Presidente. – El siguiente punto del orden del día es el debate sobre las seis propuestas de resolución sobre el caso de Ai Weiwei en China(1).
Guy Verhofstadt, autor. – Señor Presidente, es la primera vez que participo en un debate un jueves por la tarde, así que hay algunas lecciones que creo que puedo aprender de la Conferencia de Presidentes en lo que respecta a hacer más atractivas las sesiones plenarias.
Me alegra que se haya incluido este punto en el orden del día, porque el caso del señor Weiwei es bastante dramático, ya que la información más reciente que tenemos es que ciertamente no hay intención por parte de las autoridades chinas de liberarlo. Lo mejor que podemos hacer es aprobar la resolución urgente que hemos acordado junto con todos los grupos para que podamos ejercer más presión sobre las autoridades chinas.
He de decirles que tengo mis dudas con respecto a que esta resolución vaya a cambiar algo en la actitud del Partido Comunista chino y las autoridades chinas. Lo que, realmente, estamos haciendo en materia de derechos humanos con los chinos es un juego. Estamos hablando de derechos humanos, ellos dicen que iniciarán un diálogo y nosotros nos creemos que las cosas han cambiado. No va a cambiar nada. Esa es la realidad. Está el caso del ganador del premio Nobel que no pudo asistir a la entrega en Oslo. Ahora está el señor Weiwei, que es un artista muy conocido y fue uno de los últimos disidentes que tuvieron la posibilidad de decir algo.
Lo único que podemos decir está en una resolución urgente en la que deploramos lo que está ocurriendo. En cualquier caso, yo tenía la esperanza de que pudiéramos preguntar por qué deberíamos seguir participando en foros que organiza el Partido Comunista chino con nuestros partidos políticos. Lamento que no hubiera el apoyo suficiente de los demás grupos para llegar a un acuerdo sobre eso. Al menos podríamos haber llegado a un acuerdo sobre un principio para no seguir participando en foros con el Partido Comunista chino, si el señor Weiwei y otros disidentes no eran liberados. Al menos por esa razón, esperaba contar con el apoyo de todos los grupos —con la otra enmienda presentada por los Verdes, incluso si se eliminaba la mejor parte—. Sí, es cierto, han presentado una enmienda fantástica y después han eliminado la mejor parte. De acuerdo, no ha sido culpa suya, sino aparentemente culpa de otros.
(Interrupción por parte del Presidente)
Quizás me esté extendiendo un minuto más de lo que lo hago habitualmente, pero para el señor Weiwei serán diez años más, parece ser. Si podemos hablar a favor de alguien que puede que permanezca años en prisión, un minuto más no es demasiado, señor Presidente.
Bernd Posselt (PPE). – (DE) Señor Presidente, no sé con qué frecuencia viene aquí el señor Verhofstadt. Quería preguntarle si quizás no debería venir más a menudo, ya que así vería que aquí las sesiones siempre son muy atractivas. Solo que lamentablemente hay algunas personas que no vienen, pero eso es algo que se puede cambiar. Las sesiones son realmente atractivas.
Rui Tavares, autor. – (PT) Señor Presidente, Señorías, recuerdo vivamente la primera vez que vi una obra del artista chino Ai Weiwei. En aquel momento, alrededor del año 2000, yo trabajaba como lector de historia del arte en Lisboa y allí, en una antología de artistas modernos, estaba su enorme araña de luces del tamaño de una habitación, volcada y rota. Era al mismo tiempo extremadamente bonita y un tanto conmovedora y triste. Esta imagen de alguna forma también refleja una imagen de China: capaz de mostrarse como suntuosa, rica, desarrollada y capaz de presentarse al mundo, como en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos. Es una China sofisticada, pero una China con algo realmente roto por dentro. Ese algo es la voluntad, la libertad de expresión y el espíritu de los propios chinos.
