Antoni Comín i Oliveres (NI). – Señora presidenta, señor comisario, la Comisión y el Consejo han cometido un grave error afrontando esta negociación sobre la Ley Europea del Clima como si fuera una negociación clásica. En una negociación clásica, los Estados intentan minimizar sus compromisos confiando en la paciencia de los otros Estados, o los Gobiernos intentan escapar de sus compromisos con la población, contando con que esta se resignará.
Pero actuar así, con este método tradicional en un tema como este, es no entender nada, porque la naturaleza no negocia, la naturaleza no tiene paciencia, la naturaleza no se resigna. Si incumplimos nuestros compromisos con la naturaleza, ella reaccionará siguiendo sus leyes implacables. Y las consecuencias —lo sabemos— para los sistemas naturales y humanos pueden ser devastadoras.
Muchos pensarán que rebajar el objetivo de reducción de emisiones del 60 % al 55 % tampoco es tan grave, pero pensar así es ir en contra de la ciencia y es no asumir que estamos en una situación de emergencia climática.
No estamos en contra de la Ley Europea del Clima algunos de los que votaremos en contra, pero estamos en contra de que se hayan rebajado tanto tanto sus ambiciones. Porque reducir las emisiones no es una opción: es una necesidad.