Presidente. – El siguiente punto es la Declaración de la Comisión relativa a la situación en Taiwán tras el reciente tifón.
Meglena Kuneva, Miembro de la Comisión. − Señor Presidente, permítame en primer lugar expresar mi más sentido pésame al pueblo de Taiwán que sufrió el tifón Morakot y sus consecuencias. El Mecanismo Comunitario de Protección Civil contribuyó al esfuerzo de socorro mundial y puso de manifiesto la solidaridad de Europa con la población de Taiwán.
El 7 de agosto de 2009, Taiwán se vio golpeado por el tifón Morakot, que provocó importantes inundaciones y desprendimientos de tierra. Más de 150 personas resultaron muertas y decenas de miles fueron desplazadas de los lugares donde vivían. La infraestructura de transporte, incluidos puentes y carreteras, sufrió serios daños y las redes de comunicación se vieron interrumpidas. Cerca de 700 000 hogares quedaron sin suministro de agua potable. El 12 de agosto de 2009 Taiwán solicitó ayuda internacional. En respuesta a dicha petición, la Comisión Europea activó el Mecanismo Comunitario de Protección Civil, cuya misión es facilitar y coordinar la ayuda en especie de los Estados miembros durante las emergencias graves.
La Comisión Europea desplegó un equipo de coordinación y evaluación en Taiwán con el fin de evaluar las necesidades y ayudar al Gobierno en sus esfuerzos de socorro. El equipo llevó a cabo varias misiones de evaluación en las regiones afectadas, compartiendo sus conclusiones y recomendaciones con las autoridades locales y los socios internacionales. El equipo del mecanismo facilitó asimismo la entrega de ayuda en especie, como purificadoras de agua donadas por Suecia y Polonia, que se entregaron a las regiones más afectadas de Taiwán.
La rápida llegada de esta asistencia garantizó una expresión tangible de la solidaridad europea. La presencia del equipo europeo sobre el terreno también fue acogida positivamente. El Mecanismo Comunitario de Protección Civil representa un signo altamente visible de la solidaridad europea con los países de todo el mundo y estoy convencida de que continuará ganando en fortaleza y en eficacia.
Los desastres naturales pueden afectar a cualquier país del planeta. Estas catástrofes conllevan a menudo una importante pérdida de vidas humanas, además de un elevado coste económico y ambiental. En el futuro es muy probable que el cambio climático traiga consigo un mayor número de desastres. En ese sentido, la solidaridad con otros países afectados por este tipo de catástrofes continúa siendo uno de los pilares de la política europea en materia de gestión de desastres. Espero con interés seguir trabajando con el Parlamento Europeo a fin de asegurarnos de que las herramientas de gestión de emergencias de las que dispone Europa son adecuadas para lograr sus objetivos.
Thomas Mann, en nombre del Grupo del PPE. – (DE) Señor Presidente, Señorías, la República de Taiwán vio sacudidos sus cimientos el pasado 8 de agosto. El tifón Morakot barrió la isla con su fuerza incontrolada, dejando más de 750 personas fallecidas. Miles de ciudadanos perdieron todas sus pertenencias y grandes superficies de tierra quedaron inservibles. Los daños ascienden a más de 2 500 millones de euros. La reconstrucción de una infraestructura que ha sufrido unos daños tan graves llevará meses. Como muestra de nuestra solidaridad, los europeos quisimos ayudar al pueblo taiwanés suministrándole ayuda.
Señora Kuneva, el Grupo del Partido Popular Europeo (Demócrata-Cristianos) apoya las iniciativas que ha emprendido la Comisión Europea. Resulta cuando menos sorprendente que las embajadas de Taiwán recibieran instrucciones de rechazar toda ayuda extranjera. Tal situación provocó fuertes críticas y el 13 de agosto fue necesario introducir importantes ajustes en un programa de gestión de crisis totalmente frustrado. Poco después, el Primer Ministro Liu Chao-shiuan renunció a su cargo.
