Presidente. – El siguiente punto es la declaración de la Vicepresidenta de la Comisión y Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad sobre la Cumbre UE-Canadá.
Catherine Ashton, Vicepresidenta de la Comisión y Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. – Señor Presidente, Canadá es uno de los socios más antiguos y afines de la Unión Europea. Colaboramos en toda una serie de cuestiones, tanto bilaterales como, por supuesto, de orden mundial.
Nuestra relación se asienta en una historia compartida que se remonta en el tiempo y en valores comunes muy afianzados, que es nuestra base para cooperar a fin de proteger nuestros intereses comunes. Lo hacemos desde luego en beneficio de los ciudadanos de Europa y de Canadá, pero también para promover la seguridad y la prosperidad en todo el mundo.
Se trata por tanto de una relación importante, que debemos mantener y en la que hay que invertir, de forma que logremos su pleno potencial. Es ése el propósito de la próxima Cumbre UE-Canadá que se celebrará en Bruselas el 5 de mayo.
El momento es propicio ya que supone que, puesto que Canadá presidirá las cumbres del G-8 y del G-20 a finales de junio, nuestra Cumbre UE-Canadá nos va a permitir hacer balance y alinear nuestras estrategias sobre temas de orden global que se tratarán en el G-8 y el G-20, tales como la manera de fomentar una recuperación económica sostenible, la cooperación en la reforma y regulación de los mercados financieros, el cambio climático y el combate de la proliferación nuclear.
Asistí a la reunión de ministros de asuntos exteriores del G-8 que se celebró recientemente en Canadá y donde ya se trataron muchos de estos temas.
Vamos a tener la oportunidad además de debatir sobre las relaciones bilaterales UE-Canadá y la manera de trabajar conjuntamente ante las crisis regionales. Nuestro objetivo es que sea una Cumbre definida y de trabajo.
Con respecto a las relaciones bilaterales, la Cumbre abordará el impulso que hace falta para intensificar y modernizar la relación entre la UE y Canadá. Nos brindará una excelente oportunidad para dar apoyo al más alto nivel político y alcanzar cuanto antes un acuerdo económico y comercial ambicioso y exhaustivo.
Vamos a hacer balance del progreso habido en las tres primeras rondas de negociaciones a la vez que le damos a éstas un nuevo ímpetu, teniendo en cuenta la importancia que reviste la expansión comercial y la creación de empleo. Con respecto al comercio, en términos generales, la Cumbre debería lanzar una señal clara de que la UE y Canadá rechazan el proteccionismo y recordar nuestro compromiso de alcanzar una conclusión ambiciosa, amplia y equilibrada de la Ronda de Doha para el Desarrollo.
En la Cumbre se debería considerar también el tema de la exención recíproca de visado para viajar. Nuestro objetivo es claro: queremos que en cuanto sea posible ningún ciudadano de la UE requiera visado para viajar a Canadá.
Vamos a tener oportunidad además de discutir sobre nuestra colaboración para gestionar la crisis que, me congratula decir, se estrecha con rapidez. En estos momentos se están llevando a cabo numerosas operaciones de gestión de la crisis, sobre todo nuestra misión de la policía en Afganistán, en la que la cooperación con Canadá es ejemplar.
Haití, por motivos evidentes, estará también en el orden del día de la Cumbre. Canadá desempeña un papel muy importante en Haití y uno de los ámbitos en los que podemos y debemos reforzar los esfuerzos conjuntos es en la vinculación de la gestión de la crisis y el desarrollo a un mayor largo plazo. Esta misma cuestión la subrayé en la Conferencia sobre Haití que tuvo lugar en Nueva York el 31 de marzo, copresidida por la UE y Canadá, junto con Francia, España y Brasil.
Junto con mis colegas, el Comisario de Desarrollo, Andris Piebalgs, y la Comisaria de Cooperación Internacional, Ayuda Humanitaria y Respuesta a las Crisis, Kristalina Georgieva, fue un placer anunciar en Nueva York que la UE va a aportar más de 1 200 millones de euros a la reconstrucción y el desarrollo de Haití.
Tanto la UE como Canadá tienen un compromiso a largo plazo para asistir a Haití en la senda de la reconstrucción y de la restauración para un futuro mejor.
La Cumbre abordará el cambio climático. Teniendo en cuenta el contexto post-Copenhague, la adaptación y la mitigación del cambio climático seguirán siendo temas clave y requerirán de políticas energéticas de apoyo. La idea de que la cooperación entre la UE y Canadá debería centrarse en los mecanismos de financiación así como en la asistencia al desarrollo limpio de terceros países cuenta con un amplio apoyo.
Las consecuencias del cambio climático en el Ártico serán otro de los puntos importantes de nuestro debate en la Cumbre. En ningún otro lugar se sienten tan nítidamente los efectos del cambio climático como en la región ártica. Los cambios medioambientales tienen un impacto cada vez mayor en la población, la biodiversidad y el paisaje del Ártico, tanto en tierra como en el mar. Proteger la región y su población es un objetivo fundamental de la Política de la UE sobre el Ártico que se está llevando a cabo, tal y como recordarán Sus Señorías de mi presentación durante la sesión plenaria de marzo. Canadá, con más del 40 % de su masa terrestre en el Norte, comparte nuestro interés de proteger el medioambiente del Ártico y de velar por el desarrollo sostenible económico y social de la región.
Para finalizar, cuando se trata de ampliar y modernizar la relación entre la UE y Canadá, contamos con el Acuerdo marco entre la Comunidad Europea y Canadá de 1976, todavía en vigor pero obsoleto. La cooperación entre la UE y Canadá se ha ampliado a otras esferas, tales como la política exterior y de seguridad y una cooperación más estrecha en el ámbito de la justicia y los asuntos de interior.
Necesitamos por tanto un acuerdo marco renovado que haga las veces de paraguas para todos nuestros acuerdos sectoriales, incluido el acuerdo integral económico y comercial. Estamos además manteniendo conversaciones de tanteo con Canadá a fin de mejorar el acuerdo actual.
En un mundo de retos enormes y donde el cambio es constante, necesitamos contar con socios: Canadá es uno de los más importantes que tiene la Unión Europea y esperamos que la Cumbre sea productiva y arroje resultados claros.
Elisabeth Jeggle, en nombre del Grupo PPE. – (DE) Señor Presidente, baronesa Ashton, Señorías, gracias, baronesa Ashton, por su declaración pormenorizada. En tanto que Vicepresidenta de la Delegación para las relaciones con el Canadá del Parlamento Europeo, me agrada especialmente este debate en el Parlamento sobre la próxima Cumbre UE-Canadá. Como saben, la votación se ha pospuesto lamentablemente hasta comienzos de mayo. No obstante, quisiera presentar brevemente los temas que son importantes para el Grupo del Partido Popular Europeo (Demócrata-Cristianos).
