Miguel Urbán Crespo (GUE/NGL). – Señor presidente, desde que se iniciaron las protestas en Nicaragua se han registrado más de setenta y seis muertes, ochocientas personas heridas y cientos de detenidos.
Condenamos la violencia contra los movimientos populares y reclamamos una investigación independiente para que los responsables rindan cuentas ante los tribunales por violaciones severas de los derechos humanos.
Apoyamos un diálogo que incluya a todas las voces y que permita una salida dialogada a este conflicto, una solución que pasa por la libertad de todos los presos políticos, el desarme de las bandas paramilitares y asegurar las libertades sociales y políticas más básicas, como son la manifestación, la reunión, la protesta, la participación y el derecho a la información.
Como nos ha demostrado la historia nicaragüense, el ejercicio de la protesta debe servir para avanzar en las transformaciones políticas y sociales del país. El futuro de Nicaragua, en definitiva, deben decidirlo los y las nicaragüenses con plena autonomía y libertad, libres de violencia y represión y asegurando la vuelta de todos los exiliados.