Resolución del Parlamento Europeo sobre "Mejorar la salud mental de la población. Hacia una estrategia de la Unión Europea en materia de salud mental" (2006/2058(INI))
El Parlamento Europeo,
– Visto el Libro verde de la Comisión titulado "Mejorar la salud mental de la población. Hacia una estrategia de la Unión Europea en materia de salud mental" (COM(2005)0484),
– Vistos los artículos 2, 13 y 152 del Tratado CE,
− Vista la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea(1),
− Vista la Directiva 2000/78/CE del Consejo, de 27 de noviembre de 2000, relativa al establecimiento de un marco general para la igualdad de trato en el empleo y la ocupación(2),
− Vista la Resolución del Consejo, de 18 de noviembre de 1999, sobre la promoción de la salud mental(3),
– Vista la Declaración de la Conferencia Ministerial Europea de la OMS, de 15 de enero de 2005, sobre el tema "Hacer frente a los desafíos, encontrar soluciones",
− Vista su Resolución de 23 de marzo de 2006 sobre los retos demográficos y la solidaridad entre las generaciones(4),
– Visto el artículo 45 de su Reglamento,
– Vistos el informe de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria y las opiniones de la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales y de la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género (A6-0249/2006),
A. Considerando que una de cada cuatro personas en Europa sufre al menos un episodio importante de enfermedad mental a lo largo de su vida; que las enfermedades mentales afectan a todos los ciudadanos de la UE ya sea directa o indirectamente, y que se calcula que, en la Unión Europea, 18,4 millones de personas con edades comprendidas entre los 18 y los 65 años padecen cada año una depresión importante; que una buena salud mental permite a los ciudadanos desarrollarse en los planos intelectual y emocional e integrarse en la vida social, escolar y profesional; considerando que, por el contrario, una mala salud mental es fuente de gastos, de exclusión social y de estigmatización,
B. Considerando que los trastornos de salud mental tienen repercusiones negativas considerables sobre la calidad de vida de las personas directa o indirectamente afectadas,
C. Considerando que el coste económico que suponen las enfermedades mentales para la sociedad es enorme y que se calcula que puede oscilar entre el 3 % y 4 % del PIB en los Estados miembros de la Unión Europea,
D. Considerando que las condiciones de salud mental ya tienen un impacto económico, sanitario y social muy significativo, que se incrementará en la medida en que aumente la tasa de incidencia, habida cuenta del envejecimiento de la población y de los cambios en la sociedad,
E. Considerando que unos 58 000 ciudadanos de la Unión Europea se suicidan cada año, cifra que supera las muertes anuales por accidentes de carretera o por VIH/sida, y que el número de personas que intentan suicidarse es diez veces superior a esta cifra,
F. Considerando que, teniendo en cuenta el reparto de competencias con arreglo al Tratado CE, el valor añadido de una estrategia comunitaria para la salud mental de la población europea radica fundamentalmente en el ámbito de la prevención,
G. Considerando que en algunos países europeos se invierte hasta el 85 % del dinero destinado a la salud mental en el mantenimiento de grandes centros,
H. Considerando que la falta de comprensión y de inversiones en la promoción de la salud mental ha contribuido a deteriorar la salud y las discapacidades de los individuos, así como los problemas sociales,
I. Considerando que aproximadamente el 40 % de todos los presos padece algún tipo de enfermedad mental y que la proporción de que estas personas se suiciden es siete veces superior al de las personas integradas en la sociedad; que unas condiciones inadecuadas de encarcelamiento pueden agravar la enfermedad e impedir la rehabilitación,
J. Considerando que en la Unión Europea en su conjunto no se ha dedicado suficiente atención ni recursos a la salud mental de los niños y de los jóvenes, a pesar del fuerte aumento de las enfermedades mentales entre los jóvenes,
K. Considerando que existe una clara dimensión de género en el campo de la salud mental, en particular en lo referente a los trastornos alimentarios, las enfermedades neurodegenerativas, la esquizofrenia, los trastornos del estado de ánimo, la ansiedad, el pánico, la depresión, el consumo indebido de alcohol y de otras sustancias psicoactivas, así como a los suicidios y la delincuencia, ámbitos en los que se impone una investigación sistemática;
