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Textos presentados :

RC-B6-0316/2008

Debates :

PV 19/06/2008 - 9.2
CRE 19/06/2008 - 9.2

Votaciones :

PV 19/06/2008 - 10.2
CRE 19/06/2008 - 10.2

Textos aprobados :


Acta literal de los debates
Jueves 19 de junio de 2008 - Estrasburgo Edición DO

9.2. Somalia: banalización de los asesinatos de civiles
Acta
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  Presidente. - De conformidad con el orden del día, se procede al debate de seis propuestas de Resolución sobre Somalia.(1)

 
  
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  Mikel Irujo Amezaga, Autor. − (ES) Señor Presidente, en primer lugar, quiero expresar mi más profunda preocupación por los recientes casos de secuestro de buques en aguas del Estado de Somalia, así como por el trato vejatorio que reciben los tripulantes por parte de sus secuestradores.

Desde este mismo escaño solicité que la Unión Europea se dotara de un régimen comunitario de coordinación y asistencia mutua que permita a los buques militares que navegan en aguas internacionales, con pabellón de un Estado miembro, proteger, en la primera oportunidad posible, a los buques mercantes y pesqueros de otros Estados miembros.

Pero, además de lo anterior, quisiera denunciar, de manera categórica, el comercio de armas y de municiones con las bandas organizadas y facciones paramilitares. Nos gustaría, a mi Grupo, solicitar a las organizaciones internacionales competentes y a las regionales apropiadas que recomienden medidas preventivas adecuadas para que las armas no lleguen a manos de dichos grupos.

Asimismo, mi Grupo desearía pedir a los países donantes, y en concreto a la Unión Europea, que respeten sus compromisos y que garanticen una estrecha coordinación previa, a fin de aumentar la eficacia de la ayuda al desarrollo.

Nos gustaría también solicitar a la Comisión, aquí presente, que proponga un incremento rápido y considerable de los recursos financieros concedidos por la Unión Europea a Somalia, en particular con ocasión de la revisión intermedia del 10º Fondo Europeo de Desarrollo, así como un aumento de su presencia física en ese país. Aprovechando la presencia de la Comisión, me gustaría preguntar qué está haciendo o si va a hacer algo en este sentido.

Obviamente, no puedo terminar mi intervención sin hacer un llamamiento —al igual que lo hace esta resolución— a todas las facciones somalíes para que terminen con uno de los conflictos armados más largos y más destructivos de los últimos años.

 
  
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  Marios Matsakis, autor. − Señor Presidente, Somalia es un país golpeado por la guerra civil y la pobreza desde hace ya varios años. Miles de ciudadanos han muerto y cientos de miles han sufrido y siguen sufriendo sus consecuencias.

La comunidad internacional ha tomado algunas medidas y, hay que decir, que con un éxito limitado. Pero la grave situación del pueblo somalí continúa, y la matanza de civiles en esa región ha llegado a convertirse, lamentablemente, en algo normal.

Se necesita una intervención enérgica y eficaz, yo creo que sobre todo de la siguiente manera:

Primero, el embargo de armas impuesto por las Naciones Unidas a Somalia tiene que cumplirse estrictamente. Esta obligación incluye a China, que es la culpable habitual en tales situaciones.

Segundo, se tiene que conseguir que toda la ayuda que las Naciones Unidas y la UE destinan a Somalia llegue a los que tienen una necesidad real y legítima, y no acabe en los bolsillos de los señores de la guerra.

Tercero, hay que presionar al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para que proceda urgentemente a la puesta en práctica de su decisión unánime de 15 de mayo del 2008 de desplegar una fuerza de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas suficientemente fuerte en la región, asegurando, desde luego, que sus miembros no sean de la misma calidad que los acusados recientemente de cometer crímenes contra la población local a la que se suponía que debían proteger.

Cuarto, una vez más debemos intentar que la Unión Africana entienda que es la principal responsable de lo que está sucediendo en regiones de África como Somalia y que —en lugar de tanta retórica que no sirve para nada— tiene que adoptar medidas urgentes y prácticas contra todos esos regímenes, partidos o facciones que están llevando a los pueblos africanos a situaciones más primitivas y desesperadamente dramáticas.

 
  
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  John Bowis, autor. − Señor Presidente, en 1960 la Somalilandia británica e italiana quiso hacer realidad su sueño de independencia. Pero muy pronto ese sueño se tornó amargo y yo recuerdo, como Presidente en el Parlamento británico del Grupo Somalí Británico, la larga fila de refugiados que llegaban para contarnos, primero, sobre el régimen autoritario en ese país y luego, desde luego, sobre las luchas entre facciones y la anarquía reinante.

