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RC-B6-0277/2008

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PV 04/06/2008 - 20
CRE 04/06/2008 - 20

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PV 05/06/2008 - 6.16
CRE 05/06/2008 - 6.16
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Textos aprobados :


Acta literal de los debates
Miércoles 4 de junio de 2008 - Bruselas Edición DO

20. Cumbre UE/Estados Unidos
Acta
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  Presidente. − El siguiente punto es el relativo a las declaraciones del Consejo y la Comisión sobre la próxima Cumbre UE-EE.UU.

 
  
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  Dimitrij Rupel, Presidente en ejercicio del Consejo. − Señor Presidente, permítame hacer un comentario acerca de la próxima Cumbre UE-EE.UU. Hablaré en mi lengua, si usted me lo permite.

Presidente en ejercicio del Consejo.(SL) Si bien es cierto que la Unión Europea y los Estados Unidos de América mantienen una relación eminentemente bilateral, los resultados de esa relación repercuten en todo el mundo. Hace mucho que la asociación transatlántica dejó de ser una alianza meramente económica. La Unión Europea y los Estados Unidos cooperan estrechamente, tanto a nivel bilateral como a nivel de las organizaciones internacionales, en la resolución de cuestiones sin resolver, entre las que se cuentan los asuntos regionales más urgentes, como los de Afganistán, Oriente Próximo y los Balcanes Occidentales.

Lógicamente, como sucede en todas las relaciones, la Unión Europea y los Estados Unidos a veces tienen sus diferencias con respecto a determinadas cuestiones, pero las resolvemos satisfactoriamente adoptando un planteamiento constructivo y apelando al entendimiento mutuo. La Unión Europea y los Estados Unidos constituyen un sistema importante —el más importante—, que influye considerablemente en las relaciones internacionales. Tenemos nuestras diferencias, pero, por lo general, colaboramos como aliados y como amigos. Compartimos muchos valores y un vínculo histórico, forjado en el siglo XX, y al final de la Guerra Fría y durante la ampliación de los lazos euroatlánticos estuvimos juntos, del mismo lado.

A la Unión Europea le cuesta más que a los Estados Unidos lograr el consenso, y eso, lógicamente, dificulta las relaciones. No obstante, en los Estados Unidos tampoco se consigue siempre alcanzar el consenso. Si atendemos a las noticias sobre la campaña electoral, nos daremos cuenta de que incluso en el seno de un partido es difícil lograr el consenso. La Unión Europea está unida en la diversidad, y yo diría que se enorgullece de ello. Ese es asimismo el punto de partida del Tratado de Lisboa, que, espero, entre en vigor a principios del año próximo.

Durante la Presidencia del Consejo de la UE, Eslovenia se ha centrado en gran medida en el fortalecimiento de las relaciones transatlánticas, y de su dimensión estratégica en particular. He de decir que ya se han celebrado un gran número de reuniones importantes, entre las que se cuentan la reunión ministerial de la troika de la UE y los Estados Unidos sobre asuntos exteriores, la reunión de los directores políticos y la reunión ministerial de la troika de la UE y los Estados Unidos sobre justicia y asuntos de interior, así como la reunión de legisladores europeos y norteamericanos celebrada en mayo en Liubliana. Sin embargo, el acontecimiento más importante en el ámbito de las relaciones transatlánticas será la Cumbre UE-EE.UU., que tendrá lugar el 10 de junio en Brdo pri Kranju, Eslovenia.

Me complace poder decir que esperamos que la organización del acontecimiento sea un éxito, y ya hemos avanzado mucho. La Cumbre nos brindará la oportunidad de explicar la importancia de la asociación entre la Unión Europea y los Estados Unidos al público en general y de sacar a la luz nuestros valores comunes, nuestro diálogo fructífero y nuestros intereses compatibles a la hora de abordar los problemas regionales y mundiales urgentes.

La Cumbre constará de cuatro partes; a saber: la reunión de los Jefes de Estado, la sesión plenaria, la comida y la conferencia de prensa que tendrá lugar a continuación. Los Jefes de Estado debatirán las cuestiones regionales más urgentes, como, por ejemplo, Oriente Próximo, los Balcanes, Asia Central, etc., así como el Cáucaso e Irán, mientras que las demás cuestiones regionales se abordarán durante la sesión plenaria y durante la comida. Durante las conversaciones también se mencionarán otros asuntos internacionales, como, por ejemplo, el cambio climático, la energía, las negociaciones en el seno de la Organización Mundial del Comercio, el desarrollo, la salud y la seguridad y el libre comercio y la libre circulación de personas.

Durante la sesión plenaria, se presentará por primera vez en la Cumbre el informe de situación del Consejo Económico Transatlántico —establecido en la Cumbre UE-EE.UU. celebrada en Washington en 2007—, en el que el Parlamento Europeo también desempeña un papel destacado como órgano consultivo a través del Diálogo Transatlántico entre Legisladores.

La presentación del informe de situación de la reunión del Consejo Económico Transatlántico celebrada el 13 de mayo en Bruselas correrá a cargo de los copresidentes del Consejo, el consejero del Presidente de los Estados Unidos en materia de economía internacional, Daniel Price, y el Comisario responsable de Empresa e Industria y Vicepresidente de la Comisión Europea, Günter Verheugen, aquí presente. La conferencia de prensa que tendrá lugar después de las conversaciones será una parte importante de la Cumbre, pues brindará la ocasión de transmitir un mensaje positivo a los ciudadanos europeos y a todo el mundo sobre el estado de las relaciones transatlánticas y los proyectos conjuntos previstos.

La Unión Europea y los Estados Unidos llevan muchos meses debatiendo el documento que habrá de aprobarse en la Cumbre. Estamos elaborando una declaración que englobe toda la cooperación transatlántica. Entre otros asuntos, se mencionarán los problemas regionales, la seguridad mundial, la asociación económica transatlántica y los retos mundiales, entre ellos, el cambio climático y la energía. Nuestra intención y el objetivo de la Presidencia es elaborar un documento breve y conciso con un mensaje político firme, y espero que lo consigamos.

Incluso en el ámbito del cambio climático, en el que las opiniones difieren, hemos dado —eso espero— con una solución de compromiso. El texto, breve y objetivo, propuesto en relación con el cambio climático recoge los principales objetivos de la Unión Europea y, al mismo tiempo, tiene en cuenta el punto de vista de los Estados Unidos; no repetiré nada que el Parlamento ya sepa de sobra. El Grupo «Relaciones Transatlánticas» —COTRA— está revisando la declaración, y el estado de las conversaciones también se ha presentado en el Comité Político y de Seguridad, el 20 de mayo, en la reunión de los representantes permanentes de los Estados miembros de la Unión Europea en el COREPER, el 21 de mayo, y en el Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores (CAGRE), la semana pasada, el 26 de mayo.

Estamos intentando fijar una fecha para la celebración del Acuerdo sobre Seguridad Aérea —cuya revisión se está ultimando en este momento— y nos gustaría poder firmarlo antes de que acabe nuestra Presidencia, es decir, a finales de junio. Además, estamos a favor de que «cielos abiertos» se adopte lo antes posible. Eso supondrá una mayor liberalización del transporte aéreo transatlántico y una nueva etapa de las relaciones entre la Unión Europea y los Estados Unidos, que redundará en beneficio de los ciudadanos de ambos lados del Atlántico.

La Presidencia eslovena es consciente de que algunos Estados miembros aún no forman parte del Programa de Exención de Visado, que permite viajar a los Estados Unidos sin visado. Hemos prestado mucha atención a este asunto en todas nuestras conversaciones con los Estados Unidos y durante los preparativos para la Cumbre. La Presidencia eslovena se ha comprometido a que los Estados miembros de la Unión Europea sólo formalicen acuerdos bilaterales sobre asuntos que no competan a la Comisión.

Señoras y señores, les garantizo que la Presidencia eslovena trabajará intensamente en los preparativos para la Cumbre, y, por lo tanto, estoy convencido de que la Cumbre de Eslovenia será un éxito.

 
  
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  Günter Verheugen, Vicepresidente de la Comisión. − (DE) Señor Presidente, Presidente en ejercicio del Consejo, señoras y señores, actualmente la Unión Europea es un socio importante y valioso para muchos países. Ante la creciente multipolaridad del mundo, hemos formalizado asociaciones estratégicas con nuestros socios más importantes. Sin embargo, tenemos más en común con los Estados Unidos que con el resto de los socios estratégicos de la Unión Europea. Compartimos gran parte de la responsabilidad de hacer de este mundo un lugar más justo, en el que todos participemos de la prosperidad y en el que nuestra seguridad esté absolutamente garantizada desde el punto de vista político, económico, social, ecológico y militar.

