Resolución del Parlamento Europeo, de 10 de mayo de 2007, sobre las reformas en el mundo árabe: ¿qué estrategia debe seguir la Unión Europea? (2006/2172(INI))
El Parlamento Europeo,
– Vistas las orientaciones y estrategias de la Comisión y el Consejo respecto de los distintos países del mundo árabe,
– Visto el informe provisional sobre la Asociación estratégica de la Unión Europea con el Mediterráneo y Oriente Próximo, que el Consejo Europeo adoptó en diciembre de 2006,
– Vista la Estrategia europea para el mundo árabe presentada en 2003 por el Alto Representante de la UE,
– Vistos la Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeo titulada "Una Europa más amplia - Relaciones con los países vecinos: un nuevo marco para las relaciones con nuestros vecinos del Este y del Sur de Europa" (COM(2003)0104), su documento de orientación sobre la política europea de vecindad (COM(2004)0373), su propuesta de Reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo por el que se establecen las disposiciones generales relativas a la creación de un Instrumento Europeo de Vecindad y Asociación (COM(2004)0628), su Comunicación al Consejo sobre las propuestas de la Comisión de planes de acción con arreglo a la Política Europea de Vecindad (PEV) (COM(2004)0795), y los planes de acción para estos países, y su Comunicación relativa a la consolidación de la Política Europea de Vecindad (COM(2006)0726),
– Vista la prioridad política de la Presidencia europea de la Asamblea Parlamentaria Euromediterránea (APEM), formulada el 21 de abril de 2005, a saber, intensificar el diálogo sobre los derechos humanos con los Parlamentos de los países socios,
– Vistas las Resoluciones de la Asamblea Parlamentaria Euromediterránea aprobadas en las reuniones del 21 de noviembre de 2005 en Rabat y del 27 de marzo de 2006 en Bruselas,
– Vistos los informes sobre el desarrollo humano en el mundo árabe publicados en 2002, 2003 y 2005 por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y, en especial, el de 2004, titulado "Hacia la libertad en el mundo árabe",
– Vistas sus Resoluciones previas sobre la política mediterránea de la Unión Europea y, muy especialmente, la de 12 de febrero de 2004 sobre un nuevo impulso a las iniciativas de la UE en el ámbito de los derechos humanos y la democratización en colaboración con los socios mediterráneos(1), el Programa de Trabajo Quinquenal adoptado el 28 de noviembre de 2005 en la Cumbre Euromediterránea de Barcelona, así como su Resolución de 27 de octubre de 2005 sobre el proceso de Barcelona renovado(2),
– Vistas la Carta de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de los Derechos Humanos,
– Visto el artículo 45 de su Reglamento,
– Visto el informe de la Comisión de Asuntos Exteriores (A6-0127/2007),
A. Considerando que el concepto de "lo árabe" entendido como cemento de la identidad aparece como una característica común, y reivindicada como tal, a los pueblos y Estados de una extensa zona geográfica que se extiende del Magreb al golfo Pérsico pasando por el Mashreq y Oriente Próximo,
B. Considerando que la arabidad se manifiesta, no obstante, en distintas realidades, tanto políticas (monarquías, repúblicas árabes, o incluso en el Estado hebreo y la Autonomía Palestina), como religiosas (musulmanes suníes ―incluidos los wahabíes―, alauíes, drusos y chiíes, cristianos de diferentes confesiones) y sociológicas (grandes ciudades, zonas rurales, montañas, pueblos nómadas), pero que implica ‐de manera transnacional‐ parámetros comunes,
C. Considerando que la visión europea del mundo árabe se limita generalmente a un enfoque basado en las relaciones bilaterales entre Estados, o incluso a nivel subregional, y que conviene redinamizar la estrategia global de la UE con respecto al mundo árabe no solamente basándose en las organizaciones regionales existentes (Liga de Estados Árabes, Consejo de Cooperación del Golfo y, en caso de que recobrara su vitalidad, Unión del Magreb Árabe) así como en los instrumentos y estructuras existentes (Euromed, Programa Meda, acuerdos de asociación, Política Europea de Vecindad), sino también reforzando el apoyo a los actores no estatales en la región;
