Presidenta. − De conformidad con el orden del día se procede al debate de la pregunta oral presentada por Louis Michel, Charles Goerens, Antonyia Parvanova, Frédérique Ries, Olle Schmidt, Maria Da Graça Carvalho, Nessa Childers, Marc Tarabella, Bart Staes y Marina Yannakoudakis, en nombre del Grupo de la Alianza de los Demócratas y Liberales por Europa, a la Comisión relativa a la iniciativa en favor de una vacuna contra la tuberculosis (O-0203/2010 -B7-0006/2011).
Charles Goerens, autor. – (FR) Señora Presidenta, estoy satisfecho de poder prestar mi apoyo a un proyecto paneuropeo que es muy ambicioso tanto para la Unión Europea como para los países en desarrollo, y que está orientado a eliminar la tuberculosis a través de un programa de vacunación.
Debemos recordar que en 2009 más de 1,7 millones de personas murieron de tuberculosis. El coste en términos de vidas humanas es de unas 4 700 personas al día. A esto se suman las pérdidas económicas anuales, que se estiman en más de 50 000 millones de dólares estadounidenses solamente en África. Si, basándonos en esto, redujésemos la tuberculosis a un problema típico de los países en desarrollo, nos estaríamos engañando a nosotros mismos.
De hecho, los casos registrados en el Reino Unido e Irlanda durante el verano de 2010 nos recuerdan que la enfermedad está aquí en nuestros países, por no mencionar los estragos provocados por la misma enfermedad al este de nuestro continente, en particular en Rusia y Moldavia. La Iniciativa en favor de una vacuna contra la tuberculosis (TBVI) es una iniciativa que pretende crear vacunas efectivas con vistas a proteger a los países en desarrollo a un precio asequible. Teniendo esto en cuenta, me gustaría, si me lo permiten, hacer los siguientes comentarios.
En primer lugar, la salud no tiene precio, pero sí tiene un coste. A pesar de que el acceso a la atención sanitaria debe ser universal, la capacidad para pagar sigue estando limitada a los países industrializados. Siendo esto así, es importante distribuir ampliamente los costes. Claramente, los pacientes del norte, es decir los pacientes de los países industrializados, deben pagar un alto precio, porque de lo contrario las fuentes de financiación para la investigación se secarán rápidamente. Sin embargo, dado que la contribución financiera de los países del sur prácticamente simbólica, sino inexistente, nuestra solidaridad resulta indispensable para superar esta carencia.
En segundo lugar, la iniciativa TBVI también ocupa un lugar en la Estrategia Europa 2020. Ilustra perfectamente lo que podemos conseguir si logramos establecer nuestras prioridades sanitarias de forma oportuna.
Mi tercer y último comentario es el siguiente: que esto no excluye en modo alguno los fondos adicionales o complementarios de los grandes prestamistas institucionales, incluyendo el Banco Mundial en particular. Otros países, como los Estados Unidos, Canadá o una serie de países emergentes afectados por el problema de la tuberculosis, sea de forma directa, por el hecho de que afecta a sus poblaciones, o indirecta, en el contexto de la solidaridad internacional, deberían lógicamente realizar su propia contribución para esta iniciativa también. Más concretamente, me refiero aquí al modelo de asociación público-privado.
Este nuevo planteamiento puede ser beneficioso siempre que la solidaridad se limite a quienes tengan necesidades tanto médicas como económicas. La alternativa sería proteger solamente a las poblaciones acomodadas.
Dacian Cioloş, Miembro de la Comisión. – (FR) En 2008, se estableció la Iniciativa en favor de una vacuna contra la tuberculosis (TBVI) en forma de una asociación público-privada con la ayuda del programa de cooperación sanitaria del Séptimo Programa Marco para la investigación al objeto de movilizar recursos adicionales para este importante ámbito.
En estos momentos, la mayoría de las nuevas candidatas a vacunas recientemente desarrolladas todavía se encuentra en fase de desarrollo preclínico o comenzando el desarrollo clínico. Un punto crucial en el que hay que insistir es el hecho de que no disponemos de datos clínicos que respalden la idea de que una de las candidatas a vacunas en desarrollo podría resultar más efectiva que la vacuna que se utiliza actualmente, que es la vacuna del bacilo de Calmette-Guerin (BCG).
