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Procedimiento : 2007/2188(INI)
Ciclo de vida en sesión
Ciclo relativo al documento : A6-0006/2008

Textos presentados :

A6-0006/2008

Debates :

PV 12/03/2008 - 18
CRE 12/03/2008 - 18

Votaciones :

PV 13/03/2008 - 4.1
Explicaciones de voto
Explicaciones de voto

Textos aprobados :

P6_TA(2008)0096

Acta literal de los debates
Miércoles 12 de marzo de 2008 - Estrasburgo Edición DO

18. Fondo mundial para la eficiencia energética y las energías renovables (debate)
Acta
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  Presidente. − De conformidad con el orden del día, se procede al debate del informe (A6-0006/2008) de Claude Turmes, en nombre de la Comisión de Industria, Investigación y Energía, sobre el Fondo mundial para la eficiencia energética y las energías renovables [2007/2188(INI)].

 
  
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  Claude Turmes, ponente. − (DE) Señor Presidente, Martin Luther King tenía un sueño. Soñaba con una sociedad en la que el color de la piel no era un motivo de discriminación, y su sueño revolucionó los Estados Unidos y el mundo. Hoy Europa tiene un sueño o más bien un propósito: desarrollar las energías del futuro, no sólo en Europa sino también fuera de ella; el propósito de que las energías renovables desempeñen un papel fundamental a mediados de siglo, ayuden a evitar los conflictos desatados por los recursos de petróleo y de gas restantes, atenúen el cambio climático y garanticen el acceso a la energía a los miles de millones de personas de todo el mundo que ahora no tienen acceso a ella.

En mi opinión, a la Comisión, representada hoy por su conciencia en materia de medio ambiente, el señor Dimas, no le faltan razones para estar orgullosa del Fondo mundial para la eficiencia energética y las energías renovables (GEEREF). Calculamos que dentro de cuatro o cinco años habrá 500 millones de euros en el Fondo, y será, por tanto, el mayor fondo de inversión en energías renovables y eficiencia energética del mundo.

Parte de esos 500 millones de euros serán fondos públicos: entre 80 y 150 millones de euros procederán del presupuesto comunitario, y otra parte, de los presupuestos nacionales. Ya contamos con compromisos concretos de Alemania y también de Noruega.

¿Qué resultados obtendrá el Fondo? Los analistas financieros que estudian detenidamente los flujos de inversión en proyectos concretos de energía renovable y eficiencia energética han observado que es difícil atraer capital de riesgo para inversiones de menos de 10 millones de euros. El Fondo estará orientado a esos proyectos medianos de hasta 10 millones de euros en particular.

Por lo tanto, será un «fondo de fondos», es decir, que el Fondo no invertirá directamente en parques eólicos de Marruecos ni en sistemas de energía solar de China, sino que se hará con participaciones de fondos de inversión de Sudáfrica, África Central, China, Rusia o Sudamérica. Los fondos públicos determinarán políticamente el destino de la financiación.

Será atractivo para los inversores privados, porque los fondos públicos garantizarán plenamente el riesgo de inversión, de tal forma que el rendimiento de las inversiones —en caso de que se obtenga un rendimiento de ellas, claro está— corresponderá, en primer lugar, a los inversores privados y, sólo en segunda instancia, al sector público, y eso, como es lógico, ofrece mucha seguridad a los inversores privados.

Como diputados al Parlamento, hemos planteado cuatro o cinco cuestiones relacionadas con el Fondo. La primera es, al mismo tiempo, una pregunta concreta para el Comisario, el señor Dimas. Ahora que el tema de los biocarburantes suscita tanta polémica, nosotros, como diputados al Parlamento, opinamos que cualquier inversión del Fondo en un proyecto de biomasa o de biocarburantes deberá cumplir unos criterios muy estrictos. No sólo porque la cuestión del equilibrio ambiental podría ser problemática, sino también porque, si esa inversión dañara la reputación del Fondo, podría aflorar un problema de imagen. Insisto, señor Comisario, ¿podría garantizar que la Comisión hará lo que esté en su mano para aplicar los estrictos criterios requeridos?

La segunda cuestión que nos importa como diputados al Parlamento —sobre todo, creo yo, a quienes nos dedicamos al desarrollo— es que queremos que el Fondo contribuya en gran medida a la erradicación de la pobreza energética. Por lo tanto, tenemos que aprovechar los conocimientos especializados de entidades de microfinanciación, como Grameen Bank, entre otras, que ya estén llevando a la práctica proyectos para los más pobres, como, por ejemplo, la implantación de colectores solares y sistemas fotovoltaicos. Tenemos que hacer que esas entidades de microfinanciación participen. La segunda pregunta que tengo para usted, señor Comisario, es la siguiente: ¿está dispuesta la Comisión, como principal donante público, a garantizar que de un 20 % a un 25 % de la financiación realmente se destine a ese tipo de microproyectos por medio de instrumentos de microfinanciación?

En tercer lugar, nos temíamos que todo el flujo de inversión del GEEREF se dirigiera a China, puesto que cada vez resulta más sencillo invertir allí. Lo que deseamos, en cambio, es una buena distribución geográfica de la inversión, y por eso queremos que la Comisión se comprometa políticamente a que se destinen fondos a inversiones en países de África, el Caribe y Sudamérica.

