Presidente. − De conformidad con el orden del día, se procede al debate del informe (A6-0030/2008) de Olle Schmidt, en nombre de la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios, sobre la propuesta de Directiva del Consejo por la que se modifica la Directiva 2003/96/CE en lo relativo a la adaptación del régimen fiscal especial aplicable al gasóleo utilizado como carburante de automoción para fines profesionales, y a la coordinación de la imposición de la gasolina sin plomo y del gasóleo utilizado como carburante de automoción [COM(2007)0052 - C6-0109/2007 - 2007/0023(CNS)].
László Kovács, Miembro de la Comisión. − Señor Presidente, agradezco mucho el apoyo brindado por la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios a la propuesta de la Comisión y, en particular, los esfuerzos realizados por el ponente, el señor Schmidt, para llegar a un compromiso.
Como bien saben, la propuesta de la Comisión se presentó en marzo de 2007. Nuestro objetivo era aumentar y aproximar los tipos mínimos del impuesto especial sobre el gasóleo y la gasolina sin plomo, a fin de mantener el valor real de los niveles mínimos, y aproximar los tipos nacionales, con objeto de reducir considerablemente el denominado «turismo de gasolinera».
La reducción del turismo de gasolinera no sólo garantizaría el correcto funcionamiento del mercado interior del transporte, sino que también daría lugar a una reducción de los kilómetros adicionales y a la consiguiente reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, que redundan en perjuicio del medio ambiente.
He de recalcar que, durante los debates del Consejo, muchos Estados miembros han destacado el efecto positivo que la propuesta de la Comisión tendría en el medio ambiente, especialmente en lo que se refiere al cambio climático y al calentamiento del planeta, así como en el correcto funcionamiento del mercado interior.
En cuanto al informe del señor Schmidt, agradezco mucho la actitud positiva que se ha adoptado en el informe con respecto a la propuesta de la Comisión, así como los esfuerzos realizados por el ponente para alcanzar una posición de compromiso aceptable para todos. Sin embargo, la Comisión no puede aceptar la mayoría de las enmiendas presentadas en el informe. A continuación, desarrollaré este punto.
La Comisión está en contra de cualquier propuesta que pueda perjudicar la búsqueda de una solución a largo plazo para el turismo de gasolinera —que redunda en perjuicio del medio ambiente— y para el falseamiento de la competencia en el mercado interior.
En cuanto a los períodos transitorios indicados en nuestra propuesta, a nuestro modo de ver, se trata de un planteamiento equilibrado, porque se basa en el principio de igualdad de los antiguos y los nuevos Estados miembros. No obstante, la Comisión reconoce que se trata de una cuestión política que tendrá que seguir debatiéndose en el Consejo.
También desearía aclarar que la propuesta tiene en cuenta el aspecto de la competitividad de la UE, puesto que contempla unas subidas moderadas de los tipos; unas subidas que se limitarían a mantener el valor real de los niveles impositivos mínimos, manteniéndose al par de la inflación prevista hasta 2017. La Comisión opina que su propuesta tiene en cuenta todos los factores pertinentes, y no estima oportuno adoptar un plan menos ambicioso ni uno de mayor alcance a fin de aumentar los niveles impositivos mínimos, tal como se propone en las enmiendas 18 y 25.
En cuanto a las enmiendas 4 y 10, en las que se establece una nueva definición del gasóleo utilizado para fines profesionales en vehículos de motor con un peso mínimo de 3,5 t, me gustaría aclarar que esta sugerencia no formaba parte de la propuesta original. Sin embargo, se trata de uno de los puntos más importantes tratados en el Consejo, donde la Comisión seguirá el debate teniendo presente la opinión expresada por el Parlamento.
En principio, la Comisión no tiene inconveniente en aceptar las enmiendas 7 y 27, que obedecen al objetivo de reducir las emisiones de CO2. Sin embargo, no hay que olvidar que, con arreglo al principio de subsidiariedad, cada Estado miembro es libre de decidir cómo desea distribuir sus ingresos fiscales.
Para concluir, espero sinceramente que el Parlamento pueda pronunciarse a favor de la propuesta de la Comisión, y se lance así una señal positiva al Consejo para que responda a las preocupaciones de los Estados miembros que tienen problemas con el turismo de gasolinera; amén de la consecución de los objetivos medioambientales.
