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Acta literal de los debates
Miércoles 23 de abril de 2008 - Estrasburgo Edición DO

5. Sesión solemne - Eslovenia
Acta
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  Presidente. − Spoštovani gospod predsednik Republike Slovenije. Es un gran honor para mí dar la bienvenida al Presidente de la República de Eslovenia al Parlamento Europeo hoy aquí en Estrasburgo. Bienvenido, señor Presidente.

Eslovenia ingresó en la Unión Europea el 1 de mayo de 2004 y actualmente ocupa la Presidencia del Consejo. Señor Presidente, hace cuatro meses dio comienzo su mandato como Presidente de Eslovenia y desde entonces nos hemos reunido en tres ocasiones. Por primera vez, dos días antes de su investidura oficial en Liubliana, después el 8 de enero en el almuerzo oficial del Año Europeo del Diálogo Intercultural y, por último, en febrero Nueva York durante el debate temático de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el cambio climático.

Señor Presidente, es usted el tercer Presidente de Eslovenia desde que su país logró su independencia. Cuenta usted en su haber con una larga y distinguida carrera como profesor de Derecho internacional y, sobre todo, como diplomático, pues ha dedicado buena parte de su vida profesional al servicio de las Naciones Unidas. Durante ocho años ocupó el cargo de Representante permanente de la República de Eslovenia ante las Naciones Unidas, y durante cinco años fue Secretario General Adjunto de Asuntos Políticos en las Naciones Unidas. Ahora Eslovenia tiene el gran honor de ser el primero de los nuevos Estados miembros —los países que se unieron a la Unión Europea el 1 de mayo de 2004— y el primero de los países ex comunistas, así como el primer país eslavo en ocupar la Presidencia del Consejo de la Unión Europea.

Este privilegio conlleva una enorme responsabilidad para Eslovenia, a la que ahora se enfrenta usted, ya que los nuevos Estados miembros que asumen este compromiso deben también responder ante la gran familia de la Unión Europea. Para Eslovenia, la Presidencia del Consejo lleva aparejada también otra responsabilidad hacia sus países vecinos, los países de los Balcanes Occidentales.

Eslovenia es un modelo para estos países y les demuestra que es posible alcanzar el éxito, que el ingreso en la Unión Europea puede lograrse y que la adhesión aporta estabilidad, desarrollo y prosperidad.

Señor Presidente, es un gran placer para mí invitarle a que se dirija a esta Cámara. Izvolite, prosim!

 
  
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  Danilo Türk, Presidente de la República de Eslovenia. − (SL) Señor Presidente, Señorías, es un gran honor para mí haber sido invitado a dirigirme a esta venerable Asamblea. Hace sólo un mes celebrábamos el quincuagésimo aniversario de la primera reunión del Parlamento Europeo. Este aniversario constituye una oportunidad excelente para pensar en el presente y el futuro de la Unión Europea. Hoy se me ofrece esta oportunidad especial de poder compartir mis pensamientos con ustedes —los representantes electos de las naciones de Europa—.

Este Parlamento y, por supuesto, la Unión Europea en su conjunto constituyen la materialización de una gran visión, la visión de una paz y un bienestar duraderos, del espíritu de cooperación y de una integración cada vez mayor, de la que las naciones europeas se benefician. Los padres de esta visión —Jean Monnet, Robert Schuman, Konrad Adenauer, Alcide de Gásperi, y otros— no podían ni siquiera imaginar que, 51 años después de la formación de las Comunidades Europeas, en una Unión Europea enormemente integrada tras la mayor ampliación de su historia en el año 2004, Eslovenia sería el primer país de los nuevos Estados miembros que ocuparía la Presidencia del Consejo y que el Presidente esloveno se dirigiría al Parlamento Europeo.

No obstante, su sentimiento de satisfacción probablemente superaría al de su asombro. No sólo ha tenido éxito el proyecto europeo, sino que ha demostrado ser un proyecto con un enorme poder de transformación, creador de una nueva Europa completamente diferente, una Europa desconocida en los anteriores periodos de su larga historia. Y, lo que es más importante hoy es que la Unión Europea, gracias al proyecto europeo, se ha afirmado en gran medida como uno de los principales actores mundiales. Y de esto precisamente desearía hablar hoy aquí.

