El Presidente. − De conformidad con el orden del día, se procede al debate del informe de Christa Klaß, en nombre de la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género, sobre la situación de la mujer en las zonas rurales de la Unión Europea (2007/2117(INI)) (A6-0031/2008).
Christa Klaß, ponente. − (DE) Señor Presidente, señora Comisaria, Señorías, «Situación de la mujer en las zonas rurales de la Unión Europea»: con este título, en la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género hemos trabajado conjuntamente para recabar datos y proponer soluciones. Quiero dar las gracias a mis colegas parlamentarios por su colaboración y a la Secretaría por su apoyo.
En Alemania tenemos una expresión: chica de campo. Antes más que ahora, cada cual tiene su propia idea de lo que eso significa. Para algunos son mujeres creativas, fiables, con principios sólidos y profundas creencias religiosas. Para otros, son mujeres que se han quedado por detrás de los tiempos, que saben poco o nada y que, por tanto, son ignorantes y posiblemente también hasta ingenuas.
Ninguna de esas descripciones llega al fondo de la cuestión. Las zonas rurales proporcionan precisamente las mejores condiciones para una vida plena, para que las familias vivan involucradas en sus comunidades locales, integradas en la naturaleza y en el medio ambiente. Hoy todos sabemos muy bien que los modelos de vida de las mujeres varían mucho. Pero también tienen que saber adaptarse, sin verse atadas o limitadas por sus condiciones de vida. Las mujeres de hoy quieren trabajar y tener una familia. Y hoy quieren y pueden tener ambas cosas. La política y la sociedad tienen que crear las condiciones marco para que así suceda.
La vida en el campo ofrece oportunidades y, por supuesto, conlleva riesgos. Es una decisión personal la que empuja a las mujeres, después de sopesarlo todo, a trasladarse a una zona urbana o a quedarse en sus pueblos. Los datos estadísticos demuestran que las mujeres con un nivel más alto de educación son las primeras en abandonar los pueblos, dejando tras de sí guarderías y escuelas vacías y, con el tiempo, pueblos envejecidos y vacíos. Las decisiones de las mujeres tienen también, por tanto, una dimensión demográfica.
Según las estimaciones de la Comisión, las regiones rurales generan el 45 % del valor bruto añadido y en ellas habita el 53 % de la población activa. Las zonas rurales tienen también, por tanto, una dimensión económica.
Por eso hay que explotar y mejorar todo su potencial de desarrollo. Ya no basta con debatir sobre el futuro de la mujer en las zonas rurales únicamente en el marco de la política agrícola común. Las mujeres siguen trabajando en la agricultura, pero también hay empleadas y asalariadas y muchas de ellas trabajan como cónyuges colaboradoras en pequeñas y medianas empresas, o incluso por su cuenta como empresarias autónomas. Y aquí sigue habiendo grandes lagunas. La situación de las mujeres y de las cónyuges colaboradoras en las pequeñas y medianas empresas tiene que afianzarse en el sector social para que tengan cobertura por enfermedad y jubilación.
Las mujeres se ven especialmente afectadas por la falta de infraestructuras en las zonas rurales. Al combinar familia y trabajo, tienen que conducir para llevar a sus hijos a la escuela o a actividades de tiempo libre, cuidar de los mayores y no perder de vista sus intereses personales. La deficiente infraestructura de las zonas rurales – con escasez de carreteras, oficinas de correos, servicios médicos, servicios contra incendios y médicos de urgencia – es una realidad reconocida desde hace mucho tiempo. Pero los problemas adicionales que están surgiendo ahora en, por ejemplo, el suministro de banda ancha, son inaceptables. Las mujeres, también, necesitan acceso rápido a través de DSL para poder participar en sus muchos campos de actividad.
La participación de la mujer en la vida pública – en ayuntamientos, iniciativas y asociaciones locales – puede traer algunos cambios. En las zonas rurales, también, hay que hacer un esfuerzo especial para conseguir una participación igual de la mujer. Quiero terminar, por tanto, con otra petición: ¡incluyan a las mujeres en los órganos de decisión! Ellas saben mejor que nadie lo que hay que cambiar porque están siempre allí, entregadas tanto al trabajo como a la familia, mientras que los hombres hacen una cosa o la otra.
Mariann Fischer Boel, miembro de la Comisión. − Señor Presidente, antes de nada quiero dar las gracias a la ponente, señora Klaß, y a los miembros de la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género por su informe de propia iniciativa. Todos sabemos que para que la igualdad de género siga siendo una cuestión prioritaria en el programa de trabajo, hay que hacer un esfuerzo permanente. Siempre he considerado al Parlamento Europeo como una institución líder en este terreno y quiero rendir un especial homenaje al trabajo realizado para organizar el Día Internacional de la Mujer 2008, incluida la conferencia de la semana pasada.
Estoy totalmente de acuerdo en que las mujeres de las zonas rurales deben tener oportunidades reales y en que se las debe animar para que aprovechen todas esas oportunidades. Globalmente, por tanto, estoy de acuerdo en que la mujer de las zonas rurales necesita una especial atención por parte de los políticos, y celebro que este principio se aplique por medio de directrices comunitarias estratégicas para el desarrollo rural como parte del tercer eje, donde se insiste en la necesidad de promover la incorporación de la mujer al mercado de trabajo como una acción prioritaria.
La economía rural necesita a la mujer, no sólo para mantener el mismo nivel de crecimiento económico que en el resto de la sociedad, sino también para garantizar un desarrollo rural sostenible, donde familias y empresas tengan un verdadero futuro si deciden quedarse en el campo.
Antes de responder a algunas de las cuestiones específicas que se plantean en este informe, quiero insistir en que el principio de promover la igualdad entre hombres y mujeres es fundamental para el segundo pilar de la política agrícola común. En la práctica, lo aplicamos de dos formas principales. La primera es mediante la creación de oportunidades económicas para las mujeres; por ejemplo, fomentando la iniciativa empresarial de las mujeres.
Es importante que, en el contexto de los programas de desarrollo rural para el período 2007-2013, algunos Estados miembros diseñen medidas específicas para la mujer; otros Estados miembros darán prioridad a las solicitudes presentadas por mujeres en el marco de algunas medidas.
El segundo aspecto de la mejora de la calidad de vida en las zonas rurales es que debemos marcarnos como objetivo un campo orientado a la mujer, que facilite la vida de la mujer en las zonas rurales y permita explotar mejor su potencial. Por ejemplo, el desarrollo rural favorece la creación de guarderías infantiles en zonas rurales, para que la mujer pueda quedarse a vivir en ellas, pero con la posibilidad de tener un empleo. Creo que estos son ejemplos de acciones enmarcadas en la política agrícola común que contribuyen a mejorar la situación de la mujer en las zonas rurales.
