Presidente. – El siguiente punto es la declaración sobre la situación en Costa de Marfil de la Vicepresidenta de la Comisión y Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.
Zsolt Németh, en nombre de la Vicepresidenta de la Comisión y Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. – Señor Presidente, el pasado lunes, la Operación de las Naciones Unidas en Costa de Marfil y las tropas francesas de Licorne procedieron a neutralizar el armamento pesado que se concentraba en manos del ex Presidente Laurent Gbagbo. Estas armas habían sido utilizadas, durante las últimas semanas, para aterrorizar a la población civil de Abiyán, provocando numerosos muertos y heridos. La neutralización de estas armas era, pues, necesaria a fin de proteger a los civiles, y se ha llevado a cabo de conformidad con el mandato otorgado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en su Resolución de 1975.
Poco después, las fuerzas republicanas leales al presidente democráticamente electo Alassane Ouattara lanzaron una ofensiva terrestre sobre el último bastión de Laurent Gbagbo en Abiyán, con el fin de obligarle a entregar el poder. Como consecuencia de estas operaciones en curso, confiamos en que toda la Costa de Marfil haya quedado bajo el control de su gobierno legal. Solo me cabe lamentar que esta transferencia de poder únicamente haya podido lograrse a costa de vidas humanas y sufrimiento, y que el veredicto de las urnas no fuera suficiente. Esta, sin embargo, constituye una victoria para la democracia en África y envía un mensaje importante a muchos países que se encuentran en elecciones políticas en este continente.
Desde su derrota en las elecciones presidenciales del 28 de noviembre de 2010, el señor Gbagbo se ha negado a entregar el poder a pesar de que los observadores internacionales describieron las elecciones como libres y justas y de que toda la comunidad internacional, por medio de la certificación de las Naciones Unidas, reconoció a su rival, Alassane Ouattara, como Presidente legalmente elegido.
Durante los cuatro meses transcurridos desde entonces, la CEDEAO, la Unión Africana y las Naciones Unidas han tomado varias iniciativas con el propósito de negociar un traspaso de poder pacífico. Quisiera felicitar a estas organizaciones por sus esfuerzos realizados en nombre de la paz y la democracia. Por desgracia, el señor Gbagbo rechazó todas las propuestas de llevar a cabo una transferencia de poder pacífica, e insistió en aferrarse al poder ilegalmente. En consecuencia, la UE le hace a él personalmente responsable de los sufrimientos y el derramamiento de sangre que han padecido los costamarfileños durante estos últimos cuatro meses de crisis postelectoral. El señor Gbagbo, por lo tanto, debe ser llevado ante la justicia para responder por sus actos.
La UE, a través de su Alta Representante, Catherine Ashton, ha felicitado al Presidente Ouattara por su victoria, pero somos conscientes de los numerosos retos que tiene por delante. Él ha ganado la guerra, pero ahora debe conquistar la paz. Deben restaurarse la ley y el orden para que los cientos de miles de personas que han huido de sus hogares e incluso abandonado el país puedan ahora sentirse seguros para volver a casa. Se debe relanzar la economía para poner fin a los últimos diez años de recesión y asegurar el crecimiento y el empleo. La administración debe comenzar a funcionar de nuevo, con el fin de que puedan prestarse los servicios públicos.
La UE ha apoyado a Costa de Marfil durante los largos años de crisis. La cooperación de la UE ha suministrado no solo ayuda humanitaria, sino también ayuda posterior al conflicto, para la reconstrucción y la reconciliación. Se han desembolsado aproximadamente 500 millones de euros desde el año 2003. Durante los últimos dramáticos meses, la UE ha adoptado una serie de medidas restrictivas contra las personas y las entidades que apoyaban al señor Gbagbo, y nuestros socios africanos reconocen que esto ha ayudado considerablemente durante la crisis. La UE debería seguir acompañando a Costa de Marfil, en este momento crucial. Se está preparando un paquete de ayuda que se pondrá en marcha a la mayor brevedad posible. Ahora es el momento de empezar a trabajar para implementar la paz en Costa de Marfil.
