Presidente. – El siguiente punto es el informe (A6-0475/2008) elaborado por Genowefa Grabowska en nombre de la Comisión de Asuntos Constitucionales sobre las perspectivas de desarrollo del diálogo civil en el marco del Tratado de Lisboa (2008/2067(INI)).
Genowefa Grabowska, ponente. − (PL) Señor Presidente, señora Comisaria, vamos a cambiar de tema para debatir acerca de los contactos entre las instituciones comunitarias y los ciudadanos de la Unión Europea. Tales contactos son inadecuados; existe una profunda brecha entre la Unión y sus ciudadanos, pese a que Jean Monnet señaló que la Unión se estaba creando para los ciudadanos y no para los países ni los Gobiernos.
La Unión está ampliándose y aumentando en cuanto al número de ciudadanos, pero sus instituciones tienen dificultades para establecer contactos con los ciudadanos. Este hecho quedó de manifiesto con las dolorosas experiencias del «No» al Tratado de Lisboa en Francia y en los Países Bajos. Bien es cierto, no obstante, que las instituciones comunitarias están esforzándose por mejorar sus contactos con los ciudadanos; se están abriendo a ellos y están reconociendo claramente el papel de la sociedad civil. La Unión está promulgando una creciente variedad de políticas de comunicación en este ámbito. Incluso se ha acuñado la nueva expresión «diálogo civil» para describir esas políticas. Sin embargo, el trabajo no termina aquí. El Parlamento Europeo se esfuerza por responder a este desafío y está tratando de crear un mecanismo apropiado a tal fin, además de promover el establecimiento de contactos de esta naturaleza entre las instituciones comunitarias y sus ciudadanos. De este modo quedaría resuelto el problema de la falta de democracia y se demostraría que los ciudadanos también desempeñan un papel importante en el proceso de adopción de decisiones en la Unión Europea.
El artículo 10 del Tratado de Lisboa dispone lo siguiente: «Todo ciudadano tiene derecho a participar en la vida democrática de la Unión. Las decisiones serán tomadas de la forma más abierta y próxima posible a los ciudadanos». El Tratado incluye también una disposición adicional que posibilita que un millón de ciudadanos de la Unión se unan para adoptar una iniciativa legislativa. Tras la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, un millón de ciudadanos podrán solicitar a la Comisión Europea la presentación de una propuesta legislativa sobre los asuntos que revistan importancia para los ciudadanos.
Este es el motivo que me ha llevado a referirme al diálogo civil en este informe. Se trata de un tipo de diálogo que no aparece definido en la legislación, pero es fundamental, y me gustaría que estuviera guiado, o mejor, que se guiase a sí mismo por los siguientes principios. En primer lugar, he introducido en el informe el principio de representación de la sociedad civil. Me gustaría que la sociedad civil disfrutase de una representación adecuada en la Unión Europea, es decir, que estuviera representada por interlocutores capaces de reflejar y defender correctamente sus intereses.
Asimismo, me gustaría que el diálogo civil tuviese un carácter bilateral y recíproco, y eso significa que no debería perseguirse únicamente el objetivo de acercar la Unión Europea a los ciudadanos y que éstos respondan; la Unión debería también informar a los ciudadanos cuando las opiniones de estos se hayan tenido en cuenta y explicar cuáles han sido las consecuencias de dichas opiniones. Por ello es necesario también que la Unión haga llegar información de retorno a los ciudadanos.
Me gustaría que el diálogo civil estuviera basado en los principios de claridad y transparencia. Deberíamos regirnos por normas claras a la hora de invitar a representantes de la sociedad a dialogar con nosotros y publicar sistemáticamente la lista de organizaciones que participan en los procesos de consulta. Sería acertado que la Unión designase una persona responsable de este ámbito, es decir, el diálogo.
