Presidenta. – El siguiente punto es el debate sobre las declaraciones del Consejo y de la Comisión relativas a las medidas contra el aumento del precio del petróleo.
Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. – (SL) El Consejo es consciente de la repercusión del aumento del precios en los ciudadanos y de su efecto negativo sobre toda la economía europea. Por este motivo, el Consejo ha abordado este asunto en sus últimas reuniones. Los jefes de Estado y de Gobierno también discutirán este asunto en el contexto de los elevados precios de los alimentos en su reunión que empieza mañana. El análisis de las razones de los elevados precios del petróleo indica que existen cambios estructurales complejos en la oferta y la demanda de petróleo en la economía mundial. La producción de petróleo a corto plazo tiene pocas probabilidades de seguir el ritmo de la fuerte demanda sostenida de las economías en desarrollo. Como las razones de los elevados precios del petróleo fueron claramente presentadas por la Comisión Europea en su informe de la semana pasada, no las trataré con detalle.
La Unión Europea experimenta las repercusiones de este cambio del precio en forma de mayor inflación, mayores gastos domésticos, problemas en los sectores agrícola y pesquero, en el transporte y en diversas industrias. La hipótesis de que las razones del aumento del precio del petróleo son de naturaleza estructural y de que la tendencia continuará en el futuro obliga a la Unión a encontrar soluciones a largo plazo. Además de estimular la competitividad de los mercados de la energía y aumentar la transparencia de los mercados del petróleo, las medidas deben centrarse en particular en aumentar el apoyo a la eficiencia energética y la diversificación de la oferta de energía.
Con relación a la eficiencia energética, permítanme recordar que en marzo de 2007 el Consejo Europeo solicitó un aumento de la eficiencia energética con el fin de alcanzar el objetivo de un ahorro del 20 % para 2020. La Directiva sobre la eficiencia del uso final de la energía y los servicios energéticos adoptada en 2006 ha contribuido a lograr este objetivo. Pero no todo se consigue por medio de la legislación. Los hogares y las empresas podrían hacer una contribución sustancial actuando más racionalmente, y el Consejo y el Parlamento podrían promover esta sensibilización.
La otra medida crucial se refiere al esfuerzo de diversificación del suministro de energía. Debo recordar que en este sentido, el Consejo Europeo de primavera del año pasado adoptó el plan de acción «Una política energética para Europa». El plan establece el objetivo vinculante de una cuota del 20 % de energías renovables en el conjunto de la UE en 2020. Menciono esto porque quiero subrayar que la Unión ya ha adoptado algunas medidas que podrían reducir la sensibilidad de la economía europea al aumento del precio del petróleo. Las políticas actuales deberán mejorarse en el futuro.
Al tratar sobre el aumento del precio del petróleo en su reciente reunión, el Consejo ECOFIN reiteró, entre otras cosas, el convenio de Manchester adoptado en septiembre de 2005. En él se establece que deben evitarse las intervenciones políticas fiscales y de otra naturaleza como respuesta al aumento del precio del petróleo, ya que distorsionan la competencia y evitan el ajuste necesario de los agentes económicos. Las medidas que pueden considerarse para aliviar la repercusión del elevado precio del petróleo en los sectores menos favorecidos de la población deben seguir siendo a corto plazo y estar orientadas, y deben evitar los efectos distorsionadores. Los ministros de finanzas del G8 que representan a los países más desarrollados también analizaron la semana pasada los precios en alza de los combustibles. Recalcaron, entre otras cosas, que el aumento de los precios del petróleo y de los alimentos es un problema mundial y que, por consiguiente, las soluciones deben buscarse a escala internacional.
También me gustaría mencionar que en la reunión del lunes de esta semana del Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores aprobamos el programa de 18 meses para las tres próximas Presidencias. Su trabajo en el Consejo abarcará muchas tareas orientadas a afrontar eficazmente la subida de los precios de los alimentos y del petróleo.
Permítanme concluir diciendo que para afrontar los retos mencionados necesitamos políticas coordinadas, tanto dentro de la UE como a escala internacional. Debemos ser cuidadosos y no crear nuevos desajustes y problemas con estas políticas. Para profundizar en estos problemas candentes también esperamos con interés la colaboración constructiva del Parlamento Europeo, en particular para elaborar las propuestas legislativas necesarias.
Andris Piebalgs, Miembro de la Comisión. – Señora Presidenta, mi jornada empieza todos los días con la comprobación del precio del petróleo, y en fechas recientes las noticias han ido más o menos siempre en la misma dirección: el precio del petróleo aumenta cada vez más. Durante los tres últimos años, el precio del petróleo en dólares de Estados Unidos se ha multiplicado por más de tres. Para la UE, esto supone una subida del 37 % en el consumo de energía procedente del petróleo, y es fácil comprender la repercusión real y potencial del elevado precio del petróleo sobre nuestras economías y nuestros ciudadanos.
Nuestra producción propia, aunque todavía es considerable, disminuye sin interrupción desde finales del decenio de 1990. El crecimiento continuo de las importaciones aumenta nuestra dependencia del petróleo, y la cantidad que pagamos por adquirir recursos energéticos también crece sin parar.
Esto tiene un efecto directo sobre nuestros ciudadanos y nuestras empresas. El precio más elevado del petróleo crea inflación, una consecuencia que ya puede apreciarse. La contribución de la energía al aumento del índice de precios en el cuarto trimestre de 2007 fue del 0,8 % por término medio en la zona del euro. Esto determina repercusiones directas y tangibles en la economía doméstica y en muchos sectores económicos, por no mencionar a quienes no pueden trasladar el precio de la energía al consumidor final.
El aumento de los precios de los combustibles para vehículos y calefacción doméstica entre abril de 2007 y abril de 2008 superó con mucho el crecimiento general de los precios al consumo. Por ejemplo, los precios de los combustibles de transporte aumentaron por término medio un 12,7 %, frente a una inflación media del 3,6 %. Nuestros ciudadanos más vulnerables están nuevamente entre los más afectados.