D. Considerando que la estrategia para el mundo árabe presentada en 2003 por el Alto Representante de la UE fue en gran medida un resultado de los riesgos y amenazas que surgieron a raíz de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001,
E. Considerando que hoy en Europa, para salvar la distancia existente entre ambas orillas del Mediterráneo, mejorar las políticas de integración en los Estados miembros de la UE y superar prejuicios y estereotipos, resulta necesaria una mayor y más profunda compresión de la pluralidad social y la diversidad cultural del mundo árabe,
F. Considerando que las convulsiones generadas por el final de la guerra fría y del orden bipolar fomentaron a la vez las veleidades emancipadoras de las sociedades árabes, así como las ambiciones por parte de algunos gobiernos árabes y de fuerzas económicas y sociales de participar activamente en el juego de la mundialización y la multipolaridad,
G. Considerando que la sociedad civil y las fuerzas vivas en el mundo árabe, por largo tiempo amordazadas, se hacen oír cada vez más y reivindican más atención y responsabilidades así como un papel político creciente,
H. Considerando que las experiencias previas de "renacimiento árabe", entendidas como intentos reformadores, han estado condenadas generalmente al fracaso y que el nacionalismo oficial ha supuesto un freno considerable a todo proyecto destinado a crear la unidad árabe,
I. Considerando que la Declaración final adoptada por la Cumbre del Consejo de la Liga de Estados Árabes celebrada en Túnez los días 23 y 24 de mayo de 2004 recoge, entre otras cosas, el compromiso con la reforma y modernización de los Estados miembros de la Liga de Estados Árabes a través de la consolidación democrática y la participación política,
J. Considerando que redunda en interés común de los países árabes y de sus socios europeos que se lleven a cabo una serie de reformas políticas, económicas y sociales con el fin de redinamizar la cooperación, la estabilidad, la democratización, el aumento del nivel de vida y la reducción de las disparidades sociales en la región en su conjunto,
K. Considerando que son los avances en la liberalización política y económica y los progresos en el respeto de los derechos humanos y en materia educativa los que contribuirán a una mayor estabilidad en estos países y que, por el contrario, el inmovilismo no es una garantía de auténtica estabilidad,
L. Considerando que las contribuciones de las Naciones Unidas y, en particular, de las recomendaciones del Grupo de Alto Nivel de la Alianza de Civilizaciones y del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, durante estos últimos años y en estrecha colaboración con los distintos componentes de las sociedades árabes, no piden sino encontrar plasmación en políticas concretas y reales,
M. Considerando que las relaciones de Europa con las autoridades de los países en cuestión llevan demasiado tiempo basándose exclusivamente en la búsqueda de la estabilidad y de la asociación estratégica, sin que esas autoridades hayan tenido en cuenta el respeto de los derechos humanos, socavando con ello los esfuerzos de las organizaciones de la sociedad civil por reformar las diversas sociedades desde el interior,
N. Considerando que es importante crear un marco en el que el diálogo entre los diversos elementos integrantes de las sociedades árabes pueda desenvolverse libre y abiertamente, para así desencadenar desde dentro un auténtico proceso de reformas,
O. Considerando que la Carta Árabe de los Derechos Humanos, adoptada en 1994, constituye la expresión del deseo de garantizar el respeto de los derechos humanos en el mundo árabe; lamentando al mismo tiempo que la formulación de algunas de sus disposiciones se presta a libre interpretación,
P. Considerando que el movimiento de la arabidad, tal y como fue concebido por sus fundadores, es un proyecto que ha inscrito la secularización de las sociedades entre sus objetivos; considerando que la vía contemporánea del islam político no parece estar dando siempre las respuestas adecuadas a los problemas de la reforma política; preocupado por el hecho de que las dificultades con que se topa la reforma política alimentan el islamismo radical y su discurso de odio contra los judíos; recordando que la moderación del islamismo depende tanto de la solidez del contexto institucional en el que evolucionan esas fuerzas como de las oportunidades que éste ofrece de influir en la elaboración de las políticas,
