanza de que sea ratificado y entre en vigor. Y también la esperanza de que proporcione a la Unión Europea una mejor posición para estar a la altura de su cometido en el mundo, una posición desde la que pueda ser capaz de enfrentarse a las consecuencias de la globalización, etcétera.

Me gustaría añadir otra esperanza a esta lista: creo y espero que el Tratado brinde otra oportunidad para dar un paso más hacia la reconciliación de la Unión Europea con sus ciudadanos, ya que existe una brecha entre la Unión y la ciudadanía. Una brecha que los referendos de Francia y Holanda pusieron de manifiesto y que es necesario cerrar.

La Unión necesita la aprobación de sus ciudadanos y el nuevo Tratado ofrece una buena oportunidad para ello. Les da a los Parlamentos nacionales la posibilidad de participar en la creación de legislación. Incluye, muy acertadamente, a los Parlamentos nacionales en el marco de la subsidiariedad. Porque la aprobación de los ciudadanos depende, entre otras cosas, de que la distribución de tareas entre la UE y los Estados miembros sea más clara de lo que ha sido hasta ahora y se gestione de un modo más equilibrado. Los Parlamentos nacionales tienen una contribución que hacer.

No nos veo compitiendo con los Parlamentos nacionales, sino que creo que debemos cooperar. Soy de la opinión de que los Parlamentos nacionales también deben aprovechar estas oportunidades. Deseo desafiarles a que lo hagan. Será fascinante comprobar si este nuevo instrumento para controlar la subsidiariedad es realmente eficaz.

Una última cuestión: si observamos la Unión Europea desde fuera, vemos un ejemplo de cooperación regional, un exitoso grupo de trabajo regional que sólo se puede comparar con otro ejemplo en todo el mundo, un ejemplo que por otro lado no está tan avanzando ni ha tenido tanto éxito como la UE, los países de la ASEAN, la Asociación de Naciones del Asia Sudoriental. La ASEAN sigue con atención los pasos de la Unión Europa ya que intentan cooperar y contribuir al mantenimiento de la paz y la seguridad en todo el mundo.

 
  
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  Zita Pleštinská (PPE-DE). – (SK) Señorías, dado que la Unión Europea necesita un Tratado de Reforma que la haga más eficiente y moderna, votaré a favor del informe de los ponentes, el señor Richard Corbett y el señor Íñigo Méndez de Vigo, sobre el Tratado de Lisboa.

Permítanme felicitar a los cinco Estados miembros que ya han ratificado el Tratado de Lisboa. Estoy segura de que el proceso de ratificación del Tratado de Lisboa en Eslovaquia no se enfrenta tampoco a ningún riesgo. Sólo un partido parlamentario está en contra, pero por lo demás el Tratado goza de total apoyo y la gran mayoría de los diputados del Parlamento nacional votarán a favor.

El partido que en la actualidad está en la oposición eslovaca, que merece la mayor parte del mérito por la entrada de Eslovaquia en la familia europea, dará su apoyo al Tratado de Lisboa tan pronto como la ley de prensa eslovaca, que ha recibido las críticas de instituciones europeas como Freedom House, la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) y la Federación Europea de Periodistas, se haya modificado siguiendo sus recomendaciones.

 
  
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  Csaba Sándor Tabajdi (PSE). – (HU) Como diputado al PE de Hungría, el primer país que ratificó el Tratado de Reforma, soy plenamente consciente de que la ratificación por sí sola no es suficiente. Ya se ha dicho en esta Cámara que tenemos que explicar a la gente —a los ciudadanos europeos— por qué este documento ofrece más que las constituciones nacionales, explicar cuál es el valor añadido de este Tratado de Reforma.

Los políticos europeos deben darse cuenta del hecho de que los primeros ministros a menudo comenten el error de calificar este proceso como reforma institucional. Es mucho más que eso. Ahora nos estamos convirtiendo en una unión política y una verdadera comunidad de intereses. Dentro de esta comunidad de intereses, debemos explicar detalladamente a los ciudadanos europeos cómo la Carta de los Derechos Fundamentales proporciona valor añadido en el ámbito de los derechos sociales.

Debo hacer una mención especial al hecho de que los derechos de los individuos pertenecientes a minorías por fin han pasado a formar parte de las ocho mil páginas del acervo comunitario, debido a que una séptima parte de los ciudadanos de Europa, de la Unión Europea, pertenece a una antigua minoría. Éste es un gran avance del Tratado.

 
  
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  Andrew Duff (ALDE). – Señor Presidente, me gustaría pedirles a aquellos colegas que se oponen al Tratado que expliquen con exactitud a qué se refieren cuando hablan de un Tratado que se modifica de manera automática. ¿Podrían exponer en qué cláusula se fundamenta dicha suerte de evolución proteica?

Yo no lo he encontrado en el Tratado. Lo cierto es que un simple cambio requiere el acuerdo unánime de todos los primeros ministros y los Parlamentos nacionales de todos los Estados miembros y los cambios importantes que supongan una concesión de nuevas competencias para la UE requieren un procedimiento que incluye un acuerdo, una conferencia intergubernamental y la ratificación formal en todos los Estados miembros.

 
  
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  Mogens Camre (UEN).(DA) Señor Presidente, el Tratado de Lisboa es, como todo el mundo sabe, el Tratado Constitucional sin banderas y sin música. En realidad es bastante extraño que aquí esto se esté exponiendo con tanta claridad, porque no es lo que está ocurriendo en Dinamarca. En Dinamarca, el Gobierno afirma que en este Tratado no hay nada importante, porque cree que afirmando tal cosa podrá hacer creer a sus ciudadanos que no es necesario que les permitan votar. Sin embargo, con este Tratado, estamos presenciando el avance más trascendental que la Unión Europea ha vivido hasta ahora: más poder, más ámbitos políticos que nunca y la mayor pérdida de control por parte de las naciones europeas de nuestra historia. Los países del antiguo núcleo de la UE están cometiendo una imprudencia increíble al coaccionarnos sin consultar a nuestros ciudadanos. Tendrá consecuencias negativas. Los ciudadanos sienten que están perdiendo el control y reaccionan en contra de este proceso. Una unión no se crea en una mesa de negociación en la UE. «Sólo puede funcionar si nace de los deseos de los ciudadanos y eso no es lo que está haciendo esta Unión. Por lo tanto, voy a votar en contra.

 
  
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  Miloslav Ransdorf (GUE/NGL). – (CS) Si la integración europea ha de ser duradera, debe producirse una intensificación y un refuerzo de la ley internacional. Lo que está ocurriendo en este momento es justo lo contrario.

El reconocimiento de la independencia de Kosovo ha supuesto un terrible golpe para la legislación internacional y la primera víctima de ese incumplimiento de la ley será la integración europea y las relaciones transatlánticas. Creo que es sencillo entenderlo. La cuestión étnica se rechazó como base para la delimitación de fronteras en el caso de Bosnia, pero en cambio en el caso de Kosovo se tomó como único criterio. En mi opinión, la legislación internacional no puede infringirse con impunidad: la consecuencia es que se resiente la credibilidad de documentos como el Acta Final de Helsinki.

 
  
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  Roberta Alma Anastase (PPE-DE). – (RO) Señor Presidente, Señorías, me gustaría unirme a los agradecimientos de mis colegas por la elaboración de este informe y desearía destacar su valor esencial para el futuro de Europa.

Es importante que el Tratado de Lisboa se centre en la función de los ciudadanos y la responsabilidad de las instituciones. Por ese motivo creo que, mediante este informe, el Parlamento Europeo demuestra que asume su nuevo papel en el funcionamiento de la Unión Europea. A este respecto, reitero el apoyo a todas las disposiciones del Tratado que establecen una función consolidada de los parlamentos, tanto a escala nacional como europea.

En segundo lugar, me gustaría destacar los cambios que el Tratado de Lisboa propone en el ámbito de la política exterior de la Unión Europea. Su traducción en hechos es esencial para consolidar la actuación europea en ese sentido. En consecuencia, el elemento esencial de este informe es la petición de ratificación por parte de los veintisiete Estados miembros. Deseo expresar mi satisfacción porque Rumanía ratificara el Tratado en febrero de 2008, convirtiéndose en el cuarto país en demostrar su vocación europea y su firme deseo de contribuir al cada vez más floreciente futuro de la Unión Europea.

 
  
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  Miloš Koterec (PSE). – (SK) Me gustaría dar las gracias a los ponentes por su excelente trabajo, que define claramente tanto los aspectos positivos del nuevo Tratado como sus puntos débiles. Como suele decirse, nadie es perfecto. En cualquier caso, debemos estar agradecidos por la gran calidad del Tratado y por el hecho de que refleje la realidad actual de la Unión Europea y las oportunidades que se abren en el ámbito del Tratado.

Como los ponentes han señalado muy acertadamente, este Tratado refuerza la responsabilidad democrática y los poderes de decisión y de este modo otorga a los ciudadanos un mayor control sobre las actividades de la Unión. Sin embargo, en este contexto desearía hacer un llamamiento a los Gobiernos de los Estados miembros para que faciliten a los ciudadanos un resumen apropiado del Tratado de Lisboa, de modo que todo el mundo pueda entenderlo y cada individuo puede adoptar una decisión informada sobre si está o no de acuerdo con la legislación: ésta debería ser la norma para toda la legislación europea (y no sólo europea). Estoy seguro de que todos los ciudadanos de la Unión Europea, si están bien informados, darán al Tratado su apoyo incondicional.

Me gustaría recalcar que un documento tan importante como ése no debería ser objeto de juegos políticos, como en el caso de Eslovaquia, donde la oposición está bloqueando la adopción de este instrumento progresista y democrático.

 
  
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  Mairead McGuinness (PPE-DE). – Señor Presidente, estoy aquí —espero— como uno de esos ciudadanos decentes y normales de Irlanda a los que se ha referido mi colega diputado al PE, el señor Farage; aunque creo que ha abandonado la Cámara.

No me sorprende que esos ciudadanos irlandeses, decentes y normales estén confundidos, porque tienen extraños compañeros de cama en el lado del «no»: la señora McDonald y el señor Farage. ¡Es increíble! En concreto, me gustaría preguntarle al Sinn Féin: ¿no reconocen el papel que ha desempeñado la Unión Europea en la paz de Irlanda del Norte? Eso es lo que mejorará con este Tratado, no la «militarización», como ellos la denominan.

En cuanto a la función de los Parlamentos nacionales: dejemos que los Parlamentos nacionales asuman el poder que este Tratado les confiere y dejemos que los ciudadanos decentes y normales de cada país les obliguen a usar ese poder de un modo eficaz.

Al señor Duff quería responderle que en Irlanda se están difundiendo falsedades sobre el Tratado que se modifica de manera automática: es la invención de una mente negativa. No es cierto, no es así.

Finalmente, déjenme decir que, en contra de la opinión de los opositores, como la señora McDonald y el señor Farage, este Tratado es bueno para Irlanda, es bueno para la UE y es bueno para Europa y por eso pido encarecidamente a los ciudadanos irlandeses que voten «sí».

 
  
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  Marian Harkin (ALDE). – Señor Presidente, no esperaba que me dieran la palabra tan rápidamente. Ya he intervenido, pero me gustaría hacer una aclaración en este punto. Hemos escuchado a todos los opositores, a aquéllos que nos dicen que Lisboa aumentará la militarización de la Unión, que provocará un retroceso social, que nos lleva en la dirección equivocada. Me he perdido una pequeña parte del debate, pero no he oído a nadie comentar el artículo 49 que determina que, si el Tratado de Lisboa se ratifica, cualquier Estado miembro puede decidir retirarse de la Unión en función de sus propios requisitos constitucionales.

Eso significa que todos aquellos que crean que no deben estar en Europa pueden recomendar a sus ciudadanos una retirada de la Unión después de que hayamos ratificado el Tratado de Lisboa. Por lo tanto, no tienen ningún motivo para desear que este Tratado no se apruebe.

 
  
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  Colm Burke (PPE-DE). – Señor Presidente, un «sí» al Tratado de Lisboa es un «sí» a la Carta de los Derechos Fundamentales. La Carta de los Derechos Fundamentales de la UE se redactó inicialmente, en vista de los cambios en la sociedad, del progreso social y de los avances científicos y tecnológicos, para afianzar la protección de los derechos fundamentales en el seno de la UE haciéndolos más visibles al plasmarlos en una carta.

Esta Carta cubre ámbitos tan diferentes como la asistencia para los ancianos, la asistencia para los discapacitados, el respeto de la vida privada y familiar, la prohibición de la tortura y el derecho a la tutela judicial efectiva y a un juicio justo. Estos derechos se aplican a las instituciones y organismos de la UE y a los Estados miembros sólo cuando éstos están aplicando la legislación de la UE. Aunque la Carta no confiere ningún nuevo poder a la UE, facilita a los ciudadanos la tarea de saber cuáles son sus derechos y responsabilidades en virtud de la legislación europea.

La Carta era únicamente una declaración política cuando se aprobó originalmente en 2000. Si los irlandeses votan «sí» al Tratado de Lisboa, también le estarán otorgando un carácter de tratado jurídicamente vinculante a la Carta de los Derechos Fundamentales, lo que beneficiará a todos los ciudadanos de Irlanda y de la UE.

 
  
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  Bruno Gollnisch (NI). – (FR) Señor presidente, deseo destacar la equidad con la que preside este debate.

Señorías, tan sólo me gustaría plantear un problema moral, refiriéndome exclusivamente a afirmaciones de personas que defienden la ratificación del Tratado y que nos han dicho que es exactamente lo mismo que la Constitución.

Es el caso —y él es el experto— del señor Giscard d’Estaing, que ha dicho exactamente eso, que es la Constitución pero clasificada en un archivador distinto. Es el caso de la señora Merkel, cuyas palabras exactas en inglés fueron: «Let us keep the substance, and change the wording» (conservemos el fondo y cambiemos la letra). Es el caso del señor Amato, el ex Primer Ministro italiano, que ha dicho que el texto se redactó de un modo ilegible porque si hubiera sido un texto sencillo, todo el mundo se habría dado cuenta de que es una constitución y habría que convocar un referéndum. Es el caso de nuestro antiguo colega, el señor de Gucht. Es el caso del Primer Ministro de Luxemburgo, el señor Juncker.

Por lo tanto, creo que este engaño al que se está sometiendo a la población europea plantea un problema moral.

 
  
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  Jan Zahradil (PPE-DE). – (CS) La Unión Europea no es un Estado y por tanto no necesita una constitución. Incluso los defensores de la antigua Constitución Europea han de admitir este hecho, aunque sea a su pesar. Desafortunadamente, no todos ellos han sabido asumir la decepción y ésa es la razón por la que el apartado 6 de este informe lamenta los cambios efectuados en este nuevo Tratado en comparación con el proyecto de Constitución europea.

Creo que esto es un grave error. Tras un difícil proceso, los veintisiete Estados miembros han llegado a un acuerdo. Algunos gobiernos deseaban cambios con respecto al proyecto de Constitución europea y ahora el informe del señor Vigo y el señor Corbett plantean una crítica indirecta a esa opinión. Considero que, si el Parlamento Europeo vota a favor del apartado 6 de este informe, estará incurriendo en una falta de respeto hacia el complejo consenso conseguido por los veintisiete Estados miembros y este hecho sólo puede tener repercusiones negativas. Yo, por supuesto, no voy a aprobar ese apartado.

 
  
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  Lambert van Nistelrooij (PPE-DE). – (NL) Señor Presidente, además de la cohesión social y económica, este Tratado establece expresamente el tercer objetivo, la cohesión territorial, para toda la Unión. Podrían producirse agrupamientos en las regiones importantes de Europa, pero al mismo tiempo estamos defendiendo nuevas oportunidades de desarrollo económico y laboral en toda la Unión. Se trata de una base importante para la política social y regional. Es importante elaborarlo de este modo y hacer posible la transferencia de conocimiento sobre las iniciativas empresariales y el uso del dinero y otros instrumentos —pensemos en los Fondos Estructurales—. Deseaba recordar este tema a la Cámara, ya que no se ha planteado durante el debate de esta mañana. De este modo, también demostramos a los ciudadanos de toda la Unión que somos capaces de ofrecer nuevas soluciones para nuestras nuevas circunstancias.

 
  
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  Luís Queiró (PPE-DE).(PT) Creo que en este momento es esencial destacar la importancia y el significado de las señales en el ámbito político. Nuestra obligación es enviar las señales correctas a los ciudadanos. En lugar de seguir debatiendo en este Parlamento sobre las diferencias entre el Tratado Constitucional y el Tratado de Lisboa o sobre cómo deberían actuar los Estados miembros con respecto a la ratificación de este Tratado, ¿no deberíamos estar debatiendo sobre qué deberíamos hacer cuando el Tratado entre en vigor, tal y como esperamos? Eso es lo que dijimos a nuestros ciudadanos: que era necesaria una reforma institucional para conseguir más y mejores resultados. Pues ahora la reforma ya está aquí.

¿Estará Europa mejor preparada dentro de un año para enfrentarse a la globalización, a la dependencia energética, a la crisis demográfica, al terrorismo, a la inestabilidad financiera y al cambio en el empleo? Tendrá que estarlo. ¿Adoptará el Parlamento Europeo una postura más enérgica para desempeñar un papel activo en la aprobación de estas reformas? También tendrá que ser así.

Ésa es la señal correcta que debemos enviar hoy. No hagamos realidad el proverbio chino que dice que cuando un hombre sabio señala al cielo, el tonto se queda mirando el dedo. Miremos hacia nuestro futuro, señor Presidente, y aceptemos nuestra responsabilidad de construirlo.

 
  
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  Paul Rübig (PPE-DE).(DE) Señor Presidente, señor Comisario, Señorías, me gustaría conocer, señor Comisario, el nivel de aceptación de los distintos protocolos y textos del Tratado de Reforma. ¿Existe algún tipo de análisis sobre qué puntos son especialmente populares y cuáles son más problemáticos? ¿Tiene los resultados de algún estudio de mercado que muestren cuáles cree el público que son los tres objetivos más importantes de este Tratado de Reforma, de modo que podamos saber en qué están interesados los quinientos millones de ciudadanos de la Unión Europea, lo que demostraría que este Tratado de Reforma es absolutamente necesario? ¿Disponemos de algún análisis o estudio de mercado sobre el nivel de información que la población tiene sobre este Tratado de Reforma, tanto cuantitativa como cualitativamente? Ésa será la base para desvelar la importancia de esta fase de la reforma de la Unión Europea.

Como Comisario, ¿qué medidas planea adoptar en un futuro inmediato para que la gente pueda acceder con mayor facilidad a esta información?

 
  
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  Piia-Noora Kauppi (PPE-DE). – Señor Presidente, si la Unión Europea fuera un coche, este Tratado sería una puesta a punto. Es muy importante que tengamos nuevas estructuras, especialmente en el ámbito de la política exterior y de seguridad, y estoy de acuerdo con aquéllos que han destacado la importancia de tener una política exterior y de seguridad común sólida, pero crear unas estructuras sólidas no es suficiente.

Si no podemos coordinar nuestra actuación y si no podemos trabajar realmente juntos en la creación de mensajes para un Kissinger o una Rice, entonces esos mensajes no tienen ningún valor. Tenemos que tratar aspectos más sustanciales en este debate y sin duda necesitamos trabajar en puntos de vista comunes.

Ahora ya tenemos un vehículo en perfectas condiciones. Tenemos que empezar a conducirlo en una determinada dirección y asumir nuestro papel en el mundo. Este Tratado nos proporciona las herramientas para lograrlo.

 
  
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  Pál Schmitt (PPE-DE). – (HU) Gracias, señor Presidente. Como diputado al PE en representación de uno de los nuevos Estados miembros, me gustaría aprovechar esta oportunidad para expresar nuestra gratitud por la solidaridad que la Comunidad nos ha brindado. Sin ella, los países de Europa Oriental no habrían sido capaces de recuperarse después de cuarenta años de ocupación soviética.

Permítanme en primer lugar, como Presidente de la Delegación en la Comisión Parlamentaria Mixta UE-Croacia, decir que el Tratado contribuirá a crear una cooperación más estrecha y eficaz entre los Estados miembros, al mismo tiempo que posibilitará una futura ampliación de la Unión Europea para incluir a aquellos países que acepten y cumplan el sistema de valores de la UE.

Creo que el Tratado envía un mensaje positivo a los países de la región de los Balcanes Occidentales que ya han iniciado sus negociaciones de adhesión: les animará a acelerar las reformas, ya que hace que la adhesión a la UE quede a su alcance.

Para finalizar, una de las secciones más importantes e innovadoras del Tratado con respecto a mi ámbito de actuación es sin duda aquélla que garantiza los derechos de las minorías, convirtiendo la protección de las minorías nacionales y étnicas en un principio fundamental de la Unión Europea. Gracias.

 
  
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  Gay Mitchell (PPE-DE). – Señor Presidente, si no estoy mal informado, soy el único diputado con el cargo de director de elecciones para referéndums y no siento ningún tipo de obligación de decirle a la población alemana que su decisión es menos legítima que la decisión irlandesa simplemente porque nosotros vamos a celebrar un referéndum y ellos tienen un motivo constitucional para no celebrarlo.

¿Qué tipo de referéndum desean aquéllos que lo piden? ¿Quieren un referéndum en el que como mínimo el 50 % de la población de la Unión Europea tome esta decisión por ellos? Y, en ese caso, ¿serán los países grandes o una combinación de naciones grandes y pequeñas las que decidan por todos los demás? O se refieren a que debe haber un porcentaje superior al 50 % en cada Estado miembro, en cuyo caso, ¡cada Estado miembro le cede su derecho de tomar una decisión a todos los demás Estados miembros! ¿Dónde está la racionalidad en esta postura?

Winston Churchill uso la expresión «inexactitudes terminológicas». No diré nada más que esto con respecto a los pusilánimes de mi derecha, pero ¡sin duda están actuando, en el mejor de los casos, con falsedad!

 
  
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  Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. Es un gran placer para mí estar presente en este interesantísimo y dinámico debate. Permítanme dividir mis comentarios en tres categorías.

La primera categoría se refiere a las actividades preparatorias que habrán de llevarse a cabo para que el Tratado de Lisboa, si se aplica y cuando esto ocurra, pueda ponerse en práctica en su totalidad. Estas actividades son numerosas. Es necesario preparar la elección del Presidente del Consejo Europeo y del Alto Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad para crear un servicio exterior común y organizar la actividad en el ámbito de la justicia y los asuntos interiores.

Estas actividades deberán llevarse a cabo de un modo paciente y responsable. Estoy seguro de que nadie quiere dar la impresión de que las instituciones de la Unión Europea o los Estados miembros están intentando quedarse con la porción más grande del pastel antes de que esté totalmente cocinado.

Por lo tanto, hemos de ser conscientes de que, aunque es necesario que se completen estas actividades preparatorias, la última palabra con respecto a la puesta en práctica del Tratado de Lisboa recae en los Estados miembros, es decir, en sus Parlamentos nacionales y, en un caso, en sus votantes. Lo que nos recuerda un dilema del que se ha hablado hoy varias veces y que ha dado lugar a múltiples debates durante los últimos años: ¿ratificación parlamentaria o referéndum?

Deseo darle las gracias a la señora Doyle, al señor Mitchell y al resto de los diputados que han señalado que es necesario respetar la decisión de los Estados miembros. En mi primera intervención enfaticé el hecho de que la decisión sobre el método de ratificación del Tratado de Lisboa recae exclusivamente en la competencia soberana y la responsabilidad de cada Estado miembro.

Sin embargo, debo añadir lo siguiente: no hay nada incorrecto en la ratificación parlamentaria. Absolutamente nada. Todos los Estados miembros de la Unión Europea son democracias parlamentarias representativas y, al fin y al cabo, esta asamblea, el Parlamento Europeo, es un poderoso símbolo de la democracia representativa.

Ahora me referiré a la importancia de la ratificación. Creo que la ratificación del Tratado de Lisboa debe considerarse no sólo en el contexto actual, sino también desde un contexto histórico y con una perspectiva de futuro. Me gustaría comentar lo que han dicho el señor Schulz y otros diputados, en concreto que debemos recordar lo que sucedía en nuestro continente hace cien años, hace setenta y cinco años o incluso, en el caso de mi propio país, hace veinte años o menos. Resumiendo, es nuestro pasado lo que tiene que recordarnos en todo momento que la Unión Europea ha supuesto una importante contribución a la paz, la estabilidad y la prosperidad de nuestro continente.

Aunque al mismo tiempo, tenemos que tener en cuenta el futuro. Debemos prepararnos para los ya reconocibles retos que le esperan a la Unión Europea. Creemos firmemente que el Tratado de Lisboa representa un paso hacia delante en la dirección adecuada y nos proporciona respuestas para los desafíos que ya podemos vislumbrar.

 
  
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  Margot Wallström, Vicepresidente de la Comisión. − Señor Presidente, sin duda éste ha sido un debate intenso e interesante y me gustaría hacer tres comentarios sobre el mismo.

En primer lugar, abordaré el tema de la puesta en práctica, ya que algunos de ustedes han planteado aspectos concretos y específicos sobre la puesta en práctica y el seguimiento. También me gustaría añadir algo al debate sobre la democracia que ha tenido lugar aquí y vincularlo a la comunicación y al intercambio de ideas.

Empezaré con las preguntas del señor Deprez, el señor Dehaene, el señor Barón Crespo y el señor Duff. Varios de ustedes han preguntado qué se está haciendo en este momento en cuanto a la preparación de la aplicación de este Tratado de Reforma.

Espero que los preparativos estén en curso en todas las instituciones, a este respecto estamos estudiando qué se le requerirá a nuestras respectivas instituciones —en el caso de que la Comisión presente propuestas legislativas concretas— y qué supondrá en términos de cooperación interinstitucional y preparativos prácticos. Todo ello se llevará a cabo con total respeto hacia el proceso de ratificación actualmente en curso.

Desde la Comisión, nuestra intención ha sido acometer estas medidas de un modo totalmente correcto desde el punto de vista formal y respetar los procesos de ratificación, es decir, no anticiparnos, pero sí estar preparados. Creo que éste ha sido también el enfoque en el Consejo, donde se ha elaborado un inventario, y por supuesto nosotros estamos estudiando del mismo modo las obligaciones que recaerán en la Comisión.

Obviamente, cooperaremos con el Parlamento y nos sentaremos para estudiar qué ha de hacerse en términos prácticos. Resulta positivo que también se esté produciendo un debate en las respectivas instituciones para garantizar que todo está preparado y que podrá gestionarse de un modo totalmente correcto desde el punto de vista formal. Por supuesto que nos estamos preparando para comenzar con el trabajo práctico.

Se ha dicho mucho sobre la democracia, lo que me ha recordado que Churchill, a quien ya se ha citado aquí, dijo sobre ella que: «la democracia es la peor forma de gobierno, con excepción de todas las demás formas de gobierno que se han probado en alguna ocasión».

Sea cual sea el método de ratificación escogido —y le corresponde a cada Gobierno y cada Estado miembro decidir cuál escoger—, la Comisión lo respetará y asimismo considerará que la ratificación mediante los Parlamentos nacionales está legitimada democráticamente. Sea cual sea el método escogido, habrá de ser comunicado a los ciudadanos.

Quiero informar a todos aquéllos que han solicitado un texto consolidado que el mensaje del Consejo es que se elaborará ese texto, se espera que con la mayor prontitud posible, y que en primavera tendremos definitivamente un texto consolidado procedente del Consejo. Tengo conocimiento de que hasta la fecha son más de doce los textos consolidados disponibles en distintos idiomas. Sé que la Cámara de los Lores ha redactado un texto consolidado, sé que el Senado francés ha redactado otro y sé que también hay uno en Alemania. Está disponible en Internet.

Eso significa que la carencia de información disponible no puede usarse como excusa. Disponemos de todos estos textos y también hay información en el sitio Web de la Comisión, que cuenta con una sección de preguntas y respuestas y datos sobre el Tratado relacionados con aspectos importantes específicos.

Todos tenemos la obligación de ayudar a los ciudadanos a acceder a toda la información que necesiten y de responder a sus preguntas concretas.

En respuesta a los comentarios del señor Rübig he de decir que sabemos gracias a encuestas de opinión previas del Eurobarómetro que la población está interesada ante todo en los aspectos sustanciales y no tanto en los temas institucionales. Pero creo que varios Estados miembros también van a llevar a cabo encuestas de opinión específicas en sus respectivos Estados miembros. Sabremos más de este tema en los próximos meses. La Comisión hará un seguimiento general de estos asuntos mediante el Eurobarómetro.

Remitan a los ciudadanos y a todo aquel que conozcan a nuestro nuevo sitio Web: «Debate Europe». Hemos relanzado «Debate Europe» para incluir el nuevo Tratado de Reforma. Sigan el debate y animen a la población a intervenir y participar en el intercambio de opiniones en Internet.

Déjenme decirles además que espero que podamos implicar a los jóvenes y a las mujeres en este debate porque, hablando de democracia y democracia representativa, también deseamos ver a más mujeres en el debate y esperemos que también en un futuro en cargos de responsabilidad en nuestras instituciones y en la Unión Europea.

Si las mujeres no perciben que están representadas, dudarán antes de dar su apoyo a nuestros distintos proyectos y decisiones. Por lo tanto, ésta es también un de nuestras tareas y misiones democráticas.

Finalmente, el señor Nassauer ha hecho una observación muy importante sobre los Parlamentos nacionales y sobre cómo podemos efectuar un seguimiento en este ámbito y asegurar su complementariedad. La función del Parlamento Europeo, acrecentada y afianzada, concuerda perfectamente con la incorporación de este asunto en los procedimientos parlamentarios de todos los Estados miembros. Éste también es un punto que tendremos que preparar adecuada y rigurosamente con los Parlamentos nacionales. Tienen una función muy importante que habrá que preparar en su totalidad.

Les agradezco este debate. La Comisión trabajará estrechamente con el Parlamento y el Consejo para preparar la aplicación y sin duda haremos todos los esfuerzos posibles para informar y para garantizar que la población tenga acceso a toda la información y al foro de debate que necesita para compartir opiniones sobre el futuro de Europa.

 
  
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  Richard Corbett, ponente. − Señor Presidente, este debate ha demostrado que, en este Parlamento, los representantes elegidos por la población de los veintisiete países aprueban este Tratado por una amplísima mayoría. Todos los partidos que gobiernan nuestros Estados miembros y prácticamente todos los partidos principales que están en la oposición de todos los Estados miembros —excepto los conservadores británicos, por supuesto— apoyan este Tratado.

Todos los partidos demócrata-cristianos lo apoyan. Tiene el respaldo de todos los partidos socialistas de todos nuestros países. Lo apoyan los partidos demócrata-liberales de cada una de nuestras naciones, la mayoría de los partidos verdes e incluso los partidos conservadores, excepto, por supuesto, los conservadores británicos. La oposición a este Tratado procede principalmente de la extrema derecha y de parte de la extrema izquierda de esta Cámara. Aunque resulta curioso presenciar esta nueva alianza política que se ha forjado entre el Sinn Féin y el Partido Conservador Británico en oposición a este Tratado.

Algunos de ellos han argumentado hoy aquí que este Tratado se va a adoptar sin que hayamos tenido acceso a los documentos; que no se ha publicado el Tratado consolidado. Pero, como ya indiqué ayer, varios Estados miembros han publicado una versión consolidada del Tratado.

Entonces se han quejado, como el señor Bonde, de que tal versión no muestra las enmiendas al Tratado, pero las enmiendas, por supuesto, están disponibles desde diciembre en todas las lenguas en el Diario Oficial. Francamente, cualquier diputado al Parlamento Europeo que afirme que no ha podido leer este texto no está haciendo el trabajo por el que le pagan. Es pura pereza.

En segundo lugar, algunos han venido a esta Cámara y han afirmado que el Parlamento Europeo debería convocar un referéndum. Creo que resulta muy gracioso que aquéllos que se oponen a que el Parlamento Europeo tenga poderes, que están en contra de que la Unión Europea pueda decirles a los Estados miembros qué deben hacer, vengan aquí y nos pidan que les digamos a los Estados miembros soberanos cuáles deben ser sus procedimientos internos para ratificar un tratado internacional. Es la hipocresía llevada al extremo.

Para finalizar, me he dado cuenta de que muchos de ellos han estado ausentes del debate durante prolongados periodos de tiempo porque han estado fuera de la Cámara disfrazados de gallina. Creo que esto resulta muy simbólico. Ellos son unos gallinas porque les asusta el debate que aquí se está produciendo, tienen miedo del veredicto de este intercambio democrático de opiniones, un veredicto sobre este Tratado que es abrumadoramente positivo: que éste es un buen Tratado que mejorará y democratizará nuestra Unión.

(Aplausos)

 
  
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  Íñigo Méndez de Vigo, Ponente. − (ES) Señor Presidente, hoy se ha hecho referencia aquí a la construcción europea desde un punto de vista histórico.

La Unión Europea que hemos construido estos 50 años es la Europa del debate y del diálogo, la Europa del respeto al otro, la Europa de ponerse en el papel del otro para comprenderlo. Y esta concepción la inmensa mayoría de esta Cámara la ha puesto de relieve en el debate que hemos tenido hoy.

Pero ha estado también presente en ese debate otra Europa, señor Presidente, la Europa que yo llamo de las tres des: la Europa de la disputa, la Europa de la descalificación y la Europa del desprecio. Y esa Europa no nos gusta a los demócratas, porque nosotros creemos que se puede debatir, se debe debatir, se debe dialogar, pero no se debe descalificar.

Creo, señor Presidente, que aquí se han dicho hoy muchas cosas y alguna de ellas rotundamente falsas.

Me voy a referir a una en especial: cuando se dice que este Tratado de Lisboa incorpora nuevas dosis de mayoría cualificada, es cierto, pero no se dice que el Tratado de Lisboa implica mayor participación del Parlamento Europeo. ¿Cómo se puede ser miembro de esta Cámara y no querer que ésta pueda tener mayor participación en las decisiones políticas que afectan a los europeos?

(Aplausos).

Termino, señor Presidente, citando a Miguel de Cervantes, quien, ya mayor, al final de su vida, decía que había ocasiones en que había que optar entre ser posada y ser camino. Ser posada es quedarse donde uno está. Ser camino es seguir adelante.

Espero, señor Presidente, que, como va a hacer mi Grupo político, y como lo van a hacer la mayor parte de los Grupos políticos de esta Cámara, que votemos que sí al Tratado de Lisboa con el corazón y con la razón. ¡Demos con el voto democrático un espaldarazo democrático a aquellos que queremos más Europa para todos los europeos!

(Aplausos)

 
  
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  Presidente. – El debate queda cerrado.

Vamos a proceder con las votaciones. Éste es el primer punto del turno de votaciones, que dará comienzo inmediatamente.

Explicaciones de voto por escrito (Artículo 142)

 
  
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  Bairbre de Brún (GUE/NGL), por escrito. (GA) En general cabe decir que la Unión Europea ha sido buena para Irlanda.

No obstante, el referéndum se refiere al Tratado de Lisboa. El hecho de que la Unión Europea haya sido beneficiosa para Irlanda se convierte en irrelevante.

El Tratado de Lisboa otorga a las Instituciones europeas competencia exclusiva en el ámbito de la política comercial, incluidas las negociaciones de acuerdos comerciales internacionales. Faculta a la Comisión para entablar y conducir negociaciones, especialmente sobre acuerdos comerciales internacionales, antes de informar al Consejo de Ministros. El artículo 10 A faculta a la Unión a actuar «mediante la supresión progresiva de los obstáculos al comercio internacional», una modalidad que se convierte en uno de los principios orientadores de la Comisión en sus relaciones con terceros países. A partir de octubre de 2006 la UE ha hecho un esfuerzo por eliminar los «obstáculos transfronterizos» en sus relaciones con los países en desarrollo. Obstáculos como las normas medioambientales y en materia de protección del consumidor y de salud, independientemente de las consecuencias asociadas a la eliminación de tales normas. El examen detallado de ambos aspectos revela en gran medida el importante paso hacia atrás que dará la UE en relación con el enfoque necesario para abordar la pobreza y la desigualdad en el mundo.

 
  
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  Ilda Figueiredo (GUE/NGL), por escrito. – (PT) Justo cuando se está llevando a cabo el proceso de ratificación del Tratado de Lisboa, el Parlamento Europeo de nuevo sobrepasa sus competencias, al intentar influir en la opinión pública con un informe que expresa su aprobación al Tratado y al presionar a todos los Estados miembros de la UE para que ratifiquen el Tratado a tiempo para que éste pueda entrar en vigor el 1 de enero de 2009. Es un verdadero ardid político, ya que adoptar tratados europeos no forma parte de las competencias del Parlamento. Los Estados miembros tienen la competencia en este ámbito: inicialmente a través de la Conferencia Intergubernamental y después mediante la ratificación de cada Estado miembro de acuerdo con la legislación fundamental de cada país.

Dado que la UE desea eludir los referéndums para evitar otro rechazo al Tratado, como sucedió en Francia y en los Países Bajos en 2005, en principio sólo Irlanda celebrará un referéndum.

Al eludir los referéndums por medio de los más diversos pretextos demuestra el temor a las consecuencias que pueda tener el hecho de otorgar el voto a los ciudadanos de Portugal y de los demás países de la UE. Estos países saben que el contenido del Tratado de Lisboa es el mismo que el contenido de la «Constitución Europea». Se ha modificado el nombre simplemente para intentar engañar a los ciudadanos, lo que constituye un verdadero fraude político. Por lo tanto, me opongo a este informe.

 
  
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  Katrin Saks (PSE), por escrito. (ET) El tema más esencial para la Unión Europea es el Tratado de Lisboa porque el futuro de Europa reside en el equilibrio, ya que es de ese modo como podrá sobrevivir en un mundo que cambia año a año mucho más rápido de lo que nosotros lo hacemos. Tengo que hacer tres observaciones:

1) En primer lugar, expresar mi enhorabuena por el hecho de que Francia, donde comenzó la crisis asociada a los referéndums, haya sido el primer país de la «vieja Europa» en ratificar el Tratado y se haya convertido de ese modo en un ejemplo para los demás de que sin lugar a dudas la integración europea debe continuar.

2) En segundo lugar, espero que durante el proceso de ratificación los Estados miembros no comiencen a utilizar el Tratado como un arma política, como ha ocurrido en Eslovaquia, donde la oposición, a pesar de estar a favor del Tratado, ha condicionado la ratificación al hecho de que el partido en el gobierno retire un proyecto de ley con el que no está de acuerdo. ¡Los asuntos internos no deben entorpecer los temas más importantes de la UE!

3) Finalmente, deseo manifestar mi esperanza de que el Tratado de Reforma ponga fin al sinsentido difundido por algunos políticos europeos de que podemos continuar con los antiguos tratados. Lo que sucede es más bien todo lo contrario, la globalización no sólo requiere una mayor dedicación para que las aspiraciones se hagan realidad, sino también un mayor acuerdo con respecto a la forma de las políticas de la Unión y un nuevo documento básico con el que podamos conseguirlo.

 
  
  

PRESIDE: Hans-Gert PÖTTERING
Presidente

 

4. Turno de votaciones
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  Presidente. − Vamos a proceder con las votaciones.

(Para más información sobre los resultados y otros detalles sobre el voto: véase el Acta)

 

4.1. (A6-0013/2008, Richard Corbett) Tratado de Lisboa (votación)
  

– Antes de la votación sobre la enmienda 29

 
  
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  Richard Corbett, ponente. − Señor Presidente, sólo deseo aclarar que esta enmienda debería estar dirigida, tal como aparece en nuestra lista de votación, al apartado 2, letra c), que es dónde en realidad se adapta correctamente al texto, y no al apartado 5, letra e).

 
  
  

– Después de la votación de la propuesta de resolución

(Aplausos prolongados)

(Protestas del Grupo IND/DEM)

 
  
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  Presidente. − Señorías, han votado a favor del Tratado de Reforma por abrumadora mayoría. Ésta es la expresión de la libre voluntad del pueblo al que representan. Les felicito sinceramente por este convincente resultado. El Parlamento Europeo representa a los pueblos de Europa. Este Tratado confiere a la Unión Europea más capacidad jurídica para actuar y garantizar una mayor democracia.

(Aplausos)

Defendemos los valores comunes de Europa y nunca permitiremos que aquéllos que más alcen la voz dominen el debate abierto de razones a favor y en contra. Ésta es una Europa libre y democrática. ¡Muchas felicidades por este convincente resultado!

(Aplausos)

(Protestas del Grupo IND/DEM)

Aquéllos que han solicitado esta serie de votaciones sobre enmiendas que no contienen nada más que preguntas deberían explicar a sus votantes cuánto cuesta todo esto. Les aseguro, con tanta certeza como que están ahí sentados, que lo que han hecho repercutirá negativamente en su reputación. Creo que sus padres se avergonzarían de verlos así.

(Aplausos)

 

4.2. (A6-0471/2007, Ona Juknevičienė) Censos de población y vivienda (votación)

4.3. Estrategia de Lisboa (votación)
  

– Antes de la votación sobre la enmienda 12

 
  
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  Udo Bullmann (PSE).(DE) Señor Presidente, desearía proponer un cambio en la enmienda 12 que, naturalmente, no sustituye la enmienda pero introduce una formulación adicional en la segunda frase. Dicha formulación adicional es la siguiente:

«o convenios colectivos conformes a las tradiciones nacionales». Esta frase aparece después de «disposiciones legales y vinculantes» y antecede a «que permitan a los trabajadores a tiempo completo lograr una vida decente a partir de sus ingresos».

(DE) Una enmienda que sugiera esta formulación adicional tiene como objetivo tener en cuenta las condiciones en Escandinavia. Dicha enmienda ha sido acordada con los coponentes y otros grupos se unen a la propuesta.

 
  
  

(La enmienda oral se ha aceptado).

 

4.4. (A6-0029/2008, Margarita Starkevičiūtė) Grandes orientaciones de las políticas económicas para 2008 (votación)
  

Antes de la votación de la enmienda 39

 
  
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  Margarita Starkevičiūtė, ponente. − Señor Presidente, en estos momentos tenemos el siguiente texto: «Encarga a su Presidente que transmita la presente Resolución al Consejo y a la Comisión» y me gustaría añadir las palabras «y a los Gobiernos y Parlamentos de los Estados miembros».

 
  
  

(La enmienda oral se ha aceptado).

 
  
  

– Antes de la votación sobre la enmienda 6

 
  
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  Margarita Starkevičiūtė, ponente. − Señor Presidente, sólo quiero aclarar esta cuestión. Si se rechazan esas enmiendas, deberíamos eliminar los puntos 2 y 3 de la directriz 7, lo mismo que en la directriz 15. El mismo principio se aplica a la enmienda 13 del Grupo PSE y me gustaría pedirle a los grupos que votaran como he explicado para evitar la duplicidad del texto.

 
  
  

– Después de la votación sobre la propuesta de resolución

 
  
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  Pervenche Berès (PSE). – (FR) Señor Presidente, acabamos de modificar las directrices de la política económica por una amplía mayoría.

El señor Almunia no está aquí, pero le solicito a la señora Wallström que exprese su total apoyo a las nuevas propuestas que el Parlamento Europeo está haciendo para mejorar la situación económica de todos nuestros ciudadanos.

(Aplausos)

 

4.5. (A6-0503/2007, Cem Özdemir) Una estrategia de la UE para Asia Central (votación)
  

– Antes de la votación sobre el párrafo 63

 
  
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  Alojz Peterle (PPE-DE). – Señor Presidente, me gustaría informar a mis colegas del Grupo PPE-DE de que hay un error en la segunda parte del voto por partes. La decisión correcta es «no» en lugar de «sí».

 
  
  

– Antes de la votación sobre el párrafo 69

 
  
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  Cem Özdemir, ponente. − (DE) Señor Presidente, esta enmienda oral pretende conferirle precisión y actualización al texto. Al presentarla, también materializo el deseo del ponente alternativo. Procedo a leerla:

«Acoge con satisfacción, como un paso positivo hacia la reforma del sistema penal de Uzbekistán, de la aprobación por el Parlamento uzbeko de las leyes relativas a la abolición de la pena de muerte y la autorización concedida a los tribunales de dictar órdenes de detención; pide una revisión global del sistema penal que favorezca efectivamente la puesta en práctica de estas reformas.»

 
  
  

(La enmienda oral se ha aceptado).

– Antes de la votación sobre la enmienda 17

 
  
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  Bernd Posselt (PPE-DE).(DE) Señor Presidente, antes de proceder a la votación final, sólo me gustaría apuntar que estoy perplejo porque todos mis vecinos amarillos han desaparecido. Sólo quedo yo.

 
  
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  Presidente. − Lo anotaremos en el Acta, aunque preferiría no comentarlo.

 
  
  

PRESIDE: Edward McMILLAN-SCOTT
Vicepresidente

 

5. Explicaciones de voto
  

Explicaciones orales de voto

 
  
  

- Informe: Richard Corbett e Iñigo Méndez de Vigo (A6-0013/2008)

 
  
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  Frank Vanhecke (NI). – (NL) Señor Presidente, la votación sobre el Informe Corbett / Méndez de Vigo que acaba de celebrarse es una confirmación más por parte del Parlamento de una actitud que hemos estado adoptando durante mucho tiempo: un total desdén hacia la voluntad expresada democráticamente por la mayoría en Francia, en los Países Bajos y en otros lugares. Aunque este Parlamento afirma representar a todos los ciudadanos europeos, en realidad esos ciudadanos no tienen el más mínimo derecho a expresar su opinión. Cuando el Presidente de esta Cámara, el señor Pöttering, ha dicho hace tan sólo un momento que con esta votación el Parlamento estaba expresando la opinión de la mayoría de los ciudadanos europeos, lo único que estaba haciendo era proferir una patética mentira. El Parlamento no ha pedido en ningún momento que se respete la voluntad del pueblo, ni ha solicitado que se celebre ningún referéndum en ninguno de los Estados miembro. Por el contrario, lo único que ha requerido el Parlamento es que este duplicado de la pasada Constitución entre en vigor tan pronto como sea posible. Desafortunadamente, este Parlamento no representa a los ciudadanos, sino simplemente al consenso elitista de la Europa oficial.

 
  
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  Syed Kamall (PPE-DE). – Señor Presidente, he votado en contra del informe porque, una vez más, la elite política de la Unión Europea está intentando forzar el Tratado Constitucional sin consultar a la población de Europa. El Gobierno británico prometió un referéndum sobre este Tratado, aunque ahora finge que es algo distinto. Sólo tienen que escuchar a nuestros líderes, como Valéry Giscard d’Estaing, para darse cuenta de que en realidad no hay ninguna diferencia.

Les digo a ustedes, la elite política de Europa, que si creen que están construyendo un proyecto europeo pero lo están haciendo sin tener en cuenta la voluntad del pueblo, lo que en realidad están construyendo es un castillo de arena. Y como el gran Jimi Hendrix dijo una vez, los castillos de arena al final siempre acaba en deshaciéndose en el mar. La ratificación de la Constitución europea a pesar del rechazo en dos referéndums va contra la democracia y es cobarde e ilegítima.

 
  
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  Daniel Hannan (NI). – Señor Presidente, durante los ocho años que he pasado en este Parlamento, he oído como se hacían algunas aserciones absurdas en esta Cámara, pero el premio especial a la mayor farsa sin duda lo merece la afirmación de que lo que acabamos de hacer al promover la aprobación de este Tratado por una amplísima mayoría representa el libre ejercicio del deseo de los pueblos europeos.

Aquéllos de ustedes que aplaudieron tan efusivamente cuando se escucharon estas palabras saben muy bien que es falso. Lo saben y puedo probar que es así, porque ustedes defendían los referéndums hasta que quedó patente que los perderían. De hecho, lo que ha conseguido este voto es subrayar lo alejados que están los diputados de esta Cámara de sus propios electores. La cancelación de los referéndums es un acto de cobardía y una renuncia al liderazgo y ustedes lo saben.

Si estoy equivocado, demuéstrenmelo. Sometan el Tratado a los referéndums que defendían cuando creían que los iban a ganar. Sometan el Tratado de Lisboa a votación. Pactio Olisipiensis censenda est!

 
  
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  Hannu Takkula (ALDE). – (FI) Señor Presidente, quisiera explicar brevemente por qué me he abstenido. Creo que deberíamos recordar que nuestros Parlamentos no tienen competencia en este asunto: forma parte de las competencias de los Estados miembros y debemos respetar ese hecho. Son los Estados miembros los que deben decidir si adoptan o no este nuevo Tratado de Lisboa.

Creo que deberíamos detenernos un momento y recordar qué son las relaciones de poder. Personalmente, opino que deberíamos dejar que cada país tomara esa decisión. No sería tan mala idea que se pidiera opinión a la población, ya que el proceso de toma de decisiones adquiriría una mayor legitimidad si la gente pudiera influir en él.

Hay muchos aspectos positivos en este Tratado, pero también hay algunos puntos que no son aceptables y si lo pienso desde el punto de vista de uno de los Estados miembros, Finlandia, de donde procedo, incluye muchos temas inaceptables para nosotros. Sin embargo, en cualquier caso, el poder de decisión en estos ámbitos recae en los Parlamentos nacionales.

(Aplausos)

 
  
  

- Resolución sobre la Estrategia de Lisboa (B6-0073/2008)

 
  
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  Zita Pleštinská (PPE-DE). – (SK) He votado a favor de la propuesta de resolución sobre la Estrategia de Lisboa que estará en la agenda del Consejo Europeo de Primavera. Estoy de acuerdo con los ponentes de opinión en que la Estrategia de Lisboa sólo tendrá éxito si hace uso de los recursos humanos en un entorno que favorezca y propicie el aprendizaje, el conocimiento, la ciencia, la investigación, la cultura, la información y la innovación.

Para conseguir los objetivos de la Estrategia de Lisboa necesitamos tres partes implicadas: las universidades que actúan como arquitectos del conocimiento, las empresas que saben como utilizar ese conocimiento en la práctica y el sector público y las entidades gubernamentales locales que pueden crear infraestructuras sostenibles de modo permanente para la ciencia, la investigación y el desarrollo a escala nacional y regional. La innovación requiere inversión y la financiación creará conocimiento. El conocimiento invertido en la innovación incentivará esta contribución financiera. Sólo podrán sobrevivir a la competencia las pequeñas y medianas empresas que sean innovadoras y creativas Creo que Europa será capaz de encontrar su lugar junto al tren del conocimiento estadounidense o japonés del siglo XXI.

 
  
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  Ivo Strejček (PPE-DE). – (CS) He votado en contra de este informe y, con su permiso, me gustaría explicarle ahora los motivos que me han llevado a hacerlo.

En primer lugar, el texto en su conjunto presenta la Unión Europea como una potencia social y económica mundial. Segundo, habla del denominado papel de liderazgo de la UE en el mundo y cree ciegamente que el resto de los países se desarrollarán siguiendo los deseos de la propia UE. Tercero, afirma que la Unión Europea desempeñará una función destacada en la creación de diversos tipos de normas internacionales. En cuarto lugar, la Estrategia de Lisboa condiciona la cooperación económica con otros países al cumplimiento de las principales normas laborales. La quinta razón es que la Estrategia de Lisboa se deriva explícitamente del llamado Tratado de Lisboa, a pesar del hecho de que aún no ha sido ratificado por la mayoría de los Estados miembros. La declaración solicita la introducción de un salario mínimo en los Estados miembros que no lo tienen.

 
  
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  Othmar Karas (PPE-DE).(DE) El Europaklub del Partido Popular austriaco en el Parlamento Europeo ha votado con entusiasmo a favor del Informe Corbett/Méndez de Vigo porque el Tratado de Lisboa fortalece a los ciudadanos europeos, a los Estados miembros y a la Unión Europea. Los ganadores son los ciudadanos de Europa y los Parlamentos que los representan. En vista del debate sobre Kosovo, nos damos cuenta de lo importante que resulta este Tratado ya que gracias a él es mucho más probable que consigamos una política exterior y de seguridad común. El hecho de haber conseguido que la Carta de los Derechos Fundamentales sea jurídicamente vinculante nos muestra el camino a seguir para que los derechos fundamentales sean una realidad para todos los ciudadanos de la Unión Europea. Cualquiera que no esté a favor del Tratado en su conjunto, está en contra de los ciudadanos. Debemos seguir estando al lado del pueblo y debemos conseguir que este Tratado les sea cada vez más cercano.