Otro motivo de irritación fue la visita del Dalai Lama a Taiwán en septiembre, que se prolongó durante varios días. Su única intención era rezar por las víctimas junto a los supervivientes. El mensaje principal de los aclamados discursos y libros del Dalai Lama siempre ha sido el pésame. Una vez más el Gobierno chino protestó enérgicamente y ejerció una enorme presión. Es vergonzoso que Pekín haya vuelto a convertir un acto puramente humanitario del Dalai Lama en una cuestión política. Taiwán debe preguntarse de qué lado está realmente. El Presidente Ma Ying-jeou solo permitió que el ganador del Premio Nobel de la Paz entrase en el país tras escuchar las enérgicas protestas de su propio pueblo.
Señora Comisaria, debemos intensificar nuestro diálogo con Taiwán, tanto en materia humanitaria como en lo tocante a nuestros valores fundamentales. Democracia, derechos humanos y solidaridad son inseparables, incluso para ese país asiático emergente.
Victor Boştinaru, en nombre del Grupo S-D. – Señor Presidente, quisiera en primer lugar expresar mi sincero pesar por la enorme tragedia que golpeó Taiwán el 8 de agosto y, en particular, por todas las personas que fallecieron a consecuencia de la increíble fuerza devastadora de este gran desastre.
Morakot fue el tifón más mortífero que ha golpeado a Taiwán en los últimos 50 años, asolando la isla a principios de agosto y dejando cerca de 700 personas muertas o desaparecidas, obligando a la evacuación de miles de personas y sepultando cientos de hogares a consecuencia de los desprendimientos.
En esta ocasión China demostró una fuerte sensibilidad al enviar ayuda inmediata a las víctimas taiwanesas. El Gobierno chino no fue el único que se aprestó a ayudar a la isla; también lo hicieron empresas privadas y organizaciones de diversa naturaleza, incluidas la Asociación para las Relaciones a través del Estrecho de Taiwán y la Cruz Roja de la China continental.
La propia población china contribuyó organizando eventos para la recaudación de fondos destinados a socorrer a la isla tras el desastre.
Según los últimos datos disponibles, la China continental ha donado hasta el momento cerca de 1 000 millones de yuanes renminbi, suma que equivale aproximadamente a 150 millones de dólares estadounidenses. Los cientos de casas prefabricadas enviadas desde China a Taiwán con el fin de dar cobijo a aquellos que se habían quedado sin hogar desempeñaron un importante papel en esa situación.
Me gustaría destacar el hecho de que la Unión Europea, comprometida con el principio de «una sola China», acoge con satisfacción la ayuda que China prestó a Taiwán en esta ocasión trágica, puesto que este hecho demuestra una mejora en las relaciones entre los dos territorios y es evidente que dicha mejora puede llevar a una mayor estabilidad en la región.
También creo, y con esto concluyo, que, dada la dimensión del desastre, la Unión Europea debería hacer uso de uno de sus valores fundamentales —la solidaridad— y ofrecer a Taiwán asistencia material y financiera adicional para contribuir a la inmensa tarea de reconstrucción.
Charles Tannock, en nombre del Grupo ECR. – Señor Presidente, las escenas de devastación y destrucción provocadas por el tifón Morakot permanecerán en nuestras mentes durante mucho tiempo, pero en Taiwán mucha gente sufrirá las consecuencias de esta tragedia durante años. Más de 700 personas perdieron la vida y varios miles más experimentaron trastornos graves.
El Gobierno taiwanés, a iniciativa del Presidente Ma, reaccionó con rapidez desplegando soldados en las áreas y comunidades más afectadas y pidiendo ayuda a la comunidad internacional. Es justo felicitar a la Presidencia sueca de la UE y a la Comisión por su labor en la activación del Mecanismo Comunitario de Protección Civil. Espero que ahora la Comisión asuma un compromiso de ayuda a Taiwán a más largo plazo con el fin de posibilitar la plena recuperación de su pueblo y de su economía, así como la reconstrucción de sus infraestructuras.
No tengo la menor duda de la gratitud del pueblo y del Gobierno de Taiwán hacia la solidaridad y el apoyo demostrados por la UE. Además, como presidente del Grupo de Amistad Taiwán-Parlamento Europeo, espero con interés conocer el estado de la situación cuando encabece la delegación de diputados del Parlamento Europeo a Taiwán el mes próximo.
