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Procedimiento : 2008/0149(COD)
Ciclo de vida en sesión
Ciclo relativo al documento : A6-0396/2008

Textos presentados :

A6-0396/2008

Debates :

PV 03/12/2008 - 19
CRE 03/12/2008 - 19

Votaciones :

PV 04/12/2008 - 7.5
Explicaciones de voto
Explicaciones de voto

Textos aprobados :

P6_TA(2008)0576

Acta literal de los debates
Miércoles 3 de diciembre de 2008 - Bruselas Edición DO

19. Mecanismo de respuesta rápida frente a la fuerte subida de los precios de los productos alimenticios en los países en desarrollo (debate)
Vídeo de las intervenciones
Acta
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  El Presidente. – El siguiente punto es el informe de Gay Mitchell, en nombre de la Comisión de Desarrollo, sobre el mecanismo de respuesta rápida frente a la fuerte subida de los precios de los productos alimenticios en los países en desarrollo [COM(2008)0450 – C6-0280/2008 – 2008/0149(COD)] (A6-0396/2008).

 
  
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  Gay Mitchell, ponente. − Señor Presidente, el mecanismo alimentario comenzó como una oferta de la Comisión, teniendo en cuenta los precios de los alimentos que provocaron disturbios en algunos países, para utilizar 1 000 millones de euros en subsidios agrícolas añadidos para aliviar la situación de los países en desarrollo a través de aportaciones agrícolas y de redes de seguridad para emergencias. Se esperaba que el dinero, de esta forma, fuera enteramente añadido a los fondos de desarrollo existentes. Ahora, cinco meses después, tenemos nuestros 1 000 millones, pero de una forma totalmente distinta a la considerada originalmente.

Hace dos viernes, asistí a la reunión de concertación presupuestaria, con mis colegas de la Comisión de Presupuestos y del Consejo, donde fuimos capaces finalmente de alcanzar un compromiso sobre la financiación de la regulación del mecanismo alimentario. Los últimos puntos de fricción entonces fueron resueltos el lunes siguiente en un diálogo a tres bandas entre el Parlamento, la Comisión y el Consejo

El compromiso final sobre la financiación es como sigue: 1 000 millones de euros que se financiarán durante un plazo de tres años, 2008-2010 con el Instrumento de Flexibilidad que representa 420 millones de euros; la redistribución dentro de la rúbrica 4, «Acciones externas», que proporcionan otros 240 millones de euros; y el aumento de la reserva para ayuda de emergencia por el importe de 240 millones de euros para 2008. Este aumento requiere una revisión del Acuerdo Interinstitucional. Esta cantidad se añade a otros 100 millones de euros usados de la reserva existente para ayuda de emergencia. Puesto que la reserva de ayuda de emergencia está compuesta por contribuciones de los Estados miembros, la ampliación de la financiación solamente será adicional si los Estados miembros no compensan sus contribuciones con la correspondiente reducción de los presupuestos nacionales.

Se ha sugerido que hay voces de descontento provenientes de la Comisión de Asuntos Exteriores y otras acerca de la financiación parcial de este asunto por parte del Fondo de Estabilidad. La Comisión de Asuntos Exteriores puede estar insatisfecha respecto a este asunto pero probablemente era el mejor acuerdo que se podía conseguir dadas las circunstancias.

Aunque apoyo el compromiso hemos alcanzado, me he encargado de mencionar los defectos del proceso y del resultado, tanto en interés de la honradez como para destacar —como he hecho en ocasiones anteriores— la absurda situación en la que los gobiernos de todo el mundo están produciendo miles de millones de dólares para rescatar a los bancos pero tienen que buscar sus almas para encontrar, entre los 27 Estados miembros y el presupuesto de esta Unión, 1 000 millones de euros para la gente más pobre del mundo.

Pienso que hemos hecho lo mejor que podíamos hacer en cien días. Hemos encontrado que el dinero y hemos reunido la regulación, pero no son 1 000 millones totalmente adicionales. El contenido de este informe incluye el hecho de que el texto transaccional ha sido aceptado ya por todos los Estados miembros en el Coreper, y los elementos esenciales de mi informe y de las enmiendas de mis colegas de la Comisión de Desarrollo se encuentran en él.

La regulación está limitada en el tiempo. Ahora está vigente hasta finales de 2010. Se concentra en abordar la crisis a corto plazo; sus objetivos son impulsar la producción agrícola. Se opone a la dispersión de fondos confinando su uso a una lista limitada de países prioritarios. También amplía el alcance de posibles organizaciones ejecutivas y asegura la responsabilidad parlamentaria. Hay dos declaraciones añadidas a la regulación que ayudan a asegurar una implementación apropiada.

A fin de cuentas, pienso que lo hemos hecho lo mejor que hemos podido entre el Consejo, el Parlamento y la Comisión. Lo hemos hecho en cien días. Hemos traído la ley al Parlamento. Votaremos sobre ella mañana. Se ha acordado ya así. Hemos encontrado el dinero. Quisiera, en ese contexto, rendir tributo a la cooperación que hemos recibido por parte del Consejo y de la Comisión, particularmente del Comisario Michel, quien realmente quería que este dinero fuera adicional.

También quisiera agradecer a la Secretaría de la Comisión de Desarrollo, particularmente a Guido Van Hecken y a Anne McLauchlan y agradecer, de mi oficina, a Eoin Ó Seanáin a y Oliverio O'Callaghan, que fueron de suma utilidad en este asunto Pienso a fin de cuentas que ha sido un gran trabajo y lo mejor que podíamos hacer.

 
  
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  Presidente. – Gracias señor Mitchell, y felicitaciones por su informe y por un tema estrella realmente importantísimo y que hará que el Parlamento Europeo sea considerado en el mundo como un factor de progreso y de solidaridad.

Vamos a dar la palabra al Comisario Michel, que nos hablará, en nombre de la Comisión –y que, por cierto, como la señora Oviir, la señora Goudin y yo mismo, acaba de regresar del otro extremo del mundo, a 14 000 km. de aquí–, de la reunión que tuvimos en la Asamblea Parlamentaria Paritaria CP-Unión Europea. Por cierto, veo que viene usted en buena forma, señor Comisario.

 
  
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  Louis Michel, Miembro de la Comisión. − (FR) Señor Presidente, señor Mitchell, Señorías, la crisis alimentaria ha tenido un impacto severo en los países en desarrollo.

Pienso que, como ustedes han dicho y mostrado mediante sus acciones, Europa tenía la obligación moral de responder rápidamente, y esto es aun más cierto puesto que esta crisis ha venido acompañada por una crisis financiera y económica muy grave cuyos efectos desastrosos sobre los países en desarrollo pronto, desafortunadamente, podremos calcular, porque dichos efectos podrían muy bien implicar la cancelación de la ayuda al desarrollo pública, por lo menos. Sin embargo, tendremos oportunidad de volver sobre esta cuestión.