 
  
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  Hubert Pirker (PPE-DE).(DE) Señor Presidente, he votado a favor de este informe porque creo en él incondicionalmente, dado que crea un equilibrio entre las medidas sociales y económicas que resulta necesario porque, por primera vez, aquí se está presentando una Europa social y porque, también por primera vez, la gran mayoría del Parlamento ha solicitado a los Estados miembros que adopten medidas para introducir un salario mínimo. Estoy muy satisfecho de que la mayoría haya sido capaz de impedir medidas destinadas a abolir los logros sociales como por ejemplo la Directiva relativa a la ordenación del tiempo de trabajo, y la exportación de los beneficios sociales más allá de las fronteras. Por lo tanto, he votado con entusiasmo para aprobar este equilibrado paquete de medidas.

 
  
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  Nirj Deva (PPE-DE). – Señor Presidente, deseo decir que he votado en contra del informe sobre el Tratado de Lisboa. Se ha levantado la liebre y hemos tirado el grano con la paja. Mientras intentábamos crear un mercado común, hemos creado en realidad, solapadamente, un país común.

Hemos rechazado que nuestra población se implicara en el proceso. Les hemos negado su derecho natural a poder opinar sobre cómo deben ser gobernados y hemos ignorado, tanto como hemos podido, el hecho de que deberían haber podido votar en un referéndum.

¿Cómo podemos decir a nuestros pueblos, a nuestros electores, que este Parlamento representa sus opiniones, cuando no hemos permitido que se escuchen esas opiniones? El Gobierno británico —el señor Brown en concreto— prometió un referéndum. Concretamente el señor Brown y concretamente el señor Blair afirmaron que le ofrecerían al pueblo británico un referéndum. Lamento mucho este día y lamento mucho las promesas incumplidas del Gobierno laborista.

 
  
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  Ewa Tomaszewska (UEN).(PL) Señor Presidente, me he visto obligada a abstenerme en la votación del Tratado de Lisboa. El Tratado no está disponible en mi idioma ni en Polonia. No se le ha dado a mi electorado la posibilidad de familiarizarse con él y al fin y al cabo yo estoy aquí para representar sus opiniones e intereses, no sólo mis propias convicciones. El lunes se tomó en el Parlamento Europeo la decisión de celebrar un votación sobre un documento que algunos de nosotros no hemos tenido la oportunidad de leer en su forma consolidada en nuestra propia lengua. Sólo alguien estúpido o deshonesto puede adoptar una decisión sobre un documento a cuyo contenido no ha podido acceder. Ése es el motivo por el que me he abstenido.

 
  
  

- Informe: Margarita Starkevičiūtė (A6-0029/2008)

 
  
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  Ivo Strejček (PPE-DE). – (CS) Señor Presidente, he votado en contra del informe por las siguientes razones.

El informe trata sobre una distribución más justa de los beneficios e introduce el concepto de pleno empleo mediante inversión pública. Intenta compensar el denominado fallo del mercado a través de impuestos: introduciendo impuestos ecológicos y financiando la ciencia y la investigación por medio de cancelaciones de impuestos, lo que hará que el sistema de impuestos sea menos transparente y que se requiera una nueva legislación Europea.

 
  
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  Philip Claeys (NI). – (NL) Señor Presidente, he votado en contra del Informe Starkevičiūtė porque la sección referida a la inmigración refleja la misma falta de visión que tan cara nos ha salido ya. Por supuesto, algunos desean ver repetidos los errores de la década de los sesenta y de los setenta, cuando se pensaba sólo a corto plazo y se importaban seres humanos como si fueran mercancías. Los resultados de esa política se pueden ver ahora en nuestras ciudades: desempleo sistemático, delincuencia y desarrollo de sociedades paralelas. En lugar de aprender de nuestros errores pasados, nos obcecamos en seguir por el mismo camino. Será incluso peor ahora que existe una propuesta de llevar a cabo una política de inmigración europea que «complemente» las políticas de los Estados miembros. Este hecho es una garantía de que habrá aún más laxitud que la ya existente y eso es probablemente lo último que necesitamos.

 
  
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  Koenraad Dillen (NI). – (NL) Señor Presidente, al igual que mi colega diputado, el señor Claeys, he votado en contra de este informe. Por supuesto, muchos de los aspectos del informe son sin duda ciertos e importantes. Algunos ejemplos son la modernización de los mercados laborales, la inversión en iniciativas empresariales y la simplificación de los sistemas fiscales que el informe defiende. Sin embargo, esta Cámara se equivoca completamente si considera que una política de inmigración europea basada en la atracción de inmigrantes económicos es la punta de lanza de la Estrategia de Lisboa. Es más, el remedio milagroso contra la inmigración ilegal no es la apertura económica, como se está argumentando, sino al contrario, un control reforzado de las fronteras de la Unión, el rechazo de cualquier política nacional de legalización masiva y una firme política de deportación de los inmigrantes ilegales.

 
  
  

- Informe: Cem Özdemir (A6-0503/2007)

 
  
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  Czesław Adam Siekierski (PPE-DE).(PL) Señor Presidente, hemos aprobado un importante documento relativo a las relaciones entre la UE y Asia Central. Éste es un ejemplo de nuestro deseo de compartir experiencias y valores que son universales en Europa y de conquistar para la causa de esos valores a las democracias en desarrollo de esa región del mundo. Estos países han hecho un enorme progreso en su camino hacia el desarrollo económico. Sin embargo, deben hacer sólidos avances para evitar la violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales y esenciales. Deben enfrentarse a una serie de problemas, en concreto al aumento del contrabando de drogas, a la delincuencia organizada, la corrupción y el tráfico de seres humanos. Otro aspecto básico será la mejora de los contactos entre nuestros ciudadanos mediante el fomento del intercambio cultural y la creación de un programa especial de becas para jóvenes para estudiar en instituciones educativas europeas, lo que posibilitará la familiarización con los valores y las normas de la UE.

Deseamos que nuestros socios de Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán tengan éxito en su camino hacia la prosperidad, la libertad y la democracia para que puedan ayudar a otros en el futuro y compartir sus logros.

 
  
  

Explicaciones de voto por escrito

 
  
  

- Informe: Richard Corbett e Iñigo Méndez de Vigo (A6-0013/2008)

 
  
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  Jan Andersson, Göran Färm, Inger Segelström y Åsa Westlund (PSE), por escrito. (SV) Los socialdemócratas suecos hemos votado hoy a favor del informe sobre el Tratado de Lisboa. Apoyamos el nuevo Tratado. Sin embargo, somos conscientes de que el hecho de que dos Estados miembros hayan rechazado la Constitución propuesta significa que estamos obligados a efectuar modificaciones. Por lo tanto, no compartimos la opinión de que hay que condenar el hecho de que se haya retirado del Tratado la bandera y el himno. A diferencia de la mayoría del Parlamento, creemos que es positivo que se haya incluido un «acelerador de emergencia» en el procedimiento de toma de decisiones en los ámbitos delicados en términos de soberanía nacional.

Defendemos el principio de subsidiariedad y por lo tanto rechazamos la petición hecha por el Parlamento Europeo respecto a los referéndums en los Estados miembros. Es un tema en el que cada Estado miembro debe decidir por sí mismo.

Finalmente, deseamos comentar la votación sobre la enmienda 36 relativa al asunto Laval. Decidimos votar en contra de la primera parte porque consideramos que existen diferencias entre el antiguo Tratado y el Tratado de Lisboa, por ejemplo con respecto a la Carta de Derechos, que establece, entre otras cosas, el derecho a la huelga de acuerdo con las costumbres nacionales. Apoyamos las disposiciones de la Carta de Derechos y también estamos de acuerdo con la segunda parte de la enmienda que salvaguarda el derecho a los conflictos laborales. Deseamos añadir que esta opinión la comparte también nuestro grupo político en el Parlamento, que decidió votar en contra de la propuesta porque el informe se refiere al Tratado y no al asunto Laval.

 
  
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  Gerard Batten, Godfrey Bloom, Graham Booth, Roland Clark, Nigel Paul Farage, Michael Henry Nattrass, Jeffrey Titford y John Whittaker (IND/DEM), por escrito. − Aunque el UKIP (Partido Independentista del Reino Unido) rechaza el Tratado de Lisboa, nos hemos abstenido en la enmienda 13 porque no estamos de acuerdo con la justificación de dicha enmienda.

 
  
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  Pervenche Berès (PSE), por escrito. (FR) Aún creo firmemente que, dado que el Presidente Sarkozy no va a organizar un referéndum, la postura que los socialistas han de adoptar en el Parlamento francés es la abstención. Sin embargo, el mero hecho de que el Presidente francés haya hecho un trabajo muy pobre durante la negociación de este Tratado y haya ignorado el voto del pueblo francés, no significa que nosotros no debamos responder a la pregunta que hoy nos formulan.

Este Tratado dista mucho de ser perfecto, pero nos permite poner fin al debate institucional y dotar a Europa de normas que le permitan funcionar. Hoy los socialistas deben hacerse oír en lo concerniente a los cambios políticos, el aspecto principal en la revisión de la perspectiva financiera, a la Presidencia francesa de la Unión Europea y al compromiso del PSE de redactar su manifiesto para las próximas elecciones europeas.

Un «no» habría hecho posible retirar las políticas del texto de lo que debería haber sido una Constitución, dado que obligó a Europa a centrarse en el tema de la naturaleza del proyecto europeo. Esto es muy importante.

Sin embargo, ya que deseo que el texto se apruebe para poder implicarme completamente en las próximas negociaciones sobre políticas porque mi «no» de hace más de dos años fue proeuropeo, acepto mis responsabilidades y apruebo el Tratado de Lisboa.

 
  
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  Adam Bielan, Marcin Libicki y Konrad Szymański (UEN), por escrito. − (PL) Me he abstenido en la votación final del informe sobre el Tratado de Lisboa porque dicho informe ha excedido ampliamente los acuerdos alcanzados en las cumbres de la UE de Bruselas y Lisboa.

El Tratado de Lisboa supuso un compromiso muy complejo para todas las partes implicadas. Ir más allá de ese compromiso —como se pone de manifiesto mediante las menciones a la ausencia de símbolos de la UE, a acuerdos en el sistema de votación del Consejo referentes a las cláusulas de exclusión e inclusión voluntarias y a la Carta de los Derechos Fundamentales— implica daños políticos para el proceso de ratificación.

Es más, no puedo apoyar los puntos que preparan el terreno para campañas destinadas a la constitucionalización de la Unión.

 
  
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  Carlos Coelho (PPE-DE), por escrito. – (PT) El Tratado de Lisboa es el mejor acuerdo para superar la crisis institucional y aportar una mayor flexibilidad a los mecanismos de toma de decisiones que son esenciales para que la ampliada Unión Europea de veintisiete Miembros funcione hoy en día en un mundo globalizado y en constante cambio.

Celebro el hecho de que se le haya concedido personalidad jurídica a la UE, de que se haya sustituido la estructura de los tres pilares por un marco institucional único y la aplicación generalizada del método de la Comunidad.

Aplaudo las medidas para mejorar la transparencia y la fiabilidad y para reforzar la participación y los derechos de los ciudadanos europeos tanto a nivel informativo como a través de la iniciativa legislativa popular.

Me satisfacen los cambios en los ámbitos de la libertad, la seguridad y la justicia, en los que las actuaciones tendrán objetivos más ambiciosos y procedimientos más efectivos, sin tener que volver a recurrir a instrumentos y procedimientos intergubernamentales.

Celebro la mayor implicación de los Parlamentos nacionales, en especial en lo referido al seguimiento del principio de subsidiariedad.

Lamento que se hayan hecho concesiones, por ejemplo que se haya pospuesto la aplicación de elementos importantes, como el nuevo sistema de votación en el Consejo, y las exclusiones e inclusiones voluntarias de británicos e irlandeses sobre temas que ya se incluían en el ámbito de actuación del tercer pilar. Temo que la instauración de un Presidente del Consejo Europeo electo signifique la pérdida de las ventajas de las Presidencias rotativas sin aportar a cambio ningún valor añadido al funcionamiento de la UE y la creación de problemas entre las distintas instituciones.

 
  
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  Paul Marie Coûteaux, Patrick Louis y Philippe de Villiers (IND/DEM), por escrito. (FR) El Parlamento Europeo acaba de aprobar el Tratado de Lisboa a pesar de que nadie se lo había pedido.

Obviamente, la delegación de Movimiento por Francia (MPF) en el Parlamento Europeo ha votado en contra de este informe ya que es consciente de la naturaleza puramente simbólica de este acto.

Es muy significativo que los representantes electos de Francia y los Países Bajos con un puesto en Estrasburgo estén votando a favor del Tratado a la par que admiten que es una copia de la extinta Constitución Europea, a pesar de que sus pueblos hayan rechazado formalmente ese texto. También es muy significativo que el Parlamento Europeo esté votando a favor del Tratado a pesar de que ninguno de los diputados ha podido leer una versión consolidada del texto. Después de que el Parlamento húngaro lo ratificará en la sombra, el Parlamento Europeo va a aprobar un texto que no se ha leído.

La delegación de MPF en el Parlamento Europeo desea ahora suerte a los irlandeses amantes de la libertad: su referéndum no será sólo suyo, estarán votando en representación de todo aquel que no ha tenido la oportunidad de hacerlo, especialmente de los franceses, cuyo voto se ha ignorado.

 
  
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  Manuel António dos Santos (PSE), por escrito. – (PT) He votado a favor de este informe y apoyo su respectiva resolución.

Sin embargo, en el último momento, hubo un problema con el mecanismo de votación, por lo que me ha resultado materialmente imposible expresar mi total aprobación.

Presento esta explicación de voto para que el hecho quede adecuadamente registrado.

 
  
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  Ilda Figueiredo (GUE/NGL), por escrito. – (PT) Ésta es una resolución lamentable del Parlamento Europeo cuyo único objetivo es confundir a los ciudadanos y presionar a los Estados miembros para que ratifiquen el Tratado de Lisboa, ya que el Parlamento Europeo no tiene competencia para efectuar dicha aprobación. Sólo los Estados miembros pueden ratificarlo.

Aún así, durante el debate y la votación, hemos apoyado las actuaciones democráticas encaminadas a introducir un elemento de pluralismo en el debate y hemos destacado la necesidad de una mayor democracia solicitando referéndums. Por eso nuestro grupo presentó varias propuestas de resolución que, desafortunadamente, fueron rechazadas. En concreto se trataba de propuestas que expresaban nuestra oposición al Tratado de Lisboa, subrayando algunos de sus aspectos más preocupantes, como las tendencias hacia la militarización de la Unión Europea en estrecha cooperación con la OTAN, que imponen un crecimiento en el gasto militar y disponen la realización de operaciones militares para proteger los valores de la Unión y servir a sus intereses.

También condenamos el hecho de que las disposiciones de los Tratados actuales, en los que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha basado recientemente sus sentencias (sentencias sobre los casos Laval/Vaxholm y Viking Line) para justificar el dumping social y subordinar el derecho de los trabajadores de emprender acciones colectivas al respeto de la libre prestación de servicios, se hayan incluido en su totalidad en el Tratado de Lisboa, exigiendo que el derecho a emprender acciones colectivas continúe siendo competencia exclusiva de los Estados miembros.

 
  
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  Glyn Ford (PSE), por escrito. − Celebro este informe del señor Méndez de Vigo y del señor Corbett, que enfatiza el hecho de que el Tratado de Reforma no es una Constitución pero al mismo tiempo permite a Europa buscar la nueva función internacional que tendrá que desempeñar en las próximas décadas.

Refuerza el poder institucional de la Unión. Mejora la democracia al conferir facultades al Parlamento Europeo. Permite que se desarrolle la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión para garantizar que el potencial industrial y económico de Europa tiene un reflejo en la política mundial y en concreto posibilitará el hecho de que la UE desempeñe un papel clave para resolver el problema del calentamiento global.

 
  
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  Robert Goebbels (PSE), por escrito. (FR) He votado «sí» al Tratado de Lisboa porque, por desgracia, no hay otra alternativa. Sin embargo, debemos ser claros. No es con un minitratado de 300 páginas tan ininteligible como oscuro con lo que la UE se ganará la confianza de sus ciudadanos, en especial porque la multiplicidad de exclusiones voluntarias nos va a conducir a una Europa de bloqueos constantes o incluso a una Europa de «geometría variable».

Este nuevo Tratado es simplemente un último recurso. Debemos redactar rápidamente un tratado para una reforma radical que sea ratificado mediante un único referéndum por los ciudadanos de toda Europa. Aquellos países en los que los votantes digan «no» tendrán la libertad de retirarse de la UE o de someterse a las normas comunes. Ése es el precio que tendremos que pagar para conseguir una Unión Europa realmente integrada con políticas más solidarias.

 
  
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  Bruno Gollnisch (NI), por escrito. (FR) Pocas veces hemos visto en esta Cámara un informe tan estalinista como éste: ¡es pura propaganda falaz! Sólo en esta Cámara y en el universo de Sarkozy se puede afirmar que el Tratado de Lisboa es esencialmente diferente de la Constitución Europea, cuando la inmensa mayoría de los Jefes de Estado y los Gobiernos de la UE e incluso el padre de la Constitución, Valéry Giscard d’Estaing, han dicho exactamente lo contrario.

Los ponentes se han permitido un alarde cultural al comienzo de la exposición de motivos citando algunas líneas del Julio César de Shakespeare. Esta cita explica en esencia que debemos seguir las fuerzas subyacentes que conducen a grandes cambios en la sociedad o de lo contrario acabaremos arruinados y fracasados. El problema es que, para ellos, esas fuerzas son el Tratado de Lisboa y la creación artificial y forzada de un «súper Estado» europeo centralizado, cuando en realidad la verdadera fuerza en este ámbito es el creciente rechazo a este proyecto de los ciudadanos. El pueblo aspira a volver a descubrir sus raíces y su identidad y a encontrar protección contra los cambios que rechaza pero que otros desean imponerle: las estructuras políticas que le arrebatan su libertad y la globalización financiera que le arruina.

 
  
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  Hélène Goudin y Nils Lundgren (IND/DEM), por escrito. (SV) La mayoría de este Parlamento está demostrando de nuevo lo alejada que está de la realidad. Los resultados de los referéndums no tienen ningún valor si van en contra del deseo de la clase política.

Nuestro grupo Junilistan defiende un referéndum sobre el Tratado de Lisboa en Suecia. Es primordial que cada Estado miembro decida si va a celebrar un referéndum.

Todo el proceso en torno al nuevo Tratado de la UE ha sido vergonzoso. Una convención cuyo método de trabajo recibió múltiples críticas fue la encargada de presentar una propuesta de constitución para la UE. Después, se evitó el debate, se hicieron ajustes y se tergiversaron las cosas para conseguir que se aprobara un tratado aún más federalista a pesar del «no» de la población de Francia y los Países Bajos.

Deseamos ver un nuevo tratado en el que la UE sea ante todo un foro para la cooperación intergubernamental.

Por todo ello hemos votado en contra del informe del Parlamento sobre el Tratado de Lisboa.

 
  
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  Pedro Guerreiro (GUE/NGL), por escrito. – (PT) Bien puede la mayoría del Parlamento Europeo —que incluye a diputados del PS (Partido Socialista), el PSD (Partido Socialdemócrata) y el CDS/PP (partido de derecha populista)— proclamar la «aprobación» de la propuesta de Tratado de la UE que, como muchos saben, no tiene valor ni consecuencias jurídicas.

Tiene un objetivo diferente: ejercer presión, concretamente para garantizar que la propuesta de Tratado se ratifique de modo que pueda entrar en vigor el 1 de enero en 2009, y hacer propaganda.

Ésa es la razón por la que el informe contiene confusiones y omisiones, porque intenta ocultar el verdadero contenido y las consecuencias de la propuesta de Tratado Europeo. Les daré algunos ejemplos.

Por un lado califica de «mayor eficacia» al mayor dominio en el proceso de toma de decisiones de las grandes potencias de la UE y de «refuerzo del papel de los Parlamentos nacionales» a la transferencia a las competencias de los Parlamentos nacionales a instituciones supranacionales de la UE. Por otro lado, omite asuntos como la militarización de la UE dentro del marco de la OTAN, la liberalización del mercado único con su libre movimiento de bienes, capital y servicios y la supremacía de la competencia, la unión económica y monetaria con el euro, su Banco Central Europeo y su Pacto de Estabilidad y la liberalización del comercio internacional como políticas y objetivos de la UE.

Por esos motivos hemos votado en contra.

 
  
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  Marian Harkin (ALDE), por escrito. − Voto a favor de esta enmienda a pesar de que el Tratado de Lisboa sólo puede entrar en vigor tras ser ratificado por todos los Estados miembros, por lo que automáticamente respeta el resultado del referéndum de Irlanda. Sin embargo, voto a favor de la enmienda, a pesar de que no añade nada al informe.

 
  
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  Anna Hedh (PSE), por escrito. (SV) Como ha sucedido anteriormente con respecto al nuevo Tratado de la UE, he decidido adoptar una postura diferente a la de mi grupo y he votado en contra del informe sobre el Tratado de Lisboa. Sin duda, hay muchas mejoras en la propuesta, pero me opongo a la tendencia actual de la Unión hacia un mayor supranacionalismo. Deseo la cooperación europea a nivel intergubernamental. Apoyo firmemente la idea de cooperación internacional para resolver los problemas comunes. Existen importantes tareas que debemos llevar a cabo juntos, especialmente con respecto al medio ambiente, a la trata de seres humanos y al dumping social. Sin embargo, creo que la propuesta refuerza la primacía de la legislación europea sobre la legislación nacional, que resta poder a los Estados miembros y que concede más poder a los países grandes que a los países pequeños. Eso es algo a lo que me opongo.

He optado por votar en contra de la enmienda que propone que la UE decida sobre los referéndums de toda la Unión porque creo que cada Estado miembro debe decidirlo por sí mismo.

 
  
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  Mieczysław Edmund Janowski (UEN), por escrito. − (PL) En la votación final sobre el informe (A6-0013/2008) del señor Corbett y el señor Méndez de Vigo referente al Tratado de Lisboa, me he abstenido. El motivo que me ha impulsado a hacerlo es que las conclusiones derivadas de este informe van mucho más allá del marco acordado durante las conversaciones y las cumbres de Lisboa y Bruselas (13 y 14 de diciembre de 2007).

El compromiso al que se llegó en aquel momento fue el resultado de ciertas concesiones que hicieron todas las partes implicadas. Por lo tanto creo que la crítica expresa a esos acuerdos que puede verse en algunos puntos del informe no contribuye al proceso de encontrar soluciones que puedan resultar aceptables para todas las partes implicadas en los mismos. Este hecho afecta por ejemplo a las cláusulas de exclusión e inclusión voluntarias, a la Carta de los Derechos Fundamentales, al sistema de votación del Consejo y a los símbolos de la UE, y también está relacionado con las formulaciones que conducen a una vuelta a la idea de crear una constitución europea, que al fin y al cabo fue rechazada.

 
  
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  Timothy Kirkhope (PPE-DE), por escrito. − Los conservadores británicos han votado en contra de este informe. Desde el principio, hemos dejado claro que este Tratado (Constitución) no es el camino por el que debe avanzar Europa. Los conservadores defienden una Europa de Estados independientes que trabajen juntos para superar los retos de la globalización, la pobreza internacional y el calentamiento global —nuestras prioridades— de un modo solidario y hemos sido claros y coherentes en nuestro enfoque, siendo plenamente conscientes de las repercusiones que probablemente tendrá el tratado en nuestros objetivos y ambiciones para Europa. Esto no es lo que se consigue mediante este texto ni mediante las aspiraciones de aquéllos que desean un estado europeo integrado.

 
  
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  Jean Lambert (Verts/ALE), por escrito. − He votado a favor de este informe, no porque considere que las enmiendas del Tratado de Lisboa abren el camino hacia una Unión Europea basada firmemente en el compromiso con el desarrollo sostenible, la paz y los derechos humanos en lugar de con el mercado y la competencia, sino porque creo que posee factores más positivos que los que incluyen nuestros Tratados actuales. La Carta de los Derechos Fundamentales es una contribución importante. Toda la legislación de la UE y su aplicación a nivel de Estado miembro tendrá que comprobarse con la Carta y podrá recusarse si no cumple los requisitos.

Una ampliación del proceso de codecisión significa una mayor exhaustividad y más claridad en el proceso de toma de decisiones. La iniciativa ciudadana es un importante paso hacia delante. Me preocupa mucho la ampliación de la cooperación militar, que ya se está llevando a cabo, y deseo que el Parlamento Europeo y nuestros Parlamentos nacionales examinen de cerca esta evolución. Es esencial que la UE se base en su potencial como potencia diplomática y defensora de la consolidación de la paz.

Creo que es importante que los ciudadanos de la UE participen en el proceso de ratificación mediante referéndums y que se respeten sus resultados. Son los Gobiernos y el Consejo los que deben aportar una respuesta práctica a este principio general, no este Parlamento.

 
  
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  Jörg Leichtfried (PSE), por escrito. − (DE) Voto a favor del informe sobre la resolución del Parlamento Europeo referida al Tratado de Lisboa porque este Tratado es vital para el futuro desarrollo de Europa y es absolutamente necesario para que en un futuro el modelo de bienestar austriaco y la seguridad de nuestros ciudadanos alcancen su pleno desarrollo. Comparto la opinión de que, en su conjunto, el Tratado representa una mejora importante de los tratados previos y que garantizará un mayor control democrático en la Unión. Creo que el crecimiento del valor democrático de la Unión Europea se encuentra, en primer lugar, en la ampliación del procedimiento de la codeterminación, en segundo lugar, en el mecanismo de votación de doble mayoría y, en tercer lugar, en la elección del Presidente de la Comisión por decisión mayoritaria del Parlamento Europeo. Finalmente, aunque no por ello menos importante, puede verse en la mayor solidez de la representación de los Parlamentos nacionales mediante la posibilidad de oponerse a las infracciones relativas a la distribución de competencias y a la posibilidad que tienen los Parlamentos nacionales de comentar todas las iniciativas legislativas de la UE.

 
  
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  Caroline Lucas (Verts/ALE), por escrito. − He votado en contra de este informe para que quede registrada mi oposición a la arrogancia y la indiferencia mostrada por los líderes políticos de toda la UE hacia los deseos de los ciudadanos de la UE y para manifestar claramente que creo que la población de la UE debería poder votar en un referéndum sobre este tema.

El Tratado de Lisboa es esencialmente una nueva forma de presentar la antigua Constitución, que ya fue rechazada por Francia y los Países Bajos, dos de los países en los que se permitió celebrar referéndums. El propio Valéry Giscard d'Estaing, uno de los artífices clave del texto original, ha dicho que: «Las propuestas del Tratado Constitucional original prácticamente no se han modificado. Simplemente se han repartido entre los antiguos Tratados en forma de enmiendas».

No me opongo al principio de una constitución. Pero me opongo a ésta en concreto (y al Tratado que la reproduce) porque los ciudadanos de la UE se merecen algo mejor. Aunque el Tratado incluye algunas medidas positivas, éstas tienen menos peso que las negativas: por ejemplo, una mayor militarización de la UE, además de medidas que fomentan el incremento de la liberalización y la privatización. Y lo que es peor, desperdicia una oportunidad perfecta para convertir la sostenibilidad y la seguridad climática realmente en la esencia de la Unión y no es capaz de acercar las instituciones de la UE a los ciudadanos europeos.

 
  
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  Astrid Lulling (PPE-DE), por escrito. (FR) Si hubiera un concurso para escoger la mejor tesis doctoral sobre el Tratado de Lisboa, el texto del informe de la Comisión de Asuntos Constitucionales merecería el primer premio y los máximos elogios.

La resolución constituye un análisis y una crítica excelentes del contenido de este Tratado completamente incomprensible. Aquéllos que teman la aparición de un «súper Estado» centralizado y todopoderoso pueden estar más que tranquilos. No se ha efectuado ningún avance importante con respecto al contenido del Tratado Constitucional, pero se han abandonado o descartado muchos elementos.

Los coponentes señalan la falta de perspectiva y ambición mostrada por los dirigentes nacionales en el ámbito político e incluso una desconfianza patente hacia la UE y sus instituciones.

Los euroescépticos deberían estar encantados con estas concesiones: el retraso de su entrada en vigor, el mantenimiento de la unanimidad en 72 casos, inclusive en el ámbito de los impuestos y la adopción de un marco financiero plurianual, exenciones, cláusulas de exclusión e inclusión voluntarias, especialmente para el Reino Unido, y la posibilidad de una «retirada voluntaria» de la UE.

Aquéllos que lamentan las «concesiones cuya aceptación le resulta compleja al Parlamento» deberán consolarse, por una parte con el refuerzo del papel de colegislador del Parlamento Europeo y el reparto de sus poderes presupuestarios para conseguir paridad con el Consejo y, por otra parte, con el hecho de que el principio de doble mayoría facilitará el proceso de toma de decisiones en el Consejo.

 
  
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  David Martin (PSE), por escrito. − En este informe sobre el Tratado de Lisboa observamos claramente que el Tratado reforzará los credenciales democráticos de la Unión Europea. Con una mayor implicación tanto de los parlamentos nacionales como del Parlamento Europeo en los procesos de toma de decisiones, estamos dando al pueblo europeo lo que siempre ha pedido de la Unión Europea: una mayor voz. El Tratado se concentra en una elaboración de políticas eficiente y coherente, tal y como se pone de manifiesto en el informe, lo que nos capacita para enfrentarnos a desafíos globales muy difíciles. He votado a favor del informe y quiero felicitar a los ponentes por haber elaborado un excelente informe acerca de una cuestión muy delicada y fundamental para el futuro de la Unión.

 
  
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  Erik Meijer (GUE/NGL), por escrito. − (NL) El contraste del proyecto de Constitución rechazado en votación por dos Estados miembros en 2005 era que respondía a los deseos de las grandes empresas, de los gobiernos nacionales y de la mayor parte de los diputados de los parlamentos nacionales, pero contaba con un escaso apoyo entre los votantes. En los pocos países que celebraron referendos se puso de manifiesto que el intenso debate público y la elevada participación se tradujeron en numerosos votos en contra. La gente no quiere que Europa les imponga decisiones que ellos mismos nunca querrían haber tomado.

Consideran que Europa es útil para resolver problemas transfronterizos de forma pacífica y para abordar problemas a gran escala que los Estados miembros individuales no pueden solucionar por sí solos, pero no ven la utilidad de una Europa que cada vez ocupa más el lugar del país en el que viven. La Constitución fue un ejemplo de ventas vinculadas de cosas buenas y malas, sin la oportunidad de eliminar los puntos negativos en los ámbitos de economía y armamento. El nuevo Tratado todavía mantiene un gran parecido con la Constitución. El rechazo de los referendos refleja el miedo del electorado. Hoy la adopción de la Constitución modificada por una clara mayoría transmite un mensaje claro: «no entrar; esta Europa es solamente para políticos profesionales».

 
  
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  Athanasios Pafilis (GUE/NGL), por escrito. – (EL) La Unión Europea y su profundamente impopular Tratado no pueden esconderse tras sus pretensiones demagógicas de ser más democráticos y sociales. Las luchas imperialistas han sido temporalmente ocultadas a fin de lanzar un ataque aún mayor sobre los derechos y las libertades de los trabajadores, y para organizar un incremento de los beneficios de los monopolios.

El informe sobre el Tratado de Lisboa y la rebautizada Constitución europea es un llamamiento para que la legislación de la Unión combata la oposición de los trabajadores de los Estados miembros. La alianza de los defensores políticos de la Unión Europea, incluyendo los partidos Nueva Democracia y PASOK, no quieren referendos porque son conscientes de la oposición de los trabajadores que soportan un capitalismo bárbaro y la agresión imperialista.

El Tratado de Lisboa y la Constitución europea refuerzan la Unión Europea, para que pueda operar de forma más eficiente y beneficiar a los monopolios europeos. Como resultado, el Tratado de Lisboa y la Constitución europea:

- refuerzan la impopular dotación de armamento para la Unión Europea,

- fomentan la reestructuración capitalista,

- desarrollan nuevas políticas para explotar a los trabajadores y violar sus derechos sociales,

- intensifican la militarización de la Unión Europea,

- adoptan el dogma de la guerra preventiva,

- ratifican las intervenciones imperialistas, incluso en Estados miembros,

- limitan los derechos soberanos de los Estados miembros,

- suprimen el derecho a veto en beneficio de los países más fuertes,

- impulsan y crean nuevos mecanismos de represión,

- limitan aún más los derechos individuales y las libertades de las personas.

Los trabajadores de la Unión Europea tienen la facultad de condenar el Tratado Europeo y a la propia Unión Europea.

 
  
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  Dimitrios Papadimoulis (GUE/NGL), por escrito. – (EL) El Tratado de Lisboa supone un paso atrás en comparación con la Constitución europea. No ha descartado ninguna de sus cargas neoliberales: no hay absolutamente ningún concepto de responsabilidad democrática en el Banco Central Europeo, el Pacto de Estabilidad y Crecimiento es unilateral y se defiende el libre mercado.

A petición del señor Brown y de los hermanos Kaczyński, el Tratado de Lisboa ha rechazado ciertos símbolos positivos accesibles para cualquier país, como banderas e himnos. La naturaleza vinculante de la Carta de los Derechos Fundamentales ha sido distorsionada por una cláusula de exclusión voluntaria.

Hemos pedido referendos para reforzar el diálogo público y la participación ciudadana. La negativa a celebrar referendos demuestra la gran laguna existente entre la élite europea y las esperanzas y necesidades de los ciudadanos europeos, además de reforzar la indiferencia y el escepticismo con respecto a Europa.

Nosotros, la SYN (Coalición de Izquierda) y el Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea/Izquierda Verde Nórdica, nos oponemos a este Tratado: en nuestra lucha diaria estamos despejando un camino diferente para la Unión Europea. Queremos ser más parte de Europa. La Europa que nosotros queremos está políticamente más unida; cuenta con una política social y medioambiental más sólida, con un presupuesto comunitario sustancialmente mayor, sin ceder el control al BCE. Esta Europa es activa e independiente en su gestión de los problemas relacionados con la paz mundial; no está siempre a disposición del Presidente Bush.

 
  
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  Tobias Pflüger (GUE/NGL), por escrito. − (DE) El Tratado de Lisboa hará posible una Europa militarista.

Los anteriores tratados de la CE y de la UE no permiten un presupuesto militar permanente para la Unión Europea, pero el «fondo inicial» (artículo 28, párrafo 3) soportará ahora el gasto militar de las operaciones de la Unión Europea. Además de los presupuestos militares de los Estados individuales, prevé que la Unión Europea tenga su propio presupuesto militar. El artículo 28, letra c), párrafo 3, contiene la tan criticada obligación de ayuda y asistencia mutua que se aplicará a través de una Agencia Europea de Defensa (artículo 28). La colaboración institucional entre la Unión Europea y la OTAN se estipula en el Tratado (artículo 28, letra a), párrafo 7).

El derecho del Parlamento alemán a decidir si el ejército federal alemán se desplegará en otros países se ve notablemente socavado. El Tratado de Reforma permite la formación de un núcleo militar europeo a través de una «cooperación estructurada permanente». Esto crea un marco legislativo primordial para un mayor despliegue de grupos de combate de la Unión Europea (Protocolo 4, artículo 28) Se estipula de forma explícita que el Tribunal de Justicia europeo no tendrá competencia (artículo 11, párrafo 240, letra a). Tampoco tendrá competencia el Parlamento Europeo; simplemente se le mantendrá informado (artículo 21). Esto exime a la futura intervención militar del control democrático.

Esta aprobación de una Europa militarista está acompañada de una separación represiva de las fronteras exteriores. El nuevo artículo 62 del Tratado de Reforma está diseñado para lograr «instaurar progresivamente un sistema integrado de gestión de las fronteras exteriores».

Gracias a la ejecución antidemocrática del Tratado de Lisboa, pasando por alto los referendos, a la codificación de políticas económicas neoliberales y a las partes militaristas del documento, Europa está avanzando en una dirección totalmente equivocada.

 
  
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  Boguslaw Rogalski (UEN), por escrito. − (PL) He votado, con profunda convicción, en contra del Tratado de Lisboa, dado que viola los principios de la democracia. Es un Tratado lleno de mentiras y que desprecia la opinión de los pueblos de Europa. Es un Tratado de eufemismos. A pesar del rechazo a la Constitución expresado por franceses y neerlandeses, se está introduciendo una versión ampliada de forma camuflada, que juega con las palabras e ignora sus votos.

Se ha sustituido la palabra «Constitución» por la palabra «Tratado». El Presidente de la Unión Europea (Prezydent) se llama «Przewodniczacym», el Ministro de Asuntos Exteriores es el Alto Representante para Asuntos Exteriores. Esto es pura hipocresía y tiene por objeto establecer un nuevo «superestado» sobre las cabezas de los pueblos. En sus orígenes, la Unión Europea consistía en una profunda cooperación económica. También he votado en contra del informe, porque este Parlamento ha rechazado la posibilidad de recurrir a una forma suprema de democracia: el referendo.

Un acto jurídico tan importante como este, de rango constitucional, debería ser adoptado de esta forma en particular. El escándalo es que este Parlamento ha rechazado la enmienda 32, por la que se obligaba a respetar el resultado de un referendo en Irlanda. Por otra parte, hemos aprobado por votación un documento con el que todavía no estamos familiarizados, dado que todavía no hay ningún texto consolidado impreso del Tratado en las lenguas de los Estados miembros.

Esto es democracia controlada, que ignora a los ciudadanos y se niega a concederles el derecho a voto. Yo no quiero tener nada que ver con una democracia así y los comentarios burlones realizados por el Presidente Pöttering después de la votación demuestran que la democracia en este Parlamento, al igual que en Europa, está agonizando.

 
  
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  Luca Romagnoli (NI), por escrito. − (IT) Señor Presidente, Señorías, estoy totalmente en contra de este informe.

Desde el principio he expresado mi oposición a la forma en que se ha creado y ratificado el Tratado de Lisboa. De hecho, creo que un Tratado no puede ser simplemente ratificado por los parlamentos nacionales, sino que se necesita un referendo.

Por otra parte, viendo los méritos del propio texto, estoy totalmente en desacuerdo con algunas secciones. En particular, en el tercer punto del párrafo 6, lamento profundamente la referencia a Italia, aunque implícita. De hecho, el texto expresa pesar por el «escaño suplementario concedido a un Estado miembro como excepción al principio de proporcionalidad decreciente». A decir verdad, esto es absolutamente falso. Con esta atribución, aunque sea en forma de un escaño adicional, se ha reactivado en cierto modo la discriminación organizada para perjudicar a Italia.

 
  
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  Olle Schmidt (ALDE), por escrito. (SV) El Tratado de Lisboa es un paso fundamental para garantizar un funcionamiento mejor y más efectivo de la Unión Europea. Por lo tanto, acojo con satisfacción el hecho de que en el Parlamento Europeo hayamos aprobado juntos el informe relativo al Tratado de Lisboa. Esto significa una estructura más clara de la toma de decisiones y más poder para la única asamblea elegida por el pueblo de la Unión Europea, el Parlamento Europeo, una política exterior común reforzada y nuevos cargos, como el Alto Representante para Asuntos Exteriores y el Presidente del Consejo Europeo. El Tratado conlleva cambios radicales y, por lo tanto, apoyo la propuesta de un referendo paneuropeo, una alternativa interesante a un referendo sueco, que considero necesario para brindar a los ciudadanos la oportunidad de expresar su opinión acerca de cuestiones que son de crucial importancia para ellos.

 
  
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  Brian Simpson (PSE), por escrito. − Este es un momento histórico muy importante, el momento en el que la Unión Europea intenta llegar hasta el siglo XXI. Muchos de la extrema derecha de este Parlamento temen una Unión Europea efectiva, porque reducirá su capacidad para alimentar el miedo a nivel nacional. De ahí sus demandas prácticamente histéricas, por una parte, y su comportamiento totalmente inaceptable, por la otra.

Felicito a nuestros coponentes por su trabajo. Debemos recordar todos que lo que tenemos ante nosotros es un tratado de reforma y modificación que garantizará que una Unión Europea de 27 Estados miembros pueda trabajar de forma efectiva y, lo que es más importante, trabajar estrechamente con sus ciudadanos.

Apoyaré este informe con la esperanza de que esto envíe el mensaje, no solamente a nuestros ciudadanos, sino también a los gobiernos de nuestros Estados miembros, de que este Parlamento desea realmente una Unión Europea más responsable y efectiva.

 
  
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  Catherine Stihler (PSE), por escrito. − Yo también quiero expresar mi apoyo al comentario de la Comisaria Wallström de que hay que garantizar que las mujeres estén representadas en los cuatro cargos superiores de la Unión Europea. Durante demasiado tiempo, estos cargos superiores de la Unión Europea se han considerado un «feudo masculino». Debemos apartarnos de la percepción del «club de chicos» hacia un grupo más representativo para la gestión de la Unión Europea. Las mujeres merecen estar representadas.

 
  
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  Andrzej Jan Szejna (PSE), por escrito. − (PL) Votaré a favor del informe del señor Corbett y el señor Méndez de Vigo sobre el Tratado de Lisboa.

El informe subraya con acierto que los cambios introducidos por el nuevo Tratado harán que los principios conforme a los que actúa la Unión Europea sean más democráticos y más apropiados para el futuro desarrollo de la Comunidad. Un elemento importante es el refuerzo del papel tanto del Parlamento Europeo como de los parlamentos nacionales, así como la introducción de la Carta de los Derechos fundamentales. Cabe señalar también que se ha introducido un proceso de toma de decisiones más efectivo para las instituciones de la Unión Europea.

 
  
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  Lars Wohlin (PPE-DE), por escrito. (SV) La Constitución debe ser rechazada. Necesitamos una Constitución nueva, no solo un nombre nuevo. Es necesario llevar a cabo una revisión fundamental, que, como en el caso de una Constitución normal, limite y aclare las competencias del Tribunal de Justicia europeo y el papel de la Unión Europea. Es importante definir las cuestiones que son de una naturaleza supranacional, es decir cuestiones como el libre comercio, el cambio climático, la lucha contra el crimen internacional, el terrorismo y la integración. Cabe destacar que, en todos estos ámbitos, Gran Bretaña ha sido una fuerza de impulso a lo largo de todo el desarrollo de la Unión Europea.

En mi opinión, Suecia debería exigir las mismas excepciones que se le han concedido a Gran Bretaña, tanto la cláusula de participación como la de exclusión voluntaria. No hay razón para tratar a Suecia de forma diferente. Los ciudadanos suecos han votado en contra del euro y sería razonable que el próximo tratado aclarase que Suecia no está obligada a participar en la cooperación monetaria.

Nada de esto se encuentra en la propuesta actual y por esta razón he decidido votar en contra del informe.

 
  
  

- Informe: Ona Juknevièienë (A6-0471/2007)

 
  
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  Ilda Figueiredo (GUE/NGL), por escrito. – (PT) En primer lugar, pensamos que le corresponde a cada país, de acuerdo con sus prácticas, tradiciones y necesidades específicas, decidir cómo organizar, recoger y recopilar los datos pertinentes, aunque somos conscientes de que, en ocasiones, es necesario alcanzar acuerdos para tener datos comparables y realizar estudios comparables para varios países. No obstante, en nuestra opinión, la propuesta de Reglamento presentada por la Comisión Europea no garantiza debidamente la protección de la confidencialidad ni respeta los diversos aspectos implicados en el complejo proceso de recogida de estos datos.

En el debate de la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales se insistió mucho en que la propuesta debería ser aprobada en primera lectura, lo que refleja también el deseo de garantizar que se den todas las condiciones necesarias para la posible entrada en vigor del nuevo Tratado.

A pesar de que hemos apoyado algunas de las propuestas que se habían introducido durante la fase de trabajo parlamentario, tenemos nuestras dudas con respecto a los resultados obtenidos sobre la base del acuerdo entre los principales grupos políticos del Parlamento Europeo. Por esta razón nos hemos abstenido.

 
  
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  Hélène Goudin y Nils Lundgren (IND/DEM), por escrito. (SV) Este informe recomienda que los censos de población y vivienda de los Estados miembros se armonicen hasta un grado un poco absurdo. En nuestra opinión, los Estados miembros deben decidir independientemente si desean registrar todo, desde la composición generacional de los hogares privados hasta las distancias desde el lugar de residencia habitual hasta los espacios verdes y de recreo. Consideramos que tanto el Reglamento del Consejo como el informe del Parlamento realizan propuestas excesivamente detalladas y entrometidas. Por lo tanto, hemos votado en votado en contra, tanto por lo que respecta a la propuesta modificada del Parlamento como en la votación final.

 
  
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  Jens Holm y Eva-Britt Svensson (GUE/NGL), por escrito. (SV) Hoy hemos votado el informe de Ona Juknevièienë relativo a los censos de población y vivienda. Decidimos votar en contra en la votación final. Los Estados miembros son capaces por sí mismos de hacer frente a cuestiones relacionadas con los censos de población y vivienda, y se trata de un ámbito en el que la Unión Europea no necesita interferir.

 
  
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  Ian Hudghton (Verts/ALE), por escrito. − La precisión y fiabilidad de la información relativa a la población y la vivienda son esenciales para aplicar políticas efectivas a nivel nacional y comunitario. En el pasado, las incoherencias existentes entre los diferentes Estados miembros han dificultado las comparaciones internacionales, por lo que acojo con satisfacción los cambios dirigidos a aclarar estas cuestiones. No obstante, también soy consciente de que estas cuestiones plantean preguntas relativas a la protección de datos y reconozco el gran trabajo realizado en la comisión para hacer frente a estas preocupaciones. Así pues, he apoyado la enmienda 71 y el informe en conjunto.

 
  
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  David Martin (PSE), por escrito. − Acojo con satisfacción esta propuesta de Reglamento sobre los censos de población y vivienda. Al formular un conjunto común de directrices europeas que permitan la comparación de estadísticas de toda Europa, mejoraremos la capacidad de la Unión Europea para elaborar legislación coherente con las cambiantes necesidades de los pueblos de toda Europa. He votado a favor del informe.

 
  
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  Mary Lou McDonald (GUE/NGL), por escrito. − Entiendo la necesidad de obtener unas estadísticas fiables adecuadas para los fines de la planificación. También reconozco que este informe supone una mejora importante con respecto a la propuesta de la Comisión.

No obstante, no me convence la idea de que la Unión Europea recopile estadísticas con este nivel de detalles. Francamente, algunas preguntas no son asunto de la Unión Europea. ¿Qué interés tiene el estado civil de las personas para la Unión Europea?

Por otra parte, a pesar de que existen ciertas garantías en materia de anonimato y protección de datos, me preocupa que no sean lo suficientemente sólidas, sobre todo en vista de los recientes fracasos a gran escala por lo que respecta a la protección de datos.

Por estas razones, he votado en contra de la resolución legislativa.

 
  
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  Andreas Mölzer (NI), por escrito. − (DE) Como hemos experimentado, las diferencias culturales se pueden intensificar en cualquier momento. A este respecto, en Europa, especialmente en las grandes aglomeraciones urbanas, estamos sentados sobre un polvorín que no se puede subestimar. Por lo tanto, con respecto a los conflictos de carácter étnico que estallan de vez en cuando, al fin y al cabo es positivo que la Unión Europea quiera realizar preguntas acerca del origen étnico y la religión, para elaborar un censo de toda la Unión Europea en 2011. Los datos estadísticos relativos a la composición étnica y cultural de la población residente podría ayudar a prevenir la violencia.

 
  
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  Luís Queiró (PPE-DE), por escrito. – (PT) Es muy importante contar con datos fiables acerca de la población y la vivienda en la Unión Europea, dado que estos datos son de vital importancia para la planificación, la administración y el control de diversas políticas, que con frecuencia tienen un componente europeo. Las estimaciones anuales de la población de alta calidad son necesarias, porque tienen implicaciones para dos ejes fundamentales de la Unión Europea: el proceso democrático de la Unión, dado que las estimaciones anuales de la población se utilizan para el cálculo estricto del proceso de votación por mayoría cualificada del Consejo, y también para los fines de la convergencia de los Fondos Estructurales, la principal prioridad de la política de cohesión de la Unión Europea, especialmente para determinar las regiones que son subvencionables.

Por lo tanto, creo que esta propuesta tiene una importancia política considerable, en la medida en que nos ayuda a cumplir de forma más precisa los criterios para la democracia, el desarrollo y la cohesión de la Unión Europea.

 
  
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  Elisabeth Schroedter (Verts/ALE), por escrito. − (DE) Para el Grupo de los Verdes/Alianza Libre Europea es un éxito que la propuesta de la Comisión para este Reglamento no se haya limitado a pasar por el Parlamento como una cuestión rutinaria.

Gracias a nuestra tenacidad, los Verdes hemos conseguido asegurarnos de que este Reglamento garantice protección por lo que respecta a la recopilación de información delicada en el ámbito de las condiciones de vida y de la población. El anexo voluntario, que regulaba la recopilación de microdatos y preguntas acerca de temas extremadamente delicados, tales como la conducta sexual y el alfabetismo, ha sido eliminado por completo.

Por otra parte, gracias a la presión de los Verdes, se recurrió al Supervisor Europeo de Protección de Datos en dos ocasiones. En su opinión, la protección de datos ha sido debidamente tenida en cuenta en el proyecto modificado que se presenta ahora ante el Parlamento. Por ejemplo, el Reglamento contiene nuestra enmienda relativa al cumplimiento de las disposiciones de protección de datos, tanto en los Estados miembros como a nivel comunitario. Por otra parte, ahora contiene referencias claras a las disposiciones de protección de datos que regulan el procesamiento y la transmisión de datos.

Con este apoyo adicional de refuerzo, el Reglamento ofrece ahora lo que pretendía —es decir, no la recopilación de nuevos datos, sino simplemente la normalización de la recopilación de datos estadísticos acerca de las características económicas y sociales más importantes de las regiones que ya se está produciendo a nivel nacional, a fin de poder realizar comparaciones en toda Europa—. La normalización de los datos europeos garantizará que la financiación regional se aplique de forma efectiva en aquellas zonas que más la necesitan.

 
  
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  Lars Wohlin (PPE-DE), por escrito. (SV) Explicación de voto sobre la propuesta relativa a los censos de población y vivienda.

Hoy el Parlamento Europeo ha decidido en primera lectura con respecto a la propuesta de la Comisión de un nuevo Reglamento relativo a los censos de población y vivienda.

La propuesta tiene buenas intenciones, con vistas a facilitar la comparación de las estadísticas de los censos de población y vivienda. No obstante, el resultado final tiene un enorme alcance por lo que respecta a la información que se precisa. En su propuesta, la Comisión afirmaba que cada Estado miembro debería recopilar información acerca de sus ciudadanos, tales como su orientación sexual, las fechas del primer matrimonio y del matrimonio actual de las mujeres, el origen étnico, la religión y el número de hijos nacidos vivos.

Es sumamente alarmante que nuestra Comisión presente una propuesta con preguntas tan indiscretas y que, en la práctica, representan un registro de los ciudadanos.

Hoy el Parlamento ha eliminado algunas de las preguntas de mayor alcance. No obstante, prefiero votar en contra de la propuesta en su conjunto, dado que va demasiado lejos.

 
  
  

- Resolución en relación con la Estrategia de Lisboa (B6-0073/2008)

 
  
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  Giles Chichester (PPE-DE), por escrito. − Los conservadores británicos han apoyado constantemente los objetivos y las principales políticas de la Estrategia de Lisboa. En particular, hemos puesto de manifiesto la importancia de un mercado único de bienes y servicios plenamente operativo, para generar un mejor ambiente empresarial (especialmente para las PYME), estimular la innovación e introducir reformas en el mercado laboral orientadas a la capacitación, flexibilidad y motivación para generar nuevos puestos de trabajo.

