Presidenta. – De conformidad con el orden del día, se procede al debate de siete propuestas de resolución sobre Birmania, desarrollo de las elecciones y liberación de la líder opositora Aung San Suu Kyi(1).
Véronique De Keyser, autora. – (FR) Señora Presidenta, en ocasiones, incluso en las situaciones de emergencia, recibimos buenas noticias. Me gustaría que todo el mundo recordase la emoción con la que fuimos testigos al ver la liberación de Aung San Suu Kyi en televisión. Bien es cierto que tenemos una relación especial con esta mujer excepcional, que ganó uno de los primeros Premios Sájarov en 1990, y que de los 20 o 21 años de su vida, pasó casi 15 en la cárcel. Ella es el símbolo de una mujer dedicada a la política que puede resistir libre, y mostrando resistencia, en un país como Birmania. ¡Esto es algo completamente extraordinario!
Sin embargo, este hecho no debe hacernos olvidar que, en primer lugar su libertad es frágil. Ya ha sido liberada en otras ocasiones para posteriormente ser condenada de nuevo a arresto domiciliario. En segundo lugar, no debemos olvidar que las elecciones que recientemente han tenido lugar en Birmania no son más que una farsa, un simulacro de democracia. Antes de las elecciones se aprobaron leyes que restringen la libertad de expresión. Algunas personas, como los monjes, fueron despojados de su derecho al voto. Existen, todavía, 22 000 presos de conciencia en Birmania, país que continua siendo una de las peores dictaduras del mundo.
Urgimos, por lo tanto, a las autoridades birmanas a respetar los derechos de asociación y la libertad de expresión, y a liberar a los presos políticos. Confiamos en que esta mujer excepcional, a la que esperamos en el Parlamento Europeo o a la que visitaremos si no puede recibir el Premio Sájarov, mantenga su espíritu de libertad en este país en ruinas.
Marietje Schaake, autora. – Señora Presidenta, el 13 de noviembre, menos de una semana después de las disputadas elecciones nacionales, Aung San Suu Kyi fue liberada de su arresto domiciliario, después de pasar 15 de los últimos 21 años privada de libertad por sus ideas en favor de la democracia.
En palabras de una mujer iraní en la película The Green Wave, después de ser liberada de la presión de Evin en Teherán: «En el mismo momento en el que puse un pie en la calle me di cuenta que simplemente había cambiado una prisión pequeña por la enorme prisión que se llama Irán».
Las personas no deberían tener que pasar sus vidas en cárceles, grandes o pequeñas, por sus opiniones. La UE fomentará y se ocupará de que se concedan más libertades a los ciudadanos de Birmania, a la vez que sigue preocupada por el bienestar y la seguridad de Aung San Suu Kyi, ya que permanece bajo la vigilancia de los servicios de seguridad del Estado.
El celebrado avance de su liberación ha de reflejarse en una mayor expansión de las libertades para todos los ciudadanos, que se ven sistemáticamente recortadas mediante la constitución de 2008 y las acciones de la junta militar. Las elecciones como las que se celebraron en Birmania este mes, incluso cuando se desarrollan en un clima de miedo e intimidación, son con frecuencia utilizadas por ciertos regímenes para reivindicar su legitimidad y sugerir que el sistema político es democrático. Sin embargo, todo gobierno obtiene su legitimidad de la búsqueda del bienestar de sus ciudadanos, y la democracia siempre es algo más que el simple «un hombre, un voto». La democracia está consagrada en las instituciones democráticas, la buena gobernanza, el Estado de Derecho y el respeto por los derechos humanos.
Adam Bielan, autor. – (PL) Señora Presidenta, todos aquellos que se engañaron pensando que las llamadas elecciones celebradas el 7 de noviembre, y que no fueron más que una farsa, nos acercarían más a un sistema democrático en Birmania, deben sentirse decepcionados. Bien es cierto que una semana después de las elecciones, la ganadora del Premio Nobel de la Paz, la señora Aung San Suu Kyi, fue liberada. Sin embargo, nada parece sugerir que otros presos políticos, más de 2 000, correrán la misma suerte. De hecho, hace tan solo unos días, recibimos información de que la junta militar de Birmania había suspendido la publicación de nueve periódicos más, restringiendo todavía más la ya limitada libertad de expresión en el país.
