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Acta literal de los debates
Martes 19 de enero de 2010 - Estrasburgo Edición DO

4. Reciente terremoto en Haití (debate)
Vídeo de las intervenciones
Acta
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  El Presidente. – De conformidad con el orden del día, vamos a proceder a la Declaración de la Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Vicepresidenta de la Comisión, señora Ashton, sobre el terremoto en Haití.

Intervendrá también después el Comisario De Gucht, pero en primer lugar tiene la palabra la señora Ashton, a quien, por otra parte, yo me complazco mucho en dar la bienvenida, en base a la larga colaboración que hemos tenido en otros ámbitos y deseándole todo lo mejor para el ejercicio de su labor.

 
  
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  Catherine Ashton, Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y Vicepresidenta de la Comisión. – Señor Presidente, muchísimas gracias por sus amables palabras. Señorías, he solicitado la celebración del presente debate con el fin de poner al día a esta Cámara en lo referente a la situación en Haití tras el terrible terremoto ocurrido el 12 de enero. Las pérdidas son devastadoras y los daños ocasionados son enormes. Hasta tres millones de personas se han visto afectadas por la tragedia y el número de víctimas mortales sigue aumentando.

Se trata de un desastre político y humanitario muy grave. Nuestro interés inmediato reside en colaborar con las Naciones Unidas y el Gobierno haitiano para aliviar el sufrimiento del pueblo de Haití. Nuestro compromiso con la reconstrucción de Haití es a largo plazo. Muchos ciudadanos europeos también han perdido la vida y aún se desconoce el paradero de alrededor de 1 000.

La UE ha respondido de forma rápida, sin buscar el titular de la noticia, sino centrándose en conseguir ayuda para las personas que la necesitan. Por recomendación de las Naciones Unidas, nos resistimos al impulso de viajar a Haití inmediatamente. Ello tan solo habría desviado la atención y los escasos recursos de la operativa de ayuda humanitaria. Por supuesto que viajaremos a Haití tan pronto como sea oportuno, y he acordado con el Comisario De Gucht que él viaje a Haití esta semana para transmitir el pésame de la UE y para dejar patente nuestro compromiso con este pueblo. También aprovechará para revisar la labor de asistencia realizada hasta la fecha y para tratar con las Naciones Unidas y con nuestro personal sobre el terreno las necesidades más acuciantes para las semanas y los meses venideros.

Mientras tanto, seguimos trabajando a toda velocidad en todos los frentes: en el humanitario, en el político y en el ámbito de la seguridad. Durante los últimos días, he mantenido un contacto constante con la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, con el liderazgo de las Naciones Unidas, con los Ministros de Asuntos Exteriores de la UE y con Canadá, que lidera el Grupo de «Amigos de Haití»: todo ello con el propósito de asegurar una respuesta internacional coordinada y eficaz. Esta semana viajaré a Estados Unidos para seguir trabajando en este y otros asuntos junto a la Administración de los Estados Unidos y junto al Secretario General de la ONU y otros en Nueva York.

La ONU ha solicitado asistencia financiera urgente —575 millones de dólares estadounidenses— y asistencia logística para transportar la ayuda humanitaria. Ayer, el Secretario General de las Naciones Unidas también solicitó refuerzos militares y policiales de la misión de paz de las Naciones Unidas.

Con el fin de contribuir a la movilización y a la coordinación de nuestra respuesta, solicité a la Presidencia española de la UE que convocara una reunión extraordinaria del Consejo de Asuntos Exteriores ayer. Por primera vez desde que el Tratado de Lisboa entró en vigor, estamos aunando los esfuerzos de la Comisión, de la Secretaría del Consejo y de los Estados miembros, en un enfoque conjunto bajo mi coordinación general. Esto es algo innovador.

La reunión del Consejo que celebramos ayer fue productiva. Todos coincidimos en la necesidad de una respuesta rápida y de una estrecha coordinación con Naciones Unidas. En lo referente a la ayuda financiera, el Consejo alcanzó las siguientes conclusiones. Acogió con satisfacción el compromiso preliminar de la Comisión, relativo a ofrecer una ayuda humanitaria inmediata por valor de 30 millones de euros, además de los 92 millones de euros a que se comprometieron inicialmente los Estados miembros.

Se acogió con satisfacción el compromiso preliminar de la Comisión de aportar 100 millones de euros en concepto de ayuda urgente no humanitaria, por ejemplo, para tareas de rehabilitación y reconstrucción, y se tomó nota de la indicación preliminar de la Comisión de que se destinarían 200 millones de euros para respuestas a largo plazo.

Asimismo, se ha solicitado la celebración de una conferencia internacional en Haití cuando sea el momento oportuno y cuando se hayan evaluado en su totalidad las necesidades posteriores a la catástrofe.

En resumen, se trata de una importante respuesta en un breve espacio de tiempo. El objetivo también será destinar ayuda a la República Dominicana. En este momento, reunir el dinero suficiente va a ser menos problemático que hacerlo llegar a las personas que lo necesitan. Debemos asegurarnos de que esta ayuda se emplea adecuadamente en una reconstrucción física y política sostenible. Después de que el Secretario General de la ONU solicitara unidades policiales adicionales y ayuda para transportar la ayuda humanitaria, el Consejo me invitó a identificar las contribuciones de los Estados miembros de la UE y a presentar propuestas para su movilización. Estoy trabajando en ello.

Convocamos una reunión del Comité Político y de Seguridad inmediatamente después de la reunión del Consejo para realizar un seguimiento. Ya se encuentran disponibles los primeros índices de las contribuciones de los Estados miembros, incluidas las posibles contribuciones realizadas a través de la Fuerza de Gendarmería Europea. Esta labor continuará en los grupos preparatorios del Consejo durante los próximos días con vistas a ofrecer una respuesta rápida y controlada.

El Consejo de Asuntos Exteriores se reunirá de nuevo el próximo lunes. Realizaremos un seguimiento de la situación en Haití y consideraremos medidas adicionales.

Esto representa una importante prueba para la política exterior de la UE en el nuevo marco del Tratado de Lisboa. El pueblo de Haití —y nuestro propio pueblo— espera una respuesta rápida, eficaz y coordinada. Consideramos que esta es la respuesta que les estamos ofreciendo.

Estoy impaciente por colaborar con el Parlamento en esta cuestión y me complace estar hoy aquí para poder facilitarles esta información y escuchar sus puntos de vista.

 
  
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  Karel De Gucht, Miembro de la Comisión. – Señor Presidente, permítame comenzar subrayando la naturaleza sin precedentes de este desastre, no solo en lo que respecta al impacto humanitario, sino también en lo relativo a las repercusiones en todo el país.

Haití es uno de los países más pobres del mundo. Es un país que se encuentra en una situación de fragilidad crónica cuyas funciones y capacidades básicas existentes se han visto gravemente afectadas. Del mismo modo, la comunidad internacional ha sufrido un duro golpe. Aún se encuentran en paradero desconocido miembros del personal de las Naciones Unidas y de las ONG y empleados de nuestra propia Comisión, y ello también explica las dificultades para la organización de la ayuda in situ. La gente debe entender que no se trata de una falta de competencia, sino que la propia comunidad de donantes se ha visto afectada. Las labores de ayuda humanitaria no se desarrollan tan rápidamente como se desearía, aunque estamos comprobando que mejoran cada hora.

Dicho de otro modo, no se trata únicamente de salvar vidas humanas. Debemos salvar todo el país. Por este motivo, la Alta Representante, Cathy Ashton, ha convocado esta reunión extraordinaria del Consejo, que ha resultado ser una herramienta muy útil para abordar el problema. Permítanme centrarme muy brevemente en cuatro retos principales.

En primer lugar, debemos, sin duda alguna, abordar las necesidades humanitarias. Estas necesidades son enormes y tienen que ver principalmente con la atención médica urgente para los heridos, el agua, las instalaciones sanitarias —dado que existe riesgo de cólera, por ejemplo—, los alimentos y lugares de refugio. Lo que hace más falta es recursos de cirugía, asistencia sanitaria primaria y medicamentos, botiquines para la potabilización del agua, ayuda alimenticia, refugios de emergencia y apoyo logístico. Se cuenta con suministros suficientes de equipamientos de búsqueda y rescate.

Las prioridades organizativas con respecto a la coordinación de la ayuda deberían complementar la evaluación de las necesidades, disponer de una mejor perspectiva de las necesidades específicas y organizar la logística del transporte. Eso también se abordará en el marco de las instituciones de la UE.

Por último, tenemos que organizar la coordinación de las labores de ayuda a escala internacional. Esta siempre es una tarea difícil en este tipo de situación. Permítanme subrayar que, pocas horas después del terremoto, se desplegaron in situ equipos europeos de la Oficina de Ayuda Humanitaria y del Centro de Control e Información. Desde ese momento han estado trabajando allí para contribuir a la evaluación de las necesidades y la coordinación de la ayuda. Estamos colaborando con equipos de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA) y estamos en contacto constante con John Holmes, el Coordinador del Socorro de Emergencia de las Naciones Unidas.

El segundo punto consiste en construir o reconstruir la capacidad operativa básica del Estado. Se trata de un aspecto muy importante. Este país tiene que ponerse en marcha de nuevo, no solo físicamente —la mayor parte de los edificios han desaparecido— sino que muchos de los dirigentes más importantes están desaparecidos y las estructuras del Estado se han visto gravemente afectadas.

El Consejo acoge con agrado el hecho de que vayamos a enviar urgentemente a un equipo de expertos de la UE que se encargarán de la tarea concreta de evaluar las necesidades más críticas del Estado haitiano y de la administración civil para proporcionar asistencia técnica. Es evidente que nuestro personal diplomático y de cooperación sobre el terreno está mejor situado para hacerlo, pero su capacidad se ha visto desbordada. Esto es algo que irá cobrando importancia durante los próximos días. Como Unión Europea y Comisión Europea, junto con el Consejo, podríamos desempeñar un papel de liderazgo a la hora de restablecer las instituciones del Estado tanto físicamente como en lo que a personas se refiere.