¿Qué nos ha permitido alcanzar este logro increíble, la creación de un actor mundial tan grande y poderoso como éste? ¿Qué conclusiones pueden extraerse de este éxito actualmente? ¿Somos capaces de aplicar los conocimientos adquiridos en el pasado para enfrentarnos a los desafíos de hoy y de mañana? Éstas son las preguntas que debemos formularnos constantemente. La Unión Europea seguirá haciendo frente a cuestiones complicadas en un mundo cada vez más «globalizado» y deberá ofrecer respuestas creíbles. La Unión Europea seguirá cosechando éxitos, siempre que mantenga su dinamismo y que su importancia como auténtico actor político mundial aumente cada vez en mayor medida. El progreso es una de las condiciones sine qua non del éxito. Lo que se pide a la Unión Europea de hoy es que asuma su papel de líder mundial.

En muchos ámbitos su papel ya se ha determinado o se espera con impaciencia. Me gustaría mencionar dos de ellos: el calentamiento global y los derechos humanos.

El año pasado la Unión Europea situaba las cuestiones medioambientales, y especialmente la cuestión del calentamiento global, en el centro de su formulación política. Sin duda, se trataba de una sabia decisión, ya que el cambio climático y la degradación medioambiental son las amenazas más graves y el desafío más importante al que nos enfrentamos. La Comisión Europea ha establecido una serie de objetivos especiales que hacen posible que la Unión Europea pueda desempeñar su papel de líder a escala mundial. El principal objetivo es lograr la reducción del 20 % de los gases de efecto invernadero para el año 2020, en comparación con los niveles de 1991. El logro de este objetivo se ha establecido como un compromiso independiente. La iniciativa de un objetivo aún mayor debería formar parte de un acuerdo internacional general, que incluiría también a otros actores clave. En este caso, a propuesta de la Comisión Europea, la Unión Europea estaría incluso dispuesta a lograr una reducción de un 30 % para el mismo periodo. Estos objetivos son tan importantes y ambiciosos que realmente suponen una transformación total de la visión necesaria para emprender medidas en contra del calentamiento global que ofrecerían un ejemplo y demostrarían el liderazgo mundial de la UE.

No obstante, ¿tales objetivos pueden lograrse, o se convertirán en otro obstáculo nuevamente insuperable? La respuesta a esta pregunta no es demasiado clara. Hace un mes el Consejo Europeo acogía con satisfacción una propuesta de la Comisión Europea como una base de acuerdo positiva. Las consultas de este año y el próximo mostrarán lo que se puede lograr antes de la conferencia de Copenhague, prevista para diciembre de 2009. Me gustaría señalar especialmente que con la creación de una Comisión Temporal sobre el Cambio Climático, el Parlamento Europeo ya ha reconocido la importancia de esta cuestión y tendrá una tarea extremadamente importante que cumplir al respecto.

El trabajo que nos espera probablemente sea difícil. La intranquilidad que se empieza a notar en los medios de comunicación europeos transmite toda una serie de mensajes contradictorios. Se producen manifestaciones de apoyo al tiempo que se escuchan voces muy escépticas que advierten de las preocupaciones expresadas por algunos sectores de la industria, sobre todo en el sentido de que, como la economía mundial atraviesa por una época de dificultades, cada vez es más difícil competir, y que las cuestiones medioambientales se convierten en algo relativamente menos importante.

Las dificultades por las que atravesamos ahora constituyen una auténtica prueba de fuego para mantener el liderazgo. Es evidente que el calentamiento global ha alcanzado el punto en el que la comunidad internacional se enfrenta a una decisión difícil: continuar la tendencia de crecimiento anterior y aceptar una posible catástrofe, o reunir el valor necesario para adoptar un enfoque de transformación que pueda mitigar adecuadamente las consecuencias del calentamiento global y prevenir lo peor. No lograremos el éxito si anteponemos el crecimiento a todo lo demás. Aunque no es fácil de lograr, esto es básicamente lo que debemos hacer. Espero que este año elijamos la vía de la transformación.