En este contexto, quiero destacar también el programa LEADER, que fomenta la participación de la mujer en las decisiones tomadas por grupos de acción local. De hecho, el número de proyectos dirigidos por mujeres es, en el caso de LEADER, mayor que el de proyectos dirigidos por hombres; en el período 2003-2005, dos de cada tres beneficiarios fueron mujeres.
En cuanto a las propuestas concretas que se hacen en el informe, estoy de acuerdo en que es necesario vigilar y evaluar la integración de la perspectiva de género en los programas de desarrollo rural. Los indicadores, que mostrarán los resultados y el impacto de algunas medidas también durante el período 2007-2013, se desglosarán por género y nos proporcionarán la información necesaria.
Por último, quiero mencionar una cuestión que en realidad no está relacionada con las zonas rurales. La Comisión ha iniciado una evaluación de impacto como parte de la revisión de la Directiva 86/613/CEE, relativa a la aplicación del principio de igualdad de trato entre hombres y mujeres que ejerzan una actividad autónoma, incluidas las actividades agrícolas.
Un aspecto importante es la protección de las trabajadoras autónomas durante el embarazo y la maternidad. En el programa de trabajo legislativo de la Comisión para este año, 2008, se prevé la revisión de esta Directiva, lo que nos dará otra oportunidad para apoyar y mejorar la situación de la mujer en las zonas rurales.
Una vez más, doy las gracias a los ponentes y a todos los que han contribuido a una cuestión de tanta importancia.
Edit Bauer, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (HU) Señor Presidente, señora Comisaria, Señorías, la semana pasada se habló mucho de la situación de la mujer con motivo del 8 de marzo. Además de muchos tópicos, algunos dijeron que los problemas que se esconden detrás de las medias se hacen visibles únicamente cuando se adopta un enfoque estructurado. Las mujeres no viven en circunstancias idénticas; sus aptitudes naturales varían, y lo mismo ocurre con las oportunidades que tienen y los problemas que afrontan. Las mujeres que viven en las zonas rurales son igualmente heterogéneas; tienen algunas dificultades en común, pero otras sólo afectan a determinados estratos o grupos sociales.
El informe de la señora Klaß difiere de otros informes más generales en que plantea de forma clara y específica las dificultades a las que se enfrentan las mujeres rurales y las deficiencias políticas que existen a este respecto. No tiene mucho sentido establecer objetivos de empleo femenino si no existen los servicios básicos flexibles que son necesarios para que ese empleo sea posible, como por ejemplo servicios de transporte. La situación de la mujer en las zonas rurales es generalmente más difícil; tiende con mucha más frecuencia a realizar un trabajo no reconocido ni retribuido, sin seguridad ni protección, por ejemplo en explotaciones familiares. En la práctica, la situación jurídica de esas mujeres está poco clara en cuanto a las prestaciones por maternidad, enfermedad y jubilación.
Estas cuestiones no se han resuelto todavía y, entretanto, el éxodo del campo a los núcleos urbanos, que pueden proporcionar mejores condiciones de vida, es prácticamente imparable. Estoy de acuerdo con la ponente en que hay que tener más en cuenta la situación de la mujer en las zonas rurales a la hora de distribuir y utilizar los recursos financieros europeos. Si no lo hacemos, habrá consecuencias de largo alcance. Gracias.
Iratxe García Pérez, en nombre del Grupo PSE. – (ES) Señor Presidente, este informe nos plantea la realidad en la que se sostiene la situación de la mujer en el medio rural de la Unión Europea, con el fin de responder a importantes retos que hagan frente a las dificultades añadidas que tienen las mujeres al vivir en este entorno.
Hablamos de la mitad de la población de este territorio, por lo que la integración de la perspectiva de género en el sector rural es un elemento prioritario, tanto para promover la igualdad entre hombres y mujeres como para posibilitar el crecimiento económico y social del medio rural.
Si las mujeres encuentran verdaderas dificultades a la hora de incorporarse al mercado laboral o conciliar la vida familiar y profesional, estas dificultades se agravan cuando hablamos del entorno rural. Por ello, es necesario el impulso de iniciativas y políticas que hagan frente a estos retos para que la igualdad de oportunidades sea efectiva.
A pesar de las diferencias, podemos estar de acuerdo en que las mujeres en las zonas rurales necesitan una atención política especial, conjunta, fomentando iniciativas de desarrollo rural que favorezcan su participación en la vida económica y social y frenen la emigración de mujeres del campo a la ciudad. Una realidad cada vez más preocupante.
Estamos en deuda con las mujeres de nuestros pueblos, que han aportado un valor incalculable, de forma casi invisible, al desarrollo del medio rural. El reconocimiento a todas ellas debe estar acompañado de políticas impulsadas desde los Estados miembros, las autoridades regionales y locales, que impulsen la mejora de las condiciones de vida y eliminen las barreras actuales.
Por ello, la ampliación de los servicios públicos, la mejora de la formación, el acceso a las nuevas tecnologías o el apoyo a los proyectos de empresas innovadoras, son fundamentales para conseguir estos objetivos.
Asimismo, pedimos a los Estados que desarrollen la figura jurídica de la titularidad compartida para que se reconozcan plenamente los derechos de las mujeres en el sector agrario. Sólo de esta manera estaremos en disposición para que la igualdad de oportunidades para las mujeres europeas en el medio rural sea una realidad.
Jan Tadeusz Masiel, en nombre del Grupo UEN. – (PL) Señor Presidente, quiero felicitar a la ponente por haber planteado una cuestión tan importante como es la de mejorar la situación de la mujer en las zonas rurales de la Unión Europea. Hace poco debatimos el tema del futuro demográfico de Europa. Enumeramos muchas de las razones de su sombría situación. Este problema es aún más acusado en las zonas rurales.
Tenemos que hacer todo lo posible por ofrecer a la población de las zonas rurales, y especialmente a las mujeres, unas condiciones de vida adecuadas y oportunidades de desarrollo económico y personal. La exclusión social y la pobreza afectan probablemente más a las mujeres de las zonas rurales; digo probablemente porque hacen falta mejores estadísticas sobre esto.
La clave para mejorar su situación puede estar en que los cónyuges de trabajadores autónomos, incluidas las mujeres de las zonas rurales, tengan derecho a sus propias prestaciones sociales y a una pensión.
