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Procedimiento : 2007/2206(INI)
Ciclo de vida en sesión
Ciclo relativo al documento : A6-0165/2008

Textos presentados :

A6-0165/2008

Debates :

PV 20/05/2008 - 20
CRE 20/05/2008 - 20

Votaciones :

PV 21/05/2008 - 5.10
Explicaciones de voto

Textos aprobados :

P6_TA(2008)0221

Acta literal de los debates
Martes 20 de mayo de 2008 - Estrasburgo Edición DO

20. La mujer y la ciencia (debate)
Acta
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  Presidente. – De conformidad con el orden del día, se procede al debate del informe (A6-0165/2008) de la señora Thomsen, en nombre de la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género, sobre la mujer y la ciencia (2007/2206(INI)).

 
  
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  Stavros Dimas, miembro de la Comisión. − (EL) Señor Presidente, permítame ante todo expresar mi gratitud al Parlamento Europeo y, en especial, a la ponente, señora Thomsen, por su apoyo a la política de la Comisión en materia de mujer y ciencia. Quiero dar las gracias también al ponente de la Comisión de Industria, Investigación y Energía, señor Dover, por su enfoque constructivo.

Estamos de acuerdo con la exposición de motivos de la señora Thomsen de que la supresión de la discriminación de género en la ciencia anuncia una nueva era de excelencia para la investigación y el desarrollo académico europeo, así como un impulso a la innovación. La Comisión es bien consciente de que existe un grave desequilibrio entre investigadores femeninos y masculinos. Las últimas estadísticas disponibles revelan que si bien las mujeres representan más del 50 % de los titulados en todos los departamentos universitarios, sólo el 15 % de los profesores son mujeres. En el campo de la ciencia, la ingeniería y la tecnología, las cifras correspondientes son del 34 % de tituladas femeninas y 9 % de profesoras. La Comisión está de acuerdo en que se trata de una grave dispendio de talento y recursos, y que es contrario al principio de igualdad.

Desde 1999, la Comisión Europea viene prestando atención al asunto de la ausencia de mujeres en la investigación. En el Quinto Programa Marco, la Comisión proporcionó apoyo financiero a estudios y proyectos en el ámbito de la mujer y la ciencia. Desde 2003, la Comisión también ha venido publicando las estadísticas «She Figures», que muestran la participación de las mujeres en la investigación europea. El próximo número será publicado en 2009.

Más concretamente, en su informe, la señora Thomsen apoya el objetivo de al menos el 40 % de mujeres y 40 % de hombres en los distintos comités bajo el Programa Marco. Este objetivo no vinculante existe desde el año 2000 y ha producido muy buenos resultados. Por ejemplo, la participación de las mujeres en los comités de evaluación de trabajos científicos ha aumentado desde el 10 % en el Cuarto Programa Marco hasta el 34 % en el Sexto Programa Marco. Esto demuestra que cuando se presta la debida atención a un asunto, se pueden realizar progresos aunque no existan objetivos vinculantes. De hecho, la existencia de objetivos obligatorios podría resultar, a la larga, contraproducente, ya que significaría discriminación contra los hombres, y la mayoría de hombres y mujeres no están de acuerdo con tales objetivos.

El informe subraya el impacto negativo de una interrupción del empleo sobre las carreras de las mujeres científicas. Dentro del contexto del Espacio Europeo de Investigación, la Comisión Europea comparte estas inquietudes y apoya la aprobación de medidas políticas que faciliten una mayor coordinación entre la vida profesional y familiar. La puesta en red de las mujeres científicas también puede contribuir significativamente a atraer a más mujeres a la ciencia y a puestos clave. Por esa razón hemos creado la Plataforma Europea de Mujeres Científicas, que sirve de catalizador y crea modelos de conducta en la investigación científica.

Uno de nuestros principales objetivos consiste en incrementar el número de mujeres en puestos de investigación clave. Eso está directamente vinculado al objetivo acordado por los Estados miembros en 2005: el 25 % de los puestos de alto nivel en las organizaciones de investigación públicas debe estar ocupado por mujeres. Recientemente se ha publicado un informe sobre este asunto con el título «Mapping the maze: getting more women to the top in research». Concluye que la evaluación transparente y equitativa no es, por sí misma, suficiente para incrementar la representación de las mujeres en los mecanismos de toma de decisiones. Necesitamos un cambio en las percepciones existentes. Los especialistas presentan propuestas acerca de cómo se puede ampliar y hacer más abierta la mentalidad y la cultura científica existente, pero el reto consiste ahora en llevar eso a la práctica. Estos proyectos continúan bajo el Séptimo Programa Marco; ahora están ligados a la implantación del Espacio Europeo de Investigación. La conferencia que se celebrará en mayo de 2009 bajo los auspicios de la Presidencia checa de la UE va a realizar un estudio de los éxitos de los últimos 10 años y también va a identificar los ámbitos en los que se precisan esfuerzos ulteriores. La contribución del Parlamento Europeo a este respecto será inestimable.

En marzo de 2006, la Comisión aprobó la hoja de ruta para la igualdad entre mujeres y hombres 2006-2010. Esta hoja de ruta forma el marco de acción de la Comisión y constituye una expresión de nuestro compromiso para promover la igualdad de género en todas nuestras políticas, tanto a nivel interno como externo. Nuestras prioridades son: conciliar vida privada y vida profesional; fomentar la igualdad de participación de mujeres y hombres en los órganos políticos y económicos de toma de decisiones, así como en la ciencia y la tecnología; y eliminar estereotipos de género en los campos de la educación, la formación y la cultura, así como en el mercado laboral.

 
  
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  Britta Thomsen, ponente. − (DA) Señor Presidente, muchas gracias por la posibilidad de intervenir. Me complace que hoy podamos poner a las mujeres y a la ciencia en un lugar preferente en la agenda, pues considero que se trata de un asunto central para Europa cara al cumplimiento de la Estrategia de Lisboa. Europa tiene que crear más puestos de trabajo; hemos de crear puestos de trabajo de mejor calidad y hemos de ser más fuertes en investigación e innovación. En cada una de estas tres tareas, las mujeres constituyen una parte esencial de la solución. Tenemos que tener más mujeres en el trabajo, y hemos de contar con mayor número de ellas en puestos directivos y órganos de toma de decisiones. Si en Europa queremos crear hasta 700 000 puestos de investigación en los próximos años, también hemos de mejorar en cuanto al aprovechamiento de nuestra base de talento femenino.