Como diputados al Parlamento, requerimos un control estricto y una evaluación rigurosa, así como la presentación de informes periódicos al Parlamento, a la Comisión de Presupuestos y a la Comisión de Control Presupuestario, ya que queremos ampliar el Fondo, a ser posible, en los próximos años, y, para poder hacerlo, es preciso que el Parlamento confíe en su funcionamiento.

He ahí mis primeras observaciones. Estoy deseando debatir el tema con sus Señorías.

(Aplausos)

 
  
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  Stavros Dimas, Miembro de la Comisión. − (EL) Señor Presidente, Señorías, ha pasado más de un año desde la publicación de la Comunicación de la Comisión sobre la movilización de fondos públicos y privados para favorecer el acceso mundial a servicios energéticos inocuos con el clima, asequibles y seguros: el Fondo mundial para la eficiencia energética y las energías renovables (denominado GEEREF).

Ha habido muchas novedades desde entonces, por ejemplo, el Acuerdo de Bali del pasado mes de diciembre. Por lo tanto, aquella iniciativa ahora resulta aún más importante y oportuna. Es, por tanto, un momento idóneo para debatir este informe, y observo con satisfacción que la actitud del Parlamento Europeo hacia este nuevo e innovador sistema de apoyo de proyectos de eficiencia energética y energía renovable es especialmente positiva.

En primer lugar, permítanme explicarles por qué la Comisión ha propuesto subvencionar públicamente el Fondo mundial de capital de riesgo; aunque el señor Turmes ya ha señalado las principales razones que nos han llevado a tomar esa decisión y también ha formulado varias preguntas. De hecho, a pesar de los continuos avances observados en la utilización de fuentes de energía renovables, éstas continúan representando un porcentaje muy bajo de todas las fuentes energéticas del mundo.

De igual modo, todo el mundo sabe que resulta más ventajoso mejorar la eficiencia energética que crear una nueva infraestructura energética. Sin embargo, si bien se está invirtiendo en el sector de la eficiencia energética a escala mundial, las oportunidades de mejora existentes no se están aprovechando al máximo. Por lo tanto, las grandes dificultades para obtener fondos privados para proyectos de eficiencia energética y energía renovable son un gran problema.

Las razones son complicadas y están relacionadas fundamentalmente con la falta de capital de riesgo. Los países en desarrollo precisan capital de riesgo, y se calcula que las economías en proceso de transformación requieren más de 9 000 millones de euros al año; una cantidad muy superior a la disponible en la actualidad. A pesar de que las subvenciones públicas se han incrementado en los últimos años, el total de los fondos disponibles es insuficiente. Es preciso obtener más capital; es lo que el sector energético necesita hasta 2030. Por lo tanto, la movilización de fondos privados es esencial.

Sin embargo, la cantidad de años que hacen falta para recuperar el capital invertido en las tecnologías limpias obstaculiza la inversión privada, especialmente en las regiones de alto riesgo. Por ejemplo, la inversión privada en África Subsahariana es muy escasa; precisamente por eso, uno de los objetivos del GEEREF es fomentar las inversiones en esas regiones. La suma indicada por el señor Turmes es orientativa, puesto que se trata de lo mínimo que se invertirá en esas regiones.

El segundo problema al que se ha referido el señor Turmes es la envergadura de los proyectos. Los proyectos de menor envergadura en países lejanos podrían tener mayores costes administrativos y de ejecución. Por lo tanto, las entidades de financiación internacionales no están dispuestas a financiar ese tipo de proyectos, especialmente si su valor es inferior a 10 millones de euros, como bien ha dicho usted.

Ese es precisamente el objetivo del GEEREF: vencer los obstáculos que impiden las inversiones de menor envergadura. Centraremos nuestros esfuerzos en ese tipo proyectos. El Fondo atraerá a los inversores privados utilizando los fondos públicos como garantía frente a los riesgos a los que me referido anteriormente. Entre este año y 2010, la Comisión Europea comprometerá aproximadamente 80 millones de euros a la puesta en marcha del GEEREF. Como bien ha dicho antes, con los compromisos adicionales de los Gobiernos de Alemania y Noruega, ya hemos superado los 100 millones de euros. También esperamos obtener capital de riesgo del sector privado, concretamente, entre 300 y 500 millones de euros como mínimo, o puede que hasta 1 000 millones de euros a más largo plazo.

Señor Presidente, me alegro de que el Parlamento Europeo apoye en este informe la creación del Fondo mundial para la eficiencia energética y las energías renovables. Me gustaría expresar mi agradecimiento al ponente, el señor Turmes, por sus esfuerzos, así como al señor Wijkman, de la Comisión de Desarrollo, y a la señora Korhola, de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria, por sus contribuciones. En mi opinión, se trata de una iniciativa importante y oportuna que demuestra que la UE está tomando medidas para contribuir a que los países en desarrollo tengan acceso a la eficiencia energética y a las fuentes de energía renovables y que está decidida a hacerlo.

El requisito fundamental para la financiación de los proyectos —y no sólo de los relacionados con la biomasa y los biocarburantes— será, sin duda, la observación de unos criterios de sostenibilidad tan estrictos como los establecidos en la legislación comunitaria. De ese modo se afianzará la relación de confianza que debemos mantener con esos países, sobre todo con vistas al acuerdo internacional sobre el cambio climático que debería adoptarse a finales de 2009.

