Presidente. – El siguiente punto es el debate sobre la pregunta oral a la Comisión sobre las importaciones a la UE de tomates de Marruecos [petición 1565/2009 de José Maria Pozancos, (de nacionalidad española)], formulada por Erminia Mazzoni, en nombre de la Comisión de Peticiones (O-000040/2011 – B7-0211/2011).
Erminia Mazzoni, autora. – (IT) Señor Presidente, Señorías, la pregunta que habíamos presentado como Comisión de Peticiones ilustra que a nuestra comisión no le satisfacía la respuesta que la Comisión ofreció a la cuestión planteada por la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas Vivas.
De hecho, la Comisión ha centrado su atención en la responsabilidad de los Estados miembros en el sistema de fijación de precios, sin tener en cuenta el asunto concreto que plantea la petición, que consiste en informar sobre las importaciones irregulares de tomates y otras hortalizas de Marruecos.
Estas presuntas irregularidades ya las lleva advirtiendo unos años la organización reguladora OLAF, que ha señalado la aplicación abusiva del método de deducción previsto en el Reglamento (CE) nº 3223/94, que establece tres métodos diferentes de cálculo. Las consecuencias de esta situación comprenden menores ingresos para la Unión Europea, competencia desleal e incumplimiento de las normas del mercado, así como el empobrecimiento gradual de los productores y exportadores europeos, del que se han denunciado situaciones muy alarmantes, en especial, en España, Grecia, Portugal, Francia e Italia.
La Comisión está negociando un nuevo acuerdo bilateral con Marruecos y una vez más parece que el acuerdo no tiene en cuenta estos alarmantes hechos y que continúa con la aplicación de un flujo de exportaciones de Marruecos a la Unión Europea que no contempla ninguna regulación y no respeta el derecho europeo.
Creo que este es un asunto en el que deberíamos centrarnos, un tema que tiene en cuenta y toca una fibra sensible estos días: los flujos migratorios. De hecho, esta gran masa de ciudadanos que vienen de países de la costa del Norte de África, como Marruecos, a la Unión Europea a menudo engloba trabajadores del campo, como demuestran los recientes acontecimientos de Rosarno.
Estamos bregando para recibirles, pero sobre estamos esforzándonos como la Unión Europea, y en particular como Italia, para ofrecerles un sustento. Una mayor reducción del potencial de producción agrícola de nuestros países y, por lo tanto, de Francia, España, Italia y Portugal, que están teniendo graves problemas en estos momentos, conlleva todo tipo de daños. Me gustaría saber qué se propone hacer la Comisión.
Maroš Šefčovič, Vicepresidente de la Comisión. – Señor Presidente, si me lo permite, trataré de contestar varias preguntas planteadas en esta petición. Me gustaría dar las gracias a la señora Mazzoni por traer este asunto a colación para que podamos aclarar nuestra posición al respecto.
En primer lugar, me gustaría asegurar a la Cámara que la Comisión controla la cantidad de tomates importados de Marruecos de cerca y con atención mediante un sistema de verificación cruzada basado en la designación de las cantidades importadas por los operadores marroquíes y en registros diarios que las autoridades aduaneras nacionales mantienen de las importaciones. Hasta hoy la Comisión no posee ninguna prueba de fraude o fallo sistémicos del mecanismo que se puso en marcha. Contamos con la información relativa a un caso, al que volveré un poco más adelante. Se asocia al año 2007, cuando la OLAF hizo hincapié en que el sistema, en su estado actual, podía dar pie a un comportamiento oportunista, pero que no implicaba necesariamente un comportamiento irregular.
Se recuerda que la aplicación del sistema de precios de entrada y la imposición de los posibles derechos de importación en relación con este mecanismo son de competencia exclusiva de las autoridades aduaneras de los Estados miembros.
Otro aspecto de esta cuestión, bastante relevante, es el contexto internacional en el que se da, dominado en realidad por la Ronda de Doha, que aún no se ha completado. Cualquier cambio en el sistema de precios de entrada y en el mecanismo de aplicación actual podría repercutir de forma negativa en los resultados obtenidos hasta el momento. El nuevo acuerdo bilateral con Marruecos preserva los intereses de los productores europeos manteniendo el sistema de contingentes arancelarios mensuales de los tomates y un estricto control de las cantidades importadas.