Una vez más hemos votado a favor de esta propuesta de resolución anual relativa a la Estrategia de Lisboa, a fin de demostrar nuestro constante apoyo a la agenda de reforma subyacente. No obstante, esto no significa que apoyemos todas las recomendaciones detalladas que se han incluido. En particular, estamos totalmente en contra de las nuevas medidas sociales (salvo por la portabilidad de las pensiones) recogidas en la versión original del artículo 41.

También rechazamos la integración del transporte en el Tratado de Lisboa, como se estipula en el artículo 27, y aprovechamos la oportunidad para reafirmar nuestra firme opinión de que, en el Reino Unido, este Tratado debe someterse a la ratificación del electorado a través de un referendo.

 
  
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  Edite Estrela (PSE), por escrito. – (PT) He votado a favor de la resolución relativa a la Estrategia del Lisboa, una contribución al Consejo Europeo de Primavera 2008, porque creo que la Estrategia de Lisboa renovada mejora los ambiciosos objetivos por lo que respecta a la sociedad europea en conjunto, lo que parece esencial para afrontar las oportunidades y los desafíos de la globalización, el cambio demográfico, los desequilibrios sociales, el cambio climático, la seguridad energética, la seguridad alimentaria, el crecimiento económico y la integración de los inmigrantes.

Por lo tanto, la estricta aplicación de la Estrategia de Lisboa será decisiva para reforzar la posición competitiva de Europa en el mercado global, a través de la creación de empleo, la reducción de la pobreza y la inclusión social.

 
  
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  Ilda Figueiredo (GUE/NGL), por escrito. − (PT) En primer lugar, lamento que la propuesta de resolución relativa a la Estrategia de Lisboa que presentamos haya sido rechazada, lo que es sumamente grave ahora que estamos iniciando el ciclo final de la Estrategia de Lisboa.

Una vez más la mayoría del Parlamento Europeo rechaza un cambio de política y expresa su pleno apoyo e implicación en las políticas seguidas hasta la fecha: desregulación de los mercados y las relaciones laborales, liberalización de los bienes y servicios esenciales (servicios postales, transporte, telecomunicaciones, energía, etc.), para entregárselos a operadores privados en detrimento de los contribuyentes, los trabajadores y los pueblos.

Como se puede ver en Portugal, esta política marcadamente neoliberal se extiende cada vez más a otros sectores. Estamos siendo testigos de la creciente comercialización de la salud, la educación y la formación, lo que empeora las desigualdades sociales e incrementa la pobreza y la exclusión social en la Unión Europea.

Ahora también se está ejerciendo presión para reforzar el componente exterior de la Estrategia de Lisboa, es decir para imponer a terceros países, muchos de ellos menos desarrollados, condiciones económicas y políticas que exigen la apertura de esos mercados en beneficio de las grandes multinacionales europeas.

 
  
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  Malgorzata Handzlik (PPE-DE), por escrito. − (PL) La resolución relativa a la Estrategia de Lisboa contiene disposiciones muy importantes para los empresarios y consumidores. Una iniciativa que merece especial atención y apoyo es la relativa a la Ley de la pequeña empresa, que se basa en el principio de «pensar primero a pequeña escala». Espero que esta iniciativa se aplique de forma efectiva y rápida, con la implicación activa de las partes interesadas. No es necesario que les recuerde aquí la importancia del papel de las pequeñas y medianas empresas en la vida económica ni lo importante que es para el futuro de Europa que ocupen una posición especial y privilegiada.

También quiero llamar la atención sobre la protección de los derechos intelectuales. Todos sabemos que, en comparación con los Estados Unidos, el sistema de patentes europeo, con su excepcional falta de cohesión, supone un enorme quebradero de cabeza para algunos países europeos que están refrenando la innovación e investigación en un amplio frente, lo que perjudica a todo el continente. Por lo tanto, es importante disponer soluciones y propuestas conjuntas para la situación actual, al objeto de que todos los consumidores de la Unión Europea puedan beneficiarse de nuevos y modernos productos a un precio adecuado para el poder adquisitivo del consumidor medio.

 
  
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  Stanislaw Jalowiecki (PPE-DE), por escrito. − (PL) Me he abstenido en la votación de la resolución sobre la Agenda de Lisboa. Me ha sorprendido en cierto modo leer el apartado 3 en particular. Nos informa de que para garantizar el éxito de esta Agenda, también necesitamos reforzar el crecimiento económico en Europa. El problema está en una palabra: también.

Hasta ahora estaba convencido de que el crecimiento era nuestro principal objetivo y de que el propósito era ponerse a la altura de ciertos países y no dejar que otros se pongan a nuestra altura. Leyendo detenidamente el proyecto de resolución se aprecia que, lamentablemente, esto no es solamente un descuido rutinario, sino una confirmación de la norma. En este texto encontramos afirmaciones que podrían haberse introducido con éxito en algunas otras docenas de resoluciones. A menudo se trata de cuestiones que indudablemente ponen freno a este crecimiento. Lo que tenemos en realidad es una lista de deseos que podríamos haber elaborado nosotros mismos en otras muchas ocasiones y no solamente en el debate sobre la Agenda de Lisboa.

No obstante, hay una excepción: el progreso en la introducción de la Agenda de Lisboa. Este fragmento de la resolución es muy importante, aunque lamentablemente las conclusiones no son optimistas. No sabemos cómo medir este progreso, si en efecto se ha producido alguno. No existe ningún control apropiado. Esto significa que nuestro trabajo carece de puntos de referencia. Tenemos problemas con la evaluación. No sabemos si estamos avanzando a grandes pasos o estancados. Creo que nosotros, como Parlamento, deberíamos trabajar en esto sobre todo.

 
  
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  Othmar Karas (PPE-DE), por escrito. − (DE) El lunes, la Comisión de Industria, Investigación y Energía del Parlamento Europeo dio luz verde a la aceptación final de los fundamentos jurídicos para el IET. Esto significa que se han resuelto todas las cuestiones relativas a la financiación y la organización interna del IET, y que está listo para su lanzamiento.

El Instituto Europeo de Innovación y Tecnología es un componente central para sacar más partido para nuestra economía, la ciencia y el empleo sostenible en Europa. Por lo tanto, es fundamental tomar rápidamente una decisión acerca de la ubicación del IET.

Solicito a los Jefes de Estado o de Gobierno que aprueben un marco temporal definido para esta decisión en el Consejo Europeo de Primavera. Esta decisión deberá estar tomada a más tardar para la cumbre de la Unión Europea que se celebrará en junio. El Canciller Federal austriaco, el señor Gusenbauer, debe participar también en el establecimiento de este marco temporal, dado que Austria ha presentado una solicitud muy apropiada.

El marco temporal para esta decisión deberá establecerse en la cumbre de primavera y formar parte del documento de conclusiones de la misma. Dada la excelente solicitud de Viena para ser la sede del IET, el Canciller Gusenbauer es en gran parte responsable de garantizar que la decisión se tome rápidamente y que se establezca un marco temporal preciso.

 
  
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  David Martin (PSE), por escrito. − Con la renovación de la Estrategia de Lisboa, quiero subrayar la necesidad de una auténtica actualización de las directrices políticas integradas, junto con un mayor papel del Parlamento Europeo con respecto al control del seguimiento de la estrategia. La atención se debería concentrar en conseguir una Europa socialmente sensible que aborde los problemas económicos a los que nos enfrentamos actualmente, sin aislar a los más vulnerables. La necesidad de aplicar un salario mínimo en todos los Estados miembros es una de las maneras fundamentales para garantizar que todos los ciudadanos europeos disfruten de unas condiciones de vida básicas decentes. Estoy satisfecho con la resolución y hemos votado a favor.

 
  
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  Athanasios Pafilis (GUE/NGL), por escrito. – (EL) Las agrupaciones políticas de centro derecha y centro izquierda están compitiendo entre sí para ver cuál puede prestar más apoyo a los intereses y las preferencias de las grandes empresas. Están incluso superando a la Comisión en la promoción de la Estrategia de Lisboa, una estrategia en contra de los trabajadores e impopular.

A esta vergonzosa resolución ni siquiera le caen lágrimas de cocodrilo por la pobreza o la exclusión social. Por lo contrario, exige que se lleven a cabo reformas en los mercados laborales y los sistemas de seguridad social; hace hincapié en las directrices de la Comisión al solicitar que se adopten las directivas relativas a la organización de la jornada laboral y de las condiciones de trabajo para los trabajadores temporales; pide a los Estados miembros que la competitividad de la Unión Europea forme parte esencial de sus políticas y que hagan de la conclusión del mercado único su prioridad política y económica más importante.

De acuerdo con la resolución, la herramienta más apropiada para promover estas y otras políticas y medidas contra los trabajadores es la cooperación de clases, que prosperará a través de una ampliación del diálogo social y el establecimiento de un clima de confianza entre empresarios y empleados.

Los empleados han soportado siete años de aplicación de esta estrategia. Como resultado, sus condiciones de vida, empleo, pensiones y derechos sociales han empeorado. Esa es la razón por la que rechazan la Estrategia de Lisboa y se oponen a los intereses del capital. Nosotros opinamos lo mismo acerca de la Unión Europea, que está al servicios de esos intereses.

 
  
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  Luís Queiró (PPE-DE), por escrito. – (PT) A pesar de que he votado a favor de la propuesta de resolución de la mayoría de los grupos parlamentarios, por estar de acuerdo con el planteamiento constructivo y la esencia de las recomendaciones, en particular con respecto a la necesidad de impulsar la inversión en investigación, innovación y desarrollo, y en políticas destinadas a fomentar el conocimiento, en la apertura de los mercados y una mayor flexibilidad, con seguridad, en los mercados laborales, no puedo dejar de pensar que algunos de los datos presentados en la resolución alternativa son motivo de preocupación. Esa es precisamente la razón por la que no he podido apoyar la resolución del Grupo Comunista.

A dos años del vencimiento de la Agenda de Lisboa, debemos reconocer que los objetivos señalados —ambiciosos objetivos— están lejos de conseguirse (y nuestra aceleración relativa frente a la ralentización de la economía norteamericana no es motivo de celebración). Por lo tanto, creo que sería mejor reconocer finalmente la necesidad de seguir el camino marcado pero no seguido, en lugar de intentar hacer un esfuerzo final por conseguir en dos años lo que no hemos podido hacer en ocho. Las causas y circunstancias que justificaban las medidas incluidas en la Agenda de Lisboa continúan entre nosotros —si no acentuadas—, por lo que el camino correcto está marcado y tenemos que seguirlo realmente.

 
  
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  Olle Schmidt (ALDE), por escrito. (SV) Una resolución acerca de la Estrategia de Lisboa será inevitablemente desmadejada si se incluyen todas las cuestiones que afectan al corazón. Esto también se puede apreciar en el resultado final. No obstante, el informe contiene muchas cosas importantes y necesarias, que he tenido el placer de poder apoyar. Sobre todo en el caso de las partes más innovadoras que muestran que el Parlamento avanza con los tiempos, como las cuestiones medioambientales y el vínculo con el crecimiento. El debate acerca de la flexiguridad, que está cobrando ahora velocidad, identifica también la importante cuestión —quizás la más importante de todas— de cómo se pueden combinar competencia y seguridad. Como afirma el informe, no estamos construyendo el futuro sobre el proteccionismo y la burocracia, sino sobre la franqueza, el acceso y las buenas condiciones tanto para trabajadores como para empresas.

No obstante, quiero dejar claro que mi voto a favor de la enmienda 12 no debe interpretarse de ningún modo como un apoyo al establecimiento de salarios mínimos en la Unión Europea. Por lo contrario, se trataba de aclarar que los convenios colectivos tienen cabida en el modelo europeo. Hoy también he dejado esto claro en la enmienda 32 del informe relativo a las Directrices integradas para el crecimiento y el empleo, que trataba específicamente esta cuestión.

 
  
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  Catherine Stihler (PSE), por escrito. − La Estrategia de Lisboa es esencial para el éxito futuro de la Unión Europea. Es fundamental que todos los Estados miembros cumplan su compromiso de convertir a la Unión Europea en la economía basada en el conocimiento más dinámica del mundo.

 
  
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  Silvia-Adriana Ţicău (PSE), por escrito. − (RO) La resolución relativa a la Estrategia de Lisboa expresa el deseo del Parlamento Europeo de garantizar unas condiciones de vida decentes para todos los ciudadanos europeos, mediante la creación de nuevos y mejor pagados puestos de trabajo, y aumentando las inversiones en investigación, innovación y una sociedad de la información.

El punto 37 de la resolución hace hincapié en la importancia de la política de transporte para combatir el cambio climático y solicita que las redes transeuropeas se sometan a una evaluación adecuada para comprobar su impacto medioambiental.

He votado a favor de la enmienda 12, modificada mediante enmienda oral por el Grupo Socialista en el Parlamento Europeo, porque de este modo «pide a los Estados miembros que salvaguarden las condiciones de la participación social y económica para todos y que, en particular, establezcan regulaciones sobre el salario mínimo, otros mecanismos jurídicos y contractuales, acuerdos colectivos de conformidad con las tradiciones nacionales, que permitan a los trabajadores a tiempo completo lograr una vida decente a partir de sus ingresos»;

He votado a favor de la propuesta de resolución con la convicción de que la Unión Europea no es solamente un mercado común, basado en la competencia, sino que debe ser también una Europa social en la que todos los ciudadanos participen en la actividad económica y social, y tengan unas condiciones de vida decentes.

 
  
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  Lars Wohlin (PPE-DE), por escrito. (SV) La Estrategia de Lisboa lleva ya en funcionamiento desde 2000 y los Estados miembros todavía no han visto ningún resultado claro. La propuesta actual presenta un nuevo plan que abarca hasta 2013.

Creo en la competencia institucional. Hay objetivos en la Estrategia de Lisboa que son positivos y que merecen ser desarrollados, como la propuesta de aumento de la inversión en investigación y desarrollo. Las partes que se refieren a la «Europa social», por otra parte, no son competencia de la Unión Europea y les debería corresponder a los Estados miembros individuales decidir al respecto.

Otro problema de la resolución es que contiene muchas disposiciones vagas que permiten a la Comisión interpretar y explicar medidas que nosotros no pedíamos.

Básicamente mi opinión es que son los propios países los que deben formular la estrategia de crecimiento que elijan en un sistema democrático. Algunos optan por una trayectoria socialdemócrata, otros por un planteamiento orientado hacia el mercado, extremadamente liberal. Debemos respetar ambas posturas. Los principal es que la decisión debe tomarse a nivel nacional. Por lo tanto, he decidido rechazar la propuesta en conjunto.

 
  
  

- Informe: Margarita Starkevièiûtè (A6-0029/2008)

 
  
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  Jan Andersson, Göran Färm, Anna Hedh, Inger Segelström y Åsa Westlund (PSE), por escrito. (SV) Los socialdemócratas suecos hemos decidido votar a favor del informe 29/2008 en su conjunto.

No obstante, hemos votado en contra de la enmienda 32 presentada por el Grupo de los Verdes relativa a los salarios mínimos como parte del modelo europeo.

Entendemos que la cuestión de los salarios mínimos es importante en muchos Estados miembros de la Unión Europea.

No obstante, entendemos que cada Estado miembro debe decidir cómo desea que sea tratado el asunto.

En Suecia lo abordamos mejor a través de convenios colectivos negociados por los interlocutores sociales.

 
  
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  Ilda Figueiredo (GUE/NGL), por escrito. – (PT) Dando voz a los intereses, aspiraciones y demandas de las principales organizaciones patronales, la mayor parte de este Parlamento Europeo insiste en el cumplimiento de la Estrategia de Lisboa, de acuerdo con las directrices económicas de la Comisión Europea y con la profundización de las políticas neoliberales asociadas.

De este modo, incluso ante la amenaza de una crisis financiera y de la paralización del crecimiento económico, insisten en la moderación salarial, la contención del gasto público y la modernización de la administración pública como los ejes principales para el desarrollo, junto con la eliminación de obstáculos para la competencia y el acceso al mercado, es decir, para la liberalización de los servicios públicos. Todo esto viene acompañado de una mayor inseguridad laboral, una insistencia en la flexiguridad y la modernización de los planes de pensiones, es decir, la devaluación y el desmantelamiento del sistema público universal de la seguridad social en beneficio de las aseguradoras privadas.

Para garantizar que los Estados miembros consigan estos objetivos, están recomendando un control y una presión mayores sobre los mismos, como si no tuvieran ninguna participación en la responsabilidad de adoptar esas directrices. Mientras fingen no darse cuenta del profundo efecto que tendrán estas políticas sobre la situación económica y social de los Estados miembros, continúan planteando más de lo mismo, lo que rechazamos de plano.

 
  
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  Bruno Gollnisch (NI), por escrito. – (FR) Hemos votado en contra de este informe que dicta a los Estados miembros el contenido de sus políticas económicas y sociales para los próximos tres años.

Es el momento adecuado para replantear hasta qué punto todo, absolutamente todo, se decide ahora en Bruselas, más allá de la moneda única y los dictados que impone a los Estados miembros. Ya no se trata simplemente de fijar objetivos para los Estados miembros (reducir la deuda o los déficits de gasto público, combatir el desempleo, fomentar el crecimiento, etc.), sino de explicarles en detalle lo que deberían hacer, cómo deberían hacerlo y qué instrumentos deberían emplear.

El problema es que estas directrices han sido las mismas durante los últimos 15 años: flexibilidad en el empleo, inmigración para renovar la población y ofrecer mano de obra barata, desregulación de los servicios públicos, contención salarial, políticas presupuestarias maltusianas, liberalización del comercio exterior, competencia, etc. Un conjunto bien conocido, al igual que lo son sus resultados: desempleo, menor poder adquisitivo y aumento de la pobreza, desindustrialización, desintegración social, etc. Ya es hora de que preguntemos: ¿las cosas van tan mal porque los Estados miembros no cumplen órdenes con una diligencia suficiente o porque son demasiado diligentes y las órdenes no son las adecuadas? Pensamos, sin lugar a dudas, que la segunda explicación es la correcta.

 
  
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  Hélène Goudin y Nils Lundgren (IND/DEM), por escrito. (SV) Este informe de iniciativa propia aborda varios desafíos a los que se enfrentará Europa en el futuro, como el aumento de la globalización, el envejecimiento de la población y el cambio climático. Muchas de las medidas propuestas parecen razonables y podrían ser una trayectoria plausible para un Estado miembro.

La Lista de Junio se opone a complicados sistemas fiscales, la exclusión social y la degradación medioambiental. No obstante, le corresponde a cada Estado miembro decidir cómo formular su política a fin de hacer frente a los desafíos futuros. Las soluciones más prósperas emergen a través de la competencia institucional, ejemplos que pueden inspirar y estimular medidas voluntarias en otros Estados miembros.

Hemos decidido votar en contra de este informe porque aborda ámbitos que son responsabilidad política de los Estados miembros.

 
  
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  Ian Hudghton (Verts/ALE), por escrito. − Mi Grupo presentó una serie de enmiendas sobre cuestiones importantes como el cambio climático, una distribución más justa de la riqueza y unos salarios justos, que yo he apoyado en la votación.

 
  
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  Janusz Lewandowski (PPE-DE), por escrito. − (PL) En el séptimo año de aplicación de la Estrategia de Lisboa, la evaluación del Parlamento Europeo con respecto a la situación actual en la Unión Europea tiene en cuenta las nuevas condiciones que caracterizan a los años 2007 y 2008. A la luz de la experiencia de estos dos años, en concreto la incertidumbre y el aumento del riesgo en los mercados financieros, es lógico prestar especial atención a la estabilidad macroeconómica de la Comunidad.

La disciplina en la zona euro, y en especial el mantenimiento de esta disciplina, es muy importante. No obstante, en las condiciones de un sistema financiero global desregulado, la principal responsabilidad recae sobre los estados nacionales, mediante acciones para mantener el equilibrio de las finanzas públicas. Este ámbito deja mucho que desear, incluso en países que se consideran a sí mismos «motores» de la integración, particularmente cuando pueden contar con una tarifa benévola de la Comisión Europea.

Una demanda que no se ha satisfecho durante varios años es una genuina liberalización del mercado de la Unión Europea, en especial el mercado de los servicios, que generaría una presión competitiva más auténtica y eliminaría finalmente las barreras protectoras, que ya no consisten en normas de carácter regulador, dado que se han encontrado formas más encubiertas de dificultar la vida a los competidores extranjeros.

La tarea no acabada de crear un mercado interior de la Unión Europea hace que el potencial para la iniciativa empresarial y la creatividad en una Comunidad de 27 países todavía no se haya aprovechado al máximo. Los costes de este déficit se estiman en 150 000 millones de euros. Estos son motivos suficientes para que la cuestión de la liberalización del mercado común ocupe una posición prominente en informes que evalúan la situación y las perspectivas de crecimiento de la economía europea.

 
  
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  David Martin (PSE), por escrito. − Acojo con satisfacción el informe relativo a las grandes orientaciones de las políticas económicas para 2008-2010. En el clima económico actual, debemos dotar a la Unión Europea de las herramientas necesarias para que nos ayude a capear el temporal. Para ello, Europa debe mantenerse como una Europa social con mecanismos bien coordinados para un gasto público, una investigación e innovación, y una educación de alta calidad. El cambio climático también debe ocupar un lugar destacado entre las prioridades económicas de Europa, si queremos cumplir los ambiciosos objetivos que nos hemos impuesto nosotros mismos.

 
  
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  Luís Queiró (PPE-DE), por escrito. – (PT) Dado que lo que está en juego en este informe es, específicamente, la aplicación nacional de la Estrategia de Lisboa, no puedo dejar de presentar una evaluación más detallada aquí de mis preocupaciones, como diputado portugués al Parlamento Europeo, acerca del fracaso de mi país con respecto a la Estrategia de Lisboa —tanto por lo que respecta a los resultados como a las medidas—.

Soy consciente de que, en muchos aspectos, las críticas que se pueden hacer a Portugal son las mismas que se podrían y deberían hacer a Europa en su conjunto. No obstante, estamos lejos —y, según ciertos criterios como el empleo, alejándonos— de conseguir los objetivos de Lisboa, y estamos lejos de adoptar las políticas apropiadas para obtener esos resultados. El equilibrio de las finanzas públicas nacionales es una prioridad, pero ese equilibrio debe conseguirse reduciendo los residuos, rechazando el gasto no productivo y mediante la distribución justa de los ingresos obtenidos.

No es apropiado conseguirlo sobrecargando los presupuestos familiares y reduciendo las obligaciones efectivas del Estado. Al igual que en el sector privado, la competitividad y el éxito se obtienen ofreciendo mejores servicios a menor coste, pero sin anular ninguna de las partes de la ecuación.

 
  
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  Luca Romagnoli (NI), por escrito. (IT) Señor Presidente, Señorías, he votado a favor del informe de la señora Starkevièitè. La actual formulación de las directrices constituye una carga suficiente y un marco todavía válido para dar cabida a los recientes cambios económicos y políticos. Por lo tanto, estamos de acuerdo con la propuesta de mantener sin cambios el texto de las grandes orientaciones de las políticas económicas del próximo ciclo de tres años, de acuerdo con las conclusiones del Consejo.

En efecto, la estabilidad es importante para la efectividad de la Estrategia de Lisboa y las Directrices integradas. Por lo tanto, este nuevo ciclo debería concentrarse en la aplicación de la reforma y el logro de resultados concretos. Apoyamos también las propuestas de enmienda al documento explicativo que acompaña a las grandes orientaciones de las políticas económicas, porque dotan de un mejor enfoque al contenido de las orientaciones, para hacer frente a los desafíos a los que se enfrenta Europa (globalización, reforzamiento de las bases para el crecimiento económico a medio y largo plazo, rápido cambio demográfico y social, etc.).

 
  
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  Olle Schmidt (ALDE), por escrito. (SV) Hoy he votado a favor de un informe que establece las Directrices integradas para el crecimiento y el empleo para 2008-2010. Por otra parte, he acogido con satisfacción las enmiendas del Grupo Socialista que señalaban la necesidad de crear una Europa que sea favorable para las empresas, sobre todo para las pequeñas empresas.

Por otra parte, el mismo Grupo también propuso unas normas mucho más estrictas en el ámbito financiero, normas que se supone que protegen al consumidor, pero que significan cada vez más una reducción de sus ingresos. Es más probable que esta actitud perjudique, en lugar de ayudar, por lo que he votado en contra de la propuesta. Si queremos que alguna vez se haga realidad el sueño europeo de ser la principal fuerza competitiva mundial, también se deben realizar inversiones mucho más agresivas en la modernización del mercado laboral, en la promoción de la investigación y la educación, y en el aprovechamiento de las posibilidades que ofrece una economía «más verde». Por lo tanto, he votado con los Verdes a favor de los impuestos medioambientales a escala europea, aunque como siempre he defendido la independencia del Banco Central Europeo frente a sus constantes ataques.

Si hay algo que nos ha enseñado la reciente turbulencia financiera es el beneficio de un sólido banco central que pueda resistir soluciones a corto plazo, por no mencionar el efecto estabilizador de participar en el espacio de una gran divisa.

 
  
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  Peter Skinner (PSE), por escrito. − La delegación laborista británica apoya la idea principal de este informe, dado que pretende fomentar políticas generalmente aceptables para la economía de la Unión Europea. No obstante, el Partido Laborista en el Parlamento Europeo (EPLP) tiene serias reservas con respecto al apartado 26, que pide la armonización/coordinación fiscal, un asunto que es de competencia nacional exclusiva. Así pues, el EPLP ha decidido abstenerse con respecto a este apartado concreto.

 
  
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  Catherine Stihler (PSE), por escrito. − En el apartado 26, la enmienda se refiere a una base común consolidada para el impuesto de sociedades. No estoy de acuerdo con esto, porque pienso que esto debería ser competencia del Estado miembro. Me he abstenido en esta cuestión.

 
  
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  Silvia-Adriana Ţicău (PSE), por escrito – (RO) El informe del Parlamento Europeo relativo a las Directrices integradas para el crecimiento y el empleo examina las líneas generales propuestas por la Comisión Europea para las políticas económicas de los Estados Miembros y de la Comunidad para el período de 2008 a 2010.

He votado a favor del párrafo 26, como propone la Comisión, porque hace hincapié en la necesidad de un «marco fiscal coordinado, incluidos los sistemas de impuestos sobre las sociedades, que debería ser favorable para las empresas, en especial las PYME, y estar orientado hacia un relanzamiento del crecimiento y la creación de empleos».

También he votado a favor de la enmienda 23, porque «solicita que los ingresos y la forma en que se distribuya la riqueza garanticen una distribución equitativa de los beneficios generados por el crecimiento económico». La enmienda afirma que el salario mínimo en cada país, según el PIB por habitante, podría ser una forma de garantizar que los trabajadores a tiempo completo puedan subsistir de su trabajo, lo que debería considerarse un elemento del modelo social europeo.

Como consecuencia, he votado a favor de este informe, con la convicción de que la seguridad económica de todos los ciudadanos europeos, la inclusión social, la igualdad de género y la creación de una economía de mercado harán que la Unión se convierta en un modelo económico y social en un contexto global.

 
  
  

- Informe: Cem Özdemir (A6-0503/2007)

 
  
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  Adam Bielan (UEN), por escrito. − (PL) He apoyado el informe del señor Özdemir, porque uno de los problemas políticos más urgentes a los que se enfrenta Europa es garantizar la seguridad energética para la Unión Europea. La diversificación de los suministros de materias primas energéticas para la Unión Europea es una forma de hacernos independientes de Rusia y el principal cambio para esto es una política europea común con respecto a Asia Central. La falta de una política europea común en este ámbito está siendo agresivamente explotada por Rusia, con la mayoría de los Estados miembros de la Unión adoptando una postura pasiva. Proyectos como la ampliación del oleoducto Odessa-Brody hasta Gdansk, o el oleoducto de Nabucco, ya no son muy realistas, como resultado de las acciones emprendidas por empresas rusas dominadas por los servicios especiales.

 
  
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  Bernadette Bourzai (PSE), por escrito. – (FR) Quiero felicitar al señor Özdemir por su informe de iniciativa propia sobre una estrategia de la Unión Europea para Asia Central. En mi opinión, ha aclarado perfectamente los objetivos y prioridades para las relaciones de la Unión Europea con cada uno de los cinco países de Asia Central. Ha señalado con acierto la necesidad de un planteamiento regional más coherente para esta región estratégica, al tiempo que ha puesto de manifiesto las diferencias entre los países.

Coincido con la opinión de la Comisión de Desarrollo, particularmente con respecto a la necesidad de erradicar la pobreza, mejorar la sanidad pública y la enseñanza de las escuelas primarias, así como eliminar toda forma de discriminación contra las mujeres y las minorías.

También es importante que este informe señale la necesidad de progreso en materia de democracia, respeto de los derechos humanos, las libertades fundamentales y el Estado de Derecho en la región, y este punto es fundamental, por lo que a mi respecta.

El informe considera que la cooperación en el ámbito energético tiene gran importancia en la estrategia de Europa. A pesar de esto, las instituciones europeas deben mantenerse alerta y garantizar que ni los derechos humanos en la región ni el medio ambiente sean sacrificados por las necesidades energéticas y los acuerdos comerciales.

 
  
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  Patrick Gaubert (PPE-DE), por escrito. – (FR) Acojo con satisfacción que hoy se haya aprobado por una amplia mayoría el informe relativo a una estrategia de la Unión Europea para Asia Central. Es fundamental que la Unión Europea tenga un interés más estrecho en estos cinco países: Uzbekistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Kazajstán.

El informe pide con acierto la diferenciación en la política de la Unión Europea de cada país y yo no puedo aprobar el hecho de que se señalen criterios como la situación de los derechos humanos de los países en cuestión y su respeto de los compromisos de la OSCE.

El texto también insiste en señalar la importancia de estos países para la Unión Europea, tanto ahora como en el futuro, particularmente con respecto al comercio y la energía. La situación geopolítica de Asia Central hace que sea necesario aumentar la cooperación con estos países, tanto bilateralmente como a escala de la Unión Europea. El informe pide reformas en sectores sociales, sanidad, seguridad alimentaria y la lucha contra la corrupción, para garantizar la prosperidad, seguridad y estabilidad a largo plazo en la región.

Por lo tanto, se trata de un texto exhaustivo, que define los ámbitos de acción en los que la Unión Europea puede servir de ayuda, para darle tanta visibilidad y credibilidad en la región como sea posible.

 
  
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  Pedro Guerreiro (GUE/NGL), por escrito. – (PT) En línea con lo aprobado por la mayoría del Parlamento Europeo por lo que respecta a las relaciones exteriores de la Unión Europea, hoy tenemos ante nosotros otro informe consistente básicamente en una colección de medidas para interferir en terceros países, sin ocultar —muy al contrario— el objetivo claro de obtener, en las economías de esos países, condiciones favorables para los intereses de los grandes grupos financieros y económicos.

Veamos cómo el informe defiende el respeto de «las normas internacionales en materia de inversiones extranjeras» y que «se garantice una mejor tutela de las inversiones directas extranjeras» en estos países. Está claro que estas afirmaciones no significan nada más ni menos que «la privatización de los bancos estatales y la creación de mercados financieros nacionales realmente competitivos y abiertos a los bancos extranjeros». Es decir, sencillamente estos países se están poniendo en venta...

Por otra parte, de acuerdo con el objetivo anteriormente mencionado, los principales intereses de la Unión Europea están relacionados con los «considerables recursos energéticos» de los países de esta región y se menciona la necesidad de obtener sus suministros energéticos, sin alterar las rutas de transporte y con la máxima regularidad posible.

Básicamente refleja la verdadera importancia del tan proclamado papel de la Unión Europea en el mundo, en particular en el Tratado propuesto actualmente: su ambición por conseguir el dominio político y económico.

 
  
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  Ian Hudghton (Verts/ALE), por escrito. − Quiero felicitar a mi colega el señor Özdemir por su informe sobre Asia Central, al que he dado todo mi apoyo. La democracia y los derechos humanos son principios rectores de la Unión Europea y deberían ser fundamentales en la política de la Unión Europea con respecto a otras regiones. Las naciones de Asia Central han atraído la atención de las potencias económicas mundiales principalmente por sus recursos naturales. La Unión Europea debe ir más allá de esto e intentar invertir también en sus recursos humanos, defendiendo la democracia y los derechos humanos.

 
  
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  Jaromír Kohlíček (GUE/NGL), por escrito. − (CS) ¿Cuál fue el legado de la Unión Soviética en los países de Asia Central? La igualdad para las mujeres, la abolición del trabajo infantil y el analfabetismo, el monocultivo. En ninguno de estos países los elementos religiosos han conseguido establecer una supremacía.

La principal prioridad de la Unión Europea es el uso de los recursos naturales de esos países, concretamente el petróleo, el gas natural y el uranio. Otra prioridad consiste en bloquear uno de los principales canales de contrabando de opio desde Afganistán. Esto nos lleva a la responsabilidad directa de la Unión Europea y los Estados Unidos de apoyar el establecimiento de regímenes autoritarios en los países de esa región. Los países individuales intentan limitar la proliferación de grupos terroristas y la propagación de ideas islámicas militantes, pero esta situación tiene un efecto negativo sobre el desarrollo de la sociedad civil y la democracia participativa, tendiendo a apoyar el dominio de la fuerza.

A pesar de todas las críticas a los países de la región del informe, debemos recordar siempre las difíciles condiciones históricas a las que se enfrentaron estos países en el transcurso de su desarrollo. La Unión Europea debe ayudarlos a superar los resultados de muchos años de negatividad creada por la presencia de los grades Estados de la Unión Europea y los Estados Unidos en el vecino Afganistán.

No hay razón para preferir a Turquía como el principal mediador posible para ejercer una influencia positiva en la región. Ciertamente la situación actual en materia del respeto de los derechos de las minorías en Turquía no justifica ese enfoque. Por lo contrario, debería prestarse mucha más atención a los vínculos tradicionales con Rusia. Por lo que respecta a nuestra lucha contra la propagación del terrorismo y las drogas por todos los países de esa región, Rusia es nuestro mayor aliado.

A pesar de las mencionadas reservas, apoyo la aprobación del informe.

 
  
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  Jörg Leichtfried (PSE), por escrito. − (DE) Votaré a favor de la propuesta de una estrategia de la Unión Europea para Asia Central, dado que las cinco repúblicas de la región reciben ayuda oficial al desarrollo y la Unión Europea tiene una responsabilidad particular de apoyar a esos países. Me gustaría subrayar el papel de la Unión Europea como mediador entre los países de Asia Central, compensando las notables diferencias entre las cinco repúblicas por lo que respecta a las condiciones políticas, económicas y sociales. En particular, quiero señalar la pésima situación en materia de sanidad, atribuible al sistema de asistencia médica mínima.

Ofrecer acceso a agua potable limpia y conectar a todos los residentes a la red nacional presenta un problema de enorme magnitud en Tayikistán, Uzbekistán y la República Kirguisa. Para mi es importante que mi voto a favor de una estrategia de la Unión Europea para Asia Central sea también un voto para mejorar las condiciones de vida de los pueblos de Asia Central en el ámbito social, sanitario y jurídico.

 
  
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  David Martin (PSE), por escrito. − El informe del señor Özdemir relativo a la estrategia de la Unión Europea para Asia Central aborda una cuestión clave de la agenda de la política exterior de la Unión. Acojo con satisfacción su énfasis en abordar los derechos humanos en la región de Asia Central; un énfasis que la Unión Europea debería aplicar a sus relaciones exteriores con más frecuencia. Existen escasos signos de avance democrático en la región, especialmente en Uzbekistán y Turkmenistán, y cualquier estrategia de la Unión Europea en materia de cooperación debería intentar conducir a estos países hacia el concepto de democracia. Como señala claramente el informe, Asia Central precisa una cooperación energética activa con la Unión Europea, en un intento por encontrar soluciones mutuamente beneficiosas para la situación actual en el mercado de la energía. Estoy de acuerdo con las recomendaciones del señor Özdemir y he votado a favor del informe.

 
  
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  Véronique Mathieu (PPE-DE), por escrito. – (FR) Con excepción de la República Kirguisa, los acontecimientos en la región de Asia Central son alarmantes por más de un motivo.

En primer lugar, en términos de derechos humanos y democracia, el abuso de muchas mujeres (matrimonios forzados, explotación sexual, violaciones, etc.) y el trabajo infantil en la región son totalmente inaceptables.

Por otra parte, en términos de sanidad, el aumento de las enfermedades infecciosas (particularmente del VIH) sigue siendo preocupante.

Finalmente, Asia Central no se beneficiará de una integración efectiva en el sistema económico mundial hasta que los cinco países de la zona se hayan unido a la OMC (la República Kirguisa es miembro desde 1998).

La estrategia de la Unión Europea para Asia Central puede realizar una contribución efectiva para el desarrollo económico y humano de esta región del mundo. La Unión Europea no debe ignorar a Asia Central, que es un cruce de carreteras estratégico entre Europa y Asia, además de un socio tradicional en las relaciones comerciales y la cooperación energética.

Apoyo firmemente este texto con el deseo de que se aclaren las prioridades de la Unión Europea para Asia Central, que se refuercen los proyectos europeos puestos en marcha en la región y que se acelere su aplicación. Esa es la razón por la que he votado a favor del informe.

 
  
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  Andreas Mölzer (NI), por escrito. − (DE) La planificación estratégica para Asia Central es sin duda una buena idea, y en efecto necesaria, en especial para la cooperación económica y la apertura de los mercados. También sería lógico acelerarla, a fin de mantenerse al corriente de los acontecimientos.

No obstante, no se puede permitir que continúe una situación en la que ciertas normas que se aplican a escala europea sean mínimas en Asia Central. Por otra parte, aplicar el mismo baremo allí que en Europa supondría demostrar una notable prepotencia ante los grupos de personas nombrados en el informe y sus derechos a la autodeterminación. Con respecto al papel de las mujeres, ya hay suficiente necesidad de acción en otras regiones del mundo, entre ellas en todo el mundo árabe, donde la necesidad es mucho más urgente.

Sin embargo, el trabajo infantil, que es algo generalizado, especialmente en China, está cubierto por las normas que ya he mencionado, que los socios comerciales están obligados a cumplir.

La lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, que están vinculados en cierta medida, debe encontrarse entre las prioridades de la agenda. Es necesario combatirlos sin descanso.

 
  
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  Cristiana Muscardini (UEN), por escrito. − (IT) Señor Presidente, Señorías, apoyo el documento presentado por la Comisión Europea relativo a una nueva asociación con los países de Asia Central, aunque me gustaría subrayar los siguientes aspectos.

En primer lugar, la creciente importancia para el comercio internacional de Asia Central, que constituye ahora una importante alternativa para el suministro de recursos energéticos.

En segundo lugar, el hecho de que Europa debe, como resultado, mantenerse atenta en esta parte del mundo y fomentar su integración en el comercio mundial y el sistema económico internacional, apoyando la candidatura de los países de la zona que todavía no son miembros de la OMC. Por lo tanto, el hecho de reforzar las relaciones comerciales con toda la zona debería considerarse parte de una estrategia para conseguir una mayor cooperación e integración entre los propios países, y para aumentar la influencia de Europa, incluyendo la influencia política, en una región que ha progresado hacia la democracia.

En tercer lugar, en el planteamiento general con respecto a Asia Central deberán tener en cuenta las principales diferencias políticas y económicas entre los países de la región. Se ha hecho particular hincapié en el papel que desempeña un país como Kazajstán, que tiene una economía avanzada y, por lo tanto, en los potenciales beneficios de estrechar los lazos con ese país, entre otras cosas en términos del desarrollo general de toda la región.

 
  
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  Luís Queiró (PPE-DE), por escrito. – (PT) La Unión Europea ha intentado establecer un diálogo y unas relaciones estrechas a través de su política de vecindad. En el caso de Asia Central, la elaboración de la nueva estrategia y asociación con cinco nuevos países está ayudando a fomentar una mayor estabilidad, el desarrollo socioeconómico y democrático, y la seguridad en toda esa parte de Asia.

Observamos que existe un interés global en la estabilidad de Asia Central, dado que unas crisis graves y prolongadas en esa región podrían tener unas consecuencias desastrosas y afectar a la Unión Europea y sus Estados miembros. Por otra parte, la situación geopolítica de Asia Central ha venido atrayendo un creciente interés de potencias económicas como Rusia, los Estados Unidos, China y Turquía.

Creo que el futuro de estas relaciones destinadas a conseguir una mayor estabilidad y seguridad, una mayor cooperación política, económica y social, deberán tener también en cuenta la situación en materia de derechos humanos de cada país y el reforzamiento de las relaciones comerciales y la cooperación energética, además de prestar atención a las necesidades de desarrollo y a los compromisos asumidos con respecto a la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos de la región.

 

6. Correcciones e intenciones de voto: véase el Acta
  

(Se suspende la sesión a las 13.10 horas y se reanuda a las 15.00 horas)

 
  
  

PRESIDE: MIGUEL ANGEL MARTÍNEZ MARTÍNEZ
Vicepresidente

 

7. Aprobación del Acta de la sesión anterior: véase el Acta

8. Control de la aplicación del Derecho comunitario (2005) (debate)
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  El Presidente. − El punto siguiente es el informe de Monica Frassoni, en nombre de la Comisión de Asuntos Jurídicos, sobre el vigesimotercer informe anual de la Comisión sobre el control de la aplicación del Derecho comunitario (2005) (2006/2271(INI)) (A6- 462/2007).

 
  
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  Monica Frassoni, ponente. − (IT) Señor Presidente, Señorías, la aplicación del Derecho comunitario es una parte fundamental de la agenda «legislar mejor» presentada por la Comisión Barroso. Durante algún tiempo ha sido una especie de Cenicienta, perdida entre la moda de las evaluaciones de impactos y los recortes de costes.

Hoy la Comisión ha comenzado a rectificar esto, en parte debido a la presión ejercida por el Parlamento. Se trata de un procedimiento que, durante años, en muchos casos ha sido solamente una especie de trabajo diario burocrático, en el que se daba una infracción tras otra sin más, aunque continúa siendo un procedimiento absolutamente esencial.

Las cifras hablan por sí mismas. Hasta la fecha se han iniciado unos 2 518 procedimientos de infracción en los más diversos sectores, particularmente el medio ambiente y el mercado interior. Además de esto hay cientos, incluso miles de peticiones que el Parlamento recibe cada año y que, a menudo, se refieren a infracciones específicas del Derecho comunitario, ante las que los ciudadanos se sienten indefensos y, por ello, recurren al Parlamento.

La pregunta es: ¿qué posibilidades tienen de obtener una satisfacción? El procedimiento de infracción se describe en los artículos 226 y 228 del Tratado y, por lo tanto, no deja mucho lugar para la creatividad. Las normas vigentes nos condenan a lentos y confusos procedimientos, en los que rara vez se aplica la medida más efectiva —una sanción— y solamente cuando ha transcurrido mucho tiempo, décadas incluso.

No obstante se puede llegar a un buen acuerdo —un gran acuerdo— y quiero dar las gracias a la Comisión por haber propuesto en los dos últimos años, y posteriormente el pasado mes de septiembre en una comunicación específica, una serie de medidas que son analizadas y evaluadas en mi informe, con respecto a las que me gustaría hacer algunos comentarios.

No obstante, en primer lugar, permítanme realizar un comentario que considero fundamental en este debate, porque la aplicación de las leyes puede ser una cuestión muy política y una herramienta fantástica para mejorar la credibilidad y visibilidad de las instituciones comunitarias.

Me gustaría mencionar dos ejemplos específicos de comportamientos un tanto diferentes por parte de la Comisión: la crisis de los residuos de Nápoles y la autopista Vía Báltica del Valle de Rospuda en Polonia.

La crisis de los residuos en Nápoles fue una consecuencia directa de infracciones, año tras año, de prácticamente todas las normas comunitarias en materia de residuos. En efecto, se han iniciado numerosísimos procedimientos de infracción contra Italia durante años y el Tribunal ha dictado sentencia en contra de Italia en muchas ocasiones. Sin embargo, ha habido que esperar hasta ahora, años más tarde, cuando la situación ha llegado a ser intolerable para todos e imposible de ocultar, para que la Comisión decidiese dar un puñetazo sobre la mesa. Las visitas de la Comisión se están siguiendo con gran interés y los ciudadanos que alzan la voz en contra de los vertederos ilegales declaran en televisión que se están enviando peticiones al Parlamento Europeo. Yo me pregunto: ¿no se podría haber hecho esto antes? ¿No podríamos haber tenido una actitud diferente para impedir que se llegase a esta situación? ¡Por supuesto que sí!

Esto es, en realidad, lo que hizo el Comisario Dimas en el caso del Valle de Rospuda en Polonia, que corría el riesgo de ser devastado por la infraestructura para la Vía Báltica. Por primera vez, el Comisario solicitó una orden de suspensión al Tribunal, que fue concedida. Esto es un precedente muy importante que envía un mensaje extremadamente claro: la Comisión puede y debe ser firme y rigurosa con los Estados miembros que actúan como si nada hubiera pasado, y debe hacer uso de todas las herramientas que permite el sistema democrático: los medios de comunicación y la opinión pública.

Una de las innovaciones más importantes que introduce la Comisión en la comunicación se refiere a un «nuevo» método de trabajo. Hemos expresado muchas dudas con respecto a este nuevo método de trabajo, que en general consiste en devolver las quejas directamente al Estado miembro contra el que van dirigidas, a fin de intentar resolver el problema. Expresamos estas dudas y la Comisión nos ofreció algunas garantías que espero poder escuchar hoy también, aunque mantendremos una vigilancia muy estrecha con respecto a esta cuestión y esperamos que, con respecto a la cuestión de los procedimientos de infracción, la transparencia, la capacidad para identificar a los Estados miembros culpables y el trabajo conjunto con el Parlamento permitan progresar.

Señor Presidente, al final del debate, intervendré de nuevo durante dos minutos para concluir mi tiempo de uso de la palabra.

 
  
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  Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. Gracias señor Presidente, Señorías.

Señora Frassoni, en nombre del Consejo quiero dar la bienvenida a su informe relativo al informe anual de la Comisión sobre el control de la aplicación del Derecho comunitario y el análisis adicional previsto en la comunicación de la Comisión «Una Europa de resultados – La aplicación del Derecho comunitario». En nuestra opinión, el informe del Parlamento Europeo es una contribución muy útil para nuestro objetivo común de garantizar la aplicación oportuna y correcta del Derecho comunitario.

En nombre del Consejo, quiero dar la bienvenida a las conclusiones del informe de la señora Frassoni, que, en nuestra opinión, son esenciales, concretamente el hecho de que garantizar los efectos positivos del Derecho comunitario sobre las vidas cotidianas de los ciudadanos de la Unión Europea depende principalmente de la eficiencia de las políticas de la Unión y de la supervisión y el control de los métodos por los que los Estados miembros cumplen el Derecho comunitario.

Tenemos una opinión positiva acerca del compromiso del Parlamento Europeo de apoyar el intercambio de buenas prácticas entre los Estados miembros. En nuestra opinión, estos intercambios contribuirían notablemente a una aplicación más eficiente y unificada del Derecho comunitario.

Debo explicar aquí que la Presidencia del Consejo no puede hacer comentarios sobre la mayoría de las preguntas y propuestas presentadas en este valioso informe. Como sabemos, la aplicación administrativa del Derecho comunitario es sobre todo responsabilidad de los Estados miembros, de acuerdo con sus reglamentos constitucionales, y de la Comisión que, como guardiana de los tratados, es responsable de controlar la aplicación uniforme del Derecho comunitario.

 
  
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  Günter Verheugen, miembro de la Comisión. − (DE) Señor Presidente, señor Presidente en ejercicio del Consejo, Señorías, la Comisión quiere agradecer la oportunidad de debatir hoy estas importantes cuestiones con el Parlamento Europeo y yo agradezco mucho la contribución y el informe de la señora Frassoni, que contiene comentarios valiosos. Puedo asegurarle, señora Frassoni, que la Comisión se toma muy en serio sus comentarios.

La Unión Europea es una comunidad que se rige por el Estado de Derecho y, como tal, es única en el mundo. Solamente el derecho puede garantizar las libertades que les corresponden a los ciudadanos y solamente el derecho puede moldear la economía de mercado de forma que funcione en beneficio de todos.

La Comisión Europea es la guardiana de los tratados. Su papel consiste en garantizar que el Derecho comunitario se aplique en todas partes y de forma correcta. Ni siquiera el mejor derecho tiene ningún valor en la medida en que exista solamente sobre el papel. Por lo tanto, cada comisión descubrirá que una de sus tareas más importantes consiste en garantizar que nuestro derecho no consista solamente en palabras vacías.

En los procedimientos de infracción de los tratados y el Tribunal de Justicia europeo tenemos una potente arma. Esta arma debe ser utilizada cuando no haya otra forma de remediar una violación del Derecho comunitario. No obstante, no es un fin en sí y un uso excesivo de la misma podría reducir su eficacia.

La Comisión no cree que el número de procedimientos de infracción de los tratados sea una medida de la seriedad y determinación con la que controla el nivel de cumplimiento del Derecho comunitario. Por lo contrario, la Comisión cree que se trata de encontrar soluciones a los problemas. La verdadera medida es cuántos problemas relacionados con la aplicación del Derecho comunitario hemos resuelto y con qué velocidad.

De hecho, hemos revisado con ojo crítico nuestra forma de trabajar y hemos llegado a las conclusiones siguientes: una vez identificados, los problemas deben ser abordados de forma rápida y eficiente. Los ciudadanos y empresarios tienen derecho a respuestas rápidas. Por lo tanto, señora Frassoni, transmitiré a la Comisión lo que ha dicho acerca de la basura en la región de Campania y habrá que debatir este tema. Estoy totalmente de acuerdo en que un enfoque riguroso, rápido y resuelto es absolutamente fundamental cuando se viola de forma flagrante el Derecho comunitario.

En principio, un planteamiento basado en la asociación es preferible a uno agresivo. Por lo tanto, la Comisión quiere ver más diálogo y más transparencia en estas cuestiones. También queremos establecer prioridades claras: abordar las cuestiones importantes primero, rápidamente y no utilizar una almádena para romper una nuez. También debemos ocuparnos de que haya los recursos necesarios disponibles.

Permítanme hacer un comentario en este punto. Si los problemas se acumulan en relación con la aplicación del Derecho comunitario a cuestiones determinadas, puede deberse a que el Derecho en sí es confuso o contradictorio. No deberíamos asumir desde el principio que los Estados miembros tienen una mala actitud.

Como consecuencia de estas consideraciones, adoptamos una serie de medidas y quiero decir desde el principio que continuaremos recurriendo a los procedimientos de infracción de los tratados y que los incoaremos de inmediato en cuanto dispongamos de la información necesaria. No obstante, sugerimos una nueva forma de trabajar, con la esperanza de obtener la información necesaria más rápidamente.

Este método se basa en mejorar la cooperación con los Estados miembros antes de llegar a la fase de incoar procedimientos oficiales, salvo, por supuesto —y esto es muy importante, señora Frassoni— en el caso de que sea obvio desde el principio que, con toda probabilidad, se está incumpliendo un tratado. En estos casos, nuestro primer paso no será hablar con los Estados miembros, sino actuar.

No se trata de un proceso totalmente nuevo, sino de un procedimiento preliminar en el que necesitamos procedimientos adicionales para conseguir una solución más rápidamente sin incoar procedimientos de infracción de los tratados.

Todas las consultas y quejas reciben una respuesta directa y rápida, y, dependiendo de los hechos en cuestión, pueden desembocar en procedimientos de infracción de los tratados. Esto significa que todas y cada una de las propuestas son registradas y procesadas. Si se formula como una queja o se puede considerar una queja, recibe el trato correspondiente como tal y la Comisión emprende las acciones apropiadas.

Actualmente estamos probando este nuevo método de trabajo en fase experimental. Quince Estados miembros participan en el proyecto piloto, que ha sido diseñado para garantizar que consigamos progresar realmente. Naturalmente, informaremos al Parlamento de los resultados de la fase experimental y debatiremos cualquier acción adicional con el Parlamento.

Al mismo tiempo, ya estamos en condiciones de poder encontrar una solución al 90 % de todos los problemas sobre los que se llama nuestra atención, sin necesidad de llevar el caso a los tribunales. No obstante, compartimos su opinión de que debería hacerse más rápidamente. El cambio hacia un ciclo mensual de toma de decisiones, que comenzó en enero, debería servir de ayuda. Esto garantiza una ejecución más rápida y eficiente de los procedimientos de infracción de los tratados.