Hoy nos hemos reunido para hablar del caso del artista Ai Weiwei y hemos pedido a las autoridades chinas que lo liberen, para que pueda hablar con su abogado y su esposa, y para hacer acusaciones, si hay alguna que sea cierta, en vez de presentar cargos inventados en el momento. Por encima de todo, nos hemos reunido aquí para decir que el espíritu creativo, la imaginación y el humor de este artista sobrevivirán sin duda mucho más que los de sus carceleros.
Charles Tannock, autor. – Señor Presidente, una vez más, estamos hablando de China y la intolerancia de la disidencia por parte de su gobierno. Como ya sabemos por el debate que mantuvimos el mes pasado sobre el vandalismo del régimen comunista de la ciudad antigua de Kashgar, China intenta con empeño anular la expresión cultural que no se ajusta a lo que sus gobernantes comunistas consideran apropiado.
Ai Weiwei es un heredero de las magníficas y antiguas tradiciones artísticas de China. También ha empleado su talento artístico para concienciar sobre el desalentador testimonio de los derechos humanos y la carencia de libertad política en China. Claramente también hay una falta de libertad de expresión en China. ¿De qué otra manera puede explicar el régimen la detención del señor Weiwei por delitos económicos y porque no completó los procedimientos correctos para salir de viaje a Taiwán? Se trata sencillamente de una cortina de humo. De hecho, el motivo real fue aclarado posteriormente por el periódico estatal Global Times en un editorial amenazador, que decía que el señor Weiwei pagaría las consecuencias de su resistencia.
Nosotros aborrecemos el vergonzoso trato hacia este distinguido artista por parte del Gobierno chino. Desde esta Cámara, exigimos su inmediata liberación y lamentamos, una vez más, que China llegue a esos extremos contra los que se atreven a defender sus derechos humanos básicos.
Cristian Dan Preda, autor. – (RO) Señor Presidente, hace más de un año, hablamos en esta Cámara sobre el hecho de que Liu Xiaobo fuera condenado a prisión. Ahora estamos debatiendo sobre otro signatario de la Carta 08 que ha sido detenido por las autoridades chinas.
Como ya se ha dicho, Ai Weiwei no solo es un artista muy famoso, también es uno de los más grandes críticos del régimen comunista. Fue detenido el domingo y no hay perspectivas de liberación. De hecho, además de esto, hoy hemos visto que las autoridades chinas decían que su detención era una cuestión económica y no política, lo cual es obviamente una mentira descarada.
Como ya se sabe, a Ai Weiwei se le impidió asistir a la ceremonia de entrega de los premios Nobel. Su detención es parte de una tendencia más amplia para tomar duras medidas contra los activistas de los derechos humanos. Hemos incluido en la resolución una lista completa de personas a las que, desde mi punto de vista, la señora Ashton debe mencionar cuando tenga la oportunidad. Creo que tenemos que reconsiderar nuestro diálogo sobre derechos humanos de una forma más general.
Heidi Hautala, autora. – Señor Presidente, no es una coincidencia que las medidas cada vez más represivas contra periodistas, disidentes, activistas pro derechos humanos y abogados chinos se esté produciendo después o durante la confusión de las revoluciones en el Norte de África. La palabra «jazmín» ha sido prohibida recientemente en Internet en China.
La noticia de hoy, destacada por el señor Preda, es muy significativa porque ahora vemos cómo los dictadores copian unos de otros e intercambian impresiones. Podemos ver que los métodos que utilizó Rusia contra Khodorkovsky y Lebedev han sido empleados por Venezuela y Kazajstán contra los empresarios que tratan de tener demasiada influencia política, que quieren crear partidos de la oposición: todos son castigados en nombre de delitos económicos. El castigo de delitos económicos es el nombre que dan a la represión política. Tenemos que ser conscientes de que esto no ha ocurrido muchas veces antes en China: es un momento decisivo que no promete nada bueno.
Es importante que los diputados al Parlamento Europeo mencionen los nombres de los activistas perseguidos cuando viajen a China y cuando se reúnan con sus homólogos chinos, y que insistan en realizar una visita a prisión. Sabemos que muchos de los que son perseguidos sufren torturas en las prisiones chinas, a veces en lo que llamamos «prisiones negras», que son lugares totalmente sin identificar.