(Aplausos)

 
  
  

PRESIDE: Edward McMILLAN-SCOTT
Vicepresidente

 
  
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  Eija-Riitta Korhola, ponente de opinión de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria. (FI) Señor Presidente, las cuestiones climáticas y energéticas han adquirido rápidamente una importancia crucial en casi todos los ámbitos de la política de la Unión Europea. El llamamiento a una mayor utilización de la energía renovable es un asunto de actualidad; sobre todo ahora que acaban de establecerse una serie de objetivos cualitativos en el ámbito de la energía renovable.

El Fondo es un magnífico ejemplo de ello; un ejemplo que infunde esperanza. Sin embargo, la cuestión no suele estar siempre tan clara. Cuando algo se pone de moda en política, puede llegar a convertirse en un examen de corrección política, y la situación puede tornarse en una competición para demostrar quién tiende más a estar a favor de todo lo que es bueno. Eso es lo que parece haber sucedido últimamente con el objetivo anunciado en el ámbito de la energía renovable. La propuesta se excede en algunos aspectos, y el calendario fijado tiene algunos riesgos evidentes.

Cuando aún se carece de un auténtico potencial tecnológico, existe el riesgo de que, al cumplir un objetivo vinculante, se destruya irrevocablemente la naturaleza. Como bien acaba de señalar el señor Turmes, no todos los biocarburantes redundan en beneficio del medio ambiente ni todas las energías renovables reducen las emisiones.

Si bien es cierto que la energía renovable es necesaria, la cuestión debería abordarse con prudencia. El Fondo mundial para la eficiencia energética y las energías renovables que se está debatiendo es un magnífico ejemplo de cómo fomentar algo positivo de tal forma que se traduzca en una serie de beneficios.

Como dice el refrán, no basta con darle pescado al hambriento, sino que también hay que enseñarle a pescar. Eso mismo es aplicable a la financiación de proyectos locales, con el fin de que se perfeccionen y se acumulen conocimientos técnicos especializados y capacidades en terceros países. Ese es el modo de conseguir que los proyectos sean sostenibles y puedan continuar.

 
  
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  Romana Jordan Cizelj, en nombre del Grupo del PPE-DE. (SL) La atenuación del cambio climático y la energía son dos elementos importantes de la política de desarrollo de la Unión Europea, y deberían seguir siéndolo. Aplaudo cualquier iniciativa que pueda contribuir a la seguridad y la sostenibilidad del suministro energético, no sólo en Europa, sino también en terceros países. Permítanme plantear algunas dudas que tendremos que disipar antes de crear el Fondo.

En primer lugar, cada vez hay más iniciativas en el marco de las políticas energéticas y de desarrollo. Aunque, lamentablemente, casi nunca se consiguen los resultados deseados. Las iniciativas que consisten en varios fondos no están coordinadas entre sí y, lo que es más importante, pocas veces financian directamente proyectos concretos. Eso último también es aplicable al Fondo que estamos debatiendo, que se dedicará a la creación y financiación de subfondos regionales en los países en desarrollo. Deberíamos pensar cómo afectará eso a la transparencia en la utilización de los recursos y hasta qué punto las condiciones institucionales de los países en desarrollo facilitarán el uso que se haya previsto hacer de ellos.

En segundo lugar, ninguna medida puede ser eficaz si no es oportuna. En el caso del Fondo mundial propuesto, los plazos no son oportunos. La propuesta se presentó en 2006 y no la hemos debatido hasta este año.

En tercer lugar, me gustaría hacer hincapié en un hecho que se señala en el propio documento: los fondos destinados al Fondo no son suficientes. Ni siquiera se ha movilizado la cantidad mínima prevista para garantizar el buen funcionamiento del Fondo, y eso no ayudará a estimular la inversión privada.

Por último, me cuesta imaginar que la mera cooperación entre la Unión y algunas entidades financieras internacionales baste para que el Fondo funcione eficazmente. A nuestra propuesta le falta un propósito y un plan de cooperación con otros países industrializados del mundo y de internacionalización del Fondo mundial bien definidos.

Insisto en que la idea es bien recibida, pero aún ha de considerarse detenidamente cuál será su valor añadido y cómo se llevará a la práctica.

 
  
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  Matthias Groote, en nombre del Grupo del PSE. – (DE) Señor Presidente, señor Comisario, Señorías, en primer lugar, desearía felicitar al ponente, el señor Turmes, por su buen trabajo y su dedicación. El Fondo mundial para la eficiencia energética y las energías renovables constituye una contribución activa de Europa a la lucha contra el cambio climático.

Como ponente alternativo de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria, me gustaría hacer dos observaciones. En primer lugar, es importante garantizar que la sostenibilidad tenga una prioridad absoluta en el contexto de los proyectos que apoye el Fondo. Las emisiones de gases de efecto invernadero deben analizarse durante todo el ciclo de vida, y no debería financiarse ningún proyecto cuyos niveles de emisiones de CO2 no fueran satisfactorios. Ese análisis es especialmente importante en el caso de los proyectos que guarden relación con la biomasa.

En segundo lugar, soy optimista y doy por sentado que la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que tendrá lugar el año próximo en Copenhague será un éxito y que podremos avanzar un paso más hacia un acuerdo que suceda al Protocolo de Kyoto. A partir de ese momento, el uso de energías renovables desempeñará un papel importante en los países en desarrollo. La Comisión ha de adaptar el Fondo teniendo en cuenta ese factor.

