Presidenta. – El próximo punto del orden del día es el debate sobre seis mociones de resolución relativas a la detención de presos políticos en Belarús(1).
Marcin Libicki, autor. − (PL) Hoy debatimos de nuevo violaciones de derechos humanos fundamentales en Belarús. Como suele suceder en estos casos, tomamos nota de qué es lo que hacen los dictadores. Obviamente, los dictadores siempre luchan contra la religión organizada porque suele ser la mayor voz con que cuenta la población. También luchan contra los sindicatos. Como da la casualidad de que, en Belarús, los sindicatos son bastante débiles, desde este punto de vista Lukashenko podría parecer una figura bastante positiva, por cuanto no tiene a nadie contra quien luchar, al no haberse conseguido todavía crear sindicatos en el país. Además, los dictadores siempre luchan contra la oposición que desea la democracia.
No obstante, también debemos tener en cuenta una cosa: debemos recordar que Belarús es un importante vecino oriental de la Unión Europea y debe ser tratado como tal. Tenemos cierta tendencia a tratar a Rusia como el único vecino oriental y nos olvidamos de que Belarús también ha de ser un socio para la UE por el Este, ya que es un país extenso y muy prometedor.
Věra Flasarová, autora. − (CS) Señorías, el régimen del señor Lukashenko en Belarús merece ser criticado por utilizar métodos represivos, detener a opositores políticos, usar métodos de gobierno autoritarios, la censura y el aislamiento del país. Además, la negativa a conceder visados de entrada impide a los diputados al Parlamento Europeo y a los parlamentos nacionales observar la situación con sus propios ojos. Todo ello se destaca en la moción de mi Grupo. Sin embargo, creo que nuestras críticas a las violaciones de derechos humanos deben medirse por criterios absolutos más que siguiendo una escala política de quién manda en el mundo en este momento. Eso no está bien. Lo único que hacemos es dar vueltas; durante milenios no hemos sabido dar un paso hacia la objetividad. Los romanos siempre llevaban razón y sus historiadores descalificaban a sus oponentes atacados cuando alguno tenía el coraje suficiente para defenderse.
No obstante, volvamos a Belarús. El régimen de Lukashenko es, en primer lugar, un intento de desprestigiar la dirección que están siguiendo las iniciativas euroatlánticas. Lukashenko juega en su propio campo, que es estrecho, sin tener en cuenta que los países medianos no pueden comportarse así, pues el capital supranacional no lo permite. Si alguien no obedece, se lo aislará y la comunidad internacional apoyará a la oposición dentro del país. Es así como funciona y todos lo sabemos. Antes o después, el señor Lukashenko y su maquinaria de partido pagarán caro su comportamiento. Belarús está situada en una zona importante desde el punto de vista estratégico para los Estados Unidos y la OTAN. El actual Gobierno de los EE.UU. y los Gobiernos de otros países estarían encantados de que Belarús se adhiriese a la OTAN conjuntamente con Ucrania y Georgia, perjudicando así a Rusia.
Nuestras inquietudes sobre los derechos humanos en Belarús no serían tan intensas si, de hecho, el verdadero problema no fuese Rusia. No obstante, la cuestión es si los intentos de debilitar a Rusia contribuyen al asunto de la seguridad mundial. Temo más bien que dichos intentos desaten poderes que nadie será capaz de controlar. Rusia los ha estado reprimiendo durante varios milenios.
Jacek Protasiewicz, autor. − (PL) Señora Presidenta, Comisario, los diputados al Parlamento Europeo que se ocupan del asunto de Belarús y que han estado siguiendo la situación en este país se topan con información contradictoria. Por un lado está el deseo declarado pública y oficialmente de normalizar las relaciones con la Unión Europea. La apertura de la oficina de representación de la Comisión Europea en Minsk constituye un símbolo de dicho deseo.