Sin duda nos estamos esforzando por conseguir que el conjunto del proceso sea lo más transparente posible, al tiempo que se preserva un nivel apropiado de confidencialidad, tal y como nos ha solicitado el Tribunal de Justicia europeo. El público tendrá acceso en línea a resúmenes actualizados regularmente de todos los procedimientos de infracción de los tratados que se encuentren en ese momento en los tribunales.

Por el bien de la transparencia y la seguridad jurídica, también necesitamos saber cómo los Estados miembros están aplicando el Derecho comunitario en sus respectivos contextos nacionales. Por lo tanto, necesitamos cuadros de correlación —como se les denomina en el informe— que demuestren claramente el estado de aplicación en cada Estado miembro.

Señorías, creo que compartimos el mismo objetivo. Queremos un Derecho comunitario en el que los ciudadanos de la Unión Europea puedan confiar plenamente.

 
  
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  Diana Wallis, ponente de opinión de la Comisión de Peticiones. − Señor Presidente, en el minuto de que dispongo en nombre de la Comisión de Peticiones, quiero hacer tres cosas. En primer lugar, quiero felicitar a la señora Frassoni por su cooperación sobre este informe anual, pero, sobre todo, quiero poner de manifiesto la importancia de la Comisión de Peticiones en este procedimiento de control y aplicación.

Creo que finalmente esta importancia ha sido reconocida por la Comisión. Quiero dar las gracias al Comisario por ello, porque realmente nuestras dos instituciones deberían trabajar conjuntamente en este ejercicio, y particularmente implicando a la Comisión de Peticiones, que es en realidad nuestros ojos y nuestros oídos, como legisladores, a través de nuestros ciudadanos, que vienen a nosotros con problemas directos que observan.

Sin embargo, para que nuestros ciudadanos puedan hacer esto, llego a mi segundo comentario. Señor Comisario, usted ha hablado de que nuestro derecho sea un derecho vivo. Bien, para que sea un derecho vivo, es necesario que resulte comprensible para nuestros ciudadanos. He mantenido un largo diálogo con su colega la señora Wallström acerca de los resúmenes para ciudadanos, a fin de que entiendan nuestro derecho. Ella nos ha prometido en muchas ocasiones que estos acompañarán a cada instrumento legislativo. Todavía estamos esperando pruebas reales de ello.

Finalmente, la Comisión de Peticiones —y digo esto a mis propios colegas— necesita adquirir mucha más importancia y recursos en nuestra propia Cámara. No se trata tan solo de una comisión entrometida y metomentodo. Realiza un trabajo real al conectar con nuestros ciudadanos en este ámbito.

 
  
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  Marie Panayotopoulos-Cassiotou, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (EL) Señor Comisario, tiene toda la razón: el Estado de Derecho es la base de la Unión Europea. Ha señalado con acierto que la legislación comunitaria es la forma de conseguir los objetivos de los tratados de la Unión Europea, dado que protege los intereses de los ciudadanos europeos, que tienen derecho a exigir la aplicación de este derecho.

El volumen, la amplitud y complejidad de la legislación aumentan constantemente. Los diputados al Parlamento Europeo del Partido Popular Europeo queremos expresar nuestra satisfacción: a través de su vigésimo tercer informe anual sobre el control de la aplicación del Derecho comunitario y también del anuncio de los resultados en Europa, la Comisión está demostrando su deseo de ser la guardiana de los tratados y garantizar la aplicación de la legislación.

Tiene toda la razón al decir que queremos los cuadros de correlación, sobre los que el Consejo ha tomado hoy una decisión. La ponente ha cooperado mucho con ustedes para elaborar el informe de la señora Frassoni, con respecto al que hemos mantenido una interesante audiencia en el Parlamento. Permítannos decirle que también queremos que el Parlamento participe en el procedimiento de control y que se mantenga informado acerca de sus actividades. Queremos que venga a nuestras comisiones, al igual que hace con la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria. Queremos escuchar su informe de situación.

Sin duda queremos que tenga en cuenta las peticiones que recibimos, como señalan en su informe. También queremos señalar que, por lo que respecta a nuestras decisiones en materia de exenciones, nos gustaría que interviniera para garantizar que los tribunales nacionales las confirmen.

La aplicación del Derecho comunitario permite a los ciudadanos europeos esperar un reforzamiento de la democracia, el derecho y el orden, así como un acercamiento de las autoridades comunitarias. Hoy, tras la resolución sobre el nuevo Tratado de Lisboa reformado, todos deseamos un futuro mejor para la Unión Europea.

 
  
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  Lidia Joanna Geringer de Oedenberg, en nombre del Grupo del PSE. – (PL) Señor Presidente, un objetivo de la legislación comunitaria es la aplicación de diversas estrategias políticas de la Unión Europea. La aplicación de esta legislación debería ser una prioridad para todos los Estados miembros que, al tiempo que están sujetos al control y la supervisión de la Comisión, garantizarán que tenga los resultados positivos deseados para los ciudadanos de Europa.

En los últimos años, el número total de procedimientos relativos a infracciones de reglamentos jurídicos iniciados por la Comisión ha aumentado constantemente, hasta casi alcanzar los 2 700 en 2005. A pesar de la ampliación de la Unión Europea en 10 nuevos Estados, en los años siguientes no se ha dado ningún aumento general en el número de infracciones. No obstante, existe el riesgo de que esta situación pueda ser consecuencia de la falta de registros de quejas o de problemas administrativos en las instituciones responsables de analizar las infracciones.

El informe merece ser elogiado, primero y sobre todo, por su inclusión de estudios detallados de casos de infracciones relacionadas con peticiones, así como por la información facilitada acerca de la disposición para una amplia cooperación por parte de las Direcciones Generales individuales en estas cuestiones. También deberíamos acoger con satisfacción la exhaustiva comunicación de la Comisión titulada «Una Europa de resultados – La aplicación del Derecho comunitario». No obstante, la Comisión todavía tiene que desarrollar más detalladamente las cuestiones de los fondos disponibles para tomar en consideración los casos de infracción, la duración de los procedimientos en los casos de infracción, la aplicación limitada del artículo 228 del Tratado y la evaluación de la aplicación de criterios de prioridad.

El nuevo método de trabajo propuesto que se está introduciendo en 2008, como proyecto piloto en el que participan varios Estados miembros, destinado a dirigir los procedimientos existentes de forma más eficiente, merece nuestro reconocimiento. Sin embargo, una fase del procedimiento, concretamente el envío de un caso a un Estado miembro interesado que es, sobre todo, la parte responsable de una aplicación inadecuada del Derecho comunitario, es motivo de preocupación: esto se puede traducir en una debilitación del papel de guardiana de los tratados que desempeña la Comisión.

La creación del Derecho comunitario debería venir a resolver los problemas de los ciudadanos permitiendo respuestas rápidas a sus preguntas y quejas, lo que les ayudaría a entender y hacer uso de sus derechos, reduciendo efectivamente, al mismo tiempo, el número de procedimientos relativos a la infracción del derecho. Para terminar, permítanme felicitar sinceramente a la señora Frassoni por un documento muy bien elaborado.

 
  
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  Diana Wallis, en nombre del Grupo ALDE. – Señor Presidente, quiero centrar mi atención en nuestras tres instituciones e insistir en la importancia de que cada una de ellas cumpla su función por lo que respecta a la aplicación y el control.

Obviamente aquí estamos analizando el informe de la Comisión. Por supuesto, la Comisión es la principal responsable de la aplicación y ejecución, y no deberíamos intentar atarle las manos en ese sentido. No obstante, creo que la Comisión puede suponer que, en el futuro, aplicaremos una vigilancia mucho más estrecha.

Agradecemos que se hayan incluido muchas de las conclusiones recogidas por nuestro propio informe sobre la desaparición de Equitable Life. No obstante, cuando iniciamos un nuevo período, y quizás probamos algunas nuevas ideas, tenemos que ser muy prudentes.

En primer lugar, con respecto al Consejo, todavía tenemos que conseguir el acuerdo —y me satisfizo escuchar al Comisario mencionarlo— para la idea de los cuadros de correlación con respecto a todas y cada una de las porciones de legislación, para que todos puedan comprobar exactamente qué ocurre a escala de los Estados miembros y dónde encaja cada porción.

El proyecto piloto es una idea excelente. Es tan bueno que ya veremos cómo funciona. No obstante —y aquí está el pero— soy un poco escéptica con respecto al hecho de que se hayan apuntado tantos Estados miembros. Espero que no lo consideren como una especie de opción blanda y que la Comisión les quite la idea de que, bajo ningún concepto, ese podría ser el caso.

Para terminar, hablaré sobre nuestro propio Parlamento. Claramente, tras el Tratado de Lisboa, debemos tener un papel mucho más importante en términos de control. No podemos suponer que, una vez que terminemos con una porción de legislación aquí, termine todo. Nuestras comisiones tendrán que asumir un papel de comprobación mucho mayor. Ya se están produciendo uno o dos informes de aplicación —eso aumentará— y tendremos que asumir nuestras responsabilidades, junto con las demás instituciones.

Sólo a modo de epílogo —aunque un epílogo muy importante— también tenemos que volcar nuestra atención en la formación de nuestros jueces de los tribunales nacionales, para asegurarnos de que ellos también sepan cómo aplicar el Derecho comunitario.

 
  
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  Alyn Smith, en nombre del Grupo Verts/ALE. – Señor Presidente, quiero felicitar a mi colega de Grupo y copresidenta del mismo, la señora Frassoni, por su oportuno y elaborado informe. Yo también quiero insistir y coincido totalmente con los comentarios de la señora Wallis.

Promulgar leyes es nuestro cometido, pero aplicarlas en realidad es cumplir con nuestro pueblo; y no lograr aplicarlas, francamente, nos hace parecer tontos. Quiero felicitar a la Comisión por una serie de acciones que han sido muy positivas. No obstante, en realidad debemos incluir esta cuestión entre las prioridades de la agenda de este Parlamento, porque ciertamente, en Escocia, sigue existiendo una sólida percepción de que existe una legislación para un país y una diferente para otro. Soy plenamente consciente la Comisión no tiene toda la culpa de esto, pero todos debemos colaborar para resolverlo, si queremos ser una Europa.

Por lo tanto, felicitando a la colega de mi Grupo, me satisface escuchar que muchos de esos comentarios serán adoptados por el Comisario. Quiero hacer un comentario más, particularmente con respecto a la legislación medioambiental, donde surgen muchos de los conflictos: muchos de los objetivos más respetables de las porciones individuales de legislación son contradictorios y debemos hacer frente a esto durante su elaboración. Hay escasas orientaciones, en términos de consulta a las autoridades locales, con respecto a cómo abordarían ellas los objetivos, con frecuencia respetables, cuando son contradictorios. Se nos prometió una revisión del tema en el paquete de la energía, así que agradecería a nuestro Comisario que arrojase algo de luz sobre ese proceso, que está en curso.

 
  
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  Bert Doorn (PPE-DE). (NL) Señor Presidente, yo también quiero felicitar a la señora Frassoni por su informe. Ya hemos tenido una serie de informes relativos a la aplicación y en todos ellos se puede apreciar una marcada línea común. Esta sugiere más atención para la aplicación, incluyendo por parte del Parlamento Europeo. Ahorra recurrimos a informes de aplicación. En julio yo mismo presentaré un informe sobre la aplicación de la octava directiva relativa a la supervisión de los contables. Es positivo que el Parlamento también analice seriamente la transposición de legislación en los Estados miembros.

Me gustaría concentrarme en la cuestión de los supervisores en este sentido. Estamos hablando de transposición por parte de las autoridades de los Estados miembros y de los jueces que aplican la legislación. No obstante, muchos Estados miembros también tienen supervisores independientes que aplican y elaboran la legislación. En la práctica han surgido grandes divergencias entre los distintos Estados miembros y entre supervisores. Cada vez con más frecuencia, las empresas que operan internacionalmente en varios Estados miembros se enfrentan a diferentes requisitos de diferentes supervisores de diferentes Estados miembros. Esto es sumamente incómodo e impide el funcionamiento del mercado interior.

Me gustaría debatir otro punto. Por otra parte, no podemos evitar un nuevo examen de los instrumentos legislativos utilizados en Europa. Hasta ahora, principalmente hemos trabajado con directivas, por lo que respecta a la harmonización. El Comisario Verheugen ya ha dicho en algunas ocasiones que en el futuro será conveniente hacer más uso del instrumento de reglamentación para la legislación del mercado interior, a fin de evitar todo tipo de problemas, como la recogida aleatoria de datos y la sobrerregulación, durante la transposición de directivas. Sé que también en los parlamentos nacionales, particularmente el Parlamento neerlandés, se están dando cuenta, de forma lenta pero segura, de que una aplicación que implica una sobrerregulación y una recogida aleatoria de datos puede ser perjudicial para el funcionamiento del mercado interior y también para la economía nacional. Teniendo esto en cuenta, el paso hacia un reglamento, siempre que resulte posible, ya no cuesta tanto.

 
  
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  Manuel Medina Ortega (PSE).(ES) Señor Presidente, uno es consciente de la importancia que tiene su misión de velar por la aplicación del Derecho comunitario. Estamos hablando de relaciones entre una institución supranacional y Gobiernos nacionales. Los Gobiernos nacionales son entidades fuertes, con mucho poder, son administraciones públicas. Normalmente, la Comisión es la guardiana del Derecho de la Unión Europea y para los ciudadanos, en muchos casos, es la única garantía que tienen de que el Derecho —porque el Derecho comunitario es Derecho— se aplique corrrectamente.

El informe de la señora Frassoni va dirigido a reforzar lo que yo llamaría la columna vertebral de la Comisión, para que la Comisión sea consciente de la importancia de esa tarea y para que —aunque se trate en una fase, si se quiere previa, de negociar con los Gobiernos las dificultades que puedan surgir— a la hora de la verdad, la Comisión actúe como esperan los ciudadanos, con fuerza, con vigor y aplicando las normas del Derecho comunitario.

Es preocupante que, tras la ampliación, dé la impresión de que la Comisión esté aplicando a los nuevos países miembros criterios menos estrictos que los que aplicaba a los antiguos Estados. Este hecho sería negativo para la consolidación de la Unión Europea y para la reputación de la propia Unión Europea en esos países miembros. Yo, que he seguido muchos procedimientos de infracción de la Comisión, puedo garantizarle a la Comisión que, cuando ella interviene, los ciudadanos, e incluso las administraciones públicas, se sienten reforzados por la actuación de la Comisión en esta materia.

Es decir, creo que el informe del Parlamento Europeo, la propuesta de la señora Frassoni y también la opinión de la señora Wallis van en el sentido de reforzar a la Comisión, de que la Comisión no se considere sola e indefensa frente a los Gobiernos, sino que cuenta con el Parlamento Europeo para reforzar este papel fiscalizador y de control que le corresponde en la aplicación del Derecho comunitario.

 
  
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  Margrete Auken (Verts/ALE).(DA) Señor Presidente, los ciudadanos de Europa son decisivamente importantes para la legislación de la Unión Europea. No son simples sacrificios por las infracciones, como en el caso de Nápoles. En muchas cuestiones medioambientales han sido con frecuencia actores fundamentales. Como perros guardianes, mantienen la vigilancia para asegurarse de que las leyes se aplican correctamente en todos los rincones de Europa y, en muchos casos, son los únicos que se encargan de esto. Por este motivo, la Unión Europea debería apoyar a los ciudadanos garantizándoles una posición sólida. Cuando llaman la atención sobre infracciones de la legislación comunitaria, sus quejas han de ser tratadas con seriedad y respeto. Espero sinceramente que esto no sea un intento por parte de la Comisión de poner fin a muchas de estas quejas, dado que eso sería una mala práctica. Por lo tanto, quiero dar las gracias a la señora Frassoni por haber llamado la atención sobre estas amenazas. Su excelente informe será ahora un paso general importante en la dirección correcta. Los ciudadanos de la Unión Europea ocuparán una posición más sólida a través del Tratado de Lisboa, pero si queremos que esto sea algo más que otra condecoración inútil, su contribución a la Unión Europea debe ser tomada en serio.

 
  
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  Tadeusz Zwiefka (PPE-DE).(PL) Señor Presidente, yo también quiero felicitar a la señora Frassoni por su informe excelentemente elaborado. También quiero decir lo mucho que me satisface que, de acuerdo con las estadísticas presentadas por la Comisión Europea con respecto al número de procedimientos relacionados con casos de infracción del Derecho comunitario, la adhesión de 10 nuevos Estados miembros no haya afectado al número de infracciones registrado. No obstante, las estadísticas no cuentan toda la historia. Uno de los mecanismos más importantes que nos permite comprobar hasta qué punto va bien la aplicación del Derecho comunitario es el sistema de referencias prejudiciales, que tiene por objeto asignar a los tribunales nacionales el potencial de ofrecer una interpretación uniforme de la aplicación del Derecho comunitario en todos los Estados miembros. El problema fundamental de este procedimiento es el tiempo que uno tiene que esperar por una respuesta del Tribunal, que todavía es demasiado (unos 20 meses). La principal razón —el tiempo dedicado a la traducción— representa unos nueve meses. Es motivo de preocupación que en muchos parlamentos nacionales oigamos voces que exigen un tope para el presupuesto específico para traducciones escritas.

Las recomendaciones de la Comisión Europea para los Estados miembros y los países candidatos se basan en el supuesto de que el Derecho comunitario se introducirá de forma efectiva cuando se contrate personal debidamente cualificado y se reserven los fondos oportunos. No comparto totalmente esa opinión. La cantidad de personal y de fondos disponibles no es el criterio adecuado. También son necesarias la determinación e implicación con respecto a la introducción del Derecho comunitario. Una buena ejecución de las tareas a las que se enfrentan los Estados miembros y los países candidatos exige tres factores: conocimiento, competencia y buena disposición. El primero de estos factores —es decir, posesión de conocimiento— no es problema hoy en día. El segundo factor —la capacidad para introducir los logros de la Comunidad— está relacionado con la disposición de fondos apropiados y la dedicación de un número adicional de empleados. La Comisión está haciendo actualmente máximo hincapié en este aspecto en particular. El tercer factor —la buena disposición de aquellos cuya tarea consiste en introducir y aplicar el Derecho comunitario— es el más subestimado.

La buena voluntad para aplicar el Derecho comunitario en la práctica depende de las instituciones y del sistema de procedimientos, incentivos y restricciones. El éxito o el fracaso de la introducción del Derecho comunitario se decidirá finalmente por el modelo institucional específico. El conocimiento y los fondos no lo son todo. También se necesita una buena voluntad para actuar.

 
  
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  Reinhard Rack (PPE-DE).(DE) Señor Presidente, señor Vicepresidente, en su presentación ha señalado que la Comisión no quiere dictar a ciegas, sino tratar de averiguar si es necesario hacer algo, debatiéndolo con los Estados miembros. Ahora, dentro de la propia Comisión —que es, al fin y al cabo, una institución colegiada— no siempre existe una postura unificada clara con respecto a ciertas cuestiones.

En el ámbito del transporte observo en la actualidad un tema que será cada vez más problemático para nosotros en los próximos años —y es probable que también dentro de la Comisión— que es el concepto de que el dinero debería redirigirse hacia modos de transporte más respetuosos con el medio ambiente mediante subsidios cruzados de dinero procedente de zonas menos ecológicas —como peajes de carreteras o tarifas de aparcamientos—. Eso es, en efecto, un subsidio. ¿Se ha producido algún debate al respecto y cómo está la situación?

 
  
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  Katalin Lévai (PSE). – (HU) Gracias, señor Presidente. Como ya han señalado varios oradores antes que yo, el éxito para conseguir los objetivos establecidos en los tratados y actos legislativos dependerá de la efectividad de los Estados miembros a la hora de aplicar el Derecho comunitario y de cómo lo trasladen al ámbito nacional.

Si no consiguen aplicar la legislación o ejecutarla convenientemente, o no son capaces de cumplir en su totalidad los objetivos que contiene, entonces tendremos un problema. En los últimos años la tendencia ha mejorado en términos de cumplimiento de la legislación y creo que el cumplimiento por parte de los 10 nuevos Estados miembros es bueno. Espero que esto no se deba sólo a que la Comisión es más indulgente con nosotros, con los nuevos Estados miembros, sino a que estamos realizando un verdadero esfuerzo por cumplir los criterios y satisfacer las expectativas.

Por desgracia, navegar por la jungla burocrática sigue sin resultar sencillo; sabemos lo enorme que es el número de medidas legislativas y su transposición a las legislaciones regionales y nacionales suele requerir muchísimo tiempo. Sería importante permitir la simplificación del lenguaje burocrático y un uso más extendido de las evaluaciones de impacto, al igual que el hecho de garantizar que se emplease el mínimo tiempo posible en gestionar los procedimientos de quejas. Gracias.

 
  
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  Wieslaw Stefan Kuc (UEN).(PL) Señor Presidente, la aplicación del Derecho comunitario por parte de los Estados miembros individuales es uno de los principios básicos de la Unión Europea. Por este motivo, el control y la eliminación de desviaciones son el objetivo de numerosas acciones. La inspección de los Estados individuales y la publicación de los resultados de las inspecciones permitiría la participación de los ciudadanos en la introducción de la legislación comunitaria en los Estados.

Mientras tanto, sigue dándose el caso de que Polonia, por ejemplo, todavía aplica el gravamen nacional del impuesto sobre el valor añadido, IVA, a pesar de la Sexta Directiva y de las sentencias de los tribunales. Lo mismo ocurre con la doble imposición sobre los rendimientos del trabajo. Existen casos conocidos de aplicación de impuestos a vehículos adquiridos por ciudadanos polacos en países de la Unión Europea, a pesar de las sentencias del Tribunal de justicia, y de retrasos en el reembolso de importes mal calculados que han sido abonados.

Una rareza particular es que nuestros ciudadanos se mantienen en prisión preventiva durante años sin que se haya aprobado ninguna sentencia. Los ciudadanos de Polonia esperan impacientes la reacción de la Comisión Europea ante estos casos y que se ponga freno a las acciones ilegales perpetradas por nuestro Gobierno.

Para terminar, quiero felicitar sinceramente a la señora Frassoni. Es una verdadera pena que este informe se refiera a un pasado bastante remoto; habría sido positivo que hubiese tratado sobre 2007.

 
  
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  Jens-Peter Bonde (IND/DEM).(DA) Señor Presidente, la comitología es una forma de limitar la democracia sin que el electorado se dé cuenta. Para empezar, en Bruselas, el poder pasa, de puertas para adentro, del electorado y los representantes elegidos por el pueblo a los funcionarios de los Gobiernos y los grupos de interés. Y para continuar, las votaciones se llevan a cabo con arreglo a unas normas complejas que nadie puede recordar, sobre las que ningún periodista puede escribir y que ningún escritor de libros de texto es capaz de explicar. Esto significa, fundamentalmente, que las decisiones de la Comisión dependerán de personas que no han sido elegidas, a menos que se obtenga una mayoría cualificada en contra de la Comisión. El poder legislativo se torna en poder ejecutivo; la legislación transparente desaparece en favor de decretos secretos; la democracia mayoritaria se sustituye por un gobierno minoritario. Si bien no se trata de una autocracia absoluta, se encamina en esa dirección, con una ligera influencia de las ideas corporativistas de Mussolini.

Con arreglo al nuevo acuerdo interinstitucional, el Parlamento puede hacer que un asunto vuelva a figurar en el orden del día, pero sólo si la izquierda y la derecha del Parlamento están de acuerdo y si así se decide por mayoría absoluta de los diputados. No obstante, hay que descartar la fórmula de la autocracia y gobernar con inteligencia y corporativismo. El procedimiento legislativo se ha de democratizar. Es fundamental que todas las leyes sean aprobadas, ya sea en los Parlamentos nacionales o aquí, en el Parlamento Europeo, por la mayoría de los representantes elegidos por el pueblo. Si bien la legislación debería dejar de estar en manos de los funcionarios de los Gobiernos y de los grupos de interés, es una práctica que, por desgracia, se está consolidando en el Tratado de Lisboa. Razón de más para someter a referéndum el Tratado.

 
  
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  Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. En nombre de la Presidencia, me gustaría señalar, para concluir, que la Presidencia es consciente de la necesidad de que el control de la aplicación del Derecho comunitario sea eficaz, a fin de suscitar un respeto universal por las leyes y salvaguardar los principios del Derecho por los que se rige la Comunidad.

Se trata, ante todo, de una cuestión fundamental para garantizar la seguridad jurídica a los ciudadanos. No debe olvidarse que ellos desempeñan un papel importante en la aplicación del Derecho comunitario. De hecho, el número de infracciones del Derecho comunitario denunciadas por los ciudadanos pone de manifiesto la relevancia de dicho papel.

Durante el debate, que he seguido con mucha atención, varias personas han manifestado el asombro que les produce el hecho de que el número de infracciones, o, al menos, la cantidad de infracciones detectadas, no haya aumentado desde la ampliación de la Unión Europea. Algunos oradores temen que la Comisión esté siendo menos estricta con los llamados nuevos Estados miembros.

He de subrayar que la Presidencia no tiene ningún motivo para respaldar esas sospechas, ni obra en su poder ninguna prueba que las confirme. Sin embargo, puedo ofrecer, cuando menos, una posible explicación. En lo referente a los denominados nuevos Estados miembros, debe tenerse en cuenta que su adhesión ha tenido lugar después de un proceso intensivo de muchos años de transposición del Derecho comunitario a su ordenamiento jurídico, y, por tanto, les ha resultado más fácil continuar con el proceso a menor escala. En mi opinión, sería conveniente que estos comentarios sobre la sospecha de que la Comisión no es igual de estricta con todos los Estados miembros se complementaran con las observaciones que el Comisario tenga que hacer al respecto.

Para terminar, desearía recalcar la gran importancia que la Presidencia concede a las responsabilidades y objetivos comunes establecidos en el Acuerdo interinstitucional «Legislar Mejor». Por último, me gustaría instar a todos lo Estados miembros e Instituciones a que cumplan sus obligaciones de transposición y aplicación del Derecho comunitario.

 
  
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  Günter Verheugen, Miembro de la Comisión. − (DE) Señor Presidente, señoras y señores, como ya he dicho anteriormente, el debate de hoy no carecerá de consecuencias, y desearía volver a repetirlo. Informaré al señor Jung del contenido del debate, así como de las intervenciones parlamentarias, y también le transmitiré las propuestas esenciales que se han presentado durante el debate y que la Comisión debería considerar seriamente.

Permítanme hacer otro comentario inspirado en la filosofía del Derecho: toda comunidad de naciones fundamentada en el Estado de Derecho se basa en la confianza; sólo podrá funcionar si los participantes pueden confiar los unos en los otros. Por eso, en un Estado de Derecho, los actos jurídicos han de celebrarse públicamente, y, también por eso, suscribo plenamente lo dicho por la señora Wallis. En este contexto, la información es fundamental, y la transparencia, imprescindible.

La aplicación y la interpretación del Derecho no pueden regirse por la política del secretismo. Todo ha de llevarse a cabo abierta y públicamente. Al menos, es la conclusión que yo saco de este debate, y siempre he estado convencido de ello. Me adhiero a lo dicho por la señora Wallis en relación con el papel de la Comisión de Peticiones. Como cliente suyo —en cierto sentido—, no tengo reparos en reconocer el gran trabajo y el gran esfuerzo que eso requiere; pero los ciudadanos están en su derecho al esperar que hagamos ese esfuerzo. Además, las peticiones recibidas ponen de manifiesto la percepción que los ciudadanos tienen del Derecho y de las políticas comunitarias.

Señora Frassoni, la Comisaria Wallström ya ha prometido que, en el futuro, crearemos un resumen de peticiones de ciudadanos. Entretanto, la Comisión ha adoptado asimismo una resolución formal al respecto; de modo que se va a hacer, y estoy seguro de que usted hallará la manera de garantizar que lo hagamos. Así se ha decidido y así se hará.

Muchos diputados se han preguntado cómo es posible que, a pesar la adhesión de nuevos Estados miembros, no se haya incrementado el número de acciones legales por infracción de los Tratados.

La Comisión tiene una opinión muy clara al respecto: hay dos razones para ello. La primera —y, en este caso, me siento bastante cohibido, puesto que debo confesar que se trata del fruto del buen trabajo realizado por el anterior Comisario encargado de la ampliación— está relacionada con el hecho de que los nuevos Estados miembros se prepararon tanto incorporar el acervo que, en el momento de la adhesión, cumplían los requisitos con mayor integridad que los antiguos Estados miembros. No puedo sino confirmar que es la pura verdad. Nunca habríamos podido firmar los Tratados de adhesión si no se hubieran cumplido los requisitos del acervo.

La segunda razón tal vez sea de una naturaleza un poco más práctica. Los ciudadanos de los nuevos Estados miembros tienen que ir descubriendo, poco a poco, que pueden reclamar, así como la manera de hacerlo. Por lo tanto, supongo que el número de denuncias aumentará.

El señor Smith ha señalado que las leyes, y, especialmente, la legislación ambiental, también deben ser sencillas y aplicables. Como bien sabemos, la Comisión se ha propuesto revisar todo el Derecho comunitario para finales del año próximo, con el propósito de determinar en qué medida y cómo puede simplificarse. Hace sólo unos días, al presentar los resultados de este proyecto de mejora de la legislación, prometimos que, en efecto, el proceso habría acabado a finales del año que viene.

Señor Medina, no tiene por qué temer que la Comisión esté corriendo un velo sobre las denuncias. Le puedo garantizar que, en mis ocho años de experiencia como Miembro de la Comisión, han sido más las veces que he tenido que poner freno al entusiasmo de los servicios de la Comisión que las que me he visto obligado a infundírselo con respecto a los procedimientos de infracción de los Tratados. Con mucha más frecuencia he tenido que decirles que esperen, que primero hablen con ellos y comprueben si el asunto se puede resolver pacíficamente. El riesgo de que los servicios de la Comisión tiendan a correr un velo sobre estos asuntos es prácticamente inexistente. Estoy seguro de que eso no pasa.

En cuanto a la pregunta del señor Rack, las decisiones sobre las infracciones de los Tratados —sea la fase que fuere, desde la fase previa hasta la conclusión— requieren una decisión formal por parte del Colegio de Comisarios. Así es como está organizado. No puedo contestar ahora su pregunta sobre el problema concreto de las subvenciones cruzadas, pero me aseguraré de que reciba una respuesta esta semana.

En cuanto a las observaciones del señor Kuc acerca del tiempo de prisión preventiva, reconozco que, si eso ocurriera, sería un escándalo, pero estaría fuera de la competencia de la Unión Europea. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos sería el foro competente en esa materia.

Señoras y señores, gracias por todas sus sugerencias y por el espíritu constructivo del debate. Estoy seguro de que habremos avanzado aún más en este asunto cuando volvamos a debatirlo el año próximo.

 
  
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  Monica Frassoni, ponente. − (IT) Señor Presidente, señoras y señores, desearía darles las gracias a sus Señorías, al Comisario y a la Presidencia por su participación en este debate, que, como bien ha dicho el Comisario Verheugen, no acaba aquí.

Sólo comentar brevemente un par de cuestiones. Me gustaría comentar la cuestión de la definición de prioridades abordada por el Comisario Verheugen. En mi opinión, podría constituir una práctica peligrosa, aunque, en realidad, es algo que nunca se ha hecho hasta ahora. Siempre he tenido serias dudas acerca de si realmente es posible definir las prioridades. De todos modos, si realmente se quieren hacer las cosas de esa manera, asumiendo los riesgos de ser transparentes, ¿por qué ni siquiera se debaten esas prioridades? De lo contrario, podría parecer que el objetivo de optar por ciertas prioridades es el de librarse de las infracciones molestas. No creo que fuera algo positivo.

También me gustaría decir que, a pesar de que la Comisión afirma que no necesita más recursos —concretamente, recursos humanos— para tramitar las infracciones, lo cierto es que, en casi todas las reuniones que he mantenido con los demás miembros de la Comisión, todos me han confesado que los recursos —las personas— destinados a tal efecto son insuficientes.

Durante el debate se ha planteado la cuestión del número de infracciones cometidas en los nuevos Estados miembros, y lo que el Comisario y la Presidencia han dicho al respecto probablemente sea cierto. Sin embargo, también deberíamos tener en cuenta que, por ejemplo, en materia de medio ambiente, sólo hay dos o, tal vez, tres funcionarios para los diez nuevos Estados miembros; por lo tanto, está claro que hay un problema de recursos humanos.

Por último, la cuestión del papel del Parlamento. Estamos manteniendo un debate interno sobre varias formas de hacer que nuestro papel de colegisladores sea más eficaz, mediante el control de la aplicación de las directivas aprobadas. En mi opinión, hay dos cosas que deberíamos hacer sin falta. La primera es, sin duda, adoptar una decisión política, con el propósito de reforzar el papel de la Comisión de Peticiones, que, como bien ha dicho la señora Wallis, constituye nuestra ventana al mundo. En segundo lugar, deberíamos organizar reuniones sobre la aplicación de forma sistemática, si bien requerirán la colaboración abierta de la Comisión. Porque, si organizamos reuniones para debatir la aplicación de las directivas, y el funcionario de la Comisión que asista permanece en silencio o hace comentarios de escaso interés —quizá porque no pueda decirnos lo que realmente queremos saber—, esta práctica carecerá de sentido.

Bueno, muchas gracias; sin duda, volveremos a hablar de este asunto.

 
  
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  El Presidente. − Se cierra el debate.

La votación tendrá lugar mañana a mediodía.

 

9. Kosovo (debate)
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  El Presidente. − El punto siguiente del orden del día por cierto también es tremendamente importante y actual. Se trata de las declaraciones del Consejo y de la Comisión sobre Kosovo.

 
  
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  Dimitrij Rupel, Presidente en ejercicio del Consejo. Señor Presidente, señoras y señores, pensándolo bien, y pasando por alto algunos detalles, he de admitir que tanto mi generación como los colegas más jóvenes hemos tenido bastante suerte. Nos ha tocado vivir la mayor parte de nuestras vidas —quizá la mejor parte— en una época llena de oportunidades. Esa época comenzó en 1975, con el Acta final de Helsinki, cuyas consecuencias se hicieron notar, sobre todo, en Europa oriental y central, donde tanto el muro de Berlín como el sistema comunista se vinieron abajo en 1989. Se abrió un nuevo horizonte por encima del muro derribado y al otro lado de las puertas abiertas del ala occidental de la comunidad euroatlántica. Ante nuestros ojos, apareció el amplio, resplandeciente y dinámico panorama de una Europa unida y libre, representada simbólica y hermosamente por el inmenso edificio del Parlamento Europeo. De joven, nunca podría haberme imaginado que llegaría a hablar en él.

En Eslovenia, los ochenta y los primeros años de los noventa se denominan la primavera eslovena. Por desgracia, justo al principio de la apertura democrática, sobrevino la crisis yugoslava, que amenazó con interrumpir el desarrollo democrático e hizo que los pueblos de los Balcanes Occidentales se quedaran muy rezagados.

La mayoría de los países de Europa oriental y central, es decir, los diez nuevos miembros de la Unión Europea, se han enfrentado al desafío histórico, mientras que, en los Balcanes, el tiempo se ha detenido. Entre las difíciles tareas del Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores (AGEX), del que soy Presidente, se cuenta la de llevar a la práctica la perspectiva europea de los Balcanes Occidentales. Esto significa que debe conseguir que países como Croacia, la Antigua República Yugoslava de Macedonia, Serbia, Montenegro, Bosnia y Herzegovina, Kosovo y Albania participen en el sistema de adhesiones, candidaturas y acuerdos europeos.

La crisis yugoslava tendrá que llegar a su fin. Las puertas están abiertas, y el muro ya no existe. La Unión Europea anunció en el Programa de Salónica que los países de los Balcanes Occidentales, tarde o temprano, pasarían a ser miembros de la Unión Europea. Ha llegado la hora de recordar los compromisos adquiridos. Debemos procurar iniciar las negociaciones de adhesión a la Unión Europea con la Antigua República Yugoslava de Macedonia. Serbia debe liberarse del lastre del pasado, de los horrores y las sombras del régimen de Milosevic. Milosevic fue responsable de que los Balcanes Occidentales llegaran a un punto muerto. Y no debemos olvidarnos de Albania, Bosnia y Herzegovina, Montenegro y Kosovo.

El Foro UE-Balcanes Occidentales que tendrá lugar en Eslovenia a finales de marzo revestirá una gran importancia en este contexto. La Comisión está elaborando, en colaboración con la Presidencia eslovena, una Comunicación especial sobre los Balcanes Occidentales. En el marco del Foro, se considerará asimismo la intensificación de la cooperación regional en varios ámbitos, como el transporte, la protección civil, la investigación y el desarrollo, etc.

Con arreglo a las decisiones adoptadas en enero por el Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores, la Comisión está estudiando, con todos los países de la región, la liberalización del régimen de visados. No debemos subestimar la extraordinaria importancia que la supresión paulatina de visados tendría para esta zona. De todas formas, señor Presidente, desearíamos señalar una extraña paradoja. Antes de 1990, los ciudadanos de la ex Yugoslavia viajaban a la mayoría de los países europeos sin visado. Ahora, en cambio, toda una generación de jóvenes que crecieron después de aquel año —que supuso un punto de inflexión para Europa— necesita visados para viajar.

Señoras y señores, en la reunión de enero del Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores, invitamos unánimemente a Serbia a firmar el acuerdo político que constituía un nuevo paso hacia la adhesión a la Unión Europea. Cuando el europeísta Borís Tadic ganó las elecciones, confiamos en que, después de tantos años de aislamiento y lento desarrollo, Serbia se uniría a nosotros lo antes posible.

La Unión Europea ya ha enviado una Misión de política europea de seguridad y defensa a Kosovo. Sin embargo, la decisión de entablar relaciones con Kosovo depende de cada Estado miembro. Probablemente no discrepemos en las valoraciones fundamentales expresadas en la reunión de diciembre del Consejo Europeo. Lo más importante es tener consideración y respeto por Serbia. La Unión Europea necesita a Serbia, y Serbia la necesita a ella. En mi opinión, el diálogo intercultural no es una mera expresión vacía de significado. Incluso si las negociaciones se estancan, las posibilidades de diálogo no se han agotado. Ha llegado la hora de que los serbios y los albaneses de Kosovo entablen un diálogo práctico, como también deben hacerlo Serbia y Kosovo y Serbia y la Unión Europea.

Llevamos muchos años preocupados por la suerte de Kosovo. Antes Kosovo formaba parte del sistema federal de Yugoslavia, y en 1974 se le otorgó prácticamente el mismo estatuto que a las antiguas repúblicas yugoslavas. Después de que, a finales de los ochenta, Slobodan Milosevic privara a Kosovo de su autonomía, en 1999, lo ocupó militarmente, y así se consumó una tragedia mundial.

El caso de Kosovo es realmente extraordinario, ya que, después de tener que brindarle su protección por razones humanitarias, la comunidad internacional tuvo que gobernarlo durante casi nueve años. Sin embargo, la decisión adoptada el lunes por el Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores no fue fácil. La resolución y la declaración de independencia adoptadas en Pristina eran de esperar. Así nos lo dieron a entender los hechos que se detallan a continuación. Para empezar, se llegó a la conclusión de que tanto la vuelta a la situación anterior como el statu quo existente eran inaceptables. Las partes no hallaron ningún nuevo modelo de estatuto satisfactorio para Kosovo, y saltaba a la vista que las negociaciones seguirían siendo infructuosas. Desde 1999, la administración de Kosovo ha estado en manos de las Naciones Unidas, y, según la Resolución 1244, durante todo ese tiempo, Serbia ha sido incapaz de ejercer su autoridad de forma efectiva. Antes de 1999, la mayor parte de la población kosovar estuvo varios años sometida a una represión sistemática, que se tradujo en una limpieza étnica y en una catástrofe humanitaria.

Señoras y señores, todos estos hechos, reconocidos, en un principio, por todos los miembros del grupo de contacto, incluida la Federación de Rusia, ponen de manifiesto que el de Kosovo es un caso sui generis muy especial; por lo tanto, la validez del principio de soberanía y de integridad territorial no admite duda.

El Consejo lleva un tiempo convencido de que la Unión Europea debe responsabilizarse de Kosovo; una convicción que fue ratificada en la reunión de febrero del AGEX, mediante la decisión que todos conocemos. En lugar de la desunión que todo el mundo esperaba, se impuso la unidad. Tras largas negociaciones y prolongados procesos de coordinación, las decisiones se adoptaron por unanimidad.

La Unión Europea es una comunidad interesante y única. Naturalmente, nos unen nuestros intereses y valores comunes, entre los que se cuentan el respeto y la tolerancia por las diferencias; aunque también podríamos decir que nos unen nuestras diferencias. Al final de la reunión celebrada en febrero por el Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores, adoptamos una Posición Común. La principal conclusión de la reunión fue que, con relación al reconocimiento de Kosovo, se esperaba que cada Estado miembro actuase con arreglo a su práctica nacional. Hay quienes habrían esperado que Kosovo fuera reconocido por el conjunto de la Unión Europea, pero eso no es posible, porque la Unión Europea no es un Estado.

La Unión Europea ha adoptado la Posición Común sobre los acontecimientos de Kosovo y de los Balcanes Occidentales. En primer lugar, la Unión Europea observa que Kosovo ha adoptado una resolución de independencia. En segundo lugar, la Unión Europea constata que, al adoptar la resolución, Kosovo se compromete a cumplir los principios democráticos, incluida la protección de la minoría serbia y su patrimonio cultural. En tercer lugar, la Unión Europea reitera su compromiso con la misión internacional enviada a Kosovo, así como su voluntad de desempeñar un papel destacado en la región. En cuarto lugar, la Unión Europea reafirma su compromiso con la perspectiva europea de los Balcanes Occidentales. En quinto lugar, la Unión Europea elaborará medidas económicas específicas para toda la región. Y en sexto lugar, si bien la Unión Europea es muy consciente de los principios de la comunidad internacional, considera que dichos principios no se ven cuestionados en el caso de Kosovo, puesto que se trata de un caso sui generis.

Naturalmente, los serbios y su patrimonio y su cultura también forman parte de Kosovo, y desearía señalar que son un componente especialmente valioso de la cultura europea.

Muchos pueblos europeos, incluido el esloveno, al que represento, tienen importantes monumentos a su cultura y a su patrimonio étnico fuera del territorio actual de su Estado. En la Europa contemporánea, este hecho no supone un obstáculo, sino un elemento de unión, y lo mismo sucede en el caso de los grupos étnicos minoritarios.

En nuestra opinión, lo fundamental es que la respuesta de Serbia a la declaración y al reconocimiento de la independencia de Kosovo no sea cerrarle las puertas a la Unión Europea. Insisto en que el asunto de Kosovo y el de la integración europea de Serbia son dos cuestiones distintas. Serbia no debe establecer un vínculo entre ellas. A este respecto, nos cuesta mucho entender la oposición de Serbia a la Unión Europea, y, concretamente, a su misión en Kosovo, teniendo en cuenta que la misión en cuestión beneficia, fundamentalmente, a la población serbia de Kosovo.

Para terminar, la Unión Europea es una de las organizaciones de establecimiento de la paz de más éxito del mundo. Los pueblos y los países de Europa están unidos y son solidarios en su defensa de la paz y de una vida mejor. Esta actitud también radica en la tolerancia y la generosidad, así como, sobre todo, en la comprensión y la compasión cuando los demás están en dificultades.

Señoras y señores, con la decisión a la que acabo de referirme, la Unión Europea no sólo ha tendido la mano a Serbia, sino también a Kosovo.

 
  
  

OCUPA LA PRESIDENCIA: Mario MAURO
Vicepresidente

 
  
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  Olli Rehn, Miembro de la Comisión. − Señor Presidente, tengo presente nuestra magnífica colaboración en los Balcanes Occidentales, y desearía darle las gracias por la oportunidad de informar al Parlamento del punto vista de la Comisión en relación con el proceso de determinación del estatuto de Kosovo.

El domingo pasado, la Asamblea de Kosovo declaró la independencia en un clima solemne. En su declaración, Kosovo se comprometía a un respeto absoluto de amplios derechos de los serbokosovares, especialmente con relación a la autonomía local en materia de educación, cultura y sanidad, de conformidad con la exhaustiva propuesta presentada por el enviado especial de las Naciones Unidas, Martti Ahtisaari.

En Kosovo, el acontecimiento se celebró con alegría y con responsabilidad. No obstante, se han cometido actos de violencia tanto en Belgrado como en el norte de Kosovo. Condenamos el uso de violencia e instamos a todos los líderes y ciudadanos de la región a que mantengan la calma, la paz y la estabilidad.

Como bien explicó el lunes el señor Rupel, Ministro de Asuntos Exteriores, los Ministros de Asuntos Exteriores de la UE han dado una respuesta unánime a los acontecimientos. La unidad europea es fundamental para que la Unión Europea pueda llevar a buen puerto el proceso de estabilización de los Balcanes Occidentales y ayudar a llevar a término el proceso relativo al estatuto de Kosovo.

Tras el fracaso de las largas conversaciones mantenidas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la Unión Europea se ha visto obligada a llevar a término el proceso. La Unión ya ha adoptado las decisiones esenciales para enviar una Misión PESD por el Estado de Derecho en Kosovo.

El lunes, el Consejo ofreció asimismo una plataforma para abordar la cuestión del reconocimiento. Cada Estado miembro de la UE decidirá individualmente si entablará relaciones con Kosovo, con arreglo a sus procedimientos nacionales. Algunos Estados miembros ya han optado por el reconocimiento de Kosovo. Confío en que la mayoría de los que quedan sigan su ejemplo cuando estimen oportuno hacerlo.

El Consejo reiteró acertadamente la adhesión de la UE a los principios de la Carta de las Naciones Unidas y a los del Acta final de Helsinki de la CSCE, así como a todas las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Señaló que, en vista del conflicto de los noventa y el largo período de la administración internacional, el caso de Kosovo constituye un caso sui generis, en el que los citados principios no se ven cuestionados. La Comisión comparte plenamente esta opinión.

En consonancia con las conclusiones alcanzadas el lunes por el Consejo, la Comisión está dispuesta a brindar todo su apoyo a los esfuerzos realizados por la UE en Kosovo. En estos momentos, la unidad europea también ha de manifestarse entre las Instituciones.

La Comisión utilizará instrumentos comunitarios para apoyar la consolidación institucional en Kosovo e impulsar su desarrollo político y económico. El 5 de marzo propondremos medidas concretas para toda la región a fin de potenciar sus aspiraciones europeas.

En Kosovo, el desarrollo es necesario en muchos ámbitos, y, juntos, debemos esforzarnos por ayudar a Kosovo a ayudarse a sí mismo, a valerse por sí mismo lo antes posible. En este contexto, la Comisión está organizando una conferencia de donantes, que debería mitigar las dificultades financieras relativas a Kosovo más apremiantes. Espero que la conferencia tenga lugar antes del verano.

Sé que Serbia está atravesando un momento difícil, y soy plenamente consciente de la importancia histórica que Kosovo reviste para el pueblo serbio. Sin embargo, creo que ha llegado la hora de pasar página y centrarse en el futuro, y el futuro de Serbia está en Europa. Serbia y toda la región de los Balcanes Occidentales tienen una perspectiva europea, con el objetivo final de la adhesión a la UE. Esa perspectiva europea es lo que mantiene a los países de la región en el camino de la paz y el reformismo, algo sumamente importante en estos momentos tan delicados y difíciles.

Por último, desearía volver a expresar mi agradecimiento por el firme apoyo que el Parlamento Europeo ha brindado a la perspectiva europea de los Balcanes Occidentales. Contamos con su apoyo permanente, a fin de que los ciudadanos de la región puedan cumplir su deseo de llegar a formar parte de la Unión Europea.

(Aplausos)

 
  
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  Doris Pack, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (DE) Señor Presidente, Presidente en ejercicio del Consejo, Comisario, Kosovo ha declarado la independencia y ahora es un Estado. Todo el que haya sido testigo de la situación de Kosovo entre 1989 y 1999 debía de saber que esa independencia era inevitable. El difunto Ibrahim Rugova, Presidente pacifista durante muchos años y ganador del Premio Sájarov, estaría encantado con la noticia. Lamentablemente, no se ha podido negociar una solución, aunque estoy segura de que a todos nosotros nos habría gustado formar parte de una. La solución actual recuerda una versión modificada del aforismo de Churchill: esta sería la peor opción, si no fuera por todas las demás.

El domingo observaba, entre sonrisas y lágrimas, el desarrollo de los acontecimientos de Pristina. Entre sonrisas, porque, en mi opinión, ésta era la única manera de salir del punto muerto al que se había llegado, y entre lágrimas, porque no me cabe la menor duda de que se nos plantean unos problemas nada fáciles de resolver.

Así y todo, la UE se ha mostrado firme, a pesar de que la prensa ha pintado frecuentemente un panorama de desunión. La decisión de poner en marcha la EULEX Kosovo se adoptó por unanimidad. No se trata de un ataque contra Serbia, sino de una misión, necesaria incluso para los serbios de Kosovo, ya que controlará de cerca la aplicación del Plan Ahtisaari, que fue aprobado en la primavera de 2007 por mayoría de dos tercios de los votos emitidos en el Parlamento. Este Plan garantiza unos derechos amplísimos a la minoría serbia, así como el respeto de las fronteras y el Estado de Derecho y, por tanto, la protección de otras minorías.

Los políticos de Kosovo han de constituir su Estado con buen criterio y determinación. La lucha contra el desempleo sólo puede ganarse en el marco de un Estado de Derecho operativo. La adopción de medidas radicales a fin de combatir la delincuencia también es una prioridad esencial. La misión de la UE les brindará todo el apoyo que sea posible en este sentido. En Kosovo hay muchos jóvenes instruidos que estarán encantados de contribuir a la formación del nuevo Estado.

El caso de Kosovo no sienta un precedente, porque es único. Su constitución en Estado no es sino la culminación del declive de Yugoslavia, que se inició en Kosovo, por culpa de Milosevic, en 1989. Por lo tanto, lamento que Milosevic no viviera para verlo, pero sus sucesores democráticos han de cargar con este pesado legado. Esperamos que los políticos serbios no pierdan la calma y que, a partir de ahora, se dediquen en cuerpo y alma a conducir a Serbia a la adhesión a la UE.

(Aplausos de la derecha)

 
  
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  Jan Marinus Wiersma, en nombre del Grupo del PSE. – (NL) Señor Presidente, como bien entenderá el Parlamento, en el seno de nuestro Grupo también se ha mantenido un profundo debate sobre la situación actual relativa a Kosovo. La principal conclusión del debate fue que, si bien debemos asumir la realidad, no hay ningún motivo de celebración, puesto que ahora nos enfrentamos a una situación sumamente complicada, sobre todo, en vista de la respuesta de Serbia. No obstante, después de lo sucedido bajo el régimen de Milosevic, y tras años de negociaciones para dar con una solución, los recientes acontecimientos eran inevitables.

Nos gustaría centrarnos, en particular, en el papel de la Unión Europea. Como bien han señalado tanto el señor Rupel como el Comisario Rehn, el reconocimiento de Kosovo depende de los Estados miembros. No obstante, debemos actuar. Nosotros también somos responsables de la estabilidad de la región, así como de la de Kosovo; de modo que nuestro Grupo brinda su apoyo político a la Misión PESD, a la que la Unión acaba de dar luz verde. Naturalmente, también necesitamos que las autoridades de Kosovo lleven a la práctica las propuestas de Ahtisaari, que apuesten sin reservas por un Estado multiétnico y que ofrezcan suficientes garantías a los serbios residentes en Kosovo.

