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Ciclo relativo al documento : O-0088/2009

Textos presentados :

O-0088/2009 (B7-0209/2009)

Debates :

PV 14/09/2009 - 23
CRE 14/09/2009 - 23

Votaciones :

Textos aprobados :


Acta literal de los debates
Lunes 14 de septiembre de 2009 - Estrasburgo Edición DO

23. Los efectos de la crisis financiera y económica mundial en los países en desarrollo y en la cooperación al desarrollo (debate)
Vídeo de las intervenciones
Acta
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  Presidente. − De conformidad con el orden del día, se procede al debate de la pregunta oral a la Comisión (O-0088/2009 – B7-0209/2009) formulada por Eva Joly, en nombre de la Comisión de Desarrollo, sobre los efectos de la crisis financiera y económica mundial en los países en desarrollo y en la cooperación al desarrollo.

 
  
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  Eva Joly, autora.(FR) Señor Presidente, señores Comisarios, Señorías, me complace formularles esta pregunta oral en nombre de la Comisión de Desarrollo, pero lamentablemente no puedo presentarles la resolución sobre el mismo tema, adoptada de forma unánime por esta comisión.

Mis colegas de la Comisión de Desarrollo y yo hemos trabajado incansablemente para asegurar que se votaba esta resolución y se sometía a debate en el Pleno antes de la Cumbre del G20 en Pittsburgh.

Sin embargo, aparte de mi grupo, el Grupo de los Verdes/Alianza Libre Europea y el Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea/Izquierda Verde Nórdica, ningún otro grupo político apoyó nuestra solicitud de incluir esta resolución en el orden del día y esta es vital si queremos que el Parlamento Europeo contribuya más a la hora de definir la política exterior de la Unión Europea y exista auténtica fuerza tras sus propuestas.

Señorías, ¿en qué nos beneficiará votar esta resolución, que iba a incluirse en las peticiones y propuestas del Parlamento Europeo dirigidas a los miembros del G20 y, más concretamente, a aquellos de nuestros Estados miembros que forman parte de él, así como a la Comisión Europea, en la sesión plenaria de octubre, es decir tras la cumbre que se celebrará en Pittsburgh?

Además del hecho de que esto devalúa el trabajo realizado, tampoco podemos conformarnos con este papel de comentarista de temas de actualidad. Ese no es nuestro trabajo. Dejémoslo a quienes les corresponde y lo hacen con profesionalidad: los periodistas.

Los países en desarrollo nos necesitan ahora más que nunca. Aunque nuestros ciudadanos no se han salvado de la crisis económica y financiera mundial, esta ha tenido un efecto mucho más duradero para las poblaciones de los países en desarrollo. Sin embargo, las instituciones financieras no han hecho que estas poblaciones sean los principales beneficiarios de los préstamos de emergencia, puesto que muy pocos cumplen las condiciones exigidas.

Así que los países de África han recibido solo el 1,6 % de los préstamos concedidos por el FMI desde la última reunión del G20 en Londres y el incremento de los recursos del FMI. El resto se ha destinado a países desarrollados, en concreto a países europeos.

Mantener el sistema económico europeo era imperativo, desde luego, pero esto no debe hacernos olvidar la extrema pobreza que abunda en el exterior de nuestras fronteras; la extrema pobreza agravada por una crisis de la que somos responsables.

La ayuda pública al desarrollo debe aumentarse urgentemente. Por lo pronto, la mayoría de los Estados miembros no cumplen las condiciones exigidas por la OCDE desde 1970 y afrontamos nuevas emergencias sin disponer de nuevos fondos. En consecuencia, debemos hallar nuevas fuentes de financiación, además de reformar el sistema actual.

La Comisión de Desarrollo les pide que tomen medidas para erradicar los abusos de paraísos fiscales, evasión de impuestos y los flujos ilegales de capital procedentes de países en desarrollo.

De acuerdo con un informe noruego publicado en junio, cuyas cifras han sido verificadas, los flujos ilegales procedentes de países en desarrollo son diez veces superiores a la cantidad de fondos que concedemos nosotros como ayuda al desarrollo. Esto simplemente demuestra cuánto está en juego.