L. Considerando que las mujeres suelen recurrir a los servicios especializados en busca de ayuda con mayor frecuencia que los hombres y que reciben el doble de recetas de psicofármacos que éstos; que los estudios farmacocinéticos revelan que las mujeres toleran peor dicha clase de medicamentos;
M. Considerando que la prevención, el diagnóstico precoz, la intervención y el tratamiento de los trastornos mentales limitan considerablemente las consecuencias a nivel personal, económico y social,
N. Considerando que un gran número de personas padecen trastornos neurodegenerativos y que se prevé que este número aumente debido, entre otros factores, a la longevidad y el consiguiente incremento de la población de la tercera edad,
O. Considerando que en la mayor parte de los países de la Unión Europea se ha registrado un proceso de abandono de los cuidados institucionalizados de larga duración, tanto a favor de los menores con trastornos del desarrollo y del comportamiento que suponen una amenaza para su desarrollo normal, en particular en el ámbito educativo, como de los adultos con enfermedades crónicas y graves y con dificultades de aprendizaje, a favor de su integración en la comunidad con una asistencia, pero que esta evolución ha tenido lugar sin una planificación ni financiación adecuadas de los servicios comunitarios,
P. Considerando que los problemas de salud mental relacionados con la violencia contra mujeres y niñas no se conocen lo suficiente; considerando que los testimonios de vejaciones se ignoran de forma rutinaria y que muchas mujeres y niñas se resisten a exponer los abusos sufridos a menos que doctores o personal médico se lo pidan directamente;
Q. Considerando que la educación en el seno de un contexto familiar sano que aporte no sólo seguridad material sino también psicológica y amor paterno y materno es una condición previa para una buena salud mental,
1. Acoge con satisfacción el compromiso de la Comisión con la promoción de la salud mental; solicita que se conceda una mayor prioridad a este aspecto en las políticas sanitarias -poniendo el acento en la prevención- y de investigación de la Unión, y considera que debería incorporarse a las políticas y a la legislación de todas las direcciones de la Comisión y de todos los ministerios de los Estados miembros, que deberían comprometerse a armonizar los actuales indicadores nacionales e internacionales en materia de salud mental para así disponer de una serie de datos comparables a escala de la UE;
2. Considera que la dimensión de género no se ha tenido suficientemente en cuenta en el Libro Verde; pide, por consiguiente, que sea sistemáticamente incluida en las medidas propuestas para impulsar la salud mental, en las acciones preventivas y en la investigación, cuyos estudios son hasta ahora insuficientes e inadecuados, tanto que se considera que los progresos obtenidos en la prevención y la cura de estas enfermedades son considerablemente menos importantes que en otras;
3. Considera fundamental el papel del médico en el seguimiento del paciente;
4. Considera que una buena salud mental es un requisito imprescindible para la salud y el bienestar general de los ciudadanos europeos y para alcanzar buenos resultados económicos en la UE, a la vez que alienta y promueve todas las medidas destinadas a progresar y prevenir los trastornos mentales;
5. Subraya la necesidad de reflexionar acerca de la mejor manera de utilizar los instrumentos comunitarios disponibles, como el séptimo Programa marco de investigación, con objeto de constituir capacidades susceptibles de apoyar la investigación sobre salud mental en la Unión;
6. Considera que toda futura propuesta de la Comisión en relación con la salud mental debe contemplar la asociación y la consulta de todas aquellas personas que hayan padecido o padezcan enfermedades mentales, sus familias, sus cuidadores y las ONG activas en este ámbito, las asociaciones de familiares y otras instancias interesadas, con vistas a mejorar la representación y la participación en los procesos decisorios y favorecer el asociacionismo entre los familiares de los pacientes psiquiátricos;
7. Destaca las considerables diferencias en materia de gasto en salud mental existentes entre los Estados miembros, tanto en lo que respecta a los importes absolutos como en lo que concierne a la proporción de gasto sanitario en su conjunto;