Esto es un recordatorio para todas las delegaciones del Parlamento Europeo de que todos ellos pueden y están obligados a cumplir con sus responsabilidades en lo que respecta a los derechos humanos cuando visitan otros países. Exigimos la liberación inmediata de Ai Weiwei.
Ana Gomes, autora. – (PT) La desaparición de Ai Weiwei se debe entender en el contexto de la cada vez más desesperada represión policial ejercida por las autoridades chinas. Todo esto está ocurriendo debido a su miedo a que el espíritu revolucionario del mundo árabe contagie a la sociedad china. No obstante, la UE puede cambiar las cosas. Las violaciones de los derechos humanos por parte de las autoridades chinas debe ser un tema constante en su diálogo político con China, y este diálogo debe ser reconsiderado para garantizar que haya unos resultados concretos, en particular, la revisión de las sentencias judiciales que han encarcelado a activistas pro derechos humanos.
Las negociaciones sobre el nuevo acuerdo marco no pueden dejar de lado la cuestión de los derechos humanos y subyugar todo a los intereses comerciales. Cuando persigue sus intereses económicos, la propia UE tiene la responsabilidad de respaldar a activistas como Ai Weiwei, Liu Xiaobo y Hu Jun, que han luchado valientemente por una reforma política urgente en China, contra la opresión y por los derechos humanos y las libertades fundamentales. China, como miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, tiene unas obligaciones concretas en materia de derechos humanos, que se incluyen en la Carta de las Naciones Unidas, y debe dar cuenta de ellas no solo a sus ciudadanos, sino también al resto del mundo.
Sari Essayah, en nombre del Grupo PPE. – (FI) Señor Presidente, me alegro mucho de que en el Parlamento Europeo podamos añadir una violación actual de los derechos humanos tan rápidamente a la lista de peticiones urgentes.
Como sabemos, el caso de Ai Weiwei realmente no es la única violación grave de los derechos humanos de la que es constantemente culpable el Partido Comunista chino, sino que, como ya ha mencionado previamente aquí la señora Hautala, el movimiento a favor de la democracia en China ha recibido un nuevo impulso desde los levantamientos en el Norte de África.
En las últimas semanas, los funcionarios han intensificado la vigilancia de los críticos del gobierno y muchos disidentes, activistas y abogados defensores de los derechos humanos han sido sometidos a arresto domiciliario o han sido detenidos. Como ha dicho Amnistía Internacional, la detención de Ai Weiwei ha supuesto un giro alarmante de los acontecimientos con la creciente incidencia de contragolpes contra disidentes por parte de las autoridades chinas. No se debe permitir que ahora los intereses económicos empañen la cuestión de los derechos humanos e impidan que se exija la inmediata liberación de los presos de conciencia.
Rosario Crocetta, en nombre del Grupo S&D. – (IT) Señor Presidente, Señorías, la justificación de Pekín por la detención del artista Ai Weiwei por delitos económicos no es convincente, y tampoco lo es la necesidad de tratar a un artista disidente libre con tanta dureza. No es convincente puesto que esta detención es una de las cientos de detenciones de oponentes y parte de la represión sistemática de todos los signos de disidencia.
En un momento en que se están produciendo levantamientos en el mundo árabe, nos acordamos de las imágenes de violencia cruel en la plaza de Tiananmen contra jóvenes chinos que, al igual que los revolucionarios de los jazmines de hoy, pedían libertad y democracia.
China se ha abierto a Occidente en términos económicos pero sin vincular la producción al respeto del medio ambiente y la seguridad en el trabajo, y no es capaz de abrazar la democracia y el pluralismo de la forma que sea. Esto no es una intromisión por nuestra parte en los asuntos internos de China, como afirma Pekín, sino la llamada de hombres y mujeres, de movimientos y partidos que tienen intención de crear un mundo sin intolerancia en todos los continentes.
El gobierno de Pekín debería observar lo que está ocurriendo en el mundo para comprender que, si no está dispuesto a cambiar, serán los acontecimientos históricos y los ciudadanos chinos los que cambien China.