Es necesario aplicar un nuevo acuerdo financiero que sea vinculante y obligue a las empresas transnacionales a declarar los beneficios que obtienen y los impuestos que pagan, país por país, a fin de garantizar la transparencia respecto a lo que estas empresas pagan en cada uno de los países en los que operan.

Además, debe llevarse a cabo una reforma radical del sistema que incluya, en particular, la introducción de nuevos reglamentos democráticos y transparentes para el comercio y los sistemas financieros internacionales.

Las responsabilidades son enormes, los retos numerosos y la tarea difícil, pero ahora más que nunca la Unión Europea debe asumir responsabilidades y dirigir estas reformas.

 
  
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  Karel De Gucht, Miembro de la Comisión. (EN) Señor Presidente, la Comisión en su función de representante de la UE en el G20, junto con la Presidencia, recomienda encarecidamente el incremento de la ayuda para los países de renta baja, en especial los más pobres, como una de las prioridades más importantes de los compromisos del G20.

En este sentido, es importante que los países de renta baja reciban la financiación adecuada para cubrir las necesidades que surgen especialmente de la repercusión negativa de la crisis financiera. Por eso defendemos la necesidad de mejorar el acceso de los países pobres y frágiles, con frecuencia sin capacidades administrativas institucionales, a las prestaciones y los créditos abiertos de las instituciones financieras internacionales y otros donantes.

Personalmente, defenderé este planteamiento en el Consejo de Asuntos de Desarrollo de noviembre y la crisis financiera mundial figurará entre mis prioridades políticas durante las próximas semanas. Espero poder contar con su apoyo en todo momento.

En este contexto nuestro mecanismo FLEX ad hoc de vulnerabilidad es de especial importancia. La Comisión ha trabajado con el Banco Mundial y el FMI para identificar los países más vulnerables ante la crisis y complementar la ayuda basada en un sistema de préstamos que proporcionan estas dos instituciones con la concesión de ayuda oportuna y específica en el marco del mecanismo FLEX ad hoc de vulnerabilidad.

Entre 2009 y 2010 se invertirán hasta 500 millones de euros en estos países ACP que soliciten asistencia para garantizar el gasto público prioritario, incluidos los sectores sociales. Permítanme asegurarles que la consignación anticipada de apoyo presupuestario mediante el mecanismo FLEX ad hoc de vulnerabilidad no conducirá a un déficit de financiación, siempre y cuando la Comisión esté usando reservas no asignadas.

Los países que no cumplan los requisitos para el mecanismo FLEX ad hoc de vulnerabilidad también se beneficiarán de otras medidas propuestas por la Comisión en su comunicación de abril, como por ejemplo, las redistribuciones tras las revisiones ad hoc de países y el examen intermedio avanzado, la ayuda en el marco del mecanismo FLEX tradicional, la consignación anticipada donde sea posible, etc.

Con respecto a la asignación de fondos del apoyo presupuestario, estoy convencido de que la flexibilidad inherente a este instrumento ya permite a los países receptores utilizar los fondos de la forma que ellos estimen más oportuno para responder a los problemas sociales y económicos.

Además, el examen intermedio avanzado del décimo Fondo Europeo de Desarrollo brindará una buena oportunidad de identificar nuevas necesidades y evaluar si estas se resolverían mejor mediante el apoyo presupuestario general o sectorial.

El examen intermedio avanzado también ofrecerá una oportunidad adicional de revisar las características del apoyo presupuestario en cada país ACP y considerar la introducción de cambios, la redistribución o los fondos adicionales de la reserva.

En cuanto a la reforma de las instituciones de Bretton Woods, nuestra función en la promoción de su reforma es, por supuesto, limitada. La cuestión del portavoz y la representación se discutirá en las reuniones anuales del Banco Mundial y el FMI en Estambul, a las que el Comisario Almunia y yo asistiremos en octubre. En este sentido, acogemos con agrado la inclusión de un tercer asiento para países del África subsahariana en la Junta de Gobernadores del Banco Mundial y estamos estudiando con interés las propuestas presentadas para posteriores reformas.