Olle Schmidt, ponente. − (SV) Señor Presidente, señor Comisario, la elaboración de este informe ha puesto de manifiesto el hecho de que la fiscalidad es un tema delicado en el ámbito de la UE. Creía que el amplio consenso existente en lo relativo a la necesidad de tomar medidas radicales para hacer frente al problema del cambio climático facilitaría el apoyo de unas propuestas realmente exigentes; pero estaba equivocado.
Por supuesto que puedo entender la crítica formulada por la señora Rühle con respecto al nivel de ambición; sin embargo, la labor de nuestro Parlamento consiste en alcanzar compromisos razonables —como bien ha señalado el Comisario— que puedan hacerse realidad en toda la Unión. En este caso, cedí ante los argumentos relativos a la magnitud de las subidas de los impuestos y al período de aplicación.
Gracias a la excelente colaboración de mis colegas, el señor Becsey y el señor Rosati, caí en la cuenta de que, si queríamos que el informe llegara a alguna parte, tenía que ajustar el nivel sin que el propósito de mis propuestas originales se viera frustrado por completo. La propuesta de la Comisión fue rechazada en su totalidad. No lo conseguí todo, pero tampoco lo perdí todo. No fue fácil salvar los escollos de Luxemburgo y los Verdes.
Las emisiones procedentes del transporte están aumentando de manera sustancial, y tenemos que hacer algo al respecto. Como bien señala el Comisario, no es razonable ni apropiado que los Estados miembros compitan con los distintos niveles de imposición sobre el gasóleo. Nadie puede creer que sea bueno para el mercado interior que unos camiones enormes den largos rodeos para llenar el depósito de gasóleo barato en lugares como Luxemburgo. Esta práctica, denominada turismo de gasolinera, no sólo es perjudicial para el medio ambiente, sino que falsea la competencia y, además, conlleva una pérdida de ingresos fiscales. Por otra parte, no se tienen por qué aplicar diferentes impuestos a la gasolina sin plomo y al gasóleo.
De modo que se llegó a un compromiso en ese sentido, que recibió el apoyo más o menos unánime de la comisión. Los impuestos mínimos aplicables al gasóleo se suben a un ritmo más lento que el propuesto por la Comisión: de los 302 euros por 1 000 litros actuales al mismo nivel impositivo aplicable a la gasolina sin plomo, 359 euros por 1 000 litros, antes de 2015. La Comisión quería que la subida tuviera lugar antes de 2012.
Letonia, Lituania, Polonia, Bulgaria y Rumanía tendrían de plazo hasta el 1 de enero de 2016 para subir el nivel impositivo mínimo. La Comisión quiere que el nivel impositivo mínimo haya alcanzado los 380 euros por 1 000 litros en 2014. A fin de evitar un mayor falseamiento de la competencia, la comisión opina que aquellos países cuyos tipos impositivos superen los 400 euros por 1 000 litros de gasóleo y los 500 euros por 1 000 litros de gasolina sin plomo no deberían subir los tipos impositivos aplicables a esos combustibles antes de 2015.
Señor Presidente, señor Comisario, si bien se trata de una cuestión muy delicada —sobre todo, teniendo en cuenta el principio de subsidiariedad—, también constituye una posible vía hacia una mayor convergencia de los niveles impositivos. De todas formas, somos conscientes de que las inevitables exigencias medioambientales influirán en las futuras valoraciones de la aplicación de controles financieros.
A quienes crean que no he sido lo suficientemente firme en mis exigencias y que he desvirtuado el nivel de ambición, he de decirles que, en esencia, estoy de acuerdo con ellos. Como bien han señalado la Comisión y el Comisario, tendríamos que haber acordado unos niveles más altos y unos plazos de aplicación más cortos, pero la UE de hoy no es la misma que hace sólo cinco años; afortunadamente, diría yo.
Las condiciones económicas que deben darse para la armonización fiscal no son las mismas que entonces. Si queremos abordar el problema de las emisiones transfronterizas, debemos alcanzar unos compromisos razonables con los que todo el mundo esté satisfecho. Todos tenemos que comprender eso.
Por otro lado, yo diría que muchos de los antiguos Estados miembros merecen ser criticados, porque no han acatado las decisiones adoptadas anteriormente en relación con las subidas de impuestos. En sus conclusiones, la comisión también ha tenido en cuenta los factores del poder adquisitivo y la inflación.
El precio del petróleo está batiendo nuevos récords. Lo último que he escuchado en las noticias es que rondaba los 110 dólares el barril.