Por el otro, el mismo mes, la policía atacó brutalmente a los manifestantes que querían conmemorar el decimonoveno aniversario de la independencia del país. Al día siguiente, las autoridades enviaron fuerzas especiales de la KGB a periodistas independientes. Un mes después, se condenó a los activistas a penas elevadas y ni siquiera se trata de la oposición, sino simplemente de personas que osaron manifestarse en defensa de los derechos de los ciudadanos y de los derechos de las pequeñas empresas, como Andréi Kim o Serguéi Parsiukevich. Además, recientemente hemos sabido que Alexander Milinkevich ha sido detenido y multado sólo por reunirse con ciudadanos de Belarús y por debatir asuntos públicos con ellos. Alexander Kazulin, el preso político más importante, preso de conciencia en la Europa contemporánea, permanece en la cárcel.
Como presidente de la delegación de Belarús, me gustaría que llegase el día en el que podamos presentar una Resolución al Parlamento Europeo que observe con satisfacción qué cambios se han dado en Belarús para hacer de ese país parte de la Comunidad Europea civilizada.
Por desgracia, no ocurrirá hoy. Sin garantías en relación con los derechos fundamentales a celebrar elecciones libres y democráticas, a expresar opiniones políticas, a la libertad de prensa y a la libertad de practicar el culto que se prefiera, es imposible que la Unión Europea llegue nunca a reconocer al régimen de Belarús como un país con el que vale la pena cooperar, o como un país al que vale la pena ayudar. No respaldaremos las políticas que practica Alexander Lukashenko. Sin embargo, apoyaremos a los grupos de ciudadanos independientes y a ciudadanos particulares de Belarús en sus contactos con la Unión Europea con la esperanza de que algún día el país vuelva a la normalidad.
Marios Matsakis, autor. − Señora Presidenta, Belarús es un hermoso e importante país de gran potencial para el progreso, que puede conducir a una envidiable prosperidad para sus ciudadanos. Por desgracia, actualmente en este país las normas democráticas vitales están muy comprometidas. Esto se debe principalmente a la incapacidad de las autoridades gubernamentales para entender la necesidad de respetar las necesidades de libertad de expresión y otros principios democráticos. Dicho respeto constituye un requisito indispensable de cualquier gobierno no dictatorial.
Los informes procedentes de Belarús sobre detenciones arbitrarias de miembros de la sociedad civil y activistas de la oposición, sobre el uso de fuerza excesiva contra manifestantes pacíficos y sobre la represión a periodistas de medios independientes son pruebas de prácticas que deben y tienen que cesar de inmediato. Hacemos un llamamiento al Gobierno bielorruso para que entre en razón, cambie sus tácticas y elija el camino de la libertad y la democracia en lugar del camino de la represión y el totalitarismo, que sólo puede llevar al empeoramiento del conflicto con su propio pueblo y con la comunidad internacional.
Milan Horáèek, autor. − (DE) Señora Presidenta, Comisario, el uso de la fuerza contra organizaciones no gubernamentales, activistas de la oposición y periodistas independientes en Minsk y otras ciudades bielorrusas a finales de marzo representa un drástico deterioro de la situación política en un país que ya es presa de un régimen autoritario y dictatorial.
La única fundación política alemana a la que se le había permitido trabajar en Minsk ha tenido que cerrar. Hay redadas en las oficinas de los periódicos para intimidar a las voces críticas de la prensa. Se están limitando gravemente la celebración de elecciones libres y la libertad de reunión y expresión. Se está persiguiendo sistemáticamente a los políticos de la oposición y se les están imponiendo largas condenas de privación de libertad. Las autoridades están tomando medidas represivas contra movimientos dentro de la sociedad civil, invocando oscuras leyes sobre ONG o legislación antiextremista o utilizando la fuerza para disolver reuniones pacíficas.
Nosotros también debemos movernos para promocionar la cultura de pluralismo político en Belarús. Los encuentros con estructuras democráticas, especialmente para los jóvenes, son especialmente importantes para el futuro del país. La reapertura de la Universidad Europea de Humanidades de Vilnius, universidad bielorrusa en el exilio que presta refugio a los estudiantes que son víctimas de persecución política, fue una acción inteligente.
