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Procedimiento : 2007/2182(INI)
Ciclo de vida en sesión
Ciclo relativo al documento : A6-0035/2008

Textos presentados :

A6-0035/2008

Debates :

PV 13/03/2008 - 3
CRE 13/03/2008 - 3

Votaciones :

PV 13/03/2008 - 4.8
Explicaciones de voto
Explicaciones de voto

Textos aprobados :

P6_TA(2008)0103

Acta literal de los debates
Jueves 13 de marzo de 2008 - Estrasburgo Edición DO

3. Igualdad de género y capacitación de las mujeres en la cooperación al desarrollo (debate)
Acta
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  El Presidente. − El siguiente punto es el informe de Feleknas Uca, en nombre de la Comisión de Desarrollo, sobre la igualdad de género y capacitación de las mujeres en la cooperación al desarrollo (2007/2182(INI)) (A6-0035/2008).

 
  
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  Feleknas Uca, ponente. − (DE) Señor Presidente, Comisario, señoras y señores, hace cinco días celebramos el 100º aniversario del Día Internacional de la Mujer. Mucho se ha conseguido, y sin embargo, siguen sin apreciarse indicios de que exista igualdad de oportunidades en los países más pobres del mundo. Los derechos humanos de las mujeres y de las niñas distan mucho aún de constituir una parte inalienable, integral e indivisible de los derechos humanos universales, como se solicita en la Declaración de Viena de las Naciones Unidas de 1993.

En mi informe, traté con detalle la situación de las mujeres y de las niñas en los países en desarrollo, y también consideré la manera en que la cooperación europea al desarrollo puede mejorar las vidas de estas mujeres. Permítanme referir brevemente algunos datos y cifras.

Dos tercios del total de analfabetos en el mundo son mujeres. Más del 40 % de las mujeres en África no han asistido nunca a la escuela de enseñanza primaria. En África, las mujeres representan el 52 % del total de la población, pero llevan a cabo el 75 % del trabajo agrario y producen y comercializan entre el 60 y el 80 % de los alimentos.

En la estrategia actualizada de la Comisión en cuanto a igualdad y participación de las mujeres en la cooperación al desarrollo se abordan áreas importantes, y se propone medidas concretas para promover la igualdad. El planteamiento dual de la estrategia, procurando una mayor eficacia de la integración de la dimensión de género, y proponiendo también medidas específicas para promover la igualdad, es bienvenido. Aplaudo igualmente las 41 medidas prácticas en las áreas de la gobernanza responsable, el empleo, la economía, la educación, la salud, y la violencia contra las mujeres. No obstante, he criticado en mi informe varios aspectos. Permítanme repasar brevemente los más importantes.

Creo que la lucha contra las formas tradicionales de violencia debe subyacer al conjunto de medidas encaminadas a combatir la violencia contra las mujeres. En segundo lugar, debe decir que me decepciona bastante que en la estrategia no se mencionen los acuerdos de asociación económica. No se hace referencia en ningún momento al vínculo entre el refuerzo del papel de las mujeres y los acuerdos económicos entre la UE y los Estados ACP. En cuanto a la situación específica de las mujeres en los conflictos, lamento que en la estrategia no se comente el papel concreto que desempeñan éstas en los estados denominados «débiles», y en los países menos desarrollados. Debería prestarse especial atención a la salud reproductiva y a los derechos sexuales de las mujeres en los países en desarrollo.

Lamento enormemente que la mayoría de las propuestas de enmienda, una vez más, se ocupen únicamente de la supresión de pasajes del informe en los que se realiza un llamamiento a favor del derecho de las mujeres a decidir de manera libre e independiente sobre su cuerpo y su vida. No querría parecer presuntuosa, pero mi informe no debe reducirse a esa cuestión. En este sentido, acojo favorablemente las enmiendas propuestas por la señora Buitenweg en nombre de los Verdes, y le agradezco sus importantes contribuciones.

En lo que atañe a la salud reproductiva, sólo deseo señalar lo siguiente a este respecto: toda mujer tiene derecho a decidir libre e independientemente sobre su cuerpo y su vida. El acceso pleno de las mujeres a la salud sexual y reproductiva constituye un requisito previo para alcanzar la igualdad de género. Mientras se niegue tal acceso a las mujeres, serán otros los que decidan sobre su cuerpo y su vida. Con toda seguridad, nadie seriamente preocupado por la tradición humanista europea, por nuestros valores compartidos y nuestro respeto por los derechos humanos querrá que se dé tal situación.

(Aplausos)

 
  
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  Louis Michel, Miembro de la Comisión. (FR) Señor Presidente, señoras y señores, permítanme comenzar felicitando a la ponente por este exhaustivo examen de una cuestión transversal de tanta relevancia. El refuerzo de la participación de las mujeres en la economía y el reparto justo de poder entre hombres y mujeres constituyen en realidad requisitos previos para el desarrollo. Si no somos capaces de garantizar la igualdad de género en el desarrollo, nunca alcanzaremos los Objetivos del Milenio ni un crecimiento económico sostenible.

¿Por qué, en el África subsahariana, constituyen las mujeres únicamente el 34 % del conjunto de trabajadores en el empleo regulado? ¿Por qué los ingresos de estas mujeres representan únicamente el 10 % de la renta total, y por qué las mujeres poseen sólo el 1 % de los activos? Obviamente, estas cuestiones revisten una enorme importancia. ¿Y por qué, como se señala en su informe, las mujeres representan el 70 % de los 1 300 millones de personas que viven en condiciones de pobreza absoluta? Lo que se pone de manifiesto aquí es un tipo de tragedia muy concreta, intrínsicamente asociada al hecho de ser mujer. Tristemente, hay demasiadas preguntas que debemos responder. Incluso en Europa, en los parlamentos nacionales de los Estados miembros, con sus niveles razonablemente elevados de participación femenina, no existen garantías de que se atiendan siempre las prioridades de las mujeres.

En lo que respecta a nuestra política respecto a los países asociados, reconocemos la necesidad de entablar un diálogo político auténticamente exhaustivo. Puedo decirles que el diálogo sobre la cuestión de la igualdad de género no siempre es sencillo: puede exigir, por ejemplo, contribuir a garantizar el desglose estadístico por género; o la insistencia en que los presupuestos tengan más en cuenta el sector social, ya que, en muchos casos, la educación y la salud no constituyen prioridades reales, a pesar de que es bien sabido que la educación y la salud de las mujeres son claves para el desarrollo.

Todas estas cuestiones son objeto esencial de la Comunicación titulada Igualdad de género y capacitación de las mujeres en la cooperación al desarrollo, aprobada por la Comisión el 8 de marzo de 2007. La política expuesta en este documento constituye una respuesta a los compromisos adoptados en el Consenso Europeo sobre Desarrollo respecto a la igualdad de género en todas nuestras políticas y prácticas en materia de cooperación. El objetivo de la comunicación es elaborar una visión europea y ofrecer un apoyo coherente a la promoción de la igualdad de género en todas las regiones y los países en desarrollo.

La comunicación constituye asimismo una guía respecto a nuevas modalidades de ayuda, y en especial, a las de índole presupuestaria. Discrepo aquí de las críticas expresadas en su informe, porque creo que el apoyo presupuestario brinda nuevas oportunidades para promover eficazmente la igualdad de género. ¿Por qué? He esbozado ya en varias ocasiones las razones por las que, en la medida de lo posible, me he mostrado a favor del apoyo presupuestario. La utilización de esta medida nos proporciona una capacidad de influencia incomparablemente superior en el diálogo político con las autoridades del país asociado en cuestión. Nos permite, por ejemplo, debatir opciones de formulación de políticas y, entre otras cosas, la necesidad de reforzar la promoción del potencial de las mujeres en el desarrollo económico y social del país. Además, en estos casos, basamos nuestra ayuda en la comprobación de resultados tangibles presentados o revelados mediante indicadores que siempre son específicos de género y, por tanto, ponen de relieve claramente, cuando existen, las brechas entre hombres y mujeres. Los objetivos que empleamos para medir los resultados de un país son acordes con los Objetivos del Milenio y, en su mayor parte, altamente relevantes para la mejora de las condiciones de vida de las mujeres. Comprenden, por nombrar algunos, el incremento de la proporción de niñas que asisten a la escuela, y el aumento de la cifra de chequeos médicos prenatales. El avance obtenido por un país en cuanto a la consecución de tales objetivos constituye la base con arreglo a la cuál la Comisión Europea desembolsa tramos variables de ayuda presupuestaria.