Se trata de una asociación ambiciosa que requiere mucho trabajo; requiere que los europeos seamos más solidarios en el ámbito internacional y también requiere que nuestros amigos norteamericanos cambien de mentalidad y acepten que deben compartir el liderazgo mundial. La situación requiere tal transparencia que no hay lugar para respuestas tan simplistas como las pro o antieuropeas y las pro o antiestadounidenses.

Necesitamos ser más conscientes de que no hay tantos aspectos en los que no estamos de acuerdo y de que hay muchos más en los que sí lo estamos. En la Cumbre UE-EE.UU. se debatirán toda una serie de asuntos importantes. En el ámbito de la política exterior, el debate se centrará en la cooperación entre la UE y los Estados Unidos en los Balcanes Occidentales, especialmente en Kosovo, y en Oriente Próximo. También está previsto que se celebre un debate sobre cómo atajar juntos el problema del cambio climático. Se trata de un tema difícil, y la UE y los Estados Unidos aún mantienen unas posiciones muy alejadas al respecto.

No obstante, la línea del debate político de los Estados Unidos ha cambiado bastante y apunta a nuestra dirección. El objetivo de Europa es alcanzar un acuerdo ambicioso e importante para el período posterior a 2012 en el marco del proceso de negociación mundial amparado por las Naciones Unidas. Debería ser un acuerdo al que se adhiriera la nación industrializada más importante del mundo, los Estados Unidos de América.

La política energética también figura en la agenda. Deseamos seguir adelante con la cooperación en el ámbito de la ciencia y la tecnología y, al mismo tiempo, necesitamos mantener un diálogo abierto y constructivo con nuestros proveedores de energía. Sería conveniente que compartiéramos nuestras experiencias en un contexto transatlántico.

Nuestra cooperación en la lucha contra el terrorismo internacional constituye un asunto de interés común clave desde el 11 de septiembre de 2001 o incluso desde antes. Deseamos mejorar las oportunidades de intercambio de datos personales para la localización de las personas buscadas. Sin embargo, eso significa que debemos establecer y cumplir unos principios comunes para la protección de los datos.

En esta Cumbre, la exención de visado era un tema ineludible. El año pasado, la reforma del Programa de Exención de Visado de los Estados Unidos abrió las puertas a una solución. Los Estados miembros y la Comisión están colaborando estrechamente en este asunto —me alegra mucho poder decirlo—, y la Comisión se está centrando en las competencias comunitarias.

Francamente, he de decir que, desde el punto de vista político, resulta incomprensible que, a pesar de estar unidos bajo el régimen Schengen, los europeos no recibamos el mismo trato al entrar en nuestro país socio más importante. Por lo tanto, le recordaremos al Presidente de los Estados Unidos su promesa de suprimir el requisito de visado.

Permítanme pasar ahora al tema de las relaciones económicas, sobre el que el Presidente en ejercicio del Consejo ha hecho algunos comentarios. El año pasado se creó el Consejo Económico Transatlántico, el CET, un instrumento político para impulsar la integración económica transatlántica. El crecimiento económico es el eje de la economía mundial, el núcleo del comercio y de las inversiones mundiales, y lo seguirá siendo durante muchos años. Por consiguiente, estamos decididos a utilizar el CET para buscar soluciones a cuestiones que llevan años sin resolverse —algunas de ellas diez, quince e incluso veinte años— y que obstaculizan considerablemente el comercio transatlántico.

Los resultados después del primer año han sido satisfactorios. Hemos superado con éxito los primeros retos importantes. Ante todo, hemos conseguido crear un espíritu de cooperación y de confianza mutua sin precedentes. Me alegro de que podamos contar con todo el apoyo del Parlamento Europeo, que participa en todas las etapas de esta cooperación. Mantenemos buenas relaciones de colaboración con todos los interlocutores transatlánticos, y también le estoy agradecido al Consejo por su apoyo, que continuará siendo importante en el futuro.

Hay una serie de resultados concretos: hemos avanzado en materia de seguridad de los productos importados; hemos logrado que los Estados Unidos acepten las normas europeas de información financiera y coincidimos en lo relativo a la promoción de un entorno abierto de inversión internacional. Eso también será objeto de una declaración en la Cumbre. Ya hemos estrechado nuestra cooperación en la propuesta de legislación y deseamos que Europa y los Estados Unidos se rijan por unas normas comunes a fin de que no tengan que competir en los mercados mundiales, cada uno con sus respectivas normas.

Hemos dado un gran paso adelante en lo que respecta al reconocimiento mutuo de las normas de seguridad para los aparatos eléctricos; algo que los europeos les llevan pidiendo a los norteamericanos desde hace muchos años. Los estadounidenses han retomado ese asunto en particular, y no esperábamos que eso sucediera tan pronto. Hemos comenzado a concertar nuestros intereses en materia de política económica con respecto a terceros países y en el ámbito internacional.

Aún no se han realizado grandes progresos en la inspección del 100 % de los contenedores. Eso es muy preocupante. Por lo tanto, les pido, señoras y señores, que aprovechen bien sus contactos en el Congreso, pues no se trata de una decisión del Gobierno, sino del Congreso de los Estados Unidos, y, por lo tanto, no hay muchas posibilidades de que mis esfuerzos por encontrar una solución con el Gobierno estadounidense prosperen. Es el Congreso el que debe actuar; el Gobierno no puede hacerlo. Confío en que sus contactos en el Congreso nos ayuden en esto.

La Comisión ha presentado dos propuestas en relación con el trabajo del Consejo Económico Transatlántico sobre la prohibición de la importación de aves de corral norteamericanas. Proponemos derogar esa prohibición de la importación de aves de corral, puesto que no se sostiene desde el punto de vista jurídico ni científico. Soy consciente de que a veces se han mantenido unos debates muy encendidos en torno a este tema, sin el debido conocimiento del contexto y las circunstancias, por supuesto. Quisiera pedir a todos los que deseen decir algo en relación con este asunto que se informen bien antes.

Además, he descubierto que esa cuestión se ha apartado arbitrariamente del debate parlamentario durante muchos años. No podemos permitir que el proteccionismo sea un argumento válido y tampoco deberíamos ser tan arrogantes como para pensar que sólo nuestras soluciones son buenas para los consumidores y dar por sentado que los demás hacen las cosas mal. Es perfectamente posible que algo diferente no sea peor que lo que hacemos nosotros; eso habría que valorarlo en cada caso. El hecho de que algo sea distinto no quiere decir que sea peor.

Si no resolvemos este problema, que, aunque, en esencia, no es nada grave, tiene una gran importancia para los estadounidenses, no tendremos la más mínima posibilidad —y lo digo muy en serio— de poner sobre la mesa de negociaciones los principales temas de política agraria que deseamos debatir con los norteamericanos. Por ejemplo, las peticiones que deseamos plantear a los estadounidenses en materia de agricultura caerían en saco roto. Este comentario va por los Ministros de Agricultura europeos, quienes estimaron oportuno rechazar esta iniciativa sin haberla estudiado antes. Esa decisión les ha perjudicado mucho.

No me hago ilusiones; todos los asuntos que el Consejo Económico Transatlántico tiene entre manos son complicados, y no hay ninguna solución rápida. No obstante, con la sabiduría y la visión de futuro necesarias, ambas partes podrán resolver todas esas cuestiones. Este instrumento es demasiado importante y valioso como para desaprovecharlo. Es más, a la luz de las negociaciones de Doha, que están estancadas, no puede subestimarse su valor; aunque no hay nadie más interesado que nosotros en que la ronda de negociaciones comerciales llegue a buen puerto y resulte en beneficio de todos los interesados.

En la Cumbre, lograremos llevar a término rápidamente las negociaciones de la segunda fase del Acuerdo de transporte aéreo, que impulsará aún más la economía transatlántica.

Señoras y señores, en general, las relaciones entre la UE y los Estados Unidos están prosperando de forma satisfactoria. Es inevitable que surjan algunas diferencias; así y todo, nuestras relaciones son constructivas y están enfocadas al futuro. Esperamos que con esta Cumbre se vuelva a transmitir claramente el mensaje de que somos unos socios comprometidos a asumir la responsabilidad de la región transatlántica y a resolver cuestiones de carácter internacional, sea cual fuere la legislatura o el mandato aplicable a la Administración, al Consejo, al Parlamento o a la Comisión.

Agradecería sinceramente que el Parlamento Europeo continuara apoyando y fomentando activamente este proceso.

 
  
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  James Elles, en nombre del Grupo del PPE-DE. – Señor Presidente, hace unos días estuvimos en Liubliana con motivo del Diálogo Transatlántico entre Legisladores y agradecimos mucho el caluroso recibimiento dispensado por la Presidencia eslovena.

Los debates que mantuvimos con nuestros colegas del Congreso pusieron de manifiesto la amplitud de la agenda que el Congreso de los Estados Unidos y el Parlamento Europeo comparten en el marco transatlántico actual: temas económicos, de los que acabamos de oír hablar al Comisario, y temas políticos, que también podrían ser económicos, como el cambio climático, así como asuntos complejos, como, por ejemplo, Afganistán y el concepto de seguridad ampliado. Por consiguiente, aplaudimos este debate previo a la Cumbre UE-EE.UU. de la semana próxima.