Raül Romeva i Rueda, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (ES) Señor Presidente, incorporar la perspectiva de género en el sector rural es necesario no sólo para fomentar la igualdad entre mujeres y hombres, sino también para contribuir a que el crecimiento económico se base en un desarrollo rural sostenible. Por ello, nuestro Grupo apoya claramente el informe Klaß fundamentalmente por tres elementos.
Tres de los aspectos que destaca son, para nosotros, los más importantes: 1) que solicita que las estadísticas sobre el mundo rural se desagreguen también por sexo para que las mujeres en el ámbito rural dejen de ser un colectivo invisible y se valore, por tanto, explícitamente el trabajo que hacen; 2) que las autoridades locales, regionales y estatales pertinentes fomenten la participación de las mujeres en los grupos de acción local y el desarrollo de asociaciones locales en el marco del programa LEADER; y 3) la petición también de dedicar una atención especial a la mejora de las infraestructuras de transporte en las zonas rurales, así como que se establezcan medidas positivas de promoción de acceso al transporte con objeto de frenar la exclusión social, la cual afecta sobre todo a las mujeres.
Pero, por lo demás, quisiera también proponer y apoyar la propuesta de enmienda de mi colega Iratxe García, en el sentido de pedir que el texto incluya una referencia explícita a la necesidad de que los Estados miembros desarrollen la figura jurídica de la «titularidad compartida» para que se reconozcan plenamente los derechos de las mujeres en el sector agrario, la correspondiente protección en materia de seguridad social y el reconocimiento de su trabajo.
Ilda Figueiredo, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (PT) La situación de la mujer en las zonas rurales se ve muy afectada por la situación de la agricultura, sufriendo las consecuencias de medidas injustas en el ámbito de la política agrícola común y que han provocado un creciente abandono de las pequeñas y medianas explotaciones agrícolas y de la agricultura familiar. En muchos casos, esta situación ha empujado a los hombres y a los jóvenes a la emigración, dejando atrás a las mujeres con los hijos y los mayores, condenados a la pobreza, situación que se agrava en las zonas rurales de algunos países como Portugal, cuando se cierran escuelas, centros de salud, maternidades, correos y otros servicios públicos.
De ahí que esa política tenga que abandonarse. Por eso nosotros hemos presentado también algunas enmiendas que insisten en la necesidad de una revisión de la política agrícola común que tenga en cuenta este problema y el refuerzo de las ayudas para el mantenimiento de la agricultura familiar y para el desarrollo del mundo rural, valorando al máximo el trabajo de las mujeres, incluidas las mujeres emigrantes, que también trabajan en la agricultura.
Esperamos, pues, que se acepten nuestras propuestas.
Urszula Krupa, en nombre del Grupo IND/DEM. – Señor Presidente, puesto que se me ha dado la oportunidad de intervenir en el debate sobre la situación de la mujer en las zonas rurales de la Unión Europea, quiero llamar su atención sobre el hecho de que esa situación en los pueblos y en las zonas suburbanas, sobre todo en los nuevos Estados miembros, es difícil y en ocasiones dramática, en parte por la introducción de políticas comunitarias que imponen distintos tipos de límites y restricciones, causando pobreza y exclusión social por la pérdida de puestos de trabajo y una producción que no es rentable.
En regiones típicamente agrícolas, y no sólo en el este de Polonia, miles de familias se ven amenazadas con perder sus medios de subsistencia porque sus explotaciones no son rentables, la fábrica azucarera ha quebrado o cerrado sus puertas, se imponen límites sobre las capturas de peces, se subvencionan únicamente ciertos tipos de frutos de baya y se aplican sanciones por exceso de producción láctea. Esas son las razones que explican la falta de desarrollo de infraestructuras y comunicaciones, así como de prestaciones de educación, asistencia sanitaria y otros servicios que no existirán mientras que no haya desarrollo económico. Esas políticas que entorpecen el desarrollo están haciendo también que la juventud, hombres y mujeres, abandonen el campo para irse a la ciudad o para emigrar al extranjero.
Los programas LEADER pueden ayudar a las mujeres de algunas regiones (las que tienen atractivo turístico o son conocidas por sus productos regionales únicos), pero no hacen nada para compensar las pérdidas sufridas por la población rural, que sigue esperando a que las frases altisonantes, el desarrollo sostenible, la igualdad de oportunidades y la ausencia total de discriminación que se mencionan en los documentos, se hagan realidad.
Rodi Kratsa-Tsagaropoulou (PPE-DE). – (EL) Señor Presidente, yo también quiero felicitar a la señora Klaß por su iniciativa en la preparación de este informe y por todo el trabajo que ha realizado sobre una cuestión tan importante que afecta no sólo a la protección de los derechos de la mujer, sino también a la cohesión económica, social y regional. Esta es la segunda vez que la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género prepara un informe así y, de hecho, yo tuve el honor de ser la ponente para el informe anterior sobre la situación de la mujer en las zonas rurales, en el marco de la reforma de la política agrícola común.
La importancia de que se reconozca el trabajo de los cónyuges colaboradores y los trabajadores autónomos, sobre la que llamamos la atención de la Comisión en su momento, es una cuestión que no se ha abordado todavía de manera efectiva, por lo que nos hemos visto obligados a incluirla de nuevo en este informe. Por tanto, pedimos una vez más una revisión en profundidad de la Directiva 86/613/CEE: la propia Comisión Europea reconoce que su aplicación no es eficaz, y que ha habido un progreso mínimo en el reconocimiento del trabajo de los cónyuges que trabajan en explotaciones familiares. Celebro la presencia esta noche aquí de la Comisaria competente, ya que podrá darnos una respuesta sobre esta cuestión. En otras partes de la resolución del Parlamento Europeo se abordan precisamente cuestiones relacionadas con las obligaciones de los Estados miembros en materia de seguros independientes y tratamiento de mujeres que trabajan en la agricultura. Esas obligaciones no han sido debidamente asumidas.
En mi opinión, hay dos cuestiones importantes que no hemos incluido en el informe. Existe una diferencia entre las mujeres que viven en las zonas rurales y sufren las consecuencias de la falta de infraestructuras, y las mujeres que trabajan en explotaciones. Por eso he argumentado que las estadísticas deben arrojar algo de luz sobre estas categorías distintas.
Creo también que puesto que la legislación en materia de Fondos Estructurales nos lo permite, debemos promover la participación de la mujer en la toma de decisiones y en la planificación del desarrollo de sus zonas rurales. Tenemos que ayudar a galvanizar y a unir a esas mujeres.
En conjunto, el informe de la señora Klaß destaca las prioridades y cuestiones más importantes y establece objetivos para todos nosotros. Es una herramienta útil e importante, tanto para el Parlamento Europeo como para la Comisión Europea.