1. Está convencido de que la identidad árabe no es en modo alguno incompatible ni con el concepto de modernidad ni con el emprendimiento de reformas serias; considera que la impotencia, que es el fundamento mismo del sentimiento de "desdicha árabe", puede superarse en el marco de una asociación renovada, basada en la comprensión y la confianza mutuas, el respeto de las prácticas sociales y culturales, y la credibilidad del otro; recuerda que la occidentalización de las sociedades árabes no es la vía más idónea a tal efecto y que los conceptos de democracia, derechos humanos y Estado de Derecho son valores universales que innumerables autoridades y gobiernos musulmanes han declarado compatibles con el islam;
2. Se congratula de la citada Comunicación de la Comisión sobre el refuerzo de la Política Europea de Vecindad (PEV); considera la PEV como una herramienta fundamental para promover las reformas en los países vecinos del sur y del este de la UE; expresa su decepción por el importe propuesto para el instrumento de financiación consagrado a la gobernanza, por entender que debería ser mayor para garantizar su eficacia;
3. Considera, habida cuenta de los límites inherentes a las estrategias bilaterales y específicas llevadas a cabo por la UE respecto a los países socios durante las últimas décadas, que conviene volver a dar, en el marco de la racionalización de la acción exterior de la UE, un nuevo impulso a la asociación de la UE y de los Estados miembros con el mundo árabe en su conjunto, velando al mismo tiempo por dirigirse a sectores de cooperación bien específicos, y actuando en cooperación con las estructuras políticas existentes, como la Liga de Estados Árabes o el Consejo de Cooperación del Golfo, o incluso la Unión del Magreb Árabe si esta institución encontrara una nueva vitalidad; insiste en que el compromiso con las organizaciones de la sociedad civil y los movimientos reformistas a nivel regional debería ser parte de este esfuerzo, así como una cooperación específica con las organizaciones políticas que promuevan la democracia por medio de la no violencia;
4. Señala que la debilidad del proceso de reformas en el mundo árabe se debe también a las dificultades y las controversias entre algunos de los países árabes; opina que la UE debería hacer todo el esfuerzo posible por facilitar la integración política y económica de los países; observa que, para llegar a tener una auténtica influencia, la UE no debería manifestar ningún sentimiento de superioridad ni dar la impresión de estar dando lecciones, sino más bien hacer del diálogo euro-árabe un auténtico diálogo entre iguales;
5. Opina que, si bien es extremadamente importante que la relación euro-árabe contemple la necesidad vital de luchar contra el terrorismo, es fundamental para la eficacia y el contenido de dicha relación que la mencionada lucha no oscurezca ni retarde otros temas de interés común, es decir, en particular, el desarrollo económico y social, el empleo, el desarrollo sostenible, la buena gestión de los asuntos públicos, sin olvidar la lucha contra la corrupción, el desarrollo y consolidación de una auténtica sociedad civil fuerte como promotora de avances en el sistema democrático y de la tolerancia, la lucha por la igualdad entre mujeres y hombres, el pleno respeto, y la no discriminación, de las diferentes orientaciones sexuales, la conservación del patrimonio cultural mundial, el diálogo intercultural, la buena gobernanza, medios de comunicación libres y equitativos, la participación política y la promoción de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, la libertad de conciencia y la libertad religiosa, la libertad de expresión y de asociación, la lucha contra la tortura y la abolición de la pena de muerte, así como el rechazo de la intolerancia y del fundamentalismo, con el fin de conseguir una verdadera zona de paz y prosperidad compartida;