Actualmente existe un amplio consenso en lo relativo a la convergencia gradual de los tipos impositivos —por lo menos, en la comisión—, y espero que el Comisario también lo vea así y que mañana sus Señorías me brinden su apoyo en el Parlamento; un amplio apoyo que nos permita contar con un informe que sirva de base para el trabajo ulterior.
Zsolt László Becsey, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (HU) Gracias, señor Presidente. Felicito al ponente, el señor Schmidt, por su excelente trabajo. En mi opinión, hoy se ha conseguido un gran avance, puesto que hemos logrado negociar una posición común parlamentaria a partir de un amplio consenso. Creo que es importante que en el Pleno se mantenga la unanimidad manifestada en la comisión. Ha sido un éxito, porque hemos conseguido establecer un tipo mínimo y un tipo máximo del impuesto especial con objeto de alcanzar los objetivos antiinflacionistas, pero hemos desechado la idea de suprimir por completo la regulación. Es preferible tener una opinión que no adoptar ninguna en absoluto y quedarnos exclusivamente con una propuesta de la Comisión sobre la mesa. Ha sido un éxito, porque todo el mundo ha sacrificado algo. Los países con tipos impositivos altos están dispuestos a congelar sus altos tipos actuales en aras de la convergencia, mientras que los países con tipos impositivos bajos están dispuestos a aceptar una subida moderada con respecto a la legislación vigente en materia de gasóleo.
Los nuevos Estados miembros bálticos y los de los Balcanes son los que están haciendo un sacrificio mayor, puesto que los precios y los ingresos de esos países son más bajos, y han asumido un desafío enorme en lo que respecta a la inflación y a la competitividad, así como en el ámbito social, especialmente en la fase previa a la introducción del euro. Ha sido un éxito, porque de ese modo se pondría fin al enfoque «a la carta» del Parlamento, que consiste en elegir lo que más le conviene. A finales de 2015, todos los países estarán dentro de los límites propuestos, y dejará de haber toda una serie de excepciones particulares inexplicables. De ese modo, podremos reafirmar la autoridad de la legislación europea. Creo que la disciplina es importante y, por tanto, le ruego a la Comisión que presente un informe intermedio sobre el cumplimiento en 2010, a fin de comprobar si los países que tienen que llevar a cabo la adaptación, la están realizando de veras o sólo están fingiendo. Ha sido un éxito, porque el Consejo verá que hay un modo de lograr la convergencia deseada, y la Comisión captará la filosofía del Parlamento; a saber: establecer un tipo mínimo y uno máximo, con el objetivo clave de reducir la inflación y no provocarla. También puede servir de base de cara al futuro, con vistas a la presentación de la propuesta prevista de la Comisión sobre los impuestos especiales. Señor Presidente, gracias por su atención.
Dariusz Rosati, en nombre del Grupo del PSE. – (PL) Señor Presidente, la propuesta de la Comisión sobre la imposición de la gasolina sin plomo y del gasóleo tiene el propósito de limitar el uso excesivo del carburante en el transporte y reducir así la contaminación del medio ambiente.
La Comisión espera asimismo que su propuesta contribuya a la reducción de las diferencias entre los tipos del impuesto especial aplicables en cada uno de los Estados miembros y, por tanto, a una mayor igualdad de condiciones de competencia en el mercado único. En general, esos propósitos resultan convenientes y son dignos de ser apoyados. Sin embargo, la propuesta de la Comisión también contempla soluciones que podrían tener repercusiones negativas en las economías de los Estados miembros, como, por ejemplo, las siguientes: un incremento adicional del coste del carburante y una mayor inflación, unos costes más elevados y una reducción de la competitividad de las empresas europeas, así como una reducción del poder adquisitivo de los hogares. Esas repercusiones podrían hacerse notar especialmente cuando los precios del petróleo de los mercados mundiales son excepcionalmente altos, como en la actualidad. Además, con arreglo a las propuestas de la Comisión, el peso de la adaptación a los nuevos tipos recaería fundamentalmente en los Estados miembros menos desarrollados de la Unión; algo realmente preocupante. De ahí las enmiendas propuestas en el informe del señor Schmidt, cuyo propósito es minimizar esas repercusiones negativas, sin menoscabo de los objetivos principales de las propuestas de la Comisión.