El tercer punto es, sin duda, el plan para la reconstrucción del país, para el que debemos planificar más allá de la fase inmediata de socorro. Dentro de algunas semanas, muchos de los equipos y operativos de emergencia desplegados en este momento se habrán marchado, y existe el riesgo —muy típico en este tipo de desastres— de que se produzca un segundo desastre si no mantenemos nuestra asistencia y nuestro apoyo.

Debemos establecer de forma inmediata, a escala comunitaria, planes comunes de respuesta a la crisis a medio y largo plazo que sean masivos y coordinados. Nuestros servicios están trabajando en ello. Dichos planes deben diseñarse con el objeto de asegurar un reparto adecuado de las labores entre las instituciones de la UE y los Estados miembros y con vistas a garantizar una estrategia vinculada de ayuda al desarrollo y la rehabilitación, con una transición perfectamente fluida y continua entre la ayuda inmediata y la respuesta posterior a la emergencia.

Hemos instado a todos los Estados miembros a que se comprometan plenamente con estos esfuerzos y a que traduzcan en acciones todos nuestros compromisos de coordinación y eficacia en las ayudas. Nos encontramos en un momento en el que se va a poner a prueba la resistencia de nuestros compromisos y, para salir victoriosos, esta resistencia debe ser fuerte.

Por último, la respuesta financiera. Como ya ha subrayado la Alta Representante, la Comisión Europea realizará una importante contribución, primero en términos de ayuda humanitaria: 30 millones de euros, de los que la mayor parte —22 millones de euros, para ser exactos— son fondos completamente nuevos que además se añaden a los compromisos humanitarios que ya tenemos con Haití. La ayuda para la rápida recuperación —que no es ayuda humanitaria, y, sin lugar a dudas, lo que acabo de afirmar acerca de las instituciones del estado se incluye aquí— asciende a 100 millones, y posee un equilibrio del 50 % entre fondos desviados y fondos nuevos, y luego está la ayuda para la reconstrucción a largo plazo, para la que hay una cantidad inicial de 200 millones de euros.

Después tendremos que ir viendo la situación. Ahora se están escuchando cifras en torno a los 10 000 millones de dólares estadounidenses. Eso me parece mucho, y en cualquier caso, el presupuesto de la Comisión no puede igualar dicha cantidad. Tendremos que estudiar, junto con la conferencia de donantes y los Estados miembros, cómo vamos a participar exactamente en las cantidades más elevadas. Ese es el paquete comunitario que se ha preparado ahora, al margen de todas las contribuciones que los Estados miembros ya han realizado y realizarán.

Como ha informado la Alta Representante, me desplazaré a la región —a Haití y también a la República Dominicana— mañana por la mañana para mantener conversaciones con las autoridades, en las que también se hablará de los esfuerzos para tratar de reconstruir las instituciones del Estado. El Presidente y las ONG más importantes se encuentran en el terreno. También viajaré a la República Dominicana. Es importante que también visitemos a sus autoridades, porque se trata de las autoridades vecinas. Podemos prever que la situación acabe creando cierta saturación en la frontera, así que también visitaré a las autoridades dominicanas.

Esto es todo lo que tengo que decir por el momento. A mi regreso, el lunes por la tarde, volveré a informar a la Comisión de Desarrollo.

 
  
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  Gay Mitchell, en nombre del Grupo PPE. – Señor Presidente, estoy seguro de que la Cámara quiere recordar a todo el personal desaparecido de la UE y de la ONU y a todas las personas desaparecidas y las que están sufriendo en Haití en este momento.

También me alegro de que el Comisario De Gucht vaya a desplazarse hasta allí y de que vaya a informar a la Comisión de Desarrollo a su vuelta el lunes. Se trata de un avance que se acoge con gran satisfacción. Para emplear sus propios términos, la naturaleza del impacto del terremoto carece de precedentes, un buen apunte a realizar en un país como este, y por ese motivo —y menciono esto únicamente de pasada— pienso de verdad que la Unión Europea debe ser más visible.

Ahora que tenemos una Alta Representante que también es Vicepresidenta de la Comisión, esta figura debe ser más visible en cuestiones de esta índole.

La Unión Europea es el mayor donante de ayuda mundial, que proporciona el 60 % de la ayuda, y probablemente también seamos el mayor donante de ayuda humanitaria. Pero, mientras vemos allí a todos los buques hospitales de los Estados Unidos, lo único que vemos de la UE es a los Estados miembros que se desplazan allí desde Bélgica, Irlanda, Gran Bretaña o cualquier otro lugar. Debería haber más presencia visible de la UE. ¿Por qué no agrupaciones tácticas? ¿Por qué no crear grupos permanentes que de forma rotatoria estén listos para acudir a la zona cuando se produzcan este tipo de acontecimientos?

Lo último que quiero decir es que lo ocurrido en Haití tiene sus raíces en la pobreza y cuando esta terrible tragedia amaine y desaparezca de las pantallas, no nos olvidemos de Haití. Es hora de hacer frente a la situación subyacente de pobreza en Haití de una vez por todas.

 
  
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  Linda McAvan, en nombre del Grupo S&D. – Señor Presidente, hoy nuestros pensamientos acompañan al pueblo de Haití en su tragedia, y estoy segura de que todos los diputados querrán enviar su pésame al pueblo de Haití. Es una tragedia, pero, como acaba de señalar Gay Mitchell, se trata de una tragedia en un país en el que el 75 % de las personas ya viven por debajo del umbral de pobreza. Al mirar hacia el futuro, este aspecto es el que debemos considerar de verdad.

El público ha respondido magníficamente al reto de ayudar a Haití. Solo en el Reino Unido se han recaudado 30 millones de libras esterlinas en unos días —procedentes del público, durante la crisis financiera—, así que sabemos que el público respalda nuestros esfuerzos por recaudar fondos para Haití.

Señora Alta Representante, quiero darle las gracias por el trabajo realizado para aunar esfuerzos y conseguir una respuesta rápida de la UE en este asunto. Cuando se produjo el tsunami, aprendimos que una buena coordinación es tan importante como los propios fondos recaudados. No se trata de qué bandera lleva la ayuda, sino de hacer que la ayuda llegue y de colaborar con las Naciones Unidas para conseguir que se entregue.

A más largo plazo, me complace que se vaya a celebrar una conferencia internacional en Haití. Considero que necesitamos analizar todo el tema de Haití y su deuda pendiente y espero que los problemas de endeudamiento de Haití formen parte de la agenda de la conferencia internacional. Haití debe 890 millones de dólares estadounidenses a los acreedores internacionales y gran parte de dicha cantidad la debe al FMI. El FMI ha concedido un préstamo de 100 millones de dólares estadounidenses a Haití. ¿Podemos convertirlo en una subvención? No tiene sentido empobrecer a este país durante otros 100 años, así que espero que incluya este asunto en la agenda de la reunión del FMI.

Espero también que abordemos otros asuntos, y considero que tiene usted razón en cuanto a que la cuestión de la frontera con la República Dominicana es igualmente importante. Por tanto, gracias una vez más por sus esfuerzos, y espero que toda la Cámara trabaje duro por conseguir una buena asistencia coordinada.

 
  
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  Liam Aylward, en nombre del Grupo ALDE. – Señor Presidente, me gustaría empezar deseándole a la Alta Representante, Baronesa Ashton, lo mejor en los numerosos retos a los que se enfrenta en su mandato. Como ella bien sabe, y como han declarado las Naciones Unidas, la situación en Haití constituye la peor catástrofe humanitaria de las últimas décadas, ya que la cifra de desaparecidos, damnificados y muertos sigue aumentando.

El coste humano de esta tragedia es inconmensurable. A pesar de que la ayuda de auxilio está empezando a llegar, todos somos conscientes de los considerables problemas a los que se están enfrentando los cooperantes a la hora de intentar conseguir que la asistencia llegue a aquellos que más la necesitan.

Según las ONG que se encuentran en el lugar del desastre, el incremento de la seguridad y los problemas de carácter logístico y burocrático están obstaculizando la llegada de la ayuda y empeorando una situación ya de por sí catastrófica. Estos son los problemas que están haciendo tambalear la balanza entre la vida y la muerte para los haitianos.

En medio de toda esta labor frenética que trata de aliviar el sufrimiento y el caos, se necesita un claro liderazgo y una asistencia coordinada. Las ONG, los organismos gubernamentales, las organizaciones internacionales y las autoridades locales deben trabajar conjuntamente para repartir ayuda multisectorial de emergencia a aquellos que la necesitan.

Es evidente que el país necesita apoyo internacional masivo de inmediato. La respuesta de los ciudadanos europeos y los récords alcanzados por su generosidad y solidaridad han sido inmensos. El anuncio que se realizó ayer que comunicaba que se destinarán más de 420 millones de euros de ayuda humanitaria europea a Haití demuestra liderazgo y compromiso, pero debe repartirse de manera coordinada y efectiva.

El objetivo declarado de la Unión Europea es consolidar y reforzar la labor de auxilio global. Espero que usted, señora Ashton, y el Comisario De Gucht, trabajen con empeño para conseguir este objetivo en las respectivas visitas que realicen durante esta semana a los Estados Unidos, Haití y otros lugares.

El desarrollo a largo plazo de la nación más pobre del hemisferio occidental debe convertirse en una prioridad. La dotación de 200 millones de euros de la Unión Europea para ayudar a reconstruir Haití a largo plazo constituye un comienzo positivo, pero cuando las cámaras se hayan ido y la atención mundial esté centrada en otro lugar, la Unión Europea, como líder global, debe actuar para estar a la altura de su responsabilidad.

 
  
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  Eva Joly, en nombre del Grupo Verts/ALE.(FR) Señor Presidente, señora Alta Representante, Comisario, Señorías, esta nueva crisis humanitaria que atraviesa Haití adquiere quizá mayores proporciones que las anteriores. Tanto es así que dudo de que sea posible encontrar las palabras correctas para hablar sobre las víctimas, para hablar con los supervivientes y para llegar hasta las familias y hacerles saber cuánto compartimos su dolor y lo conscientes que somos de nuestra responsabilidad.