El siguiente paso debe ser la facilitación de visados, a lo que esta Cámara ha instado en varias ocasiones. No está bien que la UE siga restringiendo la libre circulación de personas al cobrar una tasa de 60 euros por expedir un visado. Es casi un tercio del salario mensual en Belarús y, por tanto, inalcanzable para muchos. Hemos de ser capaces de lograr con Belarús lo que hemos logrado con Ucrania, Moldova y Rusia.
(Aplauso)
Eija-Riitta Korhola, en nombre del Grupo del PPE-DE. – (FI) Señora Presidenta, Belarús es el único país europeo que todavía tiene un gobierno totalitario y en el que sigue existiendo la pena de muerte. El Presidente Lukashenko continúa vigilando de cerca a la sociedad civil y no tiene la intención de dejar de ejercer su férreo control sobre el país.
Pese a todo, el Gobierno del país ha declarado que desea estrechar sus relaciones con la Unión Europea. De nuevo, es hora de que le expliquemos claramente a Belarús los términos de la cooperación.
Como se afirma en la resolución, las condiciones previas básicas para la cooperación estrecha en términos de la política europea de vecindad son la abolición de la pena capital, la existencia de medios de comunicación libres, así como de libertad de expresión, reunión y culto, el respeto a los valores democráticos y la liberación inmediata de presos políticos. Esta resolución, que instaba a la liberación inmediata de los miembros de la oposición detenidos, es, al mismo tiempo, una muestra de apoyo y solidaridad con quienes están sufriendo el régimen bielorruso actual.
La próxima semana, la oposición política de Belarús acudirá al Parlamento para solicitar a la UE que respalde una petición rechazada por Lukashenko para modificar la ley que limita la libertad de culto que entró en vigor en 2002. Espero que esta importante resolución y el debate conjunto de la semana que viene convenzan al Gobierno bielorruso de que es en su propio interés y en el de los ciudadanos del país.
Marianne Mikko, en nombre del Grupo del PSE. – (ET) Señorías, el Día de los Derechos Humanos, el 10 de diciembre, la televisión Belsat comenzó a funcionar en Polonia con el objetivo de emitir información independiente sobre lo que les está sucediendo en Belarús, Europa y otras partes del mundo a los bielorrusos. El canal, que emite principalmente en bielorruso, llega ahora aproximadamente al 10 % de los bielorrusos vía satélite.
La emisora trabaja bajo presión constante. A finales de marzo, la KGB y la Policía de Belarús efectuaron una redada para interpelar a los reporteros locales de Belsat. Se incautaron de sus herramientas básicas, es decir, ordenadores portátiles y tecnología de emisión. Los reporteros independientes viven con el temor constante de ser interrogados y detenidos. La situación de Belarús, vecino directo de la Unión Europea, es tan dura como durante la época en la que estaba detrás del telón de acero. Como presidenta de la delegación de Moldova, y como estonia, declaro aquí que los ciudadanos de Belarús, que también formaba parte de la Unión Soviética, necesitan hoy información independiente tanto como respirar. Belsat representa un excelente comienzo, pero la buena televisión no es barata.
Los periodistas que trabajan para Belsat Belarús están luchando por la democracia; nos visitaron en el Parlamento Europeo en marzo y necesitan nuestro apoyo y comprensión. Hago un llamamiento a la Comisión Europea y a nuestros Estados miembros para que apoyen a Belsat financiera y moralmente. No olvidemos que la libertad de prensa constituye la piedra angular de la democracia.
Janusz Onyszkiewicz, en nombre del Grupo ALDE. – (PL) Hace unos meses, el señor Lukashenko liberó a todos los presos políticos a excepción del señor Kazulin, al que se le ofreció la posibilidad de abandonar el país. Estos métodos recuerdan a los que utilizaban las autoridades comunistas contra la oposición en Polonia. Parece que, como consecuencia, la situación podría estar cambiando a mejor pero, como decía el héroe de la conocida historia de Ilia Ehrenburg: «Si están liberando a presos significa que van a meter a otros». Hoy, los centros penitenciarios vuelven a estar llenos de presos encarcelados debido a sus convicciones políticas expresadas en diversas manifestaciones.
