Anatoli Márchenko (a título póstumo) – 1988, Rusia

«La heroica vida de Anatoli Márchenko y su obra representan una inmensa contribución a las causas de la democracia, el humanismo y la justicia», escribió el propio Andréi Sájarov al Parlamento Europeo para recomendar a Márchenko para el premio.
Anatoli Márchenko (1938-1986) fue uno de los disidentes más conocidos de la antigua Unión Soviética. Murió en la cárcel de Chistopol a raíz de una huelga de hambre de tres meses de duración con la que se proponía conseguir la liberación de todos los presos de conciencia soviéticos. Anatoli Márchenko tenía solamente cuarenta y ocho años cuando murió, pero había pasado más de veinte años en la cárcel y en el exilio interno. La protesta internacional que siguió a su muerte fue uno de los principales factores que obligaron a Mijaíl Gorbachov, el entonces secretario general del Partido Comunista, a autorizar en 1987 la puesta en libertad a gran escala de presos políticos.
Márchenko se hizo ampliamente conocido con Mi testimonio, obra autobiográfica que escribió en 1966 en la que recoge el tiempo que pasó en los campos de trabajo soviéticos y en prisión. Este libro, copiado a mano por disidentes clandestinos y publicado después en Occidente, fue el primero sobre los campos y las prisiones del período posestalinista, y abrió los ojos del mundo a la realidad de que el gulag no había concluido con Stalin.
Su publicación supuso de nuevo la prisión para Márchenko por propaganda antisoviética, pero antes de ser encarcelado de nuevo en 1968 abrazó abiertamente la disidencia denunciando públicamente las condiciones carcelarias para los presos políticos. En una carta abierta remitida a los medios de comunicación en julio de 1968, advirtió de que la Unión Soviética no permitiría que continuase la Primavera de Praga, predicción que se vio confirmada en agosto con la invasión de Checoslovaquia por los tanques del Pacto de Varsovia; Márchenko fue condenado de nuevo a prisión y luego al exilio.
Sin embargo, cuanto más dura era la represión, más fuerte era la voluntad de Márchenko de actuar. Fue uno de los fundadores del influyente Grupo de Helsinki de Moscú, junto con Andréi Sájarov y su posterior dirigente, Liudmila Alekséyeva. El grupo fue fundado en 1976 para vigilar el respeto de la Unión Soviética de las cláusulas de derechos humanos del Acta final de Helsinki de 1975, primer acto de la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa, cuyo objetivo era mejorar las relaciones entre el bloque comunista y Occidente.
Fue detenido y encarcelado por última vez en 1980 por la publicación de su último libro, Vivir como todo el mundo. No sobrevivió a su condena de quince años de prisión. Su muerte en prisión nunca ha sido objeto de una investigación pública.
Su viuda, Larisa Bogoraz, también activista y nominada al Premio Sájarov, recibió en su nombre el premio, que se le concedió a título póstumo en 1988, cuando fue creado por el Parlamento Europeo.