Por último, en cuanto a la cuestión de la propia Serbia, no cabe duda de que se trata de una situación incómoda para todos. Acabamos de tener la oportunidad de escuchar, en la Comisión de Asuntos Exteriores, al Ministro de Asuntos Exteriores de Serbia, quien ha dado una dura respuesta a los acontecimientos, en la que ha arremetido contra Europa, y, en especial, contra los países que han optado por el reconocimiento de Kosovo. Tengo otra pregunta: ¿qué podemos hacer para evitar el aislamiento de Serbia —tanto por su parte como por parte de los demás— con respecto a esta situación? Su respuesta me ha parecido descorazonadora: su intervención se ha centrado exclusivamente en el asunto de Kosovo. Creo, no obstante, que debemos proseguir con nuestros denodados esfuerzos por brindar a Serbia una perspectiva europea, por el bien de su pueblo, que vaya acompañada de una oferta concreta relacionada, por ejemplo, con la facilitación de visados y con una mayor liberalización del régimen de visados. También debemos prestar una atención especial a la generación de jóvenes que recientemente se ha manifestado a favor de una transición a la Unión Europea, a favor de un futuro europeo. Felicito al Gobierno serbio por haberse comprometido reiteradamente a no hacer uso de la violencia. Supongo que tampoco impondrá ninguna sanción económica a Kosovo. Lo que podemos hacer, y lo que el Parlamente Europeo debe hacer, es continuar apostando por una perspectiva europea para toda la región y aplicársela también a Serbia.

 
  
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  Annemie Neyts-Uyttebroeck, en nombre del Grupo ALDE. – (NL) Señor Presidente, Presidente en ejercicio del Consejo, Comisario, todo país que se forme al separarse de un país existente estará vulnerando la integridad territorial del país original y alterando unilateralmente el ordenamiento jurídico internacional. Mi país es un ejemplo de ello, puesto que surgió en 1830, al separarse del Estado constituido por el Congreso de Viena en 1815. La existencia de Bélgica fue reconocida enseguida por la Conferencia de Londres, en la que participaron el Reino Unido, Prusia, Rusia, Austria y Francia; los Países Bajos, en cambio, —el Estado del que se había separado— no optaron por el reconocimiento de Bélgica hasta nueve años más tarde.

Me gustaría haberle dicho esto al Ministro de Asuntos Exteriores de Serbia, si hubiera querido escucharlo. Sin embargo, no ha sido el caso, ya que se ha limitado a repetir hasta la saciedad la consabida posición serbia, sin tener en cuenta lo más mínimo que existen otros puntos de vista. El único aspecto tranquilizador ha sido su claridad respecto al hecho de que Serbia no haría uso de ningún tipo de violencia, chantaje o intimidación.

Ahora debemos preocuparnos por el futuro, el futuro de Serbia, el de Kosovo y el de toda la región. La Unión Europea se ha gastado en Kosovo 3 000 millones de euros hasta la fecha. En los próximos dieciséis meses, se destinarán otros 200 millones de euros, aunque no serán suficientes.

En cuanto a Serbia y a los demás países de los Balcanes Occidentales, debemos acometer urgentemente la facilitación de visados, a fin de que se puedan normalizar las relaciones entre los ciudadanos de esos países y los de los nuestros.

 
  
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  Konrad Szymański, en nombre del Grupo UEN. – (PL) Señor Presidente, al reconocer la independencia de Kosovo, hemos asumido una enorme responsabilidad; la responsabilidad del mantenimiento de la paz y la creación de instituciones sólidas en Kosovo. No podría darse ningún caso que provocara la retirada inmediata de las fuerzas internacionales. Cualquiera de las soluciones, tanto la de dejar a Kosovo en Serbia como la de apoyar su independencia, supone un riesgo de conflicto y de tensiones étnicas.

Sin embargo, los serbios han de comprender que es imposible volver a la situación anterior a 1999. Los intentos de desestabilización no hacen sino redundar en su perjuicio. Serbia sólo tiene un modo de conseguir que se apoyen sus pretensiones en el ámbito de los derechos culturales y sociales: mediante una cooperación constructiva en la región. El fracaso de la independencia de Kosovo supondría el restablecimiento de la idea de una Gran Albania, así como una guerra inevitable; una guerra que derivaría en un desastre político que afectaría, sobre todo, a Serbia. Por eso, ese Estado tiene la responsabilidad de evitar que se llegue a semejante situación y contribuir a la estabilización de la región.

 
  
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  Joost Lagendijk, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (NL) Señor Presidente, me complace haber estado en Pristina el domingo pasado, cuando se proclamó la independencia con una gran solemnidad. Lo que allí sucedió el domingo pasado no es sino la consecuencia inevitable de los acontecimientos de 1998-1999, cuando más de 10 000 kosovares fueron asesinados y cientos de miles de ellos se vieron obligados a huir. ¿Podía Pristina haber vuelto a ser gobernada por Belgrado? No. ¿Podía seguir arreglándoselas a duras penas, después de nueve años de una administración cada vez más ilegítima e ineficaz por parte de las Naciones Unidas? No. ¿Habría sido mejor que Pristina y Belgrado hubieran alcanzado un compromiso negociado? Sí. ¿Habría sido preferible que el Consejo de Seguridad hubiera dado su aprobación? Sí. ¿Se ha intentado? Sí. ¿Había alguna posibilidad de éxito? No, sobre todo por la oposición rusa.

Espero sinceramente que, después de la euforia de los últimos días, los kosovares asuman inmediatamente su responsabilidad, ya que ahora son ellos quienes están al mando. En cuanto las Naciones Unidas se hayan retirado y la misión de la UE se haya instalado, los kosovares deberán demostrar que las buenas relaciones con las minorías no existen sólo sobre el papel y que están en condiciones de salvar la economía. Si bien es cierto que las opiniones sobre la cuestión del reconocimiento ahora están divididas en la UE, esta situación durará algunos meses más y luego tocará a su fin. En lo que todos los Estados miembros son unánimes es en el convencimiento de que el futuro de Kosovo reside en la UE. No obstante, el ritmo del acercamiento de Kosovo a la UE también dependerá de la posición de Serbia.

Acabamos de presenciar, en la Comisión de Asuntos Exteriores, el enfado de Serbia y el del Ministro de Asuntos Exteriores, así como la actitud agresiva de éste. Eso tardará un tiempo en cambiar, y, francamente, puedo entenderlo, siempre y cuando siga tratándose de una oposición pacífica. Cuando el enfado se haya pasado, confío sinceramente en que se imponga el sentido común. Es cierto que la secesión de Kosovo era inevitable; tan cierto como que el futuro de Serbia reside indefectiblemente en la Unión Europea. Para hacer realidad este reto, a veces es necesario superarse a uno mismo. Les deseo a los kosovares y a los serbios mucho valor para lograrlo.

 
  
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  Francis Wurtz, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (FR) Señor Presidente, es difícil que no cunda la preocupación por las responsabilidades que la Unión Europea y sus Estados miembros han asumido en el asunto de Kosovo.

Para empezar, en principio, la UE aspira a contribuir a una mejora de la gobernanza mundial. Sin embargo, animados por ella, algunos Estados miembros han mermado o están a punto de mermar la futura credibilidad del Derecho internacional, apoyando la declaración de independencia unilateral de una provincia de un Estado soberano, miembro de las Naciones Unidas. Se diga lo que se diga sobre su condición de caso sui generis —puesto que no ha sido decretado—, los principales poderes de la UE están poniendo las relaciones de poder por encima de la ley, y, al hacerlo, han abierto la caja de Pandora. Es un asunto grave.

Para continuar, hay un grave riesgo de que este reconocimiento unilateral vaya en contra de los objetivos establecidos por la UE en relación con los Balcanes. Avivará el nacionalismo, en lugar de apagar su fuego. Además, la UE ha perdido el apoyo del pueblo serbio, sin el que resulta imposible aplicar ninguna política regional en esa zona de Europa. De hecho, no estoy hablando de quienes desearían que volviera Milosevic, sino de aquéllos que estaban en su contra y ahora son mayoría. En cuanto a los propios albanokosovares, ¿podrá la UE cumplir las expectativas que ha alimentado? Es conveniente que nos planteemos esa pregunta, de la que se deriva el tercer motivo de inquietud, llegados a este tercer día de júbilo en Kosovo.

El nuevo desafío que acaba de asumir la Unión Europea es tremendo. Aquí estamos, en primera línea, camino de un nuevo protectorado, a pesar de que no se ha llevado a cabo ningún análisis satisfactorio de los motivos del fracaso del protectorado anterior. El producto interior bruto de Kosovo es equivalente al de Ruanda; la mitad de su población está desempleada; hay más de 200 000 refugiados y desplazados, y se observa una creciente violencia contra las minorías, a pesar de los 2 000 millones de euros recibidos en concepto de ayuda internacional y de la presencia de 17 000 soldados de la OTAN. La EULEX Kosovo no podrá resolver todos esos problemas.

¿Qué perspectivas, amplias y duraderas, puede ofrecer la Unión Europea a los kosovares y a los demás pueblos de los Balcanes? ¿Una perspectiva de estabilización de la situación de la región, que no resulte en la desestabilización de la de otro lugar? ¿Una perspectiva de adhesión? ¿En qué plazo? ¿Con qué condiciones? ¿Con qué probabilidades de cumplir el requisito de la unanimidad de los 27 Estados miembros? No se sabe.

Sin lugar a dudas, mi Grupo no puede sumarse al triunfalismo a corto plazo de los principales líderes europeos.

(Aplausos)

 
  
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  Bastiaan Belder, en nombre del Grupo IND/DEM. – (NL) Señor Presidente, el Representante Especial de la UE en Kosovo y futuro Representante Civil Internacional, mi conciudadano Pieter Feith, ha concedido a la prensa neerlandesa una entrevista brillante sobre la complicada labor que le espera en Kosovo Polje.

Sin embargo, hay una parte de la entrevista que me desconcierta. A la sencilla pregunta de cuál de los agentes externos está al mando en Kosovo —el ex general Yves de Kermabon, quien dirigirá la Misión de la Unión Europea por el Estado de Derecho en Kosovo, o él mismo—, el señor Feith contestaba que, en cuestiones de política, él es quien asesora al comandante francés. Teniendo en cuenta que el Consejo, a su vez, está por encima del señor Feith, me gustaría preguntarle al señor Rupel, miembro de dicha Institución, cómo se están tomando exactamente las decisiones en Kosovo. ¿En qué situación se encuentran las relaciones de poder internacionales? Todo esto es muy importante de cara al futuro.

Para concluir, me gustaría citar las inquietantes palabras de un policía de Kosovo: «Los serbios y los albaneses se las han arreglado para ponerse de acuerdo en el ámbito delictivo. Las mafias serbias y albanesas llevan años colaborando eficazmente.» Espero sinceramente que la misión europea en Kosovo sirva para que esta colaboración inmoral entre serbios y albaneses desaparezca en beneficio de una convivencia interétnica digna, ya que eso es lo único que abrirá la puerta al futuro europeo que, de buena gana, le deseamos a Kosovo.

 
  
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  Slavi Binev (NI).(BG) Señor Presidente, Señorías, los diputados al Parlamento Europeo de Ataka, a saber, Dimitar Stoyanov, Desislav Chukolov y yo mismo, manifestamos nuestro rotundo desacuerdo con la independencia de Kosovo, proclamada el 17 de febrero de 2008. Ese acto secesionista unilateral sienta un precedente inadmisible en el ámbito de las relaciones internacionales. Como diputados al Parlamento Europeo, creemos que la Asamblea Regional de Kosovo no tiene facultades para adoptar un acto de independencia y, por tanto, consideramos ilegítimo este Gobierno separatista, formado por auténticos traficantes de droga y criminales de guerra.

El reconocimiento de la independencia de Kosovo por parte de los Estados miembros o por parte del conjunto de la Unión Europea equivaldría a una amnistía para los líderes de los terroristas albaneses, responsables de la limpieza étnica a la que todas las comunidades no albanesas de la región han sido sometidas durante los últimos años. Expresamos nuestra más profunda indignación por el hecho de que la limpieza étnica y la destrucción de cientos de iglesias ortodoxas medievales de Metochia, Kosovo, se hayan llevado a cabo ante los ojos de las fuerzas de seguridad internacionales de la OTAN y de las Naciones Unidas. Teniendo en cuenta los delitos que se han cometido, rechazamos firmemente la constitución artificial de un nuevo Estado musulmán, cuyo único propósito es servir de trampolín para el tráfico de armas, drogas y personas hacia Europa occidental.

Como representantes del pueblo búlgaro en la Unión Europea, instamos a sus Instituciones a que no opten por el reconocimiento de Kosovo como Estado independiente y se atengan a las resoluciones adoptadas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. También instamos al Consejo de Seguridad a que tome medidas drásticas para preservar el statu quo y erradicar las tendencias secesionistas en nombre de la estabilidad política de la Península Balcánica.

 
  
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  José Ignacio Salafranca Sánchez-Neyra (PPE-DE).(ES) Señor Presidente, la reunión del Consejo de Ministros del pasado 18 de febrero no pasará a los anales de la Unión como una fecha particularmente gloriosa. En vez de buscar una solución entre 27 se ha remitido la patata caliente del reconocimiento al ámbito de decisión de los Estados miembros.

No deja de ser frustrante que, cada vez que tenemos que tomar una decisión sobre un tema sensible en el corazón de nuestro continente y que afecta a principios importantes como el de la intangibilidad de las fronteras, no seamos capaces de hablar con una sola voz. Y para complicar las cosas, las conclusiones del Consejo remiten a la legalidad internacional.

Es cierto que este Parlamento, como otras instancias de la Unión, aprobó el plan Ahtisaari, pero no como un cheque en blanco, sino en el entendimiento de que ese plan contaría con la aprobación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Evidentemente, no ha sido así y hay que extraer varias conclusiones. La primera es que se ha dicho que este caso no sentará un precedente, que es un caso sui generis, como nos ha recordado el señor Wurtz en su intervención.

Tenemos que plantearnos si somos o no una Comunidad de Derecho. Y no es posible ser una Comunidad de Derecho a la carta. Es evidente que este caso va a sentar un precedente y, cuando uno se salta a la torera la legalidad internacional, no es gratis y desgraciadamente habrá consecuencias.

En segundo lugar, señor Presidente, ¿hasta cuándo vamos a estar conviviendo con un Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en el que existe un anacrónico derecho de veto por parte de los vencedores de la Segunda Guerra Mundial, plasmado en la Carta de San Francisco en el año 1945? Así no se puede construir un orden internacional ni se puede desarrollar un multilateralismo justo y eficaz.

Y en tercer lugar, señor Presidente, o la Unión Europea aprende de una vez por todas que la unión es nuestra fuerza y la fragmentación nuestra debilidad o tendremos que renunciar a nuestra vocación de liderazgo internacional en este mundo globalizado y limitarnos a ser lo que decía el semanario The Economist: la región más próspera, eso sí, del Tercer Mundo en el siglo XXI.

 
  
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  Hannes Swoboda (PSE).(DE) Señor Presidente, Presidente en ejercicio del Consejo, Comisario, señoras y señores, entiendo la alegría y el júbilo de los albanokosovares por la libertad y la independencia alcanzadas. No obstante, también entiendo el dolor y la consternación de muchos serbios de Kosovo y, por supuesto, de la propia Serbia. Lamentablemente, no se ha podido alcanzar ninguna solución de mutuo acuerdo. El régimen de Milosevic no contribuyó a la integración de la población ni al fomento del respeto a los ciudadanos albanokosovares, sino todo lo contrario.

Por lo tanto, celebro la decisión de la Unión Europea de establecer la EULEX Kosovo. Me gustaría aprovechar la ocasión para transmitirle al señor Rupel, Ministro de Asuntos Exteriores, mi más sincero agradecimiento por el modo en que intentó que se llegara a un acuerdo en el seno del Consejo, en el marco de esta difícil situación. Se trata de algo muy positivo, y así debería hacerse constar abiertamente. Sin embargo, toda la ayuda que está por llegar de Europa no servirá de nada si Kosovo no consigue que la mayoría se comprometa a construir una sociedad multiétnica, en el sentido europeo de la palabra.

En los últimos días, he sido testigo de muchos hechos alentadores, como la actitud del Primer Ministro Hashim Thaci, que me animan a confiar en que el concepto de sociedad multiétnica está muy arraigado en la mente de los responsables del país.

Seremos testigos de algunas manifestaciones en los próximos días, que, sobre todo, tendrán lugar en Serbia. Debemos tener paciencia y tender la mano a Serbia. Tenemos que entender que aquí entra en juego una especie de sentimiento de pérdida colectiva, y, sobre todo, deberíamos hacer hincapié en lo que el señor Jeremic ha dicho hoy en la comisión parlamentaria sobre la renuncia a la violencia y a los boicots. No sólo se trata de un aspecto básico, sino también del fundamento de las futuras conversaciones con Serbia. Queremos acompañar a Serbia en el camino a la adhesión a la Unión Europea. No obstante, ésa es una decisión que depende de Belgrado y que a nosotros no nos corresponde tomar por Serbia.

Soy consciente de la situación de Kosovo. Allí conviven muchas personas, y, aunque puede que ahora exista una oposición entre ellas, creo en la posibilidad de que se mantengan unidas y colaboren las unas con las otras. Esta reciprocidad ha de ser el objetivo de nuestras políticas, tanto en el ámbito de la Unión Europea como en el del Parlamento Europeo.

(Aplausos)

 
  
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  Jelko Kacin (ALDE). – (SL) Señor Presidente, Comisario, Ministro, en Kosovo se respira una paz que incluso podría describirse como ejemplar y prometedora, salvo en el norte, donde residen los serbios. Algunos serbios están provocando incendios, y eso no está bien. En la Asamblea de Kosovo tuvo lugar una declaración de independencia solemne, respetuosa con todos los pueblos de la región y con el talante que debería imperar en el futuro. Los ciudadanos de Kosovo se han ganado nuestra confianza; debemos tener fe en ellos, porque están decidiendo sobre su futuro, porque desean sinceramente que su futuro sea pronto un futuro europeo.

Como ponente para Serbia, celebro la considerada conducta de ese país y el hecho de que no haya impuesto sanciones económicas a Kosovo. En este momento tan delicado para Serbia, entiendo, en cierta medida, el discurso duro y amenazador de algunos políticos. No obstante, sus actos deberían ser razonables y reflejar los valores europeos. La independencia de Kosovo debería brindarle acceso a los recursos del Fondo Monetario Internacional, así como a la inversión extranjera para el fomento del desarrollo.

Es importante que se refuercen los lazos comerciales entre Kosovo y Serbia, a fin de potenciar el crecimiento económico y contribuir a la integración europea. Sólo los Estados pueden ser miembros de la Unión Europea, y ahora Kosovo es un Estado.

Ahora los serbios de Kosovo también tienen una perspectiva europea. También Serbia debería proceder, lo antes posible, a renovar e intensificar sus esfuerzos con relación a su perspectiva europea. Ahora los grupos de trabajo estatales han de trabajar con mayor denuedo. Deberían preparar los próximos pasos para el acercamiento de Serbia y el de su economía y sus ciudadanos a la Unión Europea; un acercamiento muy deseado por los ciudadanos. Los ataques a las embajadas de los Estados miembros de la Unión Europea en Belgrado no pueden conducir a la adhesión a la Unión Europea, y no constituyen el deseo de la mayoría de los serbios.

Ahora que los embajadores de Serbia en los países que han optado por el reconocimiento de Kosovo están volviendo a casa temporalmente, sus representantes deberían esforzarse más por explicar las medidas que está tomando Serbia con objeto de formar parte de la Unión Europea. Ya no hay marcha atrás; el único camino hacia el futuro es el camino hacia la Unión Europea.

Para concluir, desearía dirigirme al Ministro Samardžić. Los incendios provocados son delito en todas partes. En la última década, se han incendiado demasiados pueblos de los Balcanes. Los serbios de Kosovo deberían poder participar en las decisiones del nuevo país independiente. Espero que Belgrado formule una invitación clara a la participación; es lo que se merecen tanto los serbios como los albaneses, y es lo que necesita y se merece la Unión Europea.

 
  
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  Hanna Foltyn-Kubicka (UEN).(PL) Señor Presidente, la declaración unilateral de independencia de Kosovo plantea un desafío difícil y cargado de responsabilidad a la comunidad internacional, y, sobre todo, a la Unión Europea. Este acontecimiento ha complicado considerablemente la situación tanto en los Estados miembros como en los Estados con los que la Unión está cooperando y estrechando sus lazos, como, por ejemplo, Ucrania y Georgia. La reciente reunión mantenida ostentosamente por el Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, y los líderes de Abjasia y Osetia del Sur, dos repúblicas rebeldes que se encuentran en territorio georgiano, es una señal de la conducta que podría adoptar el Gobierno ruso. Antes de la declaración de independencia de Kosovo, el Kremlin ya había advertido que consideraría su reconocimiento un precedente aplicable posteriormente a los regímenes separatistas leales a Rusia. Los Balcanes bien podrían considerarse uno de los puntos más candentes del planeta.

La declaración de independencia podría, por tanto, provocar la desestabilización de, por ejemplo, Bosnia y Herzegovina, un Estado del que las provincias pobladas por serbios podrían querer separarse. La situación planteada requiere, por tanto, la adopción de algunas decisiones bien meditadas y responsables por parte de la comunidad internacional, cuyo resultado habrá de ser, en cualquier caso, la paz y la libertad.

 
  
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  Bart Staes (Verts/ALE).(NL) Señor Presidente, la independencia proclamada el domingo pasado por el Parlamento de Kosovo era inevitable y constituye una de las últimas etapas del proceso de desmembramiento de la ex Yugoslavia. Todo el que esté familiarizado con la situación de la zona sabe que, después de veinte años de discriminación y otros nueve años de control por parte de las Naciones Unidas, Kosovo no podía volver a formar parte de Serbia. En este contexto, la proclamación de independencia es un proceso bastante normal. Además, tuvo lugar en un ambiente de calma y serenidad, sin sentimentalismos y con un profundo respeto por el Plan Ahtisaari en el Parlamento del país. El Primer Ministro de Kosovo garantizó expresamente a la comunidad internacional que brindaría una protección y un respeto absolutos a los grupos minoritarios. A propósito, me gustaría recordarles a sus Señorías que todos los grupos minoritarios de Kosovo apoyan activamente la independencia. Los serbios, con su intransigencia y su orgullo herido, son los únicos que no están a favor. En este sentido, el Ministro de Asuntos Exteriores de Serbia tuvo un discurso bastante desafortunado.

Sin embargo, ello no es óbice para que tanto el futuro de Serbia como el de Kosovo continúen estando en la Unión Europea. Estoy deseando que ese futuro se haga realidad.

 
  
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  Athanasios Pafilis (GUE/NGL).(EL) Señor Presidente, la invocación del Derecho internacional, los principios de las Naciones Unidas y el Acta final de Helsinki por parte del Consejo y de la Comisión resulta realmente irónica y provocadora. El reconocimiento actual de la independencia de Kosovo por parte del Consejo y de la Comisión supone una vulneración de todo ello y de la Resolución 1244 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, de 1999, de la que se desprende que Kosovo forma parte del territorio serbio.

Se trata de una redefinición flagrante de las fronteras, impuesta y orquestada por los Estados Unidos, con la colaboración de la propia UE. Basta ya de tanta hipocresía. Ya llevan dos años debatiendo sobre la independencia de Kosovo y sobre el envío de tropas por parte de la UE con objeto de salvaguardar sus intereses en la región.

Creemos que se trata de una situación sumamente grave. Provocará nuevas tensiones y desestabilizaciones a corto plazo en los Balcanes y, a largo plazo, en el resto del mundo, ya que sentará un nuevo precedente. Todo el mundo sabe que ustedes siguen el dogma imperialista de «divide y vencerás»: tienen previsto dividir numerosos países de todo el mundo para poder controlarlos.

Opinamos que los pueblos de los Balcanes y los habitantes de Kosovo de origen albanés también sufrirán las consecuencias de los conflictos entre los Estados Unidos, la UE y Rusia.

De ahí nuestra oposición. En nuestra opinión, los Gobiernos no deberían reconocer este «Estado», que, en el futuro, será un protectorado, y creemos que los pueblos de los Balcanes y de Europa no deberían permitirlo.

 
  
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  Georgios Georgiou (IND/DEM).(EL) Señor Presidente, siempre que la balanza de la ley se inclina a favor de la ley del más fuerte, el resultado es el sufrimiento.

Kosovo es el único lugar en que los acontecimientos se han precipitado a la velocidad de un rayo. En cuarenta años de diplomacia, nunca había visto tanta presteza en un proceso de proclamación de independencia ni tampoco en su reconocimiento por parte de algunos Estados europeos.

Sin embargo, no han optado por el reconocimiento de Kosovo, sino por abrir la caja de Pandora. Yo, por lo menos, nunca me había encontrado con una situación tan peculiar. El de Kosovo no es, de por sí, un caso sui generis; el establecimiento de una base militar en Kosovo, en cambio, sí que lo es.

En cualquier caso, creo que hemos perdido el norte. En esta Cámara, ante los diputados al Parlamento Europeo que, actualmente, representan no sólo a los Gobiernos democráticos europeos y a los partidos democráticos, sino también el sentimiento democrático, he oído decir que hemos intervenido para solucionar el problema que el señor Ahtisaari no pudo resolver. ¿Qué somos? ¿Acaso somos un órgano de apelación? ¿Es este Parlamento un tribunal de apelación?

Señor Presidente, en lugar de preocuparnos por lo que sucederá en Kosovo el día de mañana, sería preferible que pensáramos en lo que pasará cuando el estatuto de las Naciones Unidas se viola de un modo tan insultante y despectivo.

 
  
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  Jana Bobošíková (NI).(CS) Estoy convencida de que ya no es cuestión de si optar o no por el reconocimiento de Kosovo, sino de cómo mantener la estabilidad política y la seguridad en una región dominada por el odio étnico y el miedo y con una tasa de desempleo del 40 %.

Paradójicamente, la independencia de Kosovo llega en un momento en que los países europeos tienden a la federalización política. La situación de los Balcanes, en cambio, pone de manifiesto que la política de la UE no ofrece ninguna solución que evite la división del Estado y, al mismo tiempo, garantice la convivencia pacífica de todas las entidades étnicas y religiosas.

En este contexto, el hecho de que éste sea el Año europeo del diálogo intercultural casi parece una broma.

Señoras y señores, hace unos años, tanto los Estados Unidos como la Unión Europea anunciaron que no reconocerían la independencia de Kosovo. Ahora no sólo lo han hecho los Estados Unidos, sino también muchos países de la UE. Por lo tanto, salta a la vista que existe, y seguirá existiendo, un proceso de redefinición de las entidades nacionales y que no hay ninguna solución universal para este problema, que, además, perjudica y destruye las relaciones con el país original. Dada la coyuntura actual, nuestro único objetivo debería ser evitar que haya un derramamiento de sangre.

 
  
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  Bernd Posselt (PPE-DE).(DE) Señor Presidente, Presidente en ejercicio del Consejo, no puedo evitar rememorar el momento en que Eslovenia declaró su independencia, hace ya 17 años. Entonces el Ministro de Asuntos Exteriores era Dimitrij Rupel. La mayoría de los principales países de las Naciones Unidas y la Unión Europea, así como la mayoría de los Estados miembros, se negaron a reconocer la independencia de Eslovenia en aquel momento. El Ministro de Asuntos Exteriores de un gran Estado miembro manifestó que, si Eslovenia se independizaba, los demás países lo aislarían durante 50 años. Eslovenia es hoy un país reconocido, respetado y próspero y ocupa satisfactoriamente la Presidencia del Consejo de la Unión Europea. Algunos de los argumentos formulados hoy en el Parlamento deberían enfocarse desde una perspectiva histórica.

Me alegro de que Kosovo se haya independizado. Los kosovares por fin tienen su propio Estado libre y democrático, después de décadas de opresión y de haber sido, más recientemente, víctimas de un genocidio al que sólo se pudo poner fin con la ayuda internacional. Insto a Serbia a que comprenda que también se trata de una oportunidad para que el pueblo serbio avance hacia su futuro europeo y se libere del lastre del pasado. Aunque, para ello, ha de renunciar a la violencia. Por lo tanto, el Ministro serbio para Kosovo no puede tolerar que se ataque a los guardias de las Naciones Unidas que vigilan la frontera con Kosovo. No está bien acusar de alta traición a los dirigentes de Kosovo —quienes han sido elegidos democráticamente—, en lugar de tratar de entablar buenas relaciones de vecindad con estas víctimas del genocidio.

No puedo hablar más claro: es inaceptable que el obispo Artemije, de la iglesia ortodoxa serbia, haga un llamamiento a la guerra. Es absolutamente inaceptable. Esto tiene que quedar muy claro: nosotros, la Unión Europea, debemos ayudar a Serbia en su transición a Europa, pero Serbia también ha de poner algo de su parte en la creación de un clima pacífico, positivo y cordial. Tres cuartas partes de los diputados al Parlamento estuvieron y están a favor de la soberanía de Kosovo; de modo que no puede decirse la Unión Europea esté dividida, y me alegro de que estemos abrazando un futuro europeo favorable para toda la región.

(Aplausos)

 
  
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  Csaba Sándor Tabajdi (PSE). – (HU) Señor Presidente, cada vez estaba más claro que era inevitable que Kosovo declarara su independencia controlada. Ahora nuestro cometido principal es asegurarnos de que la situación de Kosovo se resuelva con éxito; garantizar la estabilidad de la región; determinar el papel que le corresponde asumir a la Unión Europea, y crear un protectorado de la UE, aunque ésta no asumirá la función de regente.

Por un lado, entiendo el dolor de los serbios: mi país perdió el 60 % de su territorio después de la Primera Guerra Mundial. Serbia está perdiendo una quinta parte de su territorio, y, para cualquier nación, la pérdida de la cuna de su historia, su Estado y su religión es una auténtica tragedia. Por otro lado, hace mucho que Serbia perdió cualquier derecho moral que pudiera tener sobre Kosovo, puesto que el Gobierno serbio no supo brindar una verdadera patria a la comunidad albanesa residente en Kosovo.

Estamos seguros de que la respuesta diplomática de Serbia no pondrá en peligro la integración del país en la Unión Europea. Tenemos que ayudar a Serbia a superar su pérdida acelerando el proceso de convergencia con la Unión Europea. Es importante ofrecer gestos de buena voluntad y lanzar mensajes positivos; así pues, la UE debe adoptar sin falta un plan de acción concreto, con objeto de eximir de la obligación de visado a Serbia y a los demás países de los Balcanes Occidentales. Tenemos que acelerar la integración de Serbia, sin suavizar de ningún modo los requisitos.

Es comprensible que algunos Estados miembros tengan sus reservas. Opino que las preocupaciones de Chipre y España están justificadas, aunque me desconciertan los reparos manifestados por las élites políticas de Rumanía y Eslovaquia. Nadie está poniendo en entredicho la integración de esos países. Las separaciones y las declaraciones unilaterales no han de servir de precedente de cara al futuro de la Unión Europea. La puesta en práctica del Plan Ahtisaari, en cambio, que establece un régimen seguro para las minorías, podría sentar un precedente positivo para Europa, que se podría aplicar en el futuro en el ámbito de la protección de las minorías. Gracias por su atención.

 
  
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  István Szent-Iványi (ALDE). – (HU) Señor Presidente, Comisario, Ministro de Asuntos Exteriores, la declaración de independencia de Kosovo y nuestro reconocimiento de dicha independencia no son un mal menor, sino las únicas medidas oportunas que podemos tomar, dada la situación actual.

Por desgracia, las negociaciones no han surtido efecto, y los repetidos intentos frustrados de alcanzar un acuerdo sobre el estatuto de Kosovo no han hecho sino desestabilizar aún más la región. La semana pasada se resolvió la situación del único modo posible: mediante la determinación definitiva del estatuto de Kosovo y la aceptación de la independencia de Kosovo.

Celebramos el hecho de que la gran mayoría del Parlamento de Kosovo votara a favor del Plan Ahtisaari. Esperamos que Kosovo lleve a la práctica lo dispuesto en el Plan Ahtisaari, centrándose, sobre todo, en todo lo relativo a la protección de las minorías. El Plan Ahtisaari constituye el régimen más audaz en el ámbito de la protección de las minorías y podría servir de modelo y de ejemplo de buenas prácticas para toda la región; de modo que es fundamental que responsabilicemos a Kosovo de este asunto.

Tanto el futuro de Kosovo como el de Serbia radican en la integración europea. Ahora ambos países lo tienen más fácil. Se han librado de un problema grave y agobiante, que, hasta ahora, había consumido toda la energía creativa de ambos países. De ellos depende aprovechar esta oportunidad. Si lo hacen, la Unión Europea deberá brindarles todo el apoyo posible, especialmente en relación con la exención inmediata de la obligación de visado y la prestación de ayudas económicas.

Es fantástico que la Unión Europea aprobara por unanimidad el mandato de la misión civil en Kosovo. Aunque es más preocupante que los Estados miembros de la Unión Europea no alcanzaran la unanimidad en relación con el reconocimiento de Kosovo. Si la Unión Europea espera que se le tome en serio en el ámbito político internacional, no puede permitirse semejante falta de consenso en relación con unos acontecimientos tan importantes que están teniendo lugar en un país vecino. Por consiguiente, es fundamental que la Unión Europea se pronuncie y actúe al unísono.

Para terminar, les deseo buena suerte a Kosovo y a todos sus ciudadanos.

 
  
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  Mario Borghezio (UEN).(IT) Señor Presidente, señoras y señores, el Presidente Pöttering ha realizado una afirmación histórica al manifestar que la declaración de independencia representa el deseo de los ciudadanos de Kosovo de tomar las riendas de su destino.

La independencia de Kosovo es una aplicación concreta en Europa del principio de autodeterminación de los pueblos recogido en la Carta de las Naciones Unidas. Naturalmente, muchos de nosotros estamos muy preocupados no sólo por la formación del primer Estado islámico de Europa, celebrada por todos los medios de comunicación yihadistas —por ejemplo, el entusiasmado director del canal de televisión vía satélite Al-Arabiya—, sino también por la suerte de la minoría serbia cristiano-ortodoxa, recordada por las sabias palabras del Vaticano.

Sin embargo —y me gustaría hacer hincapié en este punto—, se trata, sin lugar a dudas, de un precedente jurídico y político importante. No tiene sentido negarlo; es fundamental para los pueblos de Europa —desde Córcega hasta Flandes, desde Cerdeña hasta el País Vasco, desde Bretaña hasta Occitania, así como para nuestra Padania, ahora, por desgracia, naciones sin Estado— que aspiran a alcanzar el sueño de la autodeterminación y la libertad. ¡Viva la Europa de los pueblos! ¡Viva Padania libre!

 
  
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  Roberto Musacchio (GUE/NGL).(IT) Señor Presidente, señoras y señores, como siempre que alguien actúa al margen del Derecho internacional, Europa se muestra divida y perdida.

Los actos unilaterales sientan precedentes muy graves, y ya hemos escuchado la opinión del señor Borghezio. La tensión aumenta en un clima agitado y lleno de comparaciones geopolíticas. A Europa le falta unidad, autoridad y transparencia. Incluso hemos leído que el Gobierno que actualmente ocupa la Presidencia del Consejo de la UE y la Administración estadounidense han mantenido reuniones, en las que esta última ha propuesto las directrices que deben seguirse. La impotencia política actual del Parlamento, pese a la celebración del nuevo Tratado, no es casual. La única manera de pasar página es abrazando el Derecho internacional, así como una perspectiva independiente que defienda la integración de todos los Balcanes en Europa y que reconozca los derechos de toda la zona. Espero que no sea demasiado tarde.

 
  
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  Vladimír Železný (IND/DEM). – (CS) El intento de la Unión Europea de presentar el caso de Kosovo como si fuera único no es sino una mera y embarazosa expresión de sus deseos. El caso de Kosovo no sólo sienta un peligroso precedente, sino que ya tenía antecedentes históricos: es un reflejo exacto de la situación que vivieron Checoslovaquia y su minoría alemana en 1930.

Resulta irónico que la historia se repita. Los primeros cuatro países de la UE que anunciaron al unísono que reconocerían la república separatista también fueron los cuatro firmantes del Pacto de Múnich. Entonces, hace ya 80 años, Chamberlain, Daladier, Mussolini y Hitler dividieron Checoslovaquia, y hoy vuelven a ser el Reino Unido, Francia y Alemania los que reconocen la división de Serbia. Están arrancando de Serbia el territorio histórico de Kosovo Polje, donde, en 1389, la nobleza serbia libró una batalla histórica con objeto de detener la incursión de los turcos otomanos en Europa. Allí fue donde nació la identidad serbia, y ahora nosotros, la Unión Europea, estamos transplantando el corazón histórico de Serbia a otro lugar. Defensores del Pacto de Múnich, debería darnos vergüenza.

 
  
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  Sylwester Chruszcz (NI).(PL) Señor Presidente, lo primero que desearía hacer en este debate sobre la provincia serbia de Kosovo es protestar por los actos ilegales de las autoridades albanesas, auspiciados por los Estados Unidos. La respuesta de la Unión Europea y de algunos Estados miembros ante el desmantelamiento del Estado serbio ha sido indignante. La Unión Europea ha brindado su apoyo a los separatistas albaneses y, al mismo tiempo, ha decidido enviar a Kosovo una misión de dudosa legalidad, desde el punto de vista del Derecho internacional, y contraria a la postura de las Naciones Unidas. Me indigna el hecho de que las autoridades de la UE deseen tomar parte en el conflicto de los Balcanes sin tener ningún derecho ni ningún mandato en ese sentido. ¿Con qué derecho vuelve a interferir Bruselas en los asuntos de un Estado soberano y, por si fuera poco, a violar las normas de Derecho internacional?

Lo sucedido el lunes en Bruselas me recuerda la Conferencia de Múnich de 1938. En este caso, la sociedad internacional vuelve a guardar silencio y a permitir que Berlín y Washington vean satisfechos sus intereses. Por primera vez desde 1945, se está vulnerando el Derecho internacional para redefinir las fronteras de Europa por motivos étnicos. Es inevitable que los actos de los separatistas albaneses tengan un efecto dominó y desemboquen en futuros conflictos. No hace falta mucha imaginación para darse cuenta de las repercusiones que la independencia de esta provincia serbia podría tener en otras contiendas étnicas de otras zonas de Europa y del mundo.

 
  
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  Sorin Frunzăverde (PPE-DE). – (RO) Señor Presidente, señoras y señores, después de veinte años de enfrentamientos políticos y militares, veinte años de graves equivocaciones en los Balcanes, nos preguntamos si la solución de Kosovo, a saber, la declaración unilateral de independencia de la provincia de Kosovo, es legal y oportuna.

La solución de Kosovo no es legal ni tampoco oportuna. No es legal, porque no hay ninguna norma de Derecho internacional que justifique la declaración unilateral de independencia de la provincia de Kosovo. Es más, el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas no supo qué contestar cuando, al salir de una conferencia de prensa celebrada recientemente en la Sede de las Naciones Unidas, se le preguntó si la solución era legal o ilegal. Tampoco es oportuna, porque sienta un peligroso precedente, no para los Estados miembros de la Unión Europea ni para Eslovaquia ni Rumanía —unos países con una legislación independiente y moderna en materia de minorías—, sino para Abjasia, Osetia del Sur y, sobre todo, para Transdniéster, donde hay conflictos que llevan enquistados desde que se desató el conflicto de Kosovo. No obstante, también sienta un peligroso precedente para los Balcanes —por ejemplo, para la República Srpska— y para otras regiones de los Balcanes en las que residen minorías, así como también para la Unión Europea.

Suele decirse que los Balcanes tienen más historia de la que pueden asumir. Por lo visto, en esta ocasión, la historia de los Balcanes ha sido más de lo que la propia Unión Europea puede asumir; prueba de ello es la división de opiniones que reina entre nosotros en cuanto al reconocimiento de la independencia de la provincia de Kosovo.

Puedo decirles que Rumanía no reconocerá la independencia de la provincia de Kosovo y que la acción nacional cuenta con el apoyo de la delegación de Rumanía en el Partido Popular Europeo. Señoras y señores, como hemos podido comprobar aquí, en esta Cámara, todos sabemos muy bien qué hacer con respecto a Serbia. Su futuro está, sin duda, en Europa. Sin embargo, no sabemos qué hacer con respecto a Kosovo. Les ruego que me disculpen, pero he de confesarles que el régimen de visados, la liberalización del régimen de visados, no bastará, de por sí, para desarrollar esta región de nuestra Europa.

 
  
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  Kristian Vigenin (PSE). – (BG) Señor Presidente, señor Rupel, señor Rehn, tal vez sea el momento de volver a lamentar que Kosovo y Serbia no llegaran a un acuerdo sobre el estatuto de Kosovo; aunque las negociaciones no podían prolongarse eternamente y ambas partes persistían en sus respectivas posturas contrarias.

También podríamos lamentar que tanto Serbia como el pueblo serbio tengan que pagar hoy el nacionalismo de la Gran Serbia, del que el país ya se está despidiendo, aunque no sin ciertas dificultades. Sin embargo, debemos ser realistas y muy conscientes de que la independencia de Kosovo, si bien no se trata de una independencia propiamente dicha, es un hecho, una realidad que confiere una nueva dimensión a los procesos en curso. Debemos tener en cuenta este hecho, porque, si lo hacemos, las discusiones sobre su reconocimiento tomarán otro cariz.

No podemos evitar pensar en las repercusiones que este acto podría tener en la estabilidad de Europa suroriental, esperemos que sólo a corto plazo. Así y todo, la Unión Europea deberá tomar varias medidas importantes; a saber: contribuir al establecimiento de una estructura administrativa y gubernamental adecuada en Kosovo; acelerar la integración de Serbia mediante la firma inmediata de un Acuerdo de Estabilización y Asociación, y prestar una atención especial a Macedonia, Bosnia y Herzegovina y Montenegro, porque corremos el riesgo de que, al centrarnos en el árbol de Kosovo, no veamos el bosque de la Europa suroriental.

 
  
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  Sarah Ludford (ALDE). – Señor Presidente, estoy de acuerdo con quienes afirman que la independencia de Kosovo era la única opción. La UE se está embarcando en la misión civil de mayor envergadura de su historia, y su éxito es fundamental. Se trata de una situación bastante extraordinaria. Fuera del entorno comunitario, cuesta entender que, aunque no todos los Estados miembros sean partidarios del reconocimiento de Kosovo, todos apoyen la misión EULEX Kosovo. De hecho, España, por ejemplo, está proporcionando recursos humanos a la misión; algo muy típico de la UE, típico de Bruselas. Pero la misión debe tener éxito.

Coincido con el Comisario Rehn en que debemos hacerle entender a Serbia que ha llegado la hora pasar página, y, en ese sentido, comparto la decepción que otros dicen haber sentido esta tarde al escuchar al señor Jeremic, el Ministro de Asuntos Exteriores. Entiendo que se sienta agraviado y víctima de una injusticia, pero hay que seguir adelante, y rápido.

Espero que el Primer Ministro Thaci les deje muy claro a sus compatriotas que la protección de la minoría serbia y de las demás minorías de Kosovo es una cuestión absolutamente prioritaria, puesto que no se tolerará la violencia. En ese sentido, lamento que el Ministro de Asuntos Exteriores serbio no haya condenado los actos de violencia cometidos por los serbios en los últimos años. Si bien ha negado toda motivación e instigación por parte de Serbia, es lamentable que no haya llegado a pronunciar la palabra «condena».

Por último, como ya se ha dicho anteriormente, el desarrollo económico va a ser un factor fundamental. Kosovo tiene una tasa de desempleo del 40 %, y el desempleo también es tremendo en Serbia. Sigamos adelante, hacia una integración rápida en la UE mediante la liberalización del régimen de visados, que espero que se produzca muy pronto.

 
  
  

OCUPA LA PRESIDENCIA: Adam BIELAN
Vicepresidente

 
  
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  Seán Ó Neachtain (UEN). ― (GA) Señor Presidente, acojo con sincera satisfacción el anuncio de la independencia de Kosovo el pasado domingo.

Nueve años han transcurrido desde el terrible bombardeo de Kosovo ordenado por el régimen de Milosevic. El pueblo de Kosovo tiene derecho a su independencia y, de algún modo, los acontecimientos de los últimos nueve años han contribuido al advenimiento de esta independencia. Resulta extremadamente importante que los derechos civiles y políticos de la minoría serbia que aún reside en Kosovo se respeten plenamente.

La Unión Europea deberá apoyar el Gobierno de Kosovo para promover la economía del país, porque el índice de desempleo alcanza ya el 40 % y debe reducirse.

Espero que se trate de un nuevo comienzo para Kosovo y que la Unión Europea se complazca en apoyar la reconstrucción de este nuevo Estado en los años venideros. También espero que se convierta en un ejemplo de los deseos de la Unión Europea de que los pueblos y comunidades vivan en armonía.

 
  
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  Georgios Papastamkos (PPE-DE).(EL) Señor Presidente, la función de la UE no es constituir Estados, sino integrarlos. Las diferencias de opinión en el seno de la UE en relación con el problema de Kosovo constituyen la constatación del fracaso de la PESC. La UE ha puesto el peso político de los Estados miembros por encima de su proceso de consulta interna.

En el artículo 11 del Tratado de la Unión Europea, se establece que la Unión deberá actuar de conformidad con los principios de la Carta de las Naciones Unidas, con los principios del Acta final de Helsinki y con los objetivos de la Carta de París, incluidos los relativos a las fronteras exteriores.

Teniendo en cuenta que la UE es una unión de Derecho, como bien ha señalado el señor Salafranca, ¿cuál es el régimen de responsabilidad jurídica aplicable en el ámbito europeo? Concretamente, ¿con arreglo a qué fundamento jurídico han estado invocando algunos Estados miembros el Derecho internacional para hacer presión para que se opte por el reconocimiento?

En la Resolución 1244 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, de 1999, no hay elementos suficientes que puedan fundamentar su justificación ni su legitimación. Las conclusiones del Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores sobre la condición de caso sui generis de la situación de Kosovo se basan en que se trata de un caso sin precedentes. Espero que no siente un precedente. Se trata de un caso único, puesto que se hace referencia específicamente a la adhesión a los principios fundamentales de soberanía y de integridad territorial de los Estados, que, tal como se establece expresamente, no admiten duda.

Por último, desearía recordarles que éstos son los principios centrales de la legislación internacional en materia de derechos adquiridos.

 
  
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  Manuel Medina Ortega (PSE).(ES) Señor Presidente, el debate está ya bastante avanzado; no creo que pueda contribuir mucho al mismo, ni siquiera en términos pasionales, pero sí creo que es importante que nos fijemos en la importancia del Derecho internacional y de los compromisos internacionales.

En el año 1991, el 16 de diciembre, los Ministros de la Unión Europea adoptaron unas directrices sobre el reconocimiento de los nuevos Estados en la Europa Oriental y en la Unión Soviética y en ellas se afirmaba el respeto a la inviolabilidad de todas las fronteras, que sólo pdían modificarse por medios pacíficos y por acuerdo común.

En segundo lugar, la resolución en virtud de la cual hay actualmente una presencia de Europa en Kosovo — la Resolución 1244 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas— establece específicamente que tienen que respetarse los principios de soberanía e integridad territorial de la República Federativa de Yugoslavia y de los demás países de la región.

Se ha cometido una violación del Derecho internacional, de los compromisos de los países europeos y de las resoluciones de las Naciones Unidas. Las consecuencias serán caras para todos nosotros.

 
  
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  Bogusław Rogalski (UEN).(PL) Señor Presidente, al optar por el reconocimiento de la independencia de Kosovo, se está abriendo la caja de Pandora. Se trata de un peligroso precedente que vulnera el Derecho internacional —en particular, las resoluciones de las Naciones Unidas—, que establece claramente que Kosovo forma parte de Serbia.

En este momento, se están tomando medidas para desmantelar un Estado europeo, con el beneplácito de la comunidad internacional. Lo digo como diputado al Parlamento de un Estado cuya historia está marcada por un desmantelamiento similar. Es algo que no se puede consentir y que sienta un peligroso precedente, dado que Osetia del Sur y Abjasia no son las únicas que han expresado su deseo de separarse y de declarar su independencia. ¿Qué podríamos decir de Chipre, un país que está luchando a capa y espada por su unidad? Con un ejemplo así, y al sentar semejante precedente para los chipriotas, les estamos poniendo en una tesitura incierta y ambigua, en la que les resultará imposible luchar por la unidad de su isla.

Señoras y señores, el reconocimiento de la independencia de Kosovo constituye, ante todo, el pistoletazo de salida de la islamización gradual de Europa, y no creo que ninguno de nosotros desee eso.

 
  
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  Francisco José Millán Mon (PPE-DE).(ES) Señor Presidente, lamento la declaración unilateral de independencia de Kosovo. No es una buena noticia para Europa. Es el último eslabón de una cadena de fracasos: un fracaso de convivencia, que desemboca en la crisis de 1999, un fracaso de las partes y de la propia comunidad internacional para alcanzar una solución pactada y un fracaso del Consejo de Seguridad.

Existe el temor de que la entidad que algunos se apresuran a reconocer constituya un nuevo fracaso. Debe proporcionar un marco de convivencia democrático y seguro, en el que los ciudadanos prosperen y los derechos de las minorías se respeten; también debe evitar ser un problema para la estabilidad de la región. Señorías, también ha fracasado la Unión Europea, que no ha conseguido en su vecindad una solución conforme al Derecho internacional.

Europa debe significar unión, no separación; acuerdo, no unilateralismo; el Derecho, no el hecho; integración, no división étnica. Los europeos tenemos una gran responsabilidad en este asunto: éramos mayoritarios en el Grupo de contacto, eran europeos el Enviado Especial de las Naciones Unidas y su equipo, fue el Consejo Europeo el que en diciembre, apresuradamente, decidió enviar una misión a Kosovo sin base jurídica.

Recuerdo que el apartado 15 de la Resolución de este Parlamento, en marzo, rezaba: «Considera que la adopción de una nueva resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas también es esencial para la futura implicación de la Unión Europea en Kosovo, y que no debería preverse intensificar la participación de la UE en ausencia de dicha resolución».

Las circunstancias del caso de Kosovo son excepcionales. Sin embargo, hay personas irresponsables que quieren alterar las fronteras de los países europeos y lo utilizan como precedente. De ahí la necesidad de que se reitere la inviolabilidad de las fronteras de los Estados miembros de la UE.

 
  
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  Richard Howitt (PSE). – Señor Presidente, estoy convencido de que el de Kosovo es un caso único en el mundo, por los siguientes hechos: Kosovo ya era un protectorado de las Naciones Unidas; la solución cuenta con el apoyo del Secretario General de las Naciones Unidas, y las negociaciones han fracasado. No estoy de acuerdo con quienes afirman que se trata de un acto ilegal. En el apartado 11, letra a), de la Resolución 1244 de las Naciones Unidas, se establece claramente que se trata de una medida «en espera de una solución definitiva». En el apartado 7, se autoriza expresamente que «las organizaciones internacionales competentes» garanticen la seguridad «con todos los medios necesarios».

Admito que está en juego la credibilidad de la Unión Europea y que, si no se respetan los derechos de la población serbia del nuevo Estado de Kosovo, triunfará la limpieza étnica a la inversa, y reconozco que deberíamos hacer hincapié en que tanto Serbia como Kosovo gozarán de la misma consideración como futuros miembros de la Unión Europea.

Pero no dejemos que el fantasma de Slobodan Milosevic se cierna sobre esta decisión ni tampoco sobre esta Cámara. La caída del muro de Berlín supuso el afianzamiento de la paz, el primer paso hacia la reconciliación y el fundamento de toda una región; esperemos que la independencia de Kosovo suponga lo mismo para la ex Yugoslavia.

 
  
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  Alojz Peterle (PPE-DE). – (SL) Después de los cambios que han tenido lugar, nuestro cometido no es explicar la historia ni sembrar la alarma hablando del efecto dominó, sino fomentar el desarrollo, que es lo que, a la postre, estabilizará la región y la acercará a las normas europeas y a una perspectiva europea.

En este complicadísimo contexto, es fundamental que la Unión Europea haya asumido una gran responsabilidad. Se ha mantenido unida en la decisión adoptada en relación con la misión EULEX Kosovo, con objeto de apoyar la consolidación institucional e impulsar el desarrollo político y económico. La Comisión Europea también ha adoptado medidas, a fin de fomentar el desarrollo de toda la región. El objetivo de todo esto es calmar esta situación tan peligrosa y sin perspectivas de futuro y evitar la insólita paradoja de que una parte de Europa —rodeada de Estados miembros— sea un protectorado de las Naciones Unidas.