A mi parecer, nuestras tres instituciones —el Parlamento, el Consejo y la Comisión— han tenido éxito en hacer frente al desafío trabajando rápidamente en facilitar una respuesta rápida al aumento de los precios de los alimentos en los países en desarrollo.

Me gustaría darles las gracias en nombre del Presidente Barroso y de la Comisión. Mi agradecimiento especial también para el ponente, el señor Mitchell, por su excepcional trabajo, así como para el señor Böge y el señor Le Foll por las contribuciones que han hecho en nombre de la Comisión de Presupuestos y de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural, respectivamente.

Como ustedes saben, lamentamos la denegación para hacer uso de los márgenes disponibles bajo la rúbrica 2. Sin embargo, seguimos siendo realistas dadas las perspectivas de un acuerdo de cara a un buen texto. Tengo que decir que el texto transaccional sobre el cual ustedes votarán mañana es bueno: por una parte, porque incluye correctamente sus enmiendas y las presentadas por el Consejo y, por otra parte, porque conserva los tres elementos claves de nuestra postura.

En primer lugar, una respuesta de 1 000 millones de euros, y nadie parece haber planteado ninguna duda seria acerca de nuestra valoración de los requisitos. En segundo lugar, se ha entendido siempre que esto debe concentrarse durante un corto período de tiempo. Propusimos un período de dos años pero podríamos aceptar tres. Finalmente, el objetivo era restablecer la producción agrícola en los países más afectados por el aumento de precios. Es decir, se trataba de salvar los cultivos en un futuro inmediato.

¿Cuáles son los pasos siguientes después de que ustedes voten mañana y después de la decisión del Consejo del 16 de diciembre? Pienso que lo más importante será la implementación en la práctica. En enero de 2009, la Comisión propondrá las decisiones de financiación del proyecto iniciales, porque creo que necesitamos claramente poner las cosas en marcha rápidamente. El objetivo principal es salvar la producción agrícola de la cosecha 2009. Por lo tanto haremos todo lo posible para asegurar que se observan la mayoría de los compromisos financieros en 2009 y tienen un efecto sobre los insumos agrícolas, por ejemplo, para la temporada de 2009.

Según lo acordado, el plan general para la puesta en práctica del mecanismo les será sometido a ustedes en un futuro muy próximo y, en todo caso, para finales de abril de 2009. Esta instalación surgió gracias a la voluntad política de nuestras tres instituciones, y su puesta en práctica rápida y eficaz requerirá claramente la misma voluntad compartida.

 
  
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  László Surján, ponente de opinión de la Comisión de Presupuestos. – (HU) Señor Presidente, la Comisión de Presupuestos era consciente de la responsabilidad moral de la Unión Europea para con los países que están en dificultades. Sin embargo, ustedes, Comisarios, no deben lamentarse ni por un momento de que no pudiéramos encontrar el dinero para este noble propósito en el capítulo 2.

No merece la pena lamentar esto, porque tenemos las mismas responsabilidades morales para con los granjeros europeos, a quienes hemos estado diciendo durante meses que no hay dinero para esto, aquello y lo otro, y que los agricultores de los nuevos Estados miembros tendrán que esperar diez años hasta que reciban igualdad de trato. Los fondos tuvieron que ser encontrados en otra parte, en el lugar apropiado, y como el ponente ha indicado, hemos tenido éxito al hacerlo así. Pienso que hemos hecho un buen trabajo y nosotros podemos estar orgullosos de ello.

La Comisión de Presupuestos hizo frente a otro problema más. Nosotros no estábamos convencidos de que —como el Comisario también ha señalado— la Comisión respondiera rápidamente, y de que la oferta de la Comisión Europea fuese conveniente en todos los aspectos. Nos pareció deplorable que el concepto de microcrédito no fuese mencionado en el documento original. La Comisión de Presupuestos considera que es muy difícil determinar en Bruselas o en la sede de cualquier otra institución internacional cómo una u otra región o granjero que está haciendo frente a dificultades puede encontrar una salida a su situación.

El sistema del microcrédito ha demostrado ser muy acertado y ha ayudado a muchos países en dificultades, y agradecemos que la Comisión de Desarrollo haya aceptado las recomendaciones de la Comisión de Presupuestos a este respecto. Comisario, no puedo garantizar, pero puedo predecir que según parece el resultado de la votación recibirá su satisfacción y la de todos los partidos en cuestión. Gracias por su respetuosa atención.

 
  
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  Stéphane Le Foll, ponente de opinión de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural. − (FR) Señor Presidente, seré breve. En primer lugar, me gustaría dar las gracias al señor Mitchell y elogiar su trabajo. Me gustaría también agradecer a la Comisión su compromiso y por decir que la crisis alimentaria no será abordada simplemente en dos o tres años sino que seguirá siendo una preocupación de cara al porvenir.

Me gustaría añadir un punto en mi papel como representante de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural. Es el siguiente: durante quince años, la proporción de ayuda al desarrollo dedicada a la agricultura ha estado cayendo constantemente. Como el señor Diouf ha mencionado, ha caído del 15 al 4 %. Es hora de considerar la idea de que el desarrollo también implica apoyar a la agricultura y, si este mecanismo ha de tener algún futuro, entonces este es el significado que personalmente me prepongo darle.

 
  
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  Colm Burke, en nombre del Grupo del PPE-DE. – Señor Presidente, quisiera agradecer al señor Mitchell su informe. Doy la bienvenida a la creación de este mecanismo alimentario para los granjeros más pobres del mundo que finalmente ha sido acordada tras largas negociaciones.

Algunos miembros del Consejo no estaban dispuestos a proporcionar el dinero agrícola no gastado para apoyar a países en desarrollo. Mientras que una sexta parte de la población de mundo padece de hambre, ciertos Estados miembros del Consejo Europeo se echaron atrás (aunque la mayoría de miembros estaba a favor de usar la PAC), citando el miedo a sentar un precedente como débil justificación.

El dinero se ha encontrado en otra parte, y ha sido organizado durante tres años, de 2008 a 2010, en vez durante un bienio. Desgraciadamente, este dinero se necesitaba más hace unos meses cuando los precios de los alimentos eran altísimos. Los precios de los alimentos ya no se están elevando más en algunos de esos mismos países.

Desde que los precios de los alimentos comenzaron a aumentar, el número de gente hambrienta ha subido a casi 1 000 millones. Este año cien millones de personas cayeron en la pobreza como resultado de la crisis alimentaria y energética, y ese número continúa creciendo. La gente en países en desarrollo emplea hasta el 80 % de su renta en alimentos, lo que pone de manifiesto por qué el precio de los alimentos debe seguir siendo accesible.

El mecanismo alimentario contribuirá a solucionar algunas necesidades a corto plazo al proporcionar insumos agrícolas y consolidando redes de seguridad. Sin embargo, una nueva crisis alimentaria será inminente a menos que los Estados miembros de la UE y otros países ricos aborden los problemas estructurales que impulsaron la crisis alimentaria.

