Presidente. – De conformidad con el orden del día, se procede al debate del informe (A7-0108/2010) de Pál Schmitt, en nombre de la Comisión de Cultura y Educación, sobre el diálogo entre las universidades y las empresas: una nueva asociación para la modernización de las universidades europeas [COM(2009)0158 – 2009/2099(INI)].
Marco Scurria, suplente del ponente. – (IT) Señora Presidenta, Señorías, intervengo en lugar de nuestro ponente, el señor Schmitt, que —tal y como ha anunciado el Presidente Buzek al comienzo de la sesión— ha presentado su dimisión en el Parlamento Europeo, al objeto de asumir responsabilidades en su propio país, y al que envío y un saludo y mis mejores deseos, dado que ha hecho un gran trabajo.
Este informe es el resultado de sus intenciones y fue aprobado en nuestra Comisión de Cultura y Educación por una aplastante mayoría, con sólo un voto en contra, por lo que quiero dar las gracias a todos los ponentes alternativos que han contribuido a este informe, tanto en mi nombre como en nombre del señor Schmitt. Antes de partir para Estrasburgo, el lunes fui a Roma a visitar un centro de formación privado que está consiguiendo unos resultados extraordinarios, porque ha conseguido colocar a una gran mayoría de los jóvenes que forma con el paso del tiempo. Cuando hablé con el director de este centro, me dijo: Les ruego nos ayuden, ustedes en Europa también, a seguir este curso, a añadir peso a la formación que avanza en esta dirección, que permite a tantos jóvenes encontrar empleo; ayúdennos también a modernizar la relación entre las universidades y las empresas.
La idea fundamental de este informe es precisamente esa: actualmente, el 20 % de los jóvenes europeos no trabaja, de los que en torno al 30 % son titulados; un porcentaje tan elevado que nos vemos obligados a preguntarnos muy en serio cómo deberíamos abordar el tema de la formación de los jóvenes para que puedan acceder al mercado laboral en estos tiempos, en esta Europa, en este mundo globalizado.
Por eso, en este informe, hemos querido abordar directamente el tema de cómo mejorar la relación entre las universidades y las empresas, destacando determinados puntos fundamentales: en primer lugar, dando prioridad a uno de los puntos fuertes de los que dispone la Unión Europea, en concreto la capacidad de sus ciudadanos para adaptarse a las circunstancias en constante cambio del mercado laboral; el hecho de que ya no exista el «puesto de trabajo para toda la vida» y de que en estos tiempos, la formación y el reciclaje profesional resulten esenciales.
Así pues, el primer punto es el aprendizaje permanente; el segundo, que, en nuestra opinión, tiene una importancia fundamental, es el de la movilidad. En estos tiempos es importante, como ponemos de manifiesto en este informe, hacer hincapié en que la movilidad entre países y entre universidades y empresas es la clave para conseguir una mayor cooperación entre ambos mundos, y nosotros promovemos no solamente la extensión y expansión de los programas de movilidad individual, como Erasmus para Jóvenes Emprendedores y Erasmus para Aprendices, sino también la organización de programas de postgrado europeos de «masters de excelencia», en cooperación con distintas universidades y con la participación activa de las empresas. Por otra parte, se deberían fomentar las universidades con más cultura empresarial.
Esto se puede conseguir, por ejemplo, mediante la introducción de un sistema de bonos de formación, como el que se utiliza en la actualidad en algunos Estados miembros, que permita, en particular a las PYME, mejorar su capacidad de investigación sin comprometer la independencia, la autonomía y el carácter público de las universidades.
El tercer punto fundamental es el de la investigación, en concreto consideramos que una mayor movilidad de los investigadores, tanto a corto como a largo plazo, entre países y entre universidades y empresas, es imprescindible para promover la transferencia de conocimientos. Finalmente, la posibilidad de extender las buenas prácticas en este ámbito que existen en muchos países.
Voy a terminar, señora Presidenta, ilustrando, en relación con este informe y con el destacado trabajo realizado por la comisión, lo convencidos que estamos de que Europa no ganará la batalla contra China u otros países en desarrollo mediante salarios bajos, sino contando con profesionales altamente cualificados y con empresas altamente competitivas y, para ello, es sumamente importante que las universidades y las empresas entiendan que son interdependientes y que las autoridades de todos los niveles contribuyan a desarrollar métodos de cooperación más eficientes.
Günther Oettinger, Miembro de la Comisión. – (DE) Señora Presidenta, Señorías, este informe es la respuesta a nuestra comunicación relativa al diálogo entre las universidades y las empresas. Quiero dar las gracias a todos aquellos que han contribuido al informe y, en particular, a los miembros de la Comisión de Cultura y Educación y de la Comisión de Industria, Investigación y Energía. Quiero dar las gracias en especial al señor Schmitt, el diputado saliente, que fue el ponente.
La cooperación entre las universidades y las empresas no es una opción: no, es más que eso, es indispensable. La única pregunta es qué forma debería adoptar para que resulte apropiada para ambas partes. Es más, una cooperación más intensiva fomenta el intercambio y la diseminación de conocimiento, tanto en la empresa como en la universidad.
El contacto con problemas y soluciones reales a través de planes de estudios adaptados y períodos de prácticas enriquece la experiencia educativa de los estudiantes y los prepara para sus futuras carreras. La cooperación regular y a largo plazo genera confianza y puede traducirse en ambiciosas asociaciones y proyectos de cooperación, lo que beneficia a empresas y universidades por igual en términos de investigación, desarrollo y práctica.
Las nuevas tendencias del mercado laboral y las nuevas tecnologías están cambiando las demandas de titulados y continuarán haciéndolo en las próximas décadas. Para poder mantener y mejorar la calidad de vida en Europa, los trabajadores deben ser capaces de actualizar constantemente sus conocimientos y aptitudes, y esto va a ser sumamente necesario, si tenemos en cuenta el cambio demográfico de Europa, en los próximos años.
Necesitamos un diálogo abierto, flexible y dinámico entre todos los implicados. Por esta razón, la Comisión Europea ha presentado el Foro de la UE para el diálogo entre las universidades y las empresas.
El Foro ofrece a todos sus participantes una plataforma para el debate y el intercambio de buenas prácticas y aprendizaje mutuo. La Comisión Europea asume el papel de moderador, ayudando a eliminar obstáculos entre estos dos mundos.
Hasta ahora, el Foro de la UE para el diálogo entre las universidades y las empresas se ha reunido en tres ocasiones en Bruselas y ha celebrado una serie de foros temáticos sobre temas como el desarrollo de los planes de estudio, iniciativa empresarial, aprendizaje permanente, transferencia de conocimientos, gestión universitaria, movilidad, nuevas aptitudes para nuevos puestos de trabajo, y cooperación entre universidades y empresas en la situación de crisis actual.
En colaboración con la Fundación Europea de Formación (ETF), en diciembre de 2009 se celebró un foro temático dedicado a terceros países en las instalaciones del Parlamento Europeo. Posteriormente, en marzo de 2010, se celebró un foro temático en el que se exploró la posibilidad de ampliar el ámbito de acción del foro a la cooperación entre colegios y empresa.
Muy recientemente, los días 4 y 5 de mayo, se celebró en Bruselas el último Foro de la UE para el diálogo entre las universidades y las empresas, con las siguientes prioridades: cooperación entre universidades y pequeñas y medianas empresas, cooperación entre universidades y empresas en materia de innovación, cooperación entre universidades y empresas en la calidad de la educación. Estos temas también se abordan en su informe.
Quiero aprovechar esta oportunidad para dar las gracias a la señora Pack por su participación en la reunión inaugural de este evento.
Agradecemos mucho la respuesta positiva a nuestra comunicación que se refleja hoy en su informe. Necesitamos más cooperación entre las partes interesadas, basada en la confianza mutua, el respeto y la transparencia. Por lo tanto, no solamente promovemos el crecimiento económico, sino que también generamos beneficios sociales en el sentido más amplio de la palabra, al ayudar a las personas a labrarse su camino con éxito en una sociedad y un mundo laboral en constante cambio.