Uno de los ponentes en el debate mencionó una forma de condicionalidad. Cuando se emplea el apoyo presupuestario, es posible, claramente y en cierta medida, obligar al país asociado a respetar criterios y observar determinados tipos de condicionalidad. En cuanto a la influencia positiva, se logra un efecto superior al que se ejercería sin el mecanismo del apoyo presupuestario. En cualquier caso, estoy dispuesto a continuar con este debate en otros contextos. No obstante, estoy plenamente convencido, con arreglo a mi experiencia hasta la fecha, que el apoyo presupuestario, en los casos en que resulta posible, constituye sin lugar a duda un método mucho más eficaz de proceder.

Durante años hemos adoptado un planteamiento basado en una doble vía. En primer lugar, integramos la igualdad de género en todas nuestras políticas y acciones, incluidos los mecanismos de apoyo presupuestario, y en el diálogo político con nuestros socios. Una de las consecuencias de este planteamiento es la necesidad de impartir formación sobre cuestiones relacionadas con el género a aquellos de nuestros colegas que participan en las delegaciones. Desde 2004, más de un millar de ellos han recibido formación específica sobre temas de género, y ahora hemos establecido un servicio ayuda en esta materia, con el fin de seguir impartiendo este tipo de formación en el futuro. En segundo lugar, financiamos acciones específicas para promover la igualdad entre hombres y mujeres.

Las acciones de esta índole se incluyen en ciertos programas indicativos nacionales, pero, lo que es más importante, existen además programas temáticos que complementan la cooperación de base geográfica. Por ejemplo, los programas «Invertir en recursos humanos» y «Derechos humanos y democracia» incorporan elementos específicos para el fomento de la igualdad de género. El programa «Invertir en recursos humanos» cuenta con 57 millones de euros para actividades de «género» establecidas como objetivo entre 2007 y 2013: se trata de un promedio anual aproximadamente tres veces superior a nuestro gasto hasta 2006. Lógicamente, la igualdad de género se incorpora también en otros programas temáticos en los ámbitos de la educación, la salud, o la agricultura, así como del medio ambiente o la cultura.

Es cierto que tenemos aún un largo camino por recorrer, pero estoy convencido de que, con un compromiso compartido con la promoción de la igualdad de género y, lo que es más importante, mediante la cooperación con las mujeres en los países en desarrollo, seremos capaces de combatir la pobreza y construir sociedades más justas.

 
  
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  Gabriela Cretu, ponente de opinión de la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género. (RO) Señorías, compruebo que el informe ha provocado ya ciertas reacciones. Confiamos en que sean prueba de su pertinencia política.

La Comunicación de la Comisión constituyó una premisa muy adecuada, y el Parlamento añadió especificaciones de gran utilidad. Sólo me gustaría explicar el principio que subyace a esta posición. El objetivo estaba claro, apoyamos el papel de las mujeres en la cooperación al desarrollo. Aparte de los argumentos relacionados con la igualdad, existen pruebas suficientes que acreditan que las mujeres constituyen una buena inversión, ya que son excelentes multiplicadoras de resultados.

Sin embargo, ¿cómo procuramos la máxima eficacia en la consecución del objetivo? Podríamos haber exigido unos criterios rigurosos de los estados beneficiarios en cuanto al fortalecimiento de la posición de las mujeres. De hecho, tales criterios ya existen. No obstante, podemos prever igualmente unas reacciones deficientes, una falta de conocimientos técnicos especializados y capacidad administrativa, una ausencia de compromisos formales en los planes estratégicos de desarrollo, y una falta de ejecución de tales compromisos. El incumplimiento de las obligaciones puede dar lugar a la disminución, o a la suspensión de la ayuda. Afectaría negativamente a los beneficiarios finales, y las mujeres acabarían pagando por la incompetencia de los gobiernos, y no es eso lo que queremos.

En tales condiciones, optamos por insistir en el cumplimiento de los requisitos que controlamos, y para los que disponemos de los medios para la acción. Por esta razón, pedimos a la Comisión y a los Estados miembros que garanticen la coherencia entre otras políticas comunitarias, y la política de desarrollo. De lo contrario, ciertos aspectos de la política comercial interna, o de la política agraria común, pueden interferir negativamente en nuestros objetivos.

Dadas las diferencias significativas en lo que se refiere a la cuestión del género en la política de los Estados miembros, creemos que la elaboración de una hoja de ruta de la Comisión Europea en materia de igualdad de género en la Unión constituye una condición previa para una utilización real y eficaz de las mujeres en la formulación de la cooperación al desarrollo, que es una política gestionada fundamentalmente por los Estados miembros. Los nuevos medios para la concesión de ayuda parecen haber debilitado la atención otorgada a las mujeres.

Solicitamos una evaluación de su repercusión en materia de género, y la adopción de medidas de corrección adecuadas, sin perjuicio de las responsabilidades y la transparencia en el uso de los fondos asumidas ante los ciudadanos europeos.

 
  
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  Anna Záborská, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (SK) La preparación del informe sobre igualdad de género y capacitación de las mujeres no pudo resultar sencilla, como queda claro por su tamaño.

Aunque no estoy de acuerdo con todo lo vertido en el informe por nuestra colega, la señora Uca, me gustaría felicitarla por la coherencia y la precisión de su planteamiento respecto a esta cuestión. Al debatir esta materia, debemos subrayar nuestro apoyo a la dignidad de las mujeres y a su papel en la contribución al bien común de la sociedad.

En los países en desarrollo (pero no sólo en ellos), muchas mujeres padecen la discriminación y la violencia, trabajan a menudo en condiciones deficientes y a cambio de sueldos bajos, carecen de asistencia sanitaria básica, han de asumir jornadas de trabajo prolongadas y se enfrentan a la humillación y el abuso físico. Tal es la razón de un desarrollo inadecuado. Todos estos factores influyen asimismo en la calidad de su vida familiar. El impulso del desarrollo y el refuerzo de la igualdad para promover la paz en el siglo XXI son medidas concretas que pueden contribuir a la mejora de la situación si las llevamos adelante. Hemos de condenar reiterada e inflexiblemente, y en toda ocasión, la violencia sexual que sufren con frecuencia mujeres y niñas. Debemos animar a los países en desarrollo a que adopten leyes que brinden a las mujeres una protección eficaz.

En nombre del respeto por todas las personas, también debemos condenar una «pseudocultura» muy extendida que da lugar a una explotación sexual sistemática y a la destrucción de la dignidad de niñas, incluso de muy corta edad, al forzar a éstas a ofrecer su cuerpo y contribuir así a los miles de millones de beneficio que se embolsa la industria del sexo. Por desgracia, sus clientes proceden fundamentalmente de regiones civilizadas del mundo, entre las que figura la Unión Europea. Las mujeres en áreas de conflicto militar son víctimas de violaciones sistemáticas con fines políticos.

Valoro positivamente que existan movimientos de mujeres que trabajan para elevar la dignidad de éstas. Al considerar la cuestión de la ayuda a las mujeres en los países en desarrollo, no debemos olvidar que, aparte de la ayuda financiera con cargo a los fondos de desarrollo, existe una eficaz red de organizaciones religiosas y benéficas. Esta iniciativa ha disfrutado durante años del apoyo de las iglesias locales, a través de regímenes paralelos y microcréditos informales para los pobres. Resulta alentador comprobar que la labor paciente, honesta y ardua de las mujeres desfavorecidas se recompense de este modo. Esta tarea ha de reforzarse asimismo mediante la reforma de las estructuras que facilitan la expansión del éxito de nuevas iniciativas.