Cristian Dan Preda, en nombre del Grupo PPE. – (FR) Señor Presidente, los acontecimientos de las últimas 24 horas en Costa de Marfil han sido desconcertantes. Escuchamos que el señor Gbagbo estaba a punto de entregarse, una afirmación que fue más tarde desmentida. Ahora, cansadas de esperar el resultado de las interminables disputas, las fuerzas republicanas del Presidente Ouattara han lanzado una ofensiva sobre Abiyán.
En medio de toda esta confusión, no debemos olvidarnos de lo que nos ha llevado a la situación actual. Permítanme recordarles que en los últimos cuatro meses, ha habido cientos de muertes y un millón de refugiados desplazados. No debemos perder de vista el panorama general de la situación. La razón de que estemos en esta situación es que el señor Gbagbo se ha negado obstinadamente a escuchar el veredicto de las urnas y a aceptar la derrota. Creo que finalmente ha llegado el momento, cuando su régimen se derrumba como consecuencia de las deserciones de sus partidarios, de que el señor Gbagbo ceda el poder al presidente legítimo, Alassane Ouattara.
Es más, no debemos olvidar las violaciones de los derechos humanos y las infracciones del derecho humanitario que se han cometido en el país, que podrían constituir crímenes contra la humanidad. No se deben escatimar esfuerzos para llevar a los autores de estas violaciones ante la justicia; y eso incluye la justicia internacional.
Por último, quisiera elogiar las acciones emprendidas por la Operación de las Naciones Unidas en Costa de Marfil (ONUCI), con el apoyo de las fuerzas francesas, encaminadas a hacer cumplir el mandato del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de poner fin al uso de armamento pesado y proteger a los civiles.
Thijs Berman, en nombre del Grupo S&D. – (NL) Señor Presidente, ya se puede vislumbrar el final de la lucha por el poder en Costa de Marfil, después de que hayan muerto más de 1 500 personas, de que casi un millón de personas en la región se hayan convertido en refugiados, de que calles de casas enteras hayan sido saqueadas y de que la economía se haya paralizado. El país está viviendo una catástrofe, y ese es el precio que Laurent Gbagbo ha tenido que pagar por negarse a admitir la derrota. Su negativa implacable a respetar los deseos de los votantes merece una condena enérgica.
También merecen condena muchas otras cosas: toda la violencia de los últimos meses, los numerosas violaciones de los derechos humanos, las amenazas, la violencia contra el personal de las Naciones Unidas, los discursos que incitan al odio y los secuestros. Todavía se producen algunos tiroteos, pero se está negociando la salida de Gbagbo, y esa es una buena noticia. Sin embargo, existe una situación de emergencia en Costa de Marfil. Muchos costamarfileños se están quedando sin comida y agua, porque no se han atrevido a salir de sus hogares.
Es fundamental que el presidente Alassane Ouattara reciba todo el apoyo durante el proceso de retorno al Estado de Derecho, bajo cuyo amparo la gente podrá vivir en paz y sin temor, y se restablecerá la libertad de prensa. La vuelta al Estado de Derecho es lo primero que ha de suceder ahora. En ese sentido, el Presidente tiene el deber de impedir que sus tropas recurran al uso de la fuerza contra la población y es positivo que Ouattara haya ordenado una investigación sobre las circunstancias que rodearon la estremecedora masacre en Duékoué. Con independencia de los medios que elijan los costamarfileños para restaurar el Estado de Derecho, ya sea a través de los tribunales o a través de una comisión de la verdad y la reconciliación, una cosa está clara: no hay ningún plazo de prescripción de los crímenes de guerra. Se debe permitir que la Corte Penal Internacional haga su trabajo.
Las sanciones han tenido un impacto: los recursos financieros de Gbagbo se han agotado. Sin embargo, ahora debemos asegurarnos de empezar a levantar rápidamente las sanciones tan pronto como Ouattara tome posesión del cargo que le corresponde, porque todo se ha paralizado. Ahora incluso corren peligro los programas de distribución de medicamentos entre la población de Costa de Marfil con VIH-SIDA. Señor Presidente, aquellos que donan ayuda a Costa de Marfil no deberían dejar ahora al país en la estacada.