Georgios Papanikolaou, en nombre del Grupo PPE. – (EL) Señora Presidenta, quiero comenzar deseándole al señor Schmitt, que ha abandonado el Parlamento Europeo, todo lo mejor en su nuevo puesto. Ha sido un placer trabajar con él, al menos durante el tiempo que llevo en el Parlamento.
El tríptico del desarrollo de la educación, la investigación y la innovación, como ya señalamos para la Estrategia de la Europa 2020, es crucial para el futuro de Europa. No obstante, si queremos conseguir estos objetivos, es cierto que también necesitamos reconocer las dificultades que nuestros jóvenes encuentran en estos tiempos en el proceso de transición de los estudios a la vida profesional, que también se está viendo prolongado por la crisis.
Todos reconocemos también que, en numerosos Estados miembros, el sistema educativo tiene puntos débiles, tanto en términos de normas como por lo que respecta a la formación de los alumnos y estudiantes. La formación, no nos quepa duda, no se puede examinar por separado de los requisitos contemporáneos del mercado laboral y, en este sentido, debemos aprovechar todos los medios a nuestra disposición para ayudar a los jóvenes.
El señor Scurria se ha referido antes a la movilidad. Yo añadiría las nuevas tecnologías y, por supuesto, aparte del aprendizaje permanente y la formación formal, con lo que me refiero a las universidades, también tenemos educación no formal y educación informal, que también capacitan a los jóvenes. La educación y el trabajo son conceptos interrelacionados. Por consiguiente, necesitamos perseguir y reforzar el diálogo entre los sistemas educativos y los proveedores de empleo.
Todos decimos que nuestros jóvenes deben estar capacitados y contar con aptitudes y también sabemos todos muy bien que, en la actualidad, los jóvenes sin aptitudes disponen de menos oportunidades. ¿Qué tipo de aptitudes? Las aptitudes que el mercado laboral necesita, las aptitudes que promoverán iniciativas e ideas innovadoras. No hay tiempo que perder, el desempleo está aumentando y todos tenemos la obligación de implicarnos en este diálogo y de integrar esta cooperación lo antes posible.
Mitro Repo, en nombre del Grupo S&D. – (FI) Señora Presidenta, Señorías, yo también felicito al señor Schmitt por su nombramiento como portavoz del Parlamento húngaro.
Indudablemente, las universidades europeas se deben desarrollar de forma constante para que podamos responder a los nuevos desafíos sociales y a una competencia internacional en constante aumento. Sencillamente, no nos podemos permitir quedarnos donde estamos. Unos elevados niveles de aptitudes y conocimientos técnicos, y la economía basada en el conocimiento, son —y deben ser— la base de la sociedad europea, ahora y en el futuro. En este sentido, es importante prestar más atención al diálogo entre nuestras universidades y empresas, y que intentemos eliminar los cuellos de botella que obstaculizan la cooperación. Estos incluyen los problemas relacionados con los derechos de propiedad intelectual y la innovación.
En Finlandia tenemos un excelente ejemplo de cooperación entre empresas y universidades: la Universidad de Aalto, que recibe su nombre por el famoso arquitecto finlandés, Alvar Aalto. Se trata de una universidad multidisciplinar que representa una fusión de tres universidades altamente respetadas: la Escuela de Economía de Helsinki, la Universidad de Arte y Diseño de Helsinki, y la Universidad de Tecnología de Helsinki. Economía, estética y tecnología mantienen una relación simbiótica entre sí.
El planteamiento interdisciplinario, especialmente las nuevas plataformas —diseño, medios y factor de superficie—, permiten a los equipos académicos realizar investigaciones y a los estudiantes trabajar estrechamente con empresas y organizaciones. Lo mejor es que los nuevos datos de la investigación son transferidos directamente a la enseñanza, lo que significa que los estudiantes pueden emplear directamente la información más reciente necesaria en el mercado laboral.
No obstante, debemos estudiar detenidamente cómo y en qué condiciones queremos mejorar la cooperación entre empresas y universidades. Es sumamente importante que respetemos el principio de la independencia de las universidades y la tradición de la investigación libre en todas las circunstancias. Finalmente, el peligro está en la privatización del sector universitario, ¿pero es esta la dirección en la que queremos avanzar en Europa?
La base de un sistema universitario independiente es una financiación pública adecuada. Hacer que las universidades dependan de fondos privados es preocupante, porque permite la transferencia de poder de la comunidad universitaria a quienes ofrecen la financiación. Por eso hay que prestar especial atención a los sistemas de administración de las universidades.
Morten Løkkegaard, en nombre del Grupo ALDE. – (DA) Señora Presidenta, quiero dar las gracias a los distintos ponentes por su excelente cooperación. Como ponente alternativo para este tema por el Grupo de la Alianza de los Demócratas y Liberales por Europa, estoy muy satisfecho con el informe. Hemos conseguido ponernos de acuerdo en un informe que contiene recomendaciones para mejorar la cooperación entre universidades y empresas —un informe que, sobre todo, contiene iniciativas muy específicas para la modernización de las universidades—. Las universidades europeas, como todos sabemos, van a la zaga de la élite mundial, un hecho que también tiene importantes consecuencias para la competitividad de Europa. Por lo tanto, es lógico que, tanto en el programa de trabajo de la Comisión como en la Estrategia Europa 2020, se haya dado prioridad a la educación, la investigación y la innovación. Por supuesto, espero que la mayoría esté a favor de dar una mayor prioridad a esta política, con un aumento también de la financiación. Actualmente estamos en una situación en la que necesitamos pensar más allá del marco convencional de nuestros sistemas educativos y podemos comenzar derribando las barreras entre las universidades y el ámbito que se beneficia del producto de las universidades, es decir, las empresas.
Nos vamos a concentrar en dos cosas en particular y quiero decir unas palabras al respecto. En primer lugar, quiero mencionar la modernización del plan de estudios. Es importante que se preste más atención a la interdisciplinariedad y al desarrollo de las aptitudes que actualmente demanda el mundo empresarial. Los cursos universitarios deben reflejar, en mayor medida, los requisitos del mercado laboral y se deben elaborar teniendo esto en cuenta, por ejemplo, en forma de un plan de estudios más orientado a la empresa, que, a su vez, deberá colaborar de forma activa para mantenerlo actualizado. Lo segundo que quiero mencionar es la movilidad. Es importante reducir el vacío existente entre universidades y empresa, y que haya personas que acaben con este vacío. Las prácticas en empresas son un buen ejemplo de cómo los estudiantes universitarios pueden obtener experiencia práctica y posteriormente aplicar esa experiencia en sus estudios. Al mismo tiempo, estos estudiantes están mejor preparados para acceder al mercado laboral después de sus cursos. Definitivamente, las prácticas en empresas deberían ser apoyadas y promovidas en Europa.
La investigación también puede llenar vacíos entre las universidades y las empresas. He hablado antes acerca de uno de mis temas preferidos, en concreto el sistema de doctorado empresarial de Dinamarca, en el que un empleado de una empresa danesa puede obtener un doctorado en una universidad danesa con la ayuda de una subvención pública. De hecho, mantuve una tarde de debate en Bruselas, el 3 de febrero de 2010, en el Parlamento con una amplia participación tanto del mundo empresarial como de las universidades, y la opinión esa tarde estaba muy clara: un sistema de estudio de doctorado empresarial de la Unión Europea sería una herramienta sumamente útil para promover una investigación especializada relevante para las empresas, así como la competitividad, en la empresa europea, generando así más puestos de trabajo y un mayor crecimiento económico. Recibió, por tanto, un apoyo absoluto e inequívoco de ambas partes. Por otra parte, se trata de un método sumamente efectivo para llevar la experiencia empresarial y el conocimiento práctico a las universidades, permitiendo así que la enseñanza se concentre más en aptitudes y conocimientos relevantes para las demandas del mercado laboral. El sistema de estudio se podría integrar en el programa Marie Curie vigente, posiblemente dentro del programa de asociación entre la industria y la universidad, y ayudaría a reforzar la búsqueda de los objetivos del proceso de Bolonia. Me satisface que mañana podamos adoptar un informe que contiene una recomendación para establecer precisamente un sistema de estudio así.
