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Procedimiento : 2008/0192(COD)
Ciclo de vida en sesión
Ciclos relativos a los documentos :

Textos presentados :

A6-0258/2009

Debates :

PV 04/05/2009 - 16
CRE 04/05/2009 - 16

Votaciones :

PV 06/05/2009 - 6.5
CRE 06/05/2009 - 6.5
Explicaciones de voto
Explicaciones de voto

Textos aprobados :

P6_TA(2009)0364

Acta literal de los debates
Lunes 4 de mayo de 2009 - Estrasburgo Edición DO

16. Igualdad de trato entre hombres y mujeres que ejercen una actividad autónoma – Trabajadoras embarazadas (debate)
Vídeo de las intervenciones
Acta
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  Presidente. – De conformidad con el orden del día, se procede al debate conjunto sobre:

- el informe (A6-0258/2009) de la señora Lulling, en nombre de la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género, sobre una propuesta de directiva del Parlamento Europeo y del Consejo relativa a la aplicación del principio de igualdad de trato entre hombres y mujeres que ejerzan una actividad autónoma, y que revoca la Directiva 86/613/CEE [COM(2008)0636 – C6-0341/2008 – 2008/0192(COD)];

- el informe (A6-0267/2009) de la señora Estrela, en nombre de la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género, sobre una propuesta de directiva del Parlamento Europeo y del Consejo que modifica la Directiva 92/85/CEE del Consejo relativa a la introducción de medidas destinadas a promover la mejora de la seguridad y la salud en el trabajo de las trabajadoras embarazadas, que hayan dado a luz recientemente o estén en período de lactancia [COM(2008)0637 – C6-0340/2008 – 2008/0193(COD)].

 
  
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  Astrid Lulling, ponente. FR) Señor Presidente, veintidós años después de la votación de un texto que tenía como propósito garantizar la igualdad de trato entre hombres y mujeres que ejercen una actividad autónoma, con inclusión de sus cónyuges colaboradores, la Comisión, por fin, ha presentado una nueva propuesta para sustituir al texto inefectivo y atenuado de 1986, pero lo ha hecho empleando una base juridica más sólida.

Primero, me gustaría mencionar una importante mejora, a saber, que el establecimiento de una empresa por parte de cónyuges o parejas permanentes ya no está prohibida en ningún Estado miembro. Éste es un modo efectivo de mejorar la situación de los cónyuges colaboradores, esos millones de trabajadores invisibles empleados en la agricultura, la artesanía, el comercio, las PYMES y las profesiones liberales. Su suerte ha sido una cuestión que ha preocupado al Parlamento Europeo desde los años 90.

Por desgracia, la propuesta de la Comisión es aún demasiado tímida en un punto esencial: la seguridad social de los cónyuges colaboradores y de las parejas permanentes reconocidas. La experiencia muestra que allí donde los cónyuges colaboradores tienen que asumir la iniciativa por sí mismos y afiliarse al régimen de la seguridad social, la inmensa mayoría de ellos no lo hace. Ninguna de esas personas se da cuenta de que, ante la eventualidad de un divorcio, a menudo después de más de veinte años de matrimonio y trabajo en el negocio familiar, van a perder todas sus prestaciones sociales, en particular el derecho a pensión.

También queremos conservar la vieja disposición relativa al reconocimiento del trabajo de los cónyuges colaboradores para proporcionar una compensación, especialmente en caso de divorcio, donde el cónyuge colaborador está en una situación precaria tras años de trabajo en el negocio familiar.

Finalmente, en relación con la protección de la maternidad, hemos encontrado una fórmula que se adapta mejor a las circunstancias específicas de las trabajadoras autónomas y los cónyuges colaboradores. Deben tener el derecho a coger un permiso de maternidad de la duración de su elección, siempre que la duración total no exceda la especificada en la Directiva sobre trabajadoras asalariadas.

Ésas son las enmiendas que entendemos más importantes con el fin de prevenir la publicación de otra directiva descafeinada, que no nos posibilitaría garantizar un trato de igualdad entre hombres y mujeres en esta área.

Se nos ha informado sobre una docena de enmiendas presentadas por el señor Cocilovo, en nombre del Grupo de la Alianza de Liberales y Demócratas Europeos, que hacen referencia a la definición de cónyuges colaboradores y parejas permanentes. Estoy un poco sorprendida, ya que en la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género habíamos acordado, y con ello me refiero a todos los grupos, atenernos a las definiciones contenidas en la propuesta de la Comisión, que es jurídicamente sensata y aceptable para todos, en el sentido de que como cónyuges colaboradores deberían entenderse también las parejas permanentes de los trabajadores autónomos reconocidos por las leyes nacionales.

Esa definición es clara, es precisa. ¿Qué necesidad hay de presentar enmiendas que son abstractas y jurídicamente poco sólidas? Apelo al Grupo ALDE para que retire esas enmiendas. Entiendo que existe un malentendido entre el ponente alternativo de ese grupo y el señor Cocilovo. Actualmente, estoy trabajando en ese punto.

La Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género ha aprobado, por desgracia, otro informe que contiene 74 enmiendas, la mayoría de las cuales no tiene relación directa con el objetivo inicial presentado en la propuesta de la Comisión, que era el de reforzar la base de la protección maternal mediante la mejora de la salud y seguridad de las trabajadoras embarazadas, de las que hayan dado a luz recientemente o estén en período de lactancia.

Quisiera dejar claro que esa directiva no concierne a las trabajadoras autónomas, cónyuges colaboradoras o parejas de trabajadores autónomos. Su situación específica será objeto de examen en el marco de una nueva directiva sobre igualdad de trato entre hombres y mujeres que ejercen una actividad autónoma, lo que será la materia de un informe.

(El Presidente interrumpe a la oradora)

 
  
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  Edite Estrela, ponente.(PT) Señor Presidente, señora Comisaria, señoras y señoras diputados, en primer lugar, desearía dar las gracias a las siguientes personas: a los ponentes alternativos, a los ponentes de opinión de la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales y de la Comisión de Asuntos Jurídicos; a los secretariados de la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género y del Grupo del PSE en el Parlamento Europeo; a los interlocutores sociales; a las ONG; a los expertos que participaron en las audiencias públicas celebradas en Bruselas y Lisboa; a los representantes de la Comisión y del Consejo; y a mis asistentes. A cada uno de ellos le doy las gracias por su apoyo y sugerencias.

Las propuestas de mi informe son, por lo tanto, el resultado de un proceso muy participativo y de muchos encuentros de trabajo con todos los interesados en dotar a la Unión Europea de una directiva adecuada a nuestro tiempo sobre el permiso de maternidad. Los principales objetivos de mis enmiendas propuestas son: primero, reforzar los derechos de las mujeres trabajadoras durante el embarazo, tras el parto y durante la lactancia; segundo, fomentar la conciliación de la vida profesional, familiar y privada; en tercer lugar, contribuir para que los europeos tengan los hijos que deseen y, de esa manera, aumentar la tasa de natalidad.

Por eso, propongo una ampliación a doce meses de la protección contra el despido, la eliminación de la obligación del trabajo nocturno y extraordinario si la mujer así lo quiere y la reducción de la jornada laboral en dos horas para la lactancia, sin pérdida de derecho alguno. Sin embargo, la sugerencia más innovadora en relación con la propuesta de la Comisión Europea tiene que ver con el permiso de paternidad. La legislación comunitaria debe consagrar el principio de permiso compartido para facilitar un reparto más equitativo de las responsabilidades privadas y familiares entre hombres y mujeres y para mejorar así la calidad de vida y el bienestar de los niños. Los padres deben involucrarse en las responsabilidades familiares, desde el nacimiento o la adopción de un niño. También debemos combatir los prejuicios económicos, sociales y culturales relacionados con el derecho al permiso de paternidad, y cambiar la mentalidad.