8. Considera, además, que serán necesarias diversas medidas para lograr los tres objetivos de promoción de la salud mental, mejora de la salud mental y prevención de los trastornos mentales; está convencido de que estas medidas deben tender a una adecuada información, a la adquisición de conocimientos en este ámbito y al desarrollo de posiciones y aptitudes que permitan proteger la salud mental y física y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos europeos;
9. Subraya la necesidad de utilizar con cautela términos como "enfermedades mentales", "trastornos mentales", "enfermedad mental grave" y "trastorno de la personalidad";
10. Subraya la importancia de la necesidad de unos análisis, una detección y un diagnóstico precoces, así como de un tratamiento integrado y personalizado;
11. Subraya la necesidad de luchar, a través de medidas adecuadas, contra las desigualdades en el tratamiento de las enfermedades mentales, que son patentes en este ámbito;
12. Solicita que se incluya a las personas con trastornos de aprendizaje en toda estrategia futura, ya que deben hacer frente a los mismos problemas que las personas que padecen trastornos mentales, incluida la exclusión social, la institucionalización, el abuso de los derechos humanos, la discriminación, la estigmatización y la falta de apoyo tanto para ellos como para sus familiares y cuidadores; pide, al mismo tiempo, mayores esfuerzos para identificar como tales y para proporcionar un mejor apoyo a los niños y los jóvenes cognitivamente superdotados;
13. Subraya la importancia de la ayuda mutua y el papel preponderante que desempeña la experiencia de las personas en materia de tratamiento, enfermedad y recuperación;
14. Acoge favorablemente el hecho de que la Comisión destaque como principales grupos a quienes van dirigidas las medidas los niños, los empleados, las personas mayores y los miembros desfavorecidos de la sociedad, pero es partidario de que se incluya también, por ejemplo, a las personas que padecen enfermedades mentales graves, las personas que padecen enfermedades largas y terminales, las personas con discapacidad, los presos, los grupos étnicos y otros grupos minoritarios y las personas sin hogar, los emigrantes, los trabajadores en precario y los desempleados, así como una serie de cuestiones relacionadas con la salud mental y la atención que afectan de forma específica a las mujeres;
15. Reconoce que los trastornos de la personalidad suponen unos retos particulares en cuanto a diagnóstico, tratamiento o gestión y atención sanitaria, y que requieren más investigación y unas políticas diferenciadas; pide a la Comisión que también preste atención a la agresión, a los factores determinantes del comportamiento agresivo y a las consecuencias psíquicas del mismo;
16. Reconoce que las necesidades de los hombres y las mujeres en materia de salud mental pueden ser diferentes, y pide que se continúe investigando, en particular, la relación existente entre la hospitalización forzosa y la automutilación de las mujeres así como la mayor prescripción de psicofármacos a éstas;
17. Hace hincapié en la necesidad de que se investiguen las diferencias demostradas en cuanto a estructura y actividad entre los cerebros del hombre y de la mujer, a fin de desarrollar enfoques y tratamientos diferenciados para los dos sexos en el ámbito de la salud mental;
18. Pide que se facilite ayuda a las madres durante el período prenatal y posnatal con miras a prevenir la depresión u otras manifestaciones psicopatológicas que se observan en proporciones significativas en esas situaciones;
19. Considera que la buena salud mental de las madres y de los padres contribuye al desarrollo armonioso de los hijos que llegarán a ser adultos sanos;
20. Solicita un enfoque en el que intervengan múltiples disciplinas y organismos que permita hacer frente a las situaciones complejas de enfermedad mental, como la mejor forma de ayudar a los niños o adolescentes con trastornos del desarrollo, problemas de comportamiento o trastornos de la alimentación y/o cuyos padres padecen a menudo también una enfermedad mental (o están confinados en instituciones para cuidados prolongados);
21. Constata que la imagen del cuerpo de la niña y de la mujer impuesta por la sociedad tiene un impacto en la salud mental y el bienestar de la mujer y la niña, y tiene, entre otros, el efecto de aumentar los trastornos alimentarios;