6. Pide a los países árabes que luchen contra toda impunidad e implanten mecanismos de justicia transicional para hacer justicia a las víctimas de violaciones graves de los derechos humanos y juzgar a los responsables de estos crímenes; en el mismo espíritu, pide a los países árabes que ratifiquen el Estatuto de Roma por el que se crea la Corte Penal Internacional, y que firmen la Convención Internacional sobre la protección de todas las personas de las desapariciones forzadas;
7. Se congratula de la existencia de marcos de diálogo entre la Unión Europea y el mundo árabe, así como de los numerosos proyectos e iniciativas de cooperación instaurados mediante el proceso de Barcelona, la asociación estratégica para el Mediterráneo y Oriente Próximo y la cooperación con el Consejo de Cooperación de los Estados árabes del Golfo;
8. Destaca el papel desempeñado por la APEM como instancia democrática que agrupa, en torno a los tres pilares del proceso de Barcelona, a parlamentarios de ambas orillas del Mediterráneo; aboga por un refuerzo especial de la cooperación entre la APEM, la Comisión y el Consejo de la Unión Europea; reitera la disponibilidad y la voluntad de la APEM, en su calidad de institución parlamentaria del proceso de Barcelona, de aportar su contribución a la resolución del conflicto árabo-israelí;
9. Considera necesario promover en un momento ulterior el tercer pilar del proceso de Barcelona, a saber, la cooperación humana y social, para superar los estereotipos y malentendidos que impiden un acercamiento franco y profundo entre los pueblos de ambas orillas del Mediterráneo; pide a los actores de la asociación euromediterránea, y en particular a los gobiernos, que apoyen el trabajo de la Fundación Euromediterránea Anna Lindh para el diálogo entre las culturas, dotándola de recursos importantes para que se consolide su red de redes, que agrupa a más de 1 200 organismos y asociaciones que trabajan a favor del diálogo en sus respectivas sociedades;
10. Pide a la UE y a sus Estados miembros, así como a toda la comunidad internacional, que desarrollen unas relaciones equilibradas con los países de la región; señala que los apoyos y las condenas unilaterales de solo algunos Estados pueden tener como resultado una polarización y complicar aún más la ya muy compleja situación del mundo árabe;
11. Opina que la búsqueda de nuevos interlocutores en el mundo árabe no debe incluir a aquellas personas, organizaciones o Estados que aprueben las actividades terroristas y nieguen el derecho del Estado de Israel a existir;
12. Señala que toda profundización de la relación euro-árabe depende de la energía y del talento con que Europa consiga reconciliar su deber y su responsabilidad históricos respecto al Estado de Israel y al pueblo judío con su responsabilidad de desempeñar un papel más activo y eficaz privilegiando el respeto del Derecho internacional y humanitario para conseguir una solución duradera al conflicto y, en particular, la creación de un Estado palestino democrático que conviva en paz y seguridad con el Estado de Israel;
13. Acoge favorablemente, a este respecto, la iniciativa de paz saudí aprobada por unanimidad el 28 de marzo de 2007 en la cumbre de la Liga de Estados Árabes en Riad; opina que se trata de una contribución importante del mundo árabe a los intentos de reiniciar el proceso de paz y de conseguir una solución global del conflicto israelo-palestino; insta al Consejo a que ponga todo su empeño en incluir esta propuesta en el orden del día de la próxima reunión del Cuarteto y a que encuentre la manera de asociar más estrechamente a la Liga de Estados Árabes a este marco negociador;
14. Entiende que una de las debilidades inherentes al diálogo euro-árabe estriba en la falta de legitimidad que caracteriza a veces a los interlocutores políticos árabes dentro de sus países respectivos, en particular, debido a sus escasos logros democráticos, económicos y sociales;