A pesar de lo violento que ha sido este terremoto, el terremoto por sí solo no refleja el alcance de los daños. Estos daños también están relacionados con la pobreza crónica que Haití padece desde hace muchos años. Hasta ahora, la comunidad internacional ha sido incapaz de cambiar la situación en este país. Lo que es peor, al imponer políticas a Haití que ahora sabemos que no funcionaron, las instituciones internacionales, Europa y sus socios han agravado la fragilidad de su estructura social, de su economía y de sus instituciones.

Durante la década de 1970, Haití era casi autosuficiente en materia de alimentos. Solía producir el 90 % de sus necesidades agrícolas. En la actualidad importa más de la mitad. Sin lugar a dudas, esto perjudica la producción local. Antes de este terremoto, Haití era un país sin recursos porque se le privó de los recursos a los que tenía derecho.

En consecuencia, debemos empezar por proporcionar el máximo apoyo posible a Haití para poder hacer frente a las emergencias. Desde este punto de vista, no podemos más que lamentar el hecho de que ha sido muy difícil poner en práctica la ayuda internacional. En el futuro, debemos mejorar nuestros procedimientos. Sin embargo, sobre todo debemos ser conscientes de que la ayuda a largo plazo para el desarrollo no será efectiva si imponemos lo que consideramos prioridades correctas a pesar de que todos los que se hallan sobre el terreno nos dicen que nos equivocamos. Debemos empezar por poner en tela de juicio nuestros métodos, y esto no funcionará a menos que incrementemos los fondos que estamos reservando para políticas de desarrollo a largo plazo. La Unión Europea ha anunciado la cantidad de ayuda que destinará a Haití, y los Estados miembros han hecho lo mismo. Estamos hablando de 130 millones de euros a corto plazo y de 200 millones de euros para necesidades a largo plazo.

Me gustaría comparar estas cifras con otras, con los 155 000 millones de dólares estadounidenses que los bancos de la City y Wall Street están preparando para pagar a unos miles de personas que trabajan en sus bancos. Esto plantea la cuestión del modelo de desarrollo que queremos promover a escala internacional.

La ayuda humanitaria urgente es necesaria, pero por sí misma no es suficiente. Esta ayuda no debe, bajo ninguna circunstancia, reemplazar a la ayuda al desarrollo, y aquellos países que se beneficien de ella tampoco deben considerarla un auténtico decreto. La primera forma de ayudar a los países que se encuentran en grandes dificultades es por medio del respeto, permitiéndoles que se beneficien de sus propios recursos. Debemos cancelar la deuda de Haití y saldar nuestra deuda con ese país.

Señor Presidente, señora Alta Representante, Comisario, Señorías, es nuestro deber hacia las víctimas de Haití ayudarles a reconstruir un país que estaba devastado incluso antes de que una catástrofe natural lo pusiera patas arriba por completo.

(Aplausos)

 
  
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  Nirj Deva, en nombre del Grupo ECR. – Señor Presidente, nuestros corazones y nuestros pensamientos acompañan al pueblo de Haití en esta hora de sufrimiento. Felicito a la Baronesa Ashton y a Karel De Gucht por las acciones ya emprendidas y por las que se está llevando a cabo. No hay duda de que habrá fondos disponibles. Estuve presente en el tsunami que sacudió Sri Lanka y más tarde Indonesia. He sido testigo de terremotos en Turquía. Asistí a lo que ocurrió en China. Cada vez que ocurre algo así nos quedamos cortos, no de agua, de pastillas potabilizadoras o de tiendas o agua potable, sino de infraestructuras. Decimos: vaya, las infraestructuras han quedado destruidas. Por supuesto que han quedado destruidas. Necesitamos suministrar una infraestructura de emergencia con gran rapidez.

¿Cómo puede ocurrir esto? ¿Qué hay de un portaaviones? Tiene electricidad, energía nuclear, tiene generadores para depurar el agua y helicópteros. ¿Podríamos crear una operación de rescate global que esté lista para acudir en el momento en que se produzca la noticia y que pueda proporcionar puertos provisionales, refugios temporales y toda la infraestructura que se destruya? Debemos adoptar un nuevo enfoque con respecto a la forma de salvar vidas inmediatamente después de las catástrofes.

 
  
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  Patrick Le Hyaric, en nombre del Grupo GUE/NGL.(FR) Señor Presidente, señora Vicepresidenta y Alta Representante, Comisario, me gustaría manifestar, una vez más, que las circunstancias que el pueblo haitiano y los niños haitianos se han visto obligados a soportar nos han afectado muy profundamente.

Los haitianos llevan ya siete días viviendo y sobreviviendo en un absoluto infierno. La oleada de solidaridad global da aliento a los corazones pero aún tiene que consolidarse y coordinarse mejor con el único propósito de ayudar al pueblo haitiano, que se halla sediento, hambriento, sin hogar y privado de la asistencia sanitaria más básica. Aplaudimos a todos aquellos hombres y mujeres que se han involucrado en esta labor.

La Unión Europea ha decidido destinar unos fondos iniciales. No obstante, no podemos quedarnos ahí. La ayuda de la Unión Europea debe incrementarse considerablemente y el sistema bancario mundial debe participar. Deben enviarse excedentes de alimentos europeos al pueblo haitiano con carácter urgente.

Seamos francos. Nuestro continente está realmente en deuda con Haití y tiene el deber de enmendar muchos años de dominación y saqueo. Debemos aprender del modo en que esta isla, la perla del Caribe, ha estado controlada por las instituciones financieras internacionales, que la han asfixiado con una deuda atroz y un interés igualmente atroz vinculado a dicha deuda.

Nuestro Parlamento debe declararse a favor de la cancelación incondicional e inmediata de toda esta deuda. Nuestro grupo desea que la conferencia que ha de celebrarse próximamente en Montreal prepare eficazmente una conferencia a nivel internacional sobre la reparación, reconstrucción y el desarrollo sostenible de Haití con el pueblo de Haití.

Esta reconstrucción debe realizarse bajo los auspicios de las Naciones Unidas, de manera que el pueblo haitiano pueda recuperar su soberanía política y económica. Haití no debe convertirse en un trofeo de batalla por la dominación entre grandes potencias. Por ello, aunque aplaudimos los esfuerzos y el apoyo de los Estados Unidos, debemos permanecer en guardia y no permitir que los líderes norteamericanos utilicen este terrible desastre como pretexto para ocupar la isla, dirigirla y establecer allí bases militares.

Europa debe predicar con el ejemplo. Debe tener un único objetivo, una única preocupación: el pueblo, los niños de Haití.

 
  
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  Fiorello Provera, en nombre del Grupo EFD. (IT) Señor Presidente, Señorías, me gustaría expresar mi profunda solidaridad con todos aquellos que se han visto afectados por esta catástrofe natural.

En situaciones como esta, con una destrucción a gran escala de edificios e infraestructuras y con miles de muertos, resulta casi imposible entregar ayuda de forma efectiva sin disponer de unas condiciones mínimas de orden público y de seguridad. Cualquier intervención de ayuda resulta difícil sin una estrecha coordinación en la recolección de los artículos necesarios y la distribución ordenada de la ayuda. Es fundamental comprender qué se necesita, quién lo necesita y cuándo.

Otro punto que hay que plantearse es que en demasiadas ocasiones la generosidad de donantes públicos y privados se ha visto traicionada y que hay enormes cantidades de dinero que no han llegado a aquellos que verdaderamente lo necesitaban. Por tanto, es necesario disponer de un estricto sistema de controles para impedir que se roben o despilfarren los fondos, especialmente en países frágiles con niveles de corrupción elevados y escasos niveles de gobernanza. Europa debería demostrar su propia eficiencia. Espero que tenga éxito.

 
  
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  Nick Griffin (NI). – Señor Presidente, el horror del Haití es espeluznante. Es humano sentir compasión por las víctimas inocentes de esta catástrofe natural.

A todos lo que nos encontramos aquí nos pagan bien y podemos permitirnos realizar una donación. Yo daré mi dieta correspondiente a la asistencia del día de hoy si todos los diputados británicos al Parlamento Europeo hacen lo mismo. Sin embargo, con sus impuestos, nuestros electores no se pueden permitir ser generosos.

La globalización ha destruido nuestras industrias. Los bancos han arruinado nuestras economías. La burocracia de la UE asfixia a nuestros empresarios y el chanchullo del impuesto sobre el carbono está precipitando a millones de personas a la mortal pobreza energética.

El número de víctimas en Haití es impactante, pero este invierno más de 50 000 pensionistas solo en Gran Bretaña fallecerán de forma prematura debido al frío y al coste de la calefacción.

En toda Europa, el número de víctimas se cuenta por cientos de miles, pero, dado que esta verdad avergüenza a la élite política y pone de relieve la poco conveniente realidad del enfriamiento global, este escándalo quedará sepultado en el mismo silencio que nuestros ancianos fallecidos.

Cientos de miles de nuestros propios ciudadanos están muriendo a consecuencia de la negligencia gubernamental y los fríos impuestos de la UE, pero ustedes insisten en lanzar el dinero de otras personas a un catástrofe ocurrida en el patio trasero de otros. Eso no es compasión, eso es hipocresía podrida.

Soy consciente de que a este lugar le incomoda nuestro patrimonio cristiano, pero como siempre, nuestra Biblia revela una verdad eterna que la mayoría de los presentes preferirían ignorar —el primer libro de Timoteo 5:8: «Si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo».

 
  
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  Michèle Striffler (PPE).(FR) Señor Presidente, señora Alta Representante, como anteriormente dijimos, el desastre alcanzó una dimensión extrema debido a la violencia del terremoto, sin duda uno de los más graves de la historia, y por tanto, tememos una cifra espeluznante de víctimas humanas.