22. Destaca que las causas de las enfermedades y trastornos mentales por regla general se remontan a la primera infancia y subraya la importancia de investigar sobre unas condiciones sanitarias satisfactorias en la primera infancia;
23. Subraya la importancia de la formación permanente y complementaria de los intermediarios: el personal docente y asistencial, los servicios sociales y judiciales y los empleadores;
24. Acoge con satisfacción el hecho de que el Libro Verde reconozca que factores sociales y medioambientales como las experiencias personales, la familia o el apoyo social; las condiciones de vida como la pobreza, la vida en grandes ciudades o el aislamiento rural; y las condiciones de trabajo como la inseguridad en el empleo, el desempleo o las largas jornadas de trabajo influyen en la salud mental de las personas; destaca que los trastornos mentales son una de las causas de jubilación anticipada y de concesión de pensiones por discapacidad;
25. Considera que unas buenas condiciones de trabajo contribuyen a mejorar la salud mental, y pide a los empleadores que apliquen políticas relativas a la salud mental en el trabajo como parte necesaria de su responsabilidad de cara a la salud y la seguridad en el trabajo, a fin de garantizar la mejor ocupación y la calidad de la inserción laboral para las personas afectadas por trastornos psíquicos; solicita que esas políticas sean publicadas y controladas en el marco de la legislación vigente en materia de salud y seguridad, teniendo asimismo en cuenta las necesidades y los puntos de vista de los trabajadores;
26. Acoge con satisfacción las iniciativas sociales inscritas en las políticas sociales y de empleo destinadas a fomentar el trato no discriminatorio de las personas que padecen enfermedades mentales, la integración social de las personas con discapacidades mentales y la prevención del estrés en el lugar de trabajo;
27. En relación con la estrategia europea de empleo, hace hincapié en la repercusión de la salud mental en el empleo, así como en la influencia del desempleo en el estado de salud mental de las personas;
28. Considera que los Estados miembros deberían colaborar para encontrar y aplicar estrategias eficaces destinadas a reducir el suicidio, especialmente entre los jóvenes y otros grupos de riesgo;
29. Pide un mayor reconocimiento de la relación existente entre discriminación, violencia y mala salud mental y, por tanto, de la necesidad de combatir todas las formas de violencia y discriminación como parte de la estrategia para la promoción de la salud mental a través de la prevención;
30. Considera que el envejecimiento de la población europea constituye uno de los principales retos para la salud mental, y solicita que se dé más importancia a la investigación acerca de los mecanismos y las causas de las enfermedades neurodegenerativas u otros trastornos psíquicos de la tercera edad y a su prevención así como a su tratamiento, incluido el desarrollo de nuevas terapias;
31. Opina, además, que debería hacerse hincapié en la relación entre el consumo de alcohol y drogas y los trastornos mentales; considera que la adicción al alcohol y a las drogas constituyen graves problemas para la salud mental, la salud física y la sociedad en su conjunto; pide a la Comisión que haga urgentemente un inventario de los programas de desintoxicación y los tratamientos más eficaces;
32. Subraya que las personas que padecen trastornos mentales deben ser tratadas y cuidadas con dignidad y humanidad y que los servicios de cuidado y asistencia médica deben ser eficaces, de calidad y accesibles a todos los pacientes, garantizándose su carácter universal; que deben conocerse claramente los derechos de estas personas a ser o no ser tratadas; que, siempre que sea posible, deben poder participar en las decisiones sobre su propio tratamiento y ser consultadas colectivamente sobre los servicios; que, en caso de prescripción de medicamentos, éstos deben tener unos efectos secundarios mínimos, y que debería facilitarse información y asesoría a aquellas personas que quieran abandonar la medicación de forma segura;
33. Considera que el recurso a la fuerza es contraproducente, como también la medicación obligatoria; así como que cualquier forma de recuperación en un centro de hospitalización y de medicación obligatoria debe ser limitada en el tiempo y que, en la medida de lo posible, debe examinarse regularmente y realizarse con el consentimiento del paciente o, en su defecto, con el permiso de las autoridades competentes como último recurso;