En septiembre de 2005 ya les hablaba del aumento del precio del petróleo, y presenté entonces un plan de cinco puntos. Desde entonces hemos estado elaborando una serie de nuevas propuestas para responder al reto de un precio del petróleo alto y en alza: sobre la eficiencia energética, sobre los automóviles, sobre la calidad del combustible, sobre las energías renovables. Como resultado de estas políticas, podemos esperar una disminución gradual del consumo de petróleo en la UE durante los próximos años. El consumo se ha mantenido más o menos estable en los tres últimos años y empezamos a cambiar a un transporte más limpio, más eficaz y basado en fuentes de energía renovables.
Debemos hacer aún más y, por supuesto, no subestimar los problemas que causa el elevado precio de la energía a nuestros ciudadanos, en particular en los hogares más vulnerables y en muchas empresas, lo que constituye una buena base para elaborar la mejor respuesta política posible a esta situación. En efecto, el hecho de que el precio del petróleo haya seguido aumentando no significa que hayan fracasado nuestras políticas. Estoy convencido de que sin nuestras ambiciosas metas en los terrenos del clima y la energía, la situación sería aún más difícil. Pero está claro que las últimas tendencias nos obligan a redoblar aún más nuestros esfuerzos.
Déjenme ahora analizar los factores a largo plazo que afectan al mercado del petróleo. Por decirlo en pocas palabras, estamos al final de la era del petróleo barato y de la energía barata en general. La demanda mundial de energía está creciendo y la Agencia Internacional de la Energía calcula que podría aumentar más de un 50 % de aquí a 2030. En particular, las economías emergentes consumen cada vez más energía.
Por otro lado, dista mucho de estar claro si la producción de petróleo será suficiente para satisfacer la demanda mundial. Los expertos dicen que geológicamente todavía hay recursos subterráneos suficientes para los próximos 40 ó 50 años. Según ha declarado la Agencia Internacional de la Energía, no está claro que los países productores tengan capacidad o voluntad para aumentar la producción y atender el continuo, prolongado y al parecer inevitable aumento de la demanda mundial de petróleo.
La era de la energía barata se ha acabado en un momento en el que de todas maneras, debido al cambio climático, tenemos la obligación para con las generaciones futuras de utilizar fuentes de energía limpias, sin carbono para generar calor y electricidad y para el transporte. Este es el reto al que nos enfrentamos. Exige una respuesta clara. Pero, antes de empezar con las medidas a largo y medio plazo, quisiera mencionar algunas a corto plazo que podrían aplicarse para aliviar la repercusión de este problema sobre los consumidores.
A corto plazo debemos atenuar donde sea necesario los efectos sobre los grupos más vulnerables mediante medidas sociales. El apoyo a los hogares más pobres puede estar justificado y ser necesario, pero ha de ser selectivo. Al mismo tiempo debemos tener mucha cautela en relación con los cambios del régimen fiscal. La experiencia ha demostrado que tales medidas, aunque en muchos aspectos son políticamente atractivas, en realidad sólo consiguen que la transición a largo plazo hacia precios de energía elevados y ahorro de carbono sea más difícil. Es mucho mejor dirigir la ayuda hacia donde sea realmente necesaria.
Para desarrollar el planteamiento a largo plazo de la UE con el fin de afrontar el reto, muchos consideran que nuestras actuales políticas en materia de energía son de «liderazgo mundial». La Comisión siempre ha insistido en que su reciente paquete de clima y energía combinaba objetivos de sostenibilidad, seguridad del suministro y competitividad, un hecho que cada vez está más claro.
Permítanme recordar con más detalle los elementos más importantes de las políticas ya implantadas o que se están examinando en esta Cámara: el proyecto de directiva para garantizar que las energías renovables representarán el 20 % del consumo final de energía para 2020; las nuevas normas para ampliar y fortalecer el Régimen Comunitario de Comercio de Derechos de Emisión (RCCDE), que asegura que vamos a alcanzar nuestro objetivo de reducir la emisión de gases de efecto invernadero en un 20 % para 2020 y establece el RCCDE como impulsor del cambio; la propuesta de reducción de emisiones de CO2 de los automóviles y la directiva de calidad del combustible que obligará a los proveedores de petróleo a reducir progresivamente el consumo de CO2 y energía en los productos que comercializan; y, lo más importante de todo, el Plan de acción para la eficiencia energética, que abarca todos los sectores a todos los niveles, desde la Asociación Internacional para la Cooperación en Materia de Eficiencia Energética hasta el Pacto de Alcaldes a escala local, con medidas específicas como el etiquetado de los bienes de consumo o la exigencia de asegurar la eficiencia energética en los edificios.
Prácticamente todas las medidas mencionadas en el Plan de acción para la eficiencia energética son rentables hasta un precio del petróleo de 60 dólares el barril.
Es un punto de partida, pero tenemos que hacer más. Por tanto, la Comisión seguirá trabajando a escala internacional, en particular en el mantenimiento de un diálogo constructivo entre los principales productores de petróleo y los países consumidores, tal como demuestra la reunión de Jeddah convocada para esta semana en Arabia Saudí, o el diálogo UE-OPEP de la próxima semana. Analizará el funcionamiento de los mercados del combustible y el petróleo en la Unión Europea y sugerirá nuevas acciones políticas en la segunda Revisión estratégica del sector de la energía que se celebrará más adelante, este mismo año. Ayudará a los países en desarrollo importadores de petróleo a mitigar las repercusiones a corto plazo de la subida de los precios del combustible y de los alimentos y a realizar mejoras estructurales destinadas a aumentar la eficiencia energética y el uso de combustibles alternativos. Liderará los esfuerzos para adquirir un mayor impulso en el uso eficiente de los recursos energéticos.
Esta seguirá siendo mi máxima prioridad. Esto implica mejorar la legislación interna en la UE. También significa presionar a favor de una asociación internacional de la eficiencia energética más efectiva, que fue adoptada la semana pasada en la reunión de ministros de la energía del G8 en Japón por iniciativa de la Unión Europea.
