Presidenta. – El siguiente punto del orden del día es el debate sobre la pregunta oral (O-000092/2011) a la Comisión, presentada por Pervenche Berès, en nombre de la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales, relativa al Convenio de la OIT completado por una recomendación sobre los trabajadores domésticos (B7-0305/2011).
Pervenche Berès, autora. – (FR) Señora Presidenta, señor Comisario, me alegro de que, antes de la próxima Asamblea General de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), podamos debatir esta iniciativa tan bien acogida de la OIT por la que se propone a los Estados miembros de esta organización un convenio complementado por una recomendación sobre los trabajadores domésticos.
Señor Comisario, en nombre de todo el Parlamento, me gustaría darle las gracias por aceptar la celebración de este debate en el período previo a esta conferencia. Creemos que esta es la mejor práctica.
Como sabemos, el trabajo doméstico oficialmente supone entre el 5 % y el 9 % del empleo total en la Unión Europea. Teniendo en cuenta lo que hemos respaldado de forma colectiva con la Estrategia Europa 2020, está claro que lo que denominamos trabajos locales, es decir, aquellos que nos permiten cuidar de nuestros ciudadanos de edad avanzada y aquellos que permiten a las mujeres con niños pequeños incorporarse al trabajo, se corresponden con situaciones que permiten el desarrollo de este trabajo doméstico.
Creo que, dentro de la Unión Europea, es esencial que apoyemos esta positiva iniciativa de la OIT, ya que el desarrollo de nuestras sociedades está repleto de tendencias —sabemos cuáles son—. La demanda global de servicios domésticos seguirá aumentando, pero no podemos, por un lado, acoger con beneplácito una agenda del trabajo digno de la OIT y, por otro, dejar una sección completa del mercado de trabajo totalmente sin regular y desprotegida por cualquier legislación.
La Unión Europea debe dar ejemplo. Sé que, a veces, tenemos una tendencia a pensar que los convenios de la OIT quizá no sean adecuados para nosotros. Pues no. Nosotros también debemos tomar la iniciativa en este ámbito. En el ámbito del trabajo doméstico, creo que la OIT nos ofrece una excelente oportunidad para arrojar luz sobre el funcionamiento de algunos de nuestros mercados laborales, ya que el trabajo doméstico es a menudo un trabajo precario, infravalorado y no declarado. Les diré simplemente que entiendo que algunos de ustedes hayan expresado preocupación por el reconocimiento o la regularización de los inmigrantes ilegales, pero también estoy preocupado por la batalla que tenemos que librar en cada Estado miembro contra el trabajo no declarado. En el ámbito del trabajo doméstico, lamentablemente, somos conscientes de hasta qué punto se han desarrollado estas prácticas.
Esperamos que, el próximo mes de junio, sobre la base de una negociación tripartita, la 100ª reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo establezca este convenio y esta recomendación. Creemos que estos elementos son esenciales para la transformación de lo que suele ser una relación de explotación en una relación jurídica. Esperamos poder lograr el reconocimiento jurídico del trabajo doméstico. Los que trabajan con nuestros ciudadanos mayores y los niños deben disfrutar de la libertad de asociación y del tiempo de descanso y no deben ser víctimas de hostigamiento y arbitrariedades.
También debemos asegurarnos de que esta herramienta, que nos propone la OIT, nos permita definir, en este ámbito, lo que entendemos por el concepto de trabajo decente, ya sea con respecto a la cuestión de la jornada laboral, la cuestión de las bajas remuneradas o la cuestión de las condiciones del alojamiento.
Me gustaría saber cómo la Comisión Europea tiene la intención de enfocar estas negociaciones y este proyecto de convenio, y sobre qué mandato actuará en nombre de todos nosotros, para que mañana, en el ámbito del trabajo doméstico, la Unión Europea pueda servir de ejemplo y para que nosotros también podamos reflejar las expresión de los valores de la Unión Europea.
László Andor, Miembro de la Comisión. – Señora Presidenta, acojo con beneplácito el debate de hoy sobre un nuevo instrumento de la OIT para los trabajadores domésticos.
Es una importante contribución a la segunda ronda de debates sobre las nuevas normas internacionales que probablemente se aprobarán en unas semanas en la 100ª reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo.
Como bien saben, la Comisión Europea es un firme partidario de la agenda del trabajo digno de la OIT. La Comisión sigue de cerca y facilita la coordinación entre los Estados miembros y ha trabajado para la pronta ratificación de una serie de instrumentos importantes adoptados en la última década.
Hay muchas razones para desarrollar nuevas normas en el ámbito del trabajo doméstico. Por ejemplo, hay una gran cantidad de trabajadores domésticos en todo el mundo, muchos de ellos pertenecientes a grupos vulnerables. Su precaria situación y el hecho de que a menudo caen en el sector informal también son cuestiones muy importantes.
En la Unión Europea, es muy probable que se extienda el empleo en este sector, dado el cambio de la población y una mayor participación femenina en el mercado laboral. Por este motivo, es fundamental aumentar el perfil profesional de los trabajadores domésticos y mejorar su imagen.