Christa Prets (PSE). – (DE) Señor Presidente, señora Comisaria, nada de lo que hemos escuchado hoy y de lo que se está proponiendo con las enmiendas es nuevo. Insistimos en que no hay nada nuevo en ninguno de los informes sobre «La mujer y la industria», «La mujer y la salud» y «La mujer en las zonas rurales». No hemos conseguido todavía que haya un salario igual por un trabajo igual, ni tenemos más mujeres en puestos directivos, ni una asistencia infantil más flexible.
Todos estos problemas se multiplican en las zonas rurales. La distancia del hogar al trabajo y los deficientes medios de transporte son un grave problema allí. La falta de oportunidades locales para la formación continua y profesional es también un problema. Como ya se ha mencionado, el acceso a banda ancha es imprescindible hoy, pero escasea en las zonas rurales.
Eso significa que necesitamos medidas, pero sobre todo necesitamos concienciarnos más de cuál es la situación de la mujer en las zonas rurales. Pero significa también que debemos tener más en cuenta el aspecto del género en todos los programas de ayuda comunitaria − ya sea en el marco del desarrollo rural, el Fondo Social o similares − y hacer que los programas dependan del uso que se siga haciendo de los mismos.
Austria, por cierto, es líder en esto y empezará a aplicar una ley en 2009 − dimensión del género en la elaboración de presupuestos − que incorpora todos los aspectos relacionados con el género. Creo que haríamos bien en imitarla.
Zdzisław Zbigniew Podkański (UEN). – (PL) Señor Presidente, se ha dicho y discutido mucho en los últimos años sobre el papel de la mujer, sus derechos, su posición en la sociedad y su situación laboral.
Hoy estamos debatiendo la situación de las mujeres en el medio rural, y es bueno que lo hagamos, porque esas mujeres, sobre todo en las regiones menos desarrolladas, son las que más trabajan y las que menos se benefician de los derechos que les corresponden.
Las mujeres que viven en las ciudades tienen un piso con todo tipo de comodidades, fácil acceso a equipos, educación y cultura, derecho a baja por maternidad y paternidad, así como la oportunidad de trabajar y disfrutar de las ventajas de la civilización.
Las mujeres que viven en el campo tienen con frecuencia una casa sin tuberías y numerosas obligaciones que atender en la familia y en la explotación. No pueden contar con dejar a su hijo en una guardería o centro infantil y su contacto con la cultura y el mundo se limita en muchos casos a los programas de radio y televisión. Las mujeres que viven en pueblos pequeños y alejados o en una explotación familiar, se ven virtualmente privadas de oportunidades de desarrollo profesional, social, político o cultural.
Pensemos en que los fondos para cultura se destinan principalmente a centros situados en ciudades. En las ciudades tenemos prácticamente de todo. En el campo sólo se ofrecen actividades organizadas con pocos medios, a menudo en domicilios particulares y a costa de las personas que participan en ellas. Se ha hablado mucho en la Unión Europea sobre el aprendizaje permanente, y así debe ser. Pero pensemos en las mujeres que participan en esos programas. En mi opinión, es hora de poner en marcha un programa adecuado para las mujeres, que se financie con cargo al presupuesto de la Unión Europea.
Eva-Britt Svensson (GUE/NGL). – (SV) Señor Presidente, si queremos un desarrollo vigoroso y sostenible, debemos tener en cuenta la situación de la mujer. La participación de la mujer es necesaria para un desarrollo positivo. Las mujeres que residen y trabajan en el campo, al igual que las mujeres de otros medios, viven en una sociedad desigual. De ahí que el trabajo a favor de la igualdad sea importante para todas las mujeres, en todo tipo de medios y situaciones vitales.
En este informe quiero llamar especialmente la atención de mis colegas sobre la importancia de apoyar las enmiendas de GUE/NGL presentadas por Ilda Figueiredo, sobre todo la enmienda 9, en la que se deja claro que el problema de la igualdad tiene que ser tenido plenamente en cuenta en la tan necesaria revisión de la política agrícola común. Sin la participación activa de la mujer, no podremos conseguir los objetivos de un crecimiento económico sostenible. Eso se aplica, como ya he dicho, a todos los medios de vida. Necesitamos igualdad para la supervivencia en el campo, la necesitamos para la mujer y la necesitamos para el futuro.
Roumyana Jeleva (PPE-DE). – (BG) Señor Presidente, señora Comisaria, Señorías, antes de nada quiero felicitar a la señora Klaß por su excelente informe. Como miembro de la Comisión de Desarrollo Regional en representación de Bulgaria, quiero llamar su atención sobre el hecho de que las zonas rurales presentan un potencial de desarrollo diferente. No obstante, hay algo que ciertamente contribuirá a mejorar la calidad de vida en las zonas rurales, y especialmente la situación de la mujer en ellas. Se trata de la infraestructura de transporte y los servicios sociales prestados en los pueblos, como asistencia infantil, atención a los mayores y a los enfermos, comunicación y centros culturales y deportivos. En este sentido, es muy importante que las zonas rurales reciban suficientes ayudas económicas con cargo a los fondos de la UE. Así pues, quiero recomendar una mejor coordinación de las cuestiones urbanas y rurales. El desarrollo de las zonas rurales debe coordinarse con las actividades realizadas en el marco de la política regional. Creo que si adoptamos un enfoque integrado de la convergencia y el desarrollo de las zonas rurales, teniendo en cuenta el papel de las poblaciones de pequeño y mediano tamaño en ellas, en lugar del enfoque fragmentado que hemos adoptado hasta ahora, aumentará la eficiencia de las ayudas comunitarias y contribuiremos a mejorar las condiciones de vida, sobre todo de las mujeres.
Ewa Tomaszewska (UEN). – (PL) Señor Presidente, la situación de la mujer en las zonas rurales es peor que en las ciudades. El acceso a asistencia sanitaria y a educación no es el fin de ello.
Si me lo permiten, quiero llamar su atención sobre los puntos 4 y 10 del informe, que insisten en la necesidad de equiparar los derechos sociales y económicos de las trabajadoras autónomas y de las mujeres que trabajan en explotaciones familiares. Eso significa, en concreto, el derecho a una baja por maternidad remunerada y a una pensión basada en los ingresos. En algunos países existen, incluso, prohibiciones legales sobre el empleo formal y la seguridad social para los cónyuges que trabajen en explotaciones y empresas familiares. Estas disposiciones legales afectan sobre todo a la mujer y deben modificarse lo antes posible. Felicito a la ponente.