Quiero hacer tres observaciones en torno a este debate. En primer lugar, una agenda tan amplia como ésta, en la que figuran tantos asuntos diferentes y que es tan distinta de la de hace diez años, requiere, sin duda, que empecemos a elaborar algún tipo de planteamiento común en materia de seguridad, es decir, una estrategia de seguridad. Acabamos de mantener un debate sobre la Estrategia Europea de Seguridad. Tenemos que empezar a armonizarla con la estrategia de seguridad de los Estados Unidos a largo plazo al objeto de contar con una base más amplia para poder resolver juntos esos problemas.

En segundo lugar, el diálogo entre legisladores brilla por su ausencia en este debate. En cierto modo, se nos ha dejado de lado en Liubliana, y la Cumbre se celebra en esta ciudad dentro de dos semanas. Parece una organización más propia del siglo XIX, pues no hay una verdadera conexión entre el diálogo entre Administraciones y el diálogo entre legisladores. Como bien se señala en esta propuesta de resolución, está claro que ahora debemos organizar una asamblea transatlántica en la que los legisladores más destacados de ambos lados del Atlántico puedan entablar un diálogo y concebir juntos iniciativas comunes.

Por último, haré una observación personal. Dado que la UE, los Estados Unidos y la OTAN van a abordar juntos estos temas, tal vez podría celebrarse una cumbre UE-EE.UU. al margen de la cumbre de la OTAN que tendrá lugar en Keln en la primavera de 2009 con objeto de demostrar que la OTAN, la UE y los Estados Unidos están tratando de resolver juntos esos problemas.

 
  
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  Jan Marinus Wiersma, en nombre del Grupo del PSE. – (NL) Señor Presidente, en nombre de mi Grupo, quisiera dar las gracias al Ministro y al Comisario por sus discursos introductorios. Estoy de acuerdo con la conclusión del Comisario Verheugen de que el ambiente es positivo, más positivo que hace unos años. Naturalmente, esperamos que mejore aún más con el cambio de Gobierno de principios del año próximo. Creo que ambos candidatos desean un cambio; ambos desean una mayor inversión por parte de los Estados Unidos en la cooperación internacional y en las instituciones multilaterales. Ese deseo también favorece las perspectivas de que las relaciones entre la Unión Europea y los Estados Unidos mejoren aún más. Les ruego que me disculpen por tener preferencia por uno de los candidatos, como es lógico, y hoy se ha sabido quiénes serán esos candidatos.

Sin embargo, continúa habiendo una serie de problemas pendientes de resolución. No hablaré de la cooperación económica, porque el Comisario Verheugen ya se ha referido a ese asunto y porque hace unas semanas debatimos ese tema en profundidad, pero sí quisiera volver a mencionar —como ya lo he hecho en el debate anterior— la cuestión de la no proliferación de las armas nucleares. Ha llegado el momento de adoptar una nueva iniciativa. En mi opinión, los Estados Unidos deberían tener un gesto, por ejemplo, la firma del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares; aunque hay nuevas oportunidades de celebrar acuerdos sobre la multilateralización del ciclo del combustible nuclear. Estoy contento con el discurso del candidato a la presidencia John McCain sobre la retirada de armas nucleares tácticas de Europa; señal de que está tomándose en serio esta agenda.

El segundo asunto es la cuestión del sistema de defensa antimisiles. Mi colega, el señor Rouček profundizará en ese tema, que continúa siendo importante para nosotros, porque, en nuestra opinión, no puede regularse unilateralmente en las negociaciones bilaterales que se están manteniendo con varios Estados miembros de la OTAN. Se trata de un problema europeo, y afecta a la seguridad de Europa. Por lo menos debería haberse debatido multilateralmente en el ámbito de los organismos europeos competentes. Me sumo a la crítica por la falta de acuerdo en relación con los visados y el Programa de Exención de Visado. Creemos, claro está, que todos los Estados miembros de la UE, sobre todo los Estados que forman parte del espacio Schengen, deberían incorporarse de lleno al Programa. Ahora que la Comisión puede entablar negociaciones por sí sola, espero que avance en ese sentido.

Para concluir, haré una observación más. Seguimos sin estar contentos con las respuestas dadas por los Estados Unidos a nuestras denuncias relativas a las prácticas de la CIA en el ámbito de las entregas extraordinarias y al hecho de Guantánamo siga existiendo. Hay que acabar con eso de una vez por todas; ese continúa siendo un punto importante de la agenda de la consulta conjunta.

 
  
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  Anneli Jäätteenmäki, en nombre del Grupo ALDE. – (FI) Señor Presidente, es importante los Estados Unidos y la Unión Europea mantengan una cooperación y un debate abiertos. El Comisario Verheugen también ha subrayado la importancia de la cooperación con el Congreso. Yo también tuve la oportunidad de asistir a una reunión de la Delegación de la Comisión Europea en los Estados Unidos hace aproximadamente una semana. Es importante que haya este tipo de contactos. En esas reuniones, al igual que en otros foros, claro está, se mantienen debates abiertos sobre cuestiones complejas, y, lógicamente, cada una de las partes trata de promover los temas relativos a sus regiones. Lo que se saca en claro de estas conversaciones es que, cuando los Estados Unidos intentan justificar cualquier tema de seguridad, suelen recurrir al proteccionismo económico y comercial.

Estoy totalmente de acuerdo con el señor Wiersma en que los Estados miembros no han recibido un trato justo y equitativo en lo que respecta al tema de los visados y yo también lo lamento. Esperemos que, con el cambio de Administración de los Estados Unidos, la UE pueda adoptar ante ese país una postura unánime en relación con ese asunto y que, de ese modo, todos los Estados miembros puedan recibir el mismo trato.

Por último, quisiera decir, a título personal, que, tanto en Europa como en el resto del mundo, todos hemos estado pendientes del primer asalto de la lucha por la Casa Blanca. De hecho, ha sido un magnífico ejemplo del sistema democrático estadounidense. En este sentido, la UE haría bien en mirarse al espejo. Estamos hablando de la selección de altos cargos de la UE. No hay ningún foro abierto, y menos aún un proceso estrictamente democrático, mientras esos cargos se están asignando antes de las elecciones. ¿Podrían imaginarse que, en los Estados Unidos, los principales cargos administrativos y políticos se asignasen antes de las elecciones, como sucede aquí, en la UE? En resumidas cuentas, está claro que tenemos muchas cosas que aprender de los Estados Unidos, por lo menos en materia de democracia.

 
  
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  Cem Özdemir, en nombre del Grupo Verts/ALE. (DE) Señor Presidente, Presidente en ejercicio del Consejo, Comisario, señoras y señores, queremos que las relaciones entre los Estados Unidos de América y la Unión Europea sean buenas. Pero antes es indispensable que la Unión Europea adopte una postura unánime. Los desafíos y las crisis de los Balcanes Occidentales, el Cáucaso Meridional, Oriente Próximo y Afganistán, la lucha contra el terrorismo, la crisis alimentaria que ha aflorado tanto en los medios de comunicación como en la realidad y todo lo relativo a la seguridad energética, el cambio climático y la recesión económica, así como la transparencia y la regulación de los mercados financieros son temas en los que nos necesitamos y en los que debemos cooperar. Por otro lado, también queremos reforzar la dimensión parlamentaria mediante la participación del Congreso de los Estados Unidos y el Parlamento Europeo.

Un aspecto sumamente importante para nuestros ciudadanos es —y lo digo con conocimiento de causa, como una persona que se considera transatlántica— el cierre de la prisión de la bahía de Guantánamo y del resto de cárceles secretas del mundo. Es importante que les expliquemos a nuestros amigos norteamericanos que deben acusar legítimamente a los reclusos o ponerlos en libertad y, si procediera, indemnizarles debidamente. Aunque nosotros también podemos aportar nuestro grano de arena, acogiendo a presos uigures en la Unión Europea y ayudando así a acabar con este escándalo lo antes posible.

Otra cuestión importante para la imagen de nuestros valores democráticos comunes es que, si bien estamos de acuerdo en que existe una amenaza terrorista, también debemos subrayar el hecho de que este debate se financia con fondos constitucionales. Eso no es lo que sucede actualmente en el caso de las listas de organizaciones terroristas, ni en la Unión Europea ni en los Estados Unidos. Por consiguiente, este asunto también se ha de poner a prueba urgentemente. Quisiera insistir en que el terrorismo y la delincuencia organizada han de atajarse sobre la base de los derechos fundamentales y los principios constitucionales comunes, y se procederá del mismo modo en el caso del intercambio de datos personales entre los Estados Unidos y la Unión Europea.