No obstante, estoy satisfecha con la rápida reacción de la Comisión Europea y de los Estados miembros y con el compromiso que han adquirido para destinar un enorme paquete de ayuda de 429 millones de euros para la labor de ayuda humanitaria de emergencia y la reconstrucción de Haití. Sin embargo, es lamentable que los europeos hayamos actuado de forma descoordinada y que las acciones de la Unión Europea no sean lo suficientemente visibles, algo que contrasta considerablemente con la eficiencia de la máquina de ayuda de los EE. UU. y nos hace olvidar que la Unión Europea es el principal donante de ayuda humanitaria y de ayuda al desarrollo.

La Comisión Europea también ha activado el Mecanismo Comunitario de Protección Civil, que coordina las ofertas de asistencia de los Estados miembros y que actualmente representa la esencia de nuestro sistema de respuesta a la crisis. Los últimos acontecimientos confirman la necesidad de mejorar la respuesta de la Unión Europea a las crisis. Una auténtica organización con capacidades de protección civil es fundamental, y por este motivo, quiero recordarles la propuesta del señor Barnier, que data de 2006 y propone la creación de una fuerza europea de protección civil; está lista y solo tiene que aplicarse.

Además, el Presidente del Consejo Europeo, el señor Van Rompuy, se ha manifestado hoy a favor de una fuerza de reacción rápida. En cuestión de días, los Estados Unidos han asumido un papel dominante en las labores de rescate y coordinación. Es fundamental recordar el papel de coordinador central y global desempeñado por la OCHA, la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, que está mejor situada para llevar a cabo esta coordinación.

No se equivoquen, no se trata de librar una batalla de banderas. Sin embargo, una mejor organización se traduce en un ahorro de tiempo y financiación, y considero que los ciudadanos europeos tienen derecho a saber lo que está haciendo la Unión Europea.

 
  
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  Patrice Tirolien (S&D).(FR) Señor Presidente, ¿está condenada Haití a la desgracia?

Desde su independencia, las catástrofes naturales han dado paso a las catástrofes políticas en este país, y aquí nos encontramos hoy, enfrentados a una tragedia de proporciones históricas. Se han producido muertos y heridos, la destrucción de incontables inmuebles y la ruina de las estructuras políticas nacionales y de cooperación.

Debemos combatir la fatalidad. La Unión Europea debe participar en este doble esfuerzo de emergencia y de reconstrucción. Se lo debemos a los numerosos lazos que nos unen a Haití, lazos que son, ante todo, históricos: Haití fue una antigua colonia, de hecho, la más próspera de todas ellas; en segundo lugar, son lazos diplomáticos: el acuerdo de Cotonú convierte la isla en un socio privilegiado; y finalmente, lazos geográficos, puesto que Haití es vecino de la Unión Europea a raíz de sus regiones ultraperiféricas.

Además, la crisis en Haití constituye la primera prueba para el Servicio Europeo de Acción Exterior que usted dirige, señora Ashton. Hasta ahora este servicio ha sido un elemento decisivo. La catástrofe también pone de relieve los retos y las mejoras que debemos realizar a esta estructura, ya que al margen del movimiento solidario de nuestro continente, la reacción de los EE. UU. plantea interrogantes sobre nuestra capacidad de movilización.

Así pues, los considerables esfuerzos en favor de una coordinación europea y las contribuciones de los Estados miembros no deben ocultar la dificultad de los debates en torno al despliegue de la Fuerza de Gendarmería Europea. Aunque es crucial que el gasto de la Unión Europea se guíe por las Naciones Unidas, estas dificultades llevan a la conclusión de que la Unión Europea debe equiparse con una estructura integrada y autónoma que posea los medios necesarios para hacer frente a tareas tan complejas como las de la emergencia humanitaria.

Finalmente, la fase de reconstrucción constituye un desafío inmenso. No faltan las tareas: políticas, administrativas, económicas, sociales y medioambientales. Quizá estemos asistiendo al año cero de una nueva era para Haití. Se trata de un reto político importante para una Europa que debe reafirmarse a sí misma como líder visible en este proceso.

 
  
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  Charles Goerens (ALDE).(FR) Señor Presidente, Señorías, cada noche el programa de noticias de las 8 nos recuerda el indescriptible sufrimiento de Haití.

El sufrimiento quizá solo se vea igualado por la compasión mundial y cercana que lo rodea. Esta compasión es, sin lugar a dudas, espontánea y sincera, pero también efímera. El momento de la verdad llegará dentro de dos semanas, cuando los medios hayan decidido centrar su atención en otros acontecimientos. Si alguien no toma el relevo, los haitianos se arriesgarán una vez más a encontrarse solos, abandonados a su propio destino.

En un país en el que aún queda todo por hacer, empezando por la rehabilitación y la reconstrucción, es importante actuar de forma que el orden lógico conduzca a un desarrollo genuino. En lo que respecta a la Unión Europea, dispone de un amplio abanico de herramientas y una sólida experiencia en este ámbito. Por este motivo, los retos a los que se enfrenta la sociedad haitiana, que es desesperadamente pobre, también representan el momento de la verdad para la Unión Europea.

Será durante los próximos días y meses cuando tengamos que actuar de forma decisiva y efectiva. Este es el aspecto más importante desde punto de vista de la recuperación, una vez que hayamos restablecido las condiciones de seguridad y orden público que resultan esenciales para emprender cualquier acción coordinada en un país en el que, a raíz del terremoto, todo ha sufrido daños, incluidas las estructuras institucionales.

En consecuencia, considero acertado hacer hincapié en un aspecto fundamental: la recuperación del Estado haitiano debe ser labor de los propios haitianos. Estamos hablando de su desarrollo. Podemos ayudarles con un espíritu de asociación. Europa haría bien en confirmar este aspecto en las conferencias internacionales previstas sobre este tema.

¡Sí a la asociación, no al paternalismo y al neocolonialismo!

 
  
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  Edvard Kožušník (ECR). (CS) Sin duda, todos los presentes estaremos de acuerdo en que este constituye una de los mayores catástrofes ocurridas en la región en los últimos 200 años. Y en nombre de mis colegas del grupo de los conservadores europeos y en nombre de mis conciudadanos, me gustaría expresar nuestro pésame y solidaridad con todas las víctimas y aquellos que están sufriendo. No obstante, independientemente de esta tragedia, existen indicios de que, incluso después de la ratificación del Tratado de Lisboa, la Unión Europea todavía continúa falta de coordinación y sigue siendo incapaz de llevar a cabo una acción rápida. Me recuerda vagamente a un dragón de cuatro cabezas. Tenemos un Presidente, un Primer Ministro del país que ostenta la presidencia, un Presidente de la Comisión y un Comisario propuesto. Señorías, personalmente considero que en este caso en concreto, tenemos que reconocer que la Unión Europea ha sido cogida de improviso. A los que no ha cogido desprevenidos es a los ciudadanos de los Estados miembros individuales, que han venido proporcionando tanto ayuda material como financiera día tras día.

 
  
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  Ilda Figueiredo (GUE/NGL).(PT) Señor Presidente, nos unimos al resto de mundo a la hora de expresar nuestro pésame y nuestro pesar ante la tragedia acontecida al pueblo de Haití y deseamos mostrarles nuestra solidaridad plena, pero debemos subrayar determinadas cuestiones que consideramos cruciales.

Deberíamos empezar por denunciar a cualquier país o persona que pretenda aprovecharse de esta catástrofe para volver al neocolonialismo. Este tipo de actitud es la que parece indicar el despliegue de miles de tropas estadounidenses armadas, a pesar del hecho de que la mayoría de la población vive en la pobreza y sigue siendo víctima de la explotación por parte de compañías multinacionales a pesar de la interferencia de organismos externos, especialmente los Estados Unidos.

Este es un momento para enviar toda la ayuda humanitaria, la cooperación y el apoyo a la reconstrucción que el pueblo de Haití se merece por su dignidad y su valor. Debemos recordar que Haití fue el lugar en el que 400 000 africanos, esclavizados y víctimas del tráfico humano de los europeos, se rebelaron en contra de la esclavitud y provocaron la primera gran revolución social en el continente americano.

Se debe enviar ayuda coordinada con carácter urgente, pero debe enviarse sin ceder a las tentaciones neocolonialistas.

 
  
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  Roberta Angelilli (PPE). (IT) Señor presidente, Señorías, en Haití se está produciendo una enorme tragedia provocada por la naturaleza y también por la falta de un Estado digno de su nombre, incapaz de controlar mínimamente la catástrofe y la emergencia humanitaria e incapaz de gestionar la ayuda para la población civil que ahora es presa de gente sin escrúpulos.

La Cruz Roja ha hecho un llamamiento de advertencia. En la conferencia de Montreal que se celebrará el 25 de enero, la UE debe hablar con una sola voz y exigir una gestión única y coordinada de la acción humanitaria; de lo contrario, nos arriesgamos al caos y a que la ayuda se desperdicie, incluidas todas esas enormes y valiosas contribuciones mencionadas hoy por la Comisión y la ayuda procedente de los Estados miembros.

Baronesa Ashton, debe realizarse un esfuerzo excepcional por los niños, sobre todo por los huérfanos, que merecen asistencia prioritaria, también en términos de ayuda psicológica; de lo contrario, estarán abocados a la pobreza y a la explotación. También debemos asegurarnos de que la comunidad internacional no esté simplemente dispuesta a simplificar los trámites de adopción. Ello únicamente conduciría a una forma de deportación legal de los niños, y no es lo que Haití necesita.

El señor Frattini, el Ministro de Asuntos Exteriores italiano, ha estado acertado al proponer la construcción de edificios y residencias para que puedan crecer con dignidad en su propio país y facilitar viajes temporales al extranjero por vacaciones y principalmente, con fines educativos. Terminaré con una pregunta: ¿estamos dispuestos, a escala internacional, a reducir o cancelar la deuda de Haití?

 
  
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  Corina Creţu (S&D).(RO) En efecto, el mundo entero está dando muestras de solidaridad y compasión hacia los damnificados por el catastrófico terremoto de Haití, destacando una vez más la necesidad de actuar con rapidez y de forma coordinada ante este tipo de situaciones. Limitar las pérdidas ahora depende de la efectividad de la intervención y, como ya se ha mencionado aquí, la forma en la que han actuado las agencias e organizaciones internacionales junto al departamento para Ayuda Humanitaria de la UE ha sido ejemplar, sin olvidar los gestos individuales de los Estados miembros.