Malika Benarab-Attou, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (FR) Señora Presidenta, Señorías, me gustaría hacer hincapié en el valor de este informe para abrir el debate, dentro de nuestro Parlamento, sobre la posición y el papel de las universidades en Europa. De hecho, se debe fomentar que las universidades participen en la integración europea desde el interior, en lugar de contemplarla desde el exterior.
A lo largo de la historia europea, las universidades siempre han sido lugares donde se celebran reuniones, donde se intercambian conocimientos, se desarrollan ideas y se imparte formación en las distintas disciplinas. En la actualidad, los efectos de la crisis y el desempleo no deben provocar que las universidades limiten su papel a proveedores de profesionales inmediatamente dispuestos a trabajar, porque, en nuestras cambiantes sociedades, la capacidad para cambiar de trabajo está resultando vital.
Por lo contrario, las universidades, como lugares de educación superior y formación, también deben convertir a los alumnos en pensadores críticos y analíticos, porque esto les permitirá entender el mundo en el que vivimos y utilizar sus aptitudes profesionales de forma inteligente.
Las universidades europeas deben crear las condiciones necesarias para el aprendizaje permanente, contribuir al enriquecimiento de la vida intelectual y desempeñar una función central en la sociedad del conocimiento de la era digital actual.
Oldřich Vlasák, en nombre del Grupo ECR. – (CS) Definitivamente, la educación es nuestro objetivo prioritario, pero ¿qué clase de educación? En un número de la revista The Economist se publicó un estudio que revelaba que el 80 % de las aptitudes y los conocimientos técnicos considerados fundamentales por los directivos de las grandes empresas no se enseñan en absoluto en las universidades. El resultado de esto son unas terribles cifras de desempleo para los graduados universitarios.
Tal vez estemos todos de acuerdo en que la solución consiste en desarrollar vínculos entre empresas y universidades. Esto se ha señalado repetidamente en diversos documentos, incluyendo la Carta de Lepzig sobre Ciudades Europeas Sostenibles. Sin embargo, el principal problema es cómo conseguir estos vínculos. En mi opinión, lo correcto sería incorporar períodos de prácticas de varios meses, no solamente para los estudiantes, sino también para los profesores, como componentes integrales del proceso de aprendizaje permanente. Existe la necesidad de que tanto estudiantes como profesores mantengan contacto regular con el mundo real. La cofinanciación de estos períodos de prácticas deberían formar parte integral de los presupuestos universitarios. Para las empresas, este proceso significa invertir un considerable esfuerzo y, con frecuencia, también considerables costes.
Marie-Christine Vergiat, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (FR) Señora Presidenta, Señorías, les ruego me disculpen, pero voy a tener que destruir la increíble unanimidad que prevalece en esta Cámara.
La resolución que tenemos hoy ante nosotros se refiere a los desafíos de las relaciones entre universidades y empresas en relación con la aplicación del famoso proceso de Bolonia. Se ha realizado una enorme cantidad de trabajo en las dos comisiones que examinaron este texto y se han introducido numerosas mejoras en el texto original para tener en cuenta los desafíos reales en este ámbito. Todos estamos intentando comprender las aspiraciones de nuestros jóvenes. Todos estamos interesados en ofrecer a los jóvenes las mejores herramientas para ayudarles a encontrar un empleo. La tasa de desempleo entre los jóvenes es, de hecho, inaceptable. Sin embargo, ¿significa eso que, como señalan determinados apartados de la resolución, deberíamos considerar a las universidades como simples máquinas capaces de satisfacer las necesidades de las empresas y del mundo empresarial, con exclusión de todo lo demás? En el Grupo Confederal de la Izquierda Unida Europea/Izquierda Verde Nórdica pensamos que no.
No, la riqueza de nuestras universidades también reside en producir un creciente número de estudiantes con unos conocimientos intelectuales abundantes y diversificados, y no sólo en garantizar que adquieran aptitudes relacionadas con el empleo. Esa es la verdadera clave para la movilidad permanente.
En muchos países de la Unión Europea, existe una creciente carencia de entendimiento entre los componentes del mundo universitario. En el Grupo GUE/NGL pensamos que deberíamos escucharles. Pedimos que se elabore un informe exhaustivo sobre el proceso de Bolonia. No vamos a votar a favor de esta resolución, que invita a las universidades a que se limiten a satisfacer las necesidades de las empresas, ignorando a las demás partes interesadas de la vida económica y social, que no se limita exclusivamente a las empresas.
Derek Roland Clark, en nombre del Grupo EFD. – Señora Presidenta, ¿por qué este informe busca una mayor cooperación internacional en el plano universitario? Las universidades han intercambiado información entre ellas durante siglos, antes de que existiese la Unión Europea. El Renacimiento, que abarcó entre los siglos 14 y 17, fue una oleada de desarrollo intelectual que se extendió desde Florencia por toda Europa a través de las universidades. El arte, la música, la literatura y las ciencias experimentaron un sólido impulso y generaron innumerables obras que todavía hoy nos enriquecen.
¿Y qué ocurre con la modernización? ¿Buscan los cambios tecnológicos del futuro? Si es así, el panorama actual es igual de prometedor. Puede que las universidades de otros lugares nos estén tomando la delantera, pero deben sus orígenes a las universidades europeas. Esta corriente de educación superior suele regresar a casa. Las universidades británicas reciben estudiantes de postgrado de todo el mundo, que continúan sus estudios y comparten su información, también con el comercio y la industria. Sin embargo, no tenemos que politizar la educación superior a través de programas como el proceso de Bolonia y el Erasmus.
No necesitamos programas sobre el multiculturalismo o el multilingüismo ni ningún otro «-ismo», que se producirán de todos modos, dado que los estudiantes de todo el mundo se reúnen y se mezclan en el campus. Si quieren servir al mundo moderno y futuro, asegúrense de que las universidades cuenten la financiación necesaria, apoyen a los estudiantes que desean estudiar en el extranjero, y después sencillamente dejen que ellos mismos se encarguen de ello.
Martin Ehrenhauser (NI). – (DE) Señora Presidenta, como sabemos, la interrelación entre las empresas y las universidades es una realidad desde hace algún tiempo. Esta situación ha desembocado en el actual planteamiento absurdo de «una solución única» por el que las universidades parcialmente privatizadas están actuando como empresas de control con el supuesto objetivo de planificar el resultado educativo. Creer que una asociación así contribuirá a la modernización de repente solamente sirve para demostrar lo relajado y poco creativo que resulta nuestro debate político sobre educación.
Vivimos en un tiempo de revolución técnica. Los sistemas digitales nos están cambiando, están cambiando nuestra forma de actuar y pensar, nuestras aptitudes cognitivas y, finalmente, nuestros cerebros. Por lo tanto, lo que necesitamos es una revolución en la investigación y una enseñanza que se adapte a esta situación. En un tiempo de cambio así, continuar predicando la dependencia de las universidades de este subsistema de nuestra sociedad como un paso hacia la modernización, a pesar del hecho de que esta interrelación no se ha traducido en ninguna mejora significativa en los últimos diez años, también ignora la importancia de la enseñanza y la investigación para la sociedad en su conjunto.
Lo que realmente necesitamos en este tiempo de cambio son la creatividad y curiosidad científica, pero éstas surgen de la posibilidad de pensar libremente y no de producir bajo presión, y esa presión incluye las demandas del mundo empresarial. Una mente joven, un cerebro joven con potencial debe poder moverse libremente. Lo que han presentado aquí en su informe es precisamente lo contrario.
Este informe refleja un pensamiento anticuado y fracasado. El conjunto del informe carece de creatividad e incluso de atrevería a decir que es inútil. Se compone de frases torpes encadenadas en multitud de páginas para ocultar el hecho de que carece de sustancia. En el sistema educativo austríaco obtendrían un suspenso directo por este informe.