 
  
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  Josep Borrell Fontelles, en nombre del Grupo PSE.(ES) Señor Comisario, enhorabuena: sin su absoluta entrega a esta causa no se habría llegado a este final aparentemente feliz. Ha sido usted, en todo momento, un gran batallador para conseguir este objetivo. Gracias, también, a mi colega el ponente, señor Mitchell. Entre los dos han salvado a la Unión Europea del estrepitoso ridículo que hubiera significado no llegar a encontrar esos 1 000 millones, después de haberlos prometido tantas veces en tantos lugares del mundo.

Puede que no sean exactamente mil, no serán todos adicionales, pero sí una parte muy importante; no provendrán de la agricultura, como usted había propuesto, señor Comisario, y no serán todos en un sólo año, sino en dos o en tres, pero las imperfecciones del mundo real no han podido impedir que usted haya conseguido, permítame decirle que con el apoyo de la Comisión de Desarrollo y también del Partido Socialista, el objetivo que se había propuesto.

No es mucho dinero, es apenas un euro por cada persona mal nutrida en el mundo; un euro por hambriento. Pero puede ayudar a disminuir en el futuro esta cifra, siempre que los Estados miembros no descuenten de su ayuda al desarrollo los fondos adicionales que han tenido que aportar a la ayuda de emergencia.

Desde aquí hago, señor Comisario, un llamamiento a todos los Estados para que no disminuyan la adicionalidad de esta cifra recortando sus presupuestos nacionales. Alguno ya lo ha insinuado. Otros, en cambio, como España, se han comprometido firmemente a no hacerlo. No serviría de nada vestir a un santo desnudando a otro, cambiar el dinero de sitio para acabar dando la misma cantidad. Estoy seguro de que usted, señor Comisario, sería el primero en denunciarlo si así ocurriera.

 
  
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  Kyösti Virrankoski, en nombre del Grupo ALDE. (FI) Señor Presidente, quisiera agradecer al señor Mitchell su excelente informe. Mi grupo ha estado siempre a favor de la concesión rápida de ayuda alimentaria. La Comisión hizo su propuesta de ayuda por valor de 1 000 millones de euros en julio. Desafortunadamente, eso iba contra los principios del Acuerdo Interinstitucional sobre disciplina presupuestaria. Esto era asombroso, pues la Comisión tradicionalmente es guardiana del Tratado y de la legitimidad. No fue hasta la etapa de conciliación presupuestaria cuando la Comisión varió su oferta para ajustarla a la legislación vigente. Fue entonces cuando se alcanzó el acuerdo.

La Presidencia francesa también merece nuestra gratitud. Tuvo éxito en persuadir a los Estados miembros a adoptar la postura de la ayuda alimentaria. Los 760 millones de euros de un total de 1 000 millones son dinero fresco y una victoria clara para el Parlamento Europeo.

Un problema es asegurar que la ayuda llegue a su destino previsto. Los escépticos sostienen que apenas una parte de la ayuda llega su destino, mientras que la mayoría acaba en las manos de los intermediarios. Este problema necesita observado con atención. Un problema de la agricultura en los países en desarrollo no es la disponibilidad de fertilizantes o de semillas sino la falta de educación y los métodos de trabajo, equipo e instalaciones primitivos. Eso no será solucionado en un año con 1 000 millones de euros. Ese es el motivo por el que la ayuda alimentaria es sobre todo una llamada a que la cooperación al desarrollo debe convertir el desarrollo agrícola y el impulso a la producción alimentaria en su prioridad.

La agricultura en los países en desarrollo se practica a menudo en condiciones difíciles, típicamente terrenos estériles y climas rigurosos. Tales circunstancias demandan excepcionalmente un alto nivel de conocimientos técnicos profesionales y métodos avanzados de cultivo. Por esa razón, la formación profesional debe desarrollarse. Actualmente apenas se encuentra. Los métodos de producción deben ser adaptados a los límites que la pobreza impone. El salto del arado al tractor de alta tecnología no es apropiado en absoluto. El desarrollo agrícola necesita dar un paso cada vez.

 
  
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  Marie-Hélène Aubert, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (FR) Señor Presidente, ahora que mis compañeros nos han recordado el progreso un tanto difícil de esta excelente iniciativa, esperamos que comience a tomar una forma más concreta.

Por mi parte, Comisario, me gustaría preguntarles sobre dos puntos. En primer lugar, se dice que parte de las finanzas para los fondos adicionales serán proporcionadas por los fondos dedicados al Instrumento de Estabilidad, que fue establecido para los propósitos de la prevención de conflictos y la consolidación de la paz. Este despliegue me parece extremadamente problemático. ¿Se ha confirmado? Y en ese caso, ¿Está previsto algún tipo de remuneración? Me imagino que ustedes sin ninguna duda también estarán preocupados por el futuro a largo plazo de este instrumento de inestabilidad.

En segundo lugar, ahora que estos 1 000 millones de euros parecen haber sido aumentados, ¿qué canales se emplearán para asegurar que los fondos serán destinados rápida y eficazmente a los muchos y ampliamente dispersos actores del campo, así como a los centenares de organizaciones agrícolas basadas en la familia? ¿Cómo se proponen tratar directamente con dichos actores y evitar el desperdicio y la pérdida que, como sabemos bien, van asociados a la presencia de muchos intermediarios diferentes?

 
  
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  Wiesław Stefan Kuc, en nombre del Grupo UEN. – (PL) Señor Presidente, la Unión Europea está intentando establecer una instalación que le permita ofrecer asistencia rápida a los pobres y a los países distintos a los países en desarrollo, para asegurarse de que sus poblaciones sobreviven si suben los precios de los alimentos. En este contexto, hemos dicho que la escasez de alimentos en esos países es permanente, y no simplemente asociada a malas cosechas o a subidas especulativas del precio de los alimentos. Se desprende por lo tanto que las respuestas a corto plazo y la ayuda alimentaria no solucionarán el problema.

El ofrecimiento de formación y la introducción de nuevos métodos de producción, mejores semillas y fertilizantes, promovidos durante años por la FAO y el Banco Mundial, no han proporcionado los resultados esperados. Por esta razón, considerar los 1 000 millones de euros como una instalación que permitirá dar una respuesta rápida a las variaciones del precio de los alimentos en los países en desarrollo no guarda relación con los resultados esperados, especialmente considerando la manera en que nuestra Unión actúa.

Esto fue perfectamente sabido y entendido por el señor Mitchell, el ponente, pero parecía no haber sido comprendido por los ponentes de las Comisiones Consultivas y de la Comisión de Control Presupuestario.

