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Procedimiento : 2008/2613(RSP)
Ciclo de vida en sesión
Ciclos relativos a los documentos :

Textos presentados :

B6-0378/2008

Debates :

PV 25/09/2008 - 4
CRE 25/09/2008 - 4

Votaciones :

PV 25/09/2008 - 7.9
CRE 25/09/2008 - 7.9

Textos aprobados :


Acta literal de los debates
Jueves 25 de septiembre de 2008 - Bruselas Edición DO

4. Paquete social (Segunda parte: cuidados médicos transfronterizos) (debate)
Vídeo de las intervenciones
Acta
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  Presidente. − El siguiente asunto son las declaraciones del Consejo y de la Comisión acerca del paquete social (Segunda parte: cuidados médicos transfronterizos).

 
  
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  Roselyne Bachelot-Narquin, Presidenta en ejercicio del Consejo. (FR) Señor Presidente, Comisaria Vassiliou, señor Bowis, coponentes, ponentes de opinión, Señorías, agradezco al Parlamento Europeo la decisión de aplazar nuestra reunión de trabajo programada inicialmente para principios del mes corriente.

Como ustedes saben, la Presidencia francesa atribuye una gran importancia a las consultas y al diálogo en materia de legislación. He considerado que era de esencial importancia mantener un intercambio de opiniones inicial con mis colegas ministros durante el Consejo informal de Angers del 8 y 9 de septiembre antes de comparecer ante ustedes para plantear, por supuesto, no la posición francesa sino la posición del Consejo de los 27 Ministros de Sanidad.

Este primer intercambio de impresiones, como el trabajo inicial llevado a cabo en el grupo de trabajo de sanidad del Consejo, no me va a permitir responder a todas sus preguntas acerca de este tema tan sumamente complejo y variado, pero estoy segura de que la sesión de hoy le dará a la Comisaria responsable de sanidad la oportunidad de explicar las principales decisiones de la Comisión Europea y me brindará la oportunidad de compartir con ustedes las primeras impresiones del Consejo.

El Consejo apoya la adopción de una directiva relativa a la aplicación de los derechos de los pacientes en la asistencia sanitaria transfronteriza. Sería inconcebible dejar las decisiones de esta área exclusivamente en manos del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas. En mi opinión, que comparto con mis colegas, esto no debería interpretarse como una crítica hacia el Tribunal o incluso hacia el contenido de sus sentencias, que a menudo aportan grandes avances para los pacientes. No obstante, sería aconsejable que la política sanitaria europea fuese desarrollada por los dos colegisladores, es decir, ustedes y nosotros, como resultado de un diálogo político y un proceso democrático. Debe ser nuestro objetivo común construir un marco legislativo que pueda contribuir a la seguridad jurídica.

Segundo punto: en Angers todas las delegaciones de los 27 países alabaron la calidad del trabajo realizado durante los meses anteriores y confirmaron que sus opiniones habían sido escuchadas durante las consultas recientes. La Comisaria Vassiliou recibió su caluroso agradecimiento por ello en la reunión informal del Consejo. En efecto, sin duda la Presidencia eslovena les habrá informado de que el Consejo tenía muchas dudas acerca de la versión inicial del texto, cuyas líneas generales se habían presentado en el Consejo EPSCO del 19 de diciembre de 2007. Tan solo una pequeña minoría de estados apoyaron dicha versión. En efecto, existía también una gran oposición a ella en su Parlamento, tal y como los miembros del Parlamento europeos me confirmaron durante mis consultas preparatorias con la Presidencia francesa en Estrasburgo, Bruselas y París. No hay duda de que el diálogo político que la Comisaria Vassiliou inició en cuanto ocupó el cargo contribuyó a establecer una base sólida para la negociación y el Consejo lo celebra.

Tercer punto: en relación con el calendario, esta propuesta que el colegio de Comisarios adoptó el 2 de julio llegó demasiado tarde para que pudiésemos prever una primera lectura durante nuestra presidencia, pero continuaremos presionando con las negociaciones en el Consejo tanto como nos sea posible, al mismo tiempo que emprenderemos el diálogo político con el Parlamento Europeo. En este sentido, el grupo de trabajo de sanidad pública ha tomado en consideración la directiva ya en varias ocasiones. Volverá a reunirse mañana para seguir analizando el texto artículo por artículo. En este ámbito, así como en nuestras prioridades políticas restantes, Francia representará su papel en el trío presidencial en colaboración estrecha con la República Checa y Suecia. Para que conste, permítanme recordarles que el tema de la asistencia sanitaria europea al servicio de los pacientes ha sido una prioridad en nuestro programa común de dieciocho meses.

Cuarto punto: en relación con el ámbito de aplicación del proyecto de directiva, sé por mis conversaciones con los miembros del Parlamento europeos de la Comisión de Mercado Interior y Protección del Consumidor cuando se encontraban en París el pasado mes de mayo que muchos de ustedes lamentan la decisión de limitar este texto únicamente a la movilidad de los pacientes y no afrontar la cuestión de la movilidad de los profesionales de la salud. Puesto que yo misma era parlamentaria europea cuando se votó el informe de Evelyne Gebhardt y dejé el Parlamento tan solo unos pocos días antes del debate sobre el informe de Bernadette Vergnaud, comprendo muy bien las razones de ese pesar. La exclusión de los servicios de asistencia sanitaria de la directiva sobre servicios en el mercado interior deja una zona gris que no cubre completamente la presente propuesta de directiva, que solo toma en consideración la movilidad de los pacientes. Podría incluso decirse que la propuesta de directiva tiene más que ver con el deseo de incorporar y adaptar la jurisprudencia del Tribunal de Justicia que con la exclusión de los servicios de asistencia sanitaria de la directiva de servicios y, por lo tanto, con las exigencias de algunos miembros del Parlamento europeos relativas a un instrumento sectorial específico que cubra los servicios sanitarios. No hubo un debate sobre este tema entre los Ministros de Sanidad. No obstante, en este aspecto, se trata de una cuestión de calendarios y la decisión de la Comisión Europea puede justificarse por la necesidad de responder lo más rápidamente posible a los desafíos existentes en el ámbito de la movilidad de los pacientes, que cubre ya un campo muy amplio. Con toda probabilidad, una directiva de alcance más amplio que incluyese la movilidad de los profesionales de la salud no habría tenido ninguna posibilidad de ser adoptada antes de las elecciones del próximo junio.

Quinto punto: en relación con el contenido del texto, todavía no hemos tratado todas las disposiciones propuestas. Sin embargo, la Presidencia puede afirmar ya en esta fase que la opinión del Consejo es que la autorización previa para la atención hospitalaria es una cuestión clave para los Estados miembros de la UE. Podría describirse como la preocupación fundamental de los Ministros de Sanidad. Durante el almuerzo de trabajo sobre el tema que se organizó en Angers el pasado 9 de septiembre, los ministros que intervinieron estuvieron a favor de moverse hacia un mayor equilibrio entre los derechos individuales de los pacientes a la movilidad y el mantenimiento de los organismos con potestad normativa y de planificación a nivel nacional por el bien de todos.

El texto refleja ese equilibrio mejorado, en particular al restituir la necesidad de la autorización previa para la atención hospitalaria. No se trata de poner en duda la jurisprudencia del Tribunal de Justicia, que ha especificado que los principios de libre circulación establecidos por el Tratado se aplican al ámbito sanitario, sino de la necesidad de incorporar al derecho positivo el equilibrio que el Tribunal ya ha establecido en su jurisprudencia entre el principio de libre circulación y la capacidad normativa de los Estados miembros. De hecho, distinguía entre la atención no hospitalaria al paciente, en la que el sistema de afiliación no puede exigir una autorización previa, y el tratamiento hospitalario, donde el requisito de la autorización previa parece una medida necesaria y razonable.

En una época de serias restricciones presupuestarias —el envejecimiento, el progreso técnico— los Estados miembros deben ser capaces de hacerse cargo completamente de los cuidados que proporcionan a este respecto, especialmente en lo que ataña a la planificación hospitalaria. Tal y como el mismo Tribunal reconoció, uno de los propósitos de dicha planificación es asegurar un acceso adecuado y permanente a un tratamiento hospitalario de calidad equilibrado en todo el territorio nacional. También forma parte de ese esfuerzo el control del gasto y evitar, siempre que sea posible, malgastar los recursos humanos, financieros o técnicos.

También deseo señalar que el requisito de la autorización previa garantiza que puede proporcionarse asistencia sanitaria transfronteriza siempre que esté médicamente justificada. De hecho, la regulación acerca de la coordinación de los sistemas de seguridad social ya reconoce lo siguiente: la autorización no podrá ser rechazada en el caso de que no pueda recibirse el mismo tratamiento en un plazo razonable. Tampoco debemos olvidar que la autorización previa es también una medida de protección para los pacientes, ya que garantiza que percibirá el reembolso de cualquier atención médica recibida en otro Estado miembro.

Por último, incluso si nos atenemos a lo que consideramos la interpretación correcta de la jurisprudencia del Tribunal, la directiva seguiría ofreciendo un gran valor añadido, ya que clarifica los derechos de los pacientes al proporcionarles la información necesaria y garantiza que esta jurisprudencia se interprete de manera uniforme y que, por lo tanto, sea aplicada de forma universal y coherente en todos los Estados miembros de la Unión Europea.

Gracias por su atención. Volveré a tomar la palabra al final del debate para responder a sus preguntas.

 
  
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  Androula Vassiliou, Miembro de la Comisión. − Señor Presidente, he tenido ya oportunidad de discutir esta propuesta por extenso con varias de las partes interesadas y de los actores del proceso de toma de decisiones. Quizá recordarán que presenté la propuesta ante la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria tras su adopción por parte del colegio y mantuve un fructífero intercambio de opiniones. Y también he tenido la oportunidad de intercambiar impresiones con varios parlamentos nacionales y, por supuesto, con los Estados miembros en el contexto del reciente Consejo de Sanidad informal en Angers. Me complace enormemente mantener ahora este debate y estoy deseando participar en él con ustedes, Señorías, en la sesión plenaria. Aprovecho la ocasión para agradecerle a la señora Bachelot-Narquin su apoyo y la oportunidad que me brindó de discutir en profundidad sobre este tema con los ministros.

Me gustaría situar en su contexto la propuesta acerca de los derechos de los pacientes. Después de numerosos debates del Tribunal de Justicia Europeo sobre la cuestión del derecho inherente de los ciudadanos europeos de solicitar asistencia sanitaria en el Estado miembro de su elección en virtud del Tratado y tras la solicitud específica del Consejo Europeo junto con el Parlamento Europeo de presentar una propuesta para regular tal derecho después de que las disposiciones relativas a la asistencia sanitaria hubiesen sido excluidas —y con razón— de la propuesta de directiva de servicios, la Comisión adoptó la propuesta acerca de los derechos de los pacientes, la asistencia sanitaria transfronteriza el 2 de julio.

Se trata sin duda de la iniciativa más importante en materia de sanidad de la actual Comisión. Su propósito es proporcionar a los pacientes mejores oportunidades y acceso la asistencia sanitaria, independientemente de su lugar de residencia, al mismo tiempo que se respetan completamente las responsabilidades nacionales en relación con la organización de la asistencia sanitaria.

Son tres los principales objetivos: el primero, clarificar las condiciones en las que los pacientes tendrán derecho a asistencia sanitaria transfronteriza y su reembolso y hacerlos efectivos, si es esa la mejor solución para su situación particular; el segundo, garantizar una asistencia sanitaria transfronteriza de calidad y segura en toda Europa; y tercero, promover la cooperación europea entre los distintos sistemas de asistencia sanitaria.

Se basa, como ya dije, en la jurisprudencia del Tribunal de Justicia. Por un lado, está totalmente en sintonía con el Tratado y, por el otro, con las competencias de los Estados miembros para la organización y prestación de servicios sanitarios y asistencia sanitaria.

La propuesta está estructurada en torno a tres áreas fundamentales.

Primero, clarifica y reafirma los principios comunes de todos los sistemas sanitarios de la UE: universalidad, equidad, acceso a una asistencia sanitaria de calidad y solidaridad. Recuerda el principio central subrayado por el Tratado y el Tribunal de que el Estado miembro en cuyo territorio se presta la asistencia sanitaria es totalmente responsable de establecer la normativa y garantizar su conformidad con estos principios comunes.

Para ayudar a los Estados miembros a traducir este principio en términos más claros, hemos propuesto aclarar mejor los objetivos en términos de niveles de calidad y seguridad para la asistencia sanitaria prestada en sus territorios a los pacientes procedentes de otros Estados miembros.

También hemos introducido una disposición para garantizar que a los pacientes de otros Estados miembros se les dispensará un tratamiento equitativo con los nacionales del Estado miembro que presta el tratamiento.

Segundo, la directiva clarifica los derechos de los pacientes y las correspondientes condiciones para recibir asistencia sanitaria en otro Estado miembro. Por ejemplo, para las personas de las regiones fronterizas, quizá sea más fácil solicitar asistencia sanitaria en el extranjero que recorrer largas distancias hasta el centro sanitario nacional más cercano.