Creo que sólo hay una respuesta correcta a esto, y es ampliar la lista de personas a las que se les prohíbe la entrada a los países de la Unión Europea. Dicha lista ya existe, pero el hecho de que el señor Lukashenko no pueda venir a la Unión Europea no resulta muy convincente. Sería aconsejable hacer la lista considerablemente más larga.
Ewa Tomaszewska, en nombre del Grupo UEN. – (PL) Señora Presidenta, una vez más estamos hablando de la situación de Belarús. El señor Kazulin, rival del señor Lukashenko para el puesto de presidente de Belarús, permanece en prisión a pesar de estar enfermo. Los manifestantes que querían celebrar el decimonoveno aniversario de la breve independencia de Belarús y fueron detenidos el 25 de marzo de 2008 siguen detenidos. Se ejerce represión sobre los opositores, y los periodistas ven confiscadas sus propiedades, sufren palizas y el exilio.
Recientemente, el señor Lukashenko expresó su deseo de volver a presentarse a las elecciones presidenciales. Además, por primera vez intentó chantajear a la Unión Europea recordándonos que el 50 % del petróleo, el 50 % de los productos del petróleo y el 30 % del gas que entra en la Unión Europea pasa por Belarús, haciendo referencia al gasoducto Yamal-Europa y al oleoducto «Amistad». Pese a ello, y de hecho específicamente debido a ello, la Unión Europea no puede dejar de actuar para defender los derechos humanos. Debemos prestar apoyo al desarrollo de la sociedad civil en Belarús, incluido apoyo material y acceso a información independiente.
Urszula Krupa, en nombre del Grupo IND/DEM. – (PL) Señora Presidenta, en los diecisiete años que han transcurrido desde los cambios que ocurrieron durante la desintegración de la Unión Soviética y la separación de los Estados independientes libres, Belarús sigue siendo una reliquia como última dictadura de Europa Central y Oriental. En este país, el respeto por los derechos humanos parece muy lejano. Falsificación de resultados electorales, eliminación de la oposición política, detenciones, palizas, restricciones a la libertad de expresión y a la libertad de prensa, restricciones a las reuniones y, sobre todo, vigilancia de la población a gran escala por parte de un aparato de seguridad muy sofisticado: ésta es la realidad cotidiana de los ciudadanos de Belarús.
Asimismo, desearía llamar la atención sobre el deterioro de la situación de muchas personas que viven cerca de las fronteras, incluidos los representantes de las minorías polacas de esta zona que, tras unirse Polonia a la zona Schengen, han tenido muchas dificultades para ponerse en contacto con sus familiares en Polonia, especialmente dados los elevados costes de los visados. Esta situación, que sigue resultando problemática, requiere la adopción de medidas decisivas por parte de los países europeos. Además, conviene considerar cuáles serían los mejores métodos a utilizar para prestar asistencia real a aquéllos que más la necesitan.
Urszula Gacek (PPE-DE). – Señora Presidenta, el régimen de Belarús muestra su continua indiferencia por las garantías institucionales que son cruciales para una democracia. Restringe la libertad de formar partidos políticos y afiliarse a ellos, la libertad de expresión, el derecho a disponer de fuentes alternativas de información y el derecho a celebrar elecciones libres y justas.
La detención de opositores políticos en Belarús viola todas estas libertades básicas. El político británico del siglo XIX Benjamin Disraeli dijo una vez: «Ningún gobierno puede estar seguro durante mucho tiempo sin una formidable oposición». A medida que Lukashenko reprime toda oposición, esperemos que las palabras de Disraeli se demuestren proféticas para el régimen de Belarús y que la supresión de la oposición sea la causa de su caída final.