Por este motivo, es preciso que la comunidad internacional ejerza una mayor presión. Ante todo, la Unión Europea debería centrar sus esfuerzos en presionar a China, ya que sin el apoyo de China la junta militar no podría mantenerse en el poder. Finalmente, quiero agradecer al Presidente del Parlamento, el señor Buzek, por invitar a la señora Aung San Suu Kyi a la ceremonia de entrega del Premio Sájarov que se celebrará el próximo mes en Estrasburgo.
Barbara Lochbihler, autora – (DE) Señora Presidenta, Señorías, todavía tenemos en nuestras mentes las imágenes de la liberación de su arresto domiciliario de la líder opositora birmanesa, Aung Suu Kyi. Estas imágenes muestran a una persona con la cabeza muy alta, a pesar de los años de aislamiento, y no nos dejan ninguna duda de que seguirá luchando por conseguir un cambio democrático en su país. Celebramos cualquier paso hacia la democratización y la mejora de la extremadamente problemática situación de los derechos humanos.
Sin embargo, este no va a ser un proceso fácil. La constitución actualmente vigente en Birmania, consecuencia de unas elecciones no democráticas, sitúa al presidente por encima de la ley y garantiza una amnistía para las violaciones de derechos humanos cometidas en el pasado. La Unión Europea ha de ser muy contundente en su crítica de esta situación, al igual que con las continuas, y graves, violaciones de los derechos humanos de las minorías étnicas, que con frecuencia se ven obligadas a huir de sus tierras y a hacer trabajos forzosos mientras que sus hijos son reclutados como niños soldados.
Tenemos que redoblar nuestros esfuerzos para lograr que países como China y la India, que cuentan con una importante influencia sobre el Gobierno de Birmania, colaboren con nosotros. Debemos persuadir a estos países para que ejerzan su influencia a favor de los ciudadanos de Birmania. Es preciso que estos países cumplan con los compromisos que adquirieron en material de respeto de los derechos humanos al ratificar la Carta de la ASEAN; esta Carta confiere a los Estados miembros la obligación moral de actuar en caso de violaciones sistemáticas de los derechos humanos.
Rui Tavares, autor. – (PT) Señora Presidenta, permítannos comenzar con la cuestión de las elecciones. Como sabemos, y como ya se ha mencionado en esta Cámara, las elecciones se han desarrollado en un clima de miedo e intimidación. Estas elecciones no fueron más que una complete farsa diseñada para dar un barniz civil a la junta miliar. Muchos birmaneses no pudieron ejercer su derecho al voto. Miles de refugiados birmanos —1 000 según los propios militares de la junta— huyeron hacia Tailandia, donde ya viven 100 000 birmanos y donde existe el riesgo de un conflicto armado a lo largo de la frontera birmana. Esto nos recuerda que, si bien la liberación de Aung San Suu Kyi nos llena de alegría y esperanza y esperamos tener la oportunidad de conocer a esta extraordinaria mujer y, como ya hemos señalado, recibirla aquí en el Parlamento, no podemos distraer nuestra atención de la cuestión prioritaria para Birmania, es decir, la liberación de todo un pueblo y de los más de 2 000 prisioneros políticos, y la desaparición del clima general de miedo e intimidación.