El valor añadido de la asistencia sanitaria transfronteriza también es evidente para las personas que solicitan un tratamiento altamente especializado que tan solo un número muy limitado de médicos puede ofrecer en Europa. Este podría ser el caso, por ejemplo, de las enfermedades raras.

No obstante, la realidad es que la mayoría de pacientes sencillamente no son conscientes de tener el derecho a solicitar asistencia sanitaria en otro país de la UE ni de que tienen derecho a solicitar el reembolso de dicho tratamiento. E incluso si son conscientes de tal derecho, las normas y procedimientos no son normalmente demasiado claros. Esto es lo que pretendemos clarificar con esta nueva directiva: los pacientes recibirán la misma información clara y las mismas garantías en relación la asistencia sanitaria transfronteriza.

En la práctica, cuando el tratamiento esté cubierto por su sistema sanitario nacional, los pacientes serán autorizados a recibir dicho tratamiento en el extranjero y a que se les reembolse el coste del mismo tratamiento o uno similar en su país.

También clarificamos que, bajo circunstancias específicas, los Estados miembros tienen el derecho de poner límites al reembolso o pago de la asistencia sanitaria recibida en el extranjero mediante autorización previa si se percibe un riesgo claro —o incluso potencial— de debilitamiento del sistema sanitario nacional.

Por añadidura, la directiva clarifica las definiciones de atención hospitalaria y atención no hospitalaria y de este modo simplifica los procedimientos y las condiciones del acceso a la asistencia sanitaria transfronteriza.

En un contexto tal, me gustaría resaltar que hemos mantenido la posibilidad de extender el concepto de «atención hospitalaria» a atención sanitaria que no requiere necesariamente de hospitalización, pero que por su naturaleza es costosa o necesita de una infraestructura importante para que se proporcione adecuadamente.

Tercero, la directiva establece un nuevo marco para la cooperación europea en las áreas que hemos identificado como áreas clave para el futuro y en las que debemos actuar conjuntamente a nivel de la UE para afrontar mejor los desafíos que se nos presentan. Todo ello realizado en línea con los principios que he mencionado anteriormente mediante una cooperación funcional y mejorada, mediante una orientación técnica común y mediante una búsqueda sistemática de buenas prácticas.

Este marco de trabajo hará posible el desarrollo de una mejor colaboración futura a nivel europeo en áreas como las redes de referencia europeas, con vistas a crear un fondo común de expertos, conocimientos y técnicas médicas, tanto para la investigación médica aplicada como para el diagnóstico y el tratamiento. Ello será de especial relevancia en el campo de las enfermedades raras, para la disposición de nuevas terapias, así como para la difusión rápida de las nuevas tecnologías sanitarias.

La segunda área es la evaluación de la tecnología sanitaria, por medio de la cual las terapias más eficaces serán identificadas a nivel de la UE por los mejores expertos de los Estados miembros y difundidas para promover su uso. En efecto, en lo que atañe a las nuevas terapias y sus elevados costes, teniendo en cuenta la limitación de los recursos, debemos garantizar que estas se seleccionen y se utilicen de la forma más eficiente posible.

La tercera área es la e-Salud, en la que conviene promover ya los requisitos técnicos para garantizar la interoperabilidad a todos los niveles y contribuir al establecimiento —al menos— de la e-Salud como una parte integral de los servicios de asistencia sanitaria del mañana.

En cuarto lugar, es necesario un enfoque más amplio a nivel de la UE acerca de la recopilación de datos sanitarios relacionados con la asistencia sanitaria transfronteriza con el objeto de hacer un mejor seguimiento de los efectos de las medidas propuestas e incrementar nuestra vigilancia epidemiológica.

Finalmente está la facilitación del reconocimiento de las recetas médicas en todos los Estados miembros. Sin embargo, debemos advertir que las recetas emitidas en otro Estado miembro serán reembolsadas por el país de origen del paciente únicamente si el medicamento está aprobado y cumple los requisitos para el reembolso en su país de origen.

También dejaremos claro que esta iniciativa no consiste en la armonización de los sistemas sanitarios. No se trata de cambiar los papeles en la gestión de la asistencia sanitaria. Los Estados miembros son responsables de decidir cómo deben organizar sus respectivos sistemas, qué prestaciones ofrecen a sus ciudadanos y qué tratamientos y medicamentos van a sufragar. Esto permanecerá igual.

Por ahora y de cara al futuro, lo que pretendemos con este proyecto de legislación es garantizar a los pacientes las oportunidades y la información para acceder al tratamiento más seguro, de mayor calidad y más adecuado dondequiera que dicho tratamiento esté disponible en Europa. Una mayor cooperación entre los sistemas de salud también fomentará una mayor solidaridad y una mayor disponibilidad de la asistencia sanitaria.

El objetivo de la propuesta legislativa es, de hecho, sentar las bases para una mejor asistencia sanitaria en toda Europa.

La directiva ya se está debatiendo, como ha dicho la señora Bachelot-Narquin, en el Consejo, y espero que los debates también se celebren rápidamente en el Parlamento y que por último den sus frutos.

(Aplausos)

 
  
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  John Bowis, en nombre del Grupo del PPE-DE. − Señor Presidente, todos sabemos cuál es la pregunta que se nos plantea: ¿qué es lo que Europa hace por mí? He aquí una respuesta: Europa proporciona nuevas oportunidades a los pacientes. Es una buena noticia, solo tenemos que asegurarnos de que así sea, y trabajaremos juntos —las tres instituciones y, naturalmente, este Parlamento— para hacer que así sea. Pero estamos hablando de sentencias judiciales. No estamos hablando de una hoja en blanco, porque no estamos empezando desde cero. Tenemos que tomar en consideración esas sentencias.

Esas sentencias, en un lenguaje sencillo, dicen que, si se sufre un retraso excesivo en un tratamiento, se tiene el derecho de acudir a otro Estado miembro para recibir dicho tratamiento y de que se envíe la factura a casa, siempre que el coste sea equiparable y siempre que el tratamiento esté normalmente disponible. Se trata de eso básicamente. Cuando presenté mi informe sobre la movilidad de los pacientes ante este Parlamento, fue aceptado por abrumadora mayoría. Por encima de todo, dijimos, esta debe ser una decisión de políticos, no de abogados.

Señora Bachelot-Narquin, citando a Jean Giraudoux, «Ningún poeta ha interpretado nunca la naturaleza tan libremente como un abogado interpreta la verdad».

Y esa es la razón por la que queremos que sean los políticos, y no los abogados, los que interpreten esta cuestión. Esa es la razón por la que deseamos la seguridad jurídica, para que todo el mundo sepa en qué situación está: los gobiernos, los servicios sanitarios, los pacientes y los médicos. Y esa es la razón por la que debemos hacer que funcione para los pacientes y los servicios sanitarios. Debe ser una oportunidad y no una pesadilla para los gestores de los servicios sanitarios de nuestros países.

Así que tenemos algunas preguntas. Tenemos preguntas a cuyas respuestas tiene derecho el paciente. ¿Reúno los requisitos? Si así es, ¿cómo debo proceder? ¿Qué pruebas diagnósticas puedo realizar donde vaya y quién sería mi médico? ¿De qué opciones dispongo? ¿Qué es el requisito de confidencialidad? ¿Y qué pasaría si algo sale mal?

Son preguntas cuyas respuestas debemos hallar. Y además hay cuestiones que debemos debatir entre nosotros: algunas de ellas ya se han planteado.

En primer lugar, la autorización previa. Mi sentido común me dice que, para cuidados que requieran de ingreso hospitalario, es justo disponer de una autorización previa. El Tribunal no ha afirmado que esto sea incorrecto en sí mismo; lo que ha dicho es que no es correcto rechazarlo bajo determinadas circunstancias, así que tenemos que tomar esto en consideración detenidamente.

También tenemos que considerar la cuestión de las recetas. Sí, entiendo que el Estado de origen debe reservarse la decisión sobre lo que se receta, pero si al paciente se le prescribe un ciclo de medicamentos como parte de su tratamiento en otro Estado miembro y después regresa a casa y se le dice que no puede finalizar ese ciclo, ¿en qué situación queda el paciente? Ese es el tipo de preguntas que debemos responder.

Otra cuestión es la del reembolso. El paciente no desea tener que marcharse con el bolsillo lleno de dinero. Tiene que haber una forma de que la factura se le envíe a casa, quizá mediante una cámara de compensación.

Pero esa es una medida para los pacientes, y no para los servicios, y eso se dejará para otro día. Son los pacientes los que están en el centro de esto —los pacientes, no los abogados— y se trata de todos los pacientes, no solo de unos pocos.

 
  
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  Dagmar Roth-Behrendt, en nombre del Grupo del PSE. − (DE) Señor Presidente, Señorías, hoy estamos hablando sobre una propuesta que verdaderamente se centra en la población de la Unión Europea, en este caso los pacientes. Le agradezco mucho a la Comisaria su introducción, pero también deseo expresar mi gratitud al señor Kyprianou por todo el trabajo preliminar que ha realizado en un momento muy difícil.

¿Por qué lo llamo un momento muy difícil? Porque en muchos casos los Estados miembros son todavía los últimos fósiles que quedan en esta Unión Europea, fósiles de piedra, que aún no comprenden que las personas son el punto principal y que creen que el mundo gira a su alrededor y alrededor de sus sistemas. Y no es así. Lo principal son los pacientes, y ellos son el eslabón más débil de nuestra sociedad, pero están enfermos e inseguros.

Si hablamos hoy de la movilidad de los pacientes, sabiendo que es realmente un derecho del mercado interior, lo que significa que debería haber entrado en vigor hace más de veinte años, deberíamos pensar si se trata de un debate oportuno o si los Estados miembros están a la altura de los tiempos. ¡Yo afirmo que no lo están! Si el Eurobarómetro nos muestra hoy que el 30 % de las personas de la Unión Europea no conocen su derecho a recibir tratamiento fuera de su propio país, eso significa que todos los Estados miembros lo han afrontado de manera incorrecta. No han informado a la población acerca de sus derechos; no les han dicho a qué cosas tienen derecho y de qué opciones disponen los pacientes.

Sí, comparto la opinión del señor Bowis y de otras personas aquí, así como la de la Comisaria, de que los Estados miembros naturalmente deberían conservar la autonomía de sus sistemas sanitarios. No deseamos de ningún modo interferir en ella, pero también queremos garantizar a los pacientes su libertad de circulación.

En relación con la autonomía de los Estados miembros, también reconozco la necesidad de poder planificar con antelación, especialmente en lo que se refiere a la hospitalización. Por dicho motivo, la autorización deberá ser uno de los temas principales de nuestro debate. El señor Bowis ya lo ha mencionado.

Las redes y los puntos de información deben asegurarse de que los pacientes saben a qué están autorizados, pero también deben saber dónde se encuentra el mejor tratamiento —tanto si es en Alemania como en Chipre— de manera que los pacientes tengan la oportunidad de curarse.

Si logramos mejorar la calidad de la asistencia sanitaria y el acceso de las personas a la asistencia sanitaria cerca de su lugar de residencia, sin duda será un logro maravilloso y nadie tendrá ya la necesidad de dar tumbos. Eso es lo que realmente deseamos.

 
  
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  Jules Maaten, en nombre del Grupo ALDE. − (NL) Señor Presidente, Comisaria Vassiliou, Ministra Bachelot-Narquin, la semana pasada asistí a una presentación del nuevo sitio web sobre los derechos de los pacientes en todos los idiomas de la UE, organizada por mi colega danesa del Grupo ALDE Karen Riis-Jørgensen.

Asistió una señora procedente de Dinamarca que quizá por poco podría no haber estado entre nosotros. Tenía cáncer de mama y no podía disfrutar del sistema danés porque no tenía el número adecuado de tumores. Si hubiese tenido cinco tumores, habría recibido tratamiento, pero tenía siete, ya no reunía los requisitos. Así que de una manera u otra necesitaba librarse de dos tumores para ser atendida. En resumen, una lucha interminable. Finalmente encontró ayuda en Alemania. Así lo hizo: pidió prestado dinero a sus amigos y familia y se desplazó hasta Alemania, donde sí se la ayudó. Sus células cancerígenas ya han desaparecido. Está curada, en el sentido en que uno puede decir que está curado de cáncer.

Es inhumano obligar a alguien, a un individuo, a que luche contra un sistema en el momento de su enfermedad, en el momento en que está más débil. A eso se le llama poner el sistema por encima del paciente. ¡Lo considero totalmente inaceptable! Los daneses pagaron al final gran parte del tratamiento, y todo salió bien finalmente. Pero por lo que esa mujer tuvo que pasar no es una excepción: ocurre demasiado a menudo.

Así que la propuesta de la Comisión europea es un enorme paso adelante para ayudar a estos pacientes y mi Grupo está muy bien dispuesto a apoyarla. También tenemos que garantizar que este debate no se convierte en un debate ideológico. No se trata solo de otra directiva más sobre servicios sanitarios. No se trata de reformar la sanidad de la Unión Europea. No se trata de si debería existir o no un mercado libre de asistencia sanitaria. En mi opinión, no se trata tampoco realmente de una cuestión de subsidiariedad. La cuestión no es si deben prevalecer los Estados miembros o la Unión. No, la cuestión es si debe prevalecer o no el paciente. Eso es realmente lo único que importa. Definitivamente tendremos que hablar sobre todas estas cosas, y tal vez discutir a fondo sobre ellas durante la campaña electoral, pero a mi juicio y al de mi Grupo no son las que hoy tienen que ocuparnos.