Canadá es, desde 1959, uno de los socios más próximos y antiguos de la Unión Europea. Canadá y la Unión Europea comparten numerosos valores comunes y están firmemente a favor de emplear un enfoque multilateral para abordar los desafíos globales. En 2010, Canadá ocupa la Presidencia del G-8 y organizará la próxima Cumbre del G-20. Con respecto a las negociaciones actuales para alcanzar un acuerdo integral económico y comercial entre la Unión Europea y Canadá, es importante que estrechemos y reforcemos la buena relación entre ambos socios de cara a la próxima Cumbre.
Por este motivo, en nuestra resolución conjunta solicitamos un enfoque coordinado y coherente ante los desafíos que afrontamos, sobre todo en lo que se refiere a la crisis económica y financiera, la política exterior y de seguridad, la cooperación para el desarrollo, el clima y la política energética y las negociaciones de la Ronda de Doha. Sin embargo, también pedimos que el problema que plantea la exigencia de visado, reintroducida de forma parcial por el Gobierno de Canadá para los ciudadanos europeos de la República Checa, Bulgaria y Rumanía, se resuelva en la próxima Cumbre UE-Canadá. Ante esta situación, aplaudimos la apertura de una oficina de expedición de visados en la Embajada de Canadá en Praga y el establecimiento de un grupo de trabajo formado por expertos en la cuestión.
Por último, quisiera hacer hincapié una vez más en que estoy convencida de que la Cumbre UE-Canadá reforzará la ya de por sí buena relación política entre ambas partes. Gracias por su compromiso y su atención.
Ioan Enciu, en nombre del Grupo S&D. – (RO) Tal y como la señora Ashton, Alta Representante, ha dicho, Canadá es uno de los socios más antiguos de la Unión Europea y la Cumbre de este año es importante de forma que dicha cooperación estrecha prosiga y se consolide en todos los ámbitos económico, comercial, del cambio climático y militar. Quiero desde luego aplaudir las medidas que se han tomado hasta ahora con el objetivo de firmar un acuerdo comercial entre la UE y Canadá y espero que la reunión de este año dé el impulso necesario para cerrarlo.
Teniendo en cuenta la actual situación económica y el estado del clima, debo insistir en la necesidad de contar con una cooperación estrecha para así identificar alternativas a las fuentes tradicionales de producción energética, que respeten las características específicas de ambos Estados, la Unión Europea y Canadá, implicados ambos en el desarrollo y empleo de tecnología de baja emisión de carbono. Al mismo tiempo, debería fomentarse la cooperación en el sector energético-climático y el sector marítimo en la región del Ártico.
Hay también temas sensibles que se abordarán en la Cumbre. Me refiero a cuestiones ecológicas, el calentamiento global, el ACTA, el acuerdo económico y comercial global (AECG), el sector bancario, la consecución de estabilidad en los mercados financieros y económicos, la Conferencia del CITES y el acuerdo entre la Unión Europea y Canadá sobre información PNR. Considero que, teniendo en cuenta las experiencias del pasado, la Unión Europea y Canadá van a lograr resolver el mayor número posible de cuestiones. En todo caso, dichas cuestiones deben considerarse con tacto y comprensión, sin recriminación alguna, simplemente mirando al futuro y teniendo en cuenta los intereses de los ciudadanos de ambas partes. Garantizar la reciprocidad en las relaciones bilaterales es uno de los principios básicos de la Unión Europea. Esperamos que, en un futuro cercano, Canadá renuncie al requisito de visado para ciudadanos rumanos, checos y búlgaros, garantizando así un trato justo e igual para todos los ciudadanos de la Unión Europea.
Por último, teniendo en cuenta que se necesita un dictamen del Parlamento Europeo para la firma de un tratado internacional, hay que implicarlo y consultarlo justo en la fase inicial de cualquier proyecto. Aprovecho esta oportunidad para pedir a la Comisión que establezca una comunicación eficaz con el Parlamento Europeo para así alcanzar resultados sostenibles.
Wolf Klinz, en nombre del Grupo ALDE. – (DE) Señor Presidente, Señorías, la alianza entre la UE y Canadá funciona muy bien, no sólo en el ámbito de la economía, sino también en materia de política exterior, como Irán, Afganistán, Haití y otros casos similares.
A pesar de ello, afrontamos una serie de serios desafíos. Estoy seguro de que podemos superarlos, puesto que nuestra amistad y colaboración son estrechas. Me refiero a cinco cuestiones en concreto. En primer lugar, debemos regular el sector financiero de manera adecuada. En el G-20 se realizaron grandes promesas y creo que es importante que en la Cumbre del G-20 en Toronto, de la que Canadá es anfitriona, se demuestre que los países del G-20 están adoptando medidas concretas y que no se están limitando a formular promesas.
Ya se ha hecho mención a mi segunda consideración. Nuestros objetivos son muy similares en lo que se refiere a política climática. En Europa podemos en todo caso aprender de Canadá sobre proyectos de captura y almacenamiento de carbono y otros avances del sector. Esperamos poder alcanzar un acuerdo sobre normas conjuntas en materia de reducciones.
La tercera cuestión hace referencia a la necesidad de contar con un nuevo acuerdo comercial y en este ámbito considero que nuestros objetivos son también muy similares. Quisiera subrayar dos puntos en los que es necesario actuar y donde tratamos de acercarnos, pero donde sigue reinando la distancia. Uno de ellos es la exención de visado para viajar, a la que usted, baronesa Ashton, ya hizo mención. Espero que sea posible tratar a las minorías étnicas de los Estados miembros de la UE del mismo modo que el resto de ciudadanos de la UE.
Me referiré por ultimo al tema del acuerdo sobre datos de pasajeros, que expiró en otoño del año pasado. Sigue en vigor de facto, pero ya no constituye base alguna de orden legal. Nos hace falta una nueva base jurídica que pueda dar lugar a un nuevo acuerdo y que garantice el respeto de los derechos civiles. Las posibilidades que ofrecen las tecnologías modernas de conexión en red no deberían emplearse para tener acceso directo a información relativa a nombres, fechas de nacimiento, detalles del vuelo, tarjetas de crédito, etc., cuyo uso pueda ser fraudulento. Esperamos poder trabajar conjuntamente para crear una base jurídica que se correspondan con nuestro concepto europeo sobre los derechos civiles.
Reinhard Bütikofer, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (DE) Señor Presidente, baronesa Ashton, Canadá es un buen amigo y un socio importante de la UE. Se trata también de un importante actor internacional y es desde hace tiempo una democracia madura de la que podemos aprender mucho. Sin embargo, puesto que ha transcurrido mucho tiempo desde que esta Cámara adoptara una resolución sobre Canadá, deberíamos aprovechar esta oportunidad para considerar más seriamente de lo que hace esta resolución la relación entre Europa y Canadá.