A nivel general, a la hora de elaborar este informe me he planteado dos objetivos. Primero, he querido exponer el estado de la situación actual. ¿Cuál es el porcentaje de mujeres en la investigación y por qué es tan mala la situación? Segundo, he intentado mirar hacia adelante y encontrar soluciones y sugerencias sobre cómo podemos mejorar la situación. Esta última dista de ser satisfactoria en estos momentos. Las mujeres suponen apenas el 35 % de los investigadores que trabajan en el sector público y el 18 % de quienes lo hacen en el privado. Además, aunque las mujeres representan más del 50 % de los estudiantes en la UE y obtienen el 43 % de los títulos de doctorado, sólo ocupan el 15 % de los puestos académicos de alto nivel. Por tanto, podemos apreciar una marcada distorsión en cuanto a la representación de las mujeres en los puestos de toma de decisiones y de gestión.

Nuestras propias instituciones de reciente creación, como el Consejo Europeo de Investigación, tampoco están cumpliendo los criterios de igualdad. Sólo 5 de los 22 miembros de este Consejo de Investigación son mujeres. He de subrayar el hecho de que en la mayoría de los países europeos existe aún una insuficiente representación de las mujeres en los comités científicos; he ahí otro ejemplo de la falta de representación de las mujeres en los órganos de toma de decisiones.

Me gustaría decir algo más acerca de la segunda parte de mi informe, quizá la más interesante, la de las soluciones y propuestas a futuro. He escuchado atentamente las opiniones expuestas durante el proceso de consulta celebrado en la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género, y uno de los puntos claros que se planteó fue que lo más urgente era elaborar políticas para ese ámbito. Si se ignora este ámbito político tanto a nivel nacional como institucional, no ocurrirá nada. Por consiguiente, en mi informe he incluido un requisito para que los Estados miembros y la Comisión fijen un objetivo de al menos el 40 % de mujeres en todos los grupos de reclutamiento y evaluación. Creo que eso es absolutamente esencial. Si queremos modificar la situación, tenemos que asegurar que haya más mujeres en los órganos de toma de decisiones, de manera que pueda actuarse de arriba a abajo para crear una nueva cultura. Asimismo he solicitado unos procedimientos de reclutamiento más abiertos. La experiencia muestra que los procedimientos de reclutamiento cerrados favorecen en gran medida a los hombres, que se señalan entre sí como mejor cualificados.

Asimismo he dejado claro en mi informe que no hemos de dejar de actuar positivamente si deseamos albergar esperanzas de corregir la situación con relativa rapidez. Al fin y al cabo, nuestras propias cifras indican que en la actualidad no existen desarrollos naturalmente positivos. Por tanto, he recomendado que se destinen fondos específicos para promocionar a la investigación femenina y atender a la importancia de las redes y los modelos de conducta como iniciativas simples, que hayan producido resultados positivos en los Estados miembros. Iniciativas muy sencillas, como una frase diciendo que se anima a las mujeres a que presenten su solicitud, también han producido buenos resultados.

Mi trabajo en este informe refleja, así pues, que existen muchísimas barreras. Desde luego es importante que existan oportunidades válidas para combinar la vida como investigadora con la vida de familia, con la posibilidad de disfrutar de permisos por maternidad incluso siendo una estudiante de licenciatura, ya que se trata de una cuestión de cultura. Las barreras culturales resultan, por supuesto, más difíciles de expresar mediante una fórmula, pero en realidad –al igual que las barreras más concretas– es cuestión de fijarse en algunas de las distorsiones. No voy a decir nada más por ahora, pero espero escuchar sus comentarios sobre el informe.

 
  
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  Den Dover, ponente de opinión de la Comisión de Industria, Investigación y Energía. − Señor Presidente, me produce una enorme alegría dar la bienvenida a todas y cada una de las palabras pronunciadas por la señora Comisaria esta tarde, así como felicitar a la señora Thomsen, que ha realizado un trabajo maravilloso como ponente en este asunto tan importante. Constituye un placer para mí, en el centro-derecha de la Cámara, aplaudir a una socialista del otro ala y de un país diferente al mío y desearle lo mejor, ya que ha conseguido un planteamiento equilibrado; ha subrayado los factores más importantes referentes al hecho de que las mujeres llegan a la adolescencia antes que los hombres.

Son más inteligentes; son más trabajadoras; saben ser aplicadas y, sin embargo, aún cuando accedan a la educación superior, al principio de su carrera de investigación, a veces abandonan. Ello se debe a menudo a la presión del hogar, en su vida personal. La señora Thomsen acierta, en su informe y esta tarde, concentrándose y fijándose en esos problemas.

El informe contiene ideas constructivas. Lo único a lo que me resisto es a fijar objetivos específicos para el porcentaje de mujeres que deben alcanzar este o aquel grado o este o aquel puesto. Eso es demasiado preceptivo. Pero, por otro lado, este informe cuenta con mi apoyo total. He tenido el honor de elaborar la opinión de la Comisión de Industria, Investigación y Energía. Doy las gracias a los ponentes alternativos del informe principal y de mi opinión por su plena colaboración. Se trata de un ejemplo de texto legislativo y de informe aquí en el Parlamento que garantiza que se nos perciba de la mejor forma, en cooperación, centrándonos en las necesidades del sector de la investigación.

Termino contando que el jueves pasado por la noche, asistí con uno de mis compañeros, Lambert van Nistelrooij de los Países Bajos, a la Universidad de Oxford. Todo el personal científico investigador allí era femenino. Es algo que acojo con enorme satisfacción.

 
  
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  Presidente. – Muchas gracias, señor Dover. Le doy las gracias concretamente a la vista del hecho de que, aparte del Comisario Dimas, usted es el único varón que se ha apuntado a este debate de hoy noche. Solamente tengo oradoras femeninas.