Marielle De Sarnez , en nombre del Grupo ALDE. – (FR) Señor Presidente, en estos momentos, es de esperar que el final de la crisis de Costa de Marfil sea inminente. A todos nos gustaría escuchar que el señor Gbagbo se ha entregado en las próximas horas.
La comunidad internacional ha tenido mucha paciencia, la Unión Africana ha iniciado varias rondas de mediación, y las Naciones Unidas decidieron no intervenir entre ambas partes durante varios meses. La Operación de las Naciones Unidas en Costa de Marfil (ONUCI), ha intervenido ahora, con el apoyo de las tropas francesas de Licorne y de acuerdo con la resolución del Consejo de Seguridad, pero lo ha hecho con el fin de proteger a los civiles del armamento pesado utilizado por el régimen en el poder.
La crisis en Costa de Marfil ahora debe servir de ejemplo para todos aquellos que se niegan a ceder el poder a pesar de la derrota electoral. Estas personas tienen que entender que, a partir de ahora, la comunidad internacional está decidida a hacer cumplir la ley. Sin embargo, en los países destrozados por los conflictos, donde todavía se está desarrollando el concepto de nación, no nos podemos dar por satisfechos declarando un vencedor. Debemos luchar por la reconciliación nacional. Este es el mensaje que ahora debemos enviar al señor Ouattara, que será el responsable de establecer un gobierno de unidad nacional.
Habida cuenta de que ambos bandos se han acusado mutuamente de masacres y crímenes contra la humanidad, es preciso abrir investigaciones con el fin de buscar culpables y hacer justicia. La justicia puede implicar la venganza, pero también puede traer la paz. Me gustaría abogar a favor de esta última opción, si eso permite que Costa de Marfil pueda redescubrir la paz y la estabilidad y ver cómo el crecimiento y el desarrollo se reanudan.
Judith Sargentini, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (NL) Señor Presidente, ahora estoy confusa. He escuchado decir a la Presidencia húngara: Ouattara ha ganado la guerra, y ahora tiene que conquistar la paz. Sin embargo, llevo todo el día viendo la televisión, para mantenerme al día de todas las noticias, y me parece que Ouattara todavía está en el proceso de ganar la guerra. Parece que va a suceder, pero todavía queda un poco lejos.
Cuando finalmente logre tomar posesión de su cargo como presidente del país, dejará tras de sí cuatro meses de miseria que han sumido al país en un estado de colapso, han hecho añicos la economía, y han dejado muertos y grupos de la población enfrentados entre sí. ¡Qué buen comienzo para un nuevo período de gobierno! Si utilizamos expresiones como «una victoria para la democracia en África» para describir unas elecciones que han dado lugar a guerras, en ese caso me parece que tenemos que estar confundiendo nuestras palabras. Sin embargo, lo que resulta mucho más grave es el hecho de que el país haya respondido de tal manera a las elecciones.
¿Qué deberíamos hacer ahora en Europa si el señor Ouattara tiene la oportunidad de tomar posesión de su cargo? Creo que, con el boicot del cacao, hemos demostrado que somos capaces de emprender una acción rápida y que somos capaces de utilizar el comercio para promover la democracia. Costa de Marfil es uno de los países ACP y, como tal, recibe nuestra ayuda al desarrollo y, por tanto, el diálogo político tiene que formar parte de la imagen. Tenemos que entrar en ese diálogo político con un hombre que sea capaz de demostrar que puede reunir de nuevo a todas las partes del país. Tiene que demostrarnos a nosotros y al resto del mundo, pero, sobre todo, a su propio pueblo, que es capaz de ir más allá de esta violencia y que está dispuesto a realizar cambios.
Marie-Christine Vergiat, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (FR) Señor Presidente, es difícil hacer comentarios sobre la situación en Costa de Marfil cuando está cambiando constantemente y resulta increíblemente confusa.