La calamidad que ha asolado Taiwán muy pronto podría extenderse a otros lugares, tanto en Taiwán como en el resto del mundo, debido al cambio climático. Por consiguiente es fundamental que Taiwán, dada su condición de isla vulnerable a este tipo de fenómenos meteorológicos y su calidad de gran potencia industrial a escala planetaria, pueda participar de manera significativa y con dignidad en las organizaciones internacionales adecuadas, sin limitarse a las que trabajan en el ámbito de la meteorología y del cambio climático. En particular, debería permitirse a Taiwán participar en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y en la Organización Meteorológica Mundial.
Tanto el Consejo como la Comisión respaldan una participación significativa de Taiwán en los órganos de las Naciones Unidas y confío en que no se deje pasar la oportunidad que ha surgido a partir de este desastre para fomentar la participación de Taiwán en esas estructuras.
Fiorello Provera, en nombre del Grupo EFD. – (IT) Señor Presidente, Señorías, además de ofrecer mis condolencias y mi apoyo al pueblo de Taiwán, quisiera destacar la oportunidad del esfuerzo humanitario de la Unión Europea en este desastre.
La Comisión ha desempeñado su papel y muchos de los Estados miembros han enviado ayuda o equipos de expertos. La propia República Popular China ha ayudado a las autoridades taiwanesas, un gesto que considero muy significativo. No obstante, si queremos brindar a las autoridades de Taiwán y a los países de la región ayuda estructural que les permita hacer frente a las amenazas de este tipo que puedan producirse en el futuro, la Unión Europea debería respaldar la admisión de Taiwán como observador en la Organización Meteorológica Mundial y en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
La admisión de Taiwán como observador ya ha dado importantes frutos en otras organizaciones internacionales de carácter sectorial, como la OMC, y además, en este caso, podría ser una forma práctica de prevención y contribuir a limitar en el futuro el riesgo al que se enfrentan los 23 millones de habitantes de la isla y la región en su conjunto.
Astrid Lulling (PPE). – (FR) Señor Presidente, Taiwán acaba de sufrir un desastre natural espantoso, del que en los últimos cincuenta años no se conocen precedentes. Nuestro deber no es solamente expresar nuestra solidaridad, sino también desempeñar un papel activo en la reconstrucción de las partes de la isla que han quedado devastadas.
Felizmente, tras el paso del tifón Morakot, la Comisión y el Consejo mostraron su disposición a ayudar. Insto a ambos órganos a suministrar la ayuda concreta que necesitan el Gobierno y el pueblo de aquel país, porque la labor que hay que hacer es ingente. La Unión Europea cuenta con los instrumentos adecuados para ello y deberían utilizarse al máximo de su capacidad.
Como ya han señalado algunos de los diputados que me han precedido, este desastre vuelve a plantear la cuestión de la participación de Taiwán en las diversas agencias de las Naciones Unidas. En principio, las instituciones de la UE apoyan dicha participación, pero ya es hora de hacer algo para cambiar las cosas. Las autoridades taiwanesas no tenían acceso a información meteorológica que indicara la gravedad del tifón. Esto es inaceptable. Es absolutamente vital que Taiwán se incorpore a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y consiga así encontrarse en posición de evitar lo peor, ya que no hay duda de que en el futuro volverá a producirse este tipo de depresiones climáticas.
Soy la presidenta de la asociación Taiwán-Luxemburgo y me veo en la obligación de decir que debemos dejar de sentirnos presionados por el chantaje de la China comunista en lo tocante a nuestras relaciones con Taiwán. En esta cuestión es absolutamente crucial contar con el firme apoyo de la Comisión y del Consejo.
Kriton Arsenis (S-D). - (EL) Señor Presidente, señora Comisaria, Señorías, quisiera manifestar mi profundo pesar por la tragedia humanitaria que ha golpeado Taiwán y decir que la Unión Europea debe brindar toda la ayuda posible.
Sabemos ahora que el tifón Morakot mató a 640 personas y que hay más de 192 desaparecidos. Un desprendimiento borró del mapa una aldea entera y causó la muerte a cientos de personas. Sin embargo, nada de esto ocurrió por accidente. Todo vino precedido de una prolongada sequía, que redujo la capacidad del suelo para absorber la lluvia.