 
  
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  Edit Bauer, en nombre del Grupo PPE-DE. (SK) Muchas gracias, señor Presidente, señor Comisario, Señorías. Permítame felicitar a la señora Thomsen, en nombre de la ponente alternativa por el Grupo PPE-DE, señora Sartori, así como en el mío propio. Quiero decir que la situación relativa a la mujer y la ciencia es comparable a la de la mujer y la política, aunque en el ámbito de la ciencia las mujeres están ligeramente mejor representadas. Y eso a pesar de que las mujeres representan aproximadamente el 60 % de los titulados universitarios. Una carrera científica es algo más que un trabajo de nueve a cinco. Existe además una faceta de enorme competitividad: las mujeres tiene que demostrar a menudo unas mejores prestaciones que los hombres para alcanzar el éxito. Una compañera mayor me abrió los ojos antes este hecho a principios de mi carrera científica hace muchos años.

¿Es correcto preguntarse por qué tienen las mujeres tan baja representación en el mundo de la ciencia, por qué al cabo de un período de tiempo se produce una disminución en el número de jóvenes científicas y, por tanto, por qué perdemos científicas con talento? La creación de unas condiciones que combinen la vida laboral y familiar resulta de vital interés para las mujeres científicas. A este respecto resulta especialmente importante alcanzar los objetivos de Barcelona. Si se quiere que las mujeres sean científicas de éxito, las facilidades de que disponen han de ser fiables, accesibles, de máxima calidad, adecuadas al carácter y los requisitos de la labor científica y suficientemente flexibles.

No obstante, también hemos de contemplar la cuestión del apoyo general a la ciencia y el desarrollo. Si el salario oscila entre bajo y muy bajo, no cabe esperar que tal profesión resulte atractiva para las mujeres jóvenes o incluso hombres jóvenes que estén formando una familia. Eso constituye un problema real en algunos países, a saber, los nuevos Estados miembros, donde el apoyo a la ciencia y la investigación no representa ni el 1 % del PIB. Permítanme finalizar diciendo que la situación debe resolverse modificando las condiciones, más que fijando cuotas.

 
  
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  Zita Gurmai, en nombre del Grupo PSE. (HU) Señor Presidente, señor Comisario, Señorías, la participación de las mujeres en la educación superior ha aumentado notablemente a lo largo de los últimos años. Sin embargo, eso no se ha traducido en una mejora en la proporción entre mujeres y hombres en la ciencia. El número de mujeres en la ingeniería también ha aumentado en los últimos veinte años, pero ni mucho menos tanto como en otras ocupaciones y disciplinas científicas.

A resultas de las dificultades, una gran proporción de mujeres científicas abandona una carrera científica y eso es inaceptable e irracional. Resulta más difícil para las mujeres salir adelante en su profesión. Eso es especialmente evidente en lo tocante a salarios. Las mujeres están peor representadas en las instituciones científicas. Las investigadoras se ven obligadas a elegir entre carrera y familia. Las interrupciones temporales en las carreras de las mujeres en la ciencia por motivos familiares dificultan la promoción de las mujeres. Hemos de buscar métodos destinados a establecer un equilibrio entre vida laboral y vida privada y aplicar las buenas prácticas.

La Estrategia de Lisboa también nos exige aplicar los principios de igualdad de género en el ámbito de la investigación y el desarrollo. Hemos de emprender acciones más eficaces en todos los entornos de la ciencia, haciendo más transparentes los procedimientos de reclutamiento y los requisitos de promoción. Hemos de aspirar a garantizar la igualdad de género en la investigación dentro y fuera de la universidad y en los órganos de gobernación de estas instituciones.

El informe es excelente y recomiendo su adopción. Felicito asimismo a mi compañera Britta Thomsen que, como investigadora, ha estudiado este tema en notable profundidad. Muchas gracias por hacerlo.

 
  
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  Siiri Oviir, en nombre del Grupo ALDE. (ET) Señor Comisario, señor Presidente, Señorías, la vida en el mundo actual está cada vez más vinculada a la ciencia y la tecnología por medio de productos y servicios tanto nuevos como mejorados y de desarrollo tecnológico. Las científicas de Europa contribuyen indudablemente a este proceso.

Ya se ha dicho aquí que hay más mujeres estudiantes que hombres en las universidades; lo mismo cabe decir de los estudiantes de nivel de doctorado: hay más mujeres. Sin embargo, hay siete veces menos mujeres que hombres trabajando en puestos de alto nivel en las instituciones científicas y educativas: la media es del 15 %. ¿Por qué ocurre esto? El mundo científico a lo largo de los tiempos siempre ha estado compuesto predominantemente por hombres. Eso se ha justificado mediante el argumento de que el auténtico conocimiento se adquiere utilizando precisamente los métodos objetivos y el discurso lógico que resulta menos natural para las mujeres que para los hombres.

El hecho de que la población científica esté todavía a fecha de hoy formada predominantemente por hombres se debe más a la asimilación del enfoque masculino en el pensamiento científico que a la justificación anterior. La ciencia académica ha demostrado que el concepto de que la objetividad es asimilable al género masculino es un mito. La realidad hoy, por el contrario, es que ese mito influye incuestionablemente sobre la distribución del empleo y el proceso de toma de decisiones asociado con la financiación de la investigación científica.

Esta actitud despreciativa adquiere también vigor a través de los medios de comunicación, donde se retrata a las mujeres de forma unidimensional y tendenciosa. A menudo se representa a las mujeres en los medios de comunicación en una situación anticuada, principalmente como miembros de grupos femeninos y no como profesionales en sus campos. Al mismo tiempo, hemos hecho muy poco para cambiar la situación y aumentar las oportunidades de las mujeres para un mejor empleo. Para modificar este enfoque, que se encuentra muy difundido en la sociedad, hemos de comenzar por presentar a ambos sexos como un ámbito interesante y atractivo de las fases más tempranas. Deben desaparecer las imágenes en los libros infantiles que representan a las mujeres con delantal y a los hombres en una nave espacial.

Apoyo las medidas positivas propuestas en el informe para animar y apoyar a las mujeres científicas, ya sea en forma de asesoramiento sobre las carreras destinado a las mujeres científicas, o de programas especiales para sustentar el interés de las jóvenes y las mujeres por las carreras de base científica. Sin embargo, no puedo respaldar las cuotas mecánicas sobre la base del género, ya que nos atan a un intervalo temporal específico y pueden traducirse en cantidad, en lugar de calidad. Doy las gracias a la ponente por este trabajo conciso y pido disculpas.