No estamos intentando armonizar la sanidad, ahora no es el momento adecuado para ello y quizá no sea posible hacerlo de ningún modo. Pero debemos aprender a aprovechar las oportunidades que nos ofrece la Unión Europea, las economías de escala de las que nos podemos beneficiar, de modo que un auténtico especialista pueda atender a las personas con afecciones raras. Obviamente esta posibilidad ha existido durante años, pero es ahora cuando podemos hacer uso realmente de ella y así debemos hacerlo.

Para concluir: la semana pasada el Parlamento también celebró una reunión presidida por Dagmar Roth-Behrendt en la que el Foro europeo de pacientes esbozó su manifiesto. Me complace ver a los pacientes denunciar su situación, porque lo que necesitamos es la aportación de los pacientes. Nos disponemos ahora a tomar una decisión democrática siguiendo la directriz aportada por los abogados. Pero la decisión será tomada ahora por las personas adecuadas, es decir, los representantes electos de los ciudadanos.

 
  
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  Ryszard Czarnecki, en nombre del Grupo UEN. − (PL) Señor Presidente, es una lástima que no hayamos tenido la oportunidad de debatir esta cuestión particular durante la sesión anterior, en la que debatimos las dos propuestas legislativas anteriores. Pero, como dice el refrán, más vale tarde que nunca. Nos complace ver que las propuestas de la Comisión van realmente en la dirección solicitada por el Parlamento Europeo, en la dirección en que el Parlamento Europeo animó a ir a la Comisión a este respecto.

Si Europa va a ser realmente una Europa sin fronteras, entonces lo ha de ser, en primer lugar, en el área de la asistencia sanitaria. La garantía de la asistencia sanitaria para los habitantes de nuestros Estados miembros demostrará que ya hemos hecho algo por aquellos que pagan impuestos y votan en Europa. Después de todo, lo que le interesa al polaco medio, así como al húngaro, al chipriota, al inglés y al italiano, mucho más que el Tratado de Lisboa, es si podrán acceder a la asistencia sanitaria en el extranjero durante sus vacaciones o incluso si pueden hacer un viaje especial para aprovechar las ventajas de un hospital altamente especializado.

Por último, creo que las medidas que hoy estamos debatiendo realmente podrían mejorar la asistencia sanitaria para los extranjeros y que, al mismo tiempo, aumentarían la autoridad de la UE, una autoridad que ha sido socavada recientemente por los debates ideológicos y por intentar imponer soluciones institucionales no deseadas a los ciudadanos de la UE.

 
  
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  Jean Lambert, en nombre del Grupo Verts/ALE. − Señor Presidente, ciertamente doy mi más calurosa bienvenida a la declaración realizada por el Consejo sobre esta directiva en especial y sus límites y contexto. Como ponente del Parlamento sobre la actualización de la coordinación de la seguridad social y también como ponente sobre su reglamento de aplicación, tengo un interés muy específico en esto porque las cuestiones sobre el reembolso —cómo se realiza, qué información se da, los plazos y su metodología, etcétera— entran en el objetivo de esta regulación concreta. Creo que cuando hablamos de problemas como la atención médica a personas que están de vacaciones en otros lugares de la Unión Europea, debemos recordar que eso está incluido en la Tarjeta sanitaria europea y en la coordinación de la seguridad social. Eso está claro.

Lo que esta directiva trata de lograr es resolver algunos problemas que no necesariamente se tratan en esa regulación concreta, y creo que tenemos que tener mucho cuidado con distinguir la línea que las separa. Por supuesto, la cuestión de la autorización previa ha sido extremadamente importante. Pienso que tenemos que dejar muy claro que no estamos hablando necesariamente de un derecho absoluto de los pacientes a desplazarse y a recibir tratamiento en cualquiera de los sistemas nacionales de la Unión Europea y a que sus propios sistemas nacionales lo reembolsen. Ese es un derecho restringido y creo que debemos ser claros sobre eso.

Creo que también debemos dejar claro que lo que esta directiva propone, a mi entender, es que lo que les será pagado es la asistencia sanitaria que también está disponible en su sistema nacional, no tratamientos nuevos o distintos, así que esto restringe de nuevo el derecho del que estamos hablando en los términos de esta directiva concreta.

No hay duda de que la autorización previa debe ser mejor gestionada y de que no solo los pacientes, sino también las administraciones implicadas, han de entender lo que ello implica y que debería gestionarse rápidamente en términos de necesidad médica. Ese es el criterio establecido por el Tribunal: la necesidad médica. Por lo tanto, las administraciones necesitan reflejarla, no necesariamente su propio nivel de coste.

Hay muchas cosas nuevas positivas en esta directiva y las cuestiones acerca de las buenas prácticas, la legalidad y la seguridad jurídica o quién se hace responsable son también importantes. Como ha mencionado John Bowis, debemos dar pasos adelante en temas como, por ejemplo, los cuidados de seguimiento médico o las recetas que podrían no ser válidos en alguno de los Estados miembros a causa de sus sistemas particulares. Pero también debemos tener cuidado —y esto se refiere tanto al reglamento de aplicación del Reglamento 883 como a este— en no fomentar que los pacientes saquen un beneficio de jugar con los distintos sistemas. No creo que los sistemas sanitarios puedan beneficiarse de ello en modo alguno.

Quiero dejar claro en nombre de mi Grupo que incrementar la cantidad de asistencia sanitaria transfronteriza no es de por sí un objetivo. La señora Roth-Behrendt ha afirmado que la mayoría de los pacientes desea recibir tratamiento en casa y obtener allí un tratamiento rápido y de calidad, así que aumentar el número de esos cuidados, como he dicho, no es nuestro fin. Se están produciendo muchas quejas sobre las consecuencias del incremento de la cantidad de asistencia sanitaria transfronteriza que creo que nos deberían hacer estar alerta, y me alegra que el debate lo haya reflejado.

Hay personas que sostienen que esto introduce un factor de competitividad, que eleva los estándares nacionales y que incluso debemos abrir el mercado precisamente como una razón para incrementar y fomentar la asistencia sanitaria transfronteriza. No obstante, este Parlamento ha dejado muy clara su posición: la salud no es un servicio equiparable a los seguros de automóvil. Tiene una función muy concreta y sus usuarios no son simples consumidores, sino personas que lo necesitan y potencialmente vulnerables.

Muchos de quienes afirman que el aumento de la asistencia sanitaria transfronteriza es positivo también nos asegurarán que tan solo cubre el 2-3 %. Quiero saber cuáles son las previsiones para el futuro y qué efectos tendría para el 98 % de personas que no se desplazan ni quieren hacerlo.

 
  
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  Roberto Musacchio, en nombre del Grupo GUE/NGL. − (IT) Señor Presidente, Señorías, siento no compartir el optimismo de mis colegas miembros del Parlamento, pues estoy convencido de que esta directiva hará más por el negocio que por la salud: una especie de directiva Bolkestein pero aplicada a la salud.

La cuestión principal para Europa debe ser que todo ciudadano ha de gozar del derecho al mejor tratamiento posible en su propio país. De lo contrario, el sacrosanto derecho a recibir tratamiento en cualquier otro lugar podría enmascarar el hecho de que dicho tratamiento no está disponible en su lugar de origen, algo que no puede reducirse a cuestiones de subsidiariedad. También podría enmascarar los intereses de aquellos dispuestos a especular con la salud, facilitando un gran negocio para las compañías de seguros e incrementando los costes para los ciudadanos y para el gasto sanitario europeo.

Una directiva, en mi opinión, equivocada, porque no presta ninguna atención a la armonización, a la naturaleza universal del servicio que Europa debe garantizar, y no se basa en la concepción de que la salud es un derecho que debe estar asegurado por el sector público y no abandonado a la capacidad de la gente para suscribir una póliza de seguro privada. Los sindicatos están con razón muy preocupados y nosotros también.

 
  
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  Derek Roland Clark, en nombre del Grupo IND/DEM. − Señor Presidente, el elemento central de este paquete —el desplazamiento para recibir tratamiento no hospitalario fuera del propio país de residencia— está financiado por el país de origen, pero se limita a la cantidad del coste que allí habría tenido. Así que resulta ventajoso viajar a un país donde el tratamiento sea más barato mientras sea mejor. Los turistas sanitarios tendrán que averiguar la diferencia de costes entre el país donde van a ser tratados y la base de previsión de su país de procedencia. Sí, los gastos de viaje serán pagados, en última instancia, por el país de origen, pero según el propio nivel del país de origen, dejando que el turista de la salud cubra los costes adicionales del tratamiento y probablemente el exceso de costes del viaje. Los más pobres no podrán permitírselo y solo podrán acceder al nivel de tratamiento más bajo. Los ricos sí podrán hacerlo, pero en cualquier caso lo más probable es que opten por la asistencia sanitaria privada. En relación con las listas de espera, si la asistencia sanitaria de un país es pobre y cara, no tendrán que preocuparse por los turistas sanitarios, pero si es buena y barata, pronto podrían verse desbordados. Por lo tanto, esto conduce a un sistema sanitario de dos niveles. ¿Es a esto a lo que se llama una consecuencia imprevista?

 
  
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  Luca Romagnoli (NI).(IT) Señor Presidente, Señorías, cuatro de cada cien ciudadanos europeos viajan al extranjero para recibir tratamiento; no obstante, en mi opinión el turismo sanitario es sintomático de las deficiencias y la falta de servicios a nivel local. El servicio sanitario italiano gasta unos 40 millones de euros al año para sufragar los gastos de los italianos que viajan a otros países a recibir tratamiento, y evidentemente esto no incluye los seguros privados.

¿Cuál es la razón de esto? Sin duda las larguísimas listas de espera de los servicios. Por ejemplo, en Italia se debe esperar 300 días para una operación de próstata y muy a menudo un mes o más para un escáner TAC. En segundo lugar, servicios como los tratamientos dentales o la cirugía estética son de pago en Italia y no en otros países. En tercer lugar —y me gustaría llamar la atención sobre esto— la gente viaja al extranjero para beneficiarse de técnicas como la fecundación artificial que están prohibidas o parcialmente prohibidas en sus propios países, o que son completamente ilegales, como en el caso de la compra de órganos vivos (India es un triste ejemplo de ello, pero también habría más tristes ejemplos en otros países antes de su incorporación a la Unión).

En general, la gente decide embarcarse al turismo sanitario porque se ofrecen servicios de alta calidad y a menor precio. Sin embargo, en muchos casos, creo que debe reforzarse la supervisión de la Unión tanto como garantía para los consumidores como para asegurar que se compite en igualdad de condiciones. El contexto social en el que se proporcionan los servicios es a menudo una mezcla de público y privado, también en aquellos países recientemente incorporados y por tanto, señora Vassiliou, yo recomendaría, por encima de los principios en los que usted se ha centrado, la estricta supervisión del cumplimiento de los reglamentos existentes que hacen obligatorios el uso de materias primas, de la marca CE y de los documentos de conformidad, porque hay que garantizar la salubridad de los aparatos y los tratamientos. No olvidemos que siempre hay alguien que...

El Presidente interrumpe al orador

 
  
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  Charlotte Cederschiöld (PPE-DE).(SV) Señor Presidente, Comisaria, Ministra, los miembros del Parlamento europeos tenemos ahora la oportunidad de demostrar que somos precisamente eso, miembros del Parlamento europeos. Que defendemos el Tratado y los derechos que nos otorga. Que estamos legislando a favor de los mejores intereses de los pacientes, no para proteger e impulsar el proteccionismo que a veces da forma al debate. Que estamos comprometidos en la búsqueda de valor añadido en la cooperación para proporcionar a nuestros pacientes los mejores cuidados posibles, dondequiera que sea.

La propuesta que ha presentado la Comisaria Vassiliou es un buen punto de partida y hay que aplaudirla. Debemos terminar lo que ella ha empezado y asegurarnos de que no se introducen obstáculos burocráticos innecesarios. Literalmente, eso significa que los Estados miembros no tienen derecho a impedir la libre circulación sin motivo. La exigencia de la autorización previa debería imponerse solo en casos excepcionales, si estos se especifican en la lista de la Comisión o si hay riesgo de un éxodo masivo de pacientes que podría perjudicar al sistema de salud. La idea de que debería exigirse porque muy pocos pacientes han elegido buscar atención médica en el extranjero es altamente improbable. Así pues el punto de partida es: ninguna autorización previa. Cualquier otra cosa sería contraria al Tratado.

El próximo paso en esta tarea de crear las condiciones para una asistencia óptima es implementar la directiva correctamente. Los enfermos no deberían tener que acudir a los tribunales para hacer valer sus derechos e invalidar las exigencias injustificadas de autorizaciones previas. El Tribunal de Justicia fallará a favor de la libre circulación, ¡pero a qué coste en términos económicos y de salud para los pacientes que deben exigir el respeto de sus derechos cada vez! Realmente espero que podamos evitar esa experiencia y solicito la ayuda de mis colegas miembros del Parlamento y del Presidente en ejercicio; estoy convencida de que nuestra Comisaria va a ayudarnos.