Sequías, inundaciones y un rápido aumento de los fenómenos meteorológicos extremos se están extendiendo gradualmente debido al cambio climático. Un tifón es un fenómeno que se origina en zonas del mar en las que la temperatura alcanza los 27º C. El aumento de la temperatura producirá un incremento considerable tanto del número de tifones como de su intensidad. Hasta la fecha, 120 millones de personas viven en áreas afectadas por tifones; entre 1980 y 2000, estos fenómenos produjeron 250 000 víctimas.
Por todas estas razones nuestro corazón debe estar en Copenhague, donde en diciembre decidiremos si cada uno de nuestros países defenderá por separado sus intereses temporales a corto plazo o si, por el contrario, lucharemos juntos por el planeta, nuestro hogar, en un esfuerzo por revertir el cambio climático.
Por tanto, ¿dejarán de contribuir el mundo desarrollado y el mundo en desarrollo a la proliferación de desastres como el que ha asolado Taiwán? Si queremos que así sea, es preciso actuar. Debemos comprometernos con la reducción necesaria que impida que la temperatura aumente más de 2º C. También hemos de rascarnos los bolsillos y brindar ayuda financiera al mundo en desarrollo, de forma que también éste se convierta en parte de la solución y contribuya a combatir el cambio climático.
Somos el mundo en desarrollo que ha causado el cambio climático. Somos los contaminantes y, de acuerdo con el principio de que «quien contamina paga», que nosotros mismos adoptamos, debemos pagar. Debemos pagar suministrando ayuda financiera a los países en desarrollo.
Bastiaan Belder (EFD). – (NL) Señor Presidente, la tragedia que ha asolado Taiwán ha sido de dimensiones desconocidas. En las montañas, la tragedia ha sido espantosa. Aldeas enteras han desaparecido y hay un millar de personas desaparecidas o que se cree que están muertas. Miles de supervivientes, si no son más, se alojan en estos momentos en campos militares. Así es como Menno Goedhart, el más alto representante de mi país, los Países Bajos, en Taiwán describe los efectos devastadores del tifón Morakot. Me gustaría, antes que nada, expresar mi pésame desde este Parlamento al Gobierno y a los ciudadanos de Taiwán.
Además de la asistencia práctica que Menno Goedhart ofrece actualmente a sus amigos taiwaneses, y también pese a que reconozco la labor realizada desde Europa, quisiera plantear un par de cuestiones a la Comisión en relación con el fortalecimiento de las relaciones entre Europa y Taiwán. En primer lugar, la Comisión lanzará a lo largo de los próximos meses una propuesta dirigida a relajar el régimen de visados para los ciudadanos taiwaneses. El Reino Unido e Irlanda ya representan un buen ejemplo en este aspecto. En segundo lugar, un informe europeo reciente demostró con toda claridad que tanto Taiwán como la Unión Europea se beneficiarían considerablemente en caso de llegar a un acuerdo sobre medidas para mejorar la actividad comercial. ¿Comparte la Comisión esta importantísima conclusión?
Por último, Señor Presidente, me gustaría brindar mi total apoyo a los colegas diputados que ya han defendido la necesidad de terminar con el increíble aislamiento internacional al que está sometido Taiwán. Este aislamiento es verdaderamente intolerable sea donde sea, especialmente cuando están en juego vidas humanas.
Ville Itälä (PPE). - (FI) Señor Presidente, Taiwán se enfrentó el 8 de agosto a un desastre humanitario a gran escala. El incidente se cobró un alto precio y los daños económicos fueron enormes. Ahora es el momento de ayudar, de mostrar nuestra solidaridad a los ciudadanos de Taiwán. Hemos de mostrar compasión pero, además, debemos brindarles apoyo financiero, y, como ha dicho la Comisaria, tenemos que aprobar inmediatamente las herramientas de gestión de crisis que sean necesarias. Debemos ofrecer al pueblo taiwanés toda la ayuda que sea humanamente posible. Quisiera asimismo expresar mi apoyo a la idea de una ayuda a Taiwán a más largo plazo, tal como ha propuesto Charles Tannock, con el fin de lograr los mejores resultados. Así podremos mostrar que también ellos son seres humanos y, sobre todo, que son nuestros amigos.
