Presidenta. – El siguiente punto del orden del día es el debate de seis propuestas de resolución sobre Tailandia(1).
Marietje Schaake, autora. – Señora Presidenta, Tailandia atraviesa una violenta crisis con los manifestantes de camisa roja, por una parte, y el ejército y los camisas amarillas, por la otra. Unas ochenta personas ya han perdido la vida y casi dos mil han resultado heridas. La democracia está amenazada y el país se halle en estado de emergencia declarado por el Gobierno.
El estado de emergencia ha traído consigo la censura. Algunos medios de comunicación, como la televisión, la radio e Internet, han sido bloqueados. Lo más importante es poner fin a la violencia, y pedimos a todas las partes que actúen con moderación para lograrlo, pero no debe abusarse del estado de emergencia para restringir los derechos fundamentales y las libertades individuales a fin de restablecer la calma. Es necesario acabar con la censura y restaurar la libertad de los medios de comunicación y de expresión. Estos valores son importantes para el Parlamento Europeo en su valiosa relación con Tailandia.
Cristian Dan Preda, autor. – (RO) Como todos hemos observado por sé el tema principal de las noticias, Tailandia experimenta desde principios de abril un atmósfera de violencia política que no se había visto en los últimos diez años. En primer lugar quisiera expresar mi solidaridad con las familias de las víctimas de la violencia en la calles. Creo que nos encontramos ante lo que yo describiría como una confrontación convencional entre la libertad de expresión y asociación, por un lado, y la necesidad de que el Gobierno mantenga el orden público, por el otro. Los acontecimientos se han sucedido con mucha rapidez en los últimos días y horas. Al parecer, una calma relativa ha regresado a Bangkok, aunque la capital ardía anoche tras la intervención de las fuerzas gubernamentales.
Esperemos que pueda evitarse una nueva espiral de violencia. Sin embargo, para ello necesitamos moderación, ya que la democracia no puede imponerse con la violencia. Creo que el Gobierno tendrá que aplicar el plan que presentó el 3 de mayo. Asimismo creo que es necesario investigar los recientes sucesos y castigar a los culpables para lograr la reconciliación.
Véronique De Keyser, autora. – (FR) Señora Presidenta, las manifestaciones de los «camisas rojas» han sido reprimidas con un baño de sangre. Tan sólo quiero decir lo siguiente, sin desear echar leña al fuego, ya que el procedimiento de urgencia del Parlamento Europeo nos exige que intentemos mitigar la crisis y buscar soluciones, y no inflamar aún más la ira de la gente. En primer lugar, todo ciudadano puede aspirar legítimamente a elecciones libres y justas. Ése es un derecho inajenable que debería concederse a todo el pueblo tailandés. El Primer Ministro Vejjajiva propuso esta opción en un momento, pero fue rechazada por los «camisas rojas». Ahora debemos volver a ella.
En segundo lugar, condeno el uso de armas de fuego contra los manifestantes y la brutal represión de los últimos días que, según fuentes oficiales, se ha cobrado la vida de 12 personas, incluida la de un periodista italiano, y ha dejado heridas a muchas personas. Ha llegado el momento de detener la violencia que se ha propagado por todo el país.
Al decir esto, no tomo partido por un lado o el otro, sino que pido al Gobierno tailandés que dé prioridad a una solución negociada y que vele por que el estado de emergencia declarado no limite las libertades individuales ni la libertad de expresión, lo que sólo exacerbaría las tensiones, y le pido en particular que estudie la posibilidad de ir a las urnas.
La agitación actual puede dividir al país. En el noreste, que es una zona rural de cultura laosiana, casi se produciría una insurgencia en oposición a la zona del centro, Bangkok y el sur, que son bastiones democráticos. Esto podría dar lugar a la aparición de movimientos casi terroristas que atacarían lo que puede denominarse la burocracia la elite, que son los bastiones del poder.