Creo que es bastante vergonzoso que la resolución haga referencia a numerosos retos comunes pero que no incluya entre ellos la política sobre el Ártico. No se menciona la protección del Ártico a través de objetivos y normas. Tan solo se hace referencia al Ártico por encima y el hecho de que en marzo Canadá impidiese que Suecia, Finlandia e Islandia y los pueblos indígenas participasen en una reunión sobre el Ártico de forma un tanto desagradable se omite totalmente.
Me parece escandaloso que no se aborde el problema de las arenas asfálticas, el atún rojo y la prohibición de la matanza selectiva de focas. No se trata en absoluto de provocar a Canadá, aunque, si mantenemos un debate serio con un amigo, es poco razonable y bochornoso dejar de mencionar los problemas que tenemos. No se hace alusión alguna al hecho de que Canadá no desempeñara un papel especialmente positivo en Copenhague. El problema que plantea la política de visados, en especial con respecto a la República Checa y la población romaní debería subrayarse más claramente.
Debemos trabajar conjunta y amistosamente, pero no debemos ocultar los problemas bajo la alfombra, ya que eso no ayuda a nadie. Por tanto, mi Grupo tratará de velar por que el problema de las arenas asfálticas y la importación de productos de foca se incluyan en la resolución.
Philip Bradbourn, en nombre del Grupo ECR. – Señor Presidente, en mi calidad de Presidente de la Delegación para las relaciones con el Canadá, acojo con agrado esta resolución, que es en realidad una primera parte en una Cumbre UE-Canadá. Como se ha dicho, Canadá es uno de los socios más antiguos de Europa y reforzar nuestras relaciones transatlánticas se ha convertido en una prioridad para ambas partes. Una vez más, como dijo esta noble señora en su intervención introductoria, el debate con Canadá avanza hacia un acuerdo integral económico y comercial que esperemos siente las bases para futuros acuerdos comerciales entre la UE y terceros países.
El Parlamento Europeo deberá aprobar dichos acuerdos y espero que la Comisión mantenga plenamente informados a los Miembros, en especial a la delegación interparlamentaria y la Comisión de Comercio Internacional, y los implique en todas las etapas de los debates.
Estoy en condiciones de respaldar totalmente la resolución que tenemos ante nosotros, ya que es concisa y se ciñe a los temas de la Cumbre y a nuestras relaciones con el Gobierno de Canadá. Establece un tono positivo para debates futuros y da fe de la voluntad de este Parlamento para comprometerse de forma positiva con nuestro socio comercial más antiguo. Puede sentar las bases para mejorar la reputación no sólo de esta Cámara, sino también para futuras negociaciones con otros terceros países.
Joe Higgins, en nombre del Grupo GUE/NGL. – Señor Presidente, no se han valorado los efectos sociales, medioambientales y económicos de un acuerdo económico entre la Unión Europea y Canadá.
El Sindicato Canadiense de Empleados Públicos, que cuenta con 600 000 miembros en áreas tales como la atención sanitaria, la educación, los municipios, las instalaciones públicas y el transporte, está muy preocupado por los efectos que pueda tener tal acuerdo. El Sindicato Nacional de Empleados Públicos y Generales, con 340 000 miembros en los sectores públicos y privado del país, se muestra igualmente inquieto, así como la Alianza del Servicio Público de Canadá, con 165 000 miembros.
Estos trabajadores están preocupados ya que entienden que dicho acuerdo se aplicará sobre todo en función de los intereses económicos de grandes empresas tanto de Canadá como de la Unión Europea y no principalmente según los intereses de los trabajadores o de la justicia social.
Ahora, tanto las empresas transnacionales europeas como las canadienses quieren participar en el suministro de servicios públicos de Canadá, por supuesto con la idea del máximo beneficio. Ven un acuerdo UE-Canadá como vehículo para forzar la privatización generalizada en ámbitos tales como el transporte público, el suministro de agua y la electricidad. Tal situación sería ominosa para el salario y las condiciones de los trabajadores canadienses. Sería el comienzo de una carrera hacia atrás, exactamente igual que lo ocurrido en Europa, donde la propia Comisión de la UE respalda los derechos de empresas privadas suministradoras de servicios para explotar a los trabajadores, tal y como quedó demostrado cuando la Comisión llevó al Estado luxemburgués ante los tribunales por pretender que los trabajadores migrantes del sector servicios disfrutasen de la misma protección que los trabajadores luxemburgueses.
En estos momentos el agua canadiense es objeto de interés para las multinacionales del sector. Algunas multinacionales con sede en Europa ya causaron estragos en países tales como Bolivia con la privatización del agua y su influencia perniciosa ya se está dejando sentir en Canadá.
Afortunadamente, los ciudadanos de a pie de Canadá están dispuestos a batallar para proteger su suministro público de agua. Van a tener que estar atentos.
Los sindicatos de los trabajadores europeos del sector público también están preocupados y yo les pido a los sindicatos tanto canadienses como de la UE que forjen una verdadera campaña para proteger la propiedad pública de los servicios públicos mediante el control democrático en lugar de maximizar el beneficio privado, pero que no sea simplemente una unión de fuerzas entre los dirigentes sino mediante la implicación real de las filas para que protejan sus servicios públicos.
Anna Rosbach, en nombre del Grupo EFD. – (DA) Señor Presidente, Europa y Canadá disfrutan de una buena alianza desde hace muchos años, así que es normal que queramos ampliar el libre comercio. Sin embargo, ¿es el método actual el mejor, si se considera el tiempo que han durado las negociaciones? ¿Es acaso el aparato de la UE demasiado complejo y burocrático como para asumir esta tarea?
Canadá desea un acuerdo de libre comercio con la UE pero, al mismo tiempo, Canadá se niega a prohibir el terrible método que se emplea para sacrificar focas y que se opone plenamente a todas las normas sobre bienestar animal.
De forma similar, Canadá quiere ostentar el derecho a gravar la navegación que transcurre por un Paso del Noroeste libre de hielo. Una ruta al norte de América debe estar sin embargo a disposición de todos. El Paso del Noroeste es una manera idónea de ahorrar tiempo, dinero y combustible, además de beneficiar al medio ambiente. Mejora la competitividad de todos los países del hemisferio norte. Insto por tanto a Canadá a que prosiga con las ideas que subyacen en el acuerdo de libre comercio y descarte toda idea de cobrar por el uso del mar abierto.
Andreas Mölzer (NI). – (DE) Señor Presidente, como si no fuera ya lo suficientemente lamentable que se filtrara información en plenas negociaciones del acuerdo económico y comercial global (AECG), también se ha reprochado que se esté obligando a Canadá a adaptar sus leyes sobre derecho intelectual a las normas de los EE.UU. y la UE como parte del AECG y del Acuerdo Comercial de Lucha contra la Falsificación (ACTA). Parece ser que el AECG alude a una privatización, desregularización y reestructuración importantes, lo que hace que las autoridades locales no puedan aplicar directrices específicas de contratación local o étnica. Por supuesto que tiene sentido adjudicar grandes contratos mediante licitación y claro que tiene que haber normas a fin de garantizar que la corrupción y el nepotismo no sean habituales.