Además, el acuerdo permite una cooperación mejorada y una mayor transparencia en cuanto a los datos del mercado en el sector de frutas y verduras. El incremento cuantitativo de la cuota de tomates se ha limitado a 52 000 toneladas —una cifra muy por debajo de los niveles del comercio tradicional— y el aumento es progresivo y se ha escalonado en cuatro campañas de comercialización, lo que permite que se mantengan las cuotas de mercado actuales y el suministro tradicional de la Unión Europea. La Comisión considera, por tanto, que cualquier cambio en el sistema actual de precios de entrada debe respetar los términos de los acuerdos internacionales pertinentes.
La Comisión garantiza que el reglamento se aplique como es debido y por ello ha llevado a cabo la investigación a través de la OLAF. Es probable que este sea el caso al que la señora Mazzoni se está refiriendo, a si existen irregularidades como resultado de una interpretación equivocada del reglamento de ejecución. Sin embargo, la responsabilidad de dar seguimiento a los resultados de la investigación recae en las autoridades aduaneras nacionales. La recuperación está en marcha, pero la publicación de los datos es responsabilidad exclusiva de las autoridades aduaneras competentes.
En cuanto a la organización de la vigilancia, ha sido uno de los temas planteados por la señora Mazzoni. En este caso, he de decir que la Comisión, como he mencionado, controla las importaciones de tomates procedentes de Marruecos mediante un sistema de verificación cruzada. Las cantidades importadas y comunicadas por las autoridades marroquíes una vez por semana son controladas. Después, los datos se comparan con la información proporcionada por las autoridades aduaneras nacionales, que analizan el sistema, y también por Eurostat. Creo que disponemos de información muy oportuna y precisa y, si hubiese algún fraude e irregularidades sistemáticas, sin duda los detectaríamos y actuaríamos en consecuencia.
Esther Herranz García, en nombre del Grupo PPE. – (ES) Señor Presidente, en primer lugar, quisiera agradecer a la Comisión de Peticiones el trabajo que ha realizado tras la denuncia presentada por la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas Vivas (FEPEX), basándose en el informe que publicó, en el año 2007, la OLAF, la Agencia antifraude de la Unión. Creo que las conclusiones de ese informe son clarísimas y justifican sobradamente que la Comisión Europea se hubiera puesto manos a la obra, ya hace mucho tiempo, para aclarar el funcionamiento del sistema de precios de entrada en lo que respecta, al menos, al sector del tomate.
Sin embargo, la Comisión no sólo no ha intervenido para solucionar posibles trampas a las que puede dar lugar el Reglamento de precios de entrada en vigor, sino que ha negociado un nuevo acuerdo agrícola con Marruecos sin haber resuelto previamente los fallos del régimen de importación vigente.
Señorías, ya va siendo hora de que la Comisión Europea tome en serio sus responsabilidades y empiece a investigar dónde se producen los fraudes, y pida, eventualmente, la recuperación de los derechos aduaneros impagados. Pienso que de ninguna manera se debe ratificar un nuevo acuerdo con Marruecos sin que se hayan resuelto los pormenores que hemos expuesto.
Nuestro objetivo no es frenar la firma de acuerdos internacionales, sino garantizar que dichos acuerdos no perjudiquen gravemente los intereses de las producciones europeas y que se respeten las reglas firmadas en esos acuerdos.
En lo que respecta al nuevo acuerdo con Marruecos, el sector de frutas y hortalizas europeo sólo pide garantías para que el cumplimiento efectivo de las medidas acordadas se lleve a cabo, y ello sólo es posible a través de la reforma del régimen de precios de entrada en vigor. Hasta que no tengamos un nuevo sistema de precios de entrada, no podemos tener un nuevo acuerdo con Marruecos. No podremos ratificar ese acuerdo que ya ha cerrado la Comisión.