Esther Herranz García (PPE-DE). – (ES) Señor Presidente, quisiera felicitar, en primer término a la señora Klaß por su informe; no solamente es un trabajo útil, sino que el esfuerzo de la señora Klaß ha sido muy importante. Desde aquí, muchísimas gracias.
Quisiera destacar que las mujeres en el mundo rural no viven todas igual. El mundo rural no es homogéneo. Muy por el contrario, se trata en muchas ocasiones de mundos muy diversos. Pero, sobre todo, hay que atraer a la mujer al mundo rural y evitar el éxodo que se va dando cada vez más, porque la posición de la mujer en nuestra sociedad avanza lentamente; pero, por lo menos, avanza en el mundo urbano. Sin embargo, en el mundo rural no solamente sobrellevan el trabajo dentro y fuera de casa, sino que, al tiempo, también cuidan a personas dependientes y encima, estas mujeres, lo hacen en unas condiciones mucho peores que las del mundo urbano.
Por tanto, esa atracción de la mujer por el mundo rural tiene que ser a través de fortalecer no solamente su bienestar personal, sino, además, también la economía de las zonas rurales. Una economía que sobre todo es agraria y ganadera –señora Comisaria usted está aquí y lo sabe bien–. Pero para que esa economía esté fuerte, conviene apoyar la política agrícola común, fortalecer esa política agrícola común, al tiempo que, por supuesto, hay que tener en cuenta que la situación técnica y social tiene que cambiar, y pronto.
Corina Creţu (PSE). – (RO) Me complace hacer uso de la palabra para hablar de una realidad que suele ignorarse, y es la situación de la mujer en las zonas rurales.
Aunque el sistema de legislación y normas válido a escala comunitaria, así como a escala de todos y cada uno de los Estados miembros, previene todo tipo de discriminación, es evidente que existen diferencias importantes en la vida de las mujeres de las zonas rurales y las zonas urbanas.
Rumanía, como otros nuevos Estados miembros de la Unión Europea, está en una situación mucho peor que la general descrita en el informe. Con los antecedentes de desindustrialización en el decenio de 1990, se produjo un fenómeno que los países de Europa Occidental no han tenido: la migración de las ciudades a los pueblos como solución para la supervivencia económica. En nuestra región, la pobreza en las zonas rurales ha afectado y sigue afectando sobre todo a las mujeres, que se han convertido en las víctimas más vulnerables del tráfico de seres humanos.
Lamentablemente, la agricultura industrial, que podría haber atraído a una parte de la mano de obra femenina en los pueblos, experimentó ella misma una desestructuración. Los servicios de salud pública, educación, transporte, agua y alcantarillado se han ido deteriorando cada vez más deprisa y prácticamente no existen en muchos pueblos de los países menos desarrollados de la Unión Europea.
Las mujeres de las zonas rurales, especialmente las jóvenes o de clase media, podrían desarrollar actividades económicas independientes si tuvieran acceso a préstamos bancarios y creo que debemos estudiar la posibilidad de establecer un banco que conceda microcréditos en las zonas rurales.
Lidia Joanna Geringer de Oedenberg (PSE). – (PL) Señor Presidente, en las zonas rurales las mujeres constituyen un grupo social con especial tendencia a la discriminación. Debido al tradicional reparto de papeles y a las deficientes infraestructuras en numerosos ámbitos, como la asistencia infantil, por ejemplo, muchas mujeres no acceden nunca al mercado de trabajo oficial, pero tampoco aparecen en el registro de desempleados. Las mujeres realizan un trabajo equiparable a una actividad profesional, pero que ni se reconoce, ni se protege ni remunera.
Los Estados miembros, conjuntamente con la Comisión Europea, deben encontrar una solución lo antes posible al problema del importante grupo de mujeres que ayudan en las explotaciones y en las pequeñas y medianas empresas que, en muchos Estados miembros, no tienen personalidad jurídica. Eso origina problemas financieros y legales para las mujeres en relación con el derecho a baja por maternidad y enfermedad, la adquisición de derechos de pensión y el acceso a la seguridad social.
En aras de un desarrollo armonioso, los Estados miembros deben garantizar la creación de empleos de alta calidad en las zonas rurales con medidas como el fomento de la iniciativa empresarial de las mujeres, el aumento de sus cualificaciones y el acceso fácil en todas las zonas rurales a unas infraestructuras y a unos servicios propios del siglo XXI.
Quiero terminar felicitando a la señora Klaß por su excelente informe.
Mairead McGuinness (PPE-DE). – Señor Presidente, quiero dar las gracias a la ponente. Hubiera sido preferible que habláramos de la situación de la población en las zonas rurales, y no sólo de la mujer, porque de hecho muchos de los problemas de la mujer afectan también al hombre en las zonas rurales, pero la mujer tiene problemas especiales y así lo reconozco en este informe.
Dicho esto, la calidad de vida de las personas que viven en el campo puede ser mejor que en la ciudad en muchos casos, cuando disponen de recursos suficientes. Creo que el problema ha sido siempre que el trabajo de la mujer no se ha cuantificado, retribuido y, por tanto, reconocido. En algunos países se ha progresado algo en esto, pero creo que los Estados miembros difieren en su manera de tratar a la mujer.
Quiero mencionar una función especial que tiene la mujer y que posiblemente no se ha considerado todavía. La mujer sigue siendo, en mi opinión, la principal fuente de motivación y educación de los hijos y ella es generalmente quien decide si el hijo se dedicará o no a la agricultura y quien con frecuencia decide el futuro de las zonas rurales. Tenemos que prestar especial atención a esto, para que las mujeres tengan una impresión positiva, y no negativa, de la agricultura.
Por último, son pocas las mujeres que poseen tierras y pocas las que trabajan en organizaciones agrícolas. Hay que poner remedio a esta situación.
Silvia-Adriana Ţicău (PSE). – (RO) En 2006, en la Unión Europa, el cociente entre la renta del 20 % de la población con los salarios más altos y la renta del 20 % con los salarios más bajos era de 4.8. Lamentablemente, en Portugal, Lituania y Letonia, ese cociente sobrepasa ya el 6.
Es evidente que la población de las zonas rurales tiene salarios más bajos que en las zonas urbanas, y esa diferencia es aún más marcada en el caso de la mujer. Para mejorar la situación de la mujer en las zonas rurales, tenemos que hacer un uso eficiente de los fondos estructurales. El desarrollo de las infraestructuras de transporte, educación, servicios sanitarios, redes de comunicación y tecnologías de la información, así como del sector de los servicios en las zonas rurales, traerá consigo su desarrollo económico e, implícitamente, la mejora de la situación de la mujer en las zonas rurales.