Somalilandia sigue teniendo todavía cierto grado de independencia y estabilidad, igual que Puntlandia. Pero Mogadiscio es sinónimo de violencia, asesinatos, disturbios, hambre y colapso económico.

¿Qué hacemos nosotros? En realidad, no podemos hacer mucho. Desde luego, no a título individual; y probablemente tampoco como Europa. Pero podemos trabajar con otras instituciones internacionales para presionar a las partes implicadas en el conflicto de ese país para que negocien el fin del mismo, el fin de la violencia, el fin de las violaciones de los derechos humanos internacionales, y para que trabajen por la paz.

Tenemos que convencerles para que permitan que la ayuda humanitaria llegue a los más necesitados, y tenemos, posiblemente, que ayudarles a garantizar la seguridad de los trabajadores de las organizaciones de ayuda humanitaria.

Tenemos que hacer un llamamiento a todos los que pueden ayudar desde fuera. Hacemos un llamamiento a Kenia para que permita el acceso de los refugiados somalíes a la frontera de El Wak y su derecho a recibir ayuda en ese país.

Hacemos un llamamiento a todos los mencionados antes para garantizar que se respete el embargo sobre la venta de armas a ese país. Insistimos en que los responsables de crímenes de guerra comparezcan ante la justicia y, cuando proceda, ante la Corte Penal Internacional. Y, por supuesto, acogemos con satisfacción la Resolución aprobada en mayo por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para el despliegue de 28 000 soldados como parte de una fuerza de mantenimiento de la paz; siendo quizá más realistas, proponemos encomendar a la AMISOM la adopción de medidas protectoras.

Tenemos que actuar: no basta con una Resolución; es necesaria una intervención internacional.

 
  
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  Erik Meijer, autor. (NL) Señor Presidente, la violencia en Somalia tiene todo que ver con el hecho de que, desde 1991, no ha vuelto a haber un Gobierno reconocido por todos. En el sur y el centro de ese país, se libran combates desde hace años entre las milicias de los distintos señores de la guerra, y en el norte, la administración del territorio de la antigua colonia británica de Somalilandia que está operando allí, no obtiene reconocimiento internacional.

A eso hay que sumar el conflicto entre la Unión de Tribunales Islámicos y el ejército de la vecina Etiopía. Las conversaciones acerca de la reunificación del país nunca recibieron apoyo general y muchos de los que sí las apoyaron en un principio, luego dejaron de hacerlo.

Los años de caos pronto convirtieron el apoyo del resto del mundo a un gobierno de transición en injerencia en conflictos internos armados irresolubles.

En los últimos años, he advertido en varias ocasiones que, ayudando a financiar unas estructuras que no funcionan, la Unión Europea está tomando partido por una de las partes en el conflicto, sin ninguna perspectiva de una solución permanente y generalizada.

Europa, desde luego, tiene que ayudar si es posible una solución, pero la injerencia precipitada conduce al desastre.

En un anterior debate urgente sobre Somalia celebrado el 15 de noviembre del 2007, este Parlamento aprobó una Resolución que proponía el fin de la intervención militar extranjera y apostaba por el diálogo y la reconciliación nacional.

Celebramos que la Resolución ahora presentada se manifieste en contra de que la ayuda de la Unión Europea vaya a parar a los señores de la guerra, que están tratando de recuperar su poder, en contra del reclutamiento de niños soldados y en contra de que se sigan suministrando armas.

Ayer se produjo un intento fallido de asesinar al Presidente del Gobierno de Transición, Abdullahi Yusuf. Tropas armadas siguen librando intensos combates entre ellas. Ahora tenemos que ver si el acuerdo alcanzado la semana pasada para poner fin a la violencia en un plazo de 30 días y para sustituir a la fuerza etíope de intervención por una fuerza de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas, tiene posibilidades reales de éxito. Si con eso se consiguen soluciones reales, tendrá sentido que Europa lo apoye.

 
  
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  Adam Bielan, autor. − (PL) Señor Presidente, la reciente reanudación de los combates en Somalia entre unidades del Gobierno Federal de Transición e insurgentes se ha cobrado la vida de más de cien personas y ha provocado un éxodo masivo de la población civil de Mogadiscio, la capital de Somalia. Las violaciones de los derechos humanos son cometidas ya como algo normal en Somalia por todas las partes en el conflicto, con tortura, violación, asesinato y ataques contra la población civil.