 
  
  

PRESIDE: Mechtild ROTHE
Vicepresidenta

 
  
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  Konstantinos Droutsas en nombre del Grupo GUE/NGL.(EL) La crisis alimentaria global y el aumento de los precios de los alimentos son el resultado de la valoración de los alimentos como una materia común, un objeto de especulación capitalista en vez de un medio de supervivencia. La Unión Europea, dando fondos mínimos y dedicando una mínima fracción de su tiempo quiere, farisaicamente, lavarse las manos de sus responsabilidades en lo que se ha descrito oficialmente como crimen contra la humanidad. Creemos que estos fondos terminarán en los bolsillos de las compañías multinacionales que controlan los programas de desarrollo. La solución a este problema exige el respeto al derecho a la seguridad y a la suficiencia alimentaria, apoyar a los pequeños y medianos granjeros y reestructurar los mercados locales y regionales. Esencialmente, necesitamos un cambio fundamental en la política agrícola común que promueve actualmente la transferencia de la tierra a unos pocos, la explotación incontrolada de los recursos naturales y la sustitución de los cultivos de plantas comestibles por otras plantas.

 
  
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  Hélène Goudin, en nombre del Grupo IND/DEM. (SV) Señora Presidenta, la pobreza, la miseria y el hambre son la situación diaria para los más de 2 000 millones de personas en todo el mundo que viven con menos de dos dólares al día. Los recientes y drásticos aumentos de precios, particularmente los del arroz, del maíz y de otros alimentos básicos, son por supuesto otra razón principal por la que mucha gente no tiene suficiente comida. La UE también ha percibido este problema y consecuentemente desea establecer un fondo para ocuparse de la crisis.

La pregunta que debemos hacernos, Señorías, es por qué aceptamos la perjudicial política agrícola de la UE, que es uno de los peores culpables en este aspecto. Esta política proteccionista roba a la gente pobre oportunidades de ingresos y así la capacidad de evitar el hambre. No obstante, esta Cámara vota siempre a favor de la política agrícola común. Es una tragedia, y me pregunto si es un movimiento consciente o inconsciente por parte de la UE.

 
  
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  Czesław Adam Siekierski (PPE-DE). - (PL) Somos todos conscientes que debido a la crisis alimentaria continuada muchas personas, especialmente las que viven en los países en desarrollo más pobres, están experimentando grandes dificultades. En vez de alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU, otros millones más están cayendo en la pobreza.

La Unión Europea no debe echarse atrás a la hora de venir en su ayuda. Cuento con que la mayor parte de que se sientan en esta cámara estamos de acuerdo en esto. El apoyo a estos países es nuestro deber moral, una expresión de solidaridad con las naciones más pobres. Debemos mostrarles la manera correcta de superar la crisis y ayudarles a proporcionar la cantidad apropiada de comida, sobre todo apoyando su producción agrícola.

También me gustaría subrayar que la ayuda se necesita no solo fuera de la Unión. Dentro de la Unión también, millones de personas hacen frente al problema de los altos precios y de la escasez de alimentos. Por tanto, solicito que mientras se ayuda a otros, por ejemplo en África, no olvidemos a los que esperan nuestra ayuda cerca de nosotros. Esta es la razón por la cual necesitamos apoyar la propuesta de la Comisión Europea de incremento de los fondos para el programa de distribución alimentaria para la gente más necesitada de Europa. Es deplorable que algunos Estados miembros estén opuestos a este programa.

 
  
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  Juan Fraile Cantón (PSE).(ES) Señora Presidenta, en el marco que dibuja la actual situación de crisis, las Naciones Unidas nos han advertido de la grave situación que atraviesan 22 países especialmente vulnerables, y el Banco Mundial nos indica que a los 850 millones de personas que ya pasaban hambre en el mundo hay que agregarles otros 100 millones de personas más que se van a incorporar como consecuencia de la crisis.

Ante esta situación se requería una respuesta rápida y conjunta de la Unión Europea, y el pasado julio la Comisión propuso un instrumento especial de financiación para ayudar a los agricultores de los países en desarrollo y para intentar paliar la subida de los precios de los alimentos.

La medida pretendía, por un momento, aumentar la producción agrícola en estos países, donde los efectos de la subida de los precios se manifiesta con mayor crudeza, poniendo en peligro la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y, por otro, evitar en lo posible una inestabilidad y unas tensiones que hagan peligrar los logros de años de inversión en los ámbitos políticos de desarrollo y de mantenimiento de la paz.

Por todo ello valoramos positivamente el acuerdo alcanzado, que da cumplimiento a una promesa de incorporar 1 000 millones hecha, como decía, al más alto nivel político...

(La Presidenta retira la palabra al orador)

 
  
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  Proinsias De Rossa (PSE). - Señora Presidenta, quisiera felicitar a todos los relacionados con este informe y este logro muy significativo: el ponente Gay Mitchell, todos los grupos políticos —incluyendo el mío propio— y al Comisario Michel.

Los precios de los alimentos y la caída de la economía global tendrán efectos devastadores sobre la población de los países en desarrollo. Se ha estimado que cada descenso del 1 % en el PIB mundial sumirá a 40 millones de personas en la pobreza. Por lo tanto, es extremadamente importante que esta propuesta de hacer frente al aumento de los precios de los alimentos sea ejecutada con urgencia. El mundo en desarrollo no es el autor de la crisis actual financiera y económica. Si vamos a evitar condenar a otra generación de personas a la mayor miseria y al hambre, debemos evitar la cicatería miope en el ámbito de la ayuda al desarrollo. Como se ha señalado anteriormente, la cifra de 1 000 millones de euros puede parecer grande, pero es irrisoria comparada con la cantidad de dinero que estamos inyectando a los bancos y los paquetes de estímulo. Insto a que este informe se ejecute lo más rápidamente posible.

 
  
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  Silvia-Adriana Ţicău (PSE).(RO) El Consejo de la Unión Europea debería hacer políticas nacionales e internacionales más coherentes por lo que respecta al problema de garantizar el suministro de alimentos a las poblaciones.

Los altos precios de los alimentos están teniendo repercusiones graves para las poblaciones más pobres y están poniendo en riesgo el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. La introducción de la instalación propuesta por el Reglamento es un resultado de un gasto agrícola más bajo.

La Comunidad Europea necesita impulsar el crecimiento de la producción agrícola a corto y a medio plazo en los países en desarrollo, y a la vez reducir los efectos nocivos del aumento de los precios de los alimentos sobre los sectores más pobres de la población en los países en desarrollo.

La ayuda comunitaria no va a ser utilizada para pagar impuestos, deberes u otra carga. Al mismo tiempo, este Reglamento debe asegurar la protección para los agricultores europeos.

 
  
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  Friedrich-Wilhelm Graefe zu Baringdorf (Verts/ALE). - (DE) Señora Presidenta, hemos destruido agricultura en los países en desarrollo proporcionando miles de millones en incentivos a la exportación y hemos socavado la seguridad alimentaria en dichos países. ¡Es ridículo pensar que podemos compensar esto con 1 000 millones! Estoy a favor de pagar dichos 1 000 millones - no me interpreten mal - pero 850 millones de personas muertas de hambre no son el resultado de tener unos precios altos de los alimentos sino de hacer bajar los precios en dichos países con nuestros incentivos a la exportación a tal nivel que la agricultura no es rentable. Se han destruido la economía de subsistencia, la explotación directa y la autosuficiencia.