Ahora quisiera examinar las cuestiones prácticas planteadas por la pregunta y explicar primero el papel de la Comisión en las negociaciones de la OIT sobre un nuevo convenio y la recomendación sobre el trabajo decente.
Hay que tener en cuenta el contexto institucional. El nuevo instrumento será un acuerdo internacional. La Comisión, por lo tanto, cumplirá la función que le confiere el Tratado teniendo en cuenta las características especiales de la OIT, donde la Unión Europea sólo tiene la función de observador —a diferencia de los Estados miembros que son miembros de esta institución—. Es por ello que la Unión no puede ratificar convenios de la OIT en sí.
La Comisión siguió el debate de manera activa y facilitó la coordinación entre los expertos de los Estados miembros durante la primera ronda de discusiones en la OIT en 2010. Ha analizado los instrumentos a medida que se desarrollaban durante las negociaciones a la luz de la legislación comunitaria. La Comisión estaba atenta, en particular, a todas las secciones del proyecto de convenio que podría afectar a la libre circulación de trabajadores.
Como el nuevo Convenio de la OIT comprenderá cuestiones de competencia comunitaria, los Estados miembros tienen que cumplir con el acervo comunitario.
En la próxima y última ronda de conversaciones que tendrá lugar en junio, la Comisión seguirá desempeñando el papel de coordinador activo y facilitador al trabajar con los expertos de los Estados miembros. Mis servicios han estado en contacto con los interlocutores sociales y una serie de organizaciones no gubernamentales que se han acercado a la Comisión, y han tenido intercambios con el ponente de opinión del Comité Económico y Social Europeo sobre la profesionalización del trabajo doméstico.
En segundo lugar, está la cuestión del papel de Europa 2020 para asegurar que los precarios empleos domésticos se transforman en empleos decentes y sostenibles. Hay que tener en cuenta el potencial del sector en términos de creación de empleo y la conciliación de responsabilidades laborales y familiares, y por lo tanto su papel en el cumplimiento de los objetivos de la estrategia de empleo. Sin embargo, no debemos olvidar la necesidad de garantizar que los trabajos domésticos —no todos deben considerarse como precarios, infravalorados o mal remunerado— realmente sean trabajos decentes.
Es más, la lucha contra el trabajo no declarado, que está muy extendida en el sector del trabajo doméstico, es una parte integral de la Estrategia Europa 2020, como la primera encuesta anual de crecimiento ha confirmado. Las formas de pasar del trabajo informal o no declarado al empleo regular se cubrirán mediante los principios rectores de las condiciones propicias para la creación de empleo que anunció la Comisión en la Comunicación sobre la iniciativa emblemática de Europa 2020, «Una agenda para nuevas cualificaciones y empleos». Presentaremos los principios rectores el próximo año. Una serie de Estados miembros tienen experiencia útil en trabajar para reducir el sector informal y la precariedad laboral, por ejemplo, mediante la introducción de sistemas de vales para el servicio.
En tercer lugar, está la cuestión de la modificación de la legislación marco vigente en materia de salud y seguridad en el trabajo —Directiva 89/391/CEE— y sobre la lucha contra la discriminación —Directiva 2000/78/CE—.
Cabe señalar que la definición de los trabajadores domésticos en el proyecto de Convenio de la OIT es muy amplia. No sólo incluye a las personas que trabajan en hogares privados, sino también para ellos, así como a las personas empleadas por agencias de empleo.
Los trabajadores domésticos están excluidos de la definición de los trabajadores de la Directiva marco sobre salud y seguridad en el trabajo. Sin embargo, el legislador de la UE parece tener la intención de que el concepto de servicio doméstico se interprete de forma restrictiva, de forma que no todos los trabajadores domésticos en el marco del Convenio queden excluidos del alcance del acervo comunitario en materia de seguridad y salud en el trabajo.
Por último, la legislación europea en materia de seguridad y salud en el trabajo contempla los requisito mínimos y, por tanto, no impide que los Estados miembros presenten medidas más restrictivas a escala nacional. En consecuencia, los Estados miembros son libres de incluir a los trabajadores domésticos en el ámbito de su legislación nacional.
Por el momento, la Comisión no tiene previsto modificar la Directiva marco sobre seguridad y salud. No obstante, la Comisión considera que la actual iniciativa de la OIT es una buena oportunidad para reflexionar sobre la situación de los trabajadores domésticos en Europa.
Yo añadiría que la Directiva 2000/78/CE establece un marco general para la igualdad de trato en el empleo y la ocupación no excluye a los trabajadores domésticos, por lo que no se necesita ninguna enmienda para la ratificación del Convenio de la OIT. La Comisión emitió un informe sobre la aplicación de la Directiva en 2008 y seguirá de cerca su aplicación en los Estados miembros.
El cuarto punto está relacionado con las formas de informar a los trabajadores domésticos de sus derechos y sobre cómo fortalecerlos. Aunque no todos los trabajadores domésticos son personas poco cualificadas y no todos trabajan en condiciones precarias, son una categoría de personas vulnerables y la Comisión anima a los Estados miembros a asegurarse de que están debidamente protegidos mediante el desarrollo y la aplicación de sus derechos laborales.