 
  
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  Bernadette Vergnaud (PSE).(FR) Señor Presidente, señora Bachelot-Narquin, Comisaria, Señorías, siguiendo mi informe de propia iniciativa sobre servicios sanitarios que el Parlamento adoptó el 23 de mayo de 2007, la Comisión propone ahora, como parte del paquete social, una directiva relativa exclusivamente a los derechos de los pacientes en cuanto a la asistencia sanitaria transfronteriza.

Por lo tanto, siento mucho que este texto demuestre tan poca ambición y no tenga en cuenta los muchos desafíos internos que hay que resolver para combatir las crecientes desigualdades en el sector de la sanidad, tales como el envejecimiento de la población, las desigualdades sociales, la segregación geográfica y los problemas de demografía médica. Por consiguiente, tratándose de una cuestión tan fundamental para los ciudadanos europeos, el Consejo y el Parlamento no pueden simplemente codificar las sentencias del Tribunal de Justicia. Tenemos que encontrar un cierto equilibrio que salvaguarde tanto los derechos de los pacientes —que no son meros consumidores— a la asistencia sanitaria transfronteriza y el acceso en igualdad de condiciones para todos a la asistencia sanitaria de calidad, con una responsabilidad fundamentada en la solidaridad; para asegurar la cohesión social y territorial y respetar el principio de subsidiariedad. Existe todavía una preocupante área gris en relación con las definiciones, como la de autorización previa y el concepto de atención hospitalaria. Necesitamos aclararlos para no abrir la puerta a discriminaciones que pudieran dar paso a un sistema sanitario de dos velocidades en Europa en lugar de crear valor añadido en Europa.

La salud no tiene precio, pero sí costes; la directiva, por otra parte, reafirma —y eso es bueno— tanto el principio de subsidiariedad y la necesidad de una colaboración más estrecha para estrechar los lazos entre las redes de investigación médica y los centros de información al paciente.

El debate va empezar, pero debe ser un debate fructífero y en profundidad, más que un debate precipitado, y debe abrirse a todas las partes implicadas con el objeto de construir un auténtico modelo social europeo.

 
  
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  Elizabeth Lynne (ALDE). − Señor Presidente, ¿por qué debería un paciente perder la vista mientras espera ser operado de cataratas en el Reino Unido, por ejemplo, cuando podría hacer en otro Estado miembro? ¿Y por qué alguien que espera agónicamente una operación de cadera no debería beneficiarse de la ausencia de listas de espera en algunos Estados miembros, en ocasiones incluso a menor coste que en su país de origen? ¿Y por qué algunos pacientes coronarios deben esperar meses para que se les practique la cirugía que les desbloquee las arterias sin que exista realmente necesidad de ello?

Si un médico prescribe un tratamiento y este no puede ofrecerse en su lugar de residencia, entonces necesitamos un marco jurídico que asegure que podemos buscarlo en otro lugar. Demasiado a menudo son las personas más pobres las que sufren la discriminación y la desigualdad en el acceso a la asistencia sanitaria. Y por eso debemos garantizar que los Estados miembros pueden autorizar un tratamiento en otro país previamente a ese tratamiento. No debemos limitar la asistencia sanitaria transfronteriza solo a aquellos que pueden permitírsela.

De igual forma, esta nueva directiva no debe comprometer los estándares de la atención médica para las personas que elijan permanecer en su lugar de residencia. También debemos asegurarnos de que existen garantías que sitúen en primer lugar los derechos y la seguridad de los pacientes. Esa es la razón por la que es fundamental que se desarrolle un mecanismo de acceso a los historiales de los pacientes entre el país de origen de los pacientes y el país en el que reciben tratamiento.

A parte de eso, también tenemos que desarrollar un sistema de compensación para los pacientes que sufren daños evitables al ser tratados en otro país de la UE. Y en relación con la difusión de buenas prácticas, destaco especialmente el artículo 15 del proyecto de directiva que reclama un sistema de redes europeas de referencia. Estos centros de excelencia podrían convertirse en una forma útil de difusión del conocimiento, de la formación y del intercambio de información. Demasiado a menudo debemos examinar las infecciones derivadas de la asistencia sanitaria o los protocolos de detección del cáncer; la respuesta está a nuestro alcance y ya es hora de que empecemos a aprender los unos de los otros de forma más efectiva.

 
  
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  Ewa Tomaszewska (UEN). - (PL) Señor Presidente, los principales desafíos en materia de asistencia sanitaria que debemos afrontar hoy en día son la mejora de la salud de las personas mayores, la preparación para las enfermedades geriátricas relacionadas con el envejecimiento de la población, el acceso universal a un nivel adecuado de asistencia sanitaria, asegurando la estabilidad financiera de los sistemas sanitarios y prestando especial atención al acceso a la asistencia sanitaria de discapacitados, niños, ancianos y personas con menos recursos, la garantía de los derechos de los pacientes a la asistencia sanitaria transfronteriza, el establecimiento de la interoperabilidad electrónica transfronteriza para los historiales médicos al mismo tiempo que se asegura la protección de los datos personales y se ofrecen buenas condiciones laborales para los empleados del sector sanitario.

Las medidas concretas propuestas en el paquete social para afrontar estas exigencias, como la preparación de un comunicado acerca de la satisfacción de las necesidades de la población anciana o la preparación de un libro verde sobre el tema de los empleados del sector sanitario, nos da cierta esperanza de que no vamos a quedarnos solo en la fase de formulación de deseos. Me complace ver que se ha prestado tanta atención a la cuestión de la asistencia sanitaria transfronteriza, que es algo tan importante en esta época de crecientes migraciones.

(El Presidente interrumpe a la oradora)

 
  
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  Eva-Britt Svensson (GUE/NGL).(SV) Señor Presidente, la directiva significa que se le va a dar más poder a la UE sobre la sanidad, y yo me opongo a abrir este campo a la legislación de la UE. La sanidad es y debe seguir siendo una prerrogativa nacional. La idea de que los pacientes deberían emprender una suerte de turismo de la salud es una priorización incorrecta de nuestros recursos sanitarios comunes. El nuevo principio fundamental de que deberíamos tener derecho a asistencia sanitaria en otro país de la UE sin la necesidad de una autorización previa abre una vía rápida a la asistencia sanitaria para personas jóvenes, lingüísticamente dotadas y relativamente sanas, mientras que arriesga con desviar los recursos de aquellos con una mayor necesidad de asistencia, como los ancianos y las personas con discapacidad. Por supuesto, todo el mundo debe tener el derecho a la atención médica si enferman en otro país de la UE, pero ya disfrutamos de ese derecho sin la necesidad de una nueva legislación de la UE sobre el tema. La asistencia sanitaria debe seguir siendo un área política nacional.

 
  
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  Hanne Dahl (IND/DEM). - (DA) Señor Presidente, todos deseamos el tratamiento mejor y más rápido si caemos gravemente enfermos, pero no deseo el modelo estadounidense, en el que los ciudadanos acomodados reciben los mejores tratamientos y los miembros más vulnerables de la sociedad, si tienen suerte, solo un tratamiento de segunda categoría. Si no tienen suerte, no reciben tratamiento alguno. Por consiguiente, debemos establecer algunos principios básicos. Debería haber un acceso gratuito e igualitario a los servicios sanitarios para todo el mundo y las personas deberían ser tratadas según un turno y de acuerdo a sus necesidades. Es decir, una autoridad pública debe llevar a cabo una valoración para garantizar que un profesional médico determina lo que significa el «turno» y la «necesidad». Los que deberían ser tratados en primer lugar son los más enfermos, no los más ricos. Un paso adelante en términos de acceso gratuito e igualitario a los servicios sanitarios para todos los ciudadanos sería supervisar la contribución pública a los tratamientos en hospitales privados y las exenciones de impuestos por seguros médicos privados. La legislación de la UE no debería estar orientada hacia una escuela ideológica de pensamiento basada en el mercado interno, sino que debería fomentar un sistema flexible en Europa que garantice los derechos mínimos de todos los pacientes en términos de tratamiento.

 
  
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  Irena Belohorská (NI).(SK) La directiva sobre la aplicación de los derechos de los pacientes a la asistencia sanitaria transfronteriza afronta la resolución de un grave problema.

Este problema es el conflicto entre la subsidiariedad de los sistemas sanitarios y el derecho a la libre circulación de los ciudadanos de la Unión Europea, y también su derecho humano fundamental a tener acceso a la asistencia sanitaria. La libre circulación es un derecho de todo ciudadano residente en un Estado miembro y su salud se mueve con él. Si no pudiese acceder a los servicios sanitarios, estaría ante un serio obstáculo para su libre circulación. La equiparación total de los servicios es imposible porque en cada país se pagan distintos impuestos en concepto de asistencia sanitaria, así como por los distintos costes de los tratamientos en los diferentes países.

Si bien muchos políticos están preocupados por la aparición de un turismo de la salud, especialmente desde el Este, sus temores son infundados. Para un paciente es muy importante estar cerca de su familia y no tener que afrontar la barrera lingüística. La relación médico-paciente es muy especial. El éxito de los tratamientos dependen en parte de la confianza del paciente en su médico o en el centro sanitario. La disposición de un paciente a viajar al extranjero para recibir tratamiento depende de la gravedad de su enfermedad. En casos de tratamientos para salvar la vida del paciente o para tratar enfermedades graves, ningún obstáculo importa.

Creo que sería preferible que estas cuestiones se resolviesen en el Parlamento Europeo más que en el Tribunal de Justicia Europeo. Resulta triste que, a pesar de ser los representantes de los ciudadanos, nos cueste más tomar decisiones que al Tribunal de Justicia Europeo que, en todos los casos hasta ahora, ha dado la razón al paciente.

Me gustaría mencionar algo como conclusión. Muchos de mis colegas miembros del Parlamento hablan de ricos y pobres. Para mí, como doctora, solo existe el paciente. No me importa si posee un Ford o si no tiene techo.

 
  
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  Ria Oomen-Ruijten (PPE-DE). - (NL) Señor Presidente, para empezar, me gustaría expresar mi satisfacción al ver aquí hoy con nosotros a nuestra antigua colega, Roselyn Bachelot, y oírle decirnos una vez más que el ciudadano europeo es lo fundamental. Este texto legislativo refleja ese énfasis. Mis felicitaciones también a la Comisaria Vassiliou, que ha supervisado este aspecto legislativo tan difícil.

Gracias a esta legislación, nosotros —el Parlamento Europeo, la Comisión Europea y el Consejo de Europa— realmente estamos haciendo algo en favor de las personas. La directiva proporciona garantías legales para la movilidad y al mismo tiempo ofrece una base estatutaria para las iniciativas ya existentes en materia de asistencia sanitaria transfronteriza.

Pero cuando comparo esta directiva con las versiones anteriores, a las que nos habíamos opuesto, veo que el enfoque se centra ahora más en la movilidad del paciente y menos en los servicios sanitarios, y el motivo es dejar contentos a los Estados miembros. Tengo un par de críticas por esto. Las áreas fronterizas que ya han tomado algunas buenas iniciativas sobre asistencia sanitaria transfronteriza —por ejemplo el acuerdo cooperativo entre la Universitätsklinikum Aachen y el Academisch Ziekenhuis Maastricht en mi misma provincia de Limburgo, que como parte de la eurorregión de Mosa-Rin estaría encantada de ser un área piloto— se están haciendo demasiado dependientes únicamente de la movilidad y por lo tanto de los caprichos de las aseguradoras o la buena voluntad o no de las autoridades nacionales, porque la atención ya no se centra en los servicios mismos. Deberíamos estudiar detenidamente el artículo 13 para decidir cómo podríamos hacer que las regiones trabajasen mucho más conjuntamente. Y ya que lo he mencionado, Comisaria, me gustaría señalar que en la eurorregión Mosa-Rin estamos dispuestos a ser un área piloto.

En segundo lugar, la implicación del paciente en establecer puntos de contacto nacionales. La señora Schmidt ha llevado adelante una iniciativa excelente en Alemania sobre esto y deberíamos ver cómo podríamos relacionar esto más estrechamente con nuestros planes más amplios.

Otro punto es el de la «lista de tratamientos, distintos de los que requieran un ingreso de una noche, que han de quedar sometidos al mismo régimen que la asistencia hospitalaria», cuyo objeto es el de excluir determinadas funciones de esta directiva. Esto también necesita un análisis detenido, porque no podemos tener una situación en la que una interpretación demasiado estricta de esa lista impida las acciones cooperativas del tipo que acabo de mencionar. Es muy importante saber que la cooperación efectiva abarata los costes de los centros de excelencia clínica, no los encarece, y los hace accesibles de forma más rápida para las personas. Y eso, después de todo, es lo que pretendemos.