 
  
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  Hiltrud Breyer, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (DE) Señor Presidente, la igualdad de género es un valor y un objetivo de la Unión Europea. Sin embargo, aunque es mucho lo que se ha escrito a este respecto, la discriminación existe a nivel cotidiano.

Lamentablemente, la igualdad percibida también existe en la ciencia. Sabemos que hay más chicas que chicos que acaban la enseñanza secundaria con mejores calificaciones para acceder a la enseñanza superior y que hay más mujeres que hombres jóvenes que poseen una titulación terciaria. Por tanto, las mujeres tienen una formación muy buena, pero alcanzan su techo al obtener el título universitario. Las cifras son decepcionantes: sólo el 15 % de todos los profesores son mujeres. Sólo el 15 % de los puestos de alto nivel están ocupados por mujeres, aun cuando la mayoría de los titulados universitarios y la mitad de los que finalizan el doctorado son mujeres.

La discriminación salarial también está presente en la ciencia: los comités que toman decisiones sobre proyectos de investigación contienen menos del 20 % de mujeres. Casi se podría formular la máxima de que cuanto mayor es la cantidad de dinero dedicado a un proyecto de investigación, menor es la probabilidad de que intervengan mujeres.

Lo que necesitamos, por tanto, si queremos hacer algo más que parlotear sobre la igualdad, son cuotas, pero han de ser cuotas ambiciosas, para que realmente logren algo. La igualdad de género debe aplicarse en todos los ámbitos de la ciencia, y esta igualdad debe aplicarse al menos al 40 % del género con representación insuficiente, es decir, las mujeres, y no simplemente el 25 %. Por consiguiente, para que se produzca el cambio, hemos de fijarnos exactamente este ambicioso objetivo.

Para finalizar, permítanme mencionar otro asunto que me es muy querido: sabemos que para 2010, la Unión Europea tendrá un déficit de 700 000 investigadores. Por tanto, hemos de hacer todo el esfuerzo para evitar que la Unión Europea se convierta en un páramo científico. Sin embargo, se está dejando de lado en una etapa muy temprana a niñas muy dotadas. Alentar a las jóvenes altamente dotadas es una cuestión que me preocupa mucho y me gustaría solicitar a la ponente a que haga mayor énfasis en ella.

 
  
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  Ewa Tomaszewska, en nombre del Grupo UEN. – (PL) Señor Presidente, en mi país, Polonia, el nivel medio de educación entre las mujeres es más elevado que el nivel medio entre los hombres. Como física de profesión, contratada en la Universidad de Varsovia, no sufrí ninguna discriminación por motivo de género. Me hubiera sentido degradada si mi condición profesional hubiera estado determinada no por mis conocimientos y capacidad intelectual, sino por alguna característica secundaria, como el género.

Merced a su trabajo y su pasión por los descubrimientos, Marie Skłodowska-Curie obtuvo unos resultados por los que en dos ocasiones fue galardonada con el Premio Nóbel. El puesto de rector de mi universidad, considerada la primera en Polonia, también está ocupado por una mujer, una profesora de física.

Pero la realidad que gobierna la situación de las mujeres en el mundo de la ciencia no es la misma en todas partes. Los problemas resultan evidentes cuando una se entera de que las mujeres representan sólo el 35 % de los trabajadores científicos empleados en el sector público y la educación superior en la Unión Europea, y únicamente el 18 % en el sector privado. A veces eso es el resultado de anteponer las obligaciones familiares a la llamada de la ciencia, aunque no siempre.

Los resultados de los apartados 2 y 3 de este informe son importantes, a mi parecer. Efectivamente es durante la primera etapa de la educación cuando resulta más fácil demostrar que, si bien la ciencia puede ser dura, siempre es apasionante, y por ende merece la pena realizar un esfuerzo para descubrir lo que consideramos interesante, y lo que no podemos alcanzar si no a través de estudio científico. Merece la pena animar a quienquiera que esté preparado a emprender el trabajo científico; muchas mujeres poseen tales facultades y sería una lástima desperdiciar este potencial. Los ejemplos presentados en el apartado 3 tienen cierta aplicación aquí, poniendo de relieve que produce resultados.

Conforme a la Estrategia de Lisboa, pero con independencia de ella, resulta enormemente importante invertir en personas y en su educación. Eso aumenta las oportunidades de la persona en el mercado laboral. Lo mismo cabe decir del mercado laboral tan específico que es el mundo de la ciencia. Por tanto resulta importante en todos los aprendizajes, intercambios entre instituciones educativas y otras oportunidades parecidas para mejorar el estado ocupacional de uno que los criterios de acceso no sean discriminatorios.

 
  
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  Eva-Britt Svensson, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (SV) Muchas gracias a la ponente, señora Thomsen, por resaltar el problema de la desigualdad en la ciencia y la investigación. La desigualdad impregna la sociedad. Sin embargo, a través del compromiso y la formación de opinión por las organizaciones de mujeres, entre otras, ha aumentado la conciencia de desigualdad en muchos sectores y muchas personas se han percatado de sus consecuencias negativas para la sociedad en conjunto. Pero precisamente en la comunidad científica ha permanecido oculta durante mucho tiempo. De ahí que este informe resulte de especial importancia.

Si bien la UE hace hincapié en la función de la investigación en el desarrollo económico, ésta continúa en muchos casos estando reservada únicamente para un género. En el sector público, el 35 % de los investigadores son mujeres, en el sector privado apenas el 18 %. El Consejo Científico del Consejo Europeo de Investigación tiene 22 miembros, de los que cinco son mujeres.

Este informe centra la atención sobre el problema pero, a mi juicio, no es suficiente. Hemos de elevar aún más el nivel de aspiración.

Tengo un comentario que hacer al debate sobre la igualdad: hemos de continuar defendiendo la exigencia de igualdad diciendo que se precisa para el crecimiento económico y el desarrollo. ¿Cuándo vamos a ser capaces de decir que la igualdad es un objetivo por derecho propio que no necesita ser defendido en términos económicos? ¡Los derechos iguales son derechos humanos!

 
  
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  Urszula Krupa, en nombre del Grupo IND/DEM. – (PL) Señor Presidente, el papel desempeñado por las mujeres en la ciencia parece ser distinto entre los diferentes Estados miembros de la UE. En los tiempos tan difíciles bajo el comunismo, las mujeres en Polonia tenían acceso a la ciencia y derechos políticos a una edad significativamente más temprana que en muchos países de la antigua UE. Previamente, el problema era –y continúa siéndolo hoy– más el de una situación económica precaria y de criterios opacos para asignar recursos a la investigación científica, generalmente con independencia del género.