La Comisión espera que el problema del trabajo no declarado de los nacionales no europeos se aborde, en parte, en la Directiva de «sanciones contra los empleadores» 2009/52/CE, que los Estados miembros tienen que transponer a su legislación nacional el 20 de julio de este año. La Directiva ayudará a terminar con la explotación de residentes ilegales nacionales de terceros países por parte de algunos empleadores que les pagan salarios insuficientes e imponen condiciones de trabajo insatisfactorias.
Un paso adelante sería un acuerdo sobre la propuesta de Directiva sobre un permiso único que establece un conjunto común de derechos para los trabajadores de terceros países que residan legalmente en un Estado miembro.
Permítanme ahora referirme al quinto y último punto sobre el papel de la Comisión en la promoción de intercambios de buenas prácticas relacionadas con la política sobre los trabajadores domésticos. En este sentido, quiero mencionar un proyecto privado que la Comisión está llevando a cabo a petición de esta Cámara, y que busca fomentar la conversión del trabajo precario en trabajo relacionado con derechos.
A raíz de una convocatoria de propuestas en el marco del proyecto piloto en 2010, la Comisión está cofinanciando un proyecto que se centra en las consecuencias de la crisis económica y financiera para los trabajadores domésticos precarios, inmigrantes y jóvenes, pero también se centra en las medidas que han de aplicar los Estados miembros para mejorar sus derechos. El proyecto fomenta el intercambio de mejores prácticas, en particular, abarcando la representación colectiva de los trabajadores precarios. Una segunda convocatoria de propuestas, que se publicará este año, está relacionada más concretamente a la acción para mejorar los derechos de los trabajadores más pobres, incluidos los trabajadores domésticos.
El proyecto piloto también incluirá un estudio para obtener una mejor comprensión del trabajo precario en 12 Estados miembros, y promover su transformación en relaciones laborales con más derechos sociales, en particular, en relación con lo que pueden hacer los Estados miembros en términos prácticos para fomentar esta transformación e identificar un núcleo de derechos sociales básicos. Se ha realizado recientemente un estudio de caso de la situación de los trabajadores domésticos en Italia en relación con un proyecto sobre trabajo decente y relaciones industriales cofinanciado por la Comisión.
Por último, la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo y el Comité de Altos Responsables de la Inspección de Trabajo han pedido la realización de campañas de aumento de sensibilización e información de todo el sector sobre la protección de la salud y la seguridad en el trabajo.
Csaba Őry, en nombre del Grupo PPE. – (HU) Señora Presidenta, el Partido Popular Europeo se congratula por el debate de hoy. Creo que debemos dar las gracias a la señora Berès por haberlo iniciado, lo que por lo que nos ha permitido unirnos a la iniciativa de la OIT, por un lado, y, por otro, no ha hecho pensar en todo lo que hay que hacer en relación con una categoría de trabajadores de cuyas condiciones no somos conscientes y que, cuando sabemos algo de ellas, estas tienden a ser deprimentes.
También creemos que el proyecto de decisión que se ha publicado merece nuestro apoyo, y pensamos que tales elementos son realmente buenos, que subrayan y destacan que el objetivo en este ámbito es crear condiciones de empleo decentes y empleo regulado en un ámbito en el que, de hecho, están implicados principalmente los trabajadores inmigrantes, sobre todo, en ciertos países, de una manera totalmente descontrolada y no regulada, y muy a menudo como un tipo de esclavitud moderna.
Ya hemos mencionado que hay agujeros negros en la regulación del derecho laboral. Esto lo hemos debatido en relación con los contratos atípicos. Evidentemente, este podría ser un paso más hacia la posibilidad de garantizar condiciones laborales mínimas y otros derechos vinculados al empleo, y estoy de acuerdo con el señor Comisario en que, por supuesto, primero deberíamos arreglar nuestros asuntos. Aunque acogemos con satisfacción la iniciativa de la OIT, lo que nosotros mismos podemos hacer es instar a los Estados miembros de la Unión Europea a que hagan todo lo posible en relación con sus reglamentos en materia de derecho laboral a fin de exponer este agujero negro y regularlo según proceda.
Alejandro Cercas, en nombre del Grupo S&D. – (ES) Señora Presidenta, señor Comisario, lo primero que quiero decir es que los diputados socialistas suscribimos todas y cada una de las palabras que ha dicho Pervenche Berès, Presidenta de la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales, y nos alegramos mucho de la toma de posición que acaba de hacer el Comisario sobre esta iniciativa de la OIT.
Los diputados socialistas apreciamos enormemente el trabajo que hace la OIT desde su inicio. Nos parece que ha hecho una aportación impagable a la historia de la humanidad y también de Europa. Y esta nueva iniciativa sobre el trabajo doméstico es, sin duda, muy importante porque existe un amplio número de personas en estas circunstancias laborales, y porque además afecta mucho a las mujeres y a los inmigrantes.
Los diputados socialistas creemos que sería muy bueno que en la próxima sesión de junio se aprobara este proyecto de convenio y de recomendación, y que fuéramos activos –no solamente pasivos, sino activos– el Parlamento, la Comisión y el Consejo para que Europa esté a la altura de lo que dice, para que sus actos tengan que ver con lo que dice.