 
  
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  Fiona Hall, en nombre del Grupo ALDE. – Señor Presidente, como es lógico, la propuesta de la Comisión sobre el Fondo para la eficiencia energética y las energías renovables (GEEREF) es bien recibida. Es esencial que la eficiencia energética y la energía renovable desempeñen un papel cada vez más importante en los países en desarrollo y en los países emergentes, por toda una serie de razones —la reducción de las emisiones de dióxido de carbono y de la dependencia del suministro energético, la lucha contra la pobreza energética y la creación de oportunidades de empleo y desarrollo—; de hecho, son las mismas razones por las que también es esencial que desempeñen un papel cada vez más importante aquí, en la UE.

No obstante, me preocupan algunos aspectos de la propuesta de la Comisión. En primer lugar, los fondos propuestos son demasiado escasos para la envergadura del proyecto. Una financiación pública de 15 millones de euros al año es una miseria, incluso como capital inicial para atraer y garantizar la inversión privada; podría consumirse perfectamente en un par de proyectos en los principales países emergentes, como China o la India. Si bien es cierto que en la Comunicación de la Comisión se baraja la posibilidad de obtener cofinanciación del noveno Fondo Europeo de Desarrollo (FED), no queda claro cómo se tomarán las decisiones relativas a la distribución del presupuesto entre los países ACP y los terceros países, más desarrollados y más avanzados, de Europa Oriental que disfrutan de la cofinanciación del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD). Por lo tanto, no está claro cómo contribuirá el Fondo a la reducción de la pobreza. Más que un microfondo, parece un macrofondo orientado a la movilización de fondos privados con los que financiar unos proyectos que, si bien resultan relativamente pequeños para Europa, para muchos países africanos son de gran envergadura. No queda claro cómo van a llegar los fondos del GEEREF a proyectos comunitarios como la implantación de paneles fotovoltaicos en los centros de salud y las escuelas o las cocinas solares y los calentadores de agua. El desarrollo básico es lo que suele contribuir en mayor medida a mejorar las vidas de los más pobres.

Por último, me preocupa que no se haya explicado con claridad la relación entre el Fondo y el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL). Convendría que la Comisión aclarase cómo va a contribuir el Fondo a que los países en desarrollo tengan un mayor acceso al MDL.

 
  
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  Esko Seppänen, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (FI) Señor Presidente, el informe del señor Turmes aborda un objetivo muy ambicioso, con el propósito de que los países en desarrollo hagan un uso eficiente de sus recursos energéticos. Muchos de esos países se encuentran en unas regiones en las que pueden explotarse unos recursos energéticos naturales económicos.

Los avances en el ámbito del desarrollo no tienen por qué requerir grandes inversiones en tecnología punta. Por ejemplo, la producción de carbón vegetal a partir de las escasas reservas de madera de las zonas de África Subsahariana que se están transformando en desierto constituye un modo más económico de utilizar los recursos madereros que su mera quema. Tienen que aprender a carbonizar la madera antes de quemarla. No hace falta mucho dinero para enseñar técnicas como ésta y otras capacidades. Entiendo que el funcionamiento del GEEREF se rige por unos principios que no permitirán obtener dinero del fondo simplemente para difundir técnicas y conocimientos; aunque, claro está, se pueden utilizar otro tipo de ayudas al desarrollo para este fin.

La financiación de proyectos mediante la participación en el capital es una opción interesante. Lo bueno de este sistema —tanto para quienes reciben los fondos como para quienes los desembolsan— es que no contribuye al endeudamiento de los países que ya están endeudados. Sin embargo, se plantea la cuestión del coste que tendrán la gestión de la inversión y el control de los recursos de que disponen las pequeñas empresas.

En el mejor de los casos, el Fondo podría preparar a los países en desarrollo para una desaceleración del ritmo de crecimiento del uso de combustibles fósiles. Nuestro Grupo aprueba unánimemente el informe del señor Turmes.

 
  
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  Paul Rübig (PPE-DE). – (DE) Señor Presidente, muchas gracias a usted, señor Turmes. Usted ha celebrado numerosas reuniones sobre este asunto. Es un tema muy complicado, y me gustaría expresarle mi agradecimiento, sobre todo, por la transparencia de la que siempre ha hecho muestra en todas esas negociaciones y por haber hecho posible que consideremos el proyecto desde una perspectiva global.

Hoy en día, la eficiencia —no sólo la del consumo de energía, sino también la de la producción— constituye un desafío a escala mundial. Sin embargo, no debemos plantearnos ese desafío a gran escala, sino que debemos obedecer la máxima de empezar primero por lo más pequeño: primero debe proyectarse a pequeña escala, y si se obtienen los resultados deseados, también se obtendrán a gran escala.

Debemos centrarnos en garantizar la aplicación de la mejor tecnología disponible en todo el mundo. Puede tratarse de una tecnología sencilla y bien estructurada; no hay por qué recurrir a los ámbitos de la electrónica y la nanotecnología. Debemos procurar que esa tecnología sea lo más asequible posible, a fin de que todo el mundo pueda permitirse utilizarla.

Por otro lado, no cabe duda de que hay que penalizar a quienes hacen un mal uso de los recursos del planeta. Se trata de otro desafío importante para nuestro Comisario, quien ha de contemplar los siguientes principios generales: castigar a quienes malgasten la energía y premiar a quienes hagan uso de las mejores y más eficientes tecnologías. También se trata de un principio básico de la política climática.