A pesar de estos obstáculos, hay mucha mujeres que, en calidad de esposas y madres, cumplen importantes funciones sociales, trabajando como ministras, directoras, decanas y profesoras en instituciones de alta enseñanza o como doctoras, sin sentir que sufran discriminación frente a los hombres. En contra de lo que afirman las feministas recalcitrantes, en mi país se respeta por lo general a las mujeres; no tienen complejos, sino más bien conciencia de su propio valor y fortaleza, a sabiendas de que, en la cooperación con los hombres, ellas desempeñan un importante papel en todos los ámbitos de la vida, si bien conceden máximo valor a la defensa de la vida, a la protección del matrimonio y la familia y a otros valores supremos.

El porcentaje de mujeres estudiantes se halla en constante crecimiento, y en los años 90 ya alcanzaba el 51 %. Según los informes, las mujeres representan el 38 % de los trabajadores científicos en los países de la UE en Europa Central y Oriental, aunque un gran número de ellas están contratadas en ámbitos en los que el gasto en investigación científica es bajo. Por tanto, parece acertado sugerir que se habiliten más fondos, junto con el apoyo para que se asuma la labor científica, junto con el refuerzo adicional de la posición de las mujeres, especialmente a través de disposiciones jurídicas que permitan la conciliación de la vida familiar y la profesional, incluyendo el reconocimiento financiero y social al trabajo doméstico con el fin de ofrecer una elección auténticamente libre, pero sin paridades ni ninguna modificación en la definición de la excelencia.

La diferenciación porcentual en los puestos de dirección puede estar ligada a que el notable esfuerzo mental y físico constituye una carga excesiva, por lo que la representación de las mujeres debe ponerse en práctica mediante el reconocimiento y el uso del conocimiento y las inclinaciones individuales, junto con la mejora de las condiciones jurídicas y económicas y la infraestructura de ayuda, lo que hace más fácil conciliar la vida familiar con el trabajo del individuo.

 
  
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  Zita Pleštinská (PPE-DE). – (SK) A fin de alcanzar los objetivos de la Estrategia de Lisboa, la prioridad para la Unión Europea ha de ser crear una amplia base de científicos capaces de poner en práctica una investigación de calidad al nivel internacional más elevado. La participación de las mujeres en la ciencia no se corresponde con las necesidades de la investigación, aun cuando las mujeres alcanzan una educación más elevada que los hombres y a pesar de que hay más mujeres que hombres en la educación superior. Por tanto es necesario concentrarse en educar y apoyar a las mejores científicas y en motivar a mujeres dotadas para que emprendan la carrera científica creando buenas oportunidades de trabajos científicos de calidad, proporcionando una carrera y un salario apropiados. Todavía hoy existen obstáculos que impiden a las mujeres participar en la labor científica. También intervienen la psicología y, en ocasiones, una solidaridad insuficiente entre las mujeres.

El hecho es que a las investigadoras les resulta más difícil conciliar la vida laboral y la familiar que a los hombres. Las interrupciones que las mujeres realizan en las carreras científicas por motivos familiares tienen un impacto negativo sobre las perspectivas de sus carreras.. Dado que la labor científica no admite interrupciones, beneficiaría a las mujeres trabajar también desde casa, a menos que su presencia en el lugar de trabajo resulte inevitable. La mayoría de quienes sufren problemas de movilidad son mujeres porque es generalmente función de la mujer ocuparse de los niños, gente mayor u otros familiares dependientes. Las mujeres verían con buenos ojos instalaciones de guardería en las instituciones científicas.

Creo que las cuotas no resolverán el problema de la falta de mujeres científicas, si las propias mujeres no desean modificar este status quo. Tienen que disponer de condiciones apropiadas, tener mayor confianza y mostrar solidaridad entre ellas. Confío en que el Séptimo Programa Marco y los programas de investigación científica apoyen proyectos que animen a las mujeres a emprender carreras científicas. Es importante que los sistemas de selección de proyectos sean transparentes, razón por la cual las mujeres deberían tener igual representación en los grupos de evaluación y comités de selección.

 
  
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  Lidia Joanna Geringer de Oedenberg (PSE).(PL) Aunque las mujeres representen más del 50 % de los estudiantes en la UE y obtengan el 43 % de los títulos de doctorado, sólo ocupan, por término medio, el 15 % de los puestos académicos de alto nivel y se encuentran en minoría entre el cuerpo investigador. En el sector gubernamental y de la educación superior, suponen por término medio el 35 % de los investigadores, y en el sector privado, apenas el 18 %.

Ciertos análisis han revelado que los sistemas de reclutamiento existentes no son neutrales por lo que concierne al género. La existencia de un «techo de cristal» para las mujeres que intentan llegar a puestos de responsabilidad se encuentra bien documentada y afecta a todos los sectores de la economía, en especial los relacionados con la ciencia y la tecnología. La Comisión y los Estados miembros deberían implantar procedimientos de reclutamiento transparentes lo antes posible para garantizar un equilibrio de género en los órganos de reclutamiento.

Dado que la investigación representa un sector fundamental para el desarrollo económico de la Unión Europea y que Europa necesita reclutar a 700 000 investigadores adicionales como parte del cumplimiento de la Estrategia de Lisboa para el crecimiento y el empleo, es muy importante programar la ciencia como un entorno que esté abierto a ambos géneros y garantizar que las mujeres estén debidamente representadas entre los científicos. A fin de lograr este objetivo, es importante habilitar las adecuadas condiciones laborales que se ajusten a una científica, junto con una infraestructura que permita una interacción fluida entre la vida profesional y la familiar.

Por último, quiero felicitar a la ponente, señora Thomsen, por un documento excelentemente elaborado.

 
  
  

PRESIDE: Edward McMILLAN-SCOTT
Vicepresidente

 
  
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  Danutė Budreikaitė (ALDE).(LT) Lamentablemente, a pesar de los actos jurídicos aprobados por la UE y todas las declaraciones y debates que hemos celebrado, la dimensión de la integración de la perspectiva de género en el ámbito de la investigación científica, entre otros, continúa siendo insatisfactoria.