Si lo hacemos así estaremos ayudando –qué menos– a extender por el mundo el Programa de Trabajo Decente. Estaremos ayudando al mundo y a mucha gente, pero también nos estaremos ayudando a nosotros, en primer lugar, para ser dignos y para respetarnos como institución y como europeos, pero también para que nuestro continente mantenga su modelo social, que es imposible de mantener si somos una isla de protección y de derechos en un mundo de miseria y de desprotección.
Es también el momento, quizás, señor Comisario, de que la Comisión, el Consejo y todos reflexionemos sobre Europa. Porque aquí no todo está resuelto tampoco. En Europa hay formas contractuales, que afectan a emigrantes y a mujeres en este campo del servicio doméstico, que son muy precarias y tienen lagunas importantes.
Me gustaría que, al calor de este debate y de la reflexión, entendiéramos que hay ciertas lagunas que hay que colmatar en la legislación de la UE y también en muchos de sus Estados miembros. Tenemos problemas respecto a la salud y a la seguridad de estos trabajadores. Tenemos problemas en muchos países respecto a las formas jurídicas en las que se desarrolla el trabajo. Y tenemos también un grandísimo problema en la lucha contra los abusos y la discriminación de los inmigrantes, muchos de los cuales trabajan en familias europeas.
Tenemos muchas iniciativas en este momento. Señor Comisario, sería el momento de recargar nuestro compromiso ético para ayudar a la OIT, ayudarnos nosotros mismos y hacer un trabajo digno para el futuro de la humanidad.
Marian Harkin, en nombre del Grupo ALDE. – Señora Presidenta, creo que es importante para nosotros celebrar este debate a la luz de la adopción del próximo convenio de la OIT sobre los trabajadores domésticos. Creo que en esta Cámara debemos elogiar a la OIT por su excelente trabajo.
El trabajo doméstico —el cuidado familiar, por ejemplo— se lleva a cabo exclusivamente en el hogar familiar. Tradicionalmente, por supuesto, en la UE, este trabajo lo han desempeñado las mujeres, aunque esto está cambiando. Los inmigrantes y las personas de las comunidades más marginadas también son más propensos a trabajar en una situación doméstica. El valor del trabajo doméstico no está incluido en nuestros cálculos del PIB y, por esa razón, entre otras, el trabajo doméstico es a menudo invisible y, sin duda, está infravalorado. Sin duda, esto deja a los trabajadores domésticos en una situación precaria, y muy a menudo tienen que depender de la buena voluntad de los empleadores. Esto simplemente no es aceptable. Como decimos en la resolución, esto expone a los trabajadores a una mayor probabilidad de sufrir discriminación y, de hecho, varios tipos de discriminación.
La importancia de este Convenio de la OIT es que va a reconocer jurídicamente el trabajo doméstico como trabajo. A raíz de eso, los trabajadores domésticos deben estar en una mejor posición para ejercer sus derechos. Creo que es fundamental que los trabajadores domésticos tengan derechos a regirse por las normas laborales básicas. Eso, por supuesto, incluye el acceso a la seguridad social, la protección de la salud y la seguridad, y las disposiciones sobre jornada laboral y tiempo de descanso.
El hecho de que el trabajo doméstico se desarrolle, en gran parte, dentro del hogar familiar, puede plantear problemas de privacidad relacionados. Tenemos que encontrar soluciones innovadoras y viables para garantizar la salud y la seguridad de los trabajadores domésticos y, en el contexto global, para garantizar el pleno respeto de sus derechos. Una solución podría ser la utilización de contratos modelo. En el cantón de Ginebra, por ejemplo, hay un modelo de contrato aplicado automáticamente por todos los empleadores y los empleados: se trata, entre otras cosas, de cuestiones tales como las asignaciones del salario mínimo, los complementos familiares y las vacaciones. Creo que en Bélgica utilizan contratos similares. Aportarán mayor seguridad a los trabajadores domésticos, simplificarán el trabajo de los empleadores y eliminarán las zonas grises y las ambigüedades.
También quiero decir que me complace apoyar las enmiendas del Grupo de los Verdes, donde se habla de la inclusión de au pairs y el trabajo no declarado, pero presentan sugerencias prácticas para asegurar que seamos proactivos en garantizar el acceso al mercado de trabajo abierto para los trabajadores domésticos.
Por último, quiero apoyar a la autora de la resolución, la señora Berès, cuando dice que la Unión Europea debe liderar el camino en la mejora de las condiciones para los trabajadores domésticos. Señor Comisario, me han resultado interesantes sus palabras sobre la salud y la seguridad ocupacional y, a pesar de que no se prevé la ampliación de la Directiva, creo que sus comentarios dejan algún margen de flexibilidad para garantizar mejores condiciones de salud y seguridad para los trabajadores domésticos.
Jean Lambert, en nombre del Grupo Verts/ALE. – Señora Presidenta, yo también quiero felicitar a la señora Berès por tomar la iniciativa en relación con esta pregunta oral y la resolución. También me gustaría dar las gracias al señor Comisario por su respuesta. Es muy raro que obtengamos una respuesta muy específica por parte de los Comisarios a las preguntas en una pregunta oral.