Mientras que en Suecia, por ejemplo, un padre que no comparta el permiso de paternidad es considerado por la sociedad como un mal padre, en los países del sur de Europa es justo lo contrario: los empresarios y compañeros de trabajo presionan a los padres para que no cojan el permiso al que legalmente tienen derecho. Por esa razón, propongo que el permiso de paternidad de dos semanas sea obligatorio, no transferible y pagado al 100 %, sin pérdida de ningún derecho profesional. Se ha demostrado que compartir las responsabilidades familiares entre hombres y mujeres es el primer paso hacia la conciliación esencial de la vida familiar y profesional. Si bien tienen el mismo derecho que los hombres a una carrera profesional, las mujeres no pueden, sin embargo, hacer el mismo trabajo que los hombres fuera de casa y el triple en sus domicilios.

La vida familiar es una de las razones por las que hay más mujeres desempleadas que hombres. Además, una pregunta recurrente en las entrevistas de trabajo es si las candidatas quieren casarse o tener hijos. Se somete a escrutinio la vida personal de las mujeres, que terminan sufriendo perjuicios si manifiestan su natural deseo de ser madres. No debe contemplarse la maternidad como un problema para los empresarios o la economía. Por el contrario, es un servicio prestado a la sociedad, ya que nos permite afrontar el problema de la baja tasa de natalidad y del envejecimiento de la población y, al mismo tiempo, garantiza el sostenimiento del sistema de seguridad social.

Por consiguiente, es inaceptable que las mujeres sean penalizadas por el hecho de ser madres. Sin embargo, la verdad es que muchas veces no consiguen progresar en sus carreras, no reciben los habituales premios de productividad o de reparto de los beneficios y tienen que aceptar las tareas de menos categoría y menos gratificantes profesionalmente. Necesitamos cambiar esa situación.

 
  
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  Vladimír Špidla, miembro de la Comisión. – (CS) Señor Presidente, Señorías, me gustaría comenzar agradeciendo a la señora Estrela y a la señora Lulling su informe. Valoro sus esfuerzos y el apoyo que el Parlamento Europeo ha dado a las propuestas de la Comisión en el marco del paquete de medidas aprobadas el pasado otoño para armonizar la vida laboral y familiar.

Como saben, la tarea de armonizar la vida laboral, familiar y privada es una de las prioridades del plan de igualdad de género de la Comisión. El proceso de promoción de políticas centradas en esos temas es de vital importancia para potenciar la participación femenina en el mercado laboral y hacer frente a los problemas en relación con los nuevos modelos de familia, el envejecimiento de la población, y para el apoyo a la igualdad de trato de hombres y mujeres. Visto en este contexto, creo que es necesario mejorar la legislación en el área de la maternidad y los permisos parentales. En la misma línea, es crucial mejorar el estatus de las mujeres como trabajadoras autónomas.

Estoy encantado con el progreso alcanzado en las dos propuestas legislativas presentadas por la Comisión. También estoy satisfecho con el éxito de las negociaciones entre los interlocutores sociales respecto al permiso parental. Confío en que antes de las vacaciones de verano podré presentar una propuesta formal para hacer vinculante su acuerdo. Me gustaría ahora mencionar brevemente los objetivos de la Comisión para reformar la directiva sobre permiso de maternidad, que son: fomentar un alto nivel de seguridad y protección de la salud de las madres, estimular a las mujeres a tener tantos hijos como deseen y apoyar la participación femenina en el mercado laboral. En este sentido, la propuesta de la Comisión tiene como finalidad primaria la ampliación del permiso de maternidad de 14 a 18 semanas, el incremento de los subsidios por maternidad para permitir a las mujeres interrumpir su trabajo y cuidar a sus hijos sintiéndose protegidas económicamente, y proporcionar la mayor flexibilidad que debería darse a las mujeres en lo que atañe a la gestión de su permiso de maternidad y las condiciones de trabajo para su regreso al mercado laboral. Soy consciente de las dificultades de lograr el adecuado equilibrio entre la mejora de la protección y la aceptación económica de estas medidas adicionales por parte de empresarios y Estados miembros.

Señor Presidente, Señorías, la Comisión se alegra de las numerosas enmiendas propuestas por el Parlamento, que van a contribuir a reforzar o clarificar este proyecto. Estas incluyen: enmienda 11 relativa a tendencias demográficas, enmienda 25 sobre la necesidad de una mejor armonización de la vida laboral y familiar, enmienda 50 relativa al apoyo a los Estados miembros en la promoción del trabajo a jornada parcial, enmienda 35 sobre el permiso opcional de maternidad antes del parto, enmienda 53 respecto a la aclaración de que las mujeres que disfruten de permiso de maternidad pueden beneficiarse de aumento de sueldo, y enmienda 56 relativa a los derechos de jubilación de los trabajadores. La Comisión también está dispuesta a aceptar otras enmiendas, ya sea en principio o en su integridad.

Asimismo, me congratulo de la enmienda que posibilitaría, bajo determinadas condiciones, considerar el permiso parental como permiso de maternidad. Tal disposición tendría en cuenta las diferencias entre los Estados miembros y conciliaría los requisitos de aquellos Estados miembros con sistemas avanzados de permisos por razones familiares, como los países nórdicos. Con todo, me gustaría evitar una situación en la que se usase la revisión de la Directiva 92/85/CEE como oportunidad para introducir materias que deberían tratarse en otro contexto. A mi entender, esto socavaría los objetivos de la propuesta de la Comisión, que incluyen, en primer lugar y ante todo, una mejora de la protección de las madres y, en segundo, el apoyo a la participación de la mujer en el mercado de trabajo.

Visto desde esta perspectiva, incluso pese a que sostengo plenamente su propuesta de introducción del permiso de paternidad, no creo que la directiva actual, que en realidad se centra en la protección de las madres, sea un instrumento adecuado para ese propósito. Por consiguiente, la Comisión rechaza las enmiendas relativas al permiso de paternidad. A pesar de lo cual, la Comisión considera que es apropiado abordar esta cuestión en el futuro, con el fin de conseguir un acuerdo final entre los interlocutores sociales europeos sobre el permiso parental.

También me alegro de tomar nota de la petición del Parlamento para la introducción de permisos en el caso de adopción de niños (enmienda 44). La idea es razonable, pero incluso en este caso creo que la revisión de la Directiva 92/85/CEE no es la vía adecuada para ocuparse de ello. Tenemos que ser conscientes de que la situación de una madre que adopta a un niño es diferente. No obstante, al igual que en el caso del permiso de paternidad, la Comisión considera que es correcto abordar esa cuestión más tarde, en especial en relación con el permiso parental.

Señor Presidente, Señorías, la Comisión recibe con agrado su propuesta de permiso de maternidad de veinte semanas. Es coherente con la lógica de la propia propuesta de la Comisión, que prevé la concesión del permiso de maternidad superior a las dieciocho semanas en algunos casos. Con todo, es indispensable señalar el impacto de esta ampliación sobre las otras disposiciones de la propuesta de la Comisión. En cuanto a la lactancia, las mujeres con un permiso de maternidad de dieciocho semanas tendrías suficiente tiempo para amamantar a sus hijos, sin tener que ajustar su horario de trabajo. En esas circunstancias, no apoyaría la idea de introducir una obligación legal relativa al ajuste del horario de trabajo para mujeres en período de lactancia. En su lugar, preferiría apelar a los Estados miembros a que considerasen la posibilidad de adoptar otras medidas que permitiesen a las mujeres seguir dando el pecho incluso después de su permiso de maternidad de dieciocho semanas. De forma análoga, la propuesta de la Comisión introduce el principio del pago completo de salarios en las prestaciones por maternidad. De hecho, muchos de los Estados miembros ya han llevado a la práctica este principio. La propuesta de la Comisión también permite a los Estados miembros establecer niveles máximos para esas prestaciones. La Comisión no está a favor de la propuesta presentada por el Parlamento de que se abonen completamente los salarios durante un periodo concreto de tiempo y de que se establezcan cantidades máximas para el resto del permiso de maternidad, porque ello desalentaría a las madres a agotar del todo su permiso de maternidad. Ésa es la razón por la cual la Comisión no aconseja que se aprueben esas enmiendas.