A las mujeres debe otorgárseles la igualdad de oportunidades, una retribución justa, la equidad en la escala de ascenso profesional, la igualdad de acceso a la educación a todos los niveles, el acceso a la asistencia sanitaria, y la igualdad en los asuntos familiares. La participación de la mujer en la política requiere valor, pero los progresos logrados por las mujeres en los países en desarrollo constituyen un avance para todos.

 
  
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  Anne Van Lancker, en nombre del Grupo del PSE. – (NL) En nombre de mi Grupo, puedo afirmar que apoyamos firmemente el informe de la señora Uca, y felicitamos al Comisario por esta estrategia en materia de género. Casi todos los países suscribieron los Objetivos de Desarrollo del Milenio hace ocho años. Ha transcurrido ya la mitad del plazo, y parece que la mayoría de los Objetivos no van a alcanzarse en África.

Las mujeres desempeñan un papel esencial en la lucha contra la pobreza, pero no disponen aún de un acceso equitativo a la educación, la asistencia sanitaria, el empleo o la propiedad de bienes. Su estatus social es bajo, y la violencia contra las mujeres se encuentra generalizada. Al mismo tiempo, en la mayoría de nuestros programas estratégicos para países asociados, se omite sencillamente la cuestión de la mujer. Por tanto, la dimensión de género debe ocupar verdaderamente un lugar central en el diálogo político con nuestros países asociados, y las organizaciones de mujeres deben participar en la formulación de las políticas.

Me resulta aterrador que colegas de los Grupos del PPE y de UEN quieran suprimir las partes del informe en las que se aborda abiertamente la salud sexual y reproductiva, puesto que, si las mujeres pueden adoptar decisiones acerca de su propio cuerpo, y sobre si tienen hijos o no, o cuándo tenerlos, no sólo se salvarán millones de vidas de mujeres: los hijos también dispondrán de mas oportunidades y las comunidades se reforzarán. Todo el que niegue esta realidad socava el consenso sobre población y desarrollo que respaldó la comunidad internacional en 1994, y no permitiremos que suceda éso.

Una última palabra: estoy completamente a favor del llamamiento del Grupo de los Verdes para la designación de un Representante Especial de la UE para los Derechos de las Mujeres. Tal Representante ofrecerá a las mujeres del mundo un rostro y una voz en Europa y sus gobiernos, y, en su caso, podrá recordar a los Comisarios los compromisos que hayan asumido.

 
  
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  Renate Weber, en nombre del Grupo ALDE. – Señor Presidente, la igualdad de género y la capacitación de las mujeres son valores y principios que todos alabamos en la Unión Europea. Como tales, no cabe duda de que deben compartirse con los países en desarrollo en el marco de la cooperación vigente. Todos compartimos una enorme responsabilidad al abordar tales valores, puesto que el fomento de un doble rasero nos proscribiría moralmente, y sin duda perderíamos credibilidad. Me refiero concretamente ahora a las enmiendas propuestas para el voto hoy, las mismas que fueron rechazadas por la Comisión de Desarrollo.

Temo que corremos el riesgo de utilizar diferentes varas de medir cuando, por un lado, transmitimos estos valores a nuestros socios en el ámbito del desarrollo y, por el otro, los utilizamos en el seno de la Unión Europea. No podemos permitirnos excluir las referencias a los derechos reproductivos en este informe, puesto que se trata de un aspecto esencial cuando abordamos como objetivo la promoción de los derechos de las mujeres y su capacitación.

Como se subraya correctamente en el informe, el pleno disfrute por parte de las mujeres de la salud sexual y reproductiva, y de los derechos a ésta, constituye un requisito previo para lograr la igualdad de género. La protección de los derechos reproductivos, como los que atañen a la planificación familiar en términos de las fechas de los nacimientos y el plazo entre éstos, y a toma de decisiones en cuanto a la reproducción de una manera libre de discriminaciones, coerciones y violencia, proporciona a las mujeres la libertad para participar de un modo más pleno y equitativo en la sociedad.

No podemos quedarnos a medio camino respecto a nuestros socios y afirmar al mismo tiempo que nuestro objetivo es tener mujeres más sanas y fuertes que sean capaces de participar de manera activa y equitativa en la sociedad. Perdonen la dureza de mis palabras, pero, para mí, esto es mera hipocresía. No conseguiremos alcanzar dichos objetivos si empezamos excluyendo aspectos esenciales o damos una impresión diferente de nuestros principios, diferente de lo que aplicamos en el seno de la Unión.

En el mundo actual, la promoción de la igualdad de género y la capacitación de las mujeres en los países en desarrollo no es una tarea fácil. Alcanzar estos objetivos requiere una actuación y un compromiso auténticos y, sobre todo, exige nuestra buena fe en nuestras relaciones con los países en desarrollo.

 
  
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  Margrete Auken, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (DA) Señor Presidente, 750 millones de mujeres viven en la pobreza, y luchan por su supervivencia y por la de sus familias. Como europeos, debemos luchar junto a ellas por su derecho a una vida mejor. El papel de las mujeres es inestimable; sin embargo, sus capacidades y su potencial no se valoran. Su acceso a la educación, el trabajo y la propiedad se encuentra gravemente restringido. Debería ser una de las principales tareas de la UE garantizar que las mujeres ocupan un lugar central de la labor de desarrollo en la que interviene la Unión. En el estado de cosas actual, nuestras políticas acaban, con excesiva frecuencia, empeorando el estatus, ya de por sí bajo, de las mujeres, y por esta razón, me complace enormemente el informe de la señora Uca.

Es importante que no se diluya, como muchos en el Grupo del Partido Popular Europeo (Demócrata-Cristinaos) y los Demócratas Europeos, y en la Unión por la Europa de las Naciones tratan de conseguir mediante sus enmiendas, que darían lugar a la supresión de todo lo referente a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Como se ha señalado ya en muchas ocasiones, estos derechos son cruciales para que las mujeres asuman la responsabilidad respecto a su propia vida, y a la de sus familias. Se trata a menudo de una cuestión de vida o muerte para ellas. Las mujeres han de tener el derecho y la oportunidad de decir «no», para evitar la violencia y obtener una educación y la oportunidad de establecerse por su cuenta. Es un aspecto primordial si se pretende que el desarrollo resulte de la ayuda que otorgamos al mismo, y es a la vez inmoral e insensato no colocar a las mujeres en el centro de esta labor.

Por desgracia, falta obviamente voluntad política (como se ha señalado también) y, por tanto, muchos de nosotros apoyamos una propuesta para la designación de un Alto Representante de la UE para las mujeres. La persona designada deberá garantizar que las mujeres participen en las tareas políticas y sociales en todo el mundo, procurando que ejerzan la influencia que les corresponde al constituir el 50 % de la población del planeta. Las mujeres no deben convertirse en víctimas o en personas desgraciadas. Todos necesitamos que se coloquen en pie de igualdad con el resto de nosotros.

 
  
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  Luisa Morgantini, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (IT) Señor Presidente, Señorías, ¿qué puedo decir? Todo el reconocimiento a la Comisión por una comunicación bien estructurada en la que, por primera vez, se expone una estrategia europea de igualdad de género en la cooperación al desarrollo, coherente, además, con las demandas planteadas por amplios grupos de mujeres que se niegan a ser victimas. Por el contrario, nos negamos a ser víctimas, y somos protagonistas de nuestras vidas y nuestra sexualidad, y somos nosotras las que decidimos el tipo de sociedad en la que deseamos vivir: una sociedad capaz de abordar y poner fin a la discriminación, la injusticia, la violencia, y la militarización de los Estados y de las mentes.