Según los estudios de la Unión Europea, el coste del cambio climático ascenderá a miles de millones de euros. Por eso, no sólo es esencial que se haga algo por los países que no forman parte de Europa, sino que el Consejo también debería plantearse destinar más fondos a la investigación y el desarrollo en el campo de la eficiencia energética, especialmente en el marco del nuevo Instituto Europeo de Tecnología.

 
  
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  Jorgo Chatzimarkakis (ALDE). – (DE) Señor Presidente, señor Comisario, gracias por su contribución. El Parlamento Europeo aplaude el Fondo. Señor Comisario, Stavros Dimas, usted ha planteado una iniciativa idónea en el momento más oportuno.

Como europeos, estamos comprometidos con la reducción de las emisiones de CO2; por lo tanto, es irrelevante dónde se emita ese CO2. Las emisiones de CO2 deben reducirse en todo el mundo; por eso, las nuevas tecnologías tienen que implantarse en todas partes.

Sin embargo, a mi parecer, el Fondo no sólo es un instrumento de desarrollo, sino también, un instrumento estratégico. No se trata sólo de prestar ayuda al desarrollo. Los europeos no sólo hemos de ser pioneros en el ámbito del cambio climático, sino que también debemos animar a los demás a que nos acompañen en nuestro camino. Tienen que ser capaces de seguir la ruta que nosotros hemos emprendido. Creo que, en ese sentido, la contribución del Fondo puede ser fundamental. Si establecemos unos objetivos demasiado ambiciosos y acabamos solos y aislados, también será el fin de nuestra base industrial. Por eso se precisa una gobernanza mundial. La de Bali fue una buena iniciativa, y la de Copenhague también lo será. No obstante, en un sistema de gobernanza mundial, las maniobras de poder no lo son todo; debemos crear incentivos, y, en mi opinión, el Fondo constituye un incentivo ideal.

Al comienzo de su intervención, Claude Turmes se refería al sueño de Martin Luther King. Como europeos, sólo podremos hacer realidad nuestro sueño de salvar el clima si seguimos sistemáticamente ese camino. Claude Turmes, su informe obtendrá mañana un apoyo mayoritario holgado, y me gustaría felicitarle aquí y ahora por ese logro. Me alegro mucho por usted.

 
  
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  Silvia-Adriana Ţicău (PSE). – (RO) El Fondo europeo para la eficiencia y las energías renovables es una solución innovadora para potenciar al máximo la eficacia de los fondos públicos destinados al ámbito de la eficiencia energética y las energías renovables mediante la movilización de inversiones privadas.

El Fondo constituye una asociación entre el sector público y el privado dedicada a financiar los proyectos específicos de menos de 10 millones de euros propuestos por las PYME. El coste inicial de los proyectos de energías renovables es 37 veces más elevado que el de las fuentes de energía convencionales; por eso, lamentamos que esté previsto que, de momento, el valor del fondo ascienda a sólo 100 millones de euros.

En 2005, la Unión dependía al 50 % de las importaciones energéticas, y, de todos los Estados miembros, sólo Dinamarca es un exportador neto. De 1995 a 2005, el uso de las fuentes de energía renovables aumentó un 40 % en la Unión. Por lo tanto, las fuentes de energía no contaminadas representaban, en 2005, el 42 % de la producción de energía primaria de Europa.

Si el Fondo se utilizara de forma eficaz, serviría para suministrar energía a entre un millón y tres millones de ciudadanos, así como para conseguir una reducción de entre un millón y dos millones de toneladas de emisiones de CO2 al año. Mis felicitaciones al ponente.

 
  
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  Teresa Riera Madurell (PSE). – (ES) Señor Presidente, señor Comisario, ante todo quiero felicitar al señor Turmes por su informe y a la Comisión por su iniciativa.

Somos muchos los que creemos que la Unión Europea debe considerar el apoyo a las energías renovables y a la eficiencia energética no sólo como parte integrante de su estrategia en materia de energía y cambio climático, sino también como parte integrante de su política de desarrollo.

Es muy interesante, pues, la propuesta de creación de un Fondo mundial para la eficiencia energética y las energías renovables que movilice inversiones privadas para los países en desarrollo y las economías en transición.

Una financiación ideal modesta lo que requiere es fijar prioridades y sinergias con otros programas existentes y también con el Banco Mundial y los bancos de desarrollo regional, que están invirtiendo cada vez más en energías renovables y en eficiencia energética.

Pero tras los primeros años de vida del nuevo instrumento, también deberían evaluarse los resultados e impulsar aumentos sustanciales de las contribuciones por parte de los agentes implicados.

Estoy de acuerdo en que todo ello sugiere, en este momento, dirigir el apoyo principalmente hacia África y América Latina.

 
  
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  Jerzy Buzek (PPE-DE). – (PL) Señor Presidente, me gustaría expresar mi agradecimiento al Comisario y a nuestro ponente por una propuesta espléndida, a la que brindo todo mi apoyo. Es una excelente señal por parte de la Unión Europea. Me refiero a su voluntad de apoyar a los países en desarrollo y de luchar, al mismo tiempo, contra el cambio climático. No obstante, tengo la siguiente pregunta para el Comisario: ¿cómo pretende la Comisión evitar la deforestación, que suele estar relacionada con la producción de biomasa y biocarburantes en los países en desarrollo? Es más, ¿está la Comisión guardando las debidas distancias con respecto a la producción de biomasa y biocarburantes de primera generación, teniendo en cuenta que, como todo el mundo sabe, no se trata de una materia muy segura?