Doris Pack (PPE). – (DE) Señora Presidenta, quiero decir al señor Ehrenhauser que debería visitar nuestras universidades y comprobar por sí mismo lo creativas que son y también que ningún estudiante está en una situación de dependencia por el simple hecho de que haya obtenido una beca de empresa. Esto mismo se aplica al señor Repo y a la señora Vergiat.
Deberíamos concentrar nuestra atención en garantizar que la cooperación entre la educación y la empresa tenga en cuenta a las pequeñas y medianas empresas, en particular. También debemos asegurarnos de que las PYME reciban un trato mejor, más rápido y menos burocrático en el contexto de los programas de investigación. Eso es importante y también se ha recogido en este informe, señor Ehrenhauser. Si lo hubiese leído, se habría dado cuenta de que esto es algo totalmente nuevo.
Por lo tanto, lo que necesitamos en este ámbito es una cooperación mejorada por lo que respecta a las universidades y las PYME. Necesitamos esta cooperación en el plano local, nacional e internacional. Si las empresas y las universidades cooperan, no podemos dar por hecho que uno aprenderá necesariamente del otro, porque uno esté formando a quienes el otro podría contratar algún día en su empresa. En este sentido, debemos garantizar que el dinero pueda fluir de las empresas a las universidades, porque las autoridades públicas tienen cada vez menos dinero y no se pueden permitir la asignación de más recursos a estos ámbitos.
Estoy agradecida a todos los empresarios y a las pequeñas, medianas y grandes empresas que aportan dinero para la educación, porque lo que están haciendo, en definitiva, es educar a la próxima generación que continuará promoviendo el crecimiento económico. Debemos apoyar a las universidades. Debemos garantizar una cooperación más estrecha entre las instituciones públicas y el sector privado, y fomentar la financiación privada para la innovación. Por tanto, este informe pulsa precisamente la tecla correcta.
Obviamente, también necesitamos que la gente sea formada por quienes saben lo que significa tener un espíritu empresarial y lo que significa ser un director. Debemos asegurarnos de que los profesores y los estudiantes dispongan de las herramientas adecuadas y de fomentar que la empresa participe en el desarrollo activo de los materiales educativos para el espíritu empresarial.
Los comentarios del señor Repo y el señor Ehrenhauser no se ajustan a los hechos y me niego a que se califique el informe de tonto y aburrido. No, es bueno. Quiero dar las gracias al señor Pál Schmitt, que en la actualidad es portavoz del Parlamento húngaro.
Mary Honeyball (S&D). – Señora Presidenta, la mayoría de los diputados estamos de acuerdo en que deberíamos apoyar a nuestras universidades y apoyar a nuestros jóvenes. A pesar de que pienso —creo que como la mayoría de nosotros— que las universidades son, y deberían ser, autónomas, por supuesto, también viven en el mundo real y necesitan tener en cuenta lo que ocurre en el mundo real, entre otras cosas porque sus estudiantes las dejarán para obtener puestos de trabajo en el mundo real.
Creo que es de eso de lo que estamos hablando realmente. Estamos hablando de cómo las universidades pueden mantener su excelencia académica, al tiempo que preparan a sus estudiantes para el trabajo. Ese es el motivo por el que este diálogo —el contacto entre las universidades y el sector empresarial— es tan importante, por el que le hemos dedicado tanto tiempo y por el que el señor Schmitt dedicó mucho tiempo a la elaboración de este informe.
Yo creo que lo que necesitamos es un diálogo real entre empresarios, y entre empresarios de todos los niveles. Estoy de acuerdo en que las PYME son importantes, pero pienso que también nos estamos planteando hablar con las grandes empresas y con el sector público, con las empresas públicas en el plano local, regional y nacional, el sector sanitario y, en realidad, con todos aquellos que contratan personas, porque es así como nos aseguraremos de reducir el índice de desempleo entre los graduados y de dar a los jóvenes una oportunidad.
Dentro de esto, es muy importante que mantengamos unos niveles adecuados de financiación pública para las universidades —algo que sé que en algunos Estados miembros se está convirtiendo en un verdadero problema—. A menos que consigamos ese dinero y que las universidades estén conveniente y correctamente financiadas, no tendremos cursos equilibrados, no tendremos una disciplina equilibrada y no podremos ofrecer a nuestros estudiantes las oportunidades que necesitan.
Por tanto, les pido a todos que apoyen este importante informe y voten a favor del mismo, para que podamos seguir adelante y prever un brillante futuro para las universidades, para los estudiantes y para los empresarios.
Marek Henryk Migalski (ECR). – (PL) En primer lugar, quiero expresar mi agradecimiento por el reconocimiento que ha obtenido mi enmienda, que invita a los países no pertenecientes a la Unión Europea al foro para el diálogo al que el señor Oettinger se ha referido. Esto nos permitirá beneficiarnos de la experiencia de las universidades norteamericanas, que, en mi opinión, son las mejores universidades del mundo, y sería positivo que nuestras universidades se pudiesen beneficiar de ellas y, al mismo tiempo, compartir nuestra experiencia con otros países, como los países de la antigua Unión Soviética.
Sin embargo, en este sentido, lo que me parece más importante es hacer hincapié en que en este diálogo entre el mundo empresarial y las universidades no debemos olvidar que la universidad —una escuela de educación superior— es una institución independiente, autónoma, cuyo objetivo es la búsqueda de la verdad —una búsqueda desinteresada de la verdad—. Así es como las universidades surgieron en Italia, Alemania, Francia y Polonia, y creo que no deberíamos olvidar que este objetivo también debería guiar a las universidades hoy en día, y que la cooperación con las empresas no debería obstaculizar ni imitar el noble trabajo de la búsqueda de la verdad —la búsqueda desinteresada de la verdad—.
Rui Tavares (GUE/NGL). – (PT) Señora Presidenta, las universidades son la columna vertebral de Europa; son probablemente nuestra mejor creación. Existía Europa en las universidades del siglo XII de Bolonia, Coimbra, Oxford y la Sorbona, mucho antes de que existiera la Europa política. No obstante, el mundo empresarial y la gestión empresarial que hoy conocemos tiene 30 ó 40 años: data de la Guerra. Esta es una de las pocas ocasiones en las que un diputado de izquierdas les formulará una pregunta conservadora, así que deben aprovecharla al máximo.
¿Realmente queremos dedicarnos a una creación europea que tiene cientos de años o a una ideología empresarial que tiene unas cuantas décadas? Dedicarnos al mundo empresarial, como hemos hecho en las últimas décadas, es dedicarnos inevitablemente al corto plazo, y eso es en lo que esto consiste. Formar a ingenieros de plástico ahora que estarán en el paro en el plazo de los años, para después formar a un tipo de gestor financiero que estará en el paro en el plazo de cuatro años; quiero formular a los países europeos de Portugal y Estonia una pregunta.
¿Qué prefieren? ¿Prefieren que sus hijos tengan una educación que siga los dictados a corto plazo del mercado o preferirían que tengan la educación más sólida y amplia posible, como siempre ha sido el caso en las universidades europeas? ¿Preferirían que su educación les permita estar en el mercado laboral ahora, o durante las próximas décadas y el resto de sus vidas? Les dejo con esa pregunta.
Jaroslav Paška (EFD). – (SK) En primer lugar, quiero felicitar a nuestro colega diputado, el autor de este informe, por su elección para la nueva e importante función del portavoz del Parlamento húngaro. También quiero aprovechar esta oportunidad para expresar la esperanza de que Pál Schmitt, gracias a su sabiduría, su amplia perspectiva política, y sus tranquilos y prudentes discursos en esta función, ayude a introducir una duradera mejora en la coexistencia de Hungría con sus vecinos.
Ahora me gustaría pasar a la nueva asociación para la modernización de las universidades. En mi opinión, la declaración fundamental de todo el texto se expresa en la introducción del punto dos del proyecto de opinión de la Comisión de Industria, Investigación y Energía, donde dice, y cito: que los desafíos mencionados en la notificación de la Comisión no son nuevos y, hasta ahora, no existe una respuesta eficaz para ellos.