Además, si ese control es responsabilidad de los Estados miembros, se debería exigir a éstos un esfuerzo económico importante, pero también es verdad que llevamos mucho tiempo reclamando que haya un sistema de frontera, de aduanas, europeo, como el que tienen los Estados Unidos, para asegurarnos ese control efectivo.
Lidia Joanna Geringer de Oedenberg, en nombre del Grupo S&D. – (PL) Según los agricultores españoles que presentaron una petición al Parlamento Europeo, la importación de tomates marroquíes tasados por debajo de su valor supone una amenaza para los productores de alimentos europeos. Hablan de un precio mínimo demasiado bajo que se fijó en alrededor de unos 46 euros por 100 kg en un acuerdo preferencial de importación y exportación celebrado entre la UE y Marruecos. Según Eurostat, Marruecos exportó más de 70 000 toneladas de tomates en diciembre de 2010, lo que supone más del doble de la cantidad prevista en el acuerdo entre la UE y Marruecos. Eso es lo que ha causado grandes pérdidas a los productores europeos, sin tener en cuenta las pérdidas procedentes de los pagos de aduanas. La OLAF ya se pronunció sobre este asunto en su informe de 2007, en el que indicaba que podían existir irregularidades en la importación de tomates de Marruecos en lo que respecta a la tasación de los tomates por debajo de su valor en comparación con el precio inicial acordado por la UE, que, en efecto, permite que no se paguen derechos arancelarios adicionales. Sumo mi voz a la de otros miembros de la Comisión de Peticiones, aunque quisiera preguntar si la Comisión tiene intención de revisar las normas de este tipo y, tal vez, de recuperar los derechos arancelarios sin pagar.
Ramón Tremosa i Balcells, en nombre del Grupo ALDE. – Señor Presidente, el pasado octubre presenté una pregunta escrita a la Comisión sobre las discrepancias en las cifras de los distintos servicios de la UE relativas a la importación de tomates de Marruecos.
En 2008 había una diferencia de alrededor de 100 000 toneladas entre la DG TAXUD y Eurostat. La Comisión respondió que había advertido el problema y que lo estaba resolviendo, pero no me queda claro si la Comisión conseguirá lo que los ciudadanos y productores europeos merecen.
En la Unión Europea no solo importamos tomates de Marruecos, también de terceros países. Deberíamos encontrar un modo de lograr que las negociaciones sean muy justas para todos y no perjudiquen al sector agrícola europeo. Tendríamos que encontrar asimismo un modo de controlar lo que importamos de otros países de fuera de la UE, en especial en algunos puertos del norte de Europa. Sin controles fronterizos efectivos, el sector agrícola europeo tendrá un futuro muy difícil.
Si la producción europea de tomates se ve perjudicada por el Acuerdo UE-Marruecos, será muy difícil recuperar la producción en suelo europeo. Las normas y las obligaciones deberían aplicarse a todos, en eso consiste la competencia leal. Lo que no podemos aceptar es que se apliquen normas y deberes diferentes de un productor europeo y a un productor agrícola de fuera de la UE. Aceptar esto implica aceptar la pérdida de competitividad de nuestro sector agrícola y una enorme repercusión para la fuerza laboral europea. Estoy a favor del libre comercio, pero en condiciones de producción e información simétricas. Si no existen, el libre comercio no es comercio justo y la competencia no es competencia leal.
Por último, no creo que el Parlamento deba ratificar el Acuerdo UE-Marruecos sin que se incluyan cláusulas relacionadas con el mercado laboral, la dimensión social y el medioambiente en Marruecos. Si esto no sucede, podríamos perder la actividad agrícola europea y nuestra industria de la cadena alimentaria.
João Ferreira, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (PT) Señor Presidente, hemos puesto de manifiesto varias advertencias durante el debate acerca de los acuerdos comerciales sobre productos agrícolas con Marruecos o con otros países mediterráneos, como Egipto o Israel. Advertimos de que si estos se cerraban, se acentuaría aún más la presión que se ejerce sobre los agricultores de la UE para que reduzcan los precios de producción, en especial en países como Portugal, y se exacerbarían las dificultades derivadas del desecho de sus productos. Denunciamos que la liberalización del comercio de frutas y hortalizas —productos típicamente mediterráneos— conduciría al abastecimiento de los grandes supermercados con productos con un precio más bajo, a menudo exentos de reglas y normas como las impuestas a los agricultores de la UE. Nos gustaría señalar que la liberalización del comercio de los productos agrícolas promueve modelos de producción intensiva para la exportación que favorecen la gran industria agroalimentaria en detrimento de la agricultura pequeña y mediana, la agricultura familiar y el abastecimiento de los mercados locales y regionales. Todo esto trae consecuencias negativas para la soberanía, la seguridad y la calidad alimentarias y el medioambiente.