La comunidad internacional no puede seguir indiferente antes estos terribles actos de violencia en Somalia. La Unión Europea tiene que aumentar decisivamente su participación para resolver el conflicto en Somalia y debe hacer un llamamiento a las partes en el conflicto para que adopten todas las medidas posibles para permitir a las organizaciones humanitarias el libre acceso a las víctimas en ese país, para que puedan hacerles llegar ayuda. La intervención de una fuerza de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas hasta que la situación política mejore sería también un paso en la dirección correcta, al igual que la renovación de los embargos de las Naciones Unidas sobre el suministro de armas a Somalia.

 
  
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  Filip Kaczmarek, en nombre del Grupo del PPE-DE. (PL) Señor Presidente, hace un mes se publicaron las clasificaciones del Índice de Paz Mundial, que son el resultado de la investigación llevada a cabo en 140 países todos los años por el Instituto para la Economía y la Paz.

La investigación concluyó que Somalia era el segundo país más peligroso del mundo, después de Irak. La realidad es deprimente. No se ha avanzado nada en la resolución de este prolongado conflicto y la información que nos va llegando es terrible. No la voy a describir con detalle aquí; sólo diré que, en lo que respecta a los piratas somalíes, han secuestrado a 26 buques en lo que va de año.

En un conflicto tan sin esperanza como el de Somalia, cualquier acuerdo entre las partes debe recibir la debida atención. Esperemos que el acuerdo de 9 de junio en Djibouti nos permita avanzar en este conflicto y conseguir una paz duradera.

 
  
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  Marianne Mikko, en nombre del Grupo del PSE. – (ET) Señorías, Somalia se ha convertido en el escenario de un conflicto, por no decir en un infierno. Los derechos humanos y la legislación internacional son objeto de flagrantes violaciones; el país languidece sumido en la pobreza.

Miles de civiles han perecido en los combates entre los islamistas y las unidades del Gobierno, y cientos de miles se han visto obligados a huir. Todos los días se cometen asesinatos, violaciones y torturas.

Las estadísticas de las Naciones Unidas correspondientes a 2007 indican que hay aproximadamente 457 000 refugiados somalíes en el mundo. Eso significa medio millón de somalíes que se han visto obligados a huir de su tierra natal para poder sobrevivir.

En los tres últimos meses, la violencia en Mogadiscio ha obligado a huir a más de cincuenta mil personas. La situación está completamente fuera de control.

Compadezco a las personas que huyen de la violencia. Debemos hacer todo que esté en manos de Europa para ayudar a Somalia a retomar el camino hacia la paz. No debe permitirse que el conflicto se convierta en una guerra regional. África necesita paz tanto como necesita el aire que respira.

 
  
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  Ewa Tomaszewska, en nombre del Grupo UEN. (PL) Señor Presidente, Somalia ha sido escenario de combates brutales durante muchos años. En los últimos días, se calcula que cerca de cien personas han muerto y otras doscientas han resultado heridas. Miles de personas han tenido que abandonar sus hogares en Mogadiscio. Los ataques contra la población civil y los medios de comunicación están aumentando. El 7 de junio, Nasteh Dahir Farah, vicepresidente de la Unión Nacional de Periodistas Somalíes, fue brutalmente asesinado. También han sido asesinados trabajadores de organizaciones humanitarias, entre ellos Mohamed Mahdi. Cada vez más niños son reclutados para el ejército. En torno al 35 % de la población somalí (2,6 millones de habitantes) necesita ayuda humanitaria. En sus informes, Amnistía Internacional describe algunas de las formas extremas de ataques contra civiles desarmados. Los agresores se limitan, con frecuencia, a cortar las gargantas de mujeres y adolescentes.

Instamos al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a reforzar el contingente de la fuerza de mantenimiento de la paz desplegada en Somalia, de conformidad con la Resolución aprobada el 15 de mayo, y también a reforzar el embargo sobre el suministro de armas impuesto a Somalia.

 
  
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  Bernd Posselt (PPE-DE). - (DE) Señor Presidente, rara vez una resolución en esta Cámara ha recibido un título tan espantoso como «Asesinato rutinario de civiles». Señorías, nuestra respuesta no puede ser rutinaria; tenemos que ejercer toda la presión que podamos. Uno de cada ocho ciudadanos somalíes se han visto desplazados en los últimos doce meses y, antes de que finalice este año, la mitad de la población civil podría depender de ayuda humanitaria.