Por último, el cambio climático es asimismo un asunto importante, porque influye en muchos aspectos, desde la seguridad alimentaria y la energía hasta el suministro de agua, y, por lo tanto, se le ha de conceder la máxima prioridad en la Cumbre. Ambos socios deberían adoptar una estrategia común para atajar el cambio climático. Nuestro objetivo ha de ser limitar el aumento de la temperatura a dos grados, como máximo, con respecto a los valores preindustriales. Exigimos a los países industrializados que cumplan su responsabilidad.

 
  
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  Brian Crowley, en nombre del Grupo UEN. – Señor Presidente, quisiera dar las gracias al Presidente en ejercicio del Consejo, Dimitrij Rupel, y al Comisario Verheugen por su introducción al tema del debate. Lo que se observa, en muchos sentidos, es una convergencia de los ideales y los objetivos de los Estados Unidos y la Unión Europea, pero solemos centrarnos demasiado en nuestras diferencias. Si bien es cierto que el océano Atlántico nos separa geográficamente, lo que nos une está en nuestro corazón y en nuestra mente, en nuestros sistemas de valores y en nuestras convicciones relativas al control democrático y a la promoción de las instituciones democráticas en todo el mundo.

Tenemos que centrarnos en los aspectos clave del tipo de planteamiento que los Estados Unidos y la Unión Europea pueden ofrecer al mundo en el siglo XXI. Naturalmente, mis colegas han mencionado muchos de los retos a los que nos enfrentamos, entre los que se cuentan el cambio climático y los objetivos de desarrollo. Pero ante todo debemos centrarnos en sembrar la paz y la estabilidad en las regiones y en las zonas.

Por eso, resulta bastante oportuno que la próxima Cumbre entre la UE y los EE.UU. se celebre en Liubliana, pues en Liubliana podemos mirar al oeste y comprobar que hay paz y estabilidad en la Unión Europea. Podemos mirar al sureste y observar la posible fractura de los Balcanes Occidentales y el peligro que acecha a esa región. Podemos mirar más al este y ver indicios de peligro y de fractura en los acontecimientos de Oriente Próximo. Por eso, creo que es importante que, cuando nos reunamos para debatir, las agendas se centren por fuerza en aspectos clave, aunque, como es lógico, esas agendas serán amplias.

En mi opinión, esos aspectos clave deberían basarse en lo siguiente: garantizar la continuidad de la labor del Cuarteto en lo que respecta al proceso de paz de Oriente Próximo; garantizar la promoción y el apoyo del acuerdo alcanzado en Doha por las partes en relación con la situación del Líbano, y brindar a Kosovo y a otras zonas de los Balcanes Occidentales las garantías de seguridad necesarias para que puedan consolidar sus democracias en un futuro estable y pacífico. Pero lo más importante es que nos unamos para guiar al resto del mundo, especialmente en lo relativo al cambio climático, a la energía y a los alimentos, porque el principal problema al que se enfrentan muchos países de todo el mundo —no sólo los desarrollados, sino también los países en desarrollo— es el precio de los alimentos y las dificultades ese precio acarreará.

Juntos, los Estados Unidos y la UE no sólo pueden mantener una posición firme, sino también ejercer un gran liderazgo de cara al futuro.

 
  
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  Dimitrios Papadimoulis, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (EL) Señor Presidente, Presidente en ejercicio del Consejo, Comisario, ¿expondrán los puntos concretos en los que discrepan?

El Parlamento Europeo está exigiendo el cierre de Guantánamo, y acaban de salir a la luz revelaciones acerca de barcos-cárcel que seguramente hayan hecho escala en puertos europeos. ¿Les dirán algo al respecto a los norteamericanos o apoyarán las exigencias de los ciudadanos estadounidenses? ¿Les dirán algo para que dejen de socavar el acuerdo internacional sobre el cambio climático, para instarles a que abandonen su planteamiento unilateral con respecto a los biocombustibles y para que se comprometan mínimamente con la resolución de la crisis alimentaria actual, que está disparando los precios de los alimentos? Señor Verheugen, dado que usted ha desempeñado un papel destacado en el levantamiento de la prohibición del pollo clorado, que llevaba en vigor en la UE desde 1997, permítame decirle que, si no estamos de acuerdo con usted —y somos muchos los que no lo estamos—, no es por ignorancia, sino porque creemos que la protección de la salud pública es más importante que los intereses comerciales. Veintiuno de los veintisiete Estados miembros no están de acuerdo con usted, y tampoco lo están el Parlamento Europeo, por unanimidad, ni la comisión parlamentaria competente; incluso en el seno de la Comisión existe una fuerte oposición. Este asunto no se puede tomar a la ligera, señor Verheugen, debe dar algunas explicaciones.

 
  
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  Philip Claeys (NI).(NL) Señor Presidente, la asociación entre la Unión Europea y los Estados Unidos constituye uno de los pilares de las políticas exteriores de la UE, como bien se señala en la resolución común. Esa asociación comporta una serie de acuerdos evidentes, como, por ejemplo, el principio de no intervenir en los asuntos internos de la otra parte. Lamento decir que, en los últimos años y también últimamente, nuestros socios norteamericanos no siempre han cumplido ese acuerdo. Por ejemplo, el Presidente y el Departamento de Estado de los Estados Unidos se han pronunciado abiertamente a favor de la adhesión de Turquía a la Unión Europea en repetidas ocasiones y han ejercido presión a tal efecto. Ese comportamiento es inaceptable. Es como si el Consejo Europeo o la Comisión Europea tratara de lograr que México se incorporase a los Estados Unidos y se integrase en ese país. El hecho de que Turquía sea miembro de la OTAN no quiere decir que su adhesión a la Unión Europea sea posible. La OTAN es importante para la Unión Europea, pero no es lo mismo que la Unión Europea. Son dos cosas diferentes, y la Cumbre de la semana próxima constituye una buena ocasión para recordárselo a nuestros socios de una manera amistosa pero firme.

 
  
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  Elmar Brok (PPE-DE).(DE) Señor Presidente, Presidente en ejercicio del Consejo, Comisario, creo que está absolutamente claro, y así se ha señalado claramente en las diversas intervenciones, que, juntos, la Unión Europea y los Estados Unidos de América pueden contribuir —como nadie más puede hacerlo— a la paz y a la libertad mundiales, sobre la base de sus valores.

Sin embargo, somos conscientes de que a veces tenemos nuestras diferencias. Si bien es cierto que, algunas veces, la unilateralidad norteamericana resulta muy desagradable, esa unilateralidad se debe, en parte, a nuestra debilidad. Por eso, la creación de una verdadera asociación requiere una política europea mejor frente a los Estados Unidos, fuerza interna y una postura unánime en materia de política exterior y de seguridad. Con el Consejo Económico Transatlántico, ahora disponemos de un instrumento para consolidar nuestros intereses comunes en un ámbito específico.

Por eso, lamento mucho que todo esté a punto de venirse abajo por el tema del pollo, que el Presidente de los Estados Unidos tenga que llamar por teléfono por ese asunto y que tampoco hayamos mostrado cierta voluntad de ceder en el tema. En ese sentido, tenemos que plantearnos si se han llevado al extremo muchas cosas y, por lo tanto, estamos en condiciones de establecer una base para el desarrollo de un mercado transatlántico, que nos permita determinar nuestros intereses comunes en el ámbito internacional, aplicar las normas y —como bien ha dicho el señor Elles— contar con los Parlamentos para ello. Como bien ha señalado el Comisario Verheugen, ya se ha visto afectada la legislación aplicable a muchos sectores; por eso, se ha de contar preventivamente con los Parlamentos de ambas partes a fin de controlar la situación y aplicar juntos esas normas en todo el mundo.

Si tuviéramos éxito en esa empresa y pudiéramos mantener ese empuje después de las elecciones estadounidenses de este año y después de las elecciones de la Unión Europea del año próximo, puede que hayamos sentado las bases para comprender que el cambio climático, la delincuencia organizada, la migración y muchas otras cuestiones sólo pueden abordarse en cooperación, en aras de un mundo mejor. Esa es la razón por la que deberíamos colaborar más estrechamente con nuestros amigos norteamericanos.