Janusz Władysław Zemke (S-D). – (PL) Quisiera agradecer a la señora Comisaria la información que nos ha proporcionado. Sin embargo, mi pregunta reviste un carácter algo diferente. Taiwán acaba de sufrir una gran tragedia; no obstante, somos plenamente conscientes del hecho de que en el pasado se han producido numerosos desastres de este tipo y de que en el futuro se producirán muchos más. Por consiguiente, me gustaría plantear a la señora Comisaria la siguiente pregunta. ¿Tiene la Unión Europea, y la Comisión en particular, algún procedimiento común para hacer frente este tipo de situaciones? ¿Hay algún paquete de actuaciones de emergencia o alguna disposición relativa a países concretos? ¿Hay también algún plan de actuación a largo plazo?
Creo que no sería acertado que reaccionásemos a estas tragedias de diferentes maneras en función de las situaciones en los distintos países. A mi juicio, es preciso establecer determinados procedimientos comunes para la gestión de las situaciones de crisis, como sucede en el caso de las fuerzas armadas. Esto es lo que quería preguntar a la Comisaria.
Johannes Cornelis van Baalen (ALDE). – (NL) Señor Presidente, el Grupo de la Alianza de los Demócratas y Liberales por Europa, como muchos otros grupos de esta Cámara, simpatiza con la población de Taiwán y acoge con agrado la reacción de la Comisión. La Comisión debe continuar en esa línea. No obstante, el gran problema que va unido a esta catástrofe humanitaria es, por supuesto, el aislamiento de Taiwán. Es perfectamente posible mantener una política de «una sola China» y, al mismo tiempo, establecer unas buenas relaciones de trabajo con Taiwán. Taiwán podría desempeñar fácilmente su papel como observador en la Organización Mundial de la Salud, y lo mismo podríamos decir de la Organización Meteorológica Mundial y de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Todo esto es posible y compatible con la política de «una sola China». Estoy de acuerdo con Bastiaan Belder en cuanto a la relajación del régimen de visados y también comparto sus acertados comentarios sobre Menno Goedhart, representante de los Países Bajos en Taipei. Creo, por tanto, que no debemos continuar aislando a Taiwán. De lo que se trata es de establecer unas buenas relaciones de trabajo.
Laima Liucija Andrikienė (PPE). - Señor Presidente, quisiera en primer lugar expresar mis más sinceras condolencias a las familias de los fallecidos como consecuencia del tifón Morakot.
Es terrible que cientos de personas hayan muerto, que otras hayan perdido a sus seres queridos y que muchas más hayan resultado heridas.
Como han señalado numerosos observadores, la cifra de víctimas podría haber sido inferior si el Gobierno hubiera reaccionado al tifón de manera más coordinada. El Gobierno no fue capaz de predecir la gravedad de la tormenta tropical que se aproximaba a la isla. Al mismo tiempo, sabemos que Taiwán cuenta con un sector de alta tecnología fuertemente desarrollado y es uno de los mayores fabricantes de sistemas GPS del mundo.
Como ya han mencionado algunos colegas, parte de la responsabilidad debe atribuirse al hecho de que Taiwán no sea todavía miembro de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Taiwán podría haber sido advertido del peligro con más antelación si la OMM le hubiera proporcionado la información oportuna. Por consiguiente, estoy convencida de que ha llegado el momento de volver a plantear el asunto de la incorporación de Taiwán a la OMM, no sólo por motivos políticos sino también humanitarios.
Silvia-Adriana Ţicău (S-D). – (RO) Señor Presidente, señora Comisaria, el tifón que golpeó a Taiwán ha afectado a las vidas de cientos de personas y destruido decenas de miles de casas. La ayuda humanitaria proporcionada por la Unión Europea debe ser incondicional. El objetivo es ayudar a las víctimas lo antes posible.
La Unión Europea es un donante activo que trabaja con organizaciones no gubernamentales y con las agencias de expertos de las Naciones Unidas con el fin de destinar fondos para financiar tratamientos médicos, apoyo logístico y la reconstrucción de zonas devastadas. La Conferencia de Copenhague tendrá muchos temas que debatir, y nos estamos preparando para adoptar una serie de medidas encaminadas a un futuro acuerdo post-Kyoto sobre la reducción de emisiones contaminantes. En consecuencia, estamos debatiendo fundamentalmente medidas para reducir las causas que se encuentran en el origen del cambio climático.