 
  
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  Anne Van Lancker (PSE). - (NL) Señor Presidente, Comisaria Vassiliou, Ministra Bachelot-Narquin, Europa tiene el importante deber de garantizar a todo el mundo una asistencia sanitaria de alta calidad y accesible, a ser posible cerca de casa o, si es necesario, en el extranjero. Así que le estoy muy agradecida, Comisaria, por su iniciativa, que indudablemente tiene muchos aspectos positivos en términos de garantía de la calidad y la seguridad, de la información al paciente, de mayor cooperación europea, e-Salud, redes de referencia y demás.

También estoy de acuerdo con usted, Ministra, cuando afirma que no es bueno dejar la competencia sobre la movilidad de los pacientes en manos del Tribunal de Justicia y que hay aquí una necesidad legislativa. También estoy de acuerdo con la opinión del señor Bowis y de la señora Lambert de que quizá deberíamos pensar en un mejor equilibrio en el problema de la autorización previa de la movilidad del paciente, porque la autorización previa es un importante instrumento de planificación y política para los Estados miembros.

Quedan otras cuestiones, Comisaria, acerca de las tasas que deberían cobrarse y los mecanismos que impidan que la movilidad de los pacientes ocasionen listas de espera en determinados países. Pero estoy segura, Señorías, de que se trata de cuestiones y preocupaciones que podremos resolver a medida que sigamos debatiendo esta directiva.

Una vez más, gracias por su iniciativa, Comisaria. Y estaremos encantados, Ministra, de colaborar con usted.

 
  
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  Marian Harkin (ALDE). − Señor Presidente, a principios de este año llevé a cabo una serie de consultas en mi circunscripción electoral en el contexto de los temas de política social europea, y después estas reuniones se englobaron en la consulta de la Comisión sobre balance de la realidad social.

Me pareció evidente que los ciudadanos están muy interesados en que la UE se involucre más en las políticas sociales y ello ciertamente incluye la movilidad de los pacientes. En efecto, la llamada a una Europa más social se vio reforzada durante la campaña por el Tratado de Lisboa y esta respuesta de la Comisión, si bien no aborda completamente las preocupaciones de los ciudadanos, es oportuna y un paso en la dirección correcta.

Obviamente recibo con satisfacción las propuestas sobre la movilidad de los pacientes, pero también estoy de acuerdo con algunos de los que me han precedido en que muchísimas cuestiones deben aclararse aún, en particular el tema de la autorización previa.

Sin embargo, la cuestión principal es que los pacientes deben estar en el centro de cualquier política y no deberían preocuparse por los costes, la seguridad y la calidad.

Mientras tanto, los pacientes deben ser correctamente informados sobre sus actuales derechos, ya que la incertidumbre del derecho siempre trabaja en contra de las personas con pocos recursos personales.

Por último, la Presidencia francesa se ha referido antes al hecho de que algunas personas se sentirán defraudadas porque no se ha tratado el tema de la movilidad de los pacientes conjuntamente al de la movilidad de los profesionales sanitarios. Yo soy una de esas personas. Si vamos a poner a los pacientes en el centro de cualquier política, entonces la seguridad de los pacientes es fundamental, así que debemos establecer unos sistemas de acreditación homologados para los profesionales sanitarios en toda la UE.

 
  
  

PRESIDE: Gérard ONESTA
Vicepresidente

 
  
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  Zbigniew Krzysztof Kuźmiuk (UEN).(PL) Señor Presidente, al intervenir en este debate me gustaría decir que, desde el punto de vista de los nuevos Estados miembros, es importante mantener la posibilidad de introducir restricciones a nivel nacional a la utilización de los servicios sanitarios en el extranjero, principalmente a causa de la insuficiente financiación destinada a la asistencia sanitaria en estos países. De igual forma, es esencial aplicar el principio de que un paciente tiene derecho a recibir el reembolso del coste hasta la cantidad que se le habría pagado al paciente si hubiera hecho uso de la asistencia sanitaria en su propio país al menos hasta que las diferencias de desarrollo entre los nuevos y los antiguos Estados miembros se hayan reducido de forma significativa.

Por último, vale la pena resaltar que las soluciones propuestas, en especial en relación con la introducción de la red europea de referencia, y también de la red europea piloto de evaluación de la tecnología sanitaria, brindan la oportunidad de elevar los niveles de la asistencia sanitaria y también de hacer un uso más efectivo de los recursos sanitarios en la Unión Europea.

 
  
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  Jiří Maštálka (GUE/NGL).(CS) Señorías, como sabrán, el lema de la próxima Presidencia checa es «Europa sin fronteras». En este contexto me complace que la Comisión, en cooperación con el Tribunal de Justicia Europeo, haya podido promover una propuesta que rompe una de esas barreras, concretamente la de la prestación de servicios sanitarios. Apruebo el hecho de que, gracias a las negociaciones que se han llevado a cabo hasta ahora, los ciudadanos están más cerca de una solución. Como médico, debería desear que los documentos necesarios se adoptasen lo antes posible, pero me imagino que la cuestión es tan compleja que debemos aplicar el antiguo adagio latino de «apresúrate despacio». En la actualidad, creo que deberían debatirse las siguientes cuestiones fundamentales. En primer lugar, todos estamos de acuerdo en que es necesario garantizar la protección legal de los pacientes que tienen derecho a asistencia sanitaria en la Unión Europea, de acuerdo con las resoluciones judiciales del Tribunal de Justicia Europeo. En segundo lugar, no es posible que la directiva establezca nuevas competencias para la Comisión porque estas no son fundamentales. En tercer lugar, creo que es un error el que, a pesar de que el objetivo básico era garantizar la libre circulación de los servicios médicos, el texto de la directiva se centre, en primer lugar y principalmente, en la libre circulación de pacientes que necesiten asistencia sanitaria no urgente. Los futuros debates representan una oportunidad no solo para la presidencia checa sino también para Europa.

 
  
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  Kathy Sinnott (IND/DEM). − Señor Presidente, me debato entre el deseo de la directiva relativa a la asistencia sanitaria transfronteriza y el terror ante ella.

La deseo porque sé cuántas personas han empeorado en su discapacidad o cuántas personas han muerto como resultado de una larga espera por el tratamiento en los hospitales públicos irlandeses. De modo que la idea de que los residentes en mi circunscripción electoral podrán coger sus historiales médicos y viajar sin el obstáculo de la actual autorización previa representado por el plan E112 y recibir un rápido tratamiento es estupenda. Ciertamente se lo aconsejaré a los residentes en mi circunscripción electoral que puedan viajar.

No obstante, también soy consciente de que esto agravará aún más los problemas del sistema sanitario irlandés, y temo por todos aquellos que no pueden viajar y que deben confiar en ese sistema sanitario.

 
  
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  Gunnar Hökmark (PPE-DE).(SV) Señor Presidente, esta cuestión trata del derecho de los individuos a buscar asistencia sanitaria allá donde la atención de calidad esté disponible. La representante del Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea, Eva-Britt Svensson, ha dicho antes que esto iba a conducir al turismo sanitario. Me gustaría informarle de que, cuando los enfermos buscan asistencia sanitaria, es porque sienten dolor, están sufriendo, están mal, y necesitan asistencia. No se trata de turismo.

En última instancia, se trata de una cuestión de poder de la burocracia contra el derecho del individuo. Es cuestión de utilizar las viejas fronteras como barreras para la gente que busca asistencia sanitaria o de aprovechar la apertura de la Europa actual como medio para que las personas de toda Europa reciban la mejor atención médica que les sea posible. Fue muy revelador escuchar lo que el Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea piensa pero, ya que tengo al representante Grupo del Partido de los Socialistas Europeos, Jan Andersson, frente a mí y me sigue en el uso de la palabra, sería interesante oír si comparte la opinión de Eva-Britt Svensson de que los enfermos que buscan asistencia sanitaria en el extranjero son turistas sanitarios. ¿También usted, igual que ella, desea erigir barreras de distintos tipos o trabajará usted, trabajarán los socialdemócratas, para garantizar que disponemos de la mayor apertura posible en la que los pacientes no necesiten pedir permiso a las autoridades para recibir asistencia sanitaria? En esta cuestión, Jan Andersson, consiste la Europa Social. No consiste en que quienes toman las decisiones determinen lo que los demás pueden hacer, sino en que las personas puedan recibir la mejor asistencia sanitaria. Su turno, Jan Andersson.

 
  
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  Jan Andersson (PSE).(SV) Señor Presidente, Comisaria, permítanme darle una especial bienvenida a la señora Bachelot-Narquin. Trabajamos bien juntos en el pasado y espero que volvamos a hacerlo en el futuro. Bienvenida al Parlamento. Señor Hökmark, brevemente, este no es un debate nacional. Yo no comparo mis opiniones con las de la señora Svensson, prefiero formarme mis propias opiniones.

Aprecio esta directiva por varios motivos. Necesitamos clarificar los términos legales. Creo que es mejor que la propuesta que teníamos anteriormente. Presenta numerosas ventajas, especialmente para las personas que viven en áreas fronterizas, como es mi caso. Dicho esto, también me gustaría señalar que es importante vincular los acuerdos con los distintos sistemas de Europa, en términos de organización, financiación y aspectos similares.

Hay un aspecto al que deberíamos prestar una especial atención. Y es la igualdad. Sabemos que existen las prioridades en la asistencia sanitaria, pero es importante que todas las personas sean tratadas en igualdad de condiciones y que no solo algunos puedan tener preferencia gracias a sus recursos, y es importante que podamos combinar estos dos aspectos en asistencia sanitaria transfronteriza. La cuestión de la autorización previa también es importante. Es algo a lo que deberemos dedicar más debates. El límite especificado en la directiva no es adecuado. Atención hospitalaria o atención extrahospitalaria: cambian considerablemente de un país a otro y los modelos cambian a lo largo del tiempo. Debemos hallar otros criterios. Estoy encantado de cooperar. En nuestra comisión trataremos la financiación de los sistemas de seguridad social, que forma parte de dicha cooperación. Estaré encantado de establecer una cooperación con las demás comisiones sobre este asunto.

 
  
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  Anneli Jäätteenmäki (ALDE). - (FI) Señor Presidente, lo más importante es que los pacientes reciban una asistencia sanitaria de calidad, seguros y baratos y lo más habitual es que quieran recibirlos lo más cerca de casa posible. En otras palabras, los servicios sanitarios nacionales deben procurarlos adecuadamente.

No obstante, la propuesta que nos presenta la Comisión ha de ser bienvenida. Es importante que la asistencia sanitaria y los tratamientos también estén disponibles en otro país. Esto aseguraría mayor libertad de elección y la existencia de líneas directrices y asesoramiento más claros, al mismo tiempo que las cuestiones sanitarias y de seguridad también se clarifican. Por lo tanto, para los pacientes es algo bueno.

Para los Estados miembros la cuestión es algo más complicada, ya que la directiva no puede funcionar bien hasta que los sistemas electrónicos del estado social y la sanidad de los Estados miembros de la Unión sean compatibles. Sabemos que hoy por hoy no lo son y la implementación de esta directiva demandaría muchos recursos de los Estados miembros. Tenemos que garantizar que cuando la directiva se adopte ello también implique que los datos de los pacientes puedan trasladarse de un sistema al otro, que se garantice la seguridad de la información y la seguridad del paciente. El paciente es lo más importante.

 
  
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  Søren Bo Søndergaard (GUE/NGL).(DA) Señor Presidente, el camino al infierno está adoquinado por las buenas intenciones, y no se necesita ser un experto para prever el resultado de esta propuesta en su forma actual. Por un lado habrá un «Equipo A» formado por las personas acomodadas, con formación y con los contactos adecuados, en general, todos nosotros en esta Cámara. Nosotros podemos saltarnos la lista de espera de nuestro país y buscar a los mejores expertos de la UE, ya que podemos permitirnos gastarnos el dinero en tratamientos y en viajar y sostener otros gastos. Por otro lado, estarán los pobres y los desfavorecidos. A ellos se les permite engrosar las colas y, cuando finalmente llega su turno, obtener el tratamiento que nosotros, los más ricos, no quisimos. En algunas ocasiones especiales la UE se presenta a sí misma como una alternativa a los Estados Unidos, pero la cuestión es que la UE está pareciéndose cada vez más a los Estados Unidos, incluida la sanidad. Nuestro grupo defiende un acceso gratuito y en igualdad de condiciones a los tratamientos que la gente necesita, así que rechazamos esta propuesta.

 
  
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  Alojz Peterle (PPE-DE). - (SL) El paisaje social de Europa ha cambiado. Afrontamos nuevos desafíos que exigen una modernización del modelo social europeo. El paisaje de la sanidad europea también está cambiando. Las tasas de éxito en los casos de ciertas enfermedades están en aumento, así como el gasto en el mantenimiento de los sistemas sanitarios. Sin embargo, los ciudadanos hallan enormes diferencias en la calidad de la asistencia sanitaria, tanto entre los distintos países miembros como en su interior. Las tasas de supervivencia al cáncer pueden llegar a diferenciarse hasta en un 10 % según el Estado miembro.