15. Pide, por consiguiente, que Europa conceda también un apoyo político visible a los protagonistas civiles, asociativos y religiosos, en especial a las organizaciones políticas que promuevan la democracia liberal por medio de la no violencia, a excepción de las fuerzas sectarias, fundamentalistas y nacionalistas extremas e incluyendo, en su caso, a los laicos y los islamistas moderados, incluidos, en particular, los islamistas laicos, que Europa ha alentado a participar en el juego democrático, teniendo en cuenta tanto las percepciones culturalistas como el pragmatismo político; entiende que el éxito de dicho apoyo depende inexorablemente de una comprensión exhaustiva de la evolución y las estructuras políticas y sociales y de la capacidad de actuar con arreglo a la dinámica política local; considera que el relanzamiento del diálogo intercultural requiere la afirmación de un denominador común humanista y universal que trascienda los dogmas y los comunitarismos, de conformidad con las propuestas sobre el diálogo de civilizaciones y todas las iniciativas de las Naciones Unidas en la materia;
16. Afirma resueltamente, por tanto, la necesidad de que la Unión Europea mantenga un amplio diálogo cultural, promoviendo en sus interlocutores árabes los valores de referencia de la Unión (Estado de Derecho, derechos humanos, democracia, etc.), pero sin dejar de tener en cuenta las diferentes percepciones culturales y políticas;
17. Constata los escasos progresos realizados en términos de liberalización de los intercambios comerciales interárabes así como en lo relativo al refuerzo del sector privado; pide a la Comisión y al Consejo que redoblen sus esfuerzos con el fin de fomentar el desarrollo sostenible y equitativo de los países árabes, a fin de reducir las desigualdades, mediante políticas de carácter estructural y social que limiten los efectos socialmente perjudiciales de las reformas económicas; apoya la integración económica de los países árabes, en particular, por lo que se refiere a los mercados esenciales como la energía o las telecomunicaciones, con el fin de generar una dinámica de desarrollo favorable a otros sectores, estableciendo al mismo tiempo políticas paralelas de incentivo a las reformas combinadas con condiciones técnicas y políticas precisas y limitadas; acoge favorablemente los esfuerzos por crear una Zona Euromediterránea de Libre Comercio y se congratula por el Acuerdo de Agadir, que promueve el comercio intrarregional; desea que se suscriba el Acuerdo de Libre Comercio entre la UE y el Consejo de Cooperación del Golfo;
18. Constata que, en lo que se refiere a las reformas políticas y al avance de la democracia, las situaciones en el mundo árabe son muy diversas y que, por consiguiente, no cabe establecer modelos únicos;
19. Espera que los países árabes que aún no lo hayan hecho se comprometan más con la libertad religiosa o con el derecho de personas y colectivos a profesar libremente sus creencias y su fe, garantizando asimismo la independencia y la separación de las instituciones y el poder político respecto de las autoridades religiosas; considera, en este sentido, que los testimonios de los millones de musulmanes que viven en Europa deberían ayudar a los países árabes a aplicar en su territorio uno de los principios constantes de las relaciones internacionales, a saber, la reciprocidad;
20. Destaca que el apoyo al desarrollo de la sociedad civil y al respeto de los derechos fundamentales, en particular, la libertad de expresión y la libertad religiosa, no puede confundirse con la elección de regímenes ni con las modalidades de elección de los dirigentes; subraya que debe acompañarse la evolución de la región respetando la voluntad de los pueblos y teniendo en cuenta las diferencias culturales, históricas y políticas; señala que esas voluntades pueden diferenciarse de los modelos comúnmente aceptados en Europa, por lo que una asimilación forzosa a los mismos puede ser contraproducente; destaca, por último, que para que los cambios sean legítimos, han de ser adoptados y apoyados por los pueblos de que se trate;
21. Espera en particular una mayor sensibilización respecto al papel de la mujer y de su emancipación en la sociedad civil y política;
22. Pide a la Liga de Estados Árabes que revise y clarifique diversas disposiciones de la Carta Árabe de los Derechos Humanos y que elabore mecanismos que permitan controlar la observancia de dicha Carta en los Estados signatarios de la misma;