Para llegar al mercado, las nuevas candidatas a vacunas deben ser capaces de ser más efectivas que la BCG o de sustituirla por tratarse de una vacuna mejor. El hecho es que todavía no disponemos de estos importantes datos. La TBVI no se debería analizar aisladamente de otras iniciativas para respaldar los ensayos clínicos.
A fin de abordar los cuellos de botella en el campo del desarrollo clínico, el Programa de cooperación de los países europeos y en desarrollo sobre ensayos clínicos (EDCTP) se ha establecido como la primera iniciativa emprendida en virtud del artículo 185, en la que 14 Estados miembros, dos países asociados y la Comisión han dedicado colectivamente 400 millones de euros, con 200 millones de euros procedentes de la Unión europea, al objeto de promover la investigación en ensayos clínicos de fase dos o fase tres para el SIDA, por ejemplo, la malaria y la tuberculosis en África subsahariana. Está previsto que el programa complete todos los ensayos actualmente en marcha, incluyendo ocho ensayos de la vacuna contra la tuberculosis, para 2015. Por tanto, esta alternativa ya está en marcha y funciona. La Comisión también está muy interesada en lo que se denomina «el modelo empresarial», que ha sido desarrollado por las asociaciones público-privadas, incluyendo la presentada por la TBVI.
Por otra parte, la TBVI ha propuesto un modelo que se puede convertir en una herramienta útil en el futuro. No obstante, esto exige un análisis profundo del proyecto comercial, así como una evaluación del riesgo. Por consiguiente, aún cuando la TBVI se beneficia de una importante ayuda económica, su éxito no está garantizado, precisamente por el hecho de que no existe suficiente información que indique si lo que se está probando en estos momentos puede ofrecer resultados con posterioridad.
No obstante, la Comisión continuará estas conversaciones internas y también analizará el modelo con las instituciones financieras, contribuyendo así al desarrollo de un concepto para que pueda formar parte de la aplicación práctica de UE 2020. Por tanto, desde este punto de vista, se podría examinar esta posibilidad.
Maria Da Graça Carvalho, en nombre del Grupo PPE. – (PT) Señora Presidenta, señor Comisario, la incidencia de la tuberculosis en todo el mundo sigue siendo motivo de gran preocupación, a pesar de los progresos conseguidos. La creciente resistencia de esta enfermedad y la investigación científica insuficiente hacen que hoy en día mueran casi dos millones de personas cada año por esta causa.
Acogemos con satisfacción las iniciativas de la UE para combatir la tuberculosis a través de esta resolución, aunque pedimos un aumento de la investigación científica para desarrollar nuevas formas de vacuna contra esta enfermedad. Las vacunas son la medida de la sanidad pública más efectiva para proteger a los europeos de las enfermedades infecciosas, pero también es importante para que la atención sanitaria llegue a los países en desarrollo, para contribuir a aumentar la esperanza de vida y a combatir la pobreza.
Como he dicho, se ha producido cierto progreso y estamos en el buen camino, pero la UE debe redoblar sus esfuerzos y apelar a una acción coordinada e integración de la investigación europea en la lucha contra las enfermedades relacionadas con la pobreza. Esta es la única forma de la que podremos aliviar la trágica situación que están experimentando varios países en desarrollo.
Me gustaría preguntarle a la Comisión cómo tiene previsto realizar un seguimiento de los esfuerzos en materia de investigación científica en este ámbito, intensificar estos esfuerzos, y traducir los resultados de esta investigación en beneficios para la personas a la luz de la Estrategia Europa 2020.
Michael Cashman, en nombre del Grupo S&D. – Señora Presidenta, siempre es positivo verla en la presidencia cuando vamos a debatir cuestiones relacionadas con la mala situación de otros. Sé que comparte nuestras preocupaciones.