Mi grupo acoge con gran satisfacción la propuesta de la OIT para el Convenio y la recomendación sobre los trabajadores domésticos. Somos conscientes de que al menos 20 de nuestros propios Estados miembros ya han comentado el proyecto y han participado activamente en esto. Esperamos con interés la pronta ratificación por parte de los Estados miembros y, además, alguna aplicación interesante.
Se ha hablado mucho acerca de la gran vulnerabilidad de este grupo de trabajadores. Una gran parte del trabajo se lleva a cabo a puerta cerrada; es invisible. A menudo, los propios trabajadores están aislados, y el acceso a los sindicatos a menudo es muy difícil en esta situación. Muy a menudo, si a alguien lo contratan como empleado interno, se le puede llegar a considerar como un empleado de guardia las 24 horas del día durante los 7 días de la semana. En esta Cámara sabemos que el trabajo de guardia es una cuestión bastante polémica y algo con lo que no estamos muy de acuerdo.
Como se ha dicho, el trabajo doméstico suele estar infravalorado, o se considera como un trabajo tradicional de las mujeres que «nadie más puede hacer», pero también hemos sacado la conclusión de que gran parte de este trabajo realmente es bastante cualificado. Muy a menudo implica la asistencia a personas que no pueden valerse por sí mismas y varios aspectos del cuidado de los niños. Además, los trabajadores domésticos suelen ocupar una verdadera posición de confianza. Hay muchos empleadores que lo valoran, pero también hay muchos que no lo hacen. Por ejemplo, en el Reino Unido hemos visto un caso reciente de alguien a quien se le ha condenado a prisión por la trata de servidumbre doméstica. La joven implicada perdió cuatro años de su vida al servicio de su empleador, a quien se le condenó con nueve meses. Por tanto, tenemos que estudiar la forma de identificar esta forma de trata.
Las trabajadoras inmigrantes son bastante vulnerables en este sentido. Nos hemos encontrado casos, por ejemplo, de trabajadoras que entran en el país con diplomáticos a las que se les ha quitado el pasaporte; las personas en dicha situación no tienen prácticamente ninguna libertad, no tienen acceso a asistencia y no conocen sus derechos.
Quiero plantear una cuestión relativa al artículo 17 del proyecto de Convenio, que está relacionado con el papel de las agencias. Creo que se trata de un aspecto que debemos contemplar a escala europea, ya que, cada vez más, esto se está considerando como un vínculo débil en muchos de los problemas a los que nos enfrentamos.
Thomas Händel, en nombre del Grupo GUE/NGL. – (DE) Señora Presidenta, señor Andor, Señorías, entiendo de lo que usted ha dicho, señor Andor, que la Comisión Europea, obviamente, está tomando nota de este tema. También concluyo que se este tema se está trabando son suma moderación.
No es el caso, como el señor Őry ha destacado anteriormente en este debate, de que sepamos demasiado poco acerca de lo que hacen los trabajadores domésticos en Europa. Por el contrario, sabemos tanto que hay una urgente necesidad de regulación. Entre el 5 % y el 9 % de todos los empleados trabajan en hogares privados. Se trata del grupo de empleados peor pagados de Europa, con el menor número de derechos y la mayor proporción de trabajadores ilegales. Es necesario actuar con urgencia en este ámbito y esto incluye a la Comisión Europea. La situación en que actualmente nos encontramos no mejorará por la libre circulación de trabajadores. Por esta razón, la iniciativa de esta Organización Internacional del Trabajo (OIT) es muy positiva y merece nuestro apoyo.
Me gustaría comentar cuatro puntos. En primer lugar, hay diferencias en las definiciones del Convenio de la OIT. Si los trabajadores domésticos no pueden trabajar de vez en cuando, de forma esporádica o no sobre una base de trabajo en este sector, entonces las posibilidades de eludir la legislación ya existen. En segundo lugar, hay una necesidad urgente de contar con contratos de trabajo obligatorios en este ámbito. En tercer lugar, debemos contar no sólo con reglamentos de salario mínimo generalmente vinculantes y sensibles, sino que también debe haber derechos que regulen la igualdad de empleo. En cuarto lugar, hay que amparar a estos trabajadores con una obligación de seguridad social vinculante, en particular, habida cuenta de que se trata de un sector de salario mínimo.
Me complace que la señora Berès haya pedido en su declaración una campaña para introducir condiciones de trabajo estándar. Esto es algo positivo. Tenemos que garantizar que, en el futuro, la sociedad prohíba y deje de tolerar ese trabajo por el que no se paga un salario digno.
Jaroslav Paška, en nombre del Grupo EFD. – (SK) Señora Presidenta, de acuerdo con un informe de la Organización Internacional del Trabajo, el trabajo doméstico representa alrededor del 5 % del número total de puestos de trabajo. Es una especie de forma invisible de empleo, que no se lleva a cabo en las fábricas, tiendas u oficinas, sino en las casas de los particulares. Las mujeres representan el 90 % de los trabajadores, y no trabajan en un colectivo, sino solas, en las casas. El objetivo de su trabajo no es producir valor añadido, sino brindar cuidados o servicios similares a las tareas que las mujeres suelen realizar de forma gratuita en sus propios hogares.