La legislación actual sobre uso eficiente de los recursos energéticos y las mejoras previstas para los próximos meses en edificios, etiquetado y normas mínimas de productos son verdaderamente importantes, pero debe verse sólo como una de las muchas medidas necesarias. El desafío real estriba en la aplicación eficaz de las políticas de eficiencia energética a escala nacional, regional y local en toda la Unión Europea. La Comisión desempeñará una función más destacada ayudando a los Estados miembros a afrontar este reto.
Debo hablar de los biocombustibles, un asunto que se discute con frecuencia. En el proyecto de directiva de energías renovables hemos recogido el compromiso del Consejo Europeo de conseguir que un 10 % del transporte de la UE utilice combustibles renovables para 2020. Debemos recalcar que este 10 % puede venir de biocombustibles, de electricidad obtenida de fuentes de energía renovables o del aumento de la eficiencia energética en la flota de transporte.
Estoy convencido de que la UE puede y debe generar los biocombustibles que utiliza de una manera sostenible y responsable y que no afecte a los niveles mundiales de producción de alimentos. Esto se puede hacer de una manera sostenible utilizando tierras previamente retiradas en la UE, mejorando el rendimiento del suelo de manera sostenible, invirtiendo en tecnología de biocombustibles de segunda generación y colaborando con países en desarrollo para conseguir que los biocombustibles complementen la producción de alimentos en lugar de sustituirla. Con tal enfoque, el desarrollo de combustibles alternativos y limpios para el transporte puede formar parte de la respuesta de la UE a los retos del precio del petróleo y el cambio climático.
La Unión Europea tendrá que mantener su esfuerzo internacional y el diálogo con sus socios principales. Las reuniones de la última semana del G8 y de Jeddah sobre el precio del petróleo demuestran que este asunto está en la agenda política. Debemos usar la credibilidad que estamos acumulando y liderar la acción internacional para explotar el potencial de eficiencia energética y la producción de energía limpia en todo el mundo y permitir el funcionamiento de mercados mundiales de productos básicos eficientes y de confianza.
Sin embargo, la acción empieza en casa, y un nuevo empujón al uso de energías renovables y a la eficiencia energética, no sólo beneficiaría al clima, sino también a nuestra economía.
La energía tiene un futuro entre nosotros. Este futuro se organizará muy probablemente alrededor de diferentes modelos de producción, consumo y comportamiento. Como en el caso del cambio climático, hay que actuar ahora y la Comisión debe participar plenamente.
Jean-Pierre Audy, en nombre del Grupo PPE-DE. – (FR) Señora Presidenta, señor Presidente en ejercicio del Consejo, Comisario Piebalgs, Señorías, demostremos imaginación. Todas las ideas que procuran limitar el tipo máximo de IVA, incluida la propuesta por el Presidente francés Sarkozy, son dignas de consideración y deben investigarse y quisiera proponer una propia.
El petróleo es un combustible fósil de vida limitada, y la subida del precio del petróleo es una tendencia irreversible y a largo plazo. Sin embargo, lo que está causando todo los problemas, aparte del aumento del precio propiamente dicho, es la forma súbita y espectacular en que las enormes fluctuaciones del precio internacional del barril de petróleo crudo está afectando a nuestras economías. Por consiguiente, me pregunto si la Unión Europea, sin ocultar las realidades asociadas con el aumento real del precio, no podía asegurar la estabilidad de éste siguiendo un ciclo anual para que los departamentos públicos que elaboran el presupuesto, y en especial los utilizados por los Estados miembros para sus sistemas fiscales y los establecidos al nivel del Gobierno local, junto con las empresas y negocios que celebran relaciones contractuales vinculadas con el precio del crudo y, en general, los ciudadanos corrientes que tienen que preparar sus presupuestos familiares, estén todos mejor preparados para afrontar los grandes cambios que tienen lugar en el sector energético sin sufrir las presiones diarias derivadas de las fluctuaciones súbitas del precio del petróleo debidas a los tipos de cambio mundiales, la especulación y la paridad euro-dólar.
Contra este telón de fondo, señor Comisario, propongo que se estudie la posibilidad de crear un instrumento comunitario cuyo objetivo sea garantizar el precio por barril del petróleo crudo de acuerdo con el ciclo presupuestario generalmente aceptado de un año. Un instrumento de este tipo podría emplear la técnica financiera de comprar y vender opciones en el mercado mundial y resultaría útil para combatir la especulación.
Señor Comisario Piebalgs, en 2005, cuando el precio era de 50 dólares por barril, le pedí su opinión sobre el particular, y respondió que esta idea era interesante, dado que la Comisión no tenía capacidad para controlar los precios del crudo, en particular desde que el mercado del petróleo es mundial. Sin embargo, debo insistir en este punto, porque tal instrumento comunitario funcionaría como un juego de suma cero a largo plazo y no exigirá prácticamente ningún esfuerzo financiero, lo que al menos justifica que se investigue, no —repito— como medio para oponerse a las leyes de libre mercado a las cuales estamos sometidos, sino como una forma de controlar las fluctuaciones súbitas y de reducir la repercusión que el aumento del precio del petróleo tiene a lo largo de la cadena de precios en los sectores afectados. La situación del sector pesquero, que debatiremos dentro de un momento, es un ejemplo importante.
Hannes Swoboda, en nombre del Grupo PSE. – (DE) Señora Presidenta, personalmente, me inspira mucho respeto el nivel de los dos oradores del Consejo y de la Comisión. Pero creo que las propuestas que hemos escuchado hoy y en los últimos días son pocas y llegan demasiado tarde. Por ejemplo, el documento de la Comisión no hace ninguna mención a la palabra «especulación». No es que ésta sea la causa principal del aumento del precio, pero publicar hoy un documento en el que la especulación ni se menciona es ir un poco lejos: ¡en este punto hasta el G8 es más progresista que la Comisión!