Quiero señalar que comparto las palabras del señor Goerens y, en efecto, llevar a la Comisión un paso más allá. Es muy acertado que la tuberculosis sea una importante preocupación para la sanidad mundial y, como sabemos es la segunda causa más importante de muerte por enfermedades infecciosas del mundo. Como hemos escuchado, cada año mueren entre 1,6 y 2 millones de personas por causa de esta enfermedad. La financiación de la Unión Europea ha contribuido de forma decisiva a generar una robusta gama de innovadoras candidatas a vacunas contra la tuberculosis, como ha señalado la Comisión, permitiendo su desarrollo en fase temprana a través de ensayos clínicos de fase 1 y de fase 2A.
Lamentablemente —y este es el problema— los actuales mecanismos de financiación, incluyendo el Programa de cooperación de los países europeos y en desarrollo sobre ensayos clínicos, asignan fondos muy limitados a los costosos ensayos clínicos de fases avanzadas —de fase 2B y fase 3—, que son fundamentales para demostrar la seguridad de la vacuna. Tenemos vacunas, pero es fundamental demostrar la seguridad y la eficacia necesarias para que se autorice su comercialización.
Acojo con satisfacción el hecho de que la Comisión haya dicho que va a aportar más fondos, pero ¿permitirán las normas para cualquier nueva partida del presupuesto del EDCTP que los fondos sean dirigidos al desarrollo y la construcción de centros para ensayos clínicos, incluyendo estudios epidemiológicos? ¿Se plantea la comisión la introducción de mecanismos de financiación competitivos para el desarrollo clínico de fase avanzada de innovadoras vacunas nuevas orientadas a enfermedades ignoradas como la tuberculosis?
Angelika Werthmann (NI). – (DE) Señora Presidenta, la tuberculosis sigue estando muy extendida en la actualidad, en particular en los países más pobres. Un tercio de la población mundial está infectada y 2,5 millones de personas mueren de tuberculosis cada año. Según las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, se producen 49 nuevos casos y siete muertes por hora solamente en Europa. En los países industrializados, la tuberculosis ha experimentado un repunte, particularmente como enfermedad secundaria en pacientes con el VIH y SIDA, pero también como resultado de la migración y el turismo.
En efecto, la prevención, el diagnóstico y el tratamiento pueden controlar la propagación de esta enfermedad. El ser humano es el único huésped de Mycobacterium tuberculosis y su erradicación sería perfectamente posible. Sin embargo, existe preocupación acerca del creciente número de bacterias resistentes. Hay nuevas vacunas y, según un estudio, la administración de vitamina D reduce el tiempo de tratamiento de la tuberculosis. ¿Hasta qué punto ya ha intensificado la comisión su actividad en este ámbito?
Filip Kaczmarek (PPE). – (PL) Señora Presidenta, cuatro años antes de que se cumpla el plazo para conseguir los Objetivos de Desarrollo del Milenio, el número de nuevos casos de tuberculosis que se está diagnosticando en todo el mundo sigue siendo alarmante. La tuberculosis es una enfermedad que se puede tratar. En los países en desarrollo, lamentablemente, y en particular en Asia y en el África subsahariana, sigue siendo un problema muy grave. Según estimaciones recientes, unos 2 000 millones de personas están infectadas por el bacilo de la tuberculosis, es decir un tercio de la población mundial. Desde el punto de vista estadístico, uno de cada diez de estos individuos desarrollará la enfermedad. Las regiones más pobres del mundo en particular corren el riesgo de un aumento de los nuevos casos de tuberculosis, dado las malas condiciones de nutrición y de vida, así como el estrés, generan un entorno favorable para el desarrollo de la enfermedad. El acceso a un tratamiento efectivo para la enfermedad es limitado en muchos países y no existe ninguna coordinación del tratamiento para el SIDA y el de la tuberculosis. Esto es resultado del hecho de que los gobiernos de los países en desarrollo no invierten lo suficiente en sanidad. Por otra parte, los sistemas sanitarios de las zonas rurales sufren carencias de personal y carecen de los medios necesarios para tratar estas enfermedades. Por tanto, en países con unas posibilidades económicas limitadas, los efectos se hacen sentir de forma más pronunciada en las zonas rurales. Los países desarrollados invierten aproximadamente el 5 % del PIB en la sanidad pública, mientras que los países en desarrollo invierten la mitad de esta cifra. Por tanto, resulta imposible que los países más pobres aumenten su inversión en sanidad sin ayuda exterior, como también ha señalado el señor Goerens. Además de esto, la tuberculosis no es solamente un problema médico, sino que también representa un problema social y económico, dado que provoca una caída de la productividad y tiene ramificaciones económicas. Todo esto hace que debamos ser decididos en nuestra respuesta y hacer realmente todo lo posible para garantizar que las vacunas estén disponibles de forma más generalizada.