En el marco del compromiso al que han llegado los principales Grupos, exigimos que se introduzcan tres cambios fundamentales en la propuesta inicial de la Comisión. En primer lugar, proponemos reducir el tipo mínimo fijado para el impuesto especial sobre el carburante de 380 euros por 1 000 litros a 359 euros por 1 000 litros. En segundo lugar, proponemos ampliar dos años el período transitorio para la introducción de los nuevos tipos impositivos en los nuevos Estados miembros, es decir, hasta 2016. Por último, proponemos imponer la condición de que los Estados miembros que actualmente están aplicando los tipos más altos del impuesto especial sobre el carburante se comprometan a no subirlos antes de 2015, a fin de facilitar el proceso de armonización de los tipos del impuesto especial.
Señor Presidente, señor Comisario, desearía recalcar que no ha sido fácil alcanzar un compromiso; ha requerido concesiones y un alarde de buena voluntad por parte de todos los que han participado en los debates de la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios. Me gustaría aprovechar la ocasión para agradecerle al señor Schmidt que haya trabajado duramente en este compromiso y le felicito por el éxito de los resultados obtenidos. Si bien está claro que este compromiso no resulta absolutamente satisfactorio para todos los interesados, constituye un intento de conciliar diversos propósitos y puntos de vista, además de un paso adelante hacia la reducción de las diferencias entre los tipos del impuesto especial dentro de la Unión. Insto a los diputados al Parlamento a que brinden su apoyo a este compromiso y aprueben el informe del señor Schmidt.
Dariusz Maciej Grabowski, en nombre del Grupo UEN. – (PL) Señor Presidente, el Presidente en ejercicio del Consejo de la Unión Europea y los Comisarios suelen dar comienzo a sus intervenciones con declaraciones sobre la protección y la defensa de las libertades económicas, la libre competencia y la libertad de las PYME. Sin embargo, para pasar de las declaraciones a los detalles concretos, normalmente hacen falta informes como el que estamos debatiendo hoy.
En el informe, se propone establecer un tipo único del impuesto especial para todos los Estados miembros, así como una armonización de los precios, con el pretexto de facilitar las cosas y hacerlas más justas, y partiendo de una premisa que, a priori, se considera válida; a saber: que la solución ideal para los Estados miembros de la Unión Europea radica en un sistema fiscal único, un sistema monetario único, un sistema único de certificación y comercialización, un sistema único de limitación reglamentaria de la producción, etc.
En la propuesta se señala que en la Unión no hay diferencias en lo relativo al coste del suministro de combustible; sean cuales fueren los costes laborales y la distancia a la que se encuentren las fuentes. Francamente, todo eso es falso. Me gustaría plantear la siguiente pregunta: ¿qué significa exactamente libertad económica y libre competencia en el ámbito de la Unión Europea? ¿Acaso no deberíamos hablar más bien de imposición y coacción económicas? Si se fijara un único precio para todo el carburante a fin de acabar con la competencia, ¿acaso no sería una solución idónea para las multinacionales del sector, que redundaría en perjuicio de los consumidores y las pequeñas empresas? Si hubiera un único precio para el carburante, ¿acaso no saldrían ganando los países más desarrollados, en detrimento de los menos desarrollados? Por último, si la Unión aprueba el citado informe y armoniza los precios del carburante apelando a la liberalización de las empresas y los países, ¿acaso no se los estaría coartando, en realidad, por medio de los impuestos? O peor aún, ¿acaso no se les estaría poniendo, al mismo tiempo, rumbo a la pobreza? Nosotros votaremos en contra del informe.
Cornelis Visser (PPE-DE). – (NL) Señor Presidente, esta es la primera vez que intervengo en el Pleno. Espero ser capaz de representar los intereses de los ciudadanos europeos de los Países Bajos en esta Cámara, tanto ahora como en el futuro.
La negociación previa a la elaboración de este exhaustivo informe por parte del señor Schmidt fue intensa. Me alegro de que el ponente y los demás Grupos llegaran por fin a este compromiso. La Comisión propone subir los impuestos especiales de forma escalonada, con el propósito de reducir las diferencias entre los Estados miembros.
El argumento del medio ambiente tiene peso, aunque, en mi opinión, el incremento de los precios del carburante es suficiente motivación. La Comisión también utiliza el falseamiento de la competencia como argumento a favor de la subida del tipo mínimo del impuesto especial aplicable al gasóleo para fines profesionales. Me asombra que se aduzca el turismo de gasolinera como justificación para subir el impuesto especial mínimo aplicable al gasóleo para fines profesionales, dado que se trata de un argumento excesivamente fuerte. El turismo de gasolinera constituye un fenómeno marginal del sector del transporte que apenas si influye en las posiciones de competencia relativas y en el funcionamiento del mercado interior.