En cuanto a los sustanciales beneficios que, naturalmente, tampoco se mencionan, he apelado al Comisario varias veces y, dado que al parecer no hay modo de introducir mecanismos de control, le he solicitado que al menos asegure, por medio de acuerdos voluntarios, que algunos de estos beneficios se invertirán en medidas de ahorro de energía, en desarrollo de energías alternativas y en investigación. Esto actualmente se está debatiendo en Francia, por ejemplo. Sin embargo, el Comisario no ha formulado ninguna observación sobre ello, y no se está haciendo nada.
En cuanto al ahorro de energía y la protección de los consumidores, en principio lo apoyamos, pero las propuestas de la Comisión son muy débiles. Ha correspondido a este Parlamento la decisión adoptada hoy, en el contexto del informe Morgan, de ampliar sustancialmente los derechos de los consumidores, especialmente en relación con el ahorro de energía mediante medidores inteligentes, etc. En cuanto a las medidas sociales propuestas por el Comisario, todo lo que puedo decir es que durante mucho tiempo ha sido evidente que se requieren medidas sociales.
Hoy hemos hablado de Irlanda. Seamos francos: lo que pone nerviosos a los ciudadanos es no recibir de Bruselas ninguna información sobre sus inquietudes reales y concretas. Los pescadores del sector de las PYME o los consumidores socialmente desfavorecidos quieren recibir algún tipo de mensaje de Bruselas que les ayude a hacer frente a su difícil situación. Estamos esperando señales claras de la Comisión y el Consejo, especialmente en los próximos días.
Marco Cappato, en nombre del Grupo ALDE. – (IT) Señora Presidenta, señorías, no creo que debamos seguir el camino propuesto por el señor Audy. No creo que sea nuestro trabajo establecer medidas de control de los precios. El Comisario ha planteado un enfoque en el que debe centrarse la Unión Europea: que nuestro modelo de desarrollo utilice energías renovables y la urgente necesidad de revisar los niveles máximos previstos —20 % en energía; 10 % en transporte— y hacerlos aún más ambiciosos en un plazo aún mas breve.
Lamentablemente, tal como resulta evidente, por ejemplo, en las políticas de gas que hemos votado hoy, los gobiernos nacionales se oponen a una política europea de verdadera competencia y a una mezcla de fuentes de energía. Este es el problema. Obviamente debemos abordar el problema de la especulación. En verdad, tanto en este como en otros asuntos, los gobiernos nacionales no desean que la Unión Europea establezca reglas en los mercados financieros, pero a estas alturas no se debe pedir a Europa que busque atajos para esquivar el daño causado por las políticas nacionales. Energías renovables y planificación estratégica a largo plazo: eso es lo que pedimos, y con más rapidez que la propuesta inicialmente.
Claude Turmes, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (FR) Señora Presidenta, deseo proponer tres medidas.
En primer lugar, un impuesto sobre la especulación. Es increíble. Estamos lastrados por los costes mientras que los beneficios de Total, Eon, Exxon y otros especuladores nunca han sido mayores. Personalmente quisiera ver que el señor Juncker, Presidente del Ecofin-Eurogrupo, convierte las palabras en hechos. Podemos gravar muy fácilmente estos beneficios a escala nacional y luego coordinarlo para toda Europa; estos ingresos, que ascenderán a millones de euros, constituyen el foco de mi segundo punto.
En segundo lugar, cada país usará estos ingresos para crear un fondo que compense los apuros de pescadores, conductores de camiones y muchos de los hogares que se ven en dificultades para pagar sus cuentas; no se trata de subvencionar directamente la energía, sino de ayudarles a encontrar el dinero para pagarla y, sobre todo, de vincular esto con la eficiencia energética. Son los más desfavorecidos de nuestra sociedad quienes no tienen dinero para comprar refrigeradores más eficientes desde el punto de vista energético. Es aquí donde tenemos que intervenir.
En tercer lugar, como inductores y agitadores políticos, tenemos que ser francos con las personas a las que representamos. La emergencia actual no es un problema político menor relacionado con el petróleo. Es una crisis estructural. Tenemos un modelo económico desarrollado para mil millones de personas de clase media de Estados Unidos, Japón y Europa. Ahora, este modelo económico se está ampliando a millones de personas de clase media de China, India, Nigeria, Sudáfrica, México y Brasil. El problema inherente a este modelo es que no tiene en cuenta ni los recursos ni la contaminación ambiental. Por consiguiente le digo, señor Comisario, que tenemos que ser más ambiciosos en cuanto al uso eficiente de los recursos energéticos y deseo preguntarle lo siguiente: ¿no debería el Consejo solicitar a la Comisión que en septiembre proponga un paquete completo de medidas como iniciativa europea para invertir en eficiencia energética?
Gintaras Didžiokas, En nombre del Grupo UEN. – (LT) La política de tributación de productos de la energía de la UE se introdujo en 1993. En aquel momento, el precio de un barril de petróleo era de 16 dólares. Hoy, cuando el precio del petróleo ha alcanzado los 140 dólares, nos preguntamos si la política actual de la UE en materia tributación de productos de la energía está justificada. Los ciudadanos y las empresas de la UE están pagando mucho más por el combustible que los de otras partes del mundo.
Esto se debe a que, además del IVA, se paga un impuesto especial que, además, la UE está pidiendo que se aumente todavía más; nos enfrentamos con una situación verdaderamente paradójica: cuanto más caro es el combustible, tanto más dinero cobran los gobiernos a sus ciudadanos. La cadena de huelgas que ha barrido Europa es una clara demostración de la creciente insatisfacción de sus ciudadanos con la situación, frente a la cual la UE no está tomando ningún tipo de medidas. Esta es una señal muy clara. ¿Podemos pasarla por alto?
¿No piensan la Comisión y el Consejo que es el momento adecuado para examinar la política de la UE en materia de tributación de los productos de la energía, especialmente respecto a los impuestos especiales, el IVA y el derecho de importación? ¿Cómo puede justificar la Comisión el riguroso mensaje que está enviando a la población, según el cual ésta debe aprender a vivir con el continuo aumento del precio de los combustibles? ¿Ha considerado la Comisión la posibilidad de que el continuo aumento del precio de los combustibles pueda minar la confianza de los ciudadanos en la UE, dado que ésta parece interferir en los intentos de sus gobiernos de adoptar medidas drásticas? Los hechos que subyacen a las excusas para no poder o no querer hacer nada en el ámbito de la tributación están más allá de cualquier crítica.