Aunque existe un gran número de estudiantes femeninas en las universidades de la UE, sólo el 18 % de los investigadores que trabajan en el sector privado, y sólo el 15 % de los investigadores en puestos académicos de alto nivel, son mujeres. En los sectores del gobierno y de la educación superior, las mujeres representan apenas el 35 %. Además, las mujeres que trabajan en la investigación científica tienen una retribución mucho menor que sus compañeros varones y su labor por lo general consiste más en la enseñanza que en la investigación, lo que rara vez les permite lograr el reconocimiento.

Insto a la Comisión y a los Estados miembros a que intensifiquen sus esfuerzos para apoyar a las mujeres que aspiran a forjarse una carrera como científicas. A la hora de estudiar cómo apoyarlas, no podemos olvidar la dimensión familiar, la flexibilidad del horario laboral y la mejora de las instituciones de guardería y la flexibilidad familiar.

 
  
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  Avril Doyle (PPE-DE). – Señor Presidente, al proceder de un entorno científico, acojo con satisfacción este importante debate sobre las mujeres en el ámbito de la ciencia y la tecnología. En principio estoy de acuerdo con el informe de la señora Thomsen, que intenta identificar las barreras que expliquen la representación insuficiente de las mujeres en la ciencia, y estoy de acuerdo en que la mayoría de los sistemas educativos en Europa continúan conteniendo estereotipos de género.

Su informe apunta otros factores que contribuyen a la representación deficitaria de las mujeres en este campo y, por desgracia, en otros muchos ámbitos profesionales también. Estos factores incluyen el impacto negativo de las interrupciones profesionales por motivos familiares y las restricciones de la movilidad debidas a las responsabilidades familiares. Aplaudo su llamamiento a la Comisión y, más concretamente, a los Estados miembros para emprender acciones positivas en una serie de frentes –educación, cuidado infantil, seguridad social, permiso materno– así como para facilitar financiación suficiente a fin de mejorar las perspectivas de las mujeres que intentan realizar una carrera en la ciencia o volver a ella tras haber creado una familia.

Necesitamos mujeres competentes en todos los niveles de la sociedad –y de hecho necesitamos mujeres con formación científica en la política también–, pero creo que jamás lo lograremos fijando cuotas para la participación de género. En cambio, deberíamos procurar una mayor transparencia en el reclutamiento, para regímenes de tutoría, para reforzar la puesta en red de las mujeres científicas, la promoción de investigadoras como modelos de conducta y, desde luego, la suficiente disponibilidad de financiación para animar a las mujeres hacia la ciencia, al tiempo que se preserva la equidad y la igualdad. Creo que la mayorías de las mujeres científicas estarán de acuerdo con esto.

En 2003 se creó en mi país, Irlanda, un Comité de Ciencia, Ingeniería y Tecnología para presentar recomendaciones sobre estrategias para aumentar la elección por parte de las mujeres y las jóvenes de materias científicas y matemáticas de alto nivel en la enseñanza secundaria, así como para incrementar el número de mujeres que eligieran cursos de ingeniería y tecnología científica en la enseñanza superior. Este comité está presidido por la Profesora Jane Grimson del Trinity College, Dublín, una eminente profesional por derecho propio.

Contamos asimismo con una organización llamada WITS (Mujeres en la Tecnología y la Ciencia), que fue inaugurada en 1999. Tenemos el proyecto Wiser Workforce, que es una iniciativa de reincorporación al trabajo para mujeres científicas. Tenemos la Science Foundation Ireland (Fundación para la Ciencia de Irlanda), que ha puesto en marcha cuatro programas para resolver la representación deficitaria de las mujeres en la ciencia y la ingeniería irlandesas.

Por último, estos esquemas intentan alentar y apoyar el desarrollo de mecanismos y prácticas sostenibles que garanticen que las mujeres investigadoras estén en igualdad de condiciones para competir sobre la base de su experiencia, conocimientos y potencial científicos.

 
  
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  Marusya Ivanova Lyubcheva (PSE). – (BG) Señor Presidente, señor Comisario, el informe sobre la mujer y la ciencia está muy bien enfocado, y se ocupa de la participación de las mujeres en uno de los procesos de desarrollo más importantes, la investigación científica. Su importancia viene determinada por el hecho de que describe la estructura del desarrollo científico y proporciona soluciones en un aspecto clave, la configuración de los recursos humanos en la ciencia. Las mujeres desempeñan un papel importante en las universidades, los institutos de investigación y el sector privado. El nivel insatisfactorio de la participación de las mujeres en la gestión y la toma de decisiones en la ciencia, el bajo porcentaje de mujeres que tienen una licenciatura, o que son profesoras o miembros de academias está relacionado con los estereotipos públicos y las dificultades que han de superar las mujeres en el desarrollo de sus carreras científicas.

Lo que tenemos que hacer es aplicar horarios flexibles, desarrollar la facilitación de servicios que apoyen a las mujeres y proporcionar oportunidades de elección y autorealización. El mayor papel para las mujeres en la ciencia no debería contemplarse simplemente como otra política en materia de género. Es el cometido de hacer mejor uso del elevado potencial de las mujeres sin caer en el extremo opuesto. Por culpa de su dedicación a la ciencia, las mujeres no deberían abandonar su vocación natural de crear una familia y ser madres. Para las mujeres jóvenes en la ciencia debería resultar aplicable el principio de la doble prioridad: tanto familia como carrera.

 
  
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  Erna Hennicot-Schoepges (PPE-DE).(FR) Señor Presidente, señor Comisario, creo que nuestro objetivo es el mismo, queremos conseguir la paridad, pero no coincidimos sobre la forma de alcanzarla.

Señor Comisario, sus estadísticas están bien elaboradas, demuestran que el camino es largo y laborioso y que usted ha hecho lo correcto al introducir cuotas para los nombramientos en los comités, ya que, sin una política activa, no encontraremos mujeres, porque para encontrarlas, primero hemos de tener la voluntad de encontrarlas.

Cuanto más alto ascendemos, mayor es la reticencia para nombrar mujeres, y lo que está totalmente desajustado y es ilógico es que en el sector de la educación, las mujeres representan una mayoría amplia, pero en los medios académicos, se encuentran ausentes.