La Unión Europea, por lo tanto, no debería bajar la guardia. Hemos de concentrarnos y trabajar con obstinación. No podemos permitirnos ser complacientes. Considero que es importante señalar en este momento que algunos Estados miembro han de mostrar una postura más firme y, sobre todo, más acorde con la defensa de los derechos humanos. Los negocios que muchos Estados miembros tienen en Birmania han de estar en línea con los compromisos de la UE en materia de derechos humanos. Les recuerdo, por ejemplo, que la empresa petrolera TOTAL tiene propiedades en Birmania equivalentes al 7 % del presupuesto de la junta militar birmana. El Parlamento seguirá centrado y unido en esta cuestión y espero que tanto la Comisión como los Estados miembros también continúen adoptando esta posición.
Bernd Posselt, autor. – (DE) Señora Presidenta, en nombre de la señora Andrikienė y en el mío propio, quiero señalar que celebramos que se haya elegido al ganador de nuestro Premio Sájarov. No podemos olvidar, sin embargo, que existen al menos otros 2 200 prisioneros políticos que están detenidos, en condiciones infrahumanas, bajo la dictadura militar birmana. Como se ha señalado anteriormente, todo el país es como una gran prisión. Es por este motivo que hemos de ser críticos y mantenernos vigilantes. ¿Ha sido todo esto una operación de cosmética o las elecciones, despiadadamente manipuladas, han puesto en evidencia la naturaleza real del régimen? Debemos utilizar todos los mecanismos a nuestra disposición para presionar a favor del cambio. Este cambio puede ser interpretado como una prueba de fuego. Debemos ejercer presión para que la ganadora de nuestro Premio Sájarov pueda viajar en diciembre para asistir a la ceremonia de entrega, aquí en el Parlamento, después de un retraso de 20 años, y que se le permita volver, con seguridad, a su país. Sólo si esto se cumple podremos tener esperanza de que las cosas pueden cambiar para un pueblo que ha sufrido durante décadas bajo una dictadura socialista corrupta.
Cristian Dan Preda, en nombre del Grupo PPE. – (RO) Señora Presidenta, me gustaría, en primer lugar, celebrar la liberación de Aung San Suu Kyi, líder de la oposición de Birmania, después de tantos años de arresto domiciliario. Quiero expresar asimismo el deseo de que esta liberación se vea seguida de la de más de 2 000 prisioneros políticos porque de lo contrario, como ha señalado el señor Posselt, no podremos dejar de interpretar esto como un simple gesto simbólico.
Debo también decirles que mi intención es que apoyemos los esfuerzos de Aung San Suu Kyi por reconstruir su partido, la Liga Nacional para la Democracia, que fue ilegalmente disuelto en mayo. Aung San Suu Kyi ciertamente tiene una gran tarea por delante. Por este motivo, creo que la presión internacional debe continuar porque la junta militar no se ha comprometido a iniciar un proceso de democratización sino que avanza precisamente en dirección contraria. Así, las elecciones celebradas en noviembre no fueron ni libres ni equitativas. Considero, por ello, que no debemos disminuir nuestros esfuerzos sobre esta cuestión.
David Martin, en nombre del Grupo S&D. – Señora Presidenta, me complace el nivel de unión que la Unión Europea ha mostrado sobre la cuestión de Birmania. He leído la declaración del Consejo, la declaración de la baronesa Ashton y la de nuestro propio Presidente del Parlamento. Nadie se ha dejado engañar por las elecciones, con graves irregularidades, celebradas en Birmania; todos hemos mostrado nuestra satisfacción ante la liberación de Aung San Suu Kyi de su arresto domiciliario, pero también todos hemos condenado la falta de otras libertades fundamentales que todavía azota al país.
Sin embargo, Señora Presidenta, si jugamos nuestras cartas correctamente, estas elecciones podrían suponer para Birmania —siendo excesivamente optimistas— el comienzo de una nueva época. Si, como ya han señalado algunos de mis colegas, podemos persuadir a la junta para que libere a todos los prisioneros políticos, para que conceda plenas libertades a Aung San Suu Kyi, tanto en términos de sus desplazamientos como de sus declaraciones políticas en público, y si, finalmente, el nuevo Parlamento y el Gobierno de Birmania comienzan a mostrar mejoras en cuanto a los derechos humanos y a los derechos fundamentales y en lo relativo a la mejora de las condiciones económicas y sociales de su pueblo, quizá entonces, en unos años, haya lugar para que nuestras instituciones empiecen a negociar y a involucrarse con el régimen birmano y a ver los comienzos de un futuro mejor para el país.