(Aplauso)
Józef Pinior (PSE). – (PL) Señora Presidenta, Comisario, aquí en el Parlamento Europeo seguimos volviendo al problema de Belarús, país que, de hecho, está situado en el centro de Europa, desde el punto de vista geográfico, en la frontera con la Unión Europea. Es un país excepcional según criterios europeos porque no tiene una democracia liberal ni Estado de Derecho y tiene censura. El debate de hoy tiene lugar en el aniversario de la Primavera de Praga de 1968, aniversario del momento en el que, en Europa, el pueblo dijo por fin «basta» a la censura y a los controles a la prensa.
Hoy quería dedicar mi discurso exclusivamente a esta cuestión de Belarús. Hemos tenido un ataque de hackers muy extraño en los medios independientes de Internet: en Charter 97, Radio Liberty y Belarus Partisan. Lo que resultaba extraño es que el ataque comenzó el día anterior a la manifestación que la oposición iba a celebrar en el aniversario de la catástrofe de Chernóbil.
Los medios de Internet bielorrusos son los únicos realmente independientes, puesto que la mayoría de los medios de comunicación están totalmente sometidos al control del régimen. Charter 97 recibe unas 9 000 visitas diarias. Además, en Belarús hay más de 3 000 000 de familias conectadas a Internet, más del 30 % de la población total. Todo ello demuestra el dinamismo y la vitalidad de la sociedad de este país.
Comisario, la Unión Europea debe estudiar seriamente qué medidas tomar para ayudar al ciudadano bielorruso de a pie.
Eugenijus Gentvilas (ALDE). – (LT) Cuando Alexander Lukashenko comenzó a sentir la presión de Vladimir Putin en relación con el gas, manifestó su deseo de estrechar los lazos con la UE. Sin embargo, hoy sabemos que era simple retórica hueca, que no vino acompañada de respeto a los derechos humanos, libertad de prensa ni otros valores europeos. No hubo reacción al documento oficioso «What the EU could bring to Belarus». Continúan las detenciones y represiones políticas.
Es preciso que la UE envíe sin demora a sus expertos para que observen los preparativos de las elecciones parlamentarias del otoño y vean cómo se modifican las leyes electorales y si se le dan a la oposición oportunidades de actuar. No podemos limitarnos simplemente a la observación electoral. Eso sería un craso error. Por supuesto, lo primero que necesitamos es garantizar que los diplomáticos y los parlamentarios de la UE puedan entrar libremente en Belarús. La Comisión Europea y los Estados miembros de la UE deben hacer todo lo que esté en su mano para conseguirlo.
Zdzisław Zbigniew Podkański (UEN). – (PL) Señora Presidenta, Belarús, como país vecino nuestro, es particularmente cercano, especialmente por cuanto muchos polacos viven allí. Para los polacos, así como para los habitantes de otros países vecinos, resulta importante que haya una situación política y económica estable en la región, ya que proporciona la base del desarrollo y las mejoras de calidad de vida de nuestros ciudadanos. También cabe recordar que, como Polonia, Belarús fue olvidada y entregada a la dominación Soviética después de la II Guerra Mundial y no pudo contar con asistencia externa. No obstante, el país consiguió independizarse y ahora puede enorgullecerse de tener un crecimiento del PIB superior al 8 % y que incluso llegó al 9 % en los años 2003-2006.
No le negamos al presidente Lukashenko el derecho a elegir la dirección política que tome su país. Sin embargo, lo que nos preocupa es que cada vez se oye hablar con más frecuencia de violaciones de derechos humanos en Belarús, lo que significa infracciones de la democracia. Esto afecta no sólo a los ciudadanos bielorrusos, sino también a otros, incluidos los polacos. Por este motivo, esta resolución es sensata y tiene el respaldo del Grupo Unión por la Europa de las Naciones.
Kathy Sinnott (IND/DEM). – Señora Presidenta, en Europa nos hemos acercado a algunos de los antiguos Estados soviéticos en nuestra frontera oriental. No obstante, Belarús ha resistido todo intento de diálogo.