¿Por qué ocurre eso? Pienso que es necesario realizar un análisis. Tenemos que invitar a los Estados miembros, y tal vez el señor Comisario pueda presionar a estos para que establezcan una cierta medida de referencia para clarificar la situación en sus universidades.

A menudo, los procesos de selección del profesorado no utilizan los mismos criterios. A las mujeres siempre se les pregunta: «¿Cómo va a solucionar el cuidado de los hijos?» A los hombres jamás se les plantea esa cuestión y, por tanto, en este debate estamos hablando de nuestras responsabilidades en cuanto a la atención infantil. ¿Ocurriría lo mismo si estuviéramos hablando de hombres? ¿Por qué no damos la vuelta al problema, que además no lo es? Tener una familia supone una gran alegría, es un tesoro, también para los hombres; ¿por qué no modificamos nuestros puntos de vista?

Pienso que debe revisarse el nombramiento de profesores, además del proceso y las preguntas que se plantean y, a fin de progresar en los ámbitos de las nuevas tecnologías, la Comisión debería emprender acciones puntuales. En cuanto a los criterios de excelencia, no creo que podamos hacer ninguna concesión.

 
  
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  Gabriela Creţu (PSE). – (RO) Señorías, voy a exponer tres asuntos muy brevemente. En los antiguos países socialistas, la situación parece aún más dramática ya que la anterior política de género condujo al desarrollo de un segmento significativo de mujeres que se hallaban activas en el campo de la ciencia. Por el contrario, la transición ha generado la brutal disminución de fondos asignados a la investigación y la reducción del número de investigadoras. Hoy, las investigadoras del ayer venden pólizas de seguro, son funcionarias o han abandona su país de origen, con numerosas consecuencias negativas: pérdida de recursos humanos, alto grado de insatisfacción y obstáculos para el desarrollo.

El segundo asunto es que, hoy, las actividades de la comunicación de masas, las relaciones públicas y las empresas de publicidad desempeñan un papel importante, incluido el económico, en el Producto Interior Bruto. Dependen de la investigación en las ciencias humanistas y sociales donde trabajan muchas mujeres. Si embargo, la jerarquía tradicional de las ciencias no les concede el apropiado reconocimiento social y actúa como discriminación indirecta contra las mujeres investigadoras en estos ámbitos.

 
  
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  Marie Panayotopoulos-Cassiotou (PPE-DE).(EL) Señor Presidente, señor Comisario, el informe de la señora Thomsen ha tocado un aspecto muy delicado de mi experiencia personal. Yo obtuve mi doctorado por la Sorbona siendo ya madre de tres hijos y mi marido tenía cuatro. Tuve que desligarme del mundo de la investigación ulterior. La búsqueda de la excelencia académica es algo que le corre a una por las venas y le hace sentir desdichada al verse obligada a abandonarla. Ahora debo admitir que mucho después, tras haber tenido más hijos, una universidad alemana que cuenta con un programa específicamente para madres me ofreció la oportunidad de continuar mis investigaciones, que sigo realizando de forma voluntaria hasta la fecha. Así pues, existen posibilidades, y por tal razón el aspecto familiar debería estar incluido en la planificación de los programas y los puestos de investigación, a fin de hacer pleno uso de los recursos humanos. Pienso que dejarán de ser necesarios los objetivos vinculantes y que cambiará la percepción de la contribución de las mujeres.

Por eso, es necesario planificar para que las mujeres puedan ser aceptadas de acuerdo con la etapa concreta de su vida profesional. Debido a los pocos años en los que la mujer no tiene más elección que quedar excluida, se ve privada de las alegrías de la universidad durante el resto de su vida y a la sociedad se le arrebata cuanto tiene que ofrecer. Por tanto, a las mujeres investigadoras se les debe dar la oportunidad de participar en los programas. En una etapa posterior, la participación de las mujeres en los programas de investigación debería constituir un criterio para evaluar la calidad de las universidad.

Permítame recordarle el informe que presentamos el año pasado, en el que afirmábamos que debía ser posible combinar la vida profesional con la familiar a partir del nivel de diplomatura.

 
  
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  Małgorzata Handzlik (PPE-DE).(PL) Señor Presidente, felicito a mis compañeros por un informe muy bueno. La mayor participación en la investigación científica resulta esencial si se desea cumplir los principios de la Estrategia de Lisboa. Tal como subraya la ponente, Europa necesita otros 700 000 investigadores para poner en práctica los principios de la Estrategia. Creo que la implicación y el potencial de las propias mujeres se traducirán en un elevado porcentaje de este grupo.

Sin embargo, me preocupa que la propuesta garantice el equilibrio de género en los comités de evaluación y reclutamiento. Como mujer política, no me gustaría que mis actividades se evaluasen solamente desde la óptica de mi género. Preferiría que fueran la calidad y los resultados de mi trabajo los que calificaran mi rendimiento.

Existe una interesante propuesta para aumentar el interés entre los jóvenes para continuar la educación superior en ámbitos específicos y técnicos. Debería ir acompañada de acciones para promocionar la ciencia como un campo de interés para el trabajo y el desarrollo profesional, tanto entre las mujeres como los hombres. Considero que merece la pena estudiar las propuestas que permiten combinar una carrera profesional con la vida familiar. Deberían contemplarse dentro de un contexto más amplio, un contexto en que el se apoye y fomente la participación de la mujer en el mercado laboral.

 
  
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  Miroslav Mikolášik (PPE-DE). – (SK) Como acaba de decir mi compañera, Europa necesita hoy más de 700 000 investigadores. Considero alarmante este dato. Las mujeres podrían subsanar esta carencia. Las estadísticas actuales muestran que aun cuando las mujeres alcanzan una educación de mayor nivel que los hombres, sólo conforman una tercera parte de los investigadores que trabajan en el sector público y únicamente el 18 % de los que lo hacen en el privado. Creo que, ante todo, hemos de terminar con los estereotipos de género que influyen no sólo en la elección que realizan las jóvenes por lo que respecta a su campo de estudio, sino también en el proceso de asignación de trabajos, la financiación de la investigación y los criterios de contratación.