Ryszard Czarnecki, en nombre del Grupo ECR. – (PL) Señora Presidenta, lo que ha ocurrido puede resumirse en que las autoridades han dejado en libertad a una persona muy conocida, como si eso fuese suficiente para que el resto del mundo lo considere como un país democrático, que se ha convertido al respeto hacia los derechos humanos, mientras que tras esta fachada no hay nada, no existen cambios concretos. Nos estamos enfrentando a una obra de teatro y damos gracias a Dios de que esta noble mujer haya recobrado su libertad. Sin embargo, detrás de esta obra de teatro se esconde una tragedia, como ya hemos señalado, que afecta a varios miles de personas que siguen en prisión. El eslogan de «libertad para los presos políticos» sigue en pie en Birmania.
Creo que el mensaje de la prisionera política más conocida de toda la región, y que ha sido recientemente puesta en libertad, es tan importante que su eco resuena a lo largo y ancho de Asia. Es a ella a quien apelan los disidentes chinos. Creo que merece la pena resaltar esto. Por este motivo, el Parlamento debe luchar por los derechos humanos y por la libertad de los refugiados políticos de la región.
George Sabin Cutaş (S&D). – (RO) Señora Presidenta, el Parlamento Europeo ya había solicitado en febrero de 2010 la liberación de Aung San Suu Kyi, que vivía bajo arresto domiciliario desde 1990. La decisión de las autoridades birmanas de poner en libertad a Aung San Suu Kyi tan solo unos meses después de que esta importante petición fuese realizada por los miembros del Parlamento Europeo supone un paso en la dirección correcta. Sin embargo, no podemos interpretar esta decisión como una restauración de los derechos humanos en Birmania, ya que todavía están en prisión muchos activistas defensores de un sistema democrático.
El Tratado de Lisboa estipula que la Unión Europea lucha por promover la paz, sus valores y el bienestar de sus pueblos. Entendemos los valores comunes como el respeto de la dignidad humana, la libertad, la democracia, la igualdad, y el respeto de los derechos humanos. Es deber de la Unión Europea promover estos valores también fuera de sus fronteras. Por este motivo, les insto a enviar un mensaje de solidaridad a los ciudadanos de Birmania que están sufriendo la represión de sus autoridades gubernamentales y que luchan diariamente por el respeto de sus derechos fundamentales.
Marc Tarabella (S&D). – (FR) Señora Presidenta, el 7 de noviembre se celebraron en Birmania las primeras elecciones en 20 años. En un momento en el que deberíamos celebrar que finalmente se había instaurado un proceso democrático, hoy nos vemos obligados, una vez más, a condenar a este país, en el que deberían respetarse, entre otros, los derechos humanos y la libertad de expresión. Un proceso electoral ha de ser sinónimo de que el votante puede expresarse a través de su voto.
¿Cómo podemos hablar de opciones si los partidos opositores no pueden hablar, ni expresarse libremente, ni representar adecuadamente a toda la población?
Una vez más, estamos debatiendo sobre la situación de Birmania, un país que no disfruta de libertad sino que ha estado en manos de la junta militar durante demasiados años. Como el mundo entero sabe, se trata de un régimen esclerotizado que seguirá siendo así hasta que se celebren unas elecciones verdaderamente libres y equitativas.
La liberación de Aung San Suu Kyi es un paso en la dirección correcta. Debemos reconocerlo y elogiarlo. Esperemos que, como ya se ha mencionado, pueda seguirse de otras acciones relativas a muchos otros prisioneros políticos.