Todo el reconocimiento asimismo al informe de la señora Uca, en el que se consideran con mayor exhaustividad y se acierta al determinar los aspectos que la Comisión no ha tenido en cuenta, lo que creo que la propia Comisión ha de aceptar. En este caso, no hace falta que repita las cifras de las mujeres que viven en condiciones de pobreza absoluta,, que son analfabetas y sufren de SIDA o malaria, o de las muchas mujeres víctimas de violencia física y sexual, sobre todo en sus hogares, incluso en Europa.

Las medidas prácticas son las que cuentan: gobernanza, educación, salud, violencia contra las mujeres, acceso a la propiedad y al trabajo y, como señala la señora Uca, políticas económicas y comerciales de la UE que no vayan en contra de las políticas de desarrollo.

Lo que se necesita es una política de integración de la dimensión de género mucho más fuerte, y éso requiere un notable compromiso de recursos financieros y humanos con las delegaciones de la Comisión, y con los proyectos que ejercen una mayora repercusión, como los de microcrédito. Se trata de medidas prácticas que, probablemente, generen una relación permanente con los movimientos de mujeres en situaciones locales y nacionales, con las redes de mujeres de diferentes países dispuestas para hacer campaña contra la desertificación, a favor de la resolución urgente de conflictos, y del derecho a la salud, la vivienda y el agua.

Me gustaría comentar las enmiendas encaminadas a suprimir las referencias a las diversas estrategias nacionales (de El Cairo a Maputo) sobre salud reproductiva de las mujeres, y derechos reproductivos libres. La defensa de la vida es sacrosanta. El derecho a la vida significa, no obstante, que no puede caber vacilación en la ejecución de políticas de desarrollo capaces...

(El Presidente interrumpe al orador)

 
  
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  Urszula Krupa, en nombre del Grupo IND/DEM. – (PL) Señor Presidente, el informe sobre igualdad de género y capacitación de las mujeres en la cooperación al desarrollo versa de problemas que afectan a las mujeres en los países africanos y asiáticos, por ejemplo. Expone una estrategia que comprende medidas en diversas categorías: igualdad de género, sistema político, empleo, educación, salud, y violencia contra las mujeres.

Como sabemos, la igualdad de derechos para hombres y mujeres constituye un aspecto fundamental del desarrollo social consagrado en nuestra civilización europea a través de normativas básicas sobre el respeto por los derechos humanos y el conjunto de la población. Sin embargo, la igualdad de derechos y la no discriminación contra las mujeres no constituyen la única condición para el desarrollo social. Hay toda una serie de factores de relevancia para el progreso social, empezando por el cumplimiento de principios éticos y morales que garanticen una reducción significativa de la explotación, la violencia, el engaño y otras formas de manipulación, incluida la discriminación y la opresión de las mujeres.

Las dramáticas condiciones de vida de las mujeres en los países africanos son el resultado de una política de pillaje de los recursos naturales, y de especulación por parte de las empresas internacionales que se enriquecen a costa de la vida y de la salud de la población local. El apoyo presupuestario y otros programas de la UE no compensarán las pérdidas infligidas por una economía de ladrones. Asimismo, el relativismo ético favorece la explotación sexual y la propagación de enfermedades de transmisión sexual. La libertad sexual, tal y como se difunde, arrebata a las mujeres su dignidad, al reducirlas a objetos sexuales y promover la violencia. La situación de las mujeres mejorará, no mediante un aumento de la financiación de la contracepción y el aborto, sino mediante el apoyo económico a las familias, y en especial, a aquéllas con un gran número de hijos, de modo que se haga posible la educación y el desarrollo, y se mejore la atención sanitaria y la protección social, en particular de las embarazadas. Obviamente, las mujeres instruidas, con predisposición para el liderazgo o el deseo de participar en política, deben tener la posibilidad de presentarse a elecciones y utilizar su diferencia psicosocial para ampliar la gama de visiones sobre asuntos de importancia, no sólo para las mujeres y los niños.

Con todo, la integración de la dimensión de género como idea central (lo que nos ha reportado la baja por paternidad, entre otras cosas) ha tenido ya los resultados que podían haberse previsto, puesto que los padres suecos no son los únicos que prefieren la caza del alce o la lectura de periódicos al cuidado de los hijos. La tiranía de la agresión sexual propagada por las influencias de los medios de comunicación de masas…

(El Presidente interrumpe al orador)

 
  
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  Filip Kaczmarek (PPE-DE). – (PL) Señor Presidente, en el informe de la señora Uca se trata la importante cuestión de la igualdad de género en la cooperación al desarrollo. Por desgracia, las intenciones indudablemente positivas de la ponente se ven minadas por una presentación excesiva y polémica de la cuestión de la salud y los derechos sexuales y reproductivos. Este tema no debería tratarse de forma controvertida, pero en el informe se utiliza el lenguaje paradójico empleado con tanta frecuencia en la Unión Europea. Es precisamente este extraño uso del lenguaje lo que distancia a la UE de sus ciudadanos y convierte a ésta en una máquina burocrática ininteligible y alienada. Además, de este modo generamos y alimentamos a los oponentes de la UE.

Por tanto, confío en que las enmiendas del Grupo del PPE-DE sean aceptadas por esta Cámara. ¿Por qué? Porque por «derechos de salud y reproductivos», la autora y los defensores de este informe entienden lo opuesto de lo que esas palabras significan en realidad. Los «derechos reproductivos» no equivalen a la restricción de la reproducción. Lo que hacemos es otorgar una denominación positiva a algo que tiene consecuencias negativas, a saber, la restricción de la reproducción. Éso es una rotunda decepción.

Los que abogan por restringir la población en los países pobres y promover la contracepción o el aborto no deben esconderse tras términos como los derechos a la salud y reproductivos. Deberíamos llamar a las cosas por su nombre. Me parece que no quieren porque sospechan que la Unión Europea, en realidad, no debe ocuparse de tales asuntos. ¿No hay algo sospechoso en que los europeos promuevan y financian la contracepción y el aborto fuera de Europa? En África y Asia, al igual que en la UE, son los Estados individuales los que deben decidir qué política seguir en este ámbito. En el informe se afirma que deben decidir las mujeres. Sin embargo, somos nosotros los que les decimos a estas mujeres africanas lo que deben hacer. Creo que existe cierta confusión a este respecto.

Otra cuestión: no existe relación de causa y efecto entre tener un gran número de hijos y la igualdad. Son dos aspectos no vinculados, y no acierto a comprender por qué se establece tal vinculación en este informe.

 
  
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  Alain Hutchinson, (PSE) . (FR) Señor Presidente, Comisario, Señorías, en esta precisa ocasión no pretendo referirme al informe en sí (por el que felicito a la ponente), sino más bien a las enmiendas que pronto se someterán a votación, y deseo señalar que tales enmiendas propuestas por nuestros colegas de UEN, me parecen, literalmente, escandalosas.

(Aplausos)

Al negarse a aceptar en el informe toda consideración o referencia a los problemas de la contracepción, la UEN se niega en la práctica a reconocer que las mujeres del hemisferio sur tienen derecho a una vida digna. Es más que escandaloso: es irresponsable e hipócrita, cuando sabemos que la ausencia de una planificación familiar adecuada condena a millones de personas de todo el mundo a un sufrimiento innecesario, a la enfermedad y a la muerte, y que los más duramente golpeados son las mujeres y los hijos que traen al mundo, con demasiada frecuencia contra sus propios deseos.