La opinión de que reduciendo los impuestos la situación no mejoraría o incluso empeoraría no es válida. No son los países europeos los únicos que compran en el mundo petróleo y derivados del petróleo. No hay petróleo para Europa y para fuera de Europa. Hay unos precios mundiales del petróleo; sencillamente, Europa aplica a los derivados del petróleo impuestos más altos, lo que supone una pesada carga para sus ciudadanos. Los derechos de importación están limitando la competencia.
Quizás los cambios en la política fiscal no resuelvan todos los problemas, pero nos permitirían reaccionar más rápidamente a los cambios del mercado y facilitarían la supervivencia en tiempos difíciles. ¿No tiene esto importancia suficiente? Sin duda, necesitamos otras medidas a largo plazo; recibo con satisfacción la introducción de estas medidas, pero necesitamos acciones decididas. Los ciudadanos de la UE no necesitan bonitas palabras. Lo que necesitan son decisiones correctas que permitan una respuesta rápida ante cualquier problema que surja. La política fiscal, especialmente la política del IVA, no fue creada por Dios; debe cambiarse cuando no se ajusta a la situación actual.
Dimitrios Papadimoulis, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (EL) Perdóneme, señora Presidenta, pero las posiciones adoptadas por el Consejo y la Comisión son decepcionantes. No hay nada en ellas excepto palabras, ningún indicio de medidas concretas. No es de extrañar, por tanto, el «no» en los referendos de Irlanda, Francia y Países Bajos. No es de extrañar que en países como Bélgica, donde rara vez hay manifestaciones, miles de personas estén en pie de guerra.
Ni el Presidente en ejercicio del Consejo ni el Comisario han mencionado la palabra especulación. ¿Qué haremos con la especulación? ¿Por qué no se le aplican impuestos? ¿Por qué no se propone una tributación nacional coordinada por la UE cuyo producto se destinaría en parte a apoyar fuentes de energía renovables, energías limpias y programas de ahorro energético?
Es más, señoras y caballeros de la Comisión y del Consejo, el aumento de los precios del petróleo beneficia a los fondos estatales, porque los impuestos recaudados por los Estados miembros aumentan en consonancia. Por tanto los estratos sociales más desfavorecidos son los más afectados por la inflación y los precios altos. La inflación para los pobres es un 40 % o un 50 % mayor que la tasa de inflación general. Por consiguiente, parte de los ingresos fiscales de los Estados miembros debería entregarse como ayuda directa a los estratos más vulnerables de la sociedad. Debemos adoptar medidas, no limitarnos a la retórica.
Espero que en sus intervenciones finales nos expliquen por qué han rechazado rápidamente las propuestas presentadas por gobiernos de derechas, como el del señor Sarkozy, y no las presentadas por gobiernos de izquierdas. ¿Creen que el señor Sarkozy es demasiado comunista? Si algo saldrá en limpio de esta crisis de especulación de los precios de los alimentos y el petróleo es que los días del neoliberalismo corto de miras han terminado. Estamos esperando a que ustedes también capten esto.
Pervenche Berès (PSE). – (FR) Señora Presidenta, señor Presidente en ejercicio del Consejo, Comisario, hoy abrimos el debate sobre la base de un comunicado que en realidad es una nota improvisada de la Comisión que se ha transformado en comunicado como resultado de la conmoción creada en la opinión pública por la situación que los europeos viven día tras día .
El G8 ha planteado la cuestión de la especulación en los mercados del petróleo. Conocemos demasiado bien la situación a la que actualmente nos enfrentamos, si de verdad queremos llegar al fondo, y Claude Turmes lo ha mencionado. La crisis del petróleo que estamos debatiendo y que está causando enormes dificultades a nuestros ciudadanos es uno de los elementos, uno de los signos de la segunda era de la globalización en la que ahora hemos entrado, una era en la cual los desajustes mundiales que se ciernen sobre nosotros y que nos han dejado indefensos, han alterado el sistema, y la primera manifestación de esto fue la crisis financiera de Estados Unidos, que se ha propagado a una velocidad notable en nuestros propios mercados y que ha roto la burbuja especulativa y arrasado el mercado inmobiliario para a continuación irrumpir en el de los productos básicos, donde ha repercutido muy en particular en los precios del petróleo y de los alimentos. El equilibrio existente entre la oferta y la demanda en este mercado específico hizo el resto.
Ante esta situación, la Unión Europea se anticipó muy correctamente a los sucesos del año pasado elaborando una estrategia que describiría como la de las cuatro estrategias 20 para 2020: 20 % menos consumo de energía, 20 % más eficiencia energética y 20 % más energías renovables.
Sin embargo, como siempre, encontramos las mismas deficiencias bajo la superficie. Al establecer el mercado único nos olvidamos de que para lograr que ese mercado interior sea aceptable también debe tener una dimensión social. Al querer crear un mercado único europeo de bienes y servicios nos olvidamos de que quizás deberíamos tener en cuenta las realidades sociales de los Estados miembros, y cuando proporcionamos a la Unión Europea una estrategia adecuada a largo plazo para la energía nos olvidamos de que esto tiene un coste durante el período de transición, por usar la jerga de los economistas, y si nos preguntamos cuáles serán los consumidores más afectados, podemos responder que serán los sectores menos favorecidos de la sociedad los más gravemente afectados por el aumento del precio de los combustibles.
Hay varias categorías, con frecuencia mencionadas hoy, que conforman las profesiones más expuestas a estos factores en su trabajo diario, como son los pescadores y los transportistas, pero detrás de ellas también están todos esos hogares de bajos ingresos que son los primeros en sufrir la situación en su presupuesto diario, ya que para estas familias los costes de vivienda y transporte se ven inmediatamente afectados por el aumento del precio de los combustibles, que proporcionalmente les afecta mucho más que a los bolsillos de los especuladores que obtienen sus ingresos de esos aumentos.