El trabajo, por tanto, está infravalorado en términos financieros y, a menudo, no se considera como un empleo regular en el derecho laboral, cuyo resultado es que los trabajadores están expuestos a un tratamiento no autorizado e injusto. El trabajo no suele ser declarado, y los trabajadores procedentes de zonas rurales o del extranjero tienen baja cualificación, no conocen sus derechos y se convierten en individuos vulnerables. El trabajo no declarado priva a los trabajadores de la protección social y priva a la sociedad de las contribuciones a la seguridad social. Si no queremos que el trabajo doméstico no declarado se siga practicando, debemos convertir este trabajo en una profesión adecuada y superar los estereotipos habituales, que suelen presentarnos dicho trabajo como una labor carente de valor.
Por lo tanto, debemos profesionalizarlo. Por eso, sin embargo, es necesario introducir nuevas medidas en los sistemas de empleo de los Estados miembros, incluidos reglamentos específicos en materia de impuestos, seguridad social, y derechos laborales y civiles que tengan en cuenta la naturaleza específica del trabajo realizado de esta manera. En general, existen razones económicas detrás de la tendencia actual de proporcionar y realizar el trabajo doméstico no declarado, ya que el trabajo no declarado es más ventajoso para ambas partes que el trabajo registrado oficialmente que, además de los impuestos y las deducciones, limita a ambas partes con importantes exigencias burocráticas.
El objetivo de las medidas de los Estados miembros, por tanto, consiste en modificar e incluso eliminar las ventajas del trabajo no declarado, por lo que el trabajo doméstico se convierte en una forma específica de empleo digno.
Elisabeth Morin-Chartier (PPE). – (FR) Señora Presidenta, me gustaría en primer lugar mostrar mi agradecimiento a la señora. Berès, Presidenta de la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales, por darnos la oportunidad de celebrar este debate en el período previo a la Conferencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y al Comisionado Andor por aceptar la celebración de este debate entre el Parlamento y la Comisión.
En primer lugar quiero destacar un punto inicial. Muchos han discutido nuestro conocimiento, o nuestra falta de conocimiento, de este mundo del trabajo doméstico. Simplemente, cuando decimos, con algunas reservas, que los trabajadores domésticos representan entre el 5 % y 9 % de todos los trabajadores, eso significa que no conocemos el mundo del trabajo doméstico. La relación es de 1:2. Por tanto, insto a que establezcamos disposiciones que nos permitan, a escala europea, comprender mejor el sector del trabajo doméstico a fin de que podamos ofrecer más garantías en este sentido.
La segunda cuestión que me gustaría destacar es que, aunque hayamos establecido la Estrategia Europa 2020 y a pesar de que seamos conscientes de que, en esta Europa 2020, los trabajos de bajo nivel se verán particularmente amenazados, tenemos que hacer todo lo que esté a nuestro alcance en este sentido, en este mundo del trabajo doméstico, a fin de garantizar el pleno reconocimiento de las especializaciones.
La señora Lambert acaba de decir que gran parte del trabajo doméstico es bastante cualificado; por tanto, tenemos que identificar dicho trabajo y promoverlo, así como promover las competencias necesarias para desarrollarlo.
El tercer punto es que Europa no puede basarse en los valores de los derechos humanos y los derechos sociales y desarrollar el acervo de la UE sin desarrollar también la protección de los salarios, la protección de la jornada laboral, la protección de la salud, el conocimiento de las exigencias del trabajo doméstico, y sin ofrecer a los trabajadores domésticos ciertas garantías. Deseo lanzar unas palabras de advertencia, y es que esto no debe traducirse en la integración de los trabajadores ilegales que se encuentran en una situación totalmente ilegal. También tenemos que saber cómo prevenir el secuestro de los valores que defendemos.
Edite Estrela (S&D). – (PT) Señora Presidenta, estoy totalmente de acuerdo con lo que han dicho mis colegas del Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo que han intervenido antes que yo. Me gustaría felicitar a la Presidenta de la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales, la señora Berès, por esta iniciativa que nos permite debatir un tema muy importante. También me gustaría darle las gracias por su participación, señor Comisario, y por la sensibilidad que ha demostrado.
El trabajo doméstico es económica y socialmente importante, pero es un trabajo mal pagado, rutinario e infravalorado por la sociedad. Ya se ha dicho que el trabajo doméstico lo realizan principalmente las mujeres, que son sometidas a todo tipo de discriminación. De hecho, en el tema de la discriminación, me gustaría mencionar que, en mi informe sobre la revisión de la Directiva relativa el permiso de maternidad, abogo por la inclusión de las trabajadoras domésticas en el ámbito de la Directiva.
Las trabajadoras domésticas están excluidas de la Directiva relativa al permiso de maternidad y de la legislación europea que garantice el derecho a la protección de la maternidad, y ni siquiera están cubiertas por la Directiva marco de salud y seguridad. Se trata de una discriminación inaceptable que hay que combatir.