Las enmiendas propuestas por el Grupo del PPE-DE no son menos lamentables. Se limitan a formular las ideas de manera diferente, en particular, negándose a considerar el reconocimiento del derecho de las mujeres a controlar su propia fertilidad. En la gran mayoría de los países en desarrollo, las mujeres y las niñas (incluso las de corta edad) siguen padeciendo formas significativas de discriminación y una violencia absolutamente intolerable. Todo aquél que rechace la visión de que cada mujer en dichos países debe tener derecho a un control pleno de su propio destino rechaza, obviamente, la consideración de tales mujeres como iguales de los varones. Sin embargo, la salud reproductiva no debería considerarse un asunto tan alarmante: conlleva sencillamente que se permita a las personas experimentar una sexualidad responsable, satisfactoria y segura, y que se otorgue a las mujeres la libertad de elegir tener hijo si así lo desean, y cuando lo deseen. Este concepto de salud depende de que las mujeres y los hombres puedan elegir, con arreglo a criterios de igualdad, métodos de regulación de la fertilidad que sean seguros, eficaces, asequibles y aceptables.

 
  
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  Olle Schmidt (ALDE). – (SV) Señor Presidente, es importante que tengamos claro lo que queremos. Durante demasiado tiempo, un debate que debía tratar de derechos humanos se ha visto emponzoñado por diversas consideraciones políticas. Huelga decir que una mujer tiene derecho a decidir sobre su propio cuerpo. Por esta razón, no eludí la cuestión, en el debate sobre la mutilación genital, de si la aplicación de la Sharia equivale a no reconocer el valor equitativo de los seres humanos. A nadie se le ocurriría negar a un hombre el derecho a decidir sobre su propia reproducción, o decir que es una cuestión de valores culturales negar a un hombre la posibilidad de obtener ingresos propios y mantener su propia independencia.

Cuando la UE, que es el mayor proveedor de ayuda en el mundo, actúa en el Tercer Mundo, nuestros valores deben estar claros en todo momento. Los derechos humanos, con arreglo a los cuales entiendo la igualdad, no sólo en teoría, sino también en la práctica, deben constituir la consigna. Debemos procurar que se entienda claramente que la economía de mercado es buena para los hombres y las mujeres pobres, no mala. Así ha quedado demostrado especialmente por la campaña de éxito a favor de los microcréditos, que ha generado prosperidad y capacitación para millones de mujeres vulnerables.

Obviamente, no nos corresponde a nosotros, en los países ricos, imponer un determinado modo de vida a otros pueblos, pero sí tenemos, como creo que es importante señalar, una responsabilidad respecto a la oferta de posibles oportunidades en aquellos casos en los que, actualmente, no existen las mismas. Por tanto, como muchos de mis colegas aquí presentes, me decepciona verdaderamente comprobar algunas de las enmiendas presentadas a un informe que, por otra parte, resulta adecuado e importante. La verdad es que apuntan en la dirección errónea.

Al colega que intervino antes que yo, me gustaría decirle que, cuando era diputada al Parlamento sueco, permanecí en mi caso con mi hijo durante seis meses acogiéndome a una baja por paternidad. Creo que me convertí realmente en un padre mejor que el que había sido antes. Indudablemente, leo los periódicos, pero mi responsabilidad principal era cuidar de mis hijos, y hacerlo junto a mi esposa. Sólo puedo decir que es algo positivo. Creo que más personas deberían hacerlo y comprobar lo importante que es mantener a la familia unida: hombre, mujer e hijos.

(Aplausos)

 
  
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  Raül Romeva i Rueda (Verts/ALE). – (ES) Señor Presidente, quiero empezar por saludar de forma entusiasta este informe, porque es importante por varios motivos.

El primero, por una cuestión de justicia: mientras las mujeres y las niñas realizan aproximadamente dos tercios del trabajo en el mundo, sólo reciben el 5 % de la renta y, además, la pobreza es manifiestamente femenina.

Segundo, por una cuestión de dignidad: creo que es urgente sustituir la imagen que a menudo se da de las mujeres, como víctimas vulnerables, por una imagen de ellas como grupo altamente diferenciado de actores sociales que poseen recursos y capacidades valiosas y que tienen sus propias prioridades; y ello implica, entre otras cosas, reconocer y asumir plenamente el derecho de la mujer a decidir sobre su propia sexualidad y sobre su propio cuerpo.

Y tercero, por una cuestión de compromiso real y de coherencia: es lamentable que a menudo se perciba la transversalidad de la perspectiva de género como excusa para no plantear propuestas y objetivos concretos en, por ejemplo, los documentos de estrategia por países.

Por todo ello, creo que este informe merece ser aplaudido y apoyado en absoluta mayoría.

 
  
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  Gay Mitchell (PPE-DE). – Señor Presidente, el que nos ocupa es un informe sobre la igualdad de género y la capacitación de las mujeres en la cooperación al desarrollo. ¿Por qué entonces los socialistas, los liberales y otros grupos se disponen a votar esta mañana contra una enmienda con la que se pretende obtener información sobre la discriminación contra las mujeres que comienza en el mismo útero?

En una enmienda en mi nombre y en el del señor Deva y la señora Belohorská se insta a la Comisión a solicitar a todos los socios de la Unión en el mundo, tanto gobiernos, como ONG, que lleven a cabo un análisis basado en la perspectiva de género sobre el total de abortos y que informen periódicamente de los resultados al Parlamento. Quizá el señor Hutchinson pueda decirnos qué hay de terrible en obtener tal información. Esta mañana, el Parlamento planea mirar hacia otro lado rechazando por votación dicha enmienda; sin embargo, en algunos países, una fuerte preferencia por los hijos varones ha dado lugar a la eliminación de millones de niñas mediante la selección de sexo por los padres. Las niñas recién nacidas también fallecen de desatención deliberada y hambre. De acuerdo con el UNFPA, sólo en Asia, al menos 60 millones de niñas se encuentran «desaparecidas». En algunos países, se informa de que la selección de sexo es más común en las ciudades, donde tecnologías como la amniocentesis y los ultrasonidos se encuentran fácilmente disponibles y dispuestas para su mal uso. En otros, ocurre más habitualmente en las áreas rurales, en las que, de acuerdo con el UNFPA, la preferencia por los hijos varones es notable. En algunos países, las hijas se perciben como una responsabilidad económica y, de acuerdo con el UNFPA, la proporción de sexos en el nacimiento, aunque es ligeramente superior, deviene más acentuada a causa de tal percepción. La escasez de mujeres y niñas en algunos países asiáticos tiene consecuencias potencialmente alarmantes, incluido un aumento de la demanda destinada al tráfico de mujeres, ya sea para matrimonio o para su explotación sexual, y el empeoramiento de su situación en general. Tales son las palabras del UNFPA, no las mías.

¿Cuál es la posición del Parlamento? Mirar hacia otro lado. A lo largo de la Historia, las mayorías se han equivocado, por ejemplo, en Austria y Alemania en el decenio de 1930. ¿Cómo un órgano supuestamente reflexivo como el Parlamento Europeo puede cometer tal injusticia como la de rechazar mediante el voto dicha enmienda? Sólo deseamos obtener información…

(El Presidente interrumpe al ponente.)

 
  
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  Ana Maria Gomes (PSE). – Señor Presidente, felicito a mi colega la señora Uca por su excelente informe, y acojo favorablemente el planteamiento basado en la doble vía, respaldado por la Comisión en su comunicación, en el que se hace hincapié tanto en la integración de la dimensión de género, como en las acciones concretas para capacitar a las mujeres. Sin embargo, lamento que en muchos documentos nacionales de estrategia de ICD se aluda únicamente al género como una cuestión transversal, sin especificar actividades, objetivos, o asignaciones financieras concretos. Esto significa que, a pesar del marco estratégico, los esfuerzos dedicados al género en el ámbito de la cooperación al desarrollo podrían verse reducidos a mera retórica en los años venideros.

Los indicadores de rendimiento sensibles con respecto al género deben evaluarse en las revisiones intermedias y finales. El Parlamento llevará a cabo el seguimiento de la ejecución del CPS, y confiamos en que la Comisión podrá indicar los avances alcanzados en cuanto a los resultados específicos relacionados con el género.