Si aquí nuestras autoridades locales ya se están quejando de que no se les permite recurrir a empresas que demuestren un compromiso social, sino que más bien se ven forzadas en general a conceder contratos a las firmas dominantes en el mercado, resulta mucho más incomprensible que estemos imponiendo normas similares a otros países. En tanto que los acuerdos de libre comercio hacen posible que las empresas multinacionales demanden a sus gobiernos por daños debido a las decisiones que toman en política medioambiental y de salud, está claro que la Unión Europea ha aprendido bien poco de la crisis financiera y económica y que sigue por la senda neoliberal y equivocada.
Si la UE realmente desea estar junto a sus ciudadanos, como dicen siempre en las presentaciones públicas, entonces debe abandonar el camino erróneo y erigirse en bastión contra la globalización, a la vez que respalda a potencias amigas tales como Canadá.
Cristian Dan Preda (PPE). – (RO) En primer lugar, quisiera insistir, tal y como han hecho ya otros colegas, en que la Cumbre UE-Canadá supone una oportunidad importante para afianzar nuestra alianza con esa importante democracia. Se trata de una relación absolutamente importante para la UE, ya que implica a socios que comparten los mismos valores y que trabajan juntos desde hace mucho tiempo.
Del mismo modo, quisiera recordarles la declaración efectuada en la anterior Cumbre UE-Canadá celebrada en Praga en mayo de 2009, en la que se reiteró el objetivo común de los socios: para mejorar la libertad de movimiento libre y seguro de las personas entre la UE y Canadá, con miras a ampliar cuanto antes la exención de visado para viajar a Canadá a todos los ciudadanos de la UE.
Ha transcurrido un año y nos vemos obligados a reconocer que estamos lejos de alcanzar tal objetivo. En la actualidad, no sólo los rumanos y búlgaros son objeto de visado obligatorio sino que, como saben, el año pasado se impuso de nuevo el visado a la República Checa.
Considero que se trata ante todo de un problema de reciprocidad. En la medida en que, como bien saben, todos los Estados miembros de la UE han retirado la obligación de visado a los ciudadanos canadienses, de acuerdo con nuestra legislación, tenemos por otra parte, si me permiten decirlo, un problema de consistencia, ya que Canadá ha retirado la exigencia de visado a uno de los países candidatos, Croacia, mientras que, insisto, sigue solicitando el visado a ciudadanos de Estados miembros de la UE.
Considero por tanto que en la Cumbre de mayo se debe dar un importante e incluso decisivo paso adelante con respecto a la supresión del visado para todos los ciudadanos de los Estados miembros de la UE. Creo que se necesitan medidas específicas y que este objetivo debe ocupar un lugar preponderante en el orden del día, puesto que ya no nos conformamos con declaraciones de principios. Esta forma de discriminación es extremadamente injusta, sobre todo para los ciudadanos de un país como el mío, un Estado miembro de la Unión Europea que ha realizado un significativo progreso técnico a la hora de prescindir de los visados.
Jörg Leichtfried (S&D). – (DE) Señor Presidente, me pregunto por qué siempre tengo la sensación de que debería sospechar de que la Comisión no quiera plantear algunas cuestiones al Parlamento Europeo. Es ése el caso del acuerdo de libre comercio que se está negociando con Canadá. Quisiera unirme a las críticas expresadas por aquellos colegas que señalaban que algunos de los hechos son sospechosos, en particular el mencionado por el señor Higgins, con el que concuerdo plenamente.
En mi opinión, los acuerdos comerciales son positivos si pueden generar prosperidad general para ambas partes, pero no cuando sirven los intereses de unas cuantas grandes multinacionales de forma casi exclusiva. Cuando la salud, la educación o la seguridad pública son repentinamente objeto de acuerdos comerciales y se desregularizan y privatizan, uno empieza a sospechar que el acuerdo beneficia a unos pocos y que va a perjudicar a muchos otros. Quisiera enviar una advertencia a quienes tratan de eludir al Parlamento Europeo a la hora de ejecutar acuerdos de este tipo.
La segunda cuestión que quisiera mencionar es la siguiente: al reunirse y negociar con un socio de larga trayectoria, como Canadá, hay que acometer temas incómodos. Considero que un debate y un acuerdo de esta índole deben abarcar el tema de la matanza selectiva de focas. Con ello no se pretende molestar a nadie, sino aclarar cuál es la posición europea y hallar una solución que ponga fin al horrible beneficio que se genera a expensas de pequeños animales.
Marian-Jean Marinescu (PPE). – (RO) Mi colega, Sebastian Bodu, no ha podido venir hoy a Estrasburgo, por lo que voy a intervenir en su nombre.
En la actualidad, hay 39 millones de ciudadanos europeos de Rumanía, la República Checa y Bulgaria que no pueden viajar a Canadá sin poseer un visado. Más de la mitad de dicha cifra, 22 millones, son rumanos. Mantener el régimen de visados para ingresar en Canadá, como ocurre también con el sistema de los Estados Unidos, crea una situación en la que algunos europeos se convierten en ciudadanos de segunda.
La libertad de movimiento de los ciudadanos europeos debe considerarse de forma uniforme. La cuestión de los visados afecta a la relación entre la Unión Europea y Canadá. El Presidente Barroso pidió en cumbres anteriores la resolución de este asunto, que nos vemos obligados a seguir planteando.
En el caso de Rumanía, el porcentaje de solicitudes de visado denegadas a ciudadanos rumanos disminuyó de un 16 % a un 5 % entre 2004 y 2008. En Canadá viven aproximadamente 200 000 rumanos, que en su gran mayoría entraron en el país mediante el programa oficial de inmigración del Estado de Canadá. No entiendo por qué Canadá emplea enfoques diversos. En 2009, se retiró la exigencia de visado a un país europeo que no es Estado miembro de la Unión Europea y la razón esgrimida es que un gran número de ciudadanos de dicho país ya viven en Canadá.
Considero además que la República Checa tiene que volver a beneficiarse de la exención de visado. La explicación brindada para imponer de nuevo el visado no debe convertirse en argumento para el resto de Estados. El asunto de los visados ha sido incluido en el orden del día de la Cumbre UE-Canadá por el Parlamento Europeo. La UE debe mantener la postura que adoptó en octubre de 2009 y que consiste en aplicar la cláusula de solidaridad en caso de que el problema siga sin resolverse a finales de 2010.
Vicepresidenta Ashton, lograr la exención de visado para los Estados miembros supondría todo un logro en su labor. Le deseo un gran éxito en ese sentido.
Kriton Arsenis (S&D). – (EL) Señor Presidente, Canadá es, desde 1959, uno de los aliados más antiguos y cercanos a la Unión Europea. No obstante, nuestra cooperación debe basarse siempre en los valores comunes y el respeto mutuo.