Para poder realizar estos esfuerzos, será necesario ampliar considerablemente el número de sus defensores. En cualquier caso, muchos piensan ya que es necesario dar un giro hacia la transformación. Se está movilizando a las ONG, los medios de comunicación y otros actores de la sociedad civil. En el seno del sector empresarial existen indicaciones de una fuerte inclinación hacia el desarrollo de nuevas tecnologías basadas en la energía limpia, y cada vez más personas están dispuestas a cambiar sus hábitos de consumo.

Ahora las tendencias deben unirse a un movimiento dotado de sentido. La fecha es bien conocida. El lugar también. Según el plan de acción aprobado el año pasado en Bali, se prevé que las negociaciones concluyan el próximo año con la adopción de un acuerdo a escala mundial que, en 2012, sustituirá al Protocolo de Kyoto. Aunque las negociaciones se celebrarán en las Naciones Unidas, es importante que se reciba el apoyo de todas las partes interesadas. La fecha y el lugar nos permitirán aunar esfuerzos, y ése será el momento en que la Unión Europea deberá demostrar su liderazgo.

Señorías, el medio ambiente no es la única cuestión en relación con la cual la Unión Europea debe asumir el papel de líder a escala internacional. La Unión también debe desempeñar un papel más firme en relación con el respeto de los derechos humanos a escala mundial. Naturalmente, resulta evidente que la Unión Europea apoya el respeto de los derechos humanos. Las instituciones europeas se fundamentan en los principios del Estado de derecho y los derechos humanos y Europa es un espacio en el que tales derechos se respetan plenamente.

La ratificación del Tratado de Lisboa por parte de todos los Estados miembros a finales de este año, el año en que celebramos el sexto aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, también significará que por primera vez en la historia de la Unión el respeto del conjunto de derechos civiles, políticos, económicos y sociales de los ciudadanos de la Unión, tal como se recogen en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, será jurídicamente vinculante.

Desde un punto de vista global, la situación mundial no resulta nada halagüeña. En muchas partes del mundo los derechos humanos se violan sistemáticamente. Ello se debe en parte a la voluntad ciega de obtener beneficios económicos, sin tener en cuenta las necesidades de la población local y el medio ambiente. Los pobres y las poblaciones indígenas, concretamente, se encuentran frecuentemente amenazados por la pobreza y el hambre y, en algunos casos, incluso la extinción. En ciertos lugares de África y Asia se producen continuamente conflictos armados que desembocan en actos de violencia que pueden llegar a ser calificados de crímenes contra la humanidad.

La Unión Europea debe actuar para proponer modelos económicos de crecimiento sostenible y realizar esfuerzos humanitarios y diplomáticos, al tiempo que aplica sanciones que respalden las decisiones adoptadas por la Corte Penal Internacional. En este momento la Unión Europea debe asumir el liderazgo, especialmente porque la acción mundial en el ámbito de los derechos humanos está sufriendo un estancamiento.

El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas aún lucha para corregir ciertos métodos de trabajo. Sus esfuerzos para establecer un sistema universal periódico de revisión de los derechos humanos a escala mundial son prometedores, pero aún no han resultado efectivos. Sus actividades contra numerosas y sistemáticas violaciones de los derechos humanos no están lo suficientemente integradas. Todo ello puede resolverse despacio, pero no sin un liderazgo eficiente, no sin el liderazgo efectivo de los Estados miembros de las Naciones Unidas que luchan por los derechos humanos.

En realidad todo lo anterior no se puede materializar sin el liderazgo, aún más firme, de la Unión Europea, que representa al grupo más importante de los Estados miembros más influyentes en las Naciones Unidas. Algunos de los defensores tradicionales de los derechos humanos no trabajan ahora de forma tan activa como antes y tampoco han solicitado el ingreso en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Las preocupaciones cada vez mayores que suscita el terrorismo y otras amenazas para la seguridad, y sobre todo la respuesta a tales amenazas, que a veces no se planifican lo suficientemente bien, han reducido sin duda el nivel de sensibilidad en relación con los derechos humanos. La Unión Europea debe colmar esta brecha.

La Unión debe encontrar también nuevos métodos de cooperación con el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. La actividad del Consejo de Seguridad en Darfur ayudó a establecer el papel de la Corte Penal Internacional en sus esfuerzos para enjuiciar a los culpables de algunos de los crímenes más odiosos de nuestra época. Hace ahora casi un año que la Corte Penal Internacional ordenó que se detuviese a algunos de estos criminales. Se deben seguir realizando esfuerzos para llevarlos ante la justicia, y la cooperación con el Consejo de Seguridad seguirá revistiendo una importancia crucial.