Como parte de la Conferencia de Copenhague, me gustaría que también se prestase una atención especial a las medidas de adaptación, puesto que en el futuro tendremos que enfrentarnos continuamente a fuertes tormentas, inundaciones, sequías prolongadas o incendios forestales. Asimismo, exhorto a la Unión Europea a proporcionar ayuda humanitaria a Taiwán, además de apoyo para la reconstrucción y, en particular, para la población.
Meglena Kuneva, Miembro de la Comisión. − Señor Presidente, responderé a las diferentes cuestiones por orden.
En primer lugar, sobre la asistencia que la Comisión está prestando a Taiwán para dar respuesta a las necesidades permanentes de su pueblo, aspecto que constituía el punto fundamental de la pregunta de Thomas Mann: Taiwán ha sido informado del mecanismo de evaluación de necesidades de la Comisión después de una catástrofe, pero hasta el momento no hemos recibido ninguna petición al respecto. En caso de producirse, por supuesto que la estudiaremos.
En lo que respecta a la posición de la Comisión en lo tocante al estado actual de las relaciones a través del Estrecho, pregunta que ha planteado el señor Boştinaru, la Comisión acoge con agrado el acercamiento producido entre Taiwán y China a lo largo del último año, que ha hecho posible mejorar las relaciones a través del Estrecho reduciendo las tensiones entre ambas partes, así como fomentar cuestiones bilaterales, como la creación de conexiones directas por mar y aire.
Apoyamos firmemente los debates bilaterales entre ambas partes, que permitirán continuar progresando, y acogemos con satisfacción la ayuda prestada por China.
Sobre la cuestión relativa a la participación de Taiwán en la Organización Meteorológica Mundial, planteada por las señoras Lulling y Andrikienė, así como por los señores van Baalen y Tannock: en línea con la posición expresada por la Unión Europea en una declaración publicada en septiembre de 2008 y con la política comunitaria de «una sola China», la Comisión Europea respalda, y lo seguirá haciendo, una participación significativa de Taiwán, cuando proceda, en las organizaciones internacionales.
Con respecto a las preguntas formuladas por la señora Lulling y el señor Mann, relativas a la ayuda prestada, el Mecanismo Comunitario de Protección Civil proporcionó asistencia procedente de Suecia y Polonia. Esta ayuda fue recibida con gratitud, tal como el Presidente Ma lo expresó al Presidente de la Comisión, el señor Barroso.
En cuanto a la pregunta referente a la visita del Dalai Lama a Taiwán tras el tifón, dicha visita tuvo lugar por decisión de las autoridades taiwanesas, y la Comisión Europea nada tiene que decir al respecto.
Sobre la pregunta formulada por el señor Belder acerca de la posición de la Comisión sobre la concesión de acceso sin necesidad de visado a los taiwaneses que visiten la UE: la Comisión está estudiando, en el marco de la revisión de la legislación pertinente, la posibilidad de actualizar la lista de países y entidades que no necesitarán visados cuando visiten la Unión Europea, especialmente el espacio Schengen, y en este contexto analizará también el caso de Taiwán.
El señor Zemke ha preguntado por los procedimientos comunes en caso de catástrofes y por el modo en que actuaremos en tales casos en el futuro. La Comisión se centra en dos prioridades: la primera es continuar trabajando en el ámbito de la preparación y la respuesta, y la segunda es la prevención de desastres.
En primer lugar, consideramos importante garantizar la disponibilidad de asistencia de la UE en todo momento. En 2008 pusimos en marcha con el apoyo del Parlamento un proyecto piloto y una medida preparatoria sobre la capacidad de respuesta rápida de la UE. A partir de esa experiencia inicial, la Comisión presentará si se considera oportuno nuevas propuestas para el desarrollo de la capacidad de respuesta rápida de la UE, financiadas mediante recursos nacionales asignados a operaciones comunitarias.
En segundo lugar, nuestro objetivo es disponer de un planteamiento global a escala comunitaria en relación con la prevención de desastres. En febrero de 2009 la Comisión publicó una Comunicación relativa a un enfoque comunitario para la prevención de las catástrofes naturales y de origen humano. Nos gustaría conocer la opinión del Parlamento sobre dicha Comunicación.