Canadá se encuentra entre los diez peores emisores de gases de efecto invernadero del mundo y es el único país que, aun habiendo firmado y ratificado el Protocolo de Kyoto, anunció públicamente y con posterioridad que no tenía intención alguna de cumplir sus compromisos legales. En lugar de reducir las emisiones en un 6 % con respecto a 1990, las emisiones producidas por Canadá han aumentado en un 26 %, siendo la producción de arenas asfálticas la principal causa. La emisión de gases de efecto invernadero generada a partir de la producción de arena asfáltica es entre tres y cinco veces mayor que en la extracción convencional de petróleo y gas natural. Para obtener arena asfáltica se necesitan además dos a cinco barriles de agua por cada barril de alquitrán extraído y crea por tanto una serie de residuos que ponen en peligro tanto la diversidad como la vida de la población nativa. Esa producción destruye además la selva boreal, una de las principales fuentes de carbono del planeta. En 2020, la arena asfáltica habrá ocasionado probablemente más emisiones que Austria e Irlanda. Canadá destina tan solo 77 dólares USA por persona a subsidios verdes, en comparación con los 1 200 dólares estadounidenses de Corea, 420 de Australia y 365 de los Estados Unidos.
Velar por la protección de la selva boreal es de enorme importancia y debemos pedir a Canadá que cumpla con los acuerdos internacionales que ha firmado conjuntamente pero que tan solo nosotros respetamos de forma unilateral. Ésa debería ser la base para toda cooperación posterior.
Miroslav Mikolášik (PPE). – (SK) Desde 1959, Canadá es uno de los socios más próximos y estables de la Unión Europea. Me complace que la situación económica haya mejorado en Canadá durante la legislatura de la actual administración de la derecha, lo que no ocurrió en el país en ninguna de las legislaturas anteriores.
La solidez de la situación económica y un dólar canadiense más robusto, que dan lugar a una mayor prosperidad para los ciudadanos canadienses, han enviado además una señal positiva a otros países y se han creado las condiciones favorables para el avance de la cooperación no sólo política sino también económica. Opino que la Cumbre UE-Canadá que tendrá lugar en Bruselas va a suponer un avance concreto en las negociaciones sobre un complejo acuerdo en materia de alianza económica.
Canadá es el undécimo socio comercial de la UE y representa hasta un 1,7 % del comercio exterior total de la Unión. A su vez, la UE es el segundo inversor en Canadá, mientras que Canadá ocupa el cuarto lugar en las inversiones que se llevan a cabo en la UE.
En 2008, el volumen total de bienes alcanzó casi 50 000 millones de euros, mientras que los servicios representaron 20 800 millones de euros. La liberalización del comercio de bienes y mercancías entre la UE y Canadá, junto con un mayor acceso a los mercados, va a hacer posible que se refuerce y afiance el comercio bilateral, lo que producirá desde luego importantes beneficios para la economía tanto de la UE como de Canadá.
Jan Březina (PPE). – (CS) Señor Presidente, baronesa Ashton, Señorías, la política común sobre visados de la UE encara ahora un reto crucial con respecto al requisito de visado que Canadá impone desde hace diez meses a los ciudadanos de la República Checa. Canadá, con su medida unilateral hacia la República Checa, también ha soslayado de forma poco aceptable a los organismos de la UE responsables de la política común de visados. Los derechos de los ciudadanos de un Estado miembros, así como el prestigio de las instituciones de la UE garantes de dichos derechos, se ven así amenazados. La acción sin precedentes del Gobierno de Canadá hacía un Estado miembro de la Unión sitúa a toda la UE ante una prueba de solidaridad.
Los ciudadanos checos confían plenamente en la Comisión Europea para que asuma el papel de defensora y representante de un Estado miembro y de sus intereses legítimos. La próxima Cumbre UE-Canadá brinda una oportunidad única para ello, ya que el asunto de los visados está entre los temas de debate. Ha llegado el momento de que se den todos los pasos necesarios para avanzar de forma decisiva en este prolongado asunto. Aplaudo el hecho de que la Comisión, en octubre de 2009, adoptase un informe en el que se instaba a Canadá a abrir una oficina de visados en Praga y establecer un calendario para suprimir la exigencia de visado. Canadá ha cumplido el primero de los requisitos pero no el segundo todavía y, por tanto, ni la Comisión ni el Consejo deberían estar satisfechos con el progreso habido hasta la fecha. La presión sobre Canadá no debería remitir sino que, antes al contrario, debería aumentar. En este contexto, quisiera pedir a la Comisión que realice una declaración clara sobre su compromiso para proponer, en caso de que el progreso sea insuficiente, medidas de compensación por las que se exija el visado a los funcionarios y diplomáticos canadienses.
Creo firmemente que no debemos quedarnos de brazos cruzados. Los ciudadanos checos no esperan grandes promesas y palabras bonitas de los organismos de la UE, sino acciones concretas que den resultado. Considero que la pelota está ahora en el tejado de la Comisión y sobre todo del Presidente Barroso, que será el principal socio negociador del Primer Ministro canadiense en la Cumbre. Si no logramos comenzar a actuar de forma resuelta y con confianza en nosotros mismos ante el Gobierno de Canadá, todo esfuerzo que despleguemos carecerá de eficacia, por lo que la confianza de los ciudadanos checos en las instituciones europeas se verá considerablemente socavada. Nuestro discurso sobre la solidaridad europea no será entonces más que papel mojado para ellos.
Othmar Karas (PPE). – (DE) Señor Presidente, baronesa Ashton, Señorías, como miembro de la Delegación de la UE para las relaciones con el Canadá, me gustaría hacer hincapié en el hecho de que Canadá y la UE comparten valores comunes. Nuestros valores comunes sientan la base estructural de nuestra sociedad y cada vez revisten más importancia en ese sentido. Deberíamos hacer un uso cada vez mayor de esos fundamentos comunes a fin de asumir la responsabilidad conjunta de reestructurar las condiciones básicas y globales. Nuestros estrechos vínculos históricos y culturales y el respeto que nos inspira el multilateralismo, incluido el respaldo de la Carta de las Naciones Unidas, conforman la esencia de nuestra alianza. Debemos mejorar y reforzar nuestra relación a varios niveles y en particular, por supuesto, a nivel político.
El acuerdo que debatimos hoy será el primero basado en el nuevo Tratado y la Comisión debería ser consciente de ello. Los principales requisitos para que el proceso de toma de decisiones en torno a este acuerdo tenga éxito son la transparencia, la cooperación y la inclusión del Parlamento. En este debate se han planteado dos cuestiones importantes: las normas parciales en materia de visados que se aplican a los ciudadanos checos son inaceptables y deberían eliminarse; las críticas de Canadá a la regulación estricta de la venta de productos de foca indican no que nosotros debamos cambiar, sino que Canadá debe cambiar.