 
  
  

PRESIDE: Mario MAURO
Vicepresidente

 
  
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  Libor Rouček (PSE). – (CS) Señoras y señores, aprovecharé esta intervención para mencionar un aspecto de las relaciones entre la Unión Europea y los Estados Unidos; a saber, el escudo antimisiles estadounidense. En mi país de origen, la República Checa, donde está previsto que se instale una base de radar, que forma parte de ese escudo antimisiles, dos tercios de la población se oponen categóricamente a este plan. Los ciudadanos checos creen que el escudo antimisiles no sólo concierne a las relaciones bilaterales entre los Estados Unidos y la República checa o Polonia, sino que el sistema antimisiles y la no proliferación de las armas son cuestiones que afectan a la seguridad del conjunto de Europa. Por consiguiente, deseo instar de nuevo al Consejo a que cree de una vez por todas una plataforma de debate sobre este asunto en la que participen todos los Estados miembros de la UE. También deseo aprovechar esta oportunidad para instar a los Estados Unidos a que no firmen en este momento los tratados sobre la instalación de los componentes de su escudo antimisiles en Europa. Los Estados Unidos y Europa se enfrentan a una serie de problemas mucho más urgentes, como, entre muchos otros, la lucha contra el terrorismo, la seguridad del suministro energético, el calentamiento del planeta y Afganistán. De modo que trabajemos juntos (y quiero decir juntos, como socios) para encontrar soluciones a esos problemas. Podemos dejar para más adelante esas cuestiones que no son urgentes y que actualmente no nos unen, sino que nos dividen.

 
  
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  Sophia in ‘t Veld (ALDE). – Señor Presidente, el Comisario Verheugen acaba de dirigir un llamamiento al Parlamento Europeo para que haga uso de sus contactos en el Congreso en relación con la cuestión de la inspección del 100 % de los contenedores. De acuerdo, creo que lo haremos con mucho gusto; pero, a cambio, opino que el Parlamento debería comprometerse más con ciertos temas, como, por ejemplo, el sistema transatlántico de protección de datos, puesto que, durante el último año y medio, han sido los funcionarios quienes se han ocupado de ese asunto a puertas cerradas, como si se tratara de una simple cuestión técnica y no de algo que concierne a nuestras libertades civiles y a nuestros derechos fundamentales. Ese asunto no requiere la intervención de los diplomáticos; es hora de que la Comisión y el Consejo lo presenten ante el Parlamento Europeo.

Otro tema es el relativo a lo que las autoridades estadounidenses anunciaron el otro día: el sistema electrónico de autorización de viaje. Quisiera saber si el Consejo y la Comisión piensan plantearlo en la Cumbre con los Estados Unidos. Me da la impresión de que, a estas alturas, disponemos de un conjunto deslavazado de medidas de seguridad que afectan a los viajeros —la autorización electrónica de viaje, el PNR, el sistema API, los pasaportes electrónicos, las huellas digitales, los sistemas de entrada y salida, el sistema de reconocimiento automático, el visado, la exención de visado, etc.— y que la UE se está limitando a copiar. Ya es hora de que, en lugar de eso, empecemos a hablar de un marco de medidas de seguridad coherente, eficaz y proporcional.

En este contexto, quisiera saber si la Comisión y el Consejo piensan plantear las siguientes cuestiones a las autoridades estadounidenses. Han anunciado que —a partir de agosto, creo—, las compañías aéreas y las compañías de transporte marítimo tendrán que tomar diez muestras de la impresión digital y el reconocimiento facial de todos los pasajeros y remitir esa información al Departamento de Seguridad Interior de los Estados Unidos en un plazo de veinticuatro horas. Voy a formular una pregunta parlamentaria en relación con este asunto y me gustaría saber si el Consejo y la Comisión están de acuerdo conmigo en que las compañías de transporte no deberían asumir funciones relativas a la aplicación de la ley y a la seguridad y si piensan intervenir.

Por último, en lo que se refiere a la exención de visado, quisiera señalar un aspecto en particular. Esto lo hemos preguntado varias veces y no hemos recibido ninguna respuesta. ¿Piensan plantear el tema de la prohibición de viajar a los Estados Unidos impuesta a las personas seropositivas; una prohibición que resulta inadmisible?

 
  
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  Mirosław Mariusz Piotrowski (UEN).(PL) Señor Presidente, no hace mucho, el Parlamento Europeo adoptó una resolución en la que instaba a los Estados Unidos a que suprimieran el requisito de visado para los ciudadanos de todos los Estados miembros de la UE y a que respetaran los principios de reciprocidad.

Los ciudadanos de los Estados Unidos pueden viajar libremente a todos los países de la UE, pero las únicas personas que no tienen que solicitar visados para viajar a los Estados Unidos son los ciudadanos de algunos de los países más ricos de la Unión Europea. Eso pone de manifiesto la desigualdad de trato de algunos Estados miembros de pleno derecho. Lamentablemente, se trata de una cuestión que, hasta la fecha, no ha recibido la atención que merece por parte de las Instituciones de la UE, que muchas veces pecan de un exceso de celo en otros asuntos. Estamos viviendo una situación curiosa, en la que —por ejemplo— a los ciudadanos polacos se les sigue tratando como a posibles inmigrantes económicos, a pesar de que hace siglos que su objetivo era los Estados Unidos. Al fin y al cabo, pueden trabajar en aquellos países de la UE que les han abierto sus mercados laborales. No hay ningún motivo económico ni mucho menos político por el que no deberían viajar sin visado a los Estados Unidos.

Esperemos que, en la próxima Cumbre UE-EE.UU., los países de la UE planteen este problema con firmeza y que finalmente lo resuelvan.

 
  
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  Jana Bobošíková (NI). – (CS) Señor Presidente, dado el enérgico discurso del Comisario Verheugen acerca de la prosperidad, espero que en la Cumbre se procure averiguar ante todo el modo de frenar la escalada de los precios de los alimentos. Espero que se dé una respuesta política adecuada al hecho de que decenas de millones de personas vayan a morir de hambre este año y otros cien millones de personas vayan a hundirse aún más en la pobreza. Al mismo tiempo, la leche se está tirando ahora mismo en Europa, y la semilla de colza y la caña de azúcar servirán para alimentar los depósitos de los vehículos. Debido a la magnitud de las subvenciones y los aranceles de importación, resulta más rentable cultivar combustible que cereales, aunque todo el mundo sabe que el precio del trigo bajaría inmediatamente un 10 % y el del maíz, nada menos que un 20 %, si los países declararan una moratoria sobre los biocombustibles. Señor Presidente, creo que la reunión que se celebrará en Liubliana dentro de una semana revelará si la Unión Europea y los Estados Unidos van a afrontar sus responsabilidades internacionales o si van a limitarse a continuar con su debate de tono populista. A la luz de los (literalmente) nefastos resultados de las políticas agrícolas actuales, deberían suprimir lo antes posible las subvenciones agrícolas, los contingentes y los aranceles aduaneros disparatados y dejar de promover los biocombustibles.

 
  
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  Jerzy Buzek (PPE-DE).(PL) Señor Presidente, vamos a dialogar con el socio más importante de la Unión Europea. Discrepamos en muchos puntos, pero lo cierto es que estamos más unidos a los Estados Unidos que a cualquier otro país de ultramar. Sin embargo, también es cierto que, en general, tenemos distintos planteamientos para diversos temas clave que afectan a todo el planeta.

La Unión Europea ha convertido la lucha contra el calentamiento del planeta en la bandera de sus actividades, que son la prioridad de todas las Presidencias, tanto las pasadas como las futuras. Los Estados Unidos están de acuerdo en que las actividades humanas son las principales causantes del cambio climático, pero no desean asumir la responsabilidad de la lucha contra el cambio climático. Nosotros, la Unión Europea, en cambio, hemos adoptado un programa drástico para limitar las emisiones. Ese programa será de una dureza excepcional para nuestra economía. Hemos decidido hacer esto, porque deseamos que otros países se unan a nosotros. Ese es nuestro objetivo, porque no podemos salvar el planeta nosotros solos.

Los Estados Unidos son prácticamente los principales emisores de gases de efecto invernadero del mundo. Si conseguimos convencer al principal emisor de que asuma unas obligaciones comunes, quizá se pueda llegar a un acuerdo internacional en Poznań y en Copenhague, y sólo en caso de que logremos alcanzar ese acuerdo, nuestro programa para limitar las emisiones no habrá caído en saco roto. Por lo tanto, creo que, en estos momentos, uno de los asuntos más importantes para la Unión Europea —tal vez el más importante de todos— es debatir este tema con los Estados Unidos, presentarles nuestros proyectos y convencerles de que actúen conjuntamente con nosotros a escala internacional en las próximas reuniones de la Convención Marco sobre el Cambio Climático.

 
  
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  Ana Maria Gomes (PSE).(PT) La última Cumbre UE-EE.UU. de la era Bush se celebrará el 10 de junio. Esa era se ha visto empañada por la invasión ilegal de Iraq y por la ignominia de Abu Ghraib, Guantánamo y las cárceles secretas. Suspiraremos aliviados después de ocho años de involución. Ocho años desaprovechados, que se podrían haber dedicado a una lucha eficaz contra el terrorismo, sobre la base de los valores de la democracia y los derechos humanos, a la lucha por la paz en Oriente Próximo, a la lucha contra el crimen organizado y al desarme y a la no proliferación.

Aunque, ahora que sabemos que Barack Obama será el candidato del Partido Demócrata, empezamos a recuperar esa esperanza.