Jelko Kacin (ALDE). – (SL) El rápido aumento del precio de los combustibles están deteniendo el transporte en Europa y en el mundo. Los transportistas se manifiestan airados, los pescadores exigen compensaciones, y el transporte es cada vez más caro. Los costes están deteniendo literalmente el transporte de mercancías. Lo más espeluznante es que al lado de estos precios, los costes de producción del petróleo son en realidad mínimos. Los costes de producción son literalmente insignificantes.
El transporte de personas es la esencia de la libre circulación de personas y es una condición previa para la libre circulación de mercancías. El coste de los combustibles plantea una amenaza drástica principalmente al transporte aéreo, que es sumamente vulnerable a estos costes. Esto se aplica especialmente a las líneas económicas, que han permitido que nuevos grupos de ciudadanos descubran Europa y el mundo. La crisis de las compañías económicas, que podría presentarse este otoño, no solo afectará al turismo, sino también a los sectores de la aviación y financiero y, en consecuencia, a toda la economía.
En tales circunstancias la Unión Europea debe demostrar que comprende los retos y que está respondiendo a ellos de forma operativa. En estas circunstancias, mediante acciones adecuadamente coordinadas podemos mejorar la posición de las instituciones de la Unión Europea y calmar la situación de los mercados. Un momento de crisis financiera y económica es una oportunidad para que la Unión Europea demuestre que es un marco útil, necesario y eficaz para nuestras economías, y en particular que las instituciones europeas son la herramienta adecuada para esas economías.
Charles Tannock (PPE-DE). – Señora Presidenta, los elevados precios del petróleo y el gas van a seguir así, y dudo mucho de que volvamos a ver el barril muy por debajo de 80 dólares. Occidente estaba desprevenido y subestimó el aumento del consumo en la China y la India, la inversión insuficiente en tecnologías de prospección y extracción, la incapacidad —o quizás la renuncia— de Arabia Saudí para abrir sus grifos como productor compensador y los riesgos geopolíticos de países como Venezuela, Nigeria o Irak.
¿Cuál es la respuesta, en mi opinión? Debemos, por supuesto, consumir menos, invertir en energías renovables y nuevas tecnologías, como los automóviles de hidrógeno, y determinar si los biocombustibles, considerando su efecto general, son buenos o malos para el mundo en desarrollo en cuanto a emisiones e inflación del precio de los alimentos.
Los Diputados de esta Cámara, en particular los de la izquierda, que creen que todo se debe a la especulación, pero están equivocados, pues el especulador no puede acumular el petróleo en grandes cantidades y percibir los beneficios. Sólo Estados Unidos dispone de medios para hacerlo.
Por último, recibo con satisfacción la decisión de Italia de construir un reactor nuclear, y espero que otros Estados miembros de la UE sigan su ejemplo.
Csaba Sándor Tabajdi (PSE). – (HU) Tenemos que aceptar que los precios del petróleo se mantendrán elevados a largo plazo. La Unión Europea y los Estados miembros deben estar preparados para cualquier eventualidad. Como ha dicho el Comisario Piebalgs, debemos invertir mucho más en desarrollar tecnologías de bajo consumo respetuosas con el medio ambiente, en energías renovables y en construir centrales de biogás, como se menciona en el informe que he elaborado como ponente. Los esfuerzos centrados en ahorrar energía son también importantes, incluido el de mejorar el aislamiento de las viviendas, por ejemplo. No tenemos soluciones mágicas, y no podemos retener la energía en nuestras fronteras; pero al mismo tiempo debemos buscar soluciones a corto plazo. Quisiera pedir a la Comisión Europea que permita a los Estados miembros, incluida Hungría, reducir temporalmente los impuestos especiales del gasóleo, porque Estados Unidos tiene una enorme ventaja competitiva en este terreno. Gracias por su atención.
Danutė Budreikaitė (ALDE). – (LT) Es evidente que el problema sólo se podrá resolver de verdad con medidas a largo plazo. Pero algunos quizá no sobrevivan el tiempo suficiente para ver los resultados de tales medidas. En cuanto a las medidas a corto plazo, la única propuesta ha sido la ayuda para las familias pobres. Pero si el comercio, el sistema de transporte, la pesca, la pequeña y mediana empresa y la agricultura entran en bancarrota, serán necesarias medidas a corto plazo para muchas personas.
En 1992 se introdujo el impuesto especial sobre los combustibles derivados del petróleo. En 2004 el impuesto se aplicó a todo el sistema de energía. ¿Significa esto que los impuestos no tienen ninguna influencia? Los impuestos tienen una repercusión enorme, y en mi opinión es muy importante reducir el impuesto especial hasta que se hayan aplicado medidas a largo plazo.
Una más cosa: no se habla del hidrógeno como recurso nuevo (o renovable). Se sabe que China y Canadá lo utilizan para mover automóviles y Japón, para calentar edificios.
Pedro Guerreiro (GUE/NGL). – (PT) Dado el vertiginoso aumento del precio de los combustibles y teniendo en cuenta sus efectos devastadores sobre personas y empresas, sobre el transporte, la pesca, la agricultura y la industria, no podemos olvidar que las grandes empresas petroleras han aumentado enormemente sus beneficios, básicamente como resultado de la especulación con los precios basada en la valoración especulativa de reservas de petróleo adquiridas a bajo precio.
Teniendo en cuenta lo anterior, necesitamos medidas para combatir esta especulación escandalosa, en particular la propuesta que hemos presentado para que en cada Estado miembro se introduzca un impuesto que se aplicará exclusivamente a los beneficios especulativos obtenidos por efecto de la acumulación de reservas y que se transformarán en ingresos públicos. Estos ingresos deben a continuación distribuirse entre los sectores económicos más afectados de cada Estado miembro.