Esta situación motiva nuestras advertencias, que por desgracia la Comisión ha ignorado y continúa ignorando. Ha ignorado la necesidad de defender los intereses de los productores de la UE, garantizando precios justos para la producción y la continuidad de las actividades empresariales, en especial para los pequeños y medianos agricultores. Ahora sabemos además que la Comisión también ha ignorado informe de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF), que denunció irregularidades en la importación de tomates procedentes de Marruecos, en un informe que reconoce el impacto de estas importaciones en la baja de los precios del tomate en el mercado de la UE. No contenta con ello, en el nuevo capítulo agrícola del acuerdo de asociación con Marruecos, la Comisión ha decidido aumentar aún más las importaciones de tomates a la UE.
¿Cuándo se le pondrá freno a este fundamentalismo liberal, que sacrifica todo en interés de unos pocos grandes grupos económicos europeos y multinacionales exportadoras? ¿Cómo piensa la Comisión resarcir a los productores europeos de los daños que no cabe duda que les ha causado? Les dejamos estas preguntas.
Gabriel Mato Adrover (PPE). – (ES) Señor Presidente, los productores de tomates de Canarias, de Murcia, de Andalucía, de la Comunidad Valenciana, todos ellos productores comunitarios, necesitan que la Comisión actúe de forma decidida ante una situación injusta que les está causando graves daños. Hay fraude, y ustedes lo saben.
Marruecos, gracias al Acuerdo con la Unión Europea, se beneficia de un precio de entrada, que no cumple. Además, no hay que mirar sólo al 2007, también al 2010. Sabe bien la Comisión que los productores de tomate españoles tienen que competir con los marroquíes en condiciones discriminatorias, asumiendo unos costes de producción mucho más elevados como consecuencia de la exigente normativa europea en cuanto a estándares de calidad y seguridad alimentaria o laborales, o de limitaciones fitosanitarias que no se exigen a terceros países.
Aun así, nuestros productores, con enorme esfuerzo y apostando por la calidad, siguen trabajando con ahínco para salvar sus cultivos. Pero lo que es inaceptable es que la Comisión ignore el mal funcionamiento del régimen de precios de entrada, cuya complejidad favorece el fraude, como así ha puesto de manifiesto la propia OLAF, y que la Comisión mire hacia otro lado ante el incumplimiento de los contingentes de tomates acordados con Marruecos.
No es suficiente que la Comisión nos diga que la vigilancia compete a los Estados miembros. Si éstos incumplen sus obligaciones, la Comisión tiene que actuar. Lo que no es tolerable es que se vulneren las normas sobre los volúmenes importados de Marruecos sin que se paguen las tasas aduaneras correspondientes, y que la Comisión no haga nada.
La Comisión quiere que aprobemos un nuevo acuerdo con Marruecos. No cuente con nosotros mientras no nos garanticen que el sistema de precios se va a variar de forma que las producciones marroquíes no sigan compitiendo de forma desleal con los productos españoles.
Su obligación es velar por que los acuerdos se cumplan, pero, en todo caso, su obligación es defender los intereses de los agricultores de Canarias, Murcia, Comunidad Valenciana o Andalucía. ¡Háganlo ya, antes de que sea tarde!
Josefa Andrés Barea (S&D). – (ES) Señor Presidente, desde el año 2003 se exige la modificación del Reglamento de precios de entrada. Lo han solicitado este Parlamento, los Estados miembros, España, Francia, apoyados por Italia, Grecia y Portugal.