Por último, declaro mi estupefacción ante varias concepciones medievales reflejadas en determinadas enmiendas a este informe y planteadas por algunos colegas, sobre cuestiones de salud sexual y reproductiva. Evidentemente, votaré en contra de las mismas.

 
  
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  Alexander Lambsdorff (ALDE).(DE) Señor Presidente, yo también quiero agradecer a la ponente este excelente informe, así como felicitar a la Comisión por su comunicación. El reto ahora es ser coherente. Hace diez días fui a Nueva York, junto con varios colegas de parlamentos nacionales, a visitar la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, a invitación del Foro Parlamentario Europeo. Resulta interesante comprobar que países que son nuestros socios ACP digan una cosa cuando hablan con Bruselas y las distintas capitales, y otra muy distinta en Nueva York, cuando se trata de debatir la cuestión a escala mundial.

Por esta razón, insto al Comisario a ser coherente, a informar a sus delegaciones de que existen conversaciones también en las respectivas capitales acerca de la actitud adoptada en Nueva York, porque nuestros objetivos en cuanto a la política de mujer y la política de desarrollo se contradicen a menudo en Nueva York.

En ese sentido, me complace enormemente que UNIFEM abra ahora una oficina en Bruselas; esta iniciativa elevará indudablemente el nivel del debate entre las Naciones Unidas y la Unión Europea en este ámbito.

Me complace especialmente que los microcréditos se nombren como uno de los medios de capacitación y liberación de las mujeres. Existen algunos mecanismos relativamente oscuros…

(El Presidente interrumpe al ponente.)

 
  
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  Satu Hassi (Verts/ALE). – (FI) Señor Presidente, señorías, muchas gracias a la señora Uca por un excelente informe; al mismo tiempo, comparto la desaprobación manifestada por muchos de los diputados presentes respecto a las enmiendas presentadas por la derecha.

Para que los derechos de las mujeres se ejecuten plenamente también en la cooperación al desarrollo, la Unión Europea necesita un representante especial para los derechos de las mujeres, cuyo papel consistirá en garantizar que éstos se tengan en cuenta. De este modo, también sería posible gastar el dinero asignado a la cooperación al desarrollo con mayor eficacia.

Sabemos que la forma más barata de promover el desarrollo consiste en mejorar los derechos de las mujeres, incluidos sus derechos sexuales, la educación, las oportunidades de empleo, etc. Aunque este hecho se conoce gracias a la experiencia y a numerosos informes, se olvida una y otra vez, incluso cuando se decide la manera de gastar los fondos de la UE para cooperación al desarrollo. Por esta razón, necesitamos un representante especial para los derechos de las mujeres, y confío en que todos los aquí presentes muestren su apoyo a la enmienda 20 sobre esta cuestión.

 
  
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  Nirj Deva (PPE-DE). – Señor Presidente, aunque hay mucho de bueno en este informe, también hay algo con lo que discrepo totalmente, como han hecho ya mis colegas, los señores Kaczmarek y Mitchell.

Comienzo por preguntarle, señor Presidente, quién dijo ésto: «A través de la práctica de la selección prenatal de género, a muchas mujeres se les niega el derecho, incluso, a existir.» Puede que sorprenda a la ponente de este informe saber que fueron palabras pronunciadas por Ban Ki-moon en su discurso de apertura ante la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidas, en Nueva York.

Por otra parte, con arreglo al UNFPA, en su informe sobre el estado de la población en el mundo del año pasado, existe un déficit global de 60 millones de mujeres en el mundo, ¡lo que equivale al conjunto de la población del Reino Unido!. A estas mujeres que faltan se les ha negado la existencia al haber sido seleccionadas prenatalmente por razón de su sexo, objeto de abortos, o víctimas de «infanticidios», y ésto sucede en el continente en el que nací; sé de lo que estoy hablando. ¿Cómo puede ser que en un informe del Parlamento Europeo sobre la igualdad de género se guarde silencio sobre la eliminación deliberada basada únicamente en motivos de género? ¿Dónde está la igualdad en esta postura?

Presento una enmienda a este informe en la que se exige un análisis basado en la perspectiva de género, sobre todos los abortos que se practican en el mundo, y ¿adivinan lo que ha pasado? ¡Que los socialistas votaron en contra! ¿Por qué? ¿No tenemos derecho a saber la manera en que las mujeres son víctimas de abortos antes de nacer? Más adelante hoy mismo comprobaremos como votan respecto a la enmienda 11.

No sé por qué la ponente ha insistido en desperdiciar esta valiosa oportunidad de erradicar la causa más significativa de injusticia contra las mujeres en el mundo actualmente (su derecho básico a la vida) y, en cambio, insiste en perpetuar mediante su defensa los denominados derechos de…

(El Presidente interrumpe al ponente.)

 
  
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  Lidia Joanna Geringer de Oedenberg (PSE). – (PL) Señor Presidente, las estadísticas demuestran que la política de igualdad de derechos agiliza la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, en lo que atañe a la erradicación de la pobreza y la corrección de los indicadores demográficos, sociales y económicos. No obstante, las cuestiones de género siguen considerándose de importancia secundaria.

En muchos países, las mujeres continúan careciendo de acceso a los servicios básicos de salud, la educación y la participación en los procesos de toma de decisiones. Dos tercios del total de analfabetos en el mundo son mujeres. En los países en desarrollo, la probabilidad de asistir a escuelas de enseñanza secundaria es un 11 % inferior en el caso de las niñas, respecto a los niños. Las estadísticas también ponen de relieve una situación sanitaria trágica. En el África subsahariana, por ejemplo, el 60 % de los infectados por el virus del VIH son mujeres, y las niñas representan el 75 % de los nuevos casos de SIDA entre el total de los jóvenes.

La Comunicación de la Comisión constituye un paso importante hacia la integración por la UE de las cuestiones de género en el programa de cooperación con países asociados, como instrumento fundamental para la erradicación de la pobreza y el apoyo a los derechos humanos, lo que comprende la lucha contra la violencia ejercida contra las mujeres. Felicito a la ponente por un informe muy bien preparado y, en conclusión…

(El Presidente interrumpe al orador)

 
  
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  Roberta Alma Anastase (PPE-DE). – (RO) Hoy debatimos otro informe en el que se analiza la situación de las mujeres, el segundo de esta semana, pero esta vez, desde la perspectiva de la igualdad de oportunidades en lo que concierne al desarrollo de la Comunidad.

Es un informe que provoca debates y polémicas, planteamientos diferentes y análisis contextualizados. No obstante, es importante que debatamos este tipo de cuestiones; es aún más importante que existan propuestas contextualizadas y resultados tangibles.

Hablamos mucho de educación y de su papel sobresaliente en el cambio de actitudes, la conformación de conductas, la integración de grupos con un riesgo elevado de marginalización, y el desarrollo de comunidades. Con todo, creo que es hora de que dispongamos de una política coherente a escala europea en el ámbito de la educación, con medidas inequívocas que deben ser objeto de seguimiento. Es obvio que las cuestiones de género deben formar parte de los programas educativos.

Es importante que la Unión Europea incluya este tema en los diálogos con terceros países en el terreno de la protección de los derechos humanos. El ejercicio de 2008, Año del Diálogo Intercultural, debe utilizarse para promover los intercambios entre universidades y de experiencias entre las mujeres europeas y las de los países en desarrollo, con vistas a establecer el papel de las mujeres en todo el mundo. Desde esta perspectiva, la promoción de las generaciones jóvenes, incluidas las mujeres, debe constituir una prioridad de la cooperación al desarrollo.

Le expreso mi agradecimiento y confío en que la versión definitiva de este importantísimo informe refleje todos los puntos de vista existentes en el Parlamento Europeo, y tendremos un planteamiento equilibrado respecto a esta cuestión.