34. Considera que debe evitarse toda forma de restricción de las libertades personales, en particular, el internamiento, para el cual será necesario una supervisión, un control y una vigilancia de las instituciones democráticas garantes de los derechos personales, a fin de evitar posibles abusos;
35. Solicita que toda futura estrategia se centre en poner fin a la estigmatización, concretamente a través de campañas anuales sobre temas de salud mental a fin de luchar contra la ignorancia y la injusticia, dado que la estigmatización, asociada a las enfermedades mentales, conduce al rechazo por la sociedad en todos los ámbitos, desde el empleo hasta la familia, pasando por la comunidad y los profesionales de la salud; considera, asimismo, que para mejorar la salud mental y las condiciones de los pacientes deben estar garantizados los derechos sociales y civiles básicos como son el derecho a la vivienda y una ayuda económica para quienes no pueden trabajar, así como el derecho a contraer matrimonio y a gestionar el patrimonio propio; opina, además, que la estigmatización representa de hecho una forma de discriminación, por lo que debería ser abordada por las leyes de lucha contra la discriminación;
36. Reconoce que uno de los elementos de la estigmatización es la idea generalizada de que los trastornos mentales son agudos y para toda la vida, cuando resulta importante recalcar que, con ayuda adecuada, las personas pueden recuperarse, mientras que en otras cabe lograr una remisión o un grado suficiente de funcionalidad o estabilidad;
37. Destaca la necesidad de reformar los servicios de salud mental, de forma que se basen en una asistencia comunitaria de alta calidad en el hogar o en centros protegidos con acceso a una asistencia sanitaria y social adecuada, con un seguimiento y una evaluación regulares, con medidas de apoyo para las personas con enfermedades mentales y sus cuidadores, con una ventanilla única para acceder a los servicios en los ámbitos sanitario, social, de la vivienda, de formación, de transporte, prestaciones y otros; subraya que esta iniciativa debería ser respaldada por una serie de servicios de hospitalización para casos agudos o crónicos o por necesidades de seguridad, pero siempre con un seguimiento independiente de todas las personas que reciben cuidados hospitalarios de forma obligatoria;
38. Destaca, a tal efecto, la necesidad de apoyar las cooperativas integradas por pacientes psiquiátricos y todas las actividades orientadas hacia la inclusión de usuarios y antiguos pacientes, y de destinar recursos a la formación del personal para que éste adquiera la capacidad de asumir el conjunto de las necesidades de los pacientes psiquiátricos;
39. Destaca la necesidad de una formación permanente de los médicos generalistas o de cabecera y de los demás profesionales que trabajan en los servicios de atención primaria en temas de salud mental;
40. Reconoce que el Gobierno local ha de desempeñar un papel integral a la hora de fomentar una buena salud mental, apoyando a las personas con mala salud mental dentro de sus comunidades locales y reuniendo las distintas corrientes de un enfoque multi-organismos en la prestación de servicios en el ámbito de la salud mental;
41. Considera que el doble diagnóstico de las personas con enfermedades mentales y problemas de adicción debería llevar normalmente a un tratamiento coordinado;
42. Subraya que las vertientes mental y física de la salud están interrelacionadas; que los trastornos mentales pueden tener un fundamento biológico, social, emocional o histórico, que debe abordarse para garantizar el éxito de otros enfoques, y que algunos medicamentos psiquiátricos pueden empeorar de hecho la condición biológica subyacente;
43. Solicita que se preste una mayor atención a las repercusiones psíquicas y los síntomas psíquicos de las enfermedades somáticas; insiste en la necesidad de otorgar la misma importancia al bienestar mental y al físico en los protocolos hospitalarios, también en lo que se refiere al tratamiento de enfermedades graves y/o incurables; y considera oportuna una formación permanente del personal médico y paramédico de otras especialidades en temas de enfermedades mentales que, con frecuencia, no son diagnosticadas o son infravaloradas;