Desearía expresar mi total conformidad con lo dicho por el señor Chatzimarkakis. La Unión Europea debe lanzar este tipo de señales. Somos responsables de las Conferencias sobre el Cambio Climático que tendrán lugar dentro de poco en Poznañ y en Copenhague y también del éxito de las negociaciones posteriores a Kyoto. De igual modo, somos responsables de transmitir un mensaje adecuado al resto del mundo, y este programa forma parte de ese mensaje.

 
  
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  Zbigniew Krzysztof Kuźmiuk (UEN). – (PL) Señor Presidente, desearía hacer hincapié en tres cuestiones. Resulta muy oportuno que el autor del informe señale que las consecuencias más graves del cambio climático se hacen notar en los países más pobres. Eso es así porque esos países cuentan con unos recursos muy limitados —especialmente los financieros— para hacer frente al cambio climático.

En segundo lugar, en vista de lo que acabo de señalar, es conveniente apoyar la propuesta de la Comisión sobre la creación de un Fondo; aunque los 80 millones de euros sugeridos son una suma exigua. Así y todo, como la función del Fondo es propiciar la movilización de la inversión privada para financiar proyectos locales, realmente podría resultar una iniciativa muy eficaz.

Por último, desearía aprovechar la ocasión para advertir que el peso de la lucha contra el cambio climático no se ha repartido equitativamente ni mucho menos dentro de la propia Unión Europea. Por ejemplo, los límites de las emisiones de CO2 se asignaron a los distintos países sin tener demasiado en cuenta lo rezagados que pudieran estar desde el punto de vista del desarrollo. Por consiguiente, el hecho de que se asignaran límites muy bajos a países como Polonia dio lugar a que el coste de la electricidad se incrementara inmediatamente entre un 10 % y un 20 %.

 
  
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  Czesław Adam Siekierski (PPE-DE). – (PL) Señor Presidente, la función principal del Fondo es fomentar la inversión privada y financiar fondos regionales para los más pobres y para los países menos desarrollados del mundo. El objetivo del Fondo es favorecer la eficiencia energética, el ahorro energético, el desarrollo de la energía renovable y la reducción de los gases de efecto invernadero. Con él también se pretende contribuir a un mayor acceso a los servicios energéticos básicos. Las medidas adoptadas por la Unión en ese ámbito deberían ayudar a las regiones más pobres a hacer frente al cambio climático y a diversificar sus fuentes de energía.

Deberíamos tener en cuenta que los habitantes más pobres del planeta son los primeros en sufrir los efectos del cambio climático. No estaría bien que nos limitáramos a adoptar medidas a fin de combatir el cambio climático y reducir el consumo de energía exclusivamente en nuestra zona. Si se ofrece ayuda a los países más pobres para la adopción de ese tipo de medidas, se contribuirá al lanzamiento de las iniciativas oportunas en su territorio. La ayuda tendrá unas repercusiones importantes y contribuirá a una mayor concienciación sobre la importancia de esos problemas. Esta iniciativa es perfecta y llega en el momento más oportuno.

 
  
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  Ewa Tomaszewska (UEN). – (PL) Señor Presidente, sólo quería advertir que, de todas las fuentes de energía renovables, a las que no hemos prestado mucha atención es a las geotérmicas, es decir, a la energía limpia. Si se aprovecharan las perforaciones realizadas con fines de investigación de carácter geológico, se podría reducir el coste de ese tipo de energía.

 
  
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  Stavros Dimas, Miembro de la Comisión. − Señor Presidente, por supuesto que la energía geotérmica está contemplada. La energía geotérmica nos interesa mucho; tanto como las demás fuentes de energía renovables.

En cuanto a Polonia y al tema de la asignación de derechos de emisión, en el primer período comercial, Polonia tenía muchos derechos, bastantes más de los necesarios para cubrir sus necesidades energéticas e industriales, y esa asignación excesiva provocó el problema del precio de los derechos. En lo que se refiere a los derechos de emisión asignados a Polonia en el segundo período comercial, a nuestro parecer, también son más que suficientes para cubrir las necesidades de la industria polaca. En cuanto al tercer período comercial, se ha implantado un nuevo sistema, que se basará en lo que la industria o las plantas energéticas necesiten para cubrir sus necesidades y que supondrá la celebración de las subastas que acordemos.

En cuanto a la deforestación, no cabe duda de que se trata de un gran problema relacionado tanto con la biodiversidad como con el cambio climático, cuya importancia es análoga. La lucha contra la deforestación contribuye, a su vez, a la lucha contra la pérdida de biodiversidad y contra el cambio climático; de modo que es esencial. Sin embargo, los proyectos para la lucha contra la deforestación tienen la particularidad de ser muy complicados. No obstante, se trata de un problema prioritario que tendremos que abordar no sólo por medio del Fondo, sino también mediante otra serie de medidas, en especial, la de acordar los incentivos correspondientes a las diversas estrategias de lucha contra la deforestación, como, por ejemplo, la reducción del ritmo de deforestación y el mantenimiento de los bosques o cualquier otra estrategia promovida por varios países. Estamos trabajando en ello, especialmente en colaboración con el Banco Mundial, y se pondrán en marcha algunos proyectos piloto. En definitiva, que hay varias fuentes de financiación con diversos propósitos.