Considero que debe crearse una fuerza operativa de rápida intervención, porque la situación en Haití nos demuestra la necesidad de mantener el orden público para garantizar la seguridad de la población, además de la asistencia que requieren los supervivientes. En este momento, ciertamente nos encontramos en una situación en la que se están alzando muchas voces para protestar y realizar acusaciones denunciando que la presunta intención es llevar a cabo una ocupación militar disfrazada de asistencia humanitaria. Sin embargo, dado que nos hallamos en una situación en la que las fuerzas de la ONU son insuficientes o se han visto superadas por los acontecimientos, la Unión Europea debería implicarse en mayor medida, especialmente porque posee una gran credibilidad en la región.

Considero que, como Unión Europea, debemos aceptar que nos enfrentamos a un proceso de reconstrucción de gran alcance en Haití, mientras impulsamos al mismo tiempo la estabilidad de las estructuras del Estado. Sin duda, es muy importante mostrar compasión hacia los habitantes del país que atraviesan esta difícil y terrible experiencia, lo cual incluye encontrar soluciones específicas para facilitar los trámites de adopción de niños que han quedado huérfanos tras esta catástrofe y ofrecer asistencia concreta a la población que se ha visto sometida a tan tremenda prueba.

 
  
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  Paweł Robert Kowal (ECR).(PL) Señor Presidente, señora Ashton, escuchamos voces procedentes de distintas partes de la Cámara, pero todas hablan de una cuestión, un tema, común: la reacción de la Unión Europea, la reacción política, no ha sido suficiente y no se ha coordinado satisfactoriamente. Creo que deberíamos agradecer a las organizaciones benéficas que se hayan responsabilizado de estas necesidades como siempre, sin fracasar.

Además, debemos pensar en qué es lo que podría hacerse mejor. De hecho, tengo una pregunta para la señora Ashton: esta es la primera situación de estas dimensiones a la que usted se ha enfrentado en su nuevo cargo. ¿Cuál es la conclusión principal que extrae de este acontecimiento y de los errores de los que estamos hablando aquí? Y lo que es más importante, ¿qué puede cambiarse en el futuro? Este constituye el pensamiento más importante que debe ocuparnos ahora y, en gran medida, es nuestro deber hacerlo.

 
  
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  Philippe Juvin (PPE).(FR) Señor Presidente, señora Ashton, ¡ya basta! Ya basta. Siempre ocurre lo mismo con cada catástrofe, los franceses envían un avión y asistencia, los belgas, los italianos, los alemanes y todos hacen lo mismo y siempre lo hacen de forma individual; siempre es la misma historia. Sobre el terreno, el resultado es siempre el mismo: no existe coordinación, sino oportunidades perdidas para las víctimas y falta de organización.

¿Cuándo va a acabar esto? ¿Cuándo va a actuar por fin la Comisión? No vengan a decirnos que es complicado, porque los proyectos están listos. Tan solo tenemos que aplicarlos. En 2006, el señor Barnier propuso la creación de una fuerza europea de protección civil, con la contribución voluntaria de los Estados miembros, sin tener que esperar a una hipotética unanimidad de los 27, haciendo un fondo común con las unidades de protección civil ya existentes y entrenándoles a todos con técnicas de rescate comunes, métodos de comunicación comunes y en un cuartel general común.

Es fácil, señora Ashton: ¡haga esto con la participación de aquellos que quieran hacerlo! Con respecto a los demás, se unirán a nosotros cuando se den cuenta de que esto es el futuro. Se adquirieron compromisos tras el tsunami y a fecha de hoy aún no se ha hecho nada.

No digo estas palabras a la ligera; la falta de acción de la Comisión es criminal. Señora Ashton, ¿por qué está Europa condenada a repetir sus errores? Señora Ashton, nadie cuestiona su buena voluntad, pero anuncie aquí, hoy, la creación de esta fuerza europea de coordinación. El Parlamento la apoyará. Si necesita usted apoyo, estamos ahí para ofrecerle ayuda. Pero, por el amor de dios, deje de hablarnos de coordinación; ¡haga usted que esa coordinación sea una realidad! ¡No espere a la próxima catástrofe!

 
  
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  Michael Cashman (S&D). – Señor Presidente, debo decir que existen personas que hablan y personas que actúan. Por tanto, quiero felicitar al Consejo, la Comisión y a la Alta Representante por las medidas que han adoptado. Nada de esto era previsible. Estamos asistiendo a algo que era inimaginable.

Me he quedado aquí sentado y he escuchado los argumentos políticos baratos que se esgrimen contra la Alta Representante, contra los Estados miembros y contra la Comisión, utilizando la idea de que, de algún modo, como es una mano estadounidense la que rescata a alguien de los escombros y salva una vida, usted debería apartar esa mano y decir «no al neocolonialismo» y que de alguna manera, atacando al propio Haití mejora usted las vidas de las personas que sufren allí. Qué vergüenza.

Asegurémonos de que ofrecemos coordinación. Dejemos la coordinación a los estadounidenses: si salva vidas, salva vidas. Olviden la retórica política.

Enhorabuena por asignar esta dotación de fondos. Enhorabuena, Baronesa Ashton, por no jugar al juego de la audiencia empleando el espacio aéreo para entrar a Haití solamente para llegar y demostrar que está allí. ¿Qué se consigue con eso? No se consigue absolutamente nada. Por tanto, estoy enojado por aquellas personas que esperan el rescate, así que coordinemos junto a los estadounidenses. Demos una patada en el culo a las Naciones Unidas para que reparta la ayuda y dejemos de esgrimir argumentos políticos baratos.

(Aplausos)

 
  
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  Róża, Gräfin von Thun Und Hohenstein (PPE).(PL) Señor Presidente, me gustaría unir mi voz a la del señor Juvin: la ayuda humanitaria está mal coordinada. Yo no deseo hablar solo de ayuda humanitaria, sino de lo que se denomina ayuda para el desarrollo, técnica o estructural. La catástrofe no era previsible, pero éramos conscientes del terrible estado en el que se encontraba Haití y, para empeorar las cosas, se ha visto azotado por esta desgracia. Sabemos desde hace mucho tiempo las pésimas condiciones en las que se encuentra Haití y lo mal que funcionan sus estructuras. También sabemos que si hubieran funcionado mejor, y si antes del terremoto hubiéramos organizado mejor la cooperación técnica y en materia de asistencia con Haití, esas estructuras hubieran funcionado mejor y, como resultado, ello habría permitido emplear mejor la ayuda que hemos enviado y se habrían salvado miles de personas. Pero eso no ocurrió.

¿Pretende la señora Ashton, como Alta Representante y Miembro del Consejo, tomar medidas específicas, con fechas concretas, para coordinar la cooperación técnica de los diversos países europeos de modo que los terceros países a los que donamos ayuda la empleen de manera satisfactoria? ¿Vamos a emplear algún tipo de intercambio de mejores prácticas entre países con amplia experiencia y en los que la cooperación a nivel técnico funciona muy bien y países que apenas están empezando a emplear esa cooperación técnica? ¿Se creará una política europea común, apropiada y sólida, que sirva de verdad a terceros países, y que sirva para que dejemos de conceder ayuda humanitaria de forma apresurada y en la sombra cuando cientos de miles de personas se encuentren inesperadamente en una situación trágica?

 
  
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  David-Maria Sassoli (S&D). (IT) Señor Presidente, señora Alta Representante, Señorías, la enorme tragedia que ha azotado a Haití requiere una respuesta inmediata, y se están llevando a cabo numerosas actividades de ayuda y rescate por parte de los Estados miembros de forma individual, incluso a pesar de la gran competencia existente entre los países europeos.

La nueva Europa, con su Alta Representante, debería ser capaz de proporcionar su propia ayuda a las personas que están sufriendo. Es más, el terremoto ha azotado al país más pobre del hemisferio occidental, en el que el 80 % de la población vive por debajo del umbral de la pobreza y el 54 % vive en la absoluta pobreza.

No obstante, dentro de esta emergencia existe otra: la emergencia que afecta a los niños, el sector más débil de la población, que han quedado abandonados sin familia, sin protección y sin Estado. En consecuencia, me gustaría instar a la Alta Representante de Asuntos Exteriores a emprender acciones orientadas a permitir que los niños haitianos hasta la edad de 10 años puedan ser acogidos y cuidados por países europeos.

Señora Ashton, Europa puede aceptarlos y ofrecerles unas condiciones de vida adecuadas; quiero decir durante un periodo limitado, hasta que se generen las condiciones adecuadas para que vuelvan a su propio país. Todo esto podría organizarse, todo esto podría ser fácil para los países europeos, y sería una forma justa de responder a la necesidad de solidaridad y de evitar también que se actúe de forma especulativa e ilegal a costa de los niños. Estamos hablando de niños, el recurso más precioso que deberíamos proteger en Haití.

 
  
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  Laima Liucija Andrikienė (PPE). – Señor Presidente, durante los últimos días se han producido una serie de quejas sobre la ineficacia y la lentitud de la respuesta a la crisis haitiana.

Muchos apuntan a la creciente inseguridad, a la desesperación cada vez mayor de aquellos que sobrevivieron al seísmo y a la enorme carencia de ropa y alimentos.

Es cierto que estos problemas existen y que debemos resolverlos tan pronto como sea posible. Sin embargo, deberíamos aplaudir el compromiso de algunos actores internacionales, desde gobiernos y organizaciones de sociedad civil hasta individuos de todo el mundo.

Sin lugar a dudas, la Unión Europea se encuentra entre aquellos que han expresado su más profunda solidaridad con el pueblo haitiano. Una vez más, muchos han criticado la supuestamente lenta reacción de la UE a la crisis incluso hoy, pero la UE no trata únicamente de las decisiones adoptadas en Bruselas. Los gobiernos nacionales ya han enviado a miles de hombres y mujeres a ayudar a los haitianos y han destinado millones de euros en ayuda.