Permítanme comenzar por dar las gracias a los ponentes alternativos, que han pasado la mañana de hoy trabajando en la propuesta de resolución que se va a presentar mañana. Hemos trabajado todos juntos a fin de asegurar que la propuesta sea equilibrada y esté orientada al futuro. Hoy sabemos que las atrocidades probablemente hayan sido cometidas por ambos bandos y que los culpables deben ser llevados ante la justicia, sin importar quiénes sean.
La población costamarfileña ha sido la principal víctima de la situación de Costa de Marfil. La presencia de las Naciones Unidas sobre el terreno, en la forma de la Operación de las Naciones Unidas en Costa de Marfil (ONUCI), ha sido incapaz de proteger a los civiles. Lo que es aún peor, ha intervenido, con el apoyo de las fuerzas militares francesas, en contra de una de las partes, sin duda bajo los auspicios de una resolución de las Naciones Unidas, pero una que data de 1975, lo significa que tiene 36 años. El Presidente de la Unión Africana, Obiang Nguema, lo condenó ayer de forma inequívoca. Afortunadamente, la ONUCI no parece estar involucrada en el ataque final que al parecer están iniciando las tropas del señor Ouattara en estos momentos.
En vista de todo esto, no hemos querido que se nos asocie a esta resolución y no vamos a votar a favor de ella. Todos somos conscientes del papel de Francia en África. Françafrique ha causado mucho daño y lo sigue haciendo. Por otra parte, las autoridades francesas no ocultan esta política, alegando que quieren proteger y mantener los intereses de Francia.
Bruno Gollnisch (NI). – (FR) Señor Presidente, lo terrible de nuestras sociedades modernas y, en particular, de la sociedad, europea e incluso, más específicamente, de nuestro Parlamento, es la mentalidad de rebaño generalizada: nuestra tendencia a comportarnos como borregos.
Aparte de los dos últimos oradores, todo el mundo se ha limitado a repetir lo que han leído en el periódico, escuchado en la radio o visto en la televisión. Todo el mundo nos dice que el señor Ouattara ha ganado las elecciones, lo que es bastante posible, pero sin duda no resulta evidente. Todo el mundo nos dice que la brutal intervención militar de ayer fue un medio para neutralizar armas pesadas. Estas cosas se nos presentan en los términos más optimistas. Neutralizar armamento pesado es sinónimo de bombardeo. Yo mismo he visto los efectos de los bombardeos: soy oficial de reserva y les puedo asegurar que un bombardeo implica matar a personas, quemar a personas, hacer volar a personas por los aires. En otras palabras, se trata de una acción militar llevada a cabo en favor de un bando y en contra de otro. Puede ser justificable, pero en este caso, entre parlamentarios, entre representantes políticos, debemos ser lo bastante valientes como para decir la verdad.
También se nos dice que estas armas iban a ser utilizadas para aterrorizar a la población civil. Sin embargo, al final del día, en una guerra civil, algunos civiles van armados, en particular cuando uno de los bandos cuenta con Kalashnikovs y el respaldo de la mitad del ejército de la nación. Así que creo que tenemos que poner fin a esta hipocresía. Hemos emprendido una acción brutal a favor de un bando y en contra de otro. ¿Que la acción fue justificada? Tal vez.
Permítanme concluir manifestando que no veo cómo el señor Ouattara puede ser inocente de las atrocidades cometidas por sus tropas, cuando al señor Gbagbo siempre se le ha culpado de las atrocidades cometidas por las suyas.
(El orador acepta una pregunta con arreglo al procedimiento de la «tarjeta azul» de conformidad con el apartado 8 del artículo 149 del Reglamento)
Cristian Dan Preda (PPE). – (FR) Señor Presidente, simplemente me gustaría preguntarle al señor Gollnisch qué es lo que cree él que significa el resultado de las elecciones, y si significa que la victoria del señor Ouattara debe, en última instancia, conducir a su toma de poder. Se trata meramente de una cuestión de legitimidad democrática.
Estuve en Costa de Marfil como jefe de la misión de observación electoral y les puedo asegurar que las elecciones fueron válidas y que hubo un vencedor claro e inequívoco.