No es fácil establecer normas para regular este campo. La Comisión Europea ya elaboró en 2002 una serie de principios dirigidos a fortalecer la cultura del diálogo y de la consulta, por lo que confío en que estará preparada para elaborar los principios adecuados. Estos deberían convertirse en principios comunes a todas las instituciones, y me gustaría añadir que también debería pedirse a los Estados miembros que promuevan el diálogo civil. No he podido referirme a todas las partes incluidas en el informe, si bien me gustaría que su contenido fuera puesto a prueba en la primera oportunidad que se presente, es decir, durante la campaña para las elecciones al Parlamento Europeo de 2009. Sería deseable que aprovechásemos esa ocasión para dar un primer paso hacia un mayor acercamiento a los ciudadanos europeos, dándoles a conocer todo lo bueno que la Unión puede ofrecerles y aprendiendo de ellos los temas por los que deberíamos luchar en esta Cámara.
Androulla Vassiliou, miembro de la Comisión. − Señor Presidente, en primer lugar, la Comisión desea transmitir su agradecimiento a la señora Grabowska y a la Comisión de Asuntos Constitucionales por el excelente informe que han elaborado.
Estamos de acuerdo en que la sociedad civil desempeña un importante papel en la integración europea. Es uno de los principales instrumentos de comunicación entre las instituciones comunitarias, la sociedad de la Unión Europea y los ciudadanos de la UE, y ayuda a los ciudadanos a ejercitar su derecho a participar en la vida democrática de la Unión.
La Comisión posee una larga y saludable tradición de interacción con las organizaciones de la sociedad civil. Esta cooperación entre la Comisión y la sociedad civil ha crecido, abarcando una amplia gama de cuestiones, desde el diálogo político hasta la gestión de proyectos, tanto en la UE como en nuestros países asociados.
El Tratado de Lisboa permitirá formalizar las prácticas actuales y proporcionará un nuevo impulso para continuar mejorándolas. Además, abrirá la puerta a una nueva opción a través de la que la sociedad civil podrá plasmar su visión, la denominada iniciativa ciudadana.
La implicación de las partes interesadas en un diálogo activo exige contar con instrumentos adecuados para que la sociedad civil pueda expresar sus opiniones y hacerse oír. Las instituciones comunitarias también necesitan contar con instrumentos capaces de garantizar que lo que nos transmitan la sociedad civil y los ciudadanos sea captado e incorporado correctamente en el sistema. La Comisión acoge con beneplácito el respaldo del informe presentado a muchas de las ideas que la Comisión está poniendo ya en práctica.
A través de su mandato, la actual Comisión ha adoptado una serie de iniciativas encaminadas a involucrar a las organizaciones de la sociedad civil y a los propios ciudadanos en un debate público sobre cuestiones relacionadas con la Unión Europea. Las consultas a los ciudadanos constituyen uno de los ejemplos más novedosos de estos esfuerzos, en los que se ha experimentado con encuestas deliberativas y con consultas de viva voz.
Con el objetivo de comprender las necesidades y las expectativas de las personas, el Eurobarómetro elaborado a lo largo de los últimos 35 años ha demostrado ser una valiosa herramienta para captar la opinión pública en Europa. No obstante, ni la Comisión ni el Parlamento pueden organizar de forma unilateral un debate público a escala europea; esto sólo será posible si las instituciones comunitarias y los Estados miembros trabajan conjuntamente en pos de esa meta. Esta es la finalidad de la declaración política «Comunicar sobre Europa en asociación» firmada por el Parlamento, el Consejo y la Comisión el 22 de octubre de 2008.
En este contexto, la Comisión y el Parlamento ya están coordinando sus esfuerzos con los Estados miembros a través de asociaciones de gestión, que incluyen campañas regionales y locales sobre aspectos concretos, vinculándolas con las actuaciones de las autoridades locales y las organizaciones no gubernamentales. La creación de once nuevas asociaciones de gestión en 2009 dotará de mayor eficacia a este planteamiento.
La Comisión comparte la visión de que un diálogo fructífero depende de la participación activa de todas las partes: las instituciones comunitarias, los Estados miembros y la sociedad civil. Asimismo confía en que el Tratado de Lisboa entre en vigor y está preparada para tomar las medidas oportunas para poner en práctica sus disposiciones y continuar desarrollando el diálogo civil.