Kristiina Ojuland, en nombre del Grupo ALDE. – Señor Presidente, los informes sobre la preocupante situación de los derechos humanos en la República Popular China se han hecho cada vez más frecuentes. En el Parlamento, tenemos esta cuestión en nuestro orden del día casi en todas las sesiones. Al igual que los ciclos habituales de represión, la última campaña ya ha durado bastante, lo cual puede ser signo de una lucha de poder entre reformistas y partidarios de línea dura del Partido Comunista.
El Gobierno chino ha dificultado aún más el acceso a sitios web extranjeros, ha bloqueado software de codificación utilizado para burlar lo que coloquialmente se conoce como la «Gran Muralla Cortafuegos China», ha bloqueado el acceso a Googlemail y ha intensificado las detenciones, incluida la del artista conocido internacionalmente y crítico del régimen, Ai Weiwei. Hay que actuar con firmeza. Por tanto, pido a la Alta Representante, la Baronesa Ashton, que haga las gestiones necesarias con Pekín. Ai Weiwei debe ser liberado ya.
Eva Lichtenberger, en nombre del Grupo Verts/ALE. – (DE) Señor Presidente, Ai Weiwei era ―y esta es la triste verdad― uno de los últimos críticos valientes que quedaban del dominio chino. Su detención ha sido, sin duda, no solo la culminación de toda una oleada de detenciones de críticos, sino también un mensaje para todos los demás de que ni siquiera la prominencia internacional puede protegerles del encarcelamiento por parte de las autoridades chinas o incluso de desaparecer por completo. Al mismo tiempo, nuestras representaciones son ignoradas habitualmente en el diálogo sobre derechos humanos que mantiene la Unión Europea con los representantes chinos a todos los niveles —con una sonrisa amigable, pero aún así ignoradas y desestimadas—.
Para nosotros, la cuestión gira en torno a qué estrategia podemos usar en respuesta a todo esto. Creo que debemos responder en nuestra propia delegación en China y dejar muy claro en nuestra próxima visita a ese país que también queremos visitar a esos críticos, que queremos verlos ―de lo contrario, ya no tendrá sentido que mantengamos ningún diálogo sobre derechos humanos―. No tenemos ningún interés en mantener un diálogo con una pared.
Paul Murphy, en nombre del Grupo GUE/NGL. – Señor Presidente, condeno la detención de Ai Weiwei y pido su liberación inmediata. Su detención es parte de la campaña policial más severa que se ha hecho en China en décadas. Desde 2008, el presupuesto de seguridad interna de China, aunque parezca increíble, ha aumentado más que su presupuesto militar. Ahora está en la increíble cifra de 95 000 millones de dólares estadounidenses. Esto da para pagar un enorme sistema de represión estatal, que incluye más de 40 000 policías cuyo único trabajo es controlar a los disidentes en Internet.
Esta represión se está intensificando porque el régimen teme que se extienda la revolución de Oriente Próximo y el Norte de África. El régimen tiene motivos para tener miedo. Las revoluciones ocurridas allí demuestran que una clase trabajadora sublevada y los pobres sublevados son más poderosos incluso que los métodos de represión más crueles y los regímenes más represivos.
Hace falta una lucha colectiva, concretamente, la creación de organizaciones colectivas independientes y democráticas de la clase trabajadora. La lucha contra la dictadura ha de vincularse a la lucha por un verdadero cambio socialista en China, mediante el que la gran riqueza y los recursos de China se conviertan en propiedad pública democrática y la economía se planifique de forma democrática para que aumente el nivel de vida de la gente corriente.
Bernd Posselt (PPE). – (DE) Señor Presidente, como artista, Ai Weiwei ha puesto caras a los niños víctimas del terremoto de Sichuan. Como activista pro derechos civiles, ha puesto cara a la Carta 08. Ahora está poniendo cara a las personas que han desaparecido en las cárceles y prisiones de China ―miles de ellas anónimas―. Cientos de ellas son conocidas para nosotros y aquí en esta Cámara, debemos dar voz a esas personas que defienden los derechos humanos pero que han sido acalladas temporalmente.