Ricardo Cortés Lastra (S&D). – (ES) Señora Presidenta, señor Comisario, colegas, la salud es una de nuestras asignaturas pendientes en la lucha contra la pobreza. En la Declaración del Milenio nos comprometimos, en primer lugar, a reducir la mortalidad infantil; en segundo lugar, a mejorar la salud materna; y en tercer lugar, a combatir el sida, a combatir el paludismo y otras muchas enfermedades, entre las cuales se encuentra la tuberculosis.
Sin embargo, todos los que estamos hoy aquí presentes sabemos que estos objetivos son los que más retrasados se encuentran en estos momentos. Debemos tomar medidas, debemos aumentar la financiación dirigida a los programas de salud en los países en desarrollo. El acceso a sistemas de salud gratuitos debería ser el objetivo final de la Unión Europea en este terreno.
Considero que deben apoyarse las iniciativas globales como los fondos verticales de ayuda a la lucha contra el sida, la malaria y la tuberculosis, pero es también necesario, señor Comisario, apoyar política y económicamente a los países para que puedan desarrollar sistemas de salud eficaces. Estoy convencido de que esta sería la mejor forma de asegurar el principio de apropiación y permitir a la población más vulnerable el acceso a la salud.
Anna Záborská (PPE). – (SK) Señora Presidenta, la tuberculosis, al igual que la malaria y el SIDA, es una de las grandes pandemias que están diezmando las poblaciones de los países en desarrollo, particularmente en África y Asia. Esto provoca directamente un deterioro de la situación económica y social de estos países.
Sin embargo, los países europeos tampoco han logrado hacer frente a la elevada incidencia de la tuberculosis. Esta enfermedad no se puede considerar simplemente un problema médico y farmacéutico, ni simplemente un problema del comportamiento humano. También implica asuntos relacionados con la integridad y el desarrollo humano, y con la justicia, que requieren un planteamiento global. Las personas que están enfermas de tuberculosis en los países en desarrollo también son víctimas de injusticias, porque el tratamiento que reciben es insuficiente y de una calidad distinta al administrado en el mundo desarrollado.
Necesitamos más investigación y un flujo constante de nuevos medicamentos y vacunas capaces de responder a nuevas complicaciones y cepas resistentes de diversos patógenos. No obstante, me gustaría llamar su atención sobre esos sencillos héroes que están luchando contra la tuberculosis, permitiéndonos que continuemos tratando la enfermedad, resistir las dificultades creadas por infecciones combinadas de tuberculosis y SIDA, y ayudar a todos los países a satisfacer los desafíos del milenio. Debemos apoyar a los trabajadores sanitarios de los países en desarrollo. Los trabajadores sanitarios se van a países más ricos porque los presupuestos de la sanidad están sufriendo recortes en sus propios países.
Apoyo la Iniciativa en favor de una vacuna contra la tuberculosis, pero debemos adoptar un planteamiento global para superar esta enfermedad. No basta con apoyar la investigación y a la industria farmacéutica, porque, entre otras cosas, esta investigación tardará mucho tiempo en dar su fruto.
Miroslav Mikolášik (PPE). – (SK) Señora Presidenta, quiero señalar que la tuberculosis está lejos de ser erradicada y estamos viendo que cada año casi dos millones de personas sucumben a esta grave enfermedad.