En lo que respecta a los flujos financieros ilegales, me gustaría asegurar a la señora Joly que ya he dado instrucciones a los servicios de la Comisión para que exploren las formas de mejorar la gobernanza fiscal y financiera en los países en desarrollo con objeto de poner fin a los flujos financieros ilegales. Esta crisis también ha demostrado que tenemos que reforzar los mecanismos para ofrecer Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD).

El programa relativo a la eficacia de la ayuda internacional en la Declaración de París y el Programa de Acción de Accra son ahora más importantes que nunca. En estos momentos de dificultad económica, tenemos la responsabilidad particular con los pobres del mundo de asegurar que nuestra ayuda al desarrollo se canaliza con eficacia.

En su comunicación del 8 de abril, la Comisión también subrayaba la valiosa contribución de los mecanismos de financiación innovadores como instrumento complementario y de refuerzo mutuo con la AOD. Hemos instado a los Estados miembros a usar todo su juego de herramientas y aprovechar tanto la ayuda oficial como la que no lo es, por ejemplo, basándose en los impuestos de solidaridad voluntarios existentes, como las tasas de los billetes de aerolíneas para financiar los programas de sanidad. Se celebrarán debates de alto nivel sobre este tema, como una importante conferencia en 2010 organizada por Francia, que contará con la participación de la Comisión.

 
  
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  Enrique Guerrero Salom, en nombre del Grupo S-D. – (ES) Señor Presidente, señor Comisario, hoy hace exactamente un año que asistimos a la quiebra de la institución financiera Lehman Brothers. Entonces, según los expertos, estuvimos al borde de un colapso financiero y estuvimos a las puertas de otra gran depresión.

La crisis financiera se intensificó y se extendió a la economía real y hemos vivido un período en el cual hemos tenido un crecimiento económico negativo, y hemos tenido también destrucción de empleo.

Pero los países desarrollados están empezando a superar la crisis. Lo han hecho, por ejemplo, Francia o Alemania, y la Comisión ha presentado, precisamente hoy, sus previsiones económicas, que muestran que en el segundo semestre la Unión Europea saldrá de la recesión.

Sin embargo, los países menos desarrollados están en plena crisis y seguirán estando en plena crisis durante un largo período de tiempo. Ellos no han sido la causa de la crisis, pero están sufriendo, más que nadie, las consecuencias de la misma. La están sufriendo con menos crecimiento, con más crecimiento del paro, con más desempleo, con menos inversión directa, con menos crédito exterior, con menos remesas de emigrantes, con menos ayuda oficial al desarrollo y, sin embargo, con más restricciones comerciales.

Nosotros hemos vivido un período de decrecimiento de nuestra estabilidad, de nuestra buena situación durante un espacio limitado, pero ellos arriesgan una década perdida en la lucha contra la pobreza, y una década es toda una generación perdida.

Podemos hacer mucho por ellos, en muchos aspectos, y quiero señalar específicamente nuestro enfrentamiento con el proteccionismo. La Comisión acaba de presentar la semana pasada su cuarto informe sobre medidas restrictivas al comercio, donde muestra que muchos países están adoptando nuevas medidas restrictivas y esto es desastroso para los países en vías de desarrollo.

Además, muchos países desarrollados no cumplirán sus compromisos de ayuda oficial al desarrollo, justamente en un momento en que necesitamos más que nunca nuevos recursos para afrontar la gravedad de la crisis.

Propongo, por tanto, que incrementemos la coordinación de esta ayuda al desarrollo con un acuerdo más amplio entre países donantes, instituciones financieras y socios y con una gestión más eficaz y transparente que no genere costes y esté libre de peso burocrático.

Animo a la Comisión, animo al Comisario, a llevar a cabo el proyecto que nos ha presentado, que estoy seguro de que también compartirá el Comisario señor Almunia.

 
  
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  Louis Michel, en nombre del Grupo ALDE.(FR) Señor Presidente, señor De Gucht, señora Joly, soy consciente, por supuesto, de que en este tipo de debate será inevitable escuchar varias intervenciones que digan lo mismo. Pero eso no me molesta. Creo que es importante repetir una y otra vez este sólido consenso que el Parlamento Europeo tiene el deber de alcanzar y además es necesario lograrlo junto con la Comisión. Por esta razón, a pesar de haber afirmado que los países en desarrollo apenas se verían afectados por la crisis financiera, en la actualidad todos los expertos están de acuerdo en que, por el contrario, los efectos de esta crisis serán desastrosos para la mayoría de los países en desarrollo.