23. Recuerda que el refuerzo de la democracia y del Estado de Derecho, así como el respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, figuran entre los objetivos de la política exterior de la Unión, y que por eso mismo es justo y coherente desear aplicar una política de derechos humanos ambiciosa basada en el respeto de la cláusula de derechos humanos y democracia de los acuerdos y en un diálogo político estructurado y en profundidad en este terreno; recuerda asimismo que los Estados árabes han ratificado el Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos, por lo que se han comprometido a hacer respetar estos derechos en sus respectivos territorios;
24. Pide a la Comisión que favorezca aún más en el mundo árabe el respeto del principio del Estado de Derecho y el movimiento de la reforma del Derecho; considera que esto debería acometerse sobre la base de los valores dimanantes del sistema universal de derechos humanos, y que ello debería implicar una reforma política destinada a legalizar la acción de los movimientos de oposición, y ello a partir de las instituciones existentes, sin generar un cuestionamiento brutal, en la línea de los planes de acción de la Política Europea de Vecindad, así como de las decisiones adoptadas en el marco del proceso de Barcelona; alienta a la Comisión a aprovechar plenamente las posibilidades que ofrece el Instrumento Europeo para la Democracia y los Derechos Humanos para apoyar a la sociedad civil y a los movimientos de reforma política en la región;
25. Pide a la Comisión, en este sentido, que brinde un apoyo adecuado al conjunto de los actores del movimiento reformista en el mundo árabe ―que asocia tanto a los actores estatales como a los de la sociedad civil―, y que apoye asimismo la creación de instituciones árabes comunes, especialmente parlamentarias; pide también a la Comisión que desarrolle un mecanismo formal regular de concertación y seguimiento, con la Liga de Estados Árabes, al más alto nivel, y por subsidiariedad, en el conjunto de los ámbitos de interés común; aboga por la celebración regular de cumbres entre la Unión Europea y la Liga de Estados Árabes destinadas a la elaboración de agendas y áreas de trabajo comunes;
26. Señala la importancia y fomenta el papel de nuevos medios de comunicación en la difusión de los valores democráticos en el mundo árabe y en la creación de una esfera pública panárabe caracterizada por el debate y la confrontación de las ideas; destaca en este sentido la necesidad de iniciar la retransmisión de los programas de Euronews en árabe y en farsi;
27. Pide a la Comisión, al Consejo y a los Estados miembros que promuevan los intercambios de estudiantes, profesores, académicos e investigadores entre la UE y los países árabes y que faciliten dichos intercambios a través de un sistema de concesión de visados más flexible y adaptado;
28. Alienta a los Estados miembros a que establezcan en su propio territorio nacional centros de estudio dedicados al intercambio y a los estudios comparativos entre países árabes y países europeos, con objeto de crear espacios para llevar a cabo estudios interdisciplinarios más profundos y tender puentes para el conocimiento mutuo;
29. Pide a la Comisión que promueva, por todos los medios a su alcance, la investigación universitaria y científica en el mundo árabe, y que favorezca la instauración de una política del libro ambiciosa que persiga el objetivo del desarrollo de la edición, publicación y traducción de obras científicas y literarias a precios accesibles para todos los públicos;
30. Pide a la Comisión que apoye las iniciativas destinadas a luchar contra la corrupción en el mundo árabe, en especial la instauración de normas transparentes para el nombramiento de funcionarios estatales;
31. Considera que, como en el caso reciente de la Conferencia de París III para el Líbano, la ayuda financiera de la Unión Europea puede ser el instrumento más válido y eficaz para una presencia visible de la Unión Europea y de sus Estados miembros mediante un apoyo estratégico y condicionado a las reformas en el mundo árabe, dentro del respeto de los acuerdos existentes y de la realidad política de cada Estado y de cada región;
32. Encarga a su Presidente que transmita la presente Resolución al Consejo y a la Comisión, a la Liga de Estados Árabes, al Consejo de Cooperación del Golfo, así como a los Gobiernos y a los Parlamentos de los Estados miembros, los países árabes y de Israel.