Quiero decir que es positivo que seamos conscientes de ello y acojo con satisfacción la iniciativa de la Comisión por el hecho de que no estamos hablando solamente de la pandemia del SIDA, sino que también estamos hablando de tuberculosis, que se cobra la vida de millones de personas.
Estoy de acuerdo en que existe la necesidad de dedicar más recursos al desarrollo de nuevas vacunas. No obstante, como la Comisión acaba de señalar, todavía no disponemos de estas nuevas vacunas, por supuesto, dado que todavía nos encontramos en las fases preclínicas, y todavía estamos probando su efectividad en el ser humano. Quiero pedir —y con esto ya termino, señora Presidenta— nuevos fondos y nuevos recursos.
Claudiu Ciprian Tănăsescu (S&D). – (RO) Señora Presidenta, una tasa de mortalidad anual de entre 1,6 y 2 millones de personas hace que la tuberculosis sea una de las dos principales causas de muerte en todo el mundo como consecuencia de enfermedades infecciosas. Esto justifica la creciente preocupación mundial de las organizaciones de salud pública.
En una era en la que la medicina está realizando avances espectaculares, debemos reconocer que ha llegado la hora de que la vacuna BCG tradicional contra la tuberculosis sea sustituida por una nueva, más moderna y efectiva. No obstante, esto no se puede conseguir, por una parte, sin asignar fondos de la UE más generosos para la conclusión de la investigación en este ámbito y, por la otra, sin encontrar otras fuentes de financiación revisando el modelo propuesto por la TBVI para los métodos de financiación alternativos e innovadores.
Ofrecer garantías financieras puede hacer que este modelo resulte más atractivo para la comunidad empresarial europea, garantizando así su implicación y la ayuda económica necesaria.
Seán Kelly (PPE). - Señora Presidenta, la tuberculosis, o TB como se la conoce en mi país, estuvo muy extendida en Irlanda hace poco más de medio siglo, matando a muchas personas, jóvenes y mayores.
Cuando el país se fue acomodando desapareció y la vacunación la detuvo durante 36 años. No obstante, como el autor ha señalado, la tuberculosis ha regresado en los últimos años. Solamente en el último año en mi propia circunscripción un niño de un colegio y un bebé de una guardería contrajeron la enfermedad.
En todo el mundo, se trata de un problema grave con 2 000 millones de afectados por la bacteria y un muerto cada 20 segundos. Por tanto, tenemos una gran tarea por delante si queremos alcanzar el objetivo de eliminar la enfermedad para 2050.
La investigación es la clave y en este ámbito la Unión Europea merece mucha credibilidad, porque, a pesar de que estamos por detrás de los Estados Unidos y Japón en términos de investigación en general, somos líderes en este ámbito, con el 60 % de la investigación realizada en la Unión Europea, y con las autoridades y científicos daneses en particular habiendo desarrollado la vacuna.
João Ferreira (GUE/NGL). – (PT) Señora Presidenta, cuatro años de que se cumpla el plazo para conseguir los Objetivos de Desarrollo del Milenio, la tuberculosis acaba con dos millones de vida cada año. La tuberculosis constituye un claro ejemplo de las desigualdades que plagan nuestro mundo. No debemos olvidar que se trata de una enfermedad que no está en absoluto extendida en los países industrializados.
El problema de la tuberculosis y otras enfermedades no se solucionará sin unos servicios sanitarios de alta calidad accesibles para toda la población, incluyendo la atención sanitaria primaria. La cooperación al desarrollo y la política de ayudas desempeña un papel fundamental aquí, que, naturalmente, debe implicar ayudas a los programas de vacunación; no obstante, se necesita más. Debemos romper de una vez por todas con los mecanismos, como los del endeudamiento y la capacidad de endeudamiento, que agotan los recursos del mundo en desarrollo y provocan que sus países se mantengan retrasados, dependientes, subyugados y en la más absoluta miseria.