44. Apoya los comentarios de la Comisión sobre la desinstitucionalización, dado que las estancias de larga duración en las instituciones psiquiátricas pueden contribuir a prolongar y agravar las enfermedades mentales y al refuerzo de la estigmatización y la exclusión social, pero reconoce que deben redoblarse los esfuerzos por convencer a la opinión pública de que se obtienen mejores resultados cuando la asistencia a las personas que padecen graves trastornos mentales o tienen dificultades de aprendizaje está integrada en la comunidad;
45. Sugiere que la Comisión recopile, a través del Programa de acción comunitario en el ámbito de la salud pública, datos sobre enfermedades mentales, índices de recuperación de pacientes sometidos a tratamiento y la eficacia de su reintegración en la sociedad;
46. Propone que la Comisión determine los sitios y ejemplos de buenas prácticas y divulgue detalles al respecto en todos los Estados miembros, de forma que estos "sitios de demostración" sean comparables a los sitios de la OMS en el marco de su programa "Naciones en pro de la salud mental"; opina que los "sitios de demostración", los "tratamientos de demostración" y las "estrategias de prevención de demostración" pueden ser importantes a la hora de reducir las desigualdades entre los servicios de salud mental de los Estados miembros; pide a la Comisión que asocie a los centros científicos a fin de determinar cuáles son dichos "sitios de demostración", "tratamientos de demostración" y "estrategias de prevención de demostración";
47. Opina que, dado que todas las personas (de conformidad con la Resolución A/RES/46/119 de la Asamblea General de las Naciones Unidas de 17 de diciembre de 1991 sobre la protección de los enfermos mentales y el mejoramiento de la atención de la salud mental) tienen derecho a la mejor atención disponible en materia de salud mental, sería conveniente difundir las mejores prácticas y la información pertinente entre todos los ciudadanos, y garantizar su accesibilidad;
48. Considera que el término "tratamiento" debería interpretarse ampliamente, siendo prioritarias a ese respecto la identificación y la eliminación de los factores sociales y ambientales y debiéndose recurrir sólo como último recurso a la administración de medicación, particularmente en el caso de los niños y de los jóvenes; critica la medicalización y patologización crecientes de determinadas etapas de la vida, sin que se investiguen completamente las causas; pide que se tengan en cuenta factores como experiencias personales, familia, apoyo social y condiciones de vida y de trabajo que inciden en la enfermedad mental, así como factores genéticos;
49. Señala el elevado número de niños que crecen en establecimientos asistenciales públicos en determinados Estados miembros, en particular en algunos de los nuevos; insta a la Comisión a apoyar con mayor eficacia la creación de sistemas alternativos que ayuden a los padres de los niños pertenecientes a los grupos de riesgo a cuidar adecuadamente de ellos; pide que se ponga en marcha lo antes posible y se ejecute de manera efectiva el proyecto "La salud mental de los niños y adolescentes en una Europa ampliada: desarrollo de políticas y prácticas efectivas", que podría servir para coordinar los progresos en estrategias de salud mental infantil en los Estados miembros;
50. Considera, por otra parte, que, además del tratamiento, se requiere un entorno social y laboral y un apoyo de las familias y de la comunidad adecuados para evitar los problemas mentales y mejorar y fomentar el bienestar mental, el enfoque terapéutico y la recuperación de los enfermos mentales; destaca la necesidad de investigación acerca de los entornos que propician la salud mental y la recuperación;
51. Insta a la Comisión a que apoye el progreso de las reformas en todos aquellos Estados miembros en los que se hayan registrado prácticas abusivas de psiquiatría, se haya abusado de la medicación o el internamiento, o se haya recurrido a prácticas inhumanas como el uso de camas jaula o el uso excesivo de habitaciones de aislamiento, particularmente en algunos de los nuevos Estados miembros; señala que en algunos de los nuevos Estados miembros los indicadores de salud mental en la sociedad evolucionan por lo general de manera desfavorable, con cifras elevadas de suicidios, violencia y dependencias, especialmente del alcohol; pone de relieve que estos países han heredado unos sistemas de salud mental inadecuados y unas instituciones psiquiátricas y asistenciales de gran tamaño que agravan la exclusión y la estigmatización social, y que al mismo tiempo dichos países carecen de servicios comunitarios integrados en los sistemas de salud y protección social generales; pide a la Comisión que incluya la reforma de la psiquiatría en el orden del día de las negociaciones de adhesión a la UE; considera que la prisión no es un entorno adecuado para quienes padecen enfermedades mentales y que se deberían buscar alternativas de manera activa;