Czesław Adam Siekierski (PPE-DE). – (PL) Señora Presidenta, Europa y el mundo entero se encuentran en una situación en la que los precios del petróleo pueden determinar no sólo el crecimiento económico, sino también la profundidad de la crisis que está empezando a sentirse en el mercado de los alimentos y en el sector pesquero. En el sector del transporte es probable que surjan problemas muy pronto.
¿Qué medidas exige esta situación? A largo plazo hay que desarrollar una política energética estable y ampliamente consensuada. Este asunto se ha debatido mucho en la Unión y en esta Cámara. A corto plazo, la ayuda debe dirigirse a sectores específicos. A modo de ejemplo podría mencionar la ayuda orientada a agricultores, pescadores y transportistas. La ayuda debe entregarse ya en la segunda mitad de este año. Debo recalcar que me refiero a una ayuda orientada específica en una época específica del año. También deben tomarse medidas para limitar la especulación y las prácticas monopolistas.
Por último, debemos reconocer que es preciso revisar la política fiscal, tanto en la Unión como en los Estados miembros.
José Ribeiro e Castro (PPE-DE). – (PT) Quiero felicitar al Comisario por sus declaraciones, que subrayan la importancia de la energía nuclear y su absoluta transparencia.
Los números no nos engañan: los precios del petróleo y el gas seguirán aumentando; la presión creada por el consumo mundial de energía seguirá creciendo; nuestras propias necesidades de energía seguirán aumentando, y al mismo tiempo, no podemos dejar de cumplir con nuestras responsabilidades, en particular la urgente necesidad de combatir las emisiones de CO2.
Como resultado, la energía nuclear debe formar parte del programa y no podemos olvidarla. No podemos descartar ninguna fuente importante de energía, en particular si es limpia y segura. Obviamente necesitamos energías renovables, pero no son suficientes. Sí, necesitamos utilizar de forma eficiente los recursos energéticos, pero esto no es suficiente. Sí, necesitamos buenos biocombustibles, pero no son suficientes.
Por tanto, tenemos que elegir una alternativa: o bien la energía nuclear es mala y debe prohibirse; o, si no se prohíbe porque es segura y porque ha avanzado la tecnología y la ciencia, todos debemos beneficiarnos de su producción.
Debemos tener visión de futuro o iremos de mal en peor y de peor al desastre total.
Theodor Dumitru Stolojan (PPE-DE). – (RO) El efecto del aumento del precio del petróleo y el gas natural ya se siente en todas las actividades económicas, al igual que en los programas sociales, y alcanzará su máximo nivel el próximo invierno. Con razón, la Comisión Europea debate soluciones estructurales para ahorrar energía y diversificarla. No obstante, necesitamos cambios fundamentales en la economía europea; de hecho, necesitamos una nueva estructura tecnológica europea, y debemos lograrla a medio y largo plazo. Por este motivo, pienso que la Comisión Europea tiene que revisar y reexaminar sus predicciones financieras para el período 2007-2013 y aumentar el esfuerzo en nuevas tecnologías y las inversiones en el campo de la energía.
Janez Lenarčič, Presidente en ejercicio del Consejo. – (SL) En mi intervención inicial mencioné que los informes de los organismos competentes indican que los motivos del aumento del precio del petróleo son de naturaleza estructural. Es una observación importante.
En este debate se ha mencionado varias veces la influencia de la especulación. No quiero negarla ni minimizarla, pero me gustaría recalcar que la especulación en sí no conduce a una subida de los precios de la energía, a menos que haya razones estructurales para ello. Y las hay. Esto exige medidas a más largo plazo.
Los tiempos de la energía barata, al menos de fuentes fósiles, tienen los días contados. Esto a su vez exige acciones a largo plazo de la Unión Europea, como ya he dicho, e irían en dos direcciones. En primer lugar, aumentar la eficiencia energética y reducir así nuestro consumo, entre otras cosas. A su vez esto reduciría la dependencia de Europa y de la economía europea de la energía importada de fuentes fósiles. En segundo lugar, diversificar y especialmente orientarnos hacia el uso de fuentes de energía renovables. Aquí estoy de acuerdo con el señor Papadimoulis en que cada día debemos invertir más en fuentes de energía renovables; pero esa mayor inversión la estimula precisamente el elevado precio de los combustibles fósiles. Si los precios vuelven a bajar, si los abaratamos mediante algún golpe de efecto, reduciremos la actual motivación para financiar e invertir en fuentes de energía renovables.
Independientemente del hecho de que hay un amplio consenso sobre la necesidad de tener medidas a largo plazo, no podemos olvidarnos de los problemas a corto plazo a los que nos enfrentamos. Se han mencionado, y los reiteraría una vez más aquí. Los elevados precios de la energía suponen un problema especial para los estratos más desfavorecidos de nuestra Unión, para los pescadores —y de ellos hablaremos en el próximo punto del orden del día— y para los transportistas. Aquí desde luego tiene sentido estudiar, considerar y adoptar las medidas apropiadas.
Entre estas medidas no descartamos la revisión del sistema tributario de la Unión Europea. Puedo decir que el Consejo está a la espera de recibir propuestas de la Comisión Europea sobre el particular, sobre la fiscalidad de los productos de la energía.
Permítanme finalizar con la siguiente reflexión. Creo que estamos celebrando este debate en un momento muy apropiado, la víspera del comienzo de la reunión del Consejo Europeo, en la que uno de los puntos principales será la subida del precio del petróleo.
Andris Piebalgs, Miembro de la Comisión. – Señora Presidenta, ha sido un debate apasionante y lamento que el tiempo haya pasado tan deprisa.
Como exige mi trabajo, he visitado los lugares donde se produce el petróleo: el Mar Caspio, el Mar de Barents y Arabia Saudí. Creo que cometemos un error al pensar que es fácil de obtener. Cuesta miles de millones y se trabaja en ambientes muy hostiles. Los costes se multiplican, el medio ambiente local se deteriora y la población está descontenta con muchos proyectos. Así que está muy claro que, si hablamos de petróleo, no debemos buscar responsables, sino intentar encontrar las respuestas adecuadas en la Unión Europea. Si creemos que este enfoque nos ayudaría, debemos seguirlo.