La causa: una aplicación inadecuada del Reglamento, según la cual se dejan de pagar algunos derechos y se aplica un método de cálculo interesado. La consecuencia: se perjudica al sector, una competencia desleal y, por parte de los Estados, se perciben menos derechos aduaneros.
Lo han constatado el cuerpo Especial de Inspectores Hortofrutícolas, que señala que el artículo 5 de este Reglamento permite una utilización sesgada, y, como se ha venido afirmando aquí, la OLAF, la Agencia Anticorrupción de la Unión Europea, que dice que el método de cálculo utilizado evita el pago de los derechos adicionales.
Le corresponde a la Comisión dar una solución. Es necesario dar una solución, una respuesta al sistema productivo y una respuesta a los Estados. ¡Hace dieciséis años que existe esta situación!
El sector se encuentra afectado, el sector hortofrutícola europeo, el sector hortofrutícola español, valenciano, murciano, andaluz, está siendo afectado, y tiene que haber una solución. Los consumidores también lo están sufriendo.
Paolo De Castro (S&D). – (IT) Señor Presidente, Señorías, la petición que se está discutiendo hoy ha llegado en un momento en el que la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural del Parlamento y su Comisión de Comercio Internacional están debatiendo el nuevo capítulo sobre agricultura del acuerdo con Marruecos.
La Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF) confirma que han existido irregularidades en el cálculo de los deberes sobre la importación de tomates y eso ha perjudicado a los productores europeos, los mismos productores que están expresando su preocupación por el aumento de las importaciones de frutas y verduras en general que se prevé si se firma el acuerdo.
Como es obvio, somos sensibles a las inquietudes causadas por los acuerdos bilaterales que con frecuencia sacrifican el aspecto agrícola en aras de los intereses generales de la industria. No es una buena forma de proceder y lo seguiremos repitiendo en la Comisión Europea. Sin embargo, me gustaría señalar que la actual crisis económica y política en toda la zona del Magreb debería llevarnos a considerar este acuerdo con detenimiento y mayor solidaridad.
Iratxe García Pérez (S&D). – (ES) Señor Presidente, tal y como plantean los peticionarios de FEPEX, la Comisión debe modificar –y reitero aquí la petición hecha tanto por España como por algunos otros Estados miembros– algunos artículos del Reglamento al que estamos haciendo referencia.
Respecto al método de cálculo para fijar el precio de entrada, es necesario eliminar uno de los tres métodos actuales, concretamente el denominado «deductivo». Éste es el cambio más necesario, teniendo en cuenta que los importadores eligen el método que más les interesa en cada momento, con el fin de no pagar los derechos adicionales.
Ahora que la entrada en vigor del nuevo Acuerdo con Marruecos está pendiente de la aprobación de este Parlamento, el mejor argumento que la Comisión debería dar sería proceder, de una vez por todas, a las correcciones del sistema. Insistimos hoy en ello, una vez más, pues el buen funcionamiento de los precios de entrada es la lógica contrapartida que pueden esperar nuestros agricultores cuando se decida su entrada en vigor.
Giovanni La Via (PPE). – (IT) Señor Presidente, señor Comisario, Señorías, creo que el debate de hoy tras la petición presentada por la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas Vivas es apropiado y oportuno, en vista de que el acuerdo comercial con Marruecos se está debatiendo al mismo tiempo en el Parlamento.
Es evidente que la petición plantea una cuestión a la que parece que la Comisión aún no ha respondido. Esta Cámara demanda esta respuesta antes de que se firme el nuevo acuerdo, porque los agricultores europeos no deberían seguir pagando el precio de este anhelo de libre comercio que se está extendiendo por Europa.
Tenemos que defender y proteger a nuestros agricultores en lo que respecta no solo a la producción de tomate, sino también a toda la producción de frutas y verduras, que se vería gravemente afectada por esta apertura indiscriminada del mercado.
Pier Antonio Panzeri (S&D). – (IT) Señor Presidente, Señorías, las críticas que he escuchado aquí esta mañana sobre la petición presentada son comprensibles. Creo que queda mucho por hacer antes de que podamos asegurarnos de que se apruebe por consenso un posible acuerdo general con Marruecos sobre los productos agrícolas. Por un lado, el acuerdo debe respetar la necesidad de equilibrio y no debe ocasionar graves dificultades a los productores agrícolas europeos; por otro lado, ha de respetar la necesidad de normas claras y transparentes de competencia en los mercados agrícolas. Ese es el camino a seguir para asegurar que la relación entre la Unión Europea y Marruecos sea positiva.