Obama ha prometido apoyar la consolidación del Tratado de no proliferación de armas nucleares e incluso ha mantenido el objetivo de llevar a término el desarme nuclear; algo que ha hecho reaccionar a su oponente republicano, el Senador McCain, quien se ha alineado con la posición de Obama y ha manifestado su apoyo a la retirada de las armas nucleares tácticas de Europa. Eso demuestra que hay un número considerable de personas en los Estados Unidos que están listas para un cambio de estrategia.

Europa debe abordar a la nueva Administración lo antes posible con objeto de elaborar estrategias conjuntas para la Conferencia de Revisión del TNP de 2010 y para todos los foros en que la seguridad internacional y, sobre todo, la no proliferación de las armas de destrucción masiva estén en juego, incluso el de las negociaciones con Irán. Así pues, el contacto entre los diputados al Parlamento Europeo y los congresistas de los EE.UU. es sumamente importante y debería estrecharse inmediatamente.

Señor Presidente, el liderazgo estadounidense ya no basta para combatir las amenazas actuales ni para impedir nuevas amenazas en el futuro, aunque continúa siendo indispensable. Confiamos en que el Presidente Obama —y espero que sea él— esté a la altura del desafío y en que Europa pueda aprovechar cualquier oportunidad de contribuir a una consolidación permanente del sistema multilateral.

 
  
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  Dariusz Maciej Grabowski (UEN).(PL) Señor Presidente, los problemas aumentan en todo el mundo. El deterioro de la situación económica es un ejemplo de ello, al igual que el uso político del acceso a las materias primas, la escalada de los precios, incluidos los de los alimentos, el terrorismo y los conflictos armados locales. Ningún Estado puede resolver esos problemas por sí solo, de modo que el diálogo y la cooperación entre la UE y los Estados Unidos son indispensables.

La otra cara de la moneda es, por contra, la rivalidad económica y política entre la Unión Europea y los Estados Unidos. Los asuntos más importantes requieren, por tanto, la formalización de unos acuerdos adecuados para impedir que esa rivalidad divida a ambas partes. Hacen falta acuerdos sobre todo en el ámbito de la economía. El mundo no debería ser esclavo de ningún monopolio del capital especulativo ni de las materias primas. Europa no ha de apoyar a Al Gore y a su idea del calentamiento del planeta sin pensar en sus asuntos.

En vista del cambio de Presidente que tendrá lugar dentro de poco en los Estados Unidos, Europa debería establecer claramente sus prioridades políticas y las propuestas que tenga para su resolución.

 
  
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  Dushana Zdravkova (PPE-DE). – (BG) Como representante de un nuevo Estado miembro de la UE y como miembro de la Delegación para las relaciones con los Estados Unidos, quisiera señalar el importante papel que desempeña el Diálogo Transatlántico entre Legisladores, que tuvo lugar en la reunión celebrada en Liubliana hace sólo unos días.

Me gustaría expresar mi agradecimiento por los temas del orden del día, que daban a entender claramente que los desafíos a que se enfrentan algunos nuevos Estados miembros están muy presentes en la agenda de la Unión Europea y sus Instituciones, y eso nos da una sensación de seguridad y de protección de los intereses clave.

Sin embargo, estoy pensando sobre todo en el asunto relativo a las medidas de seguridad, a las que tanta publicidad se les ha dado. Entre ellas se cuentan el régimen de visados y los requisitos de inspección del 100 % de las mercancías.

Por un lado, esas medidas afectan a la libre circulación de los ciudadanos de mi país y, ante todo, a las posibilidades que los jóvenes tienen de disfrutar de los mismos derechos y oportunidades que están al alcance de los jóvenes de su edad de otros países; y, por otro, crean problemas económicos a países como Bulgaria, que disponen de unos puertos relativamente pequeños y tendrán que asumir la fuerte carga económica del nuevo equipo de control.

Las medidas obligarán a esos puertos a dejar de manipular la carga, y esa actividad se derivará a unas instalaciones portuarias más grandes. Eso redundará, sin duda, en detrimento de los intereses económicos de regiones como mi localidad de origen, esto es, la ciudad de Varna, y de las demás regiones del Mar Negro.

En las reuniones celebradas para debatir cuestiones relativas a los visados, comuniqué a nuestros colegas congresistas estadounidenses que la situación de Bulgaria era radicalmente distinta a la de hace diez o quince años, cuando un gran número de jóvenes se iba a los Estados Unidos y, además, el porcentaje de denegación de solicitudes de visado era reducido. Por eso, ha de iniciarse un nuevo diálogo entre ambos países.

Así y todo, creo que Bulgaria debe guardar fidelidad a la política común de la UE e insistir en la aplicación de medidas encaminadas a proteger a todos los ciudadanos de la Unión Europea sobre la base de la reciprocidad. De igual modo, nuestros colegas estadounidenses deberían entender que todos nos enfrentamos a los mismos problemas de seguridad y que tenemos que resolverlos en cooperación, en lugar de ponernos obstáculos mutuamente. Por consiguiente, apoyo la resolución y la próxima reunión.

 
  
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  Helmut Kuhne (PSE).(DE) Señor Presidente, una relación eminentemente positiva con los Estados Unidos no descarta que haya diferencias de intereses y de opiniones. Creo que una asociación en pie de igualdad sólo es posible sobre esa base. Sólo así podremos contrarrestar también el antiamericanismo de manera convincente.

Por eso, los miembros del Grupo Socialista en el Parlamento Europeo estamos a favor de mantener un diálogo directo con los Estados Unidos en materia de política de seguridad, sobre las cuestiones que competan a la Unión Europea. Pondré dos ejemplos: la credibilidad de los valores occidentales en la lucha contra el terrorismo y la cuestión de la estabilización y la reconstrucción.

Precisamente por eso estamos en contra de cualquier vínculo, manifiesto o encubierto, de la UE con la estrategia estadounidense de seguridad —vínculos como los que figuran en las enmiendas presentadas por el Grupo del Partido Popular Europeo (Demócrata-Cristianos) y de los Demócratas Europeos al informe sobre la Estrategia de Seguridad que votaremos mañana—, porque está absolutamente claro que ningún Presidente de los Estados Unidos consentirá nunca que terceros, se trate o no de la UE, sean cosignatarios de su estrategia nacional de seguridad. Por lo tanto, ¿por qué deberíamos contraer una obligación al respecto a cambio de un cheque en blanco? Eso no es igualdad, y, por eso, somos contrarios a ese tipo de posiciones.

 
  
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  Atanas Paparizov (PSE). – (BG) Señor Presidente, quisiera brindar mi apoyo a la propuesta de resolución común y mencionar dos cuestiones, al igual que en el Diálogo entre Legisladores de Liubliana; a saber: el cambio climático y la energía, en las que ambas partes, esto es, los Estados Unidos y Europa, deberían reforzar su cooperación.

Espero que después de las elecciones presidenciales surjan más oportunidades a tal efecto. Sobre todo confío en que las actividades legislativas del Congreso de los Estados Unidos permitan que se alcancen soluciones de carácter mundial en la Conferencia de Copenhague. De lo contrario, si fuéramos los únicos que pusiéramos en práctica las propuestas de la Comisión Europea en materia de cambio climático, países como Bulgaria se verían muy afectados por la pérdida de competitividad de sus productos y exportaciones.

En cuanto al sector energético, nuestra cooperación no debería limitarse a las tecnologías limpias y a su correspondiente fondo, sino que también debería englobar la energía nuclear, que cada vez parece tener más peso en el mundo, especialmente en países como China y la India. Únicamente podremos ser socios en este ámbito en caso de que la Unión Europea aborde más abiertamente en sus políticas las cuestiones relativas a la energía nuclear.

 
  
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  Peter Skinner (PSE). – Señor Presidente, quisiera centrarme en tres puntos. En primer lugar, coincido con el Comisario en que es importante que consolidemos el Consejo Económico Transatlántico y que desarrollemos la labor que podemos realizar en ese marco. Tenemos que demostrar que podemos tomarnos muy en serio ciertas cuestiones y que podemos hacer todos los cambios necesarios para la supresión de aquellas barreras —instrumentos básicos de protección nacional— que resulten inoportunas, como, por ejemplo, las impuestas a las aves de corral; es lamentable que se manifieste en el Parlamento que no deberíamos suprimir esa prohibición.

En segundo lugar, tenemos que promover la agenda positiva y desafiarnos mutuamente en lo que respecta a las cuestiones complicadas, como, por ejemplo, el cambio climático. Los resultados han sido muy positivos en el ámbito financiero, y confío en que los seguros se sumen a la lista de progresos realizados hasta la fecha en ese campo.

Por último, el reciente Diálogo Transatlántico de Liubliana no hizo sino mejorar. Se debatieron más temas y se adoptaron más acuerdos, y coincido con mis colegas en que ahora debemos alcanzar el nivel acordado en la Declaración Conjunta de Houston de 1997.