El papel de la UE debe concentrarse en mayor medida en la ayuda a medio y largo plazo, y debe tener como objetivo la reconstrucción de las ciudades y pueblos haitianos, de su infraestructura, de sus escuelas y de sus hospitales.

Por supuesto, la UE puede ser el foro, el paraguas bajo el que pueda distribuirse y coordinarse la ayuda a medio y largo plazo.

La promesa realizada recientemente por la Comisión y los Estados miembros de destinar casi 500 millones de euros constituye sin lugar a dudas un paso grande e importante en esta dirección, y todos deberíamos apoyarla.

 
  
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  Enrique Guerrero Salom (S&D).(ES) En primer lugar, mis condolencias y mi solidaridad con el pueblo de Haití, tan duramente golpeado por esta catástrofe.

Nosotros, la Unión Europea, no somos una potencia militar. Tampoco queremos serlo. Pero somos una fuerza en el mundo por nuestro modelo social. Y somos una potencia, y queremos serlo, por nuestra cooperación al desarrollo y por nuestra asistencia humanitaria.

Hoy, Haití, la catástrofe producida en este país, plantea un reto a las nuevas instituciones surgidas del Tratado de Lisboa. Ahora es el momento de la ayuda humanitaria, pero muy pronto vendrá el momento de la reconstrucción, del impulso al desarrollo y de la ayuda a la gobernabilidad, a la institucionalidad. Y tenemos que responder con una sola voz a lo que el pueblo de Haití espera de nosotros. Tenemos que responder con un encaje de las funciones de la Alta Representante con las funciones de los Comisarios de Desarrollo y de Ayuda Humanitaria.

¿Por qué? ¿Para qué actuar todos juntos? Para coordinar mejor la ayuda de los países, para ser más eficaces en nuestra ayuda, para tener una voz europea identificable en el mundo y para servir mejor a lo que el mundo está esperando de nosotros en estos momentos: apoyo a esta crisis humanitaria e impulso al desarrollo, hoy en Haití, mañana en cualquier catástrofe, pasado mañana en todas partes del mundo.

 
  
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  Jim Higgins (PPE). – Señor Presidente, uno de los países más pobres del mundo ha quedado asolado en solo 15 segundos, víctima de un mal gobierno, víctima de una dictadura y de la corrupción. Cincuenta mil personas muertas, miles aún desaparecidas y tres millones sin hogar.

La respuesta de los Estados Unidos ha sido encomiable, la de las Naciones Unidas algo menos, pero tengo que admitir que estoy de acuerdo con todo lo que se ha manifestado. No estamos adoptando una actitud política en esto, señor Cashman: nuestra respuesta ha sido menos que adecuada. Nos hemos quedado en la estela de los Estados Unidos.

Las dificultades logísticas se superarán —agua potable, medicamentos, alimentos y refugio— y todas llegarán a su debido tiempo. Pero lo que Haití necesita para emerger de este desastre es una democracia que funcione con plenamente y que posea una economía que pueda mantener a su pueblo. Su recuperación debe medirse con el transcurso de los años y no solo durante las semanas y los meses posteriores a esta crisis.

Como se ha dicho una y otra vez, la noticia desaparecerá de las pantallas de televisión. Durante las próximas dos o tres semanas pasará de noticia principal a secundaria y después desaparecerá. Pero ahí es donde reside el verdadero reto, porque en 2008 Haití fue azotada por dos huracanes devastadores. A su paso dejaron pobreza y desolación. Los líderes mundiales de aquel momento prometieron 600 millones de euros. En realidad solo se entregaron 40 millones.

Lo que necesitamos es el renacimiento, el resurgimiento, la reaparición y la replanificación de Haití. Debe gestionarse y dirigirse de manera apropiada pero, por encima de todo, debe establecer una estrategia clara y entregable que convierta a Haití en la entidad democrática, independiente y orgullosa que debería ser, pero que en estos momentos tampoco es, ni lo ha sido hasta ahora, llevándonos a la presente catástrofe.

 
  
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  Roberto Gualtieri (S&D). (IT) Señor Presidente, Señorías, la catástrofe humana sin precedentes de Haití nos afecta profundamente, y la Unión Europea tiene el deber de contribuir como mejor pueda a los esfuerzos de la comunidad internacional, empleando todas las herramientas que tenga a su disposición.

En lo que concierne a los recursos financieros, se han producido avances importantes durante los últimos días y horas. Lo que merece que nos paremos a pensar son los otros aspectos de la respuesta de Europa a la crisis, pero deberíamos evitar pensar en nuestra imagen y en vez de ello concentrarnos en la sustancia, como indicaba correctamente la Alta Representante.

El papel central de la Misión MINUSTAH ha emergido claramente en lo referente tanto a la protección civil como a la seguridad, excluyendo una misión PCSD autónoma, pero el papel de coordinación de la UE como respaldo de la misión de la ONU sigue siendo clave.

Con respecto a este punto, me gustaría recordar al señor Juvin que esta coordinación existe y que el Centro de Control e Información está desempeñando la labor de coordinación en el ámbito de la protección civil y el Centro de Situación la coordina en el ámbito de la seguridad, y es de esperar que este trabajo dé como resultado el despliegue de la Fuerza de Gendarmería Europea, tal como han solicitado expresamente las Naciones Unidas.

Lo que es útil entender de la Alta Representante y de la Comisión es cómo el Centro de Control e Información y el Centro de Situación están respondiendo, en la práctica, ante tareas y pruebas tan pesadas, cómo está funcionando su coordinación y si sus instrumentos y recursos son apropiados.

Esto también nos ayudará más adelante, cuando tengamos que considerar la conveniencia de estos instrumentos y la capacidad de protección consular, pero ahora no es momento para estos debates. Ahora es momento para la acción y el compromiso, y apoyamos plenamente las medidas que está adoptando la Alta Representante.

 
  
  

PRESIDE: Stravros LAMBRINIDIS
Vicepresidente

 
  
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  Milan Zver (PPE). (SL) A mí también me gustaría expresar mi pésame y mi solidaridad por los acontecimientos de Haití, y felicitar a la Comisión Europea y a las instituciones europeas por su relativamente adecuada respuesta.

No obstante, como algunos de mis colegas, también me pregunto si nuestra respuesta ha sido lo suficientemente rápida. Quizá sea buena idea que la señora Ashton, Vicepresidenta de la Comisión, visite personalmente la escena del trágico suceso, pues eso podría resultar importante por varias razones.

Discrepo con aquellos de ustedes que argumentan que la presencia de soldados y otro personal policial puede anunciar el comienzo de un acercamiento colonial a Haití por nuestra parte. En mi opinión, ese discurso no es justo ni apropiado.

Lo que es importante, sin embargo, es que en la próxima conferencia internacional sobre Haití adoptemos medidas a largo plazo para el restablecimiento de las instituciones estatales, para posibilitar que funcionen de nuevo. Con esto me refiero, en concreto, a las políticas en materia de sanidad y educación. Solo las políticas de este tipo y el desarrollo en estos ámbitos y en instituciones pueden convertir a Haití en un país más estable de lo que ha venido siendo hasta la fecha.

 
  
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  María Muñiz De Urquiza (S&D).(ES) Señor Presidente, quiero subrayar la importancia de que la Unión Europea lidere no sólo la ayuda humanitaria de emergencia inmediata, sino también la cooperación a largo plazo para la reconstrucción del país, contando con las autoridades locales, con el Gobierno de Haití, que es un Estado ya suficientemente frágil como para que lo fragilicemos aún más, sustituyendo a sus autoridades por las organizaciones internacionales, y contando también con las organizaciones no gubernamentales locales.

Y quiero reconocer la rápida respuesta de la Presidencia española, tanto en la coordinación de la ayuda como en la puesta a disposición de la Unión Europea de los medios de ayuda con los que ya contaba España en el país y en la región, en tanto que primer donante europeo de ayuda, no sólo en América Latina, sino también en Haití concretamente.

 
  
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  Marielle De Sarnez (ALDE).(FR) Señor Presidente, señora Ashton, la política trata, ante todo, de símbolos, y por eso creo que usted no debería estar aquí, sino en Haití; por eso creo que usted no debería viajar a los Estados Unidos, sino a Haití.

Tengo la sensación —y digo esto con gran tristeza— de que usted no ha calculado la magnitud del suceso, de esta terrible tragedia, y muy en el fondo, teniendo todo esto en cuenta, Europa nunca ha estado tan ausente. Somos los principales donantes y aún así no existimos.

Mi segunda sensación es que cuantos más nombramientos, cuantas más funciones y títulos creamos, menos existimos, y esto debería plantearnos algunas preguntas. ¿Cuántas catástrofes deben sucederse antes de que los líderes de la Unión Europea estén a la altura de sus responsabilidades? El informe del señor Barnier lleva encima de la mesa desde 2006. ¿A qué esperamos para aprobarlo? ¿A qué esperamos para aplicarlo?

 
  
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  James Nicholson (ECR). – Señor Presidente, creo que se han expresado todos nuestros pensamientos, y estos deben llegar a aquellos que han perdido sus vidas: la gente de las Naciones Unidas, la gente de la propia Haití y los que están sufriendo a pesar de estar aún vivos.

Lo que necesitamos es un buen esfuerzo coordinado y sólido, y nada —pero nada de nada—debería interponerse en el camino. Quiero manifestar que acojo con agrado el compromiso que hemos adquirido en Europa con el pueblo de Haití. Espero que lo convirtamos en realidad porque me ha emocionado —y porque es bastante apropiado— ¿qué ocurrirá en el plazo de dos semanas, cuando dejen de aparecer en los medios de comunicación y dejen de incluirse en las noticias? ¿Qué va a hacer esta gente entonces?