No hay medidas mágicas. La eficiencia energética es la medida número uno. Sin ella, el mundo tendrá precios mucho mayores. Está muy claro.
(Exclamaciones desde el hemiciclo)
Bien, estamos haciendo bastante. Las energías renovables y también las fuentes alternativas de energía, como la energía nuclear, son importantes para aliviar el problema. Se necesita inversión en nuevas tecnologías, y es importante que todos los sectores aborden medidas estructurales, no solo subvenciones; subvencionar es sacar dinero de un bolsillo para meterlo en el otro. Por ejemplo, en relación al debate sobre la pesca de esta noche, preguntaría por qué los pescadores no pueden traspasar esta subida de los precios del combustible al precio de lo que pescan, pues ésta es la cuestión esencial: ¿qué impide que lo hagan? Esto indica que debemos abordar medidas sectoriales.
A nivel mundial creo que también está claro lo que queremos hacer; queremos acabar con la política de la OPEP de frenar el suministro, de no permitir en muchos casos que empresas occidentales aporten tecnología y conocimientos a la producción de petróleo y, por tanto, mejoren el suministro. Las naciones desarrolladas debemos abrir el camino hacia la eficiencia energética, y mi propuesta de asociación internacional ha sido adoptada por el G8. Pero como todo el mundo esperaba que el precio del petróleo bajase a 9 dólares el barril, el mundo va con retraso, y ahora debemos seguir esta política.
En cuanto a la protección de los consumidores, creo que la Comisión siempre ha sido muy coherente a este respecto. Conozco muchos casos de infracciones en los que los países ni siquiera han informado a la Comisión, como es su deber, y su obligación de servicio público, lo que indica que los documentos legales adoptados después de la propuesta de la Comisión tienen todos los elementos necesarios para ello y deben aplicarse.
Creo que la respuesta de la Comisión y la respuesta del Consejo son mesuradas y ajustadas a derecho. Cada lugar en el mercado desempeña su papel. Sé que a nadie le gusta que se defienda a los especuladores, ¿pero cuál es la función del mercado de futuros? Indica cómo podrían evolucionar los precios y permite hacer inversiones. Bien, podría decir, «Vamos a subir los impuestos»; podemos aumentarlos un 100 % para todos, pero esto significaría perder el incentivo para invertir. Déjennos incentivar la inversión, déjennos seguir caminos positivos que permitan la inversión. Eso es lo que necesitamos.
(Exclamaciones desde el hemiciclo)
Si queremos cobrar impuestos a empresas de Arabia Saudí, Saudi Aramco, o a Gazprom, no podemos hacerlo ya ellas están sujetas a su propia legislación fiscal nacional. En cuanto a las empresas europeas, no hay ninguna que actualmente esté obteniendo grandes beneficios caídos del cielo gracias al petróleo y al gas.
(Exclamaciones desde el hemiciclo)
También tienen que invertir en otros proyectos, y si ustedes conocen estas empresas, deberían señalárselo. Si conocen empresas que tienen una vida tan fácil…
(Exclamaciones desde el hemiciclo)
E.ON no trabaja en el sector del petróleo. Eni trabaja en el petróleo, pero invierte miles de millones en proyectos, por ejemplo en el South Stream, en los proyectos de Kashagan —invierten miles de millones— y de Libia. Cada empresa desempeña una función en el mercado.
Señora Presidenta, este es un debate fantástico. Me encantaría que tuviéramos la posibilidad de volver sobre él en el futuro, porque no hay respuestas sencillas. Pero creo que nuestra propuesta es la correcta.
Presidenta. – Se cierra el debate.
Declaraciones por escrito (artículo 142 del Reglamento)
Ivo Belet (PPE-DE), por escrito. – (NL) El elevado precio del petróleo lo sufrimos todos, pero son los grupos de población más desfavorecidos los más vulnerables y sin duda los más afectados. La cumbre europea debe emitir mañana una señal clara sobre las medidas necesarias para proteger a los sectores más débiles de la sociedad.
La reducción del IVA al consumo o del derecho de aduana no son soluciones obvias, y es comprensible que quizás animen a los productores de petróleo a cobrar precios aún mayores.
Pero podría haber otra forma. Tal vez podríamos desplazar las cargas y, por ejemplo, subir los pasajes aéreos (quizá este otoño) por medio de una tasa y utilizar la recaudación así obtenida para reducir las cuentas de calefacción de las personas con ingresos medianos y bajos.
Los posibles excedentes se podrían utilizar para subvencionar mejores aislamientos térmicos en los hogares. Esa es la solución más barata y eficaz, si tenemos en cuenta todos los aspectos.
Lo que sin duda tenemos que hacer a medio plazo es invertir en energías renovables y en ahorro de energía. Pero, mientras tanto, tenemos que encontrar soluciones para los que en estos momentos se encuentran en dificultades. Europa no puede hacer oídos sordos a su sufrimiento.
James Nicholson (PPE-DE), por escrito. – El reciente aumento exponencial de los precios del petróleo y los combustibles está afectado muy negativamente en las empresas e industrias de la UE. Naturalmente, esta situación también tiene graves consecuencias para el consumidor medio. Los ciudadanos notan el recorte debido a la subida de los precios de los alimentos y combustibles y a la consiguiente merma de su poder adquisitivo.
Estoy de acuerdo con la Comisión en que debemos tratar de reducir el consumo y la dependencia del petróleo y concentrar nuestro esfuerzo en fomentar la eficiencia en el uso de los recursos energéticos y la investigación en energías renovables.
Pero ésta es una solución largo plazo. De momento, hemos de tomar medidas prácticas y tangibles para aliviar la presión sobre los grupos más vulnerables a estos aumentos de los precios, como los agricultores, los pescadores y otros miembros de la sociedad. Aunque las medidas a corto plazo, como las reducciones fiscales, no son competencia de la UE, la Unión debe tomar la delantera y alentar a los gobiernos nacionales a aplicar soluciones. La situación actual es insostenible y debemos realizar esfuerzos para enfrentarnos a ella.