Guatemala, en particular la situación de los defensores de los derechos humanos
Gabriel Mato, autor. – Señor presidente, querida comisaria: veinte años de los Acuerdos de Paz de Guatemala; largo camino recorrido, pero aún mucho por recorrer.
Mientras haya una sola víctima defensora de los derechos humanos, no podremos sentirnos satisfechos —todo lo contrario— ni en Guatemala ni en ningún sitio. Pero con igual vara de medir: no podemos mirar a algunos Gobiernos mientras dejamos de mirar a otros que mantienen presos políticos —y hoy va mi recuerdo para Leopoldo López en su tercer aniversario de prisión—.
La Resolución que presentamos es, sobre todo, equilibrada. Valoramos los pasos dados por el Gobierno —que son muchos— y les alentamos a seguir en esta lucha, pero también mostramos nuestra preocupación por una situación de violencia no erradicada.
Solicitamos implicación de las instituciones, también de la Unión Europea, en todos los ámbitos, y abogamos por redoblar los esfuerzos contra cualquier tipo de violencia, presión o intimidación: cero impunidad.
Es una apuesta clara por la libertad, la democracia y el respeto de los derechos humanos en Guatemala y en cualquier parte del mundo. Los derechos humanos son universales y no tienen nacionalidad.