Sencillamente, la Comisión ha elaborado una visión, repitiendo y anunciando desafíos, posiblemente con la esperanza de conseguir algo, pero lamentablemente no se ha producido ninguna mejora significativa en este ámbito hasta la fecha. Por tanto, tal vez sería más inteligente, señor Comisario, realizar un análisis profundo lo antes posible de las razones por las que los desafíos anteriores no produjeron el resultado deseado, para, a continuación, definir de forma pragmática medidas nuevas y verdaderamente efectivas para conseguir una cooperación real de alto nivel entre las universidades y las empresas manufactureras.
Seán Kelly (PPE). – (GA) Señora Presidenta, Pádraig Ó Conaire escribió una vez un libro titulado M’Asal Beag Dubh [Mi pequeño burro negro] en el que decía que el burro estaba «con la espalda al viento, ignorando la vida mientras la vida le ignoraba a él».
Esa descripción se podría aplicar, con el debido respeto, a los profesores de universidad en el pasado también, dado que vivían en sus torres de marfil aislados del mundo y el mundo aislado de ellos, pero, afortunadamente, ahora todo eso ha cambiado por completo. En los últimos tiempos he visto tres grandes ejemplos de ello.
En primer lugar, en mi propia ciudad de Tralee, el Instituto recibió el galardón de Región Empresarial Europea del Año por su trabajo en la empresa y en el establecimiento empresarial.
En segundo lugar, en mis conversaciones y reuniones con el nuevo profesor y Presidente de la Universidad College Cork, aprendí que realmente interactúan con la comunidad empresarial y viceversa.
Lo más alentador de todo es que hace unas semanas estábamos en Santiago y la universidad de allí había desarrollado un fantástico modelo de implicación con la comunidad empresarial e incluso había creado su propio banco para apoyar a las empresas de reciente creación, que a menudo no pueden obtener financiación para emprender la marcha.
En el plano de la Unión Europea podemos hacer mucho para apoyarlas, crear oportunidades para el desarrollo, y también establecer la coordinación de la investigación que finalmente se pueda transformar en la economía del conocimiento y los buenos puestos de trabajo de los que estamos hablando.
Nessa Childers (S&D). – Señora Presidenta, los académicos son, por naturaleza, un grupo argumentativo, así que como antigua profesora universitaria y directora de un curso, seguí con gran interés un debate muy popular entre los académicos en Irlanda sobre la futura dirección de las universidades irlandesas.
En lo que coinciden estos académicos es en que las universidades continúan siendo una de las grandes innovaciones de Europa y en que su éxito continuado es fundamental para el futuro éxito social, político y económico de la Unión Europea.
No obstante, el éxito económico no se debe confundir con el desarrollo social, ni en la sociedad ni en la universidad. Por ello, esta encrucijada a la que hemos llegado en la educación superior, con el aprendizaje tradicional orientado al estudiante en una dirección, y las demandas de las economías modernas orientadas a la empresa en otra, se debe resolver con máxima prudencia.
El crecimiento de los beneficios y el desarrollo moderno forman parte integral de las universidades actuales, pero, dado que muchas facultades no están relacionadas con profesiones orientadas a los beneficios ni a las empresas —y me refiero a las artes y humanidades, en particular— es importante que, a fin de mantener un equilibrio entre éxito económico e intelectual, las universidades modernas conserven algún vínculo académico esencial con su pasado menos ligado a la economía.
Elena Băsescu (PPE). – (RO) Lamentablemente los planes de estudios prestan demasiada atención a la teoría, lo que hace que los estudiantes tengan problemas al acceder al mercado laboral. Su educación se debe basar más en una perspectiva práctica y tratar problemas reales que se encuentran en el entorno económico. Por esto creo que las relaciones entre el mundo académico y empresarial deben ser reforzadas.
Por otra parte, las universidades deben ser más receptivas al mundo empresarial, para poder adaptar mejor su oferta educativa a las demandas del mercado laboral. Esto permitirá a los estudiantes adquirir los conocimientos y desarrollar las aptitudes que buscan los empresarios. Algunos Estados miembros, como Francia, Alemania, Italia, el Reino Unido o España han desarrollado asociaciones entre las universidades y el mundo empresarial desde hace años.
En Rumanía, el pasado año se presentó un proyecto financiado por la Unión Europea, que permitió que 20 facultades recibiesen nuevos planes de estudios adaptados a las necesidades actuales del mercado laboral. Uno de los principales beneficios del proyecto es que recorta el desempleo, mejorando la calidad de la oferta educativa, y reduce el número de graduados con títulos que no se pueden adaptar al mercado laboral.
Estas asociaciones no se deben limitar a los Estados miembros individuales. En la situación actual, apoyo la promoción y ampliación de los programas Erasmus para jóvenes emprendedores y para aprendices.
Cătălin Sorin Ivan (S&D). – (RO) Quiero comenzar felicitando a Pál Schmitt por el coherente y pertinente informe sobre la situación actual de la educación superior. Tenemos un gran problema y es que, en estos momentos, estamos produciendo desempleados en cada uno de los 27 Estados miembros de la Unión Europea, en lugar de jóvenes perfectamente preparados para el mercado laboral. Existe un enorme abismo entre lo que los jóvenes aprenden en las escuelas y lo que los empresarios exigen en el mercado laboral. Este problema se agrava todavía más por la actual crisis económica y financiera, también acompañada de una obvia crisis del empleo.
La Unión Europea ha sido un actor del mercado mundial durante muchos años, con una economía basada particularmente en el conocimiento y la innovación. Si realmente queremos tener una economía basada en el conocimiento y la innovación, debemos ir más allá de la fase de debate y apoyar más inversiones y asociaciones público-privadas, así como asociaciones entre las universidades y el mundo empresarial, para que los descubrimientos realizados y los resultados de la investigación científica de las universidades se puedan utilizar en la economía real.
Yo también estuve en Santiago de Compostela con Seán Kelly, donde visitamos la universidad local. Puedo decirles que vimos un modelo muy claro para financiar a las firmas pequeñas y de reciente creación puestas en marcha por estudiantes, en el que las universidades proporcionan crédito a los estudiantes sin ninguna garantía. Los productos desarrollados con éxito por los estudiantes en la universidad tienen un uso práctico inmediato en la economía local. Se trata de un modelo que debemos promover e imitar en toda la Unión Europea.
Piotr Borys (PPE). – (PL) Este informe está relacionado con los importantes objetivos de la Estrategia Europa 2020. Les recordaré que en un período de 10 años, el número de personas con una educación superior deberá aumentar un 10 % —del 30 % al 40 %— y el gasto de los Estados miembros en investigación y desarrollo deberá aumentar hasta el 3 %. Son básicamente las universidades las que se beneficiarán de este dinero y se encargarán de la investigación. Por tanto, debemos estudiar a fondo los sistemas que más éxito han tenido en otras partes del mundo. Me refiero a los métodos norteamericanos relacionados con asociaciones entre las empresas y las universidades, y a cómo adaptar todos los resultados de la investigación científica al mercado, para que lo que suelen ser increíbles logros científicos no queden en el cajón, sino que se pongan en práctica, es decir que se apliquen en las empresas.
Otra cuestión es la necesidad de introducir de forma efectiva un sistema de becas de estudio y atraer a las empresas al sistema. Los programas de doctorado deben recibir un sólido apoyo, utilizando el Fondo Social Europeo y programas que ya existen, como el programa Marie Curie. ¿Cómo se pueden crear sistemas claros de asociación pública, principalmente como parte de parques tecnológicos e incubadoras empresariales? ¿Cómo podemos implicarnos con las pequeñas y medianas empresas y también implicar a los estudiantes con ellas? Todas estas cosas son muy importantes. Creo que es importante no invertir exclusivamente en el ámbito de la tecnología, aunque es un ámbito importante. También deberíamos invertir en un sistema para artes y humanidades, que deberían contar asimismo con un ámbito de cooperación con los organismos públicos y con las empresas.
Una última observación: actualmente China cuenta con tantos estudiantes como el conjunto de la Unión Europea. Por lo tanto, hablar sobre conseguir objetivos comunes es nuestra tarea común y creo que la participación de las empresas en el diálogo será una forma efectiva de superar a la competencia de todo el mundo.