Csanád Szegedi (NI). – (HU) Señora Presidenta, Señorías, el número de casos de tuberculosis y las muertes resultantes en Hungría se ha incrementado en un porcentaje aterrador en los últimos años. Esto es resultado del pensamiento liberal que destruye a las naciones, entre otras cosas. Con esto me refiero a la vergonzosa Ley de la sanidad húngara de 2006, que se basó en cierres de hospitales y servicios sanitarios orientados a la obtención de lucro. Un factor importante para el desarrollo de la enfermedad es la pobreza, incluyendo el creciente número de personas sin hogares y un sistema sanitario al que cada vez resulta más difícil acceder. Creo que es importante reforzar el papel curativo y preventivo de la sanidad, aumentar las exploraciones y no solamente extender una vacunación mejorada, sino también hacerla accesible para todos. Estos pasos se podrían traducir en un país más saludable y en una sociedad y una Europa más saludables a largo plazo.
Dacian Cioloş, Miembro de la Comisión. − (FR) Señora Presidenta, intentaré dar respuesta a algunas de las cuestiones planteadas.
En primer lugar, debemos intensificar la investigación, como ya dije en mi presentación. La Comisión está buscando la forma de aumentar la financiación de sus programas relacionados con la tuberculosis y una solución podría pasar por dotar de más fondos al programa EDCTP, del que les he hablado. El programa opera en estos momentos con 400 millones de euros, de los cuales la Comisión proporciona 200 millones. La Comisión también se está planteando la posibilidad de crear un programa ECDTP 2, por ejemplo. También debo señalar, como ya le he dicho al señor Tănăsescu, que la Comisión ya dedica una parte importante de recursos al programa de investigación de la tuberculosis. Incluso puedo darles una cifra: ya se han asignado 65 millones a este programa. No obstante, está claro que no es suficiente y también es necesario analizar la asociación público-privada.
Dicho esto, por lo que respecta a la cuestión de financiar candidatas a vacunas en fase clínica, será necesario tener en cuenta el tema de la efectividad. Como les he dicho, la información de la que disponemos en estos momentos no nos garantiza que una financiación significativa se podría traducir en un resultado positivo. Las vitaminas son otro planteamiento que se está estudiando actualmente, pero lo que debemos evitar es el desarrollo de resistencia. Tal vez este sea un camino a explorar, pero debemos tener en cuenta que existe ese riesgo.
Hablemos ahora de forma más general acerca de los sistemas sanitarios de la Unión Europea, así como los de los países en desarrollo. En la Unión Europea, la sanidad es uno de los objetivos que la Comisión está intentando promover en los Estados miembros, por medio de diversos programas, entre los que se incluye la agenda de Europa 2020. En otras palabras, está promoviendo la inversión en sanidad. Dentro del campo de la investigación, en una de las iniciativas en materia de investigación e innovación, la Comisión —y un grupo de Comisario en particular— está trabajando en este tema, para garantizar que la innovación se pueda impulsar en los Estados miembros al objeto de intensificar la investigación relacionada con la sanidad, en paralelo con cuestiones relativas al envejecimiento de la población.
Por lo que respecta a los países en desarrollo, la Unión Europea ya está consiguiendo muchas cosas en materia de sanidad con el fondo para el desarrollo y este es un tema al que la Comisión continuará prestando toda su atención en el futuro.
Espero haber podido responder, en nombre de la Comisión, a algunas de sus preguntas. Solamente puedo asegurarles que la investigación sigue siendo una de las principales preocupaciones de la Comisión.
Presidenta. − Para concluir el debate, se han presentado cuatro propuestas de resolución en virtud del apartado 5 del artículo 115 del Reglamento(1).
Se cierra el debate.
La votación se celebrará mañana a las 11.30 horas.