Acojo positivamente la intención de la Comisión Europea de afrontar detenidamente la cuestión de la sanidad en el marco de una agenda social renovada. Al mismo tiempo, sin embargo, lamento que la mayor atención a los derechos de los ciudadanos en relación con la salud se ha producido exclusivamente como resultado de una sentencia del Tribunal de Justicia. Hablo como alguien que ha sobrevivido a un cáncer y que conoce casos en que a los pacientes les dijeron «no podemos hacer más por ti» en un país y recibieron un tratamiento efectivo en otro.

Libertad de circulación implica una capacidad de elegir. La capacidad de elegir conduce a una mayor competitividad y por lo tanto a una mayor calidad y posiblemente también a un descenso de los costes. Estoy seguro de que la directiva sobre movilidad de los pacientes animará a Europa y tendrá muchas consecuencias positivas. Nuestro objetivo común es la sanidad para todos. La directiva relativa a la asistencia sanitaria transfronteriza significa sin duda una mayor cercanía a los ciudadanos, que no están interesados en los debates sobre las competencias sino en el camino más corto a la asistencia sanitaria, naturalmente un camino que esté claramente señalizado.

La política europea de más éxito es la política que los ciudadanos notan en sus bolsillos, como fue el caso de la directiva sobre telefonía móvil en itinerancia. En el caso de la directiva relativa a la asistencia sanitaria transfronteriza, los ciudadanos no la notarán directamente en sus bolsillos, al menos no al principio, pero dispondrán de más opciones por el mismo dinero. Y esa no es una mala sensación, en especial cuando se trata de salud.

 
  
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  Evelyne Gebhardt (PSE).(DE) Señor Presidente, Ministra, Comisaria, cuando hablamos de una Europa social, siempre debemos poner en primer lugar a la gente y a sus preocupaciones. Ponerlos en primer lugar significa que debemos tener una prioridad principal, que es la de que el sistema sanitario debería proporcionar la mejor atención posible a las personal a nivel local. Esa es la prioridad número uno. Esa es la condición que debe cumplir nuestro enfoque en esta directiva.

No obstante, existen muchas otras consideraciones para las que también necesitamos otras soluciones, ya sea porque la gente viaja o trabaja en otros países o porque tienen una enfermedad rara o porque recibirán un tratamiento mejor en otro país. Esto significa que también existe la necesidad de eliminar los obstáculos a la movilidad en tales casos para garantizar la seguridad jurídica. Esa es la segunda prioridad.

La tercera prioridad es que debemos recordar una y otra vez que, bajo los tratados europeos, la asistencia sanitaria de los Estados miembros es una competencia de los Estados miembros, y debemos respetarla. En otras palabras, la organización y financiación de los sistemas sanitarios son responsabilidad de los Estados miembros y nuestra legislación no puede hacer nada por cambiarlo. No es una opción, no podemos hacerlo, y no tenemos intención de hacerlo a menos que podamos acordar en alguna fecha futura la creación de una política sanitaria común. Esa sería la situación ideal, pero me temo que todavía estamos muy lejos de dar ese paso.

 
  
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  Othmar Karas (PPE-DE). - (DE) Señor Presidente, señora Comisaria, Señorías, el pueblo europeo y nosotros estamos encantados de poder iniciar finalmente el debate parlamentario sobre esta propuesta.

Lamento que las amenazas que el Grupo del PSE lanzó en diciembre contra la Comisión provocaran un punto muerto que ha durado muchos meses. La propuesta es buena y aporta un valor añadido al pueblo europeo. Queremos ver la creación política de una seguridad jurídica transfronteriza, de modo que los individuos ya no tengan que recurrir al Tribunal de Justicia para defender su derecho fundamental a la libertad individual de circulación.

Estamos debatiendo una directiva sobre la movilidad de los pacientes, no sobre los servicios sanitarios. La responsabilidad primaria sobre la cobertura debida, la calidad y la financiación de los servicios sanitarios sigue recayendo sobre los Estados miembros. Sin embargo, sabemos que es necesaria una mayor cooperación entre los Estados miembros en el campo de los servicios sanitarios y una mayor inversión a nivel europeo en la investigación, en el área clave de los hospitales y en lo que respecta a la cobertura.

De lo que aquí estamos hablando es de la libertad de circulación de los pacientes. No estamos preguntando si se pueden organizar los sistemas de asistencia sanitaria sin efectos colaterales no deseados; estamos preguntando cómo hacerlo. Nos estamos moviendo entre cuatro polos: los derechos de los pacientes, la protección de los sistemas de asistencia sanitaria y de los planes de seguros de enfermedad, la garantía de la calidad de los servicios sanitarios y la seguridad jurídica y garantías de financiación.

El interés de los pacientes por buscar el servicio sanitario que mejor les parezca es legítimo. Para permitirles hacerlo necesitamos un marco legislativo y seguridad jurídica. Por otra parte, la gran mayoría de la población quiere unos servicios sanitarios lo más cercanos posible a sus hogares. Tenemos el problema de la financiación del sistema de servicios sanitarios en los Estados miembros. Por eso, una mayor movilidad a un mismo coste supone un avance en la dirección adecuada. Se nos plantea la cuestión del aseguramiento de la calidad en lo que respecta a los servicios sanitarios. También deberíamos iniciar un debate sobre mínimos europeos a este respecto.

 
  
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  Mia De Vits (PSE). - (NL) Señor Presidente, señora Comisaria, comparto la visión de otros miembros del Parlamento de que es un logro importante el tener al fin esta propuesta sobre la mesa. Responde a una necesidad, una realidad palpable, y significa que realmente podemos hacer algo por el pueblo.

Hay miembros del Parlamento que afirman que solo los más pudientes podrían lograr ser tratados en el extranjero. Debemos asegurarnos de que la asistencia sanitaria en el extranjero no solo esté al alcance de los más adinerados, que puedan recurrir a la ley para beneficiarse de tratamientos caros. Los pacientes tienen derecho a la transparencia y a la seguridad jurídica y nosotros podemos trabajar por ello, porque es nuestro trabajo.

La propuesta supone un claro beneficio añadido para los ciudadanos europeos. Desde luego no es perfecta, y se le podrían hacer algunas mejoras. Estoy pensando en las definiciones de «atención hospitalaria», «atención no hospitalaria» etcétera, así como en la determinación de los casos específicos en los que se podría garantizar una autorización previa. Son cuestiones que indudablemente debemos tratar en el debate.

Por eso, espero que el debate sea sereno y pragmático, y no un debate basado en la ideología. Hay otros aspectos que deberán ser resueltos a través de las legislaciones nacionales, pero discrepo rotundamente de quienes dicen que esta propuesta socava la capacidad de los Estados miembros de organizar sus servicios sanitarios. El debate sobre esta propuesta me parece de la máxima importancia.

 
  
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  Milan Gaľa (PPE-DE).(SK) La responsabilidad de los sistemas sanitarios recae por encima de todo en los Estados miembros de la Unión. Se reconoce plenamente la responsabilidad de la organización y prestación de la asistencia sanitaria y los servicios médicos de acuerdo con el artículo 152 del Tratado.

La propuesta aspira a introducir y garantizar un marco transparente para la prestación de un servicio sanitario transfronterizo seguro, de alta calidad y efectivo dentro de la Unión, garantizando un alto nivel de protección sanitaria al mismo tiempo que se respeta totalmente el principio de subsidiariedad. A pesar de que apruebo de todo corazón el propósito y las metas de la directiva, quisiera señalar ciertas carencias que deberían ser subsanadas.

Algunos temen que este tipo de servicio someta los sistemas de seguro de enfermedad de algunos Estados miembros a una presión indebida. Necesitamos una definición más precisa de los procedimientos relativos a la prestación de servicios y a los reembolsos en lo que respecta a las hospitalizaciones y lesiones reiteradas, así como a las dificultades en el tratamiento. Debemos establecer un horizonte cronológico para el reembolso de los costes y al mismo tiempo hacer constar claramente que la directiva ni pretende ni va a resolver las carencias a largo plazo de los servicios sanitarios en los puntos de confluencia habituales entre los sistemas sanitarios y sociales.

Debe concretarse el término «beneficioso para el paciente». En primer lugar deberían tenerse en cuenta los aspectos médicos, no las prestaciones subjetivas. A la hora de concretar los términos «atención hospitalaria» y «atención extrahospitalaria» también sería bueno concretar el término «asistencia sanitaria extrahospitalaria especializada». Además, persiste la cuestión sobre el método de reembolso de las recetas emitidas en otros países.

Señorías, igual que ha ocurrido siempre que hemos asistido a la puesta en marcha de libertades de circulación en el pasado, existen ciertas preocupaciones. Sin embargo, en mi opinión, no son insalvables.

 
  
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  Pier Antonio Panzeri (PSE). - (IT) Señor Presidente, Señorías, siempre se ha dicho que los servicios sanitarios son uno de los pilares básicos del modelo social europeo. Por ese motivo, resulta completamente apropiado enfocar la cuestión con vistas a garantizar un elevado nivel de protección sanitaria y el acceso igualitario a la asistencia sanitaria para todos; desgraciadamente, el texto que estamos debatiendo no parece moverse en esa dirección.

Debemos evitar atacar los fundamentos del propósito que inspira la directiva, que consiste en garantizar, dentro del marco de la libre circulación, el derecho de los ciudadanos a sacarle provecho a los servicios sanitarios dentro de la Unión. A efectos prácticos, el texto puede considerarse un instrumento enfocado a abrir el mercado sanitario a nivel Comunitario, lo cual es muy distinto y bien podría desembocar en derecho a la sanidad para los más pudientes.

El texto se ocupa únicamente del reembolso de los costes que ellos pagan y solo de los costes del servicio sanitario en comparación con los costes en el país de origen, dejando de lado los costes de viaje y de estancia en el país anfitrión. También se han debatido otros puntos críticos, que van desde la necesidad de garantizar estándares de servicio a nivel comunitario hasta la importante cuestión de la información.

Por estos motivos considero que se necesitan reflexiones más detalladas para que juntos podamos intentar proporcionar a la ciudadanía europea las respuestas que todavía faltan en la propia directiva.

 
  
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  Roberta Alma Anastase (PPE-DE). - (RO) Antes que nada quisiera saludar la propuesta entera hecha por la Comisión sobre un nuevo paquete social. La necesidad de modernizar el modelo social europeo es obvia en el contexto específico del siglo XXI y de los objetivos postulados en la estrategia de Lisboa en cuanto a crecimiento económico sostenido y prosperidad de la población.

La directiva que se está debatiendo en estos momentos es importante para la puesta en práctica de la agenda social renovada, especialmente en el contexto de las prioridades relativas a la promoción de la movilidad geográfica y profesional, así como para una vida más sana y longeva de la ciudadanía europea. Espero que las provisiones de la directiva acerquen los servicios de asistencia sanitaria a los hogares, y me estoy refiriendo a todas las categorías sociales incluyendo emigrantes, gente que trabaja en el extranjero y estudiantes universitarios en el extranjero.

Es fundamental que los sistemas de asistencia sanitaria proporcionen servicios seguros y de calidad independientemente de en qué punto de Europa sean proporcionados. A este respecto me gustaría subrayar la importancia de la educación y la formación de profesionales europeos en el campo, así como la importancia de facilitar la comunicación europea y el intercambio de buenas prácticas. Dada la naturaleza transfronteriza de la directiva, la formación de los profesionales debería incluir el conocimiento de idiomas extranjeros y la familiarización con las bases del diálogo intercultural.

No por último menos importante, el adecuado conocimiento de las tecnologías de la información y la comunicación es igualmente necesario para el éxito de la directiva; además, es crucial para fortalecer el campo de la llamada e-Salud (salud electrónica).

 
  
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  Daciana Octavia Sârbu (PSE). - (RO) La prestación de servicios sanitarios es un pilar del modelo social europeo, y la creación de un mercado interno para estos servicios no debería animar el turismo médico, que solo estaría al alcance de pacientes adinerados que sepan hablar muchos idiomas extranjeros y tengan acceso a la información.

Lo que se necesita es clarificar las condiciones del reembolso y la aprobación de los servicios sanitarios, así como una clarificación del concepto de servicios sanitarios. Me preocupan los efectos que esta directiva pueda tener sobre los nuevos Estados miembros. Los ciudadanos europeos no viajarán a países en los que la asistencia sanitaria sea cara; por el contrario, irán a países como Rumanía, Bulgaria y Polonia, lo que provocará un éxodo de pacientes de Europa occidental a Europa oriental.

A pesar de que la prestación de servicios sanitarios en los nuevos Estados miembros no se da uniformemente en todos los tipos de asistencia sanitaria de acuerdo con los estándares de calidad y seguridad claramente definidos, la demanda de servicios dentales en Europa Oriental no deja de aumentar. Esto provocará el aumento de los precios en los países anfitriones, dificultando el acceso de sus propios ciudadanos a la asistencia sanitaria, debido tanto a los altos precios como al hecho de que ciertas empresas buscarán clientes dispuestos a pagar más.

La apertura al mercado europeo de servicios de asistencia sanitaria tendrá un severo impacto en los sistemas de asistencia sanitaria de Europa Oriental que conducirá a la desigualdad. El aumento de la libertad de elección en el modo y el emplazamiento de la prestación de servicios sanitarios es positivo mientras todos los ciudadanos tengan acceso a los servicios, independientemente de su estatus social.