Debido a que Belarús es una dictadura, las opiniones de los ciudadanos que desearían un diálogo más abierto e incluso orientado a occidente no tienen manera jurídica de hacerse oír. Quienes hacen llamamientos por la democracia o destacan los abusos cometidos por el régimen se enfrentan a penas de prisión.
Debemos continuar instando al régimen de Belarús a que suavice su férreo control sobre sus ciudadanos. Una manera de hacerlo es mantener la causa de los presos políticos, sociales y religiosos en el centro de atención de los ciudadanos. Cuando la historia mire atrás, esos presos serán los héroes de la libertad de Belarús cuando por fin se consiga.
Bernd Posselt (PPE-DE). – (DE) Señora Presidenta, creo que ya es la novena vez que nos ocupamos de Belarús y debemos continuar haciéndolo hasta que haya diputados que representen a este país en escaños del Parlamento Europeo en Estrasburgo.
Necesitamos urgentemente tres avances cruciales. En primer lugar, instamos al Gobierno de Belarús a que libere por fin a sus presos políticos: no sólo a los presos políticos que ya llevan algún tiempo detenidos, como el señor Kazulin, sino también a los muchos nuevos que acaban de ser encarcelados por hacer uso de derechos fundamentales elementales como la libertad de ejercer su profesión de periodistas, la libertad de expresión o el derecho a manifestarse.
En segundo lugar, instamos a que se modifique la Ley de Religión y a que exista una libertad de religión absoluta. Hay cristianos europeos que están sufriendo represión aquí en el corazón de Europa, y desde el Parlamento Europeo no podemos tolerarlo. Por tanto, debemos oponernos con todas nuestras fuerzas.
En tercer lugar, tenemos una necesidad urgente de garantizar que Belarús se abra por fin a nosotros como diputados del Parlamento Europeo y ciudadanos europeos, que se rompa el muro de aislamiento con el que el régimen bielorruso ha encerrado sistemáticamente a su pueblo, que podamos estar presentes y debatir las cuestiones, y que podamos ayudar a impulsar algo similar a la Primavera Bielorrusa, cuarenta años después de la Primavera de Praga.
Tunne Kelam (PPE-DE). – Señora Presidenta, nuestro mensaje al señor Lukashenko y también a la comunidad internacional es que el Parlamento Europeo está y continuará preocupado por la situación de Belarús, la última dictadura de Europa.
Esto se aplica especialmente a las detenciones de ciudadanos pacíficos por razones políticas. El régimen de Minsk ha indicado recientemente que desearía mejorar sus relaciones con la Unión Europea. No obstante, el entablar cualquier diálogo importante requiere una condición previa muy normal: liberar a todos los presos políticos, absteniéndose de practicar detenciones arbitrarias, garantizando la libertad de expresión e independencia del poder judicial y permitiendo la participación normal de la oposición en la vida política.
Por último, me gustaría sumarme al llamamiento de la señora Mikko para que la UE amplíe su apoyo político y, especialmente, material a las operaciones de la emisora de televisión independiente Belsat. Éste es el verdadero canal para cambiar la situación de Belarús, no necesariamente nuestras resoluciones.
Zita Pleštinská (PPE-DE). – (SK) Estimados colegas, me entristece mucho que la situación relativa a la democracia, los derechos humanos y el Estado de Derecho no haya mejorado en Belarús. La arrogancia del poder de Alexander Lukashenko no conoce límites. La declaración que ha hecho el Gobierno de Belarús de su intención de mejorar sus relaciones con la Unión Europea representa un desprecio absoluto al mundo democrático.
Creo que la fecha simbólica del 25 de marzo de 2008, cuando el señor Lukashenko envió a la Policía para que se enfrentase a ciudadanos pacíficos de Belarús, marcará el principio del fin del régimen totalitario de este país, de forma muy similar a la histórica manifestación de las velas del 25 de marzo de 1988 en Eslovaquia. Me gustaría expresar mi solidaridad con la oposición democrática unida de Belarús y con todos los ciudadanos del país.