Según esta lógica, si ahora les damos 1 000 millones, no será útil, en lugar de eso ayudará a la destrucción. Debemos por lo tanto tomar todas las precauciones en cuanto a cómo se concede.

Estoy a favor de la consolidación de la seguridad alimentaria a largo plazo en dichos países. Esto significa que debemos parar de hundir las exportaciones en estos mercados.

 
  
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  Louis Michel, Miembro de la Comisión. − (FR) Señora Presidenta, siguiendo esta y algunas de las otras contribuciones, me gustaría dejar muy claro un aspecto importante. Estos 1 000 millones de euros no son de ninguna manera una respuesta estructural al problema representado por la crisis alimentaria en los países en desarrollo.

Es, en realidad, una reacción rápida prevista como respuesta de emergencia para salvar las cosechas venideras, es decir las de 2008-2009 ― pienso que podríamos hablar más acertadamente de las de 2009, 2010 y quizás 2011―.

También añadiría que la idea subyacente es que, en algún momento en el futuro, naturalmente, esta capacidad de respuesta rápida podría llegar a ser permanente. Al decir esto, voy ciertamente a preocupar a varios Estados miembros. Por lo tanto he dicho que esto es una respuesta rápida e intacta. No es la respuesta estructural.

La respuesta estructural fue mencionada básicamente por el señor Le Foll cuando expresó correctamente su preocupación por que, desde hace muchos años, la parte de los presupuestos de la ayuda al desarrollo asignada a la agricultura y al desarrollo rural ha ido encogiendo constantemente. Claramente, pasaré por alto la cuestión de la responsabilidad por todo esto. Creo que, aunque indudablemente de buena fe, la comunidad internacional hasta cierto punto participó en este retiro. Claramente, entonces, ahora necesitamos reenfocar este problema. Se han hecho progresos. He tenido ya la oportunidad de presentarles las cifras. En el noveno Fondo Europeo de Desarrollo: cuatro países eligieron agricultura o el desarrollo rural como sector en el cual enfocarse o concentrarse en su cooperación con la Comisión. Cuatro, representando 650 millones de euros, en el décimo Fondo Europeo de Desarrollo y, después de muchas discusiones, de muchas sugerencias y de gran insistencia, ahora estamos en un nivel de 1 250 millones de euros para 25 países. Sin embargo veinticinco países son solamente un tercio del total. Por lo tanto, todavía hay trabajo que hacer.

Creo, siguiendo con lo que el señor Le Foll decía, que es buena la idea sugerida por varios Ministros de Desarrollo de la Unión Europea que, en cinco años, los presupuestos de ayuda bilateral al desarrollo que se centran en agricultura suban una media de un 10-15 %. Claramente, estas cifras deberán ser discutidas. Obviamente, esto posibilitará respuestas estructurales. Estos 1 000 millones de euros, por lo tanto, no significan una respuesta estructural, o por lo menos, no una respuesta a gran escala. Están pensados para casos de emergencia.

Debo decirles que las referencias a la situación de los agricultores europeos comparados con los pequeños agricultores de los países en desarrollo me suponen un problema moral. En primer lugar, no pienso que sea correcto compararlos. Creo que la comunidad agrícola europea o, en cualquier caso, las empresas familiares, están haciendo frente a una serie de problemas, pero en el caso de los 1 000 millones de euros de los que estamos hablando aquí, ¿Cuál era el punto de partida? El punto de partida era la idea de que, puesto que habían aumentado los precios, el mecanismo compensatorio previsto para hacer frente a las caídas de los precios y la pérdida de ingresos para los agricultores europeos ya no tenía sentido. La idea, por lo tanto, emergió de usar estas sumas, en cierto modo simbólicamente, para asignarlas a estos otros países, dichas sumas habían sido planeados para los agricultores europeos pero se había demostrado que no eran necesarias.

No creo que las situaciones deban ser comparadas. No, sinceramente no lo hago. Por supuesto, pienso que los consumidores y los ciudadanos de Europa tienen el derecho a nuestra total consideración y lamento, además, que sea tan difícil ayudar a aquellos en Europa que necesitan ayuda, particularmente mediante la ayuda que se está discutiendo actualmente y sobre la cual parece que se han realizado pocos progresos.

No debemos establecer un vínculo y no debemos dirigir nuestras acciones en favor de algún grupo dependiente en concreto en nuestras posibles acciones paralelas en favor de otros. Las dos cosas no son iguales; no son en absoluto iguales. En primer lugar, no estamos hablando de los mismos niveles de pobreza y, en segundo lugar, creo que debemos seguir siendo consecuentes.

Esta es una pregunta fundamental que, esencialmente, enmarca perfectamente el problema de la coherencia de la política europea con respecto a la agricultura. El problema fue presentado por el señor Borrell. Está claro que el problema real inmediato que ahora debemos supervisar muy de cerca y que nos requerirá ser extremadamente receptivos, tanto a nivel del Parlamento —que sé que actuará de esta manera— como de la Comisión, e incluso de ciertos Miembros del Consejo, preocupa a nuestros Estados miembros, que han aceptado esta fórmula, y a varios otros Estados miembros, que ha sido forzados y obligados a que la acepten, porque hemos tenido que luchar. Expreso mi agradecimiento sincero al Parlamento porque no creo que esto hubiese sido posible sin él. En cierto modo, yo llegué a pensar que no tendríamos éxito, puesto que los argumentos presentados cada vez eran más engañosos y rozaban los límites de la honradez intelectual.

Por supuesto, señor Borrell, se requerirá una vigilancia total para observar si los Estados miembros o algunos de los Estados miembros no cumplen el compromiso que han asumido aquí. Si esto sucediese, constituiría claramente nada más y nada menos que un timo, e indudablemente tendríamos que continuar nuestros esfuerzos.

Acabo de volver de Doha. Debo admitir que soy cualquier cosa menos extremadamente optimista sobre el aumento de la ayuda pública al desarrollo. Debo decir que, cuando ustedes dejan las reuniones que se han alargado durante varias horas —admito que a veces tengo un temperamento bastante volátil pero puedo, sin embargo, mantener mis nervios bajo control— puede ser difícil de tolerar. Es difícil tolerar la mala fe, los discursos que dicen que más ayuda pública al desarrollo es necesaria pero, cuando un texto adecuado se elabora para reconfirmar anteriores repentinamente deja de haber acuerdo y la gente inventa toda clase de razones para no asumir el compromiso o, en cualquier caso, para dejar bastantes rutas de escape disponibles para poder echarse atrás en sus responsabilidades y compromisos de la manera más deshonrosa. Así que tendremos que luchar. No nos hagamos ilusiones sobre eso. Tendremos que acusar, exponer, llamar a los responsables para que se hagan cargo de sus responsabilidades y, sobre todo —porque admito que no puedo tolerarlo más— deshacer, desmontar el doble discurso; porque lo más terrible de todo es que, en el mismo momento que están dando discursos sobre la generosidad más fabulosa, los portavoces están haciendo traicioneramente todo lo que pueden para evitar cumplir los compromisos. No hemos visto por tanto el final de tal comportamiento, de eso estoy seguro.