Bruno Gollnisch (NI). – (FR) Señor Presidente, señor Preda, he dicho que el señor Ouattara podría haber ganado las elecciones, pero no creo que haya sido de manera tan clara como usted sugiere. En cualquier caso, el Tribunal Constitucional de Costa de Marfil no compartía ese punto de vista, aunque el tribunal se constituye sobre una base política, al igual que el Tribunal Constitucional francés. Por mi parte, yo estaría encantado de que nos centráramos en las elecciones francesas. Represento a un grupo que cuenta con millones de votantes, con un líder que alcanzó la última ronda en las elecciones presidenciales, pero que no cuenta con un solo diputado al parlamento, ni un solo senador en nuestro Parlamento nacional. No obstante, usted es completamente indiferente a este escándalo en particular.
(Se escuchan voces de «irrelevante» en la Cámara)
Filip Kaczmarek (PPE). – (PL) Señor Presidente, se dice que el ex Presidente de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo anunció ayer que está dispuesto a entregarse y ha solicitado protección a las Naciones Unidas. Las negociaciones sobre la entrega de Gbagbo están en curso. Se están llevando a cabo después de que fuerzas leales al presidente democráticamente electo Ouattara se apoderaran de la residencia presidencial en Abiyán. En opinión del Primer Ministro Soro, el final del régimen de Gbagbo es una cuestión de horas. No estoy seguro de ello pero confío en que así sea. Sin embargo, sí que sabemos con certeza que en el conflicto armado también se está matando a civiles, incluidos mujeres y niños. En los enfrentamientos entre los partidarios de ambos políticos, han muerto alrededor de 1 500 personas y un millón han tenido que abandonar sus hogares. Hace unos días, uno de los asesores de Gbagbo declaró que ni siquiera una posible masacre en Abiyán convencería al ex Presidente de admitir la derrota en las elecciones presidenciales y entregar el poder. Resulta fácil prever, por lo tanto, lo que debería suceder en Costa de Marfil: un final rápido de los combates, la salida del ex Presidente del país, lo que estabilizaría considerablemente la situación, la administración de justicia a todos aquellos que hayan cometido crímenes de guerra o asesinatos, y la estabilización del país. La Unión Europea debe apoyar todas estas medidas.
Mitro Repo (S&D). – (FI) Señor Presidente, sin duda, nos hemos apresurado en ayudar a Libia, pero con Costa de Marfil hemos permanecido inactivos desde noviembre. Las sanciones impuestas por el Consejo constituyen un paso en la dirección correcta, pero ¿cuando van a ser levantadas? ¿Por qué se han utilizado para bloquear las exportaciones de semillas de coco de la autoridad portuaria de Abiyán y para cerrar la refinería de petróleo? Si no estamos ayudando, al menos no deberíamos causar más problemas. Las víctimas inocentes serán la economía de Costa de Marfil y, a largo plazo, también los consumidores europeos.
Laurent Gbagbo debe hacerse a un lado y se debería apoyar el rápido regreso de los refugiados a sus hogares. Los países vecinos no pueden hacer frente a los volúmenes de refugiados actuales. La UE debe ayudar a organizar las elecciones y la construcción de instituciones democráticas. No se deben impedir sin embargo, las actividades económicas normales. Costa de Marfil es la economía más próspera de África Occidental. La recuperación económica y el acceso a los mercados de la UE para productos exportados son la verdadera clave para restablecer el país. Esperaré una respuesta de la Comisión.
Charles Goerens (ALDE). – (FR) Señor Presidente, a diferencia del señor Gollnisch, yo soy de la opinión de que no podemos permitir que los civiles mueran en medio de la indiferencia general, ya que se encuentran expuestos a la fuerza y a la violencia empleadas por un Jefe de Estado ilegítimo.
La Resolución 1975 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas autoriza a la comunidad internacional a obstaculizar a un régimen que utilice las armas contra su propio pueblo. En el caso que nos ocupa, esto constituye un avance, en el sentido de que ya no estamos obligados a contemplar con impotencia cómo las poblaciones civiles son víctimas de las atrocidades cometidas por sus dirigentes.