Es absolutamente necesario volver a celebrar elecciones, regresar a las negociaciones y poner a fin a la violencia, manteniendo al mismo tiempo las libertades. Desde luego, estas son simplemente palabras que resultan bastante ingenuas en relación con la violencia moderna. Esta resolución parlamentaria se eligió deliberadamente para evitar una explosión de violencia en Tailandia y para dejar margen para el diálogo, pero eso no significa que podamos conformarnos con hacer todo tipo de llamamientos a la democracia.
Barbara Lochbihler, autora. – (DE) Señora Presidenta, las imágenes de ira, violencia y destrucción en Bangkok aún están frescas en nuestra memoria. Aunque la atención se ha desplazado hasta cierto punto fuera de la muy tensa situación de la capital tailandesa, el riesgo de que se produzcan nuevos enfrentamientos violentos no ha desaparecido en absoluto. El violento conflicto entre los denominados camisas rojas y el Gobierno, sostenido por el ejército, ha provocado la muerte de más de 70 personas y ha dejado heridas a casi dos mil. El Gobierno ha anunciado que investigará estas muertes, y en esta investigación deberán incluirse igualmente las ocurridas en los últimos días.
Es importante examinar las causas fundamentales de estas protestas y enfrentamientos recurrentes a fin de encontrar una solución política viable. Una parte de la población tailandesa se encuentra sumamente desfavorecida y excluida socialmente. Estas personas critican duramente el injusto trato de que son objeto y su falta de derechos. Luchan en contra de su nivel de vida, que es comparativamente bajo. Otros factores son la manifiesta y extendida corrupción entre los dirigentes políticos, pero también entre las personas que ocupan puestos de responsabilidad en la sociedad civil. Es necesario exponer y resolver estos problemas estructurales si se quiere encontrar una solución duradera y no tan sólo poner fin a las hostilidades.
Pedimos a todas las partes implicadas en el conflicto que desempeñen un papel serio y constructivo para encontrar una solución a esta importante crisis. No obstante, ambas partes deben utilizar únicamente medios pacíficos y democráticos para hacerlo y, para ello, necesitan el apoyo de la UE.
Marie-Christine Vergiat, autora. – (FR) Señora Presidenta, durante las últimas semanas, el movimiento popular de las «camisas rojas» se ha manifestado en Bangkok para exigir que se respete la democracia. No debemos olvidar que el gobierno actual, aunque el Primer Ministro sólo ha estado en el cargo desde diciembre de 2008, es resultado del golpe militar de septiembre de 2006.
¿Qué pedían las «camisas rojas»? La dimisión del Primer Ministro, la disolución del parlamento, elecciones adelantadas… es decir, democracia. El 4 de mayo de 2010, el Primer Ministro anunció un plan de reconciliación basado en las solicitadas elecciones anticipadas, pero el asesinato del general Khattiya, comandante de las «camisas rojas», ocurrido el 13 de mayo, puso fin a las negociaciones.
Este es el contexto en el que se basa la resolución que tenemos hoy ante nosotros. Ayer, el ejército intervino y mató a varias personas, entre ellas un periodista italiano. Para nosotros lo esencial es que la resolución que vamos a votar tenga en cuenta estos acontecimientos, sobre todo en vista de que los principales dirigentes del movimiento de los «camisas rojas» se rindieron de inmediato e invitaron a la población a mantener la calma.
De hecho, incluso se ha cuestionado la sucesión del rey, que ha mantenido un inusitado silencio. El mensaje que debemos transmitir es que la democracia no puede imponerse por la fuerza y que resulta inadmisible aplastar manifestaciones enviando al ejército con órdenes de dispar a discreción. La resolución ni siquiera condena la violencia. No votaremos a favor de ella. El pueblo tailandés tiene derecho a la democracia, y debe hacerse todo lo posible para evitar otro golpe militar.
Adam Bielan, autor. – (PL) Tailandia —un país que hasta hace poco era considerado un baluarte de la democracia y la estabilidad en el Sudeste Asiático— ha experimentado recientemente los acontecimientos más graves en casi medio siglo.
La lucha continua en el conflicto entre los partidarios del antiguo primer ministro Thaksin Shinawatra, conocidos como «camisas rojas», y el gobierno y el ejército. Más de 60 personas han muerto, algunas de ellas extranjeras y, entre ellas, ciudadanos de Estados miembros de la UE, casi dos mil personas han resultado heridas y la capital, Bangkok, ha sufrido daños importantes.