Por tanto, acogemos con beneplácito este Convenio de la Organización Internacional del Trabajo, que debemos respaldar con el fin de dignificar el trabajo doméstico y dar a estas mujeres los derechos de los que se benefician otras mujeres.
Kyriacos Triantaphyllides (GUE/NGL). – (EL) Señora Presidenta, una serie de estudios llevados a cabo por los Estados miembros ponen de manifiesto que los trabajadores domésticos se enfrentan a varios problemas, entre otros, los bajos salarios, la discriminación, una pesada carga de trabajo, una conducta impropia por parte de los empleadores e incluso al acoso sexual. Estos problemas se ven agravados por el hecho de que no reciben el tratamiento de empleados y, por lo tanto, no tienen ninguna protección en virtud de convenios internacionales o de la jurisprudencia comunitaria. El término «trabajador doméstico» debe cambiarse con urgencia a «empleado doméstico» y, además, hay que regular con urgencia la cuestión de los contratos y las condiciones de empleo.
La aprobación de un Convenio de la OIT sobre los trabajadores domésticos sería un primer paso para llenar el vacío existente, mediante la protección de los derechos en relación con su empleo, los aumentos salariales, la adopción de criterios para los empleadores, o incluso mediante la aclaración de que los empleados domésticos no necesariamente tienen la obligación de quedarse en la casa del empleador. Como parte de este esfuerzo, la Unión Europea, en cooperación con los Estados miembros, tiene por objeto modificar la legislación vigente, a fin de cubrir a los empleados domésticos y, sobre todo, fomentar la cooperación entre los Estados miembros y el intercambio de mejores prácticas.
Thomas Mann (PPE). – (DE) Señora Presidenta, señor Andor, Señorías, en Alemania, los trabajadores domésticos no están amparados por la legislación de protección del empleo. Tampoco están incluidos en la Directiva marco europea. La razón de esto es que el Estado no está autorizado a vigilar el cumplimiento de las normas en residencias privadas. Hay obstáculos similares en otros Estados miembros. Un total de 15 de ellos no han incluido a los trabajadores domésticos en sus leyes de protección del empleo.
Sin embargo, estos trabajadores se merecen una protección especial. Por tanto, estoy a favor de la adopción del Convenio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), pero no creo que sea conveniente incorporar gran parte del Convenio a la legislación de la UE. Esto impediría que los Parlamentos nacionales tomaran decisiones independientes sobre la ratificación de cada uno de convenios de la OIT. Sin embargo, me gustaría dar las gracias a los grupos de trabajo de la OIT por su excelente trabajo.
Todavía hay algunos problemas, por ejemplo, en las definiciones. El artículo 1 debe abarcar no sólo el trabajo doméstico, sino también los servicios domésticos. El artículo relativo a los períodos de descanso también es problemático. Cada empleado debe tener un día de descanso por semana, pero esto no tiene por qué ser en la misma semana. Los Estados miembros deben llegar a acuerdos individuales en relación con los períodos de tiempo, ya que se necesita un cierto grado de flexibilidad.
La prohibición del pago en especies, que está directamente relacionado con el trabajo, tales como uniformes, herramientas o equipos de protección, me parece incomprensible. Sospecho que lo que se quiere decir es que no deben deducirse del salario. En otras palabras, necesitamos una prohibición de deducir de los salarios los pagos en especies.
Tras haber resuelto estas contradicciones, creo que debemos firmar el convenio de la OIT sobre los trabajadores domésticos. Muchas gracias, señora Berès, por su iniciativa, y gracias a todos aquellos que han dicho que quieren tratar de avanzar en nombre de las personas que, como todos sabemos, merecen protección.
Elena Băsescu (PPE). – (RO) Señora Presidenta, doy la bienvenida a la iniciativa de adoptar un Convenio de la OIT completado por una recomendación sobre los trabajadores domésticos. He de decir que representan el 9 % de la población activa, pero no goza de las mismas garantías sociales. El hecho de no declarar estas actividades perjudica tanto a los trabajadores como al Estado, que no puede gravarles impuestos. Creo que esta categoría de trabajadores es particularmente vulnerable a abusos por parte de los empleadores. En muchos casos, los trabajadores domésticos son inmigrantes sin papeles, lo que les impide ponerse en contacto con las autoridades cuando son explotados. Hago un llamamiento a la Comisión para que adopte, con la mayor urgencia posible, un paquete de medidas destinadas a protegerlos y proporcionarles información. Se requiere una estrecha cooperación entre las autoridades nacionales y las instituciones europeas, con el fin de mejorar las condiciones laborales para esta categoría de trabajadores.
Silvia-Adriana Ţicău (S&D). – (RO) Señora Presidenta, el envejecimiento de la población está aumentando la demanda de servicios de atención a domicilio. Como resultado de la crisis económica, la tasa de desempleo ha aumentado a aproximadamente el 10 %, con una tasa de desempleo juvenil de hasta el 20 %. En muchos Estados miembros, los programas de recuperación económica han implicado una reducción en los presupuestos de salud, lo que ha derivado también en el despido de muchos empleados que trabajan en este sector.