Ante todo, me gustaría expresar mi agradecimiento por las excelentes y positivas aportaciones, le garantizo que tendremos en cuenta sus sugerencias y observaciones; son muy útiles y tratan varias cuestiones importantes.

Ahora no voy a extenderme, por ejemplo, en consideraciones acerca de la importancia de los proyectos del MDL para África Subsahariana. Me limitaré a recordarle que en 2006 se adoptó en Nairobi la iniciativa de Kofi Annan, el entonces Secretario General de las Naciones Unidas, dirigida a promover los proyectos del MDL en África Subsahariana. Al igual que las Naciones Unidas, nos hemos comprometido a llevar a cabo más proyectos allí y a no concentrarnos exclusivamente en los proyectos de China y la India. Por lo tanto, su observación es muy importante; aunque, claro está, la relación entre el Fondo y el MDL podría entenderse y podría ser importante.

Quiero hacer tres observaciones más. En primer lugar, usted hace un llamamiento para que se haga hincapié en la respuesta a las necesidades de los países subsaharianos y de los países ACP. Como es lógico, nos preocupa el hecho de que los proyectos de grandes países, como China y Rusia, consuman todos o un gran porcentaje de los fondos disponibles. Por cierto que eso es lo que ha sucedido con el MDL; de modo que su observación resulta oportuna. El GEEREF aprovechará las oportunidades de inversión existentes; aunque coincidimos en que debe ponerse un énfasis especial en la respuesta a las necesidades de los países ACP. También nos aseguraremos de que ningún subfondo dedicado exclusivamente a un país pueda consumir todos o la mayoría de los fondos disponibles. El GEEREF ha de distribuirse por todo el mundo, también con vistas a diversificar el riesgo de las inversiones, y la propuesta del señor Turmes sobre el porcentaje es muy acertada.

En segundo lugar, permítanme volver al tema de la pobreza, que es, sin duda, fundamental. Como bien ha señalado hoy, aún hay 1 600 millones de personas en los países más pobres del mundo que habitualmente no tienen acceso a servicios energéticos fiables. Creo que el GEEREF nos brinda la oportunidad de contribuir al acceso a una energía limpia y asequible; una condición indispensable para reducir la pobreza mundial y fomentar el desarrollo sostenible.

En tercer y último lugar, usted celebra que el Fondo se centre en la movilización de la inversión privada, aunque ha señalado que los fondos son insuficientes —en mi opinión, los fondos siempre son insuficientes—, y hace un llamamiento para que más Estados miembros proporcionen más ayuda financiera. Indudablemente, apoyo y suscribo plenamente lo que usted propone. La Comisión está esforzándose y continuará esforzándose por atraer más inversiones.

En ese sentido, me gustaría pedirles su ayuda para promocionar el GEEREF entre todos los interesados. Cuanta más ayuda tengamos, más medidas reales podremos llevar a la práctica.

 
  
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  Claude Turmes, ponente. − Señor Presidente, el valor potencial del Fondo es de 500 millones de euros, puesto que se le calcula un efecto multiplicador de entre tres y cinco sobre el capital privado. Los fondos públicos, que ascenderán a 100, 120 ó 150 millones de euros, podrán movilizar —al menos, eso esperamos— otros 300 ó 400 millones de euros, y así se obtendrá una suma total de 500 millones de euros. Además, hay otros Gobiernos que aún podrían participar. Si se hace un buen seguimiento, el Parlamento permitirá que la Comisión incremente esa cifra.

La señora Jordan Cizelj ha planteado una pregunta muy importante: ¿hasta qué punto están preparadas algunas regiones del mundo para las inversiones? Los diputados al Parlamento hemos votado a favor de que se respalde el programa con otros 5 millones de euros de otra línea presupuestaria para el desarrollo de la capacidad institucional. Por lo tanto, tenemos que crear pequeñas y medianas empresas en países africanos y en la India, que, a su vez, desarrollarán modelos empresariales. Debemos aprender de los errores cometidos con la política de desarrollo en el pasado, cuando nos limitábamos a subvencionar la tecnología sin tener en cuenta que también teníamos que informar sobre ella a las personas. Digo esto en presencia del Comisario de Desarrollo, y, como bien sabemos, la Dirección General de Desarrollo está contribuyendo a la mejora de las capacidades institucionales de esos países.

Por lo tanto, lo que debemos hacer ahora —en eso tiene razón, señor Comisario— es tratar de llegar a los inversores. Este viernes se celebrará una reunión de banqueros en Luxemburgo, el segundo centro de inversiones más importante del mundo. Les presentaremos una SICAV, un vehículo de inversión con sede en Luxemburgo. Espero que la Comisión prepare una buena estrategia de comunicación. Hay que ir a Londres, a Fráncfort, a París y a Zúrich, porque se debe informar de ese vehículo de inversión a los banqueros.

¿Por qué es importante hacerlo ahora? Actualmente aún nos encontramos bajo la presión del escándalo de Liechtenstein y de la crisis de las hipotecas de alto riesgo. El capital destruido en sólo unos meses asciende a cientos de miles de millones. Puede que el saneamiento de las finanzas sea aún más importante para el planeta y para la política que el saneamiento de la industria. Un vehículo de inversión de estas características permite que el capital se destine a las inversiones adecuadas. Puede que no ofrezca un rendimiento tan elevado como el de algunas inversiones especulativas, pero, dado que se trata de una inversión a medio y a largo plazo, probablemente sea exactamente lo que algunos fondos de pensiones y otro tipo de instituciones andan buscando. Por lo tanto, el Fondo tiene muchísimas posibilidades de atraer a inversores institucionales, y ese debería ser nuestro objetivo.