Por consiguiente, insto a la Comisión a que busque soluciones adecuadas que no pierdan de vista los intereses de los productores, ni tampoco la renovada política de generosidad hacia Marruecos, sobre todo en vista de lo que está sucediendo en el Magreb.
Sería muy útil comprender, y no quiero que acabemos importando recolectores de tomate en lugar de productos agrícolas y tomates. Por tanto, es importante llevar a cabo una investigación exhaustiva a fin de crear una nueva política europea.
Raül Romeva i Rueda (Verts/ALE). – (ES) Señor Presidente, creo que, en el pasado, la experiencia del business as usual ya nos ha deparado muchas desgracias. En este caso tenemos que ser muy cautos, especialmente en relación con la situación que se está viviendo en la zona del Magreb. Y, precisamente por eso, me sumo a quienes han dicho que, en las condiciones actuales, es muy poco pertinente seguir adelante con el Acuerdo comercial con Marruecos.
Como ponente de la opinión de la Comisión de Pesca, creo que es necesario clarificar muy bien cómo están avanzando las cosas en el marco actual, pedir claramente que el tomate –o el producto que sea– que entre en la Unión Europea venga en las mismas condiciones que las que se exigen a los productores locales y, si eso no es una garantía, si eso no se garantiza, deberíamos, y debemos –y eso es lo que espero que esta Cámara haga también– replantearnos el marco en su conjunto.
Creo que estamos ante una necesidad, no de apostar por una política proteccionista, pero sí de apostar por una clara justicia comercial. Y es necesario que tengamos claro cuál es el marco, para poder saber y actuar de la forma más responsable posible.
Cristina Gutiérrez-Cortines (PPE). – (ES) Señor Presidente, he de agradecer a todos los compañeros que están comprendiendo el problema del Mediterráneo, a la delegación española y a todos aquellos que entienden que Canarias, Murcia, Valencia y Almería, además de estar siendo frustrados porque la Comisión no cumple con sus acuerdos, y habiendo tenido que cerrar muchas empresas, seguimos siendo el punto de recepción de emigrantes del África subsahariana, el punto de recepción de emigrantes de Marruecos y el colchón ante la crisis, puesto que estamos manteniendo, en un momento de absoluta carencia económica, a personas que vienen a trabajar y pueden devolver una renta a sus familias.
Por tanto, creo que la Comisión, además, debe ser responsable con las competencias que le confieren los Tratados, y me parece que todavía no ha reflexionado sobre la necesidad de defender los intereses de los ciudadanos; de no abrir la puerta a una política indiscriminada donde, además, nos hace importar productos elaborados en unas condiciones fitosanitarias ampliamente dudosas.
Peter Jahr (PPE). – (DE) Señor Presidente, una de las razones por las que se estableció el mercado interior consistía en la mejor protección de los consumidores. El consumidor tiene derecho a comprar productos saludables y producidos de forma justa en cualquier lugar de la Unión Europea.
Por lo tanto, la apertura del mercado —en otras palabras, un contingente de importación controlado— debe cumplir al menos tres requisitos. En primer lugar, debe existir un claro control de la cantidad de importaciones permitida; este punto concierne ante todo al aspecto cuantitativo. En segundo lugar, también debe controlarse la calidad de los productos; lo que se refiere a las normas de producción. En tercer lugar, deben tomarse en consideración las consecuencias para los agricultores de la Unión Europea. Las empresas que perjudican a terceros —sobre todo empresas que favorecen a la industria en detrimento de la agricultura— deben evitarse.
Por lo tanto, pido a la Comisión que examine de un modo más exhaustivo el acuerdo con Marruecos y que no lo firme hasta que se haya sometido a una revisión más profunda.
Michel Dantin (PPE). – (FR) Señor Presidente, quisiera darles las gracias a los productores españoles que nos han enviado esta oportuna petición.