Sergio Paolo Francesco Silvestris (PPE). – (IT) Señora Presidenta, Señorías, todavía estamos celebrando la liberación de Aung San Suu Kyi y siguen vivas en nuestras mentes las imágenes de la multitud que la recibió con entusiasmo en su regreso a casa, donde se encontró con que los niños de los que se había separado, se habían convertido en adultos.
Es un momento de un gran entusiasmo, una ocasión para la celebración del pueblo de Birmania y de la oposición, pero hay algo que saltará a la luz a raíz de todo esto. Nuestro interlocutor sigue siendo, sin lugar a duda, una junta militar que no puede tardar más en explicar si la liberación de Aung San Suu Kyi fue un acto de propaganda, un pretexto o, por el contrario, un primer paso hacia el reconocimiento de su derecho a la libertad de expresión, y por lo tanto también el derecho de otros prisioneros políticos birmanos, y un paso hacia unas elecciones libres y democráticas.
Esto es lo que Europa debe pedir y exigir. A nuestra alegría por la liberación de Aung San Suu Kyi debemos necesariamente añadir una petición firme a efectos de lo señalado anteriormente.
Bogusław Sonik (PPE). – (PL) Señora Presidenta, todos recordamos cuando Lech Wałęsa fue puesto en libertad y cuando Nelson Mandela recuperó su libertad después de tantos años. Nos dio la esperanza de que pudiéramos ser testigos de un mundo más libre, de que toda la presión puesta sobre aquellos gobiernos había surtido efecto. La liberación de la líder opositora birmana, la señora San Suu Kyi, también implica un gran reto para nosotros. Sin los esfuerzos de la comunidad internacional y la presión sobre la junta que gobierna Birmania no se alcanzará la democracia. Recuerdo los tiempos cuando los líderes del mundo libre visitaron Polonia durante la época de la dictadura comunista y todos ellos, además de las visitas oficiales, se reunieron con el líder del movimiento clandestino, Lech Wałęsa. Este tipo de medidas también deberían utilizarse hoy en día. Me complace que la señora Ashton viajará pronto a Birmania donde se reunirá con la señora San Suu Kyi. Espero que la delegación del Parlamento Europeo también pueda reunirse con Aung San Suu Kyi en Birmania y en Estrasburgo.
Janusz Lewandowski, Miembro de la Comisión. – Señora Presidenta, al igual que todos, me gustaría rendir homenaje a Aung San Suu Kyi, que ha recobrado su libertad. Galardonada con el Premio Nobel de la Paz y el Premio Sájarov, Aung San Suu Kyi continua siendo un símbolo de fortaleza y de esperanza de un mundo mejor, tal y como se merece su pueblo.
Es crucial que Aung San Suu Kyi disfrute de libertad de movimiento y de expresión sin restricciones. También es igualmente importante que se produzca la liberación de los demás prisioneros políticos, más de 2 000, según el señor Posselt y el señor Preda. Esto permitiría una transición creíble y un sistema de gobierno más inclusivo.
Birmania/Myanmar ha celebrado unas elecciones que no han respetado los criterios internacionales, en particular en lo relativo a los partidos en la oposición. Sin embargo, el hecho de que la sociedad civil pudiese, de forma parcial y a pesar de las dificultades, organizarse políticamente, es algo que merece ser celebrado. Entendemos la decisión de ciertos partidos políticos en la oposición de no participar en el proceso, pero también entendemos que otros partidos, incluidos aquellos formados por grupos étnicos, si decidiesen participar. Su determinación de aprovechar esta oportunidad es loable.
Las elecciones, por si solas, no definen a un país como democrático. Sin embargo, pueden ofrecer la oportunidad de un nuevo comienzo y, como mínimo, generan un cierto grado de pluralismo en el seno del sistema. A pesar de los evidentes fallos, celebraremos el proceso electoral si sirve para marcar el comienzo de un proceso en la dirección correcta.