Todos los sectores sociales de los países pobres van a encontrarse ante una subida acusada de las necesidades sociales, en particular, y de las necesidades de servicios y con un descenso considerable del crecimiento. Además, desde esta perspectiva, aprecio mucho su alusión, señor Comisario, a la importancia de responder a estas necesidades de una forma mucho más flexible y creo que usted sabe que, cuando es posible hacerlo así —obviamente cuando existe el suficiente seguimiento— siempre he apoyado la ayuda pública y la ayuda directa, ya sea ayuda directa o sectorial, pero de ayuda presupuestaria, en cualquier caso. Creo que hay un efecto relativo a la asignación de fondos y otro, un efecto mucho mayor, que tiene que ver con el respeto y que otorga competencias a los Estados miembros.

A pesar de todo eso, observo que el G20 no ha tratado la reforma de las instituciones financieras internacionales —me refiero al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial— a fin de dar mayor peso a los intereses de los países pobres del Sur.

Como ha dicho la señora Joly, el 80 % de los últimos préstamos del FMI se destinó a países europeos y solo el 1,6 % de estos nuevos préstamos se destinó, por ejemplo, a países africanos. Los recursos prometidos a los países en desarrollo en el paquete de medidas del G20 no bastarán —también sabemos esto— ni se centrarán lo suficiente en los países más necesitados. Aún peor, estos recursos no llegarán con bastante rapidez.

El verdadero reto, como obviamente usted ya se ha dado cuenta, señor Comisario, será obligar a los Estados miembros a respetar sus acuerdos de 2005. Nada justifica una reducción de la ayuda pública al desarrollo. Sin embargo, como ya se ha dicho, varios países europeos han anunciado recortes drásticos. Me estoy refiriendo a Irlanda (-10 %), Italia (-50 %) y Letonia (-100 %). Claramente, esta actitud es del todo inaceptable. Además, es irresponsable.

Me gustaría escuchar su opinión sobre toda una serie de cuestiones. He escuchado su reacción positiva en cuanto al fondo de vulnerabilidad que el Banco Mundial propone crear. Usted también ha respondido en favor de combatir los paraísos fiscales. Los países del Sur pierden 1 billón de dólares al año en fondos que se transfieren de forma ilegal al Norte, de los cuales 350 000 millones de dólares pasan por paraísos fiscales.

La cuestión de la gobernanza internacional ya se ha discutido.

Otra cuestión que creo que debería destacarse es, desde luego, la ayuda relativa al comercio. Soy un partidario entusiasta —a diferencia de otros— de los acuerdos de asociación económica, siempre y cuando, por supuesto, se tenga en cuenta la situación concreta y se introduzcan periodos transitorios y, sobre todo, mientras que los Estados miembros respeten su compromiso de ofrecer esta suma infame de 1 000 millones de euros al año para ayudar al comercio. En mi opinión, obviamente esto es importante, como ya han dicho otras personas.

Lo que se necesita hoy en día es denunciar los mensajes dobles procedentes de determinados Estados miembros que hablan en términos elogiosos sobre países en desarrollo y hacen grandes promesas pero que, al mismo tiempo, están reduciendo con cinismo su ayuda pública al desarrollo.

 
  
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  Gabriele Zimmer, en nombre del Grupo GUE/NGL. (DE) Señor Presidente, la pregunta formulada por la señora Joly en nombre de la Comisión de Desarrollo presenta la cuestión de lo que nosotros, como responsables de la elaboración de políticas para el desarrollo, intentamos conseguir realmente en este debate.

Las promesas de las últimas cumbres del G8 y del G20 nunca se llevaron a la práctica. Se encuentran entre las promesas que se repiten una y otra vez pero que nunca han conducido a una ayuda tangible y adecuada. En este sentido, realmente no puedo comprender por qué no estamos debatiendo la resolución del Parlamento antes de la reunión en Pittsburgh a fin de ejercer la presión política apropiada. En vista de los precisos análisis del señor Comisario y de las observaciones del señor Michel, para mí está claro que conocemos la cuestión que aquí nos ocupa. Sin embargo, no estamos en posición de ejercer presión política para obligar a los Estados miembros a alejarse de esta política de «la caridad empieza en casa». Quedar a la espera de Pittsburgh me parecería un gran peligro. Si no tenemos éxito al ejercer presión y dejar claro que necesitamos nuevas instituciones específicamente para apoyar a los países más pobres del mundo, entonces todavía estaremos sentados aquí tras Pittsburgh señalando que, al final, nada ha cambiado.