Así pues, afirmo muy claramente que, desde luego, estos debates y el diálogo sobre los derechos humanos son necesarios. Entiendo a los que dicen que no quieren seguir manteniendo conversaciones con una pared. Pero si dejamos de hablar con esa pared, los dictadores se saldrán con la suya.
Hubo un gran reformista, Zhou Enlai. Zhou Enlai no era demócrata, era un patriota chino y abrió las puertas de su país. Lo que necesitamos es un Zhou Enlai democrático que ponga en marcha una apertura democrática de su país. Si el país no aplica reformas democráticas, terminará sufriendo el mismo tipo de crisis que sufrió en los años treinta.
A los chinos les conviene facilitar que se produzca un avance en materia de derechos humanos y nosotros debemos respaldar también estas iniciativas.
Mitro Repo (S&D). – (FI) Señor Presidente, el artista Ai Weiwei, que ha obtenido un gran reconocimiento internacional, es una persona que ha enriquecido la cultura y el arte chino. En vez de recompensarle y tratarle con respeto, China lo ha encarcelado.
Los derechos humanos no son solo un concepto europeo: son principios universales subyacentes a la dignidad humana. Los representantes del Servicio Europeo de Acción Exterior y de la Delegación de la UE en China deben destacar el caso de Ai Weiwei con las autoridades chinas al más alto nivel diplomático.
El diálogo sobre los derechos humanos con China, no obstante, no debe quedarse simplemente a nivel de discursos diplomáticos. Dadas las constantes violaciones de los derechos humanos y la fracasada situación de los derechos humanos, la Unión Europea debe sacar sus conclusiones y reconsiderar sus relaciones con China. El diálogo sobre los derechos humanos no debe consistir simplemente en palabras vacías: hay que tomar medidas positivas y ha de haber un seguimiento y un debate en dos direcciones.
Además, la cultura y el arte son recursos que enriquecen la sociedad y la hace avanzar, tanto aquí en Occidente, como en Oriente, en el Sur y en el Norte.
Seán Kelly (PPE). – Señor Presidente, China es un enigma. Por un lado, se ha modernizado y ha adquirido muchas prácticas occidentales, como vimos en los Juegos Olímpicos, a los cuales tuve el privilegio de asistir, que de hecho fueron un gran éxito. Pero aunque se ha occidentalizado en algunas cosas, es arcaica en otras, concretamente, respecto a los derechos fundamentales, sobre todo la libertad de opinión. El caso de Ai Weiwei es un claro ejemplo. Tenemos a un artista mundialmente conocido, detenido el 3 de abril sin motivo aparente. Nadie ha sabido de él desde entonces y esto, desde luego, resulta totalmente inaceptable. Desde aquí pedimos hoy que vuelva con su esposa, sus amigos y sus ayudantes. Porque hay una cosa segura ―y los chinos deberían tomar nota de esto―, Ai Weiwei será recordado y reconocido mucho tiempo después de que los responsables de su detención sean olvidados.
Peter Jahr (PPE). – (DE) Señor Presidente, creo que lo que están haciendo los chinos es una provocación política premeditada, o dicho de otra manera, una prueba política. Pretende poner a prueba la fuerza, la resolución y la credibilidad de los países democráticos. Es un ataque a los derechos humanos. Es cierto que debe haber un diálogo, pero precisamente por eso debemos dejar claro a la República Popular China que la mayor cooperación económica debe ir de la mano de una mayor democratización de su país. Así pues, exigimos la liberación de Ai Weiwei.
Por cierto, siempre que los dictadores quieren evitar ser acusados de juicios políticos, sacan la carta de la evasión fiscal o los delitos económicos. Fue el caso de la antigua RDA, es el caso de Rusia y, lamentablemente, es también el caso de la República Popular China. Por eso respaldo decididamente esta resolución.