La Comisión cree también que algunas enmiendas suavizan los efectos de la propuesta, introducen demasiados detalles o van más allá del ámbito competencial de esta directiva. Esto es aplicable, por ejemplo, a la enmienda 30 relativa al derecho a rechazar el trabajo nocturno. Creo que las mujeres embarazadas o en período de lactancia deberían tener la posibilidad, en todo momento, de rechazar el trabajo nocturno sin necesidad de aclarar los motivos de por qué lo hacen. Lo mismo rige para el asunto de las sanciones. En ese sentido, la Comisión mantiene el punto de vista de que es importante especificar que la compensación no debería estar limitada por ningún tope máximo fijado a nivel nacional. Este importante principio ha sido establecido por el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas. Por ello, la Comisión no puede aceptar la enmienda 68.

Señor Presidente, Señorías, ahora querría comentar en detalle la ponencia de la señora Lulling. En primer lugar, permítanme subrayar la enorme importancia que la Comisión concede a esta propuesta. De hecho, es básico mejorar la situación relativa a la igualdad de trato entre hombres y mujeres como trabajadores autónomos, dado que las mujeres están infrarrepresentadas en esta área suponiendo solamente uno de cada tres empresarios en la Unión Europea. Del mismo modo, resulta esencial mejorar el estatus de los cónyuges colaboradores. No podemos estar de acuerdo con la situación actual, en la que personas que gestionan regularmente un negocio familiar carecen de protección social.

Me complace ver que las opiniones del Parlamento y de la Comisión son coincidentes en gran medida. Por ello, la Comisión está en condiciones de aceptar (ya sea plenamente o en principio) una mayoría considerable de las enmiendas presentadas por la ponente: primero, la enmienda 15 sobre permiso de maternidad para trabajadoras autónomas, y la enmienda 18, cuyo objetivo es la reintroducción del artículo 7 de la Directiva 86/613/CEE sobre el reconocimiento del trabajo de los cónyuges colaboradores. Esto abarca también una amplia serie de enmiendas que la Comisión puede aceptar íntegramente o en principio. En la mayoría de los casos, esas enmiendas clarifican la propuesta de la Comisión y, por ello, aspiran a una mayor seguridad jurídica.

Sin embargo, querría destacar que la Comisión no puede aceptar la enmienda 14 sobre la protección social de los cónyuges colaboradores. Para mí es evidente que ése es un aspecto relevante para el Parlamento Europeo. Pero esta enmienda concreta plantea algunos problemas específicos. Ante todo, el planteamiento voluntario introducido en la propuesta de la Comisión representa una mejora sustancial en comparación con el estatus actual. La propuesta de la Comisión establece que los cónyuges colaboradores, y ésta en una obligación legal establecida para los Estados miembros, deberían tener, a petición propia, el mismo nivel de protección del que gozan los trabajadores autónomos. La inclusión obligatoria de los cónyuges colaboradores en el sistema de protección social tendría también consecuencias financieras significativas. En este período de crisis económica, deberíamos intentar garantizar que los negocios, en especial los pequeños negocios familiares, no incurran en gastos adicionales en contra de su deseo. Por ello, considero que a los cónyuges colaboradores debería dárseles la opción de elegir. Además, esa enmienda complicaría considerablemente la posibilidad de alcanzar un acuerdo con el Consejo.

Para finalizar, quiero decir que se ha entregado por escrito la posición de la Comisión, en referencia a las varias enmiendas sobre ambas propuestas legislativas, y se ha adjuntado a las actas de la sesión plenaria.

 
  
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  Joel Hasse Ferreira, en sustitución del ponente de opinión de la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales.(PT) La señora Madeira ha intentado garantizar una igualdad real para las trabajadoras embarazadas y cualquier mujer en edad fértil respecto al acceso y la permanencia en el mercado de trabajo. Señorías, las mujeres con frecuencia se enfrentan al dilema de elegir entre la vida profesional y la familiar, en particular respecto a la cuestión de la maternidad, lo que termina impidiéndolas sentirse como personas plenas en lo que concierne a su salud física y mental. Por ello, debemos adoptar un planteamiento que no sea perjudicial a los derechos de protección de las mujeres, en consonancia con el modelo social europeo. También deberíamos incluir el permiso parental en este marco, el cual, como hemos visto, no ha sido la elección de la Comisión.

Señor Comisario, cualquiera que pase dieciocho semanas fuera de su puesto de trabajo necesita formación especial para retomar sus tareas, con el fin de mantener sus legítimas perspectivas de carrera profesional y evitar sufrir un doble castigo en su vida laboral. Por lo tanto, necesitamos garantizar lo siguiente: hay que proteger su empleo durante doce meses, de tal manera que puedan reorganizar su vida doméstica al volver al trabajo, formación y nuevas rutinas. La ampliación de seis a doce meses es, por consiguiente, una cuestión de sentido común. Es vital que cada Estado miembro legisle sobre los derechos de las trabajadoras autónomas, y por tanto esto es un claro mensaje político ante el que querríamos que la Comisión reaccionase.

Señor Presidente, señor Comisario, Señorías, esta adecuación del horario de trabajo tras el parto no debería ser un derecho exclusivo de la mujer, ya que tanto el cónyuge, como la pareja o el progenitor también deberían poder solicitarlo de su empleador. Esta propuesta es muy importante y debería ser supervisada por las entidades reguladoras de los Estados miembros. Por último, Señorías, consideramos que este enfoque es más coherente con el modelo social europeo al que aspiramos. Este asunto no afecta solamente a las mujeres; afecta también a la sociedad.

 
  
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  Luigi Cocilovo, ponente de opinión de la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales.(IT) Señor Presidente, Señorías, querría decir desde el principio, para ahorrar tiempo, que en lo esencial estoy de acuerdo con la imagen proporcionada por la señora Lulling, que actuó como ponente de la comisión principal en este informe.

El asunto es «igualdad de trato entre hombres y mujeres que ejercen una actividad autónoma». Hay varias enmiendas que fueron aprobadas por la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales y que yo presenté de nuevo en nombre de mi grupo. Creo que algunas pueden retirarse dado que, en realidad, se solapan con los textos ya aprobados por la comisión principal.

También nosotros vamos a insistir en la enmienda 14, en lo que respecta al artículo 6, porque creemos que hacer voluntario para el cónyuge colaborador o la pareja permanente lo que es obligatorio para el trabajador principal, supone una reducción de la protección y abre las puertas a condiciones que socavan los objetivos de la Comisión.

En cuanto a lo demás, creo que también alcanzaremos un acuerdo con la señora Lulling con el fin de presionar para que se haga referencia a las «parejas permanentes colaboradoras» y a los cónyuges en cada sección del texto de la Comisión, más que dejarlo abierto a la interpretación. Francamente ésta es, no obstante, una cuestión secundaria respecto al objetivo principal compartido por todos.

 
  
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  Lidia Joanna Geringer de Oedenberg, ponente de opinión de la Comisión de Asuntos Jurídicos. – (PL) Señor Presidente, la finalidad de la directiva del Consejo de 1986 era la aplicación del principio de igualdad de trato de hombres y mujeres que ejercen una actividad autónoma, para proporcionar a los cónyuges colaboradores un estatus claramente definido y determinar sus derechos y garantías mínimas. La presente propuesta de la Comisión no es todavía lo suficientemente ambiciosa y contienen poco en cuanto a soluciones vinculantes.

La propuesta para garantizar que las trabajadoras autónomas tengan la posibilidad de conseguir hasta catorce semanas de permiso de maternidad, incluyendo dos semanas de permiso obligatorio, es merecedora de apoyo, como lo es la propuesta de dotarlas del derecho a percibir prestaciones de la seguridad social para cónyuges colaboradores en las mismas condiciones que los trabajadores autónomos.