Sin duda, las familias de las víctimas merecen nuestras condolencias y solidaridad, pero también debemos ser conscientes de que el país se encuentra actualmente muy dividido. Los derechos humanos, como la libertad de reunión y de expresión, han sufrido restricciones significativas, y resultará muy difícil resolver el conflicto por medios pacíficos y políticos.
Por consiguiente es necesario hacer presión —presión internacional, incluso por parte de la Unión Europea— sobre los dos bandos del conflicto para que reanuden las conversaciones e intenten resolver sus disputas a través de medios políticos y no mediante la violencia.
Thomas Mann, en nombre del Grupo PPE. – (DE) Señora Presidenta, en las luchas callejeras de lo que parece ser una guerra civil han perdido la vida 75 personas y más de 1 800 han resultado heridas tan sólo durante la semana pasada. Tras la dura intervención militar, los dirigentes de los manifestantes se rindieron. Sin embargo, la situación en Bangkok sigue deteriorándose. Ayer y hoy he recibido llamadas telefónicas en este sentido. Hasta ahora, algunas zonas de la capital no se habían visto afectadas por el conflicto, pero eso ha cambiado. La situación en el noreste es caótica. El dramatismo de las imágenes transmite un mensaje muy claro. Independientemente de que lleve camisa roja, negra, amarilla o verde, la gente debe detener la violencia y no permitir una nueva escalada de la situación.
La posición del Grupo del Partido Popular Europeo (Demócrata-Cristianos) es clara. No existe alternativa a las negociaciones objetivas. Todos los incidentes deberán ser investigados por una comisión independiente. Acogemos con gran satisfacción el plan de adelantar las elecciones parlamentarias. La UE debe desempeñar, señor Tajani, un papel activo y actuar como mediador. Contamos con los medios diplomáticos para acabar con la espiral de violencia y poner en marcha un proceso de diálogo constructivo. Tenemos que actuar, señor Tajani, porque Tailandia está siendo sacudida en sus cimientos.
Corina Creţu, en nombre del Grupo S&D. – (RO) Yo también quiero expresar mi solidaridad con las familias tailandesas en duelo tras los violentos enfrentamientos ocurridos en Bangkok. La situación resulta aún más alarmante porque no existen perspectivas realistas de resolver este conflicto interno. La represión llevada a cabo en las calles de la capital tailandesa, que ha provocado decenas de muertos y miles de heridos, resulta inadmisible como medio para resolver los problemas existentes.
El uso de la fuerza bruta y la introducción de la censura, que prohíbe a las cadenas de televisión emitir programas no aprobados por el gobierno, constituyen violaciones de los derechos humanos fundamentales. De hecho, es obligación de la Unión Europea y de todo el mundo civilizado condenar el uso de las fuerzas armadas contra civiles, y pedir la liberación de las personas detenidas ilegalmente, así como una investigación tan imparcial como sea posible de las muertes ocurridas. La pérdida de vidas humanas sólo ha servido para endurecer la intransigencia de la oposición y para avivar la violencia que se ha extendido al noreste del país.
Existe el riesgo de que los enfrentamientos callejeros degeneren en una guerra civil. Considero que las organizaciones internacionales, sobre todo las Naciones Unidas, tiene que intervenir cuanto antes para evitar un deterioro todavía más grave de la situación y para mediar a fin de que se inicie el diálogo necesario entre las autoridades y la oposición, por ser la única opción democrática para resolver la actual crisis por medios pacíficos.
Joe Higgins, en nombre del Grupo GUE/NGL. – Señora Presidenta, condeno la brutal represión del Gobierno tailandés y del Estado contra los manifestantes de Bangkok y otras partes de Tailandia. A pesar de la propaganda que los tacha de terroristas, la mayoría de ellos son, de hecho, agricultores empobrecidos del norte y los alrededores de Bangkok, y sectores de la clase trabajadora urbana y sus familias, que consideran que su protesta constituye una lucha contra la enorme pobreza y grandes dificultades que tienen que soportar.