La Comisión propone una fuerte subida del tipo mínimo, hasta los 380 euros por 1 000 litros. En mi opinión, si a los altísimos precios actuales del carburante se les suma semejante subida, el efecto sobre la economía de los consumidores y sobre la inflación será tremendo. Al final, la comisión parlamentaria convino en la siguiente subida: 359 euros por 1 000 litros antes del 1 de enero de 2015. Los Países Bajos ya han superado ese objetivo.
Hay otra cuestión más. El sector del transporte se queja, con razón, de que las constantes subidas del impuesto especial están disparando los precios del carburante. La propuesta de la Comisión sobre la armonización del impuesto especial aplicable al gasóleo no contempla un límite máximo. Por lo tanto, seguirá habiendo diferencias. El Parlamento cree que los Estados miembros deberían congelar el impuesto especial aplicable al gasóleo en los 400 euros por 1 000 litros hasta el 1 de enero de 2015.
Por último, espero que los Ministros de Finanzas tomen su decisión teniendo en cuenta, ante todo, los intereses de los consumidores, es decir, su poder adquisitivo y el control de la inflación.
Elisa Ferreira (PSE). – (PT) Señor Presidente, señor Comisario, este informe aborda una cuestión sumamente delicada de la política económica europea —a saber, la tributación—, dado que trata de los impuestos especiales sobre la gasolina y el gasóleo utilizado para el transporte comercial. Estos impuestos constituyen una fuente de ingresos fiscales importante para muchos Estados miembros. Sin embargo, debido a la falta de alternativas viables para abastecer de carburante la flota de transporte comercial de mercancías, los precios del carburante constituyen un factor estratégico para la competitividad de muchos países.
El reconocimiento de la libertad de los Estados miembros para establecer impuestos especiales no está en duda. No obstante, dado que estos impuestos afectan directamente a los precios de los productos vendidos, las diferencias desproporcionadas repercuten directamente en el funcionamiento del mercado interior y, como bien se ha dicho, también dan lugar a desplazamientos transfronterizos; amén del efecto que esos desplazamientos tienen en el medio ambiente.
El compromiso alcanzado en la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios es un compromiso auténtico, y, por eso, me gustaría elogiar el trabajo realizado por todos los ponentes alternativos y, en particular, por el ponente general, el señor Schmidt. No puedo negar que a algunos les gustaría que el nivel mínimo reflejara con mayor claridad nuestras preocupaciones actuales por el medio ambiente. Sin embargo, dado el nivel actual de los precios del petróleo, no creo que sea necesario utilizar los impuestos para reforzar ese tipo de mensajes. Por lo tanto, se ha optado por reducir la diferencia entre el nivel impositivo mínimo y el máximo; una solución con la que —según algunas personas— se sacrifican en parte las inquietudes medioambientales, en aras de la reducción del falseamiento de la competencia a causa de los impuestos. Esperamos que el gran esfuerzo realizado reciba el debido reconocimiento de la Comisión y del Consejo y permita que se siga avanzando en materia de impuestos en el ámbito de la Unión Europea.
Astrid Lulling (PPE-DE). – (FR) Señor Presidente, la señora Kauppi me ha autorizado a hacer uso de sus dos minutos en caso de que no llegara, ya que está haciendo de anfitriona de una importante comida-debate.
Señor Presidente, Señorías, en el informe elaborado por nuestro colega del Grupo ALDE, Olle Schmidt, se plasma un nuevo enfrentamiento entre el Parlamento y la Comisión Europea, que ha propuesto una subida injustificable de los impuestos indirectos. Esa propuesta ha sido presentada por un Comisario que, en mi opinión, ha perdido toda noción de la realidad económica. El señor Kovács propone una subida considerable de los tipos mínimos aplicables a la gasolina sin plomo y al gasóleo. En vista de la inflación sin precedentes —un motivo de gran preocupación para el Banco Central Europeo— y la recesión económica actuales, no me parece que sea un buen momento para subir el tipo del impuesto especial aplicable al gasóleo y al fuelóleo.
He de confesar que yo me habría limitado a rechazar esta propuesta tan poco estimulante de la Comisión, pero, siendo como son las mayorías parlamentarias, no he podido hacerlo. Estoy a favor del compromiso alcanzado por los principales Grupos políticos del Parlamento Europeo, porque creo que sirve para minimizar los daños.