 
  
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  Dariusz Rosati (PSE). - (PL) Señor Presidente, el objetivo del paquete social debería ser garantizar el acceso universal e igualitario a servicios de asistencia sanitaria de alta calidad para todos los ciudadanos de la UE. Hasta cierto punto, este objetivo puede ser alcanzado mediante una regulación adecuada a nivel de la Unión Europea, pero existen numerosos problemas que resultan de las soluciones erradas e inefectivas a nivel de los Estados miembros. Por este motivo, la Comisión debería animar a los Estados miembros a reformar sus sistemas nacionales de asistencia sanitaria, ante todo extendiendo la buena práctica y mediante métodos de financiación efectivos.

Una condición previa para una asistencia sanitaria efectiva es la libertad de circulación del personal médico entre los Estados miembros. En este contexto, debo llamar su atención sobre las restricciones a las que siguen sometidas las enfermeras y comadronas polacas a la hora de trabajar en el extranjero. Eso es una discriminación contra los trabajadores polacos y un quebrantamiento flagrante del principio de libertad de circulación de la mano de obra y del principio de igualdad de trato. Llamo a la Comisión a acabar con estas prácticas discriminatorias y a devolver a las enfermeras polacas el derecho a ejercer su profesión sin restricciones en los demás países de la Unión Europea.

 
  
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  Zita Pleštinská (PPE-DE).(SK) La Comisión de Mercado Interior y Protección del Consumidor ya sostuvo intensos debates sobre la prestación transfronteriza de servicios sanitarios cuando se debatió la directiva de servicios. Sólo se alcanzó un compromiso gracias a que los servicios de asistencia sanitaria fueron excluidos del ámbito de la directiva debido a su naturaleza específica. Dado que se trata de un problema complejo, el debate me parece oportuno.

Debe ponerse información clara y comprensible a disposición del paciente incluso antes de solicitar asistencia sanitaria en otro Estado miembro de la UE, especialmente en lo que respecta al nivel de los costes de tratamiento, la posibilidad de reembolso a cuenta de su asegurador médico y la necesidad de autorización previa. Señorías, tenemos que adoptar reglas a nivel europeo que permitan al paciente hacer uso de los servicios de asistencia sanitaria en cualquier lugar de la UE, no que le conviertan en una víctima del sistema.

 
  
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  Arlene McCarthy (PSE). - Señor Presidente, muchos oradores están subrayando el hecho de que todos los pacientes, estén viajando o en casa, tienen derecho a una asistencia sanitaria segura y de alta calidad. No olvidemos que uno de los mayores retos demográficos que tenemos es el envejecimiento de una población que inevitablemente querrá asistencia sanitaria en su propia localidad. De modo que necesitamos claridad en lo que respecta al derecho de los pacientes a acceder a los servicios sanitarios, al mismo tiempo que necesitamos respetar ladisposición del Tratado que declara que la organización de los servicios sanitarios, y en especial su financiación, es competencia de los Estados miembros. Debemos reconocer que hay 27 Estados con sistemas distintos y distintos sistemas de financiación. Lamento que la directiva no sea clara en este punto, pero confío en que los ponentes puedan aclarar estas cuestiones: si queremos evitarnos abogados debemos ser claros, no solo para evitar que los pacientes acudan a los tribunales, sino para evitar que acudan a los tribunales por cuestiones de negligencia médica transfronteriza.

De modo que necesitamos un enfoque más innovador. Creo que la mezcla ideal consiste en que los pacientes disfruten de la movilidad y en animar también a los Estados miembros a hacerse con servicios especializados no solo para tratar a un paciente, sino para tratar a grupos que sufran la misma dolencia. Esto podría ser más eficaz y permitiría a los pacientes permanecer cerca de su familia y amigos.

 
  
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  Marios Matsakis (ALDE). - Señor Presidente, esta directiva es maravillosa en teoría, pero podría llegar a convertirse en una pesadilla en la práctica. Lo digo porque podría llevar a que los servicios mejoraran en algunos lugares pero empeoraran en otros. Voy a dar un ejemplo: si todos los pacientes de un país pequeño como Chipre que tengan un problema neuroquirúrgico fueran a Suecia o al Reino Unido a recibir tratamiento neuroquirúrgico, ¿qué es lo que pasaría con los servicios neuroquirúrgicos de Chipre? Sus estándares descenderían inevitablemente, y lo mismo ocurriría con los servicios cardiovasculares, ortopédicos, oncológicos y muchos otros. De modo que hay que tener cuidado.

Apoyo por completo esta directiva, pero tenemos que asegurarnos de que no hacer que unos lugares mejoren mientras otros empeoran. Debemos tener cuidado para aumentar los niveles de salud por toda Europa, en los países grandes y en los países pequeños.

 
  
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  Czesław Adam Siekierski (PPE-DE). - (PL) Señor Presidente, el propósito de la agenda social renovada consiste, entre otras cosas, en reducir las barreras a la movilidad en una sociedad que asume el principio de igualdad, según el cual no debería haber barreras en el camino de nadie. Hay algo muy importante y es la propuesta sobre la directiva acerca de los derechos de los pacientes en los servicios sanitarios transfronterizos. Es algo necesario para que la gente pueda funcionar en un mundo como el actual, que avanza rápidamente, en el que la gente viaja cientos de kilómetros solo por acudir a una reunión. Por ese motivo es muy importante que todos los europeos tengan la seguridad de que, si sus vidas están en peligro, alguien salvará sus vidas y cuidará de su salud sin regulaciones innecesarias ni otros obstáculos de por medio. Deberíamos asegurarnos de que todos los habitantes de la UE sepan que, para acceder a los servicios sanitarios en caso de emergencia, deben tener una Tarjeta sanitaria europea. Los pacientes deben saber que, en caso de emergencia, serán tratados de igual manera que los ciudadanos del país en el que se les está tratando. La calidad, la productividad y, sobre todo, la seguridad de los pacientes son algo que debería ser de la máxima importancia para nosotros.

 
  
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  Christel Schaldemose (PSE). - (DA) Señor Presidente, quisiera agradecer a la Comisión que haya presentado esta directiva. Creo que es tremendamente importante que los políticos tengan la oportunidad de debatir sobre los derechos de los pacientes y no que tenga que ser el Tribunal de Justicia Europeo el que tome las decisiones en un área tan importante. Tal y como yo lo veo, la importancia de los pacientes es suprema. Tenemos que centrar nuestra atención en los pacientes, y por eso debemos reflexionar también sobre la orientación que le damos a la directiva, para que nuestra atención se enfoque efectivamente a darle a todos los pacientes la oportunidad de recibir un buen tratamiento. Así pues, creo que es importante asegurarnos de que la directiva permita también a los pacientes recibir un tratamiento adecuado en casa, en su propio Estado miembro. Por eso creo que la autorización previa debería ser la norma, más que la excepción.

En eso creo que debemos concentrarnos. Además, estoy de acuerdo con lo que ha dicho mi colega, la señora Sârbu, sobre que tenemos que tener cuidado en no crear una división entre el Este y el Oeste, el Norte y el Sur de Europa.

 
  
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  Colm Burke (PPE-DE). - Señor Presidente, acojo con satisfacción la propuesta de la Comisión. Lo que aquí se está planteando es: «¿Qué puede hacer Europa por mí?» Me parece importante ofrecer servicios sanitarios que no estén disponibles en el país de origen. Como persona que ya ha disfrutado de una asistencia sanitaria transfronteriza, aunque yo podía permitírmela, me parece importante que esté a disposición de cualquiera en cualquier punto de la Comunidad. No obstante, surge la cuestión de que no haya demoras a la hora de comprobar si hay un tratamiento disponible. Por eso me parece tan importante desarrollar esta política.

 
  
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  Proinsias De Rossa (PSE). - Señor Presidente, creo que debemos considerar una serie de principios. Lo primero es que, evidentemente, la salud de los pacientes debe ser lo principal.

No debemos dejar que sean los tribunales los que decidan esta cuestión. Como legisladores, tenemos que hacer la correspondiente ley.

En tercer lugar, no debemos estimular la rivalidad entre los distintos servicios sanitarios nacionales ni permitir que sea el resultado de esta directiva; en general, no se debe estimular la rivalidad en esta área.

 
  
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  Petru Filip (PPE-DE). - (RO) Los nuevos Estados miembros están sufriendo un importante nivel de emigración de trabajadores altamente especializados en el sector de los servicios sanitarios; para corregir esta tendencia haría falta un importante desembolso económico. Es necesario que los nuevos Estados miembros se beneficien de amplios programas de financiación para desarrollar una prestación flexible de servicios sanitarios para todos los pacientes de una forma concreta y sin discriminaciones.

 
  
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  Monica Maria Iacob-Ridzi (PPE-DE). - (RO) La política europea de movilidad es una de las más importantes de la UE y permite que cualquier ciudadano se establezca y trabaje en aquellos países en los que pueda disfrutar de un mayor nivel de vida. Sin embargo, la libertad de circulación se ve notablemente trabada por la posibilidad de recuperar los costes de los tratamientos médicos en el extranjero.

Por eso, solicito la creación de un plan europeo de seguros de enfermedad reconocido por todos los Estados miembros que facilite la cooperación europea en el campo de la asistencia sanitaria transfronteriza. Así se llegará al desarrollo de una agenda social renovada que contribuya a crear oportunidades en los campos del empleo y la educación.

 
  
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  Elisabeth Morin (PPE-DE).(FR) Señor Presidente, esta propuesta de directiva se preocupa por los intereses de los pacientes, y es ese enfoque humano por parte de la Comisaria y de la señora Ministra lo que acojo con satisfacción. También valoro la mejora de la cooperación entre los Estados miembros en términos de respeto por los servicios sanitarios nacionales y espero que esta oportunidad para los europeos se vea ampliada proporcionándoles la información adecuada, que es algo que necesitan. Eficacia y humanidad: es lo que me gusta de esta propuesta de directiva.

 
  
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  Panayotis Demetriou (PPE-DE).(EL) Señor presidente, estoy orgulloso de que esta directiva haya sido creada y sacada adelante por dos Comisarios chipriotas, el señor Kyprianou y la señora Vassiliou. La directiva es correcta y necesaria, y debe ser implementada.

El principal punto de atención de esta directiva es el paciente, que tiene derecho a la mejor asistencia sanitaria posible, especialmente cuando no puede recibirla en su propio país.

Ya se han identificado las dificultades prácticas y deben recibir nuestra atención, porque la mala práctica puede acabar echando por tierra una idea que es sólida en otros aspectos.

 
  
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  Roselyne Bachelot-Narquin, Presidenta en ejercicio del Consejo. (FR) Señor Presidente, Comisaria, Señorías, permítanme empezar con una serie de apreciaciones personales y expresar lo feliz que me siento de volver a encontrarme con mis colegas de la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales: su presidente, el señor Andersson, Anne Van Lancker, Ria Oomen-Ruijten, Jiøí Maštálka y tantos otros. Reciban mis más cordiales saludos.

John Bowis, en nombre del Grupo del PPE, ha situado la cuestión en el contexto apropiado al preguntar: «¿Qué es lo que Europa hace por mí?» Con ello ha reintroducido la cuestión de Europa como vecindario, seguido de muchos otros como Dagmar Roth-Behrendt, en nombre del Partido Socialista, y Jules Maaten por el Grupo ALDE.

Muchos de los que han hablado después del John Bowis también han subrayado que los pacientes tienen prioridad sobre los sistemas y los estados. Y eso es muy cierto. Pero no tenemos que empezar a contraponer pacientes, estados y sistemas de seguro de enfermedad porque cualquier desestabilización de los sistemas de seguro de enfermedad tendría repercusiones terribles en la organización de los servicios sanitarios y, más en concreto, en los pacientes a quienes queremos proteger.

Por eso me gustaría responderle a Dagmar Roth-Behrendt que no estamos hablando de la libertad de circulación de los pacientes dentro de la Unión Europea, lo cual es un derecho fundamental y evidente en sí mismo. La cuestión que plantea la directiva son los reembolsos y los términos en los que se pudieran producir, del derecho o no derecho a reembolsos. El artículo 152 del Tratado deja claro que los Estados miembros son libres de organizar y financiar como quieran los servicios sanitarios que ofrecen.

En el fondo de la cuestión sobre la autorización previa yace la cuestión de la solidez, de la solvencia de los sistemas nacionales de seguros y la asistencia sanitaria, especialmente en los estados más pobres. Este texto nos recuerda dicha responsabilidad y los estados no deben valerse bajo ninguna circunstancia de esta directiva para esquivar sus propias responsabilidades.

Básicamente, lo que ha dicho Jean Lambert es que la asistencia sanitaria transfronteriza no es una meta en sí misma, mientras que Derek Roland Clark ha señalado que quizá debiéramos asegurarnos de que las disposiciones de la nueva directiva no acaben beneficiando tan solo a los pacientes más adinerados, mejor educados e informados mientras que los pacientes más pobres sean entonces tratados de manera injusta.

Sin embargo, la cuestión clave, lo que estamos debatiendo y que tanto la Comisión como el Consejo deberían examinar en profundidad, es la autorización previa para la atención hospitalaria, porque es ahí donde surge el mayor riesgo de desregularización de los sistemas nacionales.