Agradezco al señor Dess y a otros como él la ayuda alimentaria y médica que se está dispensando allí, pero ahora tenemos que buscar también una solución política que no ha existido desde 1991. La única posibilidad, yo creo, es el despliegue de una fuerza de las Naciones Unidas, pero acompañada de las necesarias estructuras civiles. En lo que respecta al Gobierno Federal de Transición, tenemos que preguntar a dónde está conduciendo esa transición. Puede que sea una transición hacia una estructura autónoma viable o, por el contrario, puede que haga falta establecer una estructura civil internacional, como ha sucedido en otros países. Si no hacemos bien esto, acabaremos con toda una nación dependiente de ayuda humanitaria. Esa no puede ser la forma de erradicar los asesinatos, las violaciones y la hambruna.

 
  
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  Colm Burke (PPE-DE). - Señor Presidente, la situación humana en Somalia se está deteriorando rápidamente debido a una combinación de conflicto, inestabilidad política y sequía extrema, además de una elevada inflación que complica más aún las cosas.

Podemos correr el peligro de volver al escenario de hambruna de 1992 si la comunidad internacional no le da a Somalia una mayor prioridad. Se necesita ayuda urgente para 2,6 millones de los 8,6 millones de habitantes de Somalia. Si la situación en ese país no mejora significativamente, esta cifra podría aumentar a 3,5 millones a finales de 2008. En la actualidad, hay 1,1 millones de desplazados internamente. Sólo desde enero, más de 300 000 personas han tenido que abandonar sus hogares.

Las organizaciones humanitarias se encuentran con graves dificultades en sus esfuerzos por ayudar a la población civil de Somalia y están sufriendo ataques, robos y obstrucción en los puntos de control. Los trabajadores de estas organizaciones se enfrentan a riesgos importantes todos los días en su intento de hacer llegar alimentos a los más necesitados. La Misión de la Unión Africana en Somalia, y cualquier otra fuerza de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas que la suceda, debe recibir el mandato de proteger a la población civil, incluidas las mujeres, los niños y las personas desplazadas internamente. Se debe tratar también de poner freno al creciente reclutamiento de niños soldados, sobre todo en Mogadiscio.

 
  
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  Manuel Medina Ortega (PSE). - (ES) Señor Presidente, me levanto para hacer referencia a un único tema, a la piratería en aguas somalíes.

Algunos de los intervinientes —creo que el señor Kaczmarek y la señora Tomaszewska— han mencionado este tema y en la propuesta de resolución común se hace referencia al mismo en el considerando G y en el apartado 8, pero quiero advertir que, tal y como está redactado el apartado 8, la acción contra la piratería se limita a la defensa de los buques que transportan ayuda humanitaria, por lo que conviene separar esta parte y votar que no a la parte final.

Y, finalmente, quisiera preguntar a la Comisión si hay algo nuevo con respecto a una posible acción de la Unión Europea, en coordinación con el Consejo de Seguridad, para garantizar la seguridad marítima en esa zona.

 
  
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  Czesław Adam Siekierski (PPE-DE). - (PL) Señor Presidente, los conflictos internos y las guerras civiles son particularmente peligrosos para las sociedades y naciones, puesto que conducen al asesinato y al saqueo, a la necesidad de abandonar los hogares, así como a desalojos forzados, violaciones, tortura y otras atrocidades. La población civil es la que sufre todo esto, civiles que están desarmados y que se ven a menudo atacados por diferentes partes en el conflicto.

A pesar de los pasos dados por el Secretario General de las Naciones Unidas, la Unión Africana y la ayuda proporcionada por la Unión Europea, la situación en Somalia es tan difícil que se habla de una catástrofe humana. Los niños que se ven obligados a participar en el conflicto presencian también terribles atrocidades.

La manera más eficaz de afrontar esta catástrofe y esta guerra parece ser mediante el despliegue de una fuerza militar internacional en Somalia.

 
  
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  Charlie McCreevy, Miembro de la Comisión. − Señor Presidente, lamentablemente mi colega Louis Michel no está hoy aquí, por lo que intervengo en su nombre para compartir con ustedes algunos comentarios sobre esta cuestión en Somalia.

En primer lugar, quiero decirles que comparto su preocupación por el conflicto persistente y la inestabilidad política en Somalia. Somalia sigue siendo un país en donde los derechos fundamentales y el respeto a la dignidad humana básica siguen siendo ignorados por grupos armados que perpetran ataques sistemáticos y generalizados contra la población civil. Diecisiete años sin Estado han sido testigos de víctimas civiles, desplazamientos masivos y destrucción de las infraestructuras físicas. Un tercio de la población, o 2,6 millones de personas, depende de la ayuda humanitaria hoy. La Unión Europea, junto con otros actores internacionales clave, se ha comprometido a proporcionar ayuda en esta coyuntura crítica.