Por otro lado, es inquietante la propuesta de exonerar a los autónomos y, en particular, a los cónyuges colaboradores, de la obligación de estar integrados en el régimen de seguridad social. Tal solución no va a contribuir a una igualdad de trato de hombres y mujeres, y, por lo tanto, sería conveniente que el organismo responsable en materia de igualdad de derechos abarcados en las directivas examinase la correcta aplicación de esta directiva.

En último lugar, desearía felicitar a ambos autores por la soberbia preparación de su documento.

 
  
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  Maria Petre, en nombre del Grupo del PPE-DE. (RO) Antes de nada, querría darle las gracias a la ponente, la señora Estrela, por su informe y por el esfuerzo que ha puesto en él.

Creo que la mejora de la Directiva 92/85 aporta una solución a un problema auténtico y serio al que Europa se enfrenta. Me refiero tanto al envejecimiento de la población como a su declive, de lo que hemos estado hablando durante tanto tiempo. Desde nuestro punto de vista en el Grupo del Partido Popular Europeo (Demócratas Cristianos) y de los Demócratas Europeos, la consideración de la familia como un valor fundamental ciertamente nos da el derecho a concebir medidas políticas que se centren en este asunto, motivo por el cual nos alegramos de lo que está ocurriendo respecto a la directiva sobre maternidad y salud maternal.

Me ha alegrado escuchar en esta Cámara cómo el Comisario Špidla apoyaba la ampliación del periodo de maternidad, tal y como fue aprobado por nuestra Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género. No creo que esto tenga relación con la igualdad de acceso para mujeres al mercado de trabajo. También somos conscientes de que la Organización Mundial de la Salud y la UNICEF apoyan el hecho, corroborado con argumentos científicos, de que las mujeres que han dado a luz necesitan realmente veinticuatro semanas para recobrar del todo su capacidad de trabajo.

Creo que no debemos forzar a las mujeres jóvenes a elegir entre la vida doméstica y una carrera profesional. De hecho, nuestra discusión de hoy sobre la modificación de la directiva va a proporcionar el fundamento para lograr ese equilibrio entre trabajo y hogar. Me alegro de la introducción del concepto de permiso de paternidad, aun cuando no es necesario actualmente, porque nos permite al menos enviar una señal a las familias jóvenes, que están esperando algo así de nosotros, el Parlamento Europeo.

Considero que es fundamental para los bebés que dispongan en casa de su padre y madre durante sus primeras semanas de vida. También creo que la maternidad y la paternidad son un hecho de la vida, razón por la que estoy de acuerdo en tratar este asunto del modo que merece y no como un problema o, quizás, un inconveniente. Como eurodiputada rumana y madre de dos hijos nacidos, por desgracia, bajo el régimen comunista que vivió mi país, puedo asegurarles que tengo motivos adicionales para sostener las medidas propuestas.

 
  
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  Lissy Gröner, en nombre del Grupo del PSE. – (DE) Señor Presidente, la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género ha hecho aquí una buena aportación de cara a la consecución de una Europa social, y quisiera expresar mi sincera gratitud en especial a las dos ponentes, las señoras Estrela y Lulling.

Para nosotros, en el Grupo Socialista del Parlamento Europeo, hay dos aspectos de este asunto que son muy importantes, y desearía mencionarlos con brevedad. Por un lado, es necesario incluir a los padres en la estrategia marco para mejorar el equilibrio entre la vida profesional y familiar. No queremos, como afirma la Comisión, un permiso de maternidad de dieciocho semanas, dado que eso ya está en vigor en casi todos los países europeos, con la excepción de Alemania y Malta. Queremos ir un paso más allá, a saber, introducir un permiso de paternidad de dos semanas.

Para nosotros también es importante que ambas directivas ofrezcan los mismos derechos a las parejas del mismo sexo. Eso es importante en el caso de la directiva sobre cónyuges colaboradores y sobre el miembro colaborador de parejas no casadas. Desearía también señalar que esos sistemas de protección deben ser obligatorios, de otra manera se vuelven arbitrarios.

De nuevo querría regresar al argumento sugerido por los empresarios, es decir, que esta directiva sobre la ampliación del permiso de maternidad resultaría una carga excesiva para las empresas en un período de crisis. Eso, simplemente, no es el caso. En Alemania, tenemos un sistema, en cuyo marco de régimen de reparto financiado, se restituyen los costes, ¡incluso hasta en un cien por cien! Por ese motivo, también le planteo al grupo Conservador que se muestre comprensivo y se una a nosotros en la mejora de la protección jurídica de las madres trabajadoras.

Antes de las elecciones europeas, deseamos enviar a la gente, especialmente a padres y madres, un mensaje claro y definido de que, en tiempos de crisis, no va a abandonarse el concepto de la Europa social, y de que afirmamos con claridad que tenemos la intención de invertir en la gente, en las futuras generaciones y en el cambio demográfico. Me gustaría pedirle al señor Comisario Špidla, en relación con la inclusión de los padres en la legislación, que reflexione de nuevo y, a nuestro lado, luche en el Consejo por el progreso respecto al permiso de maternidad y la consecución de un mejor equilibrio entre la vida laboral y familiar.

 
  
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  Claire Gibault, en nombre del Grupo ALDE. – (FR) Señor Presidente, señor Comisario, Señorías, desearía felicitar y darle las gracias a la señora Estrela por su informe y por la calidad del mismo.

Ya es hora de que la Comisión y el Parlamento retomen este asunto. Se requieren urgentemente medidas para proteger a las mujeres embarazadas y a las que hayan dado recientemente a luz o estén en período de lactancia, y es esencial garantizar que se respeten sus derechos. Desde ese punto de vista, el informe resulta equilibrado: trata de la regulación del trabajo nocturno; la protección frente al despido; los derechos asociados a la protección social y los contratos de trabajo y la defensa de esos derechos, en particular, de los concernientes a la paga por maternidad.

Sin embargo, no coincido con las propuestas de la señora Estrela sobre el permiso parental obligatorio y la duración del permiso de maternidad. No puede negarse que la maternidad es aún un obstáculo en la carrera profesional de las mujeres jóvenes. Por consiguiente, no hay que desatender a la importante parte de madres que regresa a su trabajo.

El permiso de maternidad no debe penalizar a las mujeres. Si ese permiso es demasiado largo conllevará, de modo inevitable, una reducción de las opciones de las mujeres para retornar al mercado de trabajo en buenas condiciones. Por ese motivo resulta excelente la propuesta de la Comisión de fijar el permiso de maternidad en dieciocho semanas y de acompañarlo de medidas realistas, porque tiene en cuenta la situación tanto de trabajadores como de empresarios.

Si queremos combatir la discriminación y defender los derechos de las mujeres, necesitamos garantizar que éstas no se resignen a renunciar a su actividad profesional, hacerlo debe ser una elección vital explícita. Necesitamos denunciar la hipocresía de la idea de la libre elección, que con frecuencia es resultado directo de las desigualdades salariales de hombres y mujeres y de la insuficiencia de estructuras para el cuidado de niños.

No creo que el permiso de paternidad pueda tener acogida en esta directiva. Sin embargo, si ha de formar parte de ella, tiene que ser más flexible. La votación en la comisión por el compromiso de limitar el permiso de paternidad de cuatro a dos semanas es un paso adelante; pero ¿por qué debería ser obligatorio el permiso de paternidad?

Estoy de acuerdo en que los padres tienen algo que decir al respecto, pero ello no debería convertirse en un arma de doble filo, y si pretendemos que la presencia de ambos, padre y madre, sea beneficiosa para ambos y su bebé, necesitamos mantener la noción de elección. La conciliación de la vida profesional y familiar está en el mismo centro del proyecto social europeo, y un cambio cultural de tal importancia debería consensuarse libremente antes de su aprobación.

 
  
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  Ewa Tomaszewska, en nombre del Grupo UEN. – (PL) Señor Presidente, esta propuesta, cuyo objetivo es ampliar la duración mínima del permiso de maternidad y que contiene otras disposiciones para permitir una mejor conciliación de la vida familiar y laboral, es un paso en la dirección adecuada. Apoyamos la propuesta, si bien consideramos que no va lo suficientemente lejos.

En un tiempo de drástico colapso demográfico en Europa, es valiosa cualquier forma de apoyo a la familia. El contacto que un niño pequeño y, especialmente, un bebé tiene con su madre fomenta su adecuado desarrollo emocional. La lactancia de un niño es algo muy importante para su inmunidad y salud física. Sin embargo, el cambio propuesto no es suficiente. En consonancia con el principio de subsidiariedad, cada Estado miembro debería siempre buscar las mejores soluciones.

Igualmente, desearía llamar la atención sobre dos problemas. Por lo general, el derecho de las mujeres a una pensión de jubilación o bien no tiene en cuenta los períodos dedicados al cuidado de los niños, o no lo hace lo suficiente. Las mujeres y madres de familias en las que hay muchos niños sufren discriminación tanto en el mercado de trabajo como en el sistema de pensiones. Deberíamos aspirar a introducir una remuneración por el cuidado de los niños.

 
  
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  Raül Romeva i Rueda, en nombre del Grupo Verts/ALE. (ES) Señor Presidente, me complace constatar como poco a poco los temas relativos a la igualdad entre hombres y mujeres y, sobre todo, a la no discriminación entre sexos van ganando espacio social y político. Sin embargo, los debates que hemos vivido las últimas semanas en el marco de la reforma de estas dos directivas muestran lo mucho que queda aún por hablar y por convencer.

Soy de los que defienden que la verdadera igualdad solamente llegará cuando consigamos establecer los marcos adecuados para que las mujeres no sean discriminadas en la esfera pública ni en el ámbito laboral, pero también cuando dichos marcos permitan e incluso obliguen a los hombres a asumir sus responsabilidades en el ámbito privado y doméstico.

En ese sentido, insisto en que el permiso de maternidad a escala europea sea, al menos, de veinticuatro semanas, tal como de hecho están reclamando la OMS y el Lobby Europeo de Mujeres, y proclamo la urgencia de avanzar hacia una corresponsabilidad en igual medida por parte de las parejas, con objeto de repartir la carga, pero también la responsabilidad de la crianza de los hijos y las hijas.

 
  
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  Věra Flasarová, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (CS) Señorías, la señora Lulling ha asumido una tarea difícil pero necesaria. En la mayoría de los Estados miembros, los cuidadores y ayudantes, en especial las esposas o maridos, carecen de estatus legal y su trabajo no está reconocido, a pesar del hecho de que sus actividades suponen más del 11 % del trabajo autónomo en la Unión Europea. Un rasgo concomitante es la falta de seguro social para esas personas. Si esto continúa siendo una cuestión de libre elección, mucha gente preferirá no pagar un seguro debido a los costes que supone. El resultado es, a menudo, una situación en la que la gente que coopera en este sentido se encuentra sola, debido por ejemplo a la marcha de su pareja o a su fallecimiento, y sin ningún medio de apoyo o derecho a prestaciones sociales o a una pensión. Por eso respaldo la propuesta para hacer obligatorio el seguro social en los países de la Unión Europea. Querría añadir, no obstante, que ese seguro debería ser un factor de motivación para esas personas, y que por ello debería ser económicamente accesible.

 
  
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  Irena Belohorská (NI). – (SK) Felicito a las señoras Lulling y Estrela por los informes que han presentado. Creo firmemente que esas ponencias ayudarán a muchas familias a desterrar la discriminación en los ámbitos del comercio y del apoyo a la maternidad. Muchas mujeres apoyan a sus maridos en sus actividades empresariales, pero el régimen actual de seguridad social no les proporciona ninguna protección. Apoyo un régimen en el que las esposas o maridos que colaboren en empresas familiares reciban protección de la misma manera que los empleados normales.

Por supuesto, esto no debe incluir el trabajo ficticio, sino el que forma parte de la carga de trabajo rutinaria de una empresa. La remuneración facilitada para esa ayuda debe ser proporcional al trabajo desempañado. Estoy de acuerdo con la ponente en que, al contrario que la Comisión, no hemos apoyado el registro de forma voluntaria, pero a cambio lo hemos hecho con el derecho del cónyuge colaborador a estar inscrito en el mismo régimen de seguridad social que el de las los empleados en nómina, cubriendo con ello los gastos de enfermedad, vejez e invalidez.

La directiva propuesta es muy importante para eliminar la discriminación contra las mujeres que ayudan en los negocios de sus esposos y que no perciben subsidio de maternidad o vejez, lo que hace de ellas personas dependientes o especialmente vulnerables. Tales situaciones se plantean especialmente en los nuevos Estados miembros, donde las actividades económicas de los autónomos aún carecen de la debida planificación.

 
  
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  Edit Bauer (PPE-DE).(HU) La familia es el valor fundamental para el Partido Popular Europeo (Demócratas Cristianos) y de los Demócratas Europeos. Todos nosotros somos conscientes de la actual crisis demográfica. Aunque en la actualidad no se habla tanto de ello, sus consecuencias son, como mínimo, tan graves como las de la crisis económica. Con este telón de fondo, las disposiciones de seguridad en el trabajo en relación con las mujeres merecen una especial atención. Sin embargo, la directiva propuesta divide a la opinión pública europea y también al Parlamento.

No es una buena idea hacer extensivas las disposiciones de seguridad en el trabajo aplicables en exclusiva a las mujeres embarazadas y en período de lactancia a los padres, ya que su normativa de seguridad laboral no exige ningún cambio como resultado de su paternidad. Si nos ponemos de acuerdo en ampliar la base legal de la normativa para abarcar el artículo 137 del Tratado de la Unión Europea y ampliamos el ámbito de la ley para incluir el permiso parental, serían dos las disposiciones aplicables sobre el permiso parental, incluyendo también el permiso de paternidad. Si preguntamos a los interlocutores sociales para llegar a un acuerdo respecto a la Directiva 96/94/CE sobre el permiso parental, también mencionada por el señor Comisario Špidla, ¿por qué estamos intentando prejuzgar el tipo de acuerdo que va a alcanzarse?

En algunos países, la discrepancia entre el poder jurisdiccional y la práctica es tan grande que la tarea de modificar la directiva exigiría un trabajo enorme. No sería conveniente que el Parlamento entrara en el debate como un elefante en una cacharrería. Un reglamento sobre protección deficientemente redactado puede perjudicar, en determinadas circunstancias, la contratación laboral de mujeres jóvenes, ya que los costes de emplearlas resultarían más altos que los necesarios para sus colegas masculinos.

 
  
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  Anne Van Lancker (PSE). (NL) Señor Presidente, desearía felicitar sin reservas a la señora Estrela por su espléndido trabajo. La propuesta del Parlamento de ampliar el permiso de maternidad a veinte semanas durante las que se percibe el sueldo íntegro, seis de ellas tras el parto, no es en ningún caso algo sacado de la manga sin más. Muchos países ya conceden más de dieciocho semanas a las madres, manteniéndoles entre el 80 % y el 100 % de su salario. Por lo tanto, no consigo comprender por qué mis colegas diputados del Grupo del Partido Popular Europeo (Demócratas Cristianos) y de los Demócratas Europeos quieren limitar las ambiciones de Europa a unas exiguas dieciséis semanas.

A aquellos que consideran los costes demasiado altos les diría que las mujeres no deben salir perdiendo a causa de su maternidad. Con frecuencia se da actualmente el caso de que las mujeres tienen que recurrir a otros modelos de permiso parental, pero no todas las mujeres tienen derecho a tales modelos. Por añadidura, se trata permisos mucho peor pagados y, por ello, no son viables para mujeres con menos recursos.

Señorías, para nosotros también es importante que se regulen aquí los permisos de paternidad y de co-maternidad, toda vez que esta directiva también tiene que ver con la igualdad de trato entre hombres y mujeres. Un reparto justo de la responsabilidad en el cuidado de los niños implica que también hay que concederles a los padres un permiso cuando nace su hijo o hija. Para serles franca, Señorías, dos semanas es un comienzo muy modesto, pero es un comienzo importante en aquellos países donde todavía hay que darles a los padres su lugar en una familia joven.

Señorías, los interlocutores sociales no consiguieron alcanzar un acuerdo sobre el permiso de paternidad o el de adopción, así que nosotros, el Grupo Socialista del Parlamento Europeo, consideramos nuestra obligación regular esa área en esta directiva en beneficio de padres y padres adoptivos. Estoy segura de que la mayoría de esta Cámara nos apoyará en esto.

 
  
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  Siiri Oviir (ALDE). - (ET) Señor Presidente, señor Comisario, Señorías. Una mejor conciliación de la vida laboral con la familiar y privada es una de las seis áreas de actividad prioritarias identificadas en las directrices sobre igualdad entre mujeres y hombres. Después de todo, somos muy conscientes de que la Unión Europea se enfrenta a problemas demográficos como una baja tasa de natalidad y una creciente alta proporción de gente mayor. Con todo, la mejor solución definitivamente no sería establecer concesiones económicas a los empresarios si animan a sus empleadas a tener hijos.

Me siento incapaz de apoyar la enmienda 22 propuesta, en especial su segunda parte. La maternidad y la paternidad son derechos fundamentales cuyo equilibrio es muy importante garantizar en la sociedad. También es muy importante que ambos padres participen en la vida del niño desde sus primeras semanas. Sin embargo, no puedo coincidir con la sugerencia de establecer un permiso de paternidad obligatorio. Si lo hiciésemos, estaríamos causando un perjuicio a la familia del recién nacido: los padres generalmente ganan más. La regulación del permiso de paternidad debe ser flexible: ésa es la única vía de que podamos alcanzar un resultado positivo. En último lugar, me gustaría darle las gracias a la señora Estrela por el trabajo que con tanto entusiasmo ha realizado.

 
  
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  Marie Panayotopoulos-Cassiotou (PPE-DE). - (EL) Señor Presidente, el informe de la señora Lulling sobre trabajadores autónomos es un texto completo, y ha trabajado personalmente tanto en la materia que dudo que necesitemos decir algo más sobre ella. No obstante, es cierto que necesitamos llamar la atención de Sus Señorías sobre el informe de la señora Estrela, quien, desde luego, tiene la buena intención de proteger a las mujeres pero que acaso no haya captado la idea porque aquí, en el Parlamento, nos consideramos pequeños dioses y creemos que con nuestras decisiones podemos convertir en realidad nuestros sueños. Para nosotros el problema aquí no es hacer lo que queremos, sino lo que es viable y de verdad beneficioso para los intereses de las mujeres.

Tenemos una directiva que sólo se refiere a las mujeres porque solamente ellas dan a luz, solamente ellas se quedan embarazadas y solamente ellas pueden amamantar. Por consiguiente, queremos que en esta directiva queden determinados derechos para los hombres, aunque existe la otra directiva de los interlocutores sociales sobre el permiso parental, que puede abarcar a los hombres de la manera decidida por esos interlocutores. Así es que no deberíamos «vender» los derechos de las mujeres en un período que es único en su vida, dando a otros el derecho de beneficiarse de todo lo que las mujeres tienen que experimentar físicamente. Y no deberíamos penalizar a las mujeres al forzarlas a alejarse del trabajo a causa de un permiso excesivo, que no redunda en beneficio de los empresarios, que tendrán que esperar hasta que ellas cumplan cuarenta años antes de contratarlas.

 
  
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  Gabriela Creţu (PSE). (RO) Algunas cuestiones son importantes para las instituciones de la Unión Europea, otras lo son menos. Las cuestiones importantes se debaten en acontecimientos con la máxima participación y publicidad, o, al menos, se buscan soluciones y se ofrecen respuestas en ellos. Lamentablemente, tenemos que decir que los derechos de las mujeres no figuran entre esas cuestiones.

Los miembros conservadores del Parlamento, la Comisión y los Estados miembros comparten la actitud según la cual la resolución de las cuestiones de género es de importancia secundaria, si bien no en la misma medida. Como éste es el debate plenario final de esta legislatura sobre la materia, hemos de reconocer que el Parlamento ha sido definitivamente la institución europea que se ha tomado más en serio los derechos y el estatus socioeconómico de las mujeres, incluyendo a las embarazadas y las que realizan una actividad autónoma.

A través de la legislación y la propia iniciativa hemos intentado poner en práctica algunos de los principios ya consagrados en los tratados para poder incluir a los grupos «invisibles» en las políticas públicas. Pero hay que reconocer que eso ha ocurrido con más frecuencia de madrugada o cuando venimos directamente del aeropuerto. Con todo, hay una falta de voluntad política. Se hace muy patente cuando se trata de aplicar y hacer cumplir la necesaria y tan esperada legislación que elaboramos. Los retrasos y una aplicación inadecuada son frecuentes en los Estados miembros.

Instamos a la Comisión Europea y a los Estados miembros a no valerse de la crisis como excusa para ignorar otras cuestiones fundamentales, cuestiones relacionadas con la aplicación de la legislación comunitaria en esta área, ya sean actuales o anteriores. El sacrificio de las mujeres y sus derechos en el altar de unos presuntos intereses económicos lleva al declive social. Ignoro si las mujeres son el futuro de los hombres, pero de lo que sí estoy segura es de que el futuro de nuestra sociedad depende de las mujeres y su salud.

 
  
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  Ria Oomen-Ruijten (PPE-DE).(NL) Señor Presidente, los estudios de la Organización Mundial de la Salud indican que el permiso de maternidad y por parto de dieciséis semanas es demasiado corto, y llegan a recomendar veinticuatro semanas. Al igual que la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Comisión ha propuesto ahora dieciocho semanas. El Parlamento se ha decidido por veinte semanas, si bien hay todavía una diferencia entre nuestro grupo y el Grupo Socialista de esta Cámara: nosotros estamos a favor de las dieciséis semanas más cuatro, el Grupo del PSE de las veinte semanas. Al fin y al cabo, estoy conforme con veinte semanas.

Mi segunda cuestión se refiere al permiso parental, de paternidad y adopción. Estoy también del todo a favor de la implicación de los padres en las primeras semanas tras el nacimiento de un niño, pero todos los aquí presentes saben, y desearía agradecerle al señor Špidla su claridad de exposición, que eso no puede regularse en la actual directiva. Después de todo, esta directiva tiene que ver con la salud y la seguridad, y no con el permiso parental. Se trata de regímenes distintos que han de ser planificados con los interlocutores sociales.

Mi tercera cuestión se refiere al permiso de maternidad y por parto para las trabajadoras autónomas y cónyuges colaboradores. Opino que la señora Lulling ha hecho un excelente trabajo sobre esto.

 
  
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  Marusya Ivanova Lyubcheva (PSE).(BG) La revisión de las enmiendas de la directiva sobre maternidad en este período concreto tiene mucho sentido, ya que nos permite no solamente mostrar sentido de la responsabilidad en la resolución de determinados problemas que afectan a la sociedad, sino también dirigir esa responsabilidad hacia el futuro de Europa. Con el informe de la señora Estrela, incorporamos una nueva filosofía en la atención que dedicamos a las madres, las mujeres embarazadas, las mujeres en período de lactancia y también a los padres en general. Resulta especialmente relevante que se incluya a los padres en la crianza de los niños. Eso es lo que va a reforzar el papel de la familia. Usemos esto para recuperar el equilibrio que también es importante para la crianza de los niños desde sus primeros años. Esto va a completar todas nuestras decisiones relativas a las políticas antidiscriminatorias de la Unión Europea.

Para nosotros es de una importancia crucial darles a las mujeres embarazadas seguridad y protección, tanto en la familia como en el trabajo. Debemos ofrecer también igualdad de acceso al empleo, un horario flexible y servicios específicos de asistencia sanitaria; así como aplicar plenamente la legislación. Es inaceptable rechazar a una mujer para un empleo por estar embarazada e ir a pedir su permiso de maternidad. Debemos garantizar que las mujeres que disfruten de un permiso de maternidad puedan también beneficiarse automáticamente de cualquier cambio introducido durante ese permiso.

Mi país, Bulgaria, ofrece una legislación sobre maternidad en extremo favorable, con un permiso de maternidad pagado de larga duración y otras opciones que las mujeres pueden elegir. La doble combinación del derecho y la libertad de elección, al igual que de las obligaciones familiares y la carrera profesional es una buena práctica que debe recomendarse a todos los Estados miembros. De hecho, forma parte de la política integrada sobre igualdad de trato entre hombres y mujeres.

 
  
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  Christa Klaß (PPE-DE).(DE) Señor Presidente, los Estados miembros son claramente responsables de la legislación en el área de la asistencia sanitaria. Europa ha establecido normas mínimas para el permiso de maternidad. Tenemos en los Estados miembros una legislación diferente que no puede compararse entre sí. En determinados países, el permiso de maternidad se paga con los ingresos de los impuestos. En otros, Alemania entre ellos, se cubre a través de las cajas del seguro de enfermedad, y las empresas se hacen cargo de la cuota principal de los costes. Por tanto, la extensión y la cobertura financiera del permiso de maternidad varían. Sin embargo, en todas partes se garantiza a la madre protección en caso de enfermedad, incluso una vez expirado el permiso de maternidad.

Aquí está usted mezclando dos asuntos: el permiso de maternidad y el parental son dos cuestiones diferentes, como usted, Comisario Špidla, ha observado. Lo que me gustaría saber es si en Alemania, por ejemplo, el conjunto del permiso de maternidad y el del parental satisfaría las exigencias de la nueva directiva. La duración del permiso de maternidad, que se centra en la salud de la madre, no es siempre una ventaja para las mujeres. Las empresas contratarán a menos mujeres, ya que los hombres no cogen permiso de maternidad.

Por añadidura, una estricta protección jurídica contra el despido no ayuda en la búsqueda de un nuevo empleo. También debemos asegurarnos de que las mujeres sean capaces de encontrar empleo en igualdad de condiciones. Es aquí donde se apela a las empresas a que colaboren en la consecución de un entorno laboral favorable a la familia.

 
  
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  Ljudmila Novak (PPE-DE). - (SL) En la región donde vivo tenemos un dicho: los niños son el tesoro más precioso porque representan nuestro futuro. Por desgracia, parece que nosotros, los europeos, no mostramos interés en ese tesoro, y ése es el motivo por el que la cultura e identidad europeas están amenazadas.

Me complace el informe de la señora Estrela porque intenta garantizar la mejor asistencia sanitaria posible a las mujeres embarazadas y madres. Al mismo tiempo, ello va a significar una mejor salud de los niños y menos problemas a medida que crezcan. En algunos de los países menos pudientes de la Unión Europea, las mujeres disponen de un permiso de maternidad mucho más largo que en los países más ricos, los de occidente. Mantengo la opinión de que el Parlamento Europeo debería apoyar las mejores soluciones posibles para madres y niños. Los ahorros conseguidos a costa de los niños son el peor tipo de inversión de cara al futuro.

Nosotras, las mujeres, deseamos ser madres, pero al mismo tiempo, por supuesto, también tenemos que ocuparnos de nuestra propia seguridad social en un mundo inseguro y en un período en el que ya no cabe confiar en la estabilidad del matrimonio. La combinación de la vida familiar y profesional debería ser nuestra primera prioridad para solucionar los problemas demográficos de Europa.

 
  
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  Ilda Figueiredo (GUE/NGL). (PT) Señor Presidente, quiero referirme al informe de la señora Estrela sobre la mejora de la seguridad y salud en el trabajo de las trabajadoras embarazadas. Es un pequeño paso adelante en la protección de la maternidad y la paternidad, que son derechos y valores fundamentales de nuestra sociedad.

En nombre de mi grupo, el Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea/Izquierda Verde Nórdica, exigí un mayor avance en la protección de la maternidad y paternidad y, en concreto, un permiso pagado al 100 % de veintidós semanas. El informe ha propuesto solamente veinte semanas, y no todo ese período tiene una cobertura de pago del 100 %. Por consiguiente, no comprendo la posición del Grupo del Partido Popular Europeo (Demócratas Cristianos) y de los Demócratas Europeos, que ni siquiera quiere aceptar eso.

Es necesario aprobar hoy el modesto paso propuesto en este informe para poder formentar los derechos de mujeres, niños y familias. No es suficiente con decir que defendemos esos derechos. Necesitamos seguir avanzando poco a poco en el apoyo y la defensa de tales derechos.

 
  
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  Zita Pleštinská (PPE-DE). – (SK) La maternidad es el mayor milagro que Dios ha otorgado a la mujer. No debería ser un motivo de discriminación hacia ésta, sino que la sociedad, por el contrario, debería valorarlo tanto durante el transcurso de la vida activa de la mujer como en su vejez.

Sin embargo, tenemos que ser realistas porque algunas propuestas bien intencionadas pueden, a veces, causar problemas. Los Estados miembros tienen sistemas sociales diferentes. Los países escandinavos están avanzados en la materia, pero los doce nuevos miembros de la UE tienen todavía un camino importante que recorrer. Por ello, resultaría probablemente muy difícil establecer normas armonizadas que pudiesen introducirse en toda la UE.

A pesar del hecho de que el informe Estrela incorpora algunas enmiendas muy positivas al proyecto de directiva, hay también algunos puntos polémicos que, en mi opinión, no deben formar parte de ese informe y que es necesario eliminar, como el señor Comisario Špidla ya ha comentado.

Las propuestas de enmienda de mi grupo político, el Grupo del Partido Popular Europeo (Demócratas Cristianos) y de los Demócratas Europeos, tratan algunos de esos puntos, por ejemplo la duración y la cantidad de la prestación económica por maternidad, las ampliaciones en caso de parto prematuro o múltiple o lactancia, el tiempo libre para la lactancia y los derechos laborales de las mujeres que retornan al trabajo tras el permiso de maternidad. Confío en que esas propuestas de enmienda sean aprobadas en la votación.

 
  
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  Siiri Oviir (ALDE). - (ET) Es evidente que tenemos que reconocer la necesidad de aplicar con más efectividad el principio de igualdad de trato para hombres y mujeres que trabajan en una actividad autónoma y los cónyuges que colaboran con ellos.

Por desgracia, los cónyuges colaboradores no constituyen un objetivo demasiado grande y unido, su estatus no está regulado en ninguno de los Estados miembros y su trabajo no está reconocido. Carecen de protección social, su riesgo de caer en la pobreza es alto y, en caso de divorcio, se convierten en auténticos proscritos desde el punto de vista de la asistencia social.

Así que considero que debería obligarse a los cónyuges colaboradores a afiliarse al régimen de seguridad social y que debería crearse un marco de mínimas garantías.

 
  
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  Vladimír Špidla, Miembro de la Comisión. – (CS) Señor Presidente, Señorías, quiero darles las gracias por una discusión que ha abordado la propuesta desde muy diferentes perspectivas. Creo que es necesario mencionarlas todas ellas. Una gran mayoría de las justificaciones era bastante evidente, tal y como señalé en mi intervención inicial. No obstante, creo que había dos propuestas que han sido planteadas repetidamente desde varios frentes y que hemos discutido desde diversas perspectivas diferentes. La primera de ellas es el asunto del permiso de paternidad. Me gustaría decir con claridad que, pese a que estoy a favor de ese permiso, todavía estoy convencido de que una directiva, cuyo propósito es la protección de la salud de las madres, no es el instrumento adecuado para la introducción de ese principio específico. Afirmé en mi intervención inicial que los interlocutores sociales habían alcanzado un acuerdo sobre el permiso parental, y que sería lógico incluir la posibilidad del permiso de paternidad en ese acuerdo. Así que hay otros instrumentos al margen de la directiva, creo yo. La segunda cuestión que he de comentar es la enmienda 14, es decir, la introducción del seguro obligatorio. En ese sentido, quisiera añadir que, aun comprendiendo la argumentación, creo que aún no es conveniente dar un paso tan radical, ante todo porque supondría una grave amenaza a la posibilidad de alcanzar un compromiso. Por otro lado, me gustaría destacar que las propuestas que hemos presentado suponer un gran paso adelante porque, en algunos países, no existe la posibilidad de adherirse a tal régimen en la actualidad, ni siguiera solicitándolo. Eso significa que se introduciría ahora una nueva obligación. A mi entender, eso es un ejemplo típico de armonización al alza.

 
  
  

PRESIDE: Rodi KRATSA-TSAGAROPOULOU
Vicepresidenta

 
  
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  Astrid Lulling, ponente. (FR) Señora Presidenta, lamento que el señor Comisario sea contrario a la enmienda clave de mi informe, apoyada por todos los grupos políticos, y que reclama el derecho de los cónyuges colaboradores y las parejas reconocidas a gozar de la misma asistencia social que los trabajadores autónomos, de forma obligatoria y no solo a petición suya. La experiencia demuestra que si no están obligados a cotizar a la seguridad social, no se afilian, y por la misma desafortunada razón que usted, señor Comisario, ha mencionado: los costes.

Desde luego, la asistencia social cuesta dinero, tanto para los trabajadores autónomos como para los asalariados. El deseo de ahorrar dinero en las cotizaciones a la seguridad social es un error colosal que hay que evitar.

Ciertamente, si en un Estado miembro no hay asistencia social para los trabajadores autónomos, no podemos exigir que ésta se haga obligatoria para sus parejas. Pero esas parejas deberías tener derecho a ello a petición suya. Haré una enmienda oral sobre esto, en la línea del señor Cocilovo.

Permítanme añadir unas palabras sobre la protección de la maternidad, ya que nuestra posición se ha mal interpretado de forma notable. Si queremos fortalecer la protección de la maternidad mediante un aumento del permiso de maternidad, no deberíamos olvidar que una ampliación a dieciocho semanas, de las cuales solo un tercio coincidiría con las seis semanas obligatorias tras el parto, va en contra del objetivo de una mejor protección de la salud de madre y bebé.

Por ese motivo, la mejor solución sería, a nuestro parecer, seis semanas obligatorias y una ampliación a veinte semanas en caso de parto múltiple y lactancia. No olvidemos los problemas de contratación y promoción laborales que ya afrontan las mujeres en edad fértil.

En relación con la edad, es absurdo desear que los padres cojan el mismo permiso que las mujeres embarazadas. Por supuesto, señora Presidenta, es preocupante la creciente infertilidad de los hombres en Europa, pero no tanto, a mi entender, como las desigualdades permanentes entre hombres y mujeres en el reparto de las responsabilidades familiares, ya que esa desigualdad es la razón por la que muchas mujeres deciden no tener hijos. Además, no solucionaremos el problema demográfico de Europa mediante la sobreprotección, toda vez que esta solamente dificulta aún más el acceso de las mujeres a la contratación laboral.

 
  
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  Edite Estrela, ponente.(PT) Señora Presidenta, señor Comisario, estoy conmocionada por la posición de la Comisión Europea respecto a mi propuesta de permiso de paternidad. Es una posición conservadora e inaceptable y que se sitúa al margen de la realidad.

Señor Comisario, no he hablado sobre el permiso parental, sino sobre el de paternidad. Son dos conceptos muy diferentes.

Si el permiso de paternidad no entra en el ámbito de esta directiva, ¿por qué ha propuesto la Comisión una ampliación de la base legal y por qué no se basa ello solamente en el artículo 137 referente a la protección de la salud? ¿Por qué ha introducido la Comisión el artículo 141 del Tratado de la UE sobre la promoción de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres?

Señor Comisario, Señorías del Grupo del Partido Popular Europeo (Demócratas Cristianos) y de los Demócratas Europeos, la maternidad y la paternidad son valores sociales eminentes que hay que respetar y mantener unidos. Es aquí, en esta directiva, donde hay que unir los permisos de paternidad y maternidad. Tenemos que pensar en los niños, señor Comisario. Tenemos que pensar en su bienestar porque si reciben apoyo de sus padres y madres desde sus primeros años, su desarrollo físico y psicológico experimentará una enorme mejora.

Además, señor Comisario, usted no puede desconocer el hecho de que el permiso de paternidad ya existe en la legislación nacional de muchos Estados miembros. ¿Es que la Comisión está intentando permanecer al margen de la realidad ya existente en los Estados miembros?

Estoy muy sorprendida por esa posición, señor Comisario. Es precisamente a causa de ese desfase entre las instituciones europeas y la realidad por lo que la ciudadanía permanece distante. Y por eso la abstención es tan alta.

Tenemos que dar motivos a nuestros ciudadanos para salir a votar. Como consecuencia de ello, señor Comisario, tenemos que aprobar normas legislativas que les ayuden. Si pueden ver que las decisiones que se toman en el Parlamento Europeo mejoran su vida, tendrán ciertamente más motivos para salir a votar el próximo mes.

 
  
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  Presidenta. – Se cierra el debate.

La votación se celebrará el miércoles, 6 de mayo a las 12 del mediodía.

Declaraciones por escrito (artículo 142)

 
  
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  Zita Gurmai (PSE), por escrito. – Incluso durante una crisis, la igualdad de trato debería estar muy arriba en la agenda política. Las mujeres van a sufrir a causa de la crisis actual a largo plazo y van a tener que encajar la segunda ola de despidos. Tendrán que vérselas con su inestable situación social y económica y compaginar la carga creciente de ganar dinero y sus responsabilidades familiares. En tales circunstancias, no debemos permitir que se las prive de los derechos que las asisten.

El trabajo por cuenta propia es de gran importancia para las mujeres porque puede ser una gran ayuda para evitar el desempleo o para una mejor conciliación de la vida profesional y familiar. De esa manera, las mujeres tendrían una herramienta eficaz para contribuir al desarrollo de la economía. Las mujeres deberían tener las mismas oportunidades para iniciar actividades por cuenta propia y fundar empresas; los regímenes de permisos de maternidad deberían garantizar que las mujeres que ejerzan una actividad autónoma puedan beneficiarse de ellos igual que los trabajadores asalariadas. De forma pareja a esto, la seguridad y la salud de las trabajadoras embarazadas y de las que hayan dado recientemente a luz o estén en período de lactancia tienen una importancia básica.

Ello no sólo ayuda a Europa a no perder el talento de la mujer y su presencia como fuerza laboral, sino que contribuye también a afrontar el desafío demográfico actual y a garantizar un sano desarrollo físico, emocional y mental de los niños.

 
  
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  Rovana Plumb (PSE), por escrito. (RO) Como socialdemócrata y madre, apoyo esta directiva en la medida en la que afecta a las siguientes materias: salud y seguridad de las trabajadoras embarazadas, de las mujeres que han dado a luz recientemente o están en período de lactancia; cuestiones de igualdad de trato, así como el derecho a retomar el mismo empleo o uno parecido; derecho a una carrera profesional; reglamentación sobre permisos y derechos de contratación laboral o concesión de un apoyo financiero más amplio durante el permiso de maternidad.

En la actualidad, la duración del permiso de maternidad varía entre catorce semanas en algunos Estados miembros y veintiocho en otros. De hecho, en algunos casos puede llegar a durar hasta cincuenta y dos semanas, si bien únicamente subvencionado durante una parte del mismo. Por ello, creo que la opción de ampliar la duración del permiso de maternidad y aumentar la pertinente prestación pagada durante ese período es una manera apropiada de mejorar la salud y seguridad de las mujeres y de equilibrar sus obligaciones profesionales y familiares, con lo que se promociona la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en el mercado de trabajo.

Unas condiciones laborales estresantes pueden tener consecuencias sobre la salud psíquica de una mujer embarazada o que haya dado a luz hace poco. Por tal motivo, debemos adoptar un planteamiento preventivo que garantice la aplicación de una adecuada valoración de riesgos en el lugar de trabajo.

 
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