Esa también es mi petición para usted, señor Comisario. Le pido, aquí y ahora en el Parlamento, que comente de nuevo los resultados expresamente y nos cuente lo que en realidad puede pedirse, con el apoyo de qué Estados miembros y hasta qué punto hemos hecho progresos en este asunto.

Lo que necesitamos son medidas rápidas y eficaces porque hay personas muriendo ante nuestros propios ojos y nosotros hemos contribuido a producir las circunstancias que han provocado esta situación. ¡Hago un llamamiento para que todos actuemos juntos!

 
  
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  Corina Creţu (S&D).(EN) Señor Presidente, las contribuciones de fondos de emergencia, como ustedes saben, registraron un descenso de 4 800 millones de euros en la cantidad dedicada a la regulación de crisis humanitarias en los países más pobres. Esta es la mayor diferencia histórica registrada entre los fondos necesitados y los fondos recogidos de gobiernos donantes y, al ver estas cifras, no podemos evitar pensar en la enorme cantidad de dinero gastada en planes de rescate bancario.

Cada gobierno es responsable de resolver los problemas de su propio país pero, al mismo tiempo, es injusto e indecente no prestar atención al hecho de que los países en desarrollo son los más perjudicados por la crisis económica, aunque estos países tienen menos responsabilidad de esa crisis.

El mundo que nos rodea nos enseña a no esperar demasiado de los llamamientos para prestar ayuda humanitaria, especialmente durante periodos de recesión. Por lo tanto, me gustaría llamar su atención hacia el riesgo de desatender a los países en desarrollo, acelerar el crecimiento de la pobreza y conseguir un efecto bumerán en forma de un aumento de la tensión interna, conflictos sangrientos, tragedias humanitarias y migraciones masivas, una vez más debatido por países desarrollados. Considerando estas circunstancias, creo que es necesario tomar medidas en una dirección que nos permita asumir nuestras responsabilidades. Esto requiere el impulso de la ayuda internacional y la necesidad de que la ayuda al desarrollo sea más eficaz.

Asimismo creo que deberíamos centrarnos en disminuir la dependencia de la ayuda humanitaria para algunos de los beneficiarios. También me gustaría preguntar al señor Comisario —teniendo en cuenta lo que el anterior Comisario Michel dijo sobre la necesidad de aumentar la participación del Banco Mundial y el FMI— si él pretende presentar una propuesta para esta cumbre de Estambul.

No quiero finalizar este discurso sin expresar mi aprecio por el comienzo de su mandato en la Comisión. Tengo en mente la cumbre de los Estados Unidos y Sudáfrica, su visita a Zimbabue a finales de esta semana y la ayuda de emergencia proporcionada durante los últimos días a las 100 000 víctimas de las inundaciones ocurridas en África occidental. Al mismo tiempo, deseo señalar que no solo Burkina Faso hace frente a catástrofes naturales, sino que Níger también necesita ayuda internacional. Las vidas humanas no solo se ven amenazadas por las inundaciones, sino también por el peligro insidioso y constante de la sequía. También agradezco que ustedes asignaran 53 millones de euros la semana pasada en respuesta a la sequía de los países de la región subsahariana. Estas son señales esperanzadoras que espero que influyan en las negociaciones de la cumbre del G20 en Pittsburgh y la Conferencia de Copenhague, puesto que estas reuniones son decisivas hoy en día con los Objetivos de Desarrollo del Milenio que corren un gran riesgo de fracasar.