Sin embargo, uno de los objetivos del acuerdo entre la UE y Canadá es que trabajemos conjuntamente a fin de crear una zona de libre comercio más robusta que la zona del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). No se trata únicamente de cooperación económica, sino también de lanzar una señal clara de que el proteccionismo es inaceptable. Es una coincidencia afortunada que Joe Biden hable en el Parlamento Europeo en Bruselas el mismo día en que se celebra la Cumbre UE-Canadá, puesto que la cooperación eficaz y profesional con las dos partes del continente norteamericano es importante para nosotros y porque, juntos, deseamos asumir más responsabilidades en el mundo.
Zuzana Roithová (PPE). – (CS) baronesa Ashton, quisiera indicarle que el talón de Aquiles relativo a la ratificación exitosa del acuerdo entre la UE y Canadá es la exigencia unilateral de visado a la República Checa, Rumanía y Bulgaria, ya que crea una forma inaceptable de ciudadanía de segunda clase en la UE. No sólo los otros países que se muestran solidarios con nosotros, sino también numerosos eurodiputados podrán bloquean sin problema la ratificación en caso de que Canadá no cumpla su promesa de reforzar su laxa política de asilo, que se supone es el prerrequisito para retirar la exigencia de visado. baronesa Ashton, ¿puede decirme si le ha dicho usted a Canadá que es inaceptable que dicho país posponga hasta 2013 el endurecimiento de su generosa ley de asilo, susceptible de abusos, y que deben enmendarla cuanto antes, teniendo en cuenta los valores comunes y las buenas relaciones económicas que mantiene con la Unión Europea, muchos términos estarán contemplados en el nuevo acuerdo comercial? Señora Vicepresidenta, ¿está entre sus prioridades plantear la cuestión de adelantar dicha fecha en la Cumbre con Canadá dentro de dos semanas y conseguir que se elimine la exigencia de visado antes de firmar el acuerdo con Canadá? De no ser el caso, ¿es usted consciente de que es posible que este importante acuerdo no se ratifique aquí en el Parlamento Europeo, puesto que no tenemos intención de aceptar ese comportamiento por parte de Canadá hacia los tres Estados miembros de la UE?
Señorías, quisiera darles las gracias en nombre de millones de ciudadanos por su solidaridad y aplaudir el hecho de que el borrador de su resolución conjunta, que votaremos aquí en Bruselas, incluya un claro llamamiento a la enmienda del sistema canadiense de asilo y a la retirada a la mayor brevedad del requisito de visado para casi 50 millones de ciudadanos europeos.
Sergio Paolo Francesco Silvestris (PPE). – (IT) Señor Presidente, Alta Representante, Señorías, considero que la discusión y debate en esta Cámara le confieren una enorme fuerza a sus acciones de cara a la Cumbre de mayo.
Las ideas que todos han expresado no dejan lugar a dudas: la importancia de nuestra relación con Canadá, la importancia de la alianza y de los valores compartidos con un gran país democrático con el que guardamos una necesidad estratégica de cooperación.
No obstante, se han planteado una serie de cuestiones que, en mi opinión, y considerando el mandado que les confiere esta Cámara, hay que abordar en todo caso y, de ser posible, hay que resolver, porque en último término son las soluciones lo que cuenta, no las batallas.
La primera hace alusión a la necesidad de afianzar el principio de reciprocidad relativo al libre movimiento de ciudadanos canadienses y europeos. No soy ni checo, ni rumano, ni búlgaro, y hay colegas rumanos que han hablado antes que yo pero, sea como fuere, en tanto que ciudadano europeo, me siento igual de engañado en el disfrute de mis derechos si los ciudadanos europeos no pueden moverse libremente por Canadá (estoy hablando con rapidez porque usted me entiende, señor Presidente, pero tal vez quiere que lo repita en aras de la traducción), pero, en todo caso, me siento engañado si hay ciudadanos de otros países europeos que no pueden moverse libremente por Canadá, mientras que los ciudadanos canadienses pueden moverse con libertad por todos los países europeos.
Con respecto a la cuestión de la masacre de focas: no dejan de impresionarnos los métodos terribles y salvajes empleados en algunas actividades de caza que se muestran en los programas de televisión o los reportajes de prensa. En este Parlamento podemos hacer oír nuestras opiniones y creo que debemos dejar de lamentarnos, protestar y empezar a tomar medidas.
Nuestra relación con un gran país democrático como es Canadá debe facilitarnos la consideración de problemas y la solicitud de moratorias. Le doy las gracias a la baronesa Ashton por las gestiones que va a realizar y por mantener informado a este Parlamento, comenzando por la Cumbre de mayo.
Olga Sehnalová (S&D). – (CS) Señora Vicepresidenta de la Comisión, Señorías, en relación con la venidera Cumbre UE-Canadá, quisiera hacer mención de uno de los principios fundamentales en los que se basa la UE: se trata del principio de solidaridad, un valor que debe respetarse bajo toda circunstancia si la UE pretende conservar la confianza de sus ciudadanos, incluso en aquellos casos en los que el problema se plantea para tan solo un Estado miembro. Como ya se ha dicho, en julio de 2009 Canadá comenzó a exigir el visado a los ciudadanos de la República Checa. A solicitud de ésta, la cuestión de las relaciones en materia de visados con Canadá pasó a formar parte de la reunión de febrero del Consejo de Justicia y Asuntos de Interior. En la reunión, Rumanía, Bulgaria, Hungría y Eslovaquia expresaron su solidaridad con la República Checa, además de la Presidencia española en términos claros. La Comisión proclamó también su solidaridad, si bien no hay solución alguna a la vista, incluso una vez celebradas las negociaciones entre los grupos de expertos. El tiempo transcurre y desde luego no lo hace a favor de la UE y de sus ciudadanos. Para los ciudadanos de la UE de la República Checa, esperar a que se apruebe una nueva ley en materia de asilo como condición para que se elimine la exigencia de visado, con 2013 como fecha realista más próxima, es difícil de asumir. En este contexto, esperan por tanto que la UE les ayude realmente. Si a menudo hablamos de la crisis de confianza que padecen los ciudadanos con respecto a las instituciones europeas, debemos buscar los motivos para ello en una actitud en la que, lamentablemente, por el momento no ha reinado la solidaridad absoluta.
Chris Davies (ALDE). – Señor Presidente, espero que la Alta Representante felicite a los canadienses por su habilidad diplomática, puesto que tienen cosas que enseñarnos. En la reciente conferencia sobre el comercio de especies amenazadas (CITES), se asociaron con sus aliados japoneses para hacer fracasar por completo nuestro intento de aplicar una prohibición comercial sobre el atún rojo.
Esa conferencia del CITES se pareció demasiado a la del cambio climático de Copenhague, en la que la posición de la UE fue poco clara. Dio la sensación de que habíamos dedicado mucho tiempo a debatir entre nosotros, en lugar de hacerlo con terceros, día tras día, y salimos seriamente perjudicados.