Sí, la necesidad de reconstruir Haití es evidente, tanto a corto como a largo plazo, pero lo más importante ahora es conseguir que se distribuya la ayuda a las personas que sufren en el terreno, a los damnificados. Debo decir que estoy totalmente de acuerdo con los comentarios anteriores del señor Cashman. Este asunto es demasiado importante como para anotarse puntos políticos baratos.

 
  
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  Luis Yáñez-Barnuevo García (S&D).(ES) Solamente unos segundos para expresar, en primer lugar, mi felicitación a la Alta Representante, al Consejo, a la Comisión y a la Presidencia rotatoria de la Unión Europea por la rapidez, la coordinación y el esfuerzo que han hecho desde el primer momento.

Quizá no han tenido el eco mediático que diez mil marines estadounidenses pueden tener a su llegada a la isla, pero todo se ha desarrollado, a mi juicio –y tengo una larga experiencia–, de manera muy rápida y muy eficaz. Voy a dar un solo dato, al que no se ha hecho alusión en todo el debate: de las personas recuperadas con vida en las primeras setenta y ocho horas, entre los escombros, el 50 % lo han sido por servicios europeos y de los Estados miembros.

 
  
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  Frédérique Ries (ALDE).(FR) Señor Presidente, como ya ha dicho la señora Joly, existen circunstancias en las que las palabras y las cifras pierden todo el sentido y se vuelven ridículas: dos millones de refugiados —según hemos oído— quizá más, más de 200 0000 muertes, un país que ha quedado arrasado, una capital que ha quedado casi borrada del mapa.

La urgencia reside ahora en desenterrar a los últimos supervivientes —si aún queda alguno—, en enterrar a los muertos y alimentar a los vivos, en distribuir el agua, en atender, actuar y reconstruir. Todos los países acudieron rápidamente, muy rápidamente, con sus recursos, sus equipos, sus perros, su gente y su generosidad. Se trata de un esfuerzo inmenso y magnífico, pero es un esfuerzo nacional.

Sin duda, Europa debe cobrar velocidad ahora y dar forma a esta idea que algunos de nosotros, muchos de nosotros, hemos venido defendiendo aquí en el Parlamento Europeo y en otros lugares durante varios años, concretamente la idea de la implementación de un organismo europeo de intervención civil, con cascos verdes o cascos blancos —el color tiene poca importancia— personas, recursos y estrategias comunes.

EU-FAST, la iniciativa lanzada por el señor Verhofstadt en 2003 o EuropeAid, lanzada por el señor Barnier en 2006 —la paternidad al final no importa—, la idea es poder actuar con rapidez, estar unidos y preparados.

 
  
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  Liisa Jaakonsaari (S&D). (FI) Señor Presidente, me resulta extraño que haya personas aquí que hayan hablado de visibilidad y hayan cuestionado los motivos de los Estados Unidos de América, porque ahora mismo se necesita ayuda. Creo que es especialmente trágico que entre las ruinas, en este momento, existan personas que todavía puedan ser rescatadas. Todo lo que pueda hacerse para mejorar la situación debe hacerse.

Cuando, hace algún tiempo, se establecieron las fuerzas para el control de las crisis con el objetivo de reforzar la política exterior y de seguridad europea, incluida su política en materia de defensa, y la razón que nos dieron para ello, al menos en Finlandia, fue que estas fuerzas también estarían ahí en caso de catástrofes naturales y que podrían ayudar cuando dichas catástrofes se produjeran en cualquier lugar del mundo, incluido Europa, desde luego. Ahora, sin embargo, las fuerzas para el control de las crisis en realidad no tienen nada que hacer en las distintas partes de Europa en las que se encuentran estacionadas. No tienen nada que hacer. Afortunadamente, no se ha producido ninguna crisis de este tipo en Europa, así que no tienen trabajo. ¿Qué es lo que impide que se empleen estas fuerzas para el control de las crisis en crisis como la que nos ocupa, si se está pidiendo ayuda?

 
  
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  Zigmantas Balčytis (S&D). (LT) En la actualidad, tras la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, es probable que nos estemos ocupando de la mayor tragedia que haya tenido nunca lugar, y necesitamos entender la postura de la Alta Representante cuando, nada más comenzar su mandato, tiene que resolver una cuestión bastante complicada a la que, me atrevería incluso a afirmar, nunca antes nadie ha tenido que enfrentarse. Sí, es cierto, hoy observamos algunas deficiencias y en el futuro necesitamos fuerzas comunes de la Unión Europea mejor preparadas que puedan participar en operaciones de rescate. Creo que la mayor contribución en este momento sería que ese dinero que han mencionado hoy se enviara a la República de Haití para que se emplee tan pronto como sea posible y se invierta en la reconstrucción de infraestructura, según ha mencionado el Presidente de Haití, y también quizá pueda emplearse en retirar algunas de esas viviendas que se han desplomado y que se encuentran hoy en medio de las calles.

 
  
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  Catherine Ashton, Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y Vicepresidenta de la Comisión. – Señor Presidente, como ya comenté al inicio, quería venir a esta Cámara para escuchar las opiniones. Tengo en cuenta y comprendo la frustración que sus Señorías sienten por el hecho de que existen asuntos que podrían haberse gestionado mejor.

Algunos diputados han formulado preguntas sobre la visibilidad y la coordinación. No cabe duda alguna de que, dado que los Estados Unidos están más próximos y poseen la rápida capacidad de movilización de la que hicieron gala, las imágenes que verán en las pantallas de sus televisores serán las de ellos. El hecho de que trabajemos tan estrechamente y en equipo con los Estados Unidos constituye asimismo una parte importante de lo que hacemos, ahora y en el futuro.

Tampoco cabe duda de que, en cuanto me despertaron durante la noche para informarme del terremoto, movilizamos a nuestra gente tan rápido como pudimos. Se movilizó a veintiún Estados miembros para responder. Llevábamos trabajo hecho, con el Consejo y la Comisión juntos por primera vez, y permítanme decir que solo ocho días antes había comparecido aquí ante ustedes.

Veintiún Estados miembros con 11 equipos de búsqueda y rescate, cinco hospitales de campaña, seis puestos médicos avanzados, 40 equipos médicos, seis unidades potabilizadoras de agua; lo enviamos todo tan rápidamente como pudimos y quiero elogiar la labor que están llevando a cabo los Estados miembros. También quiero dirigir mis elogios a los funcionarios que trabajaron y han continuado trabajando día y noche para materializar este esfuerzo conjunto.

Enseguida he planteado sobre el terreno a las Naciones Unidas y al Secretario General Ban Ki-Moon la pregunta de cómo podría emplear mejor mis esfuerzos. No cabía duda de que no podía contribuir con nada sobre el terreno más que ocupando un valioso espacio mientras los aviones sobrevolaban en círculo el aeropuerto, incapaces de aterrizar por el estado del aeródromo en ese momento. No soy médico. No soy bombero. Mi puesto estaba unificando la coordinación, manteniendo conversaciones con el Grupo de «Amigos de Haití», coordinando con los Estados Unidos para asegurar que llegara el máximo auxilio a tierra.

También quiero elogiar, como sus Señorías han hecho, a las ONG y a las personas que se encuentran sobre el terreno. La devastación del lugar del terremoto ha tenido un gran impacto sobre las Naciones Unidas, que ha perdido a muchos miembros de su personal de dirección, y sobre las ONG, que han sido incapaces de responder tan rápido como suelen hacerlo porque parte de sus colaboradores han fallecido.

Eso lo ha hecho muy difícil, pues ustedes y nosotros hemos podido comprobar que allí hay gente desesperada por recibir ayuda y preguntándose dónde se encuentra esa ayuda. Hacer llegar la ayuda en estas circunstancias ha sido increíblemente difícil y, nuevamente, hay personas que han trabajado sin descanso para proporcionarla. Ahora las cosas están empezando a ser más fáciles, la ayuda se está repartiendo, pero no subestimen ni por un momento lo difícil que han sido las circunstancias sobre el terreno.

¿Funcionó bien? Sí. ¿Estoy satisfecha? No. Puesto que estas son mis primeras semanas al frente de este puesto, quiero dirigirme a ustedes con mucha claridad: escucho lo que dicen. Escucho la frustración. La comprendo. Y tienen razón al criticarme que no ha funcionado tan bien como puede hacerlo en el futuro. Tienen razón. Debería, y debe, funcionar cada vez mejor.

Lo que debo hacer es examinar lo ocurrido y aprender las lecciones necesarias con el fin de garantizar que en el futuro hagamos más por aunar esfuerzos, pero no le restaré importancia al tremendo trabajo que se ha realizado y se está llevando a cabo hora tras hora y día tras día.

A largo plazo, sus Señorías tienen toda la razón. Cuando las cámaras se hayan marchado, debemos estar ahí. Tenemos que estar allí físicamente, tenemos que estar allí por el apoyo que podemos ofrecer. Estoy de acuerdo en que la cuestión de la deuda debe formar parte de los debates que se celebren. Estoy de acuerdo en que se debe hacer lo que sea necesario en asociación con el pueblo haitiano, manteniendo el debido respeto hacia ellos. Estoy de acuerdo con la importancia de la reconstrucción de las infraestructuras y estoy de acuerdo en que tenemos que asegurarnos de que el papel de las Naciones Unidas sea reconocido y que puedan cumplirlo bien.

Por ese motivo viajo, no solo a los Estados Unidos para ver a la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, sino también a las Naciones Unidas para conversar con el Secretario General y las personas clave acerca de lo que podemos hacer con el fin de aunar esfuerzos para el futuro, pues se trata de algo que, como ustedes indican, tendrá una enorme importancia.

Permítanme finalizar con la realidad de la situación. Como han señalado sus Señorías, este es un país en el que el 70 % de las personas ya vivían por debajo del umbral de la pobreza. Es muy importante, como han afirmado sus Señorías, que los niños, los niños huérfanos especialmente, reciban los cuidados apropiados, y los estragos causados necesitarán ayuda en los años venideros.