La subida gradual de los tipos mínimos aplicables al gasóleo hasta alcanzar los 359 euros por 1 000 litros en 2015 y la congelación de los tipos mínimos aplicables a la misma cantidad de gasolina sin plomo, con arreglo a las condiciones del compromiso, están, sin lugar a dudas, por debajo de los niveles propuestos por la Comisión. De hecho, la Comisión proponía llegar a los 380 euros de aquí a 2014, tanto en el caso del gasóleo como en el de la gasolina sin plomo. El ponente, a su vez, quería ir aún más lejos y proponer en su informe unos niveles mínimos de 400 euros. Aplaudo el afán de compromiso del ponente, quien accedió a bajar los tipos durante las conversaciones mantenidas en la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios en relación con el informe.
En mi opinión, el meollo del informe está en la enmienda 19. En ella, se establece que los Estados miembros que estén aplicando un impuesto especial desorbitado, superior a los 400 euros por 1 000 litros de gasóleo y a los 500 euros por 1 000 litros de gasolina sin plomo, no vuelvan a subir esos tipos hasta 2015. Por lo tanto, sin llegar al punto de establecer tipos máximos en la propuesta, ya que la Comisión nunca ha tenido el valor de proponerlos, por lo menos estamos expresando el deseo de alinear los precios.
Señor Presidente, sólo hay un modo de garantizar la armonización de los tipos del impuesto especial en Europa: estableciendo un tipo máximo y uno mínimo al mismo tiempo. No tiene sentido perseverar en la subida de los tipos mínimos si no se hace ningún esfuerzo por atemperar el entusiasmo de los Estados miembros que insisten en aplicar unos tipos altísimos.
Por último, con su venia, señor Presidente, me gustaría plantear una cuestión de orden. Desearía preguntarle al Comisario —quien ha asegurado que apoyamos su propuesta— si vive en otro planeta, porque lo cierto es que no la apoyamos.
Margaritis Schinas (PPE-DE). – (EL) Señor Presidente, ahora que la inflación de la zona euro ha alcanzado un nivel histórico y que el precio del petróleo ha llegado a los 110 dólares el barril, el Parlamento Europeo pretende subir mañana el impuesto indirecto sobre el carburante. Si no se trata de una broma, seguro que al menos se pretende arrancar una sonrisa a los lectores de los periódicos del viernes. Creo que estamos transmitiendo un mensaje erróneo en un momento inoportuno. Estamos demostrando que no comprendemos la dinámica de la sociedad.
Es más, mi Delegación no apoyará el compromiso. Estamos en contra de las tácticas de intimidación de los seis Estados miembros con un nivel impositivo alto, que utilizan al Comisario, el señor Kovács, para obligar a los demás a subir los precios con la excusa del turismo de gasolinera. No puedo explicarles eso a mis votantes. No hagamos experimentos y centrémonos en otras políticas que redunden en beneficio del medio ambiente. Debemos evitar este tipo de maniobras para recaudar impuestos.
Atanas Paparizov (PSE). – (BG) Mi país ha hecho un gran esfuerzo para subir el impuesto especial en los últimos años, y los tipos impositivos aplicables a la gasolina sin plomo han pasado de los 254 euros de 2004 a 350 euros, y los aplicables al gasóleo, de 203 a 307 euros. Nuestro objetivo era subir rápidamente los tipos impositivos a fin de minimizar el efecto inflacionista en los próximos años.
La nueva propuesta de la Comisión pone en tela juicio nuestra estrategia. Por lo tanto, la propuesta presentada en el informe de la Comisión de Asuntos Económicos parece razonable y no perjudica tanto a países como Bulgaria y Rumanía.
Espero que la Comisión acepte este compromiso; aunque esta propuesta también supone un gran esfuerzo para la economía búlgara, así como un factor inflacionista sin ninguna consecuencia para el medio ambiente, dado que la gasolina y el gasóleo no son productos elásticos y, más que de los impuestos especiales, dependen de muchos otros factores económicos.
Ivo Belet (PPE-DE). – (NL) Seré muy breve, señor Comisario. En mi opinión, sería útil advertir que debemos ser precavidos en lo que se refiere a este asunto. Se ha de informar a la opinión pública, ya que los detractores de la propuesta no dudarán en describirla como una mera subida de impuestos, cuando la propuesta del Parlamento constituye una medida muy moderada. Con unos precios tan altos como los actuales, las consecuencias de una verdadera subida de impuestos serían catastróficas.