La no declaración de asistencia a domicilio o los servicios de limpieza priva a estos trabajadores de la posibilidad de una vida digna y, sobre todo, de una pensión digna. Dado que los trabajadores de estos sectores son principalmente mujeres que normalmente se encargan de su propia familia, tanto en términos de educación de los hijos como en el cuidado de parientes de edad avanzada, me gustaría preguntar a la Comisión si disponemos de estadísticas sobre los trabajadores domésticos a escala de la UE y sobre el nivel de cada Estado miembro. También me gustaría preguntarle cuáles son las medidas que la Comisión tiene la intención de tomar para garantizar no sólo la flexibilidad necesaria, sino también el respeto de los derechos de estos trabajadores.
Ilda Figueiredo (GUE/NGL). – (PT) Señora Presidenta, considero que hoy estamos celebrando aquí un importante debate, además de la iniciativa de nuestra Presidenta de la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales sobre la necesidad de reconocer el valor de los trabajadores domésticos, en su mayoría, mujeres que prestan ayuda a domicilio, servicios de limpieza y catering, y que suelen ser víctimas de explotación y discriminación, incluso a un nivel más elevado si también son inmigrantes. Por tanto, resulta de gran importancia abordar este problema.
También creo que un nuevo Convenio de la Organización Internacional del Trabajo y la recomendación podrían ser de gran ayuda y debe adoptarse, si es posible, en la 100ª Conferencia Internacional del Trabajo. Por tanto, no caber lugar a dudas de que la función de la Comisión —la suya, señor Comisario— a la hora de alentar a los Estados miembros y también al centrar la atención en el contenido exacto del Convenio, podría ser bastante importante. Sin embargo, también le insto a que preste total atención a la legislación de la Unión para garantizar la protección del trabajo, el salario, la maternidad y la enfermedad, y los derechos de la seguridad social para los trabajadores domésticos, tanto para hombres como para mujeres.
Elisabeth Schroedter (Verts/ALE). – (DE) Señora Presidenta, me gustaría referirme de nuevo al discurso del señor Andor. Ha preguntado con mucha cautela si la Comisión Europea tiene competencias y responsabilidades en este ámbito. Yo creo que tiene más responsabilidad, en particular, en lo que respecta a la libertad de movimiento.
Me vienen a la mente de inmediato los trabajadores desplazados. Un ejemplo de esto es Berlín, donde los sindicatos han establecido un centro de asesoramiento para los trabajadores desplazados. El mayor grupo de trabajadores que contactan con el centro, no sólo de Berlín, sino de toda Alemania, son las enfermeras que trabajan como empleadas domésticas, a veces en condiciones laborales terribles y muy precarias. Esta es una manera de eludir las condiciones laborales mínimas. Algunas de estas personas ni siquiera tienen falsos estados de autónomas. Por eso hemos presentado esta enmienda. La mayoría de estas personas son trabajadores de otros Estados miembros de la UE y de terceros países. Esto demuestra que la Comisión sin duda tiene la responsabilidad de tomar medidas e introducir normas mínimas en este ámbito.
László Andor, Miembro de la Comisión. – Señora Presidenta, este debate pone de relieve el papel fundamental de la OIT en el mundo del trabajo. Creo que tenemos que continuar nuestra estrecha cooperación con la OIT, porque su trabajo en este campo, y en otros, por supuesto, se aplica en gran medida al contexto europeo.
Pero el debate también ha destacado muchas de las políticas sociales y de empleo que tratamos de aplicar a los trabajadores domésticos, a pesar de ser considerados como un grupo independiente.
El desarrollo de aptitudes, la salud y la seguridad, los salarios dignos y la seguridad social, el desarrollo de acuerdos contractuales —y podría continuar esta lista, por supuesto— son todos aspectos que han de tratarse en el contexto del trabajo doméstico y, de hecho, la Unión Europea también debe ser líder a escala mundial.
Tenemos que trabajar de forma muy estrecha con los Estados miembros, porque a dicho nivel se pueden encontrar muchas posibilidades de acción, y continuamos con el intercambio de buenas prácticas en este ámbito.
Como ya he dicho en mi declaración introductoria, estamos llevando a cabo un proyecto piloto, a petición del Parlamento, para convertir el empleo precario en empleo decente, y ya se han lanzado dos convocatorias de propuestas. La segunda, publicada a principios de este año, es específicamente un llamamiento a la acción para fortalecer los derechos de los trabajadores más pobres, y también realizaremos un estudio para comprender mejor el fenómeno del trabajo precario.
En cuanto a la pregunta sobre la legislación de salud y seguridad y cómo se aplica a los trabajadores domésticos, la Comisión en este momento no tiene planes de ampliar el alcance de la Directiva de Seguridad y Salud, pero ahora tenemos la oportunidad de pensar acerca de las nuevas normas sobre los trabajadores domésticos como un grupo. Es importante señalar que los Estados miembros pueden, por supuesto, introducir normas nacionales más estrictas. Pueden, por ejemplo, incluir a los trabajadores domésticos en las normas nacionales e ir más allá de los requisitos mínimos.
Presidenta. – Para concluir el debate, he recibido una propuesta de resolucion(1).
Se cierra el debate.
La votación tendrá lugar el jueves, 12 de mayo al mediodía.