 
  
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  Zuzana Roithová (PPE).(CS) Señor Comisario, también me gustaría expresar cuánto me decepciona que las promesas del G20 en relación a la ayuda destinada a los países más pobres durante la crisis económica obviamente no fueran en serio. La realidad es que la ayuda del FMI hasta ahora ha sido mínima. También me gustaría pedir una reforma del proceso de toma de decisiones para que los países más pobres puedan disfrutar de mayor participación a la hora de tomar decisiones, en especial dentro del sistema de Bretton Woods. Al mismo tiempo, me gustaría preguntarle, señor Comisario, si ha sido posible mantener, en particular, la asistencia sanitaria y la educación en los países ACP al menos en los niveles anteriores a la crisis. Le pregunto sobre todo porque se ha producido una reducción drástica de la ayuda financiera procedente de muchos países, incluidos países europeos. Dicho esto, señor Comisario, le deseo que tenga éxito en su nuevo papel.

 
  
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  Anna Záborská (PPE).(SK) Señor Comisario, la cuestión que estamos discutiendo es sumamente importante y actual, no solo por la necesidad de la UE de tener una idea clara sobre la política en materia de desarrollo en este momento, sino también porque necesitamos explicarlo con claridad y de manera inteligible a nuestros ciudadanos. Ahora más que nunca, el nivel de ayuda al desarrollo puede influir en la inmigración ilegal, el orden público, las epidemias y también —como el FMI ha señalado— el aumento de la deuda del sector privado en los países en desarrollo.

Me gustaría hacer hincapié en el control constante de las finanzas por parte de los donantes y los receptores de fondos. Vivimos en nuestros distintos países y escuchamos críticas de la política de desarrollo de la UE. El consenso en el Parlamento Europeo del que ha hablado el señor Michel no siempre es tan evidente en los países de la UE. Solo mediante la eficacia y la transparencia de la ayuda al desarrollo podremos convencer a la gente de que está justificada y limitar todo recorte.

 
  
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  Sari Essayah (PPE).(FI) Señor Presidente, es de suma importancia que, en este momento, Europa demuestre liderazgo moral y los Estados miembros deben respetar todos sus compromisos, así como los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Por supuesto, estamos padeciendo una pobreza relativa durante la actual recesión económica, pero debemos recordar que en los países en desarrollo, están sufriendo una pobreza absoluta y hay muchas personas muriendo de hambre y enfermedades. Sin embargo, más de diez Estados miembros de la Unión han dicho que recortarán sus contribuciones de cooperación al desarrollo o reducirán el ritmo al que irán aumentándolas. Obviamente, deberíamos recordar que, al igual que es importante aumentar los pagos, también lo es asegurarnos de que se usan con mayor eficacia. Existen varios instrumentos para esta coordinación de la ayuda. Uno es el programa informático de Ayuda Oficial al Desarrollo, que se ha puesto a prueba con mucho éxito en Mozambique y espero que se invierta tiempo y esfuerzo en este tipo de coordinación en particular. Así, será muy sencillo que mejoremos nuestro éxito en una situación como esta, donde la cantidad de ayuda disponible es cada vez menor.

 
  
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  Karel De Gucht, Miembro de la Comisión. (EN) Señor Presidente, sí, una crisis ha afectado con mayor dureza a los países pobres y, en realidad, no hay mucho que podamos hacer al respecto. Únicamente podemos hablar de soluciones para que retomen su camino y evidentemente esto llevará más tiempo que en el mundo desarrollado porque los mecanismos para producir nuevo crecimiento económico están mucho menos desarrollados en esos países.

Uno de los comentarios expresados por varios diputados se refiere al hecho de que muchos Estados miembros están retrocediendo en sus compromisos de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). Los Estados miembros acordaron en 2005 unos objetivos individuales mínimos de ayuda al desarrollo del 0,51 % para la UE-15 y del 0,17 % para la UE-12, para que los nuevos Estados miembros lo alcancen antes de 2010 y respectivamente lleguen al 0,7 % y al 0,33 % antes de 2015.

Los países que ya habían alcanzado niveles de ayuda superiores a estos objetivos prometieron mantenerlos. Basándose en estas confirmaciones y en las promesas nacionales de mayor aportación de algunos Estados miembros, la UE en su conjunto debería alcanzar el 0,56 % de la AOD antes de 2010.

Creo que la crisis no debería ser una excusa para atenuar las promesas de ayuda de los donantes e insistiré en que se mantenga el compromiso de cumplir los niveles de ayuda prometidos, tanto para los Estados miembros de la UE como para el resto de donantes.