Declaraciones por escrito (artículo 149 del Reglamento)
Joanna Senyszyn (S&D), por escrito. – (PL) Como miembro de la Delegación en la Asamblea Parlamentaria Paritaria ACP-UE, estoy a favor de que los resultados de la investigación de la UE sobre el desarrollo de vacunas contra la tuberculosis se pongan a disposición de los países en desarrollo y de ayudar a estos países a financiar el tratamiento para quienes padecen la enfermedad. La tuberculosis es una de las tres enfermedades infecciosas contraídas con más frecuencia, junto al VIH y la malaria. Un tercio de la población mundial está infectada por el bacilo de la tuberculosis; cada año se diagnostica la enfermedad a ocho millones de personas y causa entre 2,6 y 2,9 millones de muertes. Más del 95 % de los casos se produce en países en desarrollo. Cada segundo, el bacilo de la tuberculosis se cobra otra víctima. Alrededor del 10 % de los infectados desarrolla la enfermedad, que puede ser mortal si no recibe tratamiento. La mayoría de los casos se diagnostican en la India, China, Indonesia, Sudáfrica, Nigeria, Bangladesh y Etiopía. En Asia y África, la incidencia se sitúa en 100-120 personas de cada 100 000. El acceso a un tratamiento efectivo es limitado en muchos países. La tuberculosis es un problema económico grave. La caída mundial de la productividad de los trabajadores como consecuencia de la enfermedad asciende a 13 000 millones de dólares estadounidenses cada año. La eliminación de la tuberculosis es uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que la UE quiere conseguir para 2015. Solamente nos quedan cuatro años. La tuberculosis es actualmente una enfermedad que se puede tratar. Necesitamos programas integrales orientados a prevenir y tratar la tuberculosis. Se debería lanzar una campaña informativa sobre la tuberculosis y las formas de evitarla y tratarla lo antes posible, y ponerse en marcha un programa de vacunación.
Lívia Járóka (PPE), por escrito. – A lo largo de la historia de la especie humana, la tuberculosis ha matado a más personas que cualquier otra enfermedad. Esta bacteria suspendida en el aire y altamente contagiosa puede infectar a 10 ó 15 otras personas antes de que se adviertan los síntomas.
Las viviendas superpobladas, el chabolismo y la falta de una higiene adecuada siempre han representado un importante factor de riesgo para la tuberculosis, por lo que la enfermedad está fuertemente relacionada con la pobreza y parcialmente provocada por esta.
A pesar de los esfuerzos de la OMC y de las autoridades nacionales, el número de personas que muere de tuberculosis asciende a 1,5 millones cada año y esta cifra sigue en aumento. Apoyo sinceramente la Iniciativa en favor de una vacuna contra la tuberculosis y espero que pueda proporcionar más vacunas para los pacientes en Europa y en todo el mundo.
Sin embargo, cabe insistir en que la lucha contra la tuberculosis debe ser paralela a la lucha contra la pobreza y la exclusión social. Es necesario identificar los grupos vulnerables, y determinar y eliminar las barreras que evitan que estos grupos accedan a la prevención, el diagnóstico y tratamiento de la tuberculosis.
También sería beneficioso modificar la agenda de los servicios de la tuberculosis, al objeto de responder mejor a las necesidades locales y de afrontar las extendidas prácticas discriminatorias de los sistemas sanitarios.
Vilija Blinkevičiūtė (S&D), por escrito. – (LT) Debemos combatir la tuberculosis, porque esta enfermedad mata a casi dos millones de personas en todo el mundo cada año y casi un tercio de la población mundial está infectada. Quiero llamar su atención sobre el hecho de que la tuberculosis es un problema de salud mundial delicado y la segunda causa de muerte más importante entre las enfermedades infecciosas en todo el mundo. La tuberculosis está fuertemente relacionada con los problemas sociales y económicos, como la pobreza, el desempleo, la adicción a las drogas y el VIH/SIDA, y con las malas condiciones de los sistemas sanitarios de los países pobres y los retrasos en el diagnóstico. Por tanto, me satisface que se haya elaborado el modelo de la Iniciativa a favor de una vacuna contra la tuberculosis, porque todos los pacientes que padecen tuberculosis en todo el mundo podrán beneficiarse de los resultados de la investigación y de las actividades de trabajo. Por otra parte, este proyecto podría contribuir a aplicar los objetivos de Europa 2020 y a conseguir los Objetivos de Desarrollo del Milenio para 2015. Quiero señalar que no existen fondos suficientes para luchar contra la tuberculosis y que la financiación de la Unión Europea es muy importante para crear un sólido paquete de nuevas potenciales vacunas contra la tuberculosis. Espero que se progrese lo antes posible para obtener la aprobación de las potenciales vacunas contra la tuberculosis, y que estén disponibles para quienes más las necesitan. Por otra parte, es importante encontrar oportunidades de aplicar mecanismos de financiación competitivos, para realizar las fases finales de la investigación clínica de las nuevas vacunas contra la tuberculosis.