No obstante, incluso sin las iniciativas del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la Unión Europea debe considerar la aplicación de medidas que contribuirían a reforzar la eficiencia de la CPI. Me gustaría subrayar que la administración internacional de justicia es la espina dorsal de la actividad internacional actual de defensa de los derechos humanos y requiere un apoyo efectivo.

La Unión Europea también debería apoyar a las democracias emergentes de todo el mundo que se comprometen a defender los derechos humanos. Tales democracias manifiestan su interés por las actividades internacionales, pero al mismo tiempo deben tomar en consideración sus afiliaciones regionales y de otro tipo, así como el hecho de que en las actividades internacionales relacionadas con los derechos humanos no se descuiden estos aspectos. Sin embargo, tales países son socios de la Unión Europea, que debe cultivar su asociación con ellos.

Señorías, en sus diferentes formas, la actividad internacional a favor de los derechos humanos puede ser efectiva si se asienta sobre una base sólida, sobre el principio del respeto de los derechos humanos en el seno de los diferentes países. Ello incluye la protección de los derechos humanos tanto de los inmigrantes como de los solicitantes de asilo, y una cuidadosa aplicación de las leyes en los casos en que se presenten acusaciones de terrorismo. No obstante, es necesario seguir trabajando por el desarrollo de esta base. El Tratado de Lisboa incluye la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea y la mejora del procedimiento de toma de decisiones y, en relación con los derechos humanos, facilitará la adopción de soluciones valientes y creativas.

Para la Unión Europea, la exigencia de la creatividad no es nueva. La inquietud creadora europea, como el Presidente alemán Horst Köhler dijo en su discurso a este Parlamento hace dos años, ha ayudado a Europa a enfrentarse a diversos retos políticos y sociales en su compromiso con la libertad y la verdad y con la capacidad de hacer de la solidaridad una realidad y crear un mundo mejor para todos. En ningún otro ámbito es tan necesaria la creatividad y la inquietud creativa como en el de la gestión de la inmigración y la inclusión social de los inmigrantes.

Europa envejece y no será capaz de desempeñar el papel de líder mundial sin una política demográfica de éxito. Tal política incluirá inevitablemente la gestión de la migración. Europa necesita inmigrantes, personas positivas y capaces de contribuir a la creación de un mundo mejor para todos. Las medidas políticas que pueden contribuir al desarrollo de la integración de los inmigrantes son diferentes según los países y deben ponerse en común de forma adecuada, dependiendo de las circunstancias de cada uno de los países de acogida de los inmigrantes. Por otra parte, existen algunos elementos que se pueden aplicar de forma más amplia y en algunos casos la Unión Europea también puede aprender de países no europeos como Canadá.

Las políticas de migración requerirán la coordinación de determinados objetivos en la Unión Europea en su conjunto. El objetivo del sistema común europeo en materia de asilo hasta 2010 parece tanto ambicioso como urgente. También es necesario reforzar la coordinación entre las políticas de inmigración y la política de ayuda al desarrollo. La Unión Europea debe reforzar su papel en su diálogo de alto nivel con las Naciones Unidas sobre migración.

Además, es necesario contar con ciertas dosis de creatividad en relación con la integración de los inmigrantes en sus comunidades. El bienestar económico y una mayor movilidad que permita el ascenso en la escala social también son factores clave para el éxito de la política sobre migración. Por ejemplo, las actividades empresariales desarrolladas por las minorías étnicas crean empleo y contribuyen significativamente al desarrollo de la economía de los países de acogida. Por otra parte, los Gobiernos pueden realizar su propia contribución con la elaboración de normativas adecuadas y programas de cualificación y mediante el respaldo general de la libre empresa.

La integración debe incluir un acceso eficiente a una formación de calidad, cursos de idiomas y acceso a la universidad. La educación es una condición sine qua non para el éxito de la integración de los inmigrantes en el conjunto de la sociedad.