Hago un llamamiento al Consejo y a la Comisión para que estudien las posibilidades de reducir las tasas de los visados Schengen para los ciudadanos de Belarús, ya que es la única forma de impedir que los ciudadanos de este país queden cada vez más aislados.
Czesław Adam Siekierski (PPE-DE). – (PL) Señora Presidenta, Comisario, para dar paso a la democratización y la transformación económica, las autoridades de Belarús tienen que entablar un diálogo con todas las fuerzas políticas, incluida la oposición, y celebrar elecciones libres. Los países de la Europa Central y Oriental, entre ellos Polonia, pueden servir de ejemplo.
Para transformar la conciencia del pueblo de Belarús y para mostrarles los principios de la democracia y del libre mercado resulta vital simplificar y aumentar el contacto entre la sociedad bielorrusa y los países de la UE. Se necesita una simplificación y una liberalización considerables del procedimiento de visado, con reducciones de los pagos de los visados para los ciudadanos de Belarús.
Los países de la Unión Europea deben abrir sus universidades y otras instituciones de educación superior a los estudiantes de Belarús y concederles ayudas procedentes de fondos comunitarios, nacionales, locales y privados. La UE debe abrirse a Belarús aunque las autoridades actuales no lo quieran.
Zbigniew Zaleski (PPE-DE). – (PL) Señora Presidenta, Comisario, me gustaría añadir una cuestión a estas preocupaciones políticas y económicas. Como el comisario Michel comprende la importancia de la educación tanto dentro de Europa como fuera de sus fronteras, y yo personalmente tengo relación con estudiantes de Belarús, puesto que en la Universidad Católica de Lublin educamos a muchos de ellos, desearía decir lo siguiente: Comisario, en la medida de lo posible, recomendaría incrementar la asistencia financiera y de otro tipo para este fin, porque la inversión en la educación de los estudiantes bielorrusos ayudará a la propia Belarús y se convertirá en una inversión para Europa.
Tadeusz Zwiefka (PPE-DE). – (PL) Señora Presidenta, Belarús, la Belarús de 2008, es una mancha en la conciencia de todos nosotros. Es vergonzoso que a principios del siglo XXI haya un Estado totalitario en Europa. En nuestras reuniones de los jueves en Estrasburgo debatimos las violaciones de los derechos humanos en el mundo. No obstante, Belarús es el vecino más próximo de la Unión Europea.
Tengo la impresión de que, hasta 1989, las democracias occidentales hicieron todo lo que pudieron para liberar de la ocupación soviética a muchos países oprimidos. Hoy, Belarús sigue como estaba. Tengo la impresión de que, aunque ya no quedan muchos países, sólo uno, nos esforzamos menos. Ciertamente, no nos estamos esforzando lo suficiente. Es evidente que no podemos tener una influencia política y económica directa en lo que sucede en Belarús, pero podemos tener influencia en si la emisión de información independiente, que estimulará a los ciudadanos de Belarús a luchar por la independencia, llega allí.
Louis Michel, miembro de la Comisión. – (FR) Señora Presidenta, Señorías, el impulso positivo generado en Belarús por la liberación de cinco de los seis presos políticos parece haberse estancado. Lamentablemente, presiones renovadas sobre la sociedad civil y una serie de condenas particularmente severas y desproporcionadas han arruinado este clima positivo. Seguimos condenando las detenciones políticas y la forma en que se trata a la sociedad civil y los medios independientes.
Al mismo tiempo, debemos hacer entender a Belarús que nos tomamos en serio lo que decimos cuando proponemos una asociación sujeta a los progresos realizados en relación con el respeto de la democracia, los derechos humanos y el Estado de Derecho. Sin embargo, para realizar dichos progresos, Belarús necesita adoptar una serie de medidas que, para nosotros, resultan esenciales. Entre ellas se incluyen la liberación incondicional de todos los presos políticos, incluido Alexander Kazulin.