Teresa Riera Madurell, Ponente de opinión de la Comisión de Industria, Investigación y Energía. – (ES) Señora Presidenta, señor Comisario, desde la Comisión de Industria, Investigación y Energía queremos manifestar nuestro apoyo al trabajo del Foro de la UE para el diálogo entre las universidades y las empresas.
Consideramos que es un buen instrumento para intensificar la relación entre el sector público y el sector privado, que es tan necesaria.
Estamos convencidos de que en tiempos de crisis económica, cuando los jóvenes tienen mayores dificultades para encontrar trabajo y las empresas se enfrentan a una mayor presión competitiva, esta colaboración tiene un valor añadido, económico y social que la hace todavía más prioritaria.
Un diálogo y una cooperación que, pensamos, deben fluir en los dos sentidos, desde la oferta y desde la demanda, y que deberían extenderse a nivel nacional y regional para identificar las mejores prácticas, las mejores políticas y los mejores instrumentos.
Coincidimos en que fomentar la movilidad de personal entre los centros de investigación y las empresas, incentivar la inversión del sector privado en I+D y velar para que las universidades aporten al mercado laboral personal bien preparado son acciones imprescindibles.
La Unión Europea está ya dando pasos importantes, como el apoyo a las plataformas tecnológicas, a las iniciativas tecnológicas conjuntas y a cualquier fórmula de asociación público-privada, y también al Instituto Europeo de Innovación y Tecnología, pues son iniciativas muy interesantes que van en esta dirección y que debemos seguir impulsando.
Y para terminar, señora Presidenta, desde la Comisión de Industria, Investigación y Energía queremos también dar nuestra enhorabuena al ponente por su trabajo y felicitarle por su nombramiento.
Joanna Katarzyna Skrzydlewska (PPE). – (PL) El Foro de la UE para el diálogo entre las universidades y las empresas creado por la Comisión refuerza la cooperación entre las universidades y las empresas, al objeto de ayudar a las primeras a iniciar asociaciones haciendo uso de sus conocimientos científicos y tecnológicos. Es una buena idea si queremos que la economía europea sea dinámica y realmente competitiva. No obstante, quiero señalar varios errores de la propuesta de la Comisión.
Algunas de las recomendaciones son demasiado generales y dejan mucho abierto a la interpretación, como el término «universidad» en relación con todas las instituciones de educación terciaria, independientemente de su condición. No existen instrumentos de investigación para determinar las carencias de conocimientos en el mercado laboral. Tampoco se menciona ningún tipo de sistema para la educación y formación que permita reducir dichas carencias. Con respecto al programa de aprendizaje permanente, no tiene en cuenta la situación particular de las personas que no tienen una educación universitaria.
En definitiva, el camino elegido para reforzar la cooperación entre las universidades y las empresas parece responder a las necesidades actuales del mercado. No obstante, las funciones más importantes les corresponden a los Estados miembros, que deben garantizar la aplicación efectiva de las propuestas, si queremos materializar los planes previstos.
(Aplausos)
Lara Comi (PPE). – (IT) Señora Presidenta, señor Comisario, Señorías, tras la primera revisión de la Estrategia de Lisboa, la Unión Europea ya mira hacia la próxima década. Entre las prioridades de Europa 2020, destaca la de un crecimiento inteligente basado en la economía del conocimiento y en la innovación.
La clave para proceder en esta dirección consiste en integrar los sistemas de la educación secundaria y terciaria con el mercado laboral. El camino a seguir incluye una atención renovada al mundo laboral, junto con el aprendizaje de aptitudes personales, o más bien el denominado «triángulo del conocimiento».
Por tanto, Europa puede garantizar su relevancia en el ámbito internacional si, en materia de ciencia e innovación, actúa de forma más unificada e implica a todos en una posición para determinar tanto el crecimiento como el desarrollo. En este contexto, los sistemas para evaluar las universidades al objeto de establecer y medir los niveles de eficiencia y calidad son más que oportunos. Por tanto, es el momento de avanzar hacia esa nueva dimensión de la unidad europea conocida como la «quinta libertad», o la libre circulación de conocimientos y talentos.
A tal fin, debe haber una propuesta europea para simplificar el trabajo de los jóvenes investigadores mediante vínculos orgánicos con la empresa, al objeto de satisfacer sus necesidades de desarrollo. Para conseguir estos objetivos, es necesario invertir más en programas como el Erasmus. De este modo se fomentarán los estudios más allá de las fronteras nacionales con un reconocimiento académico garantizado para los estudiantes.
Corina Creţu (S&D). – (RO) En un momento en el que necesitamos nuevos instrumentos para impulsar el crecimiento económico, considero que es importante facilitar el acceso a la investigación y el desarrollo para las pequeñas y medianas empresas. Muchas de estas empresas sufren por sus dificultades para acceder a financiación, lo que significa que no pueden diseñar y desarrollar nuevos productos o rediseñar productos existentes, viéndose así afectadas por una pérdida de competitividad.
Lo más recomendable para las universidades, especialmente para las que reciben fondos públicos, es que se mostrasen más receptivas a las necesidades del sector de las PYME. La reducción de la burocracia unida a un incremento de la financiación pública para los programas de investigación y desarrollo que puedan generar tecnologías o productos que puedan ser transferidos a las PYME podrían facilitar el acceso a la financiación para esos programas en virtud de los Fondos Estructurales.
Las universidades también pueden contribuir a la formación del personal de las PYME como parte del proceso de aprendizaje permanente. El lanzamiento de una red única europea de centros empresariales y de innovación es alentador.
Yo también quiero felicitar al ponente.
Elena Oana Antonescu (PPE). – (RO) Debemos preguntarnos en qué dirección queremos que vayan nuestros sistemas de educación e investigación. Se habla mucho de la sociedad basada en el conocimiento, pero me pregunto si este concepto no se ha convertido en una mera cita jugosa bien recibida por los medios de comunicación. Creo que se habla muy poco de aptitudes en este contexto y demasiado de acumular conocimiento.
Si uno realiza una encuesta entre los estudiantes, verá que escribir ensayos se ha convertido en una práctica que implica el uso de unos cuantos tópicos para rellenar el espacio exigido por los profesores. Hay algunos que necesitarán implicarse en un entorno económico en el que las recetas para el éxito ya no están garantizadas. Creo que el mundo empresarial no será el único en enfrentarse a una revisión radical como resultado de la crisis económica y financiera. Eso se aplicará a las universidades también, que tendrán que someterse a ciertas transformaciones para poder adaptarse a un entorno en constante movimiento, que exige adquirir aptitudes y no solamente conocimientos.
Iosif Matula (PPE). – (RO) Quiero felicitar a Pál Schmitt por dos cosas: por su nuevo puesto y por su bien estructurado y exhaustivo informe, que mejorará definitivamente la efectividad de las relaciones entre el mundo empresarial y el mundo académico en Europa.
En un momento en el que todas las estrategias que hemos adoptado determinan la necesidad de tener ciudadanos bien educados, con aptitudes que sean compatibles con las demandas del mercado laboral, creo que una medida específica destinada a mejorar la interconexión entre ambos ámbitos es positiva.
Creo que se necesita un cambio de actitud en toda la Unión Europea, junto con un entorno empresarial que contribuya a la adaptación del plan de estudios, como en Norteamérica, mediante el lanzamiento y la financiación de cursos específicos. Esto ayudará a familiarizar a los estudiantes con los rigurosos requisitos de la iniciativa empresarial y también dotará a la educación superior europea de un mayor atractivo. El impacto práctico debe ser ofrecer a la sociedad valor añadido y proporcionar conocimiento y resultados de la cooperación entre las universidades y las empresas, generando así crecimiento económico y, por extensión, un mejor sustento para nuestros ciudadanos.
Martin Ehrenhauser (NI). – (DE) Señora Presidenta, muchas gracias por permitirme hablar de nuevo brevemente. Parece que mi colega no sabe la diferencia entre formación y educación. En un momento en el que la tecnología se está llevando gran parte de nuestro trabajo, es cada vez más importante que las universidades eduquen a los ciudadanos para convertirlos en personas maduras y analíticas. Eso es lo que necesitamos. Así pues, necesitamos personas capaces formular preguntas de investigación sobre procesos sociales.