Gesine Meissner (ALDE). – (DE) Señor Presidente, en primer lugar quisiera reiterar lo que ha dicho el señor Verhofstadt. Es realmente vergonzoso que estos debates sobre derechos humanos, que son muy importantes para nosotros los europeos que creemos en unos valores, siempre tengan lugar los jueves por la tarde cuando la mayoría de la gente ya se ha ido. Quisiera que quedara constancia de ello una vez más. Es algo que debemos cambiar.
Ahora mismo, no obstante, estamos hablando de China y allí tenemos más bien poco que hacer, como ya se ha dicho. La señora Lichtenberger ha hablado de una pared. A propósito, señor Posselt, no creo que realmente convenga a los chinos ―como usted ha dicho― favorecer un avance en materia de derechos humanos. Aparentemente eso no es lo que le conviene al Gobierno chino, aunque indudablemente sea lo que conviene al pueblo chino.
Hoy estamos hablando de muchas personas: Ai Weiwei y Liu Xiaobo ya han sido mencionados. A menudo hemos debatido en ocasiones pasadas sobre cómo podemos favorecer un avance en materia de derechos humanos. No es solo cuestión de decirle a la baronesa Ashton que denuncie los abusos de los derechos humanos en China en cada oportunidad que tenga. Todos nuestros ministros de asuntos exteriores y nuestros representantes deben hacer lo mismo, y tenemos que permanecer unidos en esto. Creo que esa es la única forma que tenemos de poder influir mínimamente en China. De lo contrario, como gran potencia económica, China nos enfrentará a unos con otros y no conseguiremos nada en absoluto. Eso sería algo muy negativo, sobre todo para las personas afectadas.
Maroš Šefčovič, Vicepresidente de la Comisión. – Señor Presidente, la detención del distinguido artista chino, Ai Weiwei, en el aeropuerto de Pekín el 3 de abril cuando trataba de viajar a Hong Kong, ha despertado preocupación a nivel internacional. La delegación de la Unión Europea en China y una declaración pública han condenado inmediatamente el incremento del uso de las detenciones arbitrarias contra defensores, abogados y activistas pro derechos humanos en China, y subraya las preocupaciones de la UE en relación con Ai Weiwei.
De momento no disponemos de información relativa al paradero del señor Weiwei, y hoy quiero hacer hincapié en que la visión de la UE sobre las detenciones arbitrarias y las desapariciones es que constituyen una grave violación de los derechos humanos y son inaceptables bajo cualquier circunstancia. Exigimos la inmediata liberación de Ai Weiwei.
Asimismo, tal y como deja claro la resolución ante esta Cámara, la detención de Ai Weiwei es solo uno de los muchos incidentes recientes de detenciones arbitrarias y desapariciones en China. Algunos abogados chinos prominentes que a menudo representan a acusados en casos de derechos humanos figuran como detenidos por oficiales de la policía desde febrero y no han sido vistos desde entonces.
Las preocupaciones sobre su tratamiento no hacen más que intensificarse con la actual desaparición del abogado Gao Zhisheng quien, a excepción de una breve reaparición en abril de 2010, lleva ya desaparecido más de dos años. La Alta Representante está preocupada por los informes que se basan en entrevistas con el señor Gao en abril de 2010 y que dicen que durante el periodo inicial de su desaparición él estuvo detenido e incomunicado en una serie de lugares de detención no autorizados y sujeto a un trato inadecuado.
Asimismo, hay informes que dicen que en las últimas semanas, un número importante de blogueros y activistas políticos han sido acusados de delitos penales, como subvertir el poder del Estado, o han sido detenidos sin acusación.
Puedo asegurarle a esta Cámara que la Vicepresidenta y Alta Representante, Catherine Ashton, está siguiendo los acontecimientos muy de cerca y planteará estas cuestiones a las autoridades chinas en cuanto tenga la oportunidad, y que la UE también hará llegar sus preocupaciones a las autoridades chinas en la próxima ronda de conversaciones sobre derechos humanos de la UE y China, para la que hemos propuesto la fecha de mayo. Permítanme respaldar la declaración de la señora Meissner de que lo realmente necesario es una sola voz, un mensaje unificado, que provenga no solo de las instituciones de la UE, sino de todos sus Estados miembros.