Concluyo mi intervención diciendo que las zonas rurales pueden transformar, con inversiones, las tierras disponibles en parques industriales para crear empleo. Una buena infraestructura de transporte puede hacer que las distancias se midan en tiempo y no en kilómetros, de manera que las personas que trabajen en zonas urbanas puedan vivir en zonas rurales y contribuir así a su desarrollo económico.
Danutė Budreikaitė (ALDE). – (LT) El debate de hoy tiene una enorme importancia, ya que se aborda el tema de la situación de la mujer en las zonas rurales, que es todavía muy preocupante.
Una de las cuestiones clave sigue siendo los bajos niveles de empleo entre las mujeres de las zonas rurales, sobre todo en los nuevos Estados miembros, con el resultado de que las mujeres de las zonas rurales se encuentran más frecuentemente en una situación de aislamiento social que las que viven en ciudades.
Antes de nada, para aumentar los niveles de empleo femenino en las zonas rurales, se debe promover su iniciativa empresarial. Para ello, los gobiernos tienen que facilitar información sobre la manera de crear una empresa, además de capacitar mejor a la mujer para que pueda utilizar las modernas tecnologías de la información, contribuyendo con ello a su autoestima.
Por otra parte, las estadísticas demuestran que las mujeres de las zonas rurales tienen unos niveles de educación y de cualificación profesional mucho más bajos que las mujeres de las ciudades. Eso significa a menudo que tienen más dificultad para adaptarse a los retos que plantea el mercado y para encontrar nuevos métodos y formas de trabajo agrícola y actividades agrícolas alternativas. Quiero pedir a los Estados miembros que presenten un marco de actuación para animar a las mujeres de las zonas rurales a adquirir conocimientos y formación.
El proyecto LEADER debe proporcionar ayuda más eficiente para resolver el problema.
Gracias.
Avril Doyle (PPE-DE). – Señor Presidente, reconociendo lo mucho que ha trabajado nuestra ponente, señora Klaß, en la elaboración del informe titulado «La situación de la mujer en las zonas rurales de la Unión Europea», quiero preguntar: ¿comparada con la del hombre en las zonas rurales o con la de la mujer en las zonas urbanas? ¿En qué contexto estamos hablando aquí? No existe un grupo homogéneo llamado «mujeres en las zonas rurales de la Unión Europea». Yo soy una mujer de una zona rural de la Unión Europea, pero la señora que vive en mi misma calle con seis o siete hijos y un marido en paro, sin dinero para pagar un alquiler o una hipoteca, es un tipo diferente de mujer de una zona rural. No se trata de un grupo homogéneo y eso debemos tenerlo muy en cuenta.
Muchas mujeres de las zonas rurales tienen un estilo de vida urbano; otras viven con mucha pobreza y muchas dificultades. Se disfruta de un estilo de vida urbano en el campo cuando hay dos coches aparcados a la puerta, todo tipo de consolas, TCI y posiblemente unas vacaciones anuales al extranjero. Así que situemos las cosas en su contexto.
Lo importante aquí es que todas las mujeres tengan la posibilidad de elegir: elegir entre casarse o no casarse; entre tener hijos o no tenerlos, entre tener una carrera profesional, estudiar o no en la universidad, quedarse en casa, incorporarse al mercado de trabajo, poner en marcha un negocio o tener acceso a una vivienda.
Hace unos años, cuando fui a comprar un apartamento en Bruselas, el director del banco de Bruselas no quería darme una hipoteca si mi marido no firmaba también. Eso sucedió hace sólo unos años en Bruselas. Yo conseguí la hipoteca y mi marido no tuvo que firmar. ¡Ni que decir tiene que me negué en redondo! Así que dependiendo de su acceso a dinero, vivienda y negocios, hay muchos tipos diferentes de mujeres en las zonas rurales.
El Presidente. − Señora Doyle, le puedo asegurar que yo nunca le habría negado esa hipoteca.
Roberta Alma Anastase (PPE-DE). – (RO) El éxito de la Estrategia de Lisboa requiere un crecimiento económico sostenible tanto en las zonas urbanas como en las rurales de la Unión Europea, y la mujer desempeña un papel crucial en el desarrollo de esas zonas.
Quiero elogiar la redacción de este informe que, aparte de analizar la situación de la mujer en las zonas rurales, propone recomendaciones concretas para mejorar su situación en el marco de la mundialización y el logro de los objetivos de Lisboa. Considerando la multitud de incentivos y condiciones que tienen que cumplirse para ello, quiero destacar la importancia de un factor crucial, que es la educación.
Los datos estadísticos que conocemos indican que sólo un pequeño número de mujeres en las zonas rurales tienen acceso a estudios superiores por dificultades económicas, pero también debido a la precaria calidad de las actividades educativas en esas zonas.
Las mujeres de las zonas rurales deben poder beneficiarse de un mejor acceso a educación y formación permanente, así como de oportunidades para conciliar la vida familiar y profesional. Éste es un aspecto fundamental que debe consolidarse conjuntamente con la contribución activa de la mujer a la política y el desarrollo socioeconómico de las zonas rurales.
Anna Záborská (PPE-DE). – (SK) Gracias, Señor Presidente. Quiero felicitar a la señora Klaß por su excelente informe.
Yo procedo de uno de los nuevos Estados miembros que tiene una población rural relativamente grande. En los últimos 45 años se ha mantenido estable, con sólo una ligera disminución del 14 %. Debido a las políticas económicas, las regiones rurales son más propensas a los cambios hoy. Hay en marcha un proceso bien conocido que consiste en el traslado de empresas de zonas rurales a urbanas. Pero las políticas públicas deben servir para que esta supuesta modernización no tenga lugar a costa de las mujeres de las zonas rurales.
Invito a la Comisión de las Regiones a estudiar esta cuestión y a realizar una amplia consulta en las regiones rurales para conocer mejor cómo se vive en ellas, con todas sus ventajas y desventajas. Invito asimismo a la Comisión y al Consejo a orientar sus programas, especialmente los relacionados con microcréditos, también a la mujer de las zonas rurales.
Monica Maria Iacob-Ridzi (PPE-DE). – (RO) Señorías, como estamos debatiendo un asunto relacionado no sólo con la igualdad de oportunidades, sino también con el desarrollo de las zonas rurales en general, me referiré a las medidas que son aplicables a escala comunitaria en este ámbito.
Los programas y los fondos enmarcados en el segundo pilar del desarrollo rural tienen, en términos de porcentajes, más recursos que los programas especiales de la Unión Europea para la igualdad de oportunidades. Si conseguimos facilitar el acceso de las mujeres a programas como LEADER, orientados al desarrollo rural, podremos conseguir mucho más que si utilizamos únicamente los recursos de los programas EQUAL, PROGRESS o DAPHNE.