Después de todo, la empresa no se impone un objetivo como este. La empresa quiere formar personas y puede tiene derecho a hacerlo; eso está bien y es positivo. No obstante, ese es solamente un requisito de un subsistema de nuestra sociedad y no representa lo que necesitamos en una sociedad en su conjunto.
Permítame hacer otro comentario breve: necesitamos creatividad científica y curiosidad científica. No acepto la opinión, y realmente no lo creo, de que la empresa puede comprar la curiosidad y la creatividad que tanto necesitamos a través de su aportación económica. ¡No!
Czesław Adam Siekierski (PPE). – (PL) La investigación, el progreso científico y la educación de los estudiantes son las principales funciones de las universidades. Las prioridades de la Estrategia de Lisboa son, dicho brevemente, una economía basada en el conocimiento, la innovación y la investigación científica. Incluso si los resultados de la estrategia no nos parecen satisfactorios, los objetivos fijados en la estrategia siguen siendo relevantes.
¿Qué vías existen para poner en práctica estos principios y objetivos? En primer lugar, la cooperación entre las universidades, la economía y empresas específicas, y la financiación de la investigación científica y de la experiencia laboral por parte de las empresas. En segundo lugar, los intercambios de estudiantes e investigadores entre las universidades de los distintos países, y el incremento de los fondos disponibles para apoyarlos. En tercer lugar, la financiación por parte de las empresas de los períodos de prácticas de los estudiantes y la investigación científica que han encargado. En cuarto lugar: la movilidad del personal es importante para poder aprovechar al máximo al personal educado. En quinto lugar: el desarrollo de centros de investigación y desarrollo en el ámbito de la economía.
Finalmente, quiero decir que la mejor inversión es una inversión en la educación de las generaciones jóvenes, y me refiero al aprendizaje permanente.
Petru Constantin Luhan (PPE). – (RO) En parte, estoy de acuerdo con el ponente. Quiero decir que para conseguir los objetivos de la Estrategia Europa 2020, necesitamos conocimiento e innovación. No estamos hablando de comprar conocimiento, sino de invertir en un sistema educativo adaptado a los requisitos del mercado.
En estos momentos, las universidades de la Unión Europea ofrecen a los investigadores y estudiantes condiciones menos atractivas que las de los Estados Unidos. Una de las principales razones de esto es la falta de dinero. Como también ha recalcado el Presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, los europeos compiten entre sí para atraer a los mejores futbolistas. Sin embargo, están perdiendo a sus investigadores en manos de los norteamericanos.
Por tanto, es absolutamente necesario modernizar las universidades europeas para que puedan desempeñar un papel decisivo en la sociedad y en una economía basada en el conocimiento y la innovación. Una solución para aliviar el descontento de los empresarios, que consideran que la educación universitaria no tiene en cuenta los requisitos del mercado laboral y no prepara a los estudiantes para enfrentarse al clima actual, consiste en que los programas universitarios ofrezcan a los estudiantes oportunidades para realizar períodos de prácticas en las PYME.
Günther Oettinger, Miembro de la Comisión. – (DE) Señora Presidenta, Señorías, gracias por este debate tan animado y por las numerosas propuestas e ideas. Creo que existe un amplio consenso en esta Cámara con respecto a que el diálogo entre las universidades y el mundo laboral y las empresas puede ser beneficioso para todas las partes implicadas, para las propias universidades, para los investigadores, profesores universitarios, estudiantes, empresas y para la sociedad en su conjunto.
En mi opinión, no se trata de «si podemos» sino de «cómo podemos» desarrollar el diálogo y la cooperación. Se trata de la transferencia de conocimientos, del diálogo y del intercambio de información durante la educación y el aprendizaje permanente, se trata de la cooperación en la investigación básica y de fomentar un planteamiento más práctico, además del teórico, en la educación, mediante la comprensión de la creación de valor empresarial y la fabricación. Las empresas no actúan como sustitutas aquí, sino que adoptan un papel complementario, y el punto fundamental es que la investigación se mantenga libre, al igual que la enseñanza. Tomará su propia decisión a este respecto; los políticos no la obligarán.
Necesitamos una situación beneficiosa para todos, es decir, una en la que la ciencia y las instituciones de enseñanza, por una parte, y la investigación y la empresa, por la otra, digan «sí» a esta asociación. La libertad de investigación y enseñanza no significa flotar en un vacío, sino implicarse en la sociedad y el mundo del empleo.
Por esa razón, creo que este informe es un buen inventario y deja claro el camino que debemos tomar para reforzar nuestras universidades y reforzar la competitividad de la empresa europea y de la tecnología. Con nuestro foro, queremos hacer una pequeña contribución, ofrecer una plataforma y analizar cómo se pueden complementar las actividades de nuestro foro. El informe sienta una buena base para ello y es una buena fuente de referencia, por lo que estoy muy agradecido.
Marco Scurria, suplente del ponente. – (IT) Señora Presidenta, Señorías, quiero agradecer una vez más a la Comisión su comunicación, que hemos aprobado casi en su totalidad.
Simplemente quiero fijarme en un aspecto quizá algo crítico que ha surgido en este debate, ya que alguien ha resaltado la importancia de la independencia de las universidades, la libertad de investigación y la financiación pública. Todos estamos de acuerdo en este punto, y por esa razón no puedo entender estas observaciones críticas, porque basta con leer el informe, en el que, justo en los primeros párrafos, hemos escrito muy claramente y destacamos que ha de mantenerse la independencia intelectual y financiera de las instituciones de educación superior frente a las empresas y que la educación superior no debe desarrollar relaciones de dependencia con las empresas.
Asimismo, resalta que las universidades deben conservar en todo momento la autonomía para decidir sobre sus planes de estudio y sus estructuras de gobierno. Esto disipa cualquier tipo de problema o duda en este ámbito, y por ese motivo no entiendo cuál es el problema, a no ser que se trate de una cuestión de manipulación ideológica anticuada.
Por lo tanto, reflexionemos realmente sobre este tema, ya que este informe establece las condiciones para mejorar de hecho la situación de nuestros jóvenes y de nuestros estudiantes, porque, sin duda, nadie quiere abandonar a cientos de miles de jóvenes en manos de quién sabe qué intereses empresariales, sino, al contrario, lo que queremos es que cientos de miles de estudiantes tengan la oportunidad de estudiar, formarse y trabajar en una sociedad que les aguarda.
PRESIDE: Miguel Ángel MARTÍNEZ MARTÍNEZ Vicepresidente
Presidente. — Se cierra el debate.
La votación tendrá lugar mañana jueves 20 de mayo a las 12.00 horas.
Declaraciones por escrito (artículo 149 del Reglamento)
Liam Aylward (ALDE), por escrito. – (GA) Señor Presidente, los licenciados europeos deben poseer la experiencia y las excelentes cualificaciones que se requieren para aprovechar las oportunidades de una buena carrera profesional, ser competitivo en el mercado mundial e impulsar la iniciativa empresarial en Europa. Si se crea una economía basada en el conocimiento, es muy importante el diálogo y la relación que esta promueve entre la empresa, la investigación y la educación.
Aunque los Estados miembros son los responsables de la educación, existen grandes ventajas en la creación de vínculos transfronterizos y en el fomento de una mayor cooperación entre la comunidad empresarial y las universidades europeas. Apoyo firmemente los esfuerzos del ponente dirigidos a lograr compromisos y acuerdos entre las universidades y las empresas, y estoy de acuerdo en que este debate debe centrarse no sólo en las cuestiones científicas y tecnológicas, sino también en todos los ámbitos de la educación.
Los licenciados europeos deben tener unas cualificaciones sólidas que sean adecuadas para el empleo y deben tener un fácil acceso a programas tan importantes como Erasmus para Jóvenes Emprendedores y Erasmus para Aprendices. Se debe reestructurar la educación y los cursos de formación para reconocer las necesidades de los trabajadores y de la economía basada en el conocimiento.