Sin embargo, a pesar de que deberíamos recibir con satisfacción el hecho de que ahora podamos romper el muro de indiferencia con arreglo al derecho internacional, también debemos cerciorarnos de que se toman todas las precauciones a fin de garantizar que la fuerza militar sigue siendo el último recurso. Por desgracia, en Costa de Marfil, el Presidente Gbagbo no ha tomado ninguna medida para evitar este fatal desenlace.
Después de todo, me atrevo a esperar que la Resolución 1975, relativa a Costa de Marfil, junto a la Resolución 1973 sobre Libia, sirvan para disuadir a otros de invocar a la soberanía del Estado como excusa para matar a sus propios ciudadanos. Esperamos que, gracias a la combinación de la Corte Penal Internacional y la reciente postura adoptada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, los actos de barbarie cometidos con impunidad pronto dejen de ser la norma, para convertirse en la excepción.
Sabine Lösing (GUE/NGL). – (DE) Señor Presidente, en un país profundamente dividido como Costa de Marfil, ¿se puede lograr una paz duradera por medios violentos? y ¿puede legitimarse al vencedor de las elecciones presidenciales? Resulta bastante dudoso, sobre todo cuando no se han resuelto las auténticas causas del conflicto. El país se había desestabilizado a causa de los problemas económicos provocados en gran parte por los programas de ajuste estructural del Banco Mundial. Las sanciones que se impusieron rápidamente con el objetivo de debilitar el gobierno de Gbagbo han agravado la situación y han dado lugar a una crisis humanitaria en Costa de Marfil. La legitimidad de ambos demandantes a la presidencia es discutible. Los ejércitos de ambos bandos son responsables de la masacre de la población civil.
Una vez más, Occidente ha tomado partido y ahora las Naciones Unidas (ONU) está participando en la guerra junto a las tropas francesas para tratar de asegurar la victoria de un bando en el conflicto. ¿Van a volver a decidir las potencias europeas el destino de los africanos como lo hicieron en la época colonial, pero esta vez con el apoyo de las Naciones Unidas? ¿Qué ha ocurrido con los principios del Derecho internacional? ¿Es este el concepto sobre el que se fundaron las Naciones Unidas? En lugar de buscar soluciones pacíficas a los conflictos, Naciones Unidas parece estar apoyando las guerras civiles o tomando partido en ellas. ¿En interés de quién?
Michèle Striffler (PPE). – (FR) Señor Presidente, Señorías, me gustaría hacer hincapié en que, dejando de lado la crisis política en Costa de Marfil, nos encontramos ante una verdadera crisis humanitaria que bien podría dilatarse.
La violencia postelectoral se ha traducido en más de un millón de desplazados internos y refugiados. Es más, el flujo de refugiados podría reavivar las tensiones latentes en la región. La crisis humanitaria, Señorías, no se resolverá con el acuerdo político que se está negociando actualmente. Tenemos que ser capaces de responder rápidamente si queremos evitar un escenario aún más difícil. Con independencia de lo que suceda, el caos en Abiyán durará varios meses.
Quisiera felicitar a la Comisión por la decisión de quintuplicar la cantidad original de su presupuesto de ayuda humanitaria, con lo que el apoyo europeo supera los 30 millones de euros. La Unión Europea debe movilizar todos los recursos necesarios a fin de ayudar a los grupos de población más vulnerables y vigilar cómo evolucionan sus necesidades.
También debemos asegurarnos de que una mayor cobertura mediática de la situación en Libia no eclipse la gravedad de la crisis humanitaria en Costa de Marfil. Además, la actual situación en términos de seguridad está impidiendo la actuación de los trabajadores humanitarios y su acceso a las personas, lo que resulta terrible.
Quisiera concluir manifestando que no debe haber impunidad: que tenemos que hacer todo lo posible por garantizar que se haga justicia.
Bernd Posselt (PPE). – (DE) Señor Presidente, en primer lugar, quisiera expresar mi sorpresa ante el hecho de que la baronesa Ashton, de nuevo, no se encuentre presente. Sin embargo, estoy contento de que esté siendo representada por mi amigo, el señor Németh. Me gustaría verle a él, al señor Füle u a otra persona coordinar de forma permanente la política exterior de la Unión Europea y no a alguien que apenas está presente aquí, en el Parlamento Europeo.