Presidente. – El debate queda cerrado.
La votación tendrá lugar el martes a las 12.00 horas.
Declaraciones por escrito (artículo 142 del Reglamento)
Lidia Joanna Geringer de Oedenberg (PSE), por escrito. – (PL) Si la Unión Europea quiere ser verdaderamente democrática y cercana a sus ciudadanos, es necesaria una cooperación estrecha en los planos local, regional y nacional entre las instituciones comunitarias y los Estados miembros, por un lado, y la sociedad civil, por otro.
La sociedad civil representa a numerosas organizaciones no gubernamentales y sin fines de lucro creadas por los ciudadanos por voluntad propia. Desempeña una función importante en el proceso de integración europeo, por cuanto lleva las posiciones y las peticiones de los ciudadanos y las ciudadanas de la Unión hasta las instituciones europeas. Por consiguiente, es muy importante proporcionar a los ciudadanos información eficaz y fiable y fomentar el diálogo civil, en especial en el marco de la promoción y difusión de las actividades y de los objetivos de la Unión Europea, en la construcción de una red europea de cooperación y de refuerzo en el seno de la identidad europea entre la sociedad civil.
Si la Unión Europea desea alcanzar sus fines y objetivos políticos, ha de lograr una mayor conciencia política y un diálogo civil más eficaz efectivo y ha de ampliar el debate público.
El Tratado de Lisboa refuerza los derechos de los ciudadanos en relación con la Unión, puesto que facilita tanto su participación como la de las asociaciones que representan a la sociedad civil en los debates sobre la llamada Europa de los ciudadanos.
Las instituciones de la Unión Europea deberían cooperar más estrechamente en el desarrollo del diálogo civil europeo y animar a los ciudadanos de la Unión a comprometerse más con Europa. Es esencial alentar una mayor participación ciudadana en los debates europeos. Asimismo, los ciudadanos deberían involucrarse activamente en las próximas elecciones al Parlamento Europeo; después de todo, como ha señalado Jean Monnet, no estamos creando una Unión para los países ni los Gobiernos: la estamos creando para los ciudadanos.
Zita Gurmai (PSE), por escrito. – (HU) La pertenencia a una organización de la sociedad civil brinda a los ciudadanos europeos la oportunidad de tomar parte activa en la formulación de políticas. Con miras a la consecución de los objetivos de la UE, la implicación activa de los ciudadanos en este proceso y la generación de oportunidades concretas y tangibles para que puedan poner en marcha iniciativas, dar su opinión y expresar sus críticas o sus opiniones contrarias representan un auténtico desafío. Sin embargo, dado que no existe una definición única ni jurídicamente precisa de lo que es una organización de la sociedad civil, esto puede presentar algunas dificultades.
Para que los ciudadanos europeos sean conscientes de las ventajas que les ofrece la Unión, hemos de continuar expandiendo la democracia, aumentando la transparencia y mejorando la eficacia operativa de la UE. En muchos casos, el déficit democrático se debe a que los ciudadanos no siempre tienen acceso a información fundamental. Algunos de los documentos relacionados con el proceso de adopción de decisiones en la Comunidad siguen sin estar accesibles, por lo que debemos seguir trabajando en pos de una mayor accesibilidad de los documentos de trabajo de la Comunidad.
El mecanismo de consulta constituye una parte integral de las actividades de las instituciones comunitarias. Debemos establecer principios generales y normas mínimas, así como un marco general de consulta que debe ser coherente y, al mismo tiempo, suficientemente flexible para adaptarse a las expectativas específicas de cada una de las partes implicadas.
Jo Leinen (PSE), por escrito. – (DE) Este informe transmite un mensaje muy claro sobre la necesidad de acercar la Unión Europea a sus ciudadanos y propone una serie de pasos concretos para alcanzar ese objetivo.
Hacemos un llamamiento a todas las instituciones comunitarias para que, con carácter general, incluyan el diálogo con la sociedad civil como una importante tarea de su labor política.