Elżbieta Katarzyna Łukacijewska (PPE), por escrito. – (PL) En el contexto de nuestro debate, quiero señalar que, a comienzos del siglo XXI, la tuberculosis mata a unos tres millones de personas cada año en todo el mundo. Las estadísticas nos dicen que un tercio de la población mundial está infectada con el bacilo de la tuberculosis. Este problema es motivo de preocupación. Debemos asegurarnos de utilizar las mejores y más innovadoras vacunas como herramientas fundamentales para combatir la enfermedad. Debemos intentar intensificar las medidas internacionales y analizar la financiación de las vacunas, en particular para los países en desarrollo. Por otra parte, se necesita una campaña mediática activa para informar a la sociedad del problema, de las vías de infección y de las formas de prevenir la enfermedad, dado que muchas personas piensan que la tuberculosis es una enfermedad que no nos afecta en el mundo moderno. Gracias.
Artur Zasada (PPE), por escrito. – (PL) Me preocupan las conclusiones alcanzadas por los autores de la pregunta oral; cinco años antes de que se cumpla el plazo para conseguir los Objetivos de Desarrollo del Milenio, se ha producido un ligero descenso de la incidencia mundial de la tuberculosis. Según la información de la que dispongo, más del 73 % de los médicos de Europa del Este y Central admiten que no se sienten convenientemente preparados para diagnosticar y tratar la tuberculosis. La sensación general entre los médicos es que la situación es significativamente peor; el 75 % de los médicos piensa que el número de nuevos casos de tuberculosis está aumentando. ¿Cuál puede ser la razón de esta discrepancia entre las estadísticas oficiales y las observaciones de los médicos? El sistema para la recopilación de datos de nuevos casos de tuberculosis está obsoleto y las instituciones sanitarias a menudo incumplen sus obligaciones a este respecto. Cabe señalar que las principales armas para combatir la enfermedad siguen siendo la prevención, la educación y el cumplimiento de las normas de higiene, que hacen posible evitar la infección con el bacilo de la tuberculosis. Estoy de acuerdo con los autores de la pregunta en que una de las soluciones para este problema puede ser la introducción de un programa de vacunación al tiempo que una campaña informativa a gran escala.
Cristian Silviu Buşoi (ALDE), por escrito. – (RO) A pesar de que se ha conseguido cierto progreso, la tuberculosis sigue siendo una de las principales causas de mortalidad en todo el mundo, especialmente en los países en desarrollo, cobrándose la vida de casi dos millones de personas al año. La situación en Rumanía también es digna de mención, ya que se registran 110 casos por cada 100 000 habitantes, frente a los 39 de media en Europa.
El acceso a la sanidad es un derecho universal y no son sus costes económicos los que deben preocuparnos. Sigue existiendo un desequilibrio entre los países industrializados y los países en desarrollo. Debemos demostrar solidaridad y apoyo, utilizando todos los métodos que ofrece el programa «Stop Tuberculosis» lanzado por la Organización Mundial de la Salud (OMC).
Europa tiene la obligación de buscar métodos innovadores y viables para garantizar la financiación de la investigación, al objeto de combatir la tuberculosis y otras enfermedades contagiosas. La Iniciativa en favor de una vacuna contra la tuberculosis (TBVI), una organización respaldada por la Unión Europea, ofrece una solución para la situación actual, creando vacunas a precios asequibles, que pueden ser suministradas a la población mediante un programa de vacunación estructurado. La inclusión de la TBVI en la Estrategia Europea 2020 puede ser una solución que permita a Europa reforzar su independencia estratégica en la lucha contra la tuberculosis y su posición como líder en innovación.