En cuanto al tema: me gustaría dejar muy claro que Costa de Marfil, por supuesto, tiene muchos problemas que necesitan ser resueltos. Sin embargo, el Presidente Ouattara resultó claramente vencedor de las elecciones y él es la persona que posee la legitimidad democrática. Esta es la opinión de la Unión Africana y de muchos otros organismos. Por lo tanto, debemos estar agradecidos de que las Naciones Unidas (ONU) y, sobre todo, el Secretario General de las Naciones Unidas y el Presidente Sarkozy, hayan evitado que se produzca una masacre como las de otros estados africanos, como Ruanda y la República Democrática del Congo. Por esta razón, no deberíamos discutir por esto.
Desde luego, esto no resuelve los problemas. Sin embargo, cuando el señor Putin comienza a criticar a las Naciones Unidas y a declarar que el Secretario General se ha excedido en su mandato, esto desestabiliza a las Naciones Unidas en un momento en que se necesitan con urgencia. La Unión Africana tampoco debería elevar tanto la voz al expresar sus opiniones, ya que ha sido absolutamente incapaz de ayudar en esta crisis. La Unión Africana debería haber contribuido a traer la democracia a Costa de Marfil. Los europeos hemos cometido muchos errores en el pasado y seguimos cometiéndolos. Sin embargo, en este caso, los errores son responsabilidad de otra persona.
Presidente. – Nuestros servicios me han informado, y creo que es importante saber esto, que a principios de año, la oficina de la Vicepresidenta/Alta Representante envió una lista de las sesiones plenarias a las que podría asistir. Desde entonces se sabía que no iba a poder estar presente en esta ocasión, por lo que, obviamente, si tenemos un debate que implica temas como ese, alguien la tiene que representar, y eso debería quedar claro.
Pasamos ahora al procedimiento de solicitud incidental de uso de la palabra. Hay tres oradores.
Mariya Nedelcheva (PPE). – (FR) Señor Presidente, se está produciendo una verdadera escalada de violencia en Costa de Marfil. El conflicto político entre dos individuos ha desembocado, por desgracia, en una crisis humanitaria.
Es evidente que se debe defender el principio democrático básico de respetar los resultados electorales. La salida de Gbagbo resulta, por tanto, inevitable. La pregunta es: ¿qué viene después? Se corre el riesgo de que se agraven las tensiones entre los dos bandos. ¿Qué tenemos previsto hacer si estalla la guerra civil? Deberíamos trabajar para lograr tres cosas.
Nuestra primera prioridad debe consistir en mantener la paz y la estabilidad, necesarias para que el pueblo de Costa de Marfil pueda reanudar su vida diaria: comer, proporcionar cuidados, trabajar e ir a la escuela. Es preciso crear una comisión independiente para que investigue la violencia perpetrada desde que se inició el conflicto.
En segundo lugar, la Operación de las Naciones Unidas en Costa de Marfil y la Unión Africana deben continuar sus actividades. Sin embargo, también debemos considerar la creación de un mecanismo de diálogo que incluya a todas las partes, tanto dentro del país y como en la comunidad internacional en general.
Por último, permítanme que les recuerde que la Unión Europea envío un misión de observación electoral. Ahora la Unión debe presionar para que las recomendaciones que realizó sean tenidas en cuenta y sean integradas durante el proceso poscrisis.
Catherine Bearder (ALDE). – Señor Presidente, con la ayuda de la tecnología moderna, puedo ver cómo evoluciona la situación en Costa de Marfil desde aquí. Estos equipos están desempeñando su papel en Costa de Marfil, al igual que lo han hecho en el Norte de África, con las personas enviando mensajes de texto para pedir ayuda y atención médica.