En el presupuesto de la Unión Europea, los fondos para desarrollo rural representan hasta un 11 %, mientras que todo el sector de la ciudadanía, que incluye los programas para la igualdad de oportunidades, ni siquiera alcanza el 1 %.
Este es el gran desafío que se le presenta a la Unión Europea en este caso: tener éxito en la comunicación, la movilización y la facilitación del vínculo entre los fondos europeos y los distintos proyectos que pueden iniciar las mujeres en las zonas rurales.
Mariann Fischer Boel, miembro de la Comisión. − Señor Presidente, gracias a la Cámara por un debate tan alentador y con algunas intervenciones tan interesantes; lo he disfrutado de verdad. El debate de esta noche deja claro una vez más que la situación de la mujer en las zonas rurales necesita de verdad una atención especial.
Aunque creo que algunos de ustedes son algo pesimistas respecto al progreso que se ha hecho, quiero ver las cosas desde un lado más positivo. Creo que se ha conseguido mucho, sobre todo gracias a las herramientas del desarrollo rural, y estoy segura de que hemos tomado la dirección correcta para mejorar la situación de la mujer en las zonas rurales.
Muchos de ustedes han mencionado que la integración de la dimensión del género en nuestras políticas y la ampliación de su alcance para incluir a la economía rural en general, aumentará su efecto. Comparto plenamente ese punto de vista. No debemos limitar nuestra atención únicamente al sector agrícola. Si incorporamos a nuestras políticas las necesidades y oportunidades de la sociedad rural en su conjunto, se creará un efecto multiplicador que beneficiará también a todo el sector agrícola. La Comisión vigilará de cerca este aspecto con la ejecución de los programas de desarrollo rural.
Algunos de ustedes se han referido a la importancia de las redes de banda ancha en las zonas rurales. Aquí tengo que decir que existe la posibilidad dentro del tercer eje − el eje de la diversificación − de que la política de desarrollo rural se centre en zonas que, desde un punto de vista económico, no sean económicamente viables para los inversores. Se trata de zonas alejadas en donde los Estados miembros puedan recurrir a la política de desarrollo rural para garantizar la conexión a una banda ancha. No puedo más que animar a los Estados miembros a tener esto en cuenta cuando planifiquen sus inversiones o la aplicación de su política de desarrollo rural.
Algunos de ustedes han mencionado también el «trabajo oculto» que realizan las mujeres en las explotaciones. Reconozco que nuestras estadísticas no siempre lo reflejan debidamente. Debemos tratar de animar a las mujeres, utilizando todas las herramientas disponibles, a aprovechar las oportunidades de conquistar su independencia económica dotándolas de los derechos sociales asociados. Creo que si damos a las mujeres más posibilidades de trabajar a tiempo parcial en la agricultura, habremos dado un paso enorme para aumentar la renta de la población rural y también para ayudar al sostenimiento de la vida en las comunidades rurales.
Tengo que decir que yo viajo mucho por zonas rurales y siempre me he alegrado de encontrar a mujeres que han conseguido superar las dificultades y participan en el trabajo de las diferentes organizaciones de agricultores. Supongo que la primera mujer que entró en esas organizaciones tuvo que dar un gran paso, pero en ocasiones su iniciativa se propaga y la siguiente mujer ya no lo tiene tan difícil, aunque exija del hombre un cierto cambio de mentalidad para aceptar que la mujer pueda contribuir en igualdad de condiciones en este ámbito.
Creo que podría decirse mucho más sobre este tema, que no debe quedar relegado a un segundo plano. Permítanme asegurarles que apoyaré sinceramente todas las iniciativas que puedan mejorar la situación de la mujer en las zonas rurales, porque realmente creo que necesitamos ese enfoque especial que puede aportar la mujer a la diversificación de las zonas rurales.
Christa Klaß, ponente. − (DE) Señor Presidente, señora Comisaria, Señorías, gracias por sus contribuciones al debate. Esta vez ha sido un debate realmente interesante. Señora Comisaria, gracias también por haber dicho que la revisión de la Directiva 86/613/CEE sobre el principio de la igualdad de trato sigue realizándose este año, en 2008. Hemos enviado una notificación al respecto y creemos que es hora de revisarla.
Esta noche no vamos a poder aprobar un Reglamento europeo para mejorar la situación de la mujer en las zonas rurales. Señora Doyle, ya sé que la situación de la mujer no es la misma en todas partes. Eso sería también aburrido, cosa que no queremos en absoluto. Sin embargo, las mujeres de las zonas rurales tienen, por supuesto, los mismos condicionantes y tienen que luchar con las mismas desventajas que las mujeres que viven en pueblos y ciudades. Eso ya lo hemos dicho aquí.
Estamos iniciando el proceso de debate y pidiendo a la Comisión y a los Estados miembros que también ellos realicen una serie de cambios. El informe debe servir para concienciarles más sobre esto.
En Europa podemos encontrar buenos ejemplos y, con arreglo al principio de la buena práctica, nosotros queremos destacar esos ejemplos para su emulación. Podemos hablar aquí también de muchas cosas que se han hecho bien. Y queremos adoptar una visión más amplia. Las mujeres de las zonas rurales no trabajan sólo en la agricultura; cada vez son más las que tienen un empleo y tienen que conciliar la familia y el trabajo.
Al final, el mejor testimonio es el de los directamente afectados. Necesitamos la contribución de las mujeres en nuestras organizaciones. La señora McGuinness nos acaba de hablar de que las mujeres que están satisfechas pueden transmitir satisfacción a sus hijos. Nosotros también tendremos mujeres satisfechas cuando hagamos algo por garantizarles la igualdad de trato y una participación equitativa. Nuestra preocupación aquí es que la juventud decida quedarse de nuevo en los pueblos.
Sería divertido, señora Comisaria, tener una lista de las muchas oportunidades que se les presentan a las mujeres en la Unión Europea. Constantemente decimos que esas oportunidades se ofrecen en muchos casos como parte de otros programas. Hasta llegamos a decir que las mujeres participan en este programa o en aquel, de esta manera o de aquella. Eso crea numerosos problemas, incluso cuando las cosas tienen que resolverse localmente. Puede que tengamos que considerar esto como un punto de partida para, con el tiempo, poder decir a los responsables en las regiones: podemos mejorar la situación de la mujer aquí.
El Presidente. − Se cierra el debate.
La votación tendrá lugar el miércoles 12 de marzo de 2008.