Japón y sus aliados canadienses estuvieron los meses anteriores celebrando rondas, ganando amigos y comprando algo de influencia aquí y allá para al final parecer incoherentes, desorganizados y débiles.
El Comisario de Medio Ambiente ha dicho que esto no debe volver a ocurrir nunca más y está dispuesto a cambiar las cosas. Sin embargo, en todo el mundo se celebran continuamente conferencias de este tipo y debemos asegurarnos de consolidar toda la capacidad diplomática de que dispone la Unión Europea para así garantizar una estrategia para el futuro, de emplear nuestros recursos de forma eficaz y de estar a la altura.
Franz Obermayr (NI). – (DE) Señor Presidente, quisiera recalcar el gravísimo problema que se plantea a la hora de aplicar los derechos de propiedad intelectual contemplados en estas negociaciones. Hay comentarios críticos por parte de profesores de derecho canadienses y también de Harvard que sugieren que el acuerdo previsto podría dar pie a una revisión íntegra de la ley canadiense de derechos de autor, patentes y marcas.
Por una parte, los canadienses consideran que se restringe su soberanía y su derecho a emplear su propiedad intelectual. Por otra parte, no obstante, son importantísimas normas estrictas y precisas que rijan la protección contra copias y la extensión de dicha protección a las películas.
Considero que es de especial importancia la inclusión de Internet en toda discusión sobre la aplicación de los derechos de propiedad intelectual, puesto que es imposible proteger la propiedad intelectual en Internet sin considerar la grabación transfronteriza realizada con cámaras de vídeo en los cines, lo que debería cumplirse en Canadá. En todo caso, es importante que definamos un término medio. Deberíamos apoyar la protección de la propiedad intelectual, pero oponernos a la vigilancia total y a la persecución en Internet.
También es importante, por supuesto, tener en cuenta que Canadá cuenta con una tradición y un sistema jurídicos distintos. Se trata de un problema difícil de resolver pero espero que podamos encontrar una solución eficaz.
Paul Rübig (PPE). – (DE) Señor Presidente, baronesa Ashton, Señorías, nuestra principal preocupación debería ser la de brindar apoyo a las pequeñas y medianas empresas, en especial durante la crisis económica. Ese tipo de empresa emplea a dos terceras partes de los trabajadores y genera el 80 % de los ingresos fiscales. Por tal motivo, es esencial que en las licitaciones se dé prioridad a que las pequeñas y medianas empresas puedan obtener contratos públicos. Por supuesto, la reglamentación técnica, es decir, las medidas de facilitación comercial, también deben tenerse en cuenta de forma adecuada en este acuerdo. Lo que quisiera saber es si existe un acuerdo con la Organización Mundial del Comercio para incorporar los principios básicos de las negociaciones de Doha en este acuerdo de libre comercio.
Silvia-Adriana Ţicău (S&D). – (RO) Señor Presidente, señora Comisaria, el transporte aéreo es vital para acercar a la Unión Europea y Canadá, al facilitar el transporte de bienes y personas. El Acuerdo de transporte aéreo UE-Canadá, firmado el 18 de diciembre de 2009, y el Acuerdo entre la Comunidad Europea y Canadá sobre seguridad en la aviación civil, firmado en Praga el 6 de mayo de 2009, son dos elementos importantes del diálogo transatlántico entre la Unión Europea y Canadá. El primer Acuerdo es de aplicación provisional hasta que entre en vigor una vez sea ratificado. El Consejo no ha recibido todavía notificación alguna en este sentido.
El segundo Acuerdo no es de ejecución provisional. El Consejo debe enviar la propuesta de decisión del Consejo y el texto del acuerdo al Parlamento Europeo para que emita su dictamen.
Teniendo en cuenta la importancia que tiene el transporte aéreo en la cooperación entre la Unión Europea y Canadá, quisiera preguntarle, Vicepresidenta, cuándo van a poder entrar en vigor debidamente ambos Acuerdos entre la Unión Europea y Canadá.
Fiona Hall (ALDE). – Señor Presidente, Canadá es un aliado afín, si bien la UE debe ser un amigo crítico cuando sea necesario. La trayectoria de Canadá en el ámbito del cambio climático es pésima y el país obstruyó las negociaciones de Copenhague. Reviste particular inquietud la industria de la arena asfáltica, tal y como mencionaba el señor Arsenis: la extracción de petróleo a partir de la arena asfáltica requiere mucha más energía que el petróleo derivado de otras fuentes, además de resultar altamente contaminante para el medio ambiente local.
En vista de que el Gobierno de Canadá está haciendo todo lo posible en estos momentos para que la Comisión atenúe su posición con respecto a las mediciones de carbono en la aplicación de la Directiva relativa a la calidad de la gasolina y el gasóleo, quisiera preguntarle a la Alta Representante si va a plantear el tema de las arenas asfálticas en las discusiones previstas en la Cumbre.
Catherine Ashton, Vicepresidenta de la Comisión y Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. – Señor Presidente, ha sido éste un debate realmente útil y valioso para la preparación de la Cumbre. Sus Señorías han aludido a numerosos y diversos temas y no quisiera dejar de velar por que los dos presidentes, a saber, el Presidente de la Comisión y el Presidente del Consejo, quienes por supuesto representarán a la Unión Europea en la Cumbre, están perfectamente al tanto de los temas que se han planteado.
Estoy muy agradecida por la manera útil en que los miembros del Parlamento me han facilitado información y formulado preguntas sobre ámbitos sobre los que debo confesar que no sé demasiado, como por ejemplo sobre transporte aéreo, y sobre los que tendré que indagar a fin de responderles.
Quisiera retomar dos o tres de los temas clave aquí abordados. En tal contexto, parece circular entre Sus Señorías la opinión generalizada de que se trata de una relación importante. Tal vez parte de la frustración que noté en la Cámara se deba a que reconocemos la importancia de Canadá y de los valores compartidos que respaldamos. Por tanto, es totalmente comprensible la frustración entre las Señorías procedentes de aquellos países que se ven especialmente afectados por el tema de los visados.
Quisiera comenzar por el comercio, ya que gran parte de sus diversas aportaciones giraron en torno a ello. Estamos en lo cierto cuando lo que queremos es conseguir un acuerdo comercial ambicioso. No será sencillo y ya desde el comienzo, una vez que ya he iniciado las negociaciones comerciales, reconocimos que, debido a los intereses concretos de la UE y de Canadá, ésta no iba a ser en ningún caso una negociación sencilla. Sin embargo, deberíamos ser muy ambiciosos por ambas partes.
Por ejemplo, los derechos de propiedad intelectual, donde me preocupa mucho la necesidad que tiene Canadá de asegurarse el establecimiento de un régimen idóneo. Sé que es eso lo que pretende y que los debates y rondas celebrados hasta ahora han sido extremadamente positivos y constructivos y las cosas avanzan a buen ritmo.