Muchas gracias por su apoyo a lo que yo llamo la comunidad de entusiastas de un mundo imperecedero y mejor.

 
  
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  Presidente. − Señor Turmes, permítame felicitarle por su excelente inglés y por su dedicación a este asunto.

Se cierra el debate.

La votación tendrá lugar el jueves, 14 de marzo.

Declaraciones por escrito (artículo 142)

 
  
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  John Attard-Montalto (PSE), por escrito. Si bien aplaudimos las razones a favor de la creación del Fondo, los fondos que se van a canalizar hacia él son ridículos.

Los objetivos fundamentales del Fondo deberían ser los siguientes: la promoción de la eficiencia energética, el ahorro energético y las energías renovables, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y la mejora del acceso a los servicios energéticos en los países más pobres, amén de la diversificación de las fuentes de energía en el mundo en desarrollo.

Según las estadísticas (que ya deben actualizarse), hay 1 600 millones de personas que no tienen acceso a los servicios energéticos básicos, y 2 400 millones de personas dependen de la biomasa tradicional para la cocina y la calefacción.

La Agencia Internacional de la Energía calcula que se deberán invertir 241 000 millones de dólares estadounidenses en la generación de energía renovable para 2010, y la suma estimada para los países en desarrollo asciende a 10 000 millones de dólares estadounidenses o 9 000 millones de euros como mínimo.

El presupuesto previsto para el Fondo que se está debatiendo es de 80 millones de euros entre 2007 y 2010, y 15 millones de euros en 2008 para poner en marcha la iniciativa. Las cifras hablan por sí solas. Esos fondos no son sino un granito de arena en el desierto de que lo que hace falta. Las intenciones son buenas, pero las intenciones dotadas de una financiación exigua no son serias.

 
  
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  Gyula Hegyi (PSE), por escrito. (HU) ¡Apoyo comunitario a la calefacción a larga distancia!

Aplaudo la iniciativa de la Comisión Europea de crear un nuevo Fondo mundial para la eficiencia energética y las energías renovables (GEEREF). Uno de los principales desafíos del siglo XXI es garantizar el suministro energético, sin comprometer nuestros valores medioambientales, nuestra seguridad estratégica ni nuestra competitividad. Lógicamente, la energía más económica es la que no consumimos, es decir, la energía que ahorramos. En estos tiempos de escasez energética, la conservación de la energía es fundamental para todo el mundo, tanto para los consumidores como para las comunidades más grandes. De igual modo, desde una perspectiva izquierdista, debe hacerse hincapié en que la conservación de la energía y el uso eficiente de la energía son también cuestiones sociales, dado que los más pobres suelen ser los que más malgastan la energía, especialmente en los nuevos Estados miembros. Por ejemplo, en las viviendas sociales húngaras, el consumo de energía por metro cuadrado es más del doble que el de Europa Occidental. Por eso es importante que se destinen fondos comunitarios a la modernización de los sistemas de calefacción a larga distancia de Europa Oriental. En teoría, la calefacción a larga distancia es un sistema de ahorro energético y tiene la ventaja de ser fácil de adaptar a las energías renovables. La adaptación de la calefacción individual, en cambio, tendría que llevarse a cabo en cada casa. Por lo tanto, es esencial que se destinen fondos comunitarios a la calefacción a larga distancia. Además, debería estudiarse la concesión de unas ventajas fiscales homogéneas en toda la Unión Europea, con objeto de favorecer la inversión en la conservación energética y crear fondos para tal propósito.

 
  
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  Bogusław Rogalski (UEN), por escrito. (PL) La energía renovable y la eficiencia energética contribuyen a la reducción del ascenso de las temperaturas medias de todo el planeta. Hay estudios e informes que indican que las sociedades más pobres y los miembros más pobres de esas sociedades son precisamente los que más perjudicados se ven por los efectos negativos del cambio climático. Por eso debemos proteger a esos sectores de la sociedad, porque son más vulnerables desde el punto de vista económico.

La utilización de fuentes de energía renovables ayuda, entre otras cosas, a mejorar las condiciones medioambientales —por ejemplo, mediante la reducción de las emisiones de CO2 y de otros gases de efecto invernadero—, así como también a crear empleo y reducir costes. Otro argumento clave a su favor es que reducen la dependencia de fuentes de energía específicas, en un contexto en que cada vez hay más personas que no tienen acceso a los servicios energéticos básicos; un aspecto especialmente importante en el ámbito del desarrollo de las economías de los países en desarrollo. La mayoría de esos países se encuentra en un período de crecimiento económico; por lo tanto, en esas zonas, hay mucha demanda de energía. El desarrollo de las fuentes de energía renovables en los países en desarrollo está íntimamente relacionado con las iniciativas encaminadas a limitar las emisiones de gases de efecto invernadero y garantizar la seguridad del suministro en aquellos países que no pueden satisfacer todas sus necesidades energéticas.

Por consiguiente, la Unión debería apoyar las fuentes de energía renovables y la eficiencia energética —especialmente en los países en desarrollo—, porque constituyen unos elementos especialmente importantes tanto de la estrategia sobre la energía y el cambio climático como de la política de desarrollo.

 
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