Desgraciadamente, estos oprimidos ven en el multimillonario y antiguo Primer Ministro Thaksin Shinawatra una solución. A pesar de haber adoptado algunas medidas populistas en contra de la pobreza cuando estaba en el gobierno, el señor Thaksin representa a la elite capitalista y engaña a las masas. Por otra parte, el actual Primer Ministro Abhisit y su partido representan a otros sectores de la elite.
Me parece que las masas rurales pobres y la clase trabajadora urbana de Tailandia necesitan urgentemente una organización propia e independiente para luchar por sus derechos, y espero que la próxima movilización que tenga lugar en Tailandia sea una lucha unida de los trabajadores, agricultores pobres, estudiantes y jóvenes para derribar a todas las elites corruptas y poner la gran riqueza de Tailandia en manos del Estado y bajo control democrático, y para transformar la vida de su gente y luchar por los derechos de todas las minorías en una Tailandia socialista.
Monica Luisa Macovei (PPE). – Señora Presidenta, condeno el uso de balas contra los manifestantes en Tailandia. Miles de personas han muerto y cientos han resultado heridas. Como informa Amnistía Internacional, los testimonios presenciales y las grabaciones de vídeo demuestran claramente que los militares abrieron fuego contra personas desarmadas que no representaban amenaza alguna para los soldados u otras personas. Entre los muertos se encuentran médicos y niños.
Los soldados tailandeses deben dejar de disparar, la violencia contra los manifestantes no puede conducir a una solución democrática, y no lo hará. El gobierno debe ser consciente de que al aplastar a los manifestantes quizá despeje de momento las calles, pero no resolverá el problema que llevó a la gente a manifestarse en ellas, y antes que nada viene la vida humana, así que deben cesar los disparos.
Miroslav Mikolášik (PPE). – (SK) Las manifestaciones en Tailandia se prolongan desgraciadamente desde hace varias semanas. La población civil es la víctima directa de los sangrientos enfrentamientos entre los manifestados antigubernamentales armados y las fuerzas estatales. Por ello quiero manifestar mis condolencias a aquellas personas que han perdido a familiares.
En esta tensa situación me parece absolutamente prioritario que ambas partes renuncien a la fuerza física y evitan la pérdida de más vidas. Asimismo apoyo el llamamiento para que se ponga fin inmediatamente a la violencia actual y para que se inicie un diálogo constructivo con el fin de resolver el conflicto por medios pacíficos y democráticos. Al mismo tiempo insto al Gobierno tailandés a no recurrir a violaciones injustificadas e injustificables de los derechos humanos durante el estado de emergencia que ha declarado.
Jaroslav Paška (EFD). – (SK) El conflicto político en Tailandia se ha convertido muy rápidamente en unos graves disturbios civiles que han tenido por resultado la muerte de numerosos manifestantes tras la intervención de la fuerzas represoras. Es imperativo condenar el uso por parte de las autoridades del Estado de la fuerza bruta y una represión descontrolada contra los ciudadanos de su propio país.
Por lo tanto, señora Presidenta, señor Comisario, la UE debe utilizar su influencia política sobre las partes implicadas en el conflicto para pedir una solución pacífica al conflicto político de modo que los ciudadanos tailandeses no paguen el precio de las disputas políticas entre los dirigentes de los distintos grupos. En particular, el Gobierno tailandés debe asumir la responsabilidad de ofrecer una solución tranquila y pacífica a este conflicto.
Sergio Paolo Francesco Silvestris (PPE). – (IT) Señora Presidenta, señor Comisario, Señorías, un cese al fuego y el final de la censura: me parece que la Comisión debería esforzarse por obtener estas dos medidas, con la mayor determinación posible, pero también con la mayor coherencia con los valores que considera inajenables este Parlamento.
En una atmósfera de guerra civil como la que predomina en Tailandia, el regreso a la democracia por medio de elecciones libres —como se había hablado y esperado en un principio, pero que ahora están en duda— requiere un paso crucial, a saber, que se conozca el apoyo de la comunidad internacional al pueblo tailandés y al retorno a la democracia plena.