Durante los últimos seis meses, la paciencia de los amigos de Costa de Marfil se ha visto sometida a una dura prueba: ha sido como un accidente de automóvil a cámara lenta, a medida que contemplábamos cómo caía el país en la situación en la que se encuentra ahora, y siempre son los más vulnerables los que sufren. Hemos estado hablando aquí esta semana acerca de los refugiados procedentes de Norte de África a Europa, pero también nos han comunicado que aproximadamente un millón de personas están huyendo a países vecinos que son casi tan pobres o más pobres, incluso, que Costa de Marfil. Los amigos de ese país deben estar dispuestos a ayudar, tan pronto como sea posible, a devolver la normalidad y la vitalidad al país y ofrecer a la gente de allí una perspectiva de buena suerte en el futuro.
Ilda Figueiredo (GUE/NGL). – (PT) Señor Presidente, la situación de guerra civil en Costa de Marfil sigue siendo preocupante, con el país paralizado económicamente y con altos niveles de violencia que han afectado a su pueblo, transformando la situación en una crisis humanitaria. Es hora de poner fin a esto. Sabemos que la grave situación que se vive allí tiene raíces muy antiguas, especialmente la pobreza y la desigualdad social que dejaron allí el ex colonialismo o los planes de ajuste estructural impuestos durante años por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo, estos últimos cuatro meses de sufrimiento después de las elecciones han demostrado lo lamentable que es que la comunidad internacional, incluida la Unión Europea, no haya utilizado suficientemente los canales diplomáticos para encontrar una solución pacífica y política a la crisis.
El papel de Francia en este asunto también resulta lamentable, ya que prefieren la intervención militar a la persistencia de los canales diplomáticos. Por tanto, pedimos a todas las partes el fin de la guerra y la violencia, e instamos a la UE a que actúe en consecuencia.
Zsolt Németh, en nombre de la Vicepresidenta de la Comisión y Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. – (HU) Señor Presidente, Señorías, citando las palabras de un famoso poeta húngaro: «Entre los asesinos, el que permanece en silencio es cómplice». Cuando vemos que miles de personas están muriendo y millones de personas están huyendo, no debemos consolarnos con frases que recuerden a la paloma de la paz, sino que debemos actuar. Y antes de que alguien establezca paralelismos entre la intervención en Libia y Costa de Marfil y la de Iraq, me gustaría recordar a todos que la intervención actual no guarda semejanza con Iraq o incluso con Afganistán, sino con Ruanda y de Kosovo, y no es casualidad que hayamos hablado tanto durante las últimas semanas acerca de tener, como hemos formulado, un «derecho y responsabilidad de proteger» a civiles y ciudadanos.
En consecuencia, quisiera repetir que sí, el señor Gbagbo ha perdido esta batalla, está solo en su búnker y aguardando su destino. También quisiera hacer hincapié en que la base jurídica para esta intervención resulta incuestionable en la situación actual. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas adoptó la Resolución 1975, y esta Resolución establece un mandato muy claro para la acción. En tercer lugar, también quisiera hacer hincapié en que los delitos cometidos deben dejar de seguir envueltos en un velo de oscuridad sin que se lleve a cabo una investigación. Constituye para mí una gran satisfacción que el legalmente elegido presidente Ouattara, así como el Primer Ministro, hayan dado su consentimiento y respaldado que las Naciones Unidas lleve a cabo una investigación internacional sobre las masacres cometidas. La investigación de estas masacres constituye, por tanto, ya una parte, y un requisito previo muy claro, de cualquier acuerdo.
En lo que se refiere a la contribución de la Unión Europea, ECHO ya en este punto ha previsto 30 millones de euros en ayuda humanitaria y, como ya he indicado en mi primera intervención, la Unión Europea preparará un paquete en un futuro próximo, que brindará el apoyo de la Unión Europea a los objetivos económicos y de desarrollo institucional del Presidente y el gobierno legítimamente electos.
Presidente. – He recibido siete propuestas de resolución(1) presentadas de conformidad con el apartado 2 del artículo 110 del Reglamento.
Se cierra el debate.
La votación tendrá lugar mañana a las 12.00 horas...
(La sesión, suspendida a las 20.35 horas, se reanuda a las 21.00 horas)