 
  
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  Corina Creţu (PSE). – Señor Presidente, deseo mencionar algunos puntos que, espero, figuren en la agenda de la Cumbre del 10 de junio.

En primer lugar, en lo que se refiere a Kosovo, está claro que a nadie le conviene que haya un nuevo Estado fracasado en los Balcanes; por eso, Rumanía lleva años participando en las iniciativas encaminadas a estabilizar la región. Nos preocupamos fundamentalmente de la delincuencia organizada, la prostitución, la trata de seres humanos y el tráfico de drogas y de armas, y creo que las autoridades kosovares deben redoblar sus esfuerzos para controlar esas prácticas.

También creo que es muy importante que se vigile de cerca la preservación de la cultura local, especialmente los monasterios ortodoxos de la zona.

Otra cuestión que desearía mencionar es la relativa a los visados para todos los ciudadanos europeos que viajen a los Estados Unidos. Me gustaría dar las gracias al Comisario Verheugen y al Ministro Rupel por haber planteado ese tema. Como han podido comprobar, hay una solidaridad enorme, que no obedece a tendencias políticas. He de decir que me sorprendió mucho que en la reunión de Liubliana nuestros colegas congresistas depositaran toda la responsabilidad de este asunto en el Departamento de Estado, mientras que el Presidente Bush decía que competía plenamente al Congreso. Espero que por fin consigan aclararlo en la Cumbre de Liubliana.

Por último, quisiera mencionar la cuestión del precio de los alimentos y la pobreza.

 
  
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  Zita Pleštinská (PPE-DE).(SK) Señoras y señores, cuando la Comisión de Mercado Interior y Protección del Consumidor viajó a Washington en julio de 2007, me di cuenta de la importancia de la cooperación entre los Estados Unidos y la Unión Europea.

En mi opinión, las políticas comunes de la UE y los Estados Unidos en materia de aranceles aduaneros, propiedad intelectual, reconocimiento mutuo, entendimiento mutuo y armonización de las normas pueden llevar a la creación de una nueva zona de comercio transatlántico que beneficie tanto a los empresarios como a los consumidores de ambos lados del Atlántico. Dado que la Directiva sobre la seguridad de los juguetes se está debatiendo en el Parlamento en este momento, también resultaría muy útil adoptar una política común en materia de seguridad de los juguetes. Estoy segura de que el Comisario Verheugen, quien representa a la Unión Europea en el diálogo transatlántico, puede realizar grandes progresos en ese ámbito.

Señoras y señores, confío en que la próxima Cumbre UE-EE.UU. sirva para que el Programa de Exención de Visado estadounidense se amplíe a todos los ciudadanos de la UE, incluidos mis conciudadanos, los eslovenos.

 
  
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  Stolojan, Theodor Dumitru (PPE-DE). (RO) Señor Presidente, quisiera dar las gracias al Comisario Verheugen por haber incluido en la agenda de la Cumbre UE-EE.UU. la cuestión relativa a los visados, que es motivo de preocupación para mis conciudadanos, a los que represento aquí, en el Parlamento Europeo. Por otro lado, insisto en que los Estados Unidos se sumen a los esfuerzos de la Unión Europea para dar respuesta a los desafíos planteados por el cambio climático; de lo contrario, todas las empresas europeas estarán en desventaja a la hora de competir con los Estados Unidos.

 
  
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  Dimitrij Rupel, Presidente en ejercicio del Consejo. – (SL) Permítanme responder a las tres preguntas que considero más importantes.

En primer lugar, en cuanto a la pregunta formulada por el señor Rouček en relación con el escudo antimisiles, la pregunta del señor Rouček excede en cierta medida a la competencia de la Unión Europea, puesto que se refiere a los acuerdos entre dos países europeos y los Estados Unidos de América, y a dos países en particular, la República Checa y Polonia, que están formalizando acuerdos bilaterales con los Estados Unidos.

A mí personalmente me gustaría que esos asuntos se debatieran en el seno de la OTAN o en el ámbito de la Unión Europea, pero en este momento eso no es posible. Como ya he dicho, se trata de un asunto bilateral que, lógicamente, compete a los países que están formalizando esos acuerdos.

En lo que se refiere al Programa de Exención de Visado, que ha sido muy criticado y se ha debatido muchas veces en este Parlamento, quisiera decir lo siguiente. En cuanto a la ampliación de ese programa, el Programa de Exención de Visado, confiamos en que el acuerdo sobre la adopción de un doble enfoque, el enfoque adoptado en la reunión ministerial entre la UE y los Estados Unidos sobre asuntos de justicia e interior, permita avanzar pronto en ese sentido.

Hasta el momento, se ha acordado que los Estados Unidos negocien con los Estados miembros los asuntos de competencia nacional y con la Comisión, los asuntos que competan a la Unión Europea. Eso es lo que he dicho antes, en mi intervención inicial. Por lo tanto, esperamos que el Programa de Exención de Visado se amplíe para acoger a más Estados miembros de la Unión Europea a finales de 2008. Actualmente hay siete países que aún no forman parte del Programa.

Señor Presidente, si me lo permite, quisiera decir unas palabras acerca del cambio climático. La pregunta era si habíamos hecho lo suficiente en lo que respecta a este asunto o problema. Me complace que durante nuestra Presidencia se hayan celebrado dos reuniones importantes sobre el cambio climático y la energía, primero, el «Diálogo de Alto Nivel sobre el Cambio Climático, la Energía Limpia y el Desarrollo Sostenible» y después, la «Revisión Estratégica del Sector de la Energía».

Sin embargo, nos gustaría que los Estados Unidos se comprometieran más con este asunto, y desde la Unión Europea trataremos de convencer a nuestros amigos norteamericanos de la importancia de que europeos y estadounidenses actúen a escala mundial y al unísono. En la actualidad, hay bastantes diferencias entre nosotros.

Diré asimismo que la Unión Europea está absolutamente convencida de que la cuestión de la lucha contra el cambio climático debe abordarse en el ámbito de las Naciones Unidas. Eso es todo lo que personalmente puedo aportar al debate.

 
  
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  Günter Verheugen, Vicepresidente de la Comisión. − (DE) Señor Presidente, señoras y señores, quisiera comentar dos asuntos brevemente. La señora In ’t Veld ha explicado muy sucintamente el primero, el de la cooperación en materia de seguridad, es decir, cómo encontrar un equilibrio adecuado entre los requisitos de seguridad de nuestros amigos norteamericanos y nuestras exigencias con respecto a las libertades individuales y los derechos individuales de nuestros ciudadanos.

Me gustaría aclararle, señora In ’t Veld, que la Comisión comparte plenamente sus preocupaciones y que transmitirá al colega competente su crítica por la falta de transparencia del proceso y le pedirá que garantice una mayor transparencia.

Tendremos que hablar con los estadounidenses antes de poder aceptar nada con relación a los principios por los que debe regirse nuestra cooperación en esos ámbitos. Si no nos avenimos en esos principios, difícilmente podremos avenirnos en cuestiones específicas. Naturalmente, ese es uno de los temas que se abordarán en la reunión que se celebrará la próxima semana en Liubliana.

Desearía no tener que añadir nada más aquí acerca de las aves de corral, pero varios oradores han sacado el tema. Siempre es conveniente saber de qué estamos hablando exactamente. Por lo tanto, también es importante que sepamos que, en este caso, no estamos hablando de un asunto relativo a la seguridad alimentaria. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria lleva muchos años explicando que las aves de corral importadas de los Estados Unidos no conllevan ningún riesgo para la salud de los consumidores. No se trata de un problema veterinario, sino de una mera cuestión de política comercial, que debe abordarse desde el siguiente punto de vista: ¿cuáles son nuestros intereses y cuál es la mejor manera de defenderlos? Creo que ya les he dicho lo que tenía que decirles.

Tampoco hay opiniones divergentes en la Comisión. La Comisión se ha mostrado dispuesta desde el principio a no dejar que esta disputa, un tanto extraña —he de decir—, se convierta en una carga y a resolver el problema.

 
  
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  Presidente. − He recibido seis propuestas de resolución(1) elaboradas de conformidad con el artículo 103, apartado 2, del Reglamento.

Se cierra el debate.

La votación tendrá lugar mañana.

Declaraciones por escrito (artículo 142)

 
  
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  Magor Imre Csibi (ALDE), por escrito.(RO) Como Vicepresidente de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria, animo a los representantes de la UE que participen en la reunión con los funcionarios de los Estados Unidos a que estudien las soluciones relativas al problema del cambio climático.

El cambio climático constituye un desafío de carácter mundial para el que deberíamos preparar una respuesta a escala internacional. Europa está tomando medidas al respecto, y se espera que nuestros vecinos del otro lado del océano sigan su ejemplo. Me alegro de que los Estados Unidos vayan a sumarse a las iniciativas de la comunidad internacional a partir de 2012, tras el vencimiento del Protocolo de Kyoto.