También incluyen la celebración de elecciones parlamentarias, previstas para septiembre, que deben cumplir principios democráticos. En este sentido, pedimos que se otorgue acceso no restringido a los observadores internacionales de la OSCE/OIDDH. Las autoridades bielorrusas nos han puesto al corriente de su intención de admitir a observadores tanto a corto como a largo plazo; nos aseguraremos de que cumplan su palabra. Naturalmente, la presencia de observadores del Parlamento Europeo sería una fuente adicional de valiosos conocimientos técnicos. Además, es vital que los partidos de la oposición participen de forma justa en estas elecciones. Tendremos en cuenta cualquier sugerencia que el Parlamento haga en este sentido.
Sin embargo, una prueba irrefutable de que se han alcanzado progresos sería la presencia de oposición en este Parlamento, lo que no sucede actualmente. En ese caso, la Unión Europea estaría dispuesta a responder de forma positiva, como confirmó el mes pasado en una declaración relativa a las sanciones y al progreso que nos animaría a suavizar dichas sanciones.
A continuación abordaré una cuestión que nos preocupa considerablemente: los contactos con el pueblo de Belarús. Independientemente de lo lamentable de la situación de Belarús, debemos ampliar nuestros contactos. Por supuesto, perduran las restricciones a los contactos a nivel ministerial con las autoridades bielorrusas. No obstante, creo que resulta necesario establecer una distinción entre los niveles político y técnico. En consecuencia, la Comisión celebra reuniones para debatir asuntos técnicos como la energía, el transporte y el medio ambiente con expertos de la administración bielorrusa. Dichos contactos constituyen, obviamente, un medio de comunicar varios mensajes en relación con asuntos a los que damos mucha importancia.
El hecho de que actualmente tengamos una delegación en Minsk también nos permitirá forjar vínculos más estrechos con la administración bielorrusa y con la sociedad civil, las ONG locales, los medios independientes y los estudiantes, ya que todos tienen el deber de ayudar, como ha señalado su Señoría con razón en su informe y como han mencionado varios oradores. Además, se está prestando ayuda a la Universidad Europea de Humanidades, que actualmente está en el exilio en Vilnius y que proseguirá sus actividades allí hasta que pueda volver a Belarús.
Por último, me gustaría mencionar un asunto que no deja de surgir periódicamente: los visados. Como ustedes y yo sabemos, en el actual estado de cosas no podemos entablar negociaciones sobre la relajación de las restricciones de los visados con Belarús —es el Consejo quien tiene que determinarlo— pero ello no es óbice para que aprovechemos la discreción de que disfrutan los Estados miembros con arreglo a las normas Schengen como parte de sus prerrogativas consulares.
Presidenta. – El debate queda cerrado.
La votación tendrá lugar al término de los debates.
Declaraciones por escrito (artículo 142 del Reglamento)
Alessandro Battilocchio (PSE), por escrito. – (IT) Gracias, señora Presidenta. Desgraciadamente nos hemos visto otras veces en la misma situación, con detenciones indiscriminadas de cualquiera que se oponga al régimen imperante. Este Parlamento ha debatido la cuestión de Belarús demasiadas veces: tantas palabras y tan pocas acciones significativas.
Sería conveniente que tomáramos nota de que el régimen de Lukashenko es abiertamente hostil a la Unión Europea y de que nuestras demandas en términos de derechos humanos y democratización en Belarús están cayendo absolutamente en saco roto. Estamos reforzando nuestros contactos con la sociedad civil y con los movimientos internos en busca del cambio: el premio Sájarov fue la primera prueba concreta de ello.
Sin embargo, es necesario que siga progresándose en esa línea. Recientemente he estado en Belarús y he notado que ha aumentado la concienciación de sus ciudadanos en favor del cambio, un cambio que garantice libertad, justicia, equidad y democracia. Hago un llamamiento a la Comisión para que preste particular atención a Belarús, país situado en una posición estratégica para garantizar la paz y la seguridad de todo el continente europeo.