Jean Lambert ha preguntado si la propuesta de directiva es compatible con la regulación de la coordinación de la seguridad social. El Tribunal ha fallado que ambos sistemas de reembolso son compatibles. Así pues, debemos asegurarnos de que ambos sistemas estén adecuadamente estructurados. La propuesta de directiva que tenemos delante da prioridad aplicar el Reglamento, lo cual parece sensato. Sin embargo, el principio de la libre elección por parte del paciente debe seguir cumpliéndose si un paciente decide, por cualquier razón no financiera, seguir el camino abierto por la jurisprudencia del Tribunal de Justicia Europeo.

Junto a Bernardette Vergnaud, algunos miembros del Parlamento han lamentado el hecho de que el texto no cubra todas las dificultades que encuentran los pacientes dentro de la UE, y más específicamente en sus respectivos países de origen. Cuando se examinan las dificultades que tiene que salvar tan solo este texto, es posible darse cuenta de que no es probable que la propuesta de un texto más general hubiera sido la mejor forma de avanzar en la resolución de ciertos problemas puramente prácticos como el reembolso de la asistencia sanitaria para los pacientes que se desplacen a otro país europeo con el fin de estudiar, trabajar o simplemente de vacaciones.

Del mismo modo, esta no es una mera directiva sobre servicios sanitarios que deba ser lamentada o bienvenida. Por eso no tiene sentido el denunciarla como si fuese alguna especie de «directiva Bolkestein». Realmente no es el caso de esta directiva.

Una vez establecidos sus principios básicos, de los que ya he tomado nota, esta directiva tiene que permitirnos conservar ciertos cauces de regulación sobre el respeto a las opciones abiertas a los pacientes, tal y como ya existen entre la Comisión y el Consejo y también entre muchos miembros del Parlamento de diferentes escaños. En lo que respecta a la autorización previa para la asistencia sanitaria transfronteriza, los Estados miembros deberán ser responsables a la hora de decidir el abanico de servicios que pueden ofrecer.

También es importante que, cuando un Estado imponga ciertas condiciones al acceso a los servicios por razones de salud pública —como pueden ser los sistemas de filtro o de remisión de pacientes— dichos sistemas se respeten y se apliquen cuando los pacientes acudan al sistema sanitario de otro país.

Evidentemente, ese debate sobre la directiva no puede disociarse de la próxima comunicación de la Comisión ni de la propuesta del Consejo para recomendar una acción comunitaria en torno a las enfermedades raras. Creo que es perfectamente posible mantener estos debates al mismo tiempo. Otra cuestión que han planteado muchos miembros del Parlamento es la interoperatividad de los sistemas de información sanitaria. Esta directiva puede contribuir al respecto en términos legislativos.

Señora Comisaria, Señorías, está claro esto no es más que el principio del diálogo, del debate sobre esta cuestión, que tendrá que cubrir áreas tan amplias como la protección de datos, la transparencia de las disposiciones y el perímetro de aplicación. Sin embargo, una vez contemos con la seguridad jurídica que nos proporcione la directiva, deberíamos ser capaces de avanzar por la vía de la interoperabilidad, lo cual no significa homogeneidad total sino una mayor armonía y compatibilidad.

Quiero agradecer la profundidad y la riqueza de las contribuciones, que han servido de mucho para aclarar el debate.

 
  
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  Androula Vassiliou, Miembro de la Comisión. − Señor Presidente, este ha sido un debate muy interesante.

Hay una pregunta que se oye a menudo: ¿cómo podríamos acercar a los ciudadanos a la Unión Europea?

He aquí un ejemplo de cómo podemos hacer sentir a los ciudadanos y ciudadanas que la Unión Europea está haciendo algo por ellos. Con el sistema actual hay muchas desigualdades. Mediante el marco jurídico claro que proporciona el proyecto de directiva estamos intentando darle a la ciudadanía una información clara sobre sus derechos y cómo ejercerlos en lo que respecta a diversas cuestiones.

Es cierto que existen dudas. He escuchado con atención todo lo que les preocupa y estoy segura de que, en el curso del debate y de las deliberaciones que vamos a llevar a cabo, tendremos que resolver esas preocupaciones para que el resultado final sea algo que de verdad sirva a la ciudadanía.

Esta no es una segunda directiva Bolkestein, ni mucho menos, y no deberíamos pensar en ningún momento que lo es. Se trata de los derechos de los pacientes y de cómo ejercerlos.

No estamos intentando armonizar los sistemas sanitarios. Los Estados miembros podrán seguir empleando y regulando sus propios sistemas sanitarios y decidir ellos mismos las prestaciones que quieren ofrecerle a la ciudadanía y hasta qué punto.

No estamos intentando promover el turismo sanitario. No estamos intentando darle a la ciudadanía la oportunidad de hacerse arreglos en cara y cuerpo; lo que estamos intentando es darle a la ciudadanía el derecho a recibir asistencia sanitaria adecuada cuando estén enfermos y la necesiten.

Tampoco esperamos un gran éxodo de ciudadanos y ciudadanas europeos desde su estado de residencia a otros Estados miembros. De acuerdo con las estimaciones y con las evaluaciones de impacto que manejamos, tan solo un pequeño porcentaje de ciudadanos y ciudadanas desean ir al extranjero. ¿Por qué? Porque quieren tener las atenciones que necesitan cerca de sus familias, quieren hablar en su propio idioma y estar en un entorno familiar.

Sin embargo, hay casos en los que necesitan servicios sanitarios extraordinarios que no pueden obtener en sus estados de residencia. Es un derecho que les damos, el derecho añadido de tomar elecciones con conocimiento de causa y decidir dónde quieren recibir asistencia sanitaria.

De hecho, el Tribunal de Justicia Europeo nos ha impreso impulso para legislar. No podemos estar siempre dejando el Tribunal decida caso por caso cuáles son los derechos de los pacientes. No es justo. ¿Cuántos ciudadanos y ciudadanas europeos pueden permitirse pagar abogados y acudir a los tribunales? Sólo unos pocos. Por eso debemos ofrecer soluciones para todos los pacientes, darles la información adecuada, y permitirles decidir qué es lo que les conviene.

Es hora de que trabajemos juntos —el Consejo, la Comisión y los miembros del Parlamento— para encontrar las mejores soluciones para los pacientes.

(Aplauso)

 
  
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  Presidente. Gracias, Comisaria, creo que los aplausos de la Cámara reflejan la satisfacción del Parlamento.

He recibido, de acuerdo con el apartado 2 del artículo 103 del Reglamento, seis propuestas de resolución para zanjar este debate.1

Quiero informarles de que el Grupo del PPE-DE acaba de retirar su propuesta de resolución.

Se cierra el debate.

La votación tendrá lugar dentro de unos minutos.

Declaraciones por escrito (artículo 142 del Reglamento)

 
  
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  Lívia Járóka (PPE-DE), por escrito. – Los servicios sanitarios para romas han sido sistemáticamente denegados o apenas tomados en consideración en Europa, a pesar del hecho de que el acceso a los servicios sanitarios es un derecho fundamental de los ciudadanos europeos. La agenda social renovada sobre asistencia sanitaria transfronteriza debe preocuparse por los problemas que tienen los romas a la hora de encontrar servicios sanitarios a poca distancia de su comunidad. La mayoría de romas viven en la periferia de los centros urbanos y a kilómetros de distancia de las instalaciones de atención médica. Su segregación de dichos servicios causa que la esperanza de vida de los romas sea 10 años inferior a la de la media nacional. La vacunación y prevención de enfermedades que se dan en las comunidades romas, así como la cuestión de las situaciones de emergencia y las revisiones regulares son asuntos que todavía deben ser resueltos. Otro factor que limita el acceso de los romas a los sistemas de asistencia sanitaria es la falta de documentos de identidad, que les permitirían solicitar el seguro médico o la asistencia social. Al caer los regímenes comunistas, muchos romas no fueron reconocidos, fueron olvidados o eliminados de los registros nacionales de ciudadanos. Por último, hay que ocuparse de la salud de las mujeres romas, dado que son quienes velan por sus comunidades. Si el propósito de la Comisión es ayudar a los europeos a obtener servicios sanitarios dentro de la UE hay que asegurarse de que eso se cumpla de forma universal e igualitaria.

 
  
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  Lasse Lehtinen (PSE), por escrito. (FI) En una Europa eficiente, cualquier paciente debería ser capaz de solicitar atención y tratamiento adecuado allá donde los haya. Si hubiera listas de espera para una operación de corazón o un reemplazo de cadera, debería ser posible acceder al tratamiento en otro país sin tener que lidiar con una jungla de legislación proteccionista. La eliminación de barreras también implica un mejor uso de los recursos disponibles. La mayoría de intervenciones en contra de la circulación de pacientes y servicios apela a los peores fantasmas de Europa, la xenofobia y la desconfianza. Unos servicios sanitarios que funcionen adecuadamente, tanto públicos como privados, son parte de la sociedad del bienestar, de la sociedad europea del bienestar.

 
  
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  James Nicholson (PPE-DE), por escrito. – La asistencia sanitaria transfronteriza es un elemento clave del paquete social. Al mismo tiempo que la UE ha facilitado la libertad de circulación y el derecho a vivir y trabajar en otros países de la UE se hacía más urgente la necesidad de clarificación sobre los derechos de los pacientes a acceder a los servicios sanitarios en otros Estados miembros.

A pesar de las numerosas sentencias del Tribunal de Justicia Europeo a este respecto, la ciudadanía sigue sin tener del todo claros sus derechos. Además, no están informados adecuadamente sobre lo que pueden exigir, sobre cómo solicitar un tratamiento o los propios reembolsos.

En los condados fronterizos de Irlanda del Norte se han puesto a prueba proyectos que garanticen que la gente pueda disfrutar de los servicios sanitarios más propiciamente situados.

Dichos proyectos han tenido mucho éxito y la gente que los ha disfrutado los ha valorado muy positivamente.

A este respecto me gustaría aplaudir los esfuerzos de la Asociación Médica Británica (Irlanda del Norte) por promover los servicios sanitarios transfronterizos entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda.

Al mismo tiempo que acojo con satisfacción esta iniciativa de la Comisión, no puedo evitar pensar que llega con retraso. Ahora que el tema ha sido clarificado y se le ha dado un marco jurídico, espero sinceramente que los Estados miembros cooperen totalmente.

 
  
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  Marianne Thyssen (PPE-DE), por escrito. (NL) Nos sigue pareciendo bien que el Parlamento Europeo excluyera los servicios sanitarios de la directiva general sobre servicios. Al fin y al cabo, la asistencia sanitaria es un sector específico que requiere un enfoque específico.

La premisa fundamental de la propuesta, en sintonía con la jurisprudencia establecida, debe ser que la organización y financiación de los servicios sanitarios son responsabilidad de los Estados miembros. Eso significa por una parte que la movilidad del paciente no puede ser un derecho absoluto y por otra que no hay excusas para que cada Estado miembro no invierta en sus propios sistemas sanitarios. Es una premisa que también implica necesariamente que los Estados miembros puedan cargarle los costes reales al paciente. Tiene que haber solidaridad, pero también tiene que existir la posibilidad de un trato diferencial entre los pacientes que hayan contribuido en su propio país a través de la seguridad social y el sistema tributario y los pacientes extranjeros que no.

El hecho de tener la directiva es algo bueno, pero cualquiera que esté familiarizado con el sector nota que todavía necesita ser más trabajada. En mi opinión, los criterios clave a seguir son la calidad, la accesibilidad y la sostenibilidad económica de los servicios sanitarios basadas en una solidaridad socialmente responsable.

 
  
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  Silvia-Adriana Ţicău (PSE), por escrito. – (RO) Creo que el acceso a unos servicios sanitarios de calidad es uno de los valores fundamentales para una Europa social. Los derechos de los pacientes dentro de la UE y la cooperación transfronteriza de los Estados miembros en esto campo constituyen una parte importante del nuevo paquete social. Los pacientes deben tener acceso a servicios sanitarios de calidad en cualquier Estado miembro y tienen que tener la posibilidad de que les sean reembolsadas cantidades equivalentes a las que percibirían en su propio país. Hoy por hoy hay diferencias significativas dentro de la UE, tanto en lo que respecta a la calidad de los servicios sanitarios como en las cantidades reembolsables. Creo que es urgente llevar a cabo una evaluación del sistema sanitario europeo y de la tecnología médica en uso. Un requisito previo para proporcionar una asistencia sanitaria de calidad es necesario equipar adecuadamente todos los hospitales con la tecnología apropiada para diagnosticar y tratar enfermedades diversas. Los médicos y enfermeras se desplazan de unos a otros Estados miembros en busca de mejores salarios y también debido a la disponibilidad de mejores instalaciones de diagnóstico y tratamiento. Es importante que la directiva sobre los derechos de los pacientes incluya una lista mínima de servicios sanitarios que deberían ser completamente cubiertos por los presupuestos de los sistemas de seguro de enfermedad de acuerdo con las prioridades de la UE.

 
  
  

PRESIDE: Hans-Gert PÖTTERING
Presidente

 
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