No soy el único que desea que la reconciliación, la paz y la cooperación que caracterizan a la Unión Europea actual puedan constituir los principios clave o la base de la convivencia en Kosovo, así como de las relaciones entre Serbia y Kosovo.

En estos días tan difíciles tanto para Serbia como para Kosovo, y en la línea de lo que acabo de decir, me gustaría aplaudir las palabras y las acciones de quienes han expresado su compromiso con la paz, la moderación, la apertura y el futuro.

 
  
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  Maria Eleni Koppa (PSE).(EL) Señor Presidente, nos enfrentamos a una situación que podría tener grandes repercusiones, no sólo en la región de los Balcanes, sino también a escala internacional, y de la que no podemos salir airosos con el mero argumento de que se trata de un caso sui generis.

Es sumamente peligroso eludir la aplicación del Derecho internacional y sus normas. Es la primera vez que se redefinen las fronteras sin el consentimiento de las partes afectadas y sin la aprobación del Consejo de Seguridad.

Una vez más, las posturas respecto a un asunto tan importante como éste han estado divididas en Europa, y se han vuelto a cometer los mismos errores que en el pasado. Tampoco está claro hasta qué punto se puede garantizar la seguridad y la estabilidad de la región con 2 000 soldados.

La declaración de independencia de Kosovo ya es una realidad. Nosotros abogamos por un Kosovo pacífico, multiétnico e integrado en la UE. La única manera de resolver la crisis es garantizar el camino hacia una rápida adhesión de los Balcanes Occidentales a la UE.

Es preciso que se firme inmediatamente el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, sobre todo en el caso de Serbia, puesto que se trata del único modo de brindar un verdadero apoyo a sus fuerzas democráticas. Por último, la forma de resolver la situación será una prueba de fuego para la política exterior europea.

 
  
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  Charles Tannock (PPE-DE). – Señor Presidente, no entiendo las prisas por resolver la cuestión de Kosovo, haciendo caso omiso de las Naciones Unidas y del Derecho internacional vigente. En mi opinión, la conformación de la nueva nación de Kosovo será un proceso difícil, teniendo en cuenta que la UE, cuya presencia está prevista a largo plazo, no tiene una estrategia de salida clara, y dada la hostilidad de la vecina Serbia, así como la envergadura de la delincuencia organizada. Es muy difícil que Rusia y China, miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, reconozcan la independencia de Kosovo en el futuro inmediato.

Hemos conseguido ofender a una Serbia que trataba de olvidarse de Milosevic y construir un futuro democrático. Su pérdida podría avivar el nacionalismo y empujar a Serbia a los brazos de Rusia, que, a su vez, podría aplicar el precedente de la situación de Kosovo a conflictos enquistados, como los de Transdniéster y Abjasia. Curiosamente, Rusia invocará —puede que por primera vez en la historia reciente— la prevalencia de la moral sobre el Derecho internacional.

Puedo comprender la negativa de Chipre a sumarse al reconocimiento de Kosovo de la mayoría de los Estados miembros. El señor Talat, el dirigente de la denominada «República Turca de Chipre del Norte», ya ha alegado el precedente de Kosovo para justificar las pretensiones de su territorio. Al margen de lo dicho por el señor Howitt, las negociaciones de las Naciones Unidas también fracasaron en el caso de la unificación de Chipre; de modo que no se trata de un factor que haya entrado en juego exclusivamente en este caso.

Lógicamente, a España le preocupan el País Vasco y Cataluña, y a Eslovaquia, su minoría húngara. Curiosamente, aunque la Organización de la Conferencia Islámica (OCI) ha reconocido en el Estado independiente de Kosovo un posible nuevo miembro, Azerbaiyán, a pesar de formar parte de la OCI, teme que Nagorno Karabaj reivindique su independencia y se niegue a reconocer la de Kosovo.

Por consiguiente, por mucho que la UE y los Estados Unidos digan que se trata de un caso sui generis, obviamente, no todos los países del mundo están de acuerdo.

 
  
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  Laima Liucija Andrikienė (PPE-DE). – Señor Presidente, me gustaría hacer dos observaciones. En primer lugar, lo fundamental es que la declaración de independencia de Kosovo tuvo lugar después de varios años de control de la zona por parte de la comunidad internacional y de que, tras largas deliberaciones, la comunidad internacional no pudiera encontrar otra solución mejor que la independencia de Kosovo.

Por lo tanto, en vista de los intentos de Rusia por establecer una relación entre la situación de Kosovo y la de otras regiones de Europa, como Transdniéster, Osetia del Sur y Abjasia, esta alegación bien podría ser peligrosa o poco conveniente para la propia Moscú.

¿Estaría Rusia dispuesta a retirarse de esos territorios y dejar el control de los «conflictos enquistados» en zonas europeas en manos de la comunidad internacional? De ser así, nosotros, la UE, tendríamos muchas posibilidades de alcanzar, por fin, una solución, y deberíamos estar interesados.

En segundo lugar, todo el mundo sabe que algunos países siempre tratan de sacar partido de la inestabilidad internacional. En esta ocasión, Rusia, mientras fingía defender los intereses de Serbia, ponía en práctica su propio juego geopolítico, procurando dar la impresión de que ningún problema en el mundo se puede resolver sin su visto bueno. No es una postura nueva ni tampoco inesperada.

Sin embargo, esta vez Rusia no tiene la sartén por el mango, puesto que, en realidad, no puede influir en los acontecimientos de ninguna manera que resulte inaceptable para Occidente. Por ejemplo, puede que, en el futuro, a Kosovo le cueste ser admitido en las Naciones Unidas, pero Rusia no puede provocar un aislamiento significativo del Estado en la escena internacional, porque, en cuanto Kosovo sea reconocido por la mayoría de los Estados miembros de la UE, por los Estados Unidos y por otros países, el aislamiento carecerá de sentido.

Aplaudo la independencia de Kosovo y le deseo buena suerte al pueblo kosovar en la consolidación de su Estado.

 
  
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  Ioan Mircea Paşcu (PSE). – Señor Presidente, la diferencia entre las acciones exteriores de la UE y las de otros actores internacionales radica en el respeto por la legalidad internacional y las decisiones de las Naciones Unidas. Me temo que, al fomentar y reconocer la independencia de Kosovo al margen del marco jurídico internacional vigente y de las Naciones Unidas, ese sello distintivo de las acciones exteriores de la UE se pone en entredicho e incluso resulta indefendible. Sólo espero que no tengamos que llegar a arrepentirnos de la decisión adoptada con respecto a Kosovo.

 
  
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  Árpád Duka-Zólyomi (PPE-DE). – (SK) Kosovo ha declarado su independencia. No es ninguna sorpresa; era de esperar. La comunidad internacional ha de tomar nota. Si desean garantizar la paz y la estabilidad de la región, los Estados miembros deben actuar unánimemente y brindar todo su apoyo al desarrollo del país, con arreglo al Plan de Martti Ahtisaari.

Los Estados miembros y los políticos —incluso eslovacos— que están alimentando el rumor infundado de que este acto sentará un peligroso precedente para los demás países se equivocan. Kosovo es un caso único. Deberíamos recordar el origen de aquellos cruentos acontecimientos de hace nueve años, cuando las fuerzas armadas serbias sometieron a los albaneses a un genocidio. Es bastante comprensible que los miembros de la comunidad albanesa no deseen vivir en la República de Serbia. Si se les obligara a ello, la consecuencia sería la guerra.

La UE debe desempeñar un papel fundamental en la configuración de una sociedad en la que todos los ciudadanos sean iguales y las comunidades minoritarias gocen de amplios derechos para conservar y enriquecer su identidad, así como del derecho a controlar su propia administración pública. Esto supone una gran autonomía para la comunidad serbia.

 
  
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  Elmar Brok (PPE-DE).(DE) Señor Presidente, me gustaría hacer tres comentarios. En primer lugar, el hecho de que nos encontremos en esta situación pone de manifiesto que, una vez más, no hemos sabido defender nuestra posición intermedia ante los polos opuestos de Rusia y los Estados Unidos.

En segundo lugar, debemos hacer todo lo posible por establecer en Kosovo los derechos de las minorías y los derechos culturales. Por lo tanto, sería aconsejable que el Gobierno kosovar tomara un amplio abanico de medidas prácticas y ambiciosas. Señor Presidente en ejercicio del Consejo, me gustaría darle las gracias por la importante contribución que supone la EULEX Kosovo.

En tercer lugar, por razones históricas y culturales, comprendo muy bien cómo se siente Serbia en este momento y, por eso, creo que debemos tener paciencia y dejar que Serbia siga su camino hacia la Unión Europea, con todo nuestro apoyo en ese proceso. Sin embargo, también debemos dejar claro que no toleraremos la violencia. Continuaremos con la financiación —187 millones de euros en 2007—, a condición de que haya paz, con objeto de preparar el terreno para una región estable.

 
  
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  Vytautas Landsbergis (PPE-DE). – Señor Presidente, la Serbia de Milosevic —e incluso la posterior a él— se dejó guiar por su hermano mayor y siempre salió perdiendo, en lugar de adoptar una postura realista y tratar de suavizar de alguna manera los divorcios, con vistas a un reencuentro en Europa. Puede que ahora sea el momento de que eso suceda.

Un comentario dirigido expresamente a quienes les preocupan las interpretaciones parciales del Derecho internacional, la integridad de los Estados y la soberanía de los territorios y los pueblos: tenemos que entender y tener en cuenta que un Estado que pretende exterminar o expulsar a todos los ciudadanos de una etnia distinta, no sólo está acabando con ellos, sino también, y ante todo, con su propio derecho a la soberanía; la soberanía de las fosas comunes. La integridad de los cementerios no es un argumento aceptable. Tampoco debería admitirse ningún paralelismo con el País Vasco, con Quebec ni con Abjasia. Madrid, Ottawa y Tbilisi no van a bombardear ni a acabar con esos pueblos.

El caso de Rusia es diferente. Rusia también ha sido repudiada por sus repetidos actos de genocidio y tampoco tiene derecho a la soberanía de los supervivientes de Chechenia; se limita a imponer la ley medieval de la fuerza.

 
  
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  Adrian Severin (PSE). – Señor Presidente, hay quienes sostienen que, al hablar de Kosovo, deberíamos olvidarnos del tema del reconocimiento del Estado y centrarnos en el reconocimiento de la realidad.

La realidad es que, tras su declaración de autodeterminación, Kosovo no es independiente y tampoco está, ni estará en mucho tiempo, en situación de ser un Estado independiente y sostenible. Era un protectorado y continuará siéndolo. La realidad es que la Unión Europea está dividida: por un lado, están los denominados «realistas» y, por otro, los «legalistas». La realidad es que, al atribuir a Kosovo la condición de caso sui generis, estamos admitiendo que el Derecho internacional es insuficiente o inadecuado y que, por eso, estamos buscando una solución al margen de la ley. Esto nos llevaría a sustituir el poder del derecho por el poder de la fuerza. No creo que éste sea el objetivo ni el valor fundamental de nuestra Unión.

 
  
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  Luís Queiró (PPE-DE).(PT) Tras la declaración unilateral de independencia de Kosovo, lo peor que podría suceder ahora es que, llegados a un punto muerto desde el punto de vista político, no pudiéramos hacer otra cosa que mirar mientras las tensiones aumentan. Por lo tanto, debemos determinar el mínimo denominador común a la hora de consensuar nuestras futuras decisiones y acciones. Desde ese punto de vista, lo dicho por el Presidente en ejercicio del Consejo, si bien no me deja plenamente satisfecho, me da esperanzas. Debemos recordarle a Kosovo que el camino por el que opte ahora influirá forzosamente en sus futuras relaciones con la Unión Europea y que, por eso, estamos dispuestos a ayudarle y tenemos el deber —también por nuestro propio bien— de tenderle no una sino las dos manos y de expresar nuestro firme convencimiento de que el futuro de Serbia está en Europa.

Más nos vale que, veinte años después de la caída del imperio soviético, no provoquemos lo que los comunistas de aquella época no consiguieron hacer: empujar a Serbia a la esfera exclusiva de Moscú. No debemos cometer ese error.

 
  
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  Jaromír Kohlíček (GUE/NGL).(CS) Señoras y señores, por fin ha llegado el momento; el momento de quienes desean que los Estados Unidos reconozcan la independencia de Texas, que el oeste de Rumanía se separe y sea un territorio estrictamente húngaro y que Escocia, Cataluña y el País Vasco sean independientes, por no hablar de todos los Estados que emergerán en Latinoamérica y en África.

Se dice que Kosovo no sienta un precedente y eso no es cierto. Se trata de un territorio en el que se ha perpetrado la limpieza étnica de ocho nacionalidades, con la ayuda y el consentimiento de las fuerzas de ocupación; un territorio asediado por el tráfico de drogas y personas, por una tasa de desempleo del 50 % y por las constantes presiones a las que se someten a los serbios que quedan. Ahora declara la independencia de un segundo Estado albanés, y así se sienta un precedente negativo, que acabarán pagando caro todos los que han atropellado, literalmente, el Derecho internacional en este foro. Debería darles vergüenza; estamos ante otro Múnich y ningún demócrata debería brindarle su apoyo.

 
  
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  Dimitrij Rupel, Presidente en ejercicio del Consejo. En primer lugar, me gustaría expresar mi más sincero agradecimiento al Parlamento y a los miembros que han apoyado la posición del Consejo. Entiendo que haya diversas opiniones; es lo normal en cualquier parlamento. Sin embargo, creo que la Unión Europea ha sido apoyada en la sesión de hoy.

Me gustaría responder algunas preguntas. La primera pregunta se refiere al sistema de mando, es decir, de futuras responsabilidades, que tenemos previsto; lo que me lleva a pensar en las instituciones de Kosovo, por supuesto. Como es lógico, la Unión Europea ha enviado un representante especial a Kosovo. En lo que se refiere a su declaración de independencia, el Parlamento de Kosovo aceptó, desde el principio, lo dispuesto en el Plan Ahtisaari, que será incorporado íntegramente en la constitución y en su legislación.

Por consiguiente, el cometido del enviado especial de la Unión Europea será vigilar a las autoridades locales y garantizar el cumplimiento de las obligaciones que conlleva el nuevo estatuto. Una vez que se haya establecido la Oficina Civil Internacional, el Representante Especial de la Unión Europea pasará a ser el Alto Representante de la comunidad internacional para los asuntos civiles. También ofrecerá orientación política a la EULEX Kosovo.

Desearía señalar que la Unión Europea se ha esforzado mucho en los últimos días, fundamentalmente, para calmar la situación y garantizar que Kosovo reciba suficiente apoyo. Además de la misión con respecto a la que el Consejo adoptó una decisión hace unos días, me gustaría mencionar la visita que el Secretario General y Alto Representante, Javier Solana, hizo ayer a Pristina.

Me gustaría citar una frase de su discurso. El señor Solana dijo lo siguiente:

«Desearía comunicarles que el sentimiento y la alegría que tan respetuosamente han expresado en los últimos días en las calles ha de transformarse ahora en una energía positiva y constructiva que haga avanzar a la sociedad.»

«Desearía comunicarles que el sentimiento y la alegría que tan respetuosamente han expresado en los últimos días en las calles ha de transformarse ahora en una energía positiva y constructiva que haga avanzar a la sociedad.»

En mi opinión, lo que quiere decir es que todos nosotros también deseamos que nuestros amigos de Kosovo estén preparados para transformar la energía de la que han hecho alarde en los últimos días en medidas razonables que garanticen un futuro europeo digno, no sólo para Kosovo, sino también para Serbia.

Creo que hoy se ha hablado mucho, tanto en los discursos como en las intervenciones de los miembros, del hecho de que Serbia merece continuar su camino hacia la integración en la Unión Europea, y, mientras escuchaba los discursos de varios de los representantes del Parlamento, no he podido evitar imaginarme que, en el futuro, aquí también se hablará serbio. Y espero que albanés también. Espero que lleguemos a escuchar las lenguas de esos países que tanto desean formar parte de este Parlamento y de la Unión Europea.

Sin embargo, en vista de los comentarios de algunos de nuestros amigos españoles, no diría que la armonización del contenido de las decisiones ha sido tarea fácil para el Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores; aunque, al final, hemos conseguido ponernos de acuerdo con nuestros colegas españoles y chipriotas en la redacción de un texto que refleja unanimidad, decisión conjunta y pensamiento colectivo.

Por último, señor Presidente, me gustaría decir que, por supuesto, comparto el discurso de mi colega esloveno, el señor Kacin, concretamente, cuando decía que es preciso que los serbios de Kosovo acepten que Kosovo también es su patria y participen en su gobierno. Naturalmente, Kosovo también es su país y cualquier tardanza en la participación de los serbokosovares en el gobierno de Kosovo podría ser perjudicial.

Permítanme decir que estos debates me han dado ánimos, y desearía darles las gracias, señor Presidente y señoras y señores del Parlamento Europeo, por todos sus comentarios constructivos.

 
  
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  Olli Rehn, Miembro de la Comisión. − Señor Presidente, desearía expresar mi agradecimiento al Parlamento por un debate de lo más responsable. Hoy se ha reconocido, en general, que la Unión Europea ha hecho todo lo posible por contribuir a una solución negociada, pero sus esfuerzos han sido infructuosos. Por consiguiente, ahora tenemos la obligación de llevar a término el proceso.

Muchos de ustedes también han subrayado la importancia de no aislar a Serbia y, sobre todo, la de tratar de llegar a las generaciones más jóvenes de Serbia. Estoy totalmente de acuerdo y me complace comunicarles que ya está en vigor un acuerdo sobre facilitación de visados con los países de los Balcanes Occidentales, incluida Serbia. Este acuerdo supone una simplificación de los procedimientos de solicitud de visados, así como exenciones aplicables a algunos colectivos, como los estudiantes y los hombres y mujeres de negocios. Me complace comunicarles asimismo que ya hemos iniciado un diálogo especial sobre la exención de la obligación de visados; una cuestión sumamente importante para los ciudadanos serbios de a pie y para los demás pueblos de la región.

Con Serbia lo hicimos en enero, y, de hecho, el señor Frattini, mi colega y Vicepresidente de la Comisión, se encuentra hoy en Skopie, y mañana estará en Podgorica, entablando sendos diálogos con la Antigua República Yugoslava de Macedonia y Montenegro.

Pero, para conseguirlo, hará falta determinación y unidad en todas las Instituciones, incluido el Consejo, en lo que se refiere a los Ministros del Interior con amplios poderes en la zona. En este sentido, cuento con su apoyo, a fin de que, unidos, podamos realizar grandes progresos.

(FR) En lo que se refiere a la unidad Europea, el hecho de que la UE haya sido capaz de mantener la unidad en una cuestión tan delicada y polémica es realmente significativo. Yo incluso diría que la política exterior común ha superado, con responsabilidad, una de las pruebas más difíciles que ha afrontado desde su creación. Me gustaría felicitar a la Presidencia eslovena por los resultados obtenidos, que reflejan su profundo compromiso con el futuro europeo de los Balcanes Occidentales.

También me llena de satisfacción el deseo de la futura Presidencia francesa de brindar todo su apoyo a la perspectiva europea de los Balcanes Occidentales. Por lo tanto, 2008 será un año especialmente importante en el camino de los Balcanes Occidentales hacia Europa.

 
  
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  Presidente. − Se levanta la sesión.

Declaraciones por escrito (artículo 142)

 
  
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  Kinga Gál (PPE-DE), por escrito. (HU) Los que hemos nacido en las regiones menos afortunadas de Europa —Europa central, oriental y suroriental— sabemos por experiencia que las palabras y las promesas sobre el papel tienen poca credibilidad. Lo importante es hasta qué punto se cumplen en la práctica. En el contexto de Kosovo, el Plan Ahtisaari ha resultado ser una idea, y no una mera promesa, que se puede hacer realidad y que puede reinstaurar la calma en la región.

Hay quienes aseguran que no puede sentar un precedente, pero, si sirve para establecer un régimen de protección de las minorías que funcione, ¿por qué no? Si en realidad se cumple, debería servir de precedente. Los que hemos crecido formando parte de una minoría y sin ser dueños de nuestro destino no podemos sino celebrar cualquier novedad que prometa una solución a largo plazo para las comunidades étnicas que conviven en ciertos lugares. Si el Plan Ahtisaari se cumple y se pone en práctica, la recién estrenada historia de Kosovo podría constituir una solución a largo plazo.

Nos preocupan las minorías que residen en otras zonas de Serbia y que siguen atentamente y con inquietud los acontecimientos actuales. ¿Habrá alguna solución que tranquilice a estas minorías o a la minoría húngara de Voivodina?

Ruego al Consejo y a la Comisión que se aseguren de que el descontento general no desemboque en acciones irreversibles, como, por ejemplo, medidas de reasentamiento en Voivodina. No permitamos que las tensiones étnicas se descarguen en las minorías que siguen viviendo allí. No se debe permitir que los acontecimientos que están teniendo lugar provoquen más privaciones de derechos, sino un fortalecimiento de los derechos de las personas. Debemos asegurarnos de que, finalmente, se sienten unos precedentes positivos en los Balcanes, que, por fin, brinden esperanza y perspectivas de futuro a las comunidades étnicas que viven allí.

 
  
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  Pedro Guerreiro (GUE/NGL), por escrito. – (PT) La declaración unilateral de independenciai de la provincia serbia de Kosovo no es inevitable.

Constituye indudablemente un hecho de extrema gravedad, y un peligroso precedente en el derecho internacional, con consecuencias imprevisibles para la estabilidad de las fronteras, en particular, en el continente europeo.

Representa incuestionablemente una violación flagrante de la Carta de las Naciones Unidas y del Acta Final de Helsinki.

Constituye sin duda una decisión ilegal a la luz de los principios más básicos del derecho internacional.

Se trata indudablemente de la creación artificial de un pseudoestado bajo una soberanía supervisada (y con independencia de lo que sea éste, dispondrá de un menor grado de soberanía), o, más bien, de un protectorado creado e impuesto mediante un acto de agresión y ocupación militar por parte de los Estados Unidos, la OTAN y la UE.

Tampoco cabe dudar de que se trata de un intento de perpetuar, mediante una política de hechos consumados, la dominación política, económica y militar de esta importantísima región de Europa por los Estados Unidos y las principales potencias de la UE.

Esta ilegalidad no debe ser reconocida, ni formalmente, ni en la práctica, sobre todo mediante el envío de la «misión de la UE a Kosovo», y la participación en ésta. Tal misión de la UE no obedece en realidad a ningún mandato de Naciones Unidas. Se trata de una misión de la UE que, además de ser ilegal en sí misma, de lugar a un acuerdo con una entidad igualmente ilegal, lo que le otorga una doble condición de ilegalidad.

 
  
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  Eija-Riitta Korhola (PPE-DE) , por escrito. – (FI) Señor Presidente, Harri Holkeri, Consejero de Estado finlandés que ejerció hace un tiempo como negociador en la crisis de Kosovo, creía que la búsqueda de la independencia de los albaneses no podía pasarse por alto indefinidamente, ya que esta opción supondría un regreso, no a una situación de avance nulo, sino de retroceso.

Como han señalado numerosos diputados, la independencia de Kosovo era un hecho inevitable. Del mismo modo, se ha destacado que Kosovo es un caso sui generis, y por tanto, la independencia no supone amenaza alguna para los principios internacional del derecho en materia de resolución de conflictos. En consecuencia, Europa cuenta con un nuevo país, sobre la base de criterios sostenibles.

Lógicamente, es lamentable que no se haya producido una reconciliación entre las partes, ni siquiera un nivel mínimo de tolerancia. Resulta difícil acusar a la comunidad internacional de no haberlo intentado, dado que, al mando de las negociaciones, se situó al prestigioso conciliador Martti Ahtisaari. Ahora debemos mantener nuestro convencimiento de que el plan de Ahtisaari sigue constituyendo la referencia que guíe la construcción del nuevo país. Sus requisitos brindan una oportunidad al modelo occidental de Estado de derecho y a la estabilidad interna y externa en la región.

La seguridad de Kosovo y los Balcanes occidentales constituye, por encima de todo, un asunto europeo. Por tanto, en un contexto en el que de nuevo resulta evidente que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas es incapaz de asumir responsabilidades respecto a la situación, la UE ha de prepararse para realizar un esfuerzo. La integración de los Balcanes occidentales en el marco general europeo de estabilidad constituye, probablemente, nuestro mayor reto desde el comienzo de la Unión. Actualmente, existe la amenaza de un agravamiento de las tensiones regionales, la nación se encuentra en un estado de frustración a causa del desempleo, y la corrupción y la delincuencia se han generalizado.

La declaración de independencia se esperaba con impaciencia en Kosovo, y generó una enorme alegría entre la población, con la que, como europeo, puedo identificarme fácilmente. Ahora, tal alegría debe aprovecharse para construir lo más difícil: una paz y una estabilidad duraderas. Sucedió hace 50 años en otros lugares de Europa, ¿por qué no ahora en los Balcanes, por fin, después de tanto tiempo?

 
  
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  Erik Meijer (GUE/NGL), por escrito. – (NL) Mi grupo y la delegación nacional de mi partido en el Parlamento Europeo han decidido recientemente rechazar la vía actual hacia la independencia de Kosovo. Puedo entender tal decisión, dado que la UE se comporta actualmente como una superpotencia, imponiendo unilateralmente su voluntad a Serbia, que ha sido humillada ya en numerosas ocasiones, y tratando a Kosovo como su protectorado.

Ésto no significa que retire lo que he dicho sobre este asunto en años anteriores. De conformidad con la Constitución yugoslava de 1974, en la que se otorgaba a Kosovo casi tanta autonomía como las seis repúblicas federales de la época, podría haber seguido siendo posible para serbios y albaneses coexistir de manera pacífica en un único Estado federal. La abolición unilateral de tal autonomía en el decenio de 1980 convirtió al Estado serbio en una entidad sin sentido e incluso dañina a los ojos de la mayoría de los habitantes de Kosovo. Kosovo lleva comportándose como un estado independiente desde una fecha tan temprana como la de septiembre de 1991, con su propio presidente, parlamento y sistema educativo.

Si, en aquel entonces, el mundo exterior hubiera actuado oportunamente y hubiera reconocido aquel Estado, junto con los demás estados herederos de Yugoslavia, no habría surgido ningún UÇK violento, los habitantes de Kosovo no habrían sido condenados a recurrir a la delincuencia como fuente de ingresos, y no habría habido causa alguna para la guerra de 1999.

 
  
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  Dimitrios Papadimoulis (GUE/NGL), por escrito. – (EL) Ochos años después de la guerra de la OTAN en Yugoslavia, el problema de Kosovo no solo permanece sin resolver, sino que su solución cada vez plantea más dificultades. El criterio de «normas antes que estatutos» (es decir, democracia, regreso de refugiados, condiciones de coexistencia multicultural, etc., antes de que se decida el régimen definitivo) establecido en la Resolución 1244 de las Naciones Unidas, no se ha satisfecho en términos básicos. Sin embargo, el Gobierno Bush impulsó a los líderes de los albano-kosovares hacia una declaración unilateral de independencia, con todo lo que ello conlleva para la paz y la estabilidad en los Balcanes, así como para otros asuntos internacionales. Mediante la aprobación de una nueva misión en la región, la UE respalda esta política y contribuye a la violación de la Resolución 1244 de las Naciones Unidas, de 1999. La declaración unilateral de la independencia de Kosovo provocará una reacción en cadena de desestabilización en los Balcanes occidentales, y constituye un precedente negativo para el tratamiento de muchas cuestiones internacionales. Hemos de fundamentar una solución en el derecho internacional, de un modo que no favorezca ni la política de «divide y vencerás», ni las ideas expansionistas y nacionalistas locales, ni las modificaciones de las fronteras. Creemos que aún es posible encontrar una solución mutuamente aceptable en el marco de las Naciones Unidas, sobre la base del derecho internacional. Por tanto, nos manifestamos a favor de unas negociaciones continuadas.

 
  
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  Toomas Savi (ALDE), por escrito. - Es triste que la Unión Europea se muestre dividida respecto a la cuestión de Kosovo. La Unión ha asumido desde hace tiempo un compromiso con el aseguramiento de la estabilidad en los Balcanes occidentales y, como la organización supranacional más influyente del continente, hemos de transmitir un mensaje inequívoco y hablar con una sola voz.

La paz y la seguridad en Kosovo han de constituir una prioridad para la Unión, dada su condición de vecino de la Antigua República Yugoslava de Macedonia, un país candidato a la adhesión a la UE, y debemos desempeñar un papel destacado como entidad mediadora entre Serbia y Kosovo. No será una tarea fácil, cuando no existe acuerdo en la Unión, respecto a si debe reconocerse la independencia de Kosovo in corpore o no.

La actual conducta de indecisión de la Unión genera únicamente más confusión en Kosovo. Los Estados miembros han de encontrar una vía para superar sus diferencias, con el fin de comenzar a cumplir nuestro compromiso con la región.

 
  
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  Csaba Sógor (PPE-DE) , por escrito. (HU) El domingo estuve en Priština. Es algo poco habitual encontrarse en un país cuando éste declara su independencia. Mi intención fue que mi presencia se entendiera como un mensaje: aún cuando esta decisión resulta dolorosa para muchos, se anunció en circunstancias en las que no teníamos miedo.

La independencia se anunció en un hotel en el que, hace años, se daba la bienvenida a los huéspedes mediante un cartel colocado sobre la puerta en el que rezaba lo siguiente: «Se prohíbe la entrada a perros y albaneses».

El proceso que condujo a la independencia de Kosovo no fue instigado por la UE. Serbia lo inició al no garantizar los derechos humanos fundamentales, los derechos individuales y colectivos a aquellos de sus ciudadanos que residen en dicho territorio.

La Alianza Democrática de Húngaros en Rumanía (DAHR) considera que Rumania debe reconocer la independencia de Kosovo a la mayor brevedad posible. Los que se muestran reacios a reconocer la situación quizá mantienen asuntos sin resolver con las minorías en su propio país.

Desde su creación, la DAHR ha deseado, y sigue deseando, luchar por los derechos de los húngaros de Transilvania sirviéndose únicamente de vías políticas y parlamentarias, y rechazando los medios violentos.

Puede que ahora quede claro para todos que la cuestión de los derechos individuales y colectivos de las minorías nacionales tradicionales no puede constituir un asunto meramente interno de un país. Es hora de elaborar un acuerdo normalizado en la Unión Europea (UE) de aplicación obligatoria y universal que proporcione tranquilidad a las minorías.

La tarea principal de la Unión Europea es ofrecer ayuda para estabilizar la región en las áreas de desarrollo económico y social, no sólo en Kosovo y Serbia, sino también en la región de los Balcanes occidentales en su conjunto.

 
  
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  Alexander Stubb (PPE-DE) , por escrito. (FI) Señor Presidente, señoras y caballeros, me gustaría brindar a Kosovo una sincera bienvenida como uno de los países de Europa. La declaración de independencia fue un acto de valentía por parte de Kosovo. Ahora, el país y sus ciudadanos han de mostrar el mismo coraje y seguridad en sí mismos al emprender la construcción de su propia sociedad multicultural.

Durante mucho tiempo ha resultado obvio que la lucha por la independencia de Kosovo era una calle de una sola dirección. Era únicamente una cuestión de tiempo. El plazo límite para la independencia habría sido la adhesión de Serbia a la Unión Europea. Por fortuna, no necesitaron esperar tanto. Kosovo lleva ya diez años bajo la administración de las Naciones Unidas. La situación es completamente diferente a la que se ha dado en otras regiones separatistas.

Los próximos años requerirán visión de futuro y sabiduría por parte de los dirigentes de Kosovo. Creo que mostrarán tales cualidades. La guerra, el odio entre etnias y una administración gestionada por la comunidad internacional son experiencias de las que han de extraerse lecciones. Lo más importante ahora es centrarse en la construcción de una sociedad civil estable. La independencia también despeja la incertidumbre que ha mantenido alejadas las inversiones, tanto nacionales, como extranjeras.

El plan del señor Ahtisaari brinda un marco excelente para las fases iniciales de la independencia del país. El éxito sólo será posible si los líderes y la población perciben la construcción de su país como un proyecto propio, y no como un conjunto de normas y reglamentos que se les imponen desde el exterior. La comunidad internacional ha de ser capaz además de mantener la distancia y permitir que las poblaciones kosovar y serbia del país construyan su propio modelo de coexistencia. Existen casi tantos ejemplos de países multiculturales, como Estados europeos. Kosovo no es una excepción a este respecto.

Una vez más, felicito a los kosovares y les doy la bienvenida como nuevo país independiente.

 
  
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  László Tőkés (NI), por escrito. (HU) La declaración de independencia de Kosovo ha provocado una gran conmoción en nuestra región. Los partidos rumanos que se preparan actualmente para las elecciones aprovechan la ocasión para generar una histeria antihúngara. Todos se alinean contra los húngaros en Transilvania, de tamaño parecido al de Kosovo y con una población similar a la de la provincia albanesa.

La «honda preocupación» del parlamento rumano está completamente infundada e injustificada. Rumanía no debe temer a los húngaros. Nuestra comunidad nacional en Transilvania sí respeta la constitución y la integridad territorial rumanas.

No obstante, al mismo tiempo, tenemos motivos para esperar que, sobre la base del principio de «derechos territoriales», Rumanía trate la situación de nuestra comunidad nacional de un modo europeo, y garantice la autonomía personal de los húngaros (1) y la autonomía regional de Transilvania y otras regiones (2), con arreglo al principio de autogobierno que se aplica en la Unión Europea.

De conformidad con la Recomendación nº 1609/2003 del Consejo de Europa, basada en el informe Gross, admitimos que las regiones autónomas promueven en gran medida la resolución de conflictos y refuerzan la estabilidad de Europa.

Simultáneamente, nos gustaría llamar su atención respecto al hecho de que la propia Rumanía puede beneficiarse asimismo de la nueva situación, dado que el modelo de autonomía de los serbios kosovares puede proporcionar igualmente una solución a las comunidades rumanas que residen más allá de su frontera, en Serbia y Ucrania.

Teniendo todo esto en cuenta, sería aconsejable para Rumanía no subordinar su acuerdo amistoso a prejuicios etnopolíticos, y reconocer la independencia de Kosovo a la mayor brevedad posible, al igual que la mayoría de los demás Estados miembros de la Unión.

 
  
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  Iuliu Winkler (PPE-DE) , por escrito. (HU) Acojo favorablemente la participación activa y la asunción de responsabilidad de la Unión Europea respecto a la búsqueda de una solución para Kosovo. Reconozco mi satisfacción por que el Parlamento kosovar haya asumido la responsabilidad de que Kosovo respete los principios de la democracia, la igualdad de los ciudadanos y la protección de las minorías. Confío en que se desarrolle la solidaridad entre los distintos Estados miembros de la Unión, en lo que atañe a la asunción de un papel eficaz en Kosovo. La solidaridad entre los Estados miembros de la UE en relación a Kosovo debe manifestarse en el reconocimiento por éstos de la independencia kosovar, tan pronto como sea posible.

La Unión Europea debe prestar su apoyo a Kosovo en sus esfuerzos por convertirse en un estado democrático europeo. Acojo favorablemente el hecho de que la Unión siga garantizando su presencia decidida, puesto que, de este modo, podrá contribuir de manera directa a la estabilidad en la región de los Balcanes occidentales.

Estoy seguro de que la minoría serbia en Kosovo garantizará plenamente los derechos individuales y colectivos necesarios para su permanencia en la tierra de su nacimiento.

La asunción de responsabilidad de la Unión Europea en Kosovo es ejemplar. Sabemos que la situación de cada minoría europea es singular, por lo que no existen soluciones generales, pero la Unión debe desempeñar un papel en la garantía de los derechos individuales y colectivos de las comunidades minoritarias, sirviéndose de su influencia para reforzar la eficacia del diálogo democrático y el acuerdo político entre la mayoría y las minorías.

Resulta crucial para las comunidades minoritarias residentes en los Estados miembros que se establezca la regulación local de la protección de las minorías en la Unión.

 

10. Séptimo Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (debate)
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  Presidente. − El siguiente punto es el relativo a las declaraciones del Consejo y la Comisión sobre el séptimo Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

 
  
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  Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. Me complace que se me haya concedido la oportunidad de hablarles acerca del Consejo de Derechos Humanos.

Mediante la inclusión de este punto en el orden del día del pleno, el Parlamento Europeo ha confirmado la importancia que otorga Europa en su conjunto al Consejo de Derechos Humanos. Se trata de una institución central, de ámbito mundial, dedicada a la protección de los derechos humanos. La Unión Europea es una firma defensora de la existencia de un Consejo de Derechos Humanos eficaz. Hemos trabajado arduamente con el fin de garantizar que, en su forma definitiva, ofrezca una base sólida para proporcionar una respuesta rápida y efectiva a las violaciones más graves de los derechos humanos.

Como sabemos, en diciembre del pasado año, se aprobó el paquete institucional definitivo para el Consejo de Derechos Humanos, y ha llegado la hora ya de que el Consejo devenga plenamente operativo. La sexta sesión del Consejo, que tuvo lugar en septiembre y diciembre del pasado ejercicio, generó numerosos e importantes resultados, que no voy a enumerarles aquí. Nuestra ambición es seguir adelante con esta labor en la séptima y la octava sesiones de trabajo.

La séptima sesión se celebrará el próximo mes, y será muy ajetreada. En ella, así como en la octava sesión, que se desarrollará en las dos primeras semanas de junio, se debatirá la extensión de los mandatos de los 25 relatores especiales, los informes periódicos a cargo de éstos, y varias situaciones preocupantes en materia de derechos humanos en algunos países, en lo que atañe a ciertas cuestiones.

Desde el punto de vista de la Unión Europea, la extensión de los mandatos de los relatores especiales para Birmania/Myanmar, la República Democrática del Congo, la República Popular Democrática de Corea, y Somalia reviste especial importancia de cara a la séptima sesión del Consejo de Derechos Humanos.

Por otra parte, la Unión Europea utilizará toda oportunidad que le brinde el Consejo para llamar la atención respecto a la preocupante situación de los derechos humanos en otros lugares de todo el mundo. A tal efecto, participará en diálogos interactivos con determinados relatores especiales y con el Alto Comisionado para los Derechos Humanos.

Los diálogos interactivos constituyen un instrumento nuevo y significativo del Consejo, y la Unión Europea seguirá procurando su consolidación como uno de los medios principales ofrecidos por las sesiones regulares del Consejo para abordar cuestiones individuales.

Señoras y caballeros, como saben, para el período de su Presidencia del Consejo de la Unión Europea, Eslovenia ha establecido el diálogo intercultural como una de sus prioridades. En consecuencia, nos complace que esta cuestión sea objeto asimismo de la atención que merece en la séptima sesión del Consejo de Derechos Humanos.

La invitación remitida al señor Sampaio, Alto Representante para la Alianza de las Civilizaciones, para que asista a la sesión indica una mayor concienciación respecto al hecho de que las actividades de la Alianza de Civilizaciones contribuyen a reforzar la tolerancia religiosa, que constituye también una de las prioridades de la Unión Europea en el terreno de los derechos humanos.

Permítanme que refiera otro avance de gran relevancia en el marco del Consejo de Derechos Humanos, a saber, la introducción de una revisión periódica universal, a la que la Unión Europea otorga enorme importancia. Este instrumento debe proporcionar un medio para la revisión de la situación de los derechos humanos en todos los Estados miembros, con arreglo a las mismas condiciones. Los miembros de la Unión que se someterán a este mecanismo en primavera (abril y mayo) llevan a cabo actualmente preparativos exhaustivos para dicha revisión. Procuraremos la máxima transparencia y eficacia en el proceso. El método con arreglo al que se efectuará dicha revisión periódica ejercerá un efecto significativo en la credibilidad del Consejo de Derechos Humanos en su conjunto.

 
  
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  Benita Ferrero-Waldner, Comisaria. − Señor Presidente, celebro esta oportunidad de dirigirme al Parlamento acerca de la cuestión de la séptima sesión del Consejo de Derechos Humanos. Permítanme comenzar colocando a este órgano en lo que creo que constituye su contexto apropiado.

He dicho ésto antes, pero conviene que se recuerde: el Consejo es un «trabajo en curso». Tal hecho se hace patente cuando se considera el pasado ejercicio y la mitad de sus actividades. A pesar de un comienzo complicado, con profundas divisiones respecto a la crisis del Líbano y un entorno de negociación que sigue planteando dificultades a la Unión Europea, se han logrado resultados importantes. Estoy pensando especialmente en la innovación de los compromisos en materia de derechos humanos presentados por los candidatos para la elección; la capacidad para celebrar sesiones especiales sobre situaciones urgentes en materia de derechos humanos, que tiene poco que ver con el ritual anual de su predecesora, la Comisión de Derechos Humanos; el desarrollo de «diálogos interactivo» con los procedimientos especiales de las Naciones Unidas, un medio muy público de centrar la atención en las violaciones de los derechos humanos; y, por último, la adopción de un importantísimo paquete de medidas de refuerzo institucional mediante consenso.

El Embajador Costea, Presidente del Consejo, estuvo en Bruselas la pasada semana con el fin de informar al Consejo y al Parlamento sobre los preparativos de cara a la séptima sesión. Señaló que el Consejo se encontraba «mejor de lo previsto, y peor de lo esperado». Tal afirmación puede sonar cínica, reflejando quizá la realidad de la labor diaria en las Naciones Unidas, pero creo que describe la situación existente con precisión. En el Consejo conviven lo bueno y lo malo, pero la institución progresa y, por tanto, avanza por el camino correcto.

Las prioridades de la séptima sesión van desde la consideración eficaz de situaciones urgentes en materia de derechos humanos (cada vez más, el criterio con arreglo al cuál deberá juzgarse al Consejo), a la continuidad en la ejecución de las reformas sobre refuerzo institucional. En lo que atañe a la situación de los derechos humanos, el seguimiento eficaz de lo tratado en la sesión especial sobre Birmania/Myanmar resulta fundamental. Entre otras prioridades, en esta sesión deben abordarse igualmente las violaciones de los derechos humanos en Sri Lanka y Kenya. Cabe argumentar que la ejecución de las reformas institucionales es un asunto de la misma relevancia, dada su repercusión en el éxito futuro del Consejo. A este respecto, convenir criterios para la elección de los miembros del Comité Consultivo, y la designación transparente de candidatos debidamente cualificados para la renovación de los mandatos de procedimientos especiales constituyen motivos de interés fundamentales de la séptima sesión.

Por último, permítanme un par de comentarios sobre la revisión periódica universal, o RPU, como se la conoce. El Presidente informó esta semana de que los Estados sometidos a revisión en las sesiones de abril y mayo asumen sus responsabilidades con seriedad. Confío en que así sea. Es probable que las primeras sesiones de la RPU marquen la tendencia del resto. Por tanto, es primordial que los Estados miembros de la UE sujetos a revisión abran camino mediante la crítica honesta de sus registros en materia de derechos humanos. Este proceso no debe convertirse en un canto a las virtudes propias.

Por otra parte, considero que la Unión Europea debe desempeñar un papel importante en las «sesiones de resultados» de la RPU. La RPU trata, más que de cualquier otra cosa, de la cooperación de la comunidad internacional con los Estados sometidos a revisión para lograr mejoras concretas en el campo de los derechos humanos, tras un auténtico autoanálisis de defectos y necesidades. La Comisión Europea y los Estados miembros no deben demorarse en la oferta de asistencia técnica allá donde se merezca en estas sesiones de resultados. Obrar de ese modo pondría de relieve nuestro compromiso genuino con la promoción de los derechos humanos en un importante foro público.

 
  
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  Laima Liucija Andrikienė (PPE-DE). – Señor Presidente, el Parlamento va a enviar una delegación a la séptima sesión del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Se encargará a la misma que manifieste los motivos de inquietud del Parlamento respecto a la labor del CDH, y que informe al Subcomité de Derechos Humanos durante su visita.

Consideramos que la séptima sesión del CDH reviste una enorme importancia, porque será la primera en que se examinará una amplia gama de cuestiones sustanciales con arreglo a los nuevos métodos de trabajo derivados del paquete de reformas de refuerzo institucional adoptado en 2006 y 2007.

La credibilidad del CDH radica en la ejecución de estas reformas y mecanismos, y nuestro objetivo es fortalecer la capacidad del Consejo para abordar las violaciones de los derechos humanos en todo el mundo, y en especial, las más urgentes.

Rendimos homenaje a los resultados positivos del CDH, y en particular, a los avances en la ejecución de la revisión periódica universal, y de la revisión de los procedimientos especiales, así como a los logros de la Presidencia del Consejo de Derechos Humanos.

Acogemos favorablemente la participación de la sociedad civil y los defensores de los derechos humanos, así como los procedimientos especiales, que ocupan un lugar central de la maquinaria de las Naciones Unidas en materia de derechos humanos, y desempeñan un papel esencial, sobre todo en el Consejo de Derechos Humanos.

Al mismo tiempo, condenamos ciertas decisiones del Consejo de Derechos Humanos, como la de no renovar los mandatos de los relatores especiales sobre Belarús y Cuba.

Teniendo en cuenta las lecciones del pasado, subrayamos la importancia de que se celebren elecciones competitivas en todas las regiones, con el fin de proporcionar una oportunidad real a los miembros de las Naciones Unidas. El motivo es que, a nuestro pesar, algunos países con un historial problemático en materia de derechos humanos han sido elegidos hasta la fecha.

Una vez más, insto al Consejo, la Comisión y los Estados miembros a que continúen presionando a favor del establecimiento de criterios de adhesión para la elección al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, incluida la expedición de invitaciones permanentes para los procedimientos especiales.

En cuanto a la intervención de la UE, reconocemos el papel activo de ésta y de sus Estados miembros en el primer año de actuación del CDH. Es muy importante que la UE hable con una sola voz cuando trata cuestiones relativas a los derechos humanos, y dirigimos un llamamiento a la Comisión y al Consejo para que adopten una posición común con el fin de garantizar que los Estados miembros de la Unión suscriban y ratifiquen automáticamente todos los instrumentos internacionales en materia de derechos humanos.

Por último, pero no por ello menos importante, la UE debe dar un uso más eficaz a la ayuda y el apoyo político brindados a los países en cuestión, de modo que se les ofrezcan a éstos incentivos a la cooperación con el Consejo de Derechos Humanos.

 
  
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  Józef Pinior, en nombre del Grupo del PSE. – Señor Presidente, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas constituye una de las áreas de mayor interés en el ámbito de los derechos humanos para el Parlamento Europeo. Llevamos a cabo un seguimiento exhautivo de las actividades de dicho Consejo, y el Parlamento Europeo envía sus misiones a Ginebra dos veces al año.

Me gustaría realizar tres observaciones. En primer lugar, deseo rendir homenaje a los logros de la Presidencia del Consejo y, al mismo tiempo, subrayar la importancia del apoyo de la Unión Europea, así como de los candidatos con estándares de integridad elevados, a las elecciones para nuevo Presidente del Consejo, que se celebrarán el 23 de junio de 2008.

En segundo lugar, me gustaría incidir en que los procedimientos especiales ocupan un lugar esencial de la maquinaria de derechos humanos de las Naciones Unidas, y desempeñan un papel primordial, sobre todo en el Consejo de Derechos Humanos, la sociedad civil y los estados democráticos. En particular, los Estados de la UE han de ocuparse del seguimiento de los miembros del Consejo, y del ejercicio de presiones sobre éstos, para que cumplan sus responsabilidades en materia de promoción de los derechos humanos.

El Parlamento Europeo ha de condenar las decisiones del Consejo de no renovar el mandato de los relatores especiales para Belarús y Cuba. Debemos acoger favorablemente la renovación de los mandatos nacionales del relator especial para Sudán y de los expertos independientes para Liberia, Haití y Burundi.

En tercer lugar, gran parte de las legítimas críticas vertidas sobre el Consejo se centran en su decepcionante tratamiento de determinadas situaciones en ciertos países. En particular, la sesgada comprensión internacional respecto a la causa palestina y los agónicos esfuerzos de los Estados islámicos llevaron al Consejo a abordar el conflicto de Oriente Medio, pero se produjeron reiteradas críticas hacia un solo Estado (Israel), pasando por alto las violaciones cometidas por Hezbollah y ciertas facciones palestinas. El reto consiste en generar la voluntad política para que los miembros del Consejo traten eficazmente tal situación de una manera justa.

 
  
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  Hélène Flautre , en nombre del Grupo Verts/ALE. –(FR) Señor Presidente, en vísperas del séptimo Consejo de Derechos Humanos, el Parlamento desea transmitir un mensaje de apoyo, vigilancia y movilización.

El Consejo es el único órgano internacional que lucha en la práctica contra las violaciones de los derechos humanos y que, en particular, responde a las situaciones de emergencia y a las crisis relativas a los derechos humanos, pero que también actúa a largo plazo con los relatores especiales y en un diálogo interactivo con las ONG. El Consejo es una institución singular, y se encuentra en un momento decisivo y difícil de su historia. Un año no bastará para determinar su eficacia. Por otra parte, puede que sí sea suficiente para desacreditarlo, y se han producido varios intentos de debilitarlo y modificarlo, como sabemos.

En primer lugar, me gustaría mencionar la situación de la señora Sigma Huda, relatora especial sobre tráfico de personas. Se encuentra en prisión en Bangladesh, en condiciones deplorables. En segundo lugar, y en relación con estos mismos relatores especiales, las propuestas del Comité Asesor serán decididas finalmente por el Presidente como último recurso. Este hecho les da una idea de lo importante que es su función, y me gustaría destacar la excelencia de la labor realizada por el Presidente Costea y, al mismo tiempo, llamar su atención respecto a su futura sustitución en junio.

Por esta razón, la UE ha de permanecer atenta y dispuesta a tomar la iniciativa. Su acción es decisiva. Lo vimos en Gaza. La abstención de la UE diluye el mensaje de manera considerable, y debilita al propio Consejo.

En cualquier caso, cuando la UE toma la iniciativa de una sesión especial, y utiliza todo su peso para respaldarla, el Consejo crece y consigue resultados. A tal efecto, nuestros Estados miembros han de fortalecer sus alianzas transregionales para convencer a otros y evitar cualquier reacción en bloque que envíe al Consejo de vuelta a las penurias de las contingencias políticas.

Por tanto, instamos a nuestros gobiernos a redoblar sus esfuerzos, y a dar ejemplo, mediante la designación de un experto independiente cuando participen en la evaluación de otro gobierno como parte de la RPU, o por sí mismos, mostrándose abiertos a las críticas de los demás y a la autocrítica, o en la elección de nuevos miembros. Una invitación permanente a los procedimientos especiales debe constituir un criterio de enorme importancia para los Estados miembros de la UE.

 
  
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  Richard Howitt (PSE). – Señor Presidente, permítame elogiarle por esta resolución. De hecho, quiero alabar la labor de la delegación del Parlamento a Ginebra, donde, además de exigir responsabilidades a nuestros propios representantes de la UE, colaboramos con ellos con el fin de entablar un diálogo con países de otras regiones del mundo, demostrando la fortaleza y la solidaridad de Europa en el fomento de los derechos humanos y del derecho humanitario internacional.

Agradezco la inclusión de mis enmiendas en el texto de apoyo a la convocatoria de una sesión especial sobre la violencia contra las mujeres, así como la firma y la ratificación por todos nuestros países de la totalidad de los instrumentos internacionales en materia de derechos humanos. Solicito el apoyo de Europa, en particular, a la renovación del mandato del Representante Especial sobre la cuestión de los derechos humanos y las empresas transnacionales y otras empresas comerciales. En cualquier caso, tras acabar de regresar de Gaza, me gustaría llamar su atención respecto al apartado 34 en particular. Nos encontramos ante un estado de sitio, con la imposición de condiciones medievales a la población de Gaza. Hoy identificaremos esta situación como un claro caso de violación de derechos humanos. Si ni siquiera Tony Blair puede conseguir que Israel permita la importación de equipos para impedir que 40 000 litros de residuos humanos no tratados envenenen el suministro de agua, es hora de que Europa actúe. Tropas europeas, bajo un nuevo mandato, podrían contribuir a supervisar la reapertura de las fronteras y, al igual que les solicito su apoyo en esta ocasión, los países europeos podrían lograr el acuerdo de todos los interlocutores del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas para procurar la aplicación del Derecho humanitario internacional. Europa puede tomar la iniciativa, como propuso la Presidencia eslovena en nuestra Subcomisión de Derechos Humanos en Bruselas en una fecha tan reciente como la pasada semana. Podemos proponer un texto equilibrado en el que se reconozca que tanto los atentados terroristas con cohetes, como el castigo colectivo del bloqueo infringen la cuarta Convención de Ginebra. De este modo, podemos alcanzar un consenso en Ginebra que ejerza un efecto real en la crisis humanitaria que padece la población de Gaza.