Permítanme simplemente contarles un poco sobre la infraestructura actual. Los hospitales, la electricidad, las comunicaciones, el suministro de agua, los puertos marítimos y los aeropuertos se han visto gravemente afectados. Los principales edificios oficiales, el Palacio Presidencial, el Parlamento, los ministerios de Hacienda, de Justicia, de Urbanismo, Sanidad e Interior están completamente destrozados. Muchos de los altos funcionarios de gobierno están desaparecidos. Las capacidades del Gobierno haitiano no están operativas. Como ustedes afirmaron, ya de por sí se trata de uno de los países más pobres del mundo, y puesto que necesitamos reconstruir esa infraestructura, comparto su compromiso para asegurarnos de que así lo haremos.

(Aplausos)

 
  
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  Karel De Gucht, Miembro de la Comisión. (FR) Señor Presidente, antes de nada, me gustaría aclararle al señor Le Hyaric, que está pidiendo que se envíen los excedentes de alimentos a Haití, que ese no es el enfoque de la Unión Europea, por la sencilla razón de que la Comisión prefiere adquirir esos productos en la región. Comprobaremos primero si se pueden adquirir en la región antes de transportar nuestros excedentes a Haití.

En segundo lugar, en lo que concierne a todo el asunto de la coordinación y de la protección civil y demás, permítanme tan solo hacer tres comentarios.

Primero, la protección civil es competencia de los Estados miembros y todas las iniciativas de coordinación deben edificarse sobre esta base. Esto también se propuso en el informe Barnier pero, hasta ahora, no hemos llegado a una conclusión. Es competencia de los Estados miembros y no de la Comisión como tal.

Segundo, en lo que respecta a la protección civil y su coordinación, desde el tsunami de 2004, la coordinación para la protección civil de la UE se ha visto fortalecida y es mucho más eficaz. Sin duda, los ejercicios virtuales nunca podrán demostrar suficientemente la efectividad de nuestra cooperación como lo hacen las catástrofes naturales, lamentablemente. En esta crisis, los Estados miembros no pertenecientes a la UE están contactando con el Centro de Control e Información (CCI) para ver cómo pueden contribuir a las labores de ayuda con mecanismos de la UE.

Tercero, no olvidemos que, en la segunda Comisión Barroso, el auxilio humanitario y la protección civil se han combinado en un solo Comisario, un esfuerzo que considero muy valioso. Además, ahora también tenemos una Alta Representante, que tendrá una doble función. Lo que hemos visto en el pasado en relación con la coordinación es que no se trata de algo que falte en el seno de la Comisión, por ejemplo —volveré sobre eso en un minuto— sino entre las instituciones europeas y los Estados miembros y entre la Comisión Europea y el Consejo. La idea subyacente tras esta doble función era precisamente la de que el Consejo y la Comisión pudieran trabajar mejor juntos, y opino que durante esta crisis ha quedado demostrado que ha resultado ser un avance muy satisfactorio.

Por último, me gustaría también decir que estoy algo triste por las declaraciones de algunos oradores. Naturalmente, como Comisario no puedo estar triste, simplemente debo tenerlo presente, pero no constituye ningún elogio hacia todos aquellos miembros de nuestro personal que han estado trabajando, en el lugar del desastre y en Bruselas, desde el primer minuto, día y noche, durante el fin de semana, sin formular una queja, sin pedir ninguna compensación. Han trabajado con gran empeño y en espacio de horas también estaban activos allí, a pesar de que sus instalaciones también se habían visto muy afectadas.

Así que, por favor, consideren que este es el tipo de desastre de acción devastadora que no es previsible, al que uno solo puede responder una vez ocurrido y para el que uno debe intentar demostrar que puede organizar una respuesta en un muy breve período de tiempo. Considero que la Comisión así lo ha demostrado. Considero que los Estados miembros apoyaron nuestras medidas de forma inmediata y generalizada y que también debe ser algo menos críticos con respecto a estos servicios.

 
  
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  Presidente. – Se cierra el debate.

La votación tendrá lugar durante el periodo parcial de sesiones de febrero.

Declaraciones por escrito (Artículo 149 del Reglamento)

 
  
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  Maria Da Graça Carvalho (PPE), por escrito.(PT) Me gustaría expresar mi solidaridad con el pueblo de Haití afectado por el terremoto que azotó el país el 12 de enero, y acojo favorablemente los compromisos de ayuda adquiridos por la UE. La Unión Europea es el principal suministrador de ayuda humanitaria y de desarrollo. Unas horas después de la catástrofe, la UE había destinado 3 millones de euros de ayuda para operaciones iniciales de auxilio. Se ha asignado una suma de 134 millones de euros para las labores iniciales de rehabilitación y reconstrucción. Se han reservado 200 millones para la rehabilitación a más largo plazo, que se añaden a los 92 millones de euros que han sido donados por distintos países de la UE. Estas cantidades, que ascienden a 429 millones de euros, pueden incrementarse todavía más, dependiendo de la evaluación de las necesidades. Me gustaría felicitar a la Comisión Europea por su coordinación de la ayuda, pero me decepciona que la Unión Europea no haya tenido suficiente visibilidad sobre el terreno. Esto es perjudicial para la imagen de la UE en lo que respecta a la opinión pública internacional, y contrasta con la imagen de los EE. UU., que contribuyeron con 91,6 millones. Durante la crisis, se ha generado una evidente necesidad de atención médica, por lo que pido un aumento de la participación de médicos y técnicos sanitarios, junto a un mayor apoyo logístico.

 
  
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  Gaston Franco (PPE), por escrito.(FR) Estoy sorprendida ante la ausencia de la Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la escena de la catástrofe natural en Haití. A pesar de la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, la Unión Europea todavía tiene dificultades a la hora de dar la cara en el escenario internacional, y esto es de lo más lamentable. Me parece que el dispositivo europeo de respuesta a las crisis está demasiado fragmentado, es demasiado complejo y no obtiene resultados suficientemente satisfactorios. En lo que se refiere a la rehabilitación de Haití (para la que se han destinado 100 millones de euros) y la reconstrucción del país (200 millones de euros), ¿qué fondos proveerán el FED y el Instrumento de Estabilidad? Además, para responder a la petición de la ONU en términos de apoyo logístico y en materia de seguridad, la Unión Europea debe, desde mi perspectiva, estar en posición de utilizar todos los instrumentos que proporciona el Tratado de Lisboa, incluida la respuesta militar. Pido que se establezca rápidamente una fuerza europea de protección civil tal como fue concebida por el señor Barnier en 2006, con el objetivo de conseguir una respuesta europea que sea planificada, auténticamente coordinada y efectiva. Las últimas declaraciones del señor Van Rompuy van en el buen sentido. Él abogaba por la creación de una fuerza humanitaria de reacción rápida. ¿Cuál será la naturaleza exacta de dicho proyecto y cuando verá la luz del día?

 
  
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  Filip Kaczmarek (PPE), por escrito. (PL) Señorías, los informes que nos llegan de Haití son impactantes. Se trata de una de las más horrorosas catástrofes que hayamos podido oír. Sin embargo, ya podemos extraer algunas conclusiones que pueden ser útiles en el futuro. Se puede comprobar claramente que los mecanismos que coordinan la ayuda humanitaria no son los mejores. La ayuda ofrecida a los haitianos podría haber sido más efectiva si los donantes de la ayuda humanitaria hubieran podido emplear mejores medios para coordinar su labor. La mejora de la cooperación no es un asunto que concierna exclusivamente a la Unión Europea, porque el progreso en este ámbito requiere un análisis y una actuación constructivos por parte de todos los donantes importantes. En situaciones como la que hay ahora en Haití, lo importante es la velocidad, la adecuación y la elasticidad. Hoy no es el momento de deliberar, por ejemplo, sobre quién debería controlar el aeropuerto de la capital de Haití. Por supuesto que eso es importante, pero las decisiones acerca de la adopción de soluciones específicas deberían tomarse en otro momento. Ahora debemos hacer todo lo posible por concentrarnos en el objetivo más importante: salvar vidas humanas.

 
  
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  Alan Kelly (S&D), por escrito. – El reciente terremoto de Haití nos demuestra lo frágil que puede ser nuestra existencia en la Tierra. A todos nos han conmovido las imágenes y las historias que han aparecido en los medios durante los últimos días. La respuesta de la comunidad global a esta catástrofe natural ha sido asombrosa, y elogio la labor de todos aquellos que están ayudando en las labores de auxilio y de los que están financiando este auxilio desde sus hogares. El pueblo de Haití tardará generaciones en llegar a recuperarse totalmente de lo que esperamos que sea un suceso que ocurra una vez en la vida. Es importante que esta Cámara demuestre solidaridad hacia esas personas. Mi ilusión sería que la Unión Europea pudiera desempeñar un papel principal a la hora de poder llevar a esas personas la esperanza de un futuro mejor. La ayuda de emergencia a corto plazo debe respaldarse con ayuda a largo plazo, con el fin de ayudar a las generaciones futuras a recuperarse de esta experiencia tan terrible y traumática. Ha sido sumamente alentadora la forma en que los diputados de esta Cámara, de todos los grupos políticos, han respondido hasta la fecha. Espero poder trabajar pronto con mis colegas para poder hacer lo que esté en mi mano por el pueblo de Haití. La UE debe aspirar a ser un ejemplo de la persona acomodada siempre dispuesta a echar una mano a aquellos menos privilegiados que nosotros.

 
  
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  Joanna Katarzyna Skrzydlewska (PPE), por escrito. (PL) Señor Presidente, cada día nos llega información trágica sobre el catastrófico terremoto en Haití. Queda claro por estas noticias que Haití, sumida en un caos total, y abandonada sin apoyo, no puede lidiar con los efectos de esa terrible tragedia. Toda la comunidad internacional, incluida la Unión Europea, está obligada a ofrecer ayuda humanitaria a las víctimas de esta catástrofe, que han quedado despojadas por completo de sus necesidades básicas. Por consiguiente, me gustaría hacer un enérgico llamamiento para que los dispositivos oportunos de la Unión Europea emprendan una acción inmediata y efectiva con el objeto de enviar, tan pronto como sea posible, ayuda básica y apoyo para combatir los resultados del terremoto de Haití.

 
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