52. Solicita que se incremente la investigación sobre las intervenciones terapéuticas y psicológicas, el desarrollo de medicamentos más eficaces con menos efectos secundarios, los factores determinantes de los trastornos mentales y el suicidio y las mediciones de los resultados con miras a la inversión en el fomento de la salud mental, así como sobre métodos que contribuyan a una recuperación y remisión satisfactorias; pide, en particular, que se preste una especial atención a la investigación sobre los medicamentos más adaptados a los niños; hace hincapié, asimismo, en que la investigación no puede quedar limitada a los fármacos sino que debe orientarse también a los estudios epidemiológicos, psicológicos y económicos sobre la comunidad así como sobre los determinantes sociales de los trastornos mentales; pide, asimismo, una mayor participación de los usuarios de servicios en todos los aspectos de la investigación en materia de salud mental;
53. Considera que también deben analizarse en mayor medida la estigmatización y las formas de luchar contra ella, la experiencia de los usuarios de los servicios y sus cuidadores, las relaciones de trabajo entre los distintos servicios y profesiones y antiguos usuarios de los servicios, y los servicios transfronterizos;
54. Considera que, para que los servicios de salud mental sean eficaces e inspiren confianza a la opinión pública, deben recibir una financiación suficiente que refleje el coste de los trastornos mentales para los individuos, para los servicios sanitarios y de asistencia social y para la sociedad en su conjunto;
55. Considera imprescindible aplicar métodos cualitativos e individualizados para promover la salud mental, teniendo en cuenta las necesidades especiales de las personas y grupos destinatarios;
56. Reconoce la valiosa contribución de los familiares y los cuidadores informales en el contexto de la asistencia a las personas que padecen enfermedades mentales, y reconoce también que muchos de ellos requieren a su vez cuidados y necesitarán información y apoyo por parte de profesionales para poder continuar prestando asistencia; reconoce asimismo la valiosa contribución que pueden hacer los usuarios de los servicios prestándose asistencia mutua;
57. Destaca la necesidad de utilizar un vocabulario y unos términos que contribuyan a luchar contra la estigmatización, como medidas para acabar con los prejuicios, cambiar las actitudes y criticar los estereotipos relacionados con cada categoría de trastorno mental;
58. Solicita que la Comisión establezca un Grupo de coordinación y seguimiento de la salud mental encargado de recopilar información sobre las prácticas y la promoción en materia de salud mental en la UE, a fin de evaluar la adecuación (en términos de efectivos y formación) de los profesionales y las infraestructuras existentes en el ámbito de la salud mental, y difundir informaciones sobre las mejores prácticas a todos los Estados miembros y todas las partes implicadas en el tratamiento de la salud mental; subraya que ha de asociarse a dicho Grupo de coordinación y seguimiento a las organizaciones de pacientes, a los servicios asistenciales, a los centros asistenciales y a los centros científicos;
59. Pide a la Comisión que, tras el Libro Verde, proceda a elaborar una Directiva sobre salud mental en Europa y sobre la defensa y el respeto de los derechos civiles y de los derechos fundamentales de las personas afectadas por trastornos mentales;
60. Pide a los países de la UE y ACP que cooperen estrechamente al invertir en salud mental por medio de las políticas de desarrollo y en el marco del Acuerdo de Cotonú;
61. Encarga a su Presidente que transmita la presente Resolución al Consejo y a la Comisión así como a los Gobiernos de los Estados miembros, a los países candidatos y adherentes, a los países ACP y a la OMS-Europa.