Aunque estoy de acuerdo con la necesidad de garantizar que las mujeres participen en los programas de la UE y nacionales, no pienso que deba hacerse a través de cuotas. Apoyo la idea de habilitar formas innovadoras de horarios laborales para las mujeres, que les permitan continuar la labor investigadora después de la maternidad. Eso puede contribuir de manera significativa a una mayor participación de las mujeres en los puestos científicos de alto nivel.

 
  
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  Monica Maria Iacob-Ridzi (PPE-DE). – (RO) Este informe tiene importantes implicaciones financieras, tanto en lo referente a los fondos comunitarios, que podrían utilizarse para luchar contra la desigualdad de género en el ámbito de la ciencia, como para los presupuestos nacionales de los Estados miembros.

Ante todo, deberíamos apuntar que no basta con hablar sólo de los fondos disponibles a través del Séptimo Programa Marco para el desarrollo y la investigación. La actividad de investigación y desarrollo podría estar soportada por importantes cantidades en el Fondo Europeo de Desarrollo Regional o el Fondo Social Europeo. No deberíamos lastrar la participación de las mujeres con condiciones estipuladas en las peticiones de propuestas por medio de las cuales se ejecutan estos programas. Además, es necesario que algunas partidas presupuestarias financien una mayor participación de las mujeres en los programas de investigación o las subvenciones con fondos comunitarios.

Aparte de eso, una vez creado el Instituto Europeo de Innovación y Tecnología, deberíamos garantizar una representación igual de las jóvenes estudiantes a nivel de doctorado en la composición académica de la nueva institución.

 
  
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  Marios Matsakis (ALDE). – Señor Presidente, al ser uno de los escasos varones que asisten a este importante debate, y en mi condición personal de científico, siento la necesidad de decir los siguiente:

en mi dilatada experiencia como médico he constatado que las mujeres científicas son tan buenas, cuando no mejores que los hombre. El único problema para que las mujeres accedan a los puestos más altos ha radicado, a mi juicio, en la durísima elección que han tenido que hacer al optar por ser madres a jornada completa y científica a tiempo compartido, o al revés. Las mujeres siempre se han decantado por ser madres a tiempo completo.

Por ello considero que este informe es muy importante. Felicito a la ponente, pero necesitamos formas prácticas para ayudar a las madres a alcanzar los puestos más altos, no sólo ideas teóricas.

 
  
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  Stavros Dimas, miembro de la Comisión. − Señor Presidente, quiero dar las gracias a todos los oradores en el debate de esta noche por sus contribuciones tan positivas. La política de la Comisión sobre género en la investigación presenta dos grandes líneas: la participación de las mujeres en la investigación y la dimensión de género de la investigación. En la primera intentamos ocuparnos de la presencia de las mujeres en todos los niveles de la escala profesional y de las diferencias de género en varios ámbitos significativos. En la segunda línea, nos centramos en el diseño de la investigación y la atención prestada a la diversidad de género en la investigación. La Comisión tiene el mismo compromiso de siempre respecto a la promoción de la igualdad de género en la investigación.

Por lo que respecta a las cuotas, creemos que unas metas como la del 40 % para cada género en los distintos grupos de expertos y comités de evaluación en el Séptimo Programa Marco, son objetivas y equilibradas y que están proporcionando buenos resultados. Vamos a continuar esforzándonos por alcanzar estos objetivos y esperamos aumentar de esta forma el número de mujeres en la ciencia. Nuestro empeño ya está dando fruto y quiero darles las gracias por su apoyo a nuestros esfuerzos para mejorar la situación en favor de una mayor incorporación de las mujeres en la ciencia y la investigación.

Muchas gracias por sus comentarios y su buena colaboración.

 
  
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  Britta Thomsen, ponente. – (DA) Señor Presidente, muchas gracias por la posibilidad de intervenir. Señor Comisario, Señorías, muchas gracias por sus comentarios. Me complace oír que comparten mis inquietudes y planteamientos para el futuro de la investigación europea. Con respecto a las cuotas mencionadas, creo que he sido malinterpretada. No estoy hablando de cuotas para los investigadores, sino que está muy claro que una de las barreras más importantes para contratar y aprovechar la base de talento femenino radica en la composición de los comités de reclutamiento. Eso ocurre porque no son neutrales en cuanto al género, y por eso creo que hemos de hacer algo a ese respecto. No podemos continuar ignorando este problema y espero que mañana estemos más lúcidos y que todo surja de forma espontánea. Hemos de exigir acción política ahora. La Comisión ha sido, desde luego, el actor progresista en este asunto, ya que hace años se creó una unidad para mujeres e investigación en la Dirección General de Investigación. Son los Estados miembros los que van a remolque. Su compromiso será fundamental cara a asegurar el cambio dentro de la universidad y las instituciones de investigación.

Quiero dar las gracias a mis colegas parlamentarios, a la Secretaría y a la Comisión por su colaboración. Especial satisfacción me ha producido la cooperación con los investigadores y la Plataforma Europea de Mujeres Científicas en concreto; vaya mi especial agradecimiento para ellos.

 
  
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  Presidente. − Se cierra el debate.

La votación tendrá lugar mañana.

Declaraciones por escrito (artículo 142)

 
  
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  Mihaela Popa (PPE-DE), por escrito. – (RO) Como profesora de matemáticas, me he enfrentado directamente al fenómeno del acceso cada vez menor de las mujeres jóvenes a la ciencia.

A la vista de las estadísticas que muestran que cada vez menos mujeres eligen facultades de ciencias, donde se imparte una enseñanza intensiva de matemáticas, física, biología o química, considero oportuno el informe del Parlamento Europeo sobre la mujer y la ciencia.

Mi experiencia en el ámbito educativo me permite afirmar que la participación cada vez menor de las mujeres en la ciencia es una cuestión de mentalidad y, en ningún caso, de capacidad.

Por tal razón, considero importante que la Unión Europea ponga en marcha más programas que fomenten la igualdad de oportunidades y cambien la mentalidad respecto del acceso de las mujeres jóvenes a la ciencia. La organización de programas de intercambio de experiencias y de concursos a nivel europeo, incluso a edades tempranas, puede proporcionar confianza y valor a los jóvenes, animándoles a matricularse en facultades de ciencias.

Necesitamos el mayor número posible de programas europeos para que contribuyan a la igualdad de oportunidades mediante el estímulo de la creatividad, la mentalidad lógica, la intuición y el intercambio de ideas a escala europea.

 
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