Esta propuesta —que, esperamos, será adoptada mañana— es una buena forma de empezar a poner fin al falseamiento de la competencia que se ha dado durante tantos años, sobre todo en las regiones fronterizas, y también es positiva para el medio ambiente. Señor Comisario, señor Presidente, Señorías, en segundo lugar, desearía decir que esperamos seguir —y, particularmente, que la Comisión Europea siga— tomando la iniciativa en el desarrollo y la promoción de combustibles ecológicos, es decir, que continúe poniendo en práctica políticas que nos ayuden a prescindir de los carburantes fósiles, la gasolina y el gasóleo.
Zbigniew Krzysztof Kuźmiuk (UEN). – (PL) Señor Presidente, desearía hacerles notar tres aspectos. En primer lugar, no parece que el precio del petróleo vaya a bajar de los 100 dólares estadounidenses el barril en el futuro, de modo que el precio del carburante continuará subiendo. El hecho de que los precios de los carburantes no hayan subido drásticamente en Europa se debe únicamente a la debilidad del dólar estadounidense. Sin embargo, no podemos esperar que los Estados Unidos estén dispuestos a tener una moneda débil indefinidamente. En vista de la situación descrita, no parece que la propuesta de subir en los próximos años los tipos del impuesto especial aplicables en la Unión Europea tenga en cuenta en absoluto la realidad económica.
En segundo lugar, el PIB per cápita de los nuevos Estados miembros es inferior al de los antiguos, así como también lo es el nivel de ingresos personales. Por lo tanto, los nuevos Estados miembros sólo podrán armonizar la carga impositiva una vez que se haya alcanzado un nivel de ingresos personales equiparable.
Por último, con arreglo al principio de subsidiariedad, los Estados miembros deberían tener más libertad en lo que respecta a la reducción de la carga impositiva aplicable a los combustibles que no se deriven del petróleo. Este tipo de medidas avivarían el interés en la utilización de combustibles renovables. De igual modo, nos ayudarían a reducir las emisiones de CO2 y a cumplir con nuestras obligaciones internacionales en el ámbito de la protección del medio ambiente.
Claude Turmes (Verts/ALE). – (FR) Señor Presidente, sólo deseo tomar la palabra brevemente para advertir que no todos los diputados de Luxemburgo somos unos adictos a la gasolina barata. Creo que el señor Belet ha expuesto muy bien la situación. Debemos comprometernos con las políticas relativas a los problemas relacionados con los recursos petrolíferos y el cambio climático y encontrar el justo equilibrio entre los países y las regiones.
Me gustaría comunicarles que el martes se mantuvo un debate sobre el cambio climático en el Parlamento de Luxemburgo, en el que se habló del turismo de gasolinera. La gran mayoría de los diputados al Parlamento de Luxemburgo, incluidos los miembros del partido de la señora Lulling, están de acuerdo en que se ha de poner fin a este fenómeno; por lo menos a escala local. Por lo tanto, sólo me gustaría decir que, en general, la postura de Luxemburgo es completamente distinta de la de la señora Lulling, quien está en minoría en lo que se refiere a este asunto; una minoría muy reducida.
Czesław Adam Siekierski (PPE-DE). – (PL) Señor Presidente, si bien es cierto que parecería lógico identificar el mercado único y la libre circulación de mercancías y servicios con la plena competitividad, en realidad, esto no es así, dado que el precio de los medios de producción, que incluye el precio del carburante, afecta considerablemente a la rentabilidad de la producción. De hecho, los impuestos aplicables actualmente al carburante son distintos incluso en los países vecinos; una diferencia que da lugar al denominado turismo de gasolinera en las regiones fronterizas. No obstante, esta práctica no está muy extendida.
Parece razonable aproximar los tipos del impuesto especial; aunque deberá tratarse de un proceso lento, con múltiples fases de desarrollo. La armonización de los tipos mínimos del impuesto especial sobre el gasóleo y la gasolina sin plomo también debería escalonarse. Deberíamos regirnos por el principio general de procurar garantizar que los impuestos y el impuesto especial sobre el carburante se mantengan al nivel más bajo posible, a fin de evitar que se disparen la inflación, los costes de producción y el gasto doméstico; especialmente en el caso de los nuevos Estados miembros, en los que los ingresos son bastante más bajos.