Señor Virrankoski, la ayuda debe llegar a su destino previsto, y creo con toda honradez que, en el caso que estamos discutiendo, llegará. Sin embargo, de alguna manera debo exigir coherencia en la lucha que deseamos emprender juntos. Cuando decimos: «la ayuda debe llegar su destino previsto» estamos enviando el peor mensaje posible al público, a quien necesitamos para ayudarnos a animar a los Estados a que aumenten su ayuda pública al desarrollo.

Debemos parar de decir lo primero que se nos ocurre sobre esta cuestión. Pienso que la ayuda pública dispensada por la Comisión, bajo el control de ustedes y bajo control de todas las instituciones cuya tarea es esa, llega a su destino previsto. Podemos discutir nuestros procedimientos, nuestras reglas, el hecho de que es necesario realizar consultas, auditorías, estudios y demás, y que esto tiene un coste, en cierta manera, que toma dinero, pero, por otra parte, este es indudablemente el precio a pagar por el control auténtico y este es también el precio a pagar para asegurar un nivel de calidad mínimo en la prestación del servicio.

Por lo tanto tenemos que saber lo que queremos, pero no creo que ustedes puedan decir que la ayuda no llegaría a su destino previsto. En el caso de la cuestión que nos ocupa, puedo confirmar que todo esto puede ser verificado y comprobado, y que tenemos todos los procedimientos con los cuales ustedes, por otra parte, y yo están familiarizados. Por lo tanto honestamente creo que no debemos ser demasiado impacientes respecto a esto.

Señora Aubert, creo que, fundamentalmente, a través de su pregunta o sugerencia, ustedes han dado voz a la que, para mí también, es probablemente una de las desventajas, una de las pocas desventajas reales, del acuerdo, claramente, porque, cuando consideramos el Instrumento de Estabilidad, ustedes han visto perfectamente que lo que se toma del Instrumento de Estabilidad es dinero que no está necesariamente disponible para otras cosas y que, fundamentalmente esto es, a decir verdad, un cambio. Es, además, lo que nos impide, o, al menos, lo que me impide, demandar que esto son 1 000 millones de euros adicionales. No podemos decir realmente que esto son 1 000 millones de euros adicionales, y el señor Mitchell ha tenido la honradez intelectual para acentuar esto. Sin embargo, siendo totalmente objetivo, creo que esto no debe impedirnos estar felices porque no esperaba realmente que llegáramos tan lejos.

Así que 240 millones de euros se redistribuirán dentro del Instrumento de Estabilidad, de los cuales 70 millones de euros en 2009. El saldo disponible, por lo general, estará en el nivel de 2008, que era de 135 millones de euros. Sin embargo, esto no es realmente una discusión. Si todo lo demás permaneciese igual, por supuesto que es un argumento. Si se exigieran algunos nuevos requisitos a este Instrumento, tendríamos un problema. Sin embargo, por lo que respecta a 2010, se ha invitado a la Comisión, durante la fase de conciliación presupuestaria, a que presente un programa financiero revisado que esté diseñado para asegurar la progresión demandada de las cantidades previstas para el período 2010-2013 conservando a la vez un cierto nivel de margen anual sin cambios. Este programa revisado será presentado en el marco de la Estrategia Política Anual, y naturalmente la supervisaremos de cerca.

Volviendo a las preguntas que ustedes han formulado acerca de la puesta en práctica: dependiendo del país, la decisión será tomada en base a criterios de eficacia. ¿Quién podría cooperar en esto? Claramente, las organizaciones internacionales y regionales, los propios países, los Estados y las autoridades descentralizadas, las ONG, así como las agencias de los Estados miembros. Por otra parte, si el número de tipos de operadores se ha ampliado, ha sido a petición del Parlamento. Personalmente, admito que estaba opuesto a esto pero fue su deseo y puedo entenderlo. El criterio será el de eficacia, pero si queremos actuar rápidamente, entonces ustedes deben saber que la mejor manera de hacerlo es trabajar, como prioridad, con las organizaciones establecidas para este mismo propósito y con las cuales básicamente podemos movernos más rápidamente porque tenemos reglas para cooperar con estas instituciones capaces de acciones rápidas. Sin embargo, puedo asegurarles que participaremos completamente en este esfuerzo, como fue decidido por su Parlamento y como fue decidido en el acuerdo final.

Personalmente, pienso que Europa ha mostrado ser igual al desafío porque creo que estamos hablando aquí sobre los 1 000 millones de euros para que esta reacción rápida salve las cosechas. Me gustaría también recordarles los centenares de millones de euros que se han destinado y han sido empleados ya y que continuaremos empleando en el marco de nuestra ayuda humanitaria de emergencia o de ayuda alimentaria de emergencia. Europa ha sido extremadamente receptiva en estas áreas. Apenas quiero recordarles —y me place hacerlo aquí—, en 2007, Europa representó 46 000 millones de euros por año. Todavía he de ver a otro donante proporcionar tanta ayuda al desarrollo.

En cuanto a lo que preocupa al señor Droutsas, me parece algo excesivo decir que la Unión Europea se está lavando las manos en esta materia y que todo será consumido por los hombres de negocios es una visión que no puedo compartir. No estoy diciendo que todo sea totalmente incorrecto. Por ejemplo, está claro que podemos discutir, debatir el precio de los fertilizantes y de las semillas. Podemos intentar realmente obtener una visión objetiva sobre esta cuestión. No sería probablemente una pérdida de energía, como parte de la respuesta estructural, intentar, al nivel de las organizaciones internacionales principales —y esto es algo sobre lo que estoy pensando cada vez más— negociar con todas estas grandes compañías, que básicamente producen semillas eficaces pero a un precio extremadamente alto. Lo mismo se aplica a los fertilizantes. Hay iniciativas que ciertamente debemos considerar, especialmente la idea de producir los fertilizantes localmente, por ejemplo. Hay lugares en donde esto podría hacerse. Podríamos también crear los pasillos de suministros que permitirían en gran medida reducir los costes de transporte. Me encontré recientemente con una organización de productores para hacerme una idea de lo que están dispuestos a hacer, y también vamos a celebrar una reunión entre ellos y nuestro foro de negocios para ver lo que pueden aportar a nuestra estrategia de respuesta estructural. Obviamente considero este hecho importante.