 
  
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  Eija-Riitta Korhola (PPE-DE). – (FI) Señor Presidente, un examen crítico de los antiguos mecanismos y modos de trabajar, y el establecimiento de nuevas prácticas ha inspirado una gran esperanza en la capacidad del Consejo de Derechos Humanos para actuar como un órgano eficaz que otorga prioridad a la manera en que se abordan las violaciones de los derechos humanos, y que hace posible que las situaciones políticas incidan claramente en la competencia de los organismos de las Naciones Unidas.

La credibilidad del Consejo de Derechos Humanos depende asimismo de los nuevos titulares de mandatos de procedimientos especiales que deben designarse en marzo. Reviste enorme importancia que los conocimientos especializados, la imparcialidad, la independencia y la objetividad constituyan los factores cruciales.

Como a muchos otros de los aquí presentes, en la situación actual, a mí también me gustaría que la decisión del Consejo de Derechos Humanos de no ampliar los mandatos de los relatores especiales para Belarús y Cuba se reconsiderase. Los Estados miembros de la UE deben tratar asimismo de garantizar que el mandato del experto independiente para la República Democrática del Congo se amplíe.

 
  
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  Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. Desearía manifestar mi agradecimiento a los diputados que han participado en este debate y han ofrecido sus opiniones que, indudablemente, ayudarán a la Presidencia del Consejo en sus preparativos para la séptima sesión del Consejo de Derechos Humanos.

Me gustaría subrayar en particular que estoy plenamente de acuerdo con la declaración realizada por la Señora Andrikiené respecto a la necesidad de que la Unión Europea se muestre unida, manifestándose con una única voz, en el Consejo de Derechos Humanos.

También desearía llamar la atención respecto al hecho de que la Presidencia confía igualmente en que exista una adecuada cooperación con la delegación del Parlamento Europeo. La importancia del papel de la Unión Europea en la promoción y la protección de los derechos humanos es indiscutible, razón por la que nos gustaría contar con la mejor cooperación posible de esta estimada asamblea.

Deseo señalar para terminar que la séptima sesión del Consejo de Derechos Humanos comenzará con la reunión de ministros, a la que se dirigirá, en nombre de la Presidencia del Consejo de la Unión Europea, el ministro Dimitrij Rupel, Presidente del Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores. Participarán otros altos representantes, quizá incluso el Secretario General de las Naciones Unidas.

 
  
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  Benita Ferrero-Waldner, Comisaria. − Señor Presidente, la Unión Europea es una institución muy importante que debe avanzar en la dirección correcta, y guiar al Consejo de Derechos Humanos en tal dirección.

El Consejo ha de demostrar aún que constituye un órgano eficaz en el ámbito de los derechos humanos en el seno de las Naciones Unidas; de éso no cabe duda. No obstante, como he señalado anteriormente, es demasiado pronto para emitir un fallo definitivo. De hecho, tal dictamen en este momento podría incluso dificultar el progreso de esta institución en el futuro. Por esta razón, es importante que las partes relacionadas con la defensa de los derechos humanos sigan prestando su apoyo al Consejo, aunque con una actitud crítica. En este sentido, me complace que una delegación del Parlamento Europeo asista a parte de la séptima sesión con el fin de evaluar su labor de primera mano.

Al igual que la señora Andrikienë, creo que la Unión Europea tendrá que procurar manifestarse con una única voz sobre esta cuestión. Las pautas de votación de los miembros de la UE en el Consejo son muy homogéneas, y cuanto más lo sean, mayor importancia cobrará nuestra voz.

En cuanto a los criterios relativos a la condición de miembro, hasta la fecha, ha resultado imposible su elaboración. En cualquier caso, la adopción de compromisos en materia de derechos humanos constituirá un paso importante hacia la asunción de una mayor responsabilidad por parte de los países candidatos y, como he señalado anteriormente, éste es un paso importante.

En cuanto a los procedimientos especiales, la UE lucha activamente a favor de la ampliación de los mandatos vigentes y el establecimiento de otros nuevos que consideramos necesarios.

Por último, permítanme referirme a Belarús y Cuba. El Consejo puede ser criticado por no mantener los mandatos para tales países, pero fue una solución de compromiso que se hizo necesaria para salvar muchos de los demás mandatos para países y temáticos que son actualmente objeto de revisión. Del mismo modo, por ejemplo en el caso de Sudán Es lamentable perder el mandato del Grupo de expertos para Darfur, pero, por desgracia, tal pérdida resultó inevitable para salvar el del Representante especial para Sudán.

Por tanto, en ocasiones, para lograr el consenso, la Unión Europea ha de estar dispuesta a adoptar soluciones de compromiso difíciles. En cualquier caso, reitero que, en general, constituimos un motor y un órgano de gran relevancia en este área, y hemos de seguir trabajando para garantizar que el Consejo de Derechos Humanos funciona verdaderamente y avanza en la dirección correcta. El Parlamento Europeo constituye un instrumento de enorme solidez para ayudarnos en este empeño.

 
  
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  Presidente. − Se cierra el debate.

La votación tendrá lugar el jueves 21 de febrero de 2008.

 
  
  

PRESIDENCIA: Diana WALLIS
Vicepresidenta

 

11. Turno de preguntas (preguntas al Consejo)
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  Presidente. − El siguiente punto es el turno de preguntas (B6-0010/2008).

Se dirigen las siguientes preguntas al Consejo.

Pregunta nº 1, formulada por Manuel Medina Ortega (H-1042/07)

Asunto: Inmigración tras la cumbre UE-África

¿Puede informar el Consejo de las medidas propuestas para su adopción y encaminadas a ejecutar los acuerdos alcanzados en la reciente cumbre celebrada en Lisboa entre la UE y los países de África respecto a la cuestión de la inmigración?

 
  
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  Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. En la cumbre UE-África celebrada el 9 de diciembre del año pasado en Lisboa se convino el establecimiento de una alianza estratégica que comprenda todas las áreas y asuntos de interés mutuo.

Me gustaría llamar especialmente su atención respecto a tres importantes documentos que se aprobaron en dicha cumbre: la Declaración de Lisboa, la Estrategia Conjunta UE-África, y su Primer plan de acción. En este Primer plan de acción de la estrategia conjunta se establece una alianza entre África y la Unión Europea en los campos complementarios de la migración, la movilidad y el empleo.

La alianza entre África y la Unión Europea en las áreas de migración, movilidad y empleo debe garantizar la obtención de respuestas globales a estas cuestiones, con el objetivo específico de crear más y mejores empleos para los africanos, y procurar un mejor control de la migración.

Por el momento, los órganos competentes del Consejo estudian las ulteriores medidas que deberán adoptarse con arreglo a las decisiones de la cumbre de Lisboa y a la Estrategia Conjunta UE-África y su Primer plan de acción, incluida la alianza en materia de migración.

 
  
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  Manuel Medina Ortega (PSE).(ES) Señora Presidenta, la cuestión es qué tipo de medidas se pueden tomar efectivamente, porque la presión migratoria sobre Europa es todavía muy fuerte, a consecuencia de la angustiosa situación social y económica de muchos países africanos.

La pregunta concreta que quería formular era si, en efecto, en este momento el Consejo tiene algún plan concreto, porque va pasando el tiempo, la situación africana no está mejorando y, concretamente, muchos países europeos se quejan de una inmigración no controlada y de la incapacidad de las instituciones europeas para controlarla.

¿Qué estamos haciendo concretamente en este momento? o ¿qué podemos esperar a corto plazo?

 
  
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  Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. Señor Medina Ortega, los problemas que mencionaba no se van a resolver en un abrir y cerrar de ojos. La situación en África en los ámbitos del desarrollo económico, la seguridad y el bienestar de la población es tan compleja que su resolución únicamente se puede producir a largo plazo.

Sólo la mejora de las condiciones de vida en el continente africano podría aliviar a largo plazo la presión migratoria. La Cumbre no podía ofrecer respuesta a todas las cuestiones pendientes y, sobre todo, no podía ofrecer soluciones inmediatas. Como he mencionado, la Cumbre se celebró en diciembre y sólo ahora se está empezando a debatir sobre las medidas que se habrán de adoptar para aplicar los acuerdos alcanzados en la Cumbre.

Puedo asegurarles que la Cumbre UE-África estableció un marco para todas las conversaciones sobre la gestión de las migraciones entabladas en las diversas conferencias entre África y la Unión Europea. La Cumbre UE-África incluye ahora los procesos de Trípoli y Rabat y todos los demás procesos. Éste es el primer logro, la consolidación de nuestros esfuerzos.

Me gustaría mencionar el enorme interés de la política migratoria de la Unión Europea en relación con África. Principalmente intentamos lograr un enfoque global. Un enfoque que incluya la lucha contra la inmigración ilegal, los esfuerzos para mejorar la gestión de la migración legal, la prevención de la trata de seres humanos, unos mejores controles fronterizos y, sobre todo, el desarrollo de los países de los que proceden los flujos migratorios. Sólo lo anterior ofrecerá una solución a largo plazo a las presiones migratorias a las que se enfrenta la Unión Europea. Las otras medidas que ya he enumerado son, como mucho, soluciones a corto plazo que no eliminarán el problema principal que usted mismo mencionaba, el problema de las condiciones en las que se encuentran los países de origen. Éste es el verdadero motor que impulsa la migración.

 
  
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  Hubert Pirker (PPE-DE).(DE) Celebro el modo en que considera en este caso la situación en su conjunto y distingue entre las estrategias a medio y a largo plazo. Usted se ha referido a la próxima celebración de una cumbre. ¿Se encuentra usted, como Presidente en ejercicio del Consejo, preparado para instar a la consecución de un acuerdo por parte de los Estados pertinentes de África respecto a la readmisión de inmigrantes ilegales, como condición para una cooperación positiva, una mayor asistencia económica y un refuerzo de la ayuda de otra índole?

 
  
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  Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. La política del Consejo respecto al regreso de inmigrantes ilegales es bien conocida. Es uno de los elementos de la política de migración de la Unión Europea que se lleva a la práctica en colaboración con nuestros socios africanos.

La ayuda al desarrollo constituye asimismo un aspecto de la política de migración, es decir, ha de tenerse en cuenta, y la política de inmigración debe percibirse igualmente desde tal perspectiva, puesto que aborda el problema a largo plazo de crear condiciones mejores en los países en los que se origina la migración.

Sinceramente, no deseo referirme a la aplicación directa de condiciones a la ayuda al desarrollo en relación con estos aspectos. No obstante, es un hecho que se trata de elementos de la política de migración en su conjunto, pendientes aún de ser vinculados y reforzados en el futuro.

 
  
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  Jörg Leichtfried (PSE).(DE) Presidente en ejercicio, si existe un área en la que los ciudadanos europeos desean que la Unión Europea asuma responsabilidades, es la de la inmigración ilegal y la política de inmigración en su conjunto. Aunque, en mi opinión, el Parlamento y la Comisión se muestran muy activos en este ámbito, no estoy tan seguro del Consejo. Dice usted que todos conocen las actividades del Consejo en este terreno. Yo sé lo que hace, y no es otra cosa que hacer todo lo posible para impedir la creación de competencias europeas de vital importancia. Es lo que lleva haciendo durante años. Me interesaría saber qué le hace mostrarse tan optimista respecto a que algo vaya a cambiar, y qué medidas concretas va a llevar a cabo para propiciar los cambios.

 
  
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  Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. Gracias por su pregunta. No puedo estar de acuerdo con que el Consejo mantenga una actitud pasiva en lo que atañe a la migración. Por el contrario, recientemente, y sobre todo el año pasado, el Consejo prestó una gran atención a la migración. Debo mencionar asimismo que el Consejo Europeo planea debatir la cuestión de la migración en su sesión de diciembre del presente ejercicio. Éso significa que la cuestión se debatirá a la más alta escala política.

El de la migración es un problema real para la Unión Europea. He mencionado ya las soluciones, y he indicado la dirección que deberíamos considerar para encontrarlas. Más en concreto, podría mencionar el refuerzo ulterior de FRONTEX. Es otra de las áreas en las que interviene el Consejo.

Es importante abordar la demanda de migración. Debemos gestionar mejor los flujos de migración, y mitigar la fuga de cerebros de África, puesto que perpetúa las condiciones deficientes en grandes áreas del continente.

El Consejo participa en el desarrollo de los conceptos de asociación móvil y migración circular y, a tal efecto, sigue adelante con sus misiones a países africanos. Debo mencionar que, durante nuestra Presidencia, se llevará a cabo una misión a Nigeria y a la República de Sudáfrica. El Consejo emprende iniciativas respecto a esta cuestión y desea contribuir.

En cualquier caso, no cabe duda de que se trata de un área perteneciente al tercer pilar (justicia y asuntos de interior), en el que, con frecuencia, han existido procedimientos prolongados a la búsqueda de un consenso. Si el Tratado de Lisboa se ratifica y ejecuta, será un área en la que se la toma de decisiones en el futuro resultará más fácil y rápida.

 
  
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  Presidente. − Pregunta nº 2, a cargo de Claude Moraes (H-1046/07)

Asunto: financiación regional tras la ampliación

¿Qué solución ha encontrado el Consejo para la cuestión de la redistribución de la financiación regional que ha hecho necesaria la ampliación de la UE?

 
  
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  Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. Debo señalar en respuesta a la pregunta del señor Moraes que, en el acuerdo interinstitucional entre el Parlamento Europeo, el Consejo y la Comisión respecto a la disciplina presupuestaria y una sólida gestión financiera, se ha definido el marco financiero para la Unión Europea y los 27 Estados miembros en el período comprendido entre 2007 y 2013. Tal acuerdo se aprobó en mayo. En julio de 2007, el paquete legislativo sobre la política de cohesión se aprobó con arreglo a dicho acuerdo. En resumen, tras la ampliación de enero de 2007, no hubo necesidad de proceder a una reasignación de recursos.

 
  
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  Claude Moraes (PSE). - Usted se refiere al análisis más general de la financiación estructural, pero puede que sea consciente de que, la semana pasada, Eurostat publicó cifras que ponen de relieve cuáles son las áreas y las ciudades más ricas de la Unión Europea. Entre las mismas figura mi propia circunscripción de Londres, aunque yo resido en una parte de la ciudad que figura entre las áreas más desfavorecidas de Europa occidental en cuanto a pobreza infantil, y otros aspectos.

En realidad, la pregunta que le dirijo es: ¿seguirá teniendo en cuenta usted el hecho de que, incluso en las áreas más ricas, como Londres y Frankfurt, existen aún bolsas de pobreza que se han abandonado, y que no deberían pasarse por alto, precisamente porque prestamos nuestra ayuda, y con razón, a las áreas más desfavorecidas de Europa?

 
  
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  Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. Gracias por esta nueva pregunta. Creo que dispongo ahora de un mejor conocimiento de la cuestión original acerca del efecto de la ampliación en la financiación regional, a la que mi respuesta fue que no existía tal efecto porque los recursos se habían asignado adecuadamente antes de la ampliación.

En cualquier caso, la pregunta adicional es igualmente razonable. La cuestión es si tales fenómenos deben gestionarse en el marco de las políticas regionales. Quizá, debería permitirse u obligarse a las regiones ricas a hacer algo más por erradicar las bolsas de pobreza. Es probable que las regiones ricas puedan abordar tal tarea con mayor facilidad que las menos favorecidas.

En resumen, debemos tomar en consideración el concepto de política regional y recursos regionales en el marco de la Unión Europea. Ésto no altera la realidad del problema que ha señalado usted.

 
  
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  Danutë Budreikaitė (ALDE). (LT) Señor Presidente, Ministro, me gustaría saber si dispone usted de alguna información, de algunas cifras, para mostrar la manera en que el crecimiento del PIB se ha visto influido por la financiación estructural otorgada a los nuevos Estados miembros, y quizá, incluso a los antiguos Estados miembros. Los estudios realizados en mi país, Lituania, han puesto de relieve que no fue la ayuda estructural, sino el desarrollo del mercado único y el mercado interior lo que ejerció un notable efecto en el crecimiento económico. ¿Puede facilitarnos tales cifras? Gracias.

 
  
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  Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. No, señor diputado, no tengo aquí esas cifras. No obstante, permítame comentar dos aspectos.

En primer lugar, el mercado común beneficia a todos los Estados miembros, tanto antiguos, como nuevos, y a todos los demás agentes asociados al mismo. No cabe duda al respecto, y puede observarse en el informe de la Comisión Europea de 2006 titulado «La ampliación dos años después», en el que se mencionan y evalúan los efectos beneficiosos del mercado común ampliado y otros aspectos.

En lo que respecta a los fondos estructurales, la situación es como sigue: lo importante no es sólo el nivel de recursos para un determinado fin en el marco de dichos fondos, sino también la calidad de la aplicación de tales recursos. En este sentido, puedo afirmar que, cuando se aplican bien, tales recursos contribuyen a la consecución de una renta per cápita superior en el país de que se trate.

 
  
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  Jim Higgins (PPE-DE). – El Ministro ha tenido una jornada muy larga, así que me voy a limitar a sugerir que, desde el punto de vista de los fondos estructurales y el Fondo de Cohesión, considere el ejemplo de Irlanda, donde estos instrumentos desempeñaron un importante papel en la transformación de una economía del tercer mundo en el «tigre celta». Pone de relieve lo que puede conseguirse. Tres de las cuatro patas del tigre celta son resultado de los fondos estructurales, el Fondo de Cohesión y otros medios de financiación proporcionados por la Unión Europea.

Le deseamos lo mejor a los nuevos Estados miembros, y a usted en su presidencia.

 
  
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  Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. Me gustaría añadir tan sólo un comentario. Se ha citado el ejemplo de Irlanda. Señor Higgins, probablemente tenga usted razón. Irlanda constituye un ejemplo paradigmático de la manera en que una aplicación correcta y eficaz de los fondos estructurales y de cohesión contribuye a un desarrollo más rápido.

Cuando digo que Irlanda es un ejemplo paradigmático, hablo completamente en serio. En otras palabras, muchos países, y en particular los que se incorporaron a la Unión Europea en 2004 y 2007, hacen cuanto está en su mano para adoptar las experiencias y los conocimientos especializados irlandeses al utilizar dichos fondos, con el fin de emular el éxito de Irlanda.

 
  
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  Presidente. − Pregunta nº 3, a cargo de Marie Panayotopoulos-Cassiotou (H-1048/07)

Asunto: «Flexiguridad» en el trabajo

¿Qué medidas se propone adoptar el Consejo en los próximos años para resolver las cuestiones pendientes en materia de relaciones laborales y apoyar los conceptos de «flexiguridad» en el trabajo?

 
  
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  Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. En diciembre de 2007, con arreglo a los estudios exhaustivos llevados a cabo por diversas instituciones europeas, así como por interlocutores sociales, el Comité adoptó decisiones respecto a ocho principios comunes relativos a la «flexiguridad». Tales principios fueron confirmados asimismo por el Consejo Europeo.

El Consejo señaló en tales decisiones que los principios comunes deben contribuir a la ejecución del nuevo ciclo de la Estrategia de Lisboa. Recientemente, la Comisión presentó una propuesta sobre unas directrices integradas para 2008-2010. Es de prever que el Consejo dedique especial atención a la flexiguridad en los debates sobre dicha propuesta, que han comenzado ya.

La responsabilidad relativa a la ejecución de las directrices integradas recaerá en los Estados miembros. Se prevé que, cuando informen al Consejo y a la Comisión sobre la ejecución de tales directrices, se referirán a su respectiva reglamentación en materia de flexiguridad.

El Consejo opina que es necesario fomentar la sensibilización de los ciudadanos respecto a las políticas de flexiguridad y a la importancia de las mismas para reformar los modelos económicos y sociales europeos. Por tanto, en su decisión, el Consejo instó a la Comisión a impulsar una iniciativa pública que posibilite que los grupos de interés pertinentes en el mercado de trabajo adopten los principios comunes con mayor facilidad. El Consejo solicitó asimismo a la Comisión que le mantenga periódicamente informado de las medidas en cuestión.

En lo que atañe a las dos importantes propuestas legislativas en el terreno de las condiciones de trabajo (me refiero a la Directiva sobre el tiempo de trabajo y la Directiva sobre el empleo temporal), la Presidencia eslovena esta dispuesta a seguir trabajando respecto a esta cuestión. A la vista de las dificultades para lograr la unanimidad entre los Estados miembros, seguimos evaluando otros posibles procedimientos en relación con dicha legislación. Cabe mencionar a este respecto que en Europa coexisten muchas y variadas tradiciones en la regulación de las condiciones de trabajo. De todos modos, los Estados miembros consiguieron llegar a un acuerdo con relativa rapidez respecto a los principios comunes de la flexiguridad, aunque advirtieron de que éstos tendrían que adaptarse a las condiciones específicas de cada uno de los Estados.

Todo ésto indica que será más difícil alcanzar un acuerdo cuando se busque una solución que consista en la adopción de leyes vinculantes y aplicables a todos los mercados de trabajo de la Unión.

 
  
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  Marie Panayotopoulos-Cassiotou (PPE-DE).(EL) Señora Presidenta, los ciudadanos de todos los Estados miembros (empleadores y empleados) están sometidos a presión en lo que atañe a las relaciones laborales. En muchos casos, esta situación obedece indudablemente a la globalización, pero también se debe el método abierto de coordinación que la Unión Europea lleva años aplicando.

Por ello, planteamos diversas objeciones a las propuestas de reforma de los sistemas de seguros y a otras medidas basadas en dicho método.

¿Se propone el Consejo plantear medidas estructurales encaminadas a mejorar las relaciones laborales a escala europea, con el fin de acabar con la fuerte oposición y las protestas que podemos contemplar en televisión en todos los Estados miembros?

 
  
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  Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. Lógicamente, el Consejo se propone seguir adelante y potenciar sus esfuerzos por mejorar las condiciones existentes en el mercado de trabajo. Suele decirse que la mejora de la flexibilidad en el mercado de trabajo significa una reducción de la seguridad social, pero ésto no es cierto. La esencia del concepto de flexibilidad, o flexibilidad segura, es precisamente ésa. El Consejo está convencido de que ésta es la única vía correcta en el contexto de la globalización, que comprende numerosos aspectos.

Lo importante no es sólo el refuerzo de la flexibilidad en el mercado de trabajo, que no debe ir nunca en detrimento de la seguridad social; existen muchas otras medidas como el aprendizaje permanente, la mejora del desarrollo de los recursos humanos, y otros aspectos de la flexiguridad.

En resumen, el Consejo se propone seguir adelante con sus actividades en este ámbito, y ésta será una de las cuestiones importantes a debatir en la sesión de marzo del Consejo Europeo, en el marco del impulso a la nueva fase de la Estrategia de Lisboa.

 
  
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  Hubert Pirker (PPE-DE).(DE) Como sugiere el término «flexiguridad», lo ideal es una combinación de flexibilidad y seguridad. Esta mañana se celebró un debate sobre esta cuestión, y el Parlamento propuso que se adoptara un salario mínimo en los Estados miembros con arreglo a sus normas de minimis. ¿Qué hará la Presidencia para garantizar que el salario mínimo se convierta en una realidad en cada uno de los Estados miembros en un futuro previsible?

 
  
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  Mairead McGuinness (PPE-DE). – Me gustaría que ampliara brevemente su comentario sobre la cuestión que planteó al señalar que desearía elevar el grado de sensibilización y contar con una iniciativa pública respecto a toda esta cuestión de la flexiguridad. En mi opinión, es probable que los trabajadores conozcan muy bien la parte de la flexibilidad, pero que tengan menos claro la de la seguridad en este nuevo ámbito laboral.

Además, respecto al tema del salario mínimo, y procediendo de un país en el que existe éste, creo que la cuestión consiste en asegurarse de que todo el mundo puede beneficiarse de un salario mínimo.

 
  
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  Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. En primer lugar, mi respuesta al señor Pirker. Por el momento, no existe consenso en el Consejo; es decir, el Consejo no ha adoptado una posición común respecto al salario mínimo, por lo que, en esta fase, la Presidencia no prevé que se emprendan iniciativas específicas en este sentido.

En segundo lugar, mi respuesta a la señora McGuinness. He mencionado la propuesta del Consejo, relativa al llamamiento a la Comisión a promover una iniciativa pública para explicar los ocho principios comunes a todos los grupos interesados en el mercado de trabajo y facilitarles la aceptación de tales principios, que se adoptaron en diciembre del año pasado.

Al mismo tiempo, el Consejo instó a la Comisión a mantenerle informado de las medidas pertinentes. El Consejo pidió a la Comisión que ésta actúe de un determinado modo, y ahora estamos a la espera de recibir información al respecto de la Comisión.

 
  
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  Presidente. − Pregunta nº 4, a cargo de Gay Mitchell (H-1050/07)

Asunto: misión de la UE al Chad

¿Realizará el Consejo una declaración sobre la misión de la UE a Chad, y en particular, sobre la situación actual de seguridad sobre el terreno? ¿Garantizará el Consejo la disponibilidad de todo el equipo necesario para esta difícil misión? ¿Cómo se coordina el Consejo con las Naciones Unidas en lo que atañe a la situación a largo plazo en la región?

 
  
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  Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. El proceso de conformación de las fuerzas destinadas a la misión europea al Chad, que no resultó fácil, se completó el 11 de enero del presente año, cuando el oficial al mando pudo recomendar el inicio de la operación. El 28 de enero, el Consejo confirmó el plan de la operación, denominado «plan o», y adoptó una decisión sobre su puesta en marcha.

Como sabemos, el General irlandés Patrick Nash se encuentra al mando de la operación. La fuerza consta de 3 700 soldados procedentes de 14 Estados miembros. Se ha compuesto, equipado e instruido para cumplir su misión de manera satisfactoria en un entorno difícil. Sus normas sobre el uso de la fuerza son estrictas y acordes con el mandato estipulado en el capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas.

Como sabemos, dicho mandato se otorgó en la Resolución 1 778 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. La operación de la Unión Europea, con la denominación de EUFOR Chad-República Centroafricana, se llevará a cabo durante un año desde la fecha de declaración de capacidad operativa inicial, y será neutral e imparcial.

La planificación se llevó a cabo desde un principio en estrecha colaboración con las Naciones Unidas. Para garantizar la transparencia, la eficacia y la posibilidad de modificar las medidas, se han establecido mecanismos de coordinación apropiados a todas las escalas, en Nueva York y Bruselas, en el cuartel general de la operación en París, y sobre el terreno.

Después de los recientes enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales y los grupos rebeldes chadianos, la situación de seguridad en Chad es ahora más estable. El despliegue de la misión de la UE continúa, y prevemos que EUFOR alcance su capacidad operativa inicial a mediados de marzo.

Permítanme mencionar algunas decisiones adoptadas por el Consejo en la última sesión del lunes, anteayer. El Consejo expresó su honda preocupación respecto a las ramificaciones regionales del conflicto en Darfur y a los intentos de derrocar al Gobierno chadiano. Respaldó el llamamiento de la Unión Africana y las Naciones Unidas a favor del respeto de la soberanía, la unidad nacional y la integridad territorial del Chad.

El Consejo declaró que los recientes acontecimientos subrayaban la necesidad de un despliegue de la misión en el Chad oriental, donde su tarea ha de consistir en el refuerzo de la seguridad. El Consejo subrayó asimismo que, en la observancia de su mandato, la misión será imparcial, neutral e independiente.

Para terminar, añadiré que el Consejo llevará a cabo un estrecho seguimiento de la situación de seguridad en el Chad y Darfur occidental a todas las escalas, y evaluará asimismo las consecuencias de esta situación para la misión de EUFOR.

 
  
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  Gay Mitchell (PPE-DE). – Presidente en ejercicio, no ha respondido usted a mi pregunta, que fue, en concreto, si podía ofrecer garantías de que se dispondrá del equipo necesario para esta difícil misión. ¿Sería tan amable de contestar a esta cuestión y brindar algún tipo de garantía?

Como ha señalado, la misión se encuentra al mando de un oficial del ejército irlandés, el teniente general Nash, y esta noche, 50 miembros del cuerpo de élite de los Rangers de dicho ejército partirán de Dublín, y les seguirán muchos más soldados irlandeses en próximas fechas.

¿Se dispondrá de un respaldo logístico suficiente? ¿Cuentan con los servicios médicos necesarios, y garantizará usted, como planteo en mi pregunta, la disposición de todo el equipo requerido para esta difícil misión?

Deseo la mejor de las suertes a los rangers irlandeses y a todos los soldados que acudan a la zona, así como la protección divina, en el desempeño de su ardua tarea.

 
  
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  Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. Debo hacer hincapié en que, en principio, la equipación de las unidades es responsabilidad de cada uno de los Estados miembros que envía éstas a una misión.

Estimado diputado, pregunta usted por unas garantías que el Consejo no puede ofrecer, puesto que son competencias de cada Estado miembro. Sólo puedo repetir lo que dije en la presentación, a saber: que el proceso de formación de las fuerzas se culminó con éxito. Resultó difícil, pero, finalmente, se completó de manera suficiente para que el oficial al mando de la misión recomendara el inicio de la misma.

 
  
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  Jörg Leichtfried (PSE).(DE) Creo que esta misión constituye una buena idea en principio (siempre que se lleve a cabo de manera profesional), porque procura precisamente lo que se trató en el debate sobre migración al que asistimos anteriormente; en concreto, la generación de seguridad en los lugares de procedencia de los inmigrantes. En este sentido, sencillamente no puede entender que algunos populistas hipócritas austríacos de la derecha se manifiesten en contra de esta misión. En cualquier caso, lo que me preocupa en este momento es que sea un tema de debate constante si, en particular, el ejército francés actuará o no en esta misión de manera neutral respecto a las partes en conflicto. Me gustaría saber de qué información dispone usted acerca de esta cuestión, y cómo garantizará que la misión se mantendrá neutral respecto a las partes enfrentadas. También me gustaría aprovechar la oportunidad para desear todo lo mejor a los soldados.

 
  
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  Colm Burke (PPE-DE). – Tengo una pregunta en relación con el contacto con los grupos opuestos al Gobierno. No me refiero a los grupos rebeldes, sino a otros que se oponen al Gobierno. ¿Se ha realizado algún esfuerzo para procurar su incorporación a estas iniciativas, de modo que dispongamos de un enfoque más unificado respecto a la misión de las Naciones Unidas, o de la Unión Europea, destinadas al Chad?

Hasta la fecha, parece que todos los contactos se han realizado con el propio Gobierno. Me pregunto si el camino a seguir no podría consistir en contar con aquéllos que se oponen al Gobierno, pero que no forman parte de grupos rebeldes.

 
  
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  Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. En respuesta a la pregunta sobre la neutralidad, sólo puedo señalar que el Consejo volvió a decidir el lunes, anteayer, que las unidades de la UE en Chad serán imparciales, neutrales e independientes. En mi opinión, tal decisión contiene la respuesta a la cuestión sobre la neutralidad de las unidades participantes en esta operación. La operación en su conjunto será neutral, imparcial e independiente.

Esta afirmación responde también en parte a la pregunta adicional planteada a continuación. No se trata de una operación para reclutar a partidarios. Es una operación que, de una manera imparcial y neutral, debe garantizar la seguridad en la región a la que será enviada. No debe ocuparse de encontrar algún tipo de aliado. Insisto en que se trata de una operación neutral e imparcial cuya tarea es garantizar la seguridad en la región con arreglo a su mandato.

 
  
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  Presidente. − Pregunta nº 5, a cargo de Colm Burke (H-1052/07)

Asunto: Birmania

Respecto a la designación del señor Piero Fassino como Enviado Especial de la UE a Birmania con el fin de facilitar la misión de buenos oficios de las Naciones Unidas, y considerando el importante papel de la ASEAN, India y China en lo que atañe a Birmania, ¿cuán productivas resultaron las recientes reuniones del señor Fassino con China y otras naciones asiáticas?

De conformidad con las conclusiones del GAERC del 15 de octubre, el Consejo reafirmó el 14 de diciembre que la UE se mantiene dispuesta a revisar, modificar o reforzar adicionalmente las medidas restrictivas impuestas contra el Gobierno de Birmania, a la luz de los acontecimientos sobre el terreno. ¿Qué otras medidas restrictivas consideraría el Consejo (viendo que las aplicadas actualmente ejercen más bien un efecto mínimo)? ¿Puede el Consejo establecer un plazo límite para su ejecución?

De acuerdo con una reciente visita de estudio a cargo de la ONG CSW a la frontera entre Tailandia y Birmania, el número de personas asesinadas por el ejército birmano en las operaciones emprendidas para acabar con las protestas pacíficas en septiembre fue muy superior al reflejado en los datos oficiales. Monjes y civiles que habían huido de Birmania desde septiembre proporcionaron a CSW informaciones de primera mano acerca de la brutalidad del régimen contra el movimiento a favor de la democracia. CSW ha determinado que cientos de personas pueden haber sido asesinadas durante las protestas en Birmania, y los casos de trabajo forzoso y violaciones continúan en las áreas étnicas. ¿Cuál es la respuesta del Consejo a este informe? De acuerdo con el Consejo, la UE está firmemente decidida a seguir asistiendo al pueblo de Birmania/Myanmar en su camino hacia la democracia, la seguridad y la prosperidad. ¿Cómo se propone el Consejo abordar tal asistencia en términos más específicos?

 
  
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  Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. Debo señalar desde un principio que, el 6 de noviembre del año pasado, Javier Solana, Alto Representante de la Unión Europea para la Política Exterior y de Seguridad Común, designó un Enviado Especial para Birmania/Myanmar, con el fin de subrayar la importancia que la Unión Europea atribuye al cambio democrático, la reconciliación, la mejora de los derechos humanos y el desarrollo del país.

Bajo este mandato, el Enviado Especial, señor Fassino, ha solicitado una reunión con el señor Gambari, Asesor Especial de las Naciones Unidas, y ha consultado además con destacados interlocutores de la Unión Europea.

En noviembre del año pasado, con ocasión de la Cumbre de la UE y la ASEAN en Singapur, el Enviado Especial se reunión con el representante de los países de esta organización. Además, en diciembre llevó a cabo su primera misión a China. Se reunión con los representantes de Birmania y de sus vecinos en Roma y durante las visitas a las Naciones Unidas en Ginebra y Nueva York, y también se reunirá con sus representantes en Bruselas.

Estas consultas y contactos políticos y diplomáticos realizados por nuestro Representante Especial continuarán en los próximos meses. Se prestará especial atención a la mediación a cargo de las Naciones Unidas y del «Grupo de Amigos» de esta institución.

En la sesión del lunes, el Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores acogió favorablemente la labor del Enviado Especial, señor Fassino, en la coordinación de los esfuerzos diplomáticos de la Unión Europea y sus socios asiáticos, y reafirmó su papel en la prestación de apoyo y la promoción de la misión de las Naciones Unidas.

Debo destacar que, hace algún tiempo, la Unión Europea adoptó una posición común global que comprende la imposición de un embargo de armas a Birmania, y de restricciones de desplazamiento y bloqueo de activos a un gran número de ciudadanos birmanos relacionados con el ejército y el Gobierno de este país.

En noviembre de 2007, el Consejo adoptó sanciones más estrictas, con el fin de reforzar las medidas vigentes y de establecer otras nuevas, sobre todo dirigidas a las actividades extractivas. Conforme a lo previsto, el Consejo estudió el efecto, la eficacia, la idoneidad política y la viabilidad en la práctica de otras posibles restricciones.

El Consejo recibe y examina la información facilitada por sus socios y numerosos representantes en las organizaciones gubernamentales acerca de su experiencia en relación con estas sanciones de mayor rigor.

El Consejo ha observado que algunos Estados miembros de la Unión Europea y la Comisión han reforzado recientemente la asistencia destinada a Birmania y a los refugiados birmanos en los países vecinos. La Unión Europea estaría dispuesta a garantizar la provisión de ayuda adicional a Birmania/Myanmar. Por esa razón, insta a las autoridades birmanas a adoptar nuevas medidas encaminadas a democratizar el país y alcanzar la reconciliación nacional.

El anuncio oficial de un referéndum sobre la constitución, que debe celebrarse en mayo del presente año, y en particular, de unas elecciones pluripartidistas en 2010, constituye, en opinión del Consejo, un paso adelante en la dirección correcta.

 
  
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  Colm Burke (PPE-DE). – Lo que nos ha referido es únicamente una información de seguimiento a su respuesta a esta compleja cuestión, lo que le agradezco enormemente.

Tan sólo me gustaría plantear dos preguntas relacionadas con el tema que nos ocupa. En primer lugar, el Secretario General del KNU fue asesinado en su domicilio en Tailandia el 14 de febrero. Tengo entendido que Christian Solidarity Worldwide le había visitado dos días antes. ¿Qué presiones hemos ejercido sobre Tailandia para que este país investigue tal asesinato? Tengo entendido que el crimen fue ordenado por el régimen de Birmania.

En segundo lugar, según parece, los refugiados que se desplazan a Malasia han sido víctimas de maltratos. De hecho, algunas refugiadas dieron a luz mientras se encontraban detenidas, o en prisión. ¿Qué presiones hemos ejercido sobre Tailandia y Malasia en relación al tratamiento dado a estas cuestiones?

 
  
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  Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. El Consejo no debatió esta cuestión en relación ni con Tailandia, ni con Malasia. Remitiré su pregunta al Consejo.

 
  
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  Presidente. − Pregunta nº 6, a cargo de Jim Higgins (H-1056/07)

Asunto: Movimiento a favor de la democracia en Birmania

Tras la reciente represión brutal de las pacíficas protestas callejeras en Birmania, ¿podría referir el Consejo qué acciones va a emprender para garantizar que los activistas a favor de la democracia reciban protección, y que la junta militar trabaje para la consecución de una transición rápida y pacífica a la democracia, y si ha elevado alguna queja para procurar el regreso de los desaparecidos en Birmania, incluidos los monjes cuyo paradero se desconoce desde las últimas protestas?

 
  
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  Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. Como mencioné en la respuesta anterior, el Consejo lleva a cabo un estrecho seguimiento de la situación en Birmania/Myanmar, y recibe informes de diversas fuentes.

La UE, junto con otros países, respondió a las manifestaciones de los pasados meses de agosto y septiembre, y a la violenta represión de tales protestas pacíficas, con el claro objetivo de manifestar su solidaridad con la población birmana. Asimismo, adoptó medidas restrictivas de mayor rigor dirigidas a los responsables de los actos de violencia y del atolladero político general y las condiciones existentes en el país. Como señalé anteriormente, debido a las difíciles condiciones de vida de la población, así como a las cifras de refugiados, algunos Estados miembros y la Comisión han reforzado la ayuda a Birmania, y a los refugiados birmanos en países vecinos.

Por otra parte, la Unión Europea figuró entre los instigadores de la reunión del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas celebrada en Ginebra en octubre de 2007, que autorizó a Sérgio Pinheiro, Relator Especial de las Naciones Unidas sobre derechos humanos, a visitar Birmania/Myanmar e investigar la violenta represión de las manifestaciones de septiembre y los presuntos asesinatos y desapariciones que siguieron a estos acontecimientos.

La Unión Europea respalda plenamente las recomendaciones del profesor Pinheiro formuladas en su informe de diciembre, e insta periódicamente a las autoridades birmanas a llevarlas a la práctica. La UE se ha dirigido a las autoridades birmanas en numerosas ocasiones. Trata asimismo de utilizar las reuniones con Birmania/Myanmar en foros multilaterales para instar a las autoridades a emprender un proceso inclusivo y global de reconciliación y reformas políticas, a suprimir las limitaciones impuestas a Aung San Suu Kyi, a liberar a los presos políticos, y a mejorar el acceso para los organismos internacionales, y en especial, el Comité Internacional de la Cruz Roja.

La UE ha presentado tres dictámenes a los vecinos de Birmania, y ha subrayado la necesidad urgente de mejorar la situación en este país. Como he referido ya, el anuncio de un referéndum sobre la constitución y las elecciones pluripartidistas en 2010 ha generado cierta esperanza.

 
  
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  Jim Higgins (PPE-DE). ― (GA) Señora Presidenta, acojo con agrado la respuesta del Presidente en ejercicio del Consejo. Ha dicho, respondiendo a la pregunta de mi colega Colm Burke, que deseaba que Myanmar fuese un país más democrático.

En relación con este deseo, me gustaría formular una pregunta relativa a la nueva Constitución: ¿Acaso no es cierto que tal Constitución se redactó sin la participación del líder de principal partido democrático de la oposición, Aung San Suu Kyi? Esto no resulta en absoluto satisfactorio.

Y ¿no es evidente que el ejército y las fuerzas armadas seguirán controlando con mano de hierro el país?

Otra pregunta importante: ¿Se llevará a cabo una supervisión independiente por parte de la UE o de Naciones Unidas en relación con el referéndum y la Constitución?

 
  
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  Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. Me encuentro pendiente aún de recibir una respuesta a la cuestión de si está garantizado la supervisión independiente del referéndum previsto para mayo. Por el momento, sólo disponemos del anuncio de que el referéndum se celebrará. Como he señalado anteriormente, el Consejo opina que se trata de un paso en la dirección correcta. Indudablemente, su pregunta es pertinente, y se dirigirá al Consejo.

En respuesta a la primera parte de su pregunta, la Unión Europea insiste en que el proceso de democratización en dicho país ha de comprender la cooperación de la oposición y los grupos étnicos, puesto que, sólo de ese modo, podemos confiar en que se logre la reconciliación nacional y una estabilidad a largo plazo en el país.

 
  
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  Presidente. − Pregunta nº 7, a cargo de Mairead McGuinness (H-1054/07)

Asunto: Directiva sobre servicios de medios audiovisuales

¿Cree el Consejo que la Directiva 97/36/CE(1) sobre servicios de medios audiovisuales podrá mantenerse a la altura de la evolución en el campo de la publicidad y la tecnología audiovisuales?

¿Está convencido el Consejo de que requerir a los proveedores de servicios de medios la elaboración de códigos de conducta respecto a la infancia constituye una medida de la suficiente solidez para proteger los intereses particulares de los niños; por ejemplo, para impedir la publicidad de la denominada «comida basura» dirigida a los menores?

 
  
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  Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. Señora McGuinness, probablemente sabe usted ya que, el 11 de diciembre del año pasado, el Consejo y el Parlamento Europeo aprobaron una directiva para modificar la Directiva sobre la televisión sin fronteras, y cambiaron su denominación por la de Directiva sobre servicios de medios audiovisuales.

En el primer considerando de la nueva directiva modificada se explica que es necesario enmendar ésta a causa del desarrollo de nuevas tecnologías, y de la repercusión de las mismas en los modelos empresariales, y en especial, en la financiación de la radiodifusión comercial. El objeto de la nueva directiva es encontrar respuestas a estos cambios tecnológicos mediante la introducción de ciertas definiciones nuevas, basadas en la terminología, y técnicamente neutrales, que permita su utilización no sólo respecto a los servicios presentes, sino también respecto a aquellas formas de servicio aún por desarrollar, como los servicios de medios audiovisuales y los servicios bajo demanda. Creemos que, para atender esta capacidad futura, la directiva que regula el sector audiovisual debe mantener su vigencia en los próximos años.

De conformidad con dicha directiva, el 19 de diciembre de 2011 a más tardar, y cada tres años con posterioridad a tal fecha, la Comisión debe preparar un informe de la aplicación de la directiva y, en caso necesario, formular nuevas propuestas para su adaptación, sobre todo en lo que atañe a nuevos avances tecnológicos.

Por lo que se refiere a la publicidad de comida basura para niños, el Parlamento Europeo y el Consejo convienen en que esta cuestión podría tratarse con suma eficacia si los proveedores de servicios de medios audiovisuales estuvieran obligados a elaborar códigos de conducta. A tal efecto, en el segundo punto del artículo 3, apartado (e) de la directiva modificada se exige que todos los Estados miembros y la Comisión animen a los proveedores de servicios de medios a elaborar tales códigos.

 
  
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  Mairead McGuinness (PPE-DE). – Ha respondido usted de manera exhaustiva a la primera parte de mi pregunta, y se lo agradezco.

Respecto a la segunda parte, quizás lo que necesitamos es un código de conducta que resulte eficaz, porque tenemos muchos elaborados, y no son eficaces. Le pediría quizá que realizara una declaración relativa a si, en los casos en que revisamos códigos de conducta y determinamos que no tienen ningún efecto, ¿emprenderemos acciones de mayor rigor? Creo que puede que tengamos que hacerlo.

 
  
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  Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. La esencia de un código de conducta consiste precisamente en que es elaborado por los propios proveedores. No obstante, no cabe duda de que, si los códigos son inadecuados y no permiten atender las necesidades existentes, ni el Consejo, ni la Comisión quedarán satisfechos. Por ello mi respuesta a su pregunta es, básicamente, que el Consejo y la Comisión deben persistir, al menos hasta que los proveedores hayan formulado códigos de conducta eficaces.

 
  
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  Jim Allister (NI). – Presidente en ejercicio, permítame que llame su atención respecto a otro asunto, relativo a la protección de la infancia en el ámbito de los medios, sobre todo en un contexto de tasas de suicidio alarmantes y al alza en Europa, y también en mi propia circunscripción. En concreto, ¿qué puede hacer el Consejo respecto al grave abuso, en particular a través de los servicios de Internet, de consejos fácilmente disponibles sobre el modo de cometer suicidio? Hoy he descargado información de uno de estos sitios, en el que figuraban múltiples recomendaciones sobre cómo suicidarse.

Resulta atroz. Incluso si se consulta la Wikipedia, es posible encontrar información sobre maneras de cometer suicidio. ¿Se ocupará el Consejo de esta cuestión en el contexto de la protección de la infancia, y en particular en lo que atañe a los medios de comunicación?

 
  
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  Paul Rübig (PPE-DE).(DE) Mi pregunta alude al paquete de telecomunicaciones presentado por la Comisión, en el que surgen nuevas oportunidades para la televisión como resultado de los dividendos digitales, es decir, mediante el uso del espectro digital de la asignación de frecuencias. ¿Considera necesario modificar la Directiva de televisión sobre la base de la nueva reglamentación técnica?

 
  
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  Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. A la vista del problema señalado por el señor Allister y los casos que deberían ser condenados y requieren que se emprendan acciones, debo mencionar que, incluso antes de ser modificada, la directiva contenía una prohibición de publicitar todo aquello que resulte perjudicial para la salud. Prohibía asimismo las comunicaciones que pueden provocar perjuicios físicos o morales a menores. Creo que tales definiciones cubren asimismo los casos mencionados. Debo añadir que la enmienda a la directiva se publicó el pasado mes de diciembre, y que los Estados miembros disponen de dos años para incorporarla a su legislación interna.

En lo que atañe al «paquete de telecomunicaciones», me resulta difícil responder a la pregunta, que requiere un análisis más detallado de la necesidad de cambios. En cualquier caso, esta cuestión ha de debatirse. El paquete legislativo relativo a las telecomunicaciones es objeto de debate actualmente. Su pregunta se remitirá al Consejo. No me cabe duda de que, si ha de introducirse un cambio, se introducirá.

 
  
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  Presidente. − Las preguntas que, por falta de tiempo, no han recibido respuesta oral, la recibirán por escrito (Véase el Anexo).

Concluye aquí el turno de preguntas.

 
  
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  Sajjad Karim (PPE-DE). – Señora Presidenta, simplemente, me gustaría agradecer a los servicios las acciones emprendidas con gran prontitud con arreglo a la información que les remití para registrar con precisión mi intención de voto real. Ya está registrada, así que me gustaría, a través de usted, manifestarles mi agradecimiento por actuar de un modo tan eficiente. En el registro público figura ya mi intención de voto real. Se lo agradezco.

 
  
  

(La sesión se suspende a las 19.05 y se reanuda a las 21.00)

 
  
  

PRESIDENCIA: SEÑOR SIWIEC
Vicepresidente

 
  

(1)DO L 202 de 30.07.1997, p. 60.


12. El futuro demográfico de Europa (debate)
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  Presidente. − El siguiente punto es el relativo al informe (2007/2156(INI)) a cargo de la señora Castex, en nombre de la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales, sobre el futuro demográfico de Europa.

 
  
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  Françoise Castex, ponente. − (FR) Señor Presidente, Comisario, señoras y señores, el debate que abordamos esta tarde comenzó en esta sala hace varios años. No finalizará con la aprobación de este informe, que deja aún algunas preguntas sin responder, y al que, indudablemente, tendremos que volver en un futuro próximo. En cualquier caso, me gustaría agradecer a la Comisión la calidad de su comunicación, que ha enriquecido el debate, y de la que nos hemos beneficiado en la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales.

En mi informe, examino las consecuencias del cambio demográfico, en concreto, de la reducción de la población activa, el creciente número de personas de edad avanzada, y los desequilibrios demográficos entre las distintas regiones de Europa. ¿Significa ésto que resulta imposible actuar para abordar las causas? Antes de nada, me gustaría recordarles que, en el siglo XX, asistimos a dos cambios fundamentales.

En primer lugar, las mujeres lograron el acceso a la educación y a la formación en pie de igualdad con los hombres. En segundo lugar, las mujeres pasaron a controlar sus vidas reproductivas mediante la contracepción. Los que he citado son dos factores de la emancipación de la mujer. Supusieron para la humanidad un avance enorme, y confío en que irreversible.

No obstante, a fin de disponer de toda la información necesaria para el análisis, han de añadirse otros dos aspectos. Todos los estudios ponen de relieve que los ciudadanos europeos desearían tener más hijos que los que tienen en realidad, y en segundo lugar, en los Estados miembros en los que la tasa de empleo de las mujeres es elevada, la tasa de natalidad también es alta. Por tanto, una vida laboral activa no impide que se tengan hijos, siempre que exista conciliación entre la vida profesional y familiar para todos, tanto hombres, como mujeres. Queda aún mucho por avanzar en este terreno, en todos los Estados miembros.

En nuestros debates se planteó otra cuestión, respecto a la que, prácticamente, no existe discusión. La inseguridad económica y el miedo al futuro constituyen factores importantes que subyacen a la caída de la tasa de natalidad. Cuando resulta difícil planificar de cara al futuro, surgen las dudas respecto a la posibilidad de tener hijos. Es éste un factor fundamental, y creo que la caída de la tasa de natalidad registrada en la Unión Europea constituye una advertencia seria desde este punto de vista. Para recobrar la confianza en el futuro, nuestros ciudadanos requieren seguridad en su puesto de trabajo, y que se recuperen unas condiciones de vida dignas. Hasta aquí las causas; ¿qué hay de las consecuencias?

La principal consecuencia es una reducción de la población activa, que pasará de 331 millones en 2010, a unos 268 millones en 2050. ¿Cómo podremos mantener el crecimiento y la competitividad de Europa con una población activa tan escasa? Es aquí, Comisario, donde el título de la comunicación cobra verdadero significado, y auténtica fuerza: «convertir un reto en una oportunidad». Europa registra aún hoy algunas tasas de desempleo muy elevadas, y el margen de avance en el empleo de las mujeres, los jóvenes y las personas de edad avanzada, para los que la tasa de empleo cae drásticamente a partir de los 52 a 55 años de edad, sigue siendo enorme.

¿No constituye la verdadera oportunidad de este cambio demográfico el objetivo del pleno empleo, que es finalmente realista, alcanzable y necesario? Para lograrlo, debemos aplicar una auténtica política de gestión de recursos humanos y una política real de formación permanente. Y digo permanente con motivo, porque también alude a los empleados de más de 50 años que, junto con otros tipos de discriminación, se enfrentan a ésta en el ámbito de la formación y la promoción en el trabajo.