 
  
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  Thijs Berman (PSE). – (NL) La libertad de las mujeres para elegir sus propias opciones constituye, sencillamente, un derecho humano. Contribuye al crecimiento de la economía y a la mejora de la protección social. La mortalidad de las mujeres en los países en desarrollo se mantiene en niveles trágica e inaceptablemente elevados. Como consecuencia, se destruyen familias. Existe un vínculo directo en este caso con el trabajo infantil. La inversión en igualdad de oportunidades y libertad equivale a la inversión en futuro, en Europa, y en las regiones en desarrollo.

Junto con mi Grupo, me resulta chocante que, en esta Cámara, se haya presentado todo un lote de enmiendas ultraconservadoras, encaminadas a recortar los derechos de las mujeres, al excelente y exhaustivo informe de la señora Uca. En realidad, no tratan de opciones en el embarazo, éso es pura hipocresía Lo que pretenden es suprimir todas las referencias incluso a los textos más moderados de las Naciones Unidas sobre derechos de las mujeres. Sin embargo, la libertad sexual y los derechos reproductivos garantizan la libertad de elección de todas las mujeres. Hasta el Vaticano reconocerá tal libertad un día. Pero las mujeres no pueden permitirse esperar; el mundo no puede permitirse esperar.

 
  
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  Ioannis Varvitsiotis (PPE-DE). – (EL) Señor Presidente, creo sinceramente que disponer de acceso a la información y los servicios relativos a la salud sexual y reproductiva protege a las mujeres respecto al SIDA, por mencionar un riesgo. Por tanto, me opongo plenamente a nuestro rechazo a permitir tal acceso aduciendo que el propósito oculto en este caso es el aborto. También me opongo a que, por la misma razón, suprimamos el Protocolo de Kyoto del bien conocido texto del Protocolo de Maputo sobre los derechos de las mujeres en África.

Indudablemente, la cuestión del aborto es de principios, y cada uno de nosotros adoptará una postura acorde con sus creencias. Yo respeto las creencias de los demás, pero también les pido que hagan lo mismo con las mías. Por tanto, debemos respetar tanto los derechos de las mujeres, como el derecho de cada mujer que opta por que se le practique o no un aborto, ya sea por razones económicas, sociales, familiares o, incluso, de salud. Por tanto, yo, personalmente, votaré a favor del informe.

 
  
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  Rovana Plumb (PSE). – (RO) Existen muchos aspectos positivos en este informe, y yo los apoyaré, pero votaré en contra de las absurdas enmiendas planteadas por las filas de la derecha respecto a los derechos reproductivos.

Quiero señalar que resulta bastante obvio que el desarrollo sostenible no puede lograrse sin reconsiderar el papel de la mujer en la economía, la sociedad, la política, la protección del medio ambiente, y la familia. Hoy hemos debatido y determinado que la educación constituye un área fundamental en el desarrollo. Dado que la igualdad es, en primer lugar, una cuestión de estereotipos y educación, propongo que la Comisión ayude a los Estados miembros en la integración de las cuestiones de igualdad de género en los planes de estudio escolares.

En estos momentos necesitamos acciones concretas y firmes, como un aumento de los recursos presupuestarios para mejorar la condición económica y social de las familias; tenemos la voluntad política para alcanzar estos objetivos, y estoy seguro de que se conseguirán.

 
  
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  Zita Pleštinská (PPE-DE). – (SK) Dado que el 70 % de los 1 300 millones de personas que viven en la pobreza absoluta son mujeres, la ayuda al desarrollo debe concentrarse fundamentalmente en este colectivo.

Convengo con todos los planteamientos contenidos en el informe de la señora Uca, en el que se afirma que la educación es la clave para la capacitación de las mujeres. Estoy de acuerdo con que debe prestarse ayuda financiera y técnica a las organizaciones de mujeres activas en el área de la educación que enseñan a éstas la manera de alcanzar el éxito. Apoyo los microcréditos como herramienta para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

Con todo, no estoy de acuerdo con la postura de la ponente en las cuestiones de salud reproductiva reflejada en el informe. Si queremos otorgarle a las mujeres el derecho a adoptar decisiones en lo que concierne a su cuerpo, ¿por qué no concedemos a sus hijos nonatos la misma oportunidad de decidir entre vida o muerte? Respaldo las enmiendas presentadas por mis colegas de los grupos políticos del PPE-DE y UEN en este sentido, y les agradezco el coraje de plantearlas. No votará a favor del informe si no se adoptan tales enmiendas.

 
  
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  Karin Scheele (PSE).(DE) Señor Presidente, felicito a la Comisión y a la ponente. Lamento que este debate se haya centrado tanto en los derechos sexuales y reproductivos, porque existen muchas otras cuestiones importantes en este contexto.

Me parece que las Naciones Unidas y varios conservadores actúan como si los derechos sexuales y reproductivos tuvieran que ver únicamente con el aborto. En ese caso, les aconsejaría que comprobaran los hechos y los repasaran con detenimiento: ser contrario a la contracepción, a la información, a la concesión a las mujeres de acceso a estos servicios, sólo elevará aún más la cifra de abortos. Me resulta más que cínico que esas mismas personas alcen su voz y pretendan disponer del monopolio de la ética y la moral.

A la vista de las estadísticas que escuchamos de las Naciones Unidas y del Informe sobre el Estado de la Población Mundial cada año, resulta poco ético e inmoral manifestarse en contra de los derechos sexuales y reproductivos en este Cámara.

(Aplausos)

 
  
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  Avril Doyle (PPE-DE). – Señor Presidente, estamos debatiendo la igualdad de género y la capacitación de las mujeres, y la cooperación al desarrollo. Me apena cada vez más el hecho de que, cada vez que mantenemos un debate sobre estas cuestiones, éste se reduce a una discusión intolerante sobre los derechos a la salud sexual y reproductivos de las mujeres. Resulta trágico. Constituye una de las tragedias en curso en este Parlamento que no podamos ver la imagen de conjunto relativa a la importancia de la educación y los microcréditos.

No voy a apoyar la mayoría de las enmiendas presentadas por algunos de mis colegas. No es que no me atañan. No es que no me preocupe la tasa de selección de sexo que da lugar a que haya personas que se deshagan de fetos femeninos en China y en otros lugares. Lógicamente, a todos nos preocupa lo que sucede allí. Lo que sucede en realidad es que no estoy convencida de que los motivos para plantear estas enmiendas sean los que se refieren realmente en las mismas.

Si nuestros colegas estuvieran en contra del aborto, respetaría que presentaran una moción contra el mismo, porque creyera que la selección de sexo en el caso de los fetos masculinos supone para ellos un motivo de inquietud equivalente al del caso de los fetos femeninos…

(El Presidente interrumpe al ponente.)

 
  
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  Marusya Ivanova Lubcheva (PSE). – (BG) Me gustaría felicitar a la ponente por el exhaustivo informe sobre la cuestión del género, y a la Comisión por su Comunicación. No obstante, un documento es influyente en la medida en que se lleve a la práctica su contenido. Por tanto, debemos procurar que se produzca tal puesta en práctica.

Los Objetivos de Desarrollo del Milenio pueden lograrse mediante el equilibrio de todas las políticas (familia, escuela, universidad, asistencia sanitaria, economía) en las que las mujeres deben ejercer un papel esencial. En nuestros programas de cooperación, hemos de hacer hincapié en el derecho de la mujer a la salud, incluida la de índole reproductivo.

Debemos considerar asimismo la independencia económica de las mujeres, que constituye un requisito previo para el desarrollo de la iniciativa empresarial y el uso optimizado de todo su potencial. Reviste especial importancia hablar de responsabilidades compartidas a todas las escalas, tanto nacional, como internacional, responsabilidades compartidas entre hombres y mujeres. Ésto atañe a todos los ámbitos de la vida, y a todos los sectores de la economía.