Agradezco asimismo que el Presidente de los Estados Unidos haya reconocido finalmente que necesitamos una legislación con vistas a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Animo a los representantes de la UE a que barajen un porcentaje de reducción serio que realmente ponga fin al calentamiento del planeta. No podemos consentir que necesitemos una legislación en este sentido y que, cuando alcancemos las cifras, volvamos atrás.

Al mismo tiempo, los futuros debates sobre el marco de cooperación en el ámbito del cambio climático deben fundamentarse en estudios reales sobre las fuentes de energía renovables. Me refiero sobre todo a los biocombustibles de primera generación. El porcentaje de uso y el nivel de subvención de ese tipo de biocombustibles han de ser reducidos. De ese modo, protegeremos la diversidad biológica y evitaremos la escalada de precios de los alimentos provocada por la reducción de las tierras agrícolas.

 
  
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  András Gyürk (PPE-DE), por escrito. (HU) La Cumbre UE-EE.UU. que se celebrará dentro de unos días constituye una buena ocasión para analizar la evolución de las relaciones transatlánticas en los ámbitos más importantes. En nuestra opinión, la cooperación en materia de política energética ha de ser una cuestión prioritaria en la agenda.

La seguridad del suministro energético continúa siendo el objetivo principal a ambos lados del Atlántico. Todo el mundo sabe que la mayoría de las reservas se encuentran en países que no siempre se rigen por los principios democráticos. Precisamente por eso hace falta una acción común y un esfuerzo constante en aras de la promoción de los derechos humanos y la constitucionalidad. Es importante que hagamos hincapié en que la difusión de los principios de la democracia se traducirá en una mayor seguridad del suministro energético.

Además de lo anterior, en el futuro, la cooperación habrá de centrarse aún más en la lucha contra el cambio climático. El hecho de que los Estados Unidos se hayan comprometido a sentar las bases del régimen posterior a Kyoto es digno de aplauso. Los Estados miembros de la Unión Europea y los Estados Unidos han de desempeñar un papel fundamental en la consecución del consenso de los países más desarrollados en lo que se refiere a los pilares más importantes del tratado internacional antes de que acabe el año. El paquete de medidas relativas a la reducción de emisiones adoptado recientemente en el marco de la legislación norteamericana es la última señal del deseo de Washington de asumir un papel activo en la lucha contra el cambio climático.

El precio del petróleo, que está alcanzando cotas insospechadas, pone de relieve la importancia de la acción común internacional en materia de política energética. Estamos convencidos de que es inevitable que los Estados Unidos y Europa se hagan cargo de ese asunto.

 
  
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  Gábor Harangozó (PSE), por escrito. En los últimos años, las relaciones entre la UE y los Estados Unidos han cambiado considerablemente en numerosos sentidos y están empezando a consolidarse en muchos aspectos relativos a la cooperación. El reciente caso de las negociaciones relativas a la supresión de las restricciones de visados impuestas a los ciudadanos de la UE es un ejemplo magnífico —a pesar del resultado positivo—, que demuestra por qué, para garantizar el éxito de las conversaciones entre los Estados Unidos y la UE, deberíamos evitar los simples acuerdos bilaterales, que, en realidad, socavan la capacidad de negociación del conjunto de la UE.

El hecho de contar con un acuerdo global que incluyera a los veintisiete Estados miembros, con arreglo a la distribución de competencias entre la Unión y los Estados miembros, ha sido decisivo para el apoyo de la política europea común en materia de visados. Es esencial que nos aseguremos de que, en aquellos casos que competan a la Comunidad, se formalicen acuerdos a escala de la UE con nuestros socios estratégicos, como, por ejemplo, los Estados Unidos. Creo que es conveniente para ambas partes. Es, sin duda, la única manera de asegurarnos de que el Programa de Exención de Visado garantice la reciprocidad absoluta de la exención de visado y la igualdad de trato de todos nuestros ciudadanos en lo que se refiere al estatuto de sus pasaportes, al igual que en el caso de los ciudadanos estadounidenses.

 
  
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  Tunne Kelam (PPE-DE), por escrito. Es hora de señalar con toda claridad y responsabilidad que la asociación entre la UE y los Estados Unidos no sólo es fundamental para la credibilidad y la eficacia de las acciones exteriores de la UE, sino que únicamente una estrecha cooperación y coordinación entre ambos socios les permitirá desempeñar un papel clave en este mundo globalizado y garantizar la estabilidad y la democracia.

La Unión Europea no tiene ningún otro socio en el mundo con el que compartir los valores fundamentales de la libertad, el Estado de Derecho y la defensa de los derechos humanos.

Ya va siendo hora de recuperar la normalidad de la cooperación y la confianza mutua, después del daño que ha hecho la invasión de Iraq, que incluso ha causado profundas divisiones en la UE.

Por lo tanto, insto encarecidamente a ambos socios a que lleven a término sin dilación la labor del Consejo Económico Transatlántico. Con una estrategia común para abordar los problemas relativos al cambio climático también aumentarían considerablemente las posibilidades de resolver esos problemas. Lo mismo sucedería en el caso de Irán. Tanto los Estados Unidos como la UE han de acordar una estrategia común con objeto de poner fin de una vez por todas a los preparativos para el desarrollo de armas nucleares en Irán.

Por último, necesitamos reforzar la asociación entre la UE y la OTAN, y así mejorará también nuestra cooperación en Afganistán.

 
  
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  Eija-Riitta Korhola (PPE-DE), por escrito. (FI) Señor Presidente, Comisario, deseo mencionar dos cuestiones en las que la UE debe centrar su atención en la Cumbre. Los desafíos mundiales requieren sobre todo coherencia y sentido de la responsabilidad por parte de Occidente.

En primer lugar, la Unión debería mantener un debate constructivo sobre el papel de Norteamérica en la política climática. El mundo dispone de un año y medio para cambiar de rumbo antes de Copenhague. Por un lado, tenemos que animar a los Estados Unidos a que hagan unas previsiones legislativas esenciales en materia de clima. Tenemos que hacer hincapié en que la solución al problema mundial del cambio climático radica en una economía internacional de bajas emisiones de carbono. Eso significa que los mecanismos del mercado del carbono de los distintos países deberían compatibilizarse y, a la larga, integrarse. Los regímenes regionales de comercio de derechos de emisión norteamericanos infunden esperanza.

Por otro lado, tenemos que reconocer que la fama de nuestro socio en la lucha contra el cambio climático no le hace justicia. La UE debería pedir asesoramiento a los Estados Unidos y reconocer el éxito de sus iniciativas en el ámbito del desarrollo de tecnologías limpias. A la Unión aún le queda bastante camino por recorrer en ese sentido. Los Estados Unidos están indicando el camino que ha de seguirse al proponer la creación de un fondo internacional de tecnología limpia. La cooperación entre la UE y los Estados Unidos también será fundamental para la adopción de medidas de adaptación al cambio climático.

En segundo lugar, en la Cumbre deberían ponerse de relieve los valores fundamentales con los estamos comprometidos solidariamente; a saber: la democracia, los derechos humanos y el Estado de Derecho. Tenemos que atrevernos a preguntar cómo se aplican nuestros valores fundamentales en las políticas de Occidente. Al analizarla en frío, ¿parece positiva la actuación de los líderes mundiales, por ejemplo, en el ámbito de la lucha contra el terrorismo? Dado que el terrorismo constituye una amenaza tanto para la UE como para los Estados Unidos, la forma de combatirlo ha de evaluarse positivamente.

En la retórica política internacional y en la escena mundial cotidiana, a veces parece olvidarse que, para empezar, nuestros valores fundamentales no constituyen una obligación para los demás, sino para nosotros mismos, ya estemos hablando de Oriente Próximo, de los Balcanes Occidentales o de África.

 
  
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  Bernard Wojciechowski (IND/DEM), por escrito. – La próxima Cumbre UE/Estados Unidos brindará a uno y otro socios transatlánticos la oportunidad de encontrar puntos en común sobre asuntos pertinentes para cada uno de los dos lados del Atlántico. Nuestros continentes comparten una civilización y un pasado comunes. Hemos de asegurar que los lazos de esta relación sean lo más fuertes posible para que podamos conseguir los objetivos que no sólo revisten importancia para ambos lados, sino que constituyen necesidades mundiales. La creciente y extrema necesidad de energía por parte de las economías emergentes, el aumento de los precios de los alimentos y los conflictos existentes en todo el mundo son sólo algunos de los asuntos en los debe ahondar la colaboración UE-EE.UU para alcanzar la paz y la sostenibilidad y para facilitar la dignidad humana en el mundo. Uno de los éxitos de esta relación es la OTAN, organización que todos deberíamos apoyar y reforzar, puesto que ha garantizado la paz en Europa y ha estrechado los lazos entre la UE y los EE.UU.

 
  

(1)Véase el Acta.

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