László Kovács, Miembro de la Comisión. − Señor Presidente, en primer lugar, me gustaría expresar mi agradecimiento por las observaciones y opiniones formuladas durante el debate.
Es muy importante que el Parlamento emita un dictamen positivo sobre la propuesta de la Comisión relativa a la adaptación del régimen fiscal especial aplicable al gasóleo utilizado para fines profesionales. Sin embargo, hemos observado que su informe es menos ambicioso que la propuesta de la Comisión, sobre todo porque no respalda la revalorización de los niveles impositivos mínimos totales aplicables al gasóleo y a la gasolina sin plomo.
No es que no esté teniendo en cuenta la lógica económica del asunto, sino todo lo contrario: los millones de kilómetros adicionales y las toneladas adicionales de CO2 y de otros gases de efecto invernadero a los que da lugar el turismo de gasolinera van en contra de toda lógica económica. He de tener en cuenta —y todos debemos tener en cuenta— la creciente amenaza que los efectos del cambio climático y el calentamiento del planeta entrañan para la humanidad. Esa amenaza es mucho más alarmante que la inflación. La subida del impuesto especial contemplada en la propuesta no tendrá un efecto inflacionista, sino que irá a la par que la inflación prevista hasta 2017: un 2,2 % al año.
Si bien la Comisión puede aceptar la enmienda 1, en parte, y, en principio, también las enmiendas 7 y 27, tenemos que rechazar formalmente las demás enmiendas. La Comisión no modificará formalmente la propuesta. No obstante, durante las deliberaciones del Consejo, procuraremos tener presentes, en la mayor medida posible, las enmiendas propuestas por el Parlamento. El hecho de que el Parlamento emita un dictamen favorable constituirá una importante señal de la creciente preocupación por la creciente repercusión negativa que el transporte tiene en el medio ambiente, a la que debemos responder con la imposición del carburante.
Olle Schmidt, ponente. − (SV) Señor Presidente, muchas gracias por sus buenas palabras. También debo expresar mi agradecimiento a la Comisión y a la secretaría de nuestra comisión.
Al principio me ha parecido que el Comisario no aceptaba la opinión de la comisión; aunque puedo entender que lo hiciera por motivos formales. Ahora que he vuelto a escuchar a la Comisión, me ha parecido advertir que se comprendía la idea de que la política es política. Reconozco que podíamos haber sido más ambiciosos. El Comisario dice textualmente «menos ambicioso». En efecto, pero escuche el debate de principio a fin y desde todos los ángulos. Se han expresado todos los puntos de vista, mientras que la señora Lulling se posicionaba en el centro. Señor Comisario, como bien sabe, teníamos que partir de la realidad política para elaborar un informe y una propuesta que irían a parar a su escritorio. Ahora llegará el informe de la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios —esperemos que mañana—; un informe que no responderá exactamente a sus deseos y que no le resultará aceptable en todos los sentidos, pero no dejará de ser un informe.
Por último, desearía decirle al Comisario que, a pesar de todo, creo que hemos avanzado —si obtenemos un resultado positivo mañana— en la resolución del enfrentamiento que han mantenido el Parlamento y la Comisión, así como también el Consejo, en relación con este asunto. Si bien es cierto que —como bien ha dicho usted— debemos actuar contra el turismo de gasolinera en aras del mercado interior, también hemos de elaborar unas medidas drásticas y contundentes en favor del medio ambiente. Esas medidas deben comprenderse en toda la Unión, y creo que hemos conseguido encontrar un equilibrio adecuado.
Astrid Lulling (PPE-DE). – (FR) Señor Presidente, desearía pedir la palabra por un asunto personal. El señor Turmes me ha llamado adicta. Me siento insultada y le exijo que retire su observación.
En cuanto al asunto que nos ocupa, puedo asegurar con firmeza que tanto mi partido como mi Gobierno apoyan plenamente el compromiso propuesto por nuestro ponente, al que he contribuido considerablemente. Por otra parte, el señor Turmes parece haber olvidado que, en la actualidad, el gasóleo es más barato en Bélgica que en Luxemburgo y que, en estos momentos, el destino de cualquier turista de gasolinera no sería Luxemburgo, sino Bélgica.
Presidente. − De acuerdo. Tomamos nota de lo dicho por la señora Lulling. Estoy seguro de que se aclararán las manifestaciones realizadas en el Parlamento.
Se cierra el debate.
La votación tendrá lugar el jueves, 13 de marzo de 2008.