En el plano político, la UE seguirá prestando su pleno apoyo al Representante Especial de la Secretaría General de las Naciones Unidas en sus esfuerzos por coordinar la acción de la comunidad internacional y facilitar el diálogo político entre los somalíes. Estamos ahora examinando, junto con otros donantes, las formas y los medios más adecuados para ayudar mejor a los somalíes a poner debidamente en práctica el Acuerdo de Yibuti alcanzado el 9 de junio. Dicho acuerdo ofrece una esperanza renovada de paz y estabilidad duradera al pueblo somalí.

En el plano humanitario, la UE está destinando las ayudas principalmente a sectores básicos como salud, nutrición, ayuda alimentaria, alojamiento y otras ayudas no alimentarias, agua y saneamiento, como parte de toda una serie de actividades orientadas sobre todo a las regiones central y meridional del país, que se han sido visto gravemente afectadas por conflictos civiles y peligros naturales extremos.

En 2007, nuestro Departamento de Ayuda Humanitaria consiguió proporcionar 18 millones de euros en ayuda humanitaria. En respuesta al deterioro de la situación humana y al aumento del precio de los alimentos, la cuantía de las ayudas debería alcanzar un total de 27 millones de euros este año.

En cuando al desarrollo, la UE es ya el principal donante de ayuda para Somalia, financiando proyectos a medio y largo plazo para establecer una sociedad pacífica y autosostenible.

La Estrategia Nacional de la UE para Somalia asigna más de 212 millones de euros para el período 2008-2013, con cargo al 10º Fondo Europeo de Desarrollo. Un tercio de este programa se destinará a educación, que es importante para conseguir que se respeten los derechos humanos. El objetivo crítico es promover la reconciliación, la democracia y el desarrollo de estructuras de gobernanza a todos los niveles. Pero sin paz y sin seguridad no se puede conseguir realmente un desarrollo a más largo plazo. Por eso se considera prioritaria la creación de un contexto pacífico y seguro en el que se respeten los derechos humanos y puedan establecerse procesos e instituciones democráticos.

El Comisario Michel se reunió con el Presidente de Somalia hace unos días, con motivo de la Cumbre de la IGAD en Addis Abeba. En dicha ocasión, el Presidente Yusuf pidió con insistencia ayuda internacional para mejorar las condiciones de vida y la seguridad de los ciudadanos somalíes. Nosotros adquirimos el compromiso de proporcionar un firme apoyo al Gobierno somalí para que consiga ese fin. La Comisión Europea está financiando ya la formación de las fuerzas policiales somalíes a través de las Naciones Unidas, y se está contribuyendo también a financiar los costes del despliegue de la AMISOM.

En definitiva, el proceso político de reconciliación y estabilización dependerá también de la implicación y el apoyo de actores regionales clave, como Etiopía y Eritrea, que han usado el teatro de Somalia para librar una «guerra por poderes». En este sentido, la retirada de las tropas etíopes de Somalia es un requisito fundamental para cualquier avance político.

El Comisario Michel, en su reunión con el Primer Ministro Meles de Etiopía y con el Presidente Isaías de Eritrea el pasado fin de semana, les instó a apoyar el proceso de Yibuti, el cual, aunque lejos de ser perfecto, ofrece una oportunidad real, cuando no la única, para reconciliar a las diferentes partes somalíes.

A pesar de las difíciles circunstancias, la Comisión continuará con su programa de ayuda a Somalia, que ha sido diseñado conjuntamente con los Estados miembros, para aliviar el sufrimiento del pueblo somalí y sentar las bases para una sociedad pacífica.

Se han planteado algunas cuestiones relacionadas con la piratería y yo añadiría que, si bien el despliegue de fuerzas navales según lo previsto por la Resolución 1816 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no es competencia de la Comisión Europea, ésta ha creado, conjuntamente con el Consejo, un grupo de trabajo formado por las Direcciones Generales competentes —a saber, la DG de Energía y Transporte, la DG de Asuntos Marítimos y Pesca, la DG de Desarrollo y EuropeAid— para estudiar la mejor manera de poner en práctica la Resolución de las Naciones Unidas.

 
  
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  Presidente. – Se cierra el debate.

La votación se celebrará al término de los debates.

 
  

(1) Véase el acta.

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