Los ciudadanos solamente apoyarán a la Unión Europea si están informados sobre los proyectos y actividades políticas y pueden participar en la adopción de decisiones, por ejemplo a través de los procesos de consulta. Con el rechazo registrado en Irlanda al Tratado de Lisboa hemos podido ver las consecuencias negativas para la integración europea de la desinformación propagada deliberadamente. Esto es algo que debe evitarse en el futuro mediante una política proactiva de información y diálogo. Lo anterior resulta especialmente válido para el Consejo y para los Gobiernos de los Estados miembros, que deberían trabajar más activamente para mejorar el suministro de información sobre la UE.
Debe facilitarse y mejorarse el acceso a los documentos de todas las instituciones comunitarias, de modo que todos los ciudadanos puedan hacerse una idea del trabajo de cada una de ellas.
Nuestra meta es construir una sociedad civil europea sólida, que es una condición esencial para que se pueda construir un espacio público europeo. Por consiguiente, solicitamos que se creen las condiciones generales necesarias a tal efecto, lo que significa, principalmente, una carta para las asociaciones europeas, así como las infraestructuras básicas imprescindibles para desarrollar una ciudadanía activa a escala comunitaria.
Zdzisław Zbigniew Podkański (UEN), por escrito. – (PL) Señor Presidente, Señorías, el informe de la señora Grabowska sobre las perspectivas de desarrollo del diálogo civil en el marco del Tratado de Lisboa constituye un ejemplo de pérdida de tiempo y recursos. En consecuencia, se plantea una pregunta fundamental. ¿Cuál es la auténtica finalidad del debate que estamos manteniendo? Después de todo, el Tratado de Lisboa está muerto. Irlanda lo rechazó en referéndum nacional, lo que significa que el documento anteriormente citado no tiene fuerza jurídica. Construir sobre él cualquier cosa equivaldría a construir sobre la arena, sin cimientos. Basarnos en un tratado que no existe realmente porque fue rechazado es una violación de la democracia y de la igualdad de derechos de las naciones libres. Todo ello nos trae a la mente la definición de democracia; tal como yo la entiendo, la democracia es una elección libre, no algo impuesto en contra de la voluntad del pueblo. En la democracia, la soberanía es del pueblo, y no de grupo de interés alguno. La expresión suprema de la voluntad del pueblo es un referéndum, no una decisión tomada por una camarilla legislativa contra la voluntad del pueblo. ¿Tan difícil es de entender?
Dushana Zdravkova (PPE-DE), por escrito. – (BG) Me gustaría felicitar a la señora Grabowska por el magnífico informe que ha elaborado, el cual, estoy segura, contribuirá a mejorar y a desarrollar el diálogo civil. Hay mucho que decir en relación con el desarrollo del diálogo entre los ciudadanos de la Unión Europea y sus instituciones. Como presidenta de una asociación de ciudadanos de Bulgaria, creo firmemente que este es uno de los elementos más importantes para la futura evolución de Europa y que es preciso reformarlo y mejorarlo urgentemente.
Pienso que este informe permitirá al Parlamento Europeo dictar las orientaciones y recomendaciones destinadas a las demás instituciones, pero también a las organizaciones civiles, dado que, sin su cooperación y su participación, seremos incapaces de lograr el objetivo que nos hemos fijado.
El informe propone un diálogo en pie de igualdad, que tenga en cuenta las diferencias existentes entre las numerosas organizaciones y la independencia de estas. Este diálogo promoverá la participación civil en el proceso político con miras a abordar los importantes desafíos a los que se enfrenta, tanto en el plano nacional como a escala europea. Por esta razón es crucial que seamos capaces de elaborar un enfoque diferenciado con el fin de conseguir resultados en el ámbito local, dados los diferentes niveles de desarrollo, tanto en los diversos países como en los distintos sectores.
Cuento con que el resto de instituciones y los Estados miembros tendrán en cuenta nuestras recomendaciones lo antes posible, incluso a pesar de que el Tratado de Lisboa no vaya a entrar en vigor en un futuro inmediato.