En efecto, hace ya meses que en el Parlamento hemos venido advirtiendo a la Comisión sobre el peligro que revisten para el mercado interior varios acuerdos bilaterales. Es evidente que nos importa el desarrollo de Marruecos, que sabemos que la creación de estabilidad para los marroquíes en su propio país es la mejor solución posible y que somos conscientes de que así no tendremos que resolver muchos futuros problemas de inmigración. Sin embargo, cuando la Comisión nos dice que un nuevo acuerdo se limitará a ratificar la situación, vemos con claridad, a través de los informes de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF), que la situación a la que se refiere la Comisión no es la solución real.
Me gustaría asimismo alertar a la Comisión sobre otro punto. Nos dicen que los acuerdos negociados —renegociados— nos permitirán apoyar a los productores marroquíes. Pero, ¿de qué productores estamos hablando? Los exportadores son sobre todo grandes industrias agroalimentarias que han levantado explotaciones inmensas en Marruecos. No son los pequeños productores marroquíes los que se benefician de nuestros acuerdos, ya que no cuentan con la capacidad de producir en condiciones aceptables para el mercado europeo. No nos equivoquemos, pero tampoco confundamos a los diputados al Parlamento: eso es lo que le pido a la Comisión.
Maroš Šefčovič, Vicepresidente de la Comisión. – Señor Presidente, si me lo permite, comenzaré con algunas cifras que han mencionado varios oradores en sus intervenciones. Para ello emplearé los datos de Comext.
Las importaciones de la UE de tomates procedentes de Marruecos aumentaron de 185 000 toneladas en la temporada 1999-2000 a 295 000 toneladas en el período 2009-2010, conforme a la tendencia normal de las importaciones de frutas y hortalizas frescas de todo el mundo. Al mismo tiempo, el total de importaciones adicionales de tomates de la UE pasó de 242 000 a 493 000 toneladas. Hay que subrayar que el porcentaje de Marruecos en el total de las importaciones de la UE descendió en realidad del 76 al 59 %. La producción de tomate de la UE oscila entre 16 y 18 millones de toneladas por año; y de 6,5 a 7,5 millones de estas toneladas se destinan al mercado de productos frescos. Creo que sería muy conveniente tener en mente estas cifras para que podamos mantener en proporción este debate y la magnitud del problema.
En lo que respecta al nuevo acuerdo con Marruecos, en la Comisión lo consideramos moderado y equilibrado. Por supuesto que, si se aprueba, la Comisión asegurará la plena observancia de todas sus condiciones y sus normas. Las cantidades añadidas al contingente arancelario se mantendrán por debajo de la media tradicional de abastecimiento a la UE. La media anual actual es de 300 000 toneladas. Con 52 000 toneladas más habrá 285 000 en el contingente arancelario, por lo que todavía quedará un margen de 15 000 toneladas de las importaciones conforme al régimen erga omnes habitual.
En cuanto al otro problema expuesto —es decir, la afirmación de que no hemos tomado medidas—, no puedo aceptarlo porque no se encontró ninguna falla en el sistema. Se ha presentado otro caso aquí hoy en el que la OLAF investigó el problema y remitió el expediente completo con las conclusiones al tribunal francés, que no apoyó todos los resultados de la OLAF. No obstante, se ha iniciado la recuperación parcial de los derechos no pagados.
También me gustaría asegurar a esta Cámara que, en lo tocante al control de las normas fitosanitarias, la Comisión está garantizando el mayor control y la mayor rigurosidad de las normas posibles para cada importación de frutas y hortalizas frescas a la Unión Europea. Al mismo tiempo, he de decir que entiendo la vigilancia de los diputados al Parlamento Europeo y la vigilancia del sector agrícola ante estas cuestiones tan relevantes. Me gustaría asegurarles que, si las organizaciones disponen de pruebas concretas de fraude, están invitadas a dárselas a conocer a la Comisión, que las analizará con detenimiento y tomará las medidas apropiadas si es necesario.
Presidente. – Se cierra el debate.
(La sesión, suspendida a las 11.35 horas, se reanuda a las 12.00 horas)