Para que la comunidad internacional se implique en esta fase el factor crucial es la información, y es por ello que el estado de emergencia no debe convertirse en una forma velada de censura. Internet, los periódicos y los medios de comunicación deben poder informar a la comunidad internacional sobre las fuerzas en juego en Tailandia, de modo que esta pueda prestar su apoyo en estos momentos de restauración de la democracia con el mejor conocimiento posible de los hechos.
Antonio Tajani, Vicepresidente de la Comisión. – (FR) Señora Presidenta, Señorías, Tailandia atraviesa por una fase trágica de su historia política. Este país, conocido por su dinamismo económico y social, se ve afectado actualmente por una profunda crisis que podría poner en peligro su estabilidad si no se encuentra una solución al conflicto actual.
De hecho, esta crisis golpea los propios fundamentos del país, pues gran parte de la población parece haber perdido confianza en las instituciones que lo gobiernan. A su vez, el gobierno se esfuerza por aplicar las soluciones que exigen las actuales circunstancias. De todo ello se ha derivado una fragilidad política que ha dado lugar a enfrentamientos violentos y actos de agresión que violan directamente los derechos humanos y fundamentales. Persiste la inseguridad acerca del futuro del país. En tales condiciones, la Unión Europea lamenta la pérdida de vidas humanas, como la del periodista italiano Fabio Polenghi, que fue muerto ayer en la mañana durante los enfrentamientos entre manifestantes y soldados. Ninguna crisis política o ideológica puede justificar estos hechos ni la confrontación armada.
La Alta Representante de la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión ya ha pedido en dos ocasiones a las partes en conflicto que actúen con moderación. Incluso un estado de emergencia no puede dar lugar a medidas excesivas cuando se trata de los derechos fundamentales y el derecho a la libertad de expresión. Estos derechos se ven amenazados por el uso desproporcionado de la fuerza.
Para evitar que se deteriore aún más la situación es crucial reanudar las negociaciones. La Comisión ha tomado nota del plan avanzado por el Primer Ministro Abhisit Vejjajiva. Tailandia no saldrá de esta crisis a menos que resuelva sus importantes problemas estructurales. Es indispensable que todos los partidos que gobiernan el país reconozcan las reclamaciones legítimas de los grupos sociales desfavorecidos. Este es un paso ineludible para llegar a la reconciliación nacional. Por ello es imperativo que en Tailandia se llegue a un consenso entre todos los partidos sobre la forma de avanzar hacia una sociedad más incluyente.
En su calidad de socio de Tailandia, la Unión Europea está dispuesta a prestarle apoyo en la medida de lo posible a lo largo de este complejo proceso.
Presidenta. – Se cierra el debate.
La votación tendrá lugar en breve.
Declaraciones por escrito (artículo 149 del Reglamento)
Bruno Gollnisch (NI), por escrito. – (FR) Tailandia atraviesa por un período muy difícil de su historia. El «país de las sonrisas» se ha convertido en el de las lágrimas, la sangre y, quizás mañana, en el de la guerra civil entre las fuerzas gubernamentales y los denominados «camisas rojas». ¿Cómo llegó la situación a un punto en el que una manifestación en la que se pedían elecciones democráticas terminó con docenas de muertos y miles de heridos, el asesinato político de un dirigente de la oposición, escenas de guerrilla urbana, el inicio de la insurrección en varias provincias y la imposición del estado de emergencia y toques de queda? El rey es una figura muy respetada en el país, pero no parece capaz de reducir las tensiones. Las incertidumbres acerca de su sucesión continúan, lo que indica que proseguirá esta inestabilidad. La violencia debe detenerse. El gobierno actual llegó al poder mediante elecciones, pero estas se celebraron después de un golpe de Estado y la disolución de los partidos de oposición. Debe cesar la injusticia. La única solución consiste en organizar rápidamente elecciones generales y restaurar antes la libertad política de todas las partes implicadas a fin de garantizar que las elecciones sean democráticas. La UE debería aprovechar sus buenas relaciones económicas y políticas con Tailandia para promover esta solución.