Hemos dicho en repetidas ocasiones que la UE estaba dispuesta a colaborar con el gobierno con el objetivo de aprovechar el proceso electoral para dar comienzo a una etapa, nueva y positiva, de la historia de Birmania. De ahora en adelante, hemos de vigilar estrechamente cómo el nuevo parlamento y el gobierno se responsabilizan y rinden cuentas ante la sociedad, si las nuevas instituciones garantizan el respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales y si son capaces de diseñar políticas más efectivas que mejoren la situación económica y social de los ciudadanos.
La mejora de la situación de los derechos humanos requiere de un diálogo efectivo entre todas las partes implicadas. Este diálogo debería dar paso a un sistema político basado en el Estado de Derecho y en el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales, además de abrir la puerta a la largamente esperada transición hacia un sistema de gobierno civil, legítimo y responsable de sus acciones ante los ciudadanos. La UE ha señalado repetidas veces que está preparada para apoyar un proceso de estas características.
Continuaremos utilizando todas las herramientas con las que contamos —diálogo y compromiso, los canales de Naciones Unidas y las medidas restrictivas, así como la ayuda— para persuadir al nuevo gobierno de la necesidad de mejorar su historial. Los aspectos relativos a los derechos humanos están incluidos en nuestros programas de ayuda. Además, buscamos vínculos con la sociedad civil y partes de la administración e intentaremos colaborar con el gobierno en sus responsabilidades de alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio. El fomento de nuestros valores —concretamente, los derechos humanos, el desarrollo y el diálogo— es, y continuará siendo, la pieza central de nuestra política.
Presidenta. – Se cierra el debate.
Declaraciones por escrito (artículo 149 del Reglamento)
Kristiina Ojuland (ALDE), por escrito. – Celebro la liberación, por parte de las autoridades birmanas, de Aung San Suu Kyi de su arresto domiciliario. Sin embargo, no deberíamos relajar nuestra postura contra la junta militar, sino que debemos seguir abordando enérgicamente las violaciones de los derechos humanos y las libertades civiles. El hecho de que existan 2 200 prisioneros políticos que sobreviven en condiciones lamentables en centros de detención y de que los militares birmanos sean responsables de los continuos asesinatos extrajudiciales, trabajos forzosos, violencia sexual y otras violaciones de los derechos humanos, no puede enmascararse con la liberación de una activista política, sea cual sea su relevancia. Aung San Suu Kyi, galardonada con el Premio Sájarov en 1990, nos ha pedido, como es bien sabido, que utilicemos nuestra libertad para fomentar la de ellos. Quiero aprovechar esta oportunidad para instar a la UE y a sus Estados miembros a utilizar toda la fuerza de su influencia económica y política para acelerar el cambio de régimen en Birmania.
Jarosław Leszek Wałęsa (PPE), por escrito. – La situación en Birmania ha alcanzado un punto crítico. Es importante que el Parlamento Europeo mantenga el rumbo en sus relaciones con Birmania. Debemos centrarnos en el trato que el gobierno otorga a sus ciudadanos, en un contexto en el que el 40 % de la población pertenece a una minoría étnica que se ha visto forzada a huir a Tailandia después de las recientes elecciones. La liberación de Aung San Suu Kyi es un avance positivo. Sin embargo, la historia nos ha demostrado que el Gobierno birmano tiene la costumbre de recuperar sus viejas tácticas de encarcelar a todos los miembros de la oposición. En la actualidad, más de 1 000 «prisioneros políticos» están todavía retenidos. El flagrante desprecio por unas elecciones libres es una señal clara de que el nuevo gobierno no tiene interés en crear una democracia verdadera para el pueblo de Birmania. Este Parlamento debe apoyar la propuesta de Naciones Unidas de un mayor diálogo con Birmania y debemos continuar con nuestros esfuerzos de proteger de futuras injusticias a todos los ciudadanos de Birmania. Creo firmemente que una vigilancia permanente y un diálogo abierto son cruciales para el pueblo de Birmania y que debemos enviar una clara señal de unidad de este Parlamento y de otras organizaciones mundiales.