Estoy de acuerdo en que debemos mantener plenamente informada a la Comisión de Comercio Internacional y, como dijo el señor Bradbourn, los que tengan un interés particular en Canadá también deben estar totalmente involucrados en ello. Se va a realizar una valoración de impacto, sobre la que ya se está trabajando en estos momentos y, por supuesto, el Parlamento desempeñará su función a la hora de dar o no su visto bueno al acuerdo cuando éste se presente finalmente. El Parlamento ocupa aquí un papel muy claro y preponderante.
Quisiera añadir a todo ello tan solo dos cosas: una es que un buen acuerdo comercial beneficia en realidad a nuestros ciudadanos, para eso se lleva a cabo. Se trata de garantizar que los consumidores disponen de una oferta más amplia y los trabajadores cuentan con más oportunidades. Debemos asegurarnos de que todos nuestros comerciales aporten auténticas oportunidades en toda la Unión Europea.
En cuanto a las pequeñas y medianas empresas, que estoy de acuerdo son muy importantes, me recuerdan que una de las estadísticas que siempre me sorprende por su interés es que sólo el 8 % de nuestras pequeñas y medianas empresas realizan en realidad actividades comerciales y únicamente el 3 % lo hacen fuera de la Unión Europea.
Siempre me ha parecido, y sigo creyéndolo, que si fuésemos capaces de aumentar esos porcentajes y proporcionar oportunidades, y la contratación pública puede ser desde luego un ámbito en el que eso sea posible, contaríamos con una oportunidad en ambas direcciones para beneficio de nuestras pequeñas y medianas empresas.
Varias diputados hablaron sobre el Ártico y, recientemente, en el Parlamento se han celebrado debates al respecto. Reconozco que se trata de un tema importantísimo, no sólo porque esté vinculado a la otra cuestión clave que quisiera abordar antes de referirme a los visados, esto es, el cambio climático.
En lo que a nosotros respecta, Canadá sí estuvo entre el grupo de países que, en las negociaciones de Copenhague, no fue, en nuestra opinión, lo suficientemente lejos. Podemos hablar largo y tendido sobre Copenhague y sin duda habrá oportunidad para ello en las conversaciones con los comisarios responsables. Fue objeto de nuestro interés el que, con motivo del Discurso del Trono de 3 de marzo, el Gobierno canadiense confirmarse su pleno apoyo al acuerdo de Copenhague sobre cambio climático. Es algo significativo y lo que queremos hacer en el contexto de la Cumbre es alentar e instar a Canadá a ser ambicioso, en especial a la hora de aumentar su objetivo de mitigación para 2020.
El mercado internacional del carbono es clave a la hora de transformar la inversión hacia una economía con bajas emisiones de carbono y parte de lo que podemos hacer en nuestra relación bilateral es impulsar las cuestiones estratégicas de la inversión, la tecnología verde y la colaboración, tratando de apoyar todas las medidas que se deban tomar a fin de mitigar los problemas del cambio climático.
La última cuestión, y se plantearon muchas pero quiero extraer únicamente tres, es una que yo por supuesto deseaba abordar: el asunto de los visados. Se trata de algo muy importante y, como mencionaban los Estados miembros aquí representados por los diputados del Parlamento Europeo, son tres los Estados miembros que están en realidad afectados.
Se está llevando a cabo una intensa labor para tratar de resolver este asunto. Hemos dialogado extensamente con Canadá, muchas de las cuestiones son bien conocidas y hay asuntos que debe resolver Canadá en términos de la legislación que debe poner en marcha para el futuro. Tenían razón Sus Señorías cuando plantearon esta cuestión, que formará parte de las discusiones.
La segunda reunión del grupo de trabajo de expertos se celebró en Praga para considerar aquellos temas de especial relevancia para la República Checa, algo que propició la Comisión, cuya implicación es plena.
Sí pude percibir, y lo recordaré de este debate, la frustración de aquellas Señorías que plantearon la necesidad de trabajar con mayor celeridad y profundidad a fin de abordar este problema y reconocer lo que es sin lugar a dudas su aspecto más significativo, esto es, que no se trata de un asunto bilateral, sino de un cuestión entre la Unión Europea y Canadá, que debe afrontarse como tal.
Presidente. – Se cierra el debate.
La votación tendrá lugar durante el primer período parcial de sesiones de mayo.
Declaraciones por escrito (artículo 149 del Reglamento)
Sebastian Valentin Bodu (PPE), por escrito. – (RO) En el momento actual, 39 millones de ciudadanos de la Rumanía, la República Checa y Bulgaria no pueden viajar a Canadá sin visado. Más de la mitad de dicha cifra, 22 millones, son rumanos. Mantener para algunos de nosotros el régimen de visados para entrar en Canadá es una situación insostenible ya que crea dos clases de ciudadanos europeos. La libertad de movimiento de los ciudadanos europeos debe tratarse con un criterio común y uniforme, mientras que la cuestión de los visados afecta a la relación entre la UE y Canadá y las relaciones no bilaterales entre Canadá y los Estados respectivos.
En el caso de Rumanía, la proporción de solicitudes de visado rechazadas a ciudadanos de Rumanía ha caído del 16 % al 5 % entre 2004 y 2008. En Canadá viven aproximadamente 200 000 rumanos y algunos entraron en el país mediante los programas oficiales canadienses de inmigración. Esto explica en parte el alto número de solicitudes de visado. El tema de los visados ha pasado a formar parte del orden del día de la Cumbre UE-Canadá a través del Parlamento Europeo.
La UE debe adoptar una postura por la que se aplique la cláusula de solidaridad en caso de que el asunto no se haya resuelto a finales de 2010. La exención de visado para los Estados miembros sería todo un logro para la Alta Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.
Corina Creţu (S&D), por escrito. – (RO) Creo que uno de los temas prioritarios en el orden del día de la Cumbre UE-Canadá, prevista para el 5 de mayo en Bruselas, debe ser la exención de visado para todos los ciudadanos de la Unión Europea, en aras de la reciprocidad y a fin de eliminar la actual discriminación que impide a los ciudadanos rumanos, búlgaros y checos visitar Canadá sin estar en posesión de un visado.
Esta situación es tanto más extraña cuando, el pasado año, las autoridades canadienses prescindieron de la obligatoriedad de solicitar visado para estancias de corta duración para los ciudadanos de Croacia, un país que todavía está negociando su adhesión a la UE. Rumanía ha experimentado un progreso significativo en los últimos años, también en el ámbito de algunos de los principales criterios de exención del régimen de visados. El índice de denegación de solicitudes de visado, el índice de superación del período legal de residencia y el número de solicitudes de asilo no dejan de disminuir.
Por este motivo, la exención de visado pondría de manifiesto dicha evolución, además de que la igualdad de trato conferida a los ciudadanos europeos y canadienses sería beneficiosa para reforzar la confianza mutua.