Señora Goudin, estoy a menudo de acuerdo con usted pero tengo que decir que no creo que las políticas proteccionistas sean la solución en los países que están haciendo frente a este problema. En cambio pienso que lo que sería interesante —porque creo que las políticas proteccionistas corren el riesgo de descompensar todo, o por lo menos el riesgo de no responder a los problemas a nivel regional, aunque esta sea una dimensión económica que no voy ahora a tratar—, donde sí estaría dispuesto a apoyarles y donde estamos trabajando actualmente con intensidad, particularmente con la Presidencia francesa, es en la cuestión siguiente: ¿cómo podemos organizar la naturaleza específica de la agricultura en los países en desarrollo de la misma manera —parece que en Europa tenemos una memoria bastante corta— en que Europa lo ha hecho con su propia agricultura? En Europa, la agricultura nunca se ha considerado un tipo de producción o un producto económico idéntico al resto de los productos económicos. La agricultura ha recibido siempre un trato especial. Todavía no diré que esta es mi opción definitiva pero, cuando consideramos las políticas agrícolas comunes regionales, estos, en mi opinión, son objetos de estudio que sería interesante hacer progresar muy rápidamente con el objetivo, por supuesto, no de originar proteccionismo sino protección, algo muy diferente de hecho. Prefiero el concepto de protección al de proteccionismo y la ansiedad que este causa.

Para concluir, me gustaría una vez más —espero que haya cubierto tanto terreno como sea posible— darles las gracias por el acuerdo y por su compromiso. Sin ustedes, esto no habría sido posible. Acabamos de demostrar convincentemente que, cuando el Parlamento Europeo y la Comisión trabajan en armonía, es difícil que los Estados resistan.

 
  
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  Gay Mitchell, ponente. Señora Presidenta, agradezco a la Comisión y al Presidente, y a los otros miembros que han hablado, sus buenas palabras acerca de mi contribución a este informe. También quisiera agradecer a Reimer Böge su trabajo en la Comisión de Presupuestos en la facilitación de mi tarea y a mi ponente alternativo, Thijs Berman, quien fue un gran apoyo y de mucha utilidad al llevarlo a cabo.

En los países en desarrollo, de cada 1 000 niños, 78 mueren en el parto. En la Unión Europea la cifra es 5 por mil de media. Eran 45 por mil justo después de la Segunda Guerra Mundial en Irlanda. La redujimos a 78 en los países en desarrollo, y podemos disminuirla otra vez al antiguo ratio de Irlanda, y al ratio actual de Irlanda, con determinación y compromiso.

Si consiguen superar el parto, dos millones de esos niños morirán antes de la edad de cinco años por falta de las vacunas que han estado disponibles en Occidente durante más de treinta años. En ese contexto, y cuando ustedes ven el hambre a que esos niños harán frente, la falta de oportunidades educativas y la ausencia de instalaciones sanitarias, algunas de las contribuciones hechas aquí esta tarde han rayado la inhumanidad. Los miembros hablando de cara a sus galerías nacionales a expensas de esa gente son indecentes, y ya era hora de que se dijera muy claramente.

Antes de 2050, la población de este planeta habrá aumentado de 6 000 millones a cerca de 8 000 millones de personas. El 90 % de esa gente nacerá en lo que ahora es el mundo en vías de desarrollo. Si esa gente continúa viviendo en sus condiciones actuales, será la causa de la tercera conflagración de este planeta, y causará enormes migraciones y enormes problemas.

Por otra parte, si invertimos y trabajamos con esas personas solidariamente, serán nuestros socios comerciales. Estas son las opciones que tenemos por delante y eso es por lo que pienso que es importante que podamos responder con una instalación como esta.

 
  
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  Presidenta. − Se cierra el debate.

La votación tendrá lugar el jueves 4 de diciembre a las 12.00 horas.

Declaraciones por escrito (artículo 142 del Reglamento)

 
  
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  Jean-Pierre Audy (PPE-DE), por escrito. (FR) Apoyo esta iniciativa que provee a la Unión Europea de un nuevo instrumento político para abordar los problemas claves ligados al aumento de los precios de los alimentos que ha provocado alborotos, malestar e inestabilidad en varios países, amenazando los resultados de muchos años de inversión en la política, el desarrollo y en el mantenimiento de la paz.

Centenares de millones de personas han visto exacerbarse su pobreza. El progreso hecho hacia la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio ha sido socavado. La Unión planea financiar el 10 % de los 18 000 millones de euros requeridos, es decir 1 800 millones de euros y, dada la financiación ya disponible, es necesario un paquete adicional de 1 000 millones de euros. No estoy de acuerdo, sin embargo, con la propuesta de la Comisión Europea de utilizar los fondos reservados para la agricultura y espero que el Consejo se oponga y se alcance un compromiso sobre esta financiación. Políticamente, sería un desastre si, a través de medios financieros o aun peor, mediante el uso de símbolos, los ciudadanos europeos sintiesen que nuestra política de desarrollo, y en particular los asuntos relacionados con el hambre, fuese actuar a expensas de la política agrícola común, que es un tema diferente.

 
  
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  Constantin Dumitriu (PPE-DE), por escrito.(RO) En mi opinión, la propuesta de la Comisión presenta un número limitado de opciones en términos de cómo la ayuda económica se puede conceder y a la vez estipula que las iniciativas se deben ejecutar exclusivamente con la ayuda de organizaciones regionales y globales. Entiendo los motivos detrás de estas restricciones, pero apoyo la implicación activa de todos los grupos de interés: consumidores, productores y también el público en general.

Es evidente que las condiciones de cultivo varían en los países de desarrollo. Sin embargo, la instalación necesita adaptarse a las condiciones locales específicas, con objeto de consolidar y de optimizar mercados. Los pequeños granjeros deben ser protegidos contra el desarrollo de posibles abusos de posiciones dominantes de mercado.

La introducción de este tipo de instalación es beneficiosa y proporciona un incentivo a los granjeros de los países en desarrollo. Es también apropiada en el actual contexto de crisis económica y financiera global. Sin embargo, quisiera resaltar la importancia de la condición de que los fondos están asignados sobre una base suplementaria y que esto no es perjudicial para las actividades del desarrollo requeridas en otras zonas. Necesitamos observar estrictamente los compromisos que hemos asumido. También necesitamos proteger a los granjeros, especialmente los de los nuevos Estados miembros que todavía no disfrutan de la misma ayuda que los granjeros de los otros 15 Estados miembros.

 
  
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  Siiri Oviir (ALDE), por escrito. – (ET) Durante años, los expertos en el derecho a los alimentos en las Naciones Unidas, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional han advertido al público global de la posibilidad de hambrunas.

En un momento en que los países occidentales ricos están quemando comida, más de 850 millones de personas se están muriendo de hambre en todo el mundo. Cada cinco segundos, un niño de menos de diez años muere por falta de comida. El rápido aumento en el precio de los productos alimenticios afecta diariamente a 2 100 millones de personas de todo el mundo, muchas de las cuales están intentando sobrevivir con menos que dos dólares al día.