En mi informe, propongo el concepto de ciclo de vida activo para subrayar la necesidad de considerar un período de vida activo en torno a cuarenta años (aunque la decisión al respecto corresponde a los Estados miembros) de empleo, formación, recualificación y promoción potencial continuos, del inicio al fin de la vida activa de una persona. Antes de considerar la elevación de la edad de jubilación, es necesario asegurarse de que todos los menores de dicha edad puedan trabajar, para aprovechar sus destrezas y su experiencia profesional.

Es porque existe una edad legal de jubilación por lo que las personas pueden considerar seguir trabajando después de superarla, dependiendo de los regímenes al respecto definidos por cada Estado miembro, de conformidad con sus tradiciones en materia de diálogo y consulta. Sobre esta cuestión, el debate sigue abierto.

Al último asunto al que me gustaría referirme brevemente es, obviamente, el uso de la inmigración. Se debate mucho si este fenómeno compensa la caída de la población activa, pero la inmigración genera asimismo un enorme grado de tensión, como ya saben. Por este motivo, recomiendo que se adopte un planteamiento inequívoco y razonado respecto a este tema. La inmigración no es un fenómeno nuevo en la Unión Europea y, con un saldo positivo de dos millones de inmigrantes cada año (una cifra que se ha mantenido estable durante varios años), la inmigración legal contribuye a la composición de la población activa de la Unión Europea, así como de la sociedad europea en general.

Debemos mantener este flujo de inmigrantes y garantizar una personalidad jurídica en nuestros Estados miembros a aquéllos que acogemos, luchando en particular contra la inmigración ilegal y la explotación de trabajadores ilegales. La dimensión humana de la inmigración ha de regir nuestras políticas en la materia, y la integración familiar no debe desaparecer de nuestras directrices.

A modo de conclusión provisional de esta presentación, me gustaría recordar que, detrás de las tasas de natalidad medias, las pirámides de edades y los cocientes, subyacen las cuestiones del nacimiento, la maternidad, el lugar de las mujeres en la sociedad, los cuidados que prestamos a nuestros mayores y el modo en que nosotros mismos deseamos finalizar nuestra vida. Tal es el motivo por el que este debate es tan interesante como apasionado, y también me gustaría agradecer a todos los ponentes alternativos el tomarse tanto interés por esta cuestión como el que yo tengo por la misma.

 
  
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  Vladimír Špidla, Comisario. – (CS) Señor Presidente, señoras y señores, me gustaría agradecer a todos los diputados al Parlamento Europeo y, en especial, a la ponente, la señora Castex, su ilustrativo informe sobre la comunicación de la Comisión acerca del futuro demográfico de Europa. Me complace especialmente el hecho de que, además de la Comisión de Empleo, otras cuatro comisiones parlamentarias se ocuparan de este informe: la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género, la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior, la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios, y la Comisión de Desarrollo Regional. Esta participación transmite a los Estados miembros un fuerte mensaje político y subraya la importancia de las cuestiones demográficas en la Europea actual.

El análisis del Parlamento Europeo de los principales temas demográficos es acorde en buena medida con las conclusiones recogidas en el informe de 2007 de la Comisión. En ambos casos se conviene en que el envejecimiento y la caída de las tasas de natalidad son resultado del desarrollo social y económico. Por otra parte, tanto el Parlamento, como la Comisión comparten la idea de que es posible responder a estos fenómenos de manera constructiva y eficaz. Los cambios demográficos plantean no sólo retos notables, sino también nuevas oportunidades. En cualquier caso, en el informe se destaca que es importante dar respuesta tanto a los retos, como a las oportunidades existentes en la actualidad.

Resulta alentador observar que las respuestas y las medidas políticas esbozadas en el informe se corresponden aproximadamente con las propuestas de la Comisión. La política familiar es responsabilidad exclusiva de cada uno de los Estados miembros. Sin embargo, como se refiere acertadamente en el informe, la Unión Europea también ha de desempeñar un papel en este contexto. La Estrategia de Lisboa revisada proporciona un marco para la modernización de la política familiar, mediante el apoyo a la igualdad de oportunidades y, sobre todo, a las iniciativas encaminadas a lograr un mejor equilibrio entre vida laboral y familiar. En este sentido, nos complace comprobar la existencia de una nueva Alianza Europea en favor de las Familias, constituida en la reunión del Consejo Europeo de primavera de 2007. Esta Alianza constituye otra plataforma a escala de la UE para el intercambio de experiencias entre Estados miembros.

En el informe se hace hincapié igualmente, y de manera fundada, en la relación cambiante entre los sectores de los que trabajan, y los que no trabajan, subrayando que los Estados miembros tendrán que tomar todas las medidas posible para abordar futuras escaseces de trabajadores en el mercado laboral. Ante todo, deberán elevar la participación de jóvenes, mujeres y personas de edad avanzada en el mercado de trabajo. Existen varias medidas específicas, que pueden y deben adoptarse.

Señoras y señores, permítanme volver a referirme brevemente a la migración, ya que se trata de un aspecto relevante y sensible. No cabe duda de que los flujos de migración forman parte de la Historia europea y del modo de vida en el continente. Resulta esencial apoyar la integración desde el primer momento, en lugar de limitarse a contemplar la migración como una mera cuestión de seguridad o policial. La migración es parte de nuestro modo de vida europeo y, de manera mayoritaria, ejerce efectos positivos y necesarios en todos nosotros.

Como conclusión, desearía aludir a la cuestión de la infertilidad. En el informe del Parlamento Europeo se llama la atención respecto al aumento de los casos de infertilidad entre las parejas: sabemos que existen ciertos fenómenos o causas puramente médicas del problema, pero también que éste se encuentra claramente relacionado con determinadas condiciones sociales, en particular, con el hecho que las parejas pospongan la creación de una familia. Sólo deseo reiterar que debemos abordar esta cuestión de un modo coherente y exhaustivo, no únicamente desde un punto de vista médico.

Señoras y señores, hay una larga lista de personas que desean incorporarse al debate, por lo que voy a concluir mi intervención, esperando con impaciencia el debate que se celebrará a continuación.

 
  
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  Bilyana Ilieva Raeva, (Ponente sobre el Dictamen de la Comisión para la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios)) (BG) Estimado señor Comisario, estimado señor Presidente, la situación demográfica global en Europa es sumamente alarmante. De acuerdo con las previsiones de Eurostat, la población en el grupo de edades comprendidas entre los 15 y los 64 años se reducirá en un millón de personas por año después de 2010. Esta tendencia obedece a dos factores.

La esperanza de vida sigue creciendo en todos los Estados miembros de la UE, lo que constituye una tendencia muy positiva consecuencia de la buena calidad de vida en la Comunidad. Sin embargo, resulta alarmante que, al mismo tiempo, las tasas de natalidad sean muy bajas, lo que conduce a un aumento de la proporción de población de edad avanzada.

Esta situación provoca la reducción de la proporción de personas en la franja de edades en etapa de actividad, así como la caída de la productividad en el trabajo. El problema demográfico amenaza la estabilidad de la economía europea, el modelo social del viejo continente, así como la solidaridad entre generaciones.

En este contexto, alabo la iniciativa de la Comisión Europea de formular una estrategia demográfica europea común como la única vía adecuada para abordar este reto global.

La Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo hace hincapié en las herramientas económicas que brindan oportunidades para la mejora de la situación demográfica en la Unión Europea.

En los textos propuestos se resaltan varias líneas de acción fundamentales, entre las que figuran: el desarrollo de una hacienda pública sostenible y equilibrada; la promoción de diversos instrumentos financieros de una transparencia y una seguridad garantizadas; la concesión de desgravaciones fiscales a las empresas que contraten empleados de edad avanzada; la aceleración del proceso de liberalización del mercado de trabajo, o la migración interna, citando al Comisario Spidla en la UE ampliada, incluso antes de 2014; el fomento del empleo entre los jóvenes y las personas con responsabilidades familiares, mediante regímenes laborales innovadores como el trabajo por turnos, a tiempo parcial y la formación continua.

Se otorga prioridad a la necesidad de que los Estados miembros cumplan sus compromisos conforme al Pacto de Estabilidad y Crecimiento, como forma de superar los desafíos demográficos. En el texto figuran asimismo algunos mecanismos flexibles para el mantenimiento voluntario de trabajadores por encima de la edad de jubilación mínima, con arreglo a la fórmula de «sueldo y pensión».

La idea principal consiste en que, si queremos ser capaces de abordar los retos demográficos, hemos de apoyar el establecimiento de mecanismos que posibiliten formas de empleo flexibles, y promover la continuación voluntaria de la vida activa, incluso después de la edad de jubilación mínima.

 
  
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  Elisabeth Schroedter, ponente de opinión del dictamen de la Comisión de Desarrollo Regional. − (DE) Señor Presidente, Comisario, señoras y señores, los efectos del cambio demográfico son muy variados. Mientras los suburbios de París se ven sacudidos una y otra vez por los disturbios sociales debidos a la elevada tasa de migración, en Brandenburgo, de donde procedo, las regiones tienen cada vez menos población, la gente se marcha y existe un proceso de envejecimiento acelerado.

El envejecimiento de la sociedad supone una carga para los presupuestos públicos, debido a las prestaciones sociales que han de abonarse, y en la Estrategia de Lisboa se recogen las medidas para atenuar estas tendencias. No obstante, a la luz de las causas reales del cambio demográfico, me pregunto si esta reducción no podría resultar contraproducente para dicha Estrategia. La Comisión está propiciando que se acuse con gran facilidad a las mujeres del envejecimiento de la población, al señalar que no tienen suficientes hijos, pero los motivos reales son errores políticos actuales y pasados.

Me gustaría abordar tan sólo tres de los factores que han provocado este desequilibrio en la sociedad. En primer lugar, los análisis ponen de manifiesto que sí se quiere tener hijos, pero los padres (no sólo las mujeres) no los tienen porque las condiciones marco no son adecuadas, porque carecen de seguridad social, y porque (como se ha señalado ya) es más difícil para los padres encontrar empleo y no puede conciliarse la vida profesional y familiar.

La solución a este estado de cosas consistiría en un paradigmo totalmente nuevo en el equilibrio entre vida laboral y personal. La clave consistiría en dividir el tiempo para la familia y el trabajo equitativamente entre los géneros; la Fundación de Dublín ha llevado a cabo algunos estudios excelentes sobre esta cuestión. También es primordial que los hijos no se perciban como pequeños billetes con destino a la pobreza, como sucede en numerosos Estados miembros.

Para las políticas de los Estados miembros, lo que requiere esta tendencia es sostenibilidad en el sistema de seguridad social y, aunque se trata de un factor de coste impopular, devolvería el cambio demográfico a una situación de estabilidad.

Un interesante estudio elaborado en la región de la que procedo ilustra el segundo aspecto. En este estudio, se estableció que las mujeres jóvenes abandonaban la zona no a causa de los problemas de conciliar trabajo y familia, sino por la discriminación generalizada que comenzaba tan pronto como concluían sus estudios. Se trata de personas de gran nivel, las mejores de su clase, las mejores tituladas, y sin embargo, se les siguen ofreciendo puestos en los cursos de formación de menor calidad y las peores oportunidades de avanzar en su carrera profesional. Ésto significa que la Comisión Europea puede actuar con verdadera eficacia en el ámbito en el que dispone de auténticas competencias, a saber, en lo que atañe a la integración de la perspectiva de género (igualdad de oportunidades para hombres y mujeres) con el fin de combatir la discriminación mediante la adopción de mejoras de la legislación y, en particular, el ejercicio de presiones sobre los Estados miembros para que éstos promulguen leyes que den lugar a que, finalmente, las cosas evolucionen en este terreno.

En tercer lugar, como ponente de opinión del dictamen de la Comisión de Desarrollo Regional, me gustaría retomar el asunto de las regiones en declive. En nuestra opinión, debemos ser críticos respecto al modo en que las administraciones estatales siguen erigiendo enormes barreras a la participación efectiva de los ciudadanos y al desarrollo de la innovación y la creatividad. Obrando así, entorpecen los planes para procurar un desarrollo regional eficaz.

Al mismo tiempo, existe una tendencia entre los dirigentes políticos a, sencillamente, dar por perdidas determinadas regiones, a retirarse de éstas afirmando que el Estado tiene la responsabilidad de satisfacer necesidades básicas, y a, limitarse a abandonarlas. Tal actitud no es solución para Europa porque, a largo plazo, con el paso de las generaciones (como demuestra la Historia), devendrá increíblemente cara. En realidad, es tarea de las administraciones estatales recuperar el impulso generado por la sociedad civil y cooperar con ésta para sacar a las regiones de este dilema.

En este sentido, dirijo un llamamiento a la Comisión Europea para que recoja la aportación de la sociedad civil en especial, para que promueva ésta mediante la coordinación del intercambio de experiencias entre regiones donde las cosas vayan bien y la concesión de prioridad a los ejemplos adecuados de práctica ensayada y comprobada. Son soluciones concretas en las que la Comisión Europea puede intervenir activamente sin señalar siempre a las mujeres como responsables del cambio demográfico.

 
  
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  Magda Kósáné Kovács, ponente de opinión del dictamen de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior. (HU) Gracias, señor Presidente. Durante décadas, nos han venido informando de que el cambio climático y la contaminación del medio ambiente amenazan nuestro futuro. La cumbre de Hampton Court llamó nuestra atención respecto a otro proceso que representa un riesgo creciente: Europa envejece.

Conforme a la responsabilidad que considera suya en este ámbito, la Comisión LIBE formuló tres recomendaciones al ponente y a la Comisión EMPLOI sobre cuestiones relacionadas con los derechos civiles. Me gustaría agradecerles que hayan estudiado nuestras recomendaciones y las hayan tenido en cuenta.

La primera área atañe al apoyo a las familias y la infancia. Legislar sobre sistemas de ayuda a la familia es competencia de las jurisdicciones nacionales; sin embargo, la asunción de obligaciones respecto a las familias con hijos constituye asimismo una cuestión moral, y una parte importante de los valores europeos. La igualdad de oportunidades para las familias con y sin hijos constituye un interés extremadamente importante de la Comunidad. No obstante, el fundamento para garantizar los derechos de los niños consiste en que las generaciones futuras deben sentirse igualmente responsables del mundo ajeno a la familia.

Después de analizar las formas legales e ilegales de migración, LIBE ha llamado la atención respecto al hecho de que los requisitos de una sociedad que envejece y del mercado de trabajo exigen una política de migración coherente y compleja. Nos complace enormemente que en el informe se aborde esta cuestión con detenimiento.

En el año de la diversidad cultural, añadiría que, de acuerdo con diversos expertos y con la ciencia, puede que exista una relación directa entre la migración y la tasa de crecimiento de la población, puesto que el gran número de hijos en las familias inmigrantes de segunda generación cae, mientras que la presencia de inmigrantes puede modificar el deseo de tener hijos de la población de acogida.

En última instancia, la discriminación contra la población de edad avanzada y los trabajadores de mayor edad puede evitar que las personas que no son jóvenes se mantengan en el mercado de trabajo. Me gustaría subrayar que estas personas no pueden ser obligadas a seguir trabajando; deben disponer de una oportunidad real de escoger, y el aprendizaje permanente es un elemento necesario para ello. La familiarización con la tecnología de comunicación moderna mejora sus posibilidades de encontrar trabajo y abre ventanas al mundo globalizado a la población de edad avanzada.

En su dictamen, LIBE solicita reiteradamente a la Comisión que formule una recomendación sobre una directiva general contra la discriminación, y confiamos en que este informe dé lugar a la aceleración del proceso. Gracias, señor Presidente.

 
  
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  Karin Resetarits, ponente de opinión del dictamen de la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género. − (DE) Señor Presidente, en realidad, ¿por qué las mujeres tenemos menos hijos? La multitud de razones y soluciones políticas propuestas se contienen en el dictamen de la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Oportunidades. Mi colega, la diputada Castex, ha incorporado ya con éxito casi todas ellas a su informe. Gracias, señora Castex.

Entonces, ¿cómo podemos ayudar a las mujeres a satisfacer su deseo de ser madres? En primer lugar, con la igualdad de remuneración para un trabajo de igual valor. Tal es la única manera para que ambos padres estén en igualdad de condiciones al decidir quién disfruta la baja por paternidad después del nacimiento de un hijo.

En segundo lugar, los dos progenitores son igualmente responsables del cuidado y la educación de sus hijos. Necesitamos la ayuda de los padres. Sin la ayuda del padre de mis cuatro hijos, me sería imposible trabajar aquí.

En tercer lugar, los empleadores deben facilitar las bajas por paternidad de sus empleados, con el apoyo del Estado en caso necesario. Un país que desee niños debe colocar a la infancia en un lugar central de su formulación de políticas.

En cuarto lugar, necesitamos una atención de la infancia de alta calidad, y un entorno favorable a los niños, con independencia de los ingresos de los padres. Todo aquél que no esté de acuerdo, no merece oír la risa de un niño.

 
  
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  Presidente. − Muchas gracias. Permítame además que le dé las gracias en nombre de todos los padres por ese discurso.

Continuaremos con el debate, y en esta sección las intervenciones por parte de los grupos políticos comenzarán con la del señor Fatuzzo, en nombre del Partido Popular Europeo (Demócrata-Cristianos) y de los Demócratas Europeos. Tres minutos, si son tan amables.

 
  
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  Carlo Fatuzzo, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (IT) Señor Presidente, señoras y señores, me complace enormemente intervenir en esta ocasión, primero para felicitar a Jan Andersson, presidente de la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales, por presentar este informe de propia iniciativa a cargo de la comisión, redactado con tanta brillantez y vehemencia por la señora Castex en una serie de consultas, con la participación de todos los miembros de la comisión (y de algunos en particular), y después de nueve años como diputado al PE, me gustaría añadir asimismo que: ¡por fin tenemos un informe en el Parlamento en el que se habla de los pensionistas y las personas de edad avanzada! De hecho, se les menciona en numerosas ocasiones. Mañana por la mañana, en mi explicación de la votación, les diré cuántas veces aparecen en el informe los términos pensionista y edad avanzada.

Lógicamente, se habla también de otras cosas, como la tasa de natalidad, los hijos y la formación para la adquisición de destrezas, pero mi deseo es subrayar lo que sigue, señor Presidente: ¿por qué hablamos por fin de la población de edad avanzada? Estoy convencido de que ésto se debe a que todos los gobiernos están muy preocupados porque tener tantas personas de edad avanzada con tan pocos trabajadores en comparación, equivale a pagar mucho más en concepto de pensiones y de atención sanitaria que en el pasado.

Basta con remontarse a 20, 10, 30 ó 50 años atrás; nadie se molestaba en pensar que esta población necesitaba asistencia y apoyo que las personas con padres de edad avanzada necesitaban más tiempo fuera del trabajo que en el pasado. Comenzamos a hablar de los regímenes de pensiones, y a señalar que debería haber más niños, y que a las madres debería concedérseles más ayuda. ¿Necesitábamos que ocurriera este cataclismo, que fue comparado con el cambio climático por alguien que me precedió en el turno de intervención?

Señor Presidente, creo que no hay mal que por bien no venga, porque respaldo encarecidamente lo reflejado en este informe. Por fin Europa, en la persona del Parlamento Europeo, nos muestra como ser realmente un Estado. Confío en que los Estados miembros sigan tal ejemplo.

 
  
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  Jan Andersson, en nombre del Grupo del PSE. – (SV) Señor Presidente, Comisario, deseo comenzar por agradecer al ponente que ha llevado a cabo un trabajo de base tremendamente acertado, y que también ha gestionado de manera excelente las negociaciones entre los diferentes grupos políticos.

Como se ha señalado anteriormente, nos enfrentamos a un enorme reto. No una amenaza, sino un reto para la Unión Europea. Trataré de atenerme a las tres áreas principales que constituyen la estructura del informe del ponente.

En primer lugar, la tasa de natalidad. Adolecemos en Europa de unas tasas de natalidad demasiado bajas, y comparto la opinión de que ello se debe, en gran medida, a una toma de decisiones políticas inadecuada. Atañe a hombres y mujeres que, en la actualidad, desean formar parte del mercado de trabajo, y a los que se necesita en éste, pero que, al mismo tiempo, quieren convertirse en padres y tener hijos. Debemos alentar esta combinación en los Estados miembros, de modo que los padres, tanto hombres, como mujeres (y es importante subrayar ésto) puedan conciliar su vida laboral y su paternidad. Atañe igualmente a la compensación por paternidad basada en el principio de pérdida de ingresos, vinculada a la vida laboral, de un nivel elevado, de modo que los progenitores puedan permanecer en su hogar y no tengan que padecer económicamente.

En segundo lugar, hemos de ampliar una atención a la infancia de alta calidad. Nos queda un largo camino por recorrer. Tenemos objetivos, pero pocos Estados miembros los cumplen en lo que se refiere a la expansión de la atención a la infancia en la actualidad.

Otro de los factores es la presencia de población de edad avanzada en el mercado de trabajo. Resulta paradójico que iniciemos la vida laboral más tarde, y la abandonemos antes. Hemos de crear condiciones a través de diversas medidas relacionadas con la salud y la seguridad en el trabajo, la posibilidad de perfeccionamiento profesional, y la disposición de soluciones flexibles en la zona gris comprendida entre la vida laboral activa y la jubilación, con el fin de posibilitar que los padres sigan trabajando.

Por último, la migración. Necesitamos en nuestras sociedades a personas que proceden de otras regiones del mundo, con el fin de desarrollar y mantener nuestra sociedad del bienestar. Por tanto, hemos de formular una política de integración que propicie que se incorpore a los inmigrantes a nuestra sociedad, y que no se les excluya. Debemos facilitar la aplicación de tal política, ya que no existe conflicto alguno con nuestra sociedad del bienestar. Al contrario: constituye un requisito previo para su desarrollo.

 
  
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  Elizabeth Lynne, en nombre del Grupo ALDE. – Señor Presidente, el informe que nos ocupa ha planteado dificultades. Por desgracia, ha habido muy poco tiempo para alcanzar compromisos, o para un debate real sobre algunas de las cuestiones; de ahí el elevado número de enmiendas.

No obstante, me complacen numerosos elementos de nuestra labor, como el que atañe a la necesidad de abordar la cuestión del abuso de las personas de edad avanzada. Es necesario redoblar los esfuerzos, con urgencia, destinados a acabar con los abusos físicos, financieros, emocionales y de otra índole que padecen regularmente los componentes de este grupo de población. Según las últimas estimaciones, la proporción de personas de edad avanzada que han sufrido abusos supera el 10 %, lo que constituye una cifra sorprendente. Por este motivo, acojo favorablemente la intención de la Comisión de presentar una comunicación sobre esta cuestión. Pero debemos adoptar otras medidas. Los Estados miembros han de trabajar asimismo para garantizar la independencia, la atención personal gratuita, el aprendizaje permanente, y la no discriminación en el lugar de trabajo de todas las personas de edad avanzada. Lógicamente, ésto requiere la plena aplicación de la Directiva sobre el empleo de 2000, y después, construir sobre su base.

Debmos trabajar para poner fin a situaciones en las que se acaba con la vida laboral de los empleados, sea a los 50, los 55 o los 65 años de edad. Ha de abolirse la imposición por ley de una de edad de jubilación arbitraria, y ha de garantizarse, también por ley, una edad preceptiva para tener derecho a la pensión, establecida a escala de los Estados miembros. Existe una diferencia muy clara entre las dos. Así, las personas tienen la opción de dejar de trabajar y comenzar a percibir su pensión, o de seguir trabajando y, o bien recibir su pensión, o diferir ésta hasta que decidan dejar de trabajar. Por desgracia, no pude lograr un consenso respecto a esta cuestión y, por tanto, no figura en el informe, pero creo que debe alentarse a los Estados miembros a considerarla en el futuro.

He presentado diversas enmiendas en nombre de mi grupo, que confío que otros diputados consideren oportuno respaldar, si bien la mayoría de las cuestiones tratadas en este informe deben seguir siendo competencia de los Estados miembros. Lógicamente, nos queda mucho por hacer en lo que se refiere al intercambio de buenas prácticas.

 
  
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  Jan Tadeusz Masiel, en nombre del grupo UEN. – (PL) Señor Presidente, como observa acertadamente el ponente, la situación demográfica depende del crecimiento natural de la población, la duración media de la vida, y los flujos de migración. Añadiría un cuarto elemento de consolidación a esta dinámica, que consiste en las relaciones interpersonales, y la voluntad política que influye en las mismas.

El hombre es un animal difícil y especialmente exigente, que no se limita a reproducirse en el momento adecuado, sino que debe disponer además de condiciones adecuadas para ello. El siglo XX, y en especial los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, no dotaron a la humanidad de un especial optimismo y un deseo de procreación. Fue como si el mundo no le pareciera suficientemente interesante al ser humano como para motivarle a traer niños al mundo.

Hoy hemos llegado a un punto en el que hemos comprendido las causas de la visión demográfica pesimista del futuro de Europa, necesario para comenzar a corregir la situación. La inmigración, según puede deducirse del informe, no constituye una solución adecuada del problema. Sobre todo, hemos de crear condiciones atractivas para los europeos, que constituyan un incentivo para acelerar el crecimiento natural. Apoyo todas las soluciones propuestas en el informe, y haré hincapié en dos de ellas.

Cuidados como nunca antes hemos proporcionado deben ser especialmente generosos en el caso de las familias, y en particular, de las mujeres, que no sólo dedican su tiempo a la maternidad, sino que también cuidan a los miembros de la familia enfermos y de edad avanzada. Esta labor ha de ser objeto de un estatus ocupacional especial vinculado a alguna forma de remuneración. Por otra parte, cada niño debe contar con una plaza garantizada en una guardería y en una escuela de enseñanza preescolar tras el regreso de su madre al trabajo.

Por último, la demografía representa un problema de índole, entre otras, política, y nosotros somos políticos y nos encontramos en disposición de rectificar este estado de cosas deficiente.

 
  
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  Ilda Figueiredo, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (PT) Es cierto que existen cambios demográficos en la población de los Estados miembros de la UE que es importante tener en cuenta, pero, en el análisis efectuado, no basta con decir que cae la tasa de natalidad y que la población envejece. El análisis ha de llevarse más allá, buscando las causas e indicando las medidas que no ponen en peligro el progreso de la humanidad y todo lo que la civilización ha logrado hasta la fecha.

En este sentido, no debemos poner en peligro los avances logrados mediante la aplicación del progreso científico con el fin de mejorar las condiciones de vida de las personas, en lo que ataña a la medicina preventiva, a la mejora de la atención sanitaria, la nutrición y la vivienda, la reducción de las jornadas laborales, y el apoyo a madres, padres e hijos, que ha dado lugar a incrementos constantes y regulares de la esperanza de vida.

La existencia de políticas públicas en áreas sociales fundamentales, y en particular, de servicios públicos de acceso universal, sobre todo en los campos de la salud y de la educación, ha constituido una contribución decisiva. El hecho de que los logros de los trabajadores en lo que concierne a la organización y el tiempo de trabajo, la mejora de las condiciones de salud y de seguridad en el lugar de labor y los avances en cuanto a descansos y vacaciones, sueldos dignos y puestos de trabajo seguros se hayan consagrado en la legislación ha desempeñado igualmente un papel de gran relevancia.

No obstante, determinadas políticas de índole cada vez más neoliberal, cuyos instrumentos esenciales son la Estrategia de Lisboa, el Pacto de Estabilidad, y las directrices del Banco Central Europeo, han dado lugar a la liberalización y la privatización de servicios públicos, así como al aumento del empleo precario, que afecta en particular a las mujeres. La elevación de la edad de jubilación complica aún más que los jóvenes encuentren un empleo con derechos, y el acceso universal a los servicios públicos y a una vivienda digna también se ha convertido en un empeño más difícil.

Todos estos factores tienden a reducir la tasa de natalidad. Por este motivo, hemos de modificar la política aplicada, con carácter de urgencia. Por esta razón, debemos sustituir la Estrategia de Lisboa por una estrategia europea de la solidaridad y el desarrollo sostenible que abra nuevos horizontes para Europa, de puestos de trabajo dignos y con derechos, en particular para las mujeres y los jóvenes, de jornadas laborales reducidas sin reducción en la remuneración, de mejores sueldos, y de fin de la discriminación, sobre todo en el apartado salarial contra las mujeres, de una mayor cohesión económica y social, de una protección adecuada, y de una seguridad social pública y universal, que garantice una mejor calidad de vida y una mayor justicia social.

De ahí la urgencia de crear más servicios, mejores y más asequibles, para la atención de la infancia y el cuidado de personas dependientes, así como de procurar una enseñanza preescolar pública, de acceso general y gratuito, con el fin de promover unas condiciones de trabajo adecuadas que hagan posible la conciliación de la vida laboral y familiar. Este objetivo requiere a su vez un empleo y unas jornadas de trabajo estables, además del respeto por la función social de madres y padres.

Por este motivo también es necesario asignar más recursos presupuestarios a los países menos desarrollados, y todos los Estados miembros, con carácter de urgencia, han de ratificar y aplicar la Convención de las Naciones Unidas sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familias.

 
  
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  Kathy Sinnott, en nombre del Grupo IND/DEM. – Señor Presidente, es éste un informe sobre la preparación de cara al cambio demográfico. ¿Significa ésto que abandonamos y aceptamos la alarmante predicción contenida en el Libro verde de 2005?

Cuando dicho informe salió a la luz, lo percibimos como un reto que requería un cambio. Entre otras cosas, queríamos encontrar un modo de posibilitar que las mujeres tengan el número de hijos que afirman desear. ¿Es que ahora tiramos la toalla?

Nuestro deseo de elevar las tasas de natalidad se ve contrarrestado por nuestras políticas. Nuestra estrategia competitiva se basa en el refuerzo del consumismo. Sin embargo, el consumismo puede constituir un elemento disuasivo para tener hijos. En el consumismo se nos enseña a ser egoístas. Basta con observar los anuncios. Mímese; téngalo todo; compre.

Para la mayoría de las personas, tener hijos y una familia equivale a lo contrario. Exige desinterés, compartir y poner a los demás primero. A medida que nos convertimos en consumidores, nos planteamos cada vez más: «¿puedo permitirme un hijo?» Y ponderamos el coste de un hijo frente al de salir adelante, mantener una vida social, un automóvil, una vivienda o unas vacaciones. El hijo suele perder en la consideración de los padres potenciales, que se dicen «no, gracias», o «aún no».

Además, lógicamente, debemos considerar la cuestión de la infertilidad. Sin embargo, con más de cuatro millones de abortos al año en Europa, no podemos afirmar realmente que la caída de nuestra tasa de natalidad obedezca en esencia a la infertilidad.

Le pedí a mi alumna de prácticas que leyera el informe, y ésta formuló una observación interesante. ¿Dónde están los hombres? Si queremos hablar de igualdad de género y demografía, hemos de aludir a los dos géneros siendo equitativa y plenamente responsables de la crianza de los hijos. Por muchas razones válidas, hemos tenido que subrayar la causa de las mujeres. Pero, ¿hemos llegado a un punto en el que hemos dejado de tener en cuenta a los varones? Criar a un hijo es una enorme tarea. Aunque debemos proporcionar toda la ayuda que podamos a las madres solteras y a sus hijos, el Estado constituye, en el mejor de los casos, un sustituto deficiente de un padre capaz de cuidar, prestar apoyo y, me atrevo a decir que también de proteger.

Muchas mujeres no desean abordar la maternidad sin un padre comprometido con la tarea. La seguridad es importante en la maternidad, pero la seguridad económica no lo es todo. Debemos fomentar un entorno «emocional» que propicie la paternidad. Nuestra cultura ha de animar a los hombres a asumir responsabilidades.

Más que cualquier otra cosa, tener hijos concierne a nuestras relaciones más cercanas, razón por la que aumentar los medios de atención a la infancia (aunque resulte útil para que las mujeres puedan acceder al mercado de trabajo) no contribuirá a elevar las tasas de natalidad. Para corregir nuestra crisis demográfica, debemos restaurar la integridad básica de las relaciones humanas. Hemos de promover la confianza, la paciencia, la fidelidad y el amor. Únicamente en este entorno podrán hombres y mujeres sentirse lo suficientemente felices y seguros para crear una familia, y con un apoyo real a las familias y a la vida familiar, asistiremos al aumento de los partos, así como a la revitalización de Europa.

 
  
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  Thomas Mann (PPE-DE).(DE) Señor Presidente, la Unión Europea afronta un cambio demográfico sin precedentes. Para 2030, nos faltarán más de 20 millones de personas en edad de trabajar. Dos personas empleadas tendrán que pagar las prestaciones de cada pensionista. La buena noticia es que las personas vivirán más, y la población de edad avanzada de hoy en día disfrutan de mejor salud que anteriores generaciones. La mala es que la generación más joven es demasiado escasa en número, y esta circunstancia tendrá consecuencias dramáticas en materia de urbanismo, construcción de vivienda, sistema educativo y organización del trabajo.

Necesitamos un entorno más favorable a la familia en nuestros Estados miembros, más posibilidades para el cuidado de los hijos, más centros de día en el lugar de trabajo, mejores oportunidades para combinar familia y trabajo, una mayor participación de las mujeres en el mundo laboral, más trabajo a tiempo parcial para padres, y un retorno seguro a la actividad laboral después de la etapa de cuidad de los hijos. Sobre todo, necesitamos vías estables de desarrollo profesional e ingresos suficientes, porque estos medios facilitan que las personas quieran tener hijos.

Asimismo, necesitamos una inversión significativamente superior en los recursos humanos, con el fin de mejorar la enseñanza en general y los niveles de formación especializada. Los programas de formación permanente deben beneficiar no sólo a los jóvenes, sino también a la población de mayor edad, que querrán trabajar muchos más años y que pueden hacerse cargo de una sólida carga de trabajo y se encuentran altamente cualificados y motivados.

No deberíamos esperar demasiado del informe de propia iniciativa de la señora Castex. El estatuto jurídico de los servicios sociales de interés general sigue siendo controvertido. Estamos en contra de una directiva marco a escala de la UE, o de reglamentos vinculantes. Por otra parte, las pensiones de empresa que se han establecido con carácter voluntario no deben someterse a la carga de obligaciones adicionales, como, por ejemplo, las que atañen a los criterios relativos a la política familiar. Es ésta una cuestión de seguridad social, de impuestos y, por tanto, una competencia clásica de los Estados miembros.

Con estas consideraciones, y las enmiendas propuestas por el Grupo del Partido Popular Europeo (Demócratas Cristianos) y los Demócratas Europeos, el informe ha ganado en significación. Con este informe, podemos mantener un debate de la extensión necesaria acerca de las consecuencias de los drásticos cambios demográficos.

 
  
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  Alejandro Cercas (PSE).(ES) Señor Presidente, señor Comisario, muchas gracias por su presencia en este interesantísimo debate. También quiero agradecer a la señora Castex por haber elaborado este informe y por habernos permitido profundizar en una reflexión que nos esta ayudando mucho.

En un país como el mío, España, que experimenta una crisis demográfica, si cabe más grave que la de la media de la Unión Europea, este tipo de comunicaciones de la Comisión, estos debates, nos ayudan mucho —porque es un problema profundo, estructural y no coyuntural—, sacan el problema del debate político nacional y le dan una amplitud y una capacidad de análisis y de respuesta mucho mayor.

Efectivamente, como ha dicho el Comisario, estamos ante un problema, pero estamos también ante una oportunidad. La oportunidad debería materializarse en atacar este problema, no solamente en sus efectos —que haya más personas ancianas en Europa, que esté envejeciendo Europa—, sino también en sus causas.

Hay que evitar ese envejecimiento de Europa, porque no vamos a poder evitar que haya más ancianos: la ciencia y la medicina nos han conducido a este punto y seguirá avanzando. El problema, como han dicho otros colegas, es que hacen falta políticas de natalidad, políticas demográficas, hacen falta niños en Europa, eso es lo que nos falta. Tenemos que trabajar en todos los terrenos, pero sabiendo que es un grave, un hermoso problema que vamos a transmitir a las generaciones futuras si no ponemos ahora la base para su solución.

Yo soy de los que creen que Europa, en su modelo social, no es el problema; al contrario, puede ser la solución.

El envejecimiento en Europa y la falta de natalidad en Europa serían aún mucho más grave sin nuestro sistema social. Otras sociedades como, por ejemplo, China, donde van a experimentar fenómenos muy parecidos, van a pagar consecuencias aún más duras que nosotros por la falta de modelos sociales eficientes, inteligentes y racionales.

Porque el problema, en definitiva, va a ser que el cambio es inevitable y vamos a tener que cambiar. Nuestro sistema social se puede cambiar en sus técnicas sin cambiar en sus valores. Y a mí me parece que los temas fundamentales son la solidaridad, conciliar la vida familiar y profesional —para dar nuevas oportunidades de que las familias vuelvan a tener en su seno nuevas generaciones—, la acogida de los emigrantes, no como una carga, no como algo negativo para nuestras sociedades, sino como un fenómeno que, si sabemos integrarlo, nos va a volver a ayudar a afrontar este problema. Por último, es necesaria una gran reflexión sobre el papel de la mujer en nuestra sociedad, reflexión que tiene que llevarse a cabo, como siempre, a la luz de la solidaridad.

(Aplausos)

 
  
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  Siiri Oviir (ALDE). – (ET) Comisario, señor Presidente, señoras y señores, la tasa de natalidad media en Europa en la actualidad equivale a 1,5, lo que significa que no existe crecimiento de la población. Los Estados miembros han analizado la situación, y sus estudios ponen de relieve que, como promedio, el número de hijos deseado oscila entre dos y tres. No cabe duda de que existe un desajuste entre los deseos de la población y la realidad.

Estamos en el siglo XXI, y hace mucho que las mujeres dejaron de contentarse con el papel de amas de casa y cuidadoras de sus hijos. Tienen formación, quieren trabajar y seguir una carrera profesional; los ingresos que reciben de su trabajo les proporcionan un mejor nivel de vida para sus familias. Sin embargo, hemos de ser capaces de influir en la tasa de natalidad, y de alcanzar una situación en la que el número de hijos que desee tener una familia se convierta en una realidad. Nuestras familias necesitan una sensación de seguridad en cuanto a que el nacimiento de un hijo no suponga el final de una carrera profesional; en otras palabras, debe existir un mejor equilibrio entre la vida laboral y familiar, tanto para las madres, como para los padres.

Los progenitores desean disfrutar de una sensación de certidumbre respecto a su capacidad para ofrecer a sus hijos una educación adecuada y las destrezas para atender sus intereses, con el apoyo sustancial del Estado en caso necesario. Sin esa sensación de seguridad, la gente no tendrá hijos. La inmigración como medio de aumentar la población constituye una vía un tanto simplista. Representa únicamente un enfoque parcial y a corto plazo. Hemos de prestar más atención a la innovación, no a la inmigración.

El tiempo disponible no me permitirá aludir a todos los factores relevantes, pero me gustaría subrayar que la situación demográfica depende en gran medida de un conjunto de decisiones y normas jurídicas en campos que van del derecho de trabajo y de familia, a la legislación medioambiental y la seguridad nacional. Para concluir, deseo agradecer a la señora Castex su notable informe, en el que abunda la empatía femenina.

 
  
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  Ewa Tomaszewska (UEN).(PL) Señor Presidente, en el proyecto de resolución se llama la atención, una vez más, respecto a la amenaza demográfica que afronta Europa. La responsabilidad respecto al futuro de nuestro continente, así como a su desarrollo social y económico, exige que se preste especial atención a esta cuestión. Una tasa de natalidad media situada en torno al 1,5 es demasiado baja. Para garantizar simplemente el reemplazo de generación, tal cifra debería exceder de 2,15.

El fomento de un modelo de familia con un número de hijos reducido o nulo, las condiciones de vida familiar que no garantizan una situación económica digna y estable (como resultado de la repercusión del desempleo y la reducción de los estándares del empleo, sobre todo en lo que atañe a la duración de éste), y el «castigo» infligido a las mujeres a causa de la maternidad a través de los sistemas de pensiones han contribuido, indudablemente, al agravamiento de las amenazas planteadas. El envejecimiento de la sociedad, derivado en buena medida del fenómeno, por otra parte positivo, de la ampliación de la vida humana, pero también del deterioro del cociente entre el número de personas con un empleo remunerado, y la cifra de pensionistas, provoca graves problemas financieros a los sistemas de pensiones. En esta situación, deben emprenderse acciones que propicien un cambio.

No obstante, voy a disentir de la convicción reflejada en el informe respecto a que resolveremos este problema mediante los flujos migratorios. Los estudios llevados a cabo en Polonia por el Instituto para la Economía de Mercado indican que el impulso de las cifras poblacionales alcanzado mediante tal método apenas alcanzar el 2 ó 3 %; es decir, será demasiado limitado. Dicho método da lugar además a problemas sociales, como puede observarse actualmente en Dinamarca, Francia y Alemania. Los procesos de integración llevan mucho tiempo.

Me gustaría llamar su atención en este momento respecto a las sugerencias del informe relativas a los derechos para las familias de los migrantes económicos. Las enmiendas que he propuesto derivan de una falta de precisión respecto a si se alude en este caso a la familia en el sentido recogido en la legislación del país de nacimiento del emigrante, o del país de acogida. Me preocupa especialmente la posibilidad de la poligamia, y las consecuencias legales y económicas derivadas de la misma en el caso de los servicios sociales puestos a disposición de estas familias. Me gustaría añadir…

(El Presidente interrumpe al ponente.)

 
  
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  Bernard Wojciechowski (IND/DEM). – Señor Presidente, el término «integración» se ha utilizado en 24 ocasiones en este informe. La propuesta de integración de los inmigrantes con cargo a los bolsillos de los contribuyentes nacionales no ha tenido en consideración un aspecto importante, en concreto, la religión y la civilización. Los secularistas militantes de origen socialista evitan esta cuestión, aunque la población musulmana se dispara.

Para 2025l, uno de cada tres residentes en Europa occidental puede ser, o será musulmán. El Arzobispo de Canterbury ha sugerido recientemente que Europa debería adoptar la ley de la Sharia, lo que el Presidente y los líderes de este Parlamento probablemente denominaría «multiculturalismo». Este hecho pone en la palestra un debate confuso que se ha venido desarrollando acerca de las maneras y la posibilidad de integrar y asimilar a los nuevos inmigrantes que afluyen al continente.

¿Equivale la asimilación a que los inmigrantes deben absorber y quedar absorbidos en la civilización europea, o significa que deben unirse a los descendientes de las viejas naciones europeas para crear algún tipo de nuevo hombre europeo? ¿Es la creación de una civilización común poco recomendable o imposible?

Aunque Europa siempre ha contado con una notable proporción de culturas diversas, también ha mantenido una cultura o civilización cristiana principal, por así decirlo, compartida por la mayoría de su población, con independencia de sus distintas identidades. Durante casi veinte siglos, esta civilización ha constituido el componente central y duradero del legado europeo. Hay que preguntarse: ¿sería Europa lo que es hoy si, en los siglos VII y VIII, las cenizas de la antigua Roma hubieran sido conquistadas y colonizadas, no por las sociedades cristianas, sino por los musulmanes y cualquier otro grupo? La respuesta es, sencillamente, no. No sería Europa. Sería Egipto o Libia.

Por fortuna, hay personas que no aceptarán los derechos culturales como una «tapadera» para la adopción de la Sharia. La religión ha de protegerse del Estado, y del Estado europeo en particular. Sólo la Cristiandad puede integrar otras religiones en un proyecto europeo compartido, reconociendo lo que las ideologías laicas no pueden reconocer. Creo que Europa puede afrontar tal tarea, y que los europeos deben volver a comprometerse con la cultura cristiana y las tradiciones y los valores de libertad, igualdad, ley y derechos individuales que, durante más de 20 siglos, han sido asumidos por europeos de todas las naciones y han constituido la fuente de prosperidad y liderazgo moral en el mundo.

Este informe no puede integrar nada ni a nadie. Es una expresión de «muertos vivientes». Puede crear un continente de zombis, ignorantes de sus identidades nacionales.

 
  
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  José Albino Silva Peneda (PPE-DE).(PT) Señor Presidente, Comisario, señoras y señores, el aumento de la esperanza de vida, y una tasa de natalidad en permanente retroceso, darán lugar a que el índice de dependencia demográfica europeo se eleve del 49 al 59 % para 2025, y al 77 % en 2050.

En este sentido, la Unión Europea afronta un problema sin precedentes, dado que, en el futuro, las ciudades europeas contarán con una proporción muy elevada de ancianos y la sociedad, por tanto, será muy diferente de la que conocemos hoy.

Tal tendencia propiciará que tengan que producirse cambios de gran calado en aspectos importantes de las políticas públicas. Además de en la seguridad social, deberán producirse cambios en los servicios de salud y asistencia, en la política fiscal, en la ordenación territorial, la inmigración, la seguridad, la cultura, el turismo, el ocio, y otros aspectos.

La financiación de los regímenes de pensiones también tendrá que ser reconsiderada, de forma que dejen de ser de base predominantemente estatal, y aún cuando lo sean, las cotizaciones no procedan casi exclusivamente de los salarios.

Dadas las consecuencias de gran alcance del cambio demográfico, éste ha de considerarse desde el punto de vista de la administración pública y del tejido social en general, lo que requiere la movilización de todos los agentes económicos, culturales y sociales en un análisis estructurado, y un debate sobre las diversas opciones relativas a las medidas que deban adoptarse. De ahí el valor de este informe.

Una vez más abordamos un área en la que resulta esencial y urgente potenciar el diálogo social; de hecho, no hay otra manera de tratar esta cuestión.

Estoy de acuerdo con la declaración de la Comisión en cuanto a que el impulso de la tasa de natalidad, dada la urgencia y la escala del asunto, exigirá la formulación de una estrategia a largo plazo. Ésa es la única manera en la que podremos emprender acciones preventivas y, al mismo tiempo, ayudar a la Unión Europea a aprovechar las oportunidades que engloba una política de fomento de la tasa de natalidad.

 
  
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  Harald Ettl (PSE).(DE) Señor Presidente, hoy, a estas horas tan tardías, nos encontramos debatiendo un informe en el que se trata el futuro demográfico de Europa, con el público en general prácticamente excluido. La ponente merece los mayores elogios por este informe, puesto que, en él, ha tratado las cuestiones sociales y políticas existenciales que nos atañen. El resultado debería ser de lectura obligatoria para todos los diputados al PE que se esconden tras la pragmática del día a día de la política y la ignorancia de la realidad.

En el informe se pone de relieve el modo y el lugar en el que el «frío» de la economía y la competencia puede combatirse con el «calor» social. También se ofrecen predicciones respecto al modo en que evolucionarán los acontecimientos, con el fin de que abramos los ojos y desarrollemos una filosofía política basada en una sociedad favorable a la inclusión. Este planteamiento atañe a la cuestión siempre cambiante de lo que constituye una familia, que requiere revisión, y al hecho de que, en la sociedad del bienestar actual, tener hijos está vinculado al miedo a la pobreza.

En las empresas industriales (y ésto es lo más habitual) las bajas por paternidad son denegadas por gestores machistas que nunca han tenido una vida social. Además, son incontables las relaciones de empleo y los lugares de trabajo que llevan a las personas a preguntarse si es posible «permitirse» tener hijos.

Las medidas adicionales consignadas en el informe son necesarias para convertir la evolución demográfica en una situación en la que todos ganan. Hay algo indudable: la sociedad del mañana será diferente. Que el conflicto generacional se transforme en un apocalipsis político y potencie la posibilidad de disputa entre ricos y pobres depende del aquí y el ahora, y de que los políticos estén dispuestos a pensar políticamente y a trabajar de manera sociopolítica.

Este informe es algo más que una predicción de mal tiempo que podemos tolerar hoy porque las cosas pueden mejorar mañana. Constituye un llamamiento inequívoco al cambio y el desarrollo de nuestra sociedad, y más en concreto, representa una oportunidad de mejorar nuestra interpretación personal de la sociedad. Deseo expresar nuevamente mi agradecimiento a la ponente.

 
  
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  Jean Marie Beaupuy (ALDE).(FR) Señor Presidente, Comisario, como señaló el señor Ettl, nos enfrentamos a un enorme desafío. Todos nuestros conciudadanos han tomado conciencia ya de que el clima constituye un reto. Pocos se han dado cuenta de que la democracia también lo es.

En cualquier caso, una vez dicho ésto, ¿dónde se ubica el problema demográfico en Europa? En las ciudades, por supuesto, dado que el 80 % de la población reside en las mismas. ¿En qué consiste la cuestión para los ciudadanos que viven hoy en ciudades, y para los alcaldes, puesto que conozco otros compañeros diputados al PE como yo, que ejercen asimismo como alcaldes o tenientes de alcalde de sus localidades?

Permítanme proponer dos conjuntos de ejemplos. Por un lado, un conjunto de índole económica. Existen situaciones en las que una ciudad ha de albergar a una gran población, y otras, como en ciertas localidades de Alemania oriental, en las que se asiste al abandono de la ciudad por muchos de sus habitantes. En el segundo caso, tal abandono da lugar a viviendas desocupadas, carreteras no utilizadas, barrios en los que se emplea la calefacción sin motivo alguno, y escuelas vacías; mientras que, en el primero, se construyen escuelas por cinco millones de euros, como acabo de hacer en mi ciudad, o un nuevo centro de distrito por siete millones de euros. Estas situaciones dan lugar a un gasto económico que ha de ser soportado por las ciudades y por sus contribuyentes.

Con todo, no se trata únicamente de un reto económico: también es un desafío humano puesto que, en dichos barrios, cuando se ve a personas aisladas, cuando toda su población envejece, cuando no se pueden oír ya los gritos alegres de los niños que juegan en las calles, la situación se convierte en un problema de relaciones humanas. Hay trabajos que nadie quiere, como bien saben. No hay manera de encontrar un fontanero en algunas localidades pequeñas. Ya no disponemos de suficiente personal de enfermería en mi ciudad. Carecemos de servicios de ayuda doméstica suficientes, por lo que se generan listas de espera. En lugar de disponer de un servicio de asistencia durante dos horas al día, sólo recibimos una. Es un problema humano grave.

Comisario, al margen del informe a cargo de mi compañera, la diputada Castex, al que me encantará votar mañana, le pediría, como presidente del Intergrupo de política urbana y vivienda, que planteara una propuesta sobre ciudades para nosotros, de modo que pueda establecerse en un futuro próximo un cuadro para cada ciudad que nos permita comprender y controlar mejor la situación demográfica en nuestras poblaciones a medio y largo plazo, con el fin de que puedan adoptarse decisiones en materia de vivienda, transporte, enseñanza, etc.

 
  
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  Wojciech Roszkowski (UEN).(PL) Señor Presidente, el informe considerado es prueba de la impotencia de la UE hasta para evaluar la situación. Nos encontramos a bordo de un Titanic demográfico, nadie ha pedido siquiera a la orquesta que comience a tocar y, sin embargo, aquí estamos, celebrando debates de crucial importancia esta noche, cuando la audiencia se encuentra en un nivel mínimo.

Estamos inmersos en una crisis demográfica en la UE. Aunque en el informe se habla de cambios, el argumento del considerando F contradice claramente el recogido en el apartado 1. Se alude a la infertilidad de las mujeres, pero, ¿qué pasa con la de los hombres? También se alude a la infertilidad de las parejas, como si las de homosexuales pudieran ser fértiles. Se habla de infertilidad, pero no se dice nada del aborto como causa principal de la caída de la población en Europa. En los últimos 50 años, se han practicado unos 75 millones de abortos en los 27 Estados miembros. Si no fuera por ello, la población de la Unión Europea habría aumentado en un 15 %, y no afrontaríamos tal crisis.

En la UE siempre hablamos de derechos, y nunca de obligaciones, o de éstas en relación con el futuro. Esta situación sólo puede describirse como la de unos adultos que viven una segunda infancia. Por ese motivo tenemos una crisis: los niños no pueden tener descendencia, y tampoco los ancianos, pero sin descendencia, no hay futuro.

 
  
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  Csaba Õry (PPE-DE). - (HU) Gracias, señor Presidente. El informe sobre el futuro demográfico de Europa es importante, puesto que en él se aborda la resolución de problemas esenciales como la de