Vilija Blinkevičiūtė (S&D), por escrito. – (LT) En los últimos meses, en Lituania se ha llevado a cabo un estudio sobre la adaptación de las instituciones de educación superior a las nuevas necesidades del mercado laboral y la creación de oportunidades para que los licenciados encuentren un empleo tan pronto como finalicen su educación superior. Lamentablemente, el estudio muestra que muchas universidades preparan a especialistas que ya abundan en el mercado. Es decir, las universidades no siempre tienen en cuenta las necesidades del mercado y los más perjudicados por este hecho son los jóvenes que acaban de terminar sus estudios. Por lo tanto, estoy totalmente de acuerdo con la iniciativa cuyo objetivo es proporcionar, en el futuro, una estrategia o sistema específicos en los que podamos invertir mucho esfuerzo y compromiso para fortalecer los vínculos entre las universidades y las empresas a nivel local, regional, nacional e internacional. Quisiera llamar la atención sobre el hecho de que la escasez de puestos de trabajo y las condiciones laborales difíciles afectan a la vida de todos los ciudadanos, y los jóvenes que se encuentran en esa situación son especialmente vulnerables. Asimismo, quisiera subrayar que debido al dinamismo del mercado, un entorno laboral que cambia rápidamente y el cada vez mayor desarrollo de nuevas tecnologías, las instituciones de educación superior también se tienen que adaptar a los nuevos cambios —tienen que mejorar y reformar los planes de estudio para garantizar un alto nivel de educación y solucionar la cuestión del empleo de los licenciados—. No es suficiente la sola aportación de las universidades; las empresas y los gobiernos tienen que contribuir también a este proceso.
Adam Gierek (S&D), por escrito. – (PL) El diálogo entre la comunidad académica y las empresas, cuyo objetivo es modernizar las universidades europeas, debe tener en cuenta su actual situación, que se adapta al proceso de Bolonia, y, además, los retos económicos relacionados con la innovación.
El proceso de Bolonia permite una gran flexibilidad a la hora de educar a profesionales que, como estudiantes técnicos de primer grado, se preparan para una profesión de manera práctica. En los cursos de máster, disponen de flexibilidad a la hora de abordar el conocimiento interdisciplinar sobre la economía en un mundo en desarrollo, mientras que en los cursos de doctorado, proporcionan soluciones innovadoras. Las universidades con un sistema educativo conservador sacan al mercado profesionales que no son útiles para una economía innovadora. Por lo tanto, se deben constantemente corregir y acordar los programas de estudio teniendo en cuenta las necesidades de los diferentes sectores económicos. Las conferencias sobre la empresa y la propiedad intelectual ayudan a acercar la labor de las universidades a las necesidades de la industria. Da buenos resultados que los temas de las tesis doctorales y los proyectos de grado y postgrado tengan relación con las exigencias de la economía o surjan directamente en respuesta a sus necesidades, y, además, es el mejor pretexto para llevar a cabo un diálogo entre las dos comunidades —la científica y la empresarial—. Se podría influir aún en mayor medida en la posibilidad de que la innovación fuera fructífera si la parte práctica de estas tesis y proyectos se llevaran a cabo directamente en el lugar en el que quizá, algún día, se utilicen.
Un elemento importante de la cooperación de las universidades con la economía es las prácticas de los estudiantes, que actualmente no se organizan con mucho interés debido a los costos. Además, las universidades deberían ofrecer cursos de postgrado para el mundo de la empresa que incluyeran los últimos avances en ciencia y tecnología.
Tiziano Motti (PPE), por escrito. – (IT) Estamos cansados de escuchar a los jóvenes europeos decir: «Me habrían contratado si tuviera experiencia, pero nadie me va a dar la oportunidad de obtenerla». La actual crisis económica les ha afectado especialmente a ellos, que ya tenían problemas para entrar en el mercado de trabajo y crearse un futuro sostenible antes de la crisis. El desempleo en los menores de 25 años ha alcanzado el 21,4 % en la UE: el doble que el de la media de la población. Los datos son desalentadores: parece que es probable que aumenten las tasas de desempleo, y nos preocupa que, con 30 años, jóvenes con una educación excelente todavía no puedan disfrutar de la autonomía económica necesaria para formar una familia, ser independientes, invertir en su futuro; es decir, demostrar lo que valen y madurar como personas. Queremos una Unión Europea que se base en el papel central de la persona. Es necesario que nuestros jóvenes puedan contar con un vínculo sólido y continuado entre la formación que reciben en la universidad y un mercado laboral que les pueda ofrecer oportunidades de empleo que sean acordes a lo que aprendieron durantes sus estudios. Pedimos coordinación entre las universidades y las empresas, una revisión de los programas europeos dirigidos a los jóvenes y sistemas de subsidios e incentivos para las empresas que los contraten, además de un mayor énfasis en la tecnología de la información, para que las políticas destinadas a los jóvenes se puedan incluir en todos los ámbitos de la decisión y el debate político.
Siiri Oviir (ALDE), por escrito. – (ET) La UE se fijó el objetivo de convertirse en la potencia económica basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo para 2010. La rápida evolución en la situación del empleo, la economía basada en el conocimiento y el desarrollo tecnológico a un ritmo cada vez mayor son cuestiones que tienen que abordar en la actualidad la educación superior y el sector científico europeos. Al mismo tiempo, la crisis económica en la que se ve sumida Europa, que ha afectado a su competitividad y ha provocado profundos cambios en los mercados financieros y económicos, ha provocado la quiebra de todos los sectores industriales y la pérdida de muchos puestos de trabajo, entre otras cosas. Todo ello hace que sea más difícil lograr los objetivos que se ha marcado la UE. En la actual situación, creo que es importante que haya más diálogo entre las universidades y los empresarios, porque una mayor cooperación proporcionará más posibilidades de beneficiarse mutuamente, lo que posteriormente no sólo estimulará el crecimiento económico sino que además será positivo en un sentido social más amplio, ya que ayudará al continuo desarrollo de una sociedad activa. Creo que los Estados miembros deben también concentrarse mucho más en animar a los ciudadanos a adaptarse constantemente a los cambios del mercado de trabajo —que es de vital importancia para la Unión Europea, especialmente durante la actual crisis económica— mediante el fomento del aprendizaje permanente. La formación y el reciclaje profesional complementarios en todas las etapas de la vida resultan esenciales para aumentar la competitividad europea, para el crecimiento económico y para el fomento del empleo. Asimismo, teniendo en cuenta los cambios demográficos que se están produciendo en la UE, creo que en los próximos años, los Estados miembros deberán invertir más en los ciudadanos, dando así prioridad al recurso más importante de la UE —sus ciudadanos—.
Marie-Thérèse Sanchez-Schmid (PPE), por escrito. – (FR) Como pone de relive el excelente informe del Señor Schmitt, las asociaciones universidad-empresa son uno de los principales componentes del éxito de nuestro modelo educativo. Aunque ya se ha avanzado mucho en el tema las prácticas como consecuencia del proceso de Bolonia y de programas como el programa Leonardo da Vinci, todavía queda mucho por hacer. Muchas universidades están aún preocupadas por su independencia académica y se centran demasiado en el conocimiento a costa de las cualificaciones. Muchas empresas creen que las universidades son insensibles a las necesidades del lugar de trabajo. El hecho es que las cualificaciones y el conocimiento están estrechamente vinculados y son totalmente interdependientes. Las empresas pueden ser de gran ayuda para las universidades en lo que se refiere a la financiación, la mayor profesionalización de los planes de estudio y la adaptación de los programas, si, al mismo tiempo, las universidades mantienen su autonomía y niveles de calidad. La UE debe ayudar a simplificar los marcos jurídicos que facilitan esas asociaciones e impulsar la movilidad de los profesores y los jóvenes empresarios. Sin embargo, sobre todo, corresponde a los Estados miembros adaptar su legislación, como Francia hizo en 2007 con su ley sobre la autonomía de las universidades. No estamos hablando de «comercializar» el conocimiento, como algunos afirman, sino de crear un verdadero diálogo que permita identificar y adaptar las necesidades de cada persona.