Por otra parte, se debe dar la visibilidad necesaria a los éxitos. Los inmigrantes que se han integrado con éxito en la sociedad deben tener la oportunidad de aparecer en televisión y en otros medios de comunicación y se les debe poner como ejemplo. Ello contribuirá a que el público en general comprenda que la diversidad y la inclusión social son compatibles y que la no discriminación y la igualdad de oportunidades se encuentran entre las virtudes políticas más importantes. Nada cosecha mayores éxitos que el propio éxito. Y nada de lo que se muestra en televisión es más impresionante que el éxito de aquéllos que empezaron desde los márgenes de la sociedad.

Me he detenido en alguna medida en las cuestiones de la inmigración y la integración debido a su importancia para el futuro de Europa y también porque constituyen otro de los ámbitos en los que se pondrá a prueba la creatividad europea. En el pasado, la Unión Europea ha logrado resolver la mayoría de las cuestiones sociales y, como resultado de ello, se ha convertido en un ejemplo de justicia social y bienestar económico para el mundo. No hay ningún motivo que impida a nuestra generación encontrar soluciones adecuadas en el ámbito de la inmigración y la integración. Europa puede beneficiarse en gran medida de la integración de personas capaces, profesionalmente cualificadas y dispuestas a construir su futuro y su bienestar.

Señorías, necesitamos contar hoy con una buena gestión y ciertas dosis de visión y de creatividad. Por otra parte, la Unión Europea debe demostrar que es capaz de seguir encontrando soluciones pragmáticas a los diversos problemas a los que se enfrenta. No debemos olvidar que hace más de cincuenta años fue precisamente el pragmatismo el que ofreció la clave de la creación de las Comunidades Europeas y sigue siendo la clave del éxito incluso hoy.

El establecimiento de las Comunidades Europeas por motivos económicos fue una idea excepcionalmente pragmática, que hizo posible un mayor desarrollo de la integración. El desarrollo de la Comunidad Económica Europea hacia una Unión Aduanera y más allá, la capacidad de desarrollar nuevas formas de cooperación y nuevas instituciones con un mayor grado de autoridad, y la posibilidad de la expansión geográfica ilustran la importancia que el pragmatismo ha tenido en la historia y el desarrollo de la Unión Europea.

Actualmente la Unión se enfrenta a nuevos desafíos que exigen una adaptación pragmática. La expansión de la Unión es uno de los desafíos más importantes a los que se enfrenta. Aunque ciertamente todos los que intentan convertirse en Estados miembros de la UE, todos los países candidatos, deben cumplir los criterios necesarios, no se debería impedir a ninguno de ellos convertirse en uno más de nosotros debido a determinadas dificultades políticas o prejuicios culturales. (Aplausos)

En sus esfuerzos por desempeñar un papel mundial de importancia estratégica, la Unión Europea necesita a Turquía, por lo que las negociaciones de adhesión con Turquía deben seguir adelante. La Unión no debe negar a Turquía la perspectiva de convertirse en miembro de la Unión; después de todo, esto es algo que ya se ha confirmado. Si se negase a Turquía esta posibilidad, la credibilidad de la propia Unión Europea se pondría en tela de juicio.

La Unión Europea no puede resignarse tampoco a que los Balcanes Occidentales se conviertan en un agujero negro. Las negociaciones de adhesión deben definir claramente una perspectiva europea para los Balcanes Occidentales. Lo anterior requerirá mayores esfuerzos con cada uno de los países que conforman la región, que deberán reforzar su capacidad para cumplir los criterios de adhesión, así como con la región en su conjunto, que necesita un marco para debatir y resolver los problemas comunes a los países que la componen. En su política hacia los países vecinos en la parte oriental y en otros lugares, la Unión Europea debe aplicar el mismo pragmatismo que contribuyó a lograr los éxitos del pasado. Sin hablar de modelos, me gustaría subrayar que Ucrania y Moldova necesitan una perspectiva de adhesión europea que no se les debería negar.

Señorías, el pragmatismo se manifiesta tanto en la práctica como en forma de estado de ánimo. Evidentemente, los Estados candidatos deben cumplir todos los criterios necesarios establecidos en relación con la adhesión. También existen buenos motivos por los que la práctica relativa a la conformidad con los criterios de adhesión es coherente y estricta. Si la vía hacia el cumplimiento de los criterios de adhesión es larga, que así sea. Uno o dos años de negociaciones no son un precio demasiado elevado para preservar la credibilidad y el respeto de los criterios de la Unión Europea. No obstante, la perspectiva de la expansión y la perspectiva de la adhesión de nuevos miembros deben seguir siendo creíbles.