 
  
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  Piia-Noora Kauppi (PPE-DE). – (FI) Señor Presidente, este informe se ha visto precedido por un encendido debate en la comisión al comienzo del año, y parece que ese mismo debate continúa hoy aquí en el Pleno.

Considero que los servicios de salud para las mujeres en general constituyen un componente muy importante de los derechos humanos. Indudablemente, tales servicios comprenden los relativos a la salud sexual y reproductiva.

Éste no es sólo un problema en los países en desarrollo: de acuerdo con lo que oí ayer acerca de los Estados Unidos de América, el 40 % de las adolescentes padecen enfermedades de transmisión sexual. La mera educación y la responsabilidad no son suficientes, ni siquiera en Occidente.

En los países en desarrollo, la situación es mucho peor. El VIH entre las mujeres aumenta, al igual que la violencia sexual cometida contra ellas. La provisión de servicios de salud sexual y reproductiva en los países en desarrollo no atañe tampoco al aborto, sino a que las mujeres sepan de qué opciones disponen y que les asiste el derecho a adoptar sus propias decisiones.

 
  
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  Mairead McGuinness (PPE-DE). – Señor Presidente, gracias por permitirme hablar sobre ésto, porque, en el calor del debate, creo que debo devolver la cuestión a un nivel más práctico. La realidad se refiere en la exposición de motivos, por ejemplo en África, donde las mujeres constituyen el 52 % de la población, pero realizan el 75 % del trabajo agrario y producen y comercializan hasta el 80 % de los alimentos. Creo que el papel de las mujeres en el desarrollo, en lo que se refiere a la producción de los alimentos, se ignora con frecuencia.

Sin embargo, sí que me opongo al párrafo de la citada exposición, histórico y no actualizado, en relación a un comentario que se realiza acerca de la política agraria común, con el que discrepo plenamente. Europa es el mayor importador de productos de los países en desarrollo. Tenemos el acuerdo de «Todo menos armas», y pronto celebraremos, quizá, un acuerdo comercial de ámbito mundial. En cualquier caso, creo que, como señala el Banco Mundial, necesitamos invertir en agricultura y producción de alimentos, y hemos de abordar esta tarea a través de las mujeres.

 
  
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  Louis Michel , Miembro de la Comisión. − (FR) Señor Presidente, seré muy breve, porque supongo que no es el momento de extenderse hablando.

Sólo me gustaría recoger la pregunta de la señora Gomes. ¿Por qué los documentos nacionales de estrategia contienen tan pocas acciones concretas sobre la cuestión del género? La respuesta es sencilla: las estrategias nacionales se elaboran y deciden por los propios países asociados, porque han de elegir dos sectores en los que centrarse, y nosotros no dictamos qué sectores deben seleccionar. No obstante, subrayaría que insistimos en que las cuestiones de género se tengan en consideración a lo largo de la ejecución de los proyectos.

Señor Lambsdorff, comprendo por qué le resulta difícil aceptar la falta de cohesión en la postura de la Unión Europea en Nueva York, pero creo que debe dirigir esa cuestión al Consejo, y no a la Comisión, pues no es algo que ésta pueda rectificar. Dicho esto, obviamente, me haré eco de su deseo de una postura más cohesionada.

Muy brevemente (y habrá algunos de ustedes a los que mis palabras les parezcan provocadoras), me gustaría compartir con ustedes mi propia convicción: convengo plenamente con aquéllos que considera la salud reproductiva como una condición previa para la igualdad de las mujeres. Personalmente, no veo cómo podemos tratar el tema y abordar esta cuestión sin estar de acuerdo respecto a tal condición previa, del mismo modo que existe tal acuerdo en cuanto al acceso a la escuela, al trabajo o a los microcréditos. Todos estos elementos son claramente importante en sí mismos, pero, en última instancia, la cuestión se reduce a crear las condiciones en las que las mujeres puedan elegir libremente. Ése es un principio básico de la igualdad de género, y no puede negarse.

(Aplausos)

Invitaría asimismo a todo aquél que albergue alguna duda respecto a la tragedia humana de las circunstancias de las mujeres en ciertos países en desarrollo a que pasen y vean por sí mismos y escuchen las historias que algunas mujeres pueden contarles acerca de la angustia de sus experiencias. Es todo lo que quería decir: hay poco que añadir. Gracias nuevamente por la elevada calidad del debate.

 
  
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  Feleknas Uca, ponente. − (DE) Señor Presidente, Señorías, estoy sumamente agradecida a todos los oradores por sus interesantes contribuciones. Agradezco especialmente la labor de la señora Creþu, que redactó el dictamen en nombre de la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Oportunidades. Su análisis inequívoco y sus propuestas para lograr una mayor coherencia han enriquecido el informe en muchas áreas de importancia. Desgraciadamente, por razones de tiempo, no puedo comentar todas sus contribuciones, y confío en que no se tome ésto como una señal de falta de respeto.

Muchas gracias a la señora van Lancker, al señor Berman, al señor Lambsdorff, al señor Hutchinson, a la señora Scheele, a la señora Doyle, a la señora Weber, al señor Varvitsiotis, a la señora Hassi y a la señora Gomes. Tienen toda la razón al señalar que la salud reproductiva en los países en desarrollo tiene prioridad absoluta, y es importante luchar por ella con arrojo y perseverancia. Discrepo rotundamente con la visión de la señora Krupa, respecto a que la libertad sexual de las mujeres provoca violencia. Tal es un tipo de lógica atroz y discriminatoria.

(Aplausos)

Al señor Deva le digo que no esperaba otra cosa de él. Por favor, discúlpenme por esta observación. Mis estimados Luisa Morgantini y el señor Romeva i Rueda, como siempre, han encontrado términos rotundos para dejar claro que las mujeres no quieren limosnas, sino simplemente lo que les corresponde como una mitad de la humanidad.

Muchas gracias a todos los que apoyan mi informe. Me complace también que diversas ONG en el ámbito del desarrollo y los derechos de las mujeres hayan realizado una valoración enormemente positiva del informe. Estoy muy agradecida por toda la cooperación y el apoyo que he recibido.

(Aplausos)

 
  
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  El Presidente. − Se cierra el debate.

La votación tendrá lugar a continuación.

Declaraciones por escrito (artículo 142 del Reglamento)

 
  
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  Genowefa Grabowska (PSE), por escrito. (PL) La igualdad de oportunidades y la igualdad de acceso para hombres y mujeres a los recursos, así como la participación en la vida pública, son de una importancia decisiva, no sólo fuera de la UE, en el marco del desarrollo sostenible, sino también para muchas mujeres en la propia Unión Europea. Les pongo un ejemplo: en Polonia, en mi propia región Silesia, las mujeres que trabajan a diario a favor de la igualdad entre hombres y mujeres consideran con preocupación que la integración de la dimensión de género, es decir, la política de género, no se incorpore debidamente en la actividad económica, política y cultural a escala regional.

Las mujeres reunidas en Katowice el 8 de marzo de 2007 declararon que «la política de género no es promovida por las autoridades locales ni los medios de comunicación, ni pública ni privadamente, a pesar de que Polonia se incorporó a la UE hace casi cuatro años». Añadieron que a las autoridades de Silesia, aparentemente, no les convencía el lema «La democracia sin mujeres es sólo una democracia a medias».

Tras las recientes elecciones, la proporción de mujeres en la política de la región ha descendido en un tercio. Por tanto, ¿cómo podemos hablar de igualdad de las mujeres? Por estas razones, las mujeres de Silesia demandan que las autoridades locales les garanticen una participación equitativa en la administración local y en el proceso de toma de decisiones, el acceso a la promoción profesional y la realización de actividades empresariales, la igualdad de oportunidades en materia de empleo, condiciones de trabajo y remuneración, y no verse sometidas a situaciones de violencia.

 
  
  

PRESIDE: MARTINE ROURE
Vicepresidenta

 
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