Declaraciones por escrito (Artículo 142 del Reglamento)
Zita Gurmai (PSE), por escrito. – (HU) En materia de empleo, una comparación de las zonas urbanas y rurales revela que se está creando un abismo cada vez más profundo. Las mujeres que viven en las zonas rurales están en una situación de especial desventaja. Sus oportunidades de integración social, empleo y acceso a centros infantiles, educativos, sanitarios y sociales son menores. Constituyen uno de los grupos más vulnerables de la sociedad, por estar mucho más expuestas al riesgo de pobreza y marginación. Cuando consiguen un empleo, sus salarios son muy inferiores a los de sus homólogas de las zonas urbanas.
La suma de estas desventajas sociales origina tensiones sociales, puesto que el sistema de bienestar social es muy insuficiente en las comunidades más desfavorecidas, encontrándose también allí las peores deficiencias estructurales. Al no existir otras alternativas, la agricultura, con sus desventajas a corto plazo y sus menores niveles de vida, tiene el efecto de mantener esa situación de tensiones en el empleo rural.
La solución está en la acción concertada; las administraciones locales, los gobiernos y la Comunidad Europea tienen todos ellos un papel y una responsabilidad en este sentido.
Se necesitan programas de ajuste polifacéticos. Se tienen que ofrecer a la población rural oportunidades de ajuste mediante la creación de oportunidades de empleo alternativo, desarrollo de infraestructuras, programas de formación inicial y continua, adaptación a las condiciones del mercado, ayuda para la creación de empresas y puesta en marcha de proyectos en zonas fronterizas y entre fronteras nacionales.
Los programas de ajuste tendrán que adaptarse inevitablemente a las características particulares de cada zona rural. Así se conseguirá una reducción progresiva de las diferencias regionales.
Lívia Járóka (PPE-DE), por escrito. – (HU) Quiero felicitar a mi colega, Christa Klaß, por su informe, que describe las dificultades que se encuentran las mujeres de las zonas rurales para acceder al mercado de trabajo, y también en otros aspectos de sus vidas. En cualquier debate sobre las personas desfavorecidas que viven en las peores circunstancias se tiene que hacer especial mención a las mujeres de origen romaní, muchas de las cuales viven en aldeas y pequeños asentamientos. Numerosos estudios han demostrado que la mujer romaní constituye el grupo más vulnerable de la Unión Europea, con una esperanza de vida sorprendentemente baja comparado con la mayoría de la sociedad y una tasa de desempleo varias veces por encima de la media. Por tanto, siguiendo las recomendaciones del informe, los Estados miembros tienen que elaborar y aplicar políticas que puedan mejorar las condiciones de vida generales de la mujer en las regiones menos desarrolladas y que ayuden a las mujeres desfavorecidas y a las mujeres víctimas de la exclusión social a conseguir un empleo o a trabajar como autónomas promoviendo la creación de empresas nuevas. La mujer romaní, en especial, podría beneficiarse de las ayudas de los Estados miembros y de la Comisión Europea para promover modelos de empresas socialmente responsables que integren a los pobres y a los grupos más desfavorecidos de la sociedad. Celebro que en el informe se haga especial hincapié en la obtención de datos estadísticos fiables, porque la obtención y el procesamiento de datos desglosados por género y origen étnico es esencial, por una parte, para eliminar la discriminación indirecta y múltiple, y por otra, para evaluar el progreso conseguido en términos de educación, vivienda, salud y empleo. Gracias.
Zita Pleštinská (PPE-DE), por escrito. – (SK) El novedoso informe de la ponente, señora Klaß, trata de adoptar un nuevo enfoque para la eliminación de las desigualdades manifiestas que existen entre las zonas urbanas y rurales. Las mujeres tienen un papel crucial en el desarrollo sociopolítico, económico y medioambiental de las zonas rurales. La vida de la mujer en las zonas rurales presenta numerosas oportunidades, pero también dificultades considerables.
Si aumentara el atractivo de las zonas rurales, se ayudaría a frenar el éxodo sobre todo de los jóvenes y de las personas con una buena formación. Pido, por tanto, que se promueva un crecimiento integrado sostenible y que se creen nuevas oportunidades de empleo, especialmente para la mujer, además de garantizarse la prestación de unos servicios sanitarios y sociales de alta calidad y otros servicios generales en todo el territorio de la UE.
Sólo las mujeres con un alto nivel de educación podrán implicarse plenamente en la revitalización de las comunidades locales. Podrán ayudar a crear nuevas empresas, lo que a su vez contribuirá a la diversificación de la economía rural y a mejoras en la calidad de vida de las zonas rurales. Tenemos que eliminar los obstáculos en el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación y asegurar la disponibilidad de la banda ancha para las mujeres de las zonas rurales. Todas las mujeres interesadas deben poder acceder a formación continua y al aprendizaje de idiomas, así como a oportunidades de reciclaje profesional.
Además, el programa LEADER que tanto éxito ha tenido debe continuar. Ha permitido a muchas mujeres crear empresas en comunidades rurales dedicadas a actividades como turismo, artesanía y venta de productos regionales. Creo que mediante la identificación de buenas prácticas y la utilización de las nuevas herramientas para intercambios de experiencia, podrá hacerse una contribución importante a la mejora de la calidad de vida en las zonas rurales.
Rovana Plumb (PSE), por escrito. – (RO) La UE se enfrenta a importantes cambios sociales que son el resultado de problemas relacionados con la migración, la seguridad social y la pobreza.
Los programas ejecutados a escala europea han realizado una importante contribución para mejorar la situación de la mujer en las zonas rurales. No obstante, las mujeres no participan en la toma de decisiones en las comunidades a las que pertenecen.
Un ejemplo concreto y preocupante es que la mayoría de las mujeres de las zonas rurales de Rumanía tienen unos ingresos inferiores a cinco euros al día y un tercio de ellas no utilizan ningún medio de comunicación.
Propongo con carácter prioritario tres ámbitos de acción para promover la igualdad de oportunidades y mejorar la situación de la mujer en las zonas rurales:
- mejora de la posición social de la mujer, facilitando su acceso a nuevos ingresos y oportunidades de adquisición de productos;
- plena participación de la mujer en el proceso de toma de decisiones y reforzamiento de su capacidad de cambiar o influir en las decisiones que la afectan directamente;
- acceso de la mujer en las zonas rurales a servicios básicos (salud, educación) e infraestructuras.
Los Estados miembros deben establecer políticas públicas para promover la incorporación de la mujer al mercado de trabajo y al proceso de toma de decisiones, y deben controlar todo tipo de discriminación.