La escala cada vez mayor de la producción de biocombustible ha contribuido a subir el precio de los productos alimenticios, lo que a su vez ha tenido un efecto grande sobre la población mundial. El precio de los productos alimenticios se ha elevado súbitamente en el mercado mundial porque un área cada vez mayor de las tierras de labrantío ahora se están poniendo reservando para producir las plantas oleaginosas que se utilizarán como materia prima en la producción de biocombustible (por ejemplo, para producir 50 litros de combustible se necesitan 200 kilogramos de maíz, con los cuales un niño zambiano o mexicano podría vivir un año entero). Además, varios países han sufrido de sequía o de inundación, lo que ha disminuido considerablemente su producción de la cosecha.

Es mi opinión que la Unión Europea debería estar dispuesta a contribuir más rigurosamente, en su búsqueda del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas: reducir a la mitad el hambre del mundo para el año 2015.

Acojo con satisfacción la iniciativa de la Comisión Europea de destinar los 1 000 millones de euros a solucionar la crisis de los alimentos. Esta tendrá en cuenta la provisión de ayuda alimentaria de la UE a la gente más perjudicada para satisfacer sus necesidades alimentarias primarias y contribuir a aumentar la capacidad de los países en desarrollo de producir sus propios productos alimenticios.

Por el momento, relativamente poco combustible de motor se produce a partir cosechas comestibles en Europa. Sin embargo, no debemos sacrificar productos alimenticios humanos solamente para obtener «energía verde». Antes bien, la ayuda debe darse a la investigación científica con la meta de producir combustibles de motor a partir de fuentes alternativas. Esto ayudaría a evitar un aumento en el precio de los productos alimenticios, y también ayudaría a prevenir el hambre y el calentamiento del planeta.

 
  
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  Bogusław Rogalski (UEN), por escrito. – (PL) Los últimos dos años han visto una escalada de la producción agrícola y de los precios de los alimentos. Estos cambios han sido sentidos de manera más dolorosa por los países en una situación económica más difícil y por los países en guerra.

Aproximadamente 2 100 millones personas en el mundo entero deben sobrevivir con menos de dos dólares al día, lo que significa que gastan aproximadamente el 50 % de su ingreso en comida. Estas son las personas con más en peligro de enfermedad y muerte debido a los precios récord de sus alimentos básicos, a saber: cereales tales como el arroz, el maíz y el trigo. Esto tiene un impacto directo en el número fallecidos a causa del hambre, que aumentó en otros 50 millones solamente en el año 2007. La crisis se agudiza por el impacto adverso del cambio climático y por la escasez de recursos naturales tales como el agua y la energía.

Como parte de nuestra ayuda y nuestras tentativas de abordar este problema crucial, necesitamos invertir los fondos previstos en mejorar el acceso a los recursos de producción agrícola y servicios, y en mejorar la capacidad de producción agrícola para satisfacer las necesidades básicas de alimentación de los países en desarrollo.

La Unión Europea debe también aumentar su gasto en agricultura, puesto que el 4 % asignado a la política de desarrollo es hasta el momento sin duda alguna demasiado bajo.

De la misma importancia es volver a una regulación mínima de los mercados internacionales, para asegurar suministros y por lo menos una estabilidad relativa, en interés de todos los consumidores y productores del mundo entero.

 
  
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  Toomas Savi (ALDE), por escrito. – Agradezco el oportuno informe sobre la propuesta de un Reglamento que establezca una instalación de respuesta rápida al aumento de los precios de los alimentos en los países en desarrollo. Este año el mundo ha sido sacudido por las diversas crisis que se han cobrado un precio terrible en las poblaciones más pobres del mundo.

Se ha propuesto que 1 000 millones euros deben gastarse en mejorar su situación durante el período de 2008 a 2009, lo que es una suma muy notable en el presupuesto de la Unión Europea. Pero quisiera recordarles que la mayoría de la ayuda humanitaria y al desarrollo de la Unión Europea no está dirigida por la Comisión sino por los Estados miembros. Si los Estados miembros satisficieran sus compromisos para con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, la Comisión no tendría que tomar tales medidas.

El ponente legítimamente ha señalado que uno no puede desear políticas comunes más eficaces sin proporcionar más recursos presupuestarios, con todo los Estados miembros parecen bastante reacios hacer eso.

En mi opinión, los Estados miembros deben comenzar a reunir sus recursos bajo los auspicios de la Comisión para ejercer una política común verdaderamente eficaz en el ámbito de la ayuda humanitaria y al desarrollo.

 
  
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  Daniel Strož (GUE/NGL), por escrito. – (CS) Respecto al informe sobre un mecanismo de respuesta rápida frente a la fuerte subida de los precios de los productos alimentos en los países en desarrollo (A6-0396/2008), estoy definitivamente a favor de su adopción, puesto que los países en desarrollo necesitan esta clase de ayuda. Al mismo tiempo, empero, quisiera señalar que el informe no ha incluido entre las causas de la crisis una que en mi opinión es mucho más importante que el consumo creciente de carne en China y la India o la sequía en Australia. Les recuerdo que los precios de los alimentos también están aumentando dentro de la Unión Europea y está perfectamente claro que los aumentos constantes son debido a los crecientes costes de la energía que a su vez se relacionan directamente con los ingentes beneficios de las empresas energéticas multinacionales. El neoliberalismo se ha convertido en el modelo para las políticas de toda la UE, pero en realidad no solucionará el problema de la suficiencia alimentaria en ningún lugar del mundo.

 
  
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  Anna Záborská (PPE-DE), por escrito. – (SK) Los precios máximos récord para los alimentos básicos, que tienen un impacto importante en el número de personas que sufren de hambre en el mundo, se deben a varios factores bien conocidos. Aparte de la situación específica en algunos países (tales como China y la India) estos factores incluyen fluctuaciones globales del tiempo, el cambio del cultivo de cosechas para el consumo al cultivo de cosechas para la producción de biocombustible y las bajas reservas de grano en el mundo.

En este contexto considero esencial que la UE desarrolle una respuesta unificada, coordinada y eficaz. Doy la bienvenida a la propuesta de la Comisión de establecer un fondo para gestionar la crisis alimentaria, particularmente en un momento en el que el aumento de los precios de los alimentos está incrementando el coste de la ayuda alimentaria necesitada por un ingente número de personas. No debemos olvidar que estamos utilizando dinero de los contribuyentes de la UE para la ayuda al desarrollo. Ni el brusco aumento del precio de los alimentos en los países en desarrollo ni los resultados de estos aumentos sobre la población más pobre puede justificarnos en no poder asegurar la asignación eficaz y transparente de dichos fondos. Debido a los regímenes inestables de muchos países en desarrollo, a las violaciones de la democracia y a la corrupción soy muy reacia a apoyar sus presupuestos públicos. Preferiría apoyar los proyectos y los programas de ayuda administrados por organizaciones no gubernamentales o semipúblicas, consorcios o asociaciones que representen dichos programas. Hace dos años presenté una propuesta adoptada en una sesión plenaria para que la ayuda fuese supervisada y evaluada dos veces al año y después aprobada por la Comisión, las autoridades estatales locales y los beneficiarios de la ayuda.

 
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