Los países capaces de cumplir los criterios no deben excluirse del proceso de ampliación de la Unión Europea. El sentido de exclusión genera la insatisfacción y ésta da pie a la inestabilidad. Éste es el motivo por el que se debe conservar un estado de ánimo pragmático y cualquier posible expansión futura debe contemplarse a la luz de lo que la Unión Europea requiere como actor mundial.

Señorías, para concluir, permítanme decir que la Unión Europea es un enorme logro histórico. El grado de desarrollo que ha alcanzado debe impulsarle a tomar conciencia urgentemente de su papel de líder mundial y de la responsabilidad que tal papel conlleva. Cabe esperar que la Unión Europea asuma el liderazgo en cuestiones como el calentamiento global y los derechos humanos.

La creatividad debe seguir siendo la motivación esencial de la búsqueda de políticas efectivas en ámbitos como la inmigración y la integración. Por último, el pragmatismo seguirá siendo importante en todas las cuestiones relativas a su futura expansión, y necesario para que la Unión Europea asuma su papel de líder a escala mundial. Todo esto puede sonar grandilocuente. Sin embargo, el progreso es siempre el mejor remedio para el estancamiento. En este sentido, los tiempos que nos han tocado vivir no son una excepción, aunque ciertamente las cuestiones que debemos abordar hoy son más variadas que en el pasado. No obstante, no debemos olvidar que también esto es sólo una consecuencia natural del éxito. (Aplausos)

 
  
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  Presidente. − Señor Presidente, permítame felicitarle calurosamente por su discurso europeo. Su presencia aquí y su discurso han dejado claro que Eslovenia y la Presidencia eslovena bajo la presidencia del Primer Ministro Janus Janša —y veo dos ministros sentados entre nosotros: Janez Lenarčič y Janez Podobnik— desean trabajar en estrecha colaboración con el Parlamento Europeo. Como Presidente de Eslovenia, ha transmitido usted este mensaje con especial resonancia.

Nuestra experiencia aquí en el Parlamento Europeo nos ha demostrado que el tamaño del país —pequeño, grande o mediano— no es el que determina el éxito o el fracaso de la Presidencia de la UE, sino que el espíritu que guía a la Presidencia es lo que cuenta. Creo que podemos afirmar sin lugar a dudas que el espíritu europeo que inspira a Eslovenia —y a su Presidente— hará que la Presidencia eslovena impulse el avance de Europa, y desearíamos expresar nuestra más sincera gratitud por ello.

(Aplausos)

También desearíamos agradecerle el apoyo manifestado a las prioridades del Parlamento Europeo. Permítame mencionar sólo dos de las prioridades que ha comentado. La primera se refiere a la protección del clima. Si nos atenemos al calendario previsto, completaremos nuestro trabajo para establecer una posición comunitaria para la Cumbre de las Naciones Unidas que se celebrará en diciembre de 2009 en Copenhague. También desearíamos darle las gracias por su llamamiento al respeto de los derechos humanos, ya que si nosotros en el Parlamento Europeo no defendemos la causa de los derechos humanos, ¿quién habría de hacerlo? Demasiado a menudo los Gobiernos se mueven por otros intereses —algo comprensible—, pero nosotros debemos encontrar el modo de ajustar tales intereses y adaptar nuestros valores del mejor modo posible en beneficio de las personas, y éste es el motivo por el que los derechos humanos ocupan el centro de nuestras políticas aquí en el Parlamento Europeo.

Señor Presidente, gracias por visitar el Parlamento Europeo. Todavía nos acompañará un poco más. Nuevamente, en nombre de esta Cámara, permítame expresarle mi sincero agradecimiento, a usted personalmente y a la Presidencia eslovena. Le deseamos suerte para el resto de los seis meses durante los cuales Eslovenia presidirá a la Unión Europea. Su éxito es el nuestro, y me refiero al de la Unión Europea. Éste es nuestro objetivo común. Gracias. Esto da por concluida la sesión solemne.

 
  
  

PRESIDE: Luigi COCILOVO
Vicepresidente

 
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