En 2008, la AOD de la UE aumentó en torno a 4 000 millones de euros hasta un nivel del 0,40 % de la AOD y está previsto que la AOD colectiva de la UE continúe aumentando.

Partiendo de la información recogida de los Estados miembros, podemos prever que la AOD de toda la UE ascienda a 53 400 millones de euros en 2009, lo cual representa el 0,44 %, y 58 700 millones de euros en 2010, que representa el 0,48 %.

Esto también significa que, sin medidas adicionales por parte de los Estados miembros para cumplir sus objetivos individuales, no se lograrán los objetivos colectivos para 2010. La tendencia prevista de un aumento constante en la AOD de la UE se basa en aquellos Estados miembros que están intentando respetar sus compromisos, pero es necesario que se esfuercen todos los Estados miembros y seguiré insistiendo en eso con cada uno de ellos. Es su responsabilidad. Este es un compromiso que ellos han asumido y la crisis no debería ser una excusa para moderar sus compromisos. Más bien al contrario, diría yo.

Varios diputados también han insistido en la reforma de las instituciones financieras internacionales. Este es un objetivo con el que estoy plenamente de acuerdo. El G20 ha establecido un programa preciso para las reformas de gobernanza de las instituciones de Bretton Woods instándoles a acelerar la aplicación de sus propios planes de reforma que son anteriores a la cumbre de Londres. Se esperan algunos resultados ya en abril del próximo año y estoy seguro de que podrán hallarse soluciones para las cuestiones pendientes.

Dado el ímpetu actual en la reforma del FMI creado por el G20, la Comisión subraya la importancia de adelantar la segunda fase de reforma en el Banco Mundial con vistas a finalizarla antes de la primavera de 2010.

La cumbre de Londres del 2 de abril de 2009 pasará a la historia del G20 como el encuentro en que los asuntos de desarrollo se trataron por su propio derecho y en presencia de representantes de países en desarrollo. Con vistas a la próxima reunión del G20, estos últimos meses hemos sido testigos de la intensa actividad que ha realizado la institución encargada del seguimiento.

En agosto, la Junta de Gobernadores del FMI aprobó una asignación general de 250 000 millones de dólares a los derechos especiales de giro del FMI, de los cuales 18 000 millones de dólares se destinarán a países de renta baja y se convocará al FMI para que explique en Pittsburgh otras medidas para los países de renta baja. Así que esta es una evolución positiva, pienso yo.

Louis Michel, mi predecesor, también ha insistido en la flexibilidad, afirmando que el mecanismo de apoyo presupuestario es el más flexible que tenemos y esto obviamente es verdad pero, por supuesto, esto también significa que necesitamos una institución equivalente en los países en desarrollo y necesitamos estar en posición de mantener un diálogo político con ellos y también supervisar los mecanismos. Así que esto presupone una cooperación mínima por su parte, pero, una vez que esté en funcionamiento, también creo que el apoyo presupuestario sectorial es un procedimiento muy adecuado.

No comprendo del todo por qué esta resolución que ha introducido la Comisión de Desarrollo y hace referencia a la reunión del G20 en Pittsburgh no se somete a votación antes de la reunión del G20. No lo entiendo. Probablemente habrá alguna explicación técnica para ello, pero creo que transmite la señal equivocada por parte de este Parlamento recién elegido por el hecho de acabar debatiendo este tipo de resolución tras la reunión del G20 en Pittsburgh, que tendrá lugar, si no recuerdo mal, del 22 al 24 de septiembre, antes de nuestra próxima reunión en Estrasburgo en octubre.

Esto no depende de mi voluntad pero debo decir que, junto con los diputados que lo han defendido, lamento mucho que no hayamos podido votar sobre esta resolución durante este periodo parcial de sesiones.

 
  
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  Presidente. − Permítanme mencionar que la Conferencia de Presidentes tomó la decisión de votar durante el primer periodo parcial de sesiones de octubre porque entonces también tendrá lugar un debate sobre la reunión del G20. Esa es mi explicación a su pregunta.

Se cierra el debate. La votación tendrá lugar